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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN


UNIVERSITARIA, CIENCIA Y TECNOLOGÍA
UNIVERSIDAD TERRITORIAL DELTAICA “FRANCISCO TAMAYO”
PROGRAMA NACIONAL DE FORMACIÓN EN CONSTRUCCION CIVIL
TUCUPITA, ESTADO DELTA AMACURO

HABI
TAT Y
VIVIE
NDA

Profesora: Estudiantes:
Joanna Valderrey. Jhonatan Guacho.
C.I.: V- 26.244.,467

Tucupita, 2023
Desarrollo

Concepto de hábitat y vivienda.

 Hábitat.

En un ecosistema, el hábitat es el lugar donde vive la comunidad. El


concepto de hábitat es utilizado por biólogos y ecólogos con una acepción
mientras que arquitectos y urbanistas lo utilizan desde una visión antrópica.
En el primer caso se refieren al lugar con determinadas condiciones para
que viva un determinado organismo o una población de una especie (siendo
el término biotopo el análogo que corresponde a una comunidad vegetal o
animal). En el segundo caso se trata del espacio construido en el que vive el
ser humano.23 En este caso también se utiliza la expresión hábitat
construido para diferenciarlo del utilizado por la biología.

 Vivienda.

La vivienda es el lugar cerrado y cubierto que se construye para que sea


habitado por personas. Este tipo de edificación ofrece refugio a los seres
humanos y les protege de las condiciones climáticas adversas, además de
proporcionarles intimidad y espacio para guardar sus pertenencias y
desarrollar sus actividades cotidianas.

Casa, departamento, apartamento, residencia, piso, hogar, domicilio y es
tancia son algunos de los términos que se usan como sinónimo de vivienda.
La utilización de cada concepto depende de ciertas características,
generalmente vinculadas al tipo de construcción. De esta forma, las
viviendas colectivas reciben nombres como apartamento o departamento,
mientras que las viviendas individuales se conocen como casa, chalet, etc.
El hábitat sustentable.

Es un ecosistema que es capaz de producir alimentos y refugio para


las personas y otros organismos, sin agotar los recursos, buscando no enviar
residuos al exterior de dicho ecosistema. Así, el hábitat puede continuar en
el futuro sin ingreso de recursos externos. Ese hábitat sustentable puede
evolucionar naturalmente o pueden ser generados por el hombre (como
las biosferas restauradas).

Un hábitat sustentable a ser creado y diseñado por la inteligencia


humana, debería imitar a la naturaleza, para tener éxito. Todo dentro de ella
está conectado a un complejo conjunto de organismos, recursos físicos y
funciones. Organismos de diferentes ecosistemas pueden reunirse para
cumplir con diversos nichos ecológicos.

Políticas de la vivienda y su hábitat en Venezuela.

Los programas de vivienda en Venezuela, al igual que ocurre con el


resto de los países de la región, han transcurrido por distintas
“generaciones”, en los cuales se evidencian prioridades y orientaciones que
perfilan no sólo a las estrategias empleadas sino también a la
institucionalidad estatal diseñada para enfrentar el problema de la vivienda.
A tales efectos, y siguiendo la periodización propuesta por Bolívar et. al.
(2012), se reseñan de manera sucinta, los más relevantes rasgos e hitos
históricos de las principales políticas y programas de vivienda
implementados en Venezuela, desde la creación del Banco Obrero (BO) en
1928 hasta el año 1998.

Hasta la década de 1990, el país carecía de una legislación específica


en materia de vivienda como componente de la seguridad social. Con la Ley
de Política Habitacional (LPH) (RV, 1989), un instrumento de corte
financiero, se formaliza el Ahorro Habitacional Obligatorio y se establece
que 5% de los ingresos fiscales ordinarios deben ser destinados a la
construcción de viviendas. Se ordena la creación del Consejo Nacional de la
Vivienda (CONAVI) como organismo de asesoría y definición de la política
habitacional y del Sistema Nacional de Asistencia Técnica.

En materia de participación ciudadana, la LPH establecía que el


CONAVI deberá estar “…apoyando y facilitando la promoción;
capacitación y consolidación de organizaciones comunitarias de vivienda
(OCV) y organizaciones intermediarias de vivienda (OIV)”. La ley fue
revisada en 1993 (RV, 1993) para adecuarse al proceso de descentralización
mediante la creación de los Comités estadales de Vivienda que permitirían
al CONAVI cumplir algunas de sus funciones a nivel regional en apoyo a
las Gobernaciones (Cilento, 2008).
Más recientemente, las instituciones del Estado han definido a las OCV
como una “figura creada por el neoliberalismo para que los gobiernos no
asumieran su responsabilidad ante el problema de vivienda, y que no sirvió
sino para que un grupo de contratistas se hiciera fraudulentamente con los
recursos de los trabajadores, las familias y del Estado” (MINVIH, 2012:
20).
Financiamiento

Desde el punto de vista financiero, en el marco de una fuerte recesión


económica en 1961, el presidente Rómulo Betancourt (1959-1964) dicta el
Decreto nº 520, que establece el Sistema Nacional de Ahorro y Préstamo
(SNAP), con una organización provisional dependiente del BO, con lo cual
se crea la banca hipotecaria para generar nuevas fuentes de financiamiento
mediante la captación de ahorros y la entrega de préstamos hipotecarios a
largo plazo (Cilento, 2008).

El sistema inicia con un préstamo otorgado por la Agencia de los


Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en
inglés) en el marco de la “Alianza para el Progreso” aprobada por la
Organización de Estados Americanos (OEA) en Punta del Este (Uruguay)
(FEGS, 2006).
Para el año 1963, seis entidades de ahorro y préstamo estaban en operación
en el marco del SNAP, el cual estaría dirigido a financiar la construcción y
adquisición de viviendas para los sectores de ingresos medios de la
población (FEGS, 2006). Y en 1966, se funda el Banco Nacional de Ahorro
y Préstamo (BANAP).
Durante el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez (1974-1979), en el
marco de lo que se conoció como la “Gran Venezuela”, la disponibilidad de
recursos producto del crecimiento de la economía y las captaciones de
ahorros por los entes financieros permitió la expansión sin precedentes de
concesión de créditos para construcción y adquisición de viviendas, con el
consecuente aumento de la demanda.

La capacidad de la industria de la construcción fue limitada para


enfrentar el súbito incremento de la demanda, por lo que los déficits fueron
amortiguados a través del aumento de precios. Los aumentos de precio de
las viviendas construidas por promotores privados oscilaron entre 150% y
246% entre 1973 y 1978 en las siete áreas urbanas más importantes del país.
Este proceso inflacionario llego a tener efectos sobre los costos de las
viviendas construidas por el sector público. Las causas de este problema
obedecen, por un lado, a la especulación, y por el otro, a las características
estructurales del aparato productivo nacional (Fossi, 1995).

Estos resultados contrastan con las medidas gubernamentales


dirigidas al sector financiero y los promotores privados, entre las cuales se
incluían: a) recursos financieros a disposición; b) exoneraciones y
desgravámenes del Impuesto sobre la Renta (ISLR) a viviendas de utilidad
pública; c) tasas preferenciales de interés; d) decretos de modificación a las
escalas de precios de las viviendas (1975-1986); e) entrega de tierras
urbanizadas; y f) “un seguro hipotecario que respaldaba la compra de las
viviendas construidas que no hubiesen sido vendidas en un lapso de dos
años” (Cariola, 2015: 16).

Políticas y programas.

Con el derrocamiento del dictador Pérez Jiménez, se inicia un


proceso de ocupación ilegal de terrenos urbanos que, a través de la
autoproducción, se convirtió en la forma de construcción de viviendas más
importante en aquellas ciudades que ofrecían fuentes de trabajo, pero no
unidades habitacionales para el alojamiento (Cilento, 2008).
Este proceso de producción de asentamientos informales (barrios urbanos)
por quienes estaban excluidos del mercado formal de viviendas en zonas
urbanas, es lo que se denomina “cultura constructiva innovadora”, la cual
inicia con un “rancho” (vivienda precaria) que luego los usuarios van
mejorando y ampliando hasta crear “un hábitat sorprendente, peculiar y de
una vasta magnitud” (Bolívar et. al, 2012: 30-31, 35).

En este contexto, la acción del Estado en materia de vivienda se fue


concentrando, a lo largo del periodo analizado, en dos planos básicos
(Lovera, 2007): a) las viviendas existentes: que requieren dotación de
equipamientos e infraestructura comunales y de servicios públicos de redes
para su mejoramiento; y b) las viviendas nuevas: es decir, la producción de
viviendas de interés social para sustituir las unidades que están expuestas a
riesgos y presentan tanto precariedad en el hábitat como una débil
integración a la estructura urbana.

Los gobiernos de esta etapa sustituyen la política represiva de la


dictadura por una “tolerancia cómplice y algunas mejoras” en las zonas más
visibles de las ciudades (Bolívar et. al, 2012: 35); trayendo como
consecuencia que, desde 1958, los barrios urbanos se conviertan,
paulatinamente, en el principal problema en materia de vivienda, en
especial, por su precariedad y vulnerabilidad6 (Cilento,2008). Se estima que
52% de la población vive en barrios urbanos ubicados en todo el territorio
nacional (Cilento, 2013).
Entre las décadas de 1960 y 1970, el Estado venezolano emprendió acciones
para incidir en la organización de los asentamientos urbanos informales,
tales como, la creación de: a) la Fundación para el Desarrollo de la
Comunidad y Fomento Municipal (FUNDACOMUN)7 (adscrita al MOP)
(1962), la cual apoyaba a las comunidades organizadas y brindaba
asesoramiento a los gobiernos locales (FEGS, 2006); b) el Programa para el
Ordenamiento de las Áreas Ocupadas por Barrios Pobres (1972) para la
creación de Módulos de Servicios Comunales (Giménez et. al, 2008: 9-10),
y c) el Programa de Equipamiento de Barrios (1969) ejecutado por el
Departamento para la Urbanización y Equipamiento de Barrios del BO
(Flores de Gabaldón, 2004) que en 1994 se transformó en la Fundación para
el Equipamiento de Barrios (FUNDABARRIOS).

Con la entrada en vigencia de la LOOU (RV, 1987), se implementan


una serie de programas vinculados al reconocimiento y habilitación de
barrios. En 1992, inicia el Programa de Organización e Incorporación de las
Comunidades a la Consolidación de Barrios (OICCB) que implementó los
Comités de Participación Solidaria (CPS) (Giménez et. al., 2008). Luego, el
Programa Nacional de Equipamiento de Barrios en 1994 y el Programa de
Mejoramiento Urbano en Barrios de Caracas (Promueba) en 1997, que
surge de un acuerdo con el Banco Mundial (BM) (Pérez, 2008). La
responsabilidad de su ejecución recayó sobre FUNDACOMUN y concentró
su accionar en los barrios de La Vega8 (oeste) y Petare Norte (este) (Bolívar
et. al., 2012).
La expresión más ambiciosa y elaborada de esta política fue el Programa de
Habilitación Física de Zonas de Barrios (PHFB), cuyos orígenes se
encuentran en el Plan Sectorial de Incorporación a la Estructura Urbana de
las Zonas de los Barrios del AMC (1993-1994) desarrollado por los
profesores de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de
Venezuela (UCV) Josefina Baldó y Federico Villanueva y, cuya primera
experiencia fue asumida por la Alcaldía del Municipio Libertador (Caracas)
y denominada Consorcio Catuche, para luego ser ampliado al ámbito
nacional en 1999 (Cilento, 2008).

El análisis del lapso comprendido entre 1974 y 1998, muestra dos


claras tendencias respecto al abordaje del problema de la vivienda: por un
lado, se encuentra “la privatización de la producción” y, por el otro, “la
localización periférica de viviendas de interés social” (Cariola, 2015: 14).
La primera se expresa “mediante la retracción del Estado en la
responsabilidad social de dar acceso a la vivienda a los grupos vulnerables”
y la apertura de “espacios de inversión al sector privado en la construcción
de viviendas de interés social hacia sectores de mayores recursos y con la
consiguiente exclusión de los sectores populares” (Cariola, 2015: 14).
Mientras que la segunda, era la consecuencia lógica de la inexistencia de
medidas para limitar los mecanismos especulativos de la renta del suelo
urbano, que obligaban al Estado a comprar terrenos baratos en las zonas
periféricas (Cariola, 2015: 14), lo que fue generando “una segregación y
división social del espacio que acrecentó las distancias sociales” (Cariola,
2015: 18). Los resultados de la implementación de este tipo de programas
fueron los siguientes (Cariola, 2015: 17-18):
“Dominio del mercado sobre el Estado en la política de
vivienda”: dirigiéndose la oferta de viviendas a la población con acceso a
mecanismos de ahorro y crédito, y dejando excluidos a los sectores
populares no bancarizados.
“Fortalecimiento de un sistema financiero privado con fondos
públicos”: una parte importante de la cartera de créditos habitacionales de la
banca privada provenía de los aportes de los trabajadores y del Estado.
“Degradación del tipo de vivienda a fin de disminuir los costos”: las
empresas constructoras reducen el tamaño de las viviendas, emplean
materiales e insumos de baja calidad y utilizan terrenos sin acceso a
servicios.
“Se elevó el promedio anual de viviendas construidas por el sector
público”: especialmente en el periodo 1989-1998, a expensas de un
significativo retroceso en su calidad9.
“Crecimiento de los barrios urbanos”: en donde la población de bajos
ingresos continuó con la autoproducción de viviendas precarias, sin
reconocimiento ni apoyo institucional por parte del Estado y sus
instituciones.

La revisión del marco legal e institucional, el financiamiento y las


políticas y programas de vivienda, implementados entre 1928 y 1998,
muestra cómo se han ido diversificando las estrategias implementadas. Así
pues, la erradicación de barrios urbanos y las viviendas completas fueron
políticas de la década de dictadura militar, mientras que la política de
viviendas promovidas desde el Estado mediante mecanismos de crédito
hipotecario ha estado presente desde mediados de la década de 1970.

LOS PROGRAMAS DE VIVIENDA EN VENEZUELA: 1999-2010

Los programas de vivienda del gobierno de Hugo Chávez pueden


dividirse para su comprensión en tres grandes periodos. El primero ubicado
entre 1999- 2004, corresponde a una fase inicial de ajustes y
experimentación en el que destaca el diseño de una política integral para
abordar el problema habitacional. El segundo comprende el lapso entre
2004 y 2010 y abarca la creación y desarrollo de las Misiones Hábitat,
Villanueva. Barrio Nuevo, Barrio Tricolor. Y finalmente, desde 2011, con
la denominada Gran Misión Vivienda Venezuela, que por su complejidad
no podrá ser abordada en este ensayo.
Los tres periodos se caracterizan por ser de cambios complejos y no
homogéneos, así como por la constante interrupción de la gestión y de la
puesta en marcha de variadas reformas legales e institucionales (Bolívar et.
al., 2012).
S UB - PERIODO 1999-2004
El hecho más relevante de este periodo fue la incorporación explicita del
derecho a la vivienda en la Constitución de 1999 (RBV, 1999) que en su
artículo 82, establece que:
Toda persona tiene derecho a una vivienda adecuada, segura, cómoda,
higiénica, con servicios básicos esenciales que incluyan un hábitat que
humanice las relaciones familiares, vecinales y comunitarias. La
satisfacción progresiva de este derecho es obligación compartida entre los
ciudadanos y ciudadanas y el Estado en todos sus ámbitos.
No obstante, los primeros años del gobierno de Hugo Chávez constituyen
un intento por definir una política integral en materia de vivienda y hábitat.
La existencia de un organismo rector con apoyo político (CONAVI)
(Lovera, 2013a:
5) permitió impulsar importantes transformaciones en el marco legal e
institucional; sin embargo, las tensiones entre dos visiones sobre la política
de vivienda se fueron acrecentando hasta entrar en conflicto (Lovera,
2013a: 5). En ese sentido, este sub-periodo será dividido en tres temas de
especial interés: el marco legal e institucional, las políticas y programas y la
experiencia de los Comités de Tierras Urbanas (CTU), que por su
particularidad serán abordados de manera independiente.

Marco legal e institucional

Los primeros pasos hacia la reingeniería del sector vivienda se dan


con la promulgación del Decreto con Rango y Fuerza de Ley de Reforma
del Decreto con Rango y Fuerza de Ley que regula el Subsistema de
Vivienda y Política Habitacional (en adelante, Ley del Subsistema de
Vivienda y Política Habitacional) (RV, 1999) que crea el Sistema Nacional
de Vivienda y Hábitat. En junio de 2000, se publican las Normas de
Operación del Decreto con Rango y Fuerza de Ley que regula el Subsistema
de Vivienda y Política Habitacional, con la intención de establecer las
pautas para el funcionamiento de los programas habitacionales como el
subsidio directo a la demanda, el Fondo de Aportes del Sector Público
(FASP), entre otros (CMC, 2011: 4).
Con la promulgación de esta Ley y sus respectivas Normas de Operación, se
estableció una política integral que atendía tanto la vivienda existente como
la vivienda nueva, convirtiéndose en lo más cercano que se tuvo a un “Plan
Nacional de Vivienda”, en sentido estricto10 (Lovera, 2011: 13).
Inicialmente contó con seis programas (previstos en la ley), que luego se
fueron ampliando, a siete con una nueva reforma de la Ley (2000) y a ocho
mediante un Resolución de CONAVI. Los objetivos generales de dichos
programas se reseñan en el cuadro N° 1.

Cuadro N°1
Venezuela Programas de vivienda y hábitat 1999-2004

Programa Objetivos

Coordinar el proceso para la construcción, remodelación o adquisición


Atención a los pobladores de de "viviendas colectivas", destinadas a la prevención, protección y
I
la calle abrigo de niños, niñas y adolescentes y adultos en situación de
indigencia.
Lograr la mejor estructuración urbana de las grandes zonas de barrios
con el resto de la ciudad, mediante la construcción, reconstrucción
Habilitación física de las zonas
II ampliación, remodelación, mejora, dotación de equipos fijos y
de barrios
mantenimiento de obras de prevención de riesgos, infraestructura y
equipamientos colectivos.
Mejorar y/o, ampliar, las viviendas asentadas en los barrios y
Mejoramiento y ampliación de
urbanizaciones populares (urbanas y rurales), con la participación
III casas en barrios y
activa de la comunidad organizada, a fin de integrarla a la estructura
urbanizaciones populares
urbana de la ciudad.
Procurar la rehabilitación integral sostenible y sustentable de las
Rehabilitación de
IV urbanizaciones populares que presenten un alto grado de deterioro
urbanizaciones populares
físico, ya sea por longevidad de la obra o por vicios constructivos.
Prever, proyectar, orientar y asistir a los entes ejecutores y
Nuevas urbanizaciones y
comunidades en el diseño y ejecución de proyectos de
V viviendas de desarrollo
nuevas urbanizaciones y viviendas de desarrollo
progresivo
progresivo, dirigidos a la población urbana y/o rural.
Facilitar el proceso de construcción y adquisición de
Urbanizaciones y viviendas viviendas para satisfacer las necesidades de familias con
VI
regulares ingresos hasta 150 Unidades Tributarias, con capacidad
para asumir un préstamo hipotecario.
Reconocer el pleno derecho constitucional que valora a los
indígenas como ciudadanos con características culturales,
VII Vivienda y hábitat indígena
viviendas y hábitat específicos y respetando su dignidad
humana.
Brindar atención habitacional a familias damnificadas o en
Atención habitacional para
situación de riesgo inminente, suministrándole un hábitat
VIII familias damnificadas o en
que humanice sus condiciones de vida en coordinación con
situación de riesgo inminente
los órganos y entes competentes del Estado.
Política de vivienda en Venezuela (1999-2007). Balance de una gestión en la
habilitación física de barrios.

En la Política de Vivienda, enunciada al inicio de la gestión del actual


Gobierno venezolano, destaca el Programa de Habilitación Física de las Zonas de
Barrios. Se trata de un conjunto de actuaciones orientadas a la proyección y
construcción de obras de infraestructuras y equipamientos necesarios para integrar a
los asentamientos informales con el resto de la ciudad. A pesar de la elaboración de
Planes y Proyectos en distintas urbes venezolanas, la situación cambia bien poco. Los
problemas se multiplican; la deuda social con las comunidades crece; la situación de
riesgo de la población, que habita estas zonas, se torna dramática. En este artículo se
presenta una evaluación de la Política, en cuanto a planteamientos y resultados en la
minimización de la problemática de los barrios, basada en la revisión de fuentes
impresas acerca de las realizaciones en materia habitacional, entre 1999 y 2007 y
reseñas sobre la situación actual.

Demandas reales de vivienda de la región.

Prensa Minhvi (30-07-2020). “Para mi tener una casa era mi gran


sueño, y hoy gracias a la Revolución Bolivariana, al Comandante Eterno
Hugo Chávez y al presidente Nicolás Maduro, se ha concretado mi mayor
ilusión; un hogar digno para mi familia. Necesitábamos esta casa, porque
vivíamos alquilado”, así comentó Karina Navarro, visiblemente
emocionada, al recibir las llaves de su vivienda.

Y es que el compromiso del Gobierno Bolivariano, no se detiene ante


la pandemia por el coronavirus, ni los ataques del imperialismo, es por ello
que este jueves, la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV), adjudicó 28
viviendas a las familias del municipio Tucupita, en el estado Delta
Amacuro.
Cumpliendo con el legado del Comandante Hugo Chávez de garantizar el
vivir viviendo al pueblo venezolano, desde el urbanismo “Villa Caribe 1”,
ubicado en la parroquia Argimiro García de Espinoza, el ministro para el
Hábitat y Vivienda Ildemaro Villarroel junto a la gobernadora Lizeta
Hernández, materializaron los sueños de estas familias.

Al respecto, Villarroel aseguró que los jueves se han convertido en


una representación de resistencia victoriosa, en la que la GMVV continúa
avanzando en la entrega de viviendas, haciéndole frente a las adversidades,
como lo es la pandemia y el bloqueo económico.
Asimismo, informó que la GMVV ha culminado la vivienda número
3.116.687. Asimismo, la Gran Misión Barrio Nuevo, Barrio Tricolor ha
rehabilitado 1.498.355 hogares y el Instituto Nacional de Tierras Urbanas
(INTU), contabiliza 1.087.869 títulos de propiedad entregados.

El Ministro detalló que, con la adjudicación de viviendas, se han


beneficiado a médicos, personal obrero, educadores y funcionarios del
Consejo Nacional Electoral (CNE). “Hemos establecido con la nueva
presidenta del CNE; magistrada Indira Alfonso, convenios para seguir
haciendo viviendas para todo el ejército de funcionario públicos”, enfatizó.
Por su parte, la gobernadora Lizeta Hernández, agradeció el apoyo del
presidente Nicolás Maduro, para seguir dando respuesta al pueblo, y
cumplir con la política habitacional en esa entidad.

Añadió que desde el 2011 hasta la actualidad, la GMVV ha


entregado, 38.405 viviendas. Precisó, que están en ejecución 1.992 casas, de
la cuales este año 2020, se han adjudicado 423 inmuebles y tienen como
meta construir 4.037 nuevos hogares.

“Toda la fuerza del río Orinoco que abraza el Delta Amacuro agradece al
presidente Nicolás Maduro, porque en tiempo de Coronavirus y del bloqueo
económico, está la firmeza del Gobierno Bolivariano, dándole felicidad a
las familias deltanas”, afirmó.

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