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PEDAGOGÍAS EMERGENTES

Preprint · July 2020


DOI: 10.13140/RG.2.2.32669.84963

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Dulfay Astrid Gonzalez


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PEDAGOGÍAS EMERGENTES:

APORTES PARA EL DESARROLLO PEDAGÓGICO DE UNA EDUCACIÓN EN


MODALIDAD PRESENCIAL-VIRTUAL

Por: Dulfay Astrid González Jimenez. PhD.


Coordinadora SIEA
Gerencia de la Comunidad- Vicerrectoría Académica
V1. 30-07-2020

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PEDAGOGÍAS EMERGENTES

La contemporaneidad se encuentra atravesada por transformaciones


múltiples, además de multidimensionales. Son diversos los factores que han
podido influir en la emergencia de éstos cambios, sin embargo, una de las
transformaciones de mayor impacto en diferentes aristas de la sociedad ha
sido el surgimiento, integración y posicionamiento de las Tecnologías de la
Información y la Comunicación, TIC.

Hablar de las TIC, sin embargo, implica considerar los diferentes momentos
que han conllevado a que éstas se configuren de una manera particular. En la
literatura se retrata el paso desde la web 1.0, con recursos digitales e
interactividad de usuarios de manera estática, y donde se avanzaba hacia la
creación de los primeros recursos digitales, pasando por las transformaciones
que conllevaron a la creación de herramientas que permitieron la masificación
del conocimiento, e incluso, un momento que inicia recientemente donde se
habla ya de una web sensorial y emotiva (web 5.0), que gesta diseños para la
personalización de las interacciones entre computadores y sistemas
tecnológicos e informáticos y seres humanos, donde destacan las
innovaciones relacionadas con inteligencia artificial, aprendizaje profundo,
aprendizaje máquina, redes semánticas inteligentes, entre muchas otras,
creando así entornos y experiencias tecnológicas totalmente distintas a lo que
hace tan sólo décadas se tenía como alcance máximo de las TIC (Márquez,
2017).

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Puede encontrarse hoy la idea general donde es difícil pensar la sociedad
contemporánea tal y como funciona en la actualidad si se deja a un lado la
mediación y posibilidades ofrecidas por el mundo TIC, y precisamente, dicha
percepción no ha pasado por alto a la educación. Adell & Castañeda (2015)
señalan, de manera interesante que

La tecnología ha estado siempre presente en la educación, desde las tablillas


de arcilla y los tallos vegetales en forma de cuña de la escritura cuneiforme
hasta Internet, del mismo modo que lo ha estado en toda actividad humana.
Pero no hay una explicación sencilla de cómo se influencian mutuamente, ni
un conjunto de prescripciones sobre cómo se debe utilizar la tecnología en
educación que pueda seguirse como seguimos una receta de cocina.
(p. 1)

Esto conlleva entonces a una reflexión que se ha extendido recientemente


con mayor relevancia, donde se señala que si bien las últimas décadas las
aulas, y la administración educativa ha “llenado” los salones de clase de
muchas TIC, donde ya no genera extrañeza encontrarse con pizarras digitales,
laboratorios y computadores con tecnologías de punta, proyectores de vídeo,
internet, etc., pareciera sin embargo emerger también la idea de que incluir TIC
suple todo tipo de labor adicional en términos pedagógicos, como si las TIC en
lugar de ser comprendidas como herramientas de aprendizaje, pasaran a
entenderse como las que suplen toda labor de mejoramiento en términos de
enseñanza, de búsqueda por la calidad educativa en sus diferentes niveles, y
transformaciones pedagógicas que conlleven a usar la innovación tecnológica

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para así mismo innovar en términos pedagógicos, en lugar de usarlas como
herramientas novedosas para la enseñanza tradicional.

En éste sentido, pese a las recientes perspectivas críticas al respecto, hoy se


habla con mayor prevalencia de tecnologías y pedagogías emergentes. Al
respecto, Veletsianos (2010, citado en Hernández et al., 2012) señala que las
tecnologías emergentes constituyen tanto herramientas, como conceptos,
innovaciones y avances que son utilizados en los contextos educativos con
fines educativos diversos, pero que además, son “organismos en evolución”,
dado que sobrevienen en ciclos de sobre-expectación, potencialmente
disruptivos, pero que en realidad siguen están en construcción, y en la mayoría
de los casos se encuentra avanzando en su comprensión. Con la llegada de la
web 5.0, dichas tecnologías emergentes llegan incluso a estar relacionadas con
la emergencia de herramientas y opciones que se integral al cuerpo del
individuo, implicando toda una forma nueva de relacionamiento con lo digital,
el mundo real, y por supuesto, los procesos de enseñanza-aprendizaje.

De ésta manera, las tecnologías emergentes se ubican como formas


dinámicas y flexibles a implementar en los procesos de enseñanza-
aprendizaje, donde el aula de clase, espacio único y tradicional de la educación
durante siglos, parece virar ahora hacia otros entornos, que incluso no
necesariamente serían tangibles: la web, el acceso desde dispositivos móviles
y computadores, herramientas de realidad aumentada, entre muchas otras,
que proponen nuevas reglas de juego en términos de cobertura, manejo
técnico y operativo, y formas de aprendizaje novedoso que delimita nuevos
rostros de quien enseña y quien aprende.

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En cuanto al concepto de pedagogías emergentes, éste quizá ha sido un poco
más complejo de delimitar, ya que se ha encontrado atravesado por diversos
enfoques e ideas que surgen en el marco de contextos cronológicos y
geográficos diversos, que difieren en sus visiones según el escenario social (ya
sea por su mirada cultural, económica, política o tecnológica), las cuales a su
vez se aplican al mundo educativo. Sin embargo, una definición posible podría
ser hablar de pedagogías emergentes como un conjunto, tanto de enfoques
como de ideas pedagógicas, que se encuentran en proceso de ser
sistematizadas, que emergen en el marco del uso de las TIC como mediadores
de la enseñanza-aprendizaje y que buscan sacar provecho de todo el potencial
de éstas tecnologías en términos comunicativos, informacionales,
colaborativos, interactivos, creativos e innovadores, potenciando una nueva
“cultura del aprendizaje” en educación (Hernández et al., 2012).

Hasta aquí podría hacerse un bosquejo sobre la idea que permite vincular
tecnología y pedagogía en educación, donde la primera va configurando una
práctica educativa con posibilidades novedosas y múltiples, al igual que
limitaciones particulares, y donde la pedagogía se valdría de dichos recursos
para modelar prácticas educativas donde se pone en acción la tecnología para
potencializar los procesos de enseñanza y aprendizaje, con mayor vanguardia
y alineación a los cambios suscitados por la sociedad del siglo XXI.

Sin embargo, la realidad que señalan diversas investigaciones sobre el tema


es que si bien ambos paradigmas parecieran en términos ideales
entremezclarse, la realidad de los sistemas educativas es distinta, y en pocas

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ocasiones integraciones reales son llevadas a cabo. Adell & Castañeda (2015)
señalan que:

Ni los cambios en los paradigmas pedagógicos clásicos ni todos los avances


tecnológicos ni todos los cambios sociales han tenido un efecto directo,
evidente y claro en la escuela. Es más, los cambios en las prácticas
didácticas de la mayoría de las aulas atribuibles a la integración de las
tecnologías de la información han sido hasta la fecha escasos, superficiales
o directamente inexistentes, como corroboran numerosas investigaciones
(TICSE, 2011; Padrós, 2011; OCDE, 2015, por citar algunas recientes).

De ésta manera, pese a la pizarra digital, la educación contemporánea


parece seguir prefiriendo la tiza y el tablero tradicional, aún con los
dispositivos electrónicos, la exigencia sigue siendo por libros de texto, y pese
a las múltiples opciones, incluso en los centros educativos donde se cuenta con
los recursos tecnológicos, sigue aun prevaleciendo un paradigma didáctico
clásico, por ello, no resulta complejo entender por qué aún con la inmersión de
recursos TIC en las instituciones educativas, y con la adquisición de grandes y
novedosas herramientas tecnológicas, informáticas y de sistemas, los
resultados de aprendizaje puedan seguir siendo muy parecidos a los que se
obtenían sin todo el ingreso del mundo TIC. En este sentido, señala Moreno
(2013):

“para que haya un cambio “disruptivo” en las prácticas didácticas es


necesario un cambio radical y repentino del contexto educativo, del marco
conceptual didáctico y/o de los propios objetivos de la educación”. Sin estos

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cambios, solo será posible que los procesos de representación en la
enseñanza aprendizaje sigan afectados por las tecnologías emergentes, sin
que se dé un verdadero cambio en el sentido de la educación. (p. 10)

En este sentido, pedagogía y tecnología “emerge”, pero al parecer de forma


separada en la mayoría de los casos, donde se muestra una resistencia a pasar
de métodos y opciones tradicionales, que si bien no son negativos ni de poca
valía, no permiten que la educación cumpla con uno de sus propósitos en
términos de ofrecer oportunidades para desarrollar cambios significativos en
la manera en que los sujetos comprender, se relación y actúan en el mundo,
que inevitablemente hoy se encuentra atravesado y mediado por las TIC, y de
lo cual la educación tiene hoy un compromiso y un reto, para no blindar a
quienes se encuentran en sus aulas, de la oportunidad de desarrollar
competencias y habilidades en coherencia con lo que se suscita en el mundo
contemporáneo, globalizado, atravesado por lo virtual, e interconectado.

Al retratar por parte de diversos autores (Adell & Castañeda, 2015;


Hernández et al., 2012; Mora et al., 2018), algunas características de lo que
sería hablar de pedagogías emergentes, mediadas por las TIC, se encuentra –
sólo por mencionar algunas- las siguientes:

• Retoman teorías pedagógicas clásicas, por ejemplo las teorías


constructivistas sociales y construccionistas del aprendizaje, pero
también retoman ideas “más modernas”, como el conectivismo.

• La cooperación, colaboración y trabajo entre iguales, mucho más


horizontal, hace parte de una de las características de la praxis
educativa que implica pensar pedagogías emergentes mediadas por
TIC.

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• Usa, pero no se limita, a los límites físicos y organizativos del aula, por
lo que implica contextos formales e informales de aprendizaje, donde
incluso los estudiantes pueden crear espacios y ecologías de
aprendizaje propias, desde los recursos y herramientas posibilitados
por las TIC (personal learning environment).

• Generar una “apertura” en el aula, para hacer uso de recursos que


posibilitan el acceso a espacios, entornos, dinámicas y contextos que
de otro modo serían imposibles en tiempo real (véase el uso de la
realidad aumentada), expandiendo las fronteras del aula para la
enseñanza y el aprendizaje.

• Tienen en su foco, la potencialización de conocimientos, actitudes y


habilidades, relacionadas con el aprender a aprender, la
metacognición y la autonomía en el aprendizaje.

• Las actividades son comprendidas como experiencias de aprendizaje


personalmente significativas y auténticas.

• Apuesta por las actividades de innovación, conocimiento y ciencia


abierta.

• Son organismos en evolución, es decir, están en permanente cambio


para “llegar a ser”. Son potencialmente disruptivas, pero su potencial
aún está en desarrollo.

• La horizontalidad es palpable entre docentes y estudiantes, quienes


transitan por el aprendizaje de forma creativa, divergente y abierta.

• Toma bases del aprendizaje personalizado, que incluso ya se incluso


en políticas educativas internacionales, donde se pone énfasis en el
aprendizaje desde un rol activo, empoderado, y donde el docente
emerge como un facilitador.

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Un elemento sensible en éste ámbito es el de la evaluación. Mora et al. (2018)
señala la necesidad de virar en este contexto hacia una modalidad evaluativa
donde se implica en mayor medida la participación, en la cual el estudiante se
involucra en todo el proceso, y ya no se posiciona únicamente como quien
recibe una valoración de su rendimiento en un momento final del proceso. Las
bases aquí están puestas sobre la evaluación formativa, la cual igualmente se
entrelaza con las premisas de una evaluación formadora, auténtica, dinámica
o continua, pero que cobra en todas se configura desde un dinámica en la que
el rol evaluativo es transferido del docente al estudiante. La evaluación emerge
en forma de retroalimentación, en el marco de criterios y estándares de
claridad, integralidad, efectos motivadores y de aporte para continuar y no
finalizar, una ruta de aprendizaje.

En el marco de estas posibilidades de integración entre pedagogías y


tecnologías emergentes, diferentes autores señalan posibilidades.

Attwell & Hughes (2010, citado en Hernández et al., 2012), señalan, entre
dichas posibilidades, las comunidades de práctica, la teoría de la actividad, el
constructivismo social de Vygotsky, el aprendizaje andamiado, los objetos
fronterizos, modelos de cajas de herramientas pedagógicas, desarrollo
rizomático del currículum, discurso, colaboración y meta-cognición, el
bricolaje, y los estilos de aprendizaje. Esta sugerencia conlleva a indicar una
advertencia necesaria: hablar de pedagogías emergentes no quiere decir
necesariamente pedagogías nuevas, sino que son emergentes en el sentido de
ubicarse como opciones posibles, oportunas e innovadoras en la praxis
pedagógica alineado a las posibilidades de las TIC, por lo que puede devenir de

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modelos que ya cuentan con cierto renombre, o que han sido señalados con
anterioridad por la literatura, pero que hoy cobran un sentido distinto en el
marco del contexto contemporáneo atravesado por las TIC.

Márquez (2017) destacan también el aprendizaje significativo y multimodal,


así como el aprendizaje participativo y colaborativo. Retoma también
señalamientos de autores que ponen la lupa sobre modelo como: el electronic
learning, el blended learning, y el mobile learning. Destacan también las
estrategias de gamificación, y los modelos de docencia presencial con internet,
y de docencia semipresencial (Mezarina et al., 2014).

Otra de las propuestas interesantes es la de Realidad aumentada (RA), que


ha cobrado gran auge en las instituciones educativas, permitiendo interactuar,
diseñar, o crear objetos virtuales para alcanzar una actitud positiva, pero
además, una motivación y satisfacción en el desarrollo de los procesos de
enseñanza-aprendizaje, facilitando la explicación e temas complejos,
abstractos o de difícil accesos en la realidad actual, evitando además riesgos
físicos (Martínez, 2018).

Mora et al. (2018) señala además modelos basados en diferentes vías para el
aprendizaje, que hoy por hoy se conectan con la idea de pedagogías
emergentes, y que son posibles de ser materializadas con la mediación TIC.
Entre estas, señala el aprendizaje ubicuo (u-learning, que se relaciona con el
aprendizaje expandido, abierto, colaborativo, democrático y comprometido,
donde ocupa un lugar especial el aprendizaje para la vida y la ciudadanía, y las
competencias-habilidades blandas), el aprendizaje contextual o situado

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(siendo clave aquí la interacción), y el aprendizaje basado en problemas (por
sus siglas, ABP, que propone un problema a resolver ante grupos de trabajo,
para buscar información, analizar y proponer soluciones).

Siguiendo con ésta línea de propuestas, Pérez (2017) sugiere la revisión de


opciones como el aula invertida, flipped classroom, que propone nuevas
formas de relacionamiento docente-estudiante ante la configuración de roles
distintos de éstos, donde el estudiante asume de forma autónoma una parte
importante del proceso previo a la clase, que viene a funcionar como un
espacio donde el docente orienta a los estudiantes producto de las inquietudes
que estos mismos formulan puesto que ya han tenido la experiencia de
investigar, acercarse, experimentar y profundizar sobre el tema, por lo que ya
el aula de clase o el docente no funcionan como transmisor de conocimiento,
el cual es gestionado por el estudiante, sino como una especie de orientador y
facilitador frente a un proceso que en mayor medida es dirigido por el
estudiante. Aquí puede también mencionarse el aprendizaje híbrido, como una
mezcla posible entre las bondades del aprendizaje en línea y el presencial.

Igualmente, señala modelos como el aprendizaje entre pares (peer


instruction), el aprender enseñando (learning by teaching), y el aprendizaje
experiencia o aprender haciendo (learning by doing), que en ésta vía proponen
alternativas que configuran roles distintos de enseñar y aprender, y que
siguiendo al autor, pueden ser útiles a la hora de pensar en la integración de
las pedagogías emergentes con la mediación de las TIC.

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Si bien estas configuran algunas líneas sobre las cuales focalizar alternativas
desde dichas pedagogías emergentes en el contexto de su integración con TIC,
quedan por fuera de las mencionadas aún diversas alternativas,
convirtiéndose en todo un panorama por explorar. Algunos investigadores y
docentes han puesto sobre la marcha dichas pedagogías y tecnologías
emergentes, por lo que resulta interesante mencionar algunos casos en los que
dichas pedagogías se han posicionado en proyectos innovadores.

Martínez (2008) señala el proyecto I+D+i RAFODIUN, realidad aumentada


para aumentar la formación. Éste, financiado por el Ministerio de Economía y
Competitividad del gobierno español, buscó evaluar posibilidades y
potencialidades de los diferentes softwares usados para la creación de
entornos tecnológicos desde la arquitectura de realidad aumentada,
conociendo además las posibilidades de que el estudiante se convierta en
productor de experiencias formativas de éste tipo, y el diseño y producción de
contenidos en formato de realidad aumentada para aplicación en educación
universitaria, integrada currículo. De ésta manera, RAFODIUN desarrolló
experiencias de realidad aumentada en diversas áreas a nivel universitario,
con especial relevancia en las áreas de medicina y profesionales de educación.

La experiencia mostró, después del procesamiento estadístico de datos


recolectados a los estudiantes que se enfrentaron a éste proyecto, que la
mayoría de los estudiantes la percibieron como una herramienta valiosa para
el aprendizaje (90%), además de indicar que se constituye en una tecnología
que ayuda en la adquisición de nuevos conocimientos (80%), donde se sienten
más productivos en términos de aprendizaje y ven la posibilidad de crecer en

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su rendimiento académico fruto de las bondades de la realidad aumentada
(64% de la población).

López (citado en Hernández et al., 2012) llevó a cabo por su parte otro
proyecto interesante desde ésta perspectiva: Identificación y regulación de
emociones con Scratch. Aquí, utilizando las bases del Pensamiento reflexivo se
toma la herramienta que le permite a los usuarios escribir un texto corto sobre
lo que hacen, piensan o sienten desde Scratch. El proyecto permitió entonces
identificar y responder a procesos emocionales, con resultados bastante
favorables que permitieron que dicha experiencia fuera respaldada para una
siguiente etapa de aplicación, y evidenciando el uso de las TIC como mediador
en prácticas pedagógicas que emergen desde modelos interesantes integrados
en aula.

“Aprender a construir edificios históricos en realidad virtual para el


aprendizaje de la Historia del Arte en la Educación secundaria” es el proyecto
de Biosca (citado en Hernández et al., 2012), que haciendo uso de un software
de realidad virtual, le permite a estudiantes de secundaria aprender sobre la
Historia de la arquitectura, convirtiéndose en constructores de edificios
históricos que son objeto de estudio en clase, y permitiendo recorrer, desde las
bondades de la aplicación de TIC y su entrelazamiento con pedagogías
emergentes, el recorrido por la arquitectura románica y gótica, con resultados
favorables y que resultan de gran atractivo para los estudiantes.

Por su parte, Cuenca (citado en Hernández et al., 2012), pone el foco sobre el
uso de videojuegos para el aprendizaje de la historia y el paisaje medieval.

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Proyecto en el cual se encuentra un entorno con alta capacidad de interacción
y motivación, desde el uso educativo de videojuegos particulares que permiten
recorrer el mundo medieval occidental en el aula de clase, que además permite
la interacción entre jugadores en línea, lo que implica el desarrollo de
habilidades para el trabajo colaborativo y de socialización virtual.

Así, además de los anteriores, pueden mencionarse múltiples casos más en


los que las tecnologías y las pedagogías emergentes toman lugar en proyectos
que aprovechan las bondades TIC para gestar novedosos entornos de
aprendizaje en diferentes niveles y con recursos diversos, evidenciando que se
trata de un asunto posible de ser materializado en los sistemas educativos
contemporáneos.

No pueden pasarse por alto algunos retos al respecto, tales como la


necesidad de contribuir en el desarrollo de competencias y habilidades
docentes para entornos digitales, el aseguramiento de la cobertura de estas
opciones en aras de evitar acrecentar las brechas y la inequidad, la necesidad
de configurar nuevas filosofías de enseñanza para dar lugar a estas formas
emergentes (lo cual no es una tarea del todo sencilla), la configuración de
modelos realmente integrados, y pensados de forma sistémica que incluya los
elementos curriculares y de evaluación.

Es importante avanzar sobre estos retos, especialmente desde las


Instituciones educativas, donde puede estarse pasando por alto dichas formas
emergentes de enseñar y aprender, que en cambio son retomadas por otras
agencias y organizaciones que cada vez se expanden más por las opciones que

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desde la virtualidad, y el aprovechamiento de los avances de las neurociencias,
la inteligencia artificial y las TIC, que han encontrado hace décadas un camino
que recorren con holgura y al cual las Instituciones universitarias se van
sumando recientemente.

Referencias

Adell & Castañeda. (2015). Las pedagogías escolares emergentes. Cuadernos de


Pedagogía, (462), 1-4.

Hernández; Pennesi; Sobrino & Vásquez. (2012). Tendencias emergentes en


educación con TIC. Espiral. España.

Márquez. (2017). Tecnologías emergentes, reto para la educación superior


colombiana. INGENIARE, 13(23), 35-57. https://doi.org/10.18041/1909-
2458/ingeniare.2.2882

Martínez & Fernández. (2018). Objetos de realidad aumentada: percepciones


del alumnado de pedagogía. Revista de Medios y Educación, (53), 207-220.
http://dx.doi.org/10.12795/pixelbit.2018.i53.14

Mezarina; Páez; Terán & Toscano. (2014). Aplicación de las TIC en la educación
superior como estrategia innovadora para el desarrollo de competencias
digitales. Campus virtuales, 3(1), 88-101.

Mora & Salazar. (2018). Aplicabilidad de las pedagogías emergentes en el e-


learning. Revista Ensayos pedagógicos, 14(1), 125-159.

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Moreno. (2013). La tecnología educativa emergente en el contexto educativo
del siglo XXI. Educación y territorio, 3(1), 7-11.

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