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El documento habla sobre las ecologías de los saberes. Propone que se opone a la monocultura del conocimiento científico y valora los saberes no científicos. Busca establecer una relación pragmática entre el conocimiento científico y otros tipos de conocimiento para asegurar la igualdad de oportunidades entre ellos. También menciona que las luchas sociales en el Sur global hacen visibles realidades donde la fe en la ciencia moderna es débil.
El documento habla sobre las ecologías de los saberes. Propone que se opone a la monocultura del conocimiento científico y valora los saberes no científicos. Busca establecer una relación pragmática entre el conocimiento científico y otros tipos de conocimiento para asegurar la igualdad de oportunidades entre ellos. También menciona que las luchas sociales en el Sur global hacen visibles realidades donde la fe en la ciencia moderna es débil.
El documento habla sobre las ecologías de los saberes. Propone que se opone a la monocultura del conocimiento científico y valora los saberes no científicos. Busca establecer una relación pragmática entre el conocimiento científico y otros tipos de conocimiento para asegurar la igualdad de oportunidades entre ellos. También menciona que las luchas sociales en el Sur global hacen visibles realidades donde la fe en la ciencia moderna es débil.
La ecología de los saberes se opone a la lógica de la monocultura del conocimiento y del
rigor científicos. La idea central de la sociología de las ausencias es que no existe el conocimiento en genera. Toda ignorancia lo es de un tipo de conocimiento y todo conocimiento es superación de una ignorancia en particular. Las sociedades capitalistas modernas se caracterizan por favorecer las prácticas en las que prevalecen las formas de conocimiento científico y solo se considera descalificadora la ignorancia de estas formas. La injusticia social se basa en la injusticia cognitiva. Las ecologías de los saberes buscan la credibilidad para los conocimientos no científicos y esto no conlleva desacreditar el conocimiento científico. La ecología de los saberes permite superar la monocultura del conocimiento científico, y asentar la idea de que los saberes no científicos son alternativas al conocimiento científico. El objetivo de la ecología de los saberes es crear un nuevo tipo de relación, una relación pragmática, entre el conocimiento científico y otros tipos de conocimiento. Consiste en asegurar la “igualdad de oportunidades” a los distintos tipos de conocimiento. El impulso que mueve a la ecología de los saberes está en el hecho de que las luchas sociales, particularmente en el Sur global, hacen visibles realidades sociales y culturales en las que la fe en la ciencia moderna es débil, Los beneficios que reporta tal “desarrollo de las fuerzas productivas” pueden posibilitar una riqueza compartida y mejores servicios sociales. Los límites internos de los saberes afectan a lo que un conocimiento dado no sabe aún de la realidad social ni de su posible intervención en ella. Los límites externos de los saberes, afectan a las intervenciones en la realidad social que solo son posibles sobre la base de otros tipos de conocimiento. Los saberes hegemónicos se caracterizan por conocer solo sus límites internos. El uso contrahegemónico de la ciencia moderna consiste en la exploración paralela de los límites internos y externos. La globalización contrahegemónica destaca por la ausencia de una única alternativa globalmente válida. La ciencia moderna, de la mano del derecho moderno, fue la gran diseñadora de la línea Abisal. La interculturalidad emancipadora presupone el reconocimiento de una pluralidad de conocimientos y distintas concepciones del mundo y la dignidad humana. Para una ecología de los saberes, la medida del realismo es el conocimiento como intervención en la realidad, no el conocimiento como representación de la realidad. Se centra en las relaciones entre los saberes y en las jerarquías que se generan entre ellos, ya que ninguna práctica concreta sería posible sin esas jerarquías. Para las intervenciones prácticas de las ecologías de los saberes, hay que dar preferencia a la forma de conocimiento que garantice el mayor nivel de participación a los grupos sociales implicados en su diseño, su ejecución y su control, y en los beneficios de la intervención.