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BORRADOR
RESUMEN
INTRODUCCIÓN
Desde los inicios de la ciencia económica, el estudio del concepto de mercancía ha sido de
vital importancia en la discusión social, política y representativa del pensamiento de la
distribución y consumo equitativo de bienes y servicios, conviniendo un carácter profundo
a ciertas interpretaciones que se han generado a lo largo de los años en las diferentes
corrientes comprendidas por esta ciencia social. De esta manera la categorización de este
objeto de disertación, se ha visto acompañado por una profundización clave en su noción,
que va más allá de analizarse como un simple término utilizado para el intercambio en los
diferentes procesos económicos generados por el ser humano.
Es así, como nace variantes a dicho precepto que representan una idea más cercana de
cómo dicho término afecta directa e indirectamente los procesos sociales y económicos
que vislumbramos a diario, además de establecer y generar interpretaciones que
expliquen la expansión y auge de un capitalismo salvaje que orienta a las masas al
consumismo irracional y quizás endemoniado, con el fin de preservar este sistema de
manera impositiva en las diferentes sociedades a lo largo del mundo.
Para esto partimos de la interpretación generada en el siglo XIX por uno de los pensadores
más radicales e influyentes a lo largo del tiempo, que comprende los hechos y
consecuencias económicas de una manera distinta y a su vez heterodoxa; donde la
concepción de mercancía no puede estar al margen de su pensamiento disidente en la
sociedad capitalista de occidente del mencionado siglo y que hoy más que nunca; se hace
imprescindible sus contribuciones a un mundo enfermo, que vive en un constante vaivén
de fluctuaciones y depresiones causadas por lo que hacía 1848; mencionaría como “la
dictadura de la burguesía”(Marx, Pág. 22), que ha quebrantado las sociedades humanas a
un nivel tan insondable, fuera del alcance de cualquier pensamiento insensato que se
haya podido especular a través de la historia social del hombre.
Para esto, además de contar con las definiciones propias de los autores acerca de la
mercancía, su valor y la relación con los agentes económicos involucrados en las
sociedades civiles; es significativo resaltar las discusiones contemporáneas acerca de las
dimensiones vistas en el fenómeno del fetichismo, donde gira en torno a una dualidad de
significancia de dicho término, tratando de encontrar una separación conceptual entre el
“Carácter fetichista” y el “Fetichismo”; produciendo el efecto presentado como la falsa
conciencia que origina la forma mercantil del producto del trabajo, divisado por el sistema
capitalista imperante. (Rubin, 1928)
Es así, como se hace oportuno enfatizar y dar cabida a conceptos generados desde
corrientes radicales y heterodoxas, que logren complementar los presagios neoclásicos
imperantes por más de dos siglos en las economías mundiales, el entender y vincular
teorías sociológicas interpretativas que valoren y justifiquen la relación histórica que nos
brinda un acercamiento hacia el fundamento de la ciencia, la búsqueda de la verdad
absoluta.
De esta manera, conjetura quizás su noción más importante y de más detalle que se
puede dimensionar en el primer tomo de su libro magno, en donde determina el valor de
una mercancía como la cantidad de tiempo invertida en su producción. Pero dicho
concepto no solo valorado como el tiempo meramente establecido sino lo que Marx
llamará “tiempo de trabajo socialmente necesario” (Marx, 1867. Pág. 4), delimitando
metódicamente que dicha duración debe ser vista en condiciones normales de producción
y con el grado de habilidad e ímpetu propias de los trabajos que se desarrollan en las
diferentes sociedades por la clase obrera.
Así pues, vemos como impera en su pensamiento una noción clara de la mercancía y de su
valor económico en la sociedad burguesa; percibido como objeto útil, pero de esta
manera cuestiona a su vez, el juicio metafísico y moral de este término, que causa un
misticismo en la conciencia humana y de alguna u otra manera conlleva un apego
fisiológico, ya que, su actividad en la formación de dicha mercancía constituye un uso
propio de sus funciones orgánicas; sean cuales fueren, ya que, son esencia de gasto de
cerebro, nervio y musculo, por tanto vinculan de manera directa hacia una tendencia
emocional y sensorial de su representación. (Jaime, et. Al. 1992)