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Codigo Nacional Procedimientos Penales Comentado RECURSOS
Codigo Nacional Procedimientos Penales Comentado RECURSOS
506
Ovalle Fabela, José, Teoría General del Proceso, Rafael, 6ª edición, México, Editorial
Oxford, 2005, p. 326.
Alfonso Pérez Daza
507
Citado por Correa Selamé, Jorge Danilo, Recursos Procesales Penales, Santiago, Lexis
Nexis, 2005, p. 5.
Código Nacional de Procedimientos Penales
Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Libro 11, Tomo I,
octubre de 2014, p. 35, número de registro digital: 2007548, con el título y subtítu-
lo: «RECURSO DE REVISIÓN. ES IMPROCEDENTE CONTRA SENTENCIAS DECLA-
RADAS EJECUTORIADAS, SALVO QUE LA DECLARACIÓN RELATIVA SE REALICE
CON POSTERIORIDAD A LA INTERPOSICIÓN OPORTUNA DE AQUÉL O ANTES
DE QUE FENEZCA EL PLAZO PARA ELLO.
Esta tesis se publicó el viernes 11 de diciembre de 2015 a las 11:15 horas en el
Semanario Judicial de la Federación y, por ende, se considera de aplicación obligato-
ria a partir del lunes 14 de diciembre de 2015, para los efectos previstos en el punto
séptimo del Acuerdo General Plenario 19/2013.»
508
Sentencia nº 120/1995 del Tribunal Constitucional español, Sala 2ª, 17 de julio de
1995. http://tc.vlex.es/vid/1-24-c-sstc-f-j-2-as-3-15355498
Código Nacional de Procedimientos Penales
509
Meseguer Yebra, Joaquin, La rectificación de los errores materiales, de hecho y aritmé-
ticos en los actos administrativos, Bosch, Barcelona, España, 2001, p. 15.
Alfonso Pérez Daza
CAPÍTULO II
RECURSOS EN PARTICULAR
SECCIÓN I
Revocación
Artículo 465. Procedencia del recurso de revocación
El recurso de revocación procederá en cualquiera de las etapas del pro-
cedimiento penal en las que interviene la autoridad judicial en contra de las
resoluciones de mero trámite que se resuelvan sin sustanciación.
El objeto de este recurso será que el mismo Órgano jurisdiccional que
dictó la resolución impugnada, la examine de nueva cuenta y dicte la reso-
lución que corresponda.
podrá oír previamente a las demás partes dentro del plazo de dos días de
interpuesto el recurso, si se tratara de un asunto cuya complejidad así lo
amerite.
SECCIÓN II
Apelación
APARTADO I
Reglas generales de la apelación
Artículo 467. Resoluciones del Juez de control apelables
Serán apelables las siguientes resoluciones emitidas por el Juez de con-
trol:
I. Las que nieguen el anticipo de prueba;
II. Las que nieguen la posibilidad de celebrar acuerdos reparatorios o no
los ratifiquen;
III. La negativa o cancelación de orden de aprehensión;
IV. La negativa de orden de cateo;
V. Las que se pronuncien sobre las providencias precautorias o medidas
cautelares;
VI. Las que pongan término al procedimiento o lo suspendan;
VII. El auto que resuelve la vinculación del imputado a proceso;
Código Nacional de Procedimientos Penales
510
Horvitz Lennon María Inés y López Masle Julián, Derecho Procesal Penal Chileno,
Editorial Jurídica de Chile, 2002, tomo I, p. 370.
511
Citado por Benavente Chorres, Hesbert, Los recursos impugnatorios en el proceso
penal acusatorio y oral, México, Flores Editor, 2010, p. 240.
512
Ferrajoli, Luigi, Los valores de la doble instancia y la nomofilaquia, traducción de Car-
la Armans, Nueva doctrina penal, 1996-B, Buenos Aires, Editorial del Puerto, 1996, t.
1, p. 450.
Alfonso Pérez Daza
me, párrafo 56, Caso Mohamed contra Argentina, párrafo100, Caso Liakat Ali Alibux
contra Suriname, párrafo 86, Caso Barreto Leiva contra Venezuela, párrafo 89 y Caso
Liakat Ali Alibux contra Suriname, párrafo 49). – e) Recurso al alcance de toda perso-
na condenada: el derecho a recurrir del fallo no podría ser efectivo si no se garantiza
respecto de todo aquél que es condenado, ya que la condena es la manifestación del
ejercicio del poder punitivo del Estado. Debe ser garantizado inclusive frente a quien
es condenado mediante una sentencia que revoca una decisión absolutoria (Caso
Mohamed contra Argentina, párrafo 92, y Caso Liakat Ali Alibux contra Suriname,
párrafo 84. – f) Recurso que respete las garantías procesales mínimas: los regímenes
recursivos deben respetar las garantías procesales mínimas que, con arreglo al artí-
culo 8 de la Convención, resulten pertinentes y necesarias para resolver los agravios
planteados por el recurrente, sin que ello implique la necesidad de realizar un nuevo
juicio oral (Caso Mohamed contra Argentina, párrafo 101 y Caso Liakat Ali Alibux
contra Suriname, párrafo 87.»
APARTADO II
Trámite de apelación
Artículo 471. Trámite de la apelación
El recurso de apelación contra las resoluciones del Juez de control se in-
terpondrá por escrito ante el mismo Juez que dictó la resolución, dentro de
los tres días contados a partir de aquel en el que surta efectos la notificación
si se tratare de auto o cualquier otra providencia y de cinco días si se tratare
de sentencia definitiva.
En los casos de apelación sobre el desistimiento de la acción penal por
el Ministerio Público se interpondrá ante el Tribunal de enjuiciamiento que
dictó la resolución dentro de los tres días contados a partir de que surte
efectos la notificación. El recurso de apelación en contra de las sentencias
definitivas dictadas por el Tribunal de enjuiciamiento se interpondrá ante el
Tribunal que conoció del juicio, dentro de los diez días siguientes a la notifi-
Código Nacional de Procedimientos Penales
sentido del fallo se sostiene; de ser así, rechazará declarar la nulidad plan-
teada; si no, en aras de tutelar el principio de inmediación, deberá ordenar
un nuevo juicios, ante un tribunal distinto.
En este nuevo juicio que es consecuencia del recurso de apelación, se
satisface la existencia del Pacto de San José de Costa Rica, conforme a las
premisas sentadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, pri-
mordialmente, la referente a que el recurso permita el examen íntegro de
la cuestión planteada.
En el supuesto de que no se haya generado vulneración a derechos
fundamentales o que no haya producido trascendencia a la sentencia, la
sentencia dictada en el recurso de apelación no decretará la reposición
del procedimiento, aun cuando exista agravio que se fundamente en la
inobservancia de derechos procesales.
La clase de reposición de proceso dependerá de la ponderación que el
Tribunal de alzada realice respecto de las circunstancias particulares del
caso y puede ser: a) total, que implica que la audiencia de juicio deberá
realizarse íntegramente ante un Tribunal de enjuiciamiento distinto; o, b)
parcial, supuesto en el cual, el Tribunal de alzada determinará si es posi-
ble su realización ante el mismo Órgano jurisdiccional u otro distinto, en
función de la garantía de la inmediación y del principio de objetividad del
Órgano jurisdiccional.
deración de que debe analizar oficiosamente la litis para anular los actos
que resulten contrarios a los derechos fundamentales, sirve de apoyo a lo
anterior lo establecido en la Tesis XVII.1°.P.A.J/12 (10ª), emitida por los
tribunales Colegiados de Circuito en la Gaceta del Semanario Judicial de
la Federación, Libro 24, Noviembre de 2015, Tomo IV, Página 3290, de
rubro y texto:
RECURSO DE APELACIÓN EN EL NUEVO SISTEMA DE JUSTICIA PENAL EN EL
ESTADO DE CHIHUAHUA. AL RESOLVERLO EL TRIBUNAL DE ALZADA ESTÁ OBLI-
GADO A ANALIZAR OFICIOSAMENTE LA LITIS E INCLUSO CUESTIONES NO PRO-
PUESTAS POR EL RECURRENTE EN SUS AGRAVIOS PARA ANULAR LOS ACTOS
QUE RESULTEN CONTRARIOS A SUS DERECHOS FUNDAMENTALES, PUES NO
HACERLO IMPLICA UNA VIOLACIÓN GRAVE A LOS DERECHOS HUMANOS DE
LAS PARTES [APLICACIÓN DE LA JURISPRUDENCIA 1a./J. 18/2012 (10a.)]. Según
la jurisprudencia 1a./J. 18/2012 (10a.) de la Primera Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, publicada en la página 420, del Libro XV, Tomo 1, diciembre de
2012, Décima Época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, de rubro:
«CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD Y DE CONVENCIONALIDAD (REFORMA
CONSTITUCIONAL DE 10 DE JUNIO DE 2011)», en el sistema jurídico mexicano
actual, por virtud de la reforma al artículo 1o. constitucional, todas las autoridades en
el ámbito de su competencia, están facultadas y obligadas en materia de derechos
humanos a realizar control de constitucionalidad y de convencionalidad, sin dejar de
ver que la diferencia estriba en la asignación de los efectos del estudio relativo a la
contradicción entre la Constitución, los tratados internacionales y la ley cuya constitu-
cionalidad se controla, ya que los órganos integrantes del Poder Judicial de la Federa-
ción actuando como Jueces constitucionales, podrán declarar la inconstitucionalidad
de una norma por no ser conforme a la Constitución o a los tratados internacionales,
mientras que las demás autoridades del Estado Mexicano sólo podrán desaplicar la
norma si consideran que no es conforme a la Carta Magna o a los tratados interna-
cionales. Por lo anterior, tratándose de los recursos en el nuevo sistema de justicia
penal en el Estado de Chihuahua, como el de apelación, el tribunal de alzada fue
dotado de facultades para calificar la actuación de las autoridades judiciales sujetas
a su potestad, bajo la consideración de que debe analizar oficiosamente la litis para
anular los actos que resulten contrarios a los derechos fundamentales, destacándose
que esa obligación otorgada a la Sala encierra, incluso, la posibilidad de examinar
cuestiones no propuestas por el recurrente en sus agravios, que podrían resultar favo-
rables, independientemente de que finalmente lo sean. Por consiguiente, es suficiente
que el análisis de un problema no propuesto pudiera resultar benéfico para que deba
realizarse el estudio correspondiente, pues no hacerlo implica una violación grave
de derechos humanos, ya sea por retrasar la resolución del juicio o por originar una
afectación que cause que no pueda conocerse la verdad o que la sentencia logre su
objetivo, porque la violación por acción o por omisión de los derechos de las partes
en el procedimiento penal, frustraría el dictado de una sentencia razonable, que es lo
que espera la sociedad; por ello, la omisión del estudio ex officio de la litis en el pro-
cedimiento penal, produce una violación que puede trastocar los derechos humanos
de las partes.
Alfonso Pérez Daza
513
Dr. Apolonio Betancourt Ruiz, Lic. Juan Guillermo Toro Lerma, Dr. Jesús Julián Rodrí-
guez Cabral, Dr. Manuel Valadez Díaz, M.D. Carlos Enrique Guzmán González.
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INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURÍDICAS. Diccionario Jurídico Mexicano. 12
ed. Ed. Porrúa. México. 1998.
Código Nacional de Procedimientos Penales
instancia, esto es, restringe la posibilidad de que pueda ser otorgado con
posterioridad a ese evento, en perjuicio de la persona que cometió el he-
cho delictivo.
No obstante, dicha restricción legal, debe ser interpretada de conformi-
dad con el nuevo marco constitucional, que impone a todas las autoridades
del país, el deber de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos
humanos reconocidos en la Constitución y en los tratados internacionales
de los que el Estado Mexicano sea parte, en concordancia con el principio
pro homine, consagrado en el artículo 1º. de la Carta Magna, que impone
a todas las autoridades adoptar el criterio interpretativo más favorable al
derecho humano de que se trate, por lo que siempre deberá preferirse
una opción orientada a privilegiar, preferir, seleccionar, favorecer y tutelar
la norma que mejor proteja los derechos fundamentales del ser humano.
Así lo han hecho ya algunos tribunales, quienes atendiendo al mayor
beneficio del justiciable, conforme al principio pro homine, han sostenido,
recientemente, que el perdón del ofendido en los delitos de querella pro-
cede aun después del dictado de resolución firme, pues, tiene por objeto la
benigna exención de las consecuencias de la comisión de un ilícito a quien
se instruya o hubiere instruido un proceso, sin que ello implique el desco-
nocimiento de la cosa juzgada, ya que la preeminencia de la sentencia con-
denatoria no se ve afectada, pues se encuentra latente el estado de derecho
creado a través del fallo judicial, al únicamente beneficiarse al sentenciado
con la oportunidad de gozar de su libertad, sin destruir los restantes efec-
tos de la firmeza de la decisión en la esfera de prerrogativas del gobernado.
Al respecto, cabe citar la tesis aislada XV.2o.3 P (10a.), registro 2002592,
Libro XVI, p. 2110, enero de 2013, Tomo 3, Décima Época, del Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, emitida por el Segundo Tribunal Co-
legiado del Décimo Quinto Circuito, de rubro y texto siguientes:
«PERDÓN DEL OFENDIDO EN DELITOS DE QUERELLA. PROCEDE AUN DES-
PUÉS DEL DICTADO DE SENTENCIA EJECUTORIADA, CONFORME AL PRINCIPIO
PRO HOMINE CONSAGRADO EN EL ARTÍCULO 1o. DE LA CONSTITUCIÓN PO-
LÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE
BAJA CALIFORNIA). El Código Penal para el Estado de Baja California contempla en
su artículo 97, fracción V, como causa de extinción de la pretensión punitiva y de la
potestad de ejecutar las penas y medidas de seguridad, el perdón del ofendido en
los delitos de querella, el cual debe concederse conforme al artículo 106 del mismo
código, antes de dictarse la sentencia de segunda instancia y siempre que el impu-
tado no se oponga a su otorgamiento. Ahora bien, con los citados numerales se está
ante dos supuestos normativos con aparente identidad, pues coinciden en un punto
de derecho, pero difieren en cuanto a sus consecuencias jurídicas; por tanto, es ne-
cesario esclarecer su sentido, dejando atrás su simple intelección gramatical, para
dilucidar la razón de su objeto, atendiendo al contexto en el que se encuentran y a la
Código Nacional de Procedimientos Penales
finalidad que persiguen. Para tal fin, debe considerarse que el artículo 1o. de la Cons-
titución Política de los Estados Unidos Mexicanos, entraña como obligación de todas
las autoridades del país dentro del ámbito de su competencia, el promover, respetar,
proteger y garantizar los derechos humanos reconocidos en el Pacto Federal y en los
tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte. Además, consagra
el principio pro homine, consistente en la constante adopción del criterio interpre-
tativo más favorable al derecho humano de que se trate; motivo por el que siempre
deberá preferirse una opción orientada a privilegiar, preferir, seleccionar, favorecer y
tutelar la norma que mejor proteja los derechos fundamentales del ser humano. Sobre
esta base, atendiendo al mayor beneficio del justiciable, los citados preceptos deben
interpretarse conforme a la teleología de la norma, así como en armonía con el con-
texto jurídico de ésta; por lo que analizado el campo legal en el que se encuentran
y las figuras de amnistía e indulto, las cuales tienen una génesis idéntica al perdón al
condonar la pretensión punitiva y la ejecución de las penas, así como de sus efectos
y la obtención de la libertad, independientemente del momento procesal en que
se actualicen —antes o después de dictada sentencia ejecutoriada—, se concluye,
que conforme al citado principio pro homine el perdón del ofendido en los delitos
de querella procede aun después del dictado de resolución firme, pues al igual que
la amnistía y el indulto tiene como objeto la benigna exención de las consecuencias
de la comisión de un ilícito a quien se instruya o hubiere instruido un proceso. Sin
que ello implique el desconocimiento de la cosa juzgada, pues si bien sus efectos
no pueden encontrarse al arbitrio de los particulares, al constituir una expresión por
excelencia de la soberanía del Estado, lo cierto es que con la obtención del perdón, la
preeminencia de la resolución no se ve afectada, pues se encuentra latente el estado
de derecho creado a través del fallo judicial, al únicamente beneficiarse al sentencia-
do con la oportunidad de gozar de su libertad, sin destruir los restantes efectos de la
firmeza de la decisión en la esfera de prerrogativas del gobernado. Además, si bien es
cierto que la querella tiene como fin que la afectación de los particulares por la comi-
sión de un ilícito, tenga como consecuencia la sanción de quien la provocó, e incluso,
la reparación de su daño, también lo es que si se otorga el perdón no hay justificación
para mantener al sentenciado bajo el yugo del derecho penal.»
nar el problema penal, en cualquier fase del procedimiento para los delitos
que se persiguen por querella, a través del consentimiento de la víctima u
ofendido, y tiene por objeto dar por terminado el proceso.
V. Indulto.
El derecho penal mexicano prevé como una causa de extinción de la ac-
ción penal para evitar la compurgación de la pena, el perdón que concede
el Poder Ejecutivo como un acto de gracia del Estado, en beneficio de un
sentenciado, por haber prestado servicios importantes a la Nación o por
razones de interés social, con la salvedad de que subsiste la obligación de
reparar el daño que correspondiere.
De conformidad con el Diccionario Jurídico Mexicano es una medida
de excepción facultativa del titular del Poder Ejecutivo o del Jefe del Esta-
do en beneficio de determinado sentenciado, consistente en la remisión
o perdón de la sanción penal impuesta en una sentencia firme como un
acto de gracia, por haber prestado un servicio importante a la Nación o por
razón de interés social515.
El indulto se encuentra regulado en los artículos 89, fracción XIV, de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y en los diversos 94,
97, 97 bis y 98 del Código Penal Federal, que prevén:
«Artículo 89. Las facultades y obligaciones del Presidente, son las siguientes:
I a XIII (…)»
«XIV. Conceder, conforme a las leyes, indultos a los reos sentenciados por delitos
de competencia de los tribunales federales y a los sentenciados por delitos del orden
común, en el Distrito Federal….»
«Artículo 94. El indulto no puede concederse, sino de sanción impuesta en sen-
tencia irrevocable.»
«Artículo 97. Cuando la conducta observada por el sentenciado refleje un alto
grado de readaptación social y su liberación no represente un peligro para la tranqui-
lidad y seguridad públicas, conforme al dictamen del órgano ejecutor de la sanción y
no se trate de sentenciado por traición a la Patria, espionaje, terrorismo, sabotaje, ge-
nocidio, delitos contra la salud, violación, delito intencional contra la vida y secuestro,
ni de reincidente por delito intencional, se le podrá conceder indulto por el Ejecutivo
Federal, en uso de facultades discrecionales, expresando sus razones y fundamentos
en los casos siguientes:
I. Por los delitos de carácter político a que alude el artículo 144 de este Código;
II. Por otros delitos cuando la conducta de los responsables haya sido determina-
da por motivaciones de carácter político o social, y
III. Por delitos de orden federal o común en el Distrito Federal, cuando el senten-
ciado haya prestado importantes servicios a la Nación, y previa solicitud.».
515
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURÍDICAS. Diccionario Jurídico Mexicano. 12
ed. Ed. Porrúa. México. 1998.
Código Nacional de Procedimientos Penales
La amnistía puede ser decidida antes del proceso penal, durante su cur-
so, o bien después de la condena, pero en todos los casos, borra los actos
que han pasado antes de ella, suprime la infracción, la persecución del
delito, la formación de los juicios, en suma, borra todo el pasado.
Código Nacional de Procedimientos Penales
Se justifica por la utilidad que puede tener para la sociedad, que se den
al olvido ciertos hechos y tiene como efectos extinguir la acción pública
de manera que el beneficio es irrenunciable y produciendo sus efectos de
pleno derecho, invalida la misma condena; los sentenciados a penas cor-
porales, recobran su libertad, las multas y gastos pagados al erario deben
ser restituidas, y si los amnistiados cometen nuevos delitos, no pueden ser
tomados en consideración, a los fines de la reincidencia.
Ahora, lo que no invalida la amnistía es la reparación del daño, pues
subsisten las consecuencias civiles de la infracción, y la parte civil perjudi-
cada tiene derecho de demandar ante los tribunales, la reparación de los
daños y perjuicios causados, tal como lo prevé el propio artículo 92 del
Código Penal Federal.
En armonía con lo anterior, la Convención Americana sobre Derechos
Humanos (Pacto de San José de Costa Rica), en su artículo 4, denominado
«Derecho a la Vida», punto 6, reconoce la procedencia de la amnistía, al
establecer que:
«Toda persona condenada a muerte tiene derecho a solicitar la amnistía, el in-
dulto o la conmutación de la pena, los cuales podrán ser concedidos en todos los
casos. No se puede aplicar la pena de muerte mientras la solicitud esté pendiente de
decisión ante autoridad competente.»
humanos, motivo por el cual habría que evitarlo a través de una posible
reforma que se haga a esa disposición constitucional, que limite su proce-
dencia, o bien, que el Congreso de la Unión, a quien corresponde decidir
sobre aquélla, privilegie el derecho que tiene la sociedad a conocer la ver-
dad acerca de esas violaciones, y que ese tipo de delitos sea sancionado y
sus perpetradores sean castigados.
VII. Prescripción.
Es la institución jurídica a través de la cual el transcurso del tiempo
señalado por la ley, computado desde la comisión del injusto, extingue la
pretensión punitiva del Estado, o bien, su potestad para ejecutar las penas
y medidas de seguridad, por no haberse ejercicio oportunamente la acción
penal.
La Enciclopedia jurídica Omeba define la prescripción de la acción
como aquella que por imperio de la ley, transcurrido un lapso determi-
nado, variable, según sean la índole y extensión de la pena establecida,
aniquila la posibilidad de perseguir al sujeto autor de un delito516. Mientras
que para Villalobos, es un medio extintivo, tanto de la acción penal como
de la pena, y se funda en el transcurso en el tiempo que borra el recuerdo
social de las ofensas, lo que presentaría el proceso y la sanción517.
El Libro Primero, Título Quinto «Extinción de la responsabilidad pe-
nal», Capítulo VI, denominado «Prescripción», del Código Penal Federal,
en sus artículos 100 a 115, disponen, fundamentalmente, los plazos en que
opera la prescripción, los distintos momentos a partir de los cuales em-
piezan a correr, las causas de interrupción y los casos en que procede la
duplicidad de los plazos respectivos.
El presente apartado no tiene la intención de analizar cada uno de los
elementos que conforman la prescripción, solamente en hacer hincapié
en que dicha figura constituye un modo de extinguir la responsabilidad
penal, tanto de la acción como de la pena, por el simple transcurso del
tiempo.
Respecto a la forma cómo se debe computar el plazo, la Primera Sala
en Jurisprudencia firme ha establecido la tesis: 1a./J. 65/2008 Registro:
168291 Novena Época Primera Sala, Semanario Judicial de la Federación y su
516
Enciclopedia jurídica Omeba, Driskill, S.A., Buenos Aires, 1979, Tomo XXII, p. 941.
517
Citado por Malo Camacho, Gustavo. Derecho penal mexicano, Porrúa, México, 2000,
p. 633.
Alfonso Pérez Daza
Gaceta Tomo XXVIII, diciembre de 2008 Materia(s): Penal p. 117, de rubro y texto
siguientes:
«PRESCRIPCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL. PARA SU CÓMPUTO DEBE ATENDER-
SE A LA PENALIDAD APLICABLE AL DELITO ESTABLECIDO EN CADA FASE QUE IN-
TEGRA EL PROCEDIMIENTO PENAL. La Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación ha sostenido que tanto al obsequiarse la orden de aprehensión como al
dictar el auto de formal prisión, debe fijarse el delito, ya sea en forma simple o con sus
respectivas calificativas, modalidades o modificativas; de ahí que en cualquier fase
del procedimiento penal, el plazo para que opere la prescripción debe computarse
a partir del establecimiento del delito que se le atribuye al probable responsable. Así,
la prescripción se actualiza en cada etapa procesal, tomando en cuenta el delito por
el cual se emite la determinación respectiva, atendiendo a si existen o no calificativas
sobre el ilícito establecido y conforme a la legislación correspondiente. Esto es, debe
considerarse la pena del delito configurado atribuido al responsable, ya sea básico
o con todas sus modalidades o circunstancias modificativas o calificativas, lo cual
deriva en la obligación constitucional y legal de todo juzgador consistente en que
al emitir una orden de aprehensión, auto de formal prisión, apelación o cualquier
otro acto durante el proceso determine, según el delito de que se trate, los datos que
acrediten los elementos del tipo penal, no sólo para precisar la figura delictiva bási-
ca, sino también para que, de ser el caso, se configure su específica referencia a un
tipo complementado, subordinado o cualificado, pues no debe perderse de vista que
durante el proceso penal pueden actualizarse diferentes fases, por lo que deben de-
terminarse con precisión sus elementos constitutivos, incluyendo las modificativas o
calificativas que, en su caso, surjan de los hechos materia de la etapa procesal de que
se trate. Por tanto, debe tomarse en cuenta el delito determinado por el cual se sigue
el procedimiento, en cualquiera de sus fases, de manera que la prescripción quedará
condicionada al transcurso del término establecido para la sanción que corresponda
al delito concreto señalado en cada etapa procesal. Lo anterior es así, porque con-
forme al principio de seguridad jurídica, en cada una de ellas puede modificarse el
delito, por lo que si al obsequiar la orden de aprehensión se le atribuye al probable
responsable determinado ilícito, el término para que opere la prescripción se compu-
tará de acuerdo a los plazos previstos en la legislación correspondiente, y si al dictado
del auto de formal prisión se le ubica en uno diverso, ya sea básico o con calificativas,
el indicado término se computará de acuerdo a la penalidad aplicable a esta nueva
valoración del delito, y de igual forma tendrá que hacerse en cada una de las fases
que integran el procedimiento penal.
Contradicción de tesis 46/2007-PS. Entre las sustentadas por el Segundo Tribunal
Colegiado en Materia Penal del Tercer Circuito y el Cuarto Tribunal Colegiado del
Décimo Quinto Circuito. 4 de junio de 2008. Cinco votos. Ponente: Sergio A. Valls
Hernández. Secretario: Antonio Espinosa Rangel.
Tesis de jurisprudencia 65/2008. Aprobada por la Primera Sala de este Alto Tribu-
nal, en sesión de fecha veinticinco de junio de dos mil ocho.»
la pena impuesta. Sin embargo, esta garantía tiene un ámbito de protección más allá
de la aplicación del derecho penal sustantivo (demostración del delito y ejecución
de la pena), esto es, también opera respecto de las consecuencias jurídicas derivadas
del proceso penal que inciden en la esfera de derechos del gobernado, las cuales no
pueden quedar incólumes. En este sentido, si la porción normativa que preveía el tipo
penal por el que se condenó al sentenciado fue derogada, dejó de ser relevante para
el derecho penal y para la potestad punitiva del Estado, lo que beneficia a quienes
fueron sentenciados y se les tuvo por extinguida la pena impuesta, aun al existir cosa
juzgada; por ende, procede la destrucción de la ficha signalética y de los antece-
dentes penales derivados del proceso en virtud de que al no existir como delito la
conducta, sus consecuencias deben correr la misma suerte; máxime que no se trata
de una “simple medida administrativa”, ya que si bien no es una pena técnicamente
hablando, ni participa de las características de ser pena infamante y trascendental, lo
cierto es que en nuestro medio social y cultural se les considera un medio informativo
de la conducta ilícita del inculpado que trasciende a su esfera jurídica, pues el cono-
cimiento de su contenido por los ciudadanos, produce el mismo impacto que una
pena privativa de derechos, ya que tienen un efecto estigmatizante, dado que quien
es identificado queda inhabilitado, de hecho, para cargos privados y se convierte en
un ciudadano de segundo orden, pues se ataca en forma directa su honra y fama,
cuya secuela trasciende, negativamente, en su esfera jurídica.»
do, de alguna manera, dos veces a una persona por idéntica conducta, al
permitir el trámite de ambos procedimientos.
En efecto, el hecho de que en ninguna de los procesos penales se haya
dictado aún sentencia, no implica que deba subsistir, concomitantemente,
los dos, pues, de permitirlo y seguir su trámite hasta su conclusión, se esta-
ría juzgando, de algún modo, dos veces a una persona por idéntica conduc-
ta, de ahí que este supuesto, al igual que los previstos, de manera expresa,
en el artículo en comento, debió ser contemplado por el legislador, con el
objeto de que se extinguiera la acción penal en relación con el proceso que
se hubiese iniciado en segundo término.
En armonía con lo anterior, la Convención Americana sobre Derechos
Humanos (Pacto de San José de Costa Rica), en su artículo 8, denominado
«Garantías Judiciales», punto 4, reconoce como un derecho de los impu-
tados el que no se le pueda juzgar dos veces por los mismos hechos, como
se ve de su contenido:
«Artículo 8. Garantías Judiciales.- 4. El inculpado absuelto por una sentencia firme
no podrá ser sometido a nuevo juicio por los mismos hechos.»
ción penal, cuando las condiciones impuestas por el juez de control, para tal
efecto, hayan sido cumplidas por el imputado y no se hubiese revocado aquélla.
Finalmente, el tercero versa sobre la aplicación de los criterios de opor-
tunidad y, al efecto, señala que tiene el efecto de extinguir la acción penal
con respecto al autor o partícipe en cuyo beneficio se dispuso la aplicación
de dicho criterio.
Ahora, como tales figuras ya fueron analizadas en los apartados corres-
pondientes, cualquier comentario que pudiera hacerse, resultaría redun-
dante, por lo que se reenvía a los citados artículos y su comentario.
518
García Ramírez, Sergio, Derecho Penal, p. 420, http://biblio.juridicas.unam.mx/li-
bros/1/311/13.pdf
Código Nacional de Procedimientos Penales
sentencia condenatoria, sin abrir otra instancia para que se valore nuevamente el ma-
terial probatorio. Sin embargo, respecto de la hipótesis de procedencia de este inci-
dente, prevista en la fracción V del artículo 560 del Código Federal de Procedimientos
Penales, se colige que más que reconocer la inocencia del sentenciado, su finalidad
es evitar una doble sanción, es decir, que un sujeto no sea condenado dos veces
por el mismo delito en relación con los mismos hechos; circunstancia que, además,
permite establecer que se trata de juicios de naturaleza penal que en concordancia
con los diversos 23 de la Constitución Federal y 118 del Código Penal para el Distrito
Federal en Materia de Fuero Común, y para toda la República en Materia de Fuero
Federal, pues de la lectura de dicho precepto se aprecia que “El reconocimiento de
la inocencia del sentenciado se basa en alguno de los motivos siguientes: V. Cuando
el sentenciado hubiese sido condenado por los mismos hechos en juicios diversos. En
este caso, prevalecerá la sentencia más benigna” y de ese modo se pretende evitar
una dualidad de procesos en los que exista identidad de partes, sujeto pasivo y sujeto
activo (Estado); identidad de acciones, en las que por tratarse del mismo delito, existe
igual pretensión constituida por la aplicación de la pena; y, por último, identidad de
causa, o sea, la coincidencia del hecho producido por el particular afectado con el
supuesto jurídico previsto en la legislación vigente y que juntos forman la idéntica
controversia en la causa penal».
nadie puede ser condenado dos veces por los mismos hechos, lo que obliga
al juez a anular la sentencia dictada en segundo lugar, debiendo prevalecer
la primera pronunciada.
El segundo supuesto prevé la anulación de la sentencia cuando se dero-
gue la ley, o se modifique el tipo penal o, en su caso, la pena por la que se
dictó sentencia o la sanción impuesta, procediendo a aplicar la más favo-
rable al sentenciado, de lo que se desprenden los siguientes supuestos de
procedencia cuando se:
a) Derogue la ley.
b) Modifique el tipo penal.
c) Modifique la pena por la que se dictó la sentencia condenatoria.
d) Modifique la sanción impuesta.
Supuestos, todos, en los que se aplicará la ley más benéfica.
En cuanto a la hipótesis contenida en el inciso a, se actualiza cuando la
conducta tipificada como delictiva deja de serlo, esto es, ya no se considera
delito, deja de ser relevante para la potestad punitiva del Estado, lo que no
ocurre cuando la conducta delictiva continúa teniendo esa calidad porque
la norma derogada que la preveía ha sido sustituida por otra que considera
como delito el mismo hecho.
En cuando al segundo supuesto —cuando se modifique el tipo penal—
es necesario, para su actualización, que los elementos que definieron la
configuración del delito, de acuerdo con su tipificación derogada, frente
a la nueva redacción, ya no sean los mismos y, con base en ello, que la
conducta llevada a cabo no reúna todos los elementos del tipo penal mo-
dificado.
Los dos supuestos restantes se actualizan al ser modificada la pena san-
ción señaladas en la sentencia condenatoria impuesta, surgiendo la obli-
gación del juzgador penal, en atención del principio de retroactividad de
la ley penal a favor del imputado, acusado o sentenciado, previsto en el
primer párrafo del artículo 14 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, de aplicar la ley más benéfica, anulando la sentencia
más perjudicial.
De lo que se desprende, como lo precisó el legislador, que la sola causa-
ción de la conducta no podrá fundamentar, por sí sola, la responsabilidad
penal, pues deberá privilegiarse al gobernado cuando las circunstancias
modifiquen la regulación del tipo penal, con independencia de que se
hubiese cometido la conducta.
Código Nacional de Procedimientos Penales
Comentario. Los artículos 488 y 489 se refieren al trámite que debe se-
guirse en el reconocimiento de inocencia o la anulación de la sentencia.
El trámite inicia con un escrito presentado por el sentenciado, que se
cree con derecho a obtener el reconocimiento de inocencia o la anulación
de la sentencia, ante el tribunal de alzada que sea competente para cono-
cer del recurso de apelación, en el que expondrá, detalladamente, la causa
en que funda su petición, lo que pone de relieve que se tramita a instancia
de parte.
El solicitante deberá acompañar las pruebas con las que sustente su peti-
ción, o bien, ofrecerá exhibirlas en la audiencia respectiva, para lo cual ten-
drá un plazo no mayor de diez días para ello; y, en aquellos casos en que,
por alguna razón, no tenga en su poder las documentales que pretenda
exhibir, deberá indicar el lugar en donde se localizan, y solicitar al Tribunal
de alzada que efectúe las gestiones indispensables para que las recabe.
En cuanto a las pruebas que se pueden ofrecer, cabe destacar que el
legislador no limitó su ofrecimiento a alguna en particular, como por ejem-
plo, a las pruebas documentales, por tanto, si el legislador no hizo alguna
distinción, el operador no lo puede hacer, de manera que es válido soste-
ner que puede ofrecerse cualquier medio de prueba, siempre que tengan
por objeto acreditar que el solicitante tiene derecho al reconocimiento de
su inocencia o que se actualiza alguna de las hipótesis para la anulación de
la sentencia.
Es oportuno despejar esa inquietud porque el reconocimiento de ino-
cencia, por su naturaleza, puede ser demostrado, como se indicó, entre
otras formas, mediante pruebas obtenidas gracias a los avances de la cien-
cia o tecnología, verbigracia, a través del desahogo de periciales en alguna
ciencia, arte o técnica, antes difícil o imposible de obtener; imaginémonos
que los avances en telecomunicaciones, en la medicina o en la genética,
por citar algunos, permitan hacer del conocimiento de la autoridad ju-
dicial, una cuestión que antes no era posible, con la que se acredita, con
certeza, que no existió el hecho ilícito, por el que se le condenó, o bien,
que no participó en su comisión.
Código Nacional de Procedimientos Penales
519
Real Academia Española, Diccionario de la Lengua Española, 23 edición, Madrid,
2014.
Código Nacional de Procedimientos Penales
sus allegados, el menoscabo de valores muy significativos para las personas, así como
las alteraciones, de carácter no pecuniario, en las condiciones de existencia de la
víctima o su familia—.»
II. Establecer y coordinar las acciones y medidas necesarias para promover, respe-
tar, proteger, garantizar y permitir el ejercicio efectivo de los derechos de las víctimas;
así como implementar los mecanismos para que todas las autoridades en el ámbito
de sus respectivas competencias cumplan con sus obligaciones de prevenir, investi-
gar, sancionar y lograr la reparación integral;»
….
«Artículo 4. Se denominarán víctimas directas aquellas personas físicas que ha-
yan sufrido algún daño o menoscabo económico, físico, mental, emocional, o en
general cualquiera puesta en peligro o lesión a sus bienes jurídicos o derechos como
consecuencia de la comisión de un delito o violaciones a sus derechos humanos
reconocidos en la Constitución y en los Tratados Internacionales de los que el Estado
Mexicano sea Parte.
Son víctimas indirectas los familiares o aquellas personas físicas a cargo de la
víctima directa que tengan una relación inmediata con ella.
Son víctimas potenciales las personas físicas cuya integridad física o derechos
peligren por prestar asistencia a la víctima ya sea por impedir o detener la violación
de derechos o la comisión de un delito.
La calidad de víctimas se adquiere con la acreditación del daño o menoscabo de
los derechos en los términos establecidos en la presente Ley, con independencia de
que se identifique, aprehenda, o condene al responsable del daño o de que la víctima
participe en algún procedimiento judicial o administrativo.
Son víctimas los grupos, comunidades u organizaciones sociales que hubieran
sido afectadas en sus derechos, intereses o bienes jurídicos colectivos como resultado
de la comisión de un delito o la violación de derechos.».
«Artículo 6. Para los efectos de esta Ley, se entenderá por:
…
XIX. Violación de derechos humanos: Todo acto u omisión que afecte los de-
rechos humanos reconocidos en la Constitución o en los Tratados Internacionales,
cuando el agente sea servidor público en el ejercicio de sus funciones o atribuciones
o un particular que ejerza funciones públicas. También se considera violación de de-
rechos humanos cuando la acción u omisión referida sea realizada por un particular
instigado o autorizado, explícita o implícitamente por un servidor público, o cuando
actúe con aquiescencia o colaboración de un servidor público.»
«Artículo 7. Los derechos de las víctimas que prevé la presente Ley son de ca-
rácter enunciativo y deberán ser interpretados de conformidad con lo dispuesto en
la Constitución, los tratados y las leyes aplicables en materia de atención a víctimas,
favoreciendo en todo tiempo la protección más amplia de sus derechos.
Las víctimas tendrán, entre otros, los siguientes derechos:
…
II. A ser reparadas por el Estado de manera integral, adecuada, diferenciada, trans-
formadora y efectiva por el daño o menoscabo que han sufrido en sus derechos como
consecuencia de las violaciones a sus derechos humanos y por los daños que esas
violaciones les causaron;»
…
«Artículo 27. Para los efectos de la presente Ley, la reparación integral compren-
derá:
I. La restitución busca devolver a la víctima a la situación anterior a la comisión del
delito o a la violación de sus derechos humanos;
Alfonso Pérez Daza
II. La rehabilitación busca facilitar a la víctima hacer frente a los efectos sufridos
por causa del hecho punible o de las violaciones de derechos humanos;
III. La compensación ha de otorgarse a la víctima de forma apropiada y proporcio-
nal a la gravedad del hecho punible cometido o de la violación de derechos humanos
sufrida y teniendo en cuenta las circunstancias de cada caso. Ésta se otorgará por
todos los perjuicios, sufrimientos y pérdidas económicamente evaluables que sean
consecuencia del delito o de la violación de derechos humanos;
IV. La satisfacción busca reconocer y restablecer la dignidad de las víctims;
V. Las medidas de no repetición buscan que el hecho punible o la violación de
derechos sufrida por la víctima no vuelva a ocurrir;
VI. Para los efectos de la presente Ley, la reparación colectiva se entenderá como
un derecho del que son titulares los grupos, comunidades u organizaciones sociales
que hayan sido afectadas por la violación de los derechos individuales de los miem-
bros de los colectivos, o cuando el daño comporte un impacto colectivo. La restitu-
ción de los derechos afectados estará orientada a la reconstrucción del tejido social
y cultural colectivo que reconozca la afectación en la capacidad institucional de
garantizar el goce, la protección y la promoción de los derechos en las comunidades,
grupos y pueblos afectados.
Las medidas colectivas que deberán implementarse tenderán al reconocimiento
y dignificación de los sujetos colectivos victimizados; la reconstrucción del proyecto
de vida colectivo, y el tejido social y cultural; la recuperación psicosocial de las po-
blaciones y grupos afectados y la promoción de la reconciliación y la cultura de la
protección y promoción de los derechos humanos en las comunidades y colectivos
afectados.».
parte del estado, del daño o menoscabo que hubiese sufrido, como conse-
cuencia de las violaciones a sus derechos humanos y por los daños que esas
violaciones le causaron.
La disposición legal transcrita en último lugar señala lo que comprende
la reparación del daño o menoscabo sufrido por la víctima, entre otras co-
sas, devolver a la víctima a la situación anterior a la comisión de la violación
de sus derechos humanos; facilitarle hacer frente a los efectos sufridos por
causa de las violaciones de derechos humanos; otorgarle una compensa-
ción por los perjuicios, sufrimientos y pérdidas económicamente evalua-
bles que sean consecuencia de la violación de derechos humanos.
Directrices que, válidamente, pueden aplicarse al reconocimiento de
inocencia, a favor de la persona que habiendo sido condenada, injusta-
mente, por un delito que no cometió, es reconocida por la propia autori-
dad judicial como inocente.
En efecto, la Ley General de Víctimas señala que todas las personas físi-
cas que hayan sufrido algún daño o menoscabo económico, físico, mental,
emocional, o en general cualquiera puesta en peligro o lesión a sus bienes
jurídicos o derechos como consecuencia de violaciones a sus derechos hu-
manos reconocidos —actos u omisiones que afecten los derechos humanos
reconocidos en la carta magna o en los tratados internacionales, cuando
el agente sea servidor público en el ejercicio de sus funciones o atribucio-
nes—, son consideradas como víctimas.
Concepción en la que encuadra perfectamente la persona declarada
inocente, ya que el error de la autoridad jurisdiccional en el proceso penal,
al condenarlo por un delito que no cometió, sin duda, genera, como con-
secuencia, una violación a sus derechos humanos, palpable a través de los
daños o perjuicios que pudiese sufrir por un acto de esa naturaleza, convir-
tiéndose en una víctima del propio estado, ya que su equivocación puede
tener el alcance de afectar tanto a su persona como a sus bienes materiales,
pues, una sentencia condenatoria afecta las cuestiones personales, labora-
les, familiares, patrimoniales, etcétera, en este caso, por culpa del Estado.
Luego, al ser una víctima del estado resulta válida la aplicación de la Ley
General de Víctimas, en cuanto a la forma y términos en que el estado de-
berá responder a la reparación del daño o menoscabo que hubiese sufrido
como consecuencia de la condena que le fue impuesta, atendiendo, entre
otros elementos, a los siguientes: a) el daño físico o mental; b) la pérdida
de oportunidades, en particular las de empleo, educación y prestaciones
sociales; c) los daños materiales y la pérdida de ingresos; d) los perjuicios;
y, e) los gastos de asistencia jurídica o de expertos, medicamentos y servi-
Alfonso Pérez Daza