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“CREACIÓN DE EMPRESAS”
(Asignatura optativa 40540)
BLOQUE TEMÁTICO
(VI)
Valoración y diagnóstico del negocio y la empresa
Unidad 21. La empresa como valor o mercancía:
Los emprendedores, en buena parte de las ocasiones, se topan con la limitación financiera
para poder hacer realidad su determinación para sacar adelante el negocio, su ilusión, y se
ven en la necesidad de recabar la financiación necesaria, exponiendo su propuesta ante
quienes pueden proporcionar el capital preciso, los cuales valoran lo que se les presenta en
términos de rentabilidad y escalabilidad del negocio y, en su caso, deciden aportar el dinero
necesario siempre a cambio de algo, normalmente una participación (elevada y asfixiante en
algunos casos) en el negocio.
Hay que tener en cuenta que el valor de la empresa incluye tanto el negocio como la
capacidad de la gestión empresarial para hacer funcionar el negocio (o los negocios) objeto
de explotación por la unidad económica, por tanto, negocios valorados como altamente
rentables pueden corresponder con empresas escasamente valoradas por su deficiente
gestión. Es este uno de los elementos en los que se apoya el denominado “value investing”
(invertir en valor).
Por tanto, la valoración de una empresa es el proceso para determinar el valor que, como
conjunto, tiene para sus titulares y la base para, en su caso, poder establecer el precio a
solicitar por ella en un proceso de venta.
“El valor de mercado es la cantidad estimada por la cual una propiedad podría ser
intercambiada, en la fecha de valoración, entre un comprador y un vendedor en una
transacción en condiciones de plena competencia dónde las partes actúan con
conocimiento y sin coacción (Normas Internacionales de Valoración)
Aunque el valor de mercado puede ajustarse a estos criterios, no tiene por qué hacerlo
siempre necesariamente. Hay diversas razones para querer calcular cuánto vale una
empresa:
El Fondo de Comercio
El “Goodwill” o Fondo de Comercio de la empresa hace referencia específicamente al valor
intangible de la misma, es decir, a todo aquello pero que le da mayor valor al negocio, aunque no
sea expresado contablemente:
➢ La actitud y aptitud emprendedora.
➢ Personal capacitado y competente.
➢ Liderazgo en el mercado.
➢ La cartera de clientes líderes.
➢ Posicionamiento de sus marcas.
➢ La ‘aureola’ del logo de la empresa o de sus marcas.
➢ Buena reputación financiera por la solvencia.
➢ Los proveedores y su relación comercial.
➢ Las relaciones con las instituciones (públicas y privadas).
➢ Ubicación física y accesos (aspecto determinante en muchos casos)
➢ Etc…
Cuanto más valor intangible tenga una empresa, el interés por adquirirla aumenta y, en
consecuencia, también, el precio que se puede establecer. Es muy importante que la acción
gestora cuide y potencie mucho los aspectos reseñados, bien porque se quiera vender la
empresa o bien, por otros motivos…
Traspaso de negocio
Intervienen dos actores: (1) el titular del negocio que se traspasa y (2) el interesado en adquirir el negocio. Este último
asume la titularidad de la empresa y lo recibe en el estado y condiciones en el que se encuentra el mismo. Lo habitual
suele ser que el traspaso se realice mediante una venta o cesión de todos los bienes y derechos que tiene la actividad
empresarial (inmuebles, muebles, nombres comerciales, licencias, derechos arrendaticios etc.) a cambio de un precio
acordado entre las partes interesadas.
Es muy importante que el que vende esté al corriente en todas sus obligaciones con la Hacienda Pública, con la
Seguridad Social, con los trabajadores, con el propietario del local, con la comunidad de propietarios, con los pagos de
los suministros (electricidad, agua, etc.), con proveedores y con el ayuntamiento. Para justificar todo ello, se deben
aportar justificantes de estar el corriente en los pagos e incluir en el contrato una cláusula en la que se especifique que
dichas obligaciones no las asume el comprador. Ahora bien, también se podría acordar que el adquirente asuma las
deudas y obligaciones contraídas con terceros, como pudiera ser un banco, en cuyo caso se requiere la autorización del
mismo mediante una subrogación.
• También es favorecedor el hecho de que se cuenta • El cambio de nombre y documentación, con todos
con una firma y marca conocida en el mercado, los posibles problemas que esto conlleva.
que está en funcionamiento y con empleados
contratados.
Diagnóstico de la empresa
Todo este trabajo de diagnóstico se puede llevar a cabo bajo diferentes perspectivas,
principalmente se consideran 4:
Antes de tomar una decisión de participar en una sociedad, un inversor siempre analiza las
probabilidades de materializar un buen “exit”, considerando tanto la oportunidad como los
“facilitadores” de esa salida (salida a bolsa o venta a un tercero). En el caso de las
denominadas “startups” hay que añadir el “exit” que hacer referencia al propio emprendedor,
al fundador de la empresa, en cuyo caso el “exit” implica la venta de su “startup”, aunque
ello pueda resultar paradójico o propio de lo que ha venido en denominarse la “cultura del
pelotazo”.
De acuerdo con Steve Blank, una startup es una entidad temporal que busca un modelo de
negocio repetible, rentable y escalable (Modelo RRE). Desde esta perspectiva de
temporalidad, cuando los fundadores encuentran el modelo de negocio RRE y han
encontrado a sus clientes, deben dar el paso a la fase de creación de la empresa, en otras
palabras, dejar de ser “startup” y empezar a ser empresa. Ya no buscan nada, ya lo tienen,
y deben hacerlo crecer. Los actores ¡deben ejecutar!
Las características personales y profesionales para encontrar un modelo de negocio no son
las mismas que las necesarias para “ejecutarlo” y “gestionarlo”. Incluso la “adrenalina”
que se desprende en la búsqueda, no se encuentra en la ejecución. Una “startup” no es
como una empresa convencional, la gestión es diferente. Cuando llega ese momento de
tránsito o madurez, los fundadores suelen apartarse de la gestión y, en algunos casos,
dedicarse a encontrar el próximo proyecto “startup”, diseñar otro modelo de negocio RRE.
Es la figura del “emprendedor en serie”.
• Venta a una empresa con visión estratégica, que busca sinergias significativas que generarán
valor al conjunto que se forma entre ambas, adquirida y adquirente derivas de: economías de
escala, economías de alcance, presencia en nuevos mercados, adquisición de talento,
adquisición de cartera de clientes, adquisición de capacidad productiva, ….
• Venta a un inversor financiero. Esta salida depende del perfil del inversor, de su ‘portfolio’ de
inversiones y de las sinergias que se puedan generar con ellas, así como del mercado en el que
opera la “startup” y las posibilidades de consolidación que existan en el mismo, etc.
• "Oferta Pública Inicial" (IPO, Initial Public Offering) . La salida a bolsa no supone una fórmula
habitual de “exit”. Las “startup” tardan en demostrar que son modelos de negocio RRE y los
mercados financieros son cautos y bastante conservadores…
• “Spin-off” de una parte del negocio que pueda discurrir de forma aislada para un tercero. Bajo
este punto de vista, una vez identificado el “pedazo” del que se va a prescindir, la cuestión no
difiere mucho de las opciones anteriores.
• Liquidación. No es un “exit”, sino más bien un “end”. Solo cabe decir que, si la cosa va mal sin
visos de enderezar el tema, hay que plantearse si no es más conveniente liquidar y salirse, en
lugar de prolongar la agonía.
El momento de ejecutar la salida (la de los inversores y la del propio “fundador”) depende en
gran medida de factores ajenos a la voluntad del actor mismos, pero, para los pocos que
pueden controlarse, debemos identificar la fase de desarrollo de la empresa:
Con toda probabilidad el valor de mercado de la compañía será mayor si el producto está en
la fase ascendente de la etapa competitiva, cuando el comprador puede “engancharse” a
ese crecimiento de la compañía. Ese es el momento en el que se ha encontrado el modelo
de negocio RRE.
1. Adecuada organización interna: no siempre la empresa está preparada para asumir el “exit”
que su fundador, el modelo no funciona sin él…
2. Considerar el momento: atender a los ingresos recurrentes, si existe una buena tasa de
crecimiento de clientes/usuarios.
3. Practicar un análisis del mercado (crecimiento, desarrollos tecnológicos, competencia, etc.).
4. Análisis de los “jugadores” (players) y de la complementariedad que aporta la “startup”, en
orden a localizar a compradores estratégicos e inversores privados.
5. Realizar una valoración independiente de la compañía que permita fijar las horquillas en las
que moverse en la negociación con el potencial inversor.
6. Contar con un asesoramiento profesional siempre es aconsejable.
Análisis básico de algunos métodos de valoración de empresas
La valoración de una empresa es, por naturaleza, subjetiva: a unos les puede parecer que
la empresa está infravalorada, a otros les puede parecer que esa empresa está
sobrevalorada…
También conocido como valor en libros (“Book Value”) o valor matemático. Es bastante
fácil de determinar utilizando el balance de la empresa y considerando el Neto Patrimonial.
Se trata de la suma del capital aportado en la constitución de la empresa más la
autofinanciación por enriquecimiento. Es decir, los beneficios que se han retenido a lo largo
del tiempo para financiar la expansión de la empresa. Si ha habido pérdidas, éstas minoran
el valor del patrimonio neto
Los ajustes de valoración extracontable son los que se aplican por entender que la cifra
reflejada en el Balance de Situación de la empresa no expresa el valor real. Por ejemplo, el
valor de los inmuebles reflejado en el Balance de Situación, en ocasiones, suele ser
superior/inferior a su valor real, por lo que se debería realizar un ajuste en el sentido
oportuno. El Valor Contable Ajustado puede ser superior o inferior al Valor en Libros,
dependiendo de si el en el Balance están sobrevalorados o infravalorados algunos activos.
El problema de este método es que para calcular el Valor Contable Ajustado es necesario
conocer bien la empresa para determinar si el valor de los activos que figura en su
contabilidad se corresponde con su valor real.
Se trata del importe que se obtendría por la venta de los activos de la empresa si la
empresa cerrara hoy. A ese importe se le ha de restar el valor de las deudas y los gastos de
“echar el cierre” y liquidar, en su caso, la sociedad mercantil.
Esta forma de valorar una empresa beneficia mucho a aquellas empresas que tienen un gran
patrimonio tangible (edificios, maquinaria…) y perjudica a aquellas que han arrendado su
capital productivo (“leasing financiero”). No obstante, es una buena forma de ver cuánto
sería el mínimo que podríamos recuperar de una inversión.
El valor bursátil sólo es aplicable a empresas cuyo titular es una S.A. Se obtiene
multiplicando el número de acciones por el valor de cotización en Bolsa de las mismas.
Supone una forma bastante aproximada de establecer el valor de mercado de la empresa.
No obstante, la bolsa no refleja a la perfección el valor de una empresa, puesto que, a veces,
se tiende a sobrevalorar a unas empresas y, otras veces, a infravalorarlas. Además, tiene la
desventaja de que no todas las sociedades por acciones cotizan en Bolsa.
(4) Valor teórico de la empresa
El valor intrínseco es el importe que debería valer una empresa por sus características
financieras y competitivas. Ese valor intrínseco constituye la base valorativa sobre la que se
centra el value investing, que es una modalidad de inversión consistente en adquirir
empresas que cotizan a un precio inferior a su valor. ¿Qué valor de referencia es ése?, pues
el denominado valor intrínseco. El establecimiento del mismo resulta pues muy importante
en el contexto de la valoración de “startups”.
Este valor viene a indicar lo que cuesta adquirir una empresa o un elemento patrimonial con
la misma capacidad de producción o eficacia que el que se está considerando. Por ejemplo,
el valor de reposición de un activo es lo que cuesta sustituir un activo productivo por otro que
cumpla las mismas funciones que el activo a reponer, aunque pueda el nuevo activo
presentar características técnicas o tecnológicas distintas al antiguo.
Una empresa no puede considerarse sólo como algo cuyo valor responde meramente a la
diferencia entre un activo y un exigible. Existen aspectos no tangibles que inciden en el valor
de la empresa, que contribuyen (positiva o negativamente, según los casos) a que su Valor
en Rendimiento (VRE) sea distinto al que da su cuantificación en el valor substancial de la
empresa (VSE).
En el valor de mercado de la empresa tienen una incidencia muy marcada aspectos tales
como: la imagen de la empresa en el mercado, la estructura y eficacia organizativas de la
empresa, la dirección y administración de la empresa, los recursos humanos actuantes, las
relaciones con clientes y proveedores del sector, la ubicación o localización de las
instalaciones o establecimientos. Todos esos elementos constituyen el intangible de la
empresa. Todo ese conjunto de elementos intangibles conforma lo que se conoce como
Fondo de Comercio o “Goodwill” de la empresa, en el caso de que sean positivamente
valorados.
Se puede decir que, cuando se compra una empresa en funcionamiento, lo que habría que
pagarse por ella es decir el valor de la empresa VE sería:
VE = VSE + FCE
VRE = f (B, n, i)
j =n j =n
Bj
VRE = j = B j (1 + i )
−j
j =1 (1 + i ) j =1
Hay otros métodos de valoración de empresas que no vamos a desarrollar, pero que
conviene citar: