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EL TEXTO CIENTÍFICO

1-TEXTOS CIENTÍFICOS –TÉCNICOS


El lenguaje de especialidad de los textos científicos y técnicos es una variedad funcional,
un subcódigo de una lengua natural, que se utiliza con el fin de transmitir conocimientos. En
él predomina la función referencial, la denotación, y se caracteriza por su tendencia a la
claridad, la precisión y la concisión.

Además del predominio de la función referencial, en los textos científicos y técnicos


adquiere relevancia la función metalingüística, presente en explicaciones, definiciones y en la
sinonimia. Cuanto menos especializado sea el receptor, más elementos metalingüísticos
encontraremos.

En el uso del lenguaje científico se ha procurado la universalidad de los términos para


facilitar la comunicación y el intercambio internacionales; en este sentido, se han creado
organismos de normalización terminológica, en los que los expertos llegan a acuerdos sobre
los usos y precisan las definiciones, como, por ejemplo, la ISO (Organización Internacional de
Normalización). Esta tarea está limitada a determinadas áreas y condicionada por las lenguas
dominantes; hoy, la lengua de comunicación (lengua franca) es el inglés.

El objetivo principal de los textos científicos y técnicos es informar sobre la actividad y el


progreso de la ciencia y la tecnología.

1.1- CARACTERÍSTICAS COMUNICATIVAS


Los rasgos de los textos científicos y técnicos están condicionados por los siguientes
elementos:

 El objetivo comunicativo. La finalidad principal es la transmisión de


conocimientos.

 La situación comunicativa. Condiciona el carácter especializado del lenguaje


que se utilice y los rasgos discursivos: por ejemplo, las situaciones formales entre
profesionales, las de una clase universitaria o las de una entrevista en la prensa
no especializada.

 Los emisores y los receptores. Los emisores son especialistas, conocedores


de la temática tratada (aunque en la difusión pueda intervenir un mediador, por
ejemplo, el periodista en los textos divulgativos de los medios de comunicación).
Los receptores son especialistas o el público en general. Si ambos interlocutores
son especialistas comparten, en principio, un determinado grado de información
sobre el área de conocimiento.

 El tema. Se limita al campo propio de especialidad, conceptualizado


formalmente. La ciencia es múltiple, abarca distintos saberes: química, física,
lingüística… Cada uno de esos campos determina la representación de la
realidad con sus propios modelos, métodos y procedimientos, y con su uso
específico del lenguaje.

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 El código. Además de la lengua común-con los rasgos especiales que
constituyen lo que denominamos registro científico-, es característico el uso de
sistemas formalizados de símbolos (o simbologías). Se denomina simbología a
un conjunto definido de signos gráficos que determinadas disciplinas científicas
utilizan para representar de manera simplificada conceptos propios de su
materia. Desde los más sencillos y conocidos, como los que representan las
operaciones básicas de cálculo (+,-,x,), hasta los más complejos, estos conjuntos
de símbolos poseen varias características que los hacen muy útiles en el
discurso científico:

- Son por completo convencionales: se han creado por el acuerdo entre


quienes se dedican a una disciplina y su uso es común a todos ellos.
Todos los químicos, sea cual sea su lengua de origen, interpretan de la
misma manera una formula química.

- Son absolutamente monosémicos.

- Permiten crear secuencias completas (o fórmulas) que equivalen


abreviadamente a complejos enunciados lingüísticos.

- Pueden utilizarse en disciplinas científicas diferentes. Por ejemplo, los


símbolos que representan las relaciones entre conjuntos se emplean
tanto en matemáticas como en los estudios de lógica.

Junto con todo ello, hay que tener en cuenta el funcionamiento en los textos científico-
técnicos de códigos no verbales de carácter icónico (como dibujos, fotografías…) o mixtos
(como los cuadros, diagramas, etc.).

 El canal. Depende, como es lógico, del ámbito en que se realice la


comunicación. En primer lugar, no hay que olvidar que la ciencia se transmite
tanto oralmente (clases magistrales, conferencias, ponencias en congresos,
debates, etc.) como por escrito (libros, revistas especializadas o de divulgación,
periódicos, publicaciones didácticas…). En los textos especializados, dado el
carácter de especialistas que tienen el emisor y el receptor, las situaciones
posibles se reducen a la publicación de ensayos o artículos en revistas de
circulación muy limitada, y a las actividades ligadas a las universidades e
instituciones científicas (foros, congresos, etc.). Los discursos académicos más
característicos son los que encontramos en libros de texto de los distintos
niveles, en tratados, manuales y otras publicaciones didácticas. La divulgación
científica, en cambio, se realiza sobre todo a través de los medios de
comunicación (noticias o reportajes de prensa y televisión), de publicaciones de
divulgación cultural, de documentales audiovisuales…

1.2- TIPOS DE TEXTOS CIENTÍFICOS Y TÉCNICOS


Si atendemos a la intención del emisor, podemos clasificar los textos científico-técnicos en
distintos grupos: de investigación, informativos, instruccionales, didácticos, etc. Los primeros
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tienen como finalidad presentar a la comunidad científica los resultados de nuevas
investigaciones; los informativos comunican a la sociedad esos desarrollos o avances (por
ejemplo, una noticia de periódico sobre nuevos descubrimientos científicos); los instruccionales
asesoran al receptor sobre procedimientos metodológicos o sobre el uso de instrumentos o
productos (el prospecto de un medicamento es un texto instruccional); los didácticos son los
que pretenden aumentar el caudal de conocimientos del lector sobre el tema en cuestión. De
todos modos, esto no agota el abanico de posibilidades, que es lógicamente muy amplio,
puesto que son muchas las perspectivas desde las que se pueden abordar los temas
científicos y técnicos.

También podemos clasificar los textos científico-técnicos atendiendo a quién es en cada


caso el DESTINATARIO del discurso.

 Textos especializados. Están dirigidos a especialistas en la materia, por lo que el


emisor cuenta con que los saberes compartidos son muchos y que la recepción de
su discurso por parte del destinatario estará regida por la reflexión y el estudio
riguroso. Así pues, el autor hace uso libre de formalizaciones complejas, de
símbolos específicos, de abundantes tecnicismos que no considera necesario
explicar ni definir, pues supone que su lector ya los conoce. Los valores
fundamentales son la precisión y el rigor conceptual, a los que sacrifica, si es
necesario, la claridad.

 Textos académicos. Son los dirigidos a lectores iniciados en la materia e


interesados en ampliar sus conocimientos (en especial, estudiantes de los distintos
niveles: secundaria, bachillerato, universidad). Puesto que tratan de formar a futuros
especialistas, han de conjugar cierto rigor científico y terminológico con la claridad
expositiva y la comprensibilidad. Ello lo consigue el autor recurriendo a cuantas
definiciones, explicaciones y ejemplos considere precisos, y también a diversos
tipos de procedimientos gráficos (esquemas, cuadros, ilustraciones, etc.)

 Textos divulgativos. Son los que van destinados a un público amplio que se
acerca al texto por un interés general sobre el tema o por mera curiosidad. Como se
supone que el lector carece de una preparación previa, el autor procura evitar el uso
de tecnicismos (si alguno aparece, define su significado en el propio texto) y explicar
los conceptos mediante ejemplos sencillos y comparaciones con la vida cotidiana.
Es decir, sacrifica la precisión y el rigor en aras de una mayor claridad. Y como
tampoco se le puede exigir al destinatario el nivel de estudio o reflexión en la lectura
que se supone en los otros niveles, es usual que el autor inserte curiosidades,
conexiones con la vida cotidiana, dibujos e ilustraciones, etc. Con el fin de mantener
su atención.

1.3- ASPECTOS ESTRUCTURALES: LA ORGANIZACIÓN DE IDEAS


Los esquemas estructurales de los textos científico-técnicos son muy variados. Señalemos
cuatro de estos esquemas básicos, que distinguimos atendiendo a la forma de discurso que
predomina en cada uno (pero téngase en cuenta que hay muchos otros más y que es normal
que se combinen varios de ellos en un mismo texto):
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 Demostración científica. Es propia de los textos especializados, aunque en
algunos textos didácticos y académicos puede aparecer de manera resumida. Se
trata de un discurso argumentativo que se propone, tras debatir un problema,
probar y demostrar una determinada tesis:

 INTRODUCCIÓN:

a) Historia del problema

b) Estado de la cuestión: situación actual e implicaciones teóricas.

c) Justificación del enfoque elegido por el autor.

 DESARROLLO (CUERPO ARGUMENTATIVO):

a) Presentación preliminar de la tesis.

b) Demostración: presentación ordenada de argumentos (razonamientos teóricos, pruebas


experimentales, datos, resolución de aspectos contradictorios, deducciones,
correcciones al planteamiento inicial…)

c) Confirmación de la tesis.

 CONCLUSIÓN:

a) Valoración general de la tesis: consideraciones sobre lo que aporta y problemas que


deja sin resolver.

b) Futuras vías de investigación.

 Explicación de conceptos y teorías. Aparece sobre todo en textos académicos y


divulgativos. Su propósito es mostrar ordenadamente al destinatario una serie de
principios, hechos y datos de carácter científico. La variedad de discurso utilizada es
fundamentalmente la exposición, cuya estructura básica da forma global al texto. Ello
no impide que en determinados lugares del mismo puedan aparecer, usadas como
recursos al servicio de la exposición, breves argumentaciones, descripciones
técnicas, fragmentos narrativos, etc. Otros recursos textuales frecuentes son los
resúmenes, listados, clasificaciones, etc.

 Descripción técnica. Es habitual en los textos de intención didáctica (por ejemplo,


están concebidas como descripciones técnicas las habituales guías de animales , de
flores, de árboles, etc.) y también en los textos técnicos que tienen como finalidad
explicar las características de determinados productos o aparatos (el prospecto de un
fármaco, el manual de instrucciones de un televisor, etc.). Frente a otro tipo de
descripciones, la descripción técnica se caracteriza por la ordenación lógica en la
presentación de ideas, por el empleo de la terminología específica- y en muchas

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ocasiones de la simbología correspondiente-, y por la inclusión de gráficos e
ilustraciones que sirven de apoyo a la descripción.

 Instrucciones técnicas. Son habituales en los manuales de uso de aparatos, de


programas informáticos, etc. Su finalidad es enseñar al receptor, no ya un concepto
teórico, sino directamente su aplicación y manejo en circunstancias concretas.

Estos y otros esquemas de estructuración los encontramos en muy distintas clases de texto
de transmisión cultural como, por ejemplo, el artículo (divulgativo o especializado), la reseña, la
monografía, el manual, el informe, la tesis doctoral, el diccionario especializado, la conferencia,
etc.

2-CARACTERÍSTICAS DEL DISCURSO CIENTÍFICO


(La intertextualidad, que hace referencia a las relaciones que un texto mantiene con otros
textos anteriores, es sumamente frecuente en los trabajos de investigación.)

Modalidades textuales
Los modos de expresión en los textos científicos son los siguientes:

 Descripción (de procesos, de objetos, de seres): En las células eucarióticas el núcleo


es un cuerpo grande, a menudo esférico, que por lo general es la estructura que más se
destaca dentro de la célula.

 Explicación (de conceptos, de fenómenos, de métodos o procedimientos): Existen dos


tipos de células distintas, las procariotas y las eucariotas, que difieren en particular en la
organización de su material genético.

 Explicación, combinada con argumentación (de hipótesis, de teorías, de cuestiones,


de resultados de una investigación): (El nucléolo) contemplado con el microscopio
electrónico parece ser una colección de finos gránulos y minúsculas fibras. Se presume
que estas son partes de ribosomas.

 Narración (de experimentos, de avances o de descubrimientos científicos): Una de las


más importantes (observaciones microscópicas) fue realizada hace más de un siglo por
el embriólogo alemán Oscar Hertwig con óvulos y espermatozoides de erizos de mar
(Todos los ejemplos son de Helena Curtis, Biología).

Este tipo de textos puede incluir definiciones, listados (de características, factores, criterios,
aplicaciones), clasificaciones, ejemplos y resúmenes.

Coherencia y cohesión

Los enunciados de un texto científico se relacionan por su sentido y se subordinan siempre


al tema. Las presuposiciones (lo conocido por el receptor) y el marco (la situación y
finalidad comunicativas y el tipo de texto científico) condicionan la coherencia y deben
satisfacer las expectativas del receptor.

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En cuanto a la cohesión, además de los mecanismos habituales (anáfora, catáfora,
sustitución, elipsis, isotopía semántica), en los textos científicos son particularmente relevantes
los marcadores del discurso y las expresiones deícticas

2.1 CARÁCTERÍSTICAS MORFOSINTÁCTICAS


El discurso científico refleja la objetividad y validez de la ciencia. Su finalidad hace que se
eviten los elementos expresivos y las referencias al emisor, así como la presencia del receptor
y de los recursos de persuasión.

1- Clases de oraciones:
 Predominio de oraciones enunciativas.

 Empleo de oraciones interrogativas con una finalidad didáctica: ¿De dónde proviene
el ATP? Como veremos en el próximo capítulo, el ATP proviene…

 Oraciones que evitan expresar el agente, tanto impersonales como pasivas reflejas:
Se trata de observar la diferencia…; Se crean nuevas proteínas…

 Con la misma intención, uso de adverbiales y sustantivas construidas con formas no


personales: Introduciendo en las bacterias…, Es posible obtener…

 Combinaciones semifijadas del vocabulario o fraseología de la especialidad: formular


una teoría, analizar una oración…

2- Nominalizaciones
 Dejan de nombrarse las acciones y se prefieren las nominalizaciones: clasificación,
adición…

 Se nominalizan las cualidades: viscosidad (propiedad de líquidos viscosos).

3- Tiempos y modos verbales


 Empleo del indicativo (modo de la objetividad) y el presente atemporal, ya que la
ciencia propone leyes de validez general: Las masas de los elementos químicos que
forman un compuesto se encuentran en una proporción constante

 Uso del condicional para expresar hipótesis: Por esto, cabría argumentar…

 Empleo de formas verbales de obligación cuando el texto especifica valores límite,


prescripciones, resultados de ensayos, etc: La probeta debe ser cuadrada, también de
expresiones atenuadas: Se aconseja, se recomienda.

4- Persona verbal
 Predominio de la tercera persona para exponer la impersonalidad.

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 El uso de la primera persona del plural suele tener finalidad didáctica, ser un plural de
modestia o bien una generalización que implique al lector: Comencemos por ver de
qué manera se pueden construir nuevas moléculas de ADN en el laboratorio.

 La tendencia a la impersonalidad del discurso no entraña la ausencia de


modalizaciones o elementos que expresan el punto de vista del hablante.

5- Adjetivación y recursos de modificación.


 Empleo de adjetivos especificativos, descriptivos y de relación o pertenencia:
estructura tridimensional, ácido nucleico.

 Con la misma función, abundan adyacentes preposicionales y subordinadas de


relativo especificativas y explicativas: Los animales tienen un gran surtido de células
productoras de anticuerpos.

 Uso de aposiciones especificativas y explicativas: El proceso de soldadura deja


como huella una sutura, una banda deformada de rocas, en la parte oceánica…

 Acumulación de modificadores: El método de determinación colorimétrica de la


impureza del hierro de Smith-Jones.

2.2 CARACTERÍSTICAS LÉXICO-SEMÁNTICAS


El lenguaje científico es denotativo y unívoco, ya que los conceptos se designan con
objetividad y exactitud, razón por la cual los mensajes científicos eliminan aquellos vocablos
cuya significación incluye valores expresivos que varían de unos usuarios a otros. Cada
concepto dispone, así, de uno o más signos determinados-ya sean palabras o símbolos
convencionales- que lo representan, signos que tienen un solo y único significado. Por ejemplo,
el vocablo cristal, cuando funciona como término científico significa, definido por la física,
“cualquier cuerpo sólido cuyos átomos y moléculas están regular y repetidamente distribuidos
en el espacio”; y, definido por la mineralogía, “cualquier cuerpo sólido que naturalmente tiene
forma poliédrica más o menos regular; como sales, piedras, metales y otros”.

Este carácter monosémico de la terminología científica por el que los vocablos poseen un
significado constante, permite la sustitución de un vocablo por un sinónimo, sin que se
produzca con ello la más leve alteración en el contenido significativo expresado. Y así, por
ejemplo, en medicina pueden usarse como sinónimos, con el significado de dolor tenaz e
intermitente de una parte de la cabeza”, los vocablos hemicránea y migraña (del latín
hemicranía, y éste del griego), jaqueca (del árabe saqiqa, migraña) y cefalea (del latín
cephalaea, y éste del griego).

Finalmente, y frente a la opacidad del lenguaje literario, que adquiere cualidades de


vidriera, esto es, que canaliza la atención sobre sí mismo, el lenguaje científico es transparente:
los signos actúan como vidrios, remitiendo a las realidades designadas.

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2.3.-CREACIÓN DE LA TERMINOLOGÍA CIENTÍFICA
El rápido avance que se viene produciendo en todas las ciencias ha provocado un
vertiginoso crecimiento de la terminología científica y técnica.

La invención de formas léxicas resulta excepcional; y los tecnicismos se forjan recurriendo


a los procedimientos de que dispone la lengua para la producción de nuevas palabras
(fundamentalmente, la afijación y el cambio semántico), y también acudiendo a préstamos de
las lenguas clásicas y modernas (sobre todo, a palabras de origen inglés).

A) La lengua común como fuente de neologismos de carácter técnico

Uno de los procedimientos más fecundos para la producción de nuevas palabras partiendo
del caudal ya existente es el empleo de afijos. El lenguaje científico recurre a la afijación como
cantera inagotable de tecnicismos. Y así, por ejemplo, en química se emplean sufijos tales
como –ato, -uro (clorato, cloruro, voces derivadas de cloro), -ico, -oso (férrico, ferroso, voces
derivadas de hierro-del latín ferrum-), etc.

Estos son algunos de los sufijos empleados con mayor frecuencia para la creación de
voces técnicas:

a) Sufijos de nombres
 Con el significado de acción:

-ación, -ición: cimentación, repartición

-ado: encofrado

-adura, -edura, -idura: abolladura, barredura, hendidura.

-aje: aterrizaje

-amento: ligamento

-amiento, -imiento: calentamiento, movimiento.

-ura: rotura.

 Con el significado de el/la que hace la acción:

-adera: espumadera

-ador/-adora, -edor/-edora, idor/-idora: colador/lavadora,


exprimidor/pulidora, tenedor/tejedora

-ante, -iente. Lubricante, saliente.

-or:extractor

 Con el significado de lugar:

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-adero, -edero, -idero: embarcadero, cocedero, sumidero.

-atorio: laboratorio.

-era, -ero: hormigonera, petrolero.

b) Sufijos de verbos
-ificar: electrificar.

-izar: cauterizar.

Otro de los mecanismos de que se vale la lengua para acuñar nuevas denominaciones
técnicas consiste en la combinación de palabras ya existentes.

Las distintas ciencias acuden también a la composición sintagmática para la creación de


tecnicismos, así, por ejemplo, en química, ácido clórico, óxido férrico (composiciones formadas
por sustantivo + adjetivo), clorato de potasa, cloruro de sodio (composiciones formadas por
sustantivo + sustantivo complemento con preposición, que actúa con un papel semejante al del
adjetivo: cloruro potásico, cloruro sódico).

En ocasiones, los tecnicismos responden a causas semánticas: palabras de uso corriente


que desarrollan nuevos significados muy concretos al asignarles un valor técnico, por ejemplo:

Forjado (arquitectura): entramado, armazón de madera para hacer una pared.

Maligno (medicina): dícese de la lesión o enfermedad que evoluciona de modo


desfavorable y especialmente en los tumores cancerosos.

También es frecuente el trasvase de tecnicismos de algunas ramas científicas a la


lengua común. Tales palabras mantienen su significado técnico (como es el caso del vocablo,
procedente de la física, termómetro, “instrumento que sirve para medir la temperatura”.

Las lenguas clásicas y la terminología científica

Una buena parte del léxico científico tiene su origen en las lenguas clásicas. Palabras
tomadas directamente del griego y del latín –o procedentes del griego, a través del latín- se han
ido incorporando al lenguaje de la ciencia durante siglos. Unas veces, estas palabras
conservan su significado originario: afonía, anemia.

Sin embargo, en no pocas ocasiones se producen alteraciones semánticas en los


helenismos y cultismos respecto de los correspondientes étimos griegos o latinos.

También son innumerables en el lenguaje científico los tecnicismos formados con


palabras griegas y latinas, convertidas en raíces prefijas o sufijas según sean utilizadas como
primer elemento o como componente final. Surge así un caudal inagotable de nuevos vocablos
que son sistemáticamente utilizados por todas las ciencias para ir cubriendo las necesidades
designativas que el progreso tecnológico exige.( Y así, por ejemplo, aero- con el significado de
aire, entra como elemento compositivo-junto a otros de origen también griego- en la formación
de neologismos de carácter técnico).

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No siempre los elementos compositivos de palabras formadas con raíces clásicas se
han tomado de la misma lengua, sino que a veces uno procede del griego y otro del latín, o
viceversa, dando así lugar a voces híbridas (electrocutar).

Así pues, las lenguas han ido creando sobre raíces grecolatinas gran parte de la
terminología común a la ciencia y a la técnica occidental, lo que, sin duda, ha favorecido la
validez universal de los tecnicismos así constituidos, aspiración ésta de la universalidad
lingüística perseguida con ahínco por el léxico científico.

B) El préstamo lingüístico como procedimiento para la difusión de los


tecnicismos.

Aquellas naciones en las que la investigación científica facilita el avance tecnológico,


suministran a los restantes países los términos técnicos y científicos que designan las nuevas
invenciones, tecnicismos que se incorporan con cierta rapidez a las diferentes lenguas. La
mayoría de los tecnicismos provienen del inglés, lengua en la que están escritos el 70 por 100
de los libros científicos que se vienen publicando.

Varias son las formas de introducir tecnicismos extranjeros en una lengua, sin que exista
un criterio fijo:

 Adopción del tecnicismo extranjero, con su significante y su correspondiente


significado (dumping)

 Adopción de un vocablo foráneo que se expresa con un significante cuya


estructura fonética es igual o parecida al significante que tiene en la lengua de
origen (planta, adopta la significación de “fabrica central de energía,
instalación industrial” significación que corresponde a la voz inglesa plant.

 Adaptación del tecnicismo extranjero, que se acomoda a las exigencias


fonológicas de la lengua que lo importa. ( Los nombres castellanos amperio,
culombio, maxvelio, vatio y weberio)

 Sustitución del tecnicismo extranjero por una palabra ya existente en el idioma


receptor (shock por choque…)

La introducción de tecnicismos extranjeros violenta en muchas ocasiones el idioma que los


recibe. Y así, la invasión de tecnicismos de origen inglés al castellano ha favorecido, por
ejemplo, la ampliación del sistema morfológico del plural de los nombres, que aplica el morfema
–s a nombres terminados en consonante (stands, records, convoys, etc.); o la presencia de
sufijos extraños a nuestro sistema lingüístico (sufijo –ing, en marketing, holding, etc.).

Si los problemas de adaptación de los tecnicismos de una lengua a otra son a veces
grandes, en el caso de nuestro idioma existe una dificultad sobreañadida: la necesidad de
adaptar de manera uniforme los tecnicismos en todos los países de habla española, a fin de
conservar la unidad de la lengua. Por ejemplo, el queroseno usado como combustible se
denomina querosín o querosén en la mayoría de los países hispanoamericanos, (azafata, en
Argentina aeromoza y, en Venezuela, camarera)

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