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El camino a Cristo
5).-La consagración
Era perfecto y estaba en armonía con Dios. El propósito del tentador era contrariar
el plan que Dios había tenido al crear al hombre y llenar la tierra de miseria y
desolación. El pecador no podía ser feliz en la presencia de Dios; le desagradaría
la presencia y compañía de los seres santos. La gloria de Dios seria para ellos un
fuego consumidor. La mística escalera de sus sueños representaba a Jesús, el
único medio de comunicación entre Dios y los hombres. Al caer el hombre se
aparto de Dios: la tierra fue cortada del cielo
Debes entonces buscar el perdón de Dios, por que al hermano a quien has
ofendido pertenece a Dios y al perjudicarlo has pecado contra su Creador y su
Redentor.
Capítulo 5: La consagración.
Nuestros motivos son impuros, nuestro corazón está corrompido. Hemos resuelto
entregarnos a Dios. Confió en la palabra de Cristo y Dios le dio el poder. Más Dios
promete hacer todo esto por ti mediante Cristo. Confiesas tus pecados y te
entregas a Dios. Tan ciertamente como haces esto, Dios cumplirá su palabra
contigo. Pero es la voluntad de Dios limpiarnos de pecado, hacernos hijos suyos y
ponernos en actitud de vivir una vida santa. Alejar la sospecha de que las
promesas de Dios no son para nosotros. Son para todo pecador arrepentido. Dios
no nos trata como los hombres se tratan entre sí. Satanás está pronto para
quitarnos la bendita seguridad que Dios nos da.
Capítulo 7. Como lograr una magnifica renovación.
Dios es la fuente de vida, luz y gozo para el universo. Con espíritu amoroso
podemos ejecutar los deberes más humildes de la vida...... Si tenemos el amor de
Dios en nuestro corazón, se manifestará en nuestra vida.
Dios nos habla también en su Palabra. Llenar nuestro corazón de las palabras de
Dios. El Espíritu Santo exalta y glorifica al Salvador.
La oración secreta sólo debe ser oída del que escudriña los corazones: Dios.
Tranquilo, pero fervientemente se extenderá la oración hacia Dios. Dios es el
castillo de nuestra fortaleza. De este modo anduvo Enoc con Dios. Presentar a
Dios nuestras necesidades, gozos, tristezas, cuidados y temores. Nuestro Dios es
un Padre tierno y misericordioso.
Elena. G de White, (1827- 1915) desarrolló durante casi setenta años, una
extraordinaria labor en la conducción de la iglesia Adventista del Séptimo Día tras
recibir el llamado al don profético a finales de 1844 en un tiempo de profunda crisis
para la iglesia.
Nacida en Gorham, Maine, Estados Unidos se casó con Jaime White, líder de la
misma iglesia. A pesar de no haber realizado ningún estudio de renombre, escribió
mucho bajo la inspiración divina. Su obra es ampliamente conocida y sus escritos
representan una fuente de constante inspiración, guía y apoyo para la iglesia en
todo tiempo. Entre sus obras más destacadas se encuentran Patriarcas y Profetas,
El deseado de todas las Gentes y El conflicto de los Siglos
entre muchas más que escribió.
• Todo lo que existe, tiene un trabajo un propósito y un servicio. Es una ley del
universo que lo que no presta ningún servicio está condenado a desaparecer.
Todo presta un servicio y cumple una función. El Sol, la luna, la lluvia, todo. Así
nosotros estamos comisionados para una tarea que el señor ha dispuesto para
cada miembro de su iglesia. Nuestro destino es servir y también estamos
destinados a desaparecer sino cumplimos la función para la cual hemos sido
llamados. Dios espera que testifiquemos allí donde estamos, en nuestro trabajo,
en nuestro vecindario, en nuestra ciudad y en cualquier lugar que tengamos la
oportunidad. (Capítulo 9)
• Para mantener viva nuestra relación con Dios es necesario mantener una
comunicación constante hablando con Él y escuchando lo que nos dice. Esto se
hace únicamente por medio de la oración que es “el aliento del Alma”. Y por la
lectura diaria de su voluntad para nuestra vida encontrada en la Biblia. (capítulos
10 y 11)