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Biografía
Maurice Martenot fue una importante figura de la música francesa del siglo xx.
Violonchelista e ingeniero, inventó en 1928 el instrumento de las Ondas Martenot, con el
que abrió nuevos horizontes a la investigación sobre la música ejecutada con instrumentos
electrónicos.
A raíz del Congreso de Educación Nueva celebrado en Villebon en 1924,
M. Martenot tuvo ocasión de dialogar con el violonchelista Yourg Bilstin, quien le hizo
descubrir distintos estados físicos y psíquicos provocados por la práctica de la relajación
activa. Años más tarde, en 1932, acompañado de su hermana Ginette, dio la vuelta al
mundo para dar a conocer el instrumento de las Ondas. En el transcurso de este viaje
trataron al poeta Tagore en su escuela de Santiniketan, en Bengala, quien les explicó sus
teorías sobre
una enseñanza artística que implicara globalmente al individuo.
La búsqueda del placer por la riqueza sonora llevó a los tres hermanos Madeleine, Ginette y
Maurice, y la esposa de este último, Rennée - convertidos ya en equipo pedagógico-, a
interesarse por la calidad del gesto y enseñar el desarrollo musical y las técnicas
instrumentales ligadas a la interpretación. Poco a poco esta idea se hizo extensible también
a las artes plásticas y a la danza.
Fue Madeleine Martenot quien en 1912 creó un curso de formación pianística, muy
novedoso en la época, que fue el inicio de más de setenta
años de investigación artística.
Maurice Martenot publica en 1920 sus Jeux Musicaux para ayudar a sus alumnos a
entender mejor la teoría musical. Poco más tarde fundaron L'Ecole d'Art Martenot, donde se
impartían clases de educación musical, técnica instrumental y artes plásticas, unidas a un
trabajo de conciencia corporal a través de la relajación activa, común a los estudiantes de
todas las especialidades.
El profundo interés de Martenot por la psicología de sus alumnos, y los avances que en este
campo surgieran en la época, le hicieron profundizar en lo que era más apropiado para cada
uno de sus discípulos en cada momento. Del resumen de sus anotaciones sobre sus
alumnos surgió el método Martenot, publicado en París (1960), Principios fundamentales de
educación musical y su aplicación, donde se sintetiza la filosofía y la práctica de su
metodología para la enseñanza del lenguaje musical.
"Martenot convirtió su método en un sistema de vida que implica la naturaleza, el mundo
interior, la expresión y el rigor. Dio clases a niños y adultos de iniciación musical, al tiempo
que impartía cursos de formación del profesorado. Su alumnado, llegado de todas partes
del mundo, propagó su método por muchos países. Fue también profesor de música en
escuelas de régimen general y en el Conservatorio de París.
Aportaciones teóricas
La cuestión que planteó Martenot fue: ¿ser profesor de arte o educador a través del arte? El
profesor de arte busca resultados tangibles a corto plazo. El educador a través del arte
apuesta por los resultados imponderables, aquellos que ayudan al desarrollo del individuo,
la sensibilidad general, a la vida interior, la disciplina, la imaginación, el autocontrol y
motivan a encontrar el placer de construir, expresar, compartir, descubrir, crear... Encontrar
el equilibrio entre estos dos conceptos es el reto del buen educador.
Hacer que la luz penetre en lo más hondo del corazón humano: ésa es la vocación del
artista, y con este amor por el arte, resolver los cauces formativos más exigentes.
(Schumann)
Metodología
Uno de los ejes de su metodología consiste en singularizar cada una de las materias de que
se compone el lenguaje musical y encontrar una respuesta global que conduzca a una ágil
comprensión de la lectura a primera vista. Comprensión que intenta ir más allá del
descifrado y la idea musical.
Los signos llegarán a ser la memoria de una vivencia musical que integra los conocimientos
para expresar, improvisar y crear.
Se trata de encontrar en la materia sonora el instante en que los signos del pentagrama no
son la imagen de un sonido, sino el símbolo de un pensamiento. (Beethoven)
sin análisis, ni
identificación de valores, asociadas al reconocimiento visual, auditivo y a una
reproducción perfecta y precisa apoyada por la pulsación. Esta vivacidad rítmica
hará que su grafía resulte también viva, se instale rápidamente en la memoria y,
cuando su imagen surja de nuevo, la interpretación será espontánea. La
comprensión teórica llegará más tarde.
● La improvisación cambia el modo de apropiarse del saber y es un medio de
descubrirse a si mismo, de conocerse. A menudo Martenot nos dice «osar,
atreverse, probar». Poco a poco el intelecto se imbuirá del deseo de descubrir, de
conservar, de comunicar, de crear un lenguaje. El canto libre habituará a cantar sin
temor en un clima de confianza, imprescindible para un canto consciente y al trabajo
difícil y preciso de la afinación. Será también el canto libre el material para iniciar un
transporte musical con y sin texto, que, tras un proceso metodológico basado en la
relación interválica, nos introducirá al estudio de la tonalidad.
● La afinación. Tras un trabajo de dirección del sonido -concretado con las series de
sirenas-, los diagramas melódicos, que finalmente configurarán la escala mayor,
aparecen en este orden:
Estos últimos, 5, 6, 7, se interpretarán desde la altura absoluta y con ejercicios de
transposición. Desde este punto tonalidades y modalidades muy diversas, pasando por la
escala de tonos, mantendrán una constante concentración intelectual y auditiva, premisas
imprescindibles para el dominio de la afinación. Ejercicios de microtonalidad realizados con
las Ondas Martenot ayudarán al refinamiento auditivo.
● El aprendizaje lúdico de la agilidad en la lectura de notas activará los reflejos y la
lectura al avance. Los ejemplos musicales estarán basados en la música popular
universal y en la literatura musical de todos los tiempos, para ir construyendo un
repertorio propio y crear un gusto estético.
● Asimismo, otras materias comprenden el estudio del lenguaje musical: expresión
vocal, audición, sentido modal y tonal, armonía, teoría... Cada conocimiento será
propuesto como un juego, a partir de ejercicios sensoriales, de escucha, de análisis
y de expresión musical. La riqueza de experiencias motrices y sensoriales favorece
la expansión y la evolución personal, afinan las percepciones y fomentan los
aprendizajes.
El proceso metodológico que engloba todos estos elementos será el propuesto por la
pedagoga italiana Montessori: imitación, reconocimiento, reproducción y creación. Este
último paso confirmará el dominio de todos los conocimientos impartidos.