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Facultad de Odontología
Cúcuta - Norte de Santander
Se informó que las bacterias orales están implicadas en el 35-45% de los casos. Las especies
de Staphylococcus aureus resistentes a la meticilina, diversas cepas de estreptococos
(particularmente Streptococcus viridans) y Enterococcus faecalis son los patógenos
infecciosos más frecuentes asociados con la endocarditis de válvula nativa, y también en la
forma tardía de esta enfermedad después del reemplazo de válvula. A su vez, la especie
bacteriana más frecuente presente en la pulpa gangrenosa es Streptococcus viridans.
Por lo tanto, el objetivo del presente estudio fue analizar las bacterias de las válvulas
cardíacas infectadas e identificar el porcentaje de microbiota oral y bacterias periodonto
patógenas. La hipótesis de este estudio fue que las bacterias orales y las bacterias patogénicas
del periodonto no contribuyen significativamente a la EI, lo que podría fortalecer los conceptos
de preservación de los dientes comprometidos periodontalmente antes del reemplazo de la
válvula cardíaca.
Objetivo General: Se ha informado que las bacterias asociadas con la endocarditis infecciosa se
originan en la cavidad oral en el 26-45% de los casos. Sin embargo, se sabe poco sobre los
recuentos y las especies de microbiota periodontal en las válvulas cardíacas infectadas. El
objetivo de este estudio fue identificar estos aspectos de la microbiota periodontal en la
endocarditis infecciosa e iniciar potencialmente un concepto de extracción dental para dientes
comprometidos periodontalmente en pacientes que requieren cirugía de válvulas cardíacas.
Metodología: El grupo de estudio retrospectivo consistió en muestras de tejido de válvulas
cardíacas infectadas de 683 pacientes que se habían sometido a cirugía de válvulas cardíacas en
el Departamento de Cirugía Cardiovascular del Centro Alemán del Corazón de Múnich, entre
mayo de 2009 y mayo de 2020. Todas las muestras de válvulas cardíacas habían sido extirpadas
durante un procedimiento de reemplazo de válvula, luego del diagnóstico de insuficiencia
aórtica, insuficiencia mitral o insuficiencia tricúspidea. Estos especímenes fueron obtenidos
asépticamente y ultracongelados inmediatamente después de la cirugía cardíaca y analizados en
el Departamento de Microbiología de la Universidad Técnica de Munich.
Antes de que los pacientes fueran sometidos a cirugía cardíaca, las siguientes pruebas de
laboratorio confirmaron la aparición de endocarditis en todos los pacientes: hemocultivos,
ecocardiografía, electrocardiografía, radiografía de tórax y electroforesis de proteínas séricas.
Las muestras se obtuvieron asépticamente y se ultracongelaron inmediatamente después de la
cirugía. El diagnóstico microbiológico incluyó prueba de gérmenes, especie de gérmenes y
fuente de gérmenes.
Durante las intervenciones quirúrgicas, se tomaron muestras de tejido de válvulas cardíacas
de sitios clínicamente infectados (BD Diagnostics; Heidelberg, Alemania), se transfirieron
inmediatamente al Departamento de Microbiología. En el laboratorio, las muestras se cultivaron
directamente en caldo de infusión cerebro-corazón, en medio tioglicólico, placas de agar
chocolate y agar Schaedler (crecimiento anaeróbico).
Las placas de agar se incubaron durante 48 h a 36 °C. Sin crecimiento de bacterias después de
48h, los cultivos se incubaron posteriormente hasta 14 días a una temperatura de 36 °C. Se
pasaron colonias bacterianas representativas que crecían en condiciones aeróbicas o anaeróbicas
en medio sólido para obtener cultivos bacterianos puros.
El análisis microbiológico también se centró en la identificación de las siguientes bacterias y
complejos periodontopatógenos (rojo, naranja, amarillo, verde y morado) definidos por
Socransky.
Aportes:
Anton Sculean y sus colaboradores afirmaron que la piel era la puerta de entrada más
frecuente (40 %) para los microorganismos (Staphylococcus aureus) en pacientes con EI,
mientras que la segunda más frecuente era la cavidad oral (29 %).
Wagenpfeil y colaboradores afirmaron que los puntos de entrada típicos de la microbiota
en pacientes con EI son la cavidad oral y los dientes (26 %), el tracto gastrointestinal
(12,5 %), el abuso de drogas (5 %), la piel (5 %), el tracto urinario (4%), iatrogénico
(9%), otro (5,5%) e indeterminado (33%).
Resultados: De los 693 pacientes un total de 430 cumplían los criterios de inclusión (fig. 1). De
estos pacientes elegibles, un total de 134 muestras de válvulas cardíacas de 104 hombres (77,6
%) y 30 mujeres (22,4 %) fueron cultivos positivos y permitieron una evaluación adicional (edad
promedio rango de 28–86 años).
Fig. 1 Diagrama de flujo de pacientes e infecciones. (Cultivo CP positivo; microbiota oral (oral
MB); microbiota periodontal (PERI MB); IE endocarditis infecciosa)
La ESC, de modo similar a la AHA, recomendo´ utilizar solamente profilaxis antibio´tica en los pacientes
en mayor riesgo de sufrir EI ante los procedimientos dentales que impliquen manipulacio´n del tejido
gingival o de la regio´n periapical, o una perforacio´n de la mucosa oral, y elimino´ la profilaxis antibio
´tica de los dema´ s procedimientos quiru´ rgicos en que se aplicaba. En la tabla 3 se comparan estas
diferentes recomendaciones. Se destacan tres razones para este cambio en las guías: 1) actualmente
existe una fuerte evidencia de que la bacteriemia por microorganismos causantes de la EI ocurre de
manera esponta´nea por actividades de la vida diaria, como el cepillado dental; 2) son muy pocos los
casos de EI que pueden relacionarse razonablemente con un procedimiento anterior, y es ma´ s
probable que se deban a actividades de la vida diaria, y 3) los profesionales son los que deben ocuparse
de los pacientes en quienes se espera un peor desenlace si llegan a padecer una EI9 . Otro de los
principales motivos por los que se pone en duda esta medida estriba en la relación coste-beneficio que
tiene la administracio´n de antibio´ticos de manera preventiva; en los últimos años se ha ido
incrementando el nu´ mero de microorganismos resistentes a los antibióticos en la cavidad oral.
Esta circunstancia ha hecho que los antibio´ticos u´tiles en el pasado vean disminuida su eficacia
actualmente. Considerando que el consumo de antibio´ticos en odontologı´a supone hasta el 10% del
consumo de antibio´ticos en la comunidad, como se ha comentado, es posible sospechar un grado de
imputabilidad no despreciable en la seleccio´n de resistencias por tratamientos antimicrobianos en
odontologı´a
Cuanto mayor sea el uso indiscriminado de antibio´ticos, mayor sera´ la posibilidad de que el riesgo de
aparicio´n de reacciones adversas a los antibio´ticos pueda exceder el riesgo de aparicio´n de IE, habie
´ndose sen˜alado que el riesgo de muerte por anafilaxia debida a la amoxicilina es cinco veces mayor
que el riesgo de desarrollar una EI
Sin embargo, desde 1955, los comités de expertos han hecho varias recomendaciones para la
profilaxis antimicrobiana para la prevención de la endocarditis bacteriana después de los
procedimientos dentales. Existe una necesidad persistente de estudios clínicos sobre el papel de
las bacterias orales y especialmente periodontales en la EI para averiguar si los pacientes deben o
no someterse a un tratamiento dental en qué medida antes de la cirugía de válvula cardíaca.
En el presente estudio se observaron especies de estreptococos en los pacientes con EI cuyo
origen muy probablemente fue la cavidad bucal (10,4%). Se sabe que Streptococcus mutans es
uno de los patógenos que causan EI, aunque es principalmente un patógeno cariogénico
importante que es un habitante normal de la cavidad oral en la mayoría de las personas. Por
tanto, el tratamiento precoz de la caries dental y una buena higiene bucal también deben
considerarse como medidas cardiopreventivas.
Durante muchos años se han desarrollado estudios con el objetivo de investigar la posible
conexión entre la enfermedad periodontal y enfermedades cardiovasculares como la EI. La
presencia de bacterias orales en el torrente sanguíneo (bacteriemia) es probablemente uno de los
iniciadores de eventos biológicos. En un estudio más reciente sobre válvulas cardíacas
infectadas, solo el 10,6% de las muestras no estaban infectadas con bacterias cariogénicas o
periodontopáticas.