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DANIEL

UN HOMBRE
SINGULAR
© 2018 Unión Argentina de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
Departamento de Evangelismo.
Echeverría 1452 -B1604BL- Florida Oeste, Prov. de Buenos Aires,
República Argentina.

Traducción y diseño: Arturo Krieghoff


artk@hotmail.com

Corrección: Miryam Echeverría

A menos que se aclare lo contrario, los textos bíblicos fueron extraídos de la


versión Nueva Reina-Valera 2000.

IMPRESO EN ARGENTINA.
ÍNDICE
1 DIOS ES FIEL 5

2 DIOS TIENE PLANES PARA USTED 13

3 DIOS EN PRIMER LUGAR 19

4 DIOS DESEA DARLE VIDA 25

5

DIOS ESCRIBE DERECHO SOBRE
LÍNEAS TORCIDAS 29

6 BOCAS CERRADAS, VENTANAS ABIERTAS 38

7 DIOS EL HIJO, EL MONARCA UNIVERSAL 45

8 DIOS Y LOS ENEMIGOS DE SU PUEBLO 53

9 DIOS Y EL SANTUARIO 60

10 ¿HASTA CUÁNDO, SEÑOR? 68

11 DANIEL, UN HIJO DE MIGUEL 75

12

¿DE DÓNDE VENDRÁ MI SOCORRO?
JESÚS ESTÁ REGRESANDO 80

13 DANIEL, EL VENCEDOR 88
DIOS ES FIEL

DANIEL 1
1
INTRODUCCIÓN
El libro de Daniel es uno de los más fascinantes de Biblia.
Fue escrito en dos idiomas: arameo, el idioma oficial del Im-
perio Babilónico, y hebreo, el idioma del pueblo de Israel. Los
capítulos 1 y 8 al 12 están en hebreo y del 2 al 7 en arameo.
Es considerado “el Apocalipsis del Antiguo Testamento”.
Las profecías apocalípticas tienen algunas diferencias
respecto a las profecías clásicas, como veremos luego. El
libro de Daniel es apocalíptico, porque a diferencia de los
otros profetas del Antiguo Testamento llamados “clási-
cos”, él recibió visiones en un lenguaje simbólico y nece-
sitó de un ángel intérprete para entender esos símbolos.
Sus profecías no son sólo de corto plazo —aplicadas a
Israel o a los países vecinos— sino de largo plazo, ha-
ciendo énfasis en el tiempo final, en el escenario cós-
mico que marca el destino de las naciones, e inclu-
so al mundo angelical. De esta manera se relaciona
el género literario de Daniel con el Apocalipsis de
Juan, en el Nuevo Testamento. El nombre de este
último libro llevó a los teólogos a denominar este
género como “apocalíptico”.
El estudio del libro de Daniel es vital para
desarrollar una generación fuerte de cristia-
5
◢ Un hombre singular
nos adventistas. Una de las consecuencias de la debilidad de esta ge-
neración es el rechazo de las profecías de Daniel y Apocalipsis, que
genera angustia y confusión (Luc. 21:25 y 26) con las pseudo profecías
que surgen de vez en cuando, anunciando un desastre terrestre o ce-
leste, o el fin de mundo en diversas fechas.
Muchas predicciones del Día del Juicio o las catástrofes anunciadas
por varios “adivinos” antiguos y contemporáneos no se han cumpli-
do. Pero las profecías apocalípticas de Daniel que abarcan 2.500 años,
se cumplieron en forma matemática. Y tiene mucho que decir acerca
del fin del mundo y del inicio de un reino eterno.
Por otro lado, es interesante notar que los “videntes” modernos
tienen mucho en común con los “videntes” de la antigua Babilonia
que, curiosamente, también fallaron en el pasado 1. Finalmente, los
intentos genuinos de interpretar las profecías de Daniel dentro del
cristianismo nos alertan también del peligro de colocar fechas exac-
tas para fin del mundo. Esto resalta la importancia del conflicto que
enfrentó Daniel en Babilonia con los falsos profetas y la validez de
una nueva Babilonia con los falsos profetas modernos que violan las
profecías de Daniel.
Este libro especial es la clave de la interpretación profética del
Apocalipsis, donde se mezclan la historia y la profecía para confir-
mar la soberanía divina en la historia humana.
El escenario es el cautiverio babilónico del pueblo de Israel, que
se produjo en el año 605 a.C. Daniel y sus amigos protagonizan ex-
periencias fascinantes que revelan cómo Dios dirige la historia de su
pueblo. Como estadista llamado para ser portavoz de Dios, Daniel re-
cibe profecías que revelan en detalle la historia de reinos y naciones,
marcando con precisión la venida y la muerte del Mesías.
El libro comienza con una historia que revela el cuidado de Dios
por su pueblo, incluyendo a los jóvenes y a cada uno de nosotros.
La historia de Daniel tiene algunas similitudes con la de José. Am-
bos llegaron al exilio sin merecerlo, los dos recibieron sueños pro-
féticos por parte de Dios y sabiduría para interpretar los sueños de
otros; los dos interpretaron correctamente el sueño del Faraón, o el
rey en medio del fracaso de los sabios oficiales; ambos aconsejaron a

1. Ver nuestro comentario de los capítulos 2, 4 y 5 de Daniel.

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DIOS ES FIEL ◣
los monarcas y estos recompensaron a los jóvenes otorgándoles car-
gos importantes en su reino.
El segundo sueño de Nabucodonosor anunciaba siete años de de-
mencia; el del Faraón siete años de prosperidad y otros siete de ham-
bre. Es interesante que Faraón dijo a José: “no hay entendido ni sabio
como tú” (Gén. 41:39) y Nabucodonosor respetó a Daniel y a sus ami-
gos porque “los encontró diez veces mejores que todos los magos y
astrólogos que había en todo su reino” (Dan. 1:20). Sin embargo, las
diferencias también son significativas: José se convirtió en un intér-
prete de sueños; Daniel fue primero intérprete de sueños y luego re-
cibió sus propias visiones proféticas. La historia de ambos sirve como
paréntesis en la historia del pueblo de Dios: José, cuando el pueblo
estaba en formación y, Daniel luego del colapso. Ambos sabios están
relacionados con un período de cautiverio y un éxodo 2.

I. DIOS CUIDA A SU PUEBLO (Daniel 1:1 y 2)


A. En el año 605 a.C. Nabucodonosor había destruido la ciudad
egipcia de Carquemis, ubicada al norte de Jerusalén. Judá tenía
un acuerdo con el Egipto y Nabucodonosor vino para deshacerlo
y colocar a la nación bajo el control de Babilonia. Nabucodono-
sor conquistó Judá tres veces: la primera fue en tiempos del rey
Joaquim en el año 605 a.C., cuando muchos judíos fueron lleva-
dos cautivos a Babilonia —entre otros, Daniel y sus amigos. La
segunda vez, en el reinado de Joaquín en el 597 a.C. Se llevó tra-
bajadores, sacerdotes y soldados; entre ellos a Ezequiel, un sacer-
dote que se convirtió en profeta en el exilio. Finalmente en el 587
a.C., cuando reinaba Sedequías. Algunos sobrevivientes huyeron
a Egipto y obligaron al profeta Jeremías a acompañarlos.
Daniel fue contemporáneo de los profetas: Jeremías, que minis-
tró en Judá, y Ezequiel, que tuvo su ministerio en Babilonia con
los prisioneros judíos.
B. El gran rey podría imaginar que su fuerza e inteligencia le ha-
bían otorgado la victoria. Pero Dios, en su sabiduría y providen-
cia ya había predicho la conquista de los caldeos.

2. Para un análisis detallado de estos conceptos véase: Funlola Olojede, “Sapiential Elements in
the Joseph and Daniel Narratives vis-à-vis Woman Wisdom —Conjunctions and Disjunctions”, Old
Testament Essays, OTE, (South Africa: Stellenbosch, 2012), Vol. 25, Núm. 2, pp. 351-368.

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◢ Un hombre singular
“Pero el Señor envió tropas caldeas, sirias, moabitas y amonitas,
contra Judá para que la destruyesen, conforme a la Palabra que
él había hablado por sus siervos los profetas. Ciertamente vino
eso contra Judá por dicho del Señor, para quitarla de su presen-
cia, por los pecados que Manasés ha cometido, por la sangre
inocente que derramó, pues llenó a Jerusalén de sangre inocen-
te. Por eso el Señor no quiso perdonar” (2 Rey. 24:2 y 3).
C. Todo ocurrió por causa de la desobediencia del pueblo a Dios.
Aunque él envió mensajes a través de sus profetas, el pueblo se
rebeló contra ellos. Habían cometido todo el tipo de impiedad y
el tiempo de la justicia de Dios había llegado. La justicia, sin em-
bargo, vino con misericordia. Dios evitó, en esta ocasión, que
Nabucodonosor destruyese completamente la ciudad. Sólo los
jóvenes más notables del pueblo fueron llevados cautivos a Ba-
bilonia. El propio rey cuidaría de ellos en la metrópoli pagana y
los más inteligentes servirían al gobierno babilónico como fun-
cionarios y líderes.
D. La desobediencia a Dios siempre genera malas consecuencias.
“No se os engañéis: nadie puede burlarse de Dios. Todo lo que
el hombre sembrare, eso también segará” (Gál. 6:7). Dios sigue
llamándonos mediante su Palabra, a través de sus ministros y
de las circunstancias para que dejemos nuestros caminos y vol-
vamos a él. Dios suplica que lo busquemos, pero advierte que el
transitar por malos caminos acarrea tristes resultados.
Sin embargo, el Señor nunca se alegra con el castigo de su pue-
blo. “Diles: Así dice Jehová, el Señor: Vivo yo que no me com-
plazco en la muerte del impío, sino en que vuelva el impío de su
camino, y que viva. ¡Volveos, volveos de vuestros malos cami-
nos! ¿Por qué moriréis, oh casa de Israel? (Eze. 33:11).

II. DIOS CUIDA A LOS JÓVENES (Daniel 1:3-5)


A. Cuando terminó el sitio de Jerusalén, Nabucodonosor tuvo que
regresar rápidamente a su tierra. Su padre, Nabopolasar, ha-
bía muerto y él debió asumir el trono. Partió con una pequeña
guardia de élite por el camino del desierto, el más peligroso,
pero más corto. Y ordenó que jóvenes cultos e inteligentes fue-
ran llevados a Babilonia para que entrenarlos y probarlos. Los
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DIOS ES FIEL ◣
más aptos servirían ahora al Imperio Babilónico, el más pode-
roso del mundo en ese tiempo. Estos jóvenes no serían escla-
vos, como en Egipto. Serían bien tratados y estudiarían en las
mejores universidades de Babilonia. Serían expuestos a todo ti-
po de influencia maligna y perturbadora de su religión y cultu-
ra. Serían tentados para forzarlos a desistir de su Dios y de sus
convicciones. Lo mismo ocurre en nuestros días con los jóvenes
que estudian en las universidades seculares.
B. Dios ya había previsto cómo bendecirlos. A todo lo que perma-
neciera firme le otorgaría su protección y cuidado. Más adelan-
te esto se confirmó claramente en la vida de los amigos de Da-
niel —Misael, Ananías y Azarías—, quienes enfrentaron la seve-
ra prueba del horno de fuego.
C. Dios sigue ofreciendo grandes promesas a los jóvenes.
◾ “Os escribí a vosotros, padres, porque habéis conocido al que
existe desde el principio. Os escribí a vosotros, jóvenes, por-
que sois fuertes, la Palabra de Dios mora en vosotros, y ha-
béis vencido al maligno” (1 Juan 2:14 y 15).
◾ “Ninguno menosprecie tu juventud; sino sé los ejemplo de los
fieles en palabras, en conducta, en amor, en espíritu, en fe, en
limpieza” (1 Tim. 4:12).
◾ “El Señor ha designado a los jóvenes para que sean su mano
ayudadora” (Elena de White, El ministerio médico, p. 426).
◾ “Con semejante ejército de obreros, como el que nuestros jó-
venes, bien preparados, podrían proveer, ¡cuán pronto se
proclamaría a todo el mundo el mensaje de un Salvador cru-
cificado, resucitado y próximo a venir!” (Elena de White, Men-
sajes para los jóvenes, p. 137).
D. José Miranda, un alumno de la Facultad de Derecho, expuso su
caso ante el Centro de Atención al Alumno. Él cursaba en el tur-
no noche, por lo tanto, los viernes no asistía a clases. Además,
durante segundo, cuarto y quinto años los alumnos tienen cla-
ses los sábados por la mañana —lo que agravó más su situación.
José intentaba encontrar a alguien que pudiera resolver su pro-
blema. Pero la respuesta de la directora de la carrera fue clara:
busque otra universidad. Por lo tanto, José fue reprobado tres
9
◢ Un hombre singular
veces: dos en cuarto año y una en quinto. “Muchas veces cues-
tioné a Dios cuando me cruzaba con amigos que ya estaban
cursando el posgrado. Ellos se sorprendían al enterarse que to-
davía no había concluido mi carrera. Hasta un profesor que me
volvió a encontrar en su cátedra me dijo: ‘Usted representa un
perjuicio financiero. ¿Vale la pena seguir así?’ ” Cada vez que es-
cuchaba estos argumentos, José se entristecía. Pero sabía que
Dios había preparado grandes bendiciones para él.
Luego de la tercera reprobación, José pidió una nueva entrevis-
ta con la directora de la carrera. Esta vez, ella decidió ayudar-
lo y creó una clase especial, fuera de el horario normal, para
quienes tuvieran problemas con el sábado. Ahora sólo le falta-
ba cursar esa materia y presentar la monografía. La directora le
propuso ser su tutora en la preparación de la monografía. Para
José era la oportunidad de mostrar que sus principios no inter-
ferían con su aprendizaje. Por la gracia de Dios, obtuvo la máxi-
ma calificación en la monografía, lo que alegró a la directora.
Dios comenzaba a mostrar su poder en los que le son fieles.
Al día siguiente llamó a la secretaría académica para informarle
la fecha de la graduación. “Cuando mencioné mi nombre, la se-
cretaria me felicitó. La monografía había sido muy comentada
entre los docentes. ‘¿Usted sabe qué se incluirá en su historial
académico?’ Le dije no. Entonces ella respondió: ‘Aprobado con
distinción’ ”. José no pudo contener las lágrimas.
De un momento para otro Dios había hecho que esos tres años
extra marcaran la diferencia. Y como si esto no fuera suficiente,
el día de la graduación, en el anfiteatro de la universidad aba-
rrotado de parientes y amigos de tres promociones, la profeso-
ra dijo: “Para hacer el juramento de los graduandos, me gustaría
llamar a un alumno especial. Él demoró ocho años en terminar
la carrera porque tenía dos amores: el derecho y la religión”. Y
frente a todos los presentes explicó porqué José no asistía a cla-
ses los viernes de noche y los sábados. Entonces aseguró que
eso no le impidió concluir su curso con distinción. Vale la pena
ser fiel a Dios.
Si somos fiel a Dios, él sigue prometiendo protección y bendicio-
nes ilimitadas.
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DIOS ES FIEL ◣
III. DIOS CUIDA A CADA SER HUMANO (Daniel 1:8 y 9)
A. El joven Daniel tuvo un duro viaje a Babilonia. Si caminaban 25
ó 30 km por día, el viaje debió haber durado más de dos meses.
El sol abrasador de Oriente Medio obligaba a la larga caravana
a despertar antes de la salida del sol y los cautivos apenas reci-
bían alimento suficiente para mantener la marcha constante.
Es probable que después de un largo día de viaje, Daniel se haya
acostado y mirado el cielo plagado de estrellas pensando en sus
padres y en lo que le habían enseñado. Recordando las adver-
tencias del anciano Jeremías pudo haber hecho como José, tan-
tos años antes, un juramento de fidelidad al Dios de sus padres
y de su nación. Él le prometió no desviarse a la derecha ni a la
izquierda de lo que había aprendido, honrar a Dios en la pros-
peridad y en la adversidad. Sería tan firme como el acero.
B. La corte babilónica era enorme, en comparación con la relativa
sencillez de sus hogares. El deseo del poderoso rey no era obli-
gar a los jóvenes a abandonar su religión sino lograrlo gradual-
mente, exponiéndolos a la supuesta cultura superior de la mag-
nífica Babilonia.
C. En sus primeros días Daniel ya se vio obligado a tomar una im-
portante decisión. A los jóvenes hebreos se ofreció la mejor ali-
mentación del imperio: carnes bien preparadas y mucho vino,
la misma comida del rey. Pero Daniel sabía que esos alimentos
eran ofrecidos a los ídolos. Consumirlos equivalía a participar
de la idolatría babilónica, entonces decidió no contaminarse
con el manjar real.
Daniel podría haber ofrecido una serie de excusas; podría ha-
ber razonado que, en esas circunstancias estaba obligado, que
Dios no exigiría su obediencia en esa circunstancia, que podría
testificar mejor si no generaba problemas. Pero el joven asumió
la responsabilidad de su decisión.
Daniel y sus amigos hablaron educada y discretamente con As-
penaz, el encargado real, y expusieron el caso. Sólo pidieron
que se les permitiera alimentarse con vegetales y agua. Temien-
do que los jóvenes se debilitaran, el eunuco al principio rechazó
la propuesta, pero Daniel y sus amigos le ofrecieron una nueva
opción. Harían una prueba por diez días y al final compararían
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◢ Un hombre singular
los resultados. Con el consentimiento de Aspenaz, Daniel sabía
que habían ganado la batalla.
D. Si hubiese cedido el primer paso de fidelidad su fuerza moral se
habría desvanecido, quedando debilitado para enfrentar otras
pruebas. Aunque Daniel había hecho su parte, el texto aclara
que Dios ya había movido el corazón del jefe de los eunucos
(v. 9). Dios siempre desea bendecirnos y protegernos. Pero pide
que seamos fieles a lo que conocemos y aprendimos.

CONCLUSIÓN
Dios todavía cuida a su pueblo. Él se ocupa incluso de reprender-
nos, “porque el Señor, reprende al que ama y azota a todo el que reci-
be por hijo” (Heb. 12:6). Dios aún derrama su misericordia sobre no-
sotros, todavía está dispuesto a mover el corazón de quien sea nece-
sario para proteger a sus jóvenes. Él llama a su poderoso ejército para
luchar contra el mal. Él conoce el potencial de los jóvenes y sabe que
pueden marcar la diferencia en un mundo degradado y apático.
Finalmente, Dios desea cuidarlo y derramar sobre su vida bendi-
ciones ilimitadas. Él quiere abrir las puertas del trabajo, de la univer-
sidad, quiere proteger a su familia, a sus hijos y a nietos. Quiere que
usted se convierta en cabeza y no cola (Deut. 28:13). Pero antes de
mostrar la fidelidad de sus promesas, él desea que usted se compro-
meta con la verdad, que decida ser fiel en todo lo que conoce y lo que
aún está por conocer. Aunque sea generoso, Dios no puede conceder
las bendiciones que desea a quien cierra las puertas del corazón y se
niega a obedecer los mandamientos que conoce.
Sea en la facultad o en cualquier otro ámbito, Dios nos llama a ser
sus representantes, siervos fieles y valerosos para ser diferentes y
marcar la diferencia. “…Si hoy oís su voz, no endurezcáis vuestro co-
razón…” (Heb. 3:15).
Este es el llamado del Señor para hoy. ¿Quién desea ser fiel a Dios
y recibir sus bendiciones?

12
DIOS TIENE PLANES
PARA USTED

DANIEL 2
2
INTRODUCCIÓN
Luego de pasar la primer gran prueba, Daniel y sus ami-
gos comenzaron a trabajar para el Imperio Babilónico. Dios
sabía que ésta era la oportunidad para que sus testigos lo
dieran a conocer ante el rey de esta nación.
El segundo capítulo de Daniel presenta una profecía
clave para comprender las otras profecías, no sólo las de
Daniel sino las del Apocalipsis.
Esta profecía también expresa un profundo mensaje
acerca del cuidado de Dios por cada uno de nosotros y
sobre nuestro futuro.

I. EL SUEÑO DEL REY (Daniel 2:1-12)


A. Una mañana, Nabucodonosor despertó ansio-
so. Había tenido un sueño y presentía que era
importante, pero no podía recordarlo. Inme-
diatamente llamó a los sabios del reino, ma-
gos astrólogos —generalmente llamados cal-
deos. Para el rey era importante recordar el
sueño. Se había dormido preocupado por
saber “qué sucedería en el futuro” (Dan.
2:29) y creía que el sueño era la respuesta
de los dioses. Además había un oráculo
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◢ Un hombre singular
babilónico que decía: “Si un hombre no puede recordar un sue-
ño que vio [significa] que su dios [personal] está aburrido con
él” 1. Este indicio presagiaba “una de las mayores tragedias en la
vida de los mesopotámicos. Implicaba una enfermedad, mala
suerte e incluso la muerte del abandonado” 2.
Nabucodonosor estaba preocupado por el futuro de su imperio.
B. La petición de Nabucodonosor representaba un desafío. El rey
deseaba que los magos le revelaran el sueño y luego explicaran
su significado. Los magos, astrólogos, encantadores y caldeos
eran los consejeros del rey. Estudiaban todas las ciencias cono-
cidas pero, además, aprendían adivinación, brujería y las cien-
cias esotéricas —muchas de las cuales, originadas en Babilonia.
La Biblia afirma, que estas prácticas son engañosas porque es
imposible para cualquier criatura humana o angelical conocer
el futuro. Sólo Dios lo conoce: “Así dice el Señor, el Rey de Israel,
su Redentor, el Señor Todopoderoso: ‘Yo soy el primero y el últi-
mo, y fuera de mí no hay Dios. ¿Quién es como yo? Proclámenlo
y diga ante mi lo que sucedió desde que establecí al pueblo an-
tiguo. Anuncie lo que viene, y anuncie lo que vendrá. No temáis
ni os amedrentéis. ¿No os lo hice oír desde hace mucho, y os lo
dije? Luego, vosotros sois mis testigos. No hay Dios sino yo. ¡No
hay otra Roca, no conozco ninguna!’ ” (Isa. 44:6-8).
Isaías profetiza la derrota de los dioses de Babilonia, Bel y Ne-
bo, y afirma que Jehová es el único Dios porque sólo él puede
predecir el futuro. Isaías también revela una de las modalidades
que usa Dios para conocer el futuro —desarrollar sus planes y
cumplir su voluntad—, no existiendo nada ni nadie que pueda
impedirlo. “Se postró Bel, se abatió Nebo. Sus ídolos puestos so-
bre bestias. Esas imágenes que vosotros veneráis, son una car-
ga penosa para el cansado… ‘Acordaos de las cosas pasadas, las
cosas antiguas. Yo soy Dios, y no hay otro. Nada hay semejan-
te a mí. Que anuncio el fin desde el principio, y desde la anti-
güedad lo que aún no era hecho. Que digo: ‘Mi planes se cum-
plirán, y hago todo lo que deseo. Que llamo desde el oriente al

1. Merling Alomía, Daniel: el varón muy amado de Dios, (Universidad Peruana Unión: Ediciones
Theologika, 3° ed. 2010), I: 79.
2. Ibíd.

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DIOS TIENE PLANES PARA USTED ◣
ave, y de tierra lejana al varón de mi consejo. Lo dije, y lo haré.
Me propuse, y también lo cumpliré’ ” (Isa. 46:1, 9-11). Este con-
flicto entre el Dios verdadero y los ídolos es constante entre los
profetas. En el sueño del rey encontramos un conflicto militar
y espiritual entre la verdadera y la falsa. Dios retrata los futuros
imperios mundiales a través de un ídolo, la imagen. Para el rey
pagano, las naciones del mundo eran las luminosas y brillantes
contrapartes de los dioses que ellos adoraban.
C. Los magos se alborotaron. ¿Cómo podrían adivinar lo que el rey
había visto aquella noche? Pero el rey estaba convencido de lo
que pedía. El soberano decidió aprovechar la ocasión para pro-
bar la sabiduría de sus consejeros. Entonces prometió que si le
ofrecían las respuestas que deseaba, los premiaría con riquezas
y honores; pero si no lo lograban, todos serían muertos y per-
derían su patrimonio. La amenaza no era inusual en aquellos
días, era arriesgada porque los magos componían la clase alta
y culta de Babilonia. Los caldeos argumentaron ante el rey que
una exigencia tal nunca antes había sido hecha, y que la res-
puesta que el rey demandaba sólo la podían dar los dioses —y
ellos no estaban entre los hombres. Ante esta respuesta, el rey
decretó la muerte de todos sus sabios.
La Palabra de Dios afirma que sólo Dios conoce el futuro; Sata-
nás y aún los ángeles leales están limitados en este sentido. La
omnisapiencia es un atributo exclusivo de Dios. Satanás sólo
puede especular acerca del futuro, claro que con muchas venta-
jas en relación a nosotros, porque conoce la conducta humano
desde hace más de 6.000 años y sabe más de las leyes físicas y
espirituales que nosotros. Por lo tanto, los adivinos, los brujos,
los hechiceros, etc., son expertos engañadores, especuladores
y/o médium de Satanás. El enemigo les permite conocer nues-
tro pasado y nuestro presente en forma exhaustiva, pero nun-
ca el futuro, que depende de nuestras decisiones. Dios nos creó
con libertad de elección, incluso en contra de su voluntad. Está
claro que Dios conoce el futuro mejor que nosotros, porque él
sabe todas las circunstancias que vendrán y puede planificar lo
que nadie puede impedir. Por este motivo, quien consulta a un
adivino se acerca al enemigo de Dios —y Dios prohíbe y conde-
na tales prácticas.
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◢ Un hombre singular

II. LA FE DE DANIEL (Daniel 2:8-18)


A. Tan pronto como el decreto fue dictado, se lo hizo conocer a
todos los sabios de la corte; Daniel estaba entre ellos. Con mu-
cho tacto y educación él le preguntó a Arioc porqué había tan-
ta prisa en su cumplimiento. Después de la explicación, Daniel
se apresuró a buscar al Rey y le pidió tiempo para darle la res-
puesta que deseaba. Nabucodonosor estuvo de acuerdo. Inme-
diatamente regresó a su aposento y le contó a sus tres amigos la
historia y el riesgo que estaban corriendo. Entonces buscaron al
que nunca abandona a sus hijos y oraron fervientemente al que
podría socorrerlos en este momento de gran necesidad.
B. Daniel mantuvo el tacto y la diplomacia en toda circunstancia.
Esta es una lección importante para nosotros. Siempre debemos
tratar con respeto a los demás, incluso cuando procuramos ha-
cer valer nuestros derechos. El ser correcto no me exime de la
responsabilidad de ser siempre educado y amistoso.
C. Otra enseñanza que podemos extraer de esta parte de la his-
toria es la de ser proactivos. Actuar, buscar la resolución de los
problemas, no sólo dedicarse a orar. Dios puede resucitar al
muerto pero, como en la historia de Lázaro, necesitamos quitar
la piedra. Dios no hará por ti lo que tú mismo puedes hacer.
D. La fe de Daniel fue recompensada y aquella noche Dios le re-
veló el misterio. En la mañana siguiente el joven hizo una her-
mosa oración de gratitud y declaración de fe: “…Alabado sea el
nombre de Dios por los siglos de los siglos; porque de él son el
poder y la sabiduría. Él cambia los tiempos y las épocas, quita
reyes y pone reyes, da sabiduría a los sabios e inteligencia a los
entendidos. Revela lo profundo y lo escondido, conoce lo que
está en tinieblas y la luz mora en él. A ti, Dios de mis padres, te
agradezco y te alabo, porque me diste sabiduría y fortaleza, me
revelaste lo que te pedimos, y nos has dado a conocer el asunto
del rey” (Dan. 2:20-23).

III. LA INTERPRETACIÓN DEL SUEÑO (Daniel 2:31-47)


A. Daniel buscó entonces a Arioc, quien lo condujo nuevamente
ante la presencia del rey. Nabucodonosor le preguntó si podía
revelar lo que tanto quería. En este momento Daniel mostró su

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DIOS TIENE PLANES PARA USTED ◣
carácter: en vez de buscar gloria y honores para sí, o de mos-
trar superioridad ante los otros sabios, dio el crédito al Dios de
los cielos, a quien le debe todo el honor y la gloria. “…El misterio
que el rey demanda, ni los sabios, ni astrólogos, ni los magos,
ni los adivinos lo pueden revelar. Pero hay un Dios en el cielo,
que revela los misterios. Él ha mostrado al rey Nabucodonosor
lo que ha de suceder en los últimos días…” (Dan. 2:27 y 28).
El sueño era una revelación del futuro de la historia de la huma-
nidad, desde los días de Nabucodonosor hasta la implantación
del Reino Eterno del Señor.
1. La Cabeza de oro representaba el reino de Nabucodonosor.
Por eso Daniel afirma al rey: “tú eres esa cabeza de oro” (v.
38). Ese esplendor y magnificencia no existirían después. La
ciudad de Babilonia, que era la gloria del Imperio Neobabiló-
nico, alcanzó su apogeo durante el reinado de Nabucodono-
sor. Su período de dominio fue del 612 a.C. al 539 a.C.
2. El pecho y los brazos de plata representaban al próximo im-
perio mundial: Medopersia. Juntos derrotaron a Babilonia y
se convirtieron en nueva superpotencia. Su dominio duró del
539 a.C. al 331 a.C.
3. Las caderas de bronce representan al Imperio Griego, que
derrotó a los persas y extendió su dominio con Alejandro
Magno a casi todo el mundo conocido. Su soberanía fue del
331 a.C. al 164 a.C.
4. El cuarto imperio representado por las piernas de hierro
sería fuerte, poderoso e implacable: el Imperio Romano. Du-
ró casi 500 años, desde el 168 a.C. hasta el 476 d.C.
B. Los pies de la estatua, una mezcla de hierro y barro, represen-
tan a los reinos bárbaros que reemplazaron al poderoso el Im-
perio Romano. Estaban compuestos por naciones fuertes y
débiles que habrían de sucederse hasta la llegada del último
imperio. Estos reinos intentarían unirse mediante alianzas ma-
trimoniales, pero no lograrían. Carlomagno, Napoleón Bona-
parte, el emperador Guillermo II y Adolfo Hitler intentaron go-
bernar Europa, pero fracasaron —como afirma la profecía.
C. Dios conoce el futuro y establece reyes y reinos. “Que anuncio
el fin desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era
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◢ Un hombre singular
hecho. Que digo: ‘Mis planes ce cumplirán, y hago todo lo que
deseo” (Isa. 46:10). Él mismo estableció, por su sabiduría y po-
der, un tiempo en que establecerá su dominio sobre este plane-
ta. La piedra lanzada sin ayuda humana (v. 34) revela la última
intervención divina en la historia humana. Dios despojará todo
poder humano y establecerá su reino de paz y armonía.

CONCLUSIÓN
Este mismo Dios conoce su vida y tiene un plan para usted. “Yo es-
toy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y me abre la puerta, en-
traré a su casa, cenaré con él, y él conmigo” (Apoc. 3:20).
“Yo sé los planes que tengo para vosotros —dice el Señor—, planes
de paz y no de mal, para daros un futuro y una esperanza. Entonces
me invocaréis, vendréis, oraréis a mí, y yo os escucharé. Me busca-
réis y me hallaréis, cuando me busquéis de todo vuestro corazón”
(Jer. 29:11-13).
Dios tiene un plan, pero depende de usted que el plan pueda con-
cretarse. El Señor llama a la puerta de su corazón, no la fuerza. Espe-
ra que usted le permita entrar en su corazón y en su mente.
¿Quién desea entregarse hoy a Dios? ¿Quién permitirá que el Se-
ñor desarrolle los planes en su vida?

18
DIOS EN PRIMER LUGAR

DANIEL 3
3
INTRODUCCIÓN
Babilonia era conocida como “la ciudad santa” porque la
religión era el centro de la vida en la gran metrópolis. En
sus cuatro distritos se habían construido 43 templos, 13 de
ellos ubicados en el barrio sagrado Eridu.
La increíble puerta de Istar daba entrada a la avenida
Procesión, de 900 metros de largo y 26 de ancho. Era ocu-
pada mayormente para procesiones dedicadas al dios de
la ciudad, Marduk, y terminaba en el corazón de la ciu-
dad, en el zigurat donde se encontraba su templo.
El conjunto de templos de Marduk, ubicados en el
centro de ciudad, era considerado por los babilonios
el centro del mundo. El templo Etemenanki fue cons-
truido sobre las ruinas de la Torre de Babel. Tenía en-
tre 60 y 90 metros de alto, lo que hoy mide un edifi-
cio de 30 pisos. Daniel y sus tres compañeros deben
haberse sorprendido por dicha construcción erigi-
da sobre una gran llanura, lo que lo hacía visible a
decenas de kilómetros de distancia.
Miles de personas trabajaban en los templos
de Babilonia; la casta más poderosa era la de
los sacerdotes. Babilonia respiraba religiosi-
dad, aunque el politeísmo es una religión fal-
19
◢ Un hombre singular
sa. El calendario religioso incluía varias fiestas mensuales y algunas
anuales, en las que exigía la presencia de sus habitantes.
Babilonia era un centro de culto falso desde la rebelión de Nimrod,
el constructor de la Torre de Babel, considerado su fundador. Allí co-
menzó la rebelión contra Dios del mundo postdiluviano. Algunos
historiadores consideran que Nimrod y su esposa se convirtieron en
símbolos de todas las divinidades con consortes del mundo antiguo.
Era la sede de la religión de Babel, la ciudad rebelde e idolólatra.
Hoy veremos cómo tres valientes jóvenes desafiaron aquella atrac-
tiva religión, colocando a Dios en primer lugar.

I. LA LOCURA DE NABUCODONOSOR (Daniel 3:1-7)


A. Después de la visión que había interpretado Daniel, Nabuco-
donosor regresó al politeísmo idólatra. Sin embargo, la inter-
pretación que lo ubicaba como la cabeza de oro, desarrolló su
orgullo. Aprovechando la arrogancia natural del monarca, sus
consejeros le sugirieron que construyera la estatua del sueño. El
rey aceptó el reto, pero decidió hacerla toda de oro —como un
símbolo de Babilonia, que él consideraba eterna.
B. El tamaño de la estatua también era simbólico: tenía 60 x 6 co-
dos. Los babilonios habían desarrollado la numerología, donde
cada dios era representado por un número. Sesenta era el nú-
mero de su dios líder, Anu. Según la mitología sumeria, aun le
había dado el trono a Marduk. El 6 representaba al menor de los
dioses. Por lo tanto, la estatua de oro incluía todos los dioses de
Babilonia en un solo objeto.
C. Nabucodonosor organizó un evento para inaugurar oficialmen-
te la estatua. La fiesta debería incluir mucha música y se invita-
ría a todos los líderes del Imperio. Con esta medida el rey pre-
tendía confirmar la lealtad de todo el Imperio ante la estatua
que representaba su poder, su reino, su gloria y majestad. En el
día indicado se congregó allí la alta sociedad del Imperio: go-
bernadores, ministros, prefectos y tesoreros de todas partes del
mundo. Entonces los heraldos proclamaron la consigna: la ban-
da iba a tocar algunos acordes; cuando parara, todos —sin ex-
cepción— deberían arrodillarse ante la escultura, en señal de
respeto y adoración.
20
DIOS EN PRIMER LUGAR ◣
D. Como Nabucodonosor, muchas veces, olvidamos lo que Dios ha
hecho en nuestra vida y nos desviamos de sus caminos en bus-
ca de placeres, dinero, fama, diversión o cualquier cosa que sa-
tisfaga nuestros los deseos. Colocamos las cosas por encima de
Dios. Sin embargo, el trono de nuestra vida sólo tiene lugar pa-
ra un señor. O amamos a Dios, o al dinero, el poder, la fama, los
placeres de la carne, la diversión —cualquier cosa que ocupe el
primer lugar. Permita que Dios dirija su vida.

II. LA FIDELIDAD DE LOS TRES AMIGOS (Daniel 3:8-18)


A. La espléndida imagen de 35 metros de altura estaba delante de
los hombres más importantes de la nación. El simple hecho de
estar convocado debía ser considerado un honor. Al lado de la
estatua ascendía el humo negro de un horno que estaba allí pa-
ra recordar que la orden del rey no era broma. Quien no estu-
viera dispuesto a obedecer, lo pagaría con la propia vida.
B. Los tres jóvenes reflexionaron ante la estatua acerca de la for-
ma de enfrentar esta nueva prueba de su fe. Ellos sabían que no
podrían inclinarse ante ella sin transgredir uno de los manda-
mientos que habían aprendido en su infancia: “No harás ima-
gen, ni ninguna semejanza de lo que hay arriba en el cielo, ni
abajo en la tierra, ni debajo del agua. No te inclinarás a ellas, ni
las honrarás” (Éxo. 20:4 y 5). Esas palabras acudieron a su mente
y entonces ellos decidieron ser fieles ante cualquier circunstan-
cia. Cuando la banda comenzó a tocar, todos se pararon en se-
ñal de respeto; cuando paró, la multitud se inclinó ante el ídolo
de oro macizo. En esa llanura no debe haber sido difícil percibir
que tres jóvenes habían permanecido en pie.
C. Al principio Nabucodonosor no se dio cuenta; estaba satisfe-
cho porque pensaba que todos sus líderes lo habían reverencia-
do. Pero algunos dirigentes, que habían sido humillados al ser
descubiertos como engañadores, odiaban a estos extranjeros
y pensaron que era la oportunidad para vengarse. Inmediata-
mente le informaron a Nabucodonosor que los tres hebreos no
se habían postrado. Entonces Sadrac, Mesac y Abednego fueron
llevados ante el déspota. El rey, enfurecido, preguntó el moti-
vo de este acto de rebeldía y ofreció repetir la prueba para que,
21
◢ Un hombre singular
esta vez, se comportaran como se esperaba; caso contrario, se-
rían echados en el horno de fuego. Para completar su amena-
za Nabucodonosor dijo que él era el hombre más poderoso de
la tierra y ningún dios podría librarlos de sus manos. Impasi-
bles, los tres muchachos respondieron educadamente que no
iban a negociar. Ellos no se inclinarían ante la estatua-ídolo de
Nabucodonosor. Y le aseguraron que su Dios tenía poder para
librarlos de sus manos. Pero aún si Dios consideraba necesa-
rio que perecieran, ellos no se iban a inclinar ante la estatua. El
poderoso monarca nunca había sido desafiado de esta manera.
Con odio en su mirada ordenó inmediatamente que los rebel-
des fueran tirados en el horno de fuego ardiente.
D. La respuesta de fe de estos jóvenes es admirable. Aunque no te-
nían la certeza de que Dios los libraría de las manos de Nabuco-
donosor, se propusieron hacer lo correcto. No temían cumplir
con el deber, incluso si los llevara a la muerte.
E. A lo largo de la historia, muchos cristianos fueron desafiados y
perseguidos por hombres poderosos. Algunos fueron librados
por Dios, como un testimonio de su poder, pero otros perecie-
ron en hornos, cruces, coliseos y estadios. Estos también fueron
testigos de Dios y de su poder. Las persecuciones del Imperio
Romano, que sacrificó a miles de cristianos, sirvieron como se-
milla para que muchos otros se entregaran al Señor Jesucristo.
Nosotros también debemos permanecer fieles al deber, aunque
corramos peligro de muerte.

III. EL LIBRO DE DIOS EL SEÑOR (Daniel 3:19-30)


A. La orden para que los jóvenes fueran tirados en el horno fue
precedida por otra: calentarlo siete veces más. Los soldados que
los llevaron murieron calcinados cuando los tres jóvenes fueron
lanzados en el horno incandescente. Nabucodonosor quería ha-
cer desaparecer todo vestigio de los rebeldes.
B. Luego de observar la escena, el rey se paró y exclamó: “…¿No
echaros tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondie-
ron al rey: ‘Es verdad’. Agregó él: ‘Yo veo a cuatro varones sueltos,
que se pasean en el fuego, sin sufrir ningún daño. Y el parecer
del cuarto es semejante al hijo de los dioses” (Dan. 3:24 y 25).
22
DIOS EN PRIMER LUGAR ◣
El que estaba pasando entre los tres amigos era Cristo. Había
descendido para librar a sus siervos fieles de la furia del empe-
rador. “Entonces Nabucodonosor se acercó a la puerta del hor-
no de fuego ardiente, y dijo: ‘Sadrac, Mesac y Abednego, sier-
vos del Altísimo Dios, salid y venid!’ Entonces Sadrac, Mesac y
Abed-nego, salieron de en medio del fuego” (Dan. 3:26).
C. “Y se juntaron los sátrapas, los gobernadores, capitanes y con-
sejeros del rey, y vieron que el fuego no había dañado el cuerpo
de los varones, ni aun el cabello de sus cabezas se había que-
mado, ni su ropa se mudó, ni siquiera tenían olor a fuego (Dan.
3:28). El Dios altísimo había sido vindicado por la poderosa fe
de aquellos jóvenes valientes. Entonces, declarando su propia
fe, Nabucodonosor dijo:
“ ‘…Alabado sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abednego, que envió
a su ángel, y libró a sus siervos que confiaron en él; desobede-
cieron la orden del rey y entregaron sus cuerpos antes que ser-
vir y adorar a otro dios que su Dios!’ ” (Dan. 3:28).
D. Dios sigue siendo el mismo y desea realizar acciones tan mara-
villosas como éstas. Pero, para que pueda ocurrir, necesitamos
tener la misma fe. Los tres amigos decidieron no pecar y per-
manecieron fieles, sin medir las consecuencias. Hoy Dios espe-
ra lo mismo: no debemos inclinarnos ante cualquier estatua o
elemento que nos lleve a la idolatría. Los Diez Mandamientos,
escritos por el dedo de Dios, no autorizan esta práctica. Y los
apóstoles nos dejaron la siguiente indicación: “…Que se absten-
gan de las cosas contaminadas por los ídolos, de fornicación, de
animales estrangulados y de sangre” (Hech. 15:20).

CONCLUSIÓN
A. “¿Quién forma un dios o funde una estatua que para nada sir-
ve?… El herrero toma la tenaza, trabaja con una brasa, le da for-
ma con los martillos, y trabaja con la fuerza de su brazo. Luego
tiene hambre, le faltan las fuerzas; no bebe agua, desfallece. El
carpintero mide con la regla, señala un tronco con lápiz, lo la-
bra con cepillos, le da figura con el compás, le da forma de va-
rón, a semejanza de un hombre hermoso para que esté en casa.
Corta cedros, y toma ciprés o una encina de entre los árboles
23
◢ Un hombre singular
del bosque; o planta un pino, que se críe con la lluvia. De él se
servirá después el hombre para quemar, para calentarse y para
encender el horno y cocer el pan. También hace de él un dios,
y lo adora; fabrica un ídolo, y se arrodilla ante él. Parte del leño
se quema en el fuego, con parte asa la carne y se sacia. Después
se calienta y dice: ‘¡Oh, me he calentado, he visto el fuego!’ Y del
sobrante hace un dios, un ídolo. Se postra ante él, lo adora, y le
ruega diciendo: ‘¡Líbrame, porque mi dios eres tú!’ No saben ni
entienden, porque sus ojos están encostrados para no ver, y su
mente cerrada para no entender. No reflexiona, no tiene senti-
do ni entendimiento para decir: ‘Parte de esto quemé en el fue-
go, sobre sus brasas cocí pan, asé carne y la comí. ¿Haré una
abominación del resto? ¿Ante un tronco voy a postrarme?’ Se
alimenta de ceniza, y su corazón engañado lo desvía, para que
no se libre, ni diga: ‘¿No es pura mentira lo que tengo en mi ma-
no?’ ” (Isa. 44:10, 12-20).
B. Dios desea adoración exclusiva y no permite que los hombres
hagan representaciones. No debemos postrarnos ante ninguna
imagen o representación para adorar, o hacer peticiones.
C. Cuando fue inaugurada la Torre Eiffel, una comitiva árabe vi-
sitó París. Al terminar la fiesta, los árabes fueron sorprendidos
tratando de robar un grifo del hotel; estaban maravillados con
el aparato que, según creían, era capaz de producir agua. Para
deshacer el mal entendido, fue necesario explicarles que el agua
provenía de un caño y de un depósito de agua. Dios nos mira
de la misma manera que nosotros miramos a los árabes de la
historia. Él nos dice: el ídolo es sólo un objeto, no tiene vida, no
tiene poder ni conciencia, no nos puede ayudar. Debemos bus-
car directamente a Dios, sin depender de las imágenes. Él es la
fuente de las aguas.
D. Otra forma de idolatría es colocar cosas por encima de Dios.
Puede ser un equipo de fútbol, el amor al dinero o incluso cosas
buenas, como el trabajo o el estudio. Todo lo que consideremos
más importante que Dios es un ídolo.
E. Dios quiere hacer milagros en su vida y desea adoración exclu-
siva. ¿Cuántos están dispuestos a aceptar sus indicaciones y re-
cibir sus bendiciones?
24
DIOS DESEA
DARLE VIDA

DANIEL 4
4
INTRODUCCIÓN
El cuarto capítulo de Daniel presenta una de las historias
de conversión. El propio rey Nabucodonosor describe cómo
pasó de ser pagano a adorador del Dios verdadero.
El contacto del soberano con el Señor había comenza-
do con la llegada de los jóvenes cautivos de Judea. Por mo-
mentos Nabucodonosor se había rendido al Dios todopo-
deroso. Cuando Daniel interpretó el sueño de la estatua
y en la experiencia del horno de fuego, con Sadrac, Me-
sac y Abed-nego, él había dado testimonio de su fe en
Dios. Sin embargo, fue recién después de una experien-
cia personal cuando el rey de la Babilonia se entregó al
dominio del Señor de los señores.
Él mismo declara: “Conviene que yo publique las se-
ñales y milagros que el Altísimo Dios ha hecho con-
migo. ¡Cuán grandes son sus señales, y cuán potentes
sus maravillas! Su reino es reino eterno, y su domi-
nio de generación en generación” (Dan. 4:2 y 3).

I. EL SUEÑO DEL REY (Daniel 4:1-18)


Nuevamente Nabucodonosor se despertó
preocupado; había tenido un sueño perturba-
bador. Esta vez recordaba de cada detalle y le
25
◢ Un hombre singular
pidió a los magos y astrólogos que lo interpretaran, pero éstos no pu-
dieron hacerlo. Finalmente llegó Daniel, el hombre de confianza del
rey, él jefe de los sabios. Entonces el rey le contó su sueño:
“Éstas son las visiones de mi cabeza cuando estuve en mi cama:
‘Me parecía ver en medio de la tierra un árbol de gran altura. Ese ár-
bol creció y se hizo fuerte. Su altura llegó hasta el cielo y se lo podía
ver desde los extremos de la tierra. Su copa era hermosa y su fruto
abundante, y había en él alimento para todos. A su sombra hallaban
abrigo las bestias del campo, en sus ramas anidaban las aves del cie-
lo, y de él se mantenía toda carne. Mientras estaba en mi cama, vi en
las visiones de mi cabeza, que un vigilante y santo descendió del cie-
lo. Y clamó con fuerza: ‘Cortad el árbol, desmochad sus ramas, derri-
bad su copa y derramad su fruto. Váyanse las bestias que están de-
bajo de él, y las aves de sus ramas. Pero dejad en tierra la cepa y su
raíz, con atadura de hierro y bronce entre la hierba del campo. Y sea
mojado con el rocío del cielo, y con las bestias sea su parte entre la
hierba de la tierra. Su mente sea cambiada de mente de hombre en
mente de bestia, y pasen sobre él siete tiempos. La sentencia es por
decreto de los vigilantes, y por orden de los santos la decisión; para
que conozcan los vivientes que el Altísimo manda sobre el reino de
los hombres, y a quien él quiere lo da, y constituye sobre él al más
bajo de los hombres’ ” (Dan. 4:10-17).
Al percibir el cambio en el semblante de Daniel, el rey lo animó a
decir toda la verdad; sabía que podía contar con su consejero. Habían
pasado 35 años desde que Daniel interpretara el sueño de la estatua
y en este período Daniel se había convertido en su amigo personal.
Muchas veces había orado por la conversión del rey y ahora notaba
que Dios respondía sus oraciones, aunque no de la forma esperada.
Nosotros también, debemos orar por las autoridades de nuestro
país, para que Dios les otorgue sabiduría para administrar y preser-
ven la libertad religiosa, que permita predicar las buenas nuevas del
evangelio y acelerar el cumplimiento de las profecías. Debemos res-
petar y honrar a las autoridades porque fueron colocadas por Dios.
“Ante todo, insto a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones
y acción de gracias por todos los hombres; por los reyes y por todos
los que están en eminencia, para que vivamos en quietud y paz, con
toda piedad y dignidad” (1 Tim. 2:1 y 2).
26
DIOS DESEA DARLE VIDA ◣
II. LA INTERPRETACIÓN DEL SUEÑO (Daniel 2:19-27)
Con tristeza Daniel reveló la interpretación del sueño. El gran ár-
bol representaba al poderoso monarca. Así como el árbol daba som-
bra y abrigo en toda la tierra, el poder de Nabucodonosor se extendió
a casi todo el mundo conocido.
El vigilante que descendió de los cielos era un ángel poderoso que
venía con el decreto del Altísimo; el rey había sido juzgado por su
arrogancia y su orgullo y viviría durante siete años entre los anima-
les, hasta que reconociera el poder y el dominio de Dios.
Junto con la interpretación Daniel hizo una advertencia personal a
su amigo. Nabucodonosor debía arrepentirse y tratar con humildad y
respeto a los más débiles. Quizá entonces Dios cambiara su decisión.
El orgullo es la madre de todos los pecados. Es el pecado original,
pues por esta causa Lucifer cayó en el Cielo. La idea de ser superior
al prójimo, en belleza, inteligencia, poder o cualquier otra cosa nos
hace tratarlo con desprecio, e incluso groseramente, porque imagi-
namos que está en posición de inferioridad. Y también nos lleva a re-
chazar la ayuda divina y sentirnos autosuficientes.

III. LA CONVERSIÓN DE NABUCODONOSOR


(Daniel 4:28-37)
Aparentemente, Nabucodonosor siguió el consejo del profeta. Tu-
vo un año increíble y logró vencer a los egipcios, algo que no había
logrado antes. Una tarde se dedicó a contemplar la bella ciudad que
había construido, la mayor de la antigüedad. En esta ciudad Nabuco-
donosor había construido tres palacios, mientras su padre había he-
cho sólo uno. El orgulloso monarca había mandado escribir su nom-
bre en cada ladrillo que fuera utilizado para hacer sus edificios.
Entonces pronunció las palabras que sellaron su condena: “No es
ésta la gran Babilonia que yo edifiqué con la fuerza de mi poder, para
residencia real y para la gloria de mi grandeza?” (Dan. 4:30).
Tan pronto como fueron dichas estas palabras, una voz del cielo
pronunció la sentencia contra el rey, quien perdió la razón y se fue a
vivir con los animales del campo. Le crecieron los cabellos desgreña-
dos y sus uñas parecían garras. Comía y vivía como un animal.
¿Cuántas veces ignoramos las advertencias de padres, amigos y
líderes enviados por Dios? Luego debemos pagar el alto precio de la
27
◢ Un hombre singular
desobediencia, cuando las secuelas podrían haber sido evitadas si
aceptábamos los consejos. “Escucha el consejo y recibe la reprensión,
para que seas sabio en tu vejez” (Prov. 19:20).
La enfermedad que sufrió Nabucodonosor, hoy es conocida como
Licantropía o trastorno de hombre lobo. Durante su desarrollo, el en-
fermo piensa que es un animal y comienza a vivir como ellos. Era re-
lativamente común en la antigüedad.
Nabucodonosor permaneció así durante siete años, tal como ha-
bía sido profetizado. Pasado ese tiempo, su mente se recuperó y le
fue devuelto el trono.
“Al fin del tiempo, yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi
sentido me fue devuelto. Entonces alabé al Altísimo. Honré y glorifi-
qué al que vive para siempre, cuyo dominio es un dominio eterno, y
su reino por todas las generaciones” (Dan. 4:34).

CONCLUSIÓN
Apenas recuperó la conciencia, Nabucodonosor volvió a sus ojos
al cielo y declaró su fe en el Dios eterno. La verdadera grandeza del
Rey se vio en el momento en que reconoció su error y se sometió la
voluntad de Dios. El monarca depuso su orgullo y reconoció la sobe-
ranía y el poder de Alguien más grande que él. Su declaración de fe
es una de las más bellas de la Biblia:
“Ahora, yo Nabucodonosor, alabo, engrandezco y glorifico al Rey
del cielo, porque todas sus obras son verdad, sus caminos justos, y
puede humillar a los que andan con soberbia” (Dan. 4:37).
El Señor reconoció en el arrogante monarca a uno de sus hijos y,
como buen pastor salió a buscarlo. Dios hizo lo posible por salvar a
Nabucodonosor. El reconocimiento de su error y el cambio de actitud
—su conversión— mostraron que había aprendido la lección.
Dios busca a sus hijos donde están. De las pequeñas chozas en la
selva a los lujosos edificios de las grandes ciudades, Dios llama a su
rebaño. Sus ovejas oyen su voz.
¿Se identifica usted con Nabucodonosor? ¿Necesitamos sufrir las
consecuencias de nuestras elecciones equivocadas para volver a
Dios? Dios lo invita hoy a tomar la decisión más importante de su vi-
da: entregar su corazón a Jesús, mientras todavía hay tiempo.

28
DIOS ESCRIBE DERECHO
SOBRE LÍNEAS TORCIDAS

DANIEL 5
5
INTRODUCCIÓN
¿Sintió alguna vez que Dios lo estaba guiando en una di-
rección, mientras las personas de su entorno tenían otra
percepción? ¿Sintió la impresión de que Dios lo invitaba a
detenerse y aun así usted decidió desobedecerlo? Y si Dios
le mandara un mensaje, ¿tendría el valor de leerlo?
En nuestros días recibimos muchos mensajes a través
de WhatsApp, Sms, Facebook, Instagram, etc. Cuando es-
tos mensajes son positivos o levantan nuestra autoesti-
ma, nos alegramos. Pero, ¿qué pasa cuando son duros?
Cuando alguien nos corrige, ¿lo aceptamos?
Daniel no menciona todos los reyes que sucedieron
a Nabucodonosor, sólo al último —Belsasar— y se li-
mita a relatar el último acto de su vida. Este rey se
ensoberbeció contra el Señor, luego de una vida disi-
pada y rebelde. Los capítulos 7 y 8 vuelven a intro-
ducir a Belsasar, al inicio de su reinado. Parte del li-
bro de Daniel no fue escrito en orden cronológico.
Belsasar hizo una fiesta cuando su reino es-
taba en guerra contra el Imperio Medopersa.
Mientras sus soldados morían en la batalla él
se embriagaba. Y lo peor es que Belsasar y sus
amigos adoraron a sus dioses con los vasos
29
◢ Un hombre singular
sagrados del templo del Dios que se había revelado como único y ver-
dadero. Este pecado imperdonable, la mezcla del culto sagrado con
el pagano, determinó su sentencia a muerte. Lo mismo sucedió con
Nadab y Abiú: mezclaron fuego común en la adoración a Dios y fue-
ron consumidos. En ambos casos, los protagonistas habían bebido.
El conflicto entre el bien y el mal es de vida o muerte —y todos esta-
mos involucrados.
La Babilonia del Apocalipsis también es acusada de mezclar en
su culto lo correcto y lo incorrecto para beberlo con la sangre de los
mártires e intoxicar a los reyes de la tierra con el vino de su prostitu-
ción. Ella también debe morir, pues su pecado alcanzó el Cielo.
Según Daniel 1:2, los vasos del templo de Jerusalén fueron llevados
por Nabucodonosor hasta la región de Sinar. Génesis 11:2 afirma que
la torre de Babel (confusión) levantada por los hombres que se opo-
nían al gobierno de Dios, también fue erigida en la región de Sinar.
Esta región representa a Babilonia, como cultura que se opone a Dios.
Tanto Nabucodonosor como Belsasar le faltaron el respeto a Dios.
El teólogo Jacques Doukhan afirma que los dioses adorados por
Belsasar estaban hechos con los mismos metales que la estatua de
Nabucodonosor, colocados en el mismo orden. Recuerde que el sue-
ño del capítulo 2 representa, mediante diferentes materiales, los rei-
nos terrenales y celestiales: oro, plata, bronce, hierro, el barro —y el
reino de la piedra que fue cortada sin mano.
Daniel 5:4 dice que los dioses adorados eran “de oro y plata, de
bronce y de hierro, de madera y de piedra” —los mismos materiales
y en el mismo orden, excepto el barro que fue sustituido por madera,
también el más frágil de la lista. En el palacio de Babilonia no había
dioses de barro sino de alguna madera valiosa.
El brindis del rey es una parodia al sueño de su abuelo. En los me-
tales representados en el capítulo 2 los reinos terrenales iban a desa-
parecer. Ahora el rey los diviniza y los adora. Mediante su gesto, de-
liberada y públicamente se emancipa de su abuelo y de Dios.
La primera mención a Belsasar fue encontrada en textos babilóni-
cos en 1860. Más tarde se encontraron varias tablillas babilónicas de
arcilla y escritos persas que confirman su existencia, incluyendo es-
te cilindro escrito por Ciro, para contar su victoria sobre Babilonia.
Además, Nabonido cuenta en sus crónicas su derrota.
30
DIOS ESCRIBE DERECHO SOBRE LÍNEAS TORCIDAS ◣

Enciclopedia Ilumina.
El cilindro del rey Ciro, el grande.

En ese texto, Nabonido afirma que en el sexto año de su reinado


(550-549 a.C.) dejó Babilonia en manos de su hijo mayor, Belsasar, y se
fue a una ciudad árabe durante diez años. Cuando supo del sitio de Ci-
ro volvió con un ejército para enfrentar al invasor en el río Tigris, pe-
ro perdió la batalla, huyó y luego lo mataron. No fue Ciro quien tomó
Babilonia pasando bajo el río Éufrates sino uno de sus generales, Gu-
baru; él mató a Belsasar esa misma noche. Ciro no se proclamó rey de
Babilonia por casi un año, lo que significa que dejó como gobernante
a uno de sus generales, o a un familiar.
Los registros arqueológicos datan la caída de Babilonia y confir-
man la existencia de Belsasar, sin desmentir lo que afirman los histo-
riadores: que Nabonido era el monarca, aunque estaba ausente. Bel-
sasar ofreció a Daniel ser el tercer gobernante del reino (Dan. 5:16 y
29) —lo máximo que podía ofrecer, pues él era el segundo. El faraón
colocó a José como segundo porque él era el único rey (Gén. 41:40 y
44). Los críticos se preguntan cómo el autor de Daniel, que vivió cua-
tro siglos después del evento, en otro país, lo sabía. La respuesta es
sencilla: Daniel vivió en el lugar y en el tiempo que dice, y lo que na-
rra es confiable y seguro. Daniel fue un hombre singular.

I. LA FIESTA DEL MUNDO (Daniel 5:1-4)


¿En qué ambiente debe moverse el cristiano? ¿En los estadios de
fútbol? ¿En los cines? ¿En los salones de juego? ¿En las fiestas heavy
metal? ¿En los boliches nocturnos? Lo que encontramos normalmen-
31
◢ Un hombre singular
te en estos lugares es música, danza, comida, gente diversa, alcohol,
drogas, sexo, peleas, sensualidad, etc.
La fiesta de Belsasar tenía estos ingredientes. En medio de ese clima
de perversión, Belsasar tuvo la nefasta idea de deshonrar el nombre de
Dios. Tal vez, quiso hacer algo diferente para llamar la atención de los
1.000 invitados y sus muchas concubinas. ¿Por qué habrían de ser traí-
dos a orgía los elementos utilizados en un culto religioso?
La noche de la caída de Babilonia fue, según las crónicas babilóni-
cas, el 16 de tishri (séptimo mes en Babilonia). La fiesta comenzó ho-
ras antes de la tarde del día 15. Es interesante que la escritura en la
pared dice: “…has sido pesado en balanza, y fuiste hallado falto (Dan.
5:27). Además de las palabras escritas y su significado, alude a las pe-
sas que se colocan en una balanza para evaluar los productos.
Los sabios babilonios también estudiaban astronomía y ese día
era especial para ellos. “Los babilonios asocian tradicionalmente el
mes de tishri a la constelación de Libra, y el levantamiento anual de
la Libra se asociaba en los manuales al día décimo quinto del mes” 1.
El signo de Libra es representado con una balanza.
Tal vez, el evento de ese día fuera religioso; invocaban la ayuda de
los dioses. Pero Dios usó el mismo símbolo que les daría seguridad
para anunciar su decisión. Nabonido narra en sus crónicas que, el rey
trajo todos los dioses de las ciudades vecinas para proteger Babilo-
nia, lo que podría explicar la diversidad de dioses (Dan. 5:4 y 23). Pero
ellos no pudieron cambiar las acciones del Señor y de su ungido Ciro.
Hoy también vemos como miles de personas buscan la felicidad
en centros de diversión que los llevan a perder sus valores, su pure-
za, sus energías y hasta la propia vida. La felicidad que ofrece Dios es
mucho más amplia. No se sustenta en cosas ni lugares, sino en una
persona: Jesucristo.

II. DÍA DE JUICIO —EL ESCRITO EN LA PARED


(Daniel 5:5 y 6)
“En esa misma hora apareció una mano de hombre, y escribió de-
lante del candelabro sobre la cal de la pared del palacio real. Y el rey

1. John Walton, Victor Harold Matthews, Mark W. Chavalas y Victor Matthews, The IVP Bible
Background Commentary: Old Testament, p. 738.

32
DIOS ESCRIBE DERECHO SOBRE LÍNEAS TORCIDAS ◣
veía la mano que escribía. Entonces el rey palideció, sus pensamien-
tos se turbaron, se debilitaron sus lomos y sus rodillas se batían una
contra la otra” (Dan. 5:5 y 6).
Durante el siglo VI a.C. en Babilonia había sólo dos formas de es-
critura: sobre un papiro, con una caña y tinta, y la escritura cuneifor-
me (del latín, “en forma de cuña”) en tablillas de arcilla o sobre una
piedra, con un cincel. Este tipo de escritura se encontraba, por ejem-
plo, en los monumentos que recordaban alguna victoria militar.
En este caso, el texto menciona los dedos de “una mano de hom-
bre”, pero no menciona el instrumento (caña o cincel). Lo curioso es
que Daniel no dice que fue vista una mano, sino los dedos. Esto hace
alusión al Sinaí, donde Dios descendió para escribir sobre tablas de
piedra con su propio dedo. Estas tablas, que serían la norma, fueron
guardadas en el arca, el lugar más sagrado del templo, que sólo era
visitado el Día de la Expiación, o Día del Juicio.
La mano divina escribió la sentencia contra el rey de Babilonia,
quien fue evaluado antes de ser condenado. Es interesante notar que
los únicos tres textos que citan dedos escribiendo lo hacen un con-
texto judicial. Jehová, que apareció en el Sinaí era el Hijo de Dios, no
Dios el Padre, como los dedos de Daniel 5; en ambos casos, la divini-
dad descendió para revelar su voluntad. Pero en Juan 8 fue el Verbo
hecho carne quien mostró su amor, sabiduría y justicia al escribir la
declaración más justa que se podría registrar.
Este es el texto que se escribió en la pared: MENE, MENE, TEKEL,
UPARSIN. Y ésta es la interpretación:
MENE: “Contó Dios tu reino y le dio fin”.
TEKEL: “Has sido pesado en balanza, y fuiste hallado falto”.
PERES: “Tu reino ha sido roto y dado a los medos y a los persas”
(Dan. 5:20-28).
Pero, ¿qué significan estas palabras? Las tres palabras están re-
lacionadas entre sí y tienen que ver con dimensiones y peso. Como
en el texto original no había caracteres para representar las vocales,
aunque el discurso fuera oral, existen dudas respecto al uso de estas
palabras como sustantivos o verbos. Si se utiliza como sustantivo,
mene se traduce como “mina”, una moneda que representa la 60 par-
te de un talento, o varias veces el valor de un shekel hebreo, que era la
unidad monetaria. Tekel equivale a un siclo hebreo, correspondien-
33
◢ Un hombre singular
te a 10 gr. en peso y la 50 ó 60 parte de una mina; en algunos textos
también como “parte, “de hacer parte de un mina” 2. Peres representa
la mitad de una mina 3. Como el sustantivo puede significar “parte” o
“porción”. Si se usa como verbo, mene significa “contar”, tekel “pesa”
y peres “dividieron”. La última palabra también se utiliza en las sec-
ciones arameas de Esdras y Daniel para nombrar al Imperio Persa.
Son las mismas tres consonantes arameas.
Para el teólogo Jacques Doukhan, la relación entre las medidas
de peso es la siguiente: mene, la mina, es de 600 gr.; tekel, 10 gr. y
uparsin, media mina, 300 gr. (en total, menos de un kilo). Y lo apli-
ca de la siguiente manera: “es una venta de liquidación de stock y, por
lo tanto, de cierre del negocio”. Recuerde también que, en el Antiguo
Testamento, mene se refiere sólo al Creador. Pero también es la raíz
del dios babilónico del destino (Isa. 65:11 y 12) 4.
Finalmente, Doukhan reflexiona acerca del significado simbólico
de los números. Las cuatro palabras representan la universalidad y
el fin; se pueden oír las cuatro campanas fatales del fin. Para explicar
cada palabra, Daniel usa cuatro palabras arameas. Hay cuatro meta-
les en la estatua y cuatro bestias en Daniel 7 que implican totalidad y
límite. No son más que cuatro reinos terrenos. El número cuatro es el
anticipo del fin. También son cuatro los reyes que sucedieron Nabu-
codonosor. Belsasar, que es regente, podría ser el quinto a la muerte
de su padre. Pero no habrá un quinto 5.

III. LOS APELLIDOS DE DIOS


A lo largo de su vida, Belsasar había recibido muchas señales de
Dios y había tenido muchas oportunidades para arrepentirse, como
ocurrió con su abuelo Nabucodonosor y con cada uno de nosotros.
Todos podemos engañarnos con la sensación de que siempre tendre-
mos tiempo para volver a los caminos de Dios.
“Entonces Daniel respondió al rey: ‘Tus dones sean para ti, y tus
presentes dalos a otro. De todos modos, te leeré la escritura, y te daré
su interpretación. El Altísimo Dios, dio a Nabucodonosor tu padre el

2. Marvin A. Powell, “Weights and Measures”, ABD.


3. Ibíd.
4. Jacques Doukhan, Secrets, p. 83.
5. Ibíd, pp. 84 y 85.

34
DIOS ESCRIBE DERECHO SOBRE LÍNEAS TORCIDAS ◣
reino, la grandeza, la gloria y la honra. Y por la grandeza que le dio,
todos los pueblos, naciones y lenguas temblaban y temían ante él. A
quien él quería mataba, y a quien quería daba vida. Engrandecía a los
que quería, y a los que quería humillaba. Pero cuando su corazón se
ensoberbeció, y su espíritu se endureció con orgullo, fue depuesto
del trono real y despojado de su gloria. Fue echado de entre los hom-
bres, y le fue dada la mente de una bestia. Con los asnos monteses
fue su morada. Le hicieron comer hierba como a un buey, y su cuer-
po fue mojado con el rocío del cielo, hasta que reconoció que el Altí-
simo Dios es soberano sobre el reino de los hombres, y pone sobre él
al que quiere. Y tú su hijo Belsasar, sabiendo todo esto, no has humi-
llado tu corazón. Antes contra el Señor del cielo te has ensoberbeci-
do, e hiciste traer ante ti los vasos de su casa. Y tú y tus príncipes, tus
esposas y tus concubinas bebisteis vino en ellos. Además, alabaste a
dioses de plata y oro, de bronce, de hierro, de madera y de piedra,
que ni ven, ni oyen, ni saben. Y no honraste al Dios en cuya mano es-
tá tu vida y de quien son todos tus caminos” (Dan. 5:17-23).
Daniel dedica más tiempo en reprender al rey que a interpretar
la escritura. Recuerda el juicio divino sobre Nabucodonosor (v. 18-21)
narrado en el capítulo 4, lo acorrala (recordando que son secciones
paralelas y el centro del quiasma arameo) y establece un contraste.
Nabucodonosor, a pesar de su arrogancia, reaccionó de forma positi-
va y humilde. Pero Belsasar “sabiendo todo esto” (v. 22), fue sacrílego.
Al tener más luz, tenía mayor responsabilidad.
La historia y las profecías cumplidas trajeron salvación a Nabu-
codonosor y desgracia a Belsasar. Las mismas historias y las mismas
profecías registradas por Daniel, traerán felicidad o desgracia eterna
a quien las estudia. Depende del ejemplo que sigan: el arrepentimien-
to de Nabucodonosor o la blasfemia de Belsasar.
Dios nos invita a aprender del pasado y depositar nuestra vida en
las manos del Creador. Sabio es aquel que aprende del sufrimiento
ajeno; tonto, quien sufre una y otra vez por tomar malas decisiones y
no aprende.
Belsasar había visto a su abuelo comiendo pasto con el cabello
desgreñado y el entendimiento de un animal. Pero endureció su co-
razón a los llamados divinos. Muchas personas siguen hoy el camino
de este rey rebelde. Prefieren las luces pasajeras del mundo, en vez de
aceptar a la luz del mundo, que es Jesús.
35
◢ Un hombre singular

CONCLUSIÓN
Daniel fue honrado y el reino de Belsasar derribado (v. 5, 29-31). El
doctor William Shea destaca la honestidad y el coraje de Daniel al re-
prender al rey impío, y declara: “Nuestro ejemplo en el capítulo 5 no
es Belsasar, sino Daniel. Belsasar proporciona una advertencia de que
hay un camino a seguir, Daniel traza el camino de fe y confianza que
lleva al reino de Dios” 6.
Pero, además de aludir explícitamente a la experiencia de Nabuco-
donosor en capítulo 4, también se refiere a la experiencia de Nabuco-
donosor en el capítulo 2, aunque implícitamente (v. 23). Recuerde que
en el sueño del capítulo 2 representa los reinos terrestres y celestiales
a través de una imagen de diferentes materiales: oro, plata, bronce,
hierro, hierro y barro, y el reino desmenuzado por la piedra.
Lo interesante es que en el versículo 23, donde Daniel menciona
al rey la causa del castigo, lo acusa de adorar a dioses “dioses de pla-
ta y oro, de bronce, de hierro, de madera y de piedra”. En el texto, los
primeros dos metales se separan del resto. Es interesante que el ver-
sículo 4 los ubica del más valioso al menos costoso, pero en el versí-
culo 23 Daniel hace un cambio y dice “plata y oro”, en lugar de “oro y
plata”, ya que en el sueño de Nabucodonosor el oro era Babilonia y la
plata Medo-Persia. Aquella misma noche se cumpliría la profecía y la
plata tomó el lugar del oro.
“Entonces, por orden de Belsasar vistieron a Daniel de púrpura,
pusieron en su cuello un collar de oro y pregonaron que él era el ter-
cer señor del reino. Esa misma noche fue muerto Belsasar, rey de los
caldeos. Y Darío de Media tomó el reino, cuando tenía 62 años” (Dan.
5:29-31).
Aquí se acaba el diálogo y sólo se describen acciones concretas:
primero Belsasar tuvo el noble gesto de cumplir la promesa que le
había hecho a Daniel —aunque no expresó ninguna palabra de arre-
pentimiento. La próxima acción narra la muerte de Belsasar. Quizá
alguien se pregunte por qué los persas mataron el segundo gober-
nante del reino y no el tercero, siendo que la ropa que llevaba pues-
ta Daniel revelaba su investidura. Los persas no mataban los reyes
de las naciones conquistadas; incluso Ciro el Grande dejó a algunos

6. William Shea, Daniel: una guía, p. 66.


7. Jenofonte, Ciropedia VII, V, pp. 24-32, citado por Shea en Daniel: una guía, p. 63.

36
DIOS ESCRIBE DERECHO SOBRE LÍNEAS TORCIDAS ◣
reyes a cargo del gobierno de su país. El motivo de la muerte de Bel-
sasar, el hijo de Nabonido, era la venganza del general Gubaru, quien
tomó a Babilonia aquella misma noche, porque Nabonido había ma-
tado a su hijo 7. Por otro lado, la profecía escrita en la pared, no sólo
anunciaba la caída de Babilonia, sino el juicio personal contra Bel-
sasar por su blasfemia.
La noche de la caída de Babilonia es fechada en las crónicas de Ba-
bilonia como 16 de tishri (séptimo mes en Babilonia). El mes de tishri
equivalente a etanim, para los judíos. Después del exilio fue conocido
como tishri babilónico, y era el mes de las fiestas de fin de año. El pri-
mer día del nuevo año sonaban las trompetas para anunciar el juicio
del Día de la Expiación, que cayó el 10 del mismo mes, y del 15 al 22.
Durante estos días ellos salían de sus casas y vivían en tiendas. Esto
les recordaba que, luego que Dios los sacara de Egipto, habían mora-
do en tiendas durante 40 años. Es interesante que Dios juzgó en favor
de su pueblo oprimido el día 10 y el 15, cuando las personas salieron
de sus casas para celebrar su libertad.
Era precisamente ese el día en el que los persas ingresaron en la
ciudad de Babilonia y fue Ciro, un tipo del Mesías (Isa. 44-45), quien
dio la orden de liberación de Judá para ir a reconstruir su templo
(Esd. 1:1-5; 2 Crón. 36:22 y 23).

LLAMADO
Pronto todos compareceremos ante el tribunal de Dios. Si lo he-
mos aceptado a Cristo como nuestro salvador, nos cubrirá con sus
méritos y podremos apropiarnos de su justicia. Cuando aceptamos
a Cristo no tememos el juicio, porque ya fuimos justificados por su
sangre. Él nos hace hijos del reino y, a partir de entonces, comenza-
mos a vivir en el reino celestial, aquí y ahora.
Pesados fuimos en la balanza y fuimos hallados sin falta, porque
Cristo murió en nuestro lugar. ¿Lo acepta hoy?

37
6 BOCAS CERRADAS,
VENTANAS ABIERTAS

DANIEL 6

INTRODUCCIÓN
“A Darío le pareció bien nombrar a 120 gobernadores que
estuviesen en todo el reino. Y sobre ellos tres presidentes,
de los cuales Daniel era uno, a quienes estos gobernadores
diesen cuenta, para que el rey no recibiese daño. Pero Da-
niel se distinguió tanto entre esos gobernadores y presi-
dentes por su espíritu superior, que el rey pensaba poner-
lo sobre todo el reino” (Dan. 6:1-3).
Darío organizó la administración del Estado en gober-
naciones, la división geográfico administrativa principal
del Imperio Persa, confiando en el conocimiento de pri-
mera fuente de Daniel. Darío le concedió un lugar es-
pecial: era uno de los tres presidentes del país, a cargo
de todos los gobernadores (o sátrapas). Pero Darío sa-
bía que Daniel era el mejor de los tres, y “el rey pen-
saba ponerlo sobre todo el reino” (v. 3).
El verbo “pensó” en arameo es ashaz y significa
pensar o “planificar”. El verbo está usado en par-
ticipio pasivo y puede ser traducido literalmente
como “yo estaba pensando”, “estaba planifican-
do” o, como fue traducido en la Biblia de Jerusa-
lén, “se proponía constituirlo sobre todo el rei-
no”, es decir: ya lo tenía definido. Fue la envi-
38
BOCAS CERRADAS, VENTANAS ABIERTAS ◣
dia la que sacó a Lucifer del Cielo. La envidia destruye las relaciones
laborales, todo tipo de relación.

I. LOS ENVIDIOSOS ENEMIGOS DE DANIEL PLANIFICAN


SU MUERTE (Daniel 6:4-9)
Definición de envidia: sustantivo femenino 1) disgusto provocado
por la felicidad o la prosperidad otros; 2) deseo irrefrenable de poseer
o gozar lo que es de otro.
¿Sintió envidia alguna vez? ¿Se molestó por el asenso de un com-
pañero de trabajo? ¿Argumentó en contra de otra persona, que no
considera digna, cuando alguien la alabó?
Veamos qué dice la Biblia acerca de Daniel:
“Entonces los presidentes y gobernadores buscaron ocasión con-
tra Daniel en algún asunto del reino. Pero no pudieron hallar ningu-
na ocasión o falta, porque él era fiel, y ningún vicio ni falta había en
él. Entonces dijeron aquellos hombres: ‘No hallaremos contra Daniel
ocasión alguna, si no la procuramos en la Ley de su Dios’. Entonces
esos gobernadores y presidentes se juntaron ante del rey, y le dije-
ron: ‘Rey Darío, para siempre vive. Todos los presidentes del reino,
magistrados, gobernadores, grandes y capitanes, han acordado que
promulgues un edicto real, y lo confirmes, mandando que cualquiera
que en el espacio de treinta días, dirija algún pedido a cualquier dios
u hombre fuera de ti, sea echado al foso de los leones. Ahora, confir-
ma el edicto y fírmalo, para que no se pueda cambiar, conforme a la
ley de Media y de Persia, que es irrevocable” (Dan. 6:4-9).
Como Daniel era irreprochable en sus funciones de Estado y en
su vida particular, los enemigos de Daniel se dijeron: “No hallare-
mos contra Daniel ocasión alguna, si no la procuramos en la Ley de
su Dios” (v. 5). Elena de White afirma que en el remanente fiel no se
encontrará fracaso, excepto en relación con la Ley de Dios. La única
manera de convertir a un cristiano en inconformista social es mos-
trando oposición a la Ley de Dios.
Daniel conocía sus malas intenciones y sus trampas. Como dice el
teólogo Jacques Doukhan: “La estrategia de Daniel contra la política
era la oración”.
“Orar es el acto de abrir nuestro corazón a Dios como a un ami-
go. No es que se necesite esto para que Dios sepa lo que somos, sino
39
◢ Un hombre singular
a fin de capacitarnos para recibirle. La oración no baja a Dios hacia
nosotros, antes bien nos eleva a él. Cuando Jesús estuvo sobre la tie-
rra, enseñó a sus discípulos a orar. Les enseñó a presentar a Dios sus
necesidades diarias y a confiarle toda su solicitud. Y la seguridad que
les dio de que sus oraciones serían oídas nos es dada también a no-
sotros” (Elena de White, El camino a Cristo, p. 93).
Cuando las leyes humanas se opongan a la ley divina debemos
mantenernos firmes y obedecer a Dios. Ante esta situación, la res-
puesta del cristiano debe ser la que Pedro dio a los líderes religiosos
de sus días: “…Es preciso obedecer a Dios antes que a los hombres”
(Hech. 5:29). Esta postura hizo que el apóstol Juan fuera confinado a
la isla de Patmos —donde recibió la revelación de Apocalipsis, el libro
gemelo de Daniel—, y causó el martirio de millones de cristianos du-
rante el Imperio Romano y, particularmente, durante la Inquisición
“cristiana”. Esta es la única arma de Satanás contra Dios.
La astuta trampa de los presidentes y gobernadores apuntaba al
egocentrismo del rey. Además, era un buen recurso para que un rey
extranjero reforzase su poder en Babilonia y probara la lealtad de
sus súbditos. Fue una sugerencia unánime, una aparente muestra de
apoyo de los líderes que había establecido y él aceptó esta muestra de
“cariño”. El rey firmó una ley irrevocable, sin analizarla.
Satanás nos engaña, mediante sus agentes, y nos lleva a tomar
decisiones de las que aparentemente no nos podemos liberar, deci-
siones que afectan la eternidad. ¿Cuántos jóvenes probaron la dro-
ga sin hacerse cuestionamientos y perdieron el control de sus vidas?
¿Cuántas chicas aceptan una “prueba de amor” para quien parecía
amarlas, y terminan siendo madres antes que sus cuerpos y mentes
se encuentren preparados para ello? Por esta mala decisión trajeron
al mundo a un bebé sin tener un hogar bien constituido.

II. DANIEL ES ARROJADO EN LA CUEVA DE LOS LEONES.


EL REY ESTÁ AMARGADO (Daniel 6:10-18)
“Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en
su casa, donde tenía las ventanas de su cámara alta abiertas hacia Je-
rusalén. Y como solía hacerlo antes, tres veces al día se arrodillaba y
oraba y daba gracias a Dios. Entonces se juntaron aquellos hombres
y hallaron a Daniel orando y rogando ante su Dios. En seguida fueron
40
BOCAS CERRADAS, VENTANAS ABIERTAS ◣
ante el rey, y le hablaron acerca del edicto real: ‘¿No has confirma-
do el edicto mandando que cualquiera que, en el espacio de treinta
días, pida algo a cualquier dios u hombre fuera de ti, sea echado en
el foso de los leones?’ Respondió el rey: ‘Es verdad, conforme a la ley
de Media y de Persia, que no se abroga’. Entonces dijeron al rey: ‘Da-
niel, uno de los judíos cautivos, no te respeta, ni acata el edicto que
confirmaste; antes tres veces al día hace su petición’. Cuando el rey
oyó esto, le pesó en gran manera, y procuró librar a Daniel. Hasta la
puesta del sol trabajó para librarlo. Pero aquellos hombres se reunie-
ron ante el rey, y le dijeron: ‘Tú sabes que es ley de Media y de Persia,
que ningún decreto u orden que el rey confirma se puede cambiar’.
Entonces por orden del rey, trajeron a Daniel, y lo echaron en el foso
de los leones. Y el rey dijo a Daniel: ‘Tu Dios, a quien tú continuamen-
te sirves, te libre’. Y fue traída una piedra y puesta sobre la entrada
del foso, y el rey la selló con el anillo de sus príncipes, para que no se
cambiase el acuerdo acerca de Daniel. Luego el rey volvió a su pala-
cio, y se acostó ayuno. No trajeron instrumentos de música ante él, y
se le fue el sueño” (Dan. 6:10-18).
Una vez enterado del edicto, ¿no podía Daniel orar durante ese
mes con las ventanas cerradas? ¿No habrá sido una actitud presun-
tuosa de parte del profeta? Daniel quería dar testimonio del Dios ver-
dadero; la vida religiosa no puede ser privada. Para Daniel, orar con
las ventanas cerradas equivalía a no orar. Prefería morir, antes de que
silenciar su testimonio.
A lo largo de la historia muchas personas se convirtieron al cris-
tianismo gracias al testimonio de los mártires. Y Daniel estaba dis-
puesto a pagar ese precio. No fue arrogancia de su parte; quería hon-
rar a su Dios y salvar a aquellos que buscaban su muerte. Cristo es la
máxima expresión de ese amor; murió por sus enemigos, oró para
que fueran perdonados y aceptó ese trago amargo.
Aunque el rey “procuró librar a Daniel”, ya era demasiado tarde.
El verbo arameo “proponer” equivale al texto hebreo de Daniel 1:8,
donde Daniel “propuso en su corazón” no contaminarse con la comi-
da del rey. La gran diferencia es que Daniel fue preparado por sus pa-
dres, desde su nacimiento, para ser fiel.
Las propuestas forzadas por las circunstancias de la vida no sir-
ven. ¿Cuántas personas se han propuesto dejar de fumar y vuelven a
caer una y otra vez en las garras del vicio? Sólo el poder de Dios pue-
41
◢ Un hombre singular
de transformar las decisiones humanas en un sólido cambio de vida.
El futuro siempre depende de las decisiones humanas y de la inter-
vención divina.

III. SOMOS ESPECTÁCULO ANTE DEL UNIVERSO


Una de las razones por las cuales Dios no destruyó nuestro plane-
ta, luego de la entrada del pecado, es porque quiere vindicar su ca-
rácter ante el universo y demostrar que su plan para el ser humano
es el mejor. Su Hijo vino para vivir los principios del reino celestial y,
de esta manera, justificar y vindicar el carácter del Padre.
La prueba de fe no fue sólo para Daniel. La visita del rey al foso en
la madrugada, el llamado a Daniel y el hecho de preguntar si Dios ha-
bía podido librarlo, muestran que Darío no sólo estaba impresiona-
do por la capacidad e integridad de Daniel sino por su Dios. Este acto
convirtió la máxima confianza del rey Medo en fe salvadora.
¿Hemos sido “cartas” en las que otros puedan leer los mensajes de
Dios para sus vidas? Como afirma el apóstol Pablo: “…sois carta de
Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíri-
tu del Dios vivo…” (2 Cor. 3:3). Tenemos el privilegio y la responsabili-
dad de ser los representantes de Dios.
Daniel era un ministro del Imperio Persa; pero sobre todo, era un
ministro del reino de los cielos. “Mi Dios envió su ángel que cerró la
boca de los leones, para que no me hiciesen ningún daño, porque fui
hallado inocente por él…” (v. 22), —respondió Daniel.
Dios no necesitaba ver a Daniel en el foso de los leones para saber
que era fiel e íntegro. Mucho antes de la prueba Dios lo había juzgado
inocente. La prueba era más necesaria para el rey y para su imperio
que para Daniel y su Dios. Él no necesita probar a su pueblo para sa-
ber si realmente lo es. Por las profecías de este libro vemos el orden
en el que suceden las cosas: primero llega el juicio favorable de Dios,
luego la prueba, y finalmente la liberación.

IV. DANIEL ES SACADO DE LA CUEVA DE LOS LEONES


Y EL REY SE ALEGRA (Daniel 6:23)
“Entonces el rey se alegró en gran manera, y mandó sacar a Daniel
del foso. Y cuando lo sacaron, no hallaron ninguna lesión en él, por-
que había confiado en su Dios” (Dan. 6:23).
42
BOCAS CERRADAS, VENTANAS ABIERTAS ◣
Daniel había sido condenado a muerte injustamente, como luego
ocurriría con Cristo. Los líderes de Babilonia, llevados por la envidia,
conspiraron contra él. Pero Daniel salió victorioso de la cueva.
En este texto hay un detalle interesante. La palabra aramea jabal,
que significa “herir”, “damnificar” o “destruir”, aparece siete veces en
la parte del libro escrita en arameo y es un eslabón entre lo indivi-
dual y lo universal. Se utiliza en forma negativa o positiva; aquí se
utiliza de forma negativa. Después de sacar a Daniel de la cueva todos
se admiran porque “no hallaron ninguna lesión en él”. Daniel había
declarado que el ángel de Dios “cerró la boca de los leones, para no
me hiciesen ningún daño” (v. 6:22). Nabucodonosor afirmó lo mismo
de los tres jóvenes, cuando salieron del horno ardiente (v. 3:25) —re-
cuerde que los capítulos 3 y 6 de Daniel son paralelos. La palabra se
utiliza en forma positiva e individual con el rey Nabucodonosor me-
diante la figura del árbol, cuando el vigilante pronuncia su juicio san-
to: “cortad el árbol y destruídlo” (v. 4:23).
En forma universal, el término jabal es usado de modo negativo,
refiriéndose siempre al Reino de los Cielos. En Daniel 2:44 el Reino de
la Roca representa “un reino que nunca jamás será destruido”. En Da-
niel 7:14 el Hijo del Hombre recibe “su reino que nunca será destrui-
do”. Darío reconoce que el Dios de Daniel tiene un reino que “no será
destruido y su dominio nunca tendrá fin” (v. 6:26). El mismo verbo se
usa para el Reino de Dios en forma negativa, “no será destruido y su
dominio nunca tendrá fin” y en forma positiva para el reino de Ba-
bilonia: “destruídlo”. Los representantes del Reino de Dios, a de nivel
cósmico e individual “no se dañarán”, mientras que los representan-
tes del reino de Babilonia, antagónico a Dios, serán destruidos.
Babilonia aparentemente triunfó sobre las personas y sobre el san-
tuario de Dios, pero la profecía declara que Babilonia ciertamente
caerá, definitivamente, (Apoc. 14:8; 18:4) y que el Reino de Dios per-
manecerá para siempre (Apoc. 22:4 y 5). Es mejor sufrir temporal-
mente por Cristo, que perder el reino eterno, el cual llegará pronto.

CONCLUSIÓN
Finalmente el Dios de Daniel fue exaltado. “Entonces el rey Darío
escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas, que habitan en to-
da la tierra: ‘¡Paz os sea multiplicada! De mi parte ordeno que en todo
43
◢ Un hombre singular
mi reino, todos teman y tiemblen ante la presencia del Dios de Da-
niel. Porque él es el Dios viviente y permanente por todos los siglos.
Su reino no será destruido, y su dominio nunca tendrá fin. Que salva
y libra, y hace señales y maravillas en el cielo y en la tierra. Él libró a
Daniel del poder de los leones’. Y Daniel prosperó durante el reinado
de Darío y de Ciro, el persa” (Dan. 6:25-28).
Las declaraciones hechas por el rey Darío son la primer evidencia
de la fe en el Dios verdadero. Y son semejantes a las que brotaron de
los labios de Nabucodonosor, después de años de milagros y prue-
bas. Daniel no menciona más relatos ni incidentes del rey Darío. Este
es la última mención histórica que desemboca en la sección proféti-
ca apocalíptica. No sólo hay silencio por el corto reinado de Darío. La
mención fue suficiente para su salvación.
A continuación resumimos las siete declaraciones de Darío:
1. Él es el Dios vivo.
2. Permanecerá para siempre.
3. Su reino no será destruido.
4. Su dominio durará hasta el fin.
5. Él salva y libra.
6. Opera señales y maravillas en el cielo y en la tierra.
7. Él libró a Daniel del poder de los leones.
Con estas siete declaraciones el rey dijo todo lo que un hijo de
Dios puede decir sobre el Dios verdadero.

LLAMADO
¿Qué declaraciones estamos haciendo en favor de nuestro Dios?
¿Dependemos de la oración? Y si Dios no me librara de alguna aflic-
ción, ¿seguiría confiando en él?
Dios nos invita a ganar las batallas de esta vida en el mejor y único
lugar donde se puede ganar: en nuestro recinto de oración. Las ver-
daderas victorias del cristiano no suceden en el foso, sino de rodillas
con las ventanas abiertas.

44
DIOS EL HIJO, EL
MONARCA UNIVERSAL

DANIEL 7
7
INTRODUCCIÓN
El libro de Daniel está dividido en dos partes. La primera
presenta historias relativas a Daniel y sus amigos: Sadrac,
Mesac y Abednego. A partir del capítulo 7 comienza la se-
gunda mitad del libro, que se concentra en las profecías.
En la Biblia existen dos tipos básicos de profecía: la clá-
sica y la apocalíptica.
◾ LA PROFECÍA CLÁSICA tiene como características:
‣ Previsión dada para períodos de tiempo próxi-
mos, en general cortos.
‣ Condicionalidad, es decir, existe una condi-
ción para que se cumpla. Un ejemplo de profe-
cía clásica se encuentra en el capítulo 4 de Da-
niel, que habla de la locura del rey. Tiene un
cumplimiento próximo, pero Daniel le pide
al rey que se arrepienta para que Dios no la
cumpla. Lo mismo ocurrió con Nínive, en
el libro de Jonás. También cubre un único
período de tiempo, no toda la historia.
◾ LA PROFECÍA APOCALÍPTICA es lo opuesto.
Sus previsiones son para tiempos muy le-
janos, que excedían la vida del profeta.
Tampoco depende de las condiciones
45
◢ Un hombre singular
del agente humano. Dios predijo y estableció que la profecía
se cumpliría al margen de las acciones que pudiéramos tomar.
Abarca todo el tiempo, desde la visión profética hasta la inter-
vención divina en la historia.
Considerando estas diferencias, las principales profecías apocalíp-
ticas se encuentran en Daniel y Apocalipsis. El libro de Daniel nos re-
vela los misterios del futuro de la humanidad. En él aprendemos que
Dios tiene todo bajo su control. No necesitamos estar ansiosos con
respecto al futuro de la humanidad; Dios lo tiene en sus manos.

I. LA VISIÓN DE LOS CUATRO ANIMALES (Daniel 7:1-6)


A. Esta visión ocurre durante el segundo año del reinado de Bel-
sasar —unos diez años antes de la historia del foso de los leo-
nes, registrada en el capítulo 6. Daniel organizó su libro cuida-
dosamente para combinar el capítulo 7 con el capítulo 2, que
describe la visión de la estatua. El capítulo 2 fue escrito en ara-
meo —como los siguientes— hasta el capítulo 7. Los otros cinco
capítulos y el primero, fueron escritos en hebreo. De esta for-
ma, Daniel combina las dos profecías que tratan acerca de los
mismos reinos —representados en la estatua por diversos me-
tales y en esta visión por animales y cuernos.
B. Lo primero que ve Daniel es un mar agitado, un símbolo pa-
ra aludir a las guerras y revoluciones que sacuden este planeta
(Jer. 49:36 y 37). El mar representa a la gente, las multitudes y las
naciones (Apoc. 17:15). Los vientos, a la agitación de los pueblos
y las naciones. Las profecías de Daniel son paralelas: aunque
tienen símbolos diferentes, cada nueva profecía es una repeti-
ción de la anterior, que agrega más detalles. La profecía de los
cuatro animales es una repetición de la profecía de la estatua.
C. El primer animal surge de esta agitación: un león con dos alas.
Relacionado con la cabeza de la estatua, el león representa a Ba-
bilonia. Es un símbolo apropiado porque el profeta Jeremías ya
había anunciado: “Alzad bandera en Sión. Huid, no os detengáis;
porque yo traigo del norte desastre y terrible destrucción. El
león sube de su guarida, el destructor de naciones ha salido de
su lugar para asolar tu tierra. Tus ciudades quedarán en ruinas
y sin habitantes” (Jer. 4:6 y 7). La puerta de Ishtar, construida
46
DIOS EL HIJO, EL MONARCA UNIVERSAL ◣
por orden de Nabucodonosor estaba adornada con leones ala-
dos. Estas alas hacen referencia a las rápidas conquistas inicia-
das por Nebopolassar y completadas por su hijo Nabucodono-
sor. El haberse puesto en pie y recibir una mente humana pare-
ce hacer referencia a Nabucodonosor, quien recuperó su razón,
luego de un período de locura, y volvió al verdadero Dios.
El Imperio Babilónico gobernó desde 605 a.C. hasta 539 a.C.
D. Luego aparece un oso que se apoya sobre uno de sus lados y
tiene tres costillas en la boca. Esta bestia representa el Imperio
Medo-Persa, que conquistó Babilonia y se convirtió en la gran
potencia mundial. Mientras Babilonia fue ágil como un león con
alas, los medopersas lograron sus conquistas en base a su fuer-
za y capacidad;
​​ eran lentos y fuertes como un oso. Las tres cos-
tillas representan a Lidia, Egipto y Babilonia, fuerzas compe-
tidoras que fueron subyugadas por el Imperio Medopersa. El
oso corresponde al pecho de plata, en la visión de la estatua, y
existió entre los años 538 a.C. y 331 a.C. Estando bajo el dominio
persa, los judíos regresaron a Jerusalén y reconstruyen el tem-
plo. Dios mismo había previsto que Ciro sería el benefactor y li-
berador de Judá. “Que digo de Ciro: Es mi pastor, cumplirá todo
lo que quiero, al decir a Jerusalén: Serás reedificada; y al tem-
plo: Serás fundado” (Isa. 44:28).
E. Daniel ve ahora un animal saliendo del mar, semejante al leo-
pardo, con cuatro las alas y cuatro cabezas. Este animal se re-
laciona con las caderas de bronce de la estatua y representan
al Imperio Griego. Alejandro Magno realizó sus conquistas con
mucha rapidez. A los 32 años tenía uno de los más grandes de
todos los tiempos. Y lo logró en diez años. El leopardo es el de-
predador más rápido de esta serie y las cuatro alas representan
sus características. Alejandro murió a los 32 años, después de
festejar su victoria en Babilonia. No dejó heredero apto para el
trono y su imperio fue dividido en cuatro sedes principales, Ma-
cedonia, Egipto, Siria y Pérgamo, que gobernaron sus cuatro ge-
nerales de confianza: Lisímaco, Casandro, Ptolomeo y Seleuco.
F. Daniel quedó intrigado con la visión y le preguntó al ángel qué
significaba. Éste le explicó que los cuatro animales representan
“cuatro reyes que se levantarán en la tierra” (Dan. 7:17).
47
◢ Un hombre singular
En realidad, la curiosidad de Daniel estaba orientada al cuarto
animal y a lo que sucedería después de él.

II. EL CUARTO ANIMAL Y EL CUERNO PEQUEÑO


(Daniel 7:7 y 8)
A. La visión siguió avanzando, y entonces surge del mar una bestia
“espantosa, terrible y muy fuerte” (v. 7:7). Este magnífico animal
pisoteaba y destruía todo lo que podía. Mientras las bestias an-
teriores tenían cierto parecido con los animales conocidos por
el profeta, el cuarto monstruo no tenía punto de comparación.
Esta bestia corresponde al cuarto gran imperio mundial, el más
poderoso de todos: el Imperio Romano. Los historiadores coin-
ciden en que este imperio fue uno de los más crueles y podero-
sos de la historia. Cuando un pueblo no se sometía a su poder
era aniquilado, se quemaban sus ciudades y se araba la tierra
sobre la que descansaban sus escombros —para evitar que fue-
ra reconstruida. Esto le ocurrió a Jerusalén en el año 70 d.C. Los
ejércitos profesionales romanos eran temidos y respetados en
todo el mundo antiguo.
B. Esta bestia poseía diez cuernos en la cabeza. Ahora son ellos
quienes cobran protagonismo en la visión. Imagine que está
viendo una película y que el zoom se acerca a los cuernos del
animal. Al principio vemos diez, pero de un momento a otro
comienza a surgir el undécimo que crece, se fortalece y arran-
ca tres de los cuernos originales. Este nuevo cuerno posee boca
y ojos de hombre. Según la explicación del ángel, los diez cuer-
nos, corresponden a diez reyes que se levantarían del cuarto
animal. Como ya hemos visto, el monstruo terrible y espantoso
es el Imperio Romano.
Si buceamos en la historia veremos que el Imperio Romano oc-
cidental tuvo su fin en el año 476 d.C. Lo que siguió al gran im-
perio no otro imperio, sino pequeños reinos formados por di-
versas tribus bárbaras que invadieron al Imperio Romano y de-
terminaron su extinción. Aunque de la invasión (muchas veces
pacífica) participaron más de 20 pueblos, fueron diez los reinos
que surgieron y se establecieron en su territorio:
Anglos (Inglaterra), burgundios (Suiza), francos (Francia), ger-
48
DIOS EL HIJO, EL MONARCA UNIVERSAL ◣
manos (Alemania), hérulos (sur de Italia), lombardos (norte de
Italia), ostrogodos (Austria), suevos (Portugal), vándalos (sur de
España) y visigodos (norte de España).
C. Ahora surge un nuevo personaje. Un cuerno pequeño que co-
mienza a crecer y a desarrollarse cada vez más. Este cuerno tie-
ne una connotación negativa en la visión. Pero para compren-
der la visión necesitamos identificarlo. Observemos sus carac-
terísticas y sus acciones e intentemos enmarcado en la historia.
Considere lo siguiente:
“Mientras yo contemplaba los cuernos, vi que otro cuerno peque-
ño subió entre ellos, y delante de él fueron arrancados tres de los
primeros cuernos. Este cuerno tenía ojos como ojos de hombre y
una boca que hablaba con gran arrogancia” (Dan. 7:8).
“También quise saber más acerca de los diez cuernos que tenía en
su cabeza, y del otro que había subido, ante el cual habían caído
tres. Este mismo cuerno que tenía ojos y boca que hablaba con
mucha arrogancia, y parecía mayor que sus compañeros. Vi que
este cuerno combatía a los santos y los vencía” (Dan. 7:20 y 21).
“Los diez cuernos significan que de aquel reino se levantarán
diez reyes. Tras ellos se levantará otro, que será diferente de
los primeros, y derribará a tres de ellos. Hablará palabras con-
tra el Altísimo, a los santos del Altísimo quebrantará, y tratará
de cambiar los tiempos y la Ley. Y serán entregados en su mano
por un tiempo, dos tiempos y medio tiempo” (Dan. 7:24 y 25).
◾ Se fortalece tras la extinción del Imperio Romano.
◾ Surge de los escombros del Imperio Romano pues el cuerno
está en la cabeza del animal.
◾ Es un poder político, porque en su crecimiento arranca a tres
pueblos o naciones.
◾ Es un poder religioso que habla con arrogancia, es decir, pro-
nuncia blasfemias.
◾ Se ha vuelto más fuerte que los demás.
◾ Hace la guerra contra los santos, el pueblo de Dios.
◾ Persigue al pueblo de Dios.
◾ Intenta cambiar los tiempos y la Ley.
◾ Tiene un período de dominio sobre los santos.
49
◢ Un hombre singular
Ahora analicemos qué poder político-religioso se encuentra en
la región que ocupaba el Imperio Romano, y cuál fue la institu-
ción que acumuló mayor poder en el período posterior a la caí-
da dicho Imperio, en la Edad Media. ¿Ya logró identificarlo? Sí,
se trata de la Iglesia Cristiana Romana.
D. Fue durante la Edad Media cuando se organizaron las cruzadas
y los reyes necesitaban pedir autorización del obispo de Roma
para acceder al poder. La Inquisición desarrolló la más cruel y
extensa persecución religiosa, la responsable de muchas muer-
tes ordenadas por la Iglesia. Esta Institución, que decía ser cris-
tiana, debió haber defendido la vida y la libertad de conciencia.
Pero se encargó de matar, perseguir, torturar y apresar. El obis-
po de Roma, llamado Papa por ser considerado el padre de los
obispos, se convirtió en rey de Roma y se sentó en el trono de
los Césares, teniendo a su disposición las tropas y el aparato del
gobierno civil para imponer su voluntad. Esto provocó las di-
versas persecuciones religiosas para quienes discrepaban con
sus preceptos y voluntades. Tomemos, por ejemplo, la Noche de
San Bartolomé, cuando unos 50.000 hugonotes franceses fue-
ron asesinados en una matanza coordinada y liderada por la
familia real francesa —dos años después de haber firmado un
tratado de paz entre católicos y protestantes. La masacre ocu-
rrió primero en París y se extendió luego a las grandes ciudades
francesas. Este triste acontecimiento, que todavía es recordan-
do, tuvo como reacción de la iglesia oficial, la orden de tocar las
campanas y rezar una misa en favor de las personas asesinadas
—una tradición que continuó por muchos años. Además, esta-
bleció la condecoración “Rosa de Oro” con una medalla acuñada
por el Papa Gregorio XIII. Sólo fiesta y conmemoración.
E. El período citado, “un tiempo, dos tiempos y medio tiempo” (v.
7:25) corresponde a 1.260 años. Para llegar a este número nece-
sitamos comprender el término “tiempo”. El propio Daniel ofre-
ce la solución cuando escribe “y después de varios años 1” (v.
11:13). Como el texto dice “un tiempo, dos tiempos y medio tiem-
po” en realidad tenemos tres años y medio. El año profético es-

1. En la versión La Biblia de las Américas aparece una nota que remite al texto original: Lit., “al
cabo de los tiempos, de años”.

50
DIOS EL HIJO, EL MONARCA UNIVERSAL ◣
tá compuesto por 12 meses de 30 días: 360 días en total. Si mul-
tiplicamos los tres años y medio x 360 días, obtendremos 1.260
días. Este período de tiempo se repite siete veces en Daniel y el
Apocalipsis. En Apocalipsis 11:2 y 13:5 aparece como 42 meses,
en Daniel 11:3 y 12:6 el tiempo se define como 1.260 días y en Da-
niel 12:14, como en Daniel 7:25 y 12:7, un tiempo, dos los tiempos
y la mitad de un tiempo. Esta repetición indica que se trata de
un importante período histórico-profético.
La clave que abre este misterio la podemos encontrar en los si-
guientes versículos:
◾ “Conforme al número de los 40 días, en que reconocisteis la
tierra, llevaréis vuestra culpa durante 40 años. Un año por ca-
da día. Y conoceréis mi desagrado” (Núm. 14:34).
◾ “Te he fijado los años de su maldad en una duración de 390
días. Durante esos días llevarás la maldad de la casa de Israel.
Cumplidos estos, te acostarás sobre tu lado derecho, y lleva-
rás la maldad de la casa de Judá durante 40 días. Un día por
cada año. Vuelve tu rostro hacia el cerco de Jerusalén, descu-
bre tu brazo, y profetiza contra ella” (Eze. 4:5-7).
Si aplicamos este principio, los 1.260 días proféticos se transfor-
man en 1.260 años literales que comenzaron en 538 d.C. y termi-
nan en 1798 d.C. Este período de supremacía del obispo de Roma
se destacó por las persecuciones religiosas. Terminó cuando Luis
Berthier, general de Napoleón Bonaparte encarceló a Pío VI.

III. EL JUICIO FINAL (Daniel 2:31-47)


Después de esta impresionante visión, Daniel fue llevado en otra
visión, al Cielo. Allí vio la escena de un tribunal y un juicio.
“Mientras yo miraba fueron puestos tronos, y un Anciano de mu-
chos días se sentó. Su vestido era blanco como la nieve y el cabello
de su cabeza como lana pura. Su trono llama de fuego, y sus ruedas
fuego ardiente. Un río de fuego salía delante de él. Miles de millares
le servían, y millones de millones asistían ante de él. El tribunal se
sentó en juicio, y los libros fueron abiertos. Entonces miré a causa
de las palabras tan arrogantes que hablaba el cuerno. Miré hasta que
mataron a la bestia, y su cuerpo fue deshecho y entregado para ser
quemado en el fuego” (Dan. 7:9-11).
51
◢ Un hombre singular
En este tribunal el cuerno es juzgado y condenado. El juez, el An-
ciano de días, es Dios mismo. Pero en la visión aparece otro ser.
“Seguí mirando en la visión nocturna, y vi que en las nubes del
cielo venía como un Hijo de Hombre. Llegó hasta el Anciano de días
y fue llevado ante él. Y le fue dado dominio, y gloria y reino. Y todos
los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron. Su dominio es eterno,
que nunca pasará, y su reino nunca será destruido” (Dan. 7:13 y 14).
Cristo, el Hijo del Hombre, acudió al tribunal para defender a su
pueblo perseguido y oprimido por el poder del cuerno pequeño. Él se
identifica con su pueblo, influye personalmente en su destino y de-
fiende su derecho.
“Después los santos del Altísimo recibirán el reino, y lo poseerán
eternamente, por los siglos de los siglos” (Dan. 7:18).
“Y el reino, el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo
el cielo, serán dados al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino
es reino eterno, y todos los dominios le servirán, y obedecerán” (Dan.
7:27).

CONCLUSIÓN
Dios siempre observa el sufrimiento de su pueblo, que es como “la
niña de su ojo” (Zac. 2:8). Sufre con él y espera el día en que retribuirá
a cada uno según sus obras (Apoc. 20:12).
Dios también es consciente del sufrimiento personal. Conoce sus
luchas, los problemas con los hijos, el marido difícil, la falta de recur-
sos financieros. Él siente su depresión y sus problemas psíquicos, ve
sus dificultades y promete estar a su lado en todo momento. Es más,
promete que un día usted estará con él en su reino, como un rey o
una reina, y vivirán juntos por la eternidad.
¡Qué maravilloso es saber que Dios está al control de la historia, y
juzgará al mundo concediendo la victoria eterna al pueblo que es fiel
a su Palabra! Podemos confiar en el amor de Dios, teniendo la certeza
de que Jesús pronto volverá para iniciar su reino, que durará por to-
da la eternidad.

52
DIOS Y LOS ENEMIGOS
DE SU PUEBLO

DANIEL 8
8
Primera parte

INTRODUCCIÓN
Como vimos en el tema anterior, las profecías de Daniel
son paralelas, es decir, repiten su significado mediante otros
símbolos. El capítulo 8 está íntimamente relacionado con 7,
y el capítulo 7 con el 2. Entre los capítulos 7 y 8 hay muchas
similitudes. Por ejemplo, en las dos visiones aparece un
cuerno pequeño que realiza las mismas acciones. Otras
coincidencias son el uso de animales para representar las
naciones y el ángel que explica las visiones. También hay
diferencias significativas que sirven para enfatizar as-
pectos específicos de estas visiones. Más adelante ana-
lizaremos las diferencias.
Esta visión, presentada dos años después de la an-
terior, es la segunda que recibe directamente Daniel.
Él mismo afirma “después de la que había tenido an-
tes”, otra forma de relacionar los capítulos 7 y 8.
Cuando Belsasar cumplía su tercer año como rey,
548-547 a.C., faltaban décadas para la caída de Ba-
bilonia. Por eso Dios no la incluye.
Esta visión comienza un nuevo ciclo. Daniel
escribió los capítulos 2-7 en arameo, la lengua
de Babilonia. Este capítulo está registrado en
hebreo, la lengua del pueblo de Dios, sugirien-
do que su mensaje no es universal. Revela de-
53
◢ Un hombre singular
talles para el pueblo de Dios. De acuerdo con la estructura de la sec-
ción aramea, percibimos que el mensaje muestra el destino de Ba-
bilonia y, en particular, de su rey (capítulos 4 y 5). La sección hebrea
que comienza aquí muestra el destino del pueblo de Dios, especial-
mente de su Rey, el Mesías (capítulo 9).

I. LA VISIÓN DEL CHIVO Y EL CARNERO (Daniel 8:1-6)


“Durante la visión me vi junto al río Ulai, en Susa, capital del rei-
no, en la provincia de Elam. Alcé los ojos y vi un carnero junto el río.
Tenía dos cuernos altos, uno era más alto que el otro; aunque el más
alto había sido el último en despuntar. Vi que el carnero hería con los
cuernos al oeste, al norte y al sur; y ninguna bestia podía parar ante
él, ni había quien escapase de su poder. Actuaba según su voluntad y
se engrandecía. Mientras yo pensaba, un macho cabrío vino del oes-
te, corría tan de prisa que ni tocaba la tierra. Este macho cabrío tenía
un cuerno notable entre sus ojos. Vino hasta el carnero de dos cuer-
nos que yo había visto junto al río, y corrió contra él con todo el ar-
dor de su fuerza. Vi que llegó junto al carnero, lo atacó furiosamente,
y quebró sus dos cuernos. Y el carnero no tuvo fuerza para resistirlo.
Después el macho cabrío derribó por tierra al carnero y lo pisoteó. Ni
hubo quien librase al carnero de su poder. Y el macho cabrío se en-
grandeció mucho, y cuando estaba en su mayor fuerza, aquel gran
cuerno fue quebrado, y en su lugar salieron cuatro cuernos promi-
nentes, hacia los cuatro vientos del cielo” (Dan. 8:2-8).
La gran diferencia entre los capítulos 7 y 8 reside en los animales
que aparecen, y hay una razón. En el capítulo anterior los animales
eran depredadores, considerados inmundos en la cultura judía. Los
animales del capítulo 8 son limpios, como los utilizados ​​en los ritua-
les de adoración del Santuario, específicamente en una de las festi-
vidades más sagradas —el Yom Kippur, o Día de la Expiación, descri-
to en Levítico 16, donde eran sacrificados tanto un carnero como un
chivo. Este detalle revela claramente la motivación: el foco de este ca-
pítulo se encuentra en el Santuario, en sus ritos y sus participantes.
Desde el principio Dios muestra cuál es el énfasis.
A. El primer animal en aparecer es un carnero. En esta visión Dios
ignora a Babilonia y comienza con Medopersia. Por eso Daniel se
ve en Susa, la capital del Imperio Medopersa. El carnero avanza
54
DIOS Y LOS ENEMIGOS DE SU PUEBLO ◣
hacia el oeste, el norte y el sur; por lo tanto, proviene del este. El
Imperio Medopersa tenía su sede al oriente. También existe una
explicación lógica para los cuernos, uno es más grande que el
otro. Los persas eran más importantes que los medos y la afir-
mación “el más alto había sido el último en despuntar” es una
descripción histórica. Los medos se habían desarrollado muchos
siglos antes que los persas. Pero los persas los superaron y domi-
naban la región y la alianza con los medos.
La interpretación se simplifica porque el ángel revela el nombre
del imperio: “Aquel carnero que viste, con dos cuernos, repre-
senta a los reyes de Media y de Persia” (Dan. 8:20).
B. El siguiente animal es un chivo que, viene del occidente sin to-
car el suelo. Esto nos recuerda la rapidez del leopardo de cuatro
las alas del capítulo 7. Los dos animales representan a Grecia,
que superó a Medopersia en el año 331 a.C. y se convirtió en la
gran potencia mundial. El “cuerno notable entre sus ojos” re-
presenta a Alejandro Magno, quien en diez años conquistó los
territorios desde el Mar Egeo hasta las montañas de la India.
Sin embargo, murió pocos días después de celebrar la toma de
Babilonia. Después de una disputa por el poder, el imperio fue
dividido entre sus cuatro generales, Lisímaco, Casandro, Ptolo-
meo y Seleuco, que son representados por los cuatro cuernos
que surgieron cuando se rompió el “cuerno notable”.
El ángel le dijo a Daniel: “El macho cabrío es el rey de Grecia, y
el cuerno grande que tenía entre sus ojos es el primer rey. Los
cuatro cuernos que sucedieron al que se quebró representan
cuatro reinos se saldrán de esa nación, pero no tendrán el mis-
mo poder” (Dan. 8:21 y 22).
C. Hasta aquí tenemos la misma secuencia que en la visiones de la
estatua (capítulo 2) y la de los animales (capítulo 7) —excepto
que en esta visión queda excluida Babilonia.

II. EL CUERNO PEQUEÑO (Daniel 8:9-14)


A. El texto de la versión Almeida actualizada, segunda edición,
dice que de uno de los cuernos salió un cuerno pequeño. Esto
querría decir que el cuerno pequeño salió de uno de los cuatro
reinos que surgieron a partir del Imperio Griego. Sin embargo,
55
◢ Un hombre singular
el texto original hebreo no incluye la palabra cuerno; sólo dice
“de uno de ellos”. Otras versiones como la Almeida Fiel y la Nue-
va Versión Internacional traducen “de uno de ellos”, siendo esta
opción más fiel al texto original.
B. Necesitamos analizar de dónde proviene el cuerno pequeño.
Veamos el texto en la Nueva Versión Internacional: “El macho
cabrío cobró gran fuerza, pero en el momento de su mayor
grandeza se le rompió el cuerno más largo, y en su lugar bro-
taron cuatro grandes cuernos que se alzaron contra los cuatro
vientos del cielo. De uno de ellos salió otro cuerno, pequeño al
principio, que extendió su poder hacia el sur y hacia el este, y
también hacia nuestra hermosa tierra” (Dan. 8:8 y 9, NVI).
Note que el antecedente más cercano son “los cuatro vientos del
cielo”, por lo que podemos deducir que el cuerno pequeño pro-
viene de uno de los cuatro vientos —o puntos cardinales—, no
de otro cuerno. Para identificar el punto cardinal debemos ana-
lizar hacia dónde avanza el cuerno pequeño. El texto afirma que
crece “hacia el sur y hacia el este, y también hacia nuestra her-
mosa tierra”. La palabra gloriosa (o hermosa) en hebreo es tseby,
bastante similar a la palabra norte, tsafon. Quizá el profeta esté
haciendo un juego de palabras o utilizando un lenguaje antiguo
para referirse al norte. Entonces, si el cuerno crece hacia el sur,
el norte y el este, necesariamente debe provenir del oeste.
C. De los imperios aludidos, el que tenía su capital más al oeste era
el Imperio Romano. Esta deducción es coherente con las otras
visiones de Daniel y su interpretación de los grandes imperios
mundiales. Los versículos 9 y 10 describen dos momentos de
Roma. En el primero se extiende sobre el mundo en el sentido
horizontal, conquistando otras naciones y territorios. Pero en
el versículo 10, Roma comienza a crecer en un sentido vertical,
luchando contra Dios y contra su pueblo.
D. El “ejército del cielo” o de “las estrellas” representa en la Biblia a
los ángeles no caídos, o al pueblo de Dios en esta tierra. Por la
interpretación que hace el ángel, podemos afirmar que en este
caso se refiere sólo al ejército de los santos: “Al fin del reinado
de ellos, cuando los rebeldes lleguen al colmo de la maldad, se
levantará un rey altivo de rostro, maestro en intrigas. Y su po-
der se fortalecerá, pero no con su propia fuerza. Causará gran-
56
DIOS Y LOS ENEMIGOS DE SU PUEBLO ◣
des destrucciones, y prosperará. Y destruirá a los fuertes y al
pueblo de los santos” (Dan. 8:23 y 24).
Además, en el capítulo 12 el ángel describe al pueblo de Dios
con las siguientes palabras: “…Pero en ese tiempo será liberado
tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el Libro… Entonces
los sabios resplandecerán como el fulgor del firmamento; y los
que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a per-
petua eternidad” (Dan. 12:1 y 3). Por lo tanto, el ejército celestial,
o las estrellas del cielo, representan al pueblo de Dios que fue
perseguido por el cuerno pequeño. De esta manera, existen se-
mejanzas entre el cuerno de los capítulos 7 y 8.
E. La historia confirma la continuidad de las dos Romas. En el año
538 d.C. el obispo de Roma ocupó el trono que pertenecía a los
Césares desde el siglo IV. Entonces la Iglesia adoptó el apellido
“Romana” y Constantino estableció el Papado. La Iglesia preser-
vó el derecho romano, la lengua romana (el latín) y la crueldad,
a través de la Santa Inquisición. El cristianismo paganizado con-
servó los dioses romanos, ahora como santos. En la catedral ro-
mana se mantuvo las imágenes de los dioses romanos, a quie-
nes luego se les colocaron los nombres de los apóstoles.

III. EL PRÍNCIPE DEL EJÉRCITO Y EL CUERNO PEQUEÑO


A. ¿Y quién será el Príncipe del ejército? Veamos qué dice al res-
pecto la Palabra de Dios:
“Un día, cuando Josué estaba cerca de Jericó, alzó sus ojos y vio
a un hombre ante él con una espada desenvainada en su mano.
Y yendo hacia él, le preguntó: ‘¿Eres de los nuestros, o de nues-
tros enemigos?’ Y él respondió: ‘No, Yo Soy el Príncipe del ejérci-
to del Señor, que he venido’. Entonces Josué se postró en tierra,
lo adoró y le dijo: ‘¿Qué manda mi Señor a su siervo?’ Y el Prínci-
pe del ejército del Señor respondió a Josué: ‘Quita el calzado de
tus pies, porque el lugar donde estás es santo’. Y Josué lo hizo
así” (Jos. 5:13-15).
Si el ejército de las estrellas es el pueblo de Dios en la tierra, el
Príncipe del ejército es Jesucristo. El mismo que se le apareció a
Josué y ayudó a su pueblo a conquistar Canaán.
B. ¿Qué acciones desarrolla el cuerno pequeño en el capítulo 8?
57
◢ Un hombre singular
“Se engrandeció hasta el ejército del cielo, y echó por tierra par-
te del ejército y de las estrellas, y las pisoteó. Aun contra el Prín-
cipe del ejército se engrandeció, y quitó el continuo; y el lugar
de su Santuario fue echado por tierra. A causa de la prevarica-
ción, el ejército y el continuo le fueron entregados. Echó por
tierra la verdad, y prosperó en todo lo que hizo” (Dan. 8:10-12).
“Al fin del reinado de ellos, cuando los rebeldes lleguen al col-
mo de la maldad, se levantará un rey altivo de rostro, maestro en
enigmas. Y su poder se fortalecerá, pero no con su propia fuer-
za. Causará grandes destrucciones, y prosperará. Y destruirá a los
fuertes y al pueblo de los santos. Con su sagacidad hará prospe-
rar el engaño en su mano. Se considerará superior, y por sorpresa
destruirá a muchos. Se levantará contra el Príncipe de los prínci-
pes, pero sin mano humana será quebrantado” (Dan. 8:23-25).
En síntesis, el cuerno pequeño:
◾ Destruye y pisa al pueblo de Dios.
◾ Se vuelve contra el Príncipe de los príncipes.
◾ Quita el sacrificio continuo e interfiere la actividad del San-
tuario.
◾ Se le permite perseguir al pueblo de Dios y a su Príncipe.
◾ También tiene autoridad sobre hombres poderosos.
◾ Utiliza la astucia y el engaño para alcanzar sus objetivos.
◾ Modifica la verdad y prospera en lo que hace.
Muchas características ya habían aparecido en el capítulo 7.
C. Persigue al pueblo de Dios e intenta destruirlo. Sus acciones en-
cajan con las características de la iglesia en la Edad Media. Te-
nía tanto poder que se imponía a los hombres poderosos y uti-
lizaba todo tipo de artificios para conservar su poder y su au-
toridad. Perseguía y mandaba torturar y matar en el nombre de
Dios a los que no coincidían con su pensamiento.
El sitio de History Channel presenta algunas características de
los personajes de esta época:
◾ El Papa Sergio III (904-911) fue señalado por sus propios car-
denales como “el esclavo de todos los vicios”. Llegó al tro-
no vaticano tras matar a su predecesor León V, y tuvo como
amantes a la esposa del senador y jefe militar de Roma Teo-
58
DIOS Y LOS ENEMIGOS DE SU PUEBLO ◣
filacto I, y a una prostituta adolescente llamada Marozia, con
quien concibió a su sucesor, Juan XI. Comenzaba así el perío-
do papal conocido en la historia como “pornocracia”.
◾ Bonifacio VIII (1294-1303). Según Chamberlain, este papa
practicó la simonía (venta de favores y objetos religiosos) y el
nepotismo (preferencia para conceder cargos a sus familia-
res, dentro de la misma institución). Otro historiador, Durant,
afirma que Bonifacio practicó la brujería, llamó “hipócrita” a
Jesucristo, dijo ser ateo, negó la vida futura y fue un pedófilo.
El propio Dante le reservó un lugar en el infierno de La divina
comedia (Canto XIX), sin que el papa hubiera muerto.
Estas historias describen la difícil situación en que se encon-
traba la iglesia en el período de 538 a 1798. En su omnisciencia,
Dios había predicho que la Iglesia Cristiana oficial se alejaría de
Dios y lucharía contra la verdad, contra su pueblo y contra Je-
sucristo. Lamentablemente, Dios ya no pudo trabajar con esta
Iglesia y debió levantar reformadores, para restaurar la verdad.

CONCLUSIÓN
Es interesante notar que el cuerno pequeño iba a destruir a mu-
chos que parecen vivir seguros (Dan. 8:25). Los que viven despreo-
cupadamente son aquellos que no se preocupan por las cosas celes-
tiales, que no tienen como objetivo principal el Reino de Dios. Sólo
viven seguros los que no temen alejarse de su zona de confort y pro-
curan el conocimiento pleno de la verdad. “Y conoceréis la verdad, y
la verdad os libertará” (Juan 8:32).
Debemos ocuparnos de las cosas eternas. No necesitamos procu-
rar los bienes materiales ni amoldarnos al pensamiento de la socie-
dad. Nuestro Salvador nos está llamando.
Si vivimos despreocupadamente seremos presa fácil del terrible
villano, el enemigo de Dios y de su pueblo —el “cuerno pequeño”. Y
entonces nos destruirá.
“Así, no os preocupéis, diciendo: ‘¿Qué comeremos, qué bebere-
mos, o qué vestiremos?’ Porque los paganos buscan todas estas co-
sas, pero vuestro Padre celestial sabe que necesitáis. Buscad primero
el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”
(Mat. 6:31-33).
59
9 DIOS Y EL SANTUARIO

DANIEL 8
Segunda parte

INTRODUCCIÓN
El foco del capítulo 8 se encuentra en el Santuario y en
sus actividades. Desde el principio de la visión Dios intenta
que el profeta y nosotros entendamos la importante lección
del Santuario. Es allí donde Dios y Jesucristo enfrentan el
problema del pecado para solucionarlo.
En este importante capítulo somos llevados a las rea-
lidades eternas. Se retira el velo de lo que sucede en las
cortes celestiales y se nos muestra cómo influyen estas
acciones en nuestra vida diaria.
Lo invito a dedicar un tiempo para desentrañar los
secretos de las realidades celestiales y entender su sig-
nificado para nuestra vida.

I. EL SACRIFICIO CONTINUO Y LA
PREVARICACIÓN ASOLADORA
A. El texto bíblico afirma que el cuerno pequeño
“quitó el [sacrificio] continuo” y “el lugar de
su Santuario fue echado por tierra”. Necesi-
tamos entender qué es el sacrificio conti-
nuo y la “prevaricación asoladora”.
“Entonces oí a un santo que hablaba, y
otro santo le preguntó: ‘¿Hasta cuándo
60
DIOS Y EL SANTUARIO ◣
durará la visión del continuo, de la prevaricación asoladora, y
del pisoteo del Santuario y del ejército?’ Y él respondió: ‘Hasta
2.300 días de tardes y mañanas. Entonces el Santuario será pu-
rificado’ ” (Dan. 8:13 y 14).
En el original hebreo no aparece la palabra sacrificio. Se agregó
en algunas traducciones para mejorar su comprensión. En he-
breo tenemos sólo la palabra tamid que significa “continuo”, en
el sentido de “periódico”. En el Antiguo Testamento se utiliza
muchas veces esta palabra para describir las tareas que se rea-
lizaban cada día en el Santuario.
1. Los sacrificios diarios (Núm. 28:1-4).
2. El candelabro (Lev. 24:1-4).
3. El pan de la mesa (Lev. 24:5-9).
4. El altar del incienso (Éxo. 30:1-8).
5. La ropa de Aarón (Éxo. 28:29 y 30).
Todo el servicio que se realizaba en el Lugar Santo era llamado
de tamid, es decir, continuo o diario. El trabajo desarrollado en
el Lugar Santo estaba ligado al perdón de los pecados. El sacer-
dote sacrificaba cada día el holocausto y llevaba parte de la san-
gre del sacrificio dentro del Santuario, transfiriendo simbólica-
mente el pecado del pecador al Santuario.
B. Pero, ¿de qué manera podría interferir el cuerno pequeño el tra-
bajo del santuario? Como ya hemos visto, el cuerno pequeño
representa a la iglesia de la Edad Media. En este período ya no
había Santuario en la Tierra; el ejército romano lo había destrui-
do, junto con Jerusalén, en el año 70 d.C. ¿Y entonces? La res-
puesta se encuentra en el libro de Hebreos.
“Lo principal de lo que venimos diciendo es que tenemos un Su-
mo Sacerdote que se sentó a la diestra del trono de la Majestad
en el cielo; y es ministro del Santuario, de aquel verdadero San-
tuario que el Señor levantó, y no el hombre” (Heb. 8:1 y 2).
De este versículo surgen dos verdades: hay un Santuario en el
cielo erigido por Dios; Jesucristo es el Sumo Sacerdote. Otros
versículos confían la realidad del Santuario celestial:
“Y me harán un Santuario, y habitaré entre ellos. Conforme a
todo lo que yo te muestre, el diseño de la Morada y de sus uten-
silios, así lo haréis” (Éxo. 25:8 y 9).
61
◢ Un hombre singular
“Entonces fue abierto el Santuario de Dios que está en el cielo, y
quedó a la vista el Arca de su Pacto en su Santuario. Y hubo re-
lámpagos, voces, truenos, y un terremoto y una fuerte graniza-
da” (Apoc. 11:19).
C. El libro de Hebreos contrasta el Santuario celestial con el te-
rrenal, y muestra claramente que el Celestial es superior a los
construidos por Moisés y Salomón. De igual modo, los rituales
practicados en el tabernáculo terrenal se basaban en las cere-
monias celestiales, siendo estas últimas también superiores.
“Si estuviera sobre la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habien-
do aún sacerdotes que ofrecen presentes según la Ley. Estos sa-
cerdotes sirven en el Santuario que es copia y sombra de lo que
hay en el cielo. Por eso Dios dijo a Moisés cuando iba a levantar
el Santuario: ‘Haz todas las cosas conforme al modelo que te fue
mostrado en el monte’. Pero ahora tanto mejor ministerio es el
de Jesús, por cuanto es mediador de un pacto mejor, basado so-
bre mejores promesas” (Heb. 8:4-6).
“Pero Cristo ya vino, y ahora es el Sumo Sacerdote de los bienes
definitivos. El Santuario donde él ministra es más grande y más
perfecto; y no es hecho por mano de hombre, es decir, no de
este mundo. Y Cristo entró en ese Santuario una vez para siem-
pre, no con sangre de machos cabríos ni de becerros, sino con
su propia sangre, y consiguió la eterna redención. Porque si la
sangre de los toros, los machos cabríos y la ceniza de la bece-
rra rociada a los impuros, santifican para la purificar la carne,
¡mucho más la sangre de Cristo, quien por el Espíritu eterno se
ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, purificará vuestra con-
ciencia de las obras que llevan a la muerte, para que sirváis al
Dios vivo!” (Heb. 9:11-14).
“Porque Cristo no entró en el Santuario hecho por mano de
hombre, que era sólo copia del Santuario verdadero, sino que
entró en el mismo cielo, donde ahora se presenta por nosotros
ante Dios” (Heb. 9:24).
D. Cuando Cristo ascendió entró en el Santuario y comenzó a mi-
nistrar como Sumo Sacerdote, intercediendo por los pecados de
los hombres, tal como ocurría en el terrenal. Él continuamente
(tamid) está perdonando los pecados que le son confesados.
62
DIOS Y EL SANTUARIO ◣
“Si confesamos nuestros pecados, Dios es fiel y justo para per-
donar nuestros pecados, y limpiarnos de todo mal” (1 Juan 1:9).
“Hijitos míos, esto os escribo para que no pequéis. Pero si algu-
no hubiera pecado, Abogado tenemos ante el Padre, a Jesucristo
el Justo” (1 Juan 2:1).
E. Sin embargo, el cuerno pequeño interfirió el trabajo de Cristo
en su Santuario, según estaba profetizado. Hay una doctrina ca-
tólica que limita el trabajo de Cristo, llamada “confesión auri-
cular”. Fue oficializada en el Concilio de Letrán en 1215, aunque
ya era muy utilizada. La doctrina de la confesión afirma que el
pecador debe confesar sus pecados a otros seres humanos, no
a Cristo. De esta forma, la iglesia usurpa la autoridad de perdo-
nar los pecados que sólo tiene Cristo.
“Porque hay un solo Dios, y un solo Mediador entre Dios y los
hombres, Jesucristo hombre” (1 Tim. 2:5).
Dios no concedió autoridad para perdonar pecados; ni la igle-
sia ni sus sacerdotes tienen derecho a hacerlo. Durante la Edad
Media, cuando sólo existía una forma de cristianismo adminis-
trado por Roma, se enseñaba al pueblo a pedir perdón a los sa-
cerdotes. Esto interfirió el trabajo de Cristo en su Santuario.
F. Ahora podemos entender qué significa “quitó el [sacrificio] con-
tinuo” y “prevaricación asoladora”. El continuo —tamid— (re-
cuerde que la palabra “sacrificio” se encuentra en el original) re-
presenta la religión verdadera centrada en Cristo y en el perdón
de los pecados confesados directamente a Dios, en el nombre
de Jesús. La “prevaricación asoladora” es la falsa religión que en-
seña el perdón de los pecados mediante la intercesión humana
y la oración a otros seres humanos, que llaman santos.

II. LA RESPUESTA AL PROBLEMA


A. Un ángel le pregunta a otro ángel: “¿Hasta cuándo durará la vi-
sión del continuo, la prevaricación asoladora, y del pisoteo del
Santuario y del ejército?” (Dan. 8:13).
B. La visión era espeluznante. Tenga en cuenta que hay tres pre-
guntas en una:
1. Hasta cuándo sería suplantado “el continuo” por la “prevari-
cación asoladora”.
63
◢ Un hombre singular
2. Hasta cuándo sería pisoteado el Santuario.
3. Hasta cuándo se atacaría al pueblo de Dios —todos por el
cuerno pequeño.
Dicho de otra manera, hasta cuándo prevalecería la religión fal-
sa, la interferencia en el ministerio de Cristo en su Santuario y
la persecución a su pueblo.
C. La respuesta la dio el otro ángel: “Hasta 2.300 días de tardes y
mañanas. Entonces el Santuario será purificado” (Dan. 8:14).
La pregunta implica algunas cuestiones deben ser aclaradas.
Existe la profanación del Santuario por parte del cuerno peque-
ño, la abrogación —la introducción de impureza en el Santua-
rio— y la caída del pueblo de Dios representado por los ejércitos
persiguiéndolo a él y al Santuario.
D. El secreto de la respuesta está en la palabra “purificado”. En el
original hebreo aparece la palabra nisdaq, una forma verbal (ni-
phal) de sdq, tsadiq. En su raíz original el verbo tiene el sentido
de “ser justo” o “justificar”. Su significado ampliado es “ser pu-
ro”, “limpio”, “íntegro”, “recto”, “absuelto”, “restaurar”, “vindicar”,
e incluso “piadoso” y “virtuoso”. El hebreo bíblico posee unas
3.000 palabras, mientras que una persona contemporánea uti-
liza, en promedio, unas 9.000 palabras diferentes —y las perso-
nas cultas 15.000. Por lo tanto, una sola palabra en hebreo pue-
de contener decenas de significados. Este es el caso de tsadiq.
E. La respuesta del ángel implica que hacían falta varias condicio-
nes para que se produjera la restauración:
◾ El pueblo de Dios dejaría de ser pisoteado por el cuerno pe-
queño —lo que ocurrió en 1798, cuando el general Luis Ber-
thier prendió al líder de la iglesia y lo exilió a Francia.
◾ El “continuo” debería tomar el lugar de la “prevaricación aso-
ladora”. En 1517 comenzó la reforma que luchaba por restau-
rar la verdad y poner fin a la confesión auricular. Pero fue re-
cién en 1844 cuando un movimiento de restauración, levan-
tado por Dios, se ocuparía de la doctrina del Santuario, tanto
tiempo relegada por el cristianismo.
◾ Finalmente, el Santuario necesitaba ser limpiado. Como ya
mencionamos, el Santuario descrito en Daniel 8 es el Santua-
rio celestial. Pero, ¿puede haber algo contaminado en el Cie-
64
DIOS Y EL SANTUARIO ◣
lo, que necesite ser purificado? La respuesta la encontramos
una vez más en el libro de Hebreos:
“Porque según la Ley, casi todo se purifica con sangre, y sin
efusión de sangre no hay perdón. Fue, pues, necesario que la
copia de las cosas celestiales fuese purificada con esos sacri-
ficios. Pero las realidades celestiales mismas requieren mejo-
res sacrificios que estos” (Heb. 9:22 y 23).
Observe que el texto afirma que las cosas de la tierra, sombra
de las celestiales, se purifican con la sangre de animales. Pero
las celestiales con sacrificios superiores, es decir, con el sacrifi-
cio de Cristo. Por lo tanto, las cosas celestiales también necesi-
tan ser purificadas pues de alguna forma están contaminadas.
Pero, ¿cómo es posible? Usted seguramente se habrá rubori-
zado al observar lo que se expone en los kioscos de diarios y
revistas: pornografía, violencia, crímenes degradantes. Quizá
también haya dejado de leer algún libro porque su contenido se
volvió inapropiado, o le prohibió a sus hijos leer o ver algunas
cosas, incluso siendo verídicas. Todas esto se encuentra en los
registros celestiales.
Dice el salmista: “Tú anotas mis huidas, juntas mis lágrimas en
tu redoma. ¿No están escritas en tu libro?” (Sal. 56:8).
“Escrito está ante mí… por vuestros pecados y por los pecados
de vuestros padres —dice el Señor…” (Isa. 65:6 y 7).
Dice el profeta Daniel: “…El tribunal se sentó en juicio, y los li-
bros fueron abiertos” (Dan. 7:10).
El escritor del Apocalipsis, describiendo la misma escena, aña-
de: “…Y otro libro fue abierto, el Libro de la Vida. Y los muertos
fueron juzgados, según sus obras, por las cosas que estaban es-
critas en los libros” (Apoc. 20:12).

III. EL DÍA DE LA EXPIACIÓN Y EL JUICIO INVESTIGADOR


A. Los pecados cometidos por la humanidad, que se encuentran
registrados en los libros celestiales, contaminan el Santuario ce-
lestial. En el Santuario terrenal, la purificación se realizaba el
día de Yom Kippur, o Día de la Expiación. Este día el Sumo Sacer-
dote entraba en el Santuario y hacía expiación por el pueblo, y
por el Santuario.
65
◢ Un hombre singular
B. Durante todo el año los pecados del pueblo eran acumulados
simbólicamente en el Santuario, cuando el Sacerdote llevaba la
sangre de los animales sacrificados, sobre cuyas cabezas ha-
bían sido confesados. De esta forma, los pecados quedaban “re-
gistrados” en el Santuario, que necesitaba ser limpiado. La ce-
remonia se celebraba una vez al año, cuando el Sumo Sacerdo-
te ingresaba en el Lugar Santísimo, ante la presencia directa de
Dios. Llevaba la sangre del “chivo para el Señor” y hacía la puri-
ficación de los pecados.
“Después degollará para el sacrificio de la expiación, el macho
cabrío por el pecado del pueblo. Llevará la sangre al interior,
detrás del velo, y hará con la sangre como hizo con la sangre
del becerro, la esparcirá sobre el Propiciatorio y delante de él.
Así purificará el Santuario de las impurezas de los israelitas, de
sus rebeliones y de todos sus pecados. De la misma manera ha-
rá también con la Tienda de Reunión que reside entre ellos, en
medio de sus impurezas” (Lev. 16:15 y 16).
C. Entendemos entonces que, en una fecha posterior a las 2.300
tardes y mañanas proféticas comenzará el día del Yom Kippur,
o Día de la Expiación, en el Santuario celestial. Los pecados del
pueblo de Dios serán borrados para siempre de los registros ce-
lestiales, vindicando así al pueblo de Dios mediante la sangre de
Cristo, que limpia todo pecado confesado. Jesús está salvando
a su pueblo del castigo final que recibirán el cuerno pequeño y
todos los enemigos de Dios.
D. Esto es lo que significa y se conoce como Juicio Investigador.
Dios está haciendo justicia a su pueblo ante el Universo. Los que
fueron muertos o perseguidos, han sufrido privaciones y malos
tratos por su causa están siendo vindicados por Dios y, de esta
manera, el Santuario es purificado. Cuando el juicio haya termi-
nado, vendrá Jesús en las nubes del cielo “para dar a cada uno
según su obra” (Apoc. 22:12).
Nosotros también deberemos comparecer ante el tribunal de
Dios. Pero no debemos temer, porque “ninguna condenación
hay para los que están en Cristo Jesús [los que no andan según
la carne, sino según el Espíritu]” (Rom. 8:1). Debemos caminar
con el Espíritu y entregar cada día nuestra vida a Cristo. “…¡Re-
verenciad a Dios y dadle gloria, porque ha llegado la hora de
66
DIOS Y EL SANTUARIO ◣
su juicio! Y adorad al que hizo el cielo y la tierra, y el mar y las
fuentes de las aguas” (Apoc. 14:7). Éste debe ser siempre el obje-
tivo de nuestra vida.

CONCLUSIÓN
¡Qué maravilloso mensaje de esperanza! Cristo, nuestro amado
Salvador, está intercediendo por mí delante del Padre y limpiando
mis pecados (Mat. 10:32). No necesitamos temer; nuestro amigo está
en los cielos intercediendo por nosotros (Juan 15:15). Tengamos siem-
pre presente sus promesas:
“Hijitos míos, esto os escribo, para que no pequéis. Pero si alguno
hubiera pecado, Abogado tenemos ante el Padre, a Jesucristo el Justo”
(1 Juan 2:1).
Tenemos ante el Padre al mejor abogado: nuestro salvador Jesu-
cristo, que se compadece de nosotros. Que pronto pueda terminar
este juicio y se concrete nuestro mayor deseo, la bendita esperanza
del regreso de Jesús.
“El que testifica de estas cosas, dice: ‘Ciertamente vengo en breve’.
¡Amén! Ven, Señor Jesús” (Apoc. 22:20).
¡Maranata! Ven, Señor Jesús.

67
10 ¿HASTA CUÁNDO,
SEÑOR?

DANIEL 9

INTRODUCCIÓN
¿Tuvo alguna vez un problema de salud que le provocó
una enfermedad, cuyo tratamiento parecía que no termina-
ría nunca ni lo podría soportar? En ese momento segura-
mente habrá preguntado: ¿Hasta cuándo, Señor?
O quizá se encontraba aislado, lejos de su casa y de sus
amigos, sin dinero y enfrentando grandes pruebas. En-
tonces clamó: ¿Hasta cuándo, Señor? O quizá se haya aso-
ciado con alguien, y después de algún tiempo se enteró
que lo habían estafado; perdió todo su capital y debe
más de lo que tiene. En ese momento uno se pregunta:
¿Hasta cuándo, Señor?
Este clamor desesperado es parte del último es-
fuerzo por resistir la situación que lo supera.
Muchas veces nos preguntamos: ¿hasta cuándo?
Lo hacemos incluso cuando las cosas van bien y pa-
samos por un tiempo de bonanza, porque sabemos
que en este mundo, la paz y la tranquilidad duran
poco tiempo.
En el capítulo 9 de Daniel encontramos una
de las oraciones más hermosas de la Biblia. Da-
niel es conocido como un hombre de oración,
que oraba tres veces al día (v. 6:10) y recibió
68
¿HASTA CUÁNDO, SEÑOR? ◣
respuesta a sus oraciones que salvaron vidas (como en el capítulo 2).
Incluso estuvo dispuesto a enfrentar a los leones hambrientos antes
de suspender su vida de oración (capítulo 6). Pero, de todas las ora-
ciones de Daniel, sólo se registra una oración completa.

I. UNA ORACIÓN QUE RETRATA EL GRAN CONFLICTO


Esta oración de Daniel nos muestra cómo se maneja Dios en me-
dio del conflicto entre nuestros deseos y la voluntad de un Dios to-
dopoderoso. Daniel oraba para entender el destino de su pueblo y de
su ciudad, recordando lo que había profetizado Jeremías, y sabiendo
que es Dios quien “quita reyes y pone reyes” (v. 2:21). Él creía que la
oración puede cambiar la historia del mundo.
Nuestra actitud frente a la oración desempeña un papel vital en el
desarrollo histórico. Y la respuesta inmediata de Gabriel recompensó
la fe de Daniel. El ángel fue enviado para traer las revelaciones regis-
tradas en los capítulos 9, y 10 al 12.
Además, la oración confesional de Daniel por los pecados de su
pueblo muestra que él entendió que la contaminación del Santuario
del capítulo 8 no es causada por el cuerno pequeño, sino por los pe-
cados de los santos del Altísimo.
La purificación del Santuario, el motivo de su oración y uno de los
vínculos entre los capítulos 8 y 9, se refiere a la expiación de su pue-
blo —no al castigo del cuerno pequeño. Los orientales antiguos pen-
saban del efecto a la causa; la expiación del capítulo 9 es la causa de
la purificación del Santuario del capítulo 8.
La oración de Daniel del capítulo 9 tiene, como telón de fondo, la
profecía de Jeremías 25. Esta profecía le fue revelada el mismo año en
que Daniel fue llevado cautivo para Babilonia, cuando era un adoles-
cente. Ya pasaron casi 70 años:
“Por tanto, así ha dice el Señor Todopoderoso: ‘Por cuanto no ha-
béis escuchado mis Palabras, voy a reunir a todas las tribus del nor-
te —dice el Señor—, y a Nabucodonosor rey de Babilonia, mi siervo.
Los traeré contra este país, contra sus habitantes y contra todas es-
tas naciones en derredor. Los destruiré, y los pondré por escarnio,
por burla, y en perpetua desolación. Haré desaparecer de entre ellos
la voz del gozo y la alegría, el canto del novio y de la novia, el ruido
del molino y la luz de la lámpara. Toda esta tierra quedará desolada,
69
◢ Un hombre singular
en espanto. Y estas naciones servirán al rey de Babilonia 70 años. Y
cuando se cumplan los 70 años, castigaré al rey de Babilonia y a esa
nación por su maldad —dice el Señor—, y a la tierra de los caldeos; y
la convertiré en desierto para siempre” (Jer. 25:8-12).
Daniel, atento a esta profecía, buscó a Dios de todo corazón. El Se-
ñor había anticipado, casi 60 años antes: “Entonces me invocaréis,
vendréis, oraréis a mí, y yo os escucharé” (Jer. 29:12).
Daniel hizo una confesión (v. 4), pero no de naturaleza personal
sino en nombre de su generación —la de Judá y la de Israel—, en re-
presentación de las generaciones anteriores: “No hemos obedecido a
tus siervos los profetas, que en tu Nombre hablaron a nuestros prín-
cipes, a nuestros padres y todo el pueblo del país” (v. 6). Y reconoce
todo tipo de pecados: “Hemos pecado, hemos cometido iniquidad,
hemos obrado impíamente, hemos sido rebeldes, y nos hemos apa-
rado de tus Mandamientos y tus juicios” (v. 5). La descripción del pe-
cado se realiza en forma creciente, desde el pecado por ignorancia,
sin intención de apartase de Dios —aunque evita usar el término he-
breo pesh'á que alude al pecado de rebelión, o de “mano alzada” y uti-
liza una forma exclusiva para describir el pecado del cuerno pequeño
(Dan 8:12, 13 y 23) y todos los pecados humanos que llevaría el Mesías
(Dan 9:24)—, pero nunca en su oración intercesora (Dan. 9:4-19).

II. DANIEL COMO SUMO SACERDOTE (Daniel 9:3, 18 y 19)


En este capítulo Daniel hace referencia al Día de la Expiación, des-
crito en Levítico. Daniel asume una actitud humilde, vestido como un
penitente y ayunando.
En el culto hebreo, el único día de ayuno obligatorio era el Día de
la Expiación, el día en que todo el pueblo buscaba el perdón de Dios
con penitencia y humildad de corazón. Como Daniel está pidiendo
perdón por su pueblo, evoca al Sumo Sacerdote quien entraba en el
Día de la Expiación ante la presencia de Dios, en el Lugar Santísimo,
despojado de sus vestiduras reales, buscando el perdón no sólo por
sus pecados, sino por los del pueblo, de todo el año.
El papel de Daniel como Sumo Sacerdote o mediador de Dios con
un receptor humano se percibe desde el principio. No sólo tiene sa-
biduría como sus tres amigos; está encima de ellos: “…Además, Daniel
tuvo entendimiento en toda visión y sueño” (Dan. 1:17).
70
¿HASTA CUÁNDO, SEÑOR? ◣
Según el teólogo Alan Lenzi, en los siguientes capítulos se le con-
cede la interpretación de las visiones y los sueños que no fueron
comprendidos por los profesionales de la adivinación, los guardia-
nes de “los secretos de los dioses” 1. El secreto divino es entregado só-
lo a un instrumento: Daniel. Era el único que podría entrar, como el
Sumo Sacerdote en el Lugar Santísimo, en la intimidad del secreto di-
vino —otra referencia indirecta al Día de la Expiación.
La petición de Daniel no es menor, pero la respuesta de Gabriel
supera lo que Daniel podía entender —la respuesta definitiva para
“acabar con la prevaricación, poner fin al pecado, expiar la iniquidad,
traer la justicia de los siglos, sellar la visión y la profecía, y ungir al
Santo de los santos” (Dan. 9:24). Y no sólo de los judíos sino de todas
las naciones, desde Adán y Eva hasta el último pecador. Es la primera
venida del “Mesías Príncipe” para quitar el pecado de la humanidad,
porque “le quitarán la vida al Mesías, y no por sí mismo” (Dan. 9:26).
Daniel intenta tomar el lugar del Sumo Sacerdote intercediendo
por su pueblo, compartiendo en forma vicaria los pecados de sus
hermanos rebeldes. Pero él no es el verdadero reemplazo; el verda-
dero sustituto es el Mesías.

III. LA PROFECÍA DE LA LIBERACIÓN DE MESÍAS


Daniel 9 relata una de las profecías más profundas de la Biblia. Los
capítulos 8 y 9 están separados por ocho años, pero Daniel los reú-
ne intencionalmente, porque son interdependientes. Si Daniel quisie-
ra seguir un orden cronológico, debería haber colocado el capítulo 7
(escrito en el primer año de Belsasar), luego el 8 (escrito en el tercer
año de Belsasar), el capítulo 5 (escrito el último año de Belsasar), el 6
(que cuenta la organización del gobierno del rey Darío), y finalmente
el capítulo 9 (escrito durante el primer año de Darío).
Sin embargo, Daniel no es desorganizado; él data sus narraciones
y sus revelaciones. Los capítulos 1 al 4 se encuentran en orden crono-
lógico, al igual que los capítulos 9 al 12. El único cambio que hizo fue
juntar los capítulos 8 y 9, porque el capítulo 8 se encuentra totalmen-
te relacionado con el capítulo 9 —y el capítulo 9 es el complemento
del capítulo 8.

1. Alan Lenzi, “Secrecy, Textual Legitimation, and Intercultural Polemics in the Book of Daniel”,
The Catholic Biblical Quarterly, (N° 71, 2009), p. 330.

71
◢ Un hombre singular
Si Daniel hubiera seguido un orden cronológico, como ocurre en
el resto de su libro, habría sido difícil relacionar ambos capítulos. Él
espera traer los 70 años de liberación de los oprimidos, como ocurría
cada siete años con el año sabático. Sólo que 70 años son diez veces
más que siete. Y como se refiere a una opresión diez veces mayor y a
una liberación en la misma proporción, Gabriel anuncia un mensaje
que no involucra 70 años, sino 70 veces 7.
En el Pentateuco, al final de cada ciclo de 49 años había una libera-
ción. Lo mismo ocurre luego de los 490 años mencionados en este ca-
pitulo —diez ciclos de 49 años. También encontramos el principio “día
por año” —no sólo en Números 14:34 sino en la ley del Jubileo: “Conta-
rás siete semanas de años, siete veces siete años, de modo que las siete
semanas vendrán a ser 49 años” (Lev. 25:8). No es casual que mencione
que, como consecuencia de la desobediencia a Dios, vendrían juicios y
desolación contra Israel (Lev. 26:14-17). Y agrega en el versículo 18: “Y si
con todo esto no me oís, volveré a castigaros siete veces más por vues-
tros pecados” (véanse también los versículos 21, 24 y 28).
El castigo por la apostasía de Israel (el cautiverio) duró 70 años,
siete veces más representa 490 años —ó 70 semanas de años—, co-
mo revela Daniel. “Entonces la tierra disfrutará sus sábados todo el
tiempo que dure su desolación, y estéis en país enemigo; entonces la
tierra descansará, y gozará de sus sábados. Todo el tiempo que dure
su desolación, descansará por los sábados que no reposó cuando ha-
bitabais en ella” (Lev. 26:34 y 35).
“Entonces oí a un santo que hablaba, y otro le preguntó: ‘¿Hasta
cuándo durará la visión del continuo, la prevaricación asoladora y del
pisoteo del Santuario y del ejército?’ Y él respondió: “Hasta 2.300 días
de tardes y mañanas. Entonces el Santuario será purificado’ ” (Dan.
8:13 y 14).
El santuario debe ser purificado en un período que conocemos
como “los 2.300 años”. La primera parte de esta larga profecía que el
ángel comienza a explicar a Daniel (v. 24-27) es lo que llamamos “la
profecía de las 70 semanas”.
De acuerdo con Números 14:34 y Ezequiel 4:5-7 entendemos que
en las profecías, un día equivale a un año. Por lo tanto, 70 semanas
equivalen a 70 veces siete, porque una semana tiene 7 días, —lo que
se traduce a 490 años. Las 69 semanas equivalen a 483 años, una se-
mana a 7 años, y media semana a 3 años y medio.
72
¿HASTA CUÁNDO, SEÑOR? ◣
Teniendo esto en mente, vemos que este período comenzaría con
el decreto para reconstruir Jerusalén firmado por Artajerjes en el año
457 a.C. (Esd. 7:11-26). La ordenanza autorizaba la reconstrucción de
la ciudad y definía su cuerpo administrativo.
Gabriel revela que “desde que salga la orden de restaurar y reedi-
ficar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá 7 semanas, más 62
semanas” (Dan. 9:25). Siete semanas (49 años) más 62 semanas (434
años), 69 semanas en total (483 años) —de las 70 semanas.
Si comenzamos a contar a partir del año 457 a.C. llegamos al año
27 d.C., “hasta el Mesías Príncipe”. La palabra griega para “Mesías” es
Cristo, que significa “Ungido”. Todos los sacerdotes y reyes judíos eran
ungidos ante del Señor. Pero éste es el “Mesías Príncipe”. La profecía
no apunta al nacimiento del Mesías sino al inicio de su ministerio,
cuando hizo su aparición pública.
Si usted inicia el cálculo de las 62 semanas a partir del año 408
a.C. y le resta 434 años llegará al año 26, no al 27 d.C. Entonces, ¿por-
qué decimos que la profecía se cumple en el año 27 d.C.? Recordemos
que el decreto de Artajerjes (Dan. 9:25) se firma en otoño de 457 a.C.
y que no hay año cero.
Cuando calculamos un período de tiempo que se extiende desde
una fecha anterior a Cristo a otra posterior, debemos añadir un año.
El decreto de Artajerjes completaría un año en otoño de 456 a.C.
A partir del año 27 d.C. falta una semana para completar la profe-
cía. Daniel 9:26 afirma que sería muerto el Ungido. Tenga en cuenta
que existen 7 semanas antes de las 62 —69 semanas en total. Cristo
murió poco después de las 62 semanas, en el año 31 d.C, en la mitad
de la última semana profética, que concluye en el año 34 d.C. Según
Daniel 9:27, “En otra semana confirmará el pacto a muchos. Y a la mi-
tad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda…”.
El ángel Gabriel continúa interpretando la profecía de las 70 sema-
nas: “Después de las 62 semanas le quitarán la vida al Mesías (sería
asesinado), y no por sí mismo (en forma vicaria)” (v. 9:26). Aunque los
judíos del tiempo de Cristo esperaban un Mesías guerrero que mata-
ra a los enemigos de Israel y reinara sobre el trono de David durante
muchos años, Gabriel afirma que vendría a morir. Otros profetas ya
lo habían predicho antes de Daniel (Sal. 22; Isa. 52:13-53:12). La muerte
del Mesías no sería natural; sería asesinado.
73
◢ Un hombre singular
Jesús cumplió “el pacto a muchos” (v. 9:27) mediante su ministerio,
del año 27 d.C. hasta el 31 d.C. —un período de tres años y medio—,
marcando la mitad de la semana profética que finalizaría en el año 34
d.C., con la lapidación de Esteban.
El sacrificio de Jesús hizo cesar el de los animales. En el momento
de su muerte se rasgó el velo del templo de arriba abajo —indicando
que el Cordero de Dios estaba expiando el pecado de los hombres de
todos los tiempos.
Pero nos falta la segunda mitad de la septuagésima semana que,
según el versículo 24, terminó en el año 34 d.C. Las 70 semanas fue-
ron cortadas, separadas o identificadas para el pueblo judío y para
Jerusalén. Es decir, terminó el tiempo de la gracia para Israel, como
pueblo escogido. El Nuevo Testamento relata que en ese año los lí-
deres judíos rechazaron definitivamente la buena noticia del Mesías,
matando a Esteban.
En la parábola de la viña y de los labradores malvados Jesús dejó
claro que, la paciencia del Señor de la viña terminó cuando mataron
a su Hijo (Mat. 21:33-46). Entonces vendría el Señor a expulsar a los la-
bradores malvados y le daría la viña a otro pueblo: “Por tanto, os di-
go, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente
que rinda su fruto” (Mat. 21:43)

CONCLUSIÓN
Daniel 9 es fundamental para comprender la amplitud del perdón
y la gracia de Dios. Nadie ha ido tan lejos en el pecado que Dios no
pueda traer de vuelta, si esa persona lo permite. El perdón de Cristo,
el Ungido de Dios, es absoluto. Él nos libra de las garras del mal y de
la deuda del pecado.
Cristo no venció el pecado sólo en la cruz; lo venció durante su
vida pura y perfecta. Él pagó el precio del pecado en la cruz. En ese
momento se quitó la sentencia de muerte que pesaba sobre cada ser
humano. Podemos ser libres porque él nos amó, murió, resucitó y
hoy intercede por todos los que lo aceptan como Salvador.
Acepte hoy a Jesús como su Salvador, y comience a vivir el reino
de Dios aquí en la Tierra.
El Señor es quien lo está llamando hoy. ¿Hasta cuándo deberá es-
perar para entregarse a él?
74
DANIEL, UN HIJO
DE MIGUEL

D A N I E L 10
11
INTRODUCCIÓN
“En el tercer año de Ciro rey de Persia, fue revelada Pala-
bra a Daniel, cuyo nombre era Beltsasar. La Palabra era ver-
dadera, y el conflicto grande. Él prestó atención y entendió
la visión” (Dan. 10:1).
Daniel recibió esta revelación en el año 536-535 a.C.,
cuando el pueblo había regresado a la Tierra Prometida y
comenzaba a restaurar el templo en Jerusalén. Se estaba
contestando la oración del capítulo 9. Este capítulo co-
mienza cuando resurge Israel. Ya pasaron los 70 años
de castigo y comienza algo nuevo en Jerusalén. Este ca-
pítulo está estrechamente relacionado con el cumpli-
miento de Daniel 8:14. El contexto histórico sirve co-
mo base para el cumplimiento escatológico (futuro),
con la restauración espiritual de Israel.
Daniel estaba angustiado, porque los judíos que
volvieron a Jerusalén sufrían oposición en su tarea
de restaurar el templo (Dan. 9:25). La mención de
Ciro hace alusión a la promesa de restauración
que acompaña su nombre (Isa. 44:28-45:1).
Isaías lo llamó “Mesías” o “Ungido”, el que res-
taurará y libertará definitivamente a su pueblo
santo. En este capítulo Daniel tiene el privile-
75
◢ Un hombre singular
gio de ver al Mesías en gloria, el libertador de su pueblo. La oración de
Daniel 9:3-19 generó la explicación de la primera parte de los 2.300 días
ó 70 semanas (v. 9:24-27) referente a Ciro, el libertador. La oración del
capítulo 10 trae la revelación de la última parte de los 2.300 días, cu-
yo libertador es el propio Miguel (Daniel 11-12). La primera oración es
descrita con más detalle que la revelación (Daniel 9); pero la última se
describe con menos detalles que la revelación (Daniel 10).

I. ANTE LO DESCONOCIDO, SILENCIO


Y DEPENDENCIA DE DIOS
“En aquellos días, yo, Daniel, estuve triste durante tres semanas.
No comí alimento delicado, ni entró carne ni vino en mi boca, ni me
ungí, hasta que se cumplieron tres semanas enteras” (Dan. 10:2 y 3).
Daniel estaba angustiado por la situación en Jerusalén. Él tenía in-
fluencia sobre el rey persa; era el judío con la posición más elevada
del Imperio. Sin embargo, llama directamente a Dios, al Rey de reyes,
él que sabe que necesita hacer algo por su pueblo. Daniel cree que la
historia puede ser diferente; sabe que la oración puede cambiar el
curso de la historia y de quien la practica. Daniel es el judío más cer-
cano al rey, pero cualquier hijo de Dios está más cerca de Dios que
cualquier monarca terrenal.
La penitencia de Daniel duró tres semanas y consistió en evitar los
alimentos elaborados y en no perfumarse —hábitos relacionados con
la alegría de los días festivos. Su actitud es compatible con el Día de
la Expiación, un día de luto y ayuno.
Después de buscar entendimiento con respecto a los tiempos (Dan.
8:14) y formar parte del movimiento que originó el regreso del rema-
nente para restaurar el templo, Daniel debe haberse sentido “dulce”.
Pero ahora le resulta muy amarga la decepción al ver que, lo que pen-
saban que resultaría sencillo, es detenido por los enemigos de su pue-
blo. Daniel relaciona esta situación a su comprensión. Cree que no ha
entendido algo, lo que motiva la oración y el ayuno del capítulo 10. Es-
ta experiencia es similar a la de Juan, que comió un librito “y en mi bo-
ca fue dulce como la miel, pero después que lo comí, fue amargo en mi
estómago” (Apoc. 10:8-10). Es un anticipo de lo que experimentará el
remanente escatológico que restablece el verdadero plan de salvación,
centrado en Cristo y su obra en el Santuario celestial.
76
DANIEL, UN HIJO DE MIGUEL ◣
II. UNA VISIÓN INQUIETANTE: MIGUEL (Daniel 10:4-8)
“El día 24 del primer mes estaba yo a la orilla del gran río Hidekel.
Alcé mis ojos y vi a un Varón vestido de lino, y su cintura ceñida con
oro de Ufaz. Su cuerpo brillaba como de berilo, y su rostro parecía un
relámpago. Sus ojos como antorchas de fuego, sus brazos y sus pies
como bronce resplandeciente. Y su voz sonaba como el estruendo de
una multitud. Sólo yo, Daniel, vi aquella visión. No la vieron los hom-
bres que estaban conmigo, sino que cayó sobre ellos un gran temor, y
huyeron y se escondieron. Quedé, pues, yo solo, y vi esta gran visión.
Quedé sin fuerza y desfallecí, sin retener vigor alguno” (Dan. 10:4-8).
La mención del día 24 del primer mes (11 de mayo de 535 a.C.) po-
dría significar que, el ayuno de Daniel incluyó la Pascua del día 14 y
la semana de los panes sin levadura (del 15 al 21). Algunos estudiosos
creen que la mención del día 24, en respuesta a su oración y ayuno,
implica que las tres semanas de ayuno comenzaron el cuarto día del
mes. Como para los judíos las semanas comenzaban el domingo y
terminaban el sábado, Daniel debió haber recibido la visión del “gran
conflicto” un sábado. Esto se puede confirmar con el calendario gre-
goriano, ya que el 11 de mayo de 535 a.C. fue sábado.
Las características de este ser celestial están asociadas con la vi-
sión de Ezequiel 1:14-28, cuya presencia también es descrita como un
“relámpago” (v. 1:14), el “berilo” [o crisólito] (v. 1:16), el “bronce res-
plandeciente” (v. 1:7 y 27), el “fuego” (v. 1:13 y 27) y la voz “de muche-
dumbre” (v. 1:24), que Ezequiel identifica como “visión [mar'eh] de la
de la gloria del Señor” (v. 1:28). Ezequiel cae sobre su rostro pero se
fortalece cuando le habla y es confortado por el Espíritu (Eze. 2:1-3).
Esta manifestación divina anticipa a Daniel, como lo hizo con
Ezequiel, que la explicación de los 2.300 días (capítulos 11 y 12) está
relacionada con el día en que la gloria de Dios era vista sobre el arca,
el Día de la Expiación.
El lino era utilizado en la vestimenta común de los sacerdotes y
del Sumo Sacerdote en el Día de la Expiación (Lev. 16:4). Pero el cintu-
rón de oro no formaba parte del atuendo sacerdotal; por lo tanto, el
ser visto por Daniel es el gran Sumo Sacerdote en el Día de la Expia-
ción antitípica, o juicio final.
El mismo ser divino que estuvo presente en la última revelación
a Daniel aparece en la primera que registra Juan. Los teólogos coin-
77
◢ Un hombre singular
ciden en que las características del ser de Daniel 10 son iguales a las
que registra Juan: “…Vi a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido
de una ropa que llegaba hasta los pies. Tenía el pecho ceñido con una
cinta de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana,
como nieve. Sus ojos eran como llama de fuego. Sus pies eran seme-
jantes al bronce bruñido, acrisolado en un horno. Y su voz era como
estruendo de muchas aguas. Tenía en su mano derecha siete estre-
llas, y de su boca salía una la espada aguda de dos filos. Su rostro era
como el sol cuando resplandece en toda su fuerza” (Apoc. 1:13-16).
La frase traducida como “ropa que llegaba hasta los pies”, en grie-
go podéres, es utilizada en la versión griega del Antiguo Testamento
(LXX) para el vestido del Sumo Sacerdote (Éxo. 25:6, 7 y 28:4).
El Varón de la visión de Daniel, el Guerrero sobrenatural de Josué y
el Sumo Sacerdote celestial de Daniel 8 son la misma “persona”. Aña-
da también a la lista al “Hijo del Hombre” de Daniel 7 y Apocalipsis 1.

III. MIGUEL VENCE EL GRAN CONFLICTO


La primera parte de la profecía de los 2.300 años, ó 70 semanas,
muestra el comienzo de la historia del conflicto —durante la última
parte de la historia de la humanidad. El capitulo 10 de Daniel hace re-
ferencia al último período de esta profecía.
Continúa el relato: “Pero el príncipe del reino de Persia se puso
contra mí 21 días. Entonces, Miguel, uno de los principales príncipes,
vino en mi ayuda, y yo quedé allí con los reyes de Persia” (Dan. 10:13).
“El príncipe del reino de Persia” (v. 13) y el “príncipe de los persas”
(v. 20) son personajes distintos. Son reyes humanos que gobiernan el
imperio, pero el “príncipe de Persia” es el príncipe de las tinieblas, un
ser espiritual que enfrenta a Gabriel, otro ser espiritual.
El “príncipe de Persia” estuvo 21 días impidiendo que Gabriel visi-
tara a Daniel, para responder su oración. Daniel oraba para que el rey
persa, Ciro, no detuviera la restauración del templo judío. Pero detrás
de él estaba el príncipe que gobernaba desde su trono invisible; la de-
cisión de Ciro estaba siendo influenciada por Satanás.
Como ya mencionamos, la traducción literal de Daniel 10:14 de-
biera ser: “porque la visión todavía [será] por días” o “porque la vi-
sión durará por muchos días”, lo que sugiere que los 2.300 días, cuya
primera parte ya había sido explicada a Daniel con las 70 semanas, ó
78
DANIEL, UN HIJO DE MIGUEL ◣
490 días, que terminaba con la primera venida del Mesías y su sacri-
ficio vicario. Todavía debían pasar muchos días.

IV. MIGUEL ES EL PRÍNCIPE DEL EJÉRCITO


Miguel sólo es mencionado por nombre en la última visión de Da-
niel (capítulos 10 al 12), en Apocalipsis 12 y en Judas 9. En estos tres
libros es descrito como:
◾ Un ser celestial (no humano).
◾ El comandante de los ejércitos de ángeles y seres humanos lea-
les a Dios.
◾ El que lucha contra Satanás.
◾ Quien siempre sale victorioso.
En el libro de Daniel es llamado “Príncipe” (Sar en hebreo) y “Prín-
cipe” (en hebreo Naguid), en Daniel 9:25 y 11:22, a quien se describe
padeciendo —en contraste con Miguel, que siempre aparece triun-
fando. Recuerde también que este Sar celeste fue visto y adorado por
Josué (Jos. 5:13-15).
El Nuevo Testamento lo llama “arcángel Miguel” (Jud. 9) en coinci-
dencia con Daniel, pues un “arcángel” significa jefe, general o prínci-
pe de los ángeles. Jesús es el comandante de los ángeles del Cielo.

CONCLUSIÓN
La sencilla oración de un anciano cambió el curso de la historia,
movilizó al ejército celestial y generó una batalla con repercusiones
cósmicas. Algunos afirman que no importa si oramos o no; Dios co-
noce todo y siempre hará su voluntad. No es cierto.
Dios permite que avance el mal, a no ser que sus hijos oren.
Miguel, que significa “aquél que es como Dios”, ha ganado la bata-
lla contra Satanás y contra el pecado y muy pronto saldrá del Santua-
rio celestial para buscar a sus hijos. Quien se comprometa a vivir a su
lado también será un ganador. Todo el que acepta la justicia de Cristo
se convierte en soldado de Miguel y heredero del Reino de Dios.
¿Lo acepta hoy?

79
12 ¿DE DÓNDE VENDRÁ MI
SOCORRO? JESÚS ESTÁ
REGRESANDO

D A N I E L 11

INTRODUCCIÓN
¿Quién no se perdió alguna vez en medio de una carrete-
ra que no conocía? ¿O pensó que conocía el camino y ter-
minó en un embotellamiento de tránsito que le hizo per-
der la cita que tenía programada?
Con los GPS hoy disminuimos bastante el riesgo de
elegir un mal camino. Incluso se han desarrollado apli-
caciones sociales como Waze que son utilizadas por mi-
llones de personas. Sin embargo, incluso usando los
GPS podemos correr riesgos. Hace un tiempo se cono-
ció el caso de una pareja que utilizó esta aplicación en
la ciudad de Río de Janeiro. El aparato se confundió y
los llevó a una calle homónima a la que buscaban, en
un barrio extremadamente peligroso, donde fueron
asaltados y asesinados.
Situaciones como ésta ocurren a menudo, sin
consecuencias tan trágicas. Pero en el ámbito es-
piritual y profético hay muchas personas que se
encuentran absolutamente perdidas.
Recuerde que los capítulos 10 al 12 de Daniel
incluyen la misma visión —una mar'eh, visión
80
¿DE DÓNDE VENDRÁ MI SOCORRO? JESÚS ESTÁ REGRESANDO ◣
de un ser o aparición. Esta visión está asociada a un ser celestial, Mi-
guel —el Mesías antes de su encarnación—, y al ángel Gabriel como
intérprete, en el capítulo 10.
El capítulo 11 es narrado por el ángel que se encuentra en la pre-
sencia de Miguel, como Daniel. Por lo tanto, Daniel no está viendo a
los reyes del norte y del sur; apenas los oye —lo que los teólogos de-
finen como una “audiencia”, en lugar de una “visión”.
Al no ser una visión simbólica, carece de símbolos para interpre-
tar; el lenguaje es literal. Por ejemplo, cuando dice “el rey del norte”,
deberíamos entender que alude a un rey literal, que viene del norte.
Cuando menciona “años”, deberíamos entender años literales
(Dan. 11.6, 8 y 13). Pero después de la cruz, cuando Cristo hizo una
nueva alianza con un nuevo pueblo, el Israel espiritual, debemos en-
tender que los términos “norte”, “sur”, “reyes” y “tiempos” (Dan. 12;7,
11 y 12), en la forma espiritual o simbólica. La frase “tu pueblo” ya no
es literal, sino espiritual; el “rey del norte” ya no es Babilonia ni Siria,
sino la Babilonia espiritual. Tampoco el “rey del sur” es el Egipto lite-
ral, sino el espiritual (Apoc. 11:7).
Aunque el capítulo 11 es narrado por el profeta que contempla a
Cristo en gloria, tiene una progresión histórica que abarca desde los
reyes de Persia de su tiempo hasta la llegada de Miguel, la resurrec-
ción y el reino eterno de Dios. Lo mismo ocurre en el libro Apocalip-
sis: las siete iglesias deben ser entendidas en este contexto. Se debe
analizar, en principio, la situación de las iglesias en época de Juan,
pero luego se debe hacer una progresión ininterrumpida que termi-
na con la venida del Hijo del Hombre (Apoc. 1:7) y la resurrección que
sólo puede efectuar quien tiene “las llaves de la muerte y del sepul-
cro” (Apoc. 1:18). Existe un claro paralelismo entre Daniel 11 y la visión
de Juan de las siete iglesias.
Es importante mencionar que en estos grandes conflictos Daniel
sólo ve a un ser glorioso y triunfante, vestido de lino, como el Sumo
Sacerdote que intercede por su pueblo en todo momento. Lo mismo
ocurre con Juan en Apocalipsis 1-3 que muestra las vicisitudes de la
iglesia a través de la historia. Él sólo ve a este glorioso ser interce-
diendo por su iglesia, aunque en la visión no se muestran las igle-
sias. La inferencia de que el Sumo Sacerdote celestial de Daniel 10-12
comienza revelando el destino del Israel literal, y después de la cruz
81
◢ Un hombre singular
cambia al Israel espiritual, la Iglesia Cristiana, es explícita en su nue-
va cruzada posemergencia en el Apocalipsis, donde Juan escribe a las
siete iglesias que están en Asia.
Apocalipsis confirma el principio hermenéutico de que la Biblia se
interpreta a sí misma. “El rey del norte”, o Babilonia literal ya no exis-
tía en el tiempo de Juan; es una revelación el archienemigo del pue-
blo de Dios todavía es la Babilonia simbólica (Apoc. 14:8; 17:5, 18; 18:1-
4, etc.). Así como Apocalipsis ilumina la revelación de Daniel, el libro
de Daniel establece las bases para la comprensión del Apocalipsis. No
podemos empezar a estudiar Apocalipsis sin considerar al Sumo Sa-
cerdote celestial que aparece en el final del libro de Daniel.

I. LOS REYES DE PERSIA (Daniel 11:2)


“Ahora te mostraré la verdad. Aún habrá tres reyes en Persia, y el
cuarto se enriquecerá más que todos. Cuando se fortalezca con sus
riquezas, despertará a todos contra el reino de Grecia” (Dan. 11:2).
Este es el único versículo del capítulo que hace referencia a Persia,
lo que muestra una reducción de la información histórica y un in-
cremento de la revelación acerca del “tiempo del fin”. La declaración
“ahora te mostraré la verdad” aparece en el original como “Yo decla-
ro”, insinuando que Daniel no mostrará en estos capítulos a los reyes
y sus batallas; va a contar lo que le dijo Gabriel. El adverbio “ahora”
establece una relación con la revelación anterior en la que intervino
Gabriel y deja claro que la visión del capítulo 8 era parcial, porque di-
ce: “ahora le voy a decir la verdad”.
La visión de Daniel 11 es una explicación de Daniel 8 y ocurre en el
tercer año de Ciro, el rey de Persia (Dan. 10:1). Y su intención es acom-
pañar e interpretar Daniel 8. Es decir, explica el carnero, el chivo, el
cuerno pequeño y las acciones de estas potencias.
Por lo tanto, Daniel 8 sería el guión y Daniel 11 la ampliación de ese
guión. El capitulo 11 de Daniel es una interpretación de Daniel 8 que
no se expresa con animales o bestias, sino mediante los reyes persas,
los reyes griegos, el “rey del sur” y el “rey del
​​ norte” (de quien surge el
cuerno pequeño).
Daniel 11 describe la misma batalla de Daniel 8, entre el carnero y
el chivo, añadiendo detalles. Revela incluso cuántos reyes persas ha-
bría hasta que ocurra la batalla y cuál de los reyes persas (a partir de
82
¿DE DÓNDE VENDRÁ MI SOCORRO? JESÚS ESTÁ REGRESANDO ◣
Ciro) pelearía contra el reino de Grecia (Dan. 11:2). Y afirma también
que el rey griego saldría victorioso.
Gabriel afirma que “habrá tres reyes en Persia, y el cuarto se enri-
quecerá más que todos” y levantará a “todos contra el reino de Grecia”.
Después de la muerte de Ciro (550-530 a.C.) llegó Cambises II, (530-522
a.C.), luego Bardiya, un impostor llamado “falso Esmerdis”, (522 a.C.),
Darío I Histaspes (522 a.C. 486 a.C.) y Asuero [Jerjes] (486-465 a.C.), el
esposo de la reina Ester.

II. EL GRAN REY DE GRECIA (Daniel 11:3 y 4)


Después de anunciar el mismo conflicto que aparece en Daniel 8,
entre el chivo y el carnero, Daniel 11 anuncia la victoria griega:
“Se levantará luego un rey valiente, que dominará con gran poder,
y hará su voluntad” (Dan. 11:3).
Este “rey valiente” es Alejandro Magno, el fundador del Imperio
Greco-Macedonio (336 a.C. a 323 a.C.).
“Pero cuando se haya levantado, su reino será quebrado y repar-
tido por los cuatro vientos del cielo…” (v. 11:4, pp). Debemos destacar
que “su reino será quebrado y repartido” “cuando se haya levantado”
—no cuando haya envejecido ni cuando muera prematuramente de
Alejandro, en su momento de esplendor.
Los cuatro vientos del cielo son los cuatro puntos cardinales don-
de se instalaron los generales de Alejandro que se repartieron el Im-
perio (y las dinastías posteriores): Macedonia, Tracia, Siria y Egipto.
Estos detalles ya habían sido revelados en los capítulos 7 y 8, pero
en el capítulo 11 se añaden detalles que impresionan por su precisión:
“…Y no a sus descendientes, ni según el dominio con el que él domi-
no, porque su reino será arrancado, y será para otros” (v. 11:4 up).
Alejandro Magno murió en junio de 323 a.C., a los 32 años. Su her-
mano Felipe era retardado, y su único hijo, nacido después de su
muerte, fue asesinado. El imperio fue repartido entre sus cuatro ge-
nerales: Lisímaco, Casandro, Ptolomeo y Seleuco.
“El rey del sur se fortalecerá, pero uno de sus príncipes será más
fuerte que él; llegará a ser más poderoso y su dominio será grande”
(Dan. 11:5). Después de algunos años la hija del rey del sur haría un
trato con el rey del norte, pero ella no conservaría su poder, ni él rey
83
◢ Un hombre singular
del norte el suyo. A ella la matarían junto a su escolta, a su padre y a
la gente que la apoyó.
Según registra la historia, Ptolomeo dominó Egipto —el reino del
sur—, que representa al ateísmo. Ptolomeo II y el rey Antíoco II in-
tentaron establecer la paz entre sus países mediante un matrimonio.
Antíoco II debería casarse con Berenice, la hija de Ptolomeo II, por lo
que tuvo que divorciarse de su esposa Laodice. El proyecto no fun-
cionó. Después de la muerte de su suegro, el rey Ptolomeo, Antíoco II
se divorció de Berenice y volvió a su mujer, Laodice —quien envene-
nó a Berenice y a su hijo, garantizando de manera cruel que su hijo,
Seleuco II, ascendiera al trono de Siria.
Como vimos hasta aquí, la profecía de Daniel 11 comienza con la
descripción de los reyes persas y continúa con Alejandro Magno. A
continuación, el esbozo profético hace referencia a Ptolomeo y Seleu-
co, dos generales de Alejandro que se destacaron, a partir de la des-
integración del Imperio.
Babilonia es representada por el Reino del Norte, que simboliza la
falsa religión, o la falsa adoración.

III. EL REINADO DE ROMA (Daniel 11:21, 22, 28, 31, 33 y 36)


Daniel 10, 11 y 12 presentan una ampliación progresiva de los te-
mas tratados en las profecías anteriores, no sólo a partir de Babilonia.
Pasa rápidamente por la declinación y caída del Imperio Medopersa
y el ascenso y caída del Imperio Griego. A continuación, el libro di-
rige su atención a la Roma pagana y a la papal, representadas por las
piernas y los pies de la estatua del capitulo 2, el animal terrible y es-
pantoso del capítulo 7 y el cuerno pequeño de los capítulos 7 y 8.
“Entonces lo sucederá uno que enviará a un cobrador de tributos
para mantener la gloria del reino. Pero en pocos días será destruido,
sin enojo ni batalla” (Dan. 11:20).
¿Qué nación surgió después de Medopersia y Grecia, cuyo rey era
cobrador de impuestos? César Augusto, el emperador romano.
“Y lo sucederá un vil, a quien no le habían dado la honra del reino.
Pero vendrá con paz, y tomará el reino con halagos” (Dan. 11:21).
Luego de la muerte de César Augusto, lo sucedió Tiberio César. La
profecía menciona aquí a un poder político que se opondría al go-
bierno de Dios.
84
¿DE DÓNDE VENDRÁ MI SOCORRO? JESÚS ESTÁ REGRESANDO ◣
“Las fuerzas enemigas serán barridas ante él como con inunda-
ción, y serán del todo quebrantadas junto con el Príncipe del pacto”
(Dan. 11:22).
El término príncipe, en hebreo nagib, también es mencionado en
el capítulo 9 y se refiere únicamente a Jesús, como aquel que haría
una alianza con muchos y sería muerto, quebrantado o destruido.
Tanto la muerte de Cristo como la destrucción de Jerusalén sucedie-
ron bajo el gobierno del Imperio Romano. Otra prueba de que la Bi-
blia describe la historia.
“Sus fuerzas profanarán el Santuario de la fortaleza, quitarán el
continuo, y pondrán la abominación asoladora” (Dan. 11:31).
Este versículo describe las acciones del poder apóstata y su ante-
cesor inmediato. Comienza diciendo “sus fuerzas profanarán”. Esta es
una alusión al gobernante de Roma que ya no es el emperador sino el
Papa. Las tropas a las que hace referencia son las de Clodoveo I, rey
de los francos (481-511 d.C.), y Justiniano I, emperador del este de Ro-
ma (527-565 d.C.), quienes apoyaron al papado.
Estas tropas “profanarán el Santuario de la fortaleza, quitarán el
continuo, y pondrán la abominación asoladora”. En el siglo V ya no
existía el Santuario terrenal y, aunque hubiera estado en actividad,
desde la muerte del Mesías no tenía sentido (Dan. 11:22). Habían con-
cluido los servicios del Santuario terrenal (Dan. 9;27; Mat. 27:50 y 51)
y el Mesías resucitado ya estaba ministrando en el Santuario celestial
(Dan. 9:24; Heb. 8:1 y 2).
Por lo tanto, el Santuario profanado es el celestial, donde Cristo
intercede por su pueblo. “La fortaleza” es el Monte Sión y el Santua-
rio sirve refugio para los santos (Heb. 12:18, 22-24; Apoc. 14:1). Retirar
“el continuo” significa suplantar el ministerio sacerdotal continuo de
Cristo por un agente humano, el Papa.

IV. ¿QUÉ MÁS HARÍA ESTE PODER?


“Con lisonjas hará pecar a los violadores del pacto. Pero el pueblo
que conoce a su Dios, se mantendrá firme y activo” (Dan. 11:32).
Este poder corrompería y compraría a los gobernantes que estu-
viesen dispuestos a violar la Ley de Dios por medio de las leyes civi-
les. Es decir, corrompería a todos los que violasen el pacto del Señor
escrito en su Palabra.
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◢ Un hombre singular
Clodoveo I fue el primer rey en convertirse al catolicismo en el
año 496 d.C. A partir de ese momento se transformó en “protector”
de la Iglesia. En el 507 d.C. sus tropas conquistaron a los visigodos
arrios y en el 508 d.C. le entregó una corona de oro al Papa, adjudi-
cando la victoria al obispo de Roma. En ese momento se comienzan
a contar los 1.290 y 1.335 días de la profecía (Dan. 12:11 y 12).
El Código de Justiniano se convirtió en el fundamento de la juris-
prudencia de los estados de la cristiandad. Ningún código humano
era más amplio y permanente. Se mantuvo como base del derecho
civil y eclesiástico de Europa hasta la Revolución Francesa, cuando se
interrumpió y fue sustituido por el Código de Napoleón. Estos even-
tos dieron comienzo al período de supremacía papal, 538-1798 d.C.,
descrito en Daniel 7:25 y Daniel 12:7.
¿Qué haría este poder con a los que permanecieran fieles al pacto,
la Ley de Dios?
“Los sabios del pueblo instruirán a muchos, y caerán a espada y a
fuego, en cautiverio y despojo por algunos días” (Dan. 11:33).
En este pasaje se encuentran incluidos todos los cristianos del
pacto del Mesías hecho con sangre: los valdenses, los albigenses y
otros grupos cristianos que prefirieron el exilio o la muerte antes que
aceptar la apostasía de un “evangelio” centrado en el hombre.
Entre esos sabios existían muchos monjes, monjas y frailes que,
desde adentro de la Iglesia Romana se opusieron a los engaños y tra-
bajaron en favor del Reino de los Cielos. Desgraciadamente muchos
cayeron “por algunos días” por la espada y el fuego, en cautiverio y
despojo. Este período es representado por los 1.260 días o “un tiem-
po, dos tiempos y medio tiempo” (Dan. 7:25), cuando prevalecieron la
Inquisición y las Cruzadas.

CONCLUSIÓN
En este capítulo, uno de los más complicados de la Biblia, encon-
tramos a los poderes del mal luchando contra los integrantes del Rei-
no de Dios. Satanás utiliza reyes, reinos e imperios para ejecutar sus
planes de encadenar al ser humano y desvirtuar la adoración al Crea-
dor y la obediencia a su Palabra.
Pero todos estos intentos son en vano. Pronto Cristo alcanzará
victoria definitiva.
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¿DE DÓNDE VENDRÁ MI SOCORRO? JESÚS ESTÁ REGRESANDO ◣
“Pero las noticias del oriente y del norte lo espantarán, y saldrá
con grande ira para destruir y matar a muchos. Y plantará sus tien-
das reales entre los mares, en el monte glorioso y santo. Pero llegará
a su fin, y no tendrá quien le ayude” (Dan. 11:44 y 45).
La Biblia asegura que Jesús se levantará; Miguel, el gran Príncipe,
vendrá a liberar a sus hijos. El regreso de Jesús es el clímax de la re-
dención de todos los tiempos.
Lo más importante es que hoy acepte a ese Rey maravilloso y co-
mience a experimentar su reino.
Cuando vea que las fuerzas del mal se ensañan con usted, no de-
sista ni piense que todo está perdido. Dios siempre cumple sus pro-
pósitos y es soberano en este vasto universo.
¿Le gustaría aceptar a Cristo como su Salvador, y caminar con él
hasta que nos venga a buscar?

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13 DANIEL,
EL VENCEDOR

D A N I E L 12

INTRODUCCIÓN
Como hemos visto en los mensajes anteriores, Daniel te-
nía atributos especiales que hicieron de este exiliado judío
un gran estadista y, por algunos momentos, un profeta para
los últimos días. Su vida puede ser resumida, por la gracia
de Dios, con una palabra: victoriosa. En la última parte de
este fantástico libro nos encontramos con el deslumbra-
miento de los últimos días, cuando Dios alcanzará la vic-
toria para sus hijos.
Cuando Cristo finalice su obra de intercesión en el
Santuario celestial, el Espíritu Santo será retirado de la
Tierra. En ese momento el pueblo de Dios sufrirá una
gran angustia, pues todos los poderes del mal se con-
centrarán haciendo el último intento por destruirlos.
Pero Dios les dará la victoria. Este es el tema princi-
pal del capítulo 12: la gran la victoria de Dios contra
el mal, contra la muerte y el engañador.
Este capítulo revela muchos acontecimientos
importantes de los últimos días, antes del regre-
so de Jesús. Además del tiempo de angustia que
deberá afrontar el pueblo de Dios, y de las re-
surrecciones, este capítulo también es rico en
profecías temporales, que establecen varias
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DANIEL, EL VENCEDOR ◣
fechas y refuerzan algunos parámetros marcados sobre la línea de
tiempo profético.

I. EL TIEMPO DE ANGUSTIA
Poco tiempo antes del regreso de Jesús, cuando cese su mediación
en el Santuario celestial y se retire el Espíritu Santo, los poderes del
mal, que hasta entonces estaban contenidos, caerán con indescripti-
ble furia sobre este mundo.
En ese tiempo Satanás y sus ángeles tendrán dominio completo
sobre los impenitentes. “Desamparados ya de la gracia divina, están a
merced de Satanás, el cual sumirá entonces a los habitantes de la tie-
rra en una gran tribulación final. Como los ángeles de Dios dejen ya
de contener los vientos violentos de las pasiones humanas, todos los
elementos de contención se desencadenarán. El mundo entero será
envuelto en una ruina más espantosa que la que cayó antiguamente
sobre Jerusalén” (Elena de White, El conflicto de los siglos, p. 600).
Para los impíos, este será un tiempo de angustia y castigo por sus
maldades, mediante las plagas del Apocalipsis (ver Apoc. 16). Debe-
rán sufrir por todos los males cometidos, que parecían haber queda-
do impunes.
Esta angustia se verá reflejada sobre las naciones para mostrar
cuán destructivo es el pecado. Sin la intercesión de Cristo merecemos
la muerte eterna. Pero la gracia y misericordia divinas nos dan espe-
ranza; las penurias temporales pronto se convertirán en victoria.
Todos sufrimos momentos de tristeza y desánimo. A veces por
causa de pecados ajenos, pero la mayoría como fruto de nuestras
malas decisiones. En esos momentos debemos aferrarnos a la ora-
ción, rogar a Dios que nos perdone y nos transforme, y persistir en la
lucha contra el pecado usando nuestro libre albedrío.

II. RESURRECCIONES
En el segundo versículo del capítulo 12, Daniel describe algunas re-
surrecciones especiales: “unos para vida eterna y otros para vergüenza
y confusión eterna”. No se trata de la primera resurrección, que ocu-
rrirá en ocasión de la Segunda Venida de Cristo (1 Tes. 4:16) —en la que
participarán sólo los justos (Apoc. 20:6). Tampoco de la segunda, al fi-
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◢ Un hombre singular
nal del milenio, en la que sólo participan los impíos (Apoc. 20:5). Es una
resurrección parcial y especial que ocurrirá después del “tiempo de an-
gustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces” (Dan. 12:1)
—poco antes de la Segunda Venida de Cristo. En esta ocasión serán re-
sucitados al mismo tiempo algunos justos y algunos impíos, “unos para
vida eterna y otros para vergüenza y confusión eterna”.
El grupo de los impíos estará compuesto por los que mataron a Je-
sús. “Mirad que viene con las nubes; y todo ojo lo verá, aun los que lo
traspasaron. Y todos los linajes de la tierra se lamentarán por él. ¡Así
sea! ¡Amén!” (Apoc. 1:7).
“Jesús respondió: ‘Sí. Tú lo has dicho. Además, os digo que en el fu-
turo veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del Todopoderoso,
y que viene en las nubes del cielo’ ” (Mat. 26:64).
Todos los que participaron activamente de la muerte de Cristo re-
sucitarán antes de su regreso. Luego volverán a morir y resucitarán
después del milenio.
El otro grupo que participará de la resurrección especial estará
compuesto por los que resucitan para vida eterna. Daniel menciona
a otro grupo que participará de la resurrección especial: los que re-
sucitan para la vida eterna (Dan. 12:2). Volverán a la vida junto con los
que mataron a Jesús, pero no para ser avergonzados, sino para pre-
senciar el regreso de Jesús como premio a su fidelidad. Estos son los
justos que murieron con la esperanza del pronto regreso de Cristo y
fueron obedientes, como lo describe el tercer ángel: “¡Aquí está la pa-
ciencia de los santos, los que guardan a los Mandamientos de Dios y
la fe de Jesús!” (Apoc. 14:12).
Acerca de este tema tenemos un mensaje inspirado: “Los sepul-
cros se abren y ‘muchos de los que duermen en el polvo de la tierra
serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y
confusión perpetua’ (Dan. 12:2). Todos los que murieron en la fe del
mensaje del tercer ángel, salen glorificados de la tumba, para oír el
pacto de paz que Dios hace con los que guardaron su ley. ‘Los que le
traspasaron’ (Apoc. 1:7), los que se mofaron y se rieron de la agonía
de Cristo y los enemigos más acérrimos de su verdad y de su pueblo,
son resucitados para mirarle en su gloria y para ver el honor con que
serán recompensados los fieles y obedientes” (Elena de White, El con-
flicto de los siglos, p. 621).
90
DANIEL, EL VENCEDOR ◣
Pero más importante que conocer en detalle quiénes son los que
van a resucitar antes del regreso de Cristo, es estar preparado. La se-
gunda venida del Salvador significa también, la victoria sobre el pe-
cado y la maldad, la victoria sobre los enemigos de Dios y sobre su
gran acusador: Satanás.
Hoy es tiempo de predicar esta gran verdad a nuestros vecinos,
amigos y compañeros de trabajo y de estudios: el regreso glorioso de
Cristo en las nubes del cielo, de forma literal para traernos la victoria.

III. PROFECÍAS ESPECIALES


Este capítulo contiene dos profecías que marcan un tiempo inédi-
to y exclusivo en toda la Biblia:
“Desde el tiempo que sea quitado el continuo hasta la abomina-
ción asoladora habrá 1.290 días. Bienaventurado el que espere y lle-
gue hasta 1.335 días” (Dan. 12:11 y 12).
Los 1.290 y los 1.335 días comenzaron en el año 508 d.C., cuando
fueron derrotados los visigodos, un pueblo que resistía a la Iglesia Ro-
mana. Esta fecha marcó el inicio del poder de la Iglesia Romana, en el
aspecto doctrinario.
La primer profecía terminó en 1798, con la prisión del Papa Pío VI.
En ese momento se rompió la hegemonía doctrinal que había tenido
la Iglesia Romana desde el año 508 d.C. Un poco más adelante, ter-
minando la segunda profecía, llegamos al año de 1844, que marca el
inicio de la purificación del Santuario celestial. Es decir, se consuma
el perdón de Jesús a los fieles.
Estas profecías especiales enfatizan una vez más la victoria de los
fieles, esta vez con la inclusión de algunas fechas establecidas como
los marcadores históricos, que confirman que Dios está guiando la
historia de este mundo para el gran clímax, cuando se concrete la re-
dención de sus hijos fieles.

CONCLUSIÓN
El libro de Daniel es la clave para entender el Apocalipsis. A través
del este libro aprendimos que Dios es el soberano de la historia, con-
duce naciones, reinos y poderes, y que Jesús volverá en breve para
instaurar su reino eterno.
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◢ Un hombre singular
¿Está preparado para encontrarse con Jesús? Si muriera hoy, ¿cree
que Cristo lo resucitaría para vida eterna cuando regrese?
El sabio Salomón nos deja una reflexión muy importante:
“El fin de todo discurso, es éste: Venera a Dios y guarda sus Man-
damientos, porque éste es todo el deber del hombre. Porque Dios
traerá toda obra a juicio, incluyendo toda cosa oculta, buena o mala”
(Ecl. 12:13 y 14).
Daniel fue un portavoz de Dios para anunciar la victoria, en el
gran conflicto cósmico, del bien sobre el mal. Usted también es lla-
mado para anunciar la victoria de todo aquel que espera el pronto re-
greso de Jesús.

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N O TA S
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