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07 VAYAN DE DOS EN DOS

Hay un dicho que dice que si deseas hacer reír a Dios cuéntale tus planes,
hoy quiero hacer reír a Dios por eso regreso a los pies del Sembrador para
contarle lo que vive en nuestros corazones para ver si responden a su proyecto,
pues antes que nuestro, el proyecto es de Dios.

Vimos un campo abandonado y decidimos plantar, hacer un plantío eclesial,


seleccionamos nuestra semilla para plantar, vimos algunos obstáculos y la
manera de preparar la tierra para una buena siembra, después contemplamos el
campo, vimos cómo debe ser la formación para este proceso eclesial y aquí
estamos, a los pies del Sembrador para seguir sus indicaciones.

"Después de esto, el Señor eligió a otros setenta y dos discípulos y los envió
de dos en dos delante de él, a todas las ciudades y lugares a donde debía ir.
Les dijo: «La cosecha es abundante, pero los obreros son pocos. Rueguen, pues,
al dueño de la cosecha que envíe obreros a su cosecha. Vayan, pero sepan que
los envío como corderos en medio de lobos. No lleven monedero, ni bolsón, ni
sandalias, ni se detengan a visitar a conocidos. Al entrar en cualquier casa,
bendíganla antes diciendo: La paz sea en esta casa. " Lc. 10 1 – 5

Jesús envía misioneros. Sólo hay una única misión: la de Cristo. El proceso
de toda misión debe tener como fruto final la formación de la comunidad
eclesial servidora del Reino. En muchas parroquias el trabajo pastoral es hacia
adentro, hacia ella misma y sus estructuras, Jesús nunca dijo “vengan” el envío
es “vayan y hagan discípulos”. Mt 28, 19 – 20. Hay muchos lugares en cada
parroquia donde no conocen a Jesús y los cristianos estamos “encerrados en la
sacristía”. Tal parece que Jesús en lugar de estar a la puerta tocando para
entrar (Ap 3, 20) está tocando y gritando para que lo dejemos salir al mundo a
llevar la Buena Nueva.

Debemos tener claro el proceso que nos enseña la Palabra: en primer lugar
que Jesús es el enviado del Padre: Jesús les volvió a decir: « ¡La paz esté con
ustedes! Como el Padre me envío a mí, así los envío yo también.» Jn 20, 21

Antes de los 72 ya había enviado a los Doce Lc 9, 1 – 2. Si a los doce


también los envió de dos en dos quiere decir que formó seis equipos y si
nosotros pensamos en esta metodología y pensamos que cada equipo a la vez
motivó a otros 12 entonces este es el resultado de cómo pudo Jesús tener 72
discípulos para enviar, pues 72 entre 12 es igual a 6 (los mismos equipos que
Jesús envió). Si nosotros seguimos esta metodología podemos ayudar al Dueño
de la mies para ampliar el número de nuevos discípulos misioneros.

Ahora bien, el envío es “de dos en dos delante de Él, a todas las ciudades y
lugares a donde debía ir” esto quiere decir que nosotros debemos hacer como
Juan el Bautista, ir delante de El a preparar el camino para que cuando El
llegue, sea El quien crezca mientras nosotros disminuimos. Jn 3, 30

Parte de lo cercano Hech 1,8 y de lo cercano lo más apartado, Jesús inicia


su misión en Galilea Lc 4, 14 hasta los confines de la tierra Mt 28, 18 – 20. O
sea debemos partir de nuestros barrios, de nuestras parroquias, de ellas
busca las partes más lejanas y olvidadas de la pastoral pero tu meta es
sembrar en toda la parroquia, en toda la diócesis, hasta los confines de la
tierra. Jesús no es ningún “poquitero”, su proyecto es grande y si ese es el
envío misionero es que este es posible, pero no podemos hacerlo solos, es
necesario de muchos discípulos misioneros como tú y como yo, seguidores de
Jesús para plantar nuestra semilla y hacer el plantío eclesial. Como dice el
dicho, a Dios rogando y con el mazo dando, o sea pedirle al Dueño de la mies
pero a la vez animar a las personas para que sean también discípulos
misioneros.

En el texto de referencia Lc 10, 1 – 5 Jesús da algunas recomendaciones,


vamos como corderos en medio de lobos, es decir, vamos a ser compasivos como
nuestro Padre es compasivo Lc 6, 36 – 38, vamos como testigos con la fuerza
del Espíritu y con la seguridad de que Jesús está con nosotros; No lleven
monedero, ni bolsón, ni sandalias, imaginemos que vamos a visitar los barrios
pobres y llegas a ellos en una troca o carro del año, de la mejor marca que hay
en el mercado, que vienes lleno de joyas y ropa de marca ¿a quién vas a
anunciar? Recordemos el estilo de vida de nuestro Único Maestro.

Para hacer la misión y sembrar la semilla supone que debemos TOCAR


PUERTAS. Si tocamos la puerta de alguna familia es porque Dios quiere que
nos encontremos con esa familia para que juntos caminemos en el proyecto de
salvación de Jesús. Este es un paso muy importante en el proceso, no es salir
por salir, es salir con una metodología para dar formación, seguimiento, llegar a
la conversión y vida comunitaria a toda familia que acepte el mensaje.
Tocar puertas es todo un proceso misionero, evangelizador y comunitario.
Mira que estoy a la puerta y llamo: si alguno escucha mi voz y me abre, entraré
en su casa y comeré con él y él conmigo. Ap 3, 20. Mira lo que nos dice el Papa
Francisco: Hoy que la Iglesia quiere vivir una profunda renovación misionera,
hay una forma de predicación que nos compete a todos como tarea cotidiana.
Se trata de llevar el Evangelio a las personas que cada uno trata, tanto a los
más cercanos como a los desconocidos. Es la predicación informal que se puede
realizar en medio de una conversación y también es la que realiza un misionero
cuando visita un hogar. Ser discípulo es tener la disposición permanente de
llevar a otros el amor de Jesús y eso se produce espontáneamente en cualquier
lugar: en la calle, en la plaza, en el trabajo, en un camino. E.G. 127.

El Papa Francisco sigue diciendo: El primer momento es un diálogo personal,


donde la otra persona se expresa y comparte sus alegrías, sus esperanzas, las
inquietudes por sus seres queridos y tantas cosas que llenan el corazón. Sólo
después de esta conversación es posible presentarle la Palabra, sea con la
lectura de algún versículo o de un modo narrativo, pero siempre recordando el
anuncio fundamental: el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó
por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad. Es el anuncio que
se comparte con una actitud humilde y testimonial… Si parece prudente y se
dan las condiciones, es bueno que este encuentro fraterno y misionero termine
con una breve oración. E.G. 128

El Documento de Aparecida también hace excelentes aportaciones cuando


nos dice: Es un afán y anuncio misioneros que tiene que pasar de persona a
persona, de casa en casa, de comunidad a comunidad. Pero si las personas
encontradas están en una situación de pobreza –nos dice aún el Papa–, es
necesario ayudarlas, como hacían las primeras comunidades cristianas,
practicando la solidaridad, para que se sientan amadas de verdad. D.A. 550

Hay diferentes experiencias de envío misionero saliendo de dos en dos, una


de ellas es por ejemplo cuando la parroquia envía a los grupos a un sector
determinado de la parroquia para motivar por ejemplo a las pláticas
cuaresmales o algún evento propio de la parroquia, el objetivo de ese envío es
con un objetivo determinado, la gente asiste al evento, ahora hay que esperar
hasta el próximo año para que sean invitados a otras platicas cuaresmales o al
evento para el que fueron invitados.
La única misión de Jesús es diferente. Es un envío misionero que el Espíritu
anima para llevar la Buena Nueva a todas las personas y familias formando
comunidades, una Iglesia viva, presente, localizable, testimonial, que actúa
como sal, como luz, como fermento en medio de la sociedad transformando la
realidad, siendo esperanza para vivir en un mundo mejor.

Por eso el salir de dos en dos no se trata de salir por salir, sino que debe
hacerse de manera organizada, con un plan para quedarse de manera
permanente, haciendo anotaciones de las personas y familias que visitas, sus
necesidades y talentos, pensando en una casa donde reunirse en comunidad,
pensando y conociendo a futuros animadores, es preparar un lugar, un ambiente
bonito para que Jesús viva con ellos.

Terminamos esta motivación con aportaciones del libro Movimientos


Eclesiales e Iglesia en Movimiento de José Marins y Teoloide María Trevisan.
“La misión es un acontecimiento de gracia para los destinatarios pero también
para los mismos mensajeros del Evangelio. Las etapas de la evangelización son
las siguientes: dialogo, inculturación, proclamación, conversión y fundación de la
Iglesia local. Desde el principio los Apóstoles entendieron que la Iglesia,
como Nuevo Pueblo de Dios, debería extenderse por todo el mundo. La misión
se orienta a contactar con los que no conocen la fe cristiana para invitarlos a
formar parte de la comunidad de Jesús.

En cada comunidad cristiana está presente la Iglesia entera, no sólo una


parte de ella. Todo el método misionero ha de ser un método caracterizado por
la inmersión, encarnación, inculturación, dialogo, libración y anuncio en orden a
la creación de una nueva comunidad cristiana.”

La comunidad que surge en este proceso es la comunidad de Jesús, no es la


comunidad del párroco en turno ni de los animadores que la promovieron. En el
envío misionero el Espíritu y Jesús eligen y envían Hech 13, 2 ; Lc 10, 1, la
comunidad –Iglesia impone las manos y envía y se alegra porque de este envío
misionero se dará luz a nuevas pequeñas comunidades – Iglesias de Jesús y la
Buena Nueva del Reino se seguirá extendiendo por toda la tierra. Para
entenderlo mejor lee y medita Los Hechos de los Apóstoles.

Que Dios nos bendiga a todos.


CONTESTA LAS SIGUIENTES PREGUNTAS
Compártelas en familia y en comunidad

1.- Lee despacio LUCAS 10, 1 – 5 y anota lo que más te llamó la atención del
texto Bíblico y por qué.

2.- ¿Cómo cumples el llamado de Jesús, vayan y hagan discípulos?

3.- Cuando nosotros hemos salido a alguna misión ¿anunciamos a Jesús o nos
anunciamos a nosotros mismos y a nuestro grupo o movimiento?

4.- ¿Has seguido todo el proceso que nos dice el Papa Francisco y Aparecida
sobre el tocar puertas?

5.- ¿has seguido todo el proceso evangelizador hasta formar comunidades?


¿Hasta qué pasos has llegado en el proceso evangelizador que realizas?

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