Está en la página 1de 11

SÍNODO VALENCIA 2019-2020

«Caminando hacia una Iglesia evangelizada y evangelizadora»

NUEVA EVANGELIZACIÓN E INICIACIÓN CRISTIANA


Comisión Sinodal 1

Indicaciones
1. Destinatarios: Este documento se dirige al Consejo de Pastoral Parroquial y a los Equipos de
Pastoral de Colegios católicos. Para contestar al mismo habrá que contar con los distintos agentes de
pastoral, especialmente catequistas, y educadores en movimientos y asociaciones.
2. Las respuestas deben ceñirse al tema planteado, ser concretas y factibles.
3. En caso de dudas, pueden dirigirse a: vic_evan@archivalencia.org
4. Plazo máximo: 30 de enero de 2020
5. Envío de las respuesta a: sinodo@archivalencia.es
Indicar que las propuestas son para la COMISION 1: NUEVA EVANGELIZACIÓN E INICIACIÓN CRISTIANA.
6. El documento está estructurado de la siguiente manera:
— Oración inicial
— Cuestionario
— Anexo: Análisis de situación

1
SINODO VALENCIA | ORACIÓN INICIAL | (1) NUEVA EVANGELIZACIÓN E INICIACIÓN CRISTIANA

ORACIÓN INICIAL

+ En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.


Amén.

Invocación al Espíritu

Al comenzar esta oración, nos hacemos conscientes de que estamos en tu presencia, Señor.
Respiramos varias veces en silencio. Tenemos la oportunidad de hacer una pausa.
Puede que a veces vayamos muy deprisa y sin damos cuenta de quién está a nuestro lado, pero Tú estás en nuestras
vidas. Queremos contemplarte, escuchar una palabra que nos llene de Vida.
En tu amor nos guías en cada instante, acogiendo tu presencia y tu amor que nos abraza e invita a descubrirte presente
entre nosotros.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses Flp 1, 3-11

Hermanos:
Doy gracias a mi Dios cada vez que os recuerdo; siempre que rezo por vosotros, lo hago con gran alegría.
Porque habéis sido colaboradores míos en la obra del Evangelio, desde el primer día hasta hoy. Esta es nuestra
confianza: que el que ha inaugurado entre vosotros esta buena obra, la llevará adelante hasta el Día de Cristo
Jesús. Esto que siento por vosotros está plenamente justificado: os llevo en el corazón, porque tanto en la
prisión como en mi defensa y prueba del Evangelio, todos compartís mi gracia. Testigo me es Dios del amor
entrañable con que os quiero, en Cristo Jesús. Y esta es mi oración: que vuestro amor siga creciendo más y
más en penetración y en sensibilidad para apreciar los valores. Así llegaréis al Día de Cristo limpios e
irreprochables, cargados de frutos de justicia, por medio de Cristo Jesús, para gloria y alabanza de Dios.

Palabra de
Dios

Amistad en Cristo Jesús (Flp 1, 3-11)

Pablo recuerda con cariño a sus amigos cristianos de Filipos, como Lidia o el carcelero y sus respectivas
familias. Siempre estará agradecido a Dios por haberles puesto en su camino apostólico: aceptaron la fe y
le ayudaron en su misión evangelizadora, lo que hizo nacer entre ellos un «amor entrañable en Cristo
Jesús». Los verdaderos amigos lo comparten todo en creciente confianza y respeto: no solo las cosas,
sino también las experiencias de la vida (alegrías, proyectos, problemas, tiempo). Y también la fe: ser
amigo de Jesús nos lleva a darlo a conocer a todos, para que también ellos entren en amistad con él. La
más profunda y auténtica amistad es aquella en la que dos corazones creyentes comparten su amistad
con Jesús. ¿Hablamos de Jesús en nuestras relaciones? ¿Qué nos aportan nuestras amistades para el
crecimiento en la fe? ¿Hablamos a Jesús de las personas con las que nos cruzamos? ¿Hablamos de
Jesús en nuestros ambientes?

2
A la luz de este texto, nos pueden iluminar las palabras del Papa Francisco:

Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los
estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para
la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación. La reforma de estructuras
que exige la conversión pastoral sólo puede entenderse en este sentido: procurar que todas ellas
se vuelvan más misioneras, que la pastoral ordinaria en todas sus instancias sea más expansiva y
abierta, que coloque a los agentes pastorales en constante actitud de salida y favorezca así la
respuesta positiva de todos aquellos a quienes Jesús convoca a su amistad. (EG, 27)

Hemos redescubierto que también en la catequesis tiene un rol fundamental el primer anuncio
o «kerygma», que debe ocupar el centro de la actividad evangelizadora y de todo intento de
renovación eclesial. El kerygma es trinitario. Es el fuego del Espíritu que se dona en forma de
lenguas y nos hace creer en Jesucristo, que con su muerte y resurrección nos revela y nos
comunica la misericordia infinita del Padre. En la boca del catequista vuelve a resonar siempre el
primer anuncio: «Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte, y ahora está vivo a tu lado cada día,
para iluminarte, para fortalecerte, para liberarte». Cuando a este primer anuncio se le llama
«primero», eso no significa que está al comienzo y después se olvida o se reemplaza por otros
contenidos que lo superan. Es el primero en un sentido cualitativo, porque es el anuncio
principal, ese que siempre hay que volver a escuchar de diversas maneras y ese que siempre hay
que volver a anunciar de una forma o de otra a lo largo de la catequesis, en todas sus etapas y
momentos. Por ello, también «el sacerdote, como la Iglesia, debe crecer en la conciencia de su
permanente necesidad de ser evangelizado». (EG 164)

Oración final
Jesús mío, llena mi alma de tu espíritu y vida.
Penetra todo mi ser y toma posesión de él de tal manera que mi vida no sea en adelante sino una irradiación
de la tuya.
Quédate en mi corazón con una unión tan íntima, que las almas que tengan contacto con la
mía, puedan sentir en mí tu presencia, y que, al mirarme, olviden que yo existo, y no piensen
sino en Ti.

Quédate conmigo. Así podré convertirme en luz para los otros. Esa luz, vendrá toda de ti; ni uno sólo de sus rayos
será mío;
yo te serviré apenas de instrumento para que ilumines a las almas a través de mí.
Déjame alabarte en la forma que te es más agradable, llevando mi lámpara encendida para disipar las sombras
en el camino de otras almas.

Déjame predicar tu nombre con palabras o sin ellas… Con mi ejemplo, con la fuerza de tu atracción,
con la sobrenatural influencia de mis obras, con la fuerza evidente del amor que mi corazón siente por Ti.

San John Henry, Cardenal Newman

3
SINODO VALENCIA | CUESTIONARIO | (1) NUEVA EVANGELIZACIÓN E INICIACIÓN CRISTIANA

LA COMISIÓN DE EVANGELIZACIÓN E INICIACIÓN CRISTIANA (COMISIÓN 1) ha reflexionado sobre los principales problemas
que encuentra la nueva evangelización y la iniciación cristiana, haciendo un análisis de situación en la que hemos de
anunciar el Evangelio. Muestra el trabajo y la reflexión de la Comisión. Puede consultarlo en el anexo final del
documento. Ahora, queremos haceros una serie de preguntas que ayuden a concretar un modo de proceder nuevo:

1. CATECUMENADO DE
ADULTOS 1

El catecumenado bautismal es el lugar típico de catequización, institucionalizado por la Iglesia,


para preparar a los adultos que desean ser cristianos a recibir los sacramentos de la Iniciación.
En el catecumenado se realiza, en efecto, «esa formación específica que conduce al adulto
convertido a profesar su fe bautismal en noche de pascua». (DGC 256) Recuerda a toda la
Iglesia su función maternal para generar vida cristiana.

— ¿Qué hacéis cuando se recibe la petición de Bautismo de un adulto (entendiendo ‘adulto’


aquella persona que ha llegado al uso de razón sea niño (a partir de los 7 años), adolescente o adulto?
— ¿Qué necesitaríais de la Vicaría de Evangelización para poder responder mejor a esta
petición?
— Cuando quien pide el Bautismo es un niño que se prepara para la comunión, ¿qué
hacéis?
— ¿Qué repuesta ofrecéis a adultos bautizados que piden la confirmación para ser padrinos o en
vistas a la celebración del sacramento del Matrimonio? ¿Cuánto tiempo de preparación dedicáis? ¿Qué
contenido se ofrece? (Charlas, catequesis en grupo, encuentro personal…)

2. PRIMER ANUNCIO DE LA
FE
El primer anuncio de la fe se concentra en el hecho fundamental: «Jesucristo te ama, dio su vida para
salvarte, y ahora está vivo a tu lado cada día, para iluminarte, para fortalecerte, para liberarte». (EG,
164). Este primer anuncio hay que realizarlo al principio y volver a él a través del camino del
crecimiento de la fe.

— ¿En qué momentos nuestra parroquia realiza acciones de primer anuncio de la fe? (Al inicio del
proceso de catequesis; en la predicación de un funeral, en la religiosidad popular, charlas parroquiales,
etc…)
—¿Qué acciones y propuestas hacemos para encontrarnos con personas «alejadas» de la práctica
religiosa? (padres que piden el bautismo de sus hijos; jóvenes que quieren casarse, familias que
presentan a sus hijos para la catequesis, fiestas patronales, etc.). ¿Sabemos cómo hacer un primer
4
anuncio? ¿Qué necesitaríamos para ello?

1 El Ritual de Iniciación Cristiana de Adultos considera ‘adulto’ a partir del uso de razón (7 años).

5
3. CATEQUESIS AL SERVICIO DE LA INICIACIÓN CRISTIANA
La catequesis es un proceso, un camino en el que se escucha la Palabra de Dios, de diálogo
entre el grupo, la participación en la vida de la comunidad cristiana, de oración y la
recepción de los sacramentos de la Iniciación. Un proceso en el que el catecismo es un libro
de referencia para reconocer los temas fundamentales de la fe de la Iglesia.

— Hemos de mejorar la catequesis para que sea un camino que introduzca en la vida cristiana en todas sus
dimensiones. ¿Qué necesitamos de la Delegación para llevar esto adelante? ¿Cómo pasar de un modelo
que acentúa la enseñanza de contenidos a una catequesis que sea una experiencia de fe, oración, escucha,
diálogo (conocer, celebrar, vivir y orar)?
— ¿Qué hacer para vincular más la catequesis a la familia y a la comunidad
parroquial?
— ¿Hemos pensado en las posibilidades de una alianza entre la escuela y la parroquia? ¿Qué
papel debe desempeñar la escuela católica en la iniciación cristiana? ¿y la clase de religión?
— La realidad de los grupos juveniles (juniors, scouts, etc…) en el proceso de la iniciación cristiana.
¿Cómo ayudan a formar discípulos? ¿Que necesita la parroquia para ayudarles en su misión de transmitir la
fe?

4. DOMINGO: DÍA DEL SEÑOR Y DÍA DE LA


IGLESIA
Recuperar el Domingo. El hecho de recuperar la catequesis el domingo (o sábado) facilita la
participación de la eucaristía y la concienciación de la comunidad parroquial que es la responsable de
la catequesis. Queremos volver a situar la catequesis en el corazón de la comunidad parroquial.

— ¿Por qué no recuperamos la catequesis en el Día del Señor (domingo) o la tarde del sábado?
(No competimos con actividades extraescolares)
— ¿En algún Domingo podemos empezar con un juego, seguido de una catequesis o sesión de
despertar religioso para terminar con la celebración de la eucaristía y seguido de un piscolabis o una
comida fraterna?
— La falta de coordinación y competencia entre parroquias dificulta la visibilidad de la Iglesia
como comunión: ¿cómo podemos superarlo?

5. AGENTES: PASTORES, SEMINARISTAS Y


CATEQUISTAS.
Nos damos cuenta que la sociedad está viviendo una transformación sin precedentes, un cambio de
época. Ante esto, la Iglesia, y especialmente sus pastores y agentes también necesitan una nueva
formación que les permita conectar y transformar dificultades en oportunidades para anunciar y educar
en la fe. «Cualquier actividad pastoral que no cuente para su realización con personas formadas y
preparadas, pone en peligro su calidad» (DGC, 234)

6
— ¿En qué necesitamos
formarnos?
— Ante la falta de catequistas, ¿Cómo afrontáis esta realidad? ¿Qué propuestas
sugerís?

Plazo: 30 de enero de 2020

7
SINODO VALENCIA | ANNEXO | (1) NUEVA EVANGELIZACIÓN E INICIACIÓN CRISTIANA

ANEXO

ANÁLISIS DE SITUACIÓN

Antes de empezar a abordar propuestas es necesario realizar y mantener un análisis de la situación de la catequesis y la
transmisión de la fe en nuestra diócesis. Hacer un examen de la realidad permite posteriormente discernir y establecer las
estrategias pastorales adecuadas para responder a los retos cambiantes que surgen.
Este documento es un resumen, no un relato personal, sino una lectura conjunta de las respuestas que se han obtenido de los
diversos miembros que constituyen la comisión sinodal de nueva evangelización e iniciación cristiana además de personas que
han sido consultadas. Por tanto, ellos son los autores.

1.UN ENTORNO
«VUCA»2

La realidad social a la que se dirige la acción evangelizadora — y la catequesis en su centro— presenta una sociedad donde se
producen cambios y a una velocidad vertiginosa (volatilidad), nos encontramos con problemas y conflictos que hemos de
resolver y son muy complejos. Todo esto en un ambiente de incertidumbre, con situaciones nuevas e imprevistas. No
prevemos los acontecimientos y los cambios y no los analizamos con tiempo para anticiparnos a ellos (incertidumbre). Así, con
la falta de claridad sobre el significado de cualquier hecho, en un cierto relativismo, nos vemos incapaces de detectar posibles
amenazas o de convertir todo en una oportunidad pastoral antes que sea tarde (ambigüedad).

Más que enumerar las amenazas que llegan de tantos movimientos, ideologías o corrientes que tenemos la costumbre de
invocar (escepticismo, secularización, indiferencia, pluralismo, individualismo, radicalismo, analfabetismo religioso,
hiperactivismo…) conviene realizar el esfuerzo de descubrir oportunidades pastorales allí donde solo vemos una lista
infinita de problemas que conduce a una ansiedad generalizada que impide ver claro y nos impide tomar decisiones
libremente (paralización y abandono).

Conocer la sociedad de hoy nos permitirá buscar los criterios y los instrumentos más adecuados para la transmisión de la
fe. Hay muchas personas que buscan sentido a su propia existencia, buscan espacios de silencio y paz, descubren la fe
como respuesta a las preguntas esenciales, quieren trabajar su vida interior, tener un grupo de referencia, conocer y
relacionarse con personas auténticas… Algunos eligen la fe cristiana, otros encuentran lo que buscan en otras ofertas
que han sabido escuchar sus peticiones o necesidades. Respecto a la catequesis de iniciación cristiana, no podemos
pasar por alto que hay muchos niños y adolescentes (y sus padres) que se acercan a la Iglesia con mayor libertad y menos
condicionados por el entorno que en otras épocas. La fe ahora es una opción personal y no una circunstancia cultural y/o
social, la atención a los padres que traen a sus hijos a la catequesis despertando su interés por renovar y vivencia
cristiana, sentirnos estimulados por construir el cristianismo del futuro, más minoritario, pero con posibilidades de ser más
creativo y significativo… No estamos ciegos: observamos que la catequesis parece una asignatura más del currículo
escolar, o una actividad extra-escolar que compite con el baloncesto, el futbol o la música. Gran parte de los padres no se
implican en la catequesis, nos los dejan y van a tomar café, y -con sinceridad- expresan que no creen en Dios y que no
contemos en ellos para la Misa del Domingo. Han abandonado la práctica sacramental desde cuando recibieron la primera
comunión o cuando celebraron el matrimonio (si lo hicieron por la Iglesia).

8
2
VUCA (volatilidad, incertidumbre, complejidad, ambigüedad)

9
2.CONTAGIADOS POR UN ESPÍRITU DE
DERROTA

Reina entre nosotros un estado de ánimo bajo entre los agentes de pastoral y sacerdotes. Hay una cierta sensación, a causa de
muchos factores, de desesperanza, inutilidad y cansancio. La catequesis que venimos ofreciendo los últimos treinta años
conlleva mucho trabajo y se constatan pocos resultados tangibles. No son solo resultado de nuestras acciones pues estamos
inmersos en un contexto nuevo, no conocido y complejo. Impera la crítica y el juicio sobre la valoración de los esfuerzos
pastorales buscando la posibilidad humana de obtener resultados cuando son frutos del Espíritu Santo.

Se ha reducido notablemente el número de participantes en las diversas edades en la catequesis. Aun teniendo en cuenta
el descenso de la natalidad (y su proyección de descenso acelerado de cara al futuro) y la presencia de familias de
otras religiones o indiferentes al hecho religioso. Tampoco han ayudado los escándalos que se han hecho públicos en los
últimos años. Aun así, muchas familias continúan confiando en nosotros a sus hijos para la educación en la fe.

No es difícil constatar que nuestra oferta se concentra mucho en los niños y tiene poca incidencia en los adolescentes,
jóvenes y, sobretodo, en los adultos. A esto añadimos el descenso del número de catequistas. Le pedimos todo al
catequista y le dedicamos poco tiempo y herramientas para su hacer. Q u i e n e s potencialmente podrían serlo no
disponen de tiempo. También hay menos religiosas y religiosos en la catequesis y los que hay también eligen otros
ámbitos de dedicación. La ausencia de catequistas jóvenes que provengan de la pastoral juvenil también es notoria, bien
no han tenido un proceso de iniciación, desconocen la Buena Noticia y disponen de poco tiempo. Muchos jóvenes no están
interesados en actividades de voluntariado; los que sí lo están no tienen una fe consolidada o son demasiado jóvenes. Se
ve un desinterés por la catequesis por parte de los sacerdotes jóvenes, que prefieren inclinarse hacia otros ámbitos de
la pastoral, mientras que muchos sacerdotes con experiencia tienden a abandonar la catequesis al definirla como
inservible. Hablamos mucho del acompañamiento pastoral a catequistas, a padres y a niños, pero ¿sabemos hacerlo?
También de trabajar en equipo entre parroquias o dentro del grupo de catequistas, y constatamos que cada ‘maestrillo a su
librillo’ y cada catequista en su aula y son sus niños.

Ante la falta de catequistas, cargamos a las familias esta misión sin apenas formación. A menudo les culpamos de la
esterilidad de la catequesis: que la semilla que nosotros sembramos ellos no la riegan. Continuamos pensando en un ideal
de familia que se da de forma escasa en nuestros barrios y pueblos. El papa Francisco ha afirmado que no hay «un
estereotipo de la familia ideal, sino un interpelante «collage» formado por tantas realidades diferentes, colmadas de
gozos, dramas y sueños. Las realidades que nos preocupan son desafíos. No caigamos en la trampa de
desgastarnos en lamentos autodefensivos, en lugar de despertar una creatividad misionera». (AL, 57)

En las familias que traen a sus hijos a la parroquia a catequesis hay un deseo que a veces no sabemos captar o apreciar.
Quieren una formación cristiana para sus hijos aun viviendo en un ambiente marcado por la lejanía y la indiferencia, incluso
a veces hostilidad hacia la fe. Familias que no encuentran su lugar en las comunidades cristianas donde poder vivir la fe en
los tiempos actuales, o que ofrecen ‘lo de siempre’ que no responde a sus necesidades o deseos. Nuestra vivencia
comunitaria de la fe a veces es más como consumidores de piedad popular que una comunidad de seguidores viva que
siguen al Señor. La comunidad no se implica en la transmisión de la fe.

Respecto a la metodología es aquello que más críticas y juicios recibe. Escuchamos que los catecismos no son
adecuados, el vocabulario es indescifrable, los contenidos no están actualizados a la era digital que vivimos y no hay
recursos adaptados a los destinatarios actuales (tanto para los catequistas actuales como pata los niños y sus familias).
No contamos con las aportaciones de la pedagogía habitual de los colegios e institutos. Sabemos que aburrimos a los
destinatarios y seguimos ofreciéndoles lo de siempre. Está claro que no solucionamos el problema exclusivamente con
métodos y técnicas, como si éstos fueran milagrosos. Es necesario actualizar los materiales, recursos, pedagogía y las
estructuras-programación.

1
0
A pesar del clima de desánimo, las experiencias de encuentros de catequistas y las charlas de formación y presentación
del Plan de Formación de Catequistas deja ver que el grupo de catequistas es el más numeroso en la diócesis. Que las
catequistas y los sacerdotes buscan caminos nuevos e imaginativos para dar aires nuevos a su trabajo. Se quiere dedicar
tiempo a la formación y las catequistas salen fortalecidas y animan a otros catequistas porque les suena a ‘algo’ nuevo,
motivante y esperanzador, útil para su misión. Su principal queja es la estructura de comunicación diocesana, la sobre-
concentración de actividades y los problemas entre clero.

3.NUEVOS CAMINOS: UNA MIRADA


NUEVA.

Constatamos que la fe ya no pasa de padres a hijos, se ha cortado el proceso tradicional de transmisión entre
generaciones. A veces incluso se impide que pase. A pesar de darnos cuenta de esta realidad, damos por supuesto el
conocimiento de Jesús, del Evangelio y de la Iglesia en el trasfondo de la experiencia de fe. Sabemos que estamos
catequizando a quien todavía no cree. Y pensamos que por el simple conocimiento de Jesús se producirá la fe, casi como
por una consecuencia mecánica, olvidando que la fe es un camino que hay que recorrer y que lleva su tiempo de
maduración y discernimiento. Los catequistas repiten mucho que los niños llegan con un nivel cero de vida cristiana. Que
antes habían rezar el Padre Nuestro o hacer la señal de la cruz y ahora ni eso. Ante este hecho caben dos actitudes
(esta es la palabra clave): podemos verlo como un problema, cabrearnos y culpar a la sociedad o ver este mismo hecho
como una oportunidad de poner en relación a este niño con Dios, que descubra la Buena Noticia y a relacionarse con Él
llamándole ‘padre’… Esto es implantar una estrategia de primer anuncio de la fe. Se echa en falta este primer anuncio o
acción misionera que ayude a tomar conciencia de lo que es y para lo que sirve la catequesis. Al faltar este elemento
esencial de la evangelización, la Iniciación cristiana está incompleta y, por mucho que cambiemos métodos, los resultados
serán los mismos.

Estamos convencidos que hemos de hacer algo, tomar las riendas de la situación y proponer; abandonar la actitud reactiva
de reaccionar a los acontecimientos.

El Directorio General para la Catequesis (DGC) señala que en el proceso evangelizador se suceden dos etapas: la acción
misionera y la acción catequética de iniciación a la que seguirá una tercera más dilatada en el tiempo, la acción pastoral.
Constatamos que las personas que vienen a la catequesis necesitan una verdadera conversión. Por ello la Iglesia propone
una etapa que se dedique a asegurar la conversión. Esta tarea se lleva a cabo en el precatecumenado mediante una
catequesis de tipo kerigmática o pre catequesis donde proponer la Buena Noticia. La renovación catequética se debe
basar sobre esta evangelización misionera previa (cfr. DGC 49 - 62)

Para orientarnos hacia una acción kerigmática en todas las situaciones pastorales que nos encontramos, proponiendo el
primer anuncio de la Buena Noticia, nos damos cuenta que no estamos preparados para esta función. Hemos sido
instruidos para actuar cuando llaman a la puerta de la parroquia y atender en las oficinas parroquiales, favorecido por un
contexto de cristiandad. Tanto catequistas como agentes de pastoral y sacerdotes no estamos formados para esta misión
que es la única que nos ha encomendado Jesús. Convendrá pensar y ofrecer caminos y medios concretos para realizarla.

Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el
lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más
que para la autopreservación. La reforma de estructuras que exige la conversión pastoral sólo puede entenderse en
este sentido: procurar que todas ellas se vuelvan más misioneras, que la pastoral ordinaria en todas sus instancias
sea más expansiva y abierta, que coloque a los agentes pastorales en constante actitud de salida y favorezca así la
respuesta positiva de todos aquellos a quienes Jesús convoca a su amistad. (EG, 27)
Francisco - Evangelii Gaudium

1
1

También podría gustarte