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Chavín de Huántar

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Para otros usos de este término, véase Chavín de Huántar (desambiguación).
Sitio arqueológico de Chavín de Huántar
UNESCO logo.svg Welterbe.svg
Patrimonio de la Humanidad de la Unesco
Chavín de Huántar - 51148181187.jpg
Plaza Cuadrángular en primer plano y el Templo Nuevo al fondo.
Sitio arqueológico de Chavín de Huántar ubicada en PerúSitio arqueológico de Chavín
de HuántarSitio arqueológico de Chavín de Huántar
Ubicación en Perú.
País Flag of Peru.svg Perú
Departamento Áncash
Provincia Huari
Datos generales
Tipo Cultural
Criterios iii
Identificación 330
Región América Latina y el Caribe
Inscripción 1985 (IX sesión)
[editar datos en Wikidata]
8:22
Chavín de Huántar es un sitio arqueológico (o monumento arqueológico) ubicado en el
distrito de Chavín de Huántar, provincia de Huari, departamento de Áncash, en el
Perú. Declarado como Patrimonio de la Humanidad en 1985. Se ubica a 462 km al
noroeste de Lima y a 86 km de Huaraz, a una elevación de 3177 m s. n. m., en la
Sierra Oriental de Áncash al este de la Cordillera Blanca. El complejo se ubica en
la confluencia de los ríos Huacheksa y Mosna, en la cuenca alta del río Marañón,
que fue un punto de paso preinca desde la costa hacia la selva, lo que propició su
crecimiento e importancia en la recolección de insumos y tránsito de bienes.1

Fue el centro administrativo y religioso de la cultura chavín, construido y ocupado


aproximadamente entre los años 1500 y 300 a. C. (Formativo Andino). Sus
estructuras, de forma de pirámide trunca, están construidas a base de piedra y
argamasa de barro. La estructura más imponente es la conocida como “El Castillo”,
llamado también “Templo Mayor” o “Templo Nuevo”. Es una muestra sobresaliente del
arte de construir de los antiguos peruanos por el alto grado de perfección
alcanzado en materia de ingeniería, en el tallado y pulido de las piedras y en la
litoescultura asociada a su arquitectura. A pesar de no ser el sitio arqueológico
más antiguo, ni el más grande, ni el más vistoso del Perú antiguo, a Chavín de
Huántar se le considera como el más importante centro de peregrinación del mundo
andino y, de acuerdo a Luis Guillermo Lumbreras, una síntesis de las experiencias
anteriores desarrolladas en la costa, sierra y selva,2 así como uno de los
testimonios más tempranos de la civilización en América.

La construcción presenta una compleja red de caminos y galerías interiores de


piedra únicamente iluminados por haces de luz que penetran a través de ductos
estratégicamente dispuestos. En su interior aún puede apreciarse el Lanzón
monolítico, piedra tallada de 4,54 m de altura en la que se observa representada
una divinidad antropomorfa, posiblemente la más importante del panteón chavín. En
los muros del templo principal se podía ver una serie de cabezas clavas, bultos
escultóricos que oficiaban al parecer de guardianes mitológicos del templo.

Índice
1 Toponimia
2 Estudios
3 Cronología
4 Centro de culto
5 Función de Chavín
6 Organización político-social
7 Divinidad
8 Apariencia y forma
9 Significación
10 Línea de tiempo
11 Arte
11.1 Arquitectura
11.2 Escultura
12 Véase también
13 Referencias
14 Bibliografía
15 Enlaces externos
Toponimia
Chavín procede de la voz quechua chawpi[n] que significa "al medio" 3 y de la voz
quechua waantar que denota una planta andina clasificada como Cortaderia rudiuscula
Stapf.4 Efectivamente, el resto arqueológico se ubica en el ángulo que forman al
confluir los ríos Mosna y Huachejsa, anexo a la pequeña urbe andina del mismo
nombre.5

Estudios
Pedro Cieza de León (1520-1554), cronista español, fue el primer occidental en
mencionar su existencia:

“Entre los aposentos antiguos [de la provincia de Huaraz] se ve una fortaleza


grande o antigualla, que es una a manera de cuadra, que tenía de largo ciento y
cuarenta pasos, y de ancho mayor, y por muchas partes de ella están figurados
rostros y talles humanos, todo primísimamente obrado; y dicen algunos indios que
los incas, en señal de triunfo por haber vencido cierta batalla, mandaron hacer
aquella memoria, y por tenerla para fuerza de sus aliados. Otros cuentan, y lo
tienen por más cierto, que no es esto, sino que antiguamente, muchos tiempos antes
que los incas reinasen, hubo en aquellas partes hombres a manera de gigantes, tan
crecidos como lo mostraban las figuras que estaban esculpidas en las piedras, y que
con el tiempo y con la guerra grande que tuvieron con los que ahora son señores de
aquellos campos se disminuyeron y perdieron, sin haber quedado de ellos otra
memoria que las piedras y cimiento que he contado”.6
“un templo muy grande del dicho Huari, que era come un adoratorio de los indios
todo debajo de tierra con unos callejones, y laberintos muy dilatados hechos de
piedras muy grandes y muy labradas, donde hallo’ tres idolos que los quemó y hizo
pedaços y enterró, lo qual le defcubriò vn Indio viejo, que era facerdote del dicho
Huari, que lo adoraua por medio de los dichos idolos, al qual adiuidaua fi auia de
aparecer las cofas perdidas, llamando, y inuocando el dicho Huari, con el pacto
fobredicho, y ofreciendole vnos granos de maiz negro y coca mafcada, y luego fe le
aparecia una arana al canto del fogon, donde quemaua los dichos granos de maiz, y
coca mafcada, para que aquel humo fueffe ofrecido al dicho Huari, y por la dicha
arana adiuinaua las cofas”7
Toribio de Mogrovejo, en su visita pastoral a los pueblos del norte peruano en
1594, la describe con las siguientes palabras:

“Hay tres tiros de piedra de este pueblo (San Pedro de Chavín), una guaca de tiempo
antiguo, la cual está en una fortaleza y dentro de la dicha guaca van hechos unos
callejones debajo de ella y tiénese noticia que ha sido guaca que ha tenido mucha
riqueza; no se ha descubierto, aunque por algunas partes de ella esta
contraminada”.8
En 1616, Antonio Vázquez de Espinosa realizó una descripción del templo según sus
habitantes vecinos. En 1873 visitó el sitio el explorador italiano Antonio
Raimondi, que quedó impresionado, pero a la vez lamentó el estado en que se
encontraba así como hizo notar que los pobladores lo usaban como cantera para
abastecerse de piedras para la construcción de sus casas. Charles Wiener en 1880
realiza el primer dibujo de la deidad en el Templo Antiguo. Más tarde, en 1883, el
alemán Ernst W. Middendorf (1830-1908) exploró el sitio descubriendo la gran
escalinata que conduce de la Plaza Cuadrada al Templo Mayor y recoge el nombre
usado por los pobladores para nombrar a esa deidad: Huanca. A partir de 1919 fue
investigada por el arqueólogo peruano Julio C. Tello, que realzó su importancia y
lo consideró como la sede de la más antigua cultura peruana, la que habría dado
origen a la civilización andina.

El 17 de enero de 1945, un aluvión originado por el desborde de la laguna Rúrec


cubrió y dañó las estructuras del santuario, produciéndose acumulaciones de hasta
cuatro metros en algunos sectores. Por ello, Jorge C. Muelle comisionó a Marino
Gonzales para que retirara del sitio los estratos aluviales (1955). Esta obra se
prolongó hasta 1965, y puso al descubierto zonas hasta entonces desconocidas, como
por ejemplo, la portada del Castillo, bautizada como la “portada de las
Falcónidas”.

Entre 1966 y 1973, un equipo de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos


encabezado por Luis Lumbreras y Hernán Amat Olazábal, excavó en el sitio y amplió
el conocimiento sobre los pasajes y recintos interiores del santuario. En los años
1970 y 1980 Richard Burger realizó excavaciones estratigráficas, que condujo a
clarificar las secuencias del desarrollo de la cerámica del lugar. De 1980 a 1982
se desarrolló el Proyecto Arqueológico Chavín de la Universidad Nacional Federico
Villarreal, auspiciado por la Fundación Volkswagenwerk y dirigido por Federico
Kauffmann Doig.

Recientes investigaciones y excavaciones realizadas en el centro de la Plaza


Cuadrada, dieron evidencia de entierros ceremoniales, permitiendo encontrar el
antiguo lecho del río Mosna, lo que significa que el cauce del mismo, fue desviado
para permitir la construcción de esta plaza.

En 1985 es declarado patrimonio cultural de la Humanidad por la UNESCO.

Cronología
Chavín de Huántar fue construido entre los años 1500 y 300 a. C., aproximadamente.
Sus diversas estructuras fueron elevadas en distintos momentos históricos. John
Rowe sostuvo que el complejo surgió a base de sucesivas ampliaciones, partiendo de
una edificación primigenia a la que denominó “Templo Viejo”, el mismo que está
asociado al ídolo del Lanzón monolítico, situado en una galería subterránea. Tras
unos siglos de uso, el “Templo Viejo” habría sido abandonado y reemplazado por el
“Templo Nuevo”, conformado por “El Castillo” y por la “Plaza Cuadrada” con sus
respectivas plataformas.

Centro de culto

Vista del Templo o Castillo de Chavín: Pórtico de las Falcónidas.


Se cree que Chavín fue levantado en un lugar cuidadosamente elegido en atención a
criterios mágico-religiosos y no en consideración a que fuera un lugar privilegiado
por sus suelos, debido a que existen valles cercanos más productivos, aún
considerando el aprovechamiento de sus laderas de secano cultivadas mediante
terrazas.

Es significativo que siglos después, el Cuzco, centro del Incario, fuera elevado
también en un tinkuy o confluencia de dos riachuelos de escasa productividad, lo
cual abona a favor de la teoría de que Chavín haya tenido similar origen.[cita
requerida]

Función de Chavín
Chavín de Huántar debió convertirse en un prestigioso centro de administración de
la producción respaldado en el culto, mediante ceremonias y mandatos expresados
mediante oráculos.

La dirección administrativa era muy importante, a fin de adecuar la producción de


los alimentos al ritmo del aumento de la población fija y flotante, utilizando para
el efecto el uso de métodos agrícolas, respaldado en un ampuloso ritual y en el
culto a los poderes sobrenaturales que controlaban la producción, especialmente al
Dios del Agua del que dependían las lluvias benefactoras como de las catastróficas
sequías que destruían los sembríos.

Los habitantes de Chavín fueron unos pocos sacerdotes y sus auxiliares de servicio,
mientras que la mayor parte de sus usuarios eran una suerte de peregrinos que
llegaban al lugar en busca de "oráculos", portando ofrendas de diverso tipo,
pudiendo permanecer por largos períodos.

Organización político-social
Había cuatro tipos de pobladores: los sacerdotes de Chavín, los peregrinos de
diversas partes, con rango de sacerdotes, los artesanos o especialistas y la gente
común. La diferencia entre el hombre y la mujer parece significativa, aun cuando el
papel que el sexo femenino jugaba y la liturgia era muy importante; eso podría
llegar hasta el punto de que pudiera haber sacerdotisas. De hecho, casi todos los
personajes sagrados que conocemos presentan una versión femenina junto a la
masculina.

Los sacerdotes estaban a cargo del templo, que era su centro de trabajo. Allí
estaban las instalaciones y personas dedicadas a la producción de los calendarios,
de donde se deriva su condición de "oráculos", que es el servicio que ellos
ofrecían —la predicción de los ciclos climáticos estacionales anuales—.

Los sacerdotes eran observadores del cielo y gracias a eso podían registrar con
gran precisión los desplazamientos del Sol tanto en el oriente como en el poniente,
las fases de la Luna y el movimiento de las estrellas. Con eso obtenían períodos
fijos en el tiempo, a los que podían asociar los ciclos estacionales, que no son
fijos. Los períodos de sequía o de intensas lluvias, si bien tienen un ritmo anual
previsible, que se establece a partir del solsticio de verano —fines de diciembre—,
son azarosos en su inicio e intensidad. El saber con anticipación las
características de cada ciclo de lluvias es una tarea —que requiere especialización
— que es, sin duda, fundamental para conducir las campañas agrícolas cada año. Para
eso, hay que combinar el calendario solar-estelar con otros indicadores del tiempo,
tales como los de las costumbres de los animales. Esa era la tarea especializada —y
según parece exitosa— de los sacerdotes de Chavín.

Por todo esto, el estatus de sacerdote era muy alto en la sociedad chavín. Se
expresa en el conjunto de atributos que se le conceden y que se expresan
físicamente en vestidos muy elegantes y costosos, y adornos hechos con plumas,
piedras exóticas, oro y joyas.

Los miembros de la élite se distinguían por el uso de coronas, orejeras, narigueras


y collares, elementos que representaban la categoría de quien los utilizaba,
encargados del culto "felínico". Este culto era visual, el dios felino,
probablemente un jaguar, estaba representado en imágenes aterradoras, que
reflejaban creencias complejas, y vinculaban a los hombres con los animales, y a
los miembros de los distintos grupos entre sí.

Poseían una sociedad jerárquica piramidal:

A la cabeza estaban los sacerdotes-dirigentes, quienes cumplían funciones


religiosas y a la vez, gobernaban al pueblo.
Luego se encontraban los especialistas, que eran artesanos en piedra y greda,
metalurgia, textilería e ingenieros hidráulicos, que perfeccionaban las técnicas de
regadío para aumentar la producción de papas, maíz, frijoles, ajíes, etc. Estos
especialistas eran mantenidos por el Estado.
Finalmente se encontraban los campesinos, que trabajaban la tierra utilizando las
técnicas ideadas por los ingenieros.

El lanzón monolítico.
Divinidad
Los antiguos chavinos representaron a sus dioses en grandes monolitos. Los más
conocidos son el lanzón monolítico, la Estela Raimondi y el Obelisco Tello.9 Cada
uno de ellos es un menhir, que en la cultura andina tiene trascendencia espiritual
y sirve para el control social político de la población, amenazada por elementos de
la naturaleza y escasez de alimentos. En quechua significa piedra de poder y tienen
un carácter eminentemente sagrado. Según una interpretación, el monolito chavín
reúne los tres elementos de la trilogía cosmogónica de Chavín: águila, serpiente y
felino (aire, agua y tierra) es decir, deidades represivas que sirven como
centinelas y ahuyentan el mal. Así, aire, agua y tierra confirman una armonía
permanente con el Cosmos que se trasluce en todo el legado de Chavín.

La huanca más conocida es el emblemático Lanzón monolítico de unos cinco metros de


altura. Es una figura antropomorfa con una cabeza tres veces más grande que su
cuerpo, de la que brotan serpientes a manera de cabellera. Luce encima una especie
de tiara. El resto del cuerpo es corto y grueso. Además, está provisto de enormes
colmillos, garras en manos y pies, así como grandes orejeras. Tiene su mano
izquierda hacia abajo y la derecha en alto con los dedos extendidos.
Tradicionalmente, a esta imagen se le ha identificado como un dios felino (jaguar).
Por su ubicación, al interior de las galerías subterráneas del templo,
representaría una divinidad relacionada con el Uku Pacha (mundo subterráneo).

Comparando con otras iconografías contemporáneas y posteriores, Federico Kauffman


Doig sostiene que la divinidad representada en los monolitos de Chavín es
básicamente un ser híbrido: mitad hombre con boca atigrada y mitad ave de rapiña,
al cual ha denominado piscoruna-pumapasim (quechua: hombre-ave con boca atigrada).
Esta deidad estaría relacionada con el culto al agua y la fertilidad, de tanta
importancia en las civilizaciones agrícolas del Perú antiguo.

Un gran enigma son los innumerables acueductos y caídas de agua que existían en el
lugar, creando mediante un sistema de compuertas, un efecto acústico que se
asemejaba al rugido de un felino. El estudioso Tiberio Petro-León sostenía que se
trataba de un mecanismo de generación acústica similar al mantra, con la finalidad
de inducir diferentes estados de la mente, tal vez estimulados con la ingestión de
la decocción del cactus San Pedro (Echinopsis pachanoi) que contiene mescalina, muy
abundante en la zona. Se han encontrado restos de mullu (Spondylus crassisquama) y
en la iconografía aparece el cactus San Pedro y las vainas del árbol de la huillca
(Anadenanthera colubrina).1011

Apariencia y forma
Viene siendo de una forma que asemeja a un colmillo, probablemente tratando de
asemejarse al de un felino o en su defecto también tiene la apariencia de una
suerte de azada que sirve mucho para el trabajo de la tierra en lo que respecta a
la agricultura que es el ámbito en donde se especializaron. También se puede
mencionar las características en forma que asemeja al de una persona con
apariencias animales predominantemente el de felino contando con una sonrisa
siniestra y serpientes por cabellos.

En cuestión a la vestimenta luce una túnica con cabezas trofeo como cinturón esto
demuestra una dualidad que se verá más adelante.

Significación
Como ya mencionamos, este tiene una forma de herramienta para el trabajo de la
tierra que era una cuestión de gran importancia en esta cultura y que se usaba
sobre todo para el trabajo en lugares de mayor altitud, entonces esto supondría que
la forma que obtendría su dios debería indicar el control que tenía la divinidad
para llegar a darles una cosecha más fructífera y una mayor suerte en la siembra de
sus productos.

También se puede avistar otra clase de formas "excentricidades visuales" que surgen
de las cabezas de los animales felinos que lleva en la parte inferior con forma de
cinturón de la túnica en la figura, donde comparten las bocas con una sola garganta
para simular el cinturón. Esta representación, donde dos o más imágenes comparten
forma, se le nombra rivalidad de contornos, y en el arte de Chavín es deliberada,
llegando a crear una rivalidad o dualidad entre los seguidores del culto y los que
no lo son.

Entonces estaba presente esta lucha entre los iluminados del culto y los que no
eran iluminados y por tanto no tenían las suertes que esta divinidad daba como ya
se mencionó la mejora en las cosechas.

También está la posición en donde se ubica el lanzón(central). La centralidad tiene


como función primordial servir entre el cielo, la tierra y el mundo terrestre
mostrando el poder que este tenía sobre estos "3 mundos" y la importancia que
implicaba

Línea de tiempo
CULTURA CHAVÍN
ANTES CULTURA CHAVÍN CULTURA VICUS
800 a. C. 700 a. C.-200 a.C. 200 a. C-400 d. C
PARACAS CAVERNAS PARACAS NECRÓPOLIS
Arte
Chavín tiene un arte recargado, no deja espacios libres y las representaciones son
severas, rígidas, simbólicas y sobrecogedoras en su expresión. Las piedras de sus
monumentos son diseñadas en relieve o grabadas.

La vajilla doméstica y otros recursos de consumo, no diferían de los que se usaban


en los templos para fines rituales, con excepción de algunas piezas selectas.

Arquitectura

Maqueta que representa al complejo de Chavín de Huántar.

Plano de Chavín de Huántar: A) El Castillo o Templo Nuevo. B) El Templo Viejo (El


Lanzón). C) Estructura Norte. D) Plaza Circular. E) Pirámide Tello. F) Plataforma
Norte G) Plataforma Sur. H) Plaza Cuadrangular.
Sólo una parte de su arquitectura se ha preservado debido a su monumentalidad. El
centro ceremonial tenía como núcleo este sector monumental. Las estructuras han
sido construidas enteramente en piedra, muchas de ellas granito blanco
(granodiorita) cuyas canteras se encuentran en la vecindad del túnel de Kawish, a
más de 30 km de distancia.

Los templos tienen una serie de plataformas con un fuerte talud en sus muros, con
un perfil piramidal (5,3° de inclinación). Fueron construidos por etapas, según lo
ha determinado el arqueólogo John Rowe.

El Templo Viejo era el templo más antiguo, que tiene forma de “U”. En su interior
hay una extensa red de pasajes y cámaras interiores íntegramente construidas en
piedra. En medio de la penumbra que reina en esos ambientes, hay inusitados haces
de luz que irrumpen por los estratégicos ductos que comunican con el mundo
exterior. Resulta posible escuchar nítidamente la voz de una persona a muchos
metros de distancia como si estuviera a nuestro costado. En uno de esos pasajes
interiores se aloja todavía el famoso ídolo de piedra conocido como "el Lanzón".
Como todo templo en “U”, constaba de dos alas laterales: su ala sur se fundió luego
en el llamado “Castillo” y su ala norte es lo que actualmente se conoce como la
Estructura Norte. Flanqueadas por estas alas se halla una Plaza Circular (cuyo
diámetro es de 20,8 m). Una escalinata de piedra parte de la base de esta plaza
circular y asciende hasta las proximidades de la entrada a la galería del Lanzón.
El Castillo o Templo Nuevo es una pirámide mayor (71,0 m x 71,0 m), la más
prominente del conjunto, no solo por su tamaño sino por su buen estado de
conservación así como la maestría desplegada en su elaboración. Cuenta con dos
brazos o alas laterales llamadas Plataforma Norte y Plataforma Sur, que flanquean
una Plaza Cuadrangular (50,2 m x 50,2 m). Se cree que en esta plaza se exhibía la
Estela Raimondi, que sería así la principal wanca o piedra sagrada de esta etapa.
Volviendo al edificio principal, este tiene un pórtico principal llamado el Pórtico
de las Falcónidas, con grabados en las piedras y es precedido por un atrio y un
conjunto de escalinatas que ascienden desde la plaza cuadrada, donde también hay
litoesculturas únicas ejerciendo las funciones de dinteles, columnas o lápidas con
grabados de personajes del estilo chavín. El Castillo contiene también galerías
subterráneas y ductos de ventilación. Empotrados en lo alto de sus muros
perimétricos (lados sur, este y oeste) se hallaban una serie de cabezas clavas o
esculturas de piedra, con rostros de personajes mitológicos. Solo una de ellas se
mantiene en su lugar (pared oeste).
Existe otra estructura piramidal trunca, la llamada Pirámide Tello, que se
considera la construcción más tardía del conjunto.

Casi la totalidad de sus edificios y anexos fueron laboriosamente construidos con


columnas, cornisas, dinteles, lápidas, obeliscos y esculturas que se agregaban a
los muros o plazas, convirtiendo los espacios ceremoniales en un hermoso escenario,
adornado con las imágenes de los dioses y demonios que poblaban el panteón chavín.
Sus materiales están constituidos por piedras de diversos colores, procedentes de
distintos lugares de los Andes peruanos.

Escultura

Cabeza clava en su ubicación original.


El arte escultórico viene a ser un complemento de la arquitectura chavín. Está
representado por monolitos, cabezas clavas, estelas o lápidas, obeliscos, cornisas;
todas con figuras grabadas en alto y bajorrelieve que representan a seres
mitológicos.

Los monolitos son enormes esculturas de una sola pieza. El exponente máximo de este
tipo es el lanzón monolítico, esculpido en granito irregular, de 4,53 m de alto, y
que se encuentra en la intersección de los corredores subterráneos del Templo Viejo
de Chavín. Presenta la forma de cuchillo, cuyo borde cortante, correspondiente a la
cara del ídolo, mira al este. Muestra a un dios antropomorfo, cuya enorme cabeza
felínica, con cabellera formada por serpientes ocupa la tercera parte del volumen
de la escultura. Muestra una boca con agudos colmillos y la mirada fiera; su cuerpo
es corto y grueso, y las extremidades pequeñas con la mano izquierda hacia abajo y
la derecha en alto, con los dedos extendidos.
Las estelas, llamadas también lápidas, son también esculturas líticas de una sola
pieza, pero de forma plana. La más conocida es la Estela de Raimondi, llamada así
en honor del sabio italiano que lo descubrió en 1872. Mide 1,98 m de longitud, 0,74
m de ancho y 0,17 m de espesor. Se distingue por su complicado dibujo y su fino
tallado, representando a un dios antropomorfo, con facciones, garras y colmillos de
felino, que empuña en sus manos dos báculos o cetros.
Las cornisas son esculturas más pequeñas que las anteriores, y que posiblemente
formaban parte de las lápidas. Un ejemplo es el llamado “Cóndor de Chavín”, que fue
hallado incompleto por Tello. Está trabajado en granito y presenta forma irregular.
Mide 0,80 m por 0,45 m. Representa la figura de un ave mitológica casi realista,
que en principio se reconoció un cóndor, aunque también puede ser un águila o
halcón.
Los obeliscos son esculturas en forma de prisma. El más representativo de ellos es
el Obelisco Tello. Mide 2,52 m de alto, y 0,32 m de ancho en la base. Se halla
esculpido en alto, bajo y planorrelieves, representando a dos deidades míticas, o
en todo caso, un dios doble hermafrodita (masculino y femenino). Se ven también
divinidades secundarias y diversos alimentos (yuca, calabaza, achira) diestramente
representados.
Las cabezas clavas son una serie de esculturas hechas en bulto y que representan
cabezas de felinos, serpientes y aves, combinadas con rasgos humanos. Deben esa
denominación de clavas al hecho que terminan en una prolongación, a modo de clavo,
que permitía empotrarlos fácilmente, a distancias simétricas, en la fachada del
Templo o Castillo de Chavín. Una teoría considera que se trataban de los guardianes
del Templo. Estaban trabajadas en roca arenisca, de diferente consistencia,
cuarcita y granito. Desgraciadamente, de las 56 que en total eran, sólo una se
mantiene in situ. Las otras han desaparecido o se conservan en los museos.
Véase también
Cultura Chavín
Patrimonio de la Humanidad en el Perú
Estela de Raimondi
Lanzón monolítico
Estela de Yauya
Obelisco Tello
Sechín
Cabezas clavas
Referencias
Rick, John W. (2011): Chavín de Huántar. Protocolo de las investigaciones
arqueológicas. ISBN 978-612-46332-2-5.
«Antropólogo Luis Lumbreras: Utilizan Machu Picchu con fines políticos». Diario La
República. Archivado desde el original el 9 de mayo de 2013. Consultado el 9 de
septiembre de 2013.
Francisco Carranza. Diccionario quechua ancashino- Castellano
Jaroslav Soukup SDB. Vocabulario de los nombres vulgares de la Flora Peruana y
Catálogo de géneros
Alberto Tauro. Enciclopedia Ilustrada del Perú.Tomo 4 ISBN 9972-40-153-3
Piedro Cieza de León: Parte primera de la Crónica del Perú, cap. LXXXII. Sevilla,
1553.
Orsini, p. 50-53
Libro de visitas de Santo Toribio Mogrovejo, pg. 104, 1593-1605.
López Austin with Luis Millones " Dioses del Norte Dioses del Sur ISBN 978-9972-
51-221-6
López y Millones. Op. cit.
Javier Pulgar Vidal. Notas para un diccionario de huanuqueñismos
1234

Bibliografía
Del Busto Duthurburu, José Antonio: Perú preincaico. Colección de obras escogidas
de José Antonio del Busto. Lima, Empresa Editora El Comercio S.A., 2011. ISBN 978-
612-306-033-6
Kauffmann Doig, Federico: Historia y arte del Perú antiguo. Tomo 2. Lima, Ediciones
PEISA, 2002. ISBN 9972-40-214-2
Villanueva Sotomayor, Julio R.: El Perú en los tiempos antiguos, pp. 61-62.
Historia Preínca e Inca. Publicado por el diario “Ojo”, edición fascicular, 2001.
Edición e impresión: Quebecor World Perú S.A. Depósito Legal: 150103 2001 - 2408
Lumbreras, Luis Guillermo; Gonzáles Moreno, Marino (2012). Chavín de Huántar : los
descubrimientos arqueológicos de Marino Gonzales Moreno (1ra edición). Huaraz:
Instituto Andino de Estudios Arqueológico-Sociales, Asociación Ancash. ISBN
9786124633201. OCLC 882972834. Consultado el 29 de marzo de 2019.
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