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MODALIDADES TEXTUALES (II)

EXPOSICIÓN
La exposición constituye una modalidad textual cuyo fin es desarrollar un tema de manera objetiva.
Predomina en ella la función referencial o representativa y utiliza, generalmente, la lengua formal. Con
esta modalidad, se pretende que el receptor pueda comprender la información que se le ofrece con la
menor dificultad posible; por esta razón ha de realizarse de forma clara y ordenada siendo necesario que la
disposición del discurso atienda especialmente a la concisión, el desarrollo progresivo y la cohesión textual.
La exposición se utiliza tanto en la lengua oral (de forma espontánea o planificada) como en la
lengua escrita. Aparecerá en textos científicos, humanísticos, jurídicos, legislativos, o en otros que ofrecen
información: recetas, guías turísticas, folletos, conferencias…
Clases de exposición
Según el nivel de especialización del receptor, las exposiciones pueden ser:
 Divulgativas. Abordan el tema de forma sencilla para que sea accesible a todo tipo de receptores.
Por ello, se evita el empleo de léxico especializado y abundan las aclaraciones y explicaciones.
Aparece en folletos, revistas, guías, etc.
 Especializada: Ahonda en una materia sobre la que se precisan unos conocimientos previos por
parte del receptor. Emplea un lenguaje especializado en el que abundan los tecnicismos. Aparece
en tratados científicos, revistas especializadas, etc.
Estructura
Empleará una estructura clara. Podemos distinguir las siguientes:
- Analizante o deductiva (primero se presenta la idea general o tema y luego se presentan los
ejemplos o casos concreto, desarrollados en el cuerpo de la exposición)
- Sintetizante (se presenta primeramente la información de aspectos concretos, para llegar a la idea
general que explica toda la información anterior y que funciona como conclusión)
- Encuadrada (mezcla de ambas).
- Paralela (Presenta distintas ideas que se suman).

CARACTERIZACIÓN LINGÜÍSTICA

Las características principales de estos textos son objetividad, claridad y precisión. Para lograrlas
podremos encontrar los siguientes rasgos lingüísticos:
a) Nivel morfosintáctico:
En general, predominio de la tercera persona como marca de objetividad (aunque también puede
utilizarse la primera persona del plural, empleando un plural de modestia) dentro de oraciones
enunciativas cuya finalidad es la información de un contenido propia de la función representativa o
referencial. En estas oraciones se empleará el presente de indicativo con carácter atemporal o universal.
Para dar prioridad a la información, podrán emplearse oraciones impersonales o pasivas reflejas,
que ocultan al emisor y hacen prevalecer la información objetiva. Predominan las estructuras sintácticas
compuestas, principalmente las subordinadas, ya que permiten explicar las ideas y enlazarlas.
Predominarán también los sintagmas o grupos nominales, los incisos, aclaraciones y todo tipo de
estructuras que busquen explicar o aclarar los contenidos presentados en la exposición.

b) Nivel léxico-semántico:
Como estos textos persiguen la claridad y precisión, encontraremos el empleo de tecnicismos o
términos que forman parte del vocabulario específico de una materia, frecuentes repeticiones de palabras
clave, definiciones con las que se delimitan conceptos con precisión y exactitud, estructuras con valor
explicativo (como incisos entre comas, enumeraciones, proposiciones u oraciones de relativo explicativas…
con las que se explican los nuevos conceptos), adjetivos especificativos (que acotan o precisan el
significado del sustantivo) y complementos del nombre, así como el predominio de un léxico denotativo
con el que se pretende mostrar una información objetiva y clara.

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