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Oskar Mauricio Panqueva Cuevas

BORRADOR

RESUMEN

En la actualidad, la concepción de la mercancía y el valor que esta ejerce en los modos de


vida de las diferentes sociedades económicas que imperan en el globo, ha demostrado
que dicho término describe un significado mucho más importante que aquello expresado
como un simple bien que se puede vender o comprar. Es así, como la caracterización de
vislumbrar dichos bienes como objetos con perspectivas metafísicas y fetichistas, ha
alcanzado un auge en el estudio de la ciencia económica, buscando el análisis y
profundización del concepto. Este artículo pretende describir y proponer diferentes
argumentos que determinen y si es preciso concluyan el efecto socio-económico de la
observancia del carácter místico de la mercancía y acerquen a una definición contextual
de lo que Karl Marx plantea como el fetiche del objeto de trabajo económico. Por tanto,
el escrito trata de ilustrar en cierta forma, la importancia del estudio profundo de esta
temática, su influencia en la sociedad moderna y la observancia de dicho modelo marxista
en las diferentes escuelas del pensamiento económico a lo largo del tiempo, primando la
tipificación del concepto en la teoría crítica nacida en Frankfurt.

INTRODUCCIÓN

Desde los inicios de la ciencia económica, el estudio del concepto de mercancía ha sido de
vital importancia en la discusión social, política y representativa del pensamiento de la
distribución y consumo equitativo de bienes y servicios, conviniendo un carácter profundo
a ciertas interpretaciones que se han generado a lo largo de los años en las diferentes
corrientes comprendidas por esta ciencia social. De esta manera la categorización de este
objeto de disertación, se ha visto acompañado por una profundización clave en su noción,
que va más allá de analizarse como un simple término utilizado para el intercambio en los
diferentes procesos económicos generados por el ser humano.

Es así, como nace variantes a dicho precepto que representan una idea más cercana de
cómo dicho término afecta directa e indirectamente los procesos sociales y económicos
que vislumbramos a diario, además de establecer y generar interpretaciones que
expliquen la expansión y auge de un capitalismo salvaje que orienta a las masas al
consumismo irracional y quizás endemoniado, con el fin de preservar este sistema de
manera impositiva en las diferentes sociedades a lo largo del mundo.

Para esto partimos de la interpretación generada en el siglo XIX por uno de los pensadores
más radicales e influyentes a lo largo del tiempo, que comprende los hechos y
consecuencias económicas de una manera distinta y a su vez heterodoxa; donde la
concepción de mercancía no puede estar al margen de su pensamiento disidente en la
sociedad capitalista de occidente del mencionado siglo y que hoy más que nunca; se hace
imprescindible sus contribuciones a un mundo enfermo, que vive en un constante vaivén
de fluctuaciones y depresiones causadas por lo que hacía 1848; mencionaría como “la
dictadura de la burguesía”(Marx, Pág. 22), que ha quebrantado las sociedades humanas a
un nivel tan insondable, fuera del alcance de cualquier pensamiento insensato que se
haya podido especular a través de la historia social del hombre.

De esta manera, Karl Marx sienta un precedente histórico acerca de la concepción de


mercancía, donde vislumbra dicho término con un adagio casi mitológico que era
inherente en la escritura económica de aquel tiempo. Relaciona así, a este objeto como un
fetiche de la conciencia del ser humano, que tiene una comprensión más allá de su simple
relación con el intercambio económico; donde parece ser una forma meramente trivial y
evidente, pero que al examinarse con detalle son entidades muy intrincadas y llenas de
valor sensitivo para el hombre o mencionado para el propio autor como “bienes llenos de
sutilezas metafísicas y de resabios teológicos”. (Marx, 1867. Pág. 26)

Ahora bien, aunque este artículo no pretende postular un significado legítimo de


mercancía, ni mucho menos instaurar la idea única de contemplarlo como un puro fetiche
metafísico, si denota la inclusión de este término para describir e interpretar la manera
irracional y amorfa con la que consumismo devora los procesos sociales de las diferentes
comunidades, además de encontrar una posible causa que establezca la predominancia
del sistema capitalista a lo largo del tiempo; intentando contextualizar las concepciones
marxistas de mercancía, con las ideas generadas años más tarde por la escuela de
Frankfurt en términos de las necesidades impuestas e irreales, mencionadas por autores
como Herbert Marcuse, Franz Hinkelammert y Theodor W. Adorno.

Aunque las interpretaciones acerca de la mercancía y su corriente fetichista mencionada


por Marx, han sido objeto de estudio de importantes académicos, se resalta de igual
forma como dicha contribución es vista como un pensamiento filosófico y efímero del
detalle que genera dicho objeto en los actores económicos, donde la mayoría de estudios
se centran en las concepciones supuestas de dicho análisis de manera errática y
parsimoniosa, sin quizás identificar el valor primordial que tiene la inclusión de dicha
temática en el campo económico y social, además se distingue que dicha discusión es
infravalorada debido al carácter político y radical que ha sido manejada por las escuelas
predominantes en el pensamiento económico a lo largo de la historia.

Pero para identificar e interpretar de una manera detallada el estudio de la mercancía


desde corrientes alternas como la marxista y la crítica elemental dispuesta desde
Frankfurt, es fundamental contar con las nociones básicas y conceptos puntuales de
dichos términos, con el fin de cualificar seriamente las concepciones dispuestas por los
autores y como estas mismas generan interrogantes en aspectos sociales e individuales
vistos desde la dominación y la relación de la consciencia humana respectivamente.

Para esto, además de contar con las definiciones propias de los autores acerca de la
mercancía, su valor y la relación con los agentes económicos involucrados en las
sociedades civiles; es significativo resaltar las discusiones contemporáneas acerca de las
dimensiones vistas en el fenómeno del fetichismo, donde gira en torno a una dualidad de
significancia de dicho término, tratando de encontrar una separación conceptual entre el
“Carácter fetichista” y el “Fetichismo”; produciendo el efecto presentado como la falsa
conciencia que origina la forma mercantil del producto del trabajo, divisado por el sistema
capitalista imperante. (Rubin, 1928)

De igual forma, el entender dicho concepto; abordando el papel de la conciencia en la


determinación del precepto económico, como organizador del trabajo social en la
sociedad mercantil y por ello mismo como el fetichismo es la mediación puntual del
producto del trabajo en mercancía, visto desde la individualidad del ser, pero percibiendo
el rol que tiene en la sociedad de consumo que hoy por hoy dirige el modo de vida de
cada persona y su relación directa con el mercado de capitales.

Por último, es importante en el desarrollo de la ciencia económica, profundizar en el


estudio de la naturaleza de la mercancía y su valor originado desde conceptos positivistas
como idealistas, que comprendan y orienten el análisis, hacia el objeto real de disertación
dictado por la sociedad, su razón individual conectada con la conciencia y la interpretación
de está; en las actividades económicas propias de nuestras comunidades.

Es así, como se hace oportuno enfatizar y dar cabida a conceptos generados desde
corrientes radicales y heterodoxas, que logren complementar los presagios neoclásicos
imperantes por más de dos siglos en las economías mundiales, el entender y vincular
teorías sociológicas interpretativas que valoren y justifiquen la relación histórica que nos
brinda un acercamiento hacia el fundamento de la ciencia, la búsqueda de la verdad
absoluta.

Aprovechar en cierta forma la carencia que mencionaría Kuhn de la ciencia económica, el


no tener un cuerpo básico que oriente nuestra disciplina (1982), pues, este hecho puede
conducirnos hacia métodos significantes para evaluar de una manera mucho más
específica; al no contar con bases lineales; la manera cómo funcionan las sociedades
humanas y su valor para la supervivencia y plena equidad en la distribución de recursos.

EL FETICHE DE LA MERCANCÍA SEGÚN MARX

En el análisis de este artículo, es puntual definir el concepto que Marx; a lo largo de la


escritura de su libro insignia El Capital, argumenta para la expresión mercancía y de cómo
toma su valor partiendo de la noción general derivada del trabajo proporcionado por cada
individuo, con el fin, de la consecución de un producto de carácter necesario u objeto
definitivo de disfrute. Es por esto, que en una primera instancia analiza el papel de la
mercancía como forma elemental en la actividad económica y que ocasiona la riqueza de
las sociedades en que impera el régimen capitalista.
De esta manera su primera definición conceptual ha dicho término la analiza hacia “un
objeto externo, una cosa apta para satisfacer las necesidades humanas, de cualquier clase
que ellas sean” (Marx, 1867. Pág. 1), pero inmediatamente demanda el valor que esta
ostenta; donde su necesidad fundamental parte de un dualismo imperante entre su
representación moral y económica, especificando igualmente que la materialidad de la
mercancía misma se constituye en un valor de uso específico; relegando a el valor de
cambio visto como algo puramente causal y relativo, donde las sociedades burguesas
forman su contenido material de riqueza, solamente cuando estas mercancías se
consideran bienes u objetos útiles.

Así mismo, deriva de la concepción de mercancía, el valor al trabajo que concibe la


sociedad capitalista y como esta; limita y fracciona el carácter útil que se deriva de la
consecución de los productos y su valor de cambio, el cual logra que deje de distinguirse
las diversas formas de trabajo, reduciéndolos a una simple labor humana y no al trabajo
humano abstracto que cada ser le imprime a dicha profesión, forjando un bien/producto o
servicio. (Marx, 1867)

De esta manera, conjetura quizás su noción más importante y de más detalle que se
puede dimensionar en el primer tomo de su libro magno, en donde determina el valor de
una mercancía como la cantidad de tiempo invertida en su producción. Pero dicho
concepto no solo valorado como el tiempo meramente establecido sino lo que Marx
llamará “tiempo de trabajo socialmente necesario” (Marx, 1867. Pág. 4), delimitando
metódicamente que dicha duración debe ser vista en condiciones normales de producción
y con el grado de habilidad e ímpetu propias de los trabajos que se desarrollan en las
diferentes sociedades por la clase obrera.

Así pues, vemos como impera en su pensamiento una noción clara de la mercancía y de su
valor económico en la sociedad burguesa; percibido como objeto útil, pero de esta
manera cuestiona a su vez, el juicio metafísico y moral de este término, que causa un
misticismo en la conciencia humana y de alguna u otra manera conlleva un apego
fisiológico, ya que, su actividad en la formación de dicha mercancía constituye un uso
propio de sus funciones orgánicas; sean cuales fueren, ya que, son esencia de gasto de
cerebro, nervio y musculo, por tanto vinculan de manera directa hacia una tendencia
emocional y sensorial de su representación. (Jaime, et. Al. 1992)

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