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ROSTRO 2

Por David Mahom

Mi modo de obrar: Busco ayudar

Mi afirmación: "Me importa"

Mi centro: El corazón

Mi pasión: La soberbia

Mi compulsión: Ayudar a otros

Mi temor: No tener un papel

Lo que evito: Mi necesidad

Mi método: La empatía

Mi necesidad: Descubrir el propio valor

Mi virtud: La humildad

El don de su personalidad impulsa a los DOS a ser alegres, amistosos y serviciales. Disfrutan dando su tiempo y
energía, y pueden lograr que la gente esté bien consigo misma. Les gusta adoptar papeles como sostén y son
confiables, generosos y compasivos. Las personas y las relaciones son importantes para ellos y, en su mejor
momento, son gentiles, confiables y cariñosos. De niños lo más probable es que los DOS tendieran a ayudar en la
casa. Ellos comparten con generosidad. Pueden ver inmediatamente lo que se necesita hacer y se ofrecen para ello.
Cuando son recompensados o alabados por abordar estas tareas, se sienten satisfechos y permanecen en la
búsqueda de más tareas para realizar.

Llegan a conocer las necesidades de otras personas y comienzan a satisfacerlas. Pero necesitan que los necesiten. Su
recompensa es la aprobación y la atención. Las personas por lo tanto se dan cuenta de lo escrupulosos que son y
están dispuestos a cargarlos con tareas y obligaciones innumerables. Los DOS automáticamente comienzan a poner
a los demás antes que a sí mismos. Intentan agradar con una retribución y lo logran.

Los DOS perciben las necesidades y sentimientos de los otros y pueden responder y experimentar empatía. Pueden
manifestar sus emociones con facilidad. Son personas delicadas y productivas que disfrutan buscando y llegando a
otros. Pero la empatía y los sentimientos a menudo se refieren sólo a los demás y no a sí mismos. Si bien son
generosos de muchas maneras con los demás, y están dispuestos a realizar sacrificios por los otros, tienden a
descuidar sus propios sentimientos y negar sus necesidades personales.

Toda su identidad puede comenzar a depender de la ayuda y asistencia que pueden ofrecer a los demás. Si otras
personas, y generalmente se trata de sus más allegados, no les proporcionan necesidades para satisfacer, ellos
pueden comenzar a sentirse sin propósitos y abandonados. Pueden sentirse profundamente heridos cuando los
amigos, familiares y conocidos no llegan a apreciarlos.

Es posible que los DOS estén buscando atraer la atención hacia ellos, cuando se dedican a satisfacer las necesidades
reales o imaginarias de los demás. Pueden volverse hábiles y manipuladores al hacer esto. Como no logran
reconocer sus propias necesidades, raras veces piden favores directamente. Debido a que pueden notar las
necesidades de los que los rodean, esperan que los demás sean capaces de distinguir las suyas. No soportan el
rechazo y se ven a sí mismos como víctimas o incluso mártires de la causa.

Aunque son cálidos y atentos, a menudo les resulta difícil la intimidad. La mayor parte de su encanto busca obtener
admiración y aprobación, más que una profunda amistad. Los DOS tienen el anhelo de ser amados y pueden llegar a
ser víctimas de infatuación. Si su compulsión toma control, ellos tienden a ser exhibicionistas y excesivamente
dramáticos.

Están tan dedicados a satisfacer los requerimientos de los demás que, a medida que estas tareas y compromisos se
acumulan, existe el peligro real de que pierdan contacto con sus propias necesidades personales. El proveedor
puede terminar agotado y con poco o nada para dar.

Los DOS se inclinarán a responder "sí" a la mayoría de las siguientes afirmaciones:

• Me gusta rescatar a las personas cuando veo que están en problemas o en situaciones difíciles.

• La gente a menudo acude a mí buscando consuelo y consejo.

• La consideración más importante siempre es el amor.

• A veces me siento víctima de los otros, como si sólo me usaran.

• Las personas de mi vida son vitales para mí. Me resulta difícil dejarlas ir.

• Me siento impulsado a ayudar a otras personas, ya sea que me agrade o no.

• En ocasiones ayudo a los demás y luego me enfado conmigo mismo por haberlo hecho.

• Preferiría mucho más dar que recibir.

• Disfruto halagando a las otras personas.

• Amo a otros para que ellos a su vez me amen.

Desafíos para el Dador

Debido a que los DOS perciben tan fácilmente las necesidades de los demás, es más fácil para ellos relacionarse con
sus necesidades personales cuando están solos. Para ellos es un desafío permanente, crear esta soledad
desapegada. En este estado de aislamiento pueden aprender a pensar.

Los DOS deben relajarse lo suficiente como para saber que no necesitan continuar cumpliendo los requerimientos de
otras personas. Están atrapados por la convicción de que no hay forma de que puedan recibir sin dar. Dan vueltas
continuamente buscando amor. Halagan y necesitan ser halagados. Los-DOS experimentan placer al ser necesitados.
Invierten un esfuerzo considerable para recibir aprobación. Quieren sentirse importantes en la vida de otras
personas. Ellos pueden llegar a creer que su propia supervivencia depende de ello.

El aspecto negativo de esto, es que pueden manipular a otros y hacerlos dependientes, precisamente a través de un
cuidado obsesivo. Su generosidad por lo tanto incluye un interés propio oculto y tienen el desafío de tomar
consciencia de esto.

Ellos quieren que la gente dependa de ellos, pero intentan con todas sus fuerzas, ser independientes de los demás.
Reconocen fácilmente e incluso van en busca de las necesidades de los demás pero pueden fracasar completa-
mente en reconocer las suyas. Sienten vergüenza cuando revelan su necesidad. El orgullo es el combustible de esta
renuencia.
La ceguera capital del DOS es la soberbia. Esconden el hecho de que tienen necesidades personales básicas. Tienen
que detectar que el dar es parte de lo que obtienen. Esto requiere de mucha humildad, la cual, si es alcanzada, abre
camino al ejercicio de su virtud real: dar incondicionalmente.

Necesitan desesperadamente permiso para mirar de frente a sus necesidades personales. Reprimen estas
necesidades e incluso las proyectan en otros. Ellos temen lo que podría suceder si su inmensa necesidad de amor y
cariño se revelara. Quieren ser amados pero les resulta difícil encontrar su propio centro verdadero.

También en las relaciones, se dedican a complacer a los otros. Saben cómo presentarse a sí mismos para agradar y
ser aceptados, pero debido a su habilidad para cambiar su personalidad a voluntad, pueden volverse inseguros con
respecto a cuál es su verdadera personalidad. Esto puede producir profundos sentimientos de incertidumbre. Ellos
se preguntarán: ¿cuál es mi verdadero yo? Los DOS se rendirán sólo cuando estén convencidos de que la otra
persona los aceptará. Puede que al comienzo apunten a halagar y luego desarrollen el sentimiento de que han sido
controlados.

Muchos DOS tienen dificultades para decir que no. Debido a su excesiva generosidad, pueden estar sujetos a la
compulsión de ser utilizados. Por otra parte si se les retira la aprobación o sus esfuerzos no son reconocidos, los DOS
pueden sentirse desvalorizados. Ellos se inclinan a esperar gratitud de todo el mundo, incluso de Dios.

Como son capaces de postergar sus propias necesidades con el objetivo de agradar a otros, pueden volverse fácilmente
indispensables. La relación con el poder y las gentes poderosas les garantiza supervivencia personal. Ellos también
pueden dedicarse a aliarse con personas que son inalcanzables. Los DOS fácilmente pueden compatibilizar con
alguien que sea dependiente. En algunas culturas las mujeres están condicionadas a ser DOS.

El desafío que enfrenta el DOS es permitirse ser amado tal como es. Debe aprender a no depender de la estima de los
demás. Debe dejar de ganarse el amor para poder experimentar el amor incondicional. Debe llegar a experimentar de
primera mano que es Dios el que hace el primer movimiento.

Anzuelos del DOS

 Soberbia para ir al rescate del otro, pero negación de reconocer las propias necesidades.

 Evitar el rechazo y ganar aprobación.

 Sentirse controlado por las necesidades de otras personas.

Camino de integración para El Dador

Así como el pecado fundamental del DOS es la soberbia, el factor de redención es la humildad. Esto lleva al DOS al
reconocimiento de que su generosidad sin límites no puede estar desconectada de sus propias necesidades. Cuando re-
conocen y aceptan que su generosidad es el otro aspecto de su posesión, que el dar implica lazos de manipulación, el
despertar puede conducir a un cambio dinámico.

Los DOS, en su estado no redimido, creen que son las personas más generosas y adorables del mundo. Pero la
realidad incluye los lazos de manipulación. Cuando éstos son reconocidos, puede comenzar a producirse una verda-
dera transformación y liberación y, por lo tanto, una verdadera compasión. Los DOS deben aprender a decir enfá-
ticamente "no". Necesitan ejercitarse para expresar sus deseos con precisión. Necesitan rozar la objetividad. Los
DOS encuentran la acción más fácil que la contemplación, pero el equilibrio entre acción y contemplación los redime del
lado compulsivo de su don. Deben custodiar permanentemente sus motivos y liberarse de sus compulsiones, que
toman la forma de un complejo mesiánico o una adicción a la relación. Deben llegar a comprender que su generosidad ha
sido una inversión. Cuando un DOS derrama lágrimas de autoconocimiento, la redención está cerca. Necesitan
experimentar un amor incondicional.
A los DOS los ayuda a avanzar hacia la integración si pueden reconocer a Dios como la fuente de toda compasión.
Necesitan reconocer a Dios como el verdadero Amador del mundo y de ellos mismos. Nuestro amor débil sólo puede ser
transformador cuando bebe de las fuentes de ese amor eterno.

La humildad se basa en una genuina autovaloración que incluye el reconocimiento de estrategias de engaño y
egoísmo. En este momento su autonomía ya no es un acto de desafío, sino que es reemplazada por la conciencia de que
han encontrado su identidad en su verdadero ser y, por lo tanto, en Dios.

Inicialmente estaban orgullosos de sí mismos y del valor del servicio que prestaban a los otros. De creer que podían
salvar al mundo pasan ahora a tomar conciencia de sus propias limitaciones y necesidades personales. Ya no rescatan
a las personas en contra de su voluntad y comienzan a ver que no existe manera de ganar el amor de Dios, que incluso el
servicio incansable no puede proporcionarles este amor. Siempre es un don gratuito. La compasión de los DOS debe
provenir siempre de esta toma de conciencia. Sólo esta gracia, el amor de Dios, los hace dignos de ser amados y les da
significado y valor.

Están llamados a creer en la gracia de Dios para que lleguen a confiar en su propia capacidad de servir. Cuando aceptan el
amor incondicional de Dios pueden dejar de buscar aprobación.

Los DOS necesitan tomar los aspectos positivos de las energías familiares a la personalidad CUATRO. -Esto los
ayudará a:

 Establecer contacto real con sus propios sentimientos y progresar en el reconocimiento de las
necesidades personales.

 Llegar a apreciar que son dignos de ser amados por propio derecho, independientemente de los
servicios que presten.

 Aprender que el amor es una posesión, no puede ser comprado.

 Llegar a a ver su propio valor y aceptar que no tienen que ganar aprobación al ser serviciales o vulnerables.

 Comenzar a ayudar a los otros sin motivos ulteriores. Ya no esperarán favores o manifestaciones de gratitud.

El Dador: Símbolos e invitación

Los símbolos pretenden ser una descripción alegre de las principales energías relacionadas con los tipos de per-
sonalidades del Eneagrama. Aquí destacamos los símbolos apropiados para la personalidad DOS:

Animal: gato, burro, cachorro.

Los gatos disfrutan de las comodidades, y les agrada ser acariciados pero, sin embargo, prefieren deambular so-
litariamente, y tener su propio espacio y libertad.

El burro comparte esta ambivalencia. Es un servidor fiel, una bestia de carga, y sin embargo cuando se le exige
demasiado, puede cambiar y ofrecer una terca resistencia.

Al encaminarse en la dirección de la integración, los DOS pueden ser representados por el perro de orejas largas, tal vez
el setter irlandés. Éste es un perro amistoso, generoso y comprensivo con sus amigos. Raras veces es abiertamente
agresivo. Los setter son cálidos en su color y emocionalmente, todo corazón.

País: el país de los DOS es Italia. Recuerden, no estamos indagando en profundas verdades, con esto estamos
simplemente rozando el terreno de la caricatura. La poderosa figura de la mamma italiana que manipula a su familia nos
ofrece una imagen aplicable. El retrato italiano también indica una excesiva demostración de interés y servicio. Hay
atención y solicitud pero son llevadas demasiado lejos.

Color: el rojo es el color simbólico del Dos. Es el color del corazón cálido del amor y la intensidad. Los DOS redimidos
son capaces de brindar un cálido corazón sin lazos de manipulación. A medida que avanzan hacia la integración, se
vuelven capaces de abrirse a cualquier amor que los demás elijan ofrecerles y de responder a él con gratitud, como
un don.

Creencias

 Las necesidades de los demás son mucho más importantes que las mías.

 Ellos deben ser felices para que yo sea amado.

Inquietudes

 ¿Agradaré a los demás?

 ¿Me aman verdaderamente?

Mensaje de la infancia: Los DOS llegan a la conclusión de que son amados porque complacen a los demás. Puede ser
que hayan tenido que hacerse cargo de sus padres emocionalmente. El sentido de los jóvenes DOS puede haberse
desarrollado a partir de la forma en que percibían las reacciones o por su abrumadora convicción de que per-
sonalmente se les pedía mucho. Llegaron a la conclusión de que podían obtener lo que querían principalmente vol-
viéndose indispensables.

Invitación: hacia la verdadera libertad

Esta libertad para la personalidad DOS pone fin a los juegos de manipulación y el falso amor. Una señal de que
están logrando esta gracia aparece cuando responden con gratitud. Los DOS liberados comienzan a dejar a los de-
más en libertad; pasan de la soberbia a la humildad.

A medida de que toman conciencia de sus propias limitaciones y necesidades, llegan a comprender que no necesitan
salvar a todo el mundo, que el amor no puede ganarse, ni el de Dios ni el de nadie, todo amor verdadero es in-
condicional. Ellos comienzan a aceptarse a sí mismos como valiosos, independientemente de lo solidarios que
puedan ser con los otros. Entonces, reconocen su necesidad de ser amados por propio derecho y abandonan su ex-
cesiva determinación de ayudar a toda costa.

Para avanzar hacia esta libertad, los DOS a menudo necesitan hallar un lugar de silencio y objetividad donde
puedan comenzar a amigarse con ellos mismos, considerar los hechos acerca de su propio compromiso, observar
sus motivos y tomar más distancia. Deben aprender a decir que no y a expresar sus propias necesidades. Luego po-
drán practicar hacer el bien sin atención ni recompensa.

Jesús como servidor de los demás

Los DOS admiran a Jesús como el modelo de su propio deseo de ser serviciales con los demás. Jesús se ve a sí mismo
como enviado por Dios para ayudar y para salvar. Como pastor, busca a las ovejas perdidas y exhorta a sus discípulos
a que hagan lo mismo. Él los incita a que tomen la iniciativa de salir a buscar la necesidad de los demás. Los DOS
fácilmente se ven a sí mismos en esta luz.

Pero precisamente porque los valores del evangelio enfatizan la importancia de ser de ayuda para los demás, los
DOS experimentan una considerable dificultad en reconocer la compulsión, por el vicio que esto realmente es. Jesús
es el dador sin compulsión. Él destacó el papel del dador hasta el punto de desestimar leyes religiosas cuando impi-
den que otros sean cuidados. Todas las leyes, Él insistió, deben estar al servicio de la gente.
En su anhelo de ser útiles los DOS pueden fácilmente actuar a partir de su compulsión para establecer una relación
que vuelva a la otra persona dependiente de ellos. Se aferran a su empeño por ser serviciales. Necesitan que los
necesiten. Pueden convertirse en los más desvalidos colaboradores y conformarse con ser apreciados. Esta no era la
forma en que actuaba Jesús. El principal impulso detrás de su generosidad era la compasión. No lo movía una
necesidad secreta de comprar el amor de Dios.

Jesús demuestra que el amor verdadero nunca se gana ni de los otros ni de Dios. El amor siempre es un don gratuito.
El amor se da por elección. El mensaje del evangelio es que Dios elige libremente amar. Los seres humanos no ganan
este amor con sus acciones: somos dignos de ser amados por lo que somos y no por lo que hacemos. Los DOS deben
aprender a vivir esta fe en el amor de Dios. En definitiva, todo amor es comunión más que actos de servicio.

Además de su búsqueda por ganar el amor de los demás, esforzándose al máximo para complacerlos, los DOS, como
hemos visto, evitan reconocer sus propias necesidades. Deben aprender a amarse a sí mismos lo suficiente como
para aceptar que no pueden estar siempre pensando en las necesidades de los demás. Antes de lavar los pies de sus
discípulos, Jesús le permitió a una mujer que le ungiera sus pies con carísimos perfumes y los secara con sus cabellos.

Los DOS pueden necesitar un poco de soledad para reflexionar sobre sus relaciones y, en el silencio, dar la
oportunidad a la luz de Dios de penetrar en sus vidas. Esto fue lo que hizo Jesús. Él percibió y reconoció sus propias
necesidades. Después de pasar un tiempo con la gente, Jesús se retiraba y recuperaba sus energías dialogando con
Dios. Era renuente a evitar a la gente. Aun después de realizar un milagro, a veces les pedía a las personas que se
marcharan. A menudo les decía que no contaran nada a los otros.

El encuentro evangélico con Jesús los ayudará a los DOS a cuidarse de:

• Renunciar a la necesidad de sentirse buenos. Jesús llama a un servicio humilde y por las razones correctas.

• Sentirse culpables cuando tienen necesidades personales. Jesús demostró sus propias necesidades y temores
a sus discípulos y les pidió apoyo.

• Ser incapaces de soportar el rechazo. Con su propio ejemplo, Jesús muestra cómo puede hacerse esto.

• Estar demasiado dispuesto a ofrecerse. Jesús estableció límites y tiempos de oración para sí mismo.

Jesús demuestra a los DOS cómo regocijarse en:

• El hecho de que son personas genuinamente amorosas. Jesús constantemente demuestra su habilidad de
responder a quien lo necesita y no sólo a quien lo merece.

• La habilidad natural de ser amables y mansos. El Evangelio destaca la relación de Jesús con los niños.

• El hecho de que son generosos, comprensivos y desinteresados. Jesús está dispuesto a posponer su propio
descanso para responder a las necesidades de otros.

• Su habilidad para manifestar preocupación auténtica por cada individuo. El Evangelio relata, por ejemplo,
cómo Jesús escogió a Zaqueo de entre la multitud.

• Habilidad para demostrar verdadero aprecio, como Jesús con el centurión.

• Sensibilidad para la atmósfera emocional que los rodea. Jesús estaba consciente, por ejemplo, de la tensión
existente entre sus discípulos y respondió a ella objetivamente.

Propósito: avanzar hacia la libertad personal, considerándose a sí mismos especiales y únicos, y unirse a la liberación
de otros.

Vía de oración para el Dador


Los DOS ven la vida en términos de los servicios que pueden hacer por los otros. Permanecen en contacto ayudando.
Son, por naturaleza, comunitarios y para lograr una oración profunda necesitan resistir la presión exterior y
refugiarse en el interior. Deben enfrentar el terror de no servir a otros. Sólo entonces, podrán descubrir por sí
mismos la paz y energía que reside dentro de ellos. De esta forma, recobran su equilibrio. Los DOS pueden sentir
miedo a estar solos. En la oración, ellos aprenden ya no a imponerse objetivos sino a morar en Dios.

Los DOS, a menudo ciegos a sus propias necesidades, pueden en un comienzo necesitar consuelo y quietud en su
familia, sus amigos o su comunidad. A medida que comiencen a encaminarse en esta dirección, y para esto hemos
visto que se requiere humildad, las relaciones se vuelven recíprocas y más saludables.

El camino interior puede ser arduo para los DOS. Experimentan la soledad como algo difícil. La intimidad permanece
sin experimentar debido a su hábito de comprometerse en exceso en el mundo exterior. Pero Dios se revela a ellos
morando en lo profundo de su corazón. Necesitan oír su voz serena y suave. Son llamados a conocer lo que sucede
en su interior. Este viaje requiere confianza y espontaneidad. Deben relajarse lo suficiente como para seguir sus
intuiciones, sentimientos y deseos.

Los DOS necesitan reservarse un poco de tiempo para sí mismos, en el que puedan relajarse sin estar haciendo algo
o ayudando a alguien. Incluso en la oración sentirán la tentación de asistir a Dios en vez de entregarse a Él.

En su meditación, los DOS pueden gozar emocional-mente en Dios y encontrar la libertad para su propia expresión.
Los miedos, frustraciones y anhelos pueden ser temas perfectamente válidos para sus plegarias. Su propia identidad
debe emerger desde su interior, donde pueden estar vivos y experimentando las emociones. Los DOS pueden hacer
uso creativo de sus distracciones. Necesitan encontrar confianza en sus propios sentimientos y, finalmente, en sus
propias decisiones.

Los DOS deben enfrentar y explorar su orgullo. Tienen que reflexionar, particularmente, sobre las relaciones de su
vida y decidir lo que necesita cambiarse.

Cuando finalmente se someten a un decidido trabajo interior y permiten que sus vidas se desplieguen, ellos
descubren, a menudo para su sorpresa, cómo el mundo interior puede sustentarlos. Al reconocer sus heridas,
nombrando y poniendo en evidencia sus necesidades personales, encuentran en Dios su principal fuente de sanación
y renovación.

El camino del DOS hacia el bienestar

Características insalubres: dominantes, manipuladores, autocomplacientes.

Características típicas: posesivos, amigables, presumidos.

Características redimidas: solícitos, generosos, cálidos y compasivos.

Valores: familia, relaciones, sentimientos, aprecio. Tendencia temporal: pasado-futuro.

Sentido más fuerte: tacto.

Emoción menos controlada: ansiedad.

Dominación: identidad.

Máscaras: adulación, seducción, ambición.

Problemas: independencia, soledad.

Las renuncias del DOS

 Ya no exijo que los demás se sientan culpables por no responder a mis necesidades.
 Renuncio a abusar de la comida y los medicamentos para compensar mi soledad.

 Abandono mi tendencia a halagar a otros para que se sientan bien conmigo.

Las afirmaciones del Dos

• Afirmo que mi propia felicidad no depende de complacer a otros.

• Digo "sí" a los otros sin esperar nada a cambio.

• Afirmo ahora que soy digno de ser amado por lo que soy y no por lo que hago.

El camino de peregrinación para la personalidad DOS

La senda del Dador: el afecto

Cada uno de los senderos de peregrinación del Enea-grama puede llevarnos a los recodos del mensaje cristiano,
nuestra afinidad con Cristo y un encuentro universal al compartir el amor.

El método de la personalidad DOS es el camino del afecto, la amistad o las relaciones. En términos espirituales, el
punto fundamental de toda realidad es la relación: Padre, Hijo y Espíritu. El Espíritu fluye de la relación entre el
Padre y el Hijo. La Encarnación, cuando Cristo se hizo hombre, sumergió a toda la raza humana en esta realidad.

Los Dos deben luchar por un amor desapegado. Esto terminará con la necesidad y la manipulación. Deben avanzar
en su camino para deshacerse de sus lazos de seguridad, estima e importancia. Alejarse del poder y el prestigio
puede implicar un sendero de humillación y sufrimiento. Alcanzar su liberación cuando, al final, permanecen solos.

Esta peregrinación aparta a los DOS de sus afectos, de su dependencia y lo dirige de regreso a su propio centro. Sólo
aquí lograrán encontrar su identidad y verdadera iluminación.

El don de los DOS se aproxima a la vulnerabilidad y a la voluntad de compartir el ritmo y los secretos de su corazón.
En este misterioso terreno de la solicitud, la empatía y el amor verdadero muchos de nosotros estamos necesitados.
Sin el don de los DOS nunca podremos estar suficientemente abiertos para el Dios que anhela la relación con
nosotros. Todos debemos imitar esta vulnerabilidad. Ésta es la clave para llevarnos más allá de nuestra objetividad,
de nuestras reglas, de nuestra propia voluntad, nuestras adicciones y nuestras teologías. Cuando lo logremos y en
tanto lo tengamos, podremos enamorarnos.

Imagen de Dios

Cuando los DOS avanzan en su camino de iluminación, dejan de intentar persuadir a Dios de que se haga a su propia
imagen de amor desinteresado. La realidad es que no hay necesidad de persuadirlo: Dios es Amor. El corazón del
viaje es la rendición.

Cuando conoces a un DOS

 Dile directamente que no necesita ser servicial para que te agrade.

 Aliéntalo a hablar de sí mismo. Pregúntale qué necesita. No permitas que se concentre sólo en ti.

 Expresa un verdadero aprecio por lo que hace.

 Recuerda: trabaja mejor en grupo. Mantén la comunicación activa y en funcionamiento.


 Hazle saber cuándo puede ayudarte mejor no ayudándote en absoluto.

 Sé directo y auténtico. Es probable que se aparte cuando no seas sincero.

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