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El Eneagrama es un camino dentro de muchos Caminos.

Lo importante no es solamente la meta, el llegar rápido al encuentro con el Ser, con el Yo,
con nuestra verdadera Esencia, con nuestro auténtico Self…
Lo importante - lo que nutre, lo que transforma- es el peregrinaje, la experiencia de lo
transitado en ese Camino.
Porque lo rápido no es lo mejor.
Porque lo rápido no deja ver lo importante y lo correcto.
Porque lo lento es el mejor método para transitar el Camino.
A mayor lentitud, mayor conocimiento. A mayor conocimiento mayor discriminación de lo
bueno y lo malo; de lo sano y de lo insalubre.
Cuanto más lento sea mi recorrido más posibilidades de ver la belleza del paisaje.
El Eneagrama siempre fue (y lo sigue siendo) mi ÍtaKa. Aquella tierra de Ulises y Penélope.
El Eneagrama siempre fue (y lo sigue siendo) mi voluntaria opción de viaje.
Como alguna vez, allá por 1911, Konstantino Kavafis, escribía magistralmente:

“Cuando emprendas tu viaje a Ítaca


pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
Pide que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas de verano
en que llegues con placer y alegría
a puertos nunca vistos.

Mantén siempre a Ítaca en tu mente.


Llegar allí es tu destino.
Pero no apresures nunca el viaje.
Es mejor que dure muchos años
y que, viejo al fin, arribes a la isla,
rico por todas las ganancias de tu viaje,
sin esperar que Ítaca te vaya a ofrecer riquezas.

Ítaca te brindó un hermoso viaje.


Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero ya no tiene más nada que ofrecerte.
Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ahora qué significan las Itacas”.

 
Este prólogo llega tarde, aunque no demasiado tarde; ¿qué más da, a fin de
cuentas, cinco años que seis? Un libro y un problema como éstos no tienen
prisa; además, tanto mi libro como yo somos amigos de la lentitud. No en
vano he sido filólogo, y tal vez lo siga siendo. La palabra «filólogo» designa a
quien domina tanto el arte de leer con lentitud que acaba escribiendo
también con lentitud. No escribir más que lo que pueda desesperar a quienes
se apresuran, es algo a lo que no sólo me he acostumbrado, sino que me
gusta, por un placer quizá no exento de malicia. La filología es un arte
respetable, que exige a quienes la admiran que se mantengan al margen, que
se tomen tiempo, que se vuelvan silenciosos y pausados; un arte de
orfebrería, una pericia propia de un orfebre de la palabra, un arte que exige
un trabajo sutil y delicado, en el que no se consigue nada si no se actúa con
lentitud.

Wittgenstein decía algo bellísimo. Decía este gran filósofo matemático:


"Yo no estoy orgulloso de las cosas que he aprendido, de los libros que he
escrito.
Estoy orgulloso del esfuerzo que he hecho para aprender. Porque es este
esfuerzo
el que hoy me da el derecho a la palabra".

Es la carta que escribe Albert Camus, Premio Nobel, a su maestro en Alger,


Louis Germain.

Querido señor Germain:

He esperado a que se apagase un poco el ruido que me ha


rodeado todos estos días antes de hablarle de todo corazón.
He recibido un honor demasiado grande, que no he buscado
ni pedido. Pero cuando supe la noticia, pensé primero en mi
madre y después en usted. Sin usted, la mano afectuosa que
tendió al pobre niñito que era yo, sin su enseñanza y ejemplo,
no hubiese sucedido nada de esto. No es que dé demasiada
importancia a un honor de este tipo. Pero ofrece por lo
menos la oportunidad de decirle lo que usted ha sido y sigue
siendo para mí, y le puedo asegurar que sus esfuerzos, su
trabajo y el corazón generoso que usted puso continúan
siempre vivos en uno de sus pequeños discípulos, que, a pesar
de los años, no ha dejado de ser su alumno agradecido.

Le mando un abrazo de todo corazón.

Albert Camus

Albert Einstein dice: "Si preguntas a un niño de secundaria


que escoja el bachillerato y la universidad", como se hace hoy, "en función de
un trabajo, tú eres un criminal".

Amartya Sen
Que si nosotros damos vida a los dos pilares de la dignidad humana,
que son el derecho a la vida, y por tanto, los hospitales, la sanidad en
general, y por otra parte el derecho al conocimiento, que es la educación, no
solo creamos una sociedad más sana,
sino que al mismo tiempo creamos una sociedad que puede tener un
desarrollo económico extraordinario.

Puedo leeros una sola octava del 'Orlando Furioso'?


Si no os gusta, cambiamos de tema". Bien, ¿qué hice? Elegí una octava que
ahora os leeré,
para mostraros que los clásicos nos hablan de la vida, una octava en la que,
en un cierto punto, Rinaldo,
que es uno de los personajes clave del 'Orlando Furioso', cumple una misión
en Escocia.
Llega a Escocia, y se entera de que a Ginebra, la hija del rey, la princesa,
hay que darle muerte. Entonces, Rinaldo, preocupado, dice: "¿Por qué a
Ginebra hay que darle muerte?"
"Sencillo", le responden, "porque Ginebra está acusada de infidelidad, y la ley
de Escocia dice
que a quien es infiel hay que darle muerte". Entonces Rinaldo dice:
"Pero si un hombre es infiel, ¿qué sucede?" "Nada. La ley concierne solo a las
mujeres.
La infidelidad femenina es castigada con la muerte. La infidelidad masculina
no es castigada".
Entonces Rinaldo, preso de la ira, dice: "Yo iré a defender a Ginebra,
porque esta ley me parece una ley inicua, una ley injusta".
Vamos a leer la octava de Rinaldo.
Permitidme que la lea primero en italiano, porque, por desgracia, la
traducción no da el ritmo de la octava.
La octava, como sabéis, es una estrofa con seis rimas alternas y las dos
últimas rimas pareadas.
Tiene una música, tiene su ritmo. Os leo primero la octava en italiano y luego
la traducción española.
"S'un medesimo ardor, s'un desir pare inchina e sforza l'uno e l'altro sesso
a quel soave fin d'amor, che pare all'ignorante vulgo un grave eccesso.
Perché si de' punir donna o biasmare che con uno o più d'uno abbia
commesso
quel che l'uom fa con quante n'ha appetito e lodato ne va, non che
impunito?"
Traducción española. "Si un mismo ardor, si un semejante anhelo,
al uno y otro sexo incita y mueve, hacia aquel dulce fin
que el necio vulgo considera un gran yerro, ¿por qué causa tiene castigo la
mujer
que ha amado a uno o a varios, cuando el hombre yace
con cuantas se le antoja a su apetito y merece alabanza y no castigo?"
Al terminar de leer esta octava, vi que los rostros de todas las mujeres se
iluminaban.
Son versos escritos en 1516. Rinaldo está tocando un prejuicio
que en nuestra sociedad, 2019, es todavía fortísimo. ¿Por qué?
Porque el hombre que tiene muchas mujeres es el mito positivo del Don
Juan. La mujer que tiene muchos hombres es el mito negativo de la meretriz,
de la prostituta, de la mujer de mala vida. Entonces, ¿por qué la sociedad
sigue, tras cinco siglos,
tratando de manera desigual a las mujeres y a los hombres? He aquí cómo la
literatura es un instrumento de reflexión.
un texto en prosa, muy bello, que es una narración larga de Antoine de Saint-
Exupéry, el autor de 'El principito',
titulado 'Ciudadela'.

"No confundas el amor con el delirio de la posesión, que causa los peores
sufrimientos. Porque, al contrario de lo que suele pensarse, el amor no hace
sufrir. Lo que hace sufrir es el instinto de la propiedad, que es lo contrario del
amor".

Si leéis las declaraciones en el tribunal de aquellos que matan a su exmujer,


dicen: "Yo la amaba muchísimo, no podía vivir sin ella". Erróneo.
Él no amaba a aquella mujer, porque no la habría matado, si la hubiese
amado.
Él creía que la poseía, que era propietario de su cuerpo, propietario de sus
pensamientos, propietario de su vida.

"No es el pensamiento de Julio lo importante. No, yo estoy aquí con el


uniforme del cartero". Es una metáfora bellísima, utilizada por un gran poeta
ruso, Pushkin.
Yo soy el cartero que trae el mensaje, que trae la carta.

cita de Lessing,
cuando yo digo "poseo la verdad", tú matas la verdad.
La verdad se busca, no se posee. Escuchad qué bello. Justo como los
caballeros errantes la buscaban sin fin.
"La valía del ser humano no reside en la verdad que uno posee o cree poseer,
sino en el sincero esfuerzo que realiza para alcanzarla.
Porque las fuerzas que incrementan su perfección solo se amplían mediante
la búsqueda de la verdad,
no mediante su posesión. La posesión aquieta, vuelve perezoso y soberbio".

El 1% de la población mundial posee el 82% de toda la riqueza.


¿Qué dice Montesquieu? "Si supiera de alguna cosa
que me fuese útil y que resultara perjudicial para mi familia,
la expulsaría de mi mente. Si supiera de alguna cosa útil para mi familia,
pero que no lo fuese para mi patria, trataría de olvidarla.
Si supiera de alguna cosa útil para mi patria, pero perjudicial para Europa,
y para el género humano, la consideraría un crimen".

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