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Chan Chan 

(en quingnam: Chan-Chan, ‘Sol resplandeciente’)? es
una ciudad precolombina de adobe, construida en la costa norte
del Perú por los chimúes. Es la ciudad construida en adobe más
grande de América1 y la segunda en el mundo. Se ubica al noroeste
del área metropolitana de Trujillo entre los distritos
de Trujillo y Huanchaco. Fue declarada como Patrimonio de la
Humanidad por la Unesco en 1986 e incluida en la Lista del
Patrimonio de la Humanidad en peligro en el mismo año.

Chan Chan está formado por nueve ciudades ciudadelas o


pequeñas ciudades amuralladas. Todo el conjunto fue la capital
del reino Chimor, organización estatal de la cultura Chimú.

Toponimia[editar]
Chan Chan deriva del quingnam Chang o Chan que significa Sol, de
lo que a su vez vuelve a derivar en Chan-Chan, literalmente: Sol-
Sol. Se tiene como hipótesis de su verdadero significado en
español: Gran sol, Sol resplandeciente, Sol esplendoroso o Sol
refulgurante (aquí se ve un rasgo típico del idioma quingnam o
chimú en el que la replicación de una palabra adquiere un nuevo
significado). Se supone que el nombre se le debe a la intensa
exposición solar que soportaba la ciudad. Dicho nombre proviene
de las transcripciones de los cronistas españoles.

Ubicación[editar]
La ciudad de Chan Chan, la capital de Chimú, localizada a 5 km de
la actual ciudad de Trujillo, está cruzada por calles y avenidas,
perfectamente delineadas, que separan depósitos, pozos de agua,
talleres, palacios de la nobleza y barrios de trabajadores. Poseía
una red de caminos que la conectaban con los centros
administrativos de los valles circundantes.

Chavín de Huantar es un sitio arqueológico (o monumento


arqueológico) ubicado en el distrito de Chavín de Huántar, provincia
de Huari, departamento de Áncash, en el Perú. Declarado
como Patrimonio de la Humanidaden 1985. Se ubica a 462 km al
noroeste de Lima y a 86 km de Huaraz, a una elevación de 3177 m
s. n. m., en la Sierra Oriental de Áncash al este de la Cordillera
Blanca. El complejo se ubica en la confluencia de los
ríos Huacheksa y Mosna, en la cuenca alta del río Marañón, que fue
un punto de paso preinca desde la costa hacia la selva, lo que
propició su crecimiento e importancia en la recolección de insumos
y tránsito de bienes.1

Fue el centro administrativo y religioso de la cultura chavín,


construido y ocupado aproximadamente entre los
años 1500 y 300 a. C. (Formativo Andino). Sus estructuras, de
forma de pirámide trunca, están construidas a base de piedra y
argamasa de barro. La estructura más imponente es la conocida
como “El Castillo”, llamado también “Templo Mayor” o “Templo
Nuevo”. Es una muestra sobresaliente del arte de construir de los
antiguos peruanos por el alto grado de perfección alcanzado en
materia de ingeniería, en el tallado y pulido de las piedras y en la
litoescultura asociada a su arquitectura. A pesar de no ser el sitio
arqueológico más antiguo, ni el más grande, ni el más vistoso del
Perú antiguo, a Chavín de Huántar se le considera como el más
importante centro de peregrinación del mundo andino y, de acuerdo
a Luis Guillermo Lumbreras, una síntesis de las experiencias
anteriores desarrolladas en la costa, sierra y selva, 2 así como uno
de los testimonios más tempranos de la civilización en América.

La construcción presenta una compleja red de caminos y


galerías interiores de piedra únicamente iluminados por haces
de luz que penetran a través de ductos estratégicamente
dispuestos. En su interior aún puede apreciarse el Lanzón
monolítico, piedra tallada de 4,54 m. de altura en la que se
observa representada una divinidad antropomorfa,
posiblemente la más importante del panteón chavín. En los
muros del templo principal se podía ver una serie de cabezas
clavas, bultos escultóricos que oficiaban al parecer de
guardianes mitológicos del templo; actualmente solo una de
ellas permanece en su sitio original. Toponimia[editar]
Chavín procede de la voz quechua chawpi[n] que significa "al
medio" 3 y de la voz quechua waantar que denota una planta andina
clasificada como Cortaderia rudiuscula Stapfl.4 Efectivamente, el
resto arqueológico se ubica en el ángulo que forman al confluir los
ríos Mosna y Huachejsa, anexo a la pequeña urbe andina del
mismo nombre.5

Estudios[editar]
Pedro Cieza de León (1520-1554), cronista español, fue el primer occidental en mencionar
su existencia:
“Entre los aposentos antiguos [de la provincia de Huaraz] se ve una fortaleza grande o antigualla,
que es una a manera de cuadra, que tenía de largo ciento y cuarenta pasos, y de ancho mayor, y
por muchas partes de ella están figurados rostros y talles humanos, todo primísimamente obrado; y
dicen algunos indios que los incas, en señal de triunfo por haber vencido cierta batalla, mandaron
hacer aquella memoria, y por tenerla para fuerza de sus aliados. Otros cuentan, y lo tienen por más
cierto, que no es esto, sino que antiguamente, muchos tiempos antes que los incas reinasen, hubo
en aquellas partes hombres a manera de gigantes, tan crecidos como lo mostraban las figuras que
estaban esculpidas en las piedras, y que con el tiempo y con la guerra grande que tuvieron con los
que ahora son señores de aquellos campos se disminuyeron y perdieron, sin haber quedado de
ellos otra memoria que las piedras y cimiento que he contado”. 6

Toribio de Mogrovejo, en su visita pastoral a los pueblos del norte peruano en 1594, la
describe con las siguientes palabras:

“Hay tres tiros de piedra de este pueblo (San Pedro de Chavín), una guaca de tiempo antiguo, la
cual está en una fortaleza y dentro de la dicha guaca van hechos unos callejones debajo de ella y
tiénese noticia que ha sido guaca que ha tenido mucha riqueza; no se ha descubierto, aunque por
algunas partes de ella esta contraminada”. 7

En 1616, Antonio Vázquez de Espinosa realizó una descripción del templo según sus


habitantes vecinos. En 1873 visitó el sitio el explorador italiano Antonio Raimondi, que
quedó impresionado pero a la vez lamentó el estado en que se encontraba así como hizo
notar que los pobladores lo usaban como cantera para abastecerse de piedras para la
construcción de sus casas. Charles Wiener en 1880 realiza el primer dibujo de la deidad
en el Templo Antiguo. Más tarde, en 1883, el alemán Ernst W. Middendorf (1830-1908)
exploró el sitio descubriendo la gran escalinata que conduce de la Plaza Cuadrada al
Templo Mayor y recoge el nombre usado por los pobladores para nombrar a esa deidad:
Huanca. A partir de 1919 fue investigada por el arqueólogo peruano Julio C. Tello, que
realzó su importancia y lo consideró como la sede de la más antigua cultura peruana, la
que habría dado origen a la civilización andina.

El 17 de enero de 1945, un aluvión originado por el desborde de la laguna Rúrec cubrió y


dañó las estructuras del santuario, produciéndose acumulaciones de hasta cuatro metros
en algunos sectores. Por ello, Jorge C. Muelle comisionó a Marino Gonzales para que
retirara del sitio los estratos aluviales (1955). Esta obra se prolongó hasta 1965, y puso al
descubierto zonas hasta entonces desconocidas, como por ejemplo, la portada del
Castillo, bautizada como la “portada de las Falcónidas”.

Entre 1966 y 1973, un equipo de la Universidad Nacional Mayor de San


Marcos encabezado por Luis Lumbreras y Hernán Amat Olazábal, excavó en el sitio y
amplió el conocimiento sobre los pasajes y recintos interiores del santuario. En los años
1970 y 1980 Richard Burger realizó excavaciones estratigráficas, que condujo a clarificar
las secuencias del desarrollo de la cerámica del lugar. De 1980 a 1982 se desarrolló el
Proyecto Arqueológico Chavín de la Universidad Nacional Federico Villarreal, auspiciado
por la Fundación Volkswagenwerk y dirigido por Federico Kauffmann Doig.

Recientes investigaciones y excavaciones realizadas en el centro de la Plaza Cuadrada,


dieron evidencia de entierros ceremoniales, permitiendo encontrar el antiguo lecho del río
Mosna, lo que significa que el cauce del mismo, fue desviado para permitir la construcción
de esta plaza.

En 1995 es declarado patrimonio cultural de la Humanidad por la Unesco.

Cronología[editar]
Chavín de Huántar fue construido entre los años 1500 y 300 a. C., aproximadamente. Sus
diversas estructuras fueron elevadas en distintos momentos históricos. John Rowe sostuvo
que el complejo surgió a base de sucesivas ampliaciones, partiendo de una edificación
primigenia a la que denominó “Templo Viejo”, el mismo que está asociado al ídolo
del Lanzón monolítico, situado en una galería subterránea. Tras unos siglos de uso, el
“Templo Viejo” habría sido abandonado y reemplazado por el “Templo Nuevo”, conformado
por “El Castillo” y por la “Plaza Cuadrada” con sus respectivas plataformas.

Centro de culto[editar]

Vista del Templo o Castillo de Chavín: Pórtico de las Falcónidas.

Se cree que Chavín fue levantado en un lugar cuidadosamente elegido en atención a


criterios mágico-religiosos y no en consideración a que fuera un lugar privilegiado por sus
suelos, debido a que existen valles cercanos más productivos, aún considerando el
aprovechamiento de sus laderas de secano cultivadas mediante terrazas.

Es significativo que siglos después, el Cusco, centro del Incario, fuera elevado también en
un tinkuy o confluencia de dos riachuelos de escasa productividad, lo cual abona a favor
de la teoría de que Chavín haya tenido similar origen. [cita  requerida]

Función de Chavín[editar]
Chavín de Huántar debió convertirse en un prestigioso centro de administración de la
producción respaldado en el culto, mediante ceremonias y mandatos expresados mediante
oráculos.

La dirección administrativa era muy importante, a fin de adecuar la producción de los


alimentos al ritmo del aumento de la población fija y flotante, utilizando para el efecto el
uso de métodos agrícolas, respaldado en un ampuloso ritual y en el culto a los poderes
sobrenaturales que controlaban la producción, especialmente al Dios del Agua del que
dependían las lluvias benefactoras como de las catastróficas sequías que destruían los
sembríos.

Los habitantes de Chavín fueron unos pocos sacerdotes y sus auxiliares de servicio,
mientras que la mayor parte de sus usuarios eran una suerte de peregrinos que llegaban al
lugar en busca de "oráculos", portando ofrendas de diverso tipo, pudiendo permanecer por
largos períodos.

Organización político-social[editar]
Había cuatro tipos de pobladores: los sacerdotes de Chavín, los peregrinos de diversas
partes, con rango de sacerdotes, los artesanos o especialistas y la gente común. La
diferencia entre el hombre y la mujer parece significativa, aun cuando el papel que el sexo
femenino jugaba en la liturgia era muy importante; eso podría llegar hasta el punto de que
pudiera haber sacerdotisas. De hecho, casi todos los personajes sagrados que conocemos
presentan una versión femenina junto a la masculina.

Los sacerdotes estaban a cargo del templo, que era su centro de trabajo. Allí estaban las
instalaciones y personas dedicadas a la producción de los calendarios, de donde se deriva
su condición de "oráculos", que es el servicio que ellos ofrecían —la predicción de los
ciclos climáticos estacionales anuales—.

Los sacerdotes eran observadores del cielo y gracias a eso podían registrar con gran
precisión los desplazamientos del Sol tanto en el oriente como en el poniente, las fases de
la Luna y el movimiento de las estrellas. Con eso obtenían períodos fijos en el tiempo, a
los que podían asociar los ciclos estacionales, que no son fijos. Los períodos de sequía o
de intensas lluvias, si bien tienen un ritmo anual previsible, que se establece a partir
del solsticio de verano —fines de diciembre—, son azarosos en su inicio e intensidad. El
saber con anticipación las características de cada ciclo de lluvias es una tarea —que
requiere especialización— que es, sin duda, fundamental para conducir las campañas
agrícolas cada año. Para eso, hay que combinar el calendario solar-estelar con otros
indicadores del tiempo, tales como los de las costumbres de los animales. Esa era la tarea
especializada —y según parece exitosa— de los sacerdotes de Chavín.

Por todo esto, el estatus de sacerdote era muy alto en la sociedad chavín. Se expresa en
el conjunto de atributos que se le conceden y que se expresan físicamente en vestidos
muy elegantes y costosos, y adornos hechos con plumas, piedras exóticas, oro y joyas.

Los miembros de la élite se distinguían por el uso de coronas, orejeras, narigueras y


collares, elementos que representaban la categoría de quien los utilizaba, encargados del
culto "felínico". Este culto era visual, el dios felino, probablemente un jaguar, estaba
representado en imágenes aterradoras, que reflejaban creencias complejas, y vinculaban a
los hombres con los animales, y a los miembros de los distintos grupos entre sí.

Poseían una sociedad jerárquica piramidal:

 A la cabeza estaban los sacerdotes-dirigentes, quienes cumplían funciones


religiosas y a la vez, gobernaban al pueblo.
 Luego se encontraban los especialistas, que eran artesanos
en piedra y greda, metalurgia, textilería e ingenieros hidráulicos, que perfeccionaban
las técnicas de regadío para aumentar la producción de papas, maíz, frijoles, ajíes,
etc. Estos especialistas eran mantenidos por el Estado.
 Finalmente se encontraban los campesinos, que trabajaban la tierra utilizando las
técnicas ideadas por los ingenieros.

Divinidad[editar]
El lanzón monolítico.

Los antiguos chavinos representaron a sus dioses en grandes monolitos. Los más


conocidos son el lanzón monolítico, la Estela Raimondi y el Obelisco Tello.8 Cada uno de
ellos es un menhir, que en la cultura andina tiene trascendencia espiritual y sirve para el
control social político de la población, amenazada por elementos de la naturaleza y
escasez de alimentos. En quechua significa piedra de poder y tienen un carácter
eminentemente sagrado. Según una interpretación, el monolito chavín reúne los tres
elementos de la trilogía cosmogónica de
Chavín: águila, serpiente y felino (aire, agua y tierra) es decir, deidades represivas que
sirven como centinelas y ahuyentan el mal. Así, aire, agua y tierra confirman una armonía
permanente con el Cosmos que se trasluce en todo el legado de Chavín.

La huanca más conocida es el emblemático Lanzón monolítico de unos cinco metros de


altura. Es una figura antropomorfa con una cabeza tres veces más grande que su cuerpo,
de la que brotan serpientes a manera de cabellera. Luce encima una especie de tiara. El
resto del cuerpo es corto y grueso. Además, está provisto de enormes colmillos, garras en
manos y pies, así como grandes orejeras. Tiene su mano izquierda hacia abajo y la
derecha en alto con los dedos extendidos. Tradicionalmente, a esta imagen se le ha
identificado como un dios felino (jaguar). Por su ubicación, al interior de las galerías
subterráneas del templo, representaría una divinidad relacionada con el Uku
Pacha (mundo subterráneo).

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