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La bolsa o la vida

Joe Domínguez y Vicki Robín

La bolsa
o la vida
Este libro no podrá ser reproducido, ni total ni parcialmente, sin el previo permiso escrito del editor.
Todos los derechos reservados
Título original: Your Money or Your Life Traducción de Alejandra Devoto
© Vicki Robin y Joe Domínguez, 1992
Publicado de acuerdo con Viking Penguin, división de Penguin Books USA Inc.
Derechos exclusivos de la traducción para todo el mundo, excepto los EE. UU.: © Editorial
Planeta, S. A., 1997
Córcega, 273-279, 08008 Barcelona (España) Diseño cubierta: Marc
Panero y Mónica Caparros Ilustración cubierta: Franc Aleu Primera
edición: enero de 1997 Segunda edición: abril de 1997 Tercera edición:
mayo de 1997 Depósito Legal: B. 24.815-1997 ISBN 84-08-01945-7
Composición: Víctor Igual, S. L. Impresión: Liberduplex, S. L.
Encuademación: Serveis Gráfics 106, S. L. Printed in Spain - Impreso en
España
ÍNDICE

Agradecimientos 9

Advertencia ai lector 11

Prólogo. ¿Para qué sirve leer este libro? 13

1. ♦ La trampa del dinero: el viejo plano del dinero 31


El primer paso: hacer las paces con el pasado 62
A. ¿Cuánto dinero ha ganado en su vida? 63
B. ¿Qué ha obtenido a cambio? 66

2. ♦ El dinero ya no es lo que era... y nunca lo ha sido 74


El segundo paso: situarse en el presente. El control de la energía vital 95
A. ¿A qué precio está canjeando su energía vital? 95
B. Controle cada peseta que entra o sale de su vida 106

3. ♦ ¿Adonde va a parar todo eso? 113


El tercer paso: la tabla mensual 120

4. ♦ ¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho? 147


El cuarto paso: tres preguntas que le van a cambiar la vida 150
¿He recibido satisfacciones, recompensas y valores proporcionales a la energía vital
que he gastado? 151 Este gasto de energía vital, ¿concuerda con mis valores y el
6 Indice que tengo en la vida? 156 ¿De qué forma cambiarían estos gastos si no
propósito
tuviera que trabajar para vivir? 166
Primera pregunta:
5. ♦ Comprobar los progresos 186
El quinto paso: hacer visible la energía vital 186
Segunda pregunta:
6. ♦ El sueño americano... con pocos recursos 207

Tercera pregunta: El sexto paso: valorar su energía vital


gastando lo menos posible 211

7. ♦ Por amor o por dinero: valoración de la energía vital.


Trabajo e ingresos 268
El séptimo paso: valorar la energía vital aumentando al máximo
los ingresos 298

8. ♦ El punto de equilibrio: el tesoro al final de la


gráfica 311

El octavo paso: el capital y el punto de equilibrio 315

9. ♦ Ahora que la ha conseguido, ¿qué piensa hacer


con ella? 346

El noveno paso: el manejo de las finanzas 346

Epílogo. ♦ Nueve pasos mágicos para crear un nuevo plano 385

Bibliografía 395

Notas 399
Dedicamos este libro a todos aquellos
que contribuyen activamente a dejar nuestro planeta
8 Indice

en un estado mejor que el que encontraron.


AGRADECIMIENTOS

Vaya nuestro agradecido reconocimiento a Monica Wood, que apadrinó este


programa desde el primer momento.
Queremos dar las gracias en particular a los pioneros que tuvieron la
visión y la diligencia de utilizar este programa en su provecho en la década
de los ochenta, cuando había tanta gente que iba en sentido contrario. Su
aportación a este libro, a través de cartas, sus historias tan reveladoras y a
menudo su colaboración práctica, ha constituido una manifestación ejemplar
de su espíritu de servicio: Anita Cleary, Lu Bauer y Steve Branden, Marilynn
Bradley, Tom Clayton, Amy y Jim Dacyczyn, Ken Freistat, Wanda Fullner,
Diane Grosch, Paula Hendrick, Lynn Kidder, Kees y Helen Kolff, Terry
Krueger, Evy McDonald, Karen McQuillan, Cari Merner, Marcia Meyer,
June y Mike Milich, Gordon Mitchell, Tim Moore, Sally Morris, Chris
Northrup, Lani O'Callaghan, Ted y Martha Pas- ternak, Roger y Carrie Lynn
Ringer, Hilda Thompson, Rhoda Wal- ter, Steve West, Jason y Nedra
Weston, Dwight Wilson, Lucy Woods y Penny Yunuba... por no mencionar
más que a unos cuantos.
Queremos agradecer especialmente a las más de treinta mil personas que
han comprado nuestro curso en casetes, «Transforme su relación con el
dinero y logre lá independencia financiera», por su interés en examinar con
honestidad y valentía el papel que el dinero desempeñaba en sus vidas y por
su constante estímulo para que este material llegase a un público más amplio
mediante este libro.
El Consejo de Asesores de la New Road Map Foundation merece un gran
agradecimiento: Herbert Benson, Ernest Callenbach,
Joyce y Rosh Doan, Duane Elgin, Robert y Diane Gilman, John Graham y
Ann Medlock, Dorothie Hellman, Dorothea y Jim Je- well, la hermana
Miriam MacGillis, Ann Niehaus, Roger Pritchard, Ivan Scheier, Bernie y
Bobbie Siegel, Brian Swimme, Michael y Justine Toms y Paul Wachtel nos
han ayudado a adaptar nuestro mensaje para que tuviera sentido para el
público en general. Queremos enviar un agradecimiento especial a nuestro
asesor Robert Muller, quien inspiró nuestro trabajo con su frase: «Lo más
importante que cualquiera puede aportar al planeta es la vuelta a la
frugalidad.» Se supone que sabe lo que dice, porque ha sido secretario
general
10 adjunto de Naciones Unidas y rector emérito de la Universidad por la
Agradecimientos
Paz.
Nea Carroll, Jack Parsons, Bob Schutz, Carolyn Vesper, Mary Vogel y
otros han hecho una lectura crítica de distintas versiones del libro y nos han
dado valiosos consejos. Margaret Moore se ofreció voluntariamente a
realizar parte del trabajo informático necesario para preparar un manuscrito
para su publicación.
Beth Vesel, nuestra agente, merece todo nuestro aprecio por
convencernos de que todavía hay personas que leen y que el material del
curso en casetes también se tenía que publicar en formato libro. Sin su
persistencia, su colaboración creativa y su habilidad negociadora, este libro
no existiría. Queremos dar las gracias, asimismo, a todo el equipo de Viking,
que ha puesto todo su esfuerzo para que este libro sea legible y leído. Mindy
Werner, la editora, procuró hacernos hablar con la mayor cantidad de público
posible.
Por último, queremos dar las gracias a tantos escritores, conferenciantes,
profesores y activistas que nos estimulan a todos a replantearnos y a
reestructurar nuestra relación personal y colectiva con el dinero, por el bien
de la Tierra.
ADVERTENCIA AL LECTOR

Ya ha visto los anuncios, por lo general en la contraportada de catálogos o en


otras publicaciones igualmente sensaciona- listas, o en la programación de
madrugada de la televisión:
«Rebaje 50 kilos en una semana, sin dejar de comer de todo.»
«Gane un millón al mes mientras duerme.»
El programa que aparece en este libro SE ATREVE A SER DIFERENTE.
Le pide que HAGA algo.
En realidad, le pide que aplique los nueve pasos que se describen. SÍ. Tiene
que ponerlos en práctica. DE VERDAD. Tiene que seguirlos uno a uno,
según las instrucciones.
EL PROGRAMA NO SURTE EFECTO A MENOS QUE SIGA LOS
PASOS REALMENTE Y CON HONESTIDAD.
Sólo entonces comienzan a cobrar sentido los resultados que se describen en
los testimonios personales.
De manera que no DESPERDICIE su preciosa energía diciéndose: «Eso es
imposible» o «Nadie puede hacer una cosa así en una economía como ésta» o
«Yo jamás podría ahorrar de ese modo» o ...
En cambio, AHORRE su energía y SIGA LOS PASOS POR SÍ MISMO. Al
cabo de unos cuantos meses, vuelva a leer el libro.
¿QUÉ LE PARECE?
PROLOGO

¿PARA QUÉ SIRVE LEER ESTE LIBRO?

Formúlese las siguientes preguntas:

♦ ¿Tiene suficiente dinero?


♦ ¿Dedica el tiempo suficiente a su familia y sus amigos?
♦ Cuando regresa a casa después de trabajar, ¿se encuentra lleno de
vitalidad?
♦ ¿Tiene tiempo para participar en actividades que le parece que
merecen la pena?
♦ Si perdiera el empleo, ¿lo vería como una oportunidad?
♦ ¿Está satisfecho con lo que ha aportado al mundo?
♦ ¿Se siente en paz con el dinero?
♦ Su empleo, ¿es un reflejo de sus valores?
♦ ¿Cuenta con ahorros suficientes para sobrevivir durante seis meses,
sin reducir gastos?
♦ ¿Su vida es un todo integrado? ¿Existe coherencia entre cada una de
las piezas (trabajo, gastos, relaciones, valores)?

Si ha respondido negativamente a una sola de estas preguntas, le


conviene leer este libro.

TRATE LA VIDA COMO UN TODO INTEGRADO


12 Prólogo

Actualmente hay muchos libros que tratan el tema del dinero: libros
sobre la filosofía del dinero, la psicología del dinero, la contabilidad y el
presupuesto doméstico, cómo ganarlo, cómo ahorrarlo, cómo invertir lo que
gana y ahorra, cómo afecta al medio ambiente la forma en que lo gasta, cómo
hacerse millonarios, cómo declararse en quiebra, cómo jubilarse...
Estos libros tienen un elemento en común: todos suponen que su vida
financiera es independiente del resto de su vida. En cambio, este libro vuelve
a reunir todos los aspectos, ya que trata de integración, y hace un análisis
holístico de la vida. Le devuelve a los aspectos fundamentales: los
fundamentos de convertir su manera de gastar (y, si es posible, de ahorrar) en
un reflejo de los valores y propósitos que tiene en la vida. Se refiere a la más
fundamental de las libertades: la de pensar por uno mismo.
Este libro tiene por objeto transformar su relación con el dinero, que no
comprende sólo lo que gana, lo que gasta, lo que debe y lo que ahorra, sino
que incluye también el tiempo que ocupan estas funciones en su vida.
Asimismo, su relación con el dinero se refleja en la satisfacción que le
producen sus vínculos familiares, comunitarios y planetarios.
Toda transformación implica un cambio fundamental en la naturaleza o
función de algo. Cuando haya cambiado la naturaleza y la función de su
interacción con el dinero, después de seguir los pasos que se indican en este
libro, se transformará su relación con el dinero y alcanzará nuevos grados de
comodidad, eficacia y conciencia con respecto a la cuestión monetaria. Y
esto no es más que el comienzo de las posibilidades que se le abren si se deja
guiar por el nuevo plano del dinero.

EL VIEJO PLANO

Suponga por un momento que se encuentra en una ciudad que no conoce


y que en el lugar donde, según el plano, tendría que estar el zoo encuentra un
centro comercial, y el camino que supuestamente conduce a la playa resulta
que acaba en una estación de trenes. Al cabo de unas cuantas experiencias por
el estilo, al final pensaría que el plano no sirve para nada; entonces lo
observaría con atención y descubriría que ha sido trazado... ¡en 1890! Para
llegar al lugar donde quiere ir, lo mejor será que consiga un plano nuevo.
Volviendo al tema que nos interesa, así como nadie se puede orientar con
un plano tan antiguo, tampoco conseguirá abrirse camino en el actual
laberinto monetario con un plano financiero elaborado a finales del siglo xix,
cuando se estaba fraguando la revolución industrial.
i'rólogo 13

La revolución industrial tuvo éxito en la medida en que suministró los


bienes materiales que se consideraban necesarios para la sociedad
estadounidense. El transporte (primero el ferroviario, a continuación el
automóvil personal y, en último término, los aviones) tuvo una importancia
vital en la expansión hacia el Oeste. La mecanización agrícola fue
imprescindible para alimentar una población cada vez más numerosa; la
energía barata y todos los medios que facilitan el trabajo, para destinar más
energía humana a otros usos; los medios de comunicación masivos, para
mantenernos en contacto a lo largo y a lo ancho del vasto continente.
Como todas las revoluciones, ésta prometía una vida mejor para todos. Y
lo consiguió, aunque sólo en la medida en que lo que realmente se necesitaba
fuesen más bienes materiales. En el viejo plano, los carteles indicadores eran
claros: trabajar de nueve a cinco hasta los sesenta y cinco; cuando sea mayor,
la empresa se hará cargo de mantenerle; Estados Unidos es la mayor potencia
económica del mundo y no se equivoca nunca; hemos de esforzarnos por
mejorar el nivel de vida, dejando de lado las consecuencias morales, éticas,
emocionales, culturales, espirituales, matrimoniales, ecológicas y políticas.
En algún momento de los últimos cuarenta años, sin embargo, las
condiciones comenzaron a cambiar. En el caso de muchas personas, los
bienes materiales pasaron de satisfacer necesidades a aumentar las
comodidades, y de allí a permitir el lujo, y más allá a convertirse en exceso.
Pasamos de una economía nacional a una economía cada vez más
internacional. A diferencia del pasado, comenzaron a surgir problemas que
no se solucionaban con más bienes materiales. Además, estos problemas no
se limitaban a los países occidentales industrializados sino que adquirieron
un carácter global.
El propio planeta empezó a dar señales de que se acercaba a los límites de
su capacidad para absorber las consecuencias de nuestro crecimiento
económico y nuestro consumismo: la falta de agua, el deterioro del suelo, el
calentamiento global, los agujeros en la capa de ozono, la extinción de
especies, la degradación y desaparición de los recursos naturales, la
contaminación atmosférica y la acumulación de residuos son síntomas de
que nuestra supervivencia peligra. En 1989, estos problemas eran tan graves
y estaban tan extendidos que la revista Time dedicó todo un número, «El
planeta del año», a plantear la gravedad de la situación. Además, ya hemos
visto que nuestra dependencia del petróleo puede dar origen a conflictos
internacionales.
Aunque hayamos ganado la revolución industrial, los despojos de la
guerra cada vez se han deteriorado más, sobre todo en lo que respecta a los
14 Prólogo

individuos. El viejo plano del dinero nos ha atrapado en el mismo vehículo


que se suponía que nos liberaría del trabajo. Es evidente que este plano
anticuado ya no nos conduce al sueño americano:

♦ Desde la década de los cincuenta, ha ido en aumento la cantidad de


individuos que se ha arruinado.
♦ El número de individuos que gastan más de lo que ganan se ha
incrementado considerablemente entre las personas cuyos ingresos se
encuentran por debajo del percentil 40.
♦ En Estados Unidos, la cantidad de niños que vive por debajo de la
línea de pobreza se ha incrementado del 14,9 % en 1970 al 19% en
1990.
♦ El 11 % de las personas entrevistadas preferiría pasar más tiempo con
sus familiares y amigos, y el 38 % afirma que reduce las horas de
sueño para disponer de más tiempo (para ganar más dinero).
♦ «El dinero es la causa del 90 % de los divorcios» según Victoria
Felton-Collins, experta en planificación financiera y psicóloga.
♦ El porcentaje de divorcios ha aumentado un 34 % con respecto a 1970.
♦ Los ahorros de toda la vida de un individuo medio de cincuenta años
ascienden a 2 300 dólares (unas 300000 pesetas).
♦ El estadounidense medio trabaja un 20 % más ahora que en 1973 y
dispone de un 32 % menos de tiempo libre por semana.
♦ De 4126 ejecutivos de sexo masculino, el 48 % opinaba que su vida
estaba «vacía y no tenía sentido», a pesar de los años dedicados a la
competencia profesional.
El (¿alegre?) tiovivo del dinero
En otra época, ganarse la vida era un medio para conseguir un fin. El
medio era ganar y el fin era la vida.
Con el correr del tiempo, nuestra relación con el dinero (ganarlo, gastarlo,
invertirlo, tenerlo, protegerlo, preocuparnos por él) ocupa la mayor parte de
nuestra vida.
La mayoría de nosotros dedica a ganar dinero mucho más de 40 horas del
total de 168 que tiene la semana. Necesitamos tiempo para vestirnos, para ir a
trabajar, para desplazarnos hasta el lugar donde trabajamos, para pensar en el
trabajo tanto allí como en casa, para liberarnos de la presión del trabajo. Las
tardes y los fines de semana nos vemos obligados a escapar para recrearnos.
De vez en cuando nos hace falta ausentarnos del empleo, o acudir a la con-
sulta del médico para recuperar la salud, afectada por el estrés laboral.
i'rólogo 15

Tenemos que planificar nuestras vidas profesionales, asistir a seminarios o


reuniones sindicales, ejercer presión social u organizar piquetes.
Mantener el puesto de trabajo nos cuesta dinero: la ropa necesaria, el
transporte y comer en el trabajo, que resulta más caro. Hemos de gastar para
que el lugar donde vivimos, la vivienda, el coche, el estilo de vida e incluso la
pareja reflejen la posición que ocupamos en el mundo laboral.
Después de gastar tanto tiempo y dinero en el trabajo y en relación con él,
no tiene por qué extrañarnos el hecho de que nuestra identidad dependa de él.
Si alguien nos pregunta a qué nos dedicamos, no decimos: «Hago trabajos
de fontanería», sino «Soy fontanero».
Cuando no obtenemos nuestra identidad de nuestro puesto de trabajo, se
nos identifica como consumidores. Según el diccionario, consumir quiere
decir «destruir, extinguir». Ir a comprar nos parece una diversión y lo
hacemos continuamente. Queremos darle un futuro a nuestros hijos, de modo
que trabajamos más, o trabajamos los dos miembros de la pareja, y
confiamos la educación de los niños a una guardería o un canguro. Les
compramos los mejores juguetes como prueba de amor. Ganamos dinero
para enviarles a la universidad, pero dejamos de lado la oportunidad de estar
con ellos durante sus años de formación. Nos quejamos de las influencias de
las malas compañías, aunque nunca hayamos compartido con ellos el tiempo
suficiente como para influirles. De nuestro
precioso tiempo destinamos tanto a ganar dinero para gastar que no nos
queda más para analizar nuestras prioridades.
En lugar de ayudarnos a ser más independientes y a sentirnos más
satisfechos, nuestro viejo plano financiero nos ha metido en una maraña de
dependencias. Desde que nacemos hasta que morimos, somos dependientes
financieramente: primero, de nuestros padres, que nos mantienen cuando
somos pequeños; después, de la economía, para conseguir un buen puesto de
trabajo al acabar los estudios; del empleo para sobrevivir; del paro para salir
de apuros hasta que encontramos otro trabajo; de la pensión para mantener-
nos cuando somos mayores; de la Seguridad Social para completar la
pensión (o sustituirla en caso de insolvencia de la empresa que tuviera que
pagarla o del asegurador) y del seguro médico si enfermamos antes de morir.
Pero el viejo plano ha llegado al final de su camino. El progreso material que,
supuestamente, nos liberaría, nos ha esclavizado más.
A pesar de que han cambiado las condiciones, seguimos operando
financieramente de acuerdo con las normas establecidas durante la
revolución industrial, unas normas basadas en la producción de más bienes
materiales. Pero nuestro alto nivel de vida no ha traído como consecuencia
16 Prólogo

una mejor calidad de vida, ni para nosotros ni para el planeta. No olvidemos


que el viejo plano no tenía nada de malo; al contrario, era sumamente
práctico en 1890 y siguió siéndolo durante muchos años, pero ha cambiado el
terreno y se necesitan nuevos instrumentos para orientarnos. Ahora
precisamos un nuevo plano financiero que, partiendo de las actuales
condiciones globales, nos ofrezca una salida.

LA CREACIÓN DE UN PLANO NUEVO

¿Cómo se crea un plano dinerario nuevo? Hace falta cambiar la manera


de pensar, manejar la vida como un todo integrado y reconocer las viejas
hipótesis.

Cambiar la manera de pensar: la historia de la pierna de cerdo y la del queso


A pesar de nuestra inteligencia, los seres humanos tenemos nuestros
hábitos y solemos aferramos a viejos patrones de comportamiento. La
historia que aparece a continuación es un buen ejemplo:
Un día, una niña pequeña observaba a su madre, que estaba preparando
una pierna de cerdo para asarla al horno. Entonces la niña preguntó:
—Mamá, ¿por qué has cortado los dos extremos de la carne?
—Pues, porque mi madre siempre lo hacía así —respondió la madre.
—Pero, ¿por qué?
—No lo sé; vamos a preguntarle a la abuela.
Entonces van las dos a casa de la abuela y le preguntan:
—Abuela, cuando preparabas la pierna de cerdo para asarla al horno
siempre le cortabas los dos extremos. ¿Por qué?
—Mi madre siempre lo hacía así —respondió la abuela.
—Pero, ¿por qué?
—No lo sé; vamos a preguntarle a la bisabuela.
Y van las tres a casa de la bisabuela.
—Bisabuela, cuando preparabas la pierna de cerdo para asarla al horno
siempre le cortabas los dos extremos. ¿Por qué?
—Porque la fuente del horno era demasiado pequeña —respondió la
bisabuela.

Del mismo modo en que a veces caemos en patrones anticuados que se


transmiten de generación en generación, podemos quedar atrapados también
en nuestras propias convicciones obsoletas y en restricciones inconscientes e
i'rólogo 17

invisibles que limitan nuestra capacidad para pensar de otra manera, como
queda demostrado en la siguiente historia:
Érase una vez una rata. Era una rata común y corriente, con una
inteligencia común y corriente, muy aficionada al queso y dotada de
buen olfato.
Un día inundaba el aire el olor de un buen queso. La rata se sentó sobre
las patas traseras, frunciendo la nariz.
—¿Dónde estará ese queso? —se preguntó.
Frente a ella había cuatro túneles. Se introdujo rápidamente en el más
próximo, pero no dio con el queso. En el segundo tampoco había queso.
Correteó por el tercero, pero allí tampoco encontró el queso. Sólo faltaba
un túnel. Penetró en el cuarto túnel donde halló un trozo de queso enorme
y suculento, cuyo sabor era tan bueno como su olor.
Al día siguiente volvió a percibir el mismo olor. Se metió en el cuarto
túnel y... ¡queso! Y al día siguiente, y al otro, y al siguiente. La rata estaba
muy satisfecha porque sabía dónde encontrar el queso.
Un día notó el olor del queso pero no pudo hallarlo en el túnel de
siempre. Salió corriendo y comprobó que no se había equivocado: sí, era el
cuarto túnel. Volvió a entrar pero el queso no estaba allí. Salió y entró otra
vez para intentarlo de nuevo. ¡Pero allí no había queso!
Un momento. El olor seguía allí. Tal vez el queso estuviera en el tercer
túnel. Lo probó. Nada. ¿Y en el segundo? Tampoco. ¿Y en el primero? ¡El
queso! Y con gran satisfacción, se lo comió.

En cierto sentido, los seres humanos nos parecemos a esta rata. Olemos
el queso, apuntamos nuestra vista y nuestro olfato al objetivo y, al cabo de
algunos intentos, damos con el túnel donde se encuentra el queso. Y, por lo
general, tiene un sabor excelente. Pero, ¿qué sucede el día que ya no está allí?
Volvemos a introducirnos en el mismo túnel, observando y husmeando. Del
queso, ni rastro. Lo intentamos una y otra vez.
Llegado a este punto, la rata empieza a probar en los otros túneles. ¿Qué
hacemos los seres humanos? Seguimos insistiendo con el cuarto túnel, y otra
vez el mismo túnel, y otra vez, y otra más.
¿Cuál es, entonces, la diferencia entre ratas y seres humanos? A ellas
sólo les interesa el queso; en cambio, a los seres humanos nos preocupan
nuestro aspecto, tener razón, mantener las apariencias, estar a la altura de los
demás, la tradición, la autoestima, hacer las cosas como siempre se han
hecho. «Tengo que probarme a mí mismo», «Todo el mundo lo tiene», «Ya
encontrará el Gobierno alguna solución».
18 Prólogo

De hecho, después de un cierto punto, es posible que ya ni nos preocupe


si el queso está allí o no. Ya sea por una cuestión de hábito (la pierna de
cerdo) o de tozudez (el queso), con frecuencia nos negamos a cambiar de
forma de pensar, aunque sea nuestro fin... como podría ocurrir.
Para saber si hay o no hay queso al final del túnel, tiene que empezar a
pensar dejando de lado sus restricciones. En la figura P-l le presentamos un
enigma: tiene que unir los nueve círculos con tres líneas rectas, sin separar
del papel el lápiz o el bolígrafo.
Prólogo 21

FIGURA P-l
El enigma de los nueve círculos

No podrá resolver este enigma sin salir de su marco de referencia


acostumbrado. Este libro se refiere al aprendizaje de nuevas formas de
pensar, a encontrar otros túneles que recorrer, a ver más allá de lo que sabe
que es verdad para descubrir un nuevo plano monetario.

Pensar con independencia financiera


Una de las claves para crear el nuevo plano es lo que llamamos pensar
con IF. Se trata del proceso de analizar todos aquellos supuestos básicos que
uno adopta de forma inconsciente, de evaluar su viejo plano. Son ejemplos
de la forma de pensar con IF el hecho de darse cuenta de que ya no hace falta
cortar los extremos de la pierna de cerdo, que el queso ya no está en el cuarto
túnel y que el camino de la felicidad ya no se llama cuanto más, mejor.
Pensar con IF es despertar del sueño americano.
Pensar con IF está relacionado con la cartografía, con la elaboración de su
propio plano, un plano que represente con precisión el terreno de su vida tal
cual es en la actualidad. Este plano le permite elegir su propia senda a través
del territorio de sus ganancias y gastos, e integrar esta senda con el resto de
su vida.
Pensar con IF es imprescindible para todos aquellos que deseen una
relación clara y relajada con el dinero. Si no puede pensar de forma
independiente, no puede ser independiente. Mientras no sea capaz de
cuestionar su plano monetario de forma intencionada y objetiva, estará
atrapado en un callejón financiero sin salida, en situaciones como las
siguientes:
22 Prólogo

♦ Gastando más de lo que gana.


♦ Comprando caro y vendiendo barato.
♦ Con un trabajo que no le agrada, pero sin encontrar una solución.
♦ Necesitando dos sueldos paira llegar a fin de mes.
♦ En el momento preciso en que consigue llegar a fin de mes, viendo que
alguien (el jefe, el Gobierno) lo hace peligrar.
♦ Estando tan confundido con respecto al dinero que lo deja en manos de
expertos que, a su vez, sacan provecho de su ignorancia.

Las consecuencias de pensar con IF


Pensar con IF está relacionado con ser conscientes del dinero que pasa
por su vida. El mero hecho de leer este libro le hace comenzar a pensar con
IF, pero con esto no basta. En realidad, si sigue los pasos sencillos que aquí se
indican podrá transformar su relación con el dinero, y así pasará de pensar
con IF a vivir con IF.
Pensar con IF conduce naturalmente a la inteligencia financiera, la
integridad financiera y la independencia financiera.

La inteligencia financiera
La inteligencia financiera consiste en ser capaz de desprenderse de sus
hipótesis y sus emociones con respecto al dinero para analizarlas
objetivamente. ¿Es cierto que el dinero compra la felicidad? ¿Todos tienen
que ganarse la vida? ¿El dinero es algo que hay que temer o ambicionar, amar
u odiar? Si vendo la mayor parte de mi tiempo por dinero, ¿realmente estaré
seguro?
A fin de lograr la inteligencia financiera, en primer lugar tiene que saber
cuánto dinero ha ganado hasta ahora, qué ha obtenido a cambio, cuánto
dinero entra en su vida y cuánto sale.
Pero esto no basta. También tiene que averiguar qué es realmente el
dinero y lo que entrega a cambio de dinero en su vida.
Una muestra tangible de inteligencia financiera consiste en quedar libre
de deudas y disponer en el banco por lo menos de una cantidad suficiente
para cubrir los gastos básicos durante seis meses. El programa que se
presenta en este libro conduce inexorablemente a la inteligencia financiera.
La integridad financiera
El diccionario define la integridad como la cualidad de íntegro que se
atribuye a una persona recta, proba, intachable y también a lo que no carece
de ninguna de sus partes.
i'rólogo 23

Para lograr la integridad financiera hay que saber cuál es el impacto real
de lo que gana y lo que gasta tanto sobre sus familiares más inmediatos como
sobre el planeta. Es saber cuánto dinero y cuántos bienes materiales son
suficientes para sentirse satisfecho, y qué es lo que sobra y lo que confunde.
Es hacer que todos los aspectos de su vida financiera coincidan con sus
valores. El programa que se presenta en este libro conduce inexorablemente
a la integridad financiera.

La independencia financiera
La independencia financiera se obtiene como consecuencia de seguir
diligentemente todos los pasos del programa que se explica en este libro.
Consiste en disponer de ingresos suficientes para satisfacer sus necesidades y
comodidades básicas, procedentes de una fuente que no sea el empleo
remunerado.
Si bien puede que la independencia financiera no sea uno de los objetivos
que se plantea en este momento, con el tiempo forma parte del futuro de
todos. Piénselo. La independencia financiera es una consecuencia natural e
inevitable de la vida. Llegará un momento a partir del cual ya no tendrá
necesidad de ganarse la vida. La única opción que tiene al respecto es cuándo
y cómo alcanzar ese punto. En algunos casos se logra en vida y entonces re-
cibe el nombre de jubilación. En la actualidad, en numerosos sectores se
tiende a una jubilación anticipada. Esta práctica a menudo evita el despido de
mayor cantidad de trabajadores más jóvenes.
Una de las finalidades de este libro consiste en dar a conocer los medios
para lograr la independencia financiera mucho antes que la jubilación
tradicional, sin depender de las fuentes de ingresos habituales, como son las
pensiones y la Seguridad Social. Al avanzar en la lectura, verá asimismo que
la independencia financiera comprende mucho más que disponer de unos
ingresos seguros. También es desembarazarse del obstáculo que representan
ciertas creencias financieras, de deudas que nos impiden actuar y de nuestra
paralizante incapacidad para enfrentarnos a las comodidades de la vida
moderna, desde reparar el coche hasta arreglar la calefacción central. La
independencia financiera es todo aquello que no le hace depender del dinero
para manejar su vida.

¿Qué es una PIF?


PIF es la sigla que utilizamos aquí para designar a una persona que piensa
con IF, que está adquiriendo la inteligencia financiera, aprendiendo la
integridad financiera y avanzando naturalmente hacia la independencia
24 Prólogo

financiera. Llamamos PIF a toda persona que aplica el pensamiento IF en su


vida, siguiendo los pasos de este programa.

¿CÓMO SE LLEVÓ A CABO ESTE LIBRO?

Este libro no se basa en una teoría, en una buena idea ni en un nuevo


enfoque. Es el resultado de sumar cincuenta años de experiencia (treinta de
Joe Domínguez más veinte de Vicki Robin) viviendo según todos los
principios que aquí se exponen. Éste es un libro que no surgió de repente,
sino que fue creciendo.
En 1969, a los treinta y un años, Joe se retiró de su carrera en Wall Street
y nunca más volvió a aceptar dinero a cambio de un trabajo. A lo largo de su
vida, Joe se acostumbró a pensar de otros modos y naturalmente aprendió a
pensar con IF.
Durante los diez años que trabajó como analista técnico y asesor para
inversiones institucionales, se dedicó a tratar de alcanzar un objetivo secreto:
adquirir conocimientos suficientes sobre el dinero para desarrollar un
programa que le permitiera jubilarse con unos ingresos adecuados para
mantener el resto de su vida el estilo de vida elegido; y todo partiendo de un
salario modesto, sin especulaciones ni grandes éxitos financieros.
Después de ensayar y fallar muchas veces, de hacer pruebas e introducir
modificaciones, finalmente dio con un programa que no tenía nada que ver
con estrategias de inversión arriesgadas ni con métodos analíticos originales
y complejos. Por el contrario, se trataba de aplicar el sentido común,
observando los usos comerciales elementales, reexaminando hipótesis
pasadas de moda y siguiendo diligentemente nueve pasos sencillos.
Joe se llevó una gran sorpresa al comprobar que lo que había elaborado como un
proyecto puramente personal despertaba el interés de otras personas y que a los
demás les resultaba tan útil como a él, independientemente de su tipo de
trabajo. Vicki fue una de sus primeras discípulas. Se conocieron en 1969,
varios meses después de que ella abandonara una incipiente carrera teatral y
cinematográfica en Nueva York con la intención de averiguar qué más podía
ofrecerle la vida. Tras acabar el instituto con uno de los promedios más altos
y de licenciarse con honores por la Universidad Brown, Vicki sabía lo que
era el éxito, pero se preguntaba si para conseguirlo era imprescindible el tipo
de estrés y egocentrismo que había encontrado en el mundo profesional. Su
mente abierta y sus considerables ahorros le permitieron reconocer el valor
del nuevo mapa monetario de Joe y aplicarlo a su propia vida. Tuvo que
i'rólogo 25

adaptar su estilo de vida a sus nuevos medios, pero los cambios no hicieron
más que aumentar su sensación de libertad y de confianza en sí misma.
En los veinte años siguientes, numerosos amigos y los voluntarios que
trabajaban con Joe y Vicki en diversos proyectos de servicios les pidieron
datos acerca del programa, los aplicaron y descubrieron así que se aclaraban
todos los aspectos de su vida financiera: los ingresos y los gastos, el pago de
deudas, disponer de tiempo para la familia, cumplir con las obligaciones
impositivas tan temidas antes, ahorrar para permitirse una vivienda mejor,
superar la conciencia de pobreza, la inseguridad laboral, el temor a la falta
de... y muchas cosas más, sin plantearse siquiera como meta la cuestión de la
jubilación anticipada.
Durante todos esos años, ni Joe ni Vicki tuvieron la intención de
organizar seminarios sobre temas financieros. Disfrutaban trabajando todo el
día como voluntarios en una amplia variedad de proyectos, desde ayudar a
establecer un centro para jóvenes con problemas de drogadicción hasta
colaborar con otros proyectos para obras de caridad y de servicios para la
comunidad. El seminario apareció de pronto, mientras estaban embarcados
en otras actividades. Al principio, Joe se reunía con sus amigos, individual-
mente, en una charla informal; a medida que ellos fueron aplicando los pasos
y comprobando su eficacia, hicieron correr la voz, entusiasmados. Y así fue
como Joe empezó a dar unos seminarios por las tardes, con el título de
«Transforme su relación con el dinero y logre la independencia financiera».
La demanda fue en aumento y el curso se convirtió en un seminario que
duraba todo el día, con la asistencia de numeroso público. En menos de dos
años se llevaron a cabo seminarios en más de cuarenta ciudades de Estados
Unidos, y la demanda seguía creciendo, siempre andando de boca en boca.
En 1984, Vicki creó la New Road Map Foundation (la Fundación Nuevo
Plano), una organización educativa y de caridad, sin fines de lucro, con el
objetivo primordial de satisfacer esta demanda publicando una compilación
compuesta por un curso en audio- casetes de ocho horas de duración y un
libro de ejercicios que reunían lo mejor de los seminarios de Joe. Siguiendo
su política, se vendieron a un precio económico (60 dólares, unas 7 500
pesetas) y los beneficios netos se han distribuido entre otras organizaciones
sin fines de lucro que trabajan por un mundo mejor.
Durante los últimos años, su entusiasmo por comunicar los principios de
este nuevo plano financiero han llevado a Vicki a dar infinidad de charlas. Al
igual que Joe, jamás ha aceptado dinero a cambio de su trabajo. Además, la
New Road Map Foundation no paga salarios, ni derechos, ni honorarios, ni
gastos personales.
26 Prólogo

En 1991, más de 30000 personas habían asistido al seminario


«Transforme su relación con el dinero y logre la independencia financiera».
El curso llegó a todo Estados Unidos, a todas las provincias de Canadá y a
otros veinte países más; llamó la atención de los medios de comunicación
estadounidenses, se realizaron entrevistas por la radio y aparecieron artículos
en varias revistas y en innumerables periódicos. Prácticamente toda la
difusión se hizo de boca en boca, o a través de la correspondencia. No se
publicaron anuncios ni se hizo publicidad en televisión.
A lo largo de los años, la reacción de los individuos siguió reforzando la
idea de que el curso no se refería sencillamente a la jubilación anticipada,
sino a cambiar la manera de pensar.

¿QUÉ PUEDE ESPERAR DE ESTE LIBRO?

Los capítulos siguientes están estructurados para ayudarle a que aprenda


a pensar con IF, enseñándole a reconocer su viejo plano monetario y a
elaborar uno nuevo.
Mediante la exploración de los conceptos que se presentan en el libro y la
aplicación diligente de los nueve pasos, logrará transformar su relación con
el dinero y obtener la IF: la inteligencia financiera, la integridad financiera e
incluso la independencia financiera. Le contaremos el caso de otras personas
(desde cocineros hasta asesores, desde personas que odian las matemáticas
hasta gerentes de empresas, desde entrenadores hasta camioneros) cuyas
vidas son ahora más completas y más satisfactorias, después de aplicar lo que
han aprendido siguiendo los nueve pasos que aquí presentamos.
A partir de los cientos de cartas que hemos recibido, sabemos cómo se
han enriquecido las vidas de tantas personas después de seguir el programa:

♦ Por fin conocen los aspectos fundamentales del dinero.


♦ Se vuelven a conectar con sus viejos anhelos y encuentran maneras de
llevarlos a cabo.
♦ Con una gran sensación de libertad y alivio, aprenden a distinguir
entre lo esencial y lo superfluo en todos los aspectos de su vida y a
liberarse de sus cargas.
♦ Ven cómo mejora la relación con su pareja y con sus hijos.
♦ Su nueva integridad financiera les permite resolver muchos conflictos
internos entre sus valores y su estilo de vida.
i'rólogo 27

♦ El dinero deja de ser una cuestión fundamental en su vida y por fin


consiguen el espacio intelectual y emocional para dedicarse a otros
temas que tienen más importancia.
♦ En un plano material, cancelan sus deudas, incrementan sus ahorros y
son capaces de ser felices viviendo dentro de los límites que les
impone su presupuesto.
♦ Disponen de más tiempo libre porque al reducir los gastos no tienen
que trabajar tantas horas.
♦ Dejan de solucionar los problemas con dinero y, por el contrario,
utilizan las dificultades como oportunidades para adquirir nuevas
aptitudes.
♦ En términos generales, desaparece la división entre su dinero y su vida
que, de este modo, se convierte en un todo integrado.

Todas las personas que siguen este programa consiguen algo exclusivo
que mejora su vida. ¿En cuánto tiempo? Esto ya depende de cada uno... y de
su propio plano.
PARA PONERSE EN CAMINO

Si pretende crear su propio plano financiero, lo único que precisa es una


libreta, un bolígrafo y la voluntad de cambiar su manera de pensar.
El enigma de los nueve círculos es un buen ejercicio para salir de los
encasillamientos mentales habituales y para descartar hipótesis. Casi todos
los que no son capaces de resolverlo a la primera suponen que no se puede
salir del cuadrado imaginario que definen los nueve círculos. Pero río hay
ninguna regla que prohiba prolongar las líneas hasta el borde del papel... o
incluso más. Otra hipótesis frecuente es que esas cosas redondas son puntos,
en vez de círculos de un tamaño razonable, con una parte superior, un centro
y una parte inferior. ¿Ya tiene suficientes pistas? Si todavía no ha
descubierto la solución, siga trabajando con los pasos del libro hasta que se le
presente sola.
Para crear su propio plano económico no hace falta ser experto en
matemáticas; cualquiera es capaz de realizar los ejercicios aritméticos
necesarios. Cada uno émpieza a partir de su propia situación económica
(tanto si debe seis millones de pesetas como si dispone de cuantiosos
ahorros) y psicológica (tanto si ama el dinero como si lo odia).
Para seguir los pasos del programa hace falta dedicación pero cada paso
trae consigo su recompensa. Tenga en cuenta que no obtendrá codas las
compensaciones cuando acabe de leer el libro. Al principio, es posible que
28 Prólogo

tenga la impresión de que hace falta mucho tiempo para poner en práctica de
forma coherente alguno de los pasos; no obstante, quieipes llevan varios
meses practicando reconocen que realmente pierden menos tiempo en
cuestiones económicas que antes de haceif el curso. El hecho de poder saldar
siempre la cuenta corriente, de no tener que salir corriendo al banco para
cubrir un descubierto, de no perder el tiempo en presupuestos absurdos, de
no discutir más con el cónyuge por cuestiones de dinero, de no pasar horas
tratando de averiguar «adonde ha ido a parar todo lo que tenían», y de llevar
automáticamente un registro contable que les facilita las cosas cuando llega
el momento de hacer la declaración de renta, no son más que algunos ejem-
plos de la forma en que la aplicación habitual de estos pasos le permite
ahorrar uno de sus recursos más preciados: el tiempo.
UN PLANO MÁS GRANDE

No hay que olvidar que nuestro plano económico actual se elaboró para la
comunidad estadounidense durante la revolución industrial. Se han
producido muchos cambios en estos cien años, pero ha habido muy pocos
cartógrafos.
En la actualidad, nuestro plano económico se extiende más allá de nuestra
propia familia, incluso más allá de la comunidad de nuestro propio país, para
incluir a todos los pueblos del mundo. Además, teniendo en cuenta los graves
problemas ecológicos que existen en todo el mundo, debemos abarcar
también la naturaleza. En definitiva, ahora nuestra comunidad es todo el
planeta.
La nueva serie de necesidades de esta comunidad global requiere que los
individuos vuelvan a examinar y a adaptar sus ideas y sus opciones con
respecto a su vida financiera personal.
¡La revolución industrial ha triunfado! ¿Se ha adaptado usted a la
economía de tiempos de paz? Su plano, ¿es el reflejo de una vida que ha
alcanzado la máxima satisfacción?
Si este libro le ayuda a desarrollar con plenitud su vida, hemos cumplido
nuestro objetivo.
Nuestra experiencia a lo largo de tantos años de presentar el programa
nos ha enseñado que se puede llevar a cabo y que usted también puede
hacerlo. Las personas que han alcanzado la independencia financiera han
descubierto la emocionante satisfacción que se desprende del hecho de
aportar tiempo, talento y amor al bienestar de nuestro planeta y sus
habitantes. Los autores desean fervientemente que este libro le haga más
libre para colaborar en nuestro mundo.
v< rt
LA TRAMPA DEL DINERO: EL VIEJO
PLANO DEL DINERO

EL DINERO: ¿UNA TRAMPA?


1
«¡La bolsa o la vida!»
¿Qué haría si alguien le pusiera una pistola en las costillas y le dijera esta
frase? Seguramente, entregarle la cartera. La amenaza surte efecto porque
damos más valor a la vida que al dinero. ¿O no?

Chris Northrup era una mujer que intentaba abrirse camino en una
profesión dominada por los hombres: la medicina. Como tantas otras minorías
que pretenden romper con siglos de costumbres y prejuicios, se sentía
obligada a superar a sus pares en todos los niveles: hacía horas extra-
ordinarias, participaba en las juntas, daba conferencias e incluso trataba de
ser una súper-mamá y criar dos hijos sin perder comba. Su trabajo, ■ que en
muchos sentidos le gustaba mucho, le consumía la vida a razón de ochenta
horas a la semana.

Después de acabar el instituto, Gordon Mitchell dedicó los primeros siete


años a trabajar como organizador a nivel nacional dentro de una or-
ganización de militantes negros. No tenía ingresos fijos pero la organización
cubría sus necesidades. Sus compatriotas eran su familia y su misión, su vida.
No obstante, aparecieron fallos en este matrimonio perfecto de trabajo y
sueldo. Gordon acabó por desilusionarse ante la disparidad entre lo que
predicaba la organización y lo que practicaban sus dirigentes y al final se fue.
Se incorporó al mercado laboral y se convirtió en un próspero asesor
financiero en Michigan. Al igual que muchas otras personas que dejan que su
trabajo les consuma la vida, el matrimonio acabó en divorcio y contrajo
deudas por 120000 dólares (unos 15000000 de pesetas). Entonces se puso a
soñar con los viejos tiempos, cuando vivía con sencillez y cumplía una misión
interesante. ¿Podría volver a algo así?

Penny Yunuba trabajaba como vendedora setenta horas a la semana y le iba


muy bien, pero eso no le bastaba. Penny afirma que, «después de leer libros como
The Poverty of Affluence (La pobreza de la abundancia) de Paul Wachtel, me di
cuenta de que no era la única que experimentaba la sensación de que "me faltaba
algo". Empecé a hablar con otras personas y descubrí que los demás también se
sentían deprimidos muchas veces. Después de conseguir el premio de una
vivienda cómoda con todo lo que hay que tener, me sentía insatisfecha. ¿Tengo
que trabajar y trabajar hasta que llegue el momento de jubilarme, extenuada, y
seguir así hasta que me pongan a criar malvas? ¿Y no hacer otra cosa que
gastarme el dinero que he guardado y perder el tiempo hasta el fin de mis días?»

El gran amor de Cari Mertier era la música, pero se ganaba la vida como
procesador de datos para el condado de Snohomish, en el estado de Washington,
y había perdido las esperanzas de hacer coincidir su amor y su vida. Sin saber a
ciencia cierta qué quería decir ser un hombre, había asumido todos los atavíos de
la adultez y esperaba que llegara un día en que hicieran de él un hombre. Tenía
un título universitario, esposa, profesión, empleo, coche, casa, hipoteca y hasta
un césped para cortar. Sin embargo, en vez de sentirse un hombre, cada vez se
sentía más atrapado.

Diane Grosch odiaba su trabajo de programadora. Aunque no hacía más que


el mínimo necesario para no perder el empleo, lo hacía tan bien que no podían
despedirla. Acumuló todos los símbolos del éxito: un Mazda RX-7, una casa de
campo... pero apenas le servían para compensar el aburrimiento del trabajo. Se
dedicó a viajar y a participar en diversos talleres, sin que ninguno de estos
placeres le hiciera olvidar la tristeza de la semana laboral. Al final se convenció
de que a lo mejor no podía pedir más, y que tenía que conformarse con que el
trabajo le hiciera perder lo mejor de su vida.
Aunque a muchos de nosotros nos agrade el trabajo que hacemos, son pocos
La trampa del dinero: ei viejo plano del dittéro 33
los que pueden decir con sinceridad que su actividad laboral es perfecta. Porque
para serlo tendría que ofrecer cierto grado de dificultad para resultar interesante,
pero sin ser demasiado difícil para resultar agradable; un cierto compañerismo
para que podamos crecer como personas, pero también la soledad suficiente para
resultar productiva; suficientes horas de trabajo para acabar la faena, pero el
tiempo libre suficiente para descansar; suficiente servicio para sentirnos útiles,
suficiente sencillez para resultar entretenida. Además del dinero suficiente para
pagar las cuentas... y un poco más. La mayoría de nosotros ha dejado volar la
imaginación viendo cosas así por la televisión. Pero hasta el mejor trabajo tiene
inconvenientes. Uno llega a la mitad de su vida y se da cuenta de que ha estado
haciendo lo que sus padres le han dicho. O peor aún, que lleva veinte años
curando caries porque alguien, a los diecisiete años (¿es posible que fuera yo,
realmente?), decidió que lo mejor del mundo era ser dentista. Nos hemos in-
corporado al mundo real, al mundo de las concesiones. Después de tanto
entusiasmo por salir a ganar la medalla de oro, estamos tan cansados al final del
día que lo único que pretendemos es un sofá donde caer rendidos.
Sin embargo, todos nos aferramos a la noción de que hay una manera de vivir
la vida que tiene más sentido, que brinda más satisfacción y le da un mayor
significado. Las personas que aparecen a lo largo del libro han comprobado que
esa otra manera existe. Hay una manera de vivir una vida auténtica, productiva,
significativa, conservando al mismo tiempo todas las comodidades materiales que
queremos o necesitamos. Hay una manera de equilibrar la vida interior con la
exterior, de hacer que nuestro yo laboral se lleve bien con nuestro yo familiar y
con nuestro yo más profundo. Hay una manera de resolver la cuestión de ganarse
la vida que nos permita llegar más vivos al final. Hay una manera de plantearse la
vida de tal forma que, si nos dan a elegir entre la bolsa y la vida, podamos decir:
«Quiero las dos, gracias.»

En lugar de ganarnos la vida, nos matamos trabajando


Muchos trabajadores, sin embargo, desde aquellos que disfrutan con su
trabajo hasta los que apenas lo soportan, parece que no tienen una verdadera
alternativa entre la bolsa o la vida. Lo que ellos hacen para conseguir dinero
domina sus horas de vigilia, y la vida es lo que cabe en el poco tiempo que les
queda.
Pensemos en el típico trabajador estadounidense. Suena el despertador a las
siete menos cuarto, se levanta y empieza a correr. La ducha. Ponerse el uniforme
profesional: para algunos, un traje o una falda; un mono para otros; de blanco, los
profesionales de la medicina; vaqueros y camisas de franela para los obreros de la
construcción. El desayuno, si queda tiempo. Coger el bocadillo y la cartera (o la
fiambrera) y montarse en el coche para sufrir el castigo diario de la hora punta. En
el trabajo de nueve a cinco. Tratar con el jefe. Tratar con ese compañero que nos
hace la vida imposible. Tratar con los proveedores. Tratar con los
clientes/pacientes. Parecer atareado. Disimular los errores. Sonreír cuando nos
piden que cumplamos metas imposibles. Suspirar con alivio cuando ese hacha
llamada reestructuración o reducción de plantilla —o simplemente despido—
cae sobre las cabezas de los demás. Hacerse cargo del trabajo adicional. Vigilar el
reloj. Discutir con la propia conciencia pero darle la razón al jefe. Volver a
sonreír. Las cinco. Otra vez el coche y camino a casa. Llegar a casa. Actuar como
un ser humano con la pareja, los niños o los compañeros de piso. Comer. Mirar la
tele. A la cama. Ocho horas de bendito olvido.
¿Y a esto le llaman ganarse la vida? Piense un poco. ¿Cuántas veces las
personas parecen más espabiladas al acabar la jornada laboral que al comenzarla?
Cuando llegamos a casa después de habernos ganado el sustento, ¿estarnos más
llenos de vida? ¿Atravesamos la puerta alegremente, frescos y llenos de energía,
dispuestos a pasar una velada espléndida con la familia? ¿Dónde está toda la vida
que se supone que hemos ganado en el trabajo? Para muchos de nosotros, ¿en
realidad no estamos más cerca de matarnos trabajando? ¿No nos estamos
matando —nuestra salud, los amigos, la sensación de alegría y entusiasmo— por
el trabajo? Sacrificamos la vida por dinero, pero tan poco a poco que apenas nos
damos cuenta. Las sienes plateadas y la creciente calvicie, junto con ciertos signos
dudosos de progreso, como un despacho, una secretaria o un cargo importante,
son lo único que marca el paso del tiempo. Al final, a lo mejor conseguimos todas
las comodidades, e incluso los lujos que habíamos deseado, pero la inercia nos
impide salir de la rutina de trabajar de nueve a cinco. Después de todo, si no
trabajáramos, ¿qué haríamos con el tiempo? Soñábamos con encontrar sentido y
La trampa del dinero: ei viejo plano del dittéro 34
satisfacción por medio del trabajo, pero esos sueños se han desvanecido en la
realidad de las intrigas, el tedio y la intensa competencia del mundo profesional.
Incluso los que trabajamos en una actividad que nos agrada y sentimos que
estamos aportando algo, reconocemos que podríamos disfrutar mucho más fuera
de la rutina de nueve a cinco: la satisfacción que se siente cuando uno hace el
trabajo que le gusta sin ningún tipo de limitaciones ni restricciones, y sin temer
tampoco que nos despidan y sumarnos a las filas de los desempleados. ¿Cuántas
veces hemos pensado o hemos sostenido: «Yo lo haría de este modo, si pudiera,
pero los vocales de la Junta lo quieren a su manera»? ¿Cuántas veces hemos
tenido que sacrificar nuestros sueños para conservar nuestros fondos o nuestro
empleo?

Creemos que somos nuestro trabajo


Aunque nuestra situación financiera nos permitiera renunciar a un empleo que
limita nuestra felicidad y atenta contra nuestro sistema de valores, a menudo no
tenemos la capacidad psicológica para liberarnos, porque nos hemos
acostumbrado a supeditar nuestra identidad y nuestra valía personal a nuestro
empleo.
El trabajo ha pasado a ocupar el lugar de la familia, el barrio, las cuestiones
cívicas, la iglesia e incluso los amigos corno vínculo principal, convirtiéndose en
nuestra principal fuente de afecto y lugar de autoexpresión. Reflexione un
momento. Piense en lo que siente cuando le formulan la dichosa pregunta: «¿A
qué se dedica?» y responde «Soy...». ¿Se siente orgulloso? ¿Avergonzado?
¿Quisiera decir: «No soy más que...» si no está a la altura de sus propias
expectativas? ¿Se siente superior, inferior, a la defensiva? ¿Dice la verdad?
¿Bautiza con un nombre exótico una ocupación corriente y moliente para darse
importancia?
¿Nos hemos habituado a medir nuestro valor como seres humanos en función
del sueldo? ¿Serían más importantes los profesores que los médicos si ganaran
más que ellos? ¿Cómo es posible que, en la década de los ochenta, un master en
administración de empresas se convirtiera en la clave del éxito con el sexo
opuesto cuando hasta ese momento las personas con ese título tenían fama de
aburridos, en el mejor de los casos? Cuando nos reunimos con nuestros ex
compañeros de instituto, ¿cómo evaluamos en nuestro fuero íntimo el éxito de
nuestros iguales? ¿Averiguamos si se sienten satisfechos, si viven de acuerdo con
sus valores, o les preguntamos dónde trabajan, qué puesto tienen, dónde viven,
qué coche tienen y a qué escuela van sus hijos? Éstos son los símbolos del éxito
que todos reconocemos.
Paralelamente al racismo y al sexismo, nuestra sociedad posee una especie de
sistema de castas según lo que uno haga por dinero. Este tipo de discriminación
laboral se manifiesta en nuestra relación con los demás en el trabajo, en las
reuniones sociales e incluso en nuestras casas. Si no, ¿por qué motivo las amas de
casa se consideran ciudadanos de segunda?

El elevado coste de matarse trabajando


El psicoterapeuta Douglas LaBier documenta este malestar social en su libro
Modern Madness (La locura moderna). La sucesión de profesionales de éxito que
se presentaban en su consulta con el cuerpo agotado y el alma vacía le alertaron de
los riesgos que implica nuestro materialismo para la salud mental y física. LaBier
comprobó que, en el 60 % de los varios cientos de casos que abarcaba su estudio,
el hecho de centrarse en el dinero, la posición y el éxito a expensas de la
satisfacción y el sentido personales provocaba depresiones, angustias y otros
trastornos relacionados con el trabajo, incluido el ubicuo estrés.
Si bien ya ha transcurrido casi medio siglo desde que oficialmente se
estableció una semana laboral de cuarenta horas, muchos profesionales creen que
deben trabajar horas extraordinarias y los fines de semana para mantenerse al día.
Según una encuesta realizada por Harris en noviembre de 1990 entre 1 255
adultos, el 54% de los estadounidenses opina que dispone de menos tiempo libre
que hace cinco años. Otras encuestas de opinión han mostrado una notable
disminución de la satisfacción laboral en todos los grupos de edad, en todas las
ocupaciones, en todas las clases sociales, en todo el país, a pesar de que al mismo
tiempo se produjo un incremento en la cantidad de personas con edades
comprendidas entre los 25 y los 45 años, aproximadamente, que tenían una
carrera. Trabajamos más pero disfrutamos menos de la vida (y es posible, además,
que tengamos menos vida para disfrutar). Hemos desarrollado un mal-estar
La trampa del dinero: ei viejo plano del dittéro 35
nacional que depende de nuestra forma de ganar dinero.

¿Qué hemos obtenido a cambio?


Aunque no seamos más felices, cualquiera diría que por lo menos disfrutamos
del símbolo tradicional del éxito: tener dinero en el banco. Pero no es así. En
realidad, nuestra capacidad de ahorro ha disminuido. El índice de ahorro (el
porcentaje de ahorro en función de la renta disponible) era del 4,5 % en 1990 (y en
1988 incluso llegó al 4,1 %), mientras que en 1973 los estadounidenses ahorraban
una media del 8,6 %. Los japoneses, por su parte, ahorran más del 15 % de su
renta disponible.
No sólo ahorramos menos sino que también ha subido (¡y mucho!) nuestro
nivel dé endeudamiento. La deuda del consumidor superó los 735 mil millones de
dólares en 1990, lo cual significa un 42 % más que en 1985 y un Í46 % más que en
1980; 3 000 dólares (unas 390000 pesetas) por cada hombre, mujer y niño que
hay en el país. Cada ocho segundos llega a nuestra sociedad un recién nacido al
que se recibe exclamando: «¡Bienvenido! Nos debes 3000 dólares», y eso sin
tener en cuenta su participación en la deuda pública. No me extraña que se eche a
llorar.
La deuda es una de nuestras principales trabas. Con nuestro nivel de
endeudamiento y nuestra falta de ahorros, caemos forzosamente en la rutina de
nueve a cinco. Entre las hipotecas, la financiación del coche y las deudas de las
tarjetas de crédito, no podemos permitirnos el lujo de renunciar. Cada vez hay
más estadounidenses que acaban viviendo en el coche o en la calle. Y no nos
referimos sólo a los pobres o a los deficientes mentales. La categoría de
desempleados que aumenta con mayor rapidez es la de los empleados de oficina.
La cantidad de despidos aumenta con creciente rapidez en todos los sectores,
desde la industria maderera del noroeste, en la costa del Pacífico, hasta las altas
finanzas de Wall Street.

Nos matamos trabajando para gastar durante el fin de semana


Piense en cómo gasta el consumidor medio el dinero que ha ganado. El
sábado, lleva la ropa al tinte, los zapatos al zapatero para que les cambie los
tacones, y el coche al taller para que le roten los neumáticos y averigüen el
motivo de ese ruido tan extraño. Después, al supermercado, a comprar comida
para toda la semana y a quejarse de lo caro que está todo: pensar que antes
gastábamos 50 dólares (unas 6000 pesetas) y ahora la cuenta no baja de 150
dólares (unas 18000 pesetas). (Desde luego, se podrían reducir los costes
aprovechando las ofertas y buscando la tienda más barata, pero ¿quién tiene
tiempo para eso?) A continuación, al centro comercial a comprar el libro que
están leyendo todos los componentes del grupo de apoyo. Sale con dos libros, un
traje (rebajado a mitad de precio) con sus correspondientes zapatos y una agenda
nueva (una libreta de hojas sueltas, con cremallera y calculadora), todo pagado
con la tarjeta de crédito. A casa. Ahora hay que ocuparse del jardín. ¡Vaya! Hay
que ir a la tienda a comprar unas podaderas. Regresa con dos semilleros de
prímulas y un adorno para el césped... ¡ah, sí!, y también las podaderas. Manipula
el tostador que quema el pan por más que se seleccione la temperatura mínima.
No consigue desarmarlo para localizar el problema y tampoco encuentra la
garantía. Acude a la tienda de electrodomésticos más próxima a comprar otro.
Vuelve con anaqueles y soportes para el cuarto de trabajo, muestras de colores
para pintar la cocina... ¡ah, sí!, y el tostador también. Sale a cenar con la pareja y
dejan a los niños con la canguro. El domingo por la mañana, crépes para todos.
¡Vaya! No queda más harina. Va al colmado a comprar harina y regresa con
fresas y arándanos congelados para los crépes, jarabe de arce, café de Sumatra...
¡ah, sí! y la harina. Lleva a la familia a dar un paseo en coche por el campo; pone
gasolina; conduce durante dos horas. Se detienen a comer algo en un restaurante y
paga con la tarjeta de crédito. Se pasa la tarde leyendo revistas, donde los
anuncios le hacen soñar con lo maravillosa que sería la vida si se comprara un
Porsche, o al extranjero de vacaciones, o cambiara el ordenador, o...
Lo malo es que pensamos que trabajamos para pagar las facturas, cuando en
realidad gastamos más de lo que ganamos para comprar más de lo que
precisamos, con lo cual volvemos a la cuestión de tener que trabajar para
conseguir dinero para comprar más cosas para...

¿Somos felices?
Si el esfuerzo cotidiano nos hiciera felices, no nos importarían las molestias ni
La trampa del dinero: ei viejo plano del dittéro 36
los inconvenientes. Si pensáramos que nuestro trabajo contribuye a hacer del
mundo un lugar mejor, gustosamente sacrificaríamos horas de sueño y nuestra
vida social sin sentirnos vacíos. Si las diversiones que adquirimos con nuestros
afanes nos proporcionaran algo más que un mero placer momentáneo y la ocasión
de superar a los demás, estaríamos contentos de pasar más horas trabajando. Pero
cada vez resulta más evidente que, a partir de un mínimo de comodidades, el
dinero no compra la felicidad que pretendemos.
Todas las personas que han participado en nuestros seminarios,
independientemente de sus ingresos, siempre decían que necesitaban más para ser
felices. Hemos incluido en los seminarios el siguiente ejercicio: le pedíamos a
cada una que se situara en una escala de felicidad que iba del 1 (desgraciado) al 5
(dichoso), en la cual el 3 equivalía a «no me puedo quejar», y establecimos una
correlación entre las cifras que nos daban y sus ingresos. En una muestra de más
de mil personas, tanto de Estados Unidos como de Canadá, el grado medio de
felicidad se mantenía siempre entre un 2,6 y un 2,8 (¡ni siquiera llegaba al 3!),
tanto para personas cuyos ingresos no llegaban a los 1000 dólares mensuales
(130000 pesetas), como para las que superaban los 4000 dólares (520000
pesetas). (Véase la figura 1 - i.)
Los resultados nos dejaron atónitos porque no sólo demuestran que la mayoría
de las personas suele ser infeliz, sino también que puede serlo
independientemente de lo que gane. Hasta las personas que se encuentran en
buena posición económica no siempre se sienten satisfechas. En las mismas hojas
preguntamos a los asistentes a los seminarios: «¿Cuánto dinero le haría falta para
ser feliz?» La respuesta fue siempre entre un cincuenta y un cien por cien «más
del que tengo ahora».
Estas conclusiones se confirman con muchas otras investigaciones sobre la
felicidad. En un estudio clásico, Roy Kaplan, del Instituto de Tecnología de
Florida, siguió el rastro de mil personas que habían ganado la lotería durante un
período de diez años. Fueron pocos los que se sintieron más felices o supieron qué
hacer con el dinero. Una cantidad increíble de ganadores se sentía menos feliz al
cabo de seis meses, después de dejar unos puestos de trabajo que constituían para
ellos una fuente de autoestima y de ganar un dinero del que no se sentían
merecedores. Muchos comenzaron a consumir drogas y a sentirse solos.
De modo que así es la situación, la sociedad más opulenta que ha tenido el
privilegio de habitar sobre la faz de la tierra, y no somos capaces de hacer otra
cosa más que trabajar sin parar, de casa al trabajo y del trabajo a casa, mientras
nuestro corazón anhela algo que apenas está un poco más allá del horizonte.
FIGURA 1-1 Escala de valoración de la vida
Elija la lista que describa mejor su vida actual
1 2 3 4 5

Incómoda Insatisfecha Satisfactoria Feliz Dichosa


Cansada Sigo buscando No está mal Me hace crecer Entusiasta

Incompleta Insuficiente Común Satisfactoria Plena

Frustrada Las relaciones Aceptable Productiva Desbordante


podrían ser mejores A veces alegre, a
Temerosa Relajada Apasionante
veces triste
A menudo solitaria Me las apaño Sin tensiones Intensa Soy
Airada Mejorando Estable
Eficiente alguien
Necesitada de No demasiado Normal
amor productiva Me alcanza el
Insegura Pocos riesgos tiempo
Necesito Divertida
seguridad Me adapto
Segura

Calidad de vida en relación con el nivel de ingresos


Ingresos mensuales: 0-1000 1 001-2000 2001-3000 3001-4000 más de 4000
(en dólares)

Promedio de la 2,81 2,77 2,84 2,86 2,63


valoración de la vida
de todos los
participantes con el
mismo volumen de
ingresos:

LA PROSPERIDAD Y EL PLANETA
Si esto no fuera más que un infierno privado, ya sería suficiente tragedia. Pero
no es así, porque nuestro estilo de vida tiene consecuencias cada vez más
devastadoras para nuestro planeta.
Estamos agotando los recursos de la tierra, obstruimos sus arterias (ríos y
La trampa del dinero: ei viejo plano del dittéro 37
caminos) y contaminamos el aire, el agua y el suelo. Los distinguidos miembros
de la Comisión Mundial de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el
Desarrollo, al cabo de tres años de estudios y conferencias en todo el mundo, han
acordado que una de las principales causas de los problemas ecológicos a escala
mundial son los patrones norteamericanos de consumo excesivo. Si añadimos a
este consumo la comprensible envidia y los deseos de los demás por conseguir los
mismos lujos que nosotros, la situación presagia el desastre. Y el desastre no está
lejos, sino que ya ha comenzado.
Todos conocemos los indicadores trágicos de este desastre que se cierne sobre
nosotros, desde el efecto invernadero hasta el agujero en la capa de ozono.
Aparecen en las primeras páginas de los periódicos y nos convierten a todos en
ecologistas renuentes y asustados. La situación empeora porque la industria
publicitaria propicia la demanda de productos que no necesitamos y que se fa-
brican con materias primas que podrían agotarse en poco tiempo.
En un programa de la Radio Pública Nacional, el comentarista económico
Lester Thurow dijo que era como si nos hubiéramos endeudado hasta el cuello
para celebrar la mayor fiesta de fin de año de la historia, durante la cual todo el
mundo se lo pasa en grande pero, cuando llega el 2 de enero, la alegría ha
desaparecido y sólo quedan las facturas por pagar. En la década de los ochenta la
situación ha estallado y ahora parece que el 2 de enero se hará realidad en la
próxima generación. Esto es particularmente grave porque en la última década
Estados Unidos ha pasado de ser la principal nación acreedora del mundo a
convertirse en la principal deudora del mundo. Cada vez en mayor medida, las
empresas, las viviendas, el suelo y los bonos del Estado del país pertenecen a
inversores extranjeros. Hemos hipotecado la granja y el cobrador del alquiler
puede venir a golpear a nuestra puerta una década de éstas.
Asimismo, en la última década se produjo una mayor separación entre ricos y
pobres, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo. Existen millones de
personas que no tienen hogar, porque no disponen de dinero para pagar una
vivienda mientras que otros, en cambio, gastan millones en hogares de lujo.
Históricamente, tal desigualdad es precursora de cambios importantes, e incluso
violentos.
Desde un punto de vista económico, social, político y espiritual, el afán
desmedido por gastar que se apoderó de nosotros después de la segunda guerra
mundial nos hizo contraer algunas deudas importantes. De un modo u otro, vamos
a pagarlo todo, y con intereses.

El gran perdedor en el juego del dinero


Lo malo es que muchos de nosotros ni siquiera somos conscientes de esta
deuda, porque nuestros principales benefactores no dicen nada y no teníamos ni
idea de que ellos eran los que nos prestaban. No nos hemos limitado a pedirle
dinero al banco. Nos han ayudado las generaciones futuras e incluso la generosa
Madre Tierra.
En este planeta cada vez más pequeño, la naturaleza es como el campo
comunitario de la aldea donde pacen las ovejas de todos. Si nos respetamos
mutuamente y respetamos el terreno comunitario, todas las ovejas consiguen su
ración, y el campo y la comunidad prosperan. Pero si algunos sólo se preocupan
de sí mismos y, por ejemplo, llevan más ovejas a pacer, de pronto desaparece la
buena voluntad, todos llevamos más ovejas y el campo se arruina.
La competencia entre los países ha agotado los recursos comunitarios de
nuestro planeta. Todo lo que comemos, vestimos, conducimos, compramos y
desperdiciamos procede de la tierra. Muchos de estos productos se fabrican con
recursos no renovables. Cuando los tiramos, puede que esas partes de la tierra no
sean capaces de sostener una vida significativa tal vez en miles y miles de años.
Es un viaje sin retorno de la tierra a la fábrica, de la fábrica a la tienda, de la tienda
a nuestra casa y de allí al vertedero. Hemos ignorado el hecho de que debemos
nuestro nivel de prosperidad actual a los dones benéficos (y gratuitos) de la
naturaleza: el suelo, el agua y el aire, que no cuestan nada y de los que exigimos al
máximo. Ahora nos enfrentamos a la triste posibilidad de que tal vez un día la
tierra ya no sea capaz de mantener la vida, o al menos la vida como la conocemos
y como queremos que sea. Por civilizados y desarrollados que seamos, seguimos
dependiendo del aire para respirar, del agua potable y del suelo fértil para nuestra
existencia cotidiana. Pero hemos infligido a nuestro planeta unos daños enormes,
tal vez irreparables.
Pero, ¿por qué?
La trampa del dinero: ei viejo plano del dittéro 38
¿Cómo nos hemos metido en este brete? ¿Y por qué no hacemos nada por salir
de él?
En primer lugar, muchos de nosotros ni siquiera nos damos cuenta, mientras
que otros opinan que la felicidad está a la vuelta de la esquina. En su libro New
World, New Mind (Un nuevo mundo, una nueva mente), Robert Ornstein y Paul
Ehrlich señalan que nuestra mente ha sido diseñada para responder bien a los pe-
ligros inminentes, como tigres e incendios, y la cercanía de núes-
tros enemigos. Sin embargo, en el mundo actual los peligros ambientales se
acumulan con tanta lentitud que nuestra mente es incapaz de registrarlos.
Sostienen Ornstein y Ehrlich que debemos aprender a reaccionar ante las primeras
La trampa del dinero: ei viejo plano del dittéro 39
señales lejanas de complejas medidas ecológicas con la misma energía con la que
solíamos trepar a los árboles para huir de las fauces del tigre.
Además, aceptamos matarnos trabajando porque nos parece que no tenemos
alternativa. Ya se afirmaba en la Biblia que «ganarás el pan con el sudor de tu
frente». El trabajo de nueve a cinco, hasta los sesenta y cinco, tan reciente en la
historia de la humanidad y sin embargo tan arraigado ya, parece la única opción
para cualquier persona que no sea ni una superestrella del deporte o del espectá-
culo, ni un excéntrico. Después de todo, tenemos facturas que pagar y una
identidad que mantener y, además, ¿qué haría de mi vida si no tuviese un empleo?

¿Más = mejor?
Muchos de nosotros nos matamos trabajando porque nos han vendido la
noción de que cuanto más, mejor. Aunque Buckminster Fuller compare la tierra
con una nave espacial, seguimos aferrados a las imágenes cinematográficas de la
Frontera, donde «siempre queda más en el sitio de donde viene esto».
Construimos nuestra vida laboral sobre este mito, con la expectativa de ganar
más a medida que pasan los años. Tendremos mayor responsabilidad y más
prerrogativas a medida que ascendamos en nuestro campo. Con el tiempo,
tenemos la esperanza de conseguir más bienes, más prestigio y más respeto de la
comunidad. Nos habituamos a esperar cada vez más de nosotros mismos y cada
vez más del mundo pero, en lugar de estar satisfechos, la experiencia demuestra
que, cuanto más tenemos, más queremos... y menos satisfechos estamos con el
statu quo.
Más = mejor; he aquí el lema que nos impulsa. El lema que nos lleva a cambiar
de coche cada tres años, a comprar ropa nueva para cada ocasión y cada estación,
a cambiarnos a una casa más grande y mejor cada vez que podemos y a renovarlo
todo, desde el aparato de música hasta el cortacésped, simplemente porque ha
aparecido otro modelo con algún dispositivo automático nuevo. Paul Wachtel, el
autor de The Poverty ofAffluence (La pobreza de la abundancia), cuestiona nuestra
dependencia del «más = mejor» como la
solución a todos nuestros anhelos. Demuestra que nuestro frenético afán por
conseguir más al final resulta contrario a los mismos objetivos que pretendía
conseguir: seguridad y satisfacción.

En 1958, cuando el economista John Kenneth Galbraith describió acertadamente


a Estados Unidos como la sociedad opulenta, el 9,5% de los hogares del país
tenía aire acondicionado, alrededor del 4% disponía de lavavajillas, y en menos
del 15% había más de un coche. En 1980, cuando Ronald Reagan logró
reemplazar a Jimmy Cárter basando su campaña en la impresión generalizada de
que el pueblo experimentaba dificultades económicas, el porcentaje de hogares
con aire acondicionado se había quintuplicado, el porcentaje de lavavajillas se
había incrementado más de un 700%, y el porcentaje de familias con dos o más
vehículos casi se había triplicado. Sin embargo, a pesar del notable crecimiento
económico —a pesar de poseer más dispositivos, aparatos y máquinas que se
supone que facilitan la vida— según las encuestas los estadounidenses se sentían
mucho menos afortunados que hacía veinte años.

Si su intención en la vida es tenerlo todo, nunca le alcanzará con lo que tiene.


En un medio donde más es mejor, suficiente es como el horizonte que siempre se
aleja. Uno pierde su capacidad para identificar ese punto de suficiencia donde
puede decidir detenerse. Se trata justamente de ese callejón sin salida psicológico
que describe Paul Wachtel, de esa situación insoluble del mito estadounidense de
tener más. Si más es mejor, lo que tengo no me basta. Pero cuando consiga ese
más que estoy seguro de que va a hacer que mi vida sea mejor, como sigo
creyendo que más es mejor, el más que he conseguido todavía no me basta. Y así
eternamente. Si pudiera conseguir más, entonces... y así sucesivamente. Cada vez
caemos en más deudas, y a menudo en más desesperación. Ese más que se
suponía que volvería la vida mejor nunca puede ser suficiente.

Los límites del crecimiento


La versión económica del cuanto más, mejor es que el crecimiento es bueno.
La economía moderna venera el crecimiento. En teoría, el crecimiento pone
fin a la pobreza, mejora nuestro nivel de vida, disminuye el desempleo, nos
mantiene al ritmo de la inflación, alivia el aburrimiento de los ricos y la miseria de
los pobres, refuerza el PNB (Producto Nacional Bruto), hace subir el índice Dow
La trampa del dinero: ei viejo plano del dittéro 40
Jones y derrota a los japoneses. La marea alta hace subir todos los barcos.
Pero pasamos por alto el hecho de que lo que impulsa el crecimiento
económico procede de la naturaleza e, incluso en las mejores circunstancias, la
naturaleza no es infinitamente abundante. Los recursos se agotan en algún
momento.
La naturaleza tiene límites. En el terreno de lo físico, no hay nada que crezca
indefinidamente. Todas las plantas y todos los animales alcanzan un tamaño
óptimo y entonces comienzan a funcionar con madurez, a participar en la vida:
dan hojas y frutos, reaccionan a los estímulos y proporcionan sustento a otras
formas de vida de su entorno. Sabemos también que toda población vegetal o
animal alcanza una cantidad máxima en función de los recursos limitados de
energía, alimento, agua, suelo y aire, y que a partir de ese momento comienza a
estabilizarse o a reducir su tamaño. Siempre se llega a un punto en el cual el
individuo o la población en cuestión desaparece por falta de recursos o se
estabiliza a un nivel que el medio puede asumir.
Por ignorar esta realidad fundamental del mundo natural, nosotros como
individuos y nuestra economía nos hemos acercado peligrosamente a los límites
de la capacidad de la Madre Naturaleza para brindarnos lo que le exigimos. A
pesar de todos los debates sobre la manera de calcular la cantidad de individuos de
la especie humana que puede soportar el ecosistema terrestre (la capacidad de
sustento terrestre), el científico Peter Vitousek calcula que en la actualidad los
seres humanos nos apropiamos del 40 % de lo que ofrece la naturaleza, a pesar de
no ser más que una de los millones de especies que vivimos de ella. El
crecimiento continuado, ya sea en población o en consumo, podría provocar un
desastre; las cifras de población y nuestras expectativas de un nivel de vida más
alto siguen subiendo.
Aunque resulta evidente que hemos de poner freno a nuestra adicción personal
y colectiva al crecimiento, manifestamos la clásica resistencia al cambio que se
conoce con el nombre de negación. No tenemos que cambiar porque estamos
seguros de que la tecnología nos va a salvar. Después de todo, decimos, basta con
echar una mirada al pasado. La ciencia y la tecnología han eliminado en-
fermedades mortales, desde la viruela hasta la difteria. Sin duda, vamos a
desarrollar la tecnología necesaria para purificar el agua; la ingeniería genética
nos dará semillas capaces de germinar a pesar del calentamiento global;
acabaremos con la contaminación y hallaremos la clave para obtener una energía
barata e ilimitada. Y si no nos salva la tecnología, sin duda lo hará el Gobierno.
Basta con ver todos nuestros avances sociales como especie. Si nos manifestamos
a favor de las apropiaciones, el Gobierno desarrollará un programa. Hay expertos
que saben lo que ocurre y que se están ocupando del tema. De todos modos, en
definitiva, no es un problema mío sino del Tercer Mundo. Si ellos dejaran de tener
tantos hijos y de quemar sus bosques, podríamos sobrevivir. Son ellos los que
tienen que cambiar. En cualquier caso, sería una tontería cambiar porque es
probable que los informes se equivoquen. No es la primera vez que nos mienten
los científicos, los políticos y los medios de comunicación. Seguro que este
problema ecológico no es más que un invento de unos cuantos abogados listos y
unos alarmistas indecisos. Y además, ¿qué puedo hacer yo? Después de todo,
tengo deudas y no puedo dejar de recorrer 60 km por día para ir a la fábrica de
chismes nucleares, aunque de ello dependiera la continuidad de la vida sobre la
Tierra, que no es el caso, ¿verdad?
Como personas y como planeta sufrimos un aumento de la riqueza y una
disminución de la nobleza. Como mínimo, tenemos que detenernos y
preguntarnos si realmente merece la pena, si nos sentimos tan satisfechos como
pretendemos. Si no es así, ¿para qué persistir, como adictos, con hábitos que están
acabando con nosotros?

La creación de consumidores
Quizá nos aferremos a nuestra opulencia (aunque no nos favorezca ni a
nosotros ni al planeta) por la naturaleza misma de nuestra relación con el dinero.
Veremos que el dinero se ha convertido en la pantalla sobre la cual se desarrolla
nuestra vida. Sobre él proyectamos la capacidad de cumplir nuestras fantasías,
calmar nuestros temores, mitigar nuestro dolor y hacernos subir hasta lo más alto.
De hecho, por medio del dinero satisfacemos la mayoría de nuestras necesidades
y deseos. Todo lo compramos, desde la esperanza hasta la felicidad. Ya no
vivimos la vida sino que la consumimos.
Los estadounidenses solíamos ser ciudadanos; ahora somos consumidores que
La trampa del dinero: ei viejo plano del dittéro 41
(según la definición de consumir que aparece en el diccionario) son personas que
«destruyen, extinguen; utilizan comestibles perecederos u otros géneros de vida
efímera para satisfacer necesidades o gustos pasajeros». No obstante, el
consumismo es un invento del siglo xx de nuestra sociedad industrial que se es-
tableció en una época en la cual se consideraba necesario estimular a las personas
a adquirir más bienes a fin de lograr un crecimiento económico constante.
A comienzos de la década de los años veinte surgió una curiosa novedad en la
economía estadounidense. La increíble capacidad de las máquinas para satisfacer
las necesidades humanas había resultado tan eficaz que la actividad económica
comenzaba a reducir su velocidad. Sabiendo por instinto que ya tenían suficiente,
los obreros solicitaban una reducción de la jornada laboral y más tiempo libre para
disfrutar del fruto de su trabajo. Esta tendencia alarmó a dos sectores de la
sociedad estadounidense. Por una parte, a los moralistas, que habían asimilado la
ética laboral protestante y opinaban que el ocio era peligroso y degradante y
conducía, como mínimo, a la pereza, y quizá también al resto de los siete pecados
capitales. El otro sector que dio la voz de alarma fue el de los industriales: el
descenso de la demanda de la producción fabril amenazaba con frenar el
crecimiento económico. Los trabajadores no parecían tener tanto interés por
adquirir los nuevos bienes y servicios (coches, productos químicos, aparatos y
entretenimiento) como los viejos (alimentos, ropa y cobijo).
No obstante, la alternativa al crecimiento no se consideraba un signo de
madurez sino precursora del estancamiento de la civilización y la muerte de la
productividad. Hacían falta nuevos mercados para la creciente abundancia de
bienes que las máquinas producían con tal celeridad y precisión... y para que los
fabricantes siguieran percibiendo ganancias. Y entonces surgió una idea genial:
estos nuevos mercados surgirían de las masas populares, pero se educaría al
pueblo para querer no sólo los objetos necesarios de siempre sino artículos nuevos
que no necesitaran. Así nació el concepto de nivel de vida, un arte, una ciencia y
una industria creados para convencer a los estadounidenses de que estaban
trabajando para elevar su nivel de vida en lugar de para satisfacer necesidades
económicas básicas. En 1929, el Comité Herbert Hoover sobre Recientes
Cambios Económicos publicó un informe sobre la marcha de esta estrategia
nueva (y tan ventajosa):

La encuesta ha demostrado de forma concluyente lo que desde hace tiempo se


consideraba válido en teoría: que los deseos son prácticamente insaciables y que
un deseo satisfecho cede paso a otro. La conclusión es que, económicamente, se
abre ante nosotros un campo ilimitado; que existen deseos nuevos que abrirán
camino a infinidad de otros deseos más nuevos, tan pronto como se vean
satisfechos (...) Nuestra situación es afortunada y nuestro impulso, notable.

En lugar de aprovechar el ocio como una actividad relajada, se transformó en


una oportunidad para incrementar el consumo, incluso el consumo del propio ocio
(en forma de viajes y vacaciones). Coincide Henry Ford:

Cuando las personas trabajan menos, compran más (...) El comercio es el


intercambio de bienes. Los bienes sólo se compran en la medida en que
satisfacen necesidades. Las necesidades se satisfacen sólo en la medida en que
se experimentan y se sienten más durante las horas de ocio.

El Comité Hoover estuvo de acuerdo. De hecho, el ocio no era un motivo


para no trabajar, sino un motivo para trabajar más todavía. En cierto modo, la
solución del consumo resultó satisfactoria tanto para los industriales hedonistas,
empeñados en lograr un paraíso material, como para los puritanos que temían que
el ocio sin ocupación condujera al pecado. En realidad, el nuevo consu- mismo
favoreció todos los pecados mortales (lujuria, avaricia, gula, orgullo, envidia), a
excepción, quizá, de la ira y la pereza.
Tras apaciguarse ligeramente durante la Depresión, el consu- mismo volvió
con renovado vigor en los años que siguieron a la segunda guerra mundial. Así lo
proclamaba Victor Lebow, un analista del comercio al por menor estadounidense
de los años de posguerra:

Nuestra economía enormemente productiva (...) nos exige que hagamos del
consumismo nuestra forma de vida, que convirtamos en rituales la adquisición y
el uso de bienes, que busquemos en el consumo nuestra satisfacción espiritual y
la satisfacción de nuestro yo (...) Necesitamos consumir, extinguir, gastar,
La trampa del dinero: ei viejo plano del dittéro 42
sustituir y tirar las cosas a una velocidad cada vez mayor.

Y así comenzó la competencia inexorable que nos atormenta si no


encontramos el término medio entre trabajar más para comprar artículos de lujo y
disponer de tiempo suficiente para disfrutarlos. Con el entusiasmo inicial que
despertó en nosotros nuestra nueva condición de consumidores, aprendimos a
defender nuestros derechos, oponiéndonos a la falta de escrúpulos. No obstante,
desde entonces los derechos han adquirido otro sentido.

El derecho a comprar
Hemos llegado a creer, en nuestro fuero interno, que tenemos derecho a
consumir. Si disponemos de dinero, podemos comprar todo lo que queramos,
tanto si lo necesitamos, lo usamos o al menos nos produce placer, como si no.
Después de todo, estamos en un país libre. Y si no tenemos dinero... ¡no importa!
Para eso están las tarjetas de crédito: para comprar. Gana el que muera con más
juguetes. La vida, la libertad y la búsqueda de bienes materiales.
Después de los derechos constitucionales a la libertad de expresión, de
reunión, de un juicio justo y todos los demás, viene el derecho a tener todo lo que
queramos, en la medida en que estemos dispuestos a pagar por ello (o al menos
que prometamos hacerlo... a su debido tiempo). Se difama a los ecologistas que
cuestionan el derecho a comprar un coche grande que consume mucha gasolina, o
a los activistas sociales que cuestionan el coste social de que una persona posea
una vivienda con cuarenta y cinco habitaciones mientras otros duermen en la
calle, por considerar que interfieren con la libertad individual. Nadie cuestiona el
derecho a la propiedad privada; simplemente destacamos lo a pecho que nos
hemos tomado el derecho a consumir, situándolo quizá por encima de otros
derechos, privilegios y obligaciones de una sociedad libre.
En años venideros, puede que cada vez se cuestione más nuestro derecho a
consumir lo que queremos, cuando queremos, como queremos y donde queremos,
a medida que nos enfrentamos con cuestiones como el mercado global, los
derechos humanos, el comercio libre, el daño ecológico y la merma de los
recursos. ¿No sería más sencillo librar nuestras batallas personales contra nuestro
afán de ostentación antes de comenzar con los enfrentamientos públicos? Éste
sería un buen momento para aprender a tener menos, en vez de esperar a que unas
normas estrictas y el clamor popular nos arranquen nuestros pequeños caprichos.
Es mucho más fácil ser buenos por elección que por obligación.

Comprar es bueno
Tras desafiar y enfrentarnos con esa vaca sagrada que es el derecho a
consumir, vamos a analizar otro tipo de derecho.
Hemos incorporado el concepto de que es bueno comprar, que en el consumo
estriba la fuerza de nuestro país. Hace poco, el titular de un periódico advertía que
«Si los consumidores escatiman gastos, se perjudica la economía». Nos previenen
de que, si no consumimos, habrá despidos en masa, las familias perderán su ho-
gar, aumentará el desempleo, las fábricas cerrarán, poblaciones enteras perderán
la base de su economía. Estamos obligados a comprar para que el país no pierda
su fuerza.
Los consumidores disponen de menos dinero para gastar en parte porque
ahorrar se ha convertido, sin duda, en una cuestión anti-patriótica. El lenguaje
mismo de la economía moderna promueve el consumo. ¿Qué otra cosa podemos
hacer con la renta disponible más que disponer de ella? Es evidente que nadie
quiere guardarla donde se pueda echar a perder.
De modo que, si consumir es la manera de mantener fuerte la economía, y los
ahorristas son personas a las cuales no les importa si sus conciudadanos pierden el
empleo, pasar el día en el centro comercial se puede considerar una actividad
totalmente patriótica. Lo único malo es que nuestras expectativas crecientes han
mermado nuestros ingresos, endeudando cada vez más al patriótico consumidor
medio. Esto nos coloca en un aprieto: la única forma que tenemos de poner en
práctica nuestro patriotismo económico es endeudarnos más. Si alguna vez se ha
sentido confuso frente a su afán de ostentación, puede que esto sea parte del moti-
vo. Usted mismo y cada uno de sus conciudadanos se encuentran en una situación
sin salida: hace mal si compra y también si no compra.
Todo esto lo exacerba la publicidad. Cuando el adolescente medio acaba el
instituto, ya ha presenciado más de 100000 anuncios publicitarios, a razón de
entre tres y cuatro horas a la semana.
Alan Durning indica que «el ciudadano medio oye de cincuenta a cien anuncios
La trampa del dinero: ei viejo plano del dittéro 43
cada mañana» antes de las nueve. La industria publicitaria gasta casi 500 dólares
anuales por cada ciudadano estadounidense (unas 62 500 pesetas).
Según las teorías de marketing, nos dejamos llevar por el temor, la promesa de
la exclusividad, la culpa y la ambición, y la necesidad de aprobación se está
convirtiendo en la nueva motivación de los años noventa. La tecnología
publicitaria, con las armas que le proporcionan las investigaciones de mercado y
una psicología compleja, pretende hacernos perder el equilibrio emocional... y
después nos promete resolver nuestro malestar con un producto. De cincuenta a
cien veces antes de las nueve de la mañana, todos los días.

Si somos un cáncer, ¿cuál es la solución?


Al mismo tiempo, entre tantos anuncios, la televisión, la radio y los periódicos
nos traen malas noticias sobre el medio ambiente: los envases de los productos
obstruyen los vertederos; su fabricación contamina el agua subterránea, provoca
la deforestación de la región amazónica, ensucia los ríos, baja el nivel del agua,
reduce la capa de ozono y modifica el clima. Si llevo tejidos sintéticos, contribuyo
a agotar nuestras limitadas reservas de combustibles fósiles, pero si me pongo una
prenda de algodón cultivado en Arizo- na, estoy pasando por alto los pozos de
aguas profundas que aumentan la salinidad del suelo y que ponen en peligro los
cultivos. Y si no llevo nada, contribuyo al desempleo. Está mal lo que hago y
también lo que no hago; y está mal igualmente lo que hacemos sin pensar, como
ocurre en la costa del Pacífico noroeste, donde las presas hidroeléctricas impiden
que el salmón nade río arriba para desovar.
Parece que no hay manera de que los consumidores hagan las cosas bien. Todo
lo que hacemos representa un coste para el medio ambiente. Hasta la nueva moda
de los productos biológicos, es decir, el consumo de productos que ocasionan
menos perjuicios ecológicos, aunque resulta menos agresiva, no llega a ser
totalmente inocua.
Como consumidores, nos estamos convirtiendo en una especie de cáncer para
el planeta; nos estamos cargando a nuestro anfitrión. Paul Ehrlich que, aparte de
ser uno de los autores de New
World, NewMind (Un nuevo mundo, una nueva mente) ha escrito también The
Population Bomb (La bomba demográfica) y varios libros más, sostiene que en
Estados Unidos, debido al uso excesivo de los recursos, un individuo perjudica
cien veces más el medio ambiente que en otros países menos desarrollados. El
consumo de energía per cápita es el doble que en Europa, a pesar de que el nivel
de vida no es muy superior.
Es evidente que ni nos lo planteamos cada mañana, cuando vamos a trabajar
en coche. No sopesamos: «Consumir o no consumir, he aquí el dilema.» El
concepto de que es bueno consumir tropieza cada día con la advertencia de que
tenemos una deuda personal y, además, que estamos jugando a la ruleta rusa con
el medio ambiente.
Pero, ¿qué podemos hacer? En medio de nuestra ajetreada vida, ¿cómo vamos
a ser conscientes, y mucho menos a tomar medidas, con respecto a la lluvia ácida,
la deforestación, la extinción de especies, el agujero en la capa de ozono, el
calentamiento global y el crecimiento exponencial de la población? «¿Qué puede
hacer una persona sola?», nos preguntamos y buscamos otra emisora de radio. Y
seguimos así, haciendo un esfuerzo por cambiar una semana, sin hacer caso la
siguiente, escudándonos en la negación para protegernos de los duros cambios
que se avecinan.
Si seguimos limitándonos a introducir pequeños cambios, no obstante, no
conseguiremos más que movernos con mayor lentitud hacia un futuro reducido y
empobrecido. En realidad, no hace falta un cambio sino una transformación. No
basta con variar la posición de las piezas; hay que cambiar de tablero. La
transformación no consiste simplemente en probar una nueva serie de soluciones
para unos problemas difíciles de resolver, sino en formularse preguntas nuevas
que nos permitan ver los mismos problemas desde otro punto de vista.
En 1981, Joñas Salk publicó World Population and Human Valúes: A New
Reality {La población mundial y los humanos: una nueva realidad), un libro que
presentaba las esperanzas y los peligros de transformar un mundo que giraba en
torno al crecimiento en un mundo más sostenible, que girase en torno a los
valores.

A medida que se desacelera el crecimiento de la población y que nos acercamos a


un estancamiento del tamaño de la población mundial, nuestras mayores
dificultades residen en el ámbito humano y social. Es posible que esos mismos
La trampa del dinero: ei viejo plano del dittéro 44
problemas humanos y sociales (mejorar la calidad de vida, alimentar a miles de
millones de personas, evitar el desastroso agotamiento de los recursos, crear
sociedades que satisfagan las necesidades materiales y culturales de los
individuos) que actualmente parecen insuperables con el tiempo dejen de ser
insolubles, como ha ocurrido con otras dificultades que antes parecían
imposibles, como el hecho de que pudiera volar un objeto más pesado que el
aire, la agricultura moderna, la electrónica y los viajes espaciales.
(...) En el proceso de reacción a las fuerzas y los límites de la naturaleza,
sabremos si tenemos la capacidad suficiente para superar este desafío. Si es así,
emergeremos del presente no sólo como supervivientes sino como seres
humanos en una nueva realidad.

Para realizar el cambio de una ética del crecimiento a una ética de la


sostenibilidad sin duda hará falta que cada uno de nosotros transforme su relación
con el dinero y el mundo material. Transformar nuestra relación con el dinero y
reevaluar nuestra forma de ganar y gastar podría devolvernos a nosotros y
también al planeta al buen camino. Hemos de aprender del pasado, determinar
nuestra realidad presente y crear una relación nueva con el dinero, partiendo de la
realidad y dejando de lado hipótesis y mitos ineficaces. Necesitamos un nuevo
plano para el dinero y el materialismo que se ajuste verdaderamente al momento
que nos toca vivir.

EL COMIENZO DE UN NUEVO PLANO DEL DINERO

¿Cómo es posible que el consumo lo consuma todo? Por más que la


publicidad y la industria hayan conspirado para vendernos el materialismo, la
cuestión es que lo hemos comprado. ¿Qué parte de nosotros se dejó desviar tan
fácilmente de los placeres más intensos de la vida?
Según los psicólogos, el dinero es el último tabú. Nos resulta más fácil hablar
con el psicoanalista de nuestra vida sexual que con el contable de nuestra
situación económica. El dinero —no tanto la cantidad que poseemos sino lo que
sentimos al respecto— rige nuestras vidas tanto o más que ningún otro factor. Hay
más matrimonios que se van a pique por culpa del dinero que por cualquier otra
causa. ¿Por qué?

Los patrones de creencias


Para comenzar a comprender este hecho, hemos de saber algo sobre la mente
humana. En apariencia, numerosas fuentes, desde los modernos investigadores
del cerebro hasta los antiguos filósofos orientales coinciden en el concepto
fundamental de que la mente es un mecanismo que elabora y repite patrones. Los
científicos afirman que somos la única especie que no tiene una conducta fija de
respuesta a cada estímulo porque creamos nuestros propios patrones de respuesta.
Algunos derivan de la experiencia personal, fundamentalmente la de los primeros
cinco años de vida; otros son genéticos, otros culturales y otros parecen ser uni-
versales. Se supone que todos nos ayudan a aumentar nuestras probabilidades de
supervivencia. Cuando un patrón queda registrado, cuando se ha puesto a prueba
y se ha decidido que contribuye a la supervivencia, resulta muy difícil cambiarlo.
La boca se nos llena de saliva cuando percibimos el olor de un sofrito de cebolla;
apretamos el freno cuando vemos una luz roja, y segregamos adrenalina si alguien
grita «¡Fuego!». Es evidente que no sobreviviríamos si no hubiéramos
incorporado una cantidad enorme de interpretaciones asociadas con conductas.
Pero el problema reside en que no todos, ni siquiera la mayoría de estos patrones,
guardan relación alguna con la realidad objetiva y, sin embargo, siguen rigiendo
nuestra conducta. De hecho, son tan persistentes que a menudo ignoramos o
negamos la realidad y damos prioridad a una de nuestras interpretaciones. Las
serpientes que el niño ve en el suelo de su habitación y que desaparecen si la
madre deja abierta la puerta son un ejemplo evidente de una interpretación de la
realidad absurda pero convincente. Solemos dar el nombre de supersticiones a
estas nociones evidentemente erróneas. Pero de todas las cosas que creemos,
¿cuáles son supersticiones y cuáles hechos?
¿Realmente trae mala suerte pasar por debajo de una escalera o romper un
espejo? La mayoría de nosotros no hace caso de estas supersticiones primitivas.
¿Y qué hay de otras creencias menos sospechosas? ¿Cómo nos constipamos? ¿Por
salir de casa con la cabeza húmeda? ¿Por culpa de los gérmenes? Reconocemos
en la primera causa una antigua creencia popular. ¿Y la segunda? Después de
todo, hay muchas personas que pasan por el despacho sin pillar un constipado.
La trampa del dinero: ei viejo plano del dittéro 45
¿Cómo es que los gérmenes no les han atacado? Tal vez la teoría de los gérmenes
no es más que una superstición moderna. La Tierra siempre ha sido redonda
aunque para la conciencia humana no lo fue hasta el siglo xv. Nos resulta pinto-
resco el concepto de una Tierra plana. Seguramente, las generaciones futuras
encontrarán pintorescas algunas de nuestras creencias.

¿Qué dicen nuestras acciones?


Como ocurre con la Tierra plana y el suelo del dormitorio lleno de serpientes,
existen muchas realidades que nuestras creencias y nuestro comportamiento
financiero no tienen en cuenta. Si bien en gran medida no somos conscientes de
nuestras convicciones económicas, nuestra ceguera nos condena a un encierro que
nosotros mismos creamos.
Por más que afirmemos enfáticamente que sabemos que el dinero no compra
la felicidad y que lo mejor de la vida es gratis, hemos de ser sinceros y
profundizar un poco más, porque nuestro comportamiento presenta una versión
distinta.
¿Qué hacemos cuando estamos deprimidos, nos sentimos solos, o pensamos
que nadie nos quiere? La mayoría de las veces compramos algo para sentirnos
mejor: ropa nueva, un cuba libre (o dos), un coche nuevo, un helado, un billete a
una isla lejana, un pececillo para la pecera, una entrada al cine, un paquete de
galletas de chocolate (o dos).
Cuando queremos festejar nuestra buena suerte, compramos algo: un banquete
de bodas, un ramo de rosas, un anillo de diamantes, o invitamos a los amigos a
tomar una copa.
Si estamos aburridos, compramos algo: una revista, un crucero, un juego, o
apostamos en las carreras.
Si nos parece que tenemos que sacarle más partido a la vida, compramos algo:
un curso, un libro de autoayuda, un psicoanalista, una casa en el campo, un piso en
la ciudad.
Ninguna de estas soluciones es equivocada. Simplemente, esto es lo que
hacemos. Hemos aprendido a buscar soluciones externas cuando la mente, el
corazón o el alma nos envían señales de algún desequilibrio. Intentamos satisfacer
necesidades psicológicas y espirituales mediante el consumo en el terreno físico.
¿Cómo ha ocurrido esto?
He aquí un ejemplo.

La curva de la satisfacción
La curva de la satisfacción (véase la figura i-2) muestra la relación entre la
experiencia de satisfacción y la cantidad de dinero que gastamos (por lo general,
para adquirir más bienes). Al comienzo de nuestra vida, seguramente cuanto más
teníamos, más satisfechos estábamos. Había que cubrir unas necesidades básicas:
nos daban de comer, calor y protección. La mayoría de nosotros no recuerda el
miedo al hambre y al frío, que se aliviaban con una simple manta o un pecho, y sin
embargo todos hemos pasado por ello. Cuando estábamos incómodos, cuando
llorábamos, algo venía de fuera para ocuparse de nosotros. Era como magia;
nuestras necesidades quedaban satisfechas y hemos sobrevivido. Nuestras mentes
han registrado cada uno de estos incidentes y recuerdan: busca fuera de ti mismo y
quedarás satisfecho.
Después pasamos de las meras necesidades (alimento, vestido, cobijo) a
ciertas diversiones (juguetes, ropa, una bicicleta), y la relación positiva entre
dinero y satisfacción se fue arraigando cada vez más profundamente.
¿Recordamos todavía la emoción que sentimos cuando recibimos nuestro primer
coche de juguete, el primer balón de fútbol o la primera muñeca? Para algunos de
nosotros, lo que nos compraban para ir a la escuela era una maravilla. Nuestros
padres nos advertían: «Estas cosas cuestan dinero, cariño; dinero que ganamos
trabajando para ti, porque te queremos.» Nos daban una asignación para que
aprendiéramos a conocer el valor del dinero. ¡Fantástico! Así podíamos elegir y
comprarnos la felicidad nosotros mismos. Y así sucesivamente, año tras año. Un
buen traje, el corsage, la raqueta de tenis.
Al final, salimos de las diversiones para llegar al auténtico lujo, y ni siquiera
nos dimos cuenta del cambio. Por ejemplo, un coche es un lujo que el 92 % de la
población mundial no disfruta jamás. En cambio para nosotros el primer coche
marca el comienzo de una relación amorosa con el automóvil que dura toda la
vida. Después llega el lujo que supone el primer viaje lejos de casa que, en
muchos casos, coincide con ir a la universidad. El primer apartamento. Y aunque
La trampa del dinero: ei viejo plano del dittéro 46
cada paso sigue siendo emocionante, cada vez
La trampa del dinero: el viejo plano del dinero 47

nos cuesta más entusiasmarnos y el entusiasmo se desvanece con mayor


rapidez.
Pero a estas alturas ya estamos convencidos de que el dinero produce
satisfacción, de modo que apenas nos damos cuenta de que la curva deja de
subir. La vida continúa: la casa, el empleo, las obligaciones familiares... Más
dinero trae más preocupaciones. De-
dicamos más tiempo y energía a nuestros compromisos a medida que ascendemos
en la escala social. Pasamos más tiempo lejos de la familia. Tenemos más que
perder si nos roban, de modo que nos preocupan más los robos. Pagamos más
impuestos y más honorarios a los asesores fiscales. La comunidad nos exige más
obras de caridad. Las cuentas del psicoanalista. Las facturas de las reformas en
casa. Los gastos para que los niños se entretengan.
Hasta que un buen día nos enfrentamos con nuestra insatisfacción, sentados en
nuestra casa de 400 metros cuadrados, situada en un terreno arbolado de una
hectárea, con una piscina climati- zada en el jardín y un equipo de submarinismo
en el sótano, y echando de menos la vida que llevábamos cuando éramos unos
estudiantes pobres que disfrutábamos de un paseo por el parque. Llegamos a un
techo de satisfacción y jamás nos hemos dado cuenta de que la fórmula dinero =
satisfacción no sólo ha dejado de tener validez sino que además se está volviendo
en contra de nosotros. Independientemente de lo mucho que hayamos comprado,
la curva de la satisfacción sigue descendiendo.

Suficiente: el punto más alto de la curva


En el gráfico de la pág. 57 encontramos un punto muy interesante: el punto
máximo. Parecería que parte del secreto de la vida consiste en que cada uno
identifique por sí mismo su punto de máxima satisfacción. Este punto de la curva
tiene un nombre que le sirve de base para transformar su relación con el dinero. Es
una palabra que empleamos todos los días y sin embargo prácticamente somos
incapaces de reconocerla cuando nos topamos con ella: la palabra suficiente. En lo
alto de la curva de la satisfacción tenemos lo suficiente (véase la figura i-3): lo
suficiente para sobrevivir, suficientes comodidades y hasta suficientes pequeños
lujos. Tenemos todo lo que necesitamos; no hay ningún elemento extra que nos
frene, nos distraiga o nos moleste, nada que hayamos comprado a crédito, no ha-
yamos usado jamás y nos estemos sacrificando para pagar. Suficiente es un lugar
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valiente, seguro, honesto y reflexivo donde se aprecia y se disfruta plenamente lo
que aporta el dinero a nuestra vida, sin adquirir jamás nada que no sea necesario o
deseado.
Cuando descubra lo que es suficiente en su caso, puede que su curva de la
satisfacción cambie de sentido y empiece a subir. No la pierda de vista.

La curva de la satisfacción: Suficiente

La confusión: un destino peor que la escasez


¿Qué hay más allá del suficiente, del punto máximo a partir del cual la curva de
la satisfacción empieza a descender? ¡Confusión!, eso es lo que hay. Confusión es
todo lo que le sobra. Todo lo que tiene que no le sirve y, sin embargo, ocupa un
espacio en su mundo. Librarnos de esa confusión no significa pasar por
privaciones sino iluminar y abrir un espacio nuevo para que ocurran cosas nuevas.
Por obvias que parezcan estas ideas, muchas personas experimentan una
resistencia débil (o no tan débil) a aceptarlas. Por tal motivo, a veces se confunde
la frugalidad con la privación, la carencia y la necesidad. ¡Todo lo contrario!
Suficiente es como una meseta ancha y estable; un lugar de atención, creatividad y
libertad. A partir de este lugar, quedar asfixiado bajo una montaña de confusión
que hay que guardar, limpiar, trasladar, aprovechar y pagar a crédito es un destino
peor que la escasez.
Acabamos de recibir una carta de una madre soltera que está haciendo el
programa de IF. Estaba a punto de instalar una bañera con equipo de hidromasaje
cuando recibió uno de nuestros boletines. Igual que un personaje de dibujos
animados, se detuvo a mitad de camino y se preguntó: «¿Realmente quiero una
bañera con hidromasaje?» Después de todo, razonó, si quiero bañarme puedo
sumergirme en una bañera normal, llena de agua caliente. La bañera con
hidromasaje será una cosa más para limpiar, mantener, desinfectar y reparar.
Pensándolo mejor, decidió que sería mejor subir la lavadora que tenía en el sótano,
para acceder al cual tiene que levantar una puerta bastante pesada, e instalarla en el
lugar destinado a la otra bañera. De este modo podría hacer la colada sin forzar la
espalda (con lo cual no gastaría tanto en masajes), suprimiría los gastos de
instalación y mantenimiento de la bañera con hidromasaje, ahorraría el tiempo que
hubiese tenido que dedicar a recibir a los amigos que quisiesen aprovechar el hi-
dromasaje, sin dejar de disfrutar de un baño caliente cuando quisiera. ¡Una ventaja
desde cualquier punto de vista! Entonces experimentó lo que sienten la mayoría de
las personas cuando se resisten a caer por la resbaladiza pendiente de la confusión:
un gran alivio.

El circuito absurdo
¿Cuál es el origen de la confusión? Se infiere de la curva de la satisfacción que
la mayor parte de la confusión penetra en nuestras vidas por la puerta del cuanto
más, mejor; procede del mal-estar que produce el materialismo, de buscar la
satisfacción interna en las posesiones externas. Parte de esa programación
temprana que nos acostumbra a solucionar los inconvenientes por medio de algo
exterior: un biberón, una manta, una bicicleta, un diploma universitario, un BMW
o, en fin, cualquier objeto material.
Procede también de un hábito inconsciente. Pongamos como ejemplo los
La trampa del dinero: ei viejo plano del dittéro 49
caprichos. Un capricho es cualquier cosa que no puede evitar comprar. Todo el
mundo los tiene. Abarcan una amplia variedad de objetos, desde calculadoras de
bolsillo y destornilladores diminutos hasta bolígrafos y bombones de chocolate.
Se encuentra en un gran centro comercial, como una máquina de comprar en su
recorrido semanal por el circuito absurdo. Llega a la sección de cosas inútiles y
asalta a su mente una serie de pensamientos: «Fíjate, de color rosa... No tengo
ninguno de ese color... ¡Oh! Éste funciona con energía solar... ¡Qué práctico!...
¡Vaya! Si es sumergible... Si no lo uso, lo tiro y se acabó... Antes de darse cuenta,
una mano extraña (una prolongación de su cuerpo) se ha extendido para coger el
capricho y ahora se dirige hacia la caja, como uno de esos muñecos de cuerda.
Llega a casa con su nueva adquisición, la introduce en el cajón de los caprichos
(junto con otros cinco o diez más) y se olvida de ellos hasta la siguiente vez que
acude al centro comercial. Entonces llega a la sección de cosas inútiles y...

Los rostros y las funciones de la confusión


Aunque algo esté fuera del alcance de nuestra vista, no significa que no
constituya confusión. Los diversos cajones donde guardamos caprichos (altillos,
sótanos, garajes, guardarropas y trasteros) son paraísos de la confusión, repletos
de proyectos y productos que probablemente no usaremos jamás. Los proyectos
inconclusos nos debilitan. La ropa que dejamos de lado después de usarla unas
cuantas veces nos deja una vaga sensación de insatisfacción y superficialidad.
Tengo un amigo que tiene un garaje lleno de piezas electrónicas y demás
chucherías que ha ido coleccionando a lo largo de los años, la mayoría de ellas
sabiendo que nunca las usaría. Pero si limpiara el garaje, tendría que reconocer
que su casa es demasiado grande para él y su mujer, ahora que sus hijos ya son
mayores. En ese caso, tendría que mudarse. Entonces tendría que admitir que su
matrimonio ha muerto hace años pero que le da miedo separarse de su mujer. Lo
más sencillo es ignorar el garaje y aferrarse a la confusión.
Cuando se haga a la idea de lo que es la confusión, la encontrará por todas
partes. ¿Acaso una actividad sin sentido no es una forma de confusión? ¿Cuántas
comidas de trabajo, cócteles, reuniones sociales e interminables veladas frente al
televisor se pueden considerar confusión, es decir, actividades que no añaden
nada positivo a nuestra vida? ¿Y esos días desorganizados, llenos de cosas que
hacer, pero al final de los cuales nos queda la sensación de no haber hecho nada?
¿Y todas esas cosas que se apunta que tiene que hacer, sin encontrar jamás el
momento para hacerlas? Tropezar con ellas todas las semanas es comparable a la
frustración que nos produce navegar entre los periódicos y los juguetes infantiles
que llenan las salas de algunas personas.
También hay una confusión sonora. Muchos de nosotros filtramos cada día los
ruidos de nuestra vida ciudadana y laboral. Para los habitantes de las junglas
urbanas, el silencio del desierto puede resultar ensordecedor. Aunque no todos
estamos hechos a la medida de los desertícolas, no deja de ser triste que al hablar
de la vida moderna consideremos un lujo el hecho de controlar nuestro entorno
acústico y de disfrutar sólo de los sonidos de la naturaleza y de la buena
conversación. Lo habitual es la cacofonía de los coches y los autobuses, la
televisión y la radio, los microondas y los lavavajillas, y las conversaciones
triviales. Todo es confusión: elementos ambientales que no nos sirven pero que
ocupan lugar.
También hay motivos confusos, como cuando nos cuesta tomar decisiones
acerca de todo, desde cuestiones políticas hasta personales. Cuando no
planificamos suele haber confusión; así acabamos yendo dos veces al día al
colmado para comprar lo que nos hemos olvidado en la compra semanal. Una
afición resulta confusa cuando aumenta la proporción entre lo que tenemos y lo
que usamos, como esos aficionados a la fotografía que viajan con maletas llenas
de objetivos y filtros pero al final obtienen las mejores fotos con una cámara
automática.
A medida que se haga más consciente de la confusión, sentirá la tentación de
hacer limpieza general con toda su vida. Al seguir los nueve pasos que se indican
en el libro, elaborará su propia definición de la confusión y poco a poco, sin dolor,
incluso con alegría, se irá librando de ella. El primer paso consiste en examinar el
pasado para comprender y asumir la responsabilidad del presente.
El primer paso: hacer las paces con el pasado
La trampa del dinero: ei viejo plano del dittéro 50
¿Está dispuesto a examinar su propia relación con el dinero y las cosas que se
compran con él? Este ejercicio tiene por objeto incrementar su conciencia,
dejando de lado la arrogancia y la vergüenza. Sirve para situarle en el tiempo y el
espacio, para revisar —sin culpa— su forma de ganar y de gastar en el pasado.
Para sacar el máximo provecho de este programa, le conviene tomar notas de
las respuestas que dé a las preguntas que se plantean en el texto y de sus cálculos
para cada uno de los nueve pa
sos. Escriba en el mismo libro o en una libreta con espiral. Sea cual fuere
el sistema que utilice, hágalo de modo que pueda volver so bre sus
respuestas más adelante. Este programa inicia un proce so de toma de
La trampa del dinero: ei viejo plano del dittéro 51
conciencia y cambio que lleva muchos años. Revisar las notas cada seis
meses, o una vez al año, le ayudará a profundi zar y a captar mejor este
camino de transformación de su relación con el dinero.
El primer paso comprende dos partes:
A. Averiguar cuánto dinero ha ganado en su vida, es decir, la suma total de sus
ingresos íntegros, desde la primera peseta hasta el último sueldo.
B. Averiguar a cuánto asciende su patrimonio neto, elaborando un balance
personal de su activo y su pasivo.

A. ¿CUÁNTO DINERO HA GANADO EN SU VIDA?

En un principio, puede que la tarea le parezca imposible. «No lo tengo


registrado», dirá cualquiera. Pero merece la pena hacer un poco de trabajo
arqueológico. En primer término, saque sus de claraciones de la renta
anterior, y adapte las cifras por si ha inclui do algún engaño: propinas no
declaradas, trabajos cobrados bajo mano, asesoramientos informales,
ganancias de los juegos de azar, regalos no declar ados recibidos de
familiares, dinero robado, premios en efectivo que haya ganado, ingresos
recibidos por alquilar una habitación de la vivienda o esa casa que nunca
utiliza, y cualquier otro ingreso que no haya declarado. Retroceda con la
memoria hacia esos trabajos de verano durante el instituto y la uni -
versidad, y hacia todos sus vericuetos financieros durante la edad adulta.
Merece la pena dedicar algunos días a analizar todos los comprobantes
que haya guardado: talonarios de cheques, libretas de ban cos, nóminas,
libretas de contabilidad incompletas. Si tiene un curriculum vitae, puede
servirle para rastrear sus antecedentes laborales año a año. Sea sincero
con respecto a esos tres años que figuran como de reciclaje: ¿cuántos
trabajos ha realizado y cuánto ha ganado recogiendo manzanas,
trabajando de canguro, ocupándose del jardín o de los animales del
vecino, o haciendo adornos de Navidad?
Las personas que han trabajado como asalariadas durante toda
su vida pueden encontrar todos estos datos registrados en la Seguridad Social;
basta con ponerse en contacto con la agencia del distrito, de la comunidad
autónoma, o del Estado y solicitar un certificado de ingresos. Pero si no se
conservan datos en ninguna parte, ni siquiera en los ordenadores de la Seguridad
Social, procure hacer los cálculos lo mejor posible. El objetivo consiste en
obtener una cifra lo más exacta y honesta posible que represente todo el dinero
que ha recibido en su vida.

El valor del primer paso


Este paso es beneficioso de diversas maneras:
1. Elimina los obstáculos que le impiden conocer su relación con el dinero en
el pasado. La mayoría de las personas no tiene ni idea de la cantidad de dinero que
ha ganado en su vida y, por lo tanto, no tiene idea del que podría ganar.
2. Acaba con mitos y conceptos falsos sobre uno mismo, del estilo de; «Soy
incapaz de ganar mucho dinero», e incluso «No tengo que preocuparme porque
siempre puedo ganar mucho dinero» (una afirmación bastante común en boca de
personas que son mantenidas por otras). Si es usted una de esas personas que su-
bestiman totalmente la cantidad de dinero que han ganado en su vida, este paso
puede llegar a tener una importancia increíble, porque quizá descubra que vale
más de lo que cree.
3. Le coloca en una situación de punto de partida, permitiéndole comenzar el
programa financiero con las ideas claras y confiando en su capacidad para ganarse
la vida.
4. Le permite identificar los secretos o mentiras que distorsionen su relación
actual con el dinero y librarse de ellos.
Para ilustrar la importancia de este paso, tomemos como ejemplo la historia de
una mujer divorciada, de unos treinta y cinco años, que asistió a uno de nuestros
seminarios. Durante la mayor parte de su vida adulta había sido un ama de casa de
una zona residencial, afectada por problemas psíquicos bastante comunes en las
personas como ella: se veía dependiente del marido, ingenua y (la verdad sea
dicha) superflua. Sabía que este paso no tenía nada que ver con ella que, después
de todo, no había hecho ninguna aportación financiera al matrimonio; además,
La trampa del dinero: ei viejo plano del dittéro 52
hasta ese momento incluso le daba vergüenza aceptar el dinero que le pasaba su
ex marido porque consideraba que no había hecho nada para ganarlo. Pero como
las recomendaciones decían que era importante cumplir todos los pasos, solicitó
un certificado de ingresos y comprobó que había ganado más de 15 000 dólares
(1875 000 pesetas) con diversos trabajos discontinuos durante esos años de su
matrimonio en los cuales no había aportado nada. A raíz de este certificado se dio
cuenta, por primera vez, de que era capaz de ganar un sueldo. Sólo este paso bastó
para darle la confianza suficiente para solicitar y conseguir un puesto de trabajo,
ganando el doble de lo que hasta entonces suponía que merecía.

Actitudes positivas
Sin vergüenza ni culpa. Este paso puede hacer aflorar sentimientos de
autocrítica, incluso de vergüenza. Existe un método para resolverlos poco a poco,
un ejercicio valioso que sirve para hacernos cambiar de punto de vista y aprender
a pensar de otra forma. Algunos lo llaman por su nombre en sánscrito: mantra. En
realidad, se trata de cualquier palabra o frase sencilla que represente la actitud o el
atributo en el cual queremos centrarnos. Contar hasta diez es una especie de
mantra para las personas que enseguida montan en cólera. Los padres y otras
personas que se enfrentan a menudo con conductas irracionales se suelen repetir:
«Paciencia, paciencia, paciencia», antes de reaccionar frente a una crisis. Un
mantra es como un timón que nos permite gobernar la mente, alejándola del
peligro y orientándola hacia un horizonte abierto, despejado. Para seguir este
programa económico, un mantra muy adecuado es: sin vergüenza ni culpa.
Cuando alguien decide cambiar un comportamiento no deseado, tiene que
distinguir entre recriminación y discriminación. La recriminación se refiere a la
vergüenza y la culpa, el bien y el mal; en cambio la discriminación separa lo
verdadero de lo falso. Si nos hundimos en la vergüenza y en la culpa, nuestro
avance hacia la libertad financiera se vuelve más lento. La recriminación nos in-
moviliza, nos desmoraliza y nos distrae. En cambio, la discriminación
simplemente nos ayuda a alumbrar los posibles escollos para poder sortearlos.
Es posible que caiga muchas veces en el error de culparse a sí mismo (o a
otros) en función de lo que vaya aprendiendo con este programa. Entonces ha de
recordar la discriminación y el mantra: sin vergüenza ni culpa. Tenga en cuenta
que las ganancias de toda su vida no son más que una cifra; no son su cifra. Una
cifra que no es ni mucho ni poco, que no demuestra lo que vale, ni tampoco que no
vale nada; que no justifica ni la desesperación porque ya no queda nada de ese
dinero, ni el recochineo porque su amigo ganaba mucho menos.
Impecabilidad. Este paso constituye una de las piezas fundamentales del
programa, y de él depende la eficacia de los ocho restantes. Puesto que cada paso
requiere precisión y hacer cálculos, un comienzo impecable sienta un buen
precedente. Además, la impecabilidad en este paso a lo mejor le ayuda a
conseguir un trabajo mejor, con un sueldo más alto. De modo que compruebe otra
vez si realmente ha dado este paso con integridad; si de verdad ha revisado sus
apuntes y sus recuerdos para registrar absolutamente todos sus ingresos: busque
los motivos que le impulsan a hacer un trabajo no del todo impecable en este paso.
¿Otras veces ha esgrimido los mismos motivos para no enfrentarse a las
dificultades? Las personas que ponen poco entusiasmo en lo que hacen, suelen
encontrar la misma respuesta en la vida.

GUÍA

1. Certificado de ingresos expedido por la Seguridad Social.


2. Declaraciones de la renta.
3. Talonarios de cheques.
4. Libretas del banco, actuales y anteriores.
5. Regalos.
6. Ganancias.
7. Préstamos.
8. Ganancias de capital.
9. Fuentes ilegales.
10. Ingresos no declarados a Hacienda (propinas, canguros, recados, etc.).
B. ¿QUÉ HA OBTENIDO A CAMBIO?
La trampa del dinero: ei viejo plano del dittéro 53
Durante el tiempo que ha trabajado en relación de dependencia, ha ganado cierta
cantidad de dinero (que acaba de calcular). Lo que le queda en este momento de
su vida es su patrimonio neto.

Prepárese. Ahora va usted a calcular su patrimonio neto (todo su activo menos


todo su pasivo) quizá por primera vez en su vida. ¡Ánimo! A lo mejor resulta que
está endeudado hasta el cuello y que hasta ahora no se había enterado. Ha llegado
el momento de enfrentarse a la cruda realidad. Algo así como pesarse después de
las vacaciones: primero un momento de desánimo y después ya tendrá ocasión de
introducir algunos cambios. O al contrario, puede que descubra que ya está en
condiciones de disfrutar de su independencia financiera. Son muchas las personas
que lo han averiguado así, simplemente con este paso.
En la manera de plantear este paso hay un desafío implícito: «¿Qué ha
obtenido a cambio?» Es mejor decirlo en voz alta, con diferentes entonaciones.
Por lo general suena algo crítico, incluso despectivo. Pero no se asuste: su
compromiso con la integridad financiera es más fuerte. De modo que siga
adelante: «¿Qué ha obtenido a cambio de todo ese dinero que ha entrado en su
vida?» Vamos a averiguarlo.
Elaborar un balance personal no significa más que repasar su universo material
y hacer una lista de todo lo que posee (su activo) y todo lo que debe (su pasivo).

Los activos líquidos


A esta categoría pertenece el dinero en efectivo, o todo lo que sea fácilmente
convertible en efectivo. Hay que incluir lo siguiente:

♦ El dinero en mano, incluido el contenido de la hucha, el cambio que tiene en


la cómoda, el dinero que guarda en un cajón para una emergencia.
♦ Las cuentas de ahorros. Revise todas las libretas viejas que tenga y busque
esa cuenta que abrió con el saldo mínimo de 100 dólares (12 500 pesetas)
para conseguir gratis cualquier chuchería digital de regalo.
♦ Las cuentas corrientes.
♦ Los certificados de ahorro o de depósito.
♦ Los bonos de ahorro (incluidos esos que le regalaron cuando acabó los
estudios y de los cuales ni se acuerda).
♦ Las acciones. Calcular al valor actual de mercado.
♦ Los bonos. Calcular al valor actual de mercado.
♦ Los fondos de inversión. Calcular al valor actual de mercado.
♦ Los fondos comunes de inversiones. Calcular al valor actual de mercado.
♦ El saldo acreedor de las cuentas en agencias de valores.
♦ El valor en efectivo del seguro de vida.

El activo inmovilizado
En esta lista, comience por lo más evidente: el valor de mercado de sus bienes
principales, como la casa y el o los coches. Para conocer el valor actual de
mercado de la vivienda, consulte con un agente de la propiedad inmobiliaria. Para
averiguar el precio actual del coche, según la marca, el modelo y el año de
fabricación, hay que consultar la guía del motor.
Revise el altillo, el sótano, el garaje y el trastero. Conviene detallarlo todo, sin
hacer evaluaciones subjetivas del tipo: «Eso no vale nada.» Sea firme. Mediante
un proceso tan sencillo como éste, más de un aficionado a guardar de todo o un
coleccionista se ha enconlrado con un garaje lleno de auténticos tesoros.
Recorra cada una de las habitaciones de la vivienda y haga un inventario de
absolutamente todo. Mire hacia arriba para ver esos bonitos apliques decorativos;
mire hacia abajo que hay allí un tapete. ¿Y esos hermosos anaqueles de nogal que
ha colgado hace unos años, y aquellos objetos traídos de la India? Tiene que en-
frentarse a todas estas cosas con equidad. Sea riguroso, pero sin caer en lo
irracional; por ejemplo, no hace falta mencionar uno por uno cada cuchillo, cada
cuchara, cada tenedor, pero sí ese juego de trinchantes caros, con el mango de
palisandro, dentro de su caja de caoba. Y también los dos juegos de platos que
conservan todavía el embalaje original.
Debe dar a cada una de sus pertenencias un valor en efectivo. Nos referimos a
su valor actual, es decir, lo que le darían por cada objeto en cualquier
establecimiento de compra y venta, o en los lugares donde se venden artículos de
segunda mano. Para hacerse una idea de su precio, revise la sección Ventas de los
clasificados del periódico y de cualquier otra hoja informativa de la zona; o
dedique el sábado a recorrer tiendas de segunda mano, apuntando los precios de
La trampa del dinero: ei viejo plano del dittéro 72
los artículos que se parezcan a los suyos; incluso si tiene algunos más valiosos
puede llevarlos a que se los tasen.
No deje nada de lado. Algo que a lo mejor le parece inútil podría ser una
antigüedad preciosa para otros. El hecho de que no valore algo no significa que no
tenga valor.
Tampoco deje de lado lo que le deben, por lo menos si tiene alguna esperanza
de recuperarlo. Se incluyen los depósitos que se pagan por ciertos bienes o
servicios, como el teléfono, la vivienda o el alquiler.
Incluya todo lo que se pueda convertir en dinero.
En este momento está desempeñando el papel de tasador de su propio
patrimonio, pero tómeselo como una tarea agradable. No hace falta que venda
nada si no quiere, de modo que no deje que el sentimentalismo le impida realizar
el inventario. De hecho, no se deje invadir por ningún sentimiento. La tristeza no
debe impedirle asignar un valor en efectivo a las herramientas que le ha dejado su
marido. Aunque se sienta algo avergonzado por su compulsión a comprar, no
puede dejar de asignar un valor a los veinte pares de zapatos que tiene en el
armario y todavía no ha estrenado. Que la culpa no le impida catalogar todos los
aparatos para hacer gimnasia que ha comprado y no ha usado jamás. Es preferible
alegrarse. Por fin descubrirá para qué sirven la bicicleta estática y el aparato de
gimnasia: no para hacerle perder esos kilos de más sino para conseguir algo de
dinero cuando los venda en el establecimiento de artículos de segunda mano.
Algunas personas resuelven esta cuestión en uno o dos días; en cambio hubo
una señora que estuvo tres meses haciendo el inventario. Revisó cada caja, miró
todas las fotos, abrió todos los cajones y los armarios, no sólo para hacer una lista
de los objetos sino para recordar cómo habían llegado a su poder. El proceso le
produjo una profunda sensación de gratitud por lo que tenía. Nos produce tanta
insatisfacción pensar en lo que no tenemos, que el mero hecho de reconocer y
valorar lo que sí tenemos a veces cambia totalmente nuestra perspectiva. Incluso
hay personas que afirman que, una vez superado el nivel de supervivencia, la
diferencia entre prosperidad y pobreza depende simplemente de nuestro grado de
gratitud.
El pasivo
La trampa del dinero: ei viejo plano del dittéro 70
Esta categoría incluye todas sus deudas, ya sea que se paguen con dinero, con
bienes o con servicios; comprende todo lo que debe, desde préstamos hasta
facturas pendientes de pago.
Si en la lista de activos figura el valor de mercado de la vivienda, tiene que
hacer constar como pasivo la parte que todavía debe, y lo mismo ocurre con el
coche.
No olvide los préstamos bancarios, los de los amigos, lo que debe de la tarjeta
de crédito, los préstamos para estudios y las facturas del médico y el dentista que
todavía no haya pagado.

El patrimonio neto
Se suman las cifras correspondientes a los activos líquidos y el activo
inmovilizado y se Ies resta la cifra del pasivo. En el sentido más sencillo, concreto
y material, éste es su patrimonio neto actual. Es lo que ha obtenido a cambio de
los ingresos de toda una vida; el resto son recuerdos e ilusiones frente a la realidad
del balance.
No hemos incluido los activos no materiales, como la educación, las aptitudes
adquiridas, el buen nombre conseguido a fuerza de invitar a los demás a una copa,
los comprobantes desgrava- bles de donativos a obras de caridad, la personalidad
bien adaptada que nos ha costado ocho años de psicoanálisis, los negocios que
conseguimos por pertenecer al club adecuado... Por valiosos que sean, son
intangibles y, por lo tanto, es imposible darles un valor numérico, objetivo, como
los métodos que estamos aprendiendo a aplicar a nuestras finanzas personales.
Al finalizar esta evaluación de su patrimonio neto, algunas personas se dan
cuenta de que en realidad su patrimonio es negativo; algunas se sorprenden de lo
poco que han obtenido a cambio de los ingresos de toda su vida, mientras que
otras se maravillan de la cantidad y el valor de los bienes que han adquirido con
sus ganancias.
Independientemente de los resultados, no olvide que una cosa es su
patrimonio neto y otra muy distinta su valor personal.
¿PARA QUÉ SIRVE HACER UN BALANCE?

1. Aunque al principio no lo parezca, esta parte del programa es muy


estimulante. Hasta ahora, su vida financiera apenas ha tenido rumbo ni
conciencia. En términos económicos, es como si hubiese viajado sin ningún
objetivo: consumiendo gasolina, gastando los neumáticos, sin llegar a ningún
sitio. Es posible que conserve memorias gratas y otros elementos intangibles, pero
que no tenga más que un puñado de auténticos recuerdos que pueda convertir en
dinero en efectivo. Con toda la fuerza y los objetivos claros que le brinda el hecho
de tomar las riendas de sus asuntos financieros, estará en condiciones de ser
mucho más efectivo en el mundo.
2. Ahora tiene una visión global de su situación financiera y está en
condiciones de decidir objetivamente si quiere hacer efectivos parte de sus activos
fijos para incrementar así sus ahorros o para reducir un poco sus deudas.
Al concluir este paso, una persona se dio cuenta de que podía liquidar los
bienes que no necesitaba, invertir el producto líquido y disponer de suficientes
ingresos en concepto de intereses para alcanzar de inmediato la independencia
financiera en cuanto a comodidad y estilo de vida. Aunque no tomó esta decisión
en ese momento, el hecho de saberlo le permitió correr más riesgos relacionados
con lo que realmente le gustaba: el arte, y sigue haciendo los demás pasos y
consiguiendo un valor tremendo.
Otra persona observó que tenía demasiadas cosas que no utilizaba y que ya no
le interesaban, aunque se aferraba a ellas porque «a lo mejor algún día las
necesitaba». Encontró una solución creativa: vendió todo lo que no le hacía falta y
reservó el producto líquido por si en el futuro tenía que volver a comprar alguna
de estas cosas porque le venía bien. Mientras tanto, el dinero le daba intereses, su
vida se simplificó y alguien que realmente precisaba esos objetos les estaba
sacando provecho.
Téngalo siempre presente: sin vergüenza ni culpa. Al realizar el balance, es
posible que surjan muchos sentimientos relacionados con su universo material:
tristeza, pesar, nostalgia, esperanza, culpa, vergüenza, desconcierto, ira. Conviene
adoptar una actitud desapasionada y comprensiva para que este paso le sirva para
reconocer realmente las cargas físicas y emocionales que ha soportado durante
tantos años.
GUÍA PARA ELABORAR SU PROPIO BALANCE
La trampa del dinero: ei viejo plano del dittéro 71
Activo líquido
Efectivo disponible
Cuentas de ahorros
Cuentas corrientes
Certificados de ahorros o de depósito
Bonos de ahorro
Acciones
Bonos
Fondos de inversión
Fondos comunes de inversiones
El valor en efectivo del seguro de vida

Activo inmovilizado Vivienda


Segunda residencia Coche/s Muebles Antigüedades Objetos de arte Prendas de
vestir Equipo de música Aparato/s de televisión Vestido de bodas Zapatos /
bolsos Lámparas Joyas
Deudas a su favor Depósitos de garantía
Despacho: máquina/s de escribir, ordenador/es
Equipo deportivo
Bicicleta / moto
Objetos de plata
Cuarto de-baño: báscula, toallas
Cocina: nevera, horno, microondas
Herramientas eléctricas
Pasivo
Préstamos bancarios Préstamos para estudios Deudas de las tarjetas de
crédito Préstamos de amigos
Facturas pendientes de pago: el médico, el dentista Lo que falta pagar de
la vivienda Lo que falta pagar del coche Otros pagos a crédito

Al finalizar este paso, uno entra en el aquí y el ahora. Ya ha analizado y


llegado a un acuerdo con su antigua relación con el dinero, y ya ha
averiguado cuánto ha ganado y qué ha obtenido a cambio, en términos
cuantitativos. Ha llegado el momento de enfrentarse el presente.

RESUMEN DEL PRIMER PASO

A. Averiguar cuánto dinero ha ganado en toda su vida. 20mil - 30mil $


B. Elaborar un balance de su activo y su pasivo. ¿Qué ha obtenido con
el dinero que ha ganado? Ahorros,inversiones, algunas cosas materiales pero lo mas importante es cada vez mas tranquilidad y paz

2
EL DINERO YA NO ES LO QUE ERA... Y
NUNCA LO HA SIDO

A Jasort y Nedra Weston no les costó demasiado hacer el primer paso.


Jason, un idealista de veintidós años, hacía años que era alérgico al dinero.
Llevaba el pelo largo, alquilaba una habitación pequeña en una casa situada
en una zona rural, y para él lo más apasionante del mundo era mantener
conversaciones profundas. A pesar de evitar el dinero (o quizá precisamente
por eso), había acumulado una deuda de 5000 dólares (unas 625 000
pesetas) que pensaba saldar algún día. Cuando conoció a Nedra en 1983, se
sintió atraído hacia su personalidad atenta y generosa, no hacia su estilo de
vida. Cuando se enamoró de ella, descubrió que debía ¡5000 dólares (1875
000 pesetas). Como para tantos jóvenes, para Nedra ser independiente
significaba acumular objetos, equipar un apartamento y contraer deudas.
Las deudas eran una forma de vida para los jóvenes profesionales urbanos y
72Nedra noyatenía
El dinero prisa
no es lo por ylibrarse
que era... desido
nunca lo ha ellas. Pagar intereses era menos
agobiante que saldar la deuda, sobre todo porque tenía cosas mejores que
hacer con su tiempo. De modo que trabajaba de forma discontinua como
auxiliar administrativa para cubrir los gastos inmediatos y se dedicaba de
lleno a su crecimiento personal y a trabajar de voluntaria para las
organizaciones que más le apetecían. Ya saldaría las deudas... más adelante.
Cuando Jason y Nedra se fueron a vivir juntos, la mayoría de los muebles y
objetos que ella tenía fue a parar a un depósito. De todos modos, Nedra no
estaba preparada para despedirse de su afición a adquirir cosas.
Desconfiaba tanto de la austeridad de Jason como él de la pasión de ella por
comprar. Entonces vinieron a nuestro seminario y Nedra se dio cuenta de la
disparidad que había entre su deseo de llegar a ser alguien en la vida y su
deseo de ignorar las consecuencias de su deuda, cada vez mayor. ¿Cómo iba
a ser libre para hacer las cosas que le importa- han si estaba limitada por la
obligación de saldar su deuda, que seguía aumentando? Se comprometió a
analizar y cuestionar su apego por «tener cosas bonitas». A su vez, Jason
acordó que no la presionaría, que dejaría que ella misma descubriera lo que
le convenía en lugar de obligarla a ajustarse a su sistema de valores.
Decidieron casarse y cuando Jason dijo: «Sí, quiero» se refería no sólo a su
amada sino también a triplicar su deuda. Durante el primer paso les hice
enfrentar el hecho de que tenían un patrimonio neto de -20000 dólares
(-2500000 pesetas). Así nacieron ambos a una nueva forma de vivir.

Si ha completado el primer paso, usted también conoce su patrimonio


neto.
¿O no? Al igual que los Weston, tiene una cifra de dinero (esperemos que
sea positiva); pero, ¿sabe lo que eso significa? Ahora nuestra misión consiste
en desentrañar el misterio del dinero. Después de todo, ¿qué es el dinero? Esto
es importante porque no se puede mantener una relación efectiva con nada ni
con nadie si no se sabe lo que es o quién es o, peor todavía, si se lo identifica
con algo o alguien que no es. Sin una verdadera definición del dinero,
universal y coherente, nuestro manejo de este elemento puede ser cualquier
cosa, desde inepta hasta absurda, y casi siempre incapaz de brindarnos lo que
creemos que queremos.
Antes de seguir leyendo a toda velocidad, como un estudiante
entusiasmado, para averiguar la respuesta correcta (es decir, la nuestra), es
preferible que se detenga un momento, ahora mismo, y apunte la definición de
dinero más precisa que conozca. ¿Cómo se podría definir el dinero de una
forma universal y coherente?
¿Ya está? Entonces vamos a emprender un viaje hacia el corazón del
dinero, en busca de la verdad absoluta.

UN ANÁLISIS DEL DINERO

Normalmente, cuando hablamos del dinero, en realidad estamos hablando


de lo que podemos hacer con él: cómo ganarlo, gastarlo, invertirlo, ahorrarlo,
pagar (o tratar de no pagar) nuestros impuestos con él, y asegurarnos de
disponer de él en abundancia cuando lleguemos a la tercera edad. Ya sea que
lo odiemos o lo adoremos, lo denostemos o lo codiciemos, lo acusemos de
73todo mal oyalo
El dinero no alabemos pory todo
es lo que era... nuncaello bien que hace, el dinero mismo es una
ha sido
realidad de la vida. Sin embargo, la mayoría de nosotros lo conoce mucho
menos que a otras realidades de la vida. Y casi nadie se ha encontrado en su
presencia como podría ocurrimos con una sequoia, un Rembrandt o una noche
estrellada en el desierto. Puede que lo adoremos, le rindamos tributo o
sacrifiquemos nuestra vida por él... pero no lo vemos.
¿Qué es el dinero? ¿Qué vemos cuando analizamos el dinero?
El dinero como objeto de análisis es como un koan, el tipo de pregunta sin
respuesta sobre la cual se medita en el budismo Zen. ¿Qué sonido produce una
sola mano al aplaudir? ¿Cuál es la realidad del dinero? Hasta se puede uno
imaginar una procesión de monjes silenciosos, deslizándose por jardines
perfectamente recortados, malgastando poco a poco su mente racional con
una pregunta inescrutable como ésta. «¿Qué es el dinero?» es el koan perfecto
para todos aquellos que tienen un master en administración de empresas y el
alma enferma, y que buscan consuelo en la religión cuando les falla el
mercado.
Nuestro primer impulso podría ser sacar de la cartera unos cuantos billetes
o monedas y ponerlos en un pequeño altar. Así podríamos sentarnos delante,
estirar la espalda, relajar los hombros, respirar profundamente y... contemplar
el dinero. Pero lo que tiene delante no es el dinero, sino la mera forma física
de la moneda que circula en cada país, desprovista de valor intrínseco. No se
come, ni se viste y, en muchas partes del mundo, ni siquiera sirve para
comprar nada. Es imposible que el dinero sea estos trozos de papel o estas
piezas de metal.
Pero entonces, ¿qué es el dinero?
Para responder a esta pregunta hemos de ampliar nuestros horizontes.
Debemos observar no sólo el aspecto material del dinero sino, yendo más allá,
también los aspectos no materiales.

LAS CUATRO PERSPECTIVAS DEL DINERO

Vamos a ilustrar esta visión más amplia realizando una excursión para
contemplar el paisaje del dinero desde perspectivas cada vez más altas.
Vamos a utilizar la imagen de una ciudad como metáfora porque, aunque la
imagen será sin duda más vivida para los
20mil - 30mil $
urbanitas, casi todos tenemos algún conocimiento de las zonas
metropolitanas. Vamos a comenzar en la calle de una gran metrópolis;
después subiremos en ascensor hasta la plataforma de observación de un
bloque de oficinas céntrico, la Torre Babélica; subiremos a un helicóptero
para conseguir una visión más completa y después iremos en avión para
ampliar todavía más nuestros horizontes.

1. El dinero desde la perspectiva de la calle. El aspecto


práctico, físico
Comenzamos a ras del suelo, donde se observa el caos habitual de la vida
urbana: gente que va y viene en todas direcciones, algunas con un objetivo
determinado, otras paseando y mirando escaparates. De coches, camiones y
autobuses se oye el ruido del claxon, las explosiones del tubo de escape y el
chirrido de los frenos por toda la calle. Los mensajeros pasan zumbando en
bicicletas y motos. Algunas personas sin hogar exhiben un plato o un som-
brero. Los sonidos son tan numerosos y variados que parecen desvanecerse en
un solo rugido de fondo. El mero hecho de cruzar la calle se asemeja
peligrosamente a arriesgar la vida. Sería difícil descubrir el lugar que ocupa
cada uno dentro de la disonancia de esta calle en particular.
Esto representa la perspectiva cotidiana, pedestre, del dinero. Se refiere no
sólo al trozo de papel o el círculo metálico en concreto sino también a todas
las transacciones económicas que realizamos desde que nacemos hasta que
morimos. Nuestra primera asignación. Los esfuerzos por conseguir un
empleo. Los esfuerzos por conseguir un empleo mejor. De hecho, se incluyen
en este campo todos nuestros trabajos remunerados. Además, aquí se aprende
a manejar el dinero. Dónde y cómo abrir una cuenta bancaria. La diferencia
entre una cuenta corriente y una cuenta de ahorro. Cómo se obtiene un
préstamo. Qué es una hipoteca. Cómo se comparan los productos en función
del precio y la calidad. Cómo se liquida una cuenta corriente. Qué es un plan
de jubilación individual. Qué obligaciones tiene uno con Hacienda. Qué tipo
de seguro le conviene más: de enfermedad, de vida, de vivienda, de invalidez,
del automóvil, de joyas. Qué son las franquicias, las actas adicionales y las
primas de seguro. Y después está el terna de las inversiones. Hay que conocer
las peculiaridades y las ventajas de los bo-
78nos municipales
El dinero ya no es ylo los
que certificados dehadepósito
era... y nunca lo sido de cupón cero. La compra y
venta de acciones, futuros, opciones y bonos basura. Sin olvidarnos del típico
rito de iniciación: la tarjeta de crédito, que abre las puertas del paraíso del
consumo. Que a menudo nos lleva hacia esa crisis tan frecuente en mitad de la
vida, con una declaración de quiebra. Reorganización. Y además la
planificación impositiva y los planes de pensiones. Fondos fiduciarios.
Donativos. Testamentos. El seguro de sepelio.
Desde la información más simple hasta las fórmulas más complejas, esta
perspectiva de la calle abarca toda la gama de transacciones financieras que
encontramos a lo largo de nuestra vida. La mayoría de los libros que tratan
sobre el tema del dinero nos enseña a orientarnos mejor y con mayor
provecho a este nivel. Precisamente aquí bailamos al son del cuanto más,
mejor y muy pocas veces, casi nunca, oímos otra cosa.

Más, mejor y diferente


Fíjese además en que, aparentemente, a este nivel se presentan la mayoría
de nuestras dificultades financieras y que aquí tratamos de solucionarlas. Si
estamos disconformes con nuestra ropa, el coche o la vivienda, compramos
otros. Si nos falta dinero, sabemos que tenemos que mendigar, pedir prestado,
robar o ganar más. Es evidente. ¿O no lo es? Un amigo me decía una vez:
«Cada vez que consigo llegar a final de mes, el mes se alarga.» Él, como casi
todos, seguimos practicando el más, mejor o diferente dentro del mismo
campo limitado de opciones y oportunidades, sin cuestionarnos siquiera si
merece la pena seguir jugando al mismo juego, o si no habrá otro juego mejor.
Por ejemplo, es probable que la mayoría de los inversores particulares no
tenga nada que hacer en la Bolsa; ellos toman decisiones a partir de
corazonadas, caprichos, lo que hayan hecho la semana anterior, lo que les
aconseja su agente y lo que prevén del futuro. En otras palabras, actúan
impulsivamente en un terreno que los profesionales pisan con cautela. Pero
cuando invierten en acciones y pierden dinero, ¿acaso se echan atrás y
analizan sus motivos y su capacidad para invertir en la Bolsa? Todo lo con-
trario. Deciden que tienen que comprar más acciones, mejores acciones, u
otras acciones diferentes para recuperarse de las pérdidas.
¿De qué manera afecta su vida el más, mejor y diferente? ¿Alguna vez se
ha puesto a pensar que por cada supuesta solución surge un problema nuevo?
Tratar de resolver nuestros problemas financieros exclusivamente a este nivel
material es como mover las piezas de un tablero sin tener una visión global del
juego.
Eso no quiere decir que este nivel no sea importante. Forma parte del
tejido y de la sabiduría popular de nuestra cultura, y todos deberían salir del
instituto por lo menos con un mínimo de conocimientos sobre los aspectos
fundamentales.

Lamentablemente, ni Jason ni Nedra (ni casi nadie) han recibido este tipo
de conocimientos. Nedra no comprendía las consecuencias de comprar a
crédito. Pensaba que podía hacer frente a unos «pequeños pagos mensuales»
y nunca calculó el coste a largo plazo de su apartamento lleno de muebles y
sus armarios llenos de ropa. El concepto de invertir sus ahorros quedaba
fuera de su alcance; jamás acumuló ahorros suficientes para invertir. Su
responsabilidad fiscal se reducía a pagar las facturas y a controlar el saldo
79deElsu cuenta
dinero corriente.
ya no Jason
es lo que era... tampoco
y nunca lo ha tenía
sido conocimientos suficientes en la
materia pero su ignorancia se manifestaba de otro modo. Desde que se fue de
casa al acabar el instituto, evitaba el dinero con bastante habilidad. Vivía
con un grupo de personas que se dedicaban al crecimiento personal y la
honradez, y le ofrecían alojamiento y comida a cambio de su trabajo. Para
ganar el mínimo de dinero en efectivo necesario para sobrevivir en este siglo
hacía trabajos temporales, como ayudar a mi- nusválidos o realizar trabajos
de mensajería. En lo que respecta al dinero, tanto Jason como Nedra eran
analfabetos funcionales... al igual que muchos de sus compañeros.

Evidentemente, el dinero debe ser mucho más de lo que hemos dicho hasta
ahora. Incluso entre las personas que no son analfabetas en el tema, algunas
prosperan mientras que otras se hunden. Nuestra investigación sobre el dinero
no puede acabar aquí, de modo que vamos a entrar en ese bloque de oficinas
de acero y cristal de cuarenta pisos de altura, la Torre Babélica, y a subir en
ascensor hasta la plataforma de observación, desde la cual aumenta nuestra
perspectiva, se amplían nuestros horizontes y llegamos a captar otro aspecto
del dinero.
2. El dinero desde la perspectiva del barrio. El aspecto
emocional y psicológico
Desde la plataforma de observación, miramos hacia abajo, a la confusión
de la calle, y la situamos dentro del barrio. Encontramos un patrón ordenado
en el trajín de las personas. Las vemos salir de un edificio y dirigirse a otro,
trescientos metros más allá. Tienen un origen y un destino. Vemos niños que
juegan en una calle menos transitada, mientras sus madres les vigilan desde
los escalones de una casa en construcción. Vemos personas que van a la
compra y se detienen a conversar entre sí. Esa actividad, que parecía no seguir
ningún orden desde la perspectiva de la calle, adquiere cierta coherencia
cuando empezamos a ver cómo se relacionan entre sí las actividades de las
personas y de los vehículos. La perspectiva del barrio podría representar el
primer nivel no material del dinero, la clave emocional y mental que aglutina
nuestras interacciones cotidianas con él. En este nivel colocamos lo que
pensamos y lo que sentimos con respecto al dinero, es decir, nuestro estilo o
personalidad monetaria. ¿Es usted impulsivo, precavido, competitivo,
generoso, ostentoso, mezquino, sexista («De eso se ocupa mi ma-
rido/mujer»)? ¿Se preocupa demasiado, es como el avestruz, o un esnob, o no
tiene remedio? A este nivel nos damos cuenta de que nuestras propias
actitudes con respecto al dinero dependen del ambiente psicológico en que
hayamos crecido.
¿Su familia se consideraba rica, pobre o de clase media? ¿Se hablaba
abiertamente de cuestiones relacionadas con el dinero, o se consideraba de
mala educación tocar este tema? ¿Le daban alguna suma para sus gastos?
¿Tenía que desempeñar alguna tarea para ganar su asignación? ¿Se distinguía
de sus compañeros porque recibía más o menos dinero que ellos? ¿Quién se
encargaba de manejar la economía doméstica? ¿Cómo se sentían al respecto?
¿Ha crecido con la sensación de que su familia disponía de dinero suficiente
para comprarle todo lo que realmente quería o necesitaba? Cuando sus padres
le negaban algo que deseaba, ¿era por una cuestión de dinero? En el seno de la
familia, ¿se asociaba el dinero con las recompensas, con las discusiones, con
el hecho de que el padre no estuviera nunca en casa? ¿Qué mensajes le
enviaban
80 El dinerosus padres
ya no al respecto?
es lo que Lalomayoría
era... y nunca ha sido de los divorcios tiene su origen
en el dinero, como resulta fácil imaginar al ver que cada persona se ha
desarrollado en un ambiente financiero diferente. El mero hecho de responder
a estas preguntas podría cambiarnos la vida. Merece la pena que dedique un
momento a reflexionar sobre esta cuestión, o que se ponga de acuerdo con su
pareja y ambos dediquen la tarde a comparar las respuestas de cada uno. Les
conviene profundizar todo lo que puedan.
Podemos encontrar libros e incluso psicoanalistas que nos ayuden a
comprender nuestra propia personalidad monetaria y a corregir los patrones
disfuncionales de nuestro comportamiento en este tema. Es evidente que el
hecho de comprender el primer aspecto no material del dinero puede
ayudarnos a decidir mejor desde la perspectiva de la calle. El conocimiento de
nuestra psicología financiera constituye otro nivel de complejidad con
respecto al dinero.
Esta segunda perspectiva comprende asimismo lo que significa el dinero
para nosotros, nuestra mitología monetaria. Al explorar estos mitos profundos
debemos ser conscientes de la posibilidad de que nuestra mente racional
niegue lo que nuestro comportamiento manifiesta. A lo mejor decimos que no
somos supersticiosos pero evitamos pasar debajo de una escalera. O decimos
que el dinero no es más que trozos de papel y de metal que manejamos bien o
mal, pero en realidad nuestras acciones contradicen nuestras palabras. Cada
uno de nosotros vive en una red intrincada de creencias con respecto a estos
trozos de papel y de metal.
Ha llegado el momento de que se interrogue con respecto a sus propios
mitos monetarios.

El dinero como seguridad


En su opinión, ¿el dinero significa seguridad? Este concepto del dinero
como amortiguador entre nuestra fragilidad y vulnerabilidad y el mundo frío,
cruel y a menudo imprevisible es uno de los más comunes. De hecho, muchas
personas consideran que la seguridad es tener dinero en el banco y un puesto
de trabajo fijo para poder tener siempre más. La tendencia a acumular que
manifiestan aquellas personas que equiparan el dinero con la seguridad abarca
un amplio espectro que incluye desde reducir al máximo los gastos
(negándose no sólo lujos sino a veces incluso lo más necesario), hasta la
adicción a las gangas (compre ahora, compre más, compre dos), pasando por
el ahorro compulsivo (cuyo extremo patológico implica esconder fajos de
billetes en colchones y cajas de cartón). Para muchas personas, la seguridad
financiera implica seguridad emocional. Hay quienes utilizan el dinero para
defenderse de situaciones emocionales desagradables, como el temor, la
preocupación, la angustia y la soledad, comprando acompañantes,
guardaespaldas, contables, amigos, haciéndose miembros de las
organizaciones que más les convienen y, cuando falla todo lo anterior,
pagando a un psicoanalista para solucionar el embrollo.
En realidad, la creencia de que el dinero da seguridad es una de nuestras
locuras más racionales. Viviendo en una cultura como la nuestra, conviene
dar crédito a esta convicción en la medida en que podamos comer, vestimos y
cobijarnos adecuadamente. Si fuera un mensajero que tuviese que atravesar el
centro de una gran ciudad por la noche, con un maletín lleno de dinero esposa-
do a la muñeca, ¿se sentiría seguro? Si el dinero fuese seguridad, la respuesta
81tendría queyaser
El dinero afirmativa.
no es lo que era...Por lo tanto,
y nunca lo ha el mito de que el dinero da seguridad
sido
no es otra cosa que un mito, precisamente.

El dinero como poder


¿Y el poder? ¿Le parece que el dinero es poder? ¿Se comporta como si el
camino hacia el poder estuviese empedrado de dinero? ¿Cree en el poder de
tener la sartén por el mango? Parece que toda persona con poder para otorgar
o denegar dinero es dueña del consentimiento y la lealtad (al menos en
apariencia) de sus subordinados: familiares, empleados, beneficiarios de sus
obras de caridad. ¿Cree que si uno no recibe una costosa educación universita-
ria, está condenado al fracaso?
Cualquiera diría que el dinero confiere el poder de hacer lo que uno quiere
hacer y de ir adonde uno quiera, en el momento que se le ocurra. Además, el
dinero otorga el poder de no hacer algo que uno no quiere hacer: basta con
pagarle a otro para que lo haga.
Pero si el dinero es sinónimo de poder, ¿cómo se explica el poder de
personas como Gandhi? El tipo de poder que liberó a la India de Gran Bretaña
no tenía nada que ver con el dinero sino con lo que Gandhi llamaba
satyagraha, la «fuerza del alma». El dinero carecía de poder frente al
indomable Gandhi y sus seguidores, que vivían en lo que llamaríamos
pobreza y sin embargo experimentaban una alegría irreprimible y ejercían una
influencia tremenda.
Si bien en nuestra cultura tiene cierta validez el concepto del poder que
otorga el dinero, si nos comportamos en función de este mito perdemos las
numerosas oportunidades de ejercer el «poder del alma» y este error nos
vuelve mucho más débiles.

El dinero como medio de aceptación social


Algunos de nosotros obramos en función del mito de que el dinero implica
aceptación social. Existe una profunda necesidad de formar parte de un grupo
y la exclusión se experimenta, a nivel inconsciente, como una amenaza para la
supervivencia. Puede que el deseo de tener más que el vecino no se base
exclusivamente en la ostentación y la competencia sino también en el
recóndito anhelo de ser aceptado por los demás. La industria publicitaria
aprovecha nuestras epidemias de escasez de autoestima para pro- mocionar
productos que nos vuelvan más soportables para nuestro prójimo: para oler
mejor de la cabeza (champú) a los pies (polvos de talco), para tener una
silueta más esbelta y el coche más adecuado, para que aprendamos a bailar...
por dinero. Hasta la amistad parece costar dinero. ¿Tiene que gastar para
disfrutar de la compañía de sus amigos?
Analicemos otra forma de aceptación social: salir con alguien y formar
una pareja. Históricamente y en todas las culturas, es bien sabido que el
dinero (o las vacas, las cabras, o la tierra) figuraba casi siempre en el contrato
matrimonial. ¿Qué ocurre con nuestra sociedad liberada? ¿Qué función tiene
el dinero en las relaciones amorosas? En algún nivel, ¿seguimos creyendo que
el dinero nos ayuda a tener éxito con el sexo opuesto?
Como ocurre con las demás concepciones equivocadas sobre el dinero,
actuar en función del mito de que el dinero implica aceptación parece tener
cierto mérito. Después de todo, disfrutar de la compañía de otras personas
mientras cenamos, vemos una película o tomamos el sol en la playa, son
82placeres
El dinerode
yalos que
no es lo no
quequerríamos
era... y nuncaprivarnos
lo ha sido sólo porque cuesten dinero. Sólo
se tornan peligrosos cuando perdemos de vista el hecho de que las personas
que comunican su amor a los demás pueden disfrutar de compañía, amistad e
intimidad de forma gratuita. Las distorsiones comienzan cuando equiparamos
el dinero con la aceptación social. Es como ir a un buen restaurante, donde
sirven muchos platos deliciosos, y elegir el menú en vez de comer a la carta.
No tiene gracia, como tampoco la tiene gastar dinero para obtener aceptación
sin experimentar jamás una verdadera intimidad.

El dinero como mal


Puede que vivamos en un mundo donde se considera que el dinero
produce tristeza y dolor. En su mitología personal, ¿el dinero es malo? ¿Qué
deja traslucir su comportamiento: que el dinero es sucio, deshumanizante o un
instrumento de represión? ¿Lleva un registro mental de los pecados que ha
cometido el dinero?
Es probable que la noción de que el dinero es malo derive de la
amonestación bíblica de que «el apego al dinero es la raíz de todo mal».
Nuestra afición a las cosas, más que a las personas, es la que nos impulsa a
obrar mal. Si reflexionamos por un momento nos damos cuenta de que el
dinero no hace daño a las personas; son las mismas personas las culpables. El
dinero no es malo; a veces las personas eligen actuar mal con el dinero. El
dinero no es sucio; las personas se hacen cosas sucias las unas a las otras, y a
veces lo hacen con dinero. El dinero es moralmente neutro. Nuestra adic- ción
a lo que se compra con dinero nos lleva a obrar de un modo perjudicial para la
vida.

Las diferentes personalidades monetarias de Nedra y Jason eran el punto


de partida para entrar en conflicto o para crecer. Nedra creció en una familia
de clase obrera en el sur de California. Su padre murió cuando ella era
pequeña y su madre trabajaba para mantener a los hijos, de modo que Nedra
se quedaba en casa haciendo de madre. Después de sólo dos años en una
escuela baptista, abandonó los estudios, decidida a llevar una vida mundana
con muchas de las satisfacciones materiales que no tuvo de niña. Uno de sus
mitos era que el dinero traía la felicidad y la buena vida. Los padres de
Jason, por su parte, eran totalmente alternativos y se oponían con énfasis al
materialismo. Creció viajando en un transporte escolar y haciendo marchas
por la paz, y por la noche se iba a dormir mientras sus padres y los amigos de
éstos hablaban de política hasta las tantas. Jason analizó los valores de sus
padres, los consideró válidos y decidió seguir viviendo de acuerdo con ellos.
En su mitología monetaria figuraba la convicción de que el «dinero no era
importante». Y así fue cómo Jason y Nedra, dos adultos jóvenes con dos
formaciones muy distintas, llegaron al matrimonio intentando combinar dos
puntos de vista económicos opuestos. La tarea, por difícil que parezca, no es
más dura que la que enfrentan la mayoría de las parejas jóvenes.

¿Y usted?
Dedique unos cuantos minutos a pensar un poco para descubrir cuál es su
posición con respecto al dinero. ¿Cuál es su personalidad monetaria? ¿Qué
piensa sobre el dinero? ¿Cuál es su código personal? ¿Qué subterfugios y qué
mitos utiliza? ¿De qué modo han afectado su relación con los demás sus
83orgullos
El dineroyyaprejuicios
no es lo queeconómicos? ¿Qué
era... y nunca lo relación existe entre el dinero y su
ha sido
sentido personal del valor? En lo que respecta al dinero, ¿se siente superior o
inferior a las personas que le rodean? ¿Qué significa el dinero para usted?
Analice su comportamiento en relación con el dinero. ¿Alguna vez es
irracional? ¿Qué revela? Ha llegado el momento de examinar con más
profundidad lo que ha aprendido acerca del dinero y su relación con él, de
verdad. ¿Cuál es realmente su personalidad monetaria?
Es muy valioso curar las heridas que nuestra psicología y nuestra
mitología monetarias nos han causado a nosotros mismos y a los demás.
Evidentemente, comprender el dinero desde la perspectiva del barrio nos
aclara y nos revela nuestras interacciones con su aspecto físico. Pero también
es evidente que nuestro plano interno no es el territorio adecuado. Queda
mucho por hacer en este viaje de descubrimiento de la verdad acerca del
dinero. Todavía no hemos encontrado una verdadera definición del dinero que
sea universal y coherente.

3. El dinero desde la perspectiva de la ciudad. El aspecto


cultural
Desde la plataforma de observación, emprendemos vuelo en helicóptero
para obtener una visión de la ciudad todavía más completa. Desde aquí, las
personas y los coches que circulan por la calle se funden en una corriente de
movimiento. Ya no nos llaman la atención ni los individuos ni las relaciones
entre ellos. Nos deja pasmados nuestra capacidad para ver toda la ciudad al
mismo tiempo. Reconocemos las señales que identifican los distintos barrios
pero, en lugar de ver cada uno como una isla, comprendemos que es más
importante lo que mantiene unida la ciudad que lo que separa a sus habitantes
en enclaves sociales o económicos. Todos pertenecemos a esta gran entidad
metropolitana. Al analizar el dinero desde la perspectiva de la ciudad se
incluyen las hipótesis que todos compartimos con respecto al dinero, nuestro
concepto cultural. Vivimos y morimos suponiendo que el dinero es algo.
Según los economistas, es un «depósito de valor» y un «medio de inter-
cambio».
Aunque lo consideremos todopoderoso, el dinero no tiene nada de
sagrado. Es un invento humano que no tiene más de 4000 años. Dentro de la
familia (normalmente) no se cobra por realizar las tareas domésticas como
barrer, quitar el polvo, cuidar de los niños y ocuparse del jardín. Tampoco
pagamos cada vez que comemos. Antes también era así en los clanes y las
tribus. Pero con el tiempo las transacciones se volvieron demasiado complejas
para resolverse con un simple trueque. De modo que al octavo día el hombre
creó el dinero como un medio para pagar por los bienes o servicios recibidos.
El dinero adquiere valor cuando se comercia. No es más que un símbolo, sin
valor intrínseco, de algo que teóricamente, en algún momento, tenía valor
para alguien. Pero todavía quedan muchas personas sobre la Tierra que no lo
han tocado jamás. Y a pesar de nuestra arrogancia con respecto a su inmenso
poder, no es aceptado en todas partes del mundo. Una anécdota debida al
vertido de petróleo en Alaska en 1989 nos habla de un grupo de esquimales a
los cuales Exxon no podía indemnizar porque el dinero no tenía ningún valor
en su cultura. El dinero es un depósito de valor y un medio de intercambio
sólo dentro de los límites de la aceptación cultural. Desde un punto de vista
práctico, en Occidente, a finales del siglo xx, el dinero suele ser un medio de
84intercambio. Pero
El dinero ya no es loestamos
que era...tratando
y nunca lode
hapenetrar
sido en la realidad más profunda
del dinero. Queremos llegar a la esencia, no al hipermercado.
El dinero desde la perspectiva de la ciudad presenta no sólo su historia y
los principios de la economía sino también la sociología y la antropología del
dinero. Entonces nos damos cuenta de que nuestra definición del dinero está
condicionada por muchas fuerzas culturales, y esta noción nos permite tomar
mayor distancia. Por ejemplo, como norteamericanos compartimos ciertas
hipótesis sobre el dinero y el trabajo que probablemente no tenemos en común
con los italianos, ni con los habitantes de la selva amazónica.
Como hemos dicho en el capítulo 1, una de nuestras hipótesis más
persistentes es que el crecimiento es bueno. Nuestra economía depende del
crecimiento para sobrevivir y nosotros, como ciudadanos, hemos incorporado
esta ética del crecimiento a nuestras propias aspiraciones vitales. Si tenemos
un coche, necesitamos dos. Si tenemos un par de pantalones, precisamos dos;
si tenemos dos, queremos tres. Ignoramos el crecimiento intelectual, emocio-
nal y espiritual, porque estamos muy ocupados tratando de seguir creciendo
físicamente, incorporando cada vez más posesiones.

Ciertos temores que asoman su horrible cabeza


A este nivel encontramos una serie de fantasmas económicos, como la
inflación, el coste de la vida, la recesión y la depresión. Si el Producto
Nacional Bruto crece un 1 % o menos, se dice que estamos en recesión y, se
vean afectados o no nuestros ingresos, todos sufrimos las consecuencias. Nos
tomamos los indicadores económicos como una cuestión personal. Si los
economistas dicen que el coste de la vida es elevado, automáticamente nos
sentimos más pobres, por más que lo que ahora se incluye en el índice de
Precios al Consumo hace apenas veinte años fueran artículos de lujo, algo que
nadie tenía ni nadie echaba de menos, como alojarse en hoteles o viajar en
avión. Además, creemos en la inflación con tanto fervor como cree un niño en
su amigo invisible. Pero nosotros, los autores, no experimentamos inflación
desde hace veinte años. Si uno hace la compra con inteligencia (como se co-
menta en el capítulo 6), aunque se exponga al fuego del mercado no se quema.
Puede que el precio de la vivienda haya aumentado en algunas zonas del país,
pero muchos otros precios han disminuido y los productos de lujo de los años
cincuenta ahora están al alcance de los consumidores del noventa en las
rebajas de los grandes almacenes.
Estos espectros (la inflación, el coste de la vida, la recesión y la depresión)
nos asustan y nos obligan a plegarnos a la fórmula económica del bienestar, el
crecimiento es bueno, y su corolario, el mito de cuanto más, mejor. Como
cualquier religión basada en el miedo, este credo económico nos mantiene
sometidos por nuestra propia ignorancia, dependientes de que los sacerdotes
del Banco Central mantengan nuestro paso seguro desde el nacimiento hasta
la muerte, ajustando nuestros ingresos según el coste de la vida para superar
apenas el espectro de la inflación. No obstante, al comienzo de la década de
los noventa muchos de nosotros hemos comprobado que Nuestra Señora del
Perpetuo Crecimiento no nos ha brindado la seguridad y la felicidad que
confiábamos merecer por creer en ella. Al mismo tiempo, vivir en este País
del Nunca Jamás de la eterna inmadurez ha evitado que dedicáramos la misma
energía a crecer en otros aspectos.
85 El Estas
dinerohipótesis
ya no es loculturales
que era... ydel cuanto
nunca lo ha más,
sido mejor y el crecimiento es bueno
también crean en nosotros prejuicios económicos. Utilizamos criterios
materiales, como el tamaño del sueldo, de la vivienda o de la cartera, para
juzgar nuestra propia importancia y la de los demás. Nos medimos los unos a
los otros y nos sentimos superiores o inferiores a partir de estas valoraciones
casi inconscientes. Desde la perspectiva de la ciudad resulta bastante sencillo
percibir este sistema informal de castas, en los demás y en nosotros mismos.

A pesar de las diferencias psicológicas entre Jason y Nedra, ambos eran


hijos del concepto de que cuanto más, mejor. Lo único que variaba era su
respuesta al mensaje: Nedra lo aceptaba y Jason se rebelaba. Pero ninguno
de los dos escogía libremente una relación madura con el dinero y con el
mundo material. En cierto sentido, la actitud de Jason de que «el dinero no
tiene importancia» era tan limitada como la búsqueda de la felicidad en las
posesiones materiales por parte de Nedra. Al negarse a participar en el juego
habitual del trabajo y el dinero, las opciones vitales de Jason quedaban
seriamente limitadas. En este sentido, comprobó que perdía más tiempo
haciendo trabajos ocasionales que si hubiese tenido un empleo fijo. Ninguno
de los dos podía afirmar que vivía de acuerdo con su condicionamiento
cultural. Ninguno había estudiado Economía ni conocía tampoco la
definición clásica de dinero como un «depósito de valor». Eran típicos
también en su inconsciencia porque ¿cuántos de nosotros crecemos con un
conocimiento cultural claro de lo que es el dinero?

La visión económica y cultural más amplia que conseguimos desde el


helicóptero vierte abundante luz sobre nuestra psicología del dinero, así como
también sobre esa actividad que irónicamente se denomina ganarse la vida.
Se observan mucho mejor los motivos que hay detrás de algunas de las
estrategias para ganar dinero en nuestro medio cultural en particular y la razón
por la cual algunas de nuestras locuras monetarias parecen cuerdas: porque
coinciden con lo que piensan los demás. Éste es el nivel que se estudia en la
Universidad o en el mundo de los negocios. Por escla- recedora que resulte la
educación a este nivel, la perspectiva no llega a brindarnos una definición del
dinero que tenga validez universal y permanente, una con la que podamos
contar en cualquier situación. El hecho de comprender las numerosas caras
del dinero no conduce necesariamente a la verdad.

4. El dinero desde una perspectiva aérea. La responsabilidad y la


transformación personales
Ha llegado el momento de dar un paso atrás, de liberarse de todo lo que
cree que sabe acerca del dinero, de poner la mente en blanco. Al igual que los
monjes, hemos agotado todas las verdades aprendidas sobre el tema y
tenemos que llegar a zonas más profundas de la Verdad. Allí se encuentra la
entrada a otro aspecto del dinero. Dejamos el helicóptero y despegamos en
avión para observar el dinero desde una perspectiva todavía más alta. En
medio de un gran estruendo, el avión rueda por la pista de despegue y se eleva
suavemente. En seguida alcanzamos una altitud desde la cual alcanzamos a
ver la región entera. Entonces nos damos cuenta de que la ciudad no es todo el
mundo. Más allá de sus límites, la agricultura y la naturaleza se extienden
86hasta el horizonte.
El dinero ya no es loDesde aquí
que era... observamos
y nunca lo ha sidoque todas nuestras convicciones y
nuestras acciones en relación con el dinero dependen de la elección de una
ciudad determinada para vivir. Saliendo de los límites de la ciudad, existen
otras opciones. Nadie está prisionero de la gran metrópolis, condenado de por
vida a ganar dinero en el mercado que ésta le ofrece. Aunque haya nacido allí,
uno permanece porque ha decidido quedarse. Aquí comienza la
responsabilidad personal.
La definición del dinero que descubrimos en este ámbito de la
responsabilidad personal atraviesa una enmarañada red de pensamientos,
sentimientos, actitudes y convicciones. Esta definición es de otra calidad,
tiene validez universal y permanente, y nos devuelve el poder que,
inconscientemente, hemos entregado al dinero.
Todos los conceptos falsos acerca del dinero que hemos sostenido hasta
ahora tienen un defecto en común: identifican el dinero como algo exterior a
nosotros. Es algo que con mucha frecuencia no tenemos, que luchamos por
conseguir, en lo que depositamos nuestras esperanzas de poder, felicidad,
seguridad, aceptación, éxito, satisfacción y valor personal. El dinero es el amo
y nosotros los esclavos. El dinero es el vencedor y nosotros los vencidos.
Entonces, ¿cuál es la solución? Hemos de encontrar una definición del
dinero que siempre sea válida y que nos permita ser claros, decididos y
poderosos en nuestra relación con él.
El dinero es algo a cambio de lo cual decidimos entregar nuestra energía
vital.
Vamos a repetirlo por si no ha llegado a comprender todo lo que implica
esta frase: El dinero es algo a cambio de lo cual decidimos entregar nuestra
energía vital.
Nuestra energía vital es el tiempo que nos toca vivir aquí en la Tierra, las
preciosas horas de vida que tenemos a nuestra disposición. Cuando vamos a
trabajar, cambiamos nuestra energía vital por dinero. Por sencilla que parezca,
ésta es una verdad muy profunda. Aunque sea menos evidente, también es
verdad que cuando recurrimos a la asistencia social cambiamos nuestra
energía vital por dinero. Cuando vamos al casino, cambiamos nuestra energía
vital por dinero (al menos, eso esperamos). Hasta una suerte inesperada, como
una herencia, se gana en cierto modo antes de que pertenezca realmente al
heredero: hay que cambiarla por energía vital. Se necesita tiempo para hablar
con abogados, contables, administradores, agentes de bolsa y personas que se
dedican a asesorar sobre inversiones para manejar el dinero. O dedica el
tiempo a hacer psicoanálisis para analizar su relación con el difunto, o para
elaborar su sentimiento de culpa por recibir tanto dinero. O dedica el tiempo a
investigar con qué causas merece la pena colaborar. Todos éstos son ejemplos
de energía vital que se cambia por dinero.
Esta definición del dinero nos proporciona una información valiosa,
porque tenemos una experiencia más real de nuestra energía vital que del
dinero. Incluso se podría decir que el dinero es igual a nuestra energía vital.
De modo que, aunque el dinero no posea una realidad intrínseca, nuestra
energía vital sí, al menos para cada uno de nosotros. Es tangible y es finita. La
energía vital es todo lo que tenemos. Es preciosa porque es limitada e
irrecuperable, y porque las decisiones que tomamos acerca de la forma de
usarla expresan el sentido y el propósito que tiene para nosotros el tiempo que
nos toca vivir en la Tierra.
87 El Cuando
dinero ya Jason
no es lo yque
Nedra
era... yhicieron nuestro
nunca lo ha sido seminario a comienzos de la
década de los ochenta, al tomar conciencia de que el dinero = energía vital,
cambió la relación de ambos con él. En el caso de Nedra, esta fórmula acabó
con su negación de la deuda. Se dio cuenta, con claridad y remordimiento, de
que la energía vital que salía de su salario y la energía vital que dedicaba a
mantener su estilo de vida nunca alcanzarían para saldar su deuda. Ya no
podía seguir usando la tarjeta de crédito cuando su barco hacía agua.
Llevaba demasiado peso y usar así la tarjeta era como arrancar las tablas
que componen el casco de la embarcación. Reconoció que se estaba yendo a
pique. En el caso de Jason, la fórmula le ayudó a darse cuenta de que, a pesar
de sus buenas intenciones de «convertir el mundo en un lugar mejor», sus
esfuerzos no servían de nada porque se empeñaba en ignorar este tema. Para
llevar a la práctica su deseo de llegar a ser alguien en la vida, tenía que
aprender a manejar el dinero. Fuera donde fuese en el mundo, en una marcha
o en un piquete, a construir o a curar, tenía que mantenerse a sí mismo o ser
una carga para otros. Aunque el dinero y la religión parecen dos polos
opuestos, tanto para Jason como para Nedra la intuición de que el dinero =
energía vital significó una experiencia muy enriquecedora.

Su energía vital
¿Qué significa para usted que dinero = energía vital? Es evidente que el
dinero le parece valioso porque, al fin y al cabo, dedica una cuarta parte del
tiempo de vida que le corresponde a conseguirlo, gastarlo, preocuparse por él,
fantasear al respecto, o reaccionar frente a él de una manera u otra. Es cierto
que hay muchas convenciones sociales en relación con este tema que merece
la pena aprender y respetar, pero en definitiva cada individuo ha de decidir
qué valor le atribuye al dinero ya que se trata de su energía vital, porque paga
con tiempo por ese dinero. Cada uno decide cómo quiere gastarlo.
Una persona de cuarenta años, puede esperar disponer de alrededor de 329
601 horas (treinta y siete años) de energía vital antes de morir. (En la figura
2-1 encontrará la expectativa de vida para distintas edades.) Suponiendo que
dedica la mitad del tiempo a las actividades necesarias para mantener el
cuerpo en buen estado (dormir, comer, evacuar, lavarse y hacer ejercicio), le
quedan 164800 horas de energía vital para usos tan variados como:

♦ Relacionarse consigo mismo.


♦ Relacionarse con los demás.
♦ Expresar su creatividad.
♦ Colaborar con la comunidad.
♦ Colaborar con el mundo.
♦ Lograr la paz interior y...
♦ trabajar.

Ahora que sabe que el dinero es algo que se obtiene a cambio de energía
vital, tiene ocasión de establecer nuevas prioridades para usar un bien tan
valioso. Después de todo, ¿hay alguna cosa que sea más vital para el
individuo que su energía vital?
UNA PRIMERA APROXIMACIÓN
88 El dinero ya no es lo que era... y nunca lo ha sido
A LA INDEPENDENCIA FINANCIERA

Ya hemos dicho en el prólogo que uno de los objetivos de este libro es


incrementar su independencia financiera. Si sigue los pa-

FIGURA 2-1
LA EDAD Y LA EXPECTATIVA MEDIA DE VIDA RESTANTE

Edad Expectativa media de vida restante Años Horas

20 56,3 493526
25 51,6 452326
30 46,9 411 125
35 42,2 369925
40 37,6 329601
45 33,0 289278
50 28,6 250708
55 24,4 213890
60 20,5 179703
65 16,9 148145
70 13,6 119218
75 10,7 93796
Datos obtenidos del Centro Nacional de Estadísticas Sanitarias de Estados
Unidos, Vital Statistics of the United States, anuario. Impreso por la
Oficina del Censo de Estados Unidos, Statistical Abstract of the United
States: 1991 111.a edición, Washington, D.C., 1991, p. 74.
sos, se encaminará inexorablemente hacia la integridad financiera y la
inteligencia financiera y algún día (esperemos que antes de morir) llegará a la
independencia financiera. No obstante, para demostrarle que es posible
alcanzarla, antes hemos de indicarle en qué no consiste.
Para empezar, vamos a analizar qué impresión le produce la expresión
independencia financiera. ¿Ganar montones de dinero en el mercado de
valores? ¿Heredar una fortuna? ¿Ganar la lotería? ¿Cruceros, islas tropicales,
dar la vuelta al mundo? ¿Joyas, coches de lujo, ropas de diseño? Casi todos
representamos la independencia financiera como una fantasía inalcanzable de
inagotables riquezas.
Esta noción de que la independencia financiera implica riqueza procede de
la primera perspectiva del dinero, la de la calle; se trata de la independencia
financiera en un sentido material. Para lograrla, basta con ser ricos; pero aquí
nos encontramos con otra palabra muy difícil de definir: ¿qué significa rico?
La riqueza sólo existe por contraste con algo o con alguien. Ser ricos es tener
mucho más de lo que tengo; es tener mucho más de lo que tienen casi todos
los demás. Pero ya conocemos la falacia del mito del más, que es como un
espejismo: jamás se alcanza porque no es real. John Stuart Mili dijo en una
ocasión: «El hombre no desea ser rico, sino sólo ser más rico que los demás.»
En otras palabras, en cuanto la riqueza se pone al alcance de las personas
como nosotros, deja de ser riqueza.
Sólo desde la perspectiva aérea, en el ámbito de la responsabilidad
personal, hallaremos nuestra primera definición de la auténtica independencia
financiera.
Nuestra definición de independencia financiera supera el nudo gordiano
de ignorar en qué consiste la riqueza porque no tiene nada que ver con ella. En
realidad, la independencia financiera se refiere a la experiencia de tener lo
suficiente, y un poco más. Como recordará, suficiente se encuentra en el
89punto máximo
El dinero delolaque
ya no es curva
era...de la satisfacción.
y nunca lo ha sido Es algo cuantificable que cada
persona define para sí misma a medida que va trabajando en los distintos pa-
sos de este programa. La vieja noción de independencia financiera, como la
riqueza permanente, es inalcanzable, pero no ocurre lo mismo con suficiente.
Lo que es suficiente para uno puede que no lo sea para su vecino, pero será
una cifra real para cada uno y está a su alcance.
La libertad financiera y psicológica
El primer paso que tiene que dar para experimentar la sensación de tener
lo suficiente, y un poco más consiste en liberarse de la identificación con el
nivel de la calle (la realidad material del dinero), la perspectiva del barrio (la
realidad psicológica del dinero) y la perspectiva de la ciudad (los
convencionalismos culturales acerca del dinero). Cuando lo consiga, habrá
logrado la independencia financiera, sin importar en absoluto la cantidad de
dinero que posea. Mientras no lo consiga, no logrará la independencia fi-
nanciera, por más dinero que tenga.
La independencia financiera es experimentar la libertad en el terreno
psicológico. Uno siente que no está esclavizado por hipótesis acerca del
dinero que asume inconscientemente, y que está libre de las culpas,
resentimientos, envidias, frustraciones y angustias que tal vez haya sentido en
cuestiones monetarias. Aunque experimente estas sensaciones, están allí
como si fueran una camisa, que uno se pone y se quita cuando quiere. Ya no se
siente obligado por los mensajes familiares y sociales que ha recibido durante
la infancia en relación con la forma correcta de relacionarse con el dinero si
uno quiere triunfar, ser respetado, virtuoso, seguro y feliz. Se ha liberado de la
confusión que tenía acerca del dinero. Ya no le intimida mantener el saldo de
la cuenta corriente, ni descifrar el parloteo de su agente cuando le habla de
anualidades o fondos de inversión sin comisiones ni intermediarios. No
compra jamás lo que no quiere ni le hace falta, y es inmune a la seducción de
los centros comerciales, los grandes almacenes y los medios de
comunicación. Su bienestar emocional ya no depende de su bienestar
económico; su ánimo no baila al son de los índices económicos. Ya no le hace
falta calcular mentalmente el tiempo que falta: las horas que faltan para salir
del trabajo, los días que faltan para cobrar, las pagas que faltan para reunir el
dinero de la entrada de una moto, lo que cuesta el proyecto para arreglar la
casa y los años que le faltan para jubilarse. Al principio, el silencio es
atronador. A lo mejor pasan días, incluso semanas, sin que piense en el
dinero, sin que su mente recurra a la cartera para solucionar los problemas y
las oportunidades de la vida.
Cuando se alcanza la independencia financiera, el dinero funciona en su
vida como usted quiera, sin depender de las circunstancias. De forma que el
dinero no es algo que le pase, sino algo que incluye en su vida
deliberadamente. Desde este punto de vista, lo que habitualmente es un drama
como el «de nueve a cinco hasta los sesenta y cinco», matarse trabajando,
salir adelante, ser rico y famoso —todas esas excusas que nos inventamos—
se reduce a una mera serie de opciones entre tantas otras. La independencia
financiera consiste en estar a salvo de la confusión y de los fanatismos que
muchos sentimos con respecto al dinero.
Si esto suena como la paz mental, lo es. Y la felicidad fiscal. Si le parece
tan inalcanzable como la riqueza, no lo es. Así lo han experimentado los miles
de personas que han cambiado su concepto del dinero como se describe en
90este libro,yaque
El dinero no han
es lo seguido
que era... los pasos
y nunca prácticos
lo ha sido y las sencillas observaciones
que se recomiendan.

El segundo paso:
situarse en el presente. El control de la energía vital

¿Cómo se manifiesta en su vida esta gran verdad: dinero = energía vital?


Cuando pensaba que el dinero era algo que servía para comprar y vender, o
que era seguridad, poder o un instrumento del demonio, o que era el primer
premio de la feria, podía racionalizar su comportamiento en términos de
conveniencias y obligaciones. Pero ahora ya sabe que el dinero = energía
vital, su propia energía vital, y cada vez tiene más interés por saber realmente
cuánto pasa por sus manos. El segundo paso en el camino hacia la libertad
financiera saciará su curiosidad. Este paso comprende dos partes:
A. Determinar los costes reales, en tiempo y dinero, que hacen falta para
mantener su empleo, y calcular lo que gana realmente por hora de
trabajo.^
B. Controlar cada peseta que entra o sale de su vida.

A. ¿A QUÉ PRECIO
ESTÁ CANJEANDO SU ENERGÍA VITAL?

Ya hemos dicho que el dinero no es más que algo que se recibe a cambio
de energía vital. Vamos a calcular cuánta energía vital (en horas) está
cambiando por cuánto dinero (en pesetas); es decir, cuánto dinero gana por el
tiempo que trabaja.

Esta proporción entre energía vital y ganancias casi siempre se determina


de un modo irreal e inadecuado: «Si por semana gano 440 dólares (55 000
pesetas) y trabajo 40 horas, esto significa que recibo 11 dólares (1 375
pesetas) a cambio de una hora de mi energía vital.»
Pero no es tan sencillo.
Piense en todas las maneras en que utiliza su energía vital que se
relacionan directamente con su empleo remunerado. Piense en todo el dinero
que gasta en relación directa con su trabajo. En otras palabras, si no necesitara
ese empleo para ganarse la vida, ¿qué gastos de tiempo y de dinero
desaparecerían de su vida?
Prepárese... Hay personas que odian su trabajo: las horas de monotonía, el
aburrimiento, la política de la empresa, el tiempo que pasan lejos de lo que
realmente les gustaría hacer, los conflictos de personalidad con el jefe o los
compañeros; y muchas se sienten impotentes para cambiar sus circunstancias.
Una respuesta a estos sentimientos de resentimiento e impotencia consiste en
gastar dinero. «Ha sido un día tan duro que me merezco algo divertido.
Salgamos a cenar/bailar/al cine/de compras.» Prepárese para averiguar
cuántos gustos se da poniendo como excusa: «Odio mi trabajo.»
Prepárese también para descubrir todo lo que gasta en alternativas caras a
cocinar, limpiar, reparar y demás cosas que podría hacer usted mismo si no
tuviera que trabajar.
Prepárese
El dinero ya no es lopara comprobar
que era... y nunca lo lo que91cuesta ambicionar una carrera
ha sidii
profesional de éxito, todo lo que se ve obligado a adquirir si pretende seguir
escalando posiciones: el coche adecuado, la ropa adecuada, el lugar adecuado
para ir de vacaciones, la casa adecuada en el barrio adecuado en la ciudad
adecuada, la escuela privada adecuada para sus hijos; hasta el psicoanalista
adecuado.
Utilizando como punto de partida el análisis que le ofrecemos a
continuación, descubra realmente cuánto tiempo y cuánta energía le hacen
falta para mantener el trabajo de nueve a cinco. Puede que en su caso no se
apliquen todas las categorías, y tal vez se le ocurran otras que no hayamos
mencionado.
En los ejemplos vamos a asignar valores numéricos arbitrarios para este
intercambio de tiempo y energía, simplemente a los efectos de obtener una
tabla hipotética. Cualquier similitud con su situación es mera coincidencia.
Al final del análisis se tabulan estas cifras para averiguar cuanta energía vital
dedica a ganar el dinero que recibe; pero no olvide que esta cotización horaria
real sigue siendo arbitraria, a partir de nuestras cifras hipotéticas. Cuando
haga sus propios cálculos, partiendo de cifras reales, sabrá lo que gana por
cada hora de trabajo.

Transporte
Ir y volver del trabajo implica un gasto de tiempo o de dinero, o de ambos,
tanto si se traslada en su propio vehículo como si va a pie o utiliza algún
medio de transporte público. En este caso, vamos a suponer que utiliza el
coche. No olvide incluir los gastos de aparcamiento y de peaje, y también el
desgaste del vehículo. Digamos que el transporte le lleva una hora y media al
día, es decir, siete horas y media por semana, a un coste, entre gasolina y
mantenimiento, de 50 dólares (6250 pesetas) por semana. (Si utiliza el
transporte público, seguro que las cifras varían.)

7VI horas/semana - 50 dólares (6250 pesetas)/semana Ropa


Para ir a trabajar, ¿lleva la misma ropa que cuando está de vacaciones, o
necesita ropa especial para estar acorde con el empleo? Esto incluye no sólo
las prendas más obvias, como el uniforme de las enfermeras, las botas que
llevan los obreros de la construcción y los delantales de los cocineros, sino
también los trajes a la medida y los zapatos de tacón, las medias de nailon y
las corbatas que son de rigor en cualquier despacho. Fíjese en esas prendas.
¿Se pondría un lazo al cuello o andaría todos los días con tacones de siete
centímetros si no estuviera dentro de las expectativas del puesto de trabajo?
Piense también en el tiempo y el dinero que gasta en su cuidado personal,
desde la loción para después de afeitarse hasta los costosos productos
cosméticos.
Calcule todas las actividades relacionadas con la indumentaria, desde ir de
compras a maquillarse, afeitarse y hacerse el nudo de la corbata. Digamos que
dedica a esta actividad una hora y media por semana, con un coste medio de
15 dólares (1 875 pesetas) por semana (es decir, lo que gasta en ropa al año
dividido por 52 semanas, más lo que cuestan los cosméticos).

1% horas/semana - 15 dólares (1875 pesetas)/semana Comida


92 El Los costes
dinero ya noadicionales,
es lo que era...en tiempo
y nunca y en
lo ha dinero, por las comidas que se ven
sido
afectadas por el trabajo adoptan formas muy variadas; por ejemplo, lo que
gasta en desayunar un café y una pasta, el tiempo que pierde haciendo cola en
la cafetería de la empresa, la comida que compra más cara porque está
demasiado cansado para preparar la cena, los gastos de restaurante que no le
han reembolsado, los programas para perder peso que tiene que seguir porque
el trabajo le impide alimentarse como corresponde.
Digamos que acude a un grupo de apoyo para perder peso que le lleva una
hora a la semana, y que cada día dedica cincuenta minutos a comer, lo que
suma cuatro horas por semana y hace un total de cinco. La comida que compra
preparada le cuesta unos 15 dólares (1875 pesetas) por semana más que si
comiera en casa, y los cafés que se toma en las pausas que hace como
recompensa por trabajar suman 5 dólares (625 pesetas) por semana. El total de
gastos por este concepto asciende a 20 dólares (2 500 pesetas).

5 horas/semana - 20 dólares (2 500 pesetas)/semana

Relajación diaria
Cuando llega a casa después de trabajar, ¿está alegre y lleno de vida,
dispuesto a dedicarse a proyectos personales o universales, o a compartir la
intimidad con su familia u otros seres queridos? ¿O se siente cansado y vacío,
se deja caer, taciturno, en el sillón delante de la televisión, cerveza o aperitivo
en mano, porque ha tenido uno de esos días? Si le lleva un rato desconectar de
las presiones laborales, ese rato constituye un gasto relacionado con el
empleo. Podríamos calcular más o menos unas 5 horas por semana y 20
dólares (2 500 pesetas) en elementos recreativos.

5 horas/semana - 20 dólares (2 500 pesetas)/semana


Distracciones
Piense en la cantidad de veces que afirma necesitar distracciones de
evasión. ¿Para evadirse de qué? ¿Acaso se encuentra en prisión o en
circunstancias que le limitan y de las cuales quiere huir? Si su experiencia de
la vida fuera siempre satisfactoria e interesante, ¿de qué tendría que escapar?
¿Seguirían siendo necesarias las horas que pasa delante del televisor o de la
pantalla del cine? Prestemos atención a las circunstancias que rodean frases
como: «Ha sido una semana de trabajo tremenda. Salgamos esta noche para
compensar», o «¿Por qué no nos escapamos este fin de semana y nos vamos
de viaje?» ¿Haría falta todo esto? ¿Cuál es el coste en energía vital y en
dinero? ¿Qué parte de las diversiones del fin de semana le parece que es la
recompensa que se merece por aguantar un empleo aburrido? Vamos a
asignar a todo este tema cinco horas y 20 dólares (2 500 pesetas) por semana.

5 horas/semana - 20 dólares (2 500 pesetas)/semana

Vacaciones y diversiones caras


Si lo que hace cada día fuera realmente agradable, le llenara de alegría y
satisfacción y le brindara la sensación de estar contribuyendo realmente a
mejorar la vida de los que le rodean y de la gran familia global, ¿tendría
necesidad de irse de vacaciones? ¿Le haría falta ese viaje al Caribe? ¿Y qué
me dice de la casa de campo, la embarcación o el vehículo de recreo que sólo
Elutiliza unas
dinero ya no espocas
lo que semanas al lo
era... y nunca año, para93escaparse? ¿Qué proporción del
ha sidii
tiempo y el dinero que implican estas adquisiciones se debe al trabajo? Tenga
en cuenta las cuotas mensuales del club o de su organización profesional:
¿sería socio si no fuera por el trabajo? Sumándolo todo y dividido entre
cincuenta y dos, da cinco horas y 20 dólares (2 500 pesetas) por semana.

5 horas/semana - 20 dólares (2 500 pesetas)/semana

Enfermedades relacionadas con el trabajo


¿Qué porcentaje de enfermedades está relacionado con el trabajo, al ser
provocadas por el estrés, por las condiciones físicas del empleo, por el deseo
de tener un motivo legítimo para no ir a trabajar, o por conflictos con los jefes
o los compañeros? Hay cada vez más pruebas médicas que indican que un alto
porcentaje de las enfermedades es de origen psicosomático. Por decirlo en
pocas palabras, las personas felices y satisfechas están más sanas. En nuestra
propia experiencia a lo largo de los años, hemos visto muchas menos
enfermedades y absentismo por causas médicas entre voluntarios que entre
las personas que tienen un empleo remunerado.
En esta categoría, hacen falta criterios más subjetivos para evaluar el
porcentaje de costes médicos (en tiempo y dinero) atribui- bles al trabajo.
Supongamos que en el curso de un año falta una semana al trabajo por alguna
enfermedad relacionada con éste, lo que implica un gasto en efectivo de 15
dólares (1875 pesetas) por semana por la parte de los medicamentos que no
cubre el seguro.

1 hora/semana - 15 dólares (1875 pesetas)/semana

Otros gastos relacionados con el trabajo


Fíjese en el balance de su activo y su pasivo (el primer paso). ¿No figuran
en él objetos que no habría comprado si no estuvieran relacionados
directamente con su trabajo? Preste atención a lo que paga en concepto de
empleados de hogar: ¿precisaría un ama de llaves, un jardinero, un criado
para todo o un mecánico si no tuviera que trabajar? Los gastos de guardería o
de canguro en las familias donde hay un solo progenitor o donde trabajan los
dos padres se llevan una buena porción de su sueldo y no harían falta si no
trabajara. Hágase un registro horario de una semana típica. ¿Cuántas de esas
horas corresponden estrictamente a actividades relacionadas con el trabajo?
Por ejemplo, leer los anuncios clasificados para encontrar otro empleo, o las
reuniones sociales para establecer contactos comerciales. Las horas dedicadas
a transmitir a su pareja su frustración laboral, ¿son una actividad relacionada
con el trabajo? A medida que recorre los distintos pasos del programa, tome
nota de todos esos gastos ocultos que están relacionados con la actividad
laboral. No olvide los gastos de perfeccionamiento y reciclaje, como
programas educativos, libros, herramientas y conferencias. Recuerde que,
aunque su situación sea única, son aplicables las ideas básicas. Descubra sus
propias categorías de gastos de tiempo y dinero relacionados con el trabajo.
FIGURA 2-2
94 El dinero ya no es lo que era... y nunca lo ha sido
Energía vital - ingresos: ¿Cuánto gana realmente por hora?
Empleo básico Horas/semana Dólares/semana Dólares/hora
1sin incluir ajustesj 40 440 11
Ajustes
Traslados +7,5 -50
Ropa + 1,5 -15
Comidas +5 -20
Relajación +5 -20
Entretenimientos de evasión +5 -20
Vacaciones +5 -20
Enfermedades relacionadas
con el trabajo +1 -15

Tiempo y dinero destinados +30 -160


a mantener el trabajo
(total de ajustes)

Trabajo, con ajustes

(total real) 70 280 4


Cada dólar que gasta representa 15 minutos de energía vital. Nota: las cantidades que aparecen
están expresadas en dólares.

Cuánto gana realmente por hora


Reúna todas estas cifras y confeccione una tabla, sumando a la semana
laboral normal la cantidad aproximada de horas extras relacionadas con el
trabajo, y restando de su sueldo habitual los gastos relacionados con el
empleo. Para los apartados a largo plazo, como vacaciones o enfermedades,
haga un prorrateo sobre cincuenta semanas (un año menos dos semanas de
vacaciones). Por ejemplo, esas vacaciones que le costaron 1 000 dólares
(125000 pesetas) y que no le habrían hecho falta si su trabajo le gustara, se
computan como 1 000 dólares repartidos en cincuenta semanas, lo que
equivale a 20 dólares (2 500 pesetas) por semana.
Evidentemente, todas estas cifras no son más que aproximaciones, pero
una persona diligente puede calcular cifras bastante ajustadas.
La figura 2-2 ejemplifica el proceso de calcular lo que gana realmente por
hora y, como corolario, cuántos minutos de vida representa cada dólar que ha
gastado. Recuerde que estas cifras son arbitrarias y han sido elegidas
exclusivamente por su valor como números redondos. Es probable que las
cifras que maneje sean muy diferentes, y posiblemente también sus
categorías.
Conclusión: En la figura 2-2 queda demostrado, sin ninguna duda, que en
realidad está vendiendo una hora de su energía vital por 4 dólares (500
pesetas), en vez de los i 1 dólares (1 375 pesetas) que calculaba al principio.
De hecho, está ganando 4 dólares (500 pesetas) por hora de trabajo. En este
punto, cabe formularse una buena pregunta: ¿Estoy dispuesto a aceptar un
empleo con este sueldo? (Tiene que hacer este cálculo cada vez que cambie
de trabajo, o que cambie los hábitos relacionados con el trabajo.)
También resulta interesante la cifra que aparece como corolario. Según
este ejemplo, cada dólar (125 pesetas, aproximadamente) que gasta
representa quince minutos de su vida. Piense en esta cifra la próxima vez que
meta la mano en el bolso o el bolsillo para comprar otro capricho. Pregúntese
si eso vale ciento veinte minutos de su energía vital.
Tenga en cuenta que en nuestros cálculos no hemos incluido elementos
intangibles como el tiempo que dedica a planificar estrategias para ascender
El en la empresa,
dinero ya no es loel tiempo
que era... y que
nuncadedica a una
lo ha sidii 95 vida familiar deteriorada por las
obligaciones laborales, y el tiempo y los gastos necesarios para mantener un
estilo de vida acorde con su puesto de trabajo.

Cuando Larry Graham acabó la primera parte del segundo paso, le


cambió totalmente la vida. Llevaba diez años trabajando como director de
proyectos en la industria de la construcción. Cuenta Larry que «No era feliz
con el trabajo que hacía para ganarme la vida, pero como ganaba lo mismo
que gastaba seguí adelante pensando que así se vivía siempre en las grandes
ciudades». Entonces hizo el segundo paso y calculó lo que ganaba realmente
por hora. «Cuando analicé nuestros gastos, comprobé que casi la mitad de lo
que ganaba lo gastaba en el trabajo; es decir, en gasolina, aceite, arreglos,
comidas, un poco por aquí, otro poco por allá, y casi todo irrecuperable. En
resumidas cuentas, me convenía quedarme en casa, trabajar desde allí a
tiempo parcial y, de hecho, ahorrar ganando la mitad.» Entonces, cuando se
dio cuenta de que podía renunciar a su empleo y hacer lo que de verdad le
gustaba, todo cambió. Aprendió a manejar esos asuntos financieros que
siempre había llevado retrasados, desde los saldos de las tarjetas de crédito
hasta eliminar comidas en restaurantes, o poder hablar de dinero con su
mujer sin utilizar los mismos argumentos de siempre. Cuando reestructuró
sus finanzas, él y su esposa se dieron cuenta de que podían vivir
perfectamente con lo que ella ganaba en un empleo que le gustaba (dar
clases a personas con problemas de aprendizaje), mientras él reanudaba sus
estudios para dedicarse a la profesión que siempre había querido, como
consejero y psicoanalista. «De hecho, nos sentimos menos es- tresados
porque estamos intentando mejorar nuestra relación absurda con el dinero,
sin pensar exclusivamente en éste.»

Para qué sirve hacer este paso


¿Por qué es fundamental este ejercicio para transformar su relación con el
dinero?
1. Este ejercicio coloca el empleo remunerado dentro de una perspectiva
real y le demuestra lo que gana realmente, que es la conclusión a la que se
llega.
2. Le permite evaluar de forma realista su empleo actual y futuro en
función de sus ingresos reales. Conviene aplicar la información
correspondiente a este paso a cualquier otro empleo posible; un empleo que
requiera un mayor desplazamiento, o para el cual haya que ir mejor vestido,
podría resultar peor remunerado que otro cuyo salario sea inferior. Compare
las ofertas de empleo desde la perspectiva real de lo que obtiene a cambio de
su energía vital.
3. El hecho de llegar a un mínimo financiero aceptable con respecto a su
puesto de trabajo le sirve para clarificar aún más los motivos que tiene para
trabajar y para preferir un empleo a otro. La historia de Larry Graham no es
excepcional. Muchísimas personas gastan todos sus ingresos y algo más para
conservar su puesto de trabajo... y se consideran afortunadas. Otro PIF afirmó
que después de hacer este paso fue más consciente de los gastos innecesarios
relacionados con el trabajo y que esto le permitió duplicar sus ingresos netos
por hora. Cuando se dio cuenta de todos los gastos motivados por su trabajo
consiguió reducir e incluso eliminar muchos de ellos. Por ejemplo, empezó a
96llevarse
El dinerolayacomida
no es lo de
quesu casa,
era... en lugar
y nunca lo ha de
sidocomprarla preparada; dejó de ir a
trabajar en coche y empezó a utilizar el transporte público (lo cual duplicó los
beneficios de esta opción, al aprovechar el regreso como tiempo de rela-
jación), reevaluó la supuesta necesidad de cambiar de ropa elegante tan a
menudo y se acostumbró a salir todos los días a dar un paseo con su mujer
(mejorando así la relación entre ellos y la salud de ambos). Otra persona
utilizaba los resultados de este paso como criterio para aceptar o rechazar un
empleo. Después de calcular exactamente cuánto ganaría por hora, sabía a
ciencia cierta si el trabajo le convenía. De hecho, hay puestos que antes
hubiera solicitado y que ahora ni se plantea.

Sin vergüenza ni culpa


No olvide que en este punto ¿floran a la superficie con más fuerza que
nunca sus sentimientos acerca de su trabajo/empleo/identidad. La clave está
en tomar conciencia de uno mismo y ser comprensivo. Observe cada
sentimiento cuando se presente, sin criticarlo, sin determinar si el trabajo, el
jefe, usted mismo, o este libro son buenos o malos. ¿Que ha estado pagando
por trabajar? No importa. ¿Que se ha gastado todo lo que ha ganado en
compensarse por sobrevivir una semana más? No tiene importancia. ¿Que
lleva un ritmo de vida intenso y apenas gana 4 dólares (500 pesetas) por hora?
No se preocupe. Todo esto pertenece al pasado. A todos les pasa antes de
aprender que el dinero = su energía vital.

GUÍA: RELACIÓN ENTRE LA ENERGÍA VITAL Y EL SUELDO


Tiempo Dinero
+ horas/semana -pesetas/semana
Transporte:
desgaste por kilometraje
gasolina y aceite transporte
público aparcamientos peajes
neumáticos a pie o en bicicleta
Ropa:
ropa comprada para ir a trabajar maquillaje
comprado para ir a trabajar una cartera elegante
zapatos comprados para ir a trabajar afeitarse para
ir a trabajar Comidas: almuerzos comidas
invitaciones
compensaciones gastronómicas por un
trabajo que nos desagrada
comida preparada
Tiempo Dinero
+ horas/semana -pesetas/semana
Relajación diaria:
el tiempo que transcurre hasta que los hijos
pueden seguir gritando el tiempo adicional hasta
que uno se convierte en una persona civilizada
elementos recreativos el tiempo que transcurre
hasta que uno está en condiciones de realizar un
trabajo productivo.

Distracciones: cine bares


televisión por cable salidas de fin de semana

Vacaciones y diversiones caras:


vacaciones en _______
El dinero ya no
aparatos de es lo que era...
gimnasia nunca lo ha sidii 97
equipoy deportivo
embarcación casa de verano cuotas del club

Enfermedades relacionadas con el trabajo:


resfriados, gripes, etc. hospitalizaciones

Otros gastos relacionados con el trabajo: contratar


personal para: limpiar la casa cortar el césped
reparar el coche lavar y planchar la ropa canguros
guardería
programas educativos decorador
publicaciones (profesionales) conferencias
profesores para los hijos sistema de
telecomunicaciones especial para no quedar
anticuado
! 98B.ElCONTROLE
dinero ya no esCADA PESETA
lo que era...
ENTRA O SALE DE SU VIDA
y nuncaQUE
lo ha sido

De momento hemos establecido que el dinero equivale a energía vital y


hemos aprendido a calcular exactamente cuántas horas de energía vital nos
cuesta cada peseta. Ahora tenemos que ser conscientes del movimiento de esa
forma de energía vital llamada dinero en cada momento de nuestra vida;
tenemos que controlar nuestros ingresos y nuestros gastos mediante un
registro diario. La segunda parte del segundo paso es bien sencilla aunque no
necesariamente fácil. A partir de este momento, controle cada peseta que
entre o salga de su vida.

Muchas personas se mantienen deliberadamente al margen del dinero.


Según su mitología, colocan el dinero y el amor, la verdad, la belleza y la
espiritualidad en dos compartimientos distintos. Existen numerosas variantes
a esta dicotomía. Están, por ejemplo, las organizaciones populares de
activistas que no consiguen que les cuadren las cuentas porque ni siquiera
saben cómo llevar la contabilidad. Hay personas que no saben decir que no a
un amigo que les pide un préstamo y a las que ni siquiera se les ocurriría
hacerles firmar un pagaré por la operación (porque después de todo se trata de
un amigo). También están las personas que asisten a talleres, grupos de
trabajo y conferencias sobre el «desarrollo personal y planetario» y que todo
lo pagan con cheques o tarjetas de crédito sin conservar ningún comprobante
de sus gastos, porque dejan que el banco se ocupe de esos detalles. Hay
iglesias que han ido a la quiebra por no saber presentar a la congregación sus
necesidades financieras reales. Incluso hay parejas que se resisten a conversar
sobre la situación económica que comparten porque... en fin, después de todo,
se aman. Todas estas situaciones tienen su raíz en el mismo concepto: el
dinero es el dinero y el amor es el amor, y jamás se deben mezclar. Preste
atención a sus propias actitudes. ¿Justifica la inconsciencia financiera con
preceptos espirituales?

Una disciplina espiritual


Las religiones antiguas y modernas y los grupos de crecimiento personal
del movimiento del potencial humano cuentan con
técnicas para enseñar a la mente a estar aquí y ahora, a vivir el presente. Estas
prácticas adoptan formas variadas e incluyen técnicas aparentemente tan
diversas como contar cada vez que uno inspira y espira, concentrarse en la
forma en que el aire entra y sale del cuerpo, repetir una frase una y otra vez
para centrar la mente, concentrarse en un objeto sin prestar atención a los re-
cuerdos pasados o a las fantasías futuras al respecto sino simplemente
enfrentarse al objeto aquí y ahora, practicar diversas artes marciales (como el
aikido o el kárate), desarrollar un testigo interior, objetivo, que se limita a
observar lo que uno hace en ese momento.
Vamos a añadir a esta lista otra disciplina más, diseñada para agudizar la
conciencia, indispensable para el programa financiero y, quizá, más fácil de
aceptar para nuestra mentalidad materialista occidental que otras prácticas
más esotéricas. En lugar de observar la respiración, se observa el dinero. Es
muy sencillo: Controle cada peseta que entra o sale de su vida.
Las normas para este instrumento altamente desarrollado de la tecnología
de la transformación son: Controle cada peseta que entra o sale de su vida.
El método para esta maravilla de la metafísica monetaria es: Controle cada
peseta que entra o sale de su vida.
Por todas partes se encuentran seguidores de esta doctrina que se
reconocen por el hábito infalible de introducir la mano en el bolsillo o la
cartera en busca de una libreta y un bolígrafo cada vez que están a punto de
recibir o de entregar dinero.
No hay ninguna especificación para llevar este registro diario. No hay que
comprar ningún libro oficial («por sólo 49,95 dólares, 5 995 pesetas, incluye
índices, cuadros de referencia rápida y una calculadora solar»). Este registro
diario es una parte del programa financiero en la que cada uno puede ser
creativo y trabajar a su manera. Para muchas personas, una agenda de bolsillo
es el compañero perfecto para apuntar hasta la última peseta que entra o sale
de su vida, así como también el motivo del registro. Al cabo de años de
perfeccionar el sistema, una mujer ha comprobado que una ficha de 7,5xf 2,5
cm y un bolígrafo que lleva en la cartera le permiten ser honesta y apuntar
cada vez que gasta o recibe dinero. Otra persona que aprecia más el tiempo
que el dinero registra los gastos y los ingresos en un apartado de su agenda. Y
otra mujer, que antes era muy distraída con respecto al dinero, prefiere el peso
y la significación de llevar consigo a todas partes su libro de contabilidad y
registra cada artículo por categorías, dejando lugar para hacer cómputos
diarios, semanales y mensuales.
Sea cual fuere el sistema que utilice, lo importante es hacerlo (¡de lo
contrario, el programa no sirve!) y hacerlo con precisión. Conviene adquirir el
hábito de apuntar todos y cada uno de los movimientos de dinero, la cantidad
exacta y el motivo del intercambio. Cada vez que gaste o reciba dinero,
acostúmbrese a anotarlo enseguida. Tan valiosa es esta práctica que puede
que al final siga haciéndolo mucho después de alcanzar sus objetivos
financieros; en el caso de los autores, se ha convertido en un hábito para toda
la vida.
La figura 2-3 es un ejemplo ficticio de las anotaciones de dos días. Fíjese
en lo detallado que está cada gasto; los gastos realizados en el trabajo se
reconocen como tales; los gastos realizados en un centro comercial distinguen
entre comida rápida («patatas fritas, salsa, agua con gas») y «un paquete de 3
cintas
100 vírgenes».
El dinero También
ya no es lo que era...se distinguen
y nunca lo ha sidolas categorías de gastos en las
compras del sábado en el supermercado. Las subcategorías o el desglose
dentro del total son aproximaciones redondeadas (aunque conviene que sea
preciso en sus aproximaciones, llevaría mucho tiempo calcular el coste exacto
del papel higiénico, el vino, etcétera), pero la suma total tiene que ser exacta
hasta la última peseta.

¿Cada peseta?... Pero, ¿por qué?


Recuerde que este proceso tiene por objeto controlar cada peseta que entra
o sale de su vida.
Tal vez se pregunte: «¿Por qué hay que exagerar tanto?»
Porque es la mejor forma de tomar conciencia de cómo entra y sale
realmente el dinero de su vida en lugar de limitarse a juzgar por las
apariencias. Hasta ahora, la mayoría de nosotros ha demostrado una actitud
bastante irregular con respecto a nuestras pequeñas transacciones diarias. A
menudo nos lo pensamos mil veces, e incluso lo consultamos con la pareja,
antes de pagar 40 dólares (5 000 pesetas) por un nuevo trebajo para zurdos a
cuatro colores aunque a lo largo del mes hayamos gastado, sin darnos cuenta,
una suma mucho mayor en pequeñas compras insignificantes.
102 El dinero ya no es lo que era... y nunca lo ha sido

«Pero, ¿debo controlar hasta la última peseta?», se preguntará.


¡Sí, hasta la última peseta!
Pero, ¿por qué cada peseta, en lugar de usar cifras redondas o
aproximadas? Porque esto sirve para establecer importantes hábitos de por
vida. Después de todo, qué es una chapuza o qué significa bastante
aproximado. Siendo la naturaleza humana como es, si empezamos a engañar,
aunque sólo sea un poquito, ese poquito tiende a crecer y en poco tiempo
empezamos a pensar: «No hace falta que apunte todo, todo; basta con los
gastos principales»; y al cabo de un tiempo: «Pues ya he apuntado durante un
mes entero; ahora creo que voy a comenzar a redondear en unidades de mil.»
(Es como cuando hacemos un régimen para adelgazar: si se lo salta el martes
por la mañana por comer una magdalena con mantequilla en vez de una
tostada sin nada, cada vez se tiende a hacer más trampas y a la tarde se
zampará una caja de helado y un trozo de pastel.) Para que merezca la pena
tanto esfuerzo, hay que hacerlo bien.
Puesto que el dinero está relacionado directamente con su energía vital,
¿por qué no respetar ese bien tan precioso, su energía vital, tomando
conciencia de cómo lo gasta?
Este paso es, en cierta medida, el que más impacta. Muchas veces algún
participante entusiasta en los seminarios ha venido a decirnos: «Su seminario
es lo más extraordinario que me ha ocurrido desde el punto de vista
financiero. ¡Desde entonces controlo cada peseta!»
Y nosotros replicamos: «¡Qué bien! ¿Y ha seguido los demás pasos?»
«No, no tienen nada que ver conmigo. Pero sigo haciendo el programa y
controlo hasta la última peseta.»
Si bien este paso es importante, no es el único; no es más que una pieza
del engranaje que hace funcionar el programa. El único resultado
garantizado, si sólo hace este paso, es que al final tendrá una colección de
libretas con registros de cada peseta que ha gastado desde el primer día.
A lo mejor al principio le cuesta hacerlo de forma impecable, pero en
última instancia hay que seguir este paso, sin tener en cuenta los
sentimientos, porque se trata de una parte fundamental del camino real hacia
el manejo del dinero:
Controle cada peseta que entra o sale de su vida.
El dinero ya no es lo que era... y nunca lo ha sidii 113

Actitudes positivas
Sin término medio. O es partidario de la integridad financiera al cien por
cien o no lo es. Un telescopio que tiene aunque sea un solo objetivo una pizca
desviado ya no nos permite ver las estrellas. Lo mismo se aplica a la vida
humana. Una pequeña mentira ya no deja pasar la misma cantidad de luz.
Tiene que ser despiadado, riguroso y absoluto.
En realidad, en este punto se pone a prueba su intención de aclarar su
relación con el dinero. La mayoría de nosotros es propensa a perdonarse un
desliz, y es grande la tentación de olvidarnos de controlar hasta la última
peseta. Una de las claves para lograr el éxito en este programa (y en la vida)
reside en un cambio de actitud, pasando de la negligencia a la precisión y la
impecabilidad. (Dicho sea de paso, esta integridad a veces obra milagros en
otros aspectos de la vida. Hay personas que han perdido peso, han mantenido
sus escritorios ordenados y han recuperado una relación que habían
perdido... por el mero hecho de seguir este paso. La integridad es integridad
en todos los sentidos.)

4,5$ x hora

Presupuesto en excel
112 El dinero ya no es lo que era... y nunca lo ha sido

Sin juicios de valor, con mucho discernimiento. Emitir juicios (culparnos


a nosotros mismos y a los demás) consiste en clasificarlo todo en bueno y
malo. Un juicio fue lo que expulsó a Adán y Eva del Paraíso terrenal: porque
comieron el fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal y entonces
empezaron a juzgarlo todo, comenzando por su propio cuerpo, y se sintieron
avergonzados. En el camino de la transformación de su relación con el dinero
y de la obtención de la independencia financiera, verá que no le sirven los
juicios de valor ni la culpa, y que en cambio el discernimiento es una aptitud
esencial. Discernir significa distinguir lo verdadero de lo falso, separar el
grano de la paja. Durante el proceso de apuntar cada peseta que entra o sale
de su vida, tendrá que comenzar a discernir qué gastos son indispensables y
resultan satisfactorios y cuáles son superfluos, excesivos o incluso total-
mente embarazosos. El discernimiento tiene que ver con esa facultad
superior que todos poseemos que nos permite conocer la verdad, saber lo que
es necesario y deseable para la vida, reconocer como real el deseo de llegar a
ser alguien en la vida. Esta facultad interviene cada vez más a medida que
trabajamos con el programa financiero. En hacer coincidir nuestros gastos
con esta facultad reside la clave de la integridad financiera. Al apuntar cada
peseta que entra y sale de su vida está despertando esta facultad e invitándola
a que dirija su vida cada vez más.

RESUMEN DEL SEGUNDO PASO

1. Determinar (con precisión y honestidad) cuánto dinero obtiene a cambio


de su energía vital, y descubrir lo que gana realmente por horas. 4,5$ x hora
2. Conocer su comportamiento con respecto al dinero mediante un control
riguroso de cada peseta que entra o sale de su vida. Presupuesto en excel
3
¿ADONDE VA A PARAR TODO ESO?

¡Enhorabuena! Ha llegado al presente. Saber qué suma de dinero ha entrado


y salido de su vida (hoy, la semana pasada, el mes pasado y desde que recibió su
primera asignación) es una proeza monumental, un paso de gigante hacia la
inteligencia financiera. Sin embargo, teniendo en cuenta hacia dónde nos
conduce este programa, no ha hecho más que empezar. Lo que ha intuido,
aunque le haya parecido muy intenso, no es más que una mínima parte de lo que
le aguarda.
Para hacer el primero y el segundo paso, le bastaba con aceptar las
afirmaciones de ciertos supuestos expertos (los autores y todas las demás
personas que han seguido este programa) que consideran que este tipo de
recuento obsesivo es necesario para acabar con la influencia que tiene el dinero
en su vida. Sólo ha tenido que nombrar y contar elementos tan tangibles como
sus ingresos, gastos, saldos bancarios y posesiones. En cambio, con el tercer
paso tendrá que poner más de su parte para que funcione. Ahora empieza el
proceso de evaluación de la información recogida. Si lo comparamos con un
régimen para adelgazar, el primero y el segundo paso consisten en contar las
calorías, mientras que en el tercero hay que subirse a la balanza.

LOS PRESUPUESTOS,
IGUAL QUE LAS DIETAS, NO SIRVEN

¡Presupuestos! ¿Alguien ha dicho presupuestos? Todos sabemos lo que son


los presupuestos, ¿verdad? Hay que ir a la papelería y comprar uno de esos
típicos cuadernos (y apuntar lo que ha costado, por supuesto). Entonces uno
intenta por todos los medios adaptar su vida a las categorías estándar. Las
vacunas que le pusieron al perro la semana pasada en la consulta del
veterinario, ¿se incluyen en gastas médicos? ¿Lo que le damos de comer se
} Adonde va a parar todo eso i 114

pone en comestibles? Lo que le hemos prestado a Laura, ¿es un gasto? El


combustible que le he puesto a la moto para correr en la pista de pruebas, ¿se
considera transporte? Después de hacer todo lo posible para distribuir todas sus
excentricidades entre las diez categorías básicas (¿cómo es posible que varios
sume más que vivienda?), pasamos al plan de gastos. ¿Cuánto he de
presupuestar para cada categoría para el mes próximo? Uno apunta lo que
mejor le parece, dado que las categorías no cuadran del todo, y avanza
tambaleándose hasta el mes siguiente. Este ritual se suele repetir dos meses
más, hasta que al final llega a la conclusión de que tiene que llevar una vida más
restringida y aburrida o abandonar la farsa. Abandonar parece mucho más
sencillo. Muchos de nosotros hemos repetido este ritual del arrepentimiento
fiscal varias veces en la vida, siempre en vano. No se preocupe. Relájese. ¡Este
programa no tiene nada que ver con presupuestos!
Volvamos una vez más al ejemplo del régimen de adelgazamiento con el fin
de mostrar la diferencia fundamental entre este programa financiero y los
presupuestos estándar.
Al nacer, ninguno de nosotros sabía lo que eran las calorías. Durante una
época comíamos galletas de chocolate, helados y grandes cantidades de
mayonesa simplemente porque nos gustaban. Por lo general las calorías (y el
primer régimen) aparecen en escena en torno a la pubertad, puesto que
entonces, lamentablemente, nos hacemos conscientes de que no somos
perfectos. A partir de ese momento, todo depende de la ropa. Si nos caben los
pantalones rojos, estamos bien. Si no, somos inútiles, feos, indisciplinados e
indignos, sin la menor oportunidad de perdón, proscritos hasta el próximo
régimen. Pero los regímenes no sirven, porque combaten los síntomas en vez
de ocuparse de las causas. En realidad, la causa de la gordura no son las calorías
de los alimentos sino los deseos de nuestra mente. Una persona que sigue un
régimen dirá que se muere de hambre cuando en realidad se está librando de la
fijación que le sirve para eliminar el aburrimiento, castigar a su madre, pasar el
tiempo, dominar la ansiedad, integrarse, sentirse más seguro de sí mismo,
vencer la soledad y en general curarse de todas sus aflicciones.
Y todo esto, ¿qué tiene que ver con el dinero? Mucho. Así como las
personas que comen en exceso detestan subirse a la balanza, los que gastan en
demasía temen el momento de hacer la declaración de la renta y, de hecho,
cualquier otro momento en el que tengan que sumar gastos, porque se convierte
en una especie de ocasión para hacer presupuestos. Los que hacen un régimen,
al principio manifiestan incredulidad (se bajan de la balanza para comprobar
que la aguja vuelva al cero). Después vienen las excusas («Estoy reteniendo
líquidos», o «Es de esperar, después de Navidad», o «Estamos en invierno;
} Adonde va a parar todo eso i 115

todos los animales aumentan de peso en invierno»), A continuación vienen las


recriminaciones («feo, indisciplinado, inútil, indigno»). Finalmente, con la
cabeza gacha y el rabo entre las piernas, se someten al castigo que significa un
régimen. Hacer frente a la realidad (la balanza) significa una pena.
Lo mismo ocurre con los que gastan sin darse cuenta. Se niegan a mirar
ningún papel que se parezca a una factura, cargan al límite toda la variedad de
tarjetas de crédito que poseen, libran cheques posfechados esperando que les
depositen el sueldo en la cuenta antes de que se hagan efectivos, piden
préstamos a los amigos, solicitan préstamos de consolidación de deudas,
desnudan un santo para vestir a otro, y así sucesivamente hasta que llega un
momento, al cabo de meses o incluso años de negación y racionalización, en
que al final se deciden y llevan sus registros, penosamente desorganizados e
incompletos a un asesor financiero (o, por una cuestión de menos envergadura,
al servicio gratuito de aseso- ramiento de crédito al consumo), al cual confiesan
sus pecados y se someten para hacer un presupuesto de penitencia. Se acabaron
las diversiones. Se acabó el cine. Se acabaron los fines de semana por ahí. Se
acabaron la ropa bonita y los rayos UVA. Tan sólo las promesas desesperadas
de no usar ninguna tarjeta de crédito («Por favor, no me pida que las cancele.»),
vivir a pan y agua, y trabajar.
Puede que estos ejemplos sean un poco exagerados, pero contienen cierto
componente de verdad con respecto a los patrones del gasto inconsciente.
¿Alguno de ellos se parece a algo que haya podido sentir o hacer? Tal vez el
núcleo de su adicción no sean ni el dinero ni la comida; millones de nosotros
abusamos de una sustancia de un tipo u otro. La única diferencia es que algunos
adictos van a la cárcel, otros a juicio, otros a grupos de apoyo para personas con
problemas de peso, y algunos llegan a lo más alto de la escala social.
¿Le parece extraño considerar el dinero una adicción que goza de
aceptación social? Sin duda, puesto que todos quieren dinero y lo quieren en
abundancia, no puede ser una adicción. Pero, ¿cómo llamaríamos a una
sustancia o actividad que buscamos de forma compulsiva aunque no nos
produzca satisfacción? ¿Qué otro nombre le podríamos dar a algo sin lo cual
estamos convencidos de que no podemos vivir? Evidentemente, la mera idea de
no tenerlo nos abruma y nos llena de temor. ¿De qué otra forma llamaríamos a
una necesidad intensa, crónica y que nos parece esencial para nuestra sensación
de plenitud? ¿Cómo, si no, denominaríamos a algo que escapa a nuestro
raciocinio, que llena al mismo tiempo nuestros sueños y nuestras pesadillas?
¿Qué nombre daríamos a algo que para nosotros adquiere mayor importancia
que nuestra relación con la familia y los amigos, y cuya adquisición se
convierte en un fin en sí mismo? ¿Cómo llamaríamos a algo que acumulamos
} Adonde va a parar todo eso i 116

hasta una cantidad irracional a fin de sentirnos seguros? Una adicción es una
necesidad que se ha descontrolado, que se ha convertido en un cáncer que se
traslada al tejido sano y al final consume a su anfitrión.
No hace mucho tiempo, una amiga nos hablaba acerca de una amiga suya
que, a pesar de gozar de una buena posición económica, había vivido
atormentada por la inseguridad hasta que al final acabó suicidándose. En honor
a la amistad que había unido a nuestra amiga con la difunta durante tanto
tiempo, la familia la invitó a que eligiera un recuerdo de entre sus posesiones.
Una tarea amarga y dulce al mismo tiempo; pero quizá lo peor de todo fue abrir
un cajón que contenía treinta y ocho jerseys blancos, todos ellos
cuidadosamente doblados. ¿Qué revelaba esta colección de prendas casi
idénticas? A nuestra amiga le hablaban de una mujer triste y desesperada,
adicta a la ropa y en particular a los jerseys blancos. Cada vez que la abrumaba
la sensación de que le faltaba algo, salía de compras para animarse. Puede que
el hecho de comprar cada jersey le proporcionara unos inscantes de placer, pero
esta felicidad se disipaba, probablemente, en cuanto la prenda desaparecía
dentro del cajón. Como decía el sabio, nunca se tiene suficiente de lo que no se
precisa realmente.
La codicia es otro componente de nuestra relación irracional y adictiva con
el dinero. Como decía Gordon Gekko, el maniobrero de la película Wall Street,
«La codicia es buena». No cabe duda de que es una motivación que goza de
aceptación e incluso de estímulo social. Junto con su oscuro pariente, el temor,
dirige el casino llamado Wall Street y aparece en los periódicos y revistas más
respetables del mundo. La codicia, además, es lo que domina a tantos de
nosotros cuando sobrepasamos el punto máximo de la curva de la satisfacción y
acumulamos confusión. Con su tergiversada distribución de la riqueza, nuestra
sociedad sitúa la codicia por encima de la necesidad; tanto es así que hasta
parece un poco antipatriótico sugerir que los pobres merecen por lo menos una
pequeña parte de los beneficios. «Que trabajen, como hago yo», dicen los que
poseen suficientes bienes en lugar seguro. De hecho, la codicia forma parte de
nuestra naturaleza hasta tal punto que ni siquiera la reconocemos como señal de
adicción.

BASTA CON ACCEDER A TOMAR CONCIENCIA

Con esto no pretendemos que se avergüence. De hecho, la vergüenza es


señal de culpa y si se siente culpable es probable que caiga en estrategias
drásticas como regímenes o presupuestos. En cambio, reconocer y ser sinceros
} Adonde va a parar todo eso i 117

con respecto a nuestro comportamiento irracional y adictivo frente al dinero


constituye el primer paso hacia la cordura. En este punto precisamente es donde
el programa se diferencia de las decenas o centenas de otras recetas para la
salud fiscal. Este programa está construido sobre la base de la conciencia, la
satisfacción y la elección, en lugar de hablar de presupuestos y privaciones.
Volviendo a la analogía del régimen, en un libro de Bob Schwartz titulado
Diets Don't Work (Las dietas no funciona?!) nos ofrecen cuatro reglas para salir
del carrusel de los regímenes:

1. Coma cuando tenga hambre.


2. Coma exactamente lo que le pida el cuerpo.
3. Tome conciencia de cada bocado que come.
4. Deje de comer cuando el cuerpo tenga suficiente.
Muy sencillo. Basta con tomar conciencia. Ni contar calorías ni ceñirse a
costosas dietas líquidas. Ni pasar hambre. Ni medir las raciones de comida.
Todas estas técnicas tienen que ver con los síntomas y uno deja de comer de
forma compulsiva para hacer régimen de forma compulsiva. Ser consciente
implica prestar atención a lo que uno piensa y siente cuando come. Hay que
aprender a comer cuando el cuerpo tiene hambre, no porque uno está aburrido,
sentado a la mesa, solo en la cocina, antes de comenzar a hacer alguna otra
cosa, como premio por algo que ha hecho bien, muy deprimido, verde de
envidia o irritado. Tiene que comer cuando el cuerpo le dice que lo necesita.
Tiene que dejar de comer cuando haya comido lo suficiente. Hay que prestar
atención. Sencillo, aunque no siempre fácil. Hace falta descubrir y ejercitar
ciertos músculos mentales que tal vez se hayan atrofiado por falta de uso. Hay
que reconocer lo que significa tener hambre, lo que significa estar satisfecho,
lo que uno quiere de verdad en comparación con algo que uno anhela por sentir
que siempre le ha faltado, y lo que uno come verdaderamente mientras está
comiendo. Los dos aspectos importantes de la toma de conciencia, en
comparación con hacer régimen, son los siguientes:

1. Tiene que reconocer y obedecer las señales interiores, en vez de las


amonestaciones externas o los deseos habituales.
2. Tiene que cambiar sus patrones de alimentación a largo plazo, en lugar
de lo que come a corto plazo.

Este programa financiero apunta en la misma dirección. No se trata de


ceñirse a nuestro presupuesto, ni al de ninguna otra persona, con categorías
estandarizadas y un porcentaje de ingresos sugerido para cada categoría. No
} Adonde va a parar todo eso i 118

hace falta jurar al comienzo de cada mes que esta vez lo hará mejor. No se trata
de sentirse culpable. Tiene que ver con reconocer, cada uno por sí mismo, lo
que necesita en contraste con lo que quiere, qué adquisiciones o tipos de
adquisiciones le hacen sentirse satisfecho, qué significa suficiente para usted, y
realmente en qué se gasta el dinero. Este programa se basa en su propia
realidad, no en un conjunto de normas externas. En consecuencia, el éxito de
este programa depende de su honestidad e integridad. En el tercer paso
comienzan a ejercitarse estos músculos. Si no está en buena forma puede que se
sienta dolorido, pero de hecho este paso no tiene nada de doloroso. Al
contrario, ¡es muy divertido!

SIN VERGÜENZA NI CULPA

Recuerde el mantra: sin vergüenza ni culpa. Lo que hay que enfrentar no es


más que la verdad acerca de las decisiones que ha tomado a lo largo de su vida.
Sin vergüenza ni culpa. Es una suerte que pueda hacerlo por sí mismo y no
porque se lo exige la Agencia Tributaria. Es una suerte que lo haga ahora y no
cuando está a punto de abandonar la Tierra. Sin vergüenza ni culpa. No olvide
utilizar el mantra en esos momentos en los que uno quisiera esconderse bajo la
cama, salir a comprar como loco hasta olvidar la causa del problema, o decidir
que este programa no sirve para nada y darse por vencido. Sin vergüenza ni
culpa.

Anita Cleary necesitaba algo parecido a este mantra para ser capaz de
révisar su armario a la luz de una nueva conciencia. No cabía la menor duda
acerca de su adicción: la ropa y la bisutería. Había sido adicta a comprar.
Cada vez que cogía el coche sentía la compulsión de pasar por el centro
comercial sólo por saber lo que tenían de oferta. En cierto modo, este ritual de
ir de compras y gastar le ayudaba a sentirse bien consigo misma. Pero al cabo
de años de adicción el resultado se encontraba allí, en el armario. No estaría
mal si se hubiese convertido en ese momento, pero no fue así sino que siguió
comprando hasta quedar en números rojos, y entonces dejó de sentirse bien
por tener tantas cosas y no usarlas. Como medida provisional, justificó sus
excesos dándolos como regalo. Se entretuvo así en dar a amigos y familiares
cosas que no había usado jamás. Poco a poco se fue debilitando su deseo de
comprar. Hasta que un día, en uno de sus grandes almacenes preferidos,
mientras miraba los colores de los jerseys nuevos, tomó conciencia. «¿Voy a
seguir haciendo lo mismo durante toda la vida? ¿Todo se reduce a esto? ¿Qué
} Adonde va a parar todo eso i 119

estoy haciendo? ¡Ya tengo suficiente!» Y salió de la tienda con las manos
vacías, sorprendida ante esta revelación. Poco después de esta experiencia,
Anita se dio cuenta de que había perdido el deseo de comprar.

Si Anita hubiese seguido la estrategia del presupuesto estándar y el plan de


gastos, tal vez no se habría dado cuenta de que corrí- prar era su adicción y
habría seguido siendo una compradora compulsiva, como tantos bebedores
compulsivos que no se consideran alcohólicos. Aplicando de forma
permanente la conciencia y la comprensión a su hábito de comprar, al final
consiguió caer en la cuenta de que ya tenia bastante. Ahora es tan alérgica a las
compras que ha perdido algunas de sus viejas amigas cuyo principal rito social
consiste en curiosear por el centro comercial. Pero ha ganado muchas más.
Una vez establecido el contexto, prosigamos con el tercer paso: la creación
de la tabla mensual.

El tercer paso: la tabla mensual

Al cabo de un mes de controlar el dinero (segundo paso), dispone de amplia


información específ ica sobre el flujo monetario en su vida, hasta la última
peseta. En este paso tiene que establecer unas categorías de gastos que reflejen
las características propias de su vida (en lugar de la simplificación que suponen
las categorías impuestas, como comida, vivienda, ropa, transportes y salud).

Aunque puede ceñirse, si quiere, a estas categorías básicas, dentro de cada


una de ellas seguro que encuentra y define numerosas subcategorías
importantes que le darán una visión mucho más exacta de sus gastos. Lo
entretenido (y lo complejo) de este paso consiste en descubrir sus propias
categorías y subcategorías de gastos, diferentes de las de los demás. Estas
subcategorías son como un diccionario de sus hábitos exclusivos de gastos.
Puede que le brinden la descripción más exacta y actualizada de su estilo de
vida, incluidas todas sus peculiaridades y debilidades.
Este retrato minucioso de su vida constituye su auténtico punto de partida.
Olvídese de todos sus mitos; olvídese de las historias que se cuenta a sí mismo y
a los demás; olvídese de su curriculum y de la lista de asociaciones a las que
pertenece. Cuando haga el tercer paso, obtendrá una imagen clara y concreta de
su vida real, sus ingresos y sus gastos a lo largo del tiempo. En esta imagen,
verá exactamente lo que obtiene a cambio del tiempo que invierte en ganar
dinero.
¿Adonde va a parar todo tsor 120

¿CÓMO SE ESTABLECEN LAS CATEGORÍAS?

Para establecer sus categorías, conviene que sea minucioso y preciso, pero
sin exagerar.

Alimentación
A menos que sea muy diferente del resto de los seres humanos, seguro que
tiene una categoría muy amplia para la alimentación. Sin embargo, si se fija en
los gastos del mes, tal vez note que en realidad aquí se incluyen distintos tipos
de compras de comida. Por ejemplo, lo que se come en casa en familia y lo que
se come en casa cuando hay invitados. Así que ya tenemos dos categorías: en
casa en familia y en casa con invitados. Pero no exagere. No vigile a sus
invitados para apuntar en su libreta lo que comen y en qué cantidad. La
pregunta «¿Quiere algo de segundo, señor Martínez?» podría adquirir un
significado completamente diferente. Basta con hacer un cálculo aproximado,
dentro de los gastos totales de alimentación, de la proporción que ha
correspondido a los invitados. Por ejemplo, si tiene cuatro invitados y
habitualmente sólo compra para dos, aproximadamente se imputan a en casa
con invitados dos tercios del importe. Los totales son exactos al máximo, pero
los desgloses son estimativos.
Tal vez le interese averiguar cuánto gasta en tentempiés. ¿Cuál es el coste
mensual de esos cafés? ¿Y lo que come frente al televisor; las patatas fritas, las
palomitas de maíz, los dulces y los refrescos que a menudo van mano a mano (o
mano a boca) con ver la televisión? ¿Compra más caro por comprar los mejores
productos de cultivo biológico y al final resulta que se salta los escrúpulos co-
miendo chucherías entre las comidas?
Otra subcategoría que puede resultar interesante incluye las comidas en el
trabajo, ya sean los almuerzos de trabajo con los clientes o el habitual filete con
ensalada del restaurante de la esquina. Todos estos patrones de gastos aparecen
si establece categorías que reflejen su comportamiento real en lugar de
limitarse a apuntarlo todo en la columna de alimentación. La finalidad no es
lograr mayor precisión cuando se confiese con su asesor financiero. Esto sirve
para que, cuando alce las manos y exclame, enfadado: «¿Adonde va a parar
todo? Si casi no compro nada» (que, traducido a los regímenes, equivaldría a
«¿Cómo es posible que haya engordado tres kilos? Si no como casi nada...»),
pueda responderse con voz firme y segura: «Va a parar a la máquina de
golosinas del tercer piso del bloque donde trabajo.»
} Adonde va a parar todo eso i 121

Ropa
En lo que respecta a la indumentaria, es posible que no reciba suficiente
información sobre su manera personal de gastar si cuenta con una sola categoría
llamada ropa. Tal vez necesite distinguir entre lo que compra por utilidad y lo
que compra por vanidad (la necesidad de no aparecer jamás por el despacho dos
veces seguidas con el mismo conjunto, por ejemplo, o de asistir a las reuniones
sociales vestido con más elegancia que los demás). En otras palabras, concrete
y realice las distinciones apropiadas. Para obtener un mapa exacto de su patrón
de gastos, es posible que necesite varias subcategorías, como la ropa que se
pone para estar en casa todos los días, la que estima más adecuada para ir a
trabajar, y el atuendo especializado que le parezca necesario para sus activida-
des recreativas. Un médico que siguió este programa con la intención de
averiguar cómo le desaparecía sistemáticamente el veinte por ciento de sus
ingresos, descubrió que en realidad era aficionado a comprar zapatos. Tenía
zapatos de golf, de tenis, para correr, para navegar, para andar, para salir de
excursión y para escalar, aparte de zapatos para hacer esquí de fondo, botas de
esquí y botas para después de esquiar. El mero hecho de incluir una categoría
para los zapatos le ayudó a encontrar parte de esos ingresos que había perdido y
a darse cuenta de que, en realidad, pocas veces usaba algo que no fueran
zapatos cómodos para andar por casa. Pero no estaba solo en su fetichismo. El
varón medio estadounidense posee una media de 2,5 pares de zapatillas
deportivas y las mujeres, 2,6. Reebok calcula que, a mediados de la década de
los noventa, sus clientes contarán con una media de seis o siete pares de
zapatillas. He aquí un dato todavía más increíble: en Estados Unidos, el ochenta
por ciento del calzado deportivo no se usa jamás para la actividad para la cual
ha sido diseñado.
Todo esto no se reduce a una mera contabilidad, sino que forma parte del
proceso de descubrimiento de uno mismo. Puede incluso que sea el único
proceso de este tipo que se compromete a dejarle financieramente en mejor
forma al final que al principio.
¿Qué otras maneras existen de establecer categorías para la ropa? A menudo
se utiliza el vestir como un medio de expresión, como un intento de compensar
la subestimación de uno mismo, o de vender una imagen. Hacer un análisis por
colores es una forma estupenda de dividir en dos los gastos en ropa. Además
están los infinitos consejos (perversamente contradictorios) que aparecen en las
revistas femeninas sobre cómo vestirse para ir a trabajar (un vestuario) o para
conseguir pareja (otro vestuario). La ropa se utiliza también como
tranquilizante o como estimulante: «Estoy tan deprimido que me parece que,
para animarme, voy a salir a comprarme ropa nueva.» Un amigo nuestro lo
} Adonde va a parar todo eso i 122

llamaba terapia al por menor. En un periódico de Madrid apareció el siguiente


artículo:

Se está tratando a nueve mujeres por un problema curioso provocado por los
hábitos sociales modernos. La enfermedad, que los expertos han denominado
el síndrome de la moda, se caracteriza por la adquisición incontrolada de
ropa, joyas y cosméticos en cantidades y a precios desproporcionados con las
necesidades o los medios de las pacientes. El trastorno fue identificado por
primera vez por un psiquiatra estadounidense en 1984. Otros médicos de
distintas partes del mundo se han interesado asimismo por este problema.
Este síndrome suele ir acompañado por otras alteraciones como la depresión
y la bulimia (hartarse y devolver). Las mujeres manifiestan escasa
autoestima, sentimientos de culpabilidad y una imagen distorsionada de su
cuerpo.

Si sufriera el síndrome de la moda, ¿no preferiría descubrirlo mediante un


sencillo ejercicio contable en lugar de tener que caer en situaciones más
dolorosas o humillantes?

Transporte
Él uso de las subcategorías adecuadas dentro del transporte le ayuda a
captar conceptos que pueden llegar a ahorrarle decenas de miles de pesetas al
año. Sacar las cuentas le brinda una magnífica oportunidad para reflexionar
sobre los motivos por los cuales tiene coche en lugar de utilizar el transporte
público. ¿Tal vez por conveniencia, por su posición social, por necesidad, por
no ser distinto, porque le da sensación de libertad...? También es la ocasión de
revisar el seguro del coche: ¿qué parte del seguro es necesaria y cuánto es
hábito, convención y dejarse convencer por las tácticas del vendedor? ¿En qué
categoría pondría el segundo coche: transporte, afición u ostentación?

Perfeccione sus categorías


Esta especie de honestidad despiadada resulta soportable porque nos
enfrenta con nuestras debilidades e indiscreciones en la intimidad de nuestro
propio libro de contabilidad, en lugar de que alguien nos pille en falta. Por eso
no escatime información verdadera si se encuentra cara a cara con alguno de
sus defectos y flaquezas mientras realiza inocentemente la tabla mensual. ¿Hay
una manera mejor de enfrentarse a la cruda realidad? Si piensa que las
consecuencias de este ejercicio no son el castigo de ceñirse a un presupuesto
sino la libertad de aceptarse tal cual es, seguirá adelante de todos modos. Por
ejemplo, ¿en qué categoría entra esa parte del dinero para alimentos que destina
} Adonde va a parar todo eso i 123

a jugar en las máquinas tragaperras o a comprar billetes de lotería? Y otro


momento de verdad llega cuando vacila sobre el lugar donde apuntar las
bebidas alcohólicas: ¿son alimentos, entretenimiento o sustancias adictivas?
También es importante diferenciar entre los gastos relacionados con el
trabajo y los demás. Por ejemplo, en transporte se puede hacer una lista por
separado del coste de los traslados hasta el lugar de trabajo y otros gastos de
desplazamiento relacionados con el empleo (que no le reembolsen). Si utiliza el
mismo vehículo para ir a trabajar que para pasear, divida los costes según el
kilometraje correspondiente a cada categoría. Asimismo, si emplea el teléfono
para llamadas relacionadas con el trabajo y también para las personales,
conviene apuntar los costes en listas separadas.
Dentro de la categoría médica, puede que encuentre varias subcategorías:
enfermedad; bienestar (es decir, todo lo que compra para mantenerse en forma,
como vitaminas, las cuotas del gimnasio, el club, el chequeo anual); el seguro
médico; los medicamentos con receta; los medicamentos sin receta, etcétera.
Es fácil comprobar por qué este proceso ha permitido a tantas personas
transformar algo más que su relación con el dinero.
Se puede perfeccionar aún más si decide cómo contabilizar los grandes
gastos extraordinarios, como las primas anuales del seguro, los gastos en
bienes de capital, como una nevera nueva, el dinero colocado en planes de
jubilación o la amortización progresiva de la vivienda. Nosotros no sabemos
cuál es la forma correcta de hacerlo.
Al cabo de un año de oírnos utilizar la misma excusa todos los meses con
respecto a todos los gastos extraordinarios («Este ha sido un mes extraordinario
porque ha habido que pagar...»), nos hemos dado cuenta de que todos los meses
son extraordinarios y que estos gastos extraordinarios son una parte permanente
de la vida.
Tal vez mejore las categorías con el tiempo. Tómese el ejercicio con
tranquilidad y como una diversión, porque requiere una mezcla de honestidad y
creatividad, estimula su imaginación y constituye un desafío a su moralidad,
todo al mismo tiempo. Es mejor que la mayoría de los juegos de baraja, de
televisión y de tablero, todos en uno.
No olvide que tiene que registrar además todo el dinero que entra en su vida,
y que tal vez desee establecer subcategorías también para los ingresos. Es
importante distinguir entre los salarios/ sueldos/propinas y los ingresos por
intereses/dividendos. ¿Dónde piensa registrar las monedas que encuentre en la
acera, los duros que le devuelvan las cabinas telefónicas y lo que gane en las
máquinas tragaperras? Si trabaja como autónomo, tendrá que decidir cómo y
cuándo registrar los rendimientos irregulares procedentes de su trabajo.
} Adonde va a parar todo eso i 124

Después de examinar los apuntes desglosados en el registro diario y de crear


las categorías que representan con precisión sus patrones de gastos, tiene que
inventar una forma efectiva de registrar los gastos de cada categoría. La figura
3-1 puede darle una idea de cómo podría ser esta tabulación. Verá que hay
cuatro líneas en blanco en la parte inferior de la tabla. De ellas hablaremos más
adelante; de momento basta con que las incluya.

LA SUMA TOTAL

Una advertencia. Seguramente, los lectores que sean fanáticos de la


informática querrán buscar o diseñar un programa que les ayude en esta tarea
contable. Cuidado. La tabla mensual es algo bastante sencillo y por lo general
no requiere un programa complicado. Ambos autores hemos alcanzado la
independencia financiera sin ordenador. De modo que compruebe que su
relación amorosa con el ordenador no le dé minutos a cambio de las horas que
le roba. Si bien no hemos hecho ningún estudio, apostaríamos
126 ¿Adonde va a parar todo eso?
} Adonde va a parar todo eso i 128
a que no existe correlación alguna entre el grado de complejidad de la
contabilidad y la realización efectiva de los pasos de este programa. Más bien
suponemos que todo lo contrario.
Al final del mes, tiene que copiar cada anotación del registro diario en la
columna correspondiente de la tabla mensual. Sume las columnas de ingresos
para saber cuál es el total de ingresos mensuales. Sume los gastos en cada
columna y apunte el total de cada subcategoría en la última línea de la columna
correspondiente. A continuación, sume todos los totales de todas las categorías de
gastos; el resultado es el total de sus gastos mensuales.

LA CONFECCIÓN DEL BALANCE


A continuación, cuente el dinero en efectivo que tiene en la cartera y en la
hucha y haga un balance real de los talonarios de cheques y las libretas de las
cuentas corrientes y de ahorros. Ya dispone de información suficiente para saber
con cuánta precisión ha sido capaz de controlar el dinero que ha entrado y ha
salido de su vida el mes pasado. Si ha llevado un registro exacto (y no ha perdido
dinero, físicamente), el dinero que tiene al final del mes (tanto en efectivo como
en el banco) será igual al dinero que tenía al principio del mes más el total de
ingresos del mes menos el total de los gastos del mes. Si no ha llevado una
contabilidad rigurosa (o ha perdido dinero, físicamente), seguramente ha perdido
o ganado un dinero en efectivo que no puede justificar. La diferencia entre los
ingresos totales del mes y los gastos totales del mes (más o menos el error
mensual) es la cantidad de dinero que ha ahorrado durante este período. Cuando el
error del mes sea siempre cero, eso significa que ha conseguido el segundo paso
(controlar hasta la última peseta). ¡Enhorabuena! Ha logrado un pequeño milagro.
En la figura 3-2 aparece un ejemplo con cifras para que le sirvan de modelo,
pero sólo eso. Lo divertido y lo importante es crear un tipo de balance que sea
efectivo en su situación en particular.

CONVERTIR EL DINERO EN ALGO REAL

Ahora llegamos a una de las claves mágicas de este programa. Lo que tiene
delante, por más exacto y compensado que esté, to-
¿Adonde va a parar todo esof 129

davía no tiene poder para transformar su relación con el dinero. No es más


que el resultado de un mes de controlar efectivamente trocitos de papel y
trocitos de metal. Es posible que estas anotaciones le hayan producido una
reacción emocional, que sin duda olvidará en cuanto se dirija a la tienda
donde venden cosas inútiles. El hecho de gastar, por ejemplo, 88 trocitos de
papel para comprar revistas no afecta directamente su experiencia de la vida.
Sin embargo, recordando que el dinero es algo que recibe a cambio de su
130 ¿Adonde va a parar todo eso?

En el capítulo 2 hemos hecho un cálculo para demostrar que un sueldo que


teóricamente representaba 11 dólares (1 375 pesetas) por hora al final podía
convertirse en un sueldo real de 4 dólares (500 pesetas) por hora. Es evidente que
su cifra puede ser diferente pero para este ejemplo vamos a partir de los 4 dólares
(500 pesetas) por hora. En el caso del hábito de las revistas, se dividen los 88
dólares (11000 pesetas) por el salario real por horas (4 dólares, 500 pesetas) y el
resultado es que ha destinado 22 horas de su vida a este placer en particular:

Ahora dispone de una cifra real (22 horas irrecuperables de su trayecto por la
vida) con la cual comparar la pila creciente de revistas maravillosas (pero sin leer)
que tiene en el cuarto de baño. Estas revistas le quitan energía tres veces: la
primera, para ganar el dinero que necesita para comprarlas; la segunda, porque
pierde horas de sueño para leerlas, y la tercera, porque se siente culpable por no
haber acabado de leer una cuando ya le ha llegado el número del mes siguiente
(eso sin contar que después hay que guardarlas o deshacerse de ellas). ¿No podría
haber dado un uso mejor a esas 22 horas? ¿Todavía es cierto que no tiene tiempo
para dedicarle a la familia? ¿Qué relación encuentra entre esta cifra y las
postergaciones habituales? Siempre piensa que no duerme lo suficiente; ¿ya lo
tiene resuelto? ¿Acaso valieron esas revistas cada una de las horas dedicadas a su
adquisición? ¿Le han proporcionado 22 horas de placer, y algo más...? Pero no
conteste todavía. Fíjese cómo el hecho de convertir las pesetas en horas le revela
lo que le cuesta realmente mantener su estilo de vida. En el capítulo 4 vamos a
seguir analizando estas cuestiones.
Vamos a analizar otro ejemplo: lo que paga por el alquiler o la hipoteca.
Digamos que paga 1000 dólares (125 000 pesetas) al mes
} Adonde va a parar todo eso i 131
por el privilegio de vivir en su casa o piso. Algunas personas dirán que es una cifra
excesiva, otras que es muy poco. Recuerde que esta cifra no es más que un
ejemplo y no significa que sea el precio adecuado. Si partimos del cálculo de que
realmente gana 4 dólares (500 pesetas) por hora, dividamos esos 1000 dólares
(125000 pesetas) entre 4 para obtener una cifra real. Mantener este techo
determinado sobre su cabeza le está costando 250 horas mensuales. Teniendo en
cuenta la jornada habitual de 40 horas semanales, es fácil darse cuenta de que la
vivienda le cuesta más horas de las que dedica al trabajo. Cada hora de trabajo
sirve para pagar una vivienda de la que quizá no disfrute más de dos o tres horas
por día. ¿Merece la pena? No estamos hablando del mercado de la vivienda en su
lugar de residencia. No nos referimos a lo que todo el mundo sabe que puede o
debe hacer con respecto a la vivienda; simplemente estamos observando que le
cuesta 250 horas mensuales vivir donde vive. Nada más. Sin vergüenza ni culpa...
ni excusas.
Ahora divida el total de la columna de cada subcategoría entre la cantidad de
horas de energía vital que le ha costado (redondee en medias horas). La tabla
mensual tendrá ahora un aspecto similar a la de la figura 3-3.

ALGUNAS IMÁGENES
QUE VALEN MÁS QUE MIL PALABRAS

Vamos a estudiar los casos reales de varios PIF que han obtenido provecho de
este paso.

Fíjese en las categorías que se estableció Rosemary Irwin en la figura 3-4.


¿No le parece que de la simple observación de la tabla correspondiente al mes de
enero de 1991 podemos extraer algunas conclusiones acerca de su personalidad?
Es evidente que valora mucho la belleza, puesto que utiliza para ella dos
categorías (belleza y estética). Se nota que se ocupa de su cuerpo y está dispuesta
a gastar dinero para mantener su salud. Resulta revelador que tenga categorías
positivas, como productos para la salud y servicios de salud, en lugar de
categorías negativas, como medicamentos y médicos. La categoría donativos
indica que aporta lo suficiente para considerarla por separado en lugar de
incluirla en varios.
132 ¿Adonde va a parar todo esof
Mes: enero Año: 1991 Sueldo real por horas: $ 6.75
Gastos Total en Horas Ingresos

dólares de energía
} Adonde va a parar todo eso i 134
vital
Alquiler 200,00 30 Sueldo 1345,16

Gas natural Reembolso por kilometraje 23,87


Electricidad 14,00 2 Otros 15,00
Servicios varios
Teléfono 3,72 0,6
Hogar 18,96 2,8
Alimentación 55,00 8
Extras 2,22 0,3
Comer fuera 3,89 0,6
Alcohol 4,24 0,6
Gasolina/aceite 24,44 3,6

Reparación/mantenimiento
del coche
Seguro/impuestos del coche 160,30 24
Aparcamiento 0,25
Transporte público
Seguro médico 36,06 5

Productos para la salud


Servicios de salud 5,00 0,7
Higiene
Belleza 8,50 1,3

Ropa: necesaria 6,93 1


Ropa: innecesaria 16,42 2,4
Diversión

Estética
Regalos/tarjetas 12,00 1,8
Libros/revistas 16,20 2,4
Crecimiento personal
Correo 2,03 0,3
Papelería
Fotocopias
Donativos
Cargo comisión por servicios
bancarios
Varios 0,40
Préstamos 50,32 7
TOTAL 640,88 TOTAL 1 384,03

FIGURA 3-4
Tabla mensual de Rosemary, incluidas las horas de energía vital
¿Adonde va a parar todo eso' 135

Si lo comparamos con la media del año anterior para la misma categoría, las
cifras ¿aumentan o disminuyen?

La categoría crecimiento personal no aparece normalmente en un presupuesto


estándar.
El proceso de elaboración de la tabla proporcionó a Rosemary información
muy valiosa acerca de sus prioridades y le dio un método concreto para averiguar
hasta qué punto estaba dedicando su energía vital a ¡as cosas que realmente le
importaban. El ritual periódico de apuntar las cifras reúne todas las características
de un juego emocionante. ¿Cuánto suma cada categoría? ¿Ha aumentado o
disminuido con respecto al mes anterior?

Vamos a analizar ahora las categorías que ha elaborado una pareja y su tabla
mensual de control.

Lu Bauer y Steve Brandon viven en una zona rural del Estado de Maine, en el
noreste de Estados Unidos. Profesionalmente se encuentran en extremos opuestos:
él es camionero y ella, contable; en cambio, en lo personal se llevan muy bien y
disfrutan de la conciencia y la comunicación que surge de compartir ingresos y
gastos. Para calcular su salario real por horas, sumaron los totales para obtener
una sola cifra para ambos: 6,35 dólares (793 pesetas) por hora. Como se
desprende de la figura 3-5, el total
de horas ajustadas de Lu suma setenta y siete y media, mientras que las de
Steve son sesenta y siete y media, es decir, 145 horas entre los dos. Los in-
gresos totales de Lu fueron de 671 dólares (83 875 pesetas), mientras que los
de Steve fueron de 250 dólares (31250 pesetas); sumando ambos resultan
} Adonde va a parar todo eso i 138
921 dólares (115125 pesetas). Si dividimos los ingresos de ambos por las
horas de ambos se obtiene la cifra de 6,35 dólares (793 pesetas) por hora;
esto significa que cada dólar (unas 125 pesetas) gastado representa casi
nueve minutos y medio de energía vital. Echemos un vistazo a la figura 3-6,
su tabla correspondiente al mes de agosto de 1990. Verá que los ingresos no
concuerdan con sus cómputos anteriores, algo bastante comprensible ya que
ambos tienen un horario variable según la estación y otros factores. No
obstante, como media sigue siendo válida la cifra de 6,35 dólares (793
pesetas) por hora. Miremos ahora las categorías que han incluido. Si nos
fijamos en todas las subcategorías de animales, nos damos cuenta de que les
gustan mucho. ¿Qué querrá decir ese otros? ¿Tal vez gatos callejeros, o
invitados, o la vaca cuando no produce leche? También parecen generosos,
porque los donativos incluyen dos categorías. Los gastos de la casa indican
que pueden estar construyéndola o remodelándola poco a poco y, teniendo
en cuenta el bajo coste de mano de obra del mes, es probable que lo hagan
ellos mismos. Los 818 dólares (102250 pesetas) que han pagado de hipoteca
incluyen otros 200 dólares (25000 pesetas) de amortización de capital.
Ahorran muchos intereses de la hipoteca al amortizarla lo antes posible.
Aparte de que Steve afirma que la propia tabla le ha hecho ahorrar de una
manera insólita. Cierto mes (no este en particular), analizando la categoría
golosinas, descubrió que estaba colgado de las galletas: había gastado el
doble en galletas que en música, una de sus principales aficiones. «De no ser
por la tabla», confiesa, «habría tenido que hacer terapia durante diez meses
para modificar mi comportamiento a fin de aprender a controlar mi peso. En
cambio así, la tabla mensual me sirvió para tomar conciencia de la
situación».

Sumar ingresos y gastos va bien para Lu y Steve; en cambio, para otras


parejas la única forma de conseguir reflejar con exactitud sus patrones únicos
ha sido separar las cifras de cada uno.

Cualquiera diría que ya que Lynn y Cari Merner compartían la misma


pasión (la música) y la misma profesión (la informática) lo natural sería que
calcularan juntos los ingresos y los gastos. Pero si bien desde fuera parecían
una pareja muy bien avenida, tenían personalidades totalmente diferentes.
Cari era más racional, conservador y calculador, mientras que Lynn era más
emocional, experimental y desorganizada. Tenían caprichos diferentes. Su
forma de comprar era diferente. Sus aficiones (dejando apart.e la música)
eran diferentes. La elaboración conjunta de la tabla mensual no les brindaba
demasiada información útil. No sólo eso, sino que poco después de comenzar
el programa, Lynn dejó de trabajar en informática y se puso a trabajar fuera
de casa como profesora de piano a tiempo completo. Su horario y su sueldo
dejaron de ser fijos de modo que, como compensación por aportar menos
dinero a la economía familiar, se hacía cargo de las tareas domésticas. Este
arreglo no monetario no se reflejaba en la tabla mensual de una manera
satisfactoria. Cuanto más se esforzaban para que saliera bien, más
aumentaban las tensiones entre ellos. Entonces, para mantener las
relaciones amistosas dentro del matrimonio y seguir haciendo el programa,
decidieron separar sus finanzas. A Cari le pareció razonable; a Lynn, un
} Adonde va a parar todo eso i 139
riesgo, aunque accedió a hacer la prueba. Se sorprendió mucho al
comprobar que el hecho de llevar las cuentas por sí misma le brindaba una
maravillosa sensación de autonomía. Descubrió que, durante los años de
matrimonio, se había vuelto dependiente en muchas formas sutiles y
recuperó entonces la fuerza y la independencia que tenía de soltera.

Vamos a ver cómo hacía su balance otra PIF.

Diane Grosch aplicó su mente lógica de programadora a la tarea de


elaborar una hoja de balance a su medida. Las categorías de su tabla
mensual se parecen a las de Rosemary y por eso no las incluimos; en cam-
bio, su balance manifiesta tal precisión y corrección que merece la pena
verlo (véase la figura 3-7). La elaboración de este balance personalizado le
facilitó la contabilidad a fin de mes y, al mismo tiempo, le proporcionó
mayor precisión. Constituyen su capital la suma de sus ahorros, una cuenta
del mercado monetario y unos bonos. Todo ese dinero genera unos intereses
que ella prefiere mantener al margen de lo que tiene en la cuenta corriente.

Estos ejemplos no pretenden establecer un patrón, sino servirle de


muestra para que pueda confeccionar una tabla mensual a su medida.
Recuerde que esto no es un presupuesto ni un plan de gastos. Nadie pretende
encasillarle dentro de la sociedad. La elaboración de este balance constituye
un proceso de descubrimiento
Agosto de 1990
Final Principio Diferencia

Capital: Ahorros 5,64 5,61 0,03

Análisis coste-beneficio 1 538,84 3695,19 -2156,35

Bonos 70000,00 65000,00 5000,00

Cuenta corriente 1 341,61 435,03 906,58

Efectivo en caja 69,44 94,24 -24,80

T otal diferencia = 3725,46

Total gastos + 537,38

Total ingresos - 4272,40

Dinero no contabilizado = - 9,56

FIGURA 3-7 Balance de Diane

personal. No se trata de aprender cómo hay que hacerlo, sino de que cada uno
lo haga a su manera. No hay una forma que esté bien y otra que esté mal; lo
importante es hacerlo, como nos demuestra la historia siguiente.

Lo más notable de la experiencia de Leslie Nelson con la tabla mensual


no es la forma sino el impacto que ha tenido en su vida. Leslie vive en Santa
Fe (Nuevo México), y es camarera y activista. Por naturaleza le interesa
mucho más la política que lo que gana. Mantener el control no se le daba
bien por naturaleza, y tal vez por ese motivo este paso tuvo tanta importancia
para ella. Antes de hacer el programa de la IF, «debía dinero y era
totalmente inconsciente de cualquier cuestión monetaria». Las tablas le han
} Adonde va a parar todo eso i 140
proporcionado un punto de apoyo. Cuando se le escapan de las manos, se da
cuenta de que vuelve a endeudarse. Como su tabla tiene una forma que le
permite registrar los gastos día a día, es mucho más minuciosa a la hora de
apuntarlo todo. Esta diligencia ha rendido sus frutos: en cinco años ha
reunido 20 000 dólares (2 500 000 pesetas) de ahorros, que son inviolables,
aunque a veces se descontrole un poco y sienta la tentación de aumentar sus
gastos. Y no sólo eso, sino que además la declaración de renta ha dejado de
ser una pesadilla para convertirse en un sueño.
Este paso es esencial para el resto del programa, por eso todos aquellos
que afirman orgullosamente que siguen el programa porque controlan hasta la
última peseta están completamente equivocados. Este paso le ayuda a darse
cuenta de tantas cosas y a sentirse tan fuerte que habrá merecido la pena hasta
el último minuto que dedique a su preparación.
A continuación presentamos, a modo de ejemplo, algunas formas posibles
de desglosar las categorías más extensas en subcategorías restringidas que
reflejen su calidad de vida personal. Recuerde que se trata de un ejemplo y
que no debe servir más que como tal. Si se limita a adaptarlo a su situación, se
estará perdiendo una parte importante del paso, que consiste en descubrir y
perfeccionar sus propios patrones de gastos. La intención del programa es
hacerle tomar conciencia.

GUÍA

1. Alimentación
A. En casa, comidas principales
B. En casa, comida rápida y dulces
C. En casa, con invitados
D. En el trabajo, comidas principales
E. En el trabajo, tentempiés y descansos
F. Fuera, restaurantes, por diversión
G. Fuera, comida rápida, por comodidad mientras vamos de
compras, etc.
H. Comida sana, régimen especial, la última moda, etc.
I. Golosinas, adicciones actuales
J. Caprichos especiales: helados, tapas, etc.
K. Artículos de jardinería: semillas, abono, etc.
2. Vivienda
A. Amortización de la hipoteca (los intereses se incluyen en la
categoría 11) o alquiler
B. Hoteles
C. Alquiler en vacaciones
D. Arreglos en la vivienda
E. Remodelación
F. Impuesto sobre bienes inmuebles
3. Sevicios
A. Electricidad
B. Calefacción
C. Leña
D. Butano o gas natural } Adonde va a parar todo eso i 141
E. Carbón para la barbacoa
F. Agua
G. Teléfono
H. Recogida de residuos
I. Alcantarillado

4. Mantenimiento del hogar


A. Productos de limpieza
B. Lavandería y limpieza en seco
C. Ferretería y reparaciones
D. Accesorios del cuarto de baño
E. Artículos de cocina (excluidos alimentos)
F. Servicios especiales: fontanero, empleada de hogar, jardinero. etc.
G. Herramientas adquiridas para proyectos domésticos (aunque no se
hayan llevado a cabo)
H. Gastos de la terraza o el jardín.

5. Ropa y adornos (joyería, bisutería y accesorios)


A. Necesidades diarias, ropa para mantener el cuerpo vestido y
protegido
B. Ropa de trabajo
C. Ropa de vestir
D. Ropa de deporte: equipo para correr, equipo de tenis, zapatos de
golf, botas para ir de excursión, equipo de ciclismo, trajes de baño,
equipo de montar, mallas y calentadores para hacer ejercicio, ropa
para bailes folcló- ricos, etc.
E. Compra compulsiva
F. Ropa comprada por razones psicológicas y emocionales

6. Transporte
A. Traslados de y hacia el trabajo
B. Automóvil: gasolina
C. Automóvil: aceite
D. Automóvil: mantenimiento habitual
E. Automóvil: taller mecánico } Adonde va a parar todo eso i 142
F. Automóvil: seguro, inspección, matriculación, carnet de conducir
G. Transporte público, local
H. Avión, tren, autocar interurbano
I. Alquiler de coches
J. Reparación y mantenimiento de bicicletas
K. Cuotas del coche
L. Peajes y aparcamientos

7. Comunicaciones
A. Teléfono: tarifa básica, llamadas de larga distancia, teléfono celular
(todo repartido entre el uso laboral y el social)
B. Correo, papelería, correo urgente, servicio de mensajería
C. Fotocopias, imprenta
D. Telegramas, cablegramas
E. Fax
F. Módem
G. Servicio de correo electrónico
H. Coste de las líneas 900

8. Salud
A. Médicos
B. Odontólogos
C. Seguro médico
D. Medicinas alternativas: masajes, acupuntura, etc.
E. Medicamentos con receta
F. Vitaminas y suplementos
G. Regímenes por recomendación médica
H. Gimnasio
I. Ortopedia, prótesis, ayudas técnicas: gafas, plantillas,
etc.

9. Ocio
A. Bebidas alcohólicas: en casa, en el bar
B. Tabaco
A. Drogas recreativas, sin receta médica
B. Acontecimientos deportivos
C. Teatro, conciertos, museos
D. Cine
E. Cintas de audio, discos, discos compactos
F. Cintas de vídeo
G. Equipo electrónico: cámara de vídeo, radio, televisión, radiocasetes,
walkman, equipo estéreo, etc.
J. Educación: talleres, clases, conferencias K. Libros, revistas,
periódicos L. Aficiones, manualidades, artes plásticas M. Juguetes
N. Ordenador personal y accesorios
0. Equipo de deportes y de acampada
P. Gastos relacionados con la práctica del deporte: telesillas, entrada a la
pista de patinaje, etc.

10. Regalos y donativos


} Adonde va a parar todo eso i 143
A. Regalos personales
B. Iglesia
C. Organizaciones de ayuda (Cáritas, UNICEF, etc.)
D. Colectas en el despacho
E. Activismo (igualdad de derechos, solidaridad con el Tercer Mundo,
etc.)
F. Contribuciones a grupos políticos
G. Mendigos

11. Intereses y gastos bancarios (el coste de ganar y gastar)


A. Intereses de la/s hipoteca/s
B. Coste anual de las tarjetas de crédito
C. Intereses por los pagos con tarjeta de crédito
D. Intereses de las cuotas del coche
E. Gastos e intereses de las compras a plazos
F. Intereses y gastos por préstamos bancarios
G. Coste adicional por comprar gasolina con tarjeta de crédito, en vez
de hacerlo en efectivo
H. Gastos de la cuenta corriente
1. Recargos por pagos atrasados J. IRPF
Pérdidas
A. Dinero perdido
B. Dinero robado
C. Dinero perdido en máquinas expendedoras y teléfonos
D. Dinero prestado (se trata como ingreso en el momento de la
devolución)
E. Pérdidas en el juego, apuestas, etc.
F. Billetes de lotería
G. Diferencias en la contabilidad mensual

13. Caprichos
Encontrará una lista parcial de posibles caprichos en cualquier catálogo
de ventas por correo. Cada artículo de cada página lo es en potencia,
desde los anillos hasta los zapatos.

14. Otros gastos

15. Ingresos
A. Sueldo, salario, propinas: neto
B. Dinero encontrado
C. Devoluciones de préstamos
D. Herencias, regalos
E. Intereses de las cuentas de ahorros
F. Intereses de las inversiones
G. Dividendos
H. Devoluciones del IRPF
I. Bonificaciones
J. Devoluciones fiscales (cuando se reciben)
K. Reintegros
} Adonde va a parar todo eso i 144
L. Ganancias obtenidas por ventas particulares
M. Ganancias obtenidas por la venta de obras de arte, artesanía
N. Premios en efectivo
O. Ganancias del juego

16. Ahorros. Capital


A. Cuentas de ahorro en el banco
B. Huchas, lata de galletas, bonos del Estado, certificados de depósito,
etc.
C. Inversiones aseguradas no especulativas: bonos del Estado,
certificados de depósito, etc.
D. Otras inversiones y especulaciones.

Tenga en cuenta que le ha llevado más tiempo leer esta parte del capítulo
que lo que tardará en rellenar la tabla mensual cuando la haya elaborado.

RESUMEN DEL TERCER PASO

1. Decida cuáles son las categorías y subcategorías exclusivas de gastos e


ingresos del mes que le conviene que figuren en el registro diario. Presupuesto en excel
2. Confeccione la tabla mensual. Presupuesto en excel
3. Apunte todas las transacciones monetarias en la categoría
correspondiente. Presupuesto en excel
4. Calcule el total de gastos para cada subcategoría. Presupuesto en excel
5. Sume el total de ingresos y el total de gastos del mes. Calcule el total
del efectivo en caja y el saldo de todas las cuentas bancarias. Aplique
la fórmula (el total de ingresos mensuales menos el total de gastos
mensuales, más o menos el error del mes) para comprobar su grado de
precisión. A fin de mes ha de tener el dinero que tenía al principio más
los ingresos mensuales menos los gastos mensuales. Presupuesto en excel
6. Convierta la cantidad de dinero que ha gastado en cada subcategoría
en horas de energía vital, utilizando el método para calcular el salario
real por horas que ha obtenido en el segundo paso. Presupuesto en excel
4
¿CUÁNTO ES SUFICIENTE? ¿QUÉ ES
ESTAR SATISFECHO?

¿Qué es la satisfacción? Tanto en el sentido de alcanzar una meta como en el


de disfrutar de un momento de profunda alegría, la satisfacción es la experiencia
de cumplir un gusto o un deseo, como cuando alguien dice: ¡Aaahhh!... ¡Qué
comida tan deliciosa! ¡Qué bien hecho está este trabajo! o ¡Qué buena compra!
Pero para que uno quede satisfecho ha de saber lo que está buscando. Resulta
bastante sencillo darse cuenta de lo que es la satisfacción en términos de comida o
de otros placeres temporales. Pero para estar satisfecho en un sentido más amplio,
para estar satisfecho con la vida, hace falta saber lo que uno pretende, tener una
idea de lo que sería una buena vida.
Sin embargo muchos de nosotros, al crecer, hemos dejado atrás nuestros
sueños. En lugar de escribir un gran libro, uno se conforma con redactar anuncios
publicitarios; en vez de convertirse en un orador inspirado, a uno le basta con
llegar a ser administrador y mediador entre facciones en pugna. En vez de conocer
de verdad a sus pacientes, saber cómo viven y lo que les preocupa, los médicos de
hoy día visitan a tantas personas que no disponen de más de cinco minutos para
cada una. Después de soñar con dar la vuelta al mundo, nos conformamos con dos
semanas de vacaciones en lugares plagados de turistas. Llevar una vida
satisfactoria y plena parece casi imposible, teniendo en cuenta lo que hace falta
simplemente para resolver las necesidades y los problemas cotidianos. No
obstante, en algún momento de nuestra vida casi todos soñábamos con llegar a ser
algo.
No importa donde se encuentre en estos momentos; deténgase y dedique unos
minutos a reflexionar sobre sus sueños. Muchos de nosotros hemos pasado tantas
horas, días e incluso años de nuestra vida trabajando por cuenta ajena que a veces
nos cuesta ponernos en contacto con nuestros sueños. Muchos de nosotros hemos
ido deshaciéndonos poco a poco de lo que nos hacía únicos para encajar en nuestro
nicho social, y ahora nos parece que somos indulgentes con nosotros mismos si
¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho 'i 146

nos preguntamos qué clase de nicho nos gustaría labrarnos para nosotros mismos.
No importa, dése el gusto. Mire por una ventana o cierre los ojos, y trate de
imaginar lo que sería para usted una vida verdaderamente satisfactoria. Para
ayudarle a iniciar el camino, le planteamos los siguientes interrogantes:

♦ ¿Qué quería ser de mayor?


♦ ¿Qué ha querido hacer siempre pero no ha hecho nunca?
♦ ¿Qué ha hecho en la vida de lo que realmente se sienta orgulloso?
♦ Si supiera que sólo le queda un año de vida, ¿qué haría durante ese tiempo?
♦ ¿Qué le produce mayor satisfacción, y cómo se relaciona esto con el
dinero?
♦ Si no tuviera que trabajar para vivir, ¿en qué emplearía el tiempo?

A lo mejor prefiere responder por escrito. Estas preguntas sirven para que se
centre en lo que valora de verdad, en lo que da sentido a su vida. En este paso,
vamos a averiguar hasta qué punto sus gastos coinciden con estos valores.

TODO EL MUNDO TIENE UN SUEÑO

El sueño de algunas personas es bastante convencional y lo comparten gran


cantidad de individuos.

El sueño de Amy y Jim Dacyczyn, por ejemplo, era bastante simple: querían
tener hijos y vivir en una granja enorme en medio del campo. Cuando se casaron,
entre los dos llevaban más de veinte años en el mundo laboral; él como marino de
carrera y ella como artista gráfica. Y sin embargo, sus ahorros apenas ascendían
a 1500 dólares (187500 pesetas).
Cuenta Amy que tuvieron el primer hijo «nueve meses y quince minutos después
de casarnos». Se dieron cuenta de que para ellos la familia y la comunidad eran
más importantes que el rápido ritmo de vida que llevaban y decidieron educar a
sus hijos y hacer realidad su sueño con un solo ingreso: el sueldo que cobraba
Jim en la Marina.
Para hacer realidad su sueño, recurrieron a toda la experiencia de frugalidad
obtenida de unos padres ahorradores e inventaron montones de estrategias de
ahorro, pero sin tener jamás la sensación de carecer de nada. Disfrutaban de este
desafío a su creatividad y la relación entre ellos prosperaba a partir del objetivo
común. Al cabo de siete años tenían cuatro hijos y 49 000 dólares (6125 000
pesetas) de ahorros (todos procedentes de los ingresos de Jim, que ganaba menos
¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho 'i 147

de 30000 dólares [3 750000 pesetas] anuales; Amy se quedaba en casa con los
niños), suficientes para dar una entrada de una granja en Maine, saldar las
deudas y comprar un coche, muebles y accesorios. Dos años después, Amy
decidió aplicar sus conocimientos como artista gráfica para crear un foro donde
intercambiar ideas sobre la austeridad. En junio de 1990 nació The Tightwad
Gazette (algo así como La gaceta tacaña,), un boletín de ocho páginas lleno de
consejos prácticos para vivir bien con poco dinero, y un año después nacieron los
mellizos. Todavía son capaces de vivir bien. Su historia demuestra que los sueños
sencillos, como vivir en el campo y dedicarse a tener hijos, no son inalcanzables.

En cambio, hay personas cuyo sueño resulta menos convencional:

A Wes Lambert le apasiona la naturaleza, tanto disfrutarla como conservarla.


Para él, el programa de IF es un modo de hacer lo que siempre ha querido:
contribuir a que la humanidad conozca y respete el mundo natural... a tiempo
completo. Hace lo posible porque los distintos aspectos de su vida concuerden
con su sueño. Como químico, su trabajo consiste en determinar la calidad del
aire. Se ha ido a vivir cerca del lugar donde trabaja para poder ir a pie y no
aumentar así la contaminación. En vacaciones, le gusta hacer piragüismo en
zonas silvestres no contaminadas, y los fines de semana da clases de piragüismo
para que otras personas aprendan a relacionarse con la naturaleza de forma
segura y respetuosa. Su renta disponible le permite incrementar sus ahorros y
apoyar a distintas organizaciones ecologistas. Toda su vida gira en torno al
mundo natural y cada uno de sus aspectos apunta en esa dirección.
Y algunas personas prefieren satisfacer varios sueños al mismo tiempo.

Kees (se pronuncia keisj y Helen Kolff son un caso especial. Él es médico y
dirige una clínica que brinda atención sanitaria a minorías y trabajadores
inmigrantes. Helen ha sido maestra y ahora participa en programas de distintas
organizaciones no lucrativas, aparte de ocuparse de la familia. Las vidas de
ambos reflejan lo que ambicionaban cuando se conocieron en la universidad.
Han disfrutado de sus veinticuatro años de matrimonio y de la educación de sus
dos hijos, pero ahora esperan a que el nido quede vacío para volar ellos también.
El programa financiero les ha brindado una forma de renunciar al empleo
remunerado al mismo tiempo que dejan de ser padres a tiempo completo, y ya han
comenzado a averiguar en qué proyectos pueden participar los dos juntos, tal vez
en algún país del Tercer Mundo.
¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho 'i 148

El cuarto paso del programa financiero le permite evaluar sus prioridades y


corregir sus cuentas. Le ayuda a recuperar los sueños que tenía guardados y a
incorporarlos a esa vida cotidiana en la que se mata trabajando hasta que, con el
tiempo, descubra que por fin ha aprendido a ganarse la vida.

El cuarto paso: tres preguntas que le van a cambiar la vida

En este paso tiene que evaluar sus gastos formulándose tres preguntas con
respecto al total que ha gastado en cada una de las subcategorías.

1. ¿He recibido satisfacciones, recompensas y valores proporcionales a la


energía vital que he gastado?
2. Este gasto de energía vital, ¿concuerda con mis valores y el propósito que
tengo en la vida?
3. ¿De qué forma cambiarían estos gastos si no tuviera que trabajar para
vivir?

Para hacer este paso, vuelva a la hoja de la tabla mensual y fíjese en las tres
filas en blanco en la parte inferior. Apunte en ellas la respuesta a estas tres
preguntas (véase la figura 4-1). Ya ha convertido el dinero en horas de energía
vital; ahora tiene que decidir cómo quiere gastar un bien tan precioso. Estas tres
preguntas, aplicadas a cada una de las subcategorías de la tabla mensual, le darán
una base para evaluar la forma en que se gasta el dinero.

PRIMERA PREGUNTA:
¿HE RECIBIDO SATISFACCIONES, RECOMPENSAS Y VALORES
PROPORCIONALES A LA ENERGÍA VITAL QUE HE GASTADO?

Esta pregunta le ofrece un modo de evaluar sus gastos. Examine cada


subcategoría teniendo en cuenta esta pregunta. Si este gasto de energía vital le ha
producido tanta satisfacción que incluso quisiera aumentar el gasto en esta
subcategoría, dibuje un + (o una flecha hacia arriba) en la primera casilla. Si le ha
producido poca satisfacción o ninguna, ponga un - (o una flecha hacia abajo). Si el
gasto está bien tal como está, trace un 0.

Este sencillo ejercicio le permitirá apreciar cuándo los gastos son automáticos,
tal vez incluso porque hay una adicción. A lo mejor hasta encuentra sus
¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho 'i 149

debilidades, sus caprichos. Al principio puede que se enfade y quiera defender


estos hábitos. «Pues a mí me gusta tener un montón de zapatos. Cada par cumple
una función. De todos modos, es mi dinero.» Nadie pretende quitarle sus
caprichos. En realidad, ni siquiera hay nadie que le preste atención, porque este
ejercicio requiere una franqueza que aflora mejor cuando estamos solos. Con el
tiempo, cuando vea la cantidad de horas de vida que ha perdido sólo para regalarse
otro capricho más, puede que hasta deje de considerarlos un tesoro y los vea como
un premio de consolación.

Evy McDonald, una enfermera de cuidados intensivos, habla de sus compras


favoritas: «Me di cuenta de que cada mes me compraba por lo menos un par de
zapatos, me los ponía unas cuantas veces y después los colocaba al fondo del
armario, junto con los demás cuarenta y pico pares, para dejar sitio a otro par
más. Calculé que, en un mes, un par de zapatos me costaba diez horas de duro
trabajo. Puse un gran signo menos en la casilla
152 ¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho?

FIGURA 4-1
Ejemplo de tabla mensual con las tres preguntas
correspondiente a la categoría de los zapatos. Por más que lo racionalizara,
nada me impedía comprobar una verdad tan sencilla: no ganaba nada teniendo
tantos pares de zapatos.»
¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho 'i 154

Puede ocurrir, por el contrario, que compruebe que ha sido mezquino en


categorías que le brindan muchas satisfacciones. Destaque esos aspectos que le
resultan tan agradables y ponga un + (o una flecha ascendente) en aquellas
columnas donde en realidad gasta de menos.
Lo principal a la hora de hacer esta evaluación es ser objetivos, sin tratar de
encontrar explicaciones que justifiquen unos gastos excesivos o insuficientes y
sin condenarnos por haber gastado tanto en tal o cual categoría. No debemos
olvidar la frase clave: sin vergüenza ni culpa.
También en el caso de las parejas este paso ha sido muy útil para conversar
con ecuanimidad y objetivamente sobre las diferencias en su forma de gastar.

Ted y Martha Pasternak comprobaron que esta pregunta les permitía acceder
a un método más sereno para evaluar los patrones de gastos de cada uno sin
colocarse a la defensiva ni agredirse. En vez de condenar abiertamente una de
las compras de Ted, Martha le pregunta con mucha calma si realmente ha
recibido satisfacciones, recompensas y valores proporcionales a la energía vital
que ha gastado. De este modo están en condiciones de percibir, e incluso de
hacer comentarios acerca de los caprichos del otro de una forma mucho más
comprensiva. En el caso de Martha, son los libros: en el de Ted, los teléfonos
(tiene un aparato en cada habitación, y no siempre funcionan). El hecho de ser
capaces de conversar sobre opciones financieras sin pelearse ha sido muy
valioso para ellos y de hecho les ha ayudado mucho en su matrimonio.

Hay que establecer un criterio personal para medir el grado de


satisfacción
Encontrar una respuesta a esta pregunta le sirve para establecer un criterio
personal para medir su grado de satisfacción y, al
mismo tiempo, para librarse de cualquier hábito de compra perjudicial. Tal vez
descubra que viene calculando su satisfacción o su insatisfacción en función de lo
que tienen las personas que le rodean, o de lo que debería tener según la
publicidad. Estar satisfecho es tener lo suficiente. Piénselo. Tanto para la comida
como para el dinero o los bienes materiales, si no sigue un criterio personal que le
indique cuánto es suficiente, pasará directamente del insuficiente al exceso, sin
prestar casi atención al suficiente, que se pasa en un abrir y cerrar de ojos.
Entonces no sabrá lo que es la satisfacción. Si trabaja con empeño en torno a esta
pregunta aprenderá a distinguir un criterio personal que le servirá para saber
cuánto es suficiente.
Para establecer este criterio personal, lo primero que hay que hacer es tomar
conciencia. No en vano se ha dado en llamar el sueño americano a esa opulencia
¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho 'i 155

que nos rodea; en realidad estábamos dormidos. Despertamos cuando nos


cuestionamos el sueño. Preguntarnos a nosotros mismos, todos los meses, si he-
mos recibido satisfacciones proporcionales a la energía vital que hemos gastado
en cada subcategoría despierta en nosotros ese ansia natural por saber cuándo
tenemos lo suficiente.
Así aprende a diferenciar una ilusión pasajera de la verdadera satisfacción, ese
punto de perfecto equilibrio en el cual desaparecen los deseos porque se han
cumplido con creces. Menos sería insuficiente; más sería excesivo. Una comida
nos resulta satisfactoria cuando todos los sabores, los olores y las texturas se
funden a la perfección y nuestro apetito queda saciado sin el menor síntoma de
haber comido en exceso. Asimismo, un coche es satisfactorio cuando cubre
nuestra necesidad de transporte, cuando lo disfrutamos durante miles de
kilómetros, cuando no perjudica a nuestro bolsillo ni a nuestros valores y cuando,
con un buen mantenimiento, resulta fiable y placentero de conducir. Ese criterio
personal desecharía cualquier deseo superficial de impresionar a los demás, de
evitar el aburrimiento de conducir el mismo coche durante dos años seguidos, de
poseer un Mercedes por lo que representa socialmente, o de tener un convertible
azul que haga juego con el color de sus ojos. Todos éstos son criterios externos.
Cuando una experiencia o una adquisición resulta verdaderamente satisfactoria,
desaparece el deseo durante mucho tiempo. Uno se siente satisfecho, contento y
en paz.
Poseer un criterio personal de satisfacción de hecho forma parte de lo que
llamamos integridad financiera. Uno aprende a tomar decisiones financieras
independientemente de lo que la publicidad y la industria deciden que más le
conviene. Uno queda al margen de la humillación de ser manipulado para que
gaste su energía vital en bienes que no le producen satisfacción. Contaba Marcia
Me- yer que antes de hacer esta evaluación se sentía incapaz de dominar el dinero
que llevaba en la cartera. «Entraba en una tienda y el dinero salía volando de mi
cartera. No literalmente, claro, pero me daba esa sensación. No podía evitarlo.»
Una forma de independencia financiera consiste en ser capaces de frenar los
gastos inconscientes.

Recapitulación
Al evaluar cada subcategoría, ponga un 0 en la casilla si le parece bien lo que
ha gastado, un + (o una flecha hacia arriba) si le produce tanta satisfacción que
incluso quisiera gastar más, o un - (o una flecha hacia abajo) si no está satisfecho
con lo que ha gastado. Esta pregunta le brinda la oportunidad de comprobar el
grado de satisfacción en su vida mediante el análisis de algo tan sencillo y
¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho 'i 156

concreto como su manera de aprovechar su energía vital. Sin vergüenza ni culpa.


No son más que hechos.

SEGUNDA PREGUNTA:
ESTE GASTO DE ENERGÍA VITAL,
¿CONCUERDA CON MIS VALORES
Y EL PROPÓSITO QUE TENGO EN LA VIDA?

Esta pregunta resulta muy reveladora, porque nos proporciona una forma
concreta de darnos cuenta de si estamos o no aplicando lo que defendemos. Como
ha hecho con la primera pregunta, interrogúese acerca de cada subcategoría:
«Este gasto de energía vital, ¿concuerda con mis valores y el propósito que tengo
en la vida?» Si la respuesta es un sí rotundo, ponga un + (o una flecha hacia
arriba) en la segunda casilla, en la columna correspondiente; si es un no, ponga un
- (o una flecha hacia abajo). Si está bien, ponga un 0. Tómese el tiempo que haga
falta para pensar cada respuesta.

Las personas como Amy y Jim Dacyczyn tenían una escala de valores muy
clara y sabían muy bien lo que querían cuando empezaron a vivir con austeridad.
Lo mismo se puede decir de Wes Lambert y de Kees y Helen Kolff. Contrastar
sus decisiones financieras con estos dos factores les ayudó a hacer coincidir sus
finanzas con sus sueños. En cambio, hay muchas personas que disfrutan de un
mayor bienestar económico y sin embargo sufren de pobreza de ideales. Entre los
confusos encontramos muchos ricos herederos, bien preparados financieramente
pero que no saben adonde van. Y muchas personas normales que han alcanzado el
sueño americano y ahora se preguntan si la vida no tendrá algún otro sentido.
¿Qué le parece? ¿Tiene claros sus valores y el sentido de la vida?, ¿o están
desenfocados, enterrados bajo el peso de un estilo de vida que no termina de
cuadrar?

Los valores
Vamos a hablar primero de los valores. Nuestros valores son aquellos
principios y cualidades que nos interesan, que son realmente importantes para
nuestra sensación de bienestar. En un nivel, los valores son las ideas y las
convicciones que nos sirven de base para tomar decisiones. Son como un ADN
invisible, compuesto por lo que consideramos que está bien y está mal, del cual
dependen nuestras opciones. Cuando elegimos proporcionar a nuestros hijos
comida, casa y abrigo, lo hacemos a partir de unos valores. La decisión de pasar el
¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho 'i 157

día paseando por el parque o de regresar al despacho depende de unos valores. La


manera en que utilizamos nuestro tiempo libre y nuestra renta disponible refleja
nuestros valores.
De modo que nuestros valores son nuestras convicciones. Puesto que nuestra
manera de actuar revela nuestras motivaciones reales, nuestros valores son
asimismo conductas. (Los padres pretenden soslayar este hecho con la frase:
«¡Haz lo que yo digo mas no lo que yo hago!») Este libro trata de una de las
principales manifestaciones sociales de nuestros valores: la forma en que mane-
jamos el dinero a lo largo de nuestra vida.
Si mira su tabla mensual aprenderá mucho acerca de los valores que rigen su
vida. ¿Qué revelan esos 100 dólares (12 500 pesetas, o 25 horas de energía vital, a
4 dólares, 500 pesetas, la hora, calculados en nuestro ejemplo del capítulo 2)
destinados a comer fuera de casa? Hay muchas opciones: que valora la
comodidad, que le gusta comer bien, o que quiere disfrutar de la compañía de sus
amigos. ¿Y las 12 horas dedicadas a obras de caridad? ¿Y las 30 horas de la
factura del teléfono?
Es posible que esté de acuerdo con muchos de estos gastos y que cuestione
otros. Tal vez le parezca bien destinar veinticinco horas de energía vital a comer
fuera de casa... hasta que se da cuenta de que este mes apenas le ha dedicado ocho
horas a uno de sus hijos. Para muchas personas, sus gastos expresan unos valores
que no son los que les gustaría vivir. Al sumar algunas categorías, quizá
compruebe que se ha dejado llevar por el hábito, la presión de sus compañeros, o
incluso por el aburrimiento.
Volvamos a las preguntas del comienzo del capítulo. Si no tuviera que trabajar
para vivir, ¿en qué emplearía el tiempo? ¿Qué ha hecho en la vida de lo que
realmente se sienta orgulloso? Si supiera que sólo le queda un año de vida, ¿qué
haría durante ese tiempo? Su forma de responder a estas preguntas le dará una
idea precisa de lo que realmente valora.
Las tablas mensuales son como un espejo. Verá que todos los meses, al
plantearse la pregunta «Este gasto, ¿concuerda con mis valores?», estará
buceando en las profundidades de su ser. El mero hecho de formular y responder
esta pregunta va a producir cambios, grandes y pequeños, que le acercarán a su
integridad financiera, donde todos los aspectos de su vida financiera armonizan
con sus auténticos valores. El proceso de llegar a la integridad es como el
telescopio al que nos hemos referido en el capítulo 2. Los numerosos objetivos del
telescopio permiten al observador ampliar y expandir su visión, pero sólo si cada
uno de ellos está limpio y pulido, y sólo si todos están alineados y bien orientados
entre sí. Si algún aspecto de nosotros mismos no coincide con nuestra totalidad,
¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho 'i 158

no podremos ver muy lejos; al contrario, nuestra visión quedará completamente


obstruida por ese objetivo que no está en línea.

En 1985, Tom Clayton disponía de todos los factores para tener una vida
agradable. Todas las piezas encajaban para proporcionarle el éxito: una esposa
estupenda, dos hijos, dos coches, una casa preciosa y numerosas ventajas
tangibles e intangibles que le brindaba su trabajo como administrador de una
escuela. Gozaba de respeto, buenos ingresos y seguridad. Le iba bien pero no era
feliz, sino todo lo contrario: estaba desesperado. Se sentía furioso e impotente
ante un sistema que le había hecho creer que uno quedaba satisfecho cuando
disponía de los medios adecuados (casa, coche, empleo, etcétera). Pero él no
estaba conforme. Buscando una salida, acudió a uno de nuestros seminarios
sobre la IF. Ese día tomó conciencia de algo que ya sabía: que la felicidad no
viene del exterior, sino que deriva de integrar nuestros valores con nuestra
relación con el dinero. Su vida no tenía nada de malo, sólo que al unir las piezas
no obtenía nada de lo que sentirse orgulloso íntimamente. Su vida estaba bien
pero era irreal. Al examinar sus valores se dio cuenta de que lo que más anhelaba
era contribuir a resolver alguno de los problemas del mundo, en vez de ser uno de
esos millones de personas que piensan que lo más importante es ocuparse de sus
propios asuntos. ¿Qué podía hacer para vivir de acuerdo con sus valores? Su
empleo, aunque no estaba mal, no manifestaba en absoluto su preocupación por
los demás. Se arriesgó y, aunque ganando menos, abandonó el sistema educativo
y puso una consulta privada de aseso- ramiento, y empezó a trabajar en una
clínica en colaboración con un médico. Así fue centrando poco a poco su nueva
carrera. Con el tiempo formaron una sociedad y se dedicaron a dar clases de
formación y seminarios con el nombre de Bienestar Ilimitado. Tom y su socio
ayudan a los demás a descubrir sus valores y lo que valen, su responsabilidad
para consigo mismos y para con la sociedad. De este modo, Tom ha conseguido
hacer que encajen las piezas de sus aptitudes, valores y preocupaciones en una
vida de su agrado. Ahora, lo que piensa concuerda con lo que hace y así ha lo-
grado ser feliz.

¿Qué es el propósito?
Para responder a la segunda parte de esta pregunta, tiene que evaluar sus
gastos en función del propósito que tiene en la vida. Seguro que tiene muy claro
lo que significa tener una finalidad en la vida. Para algunos, como Amy y Jim
Dacyczyn, su finalidad es trabajar en algo de su agrado o dedicarse a la familia.
Puede ser que otros no lo tengan tan claro. Algunas personas pasan años buscando
su propósito en la vida mientras que otras, como Wes Lambert, aparentemente lo
¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho 'i 159

conocen desde que nacieron. Pero, ¿qué es exactamente eso que llamamos el
propósito de la vida?
En cierto sentido, se encuentra el propósito en la respuesta que uno da cuando
le preguntan: «¿Para qué hace lo que hace?» Puede que la acción sea evidente,
como cuando uno come, aunque la motivación puede variar, desde el apetito hasta
el deseo de aceptación social o la necesidad de acumular hidratos de carbono con
el fin de aumentar la resistencia física para ir a esquiar.
El propósito es también el significado que cada uno atribuya a sus acciones.
Ésta es la historia de tres picapedreros que están picando un bloque enorme cada
uno. Una persona se acerca al primero de ellos y le pregunta: «Perdóneme pero,
¿qué está haciendo?» El picapedrero le responde con brusquedad: «¿Acaso no lo
ve? Estoy picando este trozo de piedra enorme.» El curioso se acerca al segundo
picapedrero y repite la pregunta. El otro lo mira con una mezcla de orgullo y
resignación y le dice: «Me estoy ganando el sustento para mantener a mi esposa y
a mis hijos.» Entonces, el preguntón se dirige al tercer picapedrero y le pregunta:
«Y usted, ¿qué hace?» El tercer picapedrero lo mira con la cara radiante y le
contesta con reverencia: «¡Estoy construyendo una catedral! »
El significado que atribuimos a una acción procede de nuestro interior. Al
igual que el primer picapedrero, tenemos la opción de negar que nuestras acciones
tengan sentido más allá de la realidad física de lo que estamos haciendo. Como el
segundo, podemos absorber el significado que nuestra cultura atribuye a lo que
hacemos. Mantener una familia es un propósito aceptado culturalmen- te, como
también lo son recibir educación, casarse y tener hijos, fundar una empresa de
éxito, descubrir la manera de curar una enfermedad, ganar premios... y muchas
cosas más. La respuesta del tercer picapedrero apunta a otro nivel de significado:
a vivir de acuerdo con nuestros ideales más altos, a dedicarnos a algo que parece
noble y merecedor de nuestra devoción constante.
Además, hay una acepción genérica del propósito. Más allá de mi propósito
muchos creen que está el propósito. Las religiones nos enseñan que dentro de cada
uno de nosotros hay un núcleo de bondad, la capacidad para distinguir el bien del
mal y el deseo de ohrar adecuadamente. Aunque los conceptos de bondad, verdad
y belleza varíen en las distintas culturas, todas honran a los individuos que
encarnan estos ideales.
Por último, el propósito es también nuestra misión, ese compromiso
apasionado que impulsa nuestras acciones. Cuando exponemos una misión, ya sea
con una finalidad colectiva o individual, en general hablamos de algo tangible
(«Nuestra misión consiste en fabricar artefactos») y de algo intangible («Con la
máxima precisión e integridad»). El hombre a menudo tiene esta sensación de
misión para mejorar su comunidad o el mundo en general, por ejemplo, ayudando
¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho 'i 160

a resolver problemas de hambre, desamparo, abusos en las relaciones familiares,


calentamiento global. A veces, hay personas que encarnan ciertas cualidades,
como el amor, la paz o la no violencia. En este contexto, el propósito se refiere a
una prolongación de nosotros mismos hacia el mundo que nos rodea.

Cómo encontramos nuestra misión


Joanna Macy, educadora, ecologista y escritora, sugiere tres direcciones para
buscar nuestra propia misión:
1. Trabajar con pasión en proyectos que le interesen profundamente. ¿Qué
sueño tenía antes de dejar de soñar? ¿Qué trabajo haría aunque no le pagaran? No
nos referimos a esas preferencias superficiales que aparecen en las pegatinas de
los coches, como «Me encanta hacer submarinismo», sino a algo que le interese
más que su propia comodidad y conveniencia.
2. Trabajar con el dolor, con personas cuyo dolor le conmueva. ¿Conoce la
sensación de «a mí me ha pasado por eso sé lo que se siente» con respecto a la
angustia, la tristeza, la desesperación, el hambre, el terror? ¿Es capaz de compartir
con otros lo que esta experiencia le enseñó y le hizo sentir? ¿Existe algún aspecto
del sufrimiento mundial que le impulse a actuar? Si se siente tan herido que ha
perdido contacto con su capacidad para ayudar a los demás, ahora tiene ocasión
de extender la mano para ayudar a otros que sufren. Es curativo.
3. Trabajar con lo que tenga a mano, con las oportunidades que surgen
diariamente para responder a las necesidades sencillas de los demás. A menudo se
ha comparado el hecho de encontrar el propósito con descubrir ese proyecto
perfecto de trabajo o servicio que le santifique como a la madre Teresa. Esta
sugerencia de trabajar con lo que tenga a mano sirve para recordarnos que todo el
mundo está interconectado y que cualquier acto de servicio contribuye al
bienestar de todos. Si tiene en cuenta que no existe un único acto de grandeza,
sino una serie de pequeños actos llevados a cabo con mucha pasión o mucho
amor, haciendo lo que le parece que hay que hacer (llevarle comida a un vecino
que está enfermo, ayudar a un niño para que aprenda a leer, escribir cartas a los
periódicos, defender a las personas sin hogar de su población), descubrirá una
vida llena con la experiencia de tener un propósito por el cual merece la pena
vivir.
Sufrimiento, dolor, lo que tenga más a mano... que estas puertas le sirvan para
descubrir un propósito más allá de la adquisición de bienes materiales.

Cómo se miden sus avances hacia el propósito


Vuelva, una vez más, a las preguntas formuladas al comienzo del capítulo.
¿Qué ha querido hacer siempre pero no ha hecho nunca? ¿Qué le produce mayor
¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho 'i 161

satisfacción? Lo que reflexione para responder le servirá también para evaluar su


propósito.
Dedique ahora mismo unos minutos a apuntar cuál es el propósito que tiene en
la vida. A lo mejor no tiene nada que ver con lo que hace. Puede que no tenga
ningún valor para los demás. Hasta es posible que ni siquiera esté muy seguro.
Haga todo lo que pueda. Tome como referencia este propósito para valorar sus ac-
ciones. Si con el correr del tiempo comprueba que el propósito ha cambiado, no se
preocupe: simplemente escriba cuál es el nuevo propósito y siga tomando esta
definición como punto de referencia.
Sea cual fuere su definición del propósito, necesita un método para evaluar los
resultados, alguna respuesta que le indique si está bien encaminado. A menudo
tomamos como indicadores el éxito material o el reconocimiento profesional o
social.
Pero hay otro método más adecuado para saber si vivimos de acuerdo con
nuestro propósito, un método que va más allá del éxito material y de cualquier
recompensa o reconocimiento. Nos referimos a su respuesta a la pregunta «Este
gasto de energía vital, ¿concuerda con mis valores y el propósito que tengo en la
vida?». Si responde a esta pregunta con sinceridad, todos los meses, en relación
con todas las categorías, esto le servirá para clarificar sus valores, vivir de acuerdo
con la finalidad establecida y definir mejor su verdadero propósito en la vida.
Cuenta la historia que en una ocasión George Bernard Shaw le dijo a una dama
de la alta sociedad: «Señora, apuesto a que se acostaría conmigo por cinco libras.»
Ella se mostró indignada. ¿Cómo se atrevía a pensar algo semejante? Entonces él
hizo una pausa, como si pensara y añadió: «¿Y si le ofreciera i00000 libras?» Al
dudar la mujer, su silencio la traicionó. Shaw dijo entonces: «De modo que el
problema no es el acto en sí, sino el precio...» El dinero es una medida muy fuerte
para todos nosotros, incluso para los más desinteresados.
Otra forma de medir sus avances hacia su propósito consiste en realizar un test
elaborado por Viktor Frankl. Después de sobrevivir a los campos de la muerte
nazis, Frankl observó que había un factor, más allá de lo intelectual o lo
psicológico, que hacía que algunas personas siguieran siendo humanas incluso en
circunstancias inhumanas. Llegó a la conclusión de que este factor era el sentido
(o el propósito), es decir, la capacidad para hallar, mediante un diálogo profundo
con la propia conciencia, una significación positiva a los acontecimientos de la
vida de cada uno. La voluntad de darle un sentido y un propósito a la vida, dice, es
superior a la voluntad de poder o a la voluntad de placer. De hecho, prevalece esta
última cuando se frustra la voluntad de hallar un sentido. Asimismo observó
Frankl que «ser humano significa relacionarse y estar orientado hacia algo o
alguien fuera de uno mismo». Responder al cuestionario de la figura 4-2, basado
¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho 'i 162

en el profundo trabajo de Frankl, le servirá para medir sus propios avances hacia
el propósito que tiene en la vida.
Para averiguar su puntuación, sume todos los números marcados con un
círculo. Si el total es inferior a 92, es probable que a su vida le falte sentido y
propósito; si suma entre 92 y 112, la sensación de propósito es imprecisa y
confusa; si ha superado los 112 puntos, tiene muy claro su propósito. Veamos qué
puntuación obtiene. Recuerde que si se formula la pregunta: «Este gasto de ener-
gía vital, ¿concuerda con mis valores y el propósito que tengo en la vida?», esto le
ayudará a definir y a reunir todos los elementos que componen la sensación de
propósito.
Dedique algo de tiempo a tomar notas. A lo mejor le interesa leer el libro de
Frankl, muy conmovedor, titulado Man's Search for Meaning (La voluntad de
sentido: conferencias escogidas sobre logoterapia).

Volviendo a la integridad
Volvamos a la segunda pregunta del segundo paso: «Este gasto de energía
vital, ¿concuerda con mis valores y el propósito que tengo en la vida?» Ahora que
ha examinado los valores y propósitos con mayor profundidad, formúlese otra vez
la misma pregun-
164 ¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho?
¿Cuánto es suficiente$ ¿Qué es estar satisfechoi 165

ta, sin criticarse ni autocondenarse, sino con honestidad y objetividad. Fíjese en


la evaluación que ha hecho antes de sus gastos; ¿sigue pensando lo mismo?
Modifique las respuestas si ahora ha cambiado su evaluación de alguna
categoría.
Ahora dispone de una imagen en blanco y negro de sus patrones de gastos y
su relación con los valores y propósitos que ha definido. Quizá encuentre
diferencias entre el propósito expuesto y su manera de expresarlo, de las cuales
tal vez no sea consciente. Para volver a la integridad (hacer coincidir valores y
acciones) se pueden modificar bien los gastos o bien el propósito. De hecho,
esta pregunta es la herramienta principal para alcanzar la IF en el sentido de la
integridad financiera. Así lo indica también Charles Givens en su libro
Financial Self-Defense (Autodefensa financiera):

Cuando sus acciones no coinciden con sus valores, puede experimentar


temor, culpa, frustración y desequilibrio emocional. Afortunadamente, para
deshacerse de esos sentimientos negativos no deseados tiene dos
posibilidades:
1. Modificar sus acciones para que coincidan con sus valores; o bien
2. modificar sus valores para que coincidan con sus acciones.
TERCERA PREGUNTA: ¿DE QUÉ FORMA
CAMBIARÍAN ESTOS GASTOS
SI NO TUVIERA QUE TRABAJAR PARA VIVIR?

Utilice esta pregunta para evaluar cuánto le cuesta su trabajo y para empezar a
centrarse con mayor claridad en su vida fuera de la actividad laboral. Pregúntese:
¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho 'i 166

«¿Qué gastos se reducirían y cuáles desaparecerían si no tuviese que ir a trabajar


todos los días?» En la tercera fila debajo de las categorías de gastos, ponga un - (o
una flecha hacia abajo) si le parece que el gasto disminuiría, un + (o una flecha
hacia arriba) si cree que aumentaría, y un 0 si es probable que se mantuviese igual.
Si consigue llegar a una cifra aproximada, apúntela en una línea aparte en la tabla
mensual.

Esta pregunta le abre la posibilidad de llevar un estilo de vida en el cual no


tiene que presentarse a trabajar una semana tras otra. ¿Cómo sería su vida si no
trabajara por dinero cuarenta horas por semana, o más? ¿Qué gastos
desaparecerían? Si no tuviera que trabajar para ganar dinero, ¿compraría más
ropa? ¿Acaso menos? ¿Consumiría más gasolina? ¿Menos, quizá? ¿Vendería el
coche? ¿Se trasladaría a una vivienda más económica, alejada de la zona
comercial? Los gastos médicos, ¿aumentarían o disminuirían? (Quizá aumente el
seguro, pero enfermaría menos.) ¿Pasaría el fin de semana en un hotel para
descansar? ¿Gastaría más o menos en viajes?
A medida que se va interrogando, es posible que llegue a conclusiones
sorprendentes. Si no estuviera todo el tiempo buscando la aceptación de los
demás, ¡sin duda la vida sería mucho más barata! Como dedica el día a trabajar,
necesita dinero para manejar casi todos los demás aspectos de su vida, desde el
cuidado de la casa hasta las reparaciones, desde la diversión hasta pagar a alguien
para que le escuche.
Un acertijo: ¿Quién es más independiente financieramente: una persona que
puede arreglar la tostadora, o alguien que tiene que pagarle a otro para que se la
arregle?
En muchos sentidos, nos hemos vuelto más dependientes financieramente.
¿Cuántas veces nos hemos encontrado sin saber qué hacer delante de un aparato
que se negaba a funcionar? Si ío lleva al taller de reparaciones más cercano, le
dicen que lo envíe a la fábrica y muchas veces los gastos de envío son superiores
a los que supone comprar uno nuevo. Lo arreglaría yo mismo, pero no sé cómo.
¿Acaso el hecho de necesitar dinero para vivir no es una forma de dependencia?
Si es así, formularse la pregunta «¿A cuánto se reduciría este gasto si dispusiera
del tiempo y la habilidad necesarios para mantener yo mismo mis bienes?», le
llevaría a depender menos del dinero para cubrir sus necesidades.

UNA EVALUACIÓN DE LAS TRES PREGUNTAS


¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho 'i 167

Observe ahora la tabla. Busque todos los - (o flechas hacia abajo). Fíjese en
qué categorías no le han resultado satisfactorias en función de la primera pregunta
(porque no ha recibido satisfacciones proporcionales a la energía vital que ha
gastado) o de la segunda (porque este gasto de energía vital no concuerda con sus
valores y el propósito que tiene en la vida), y en cuáles corresponden a gastos que
cambiarían de forma significativa si no tuviera que matarse trabajando. Mire
ahora la lista. ¿Qué se deduce? ¿Ha aprendido algo sobre usted mismo? No se
castigue y no se prometa que va a «mejorar el mes que viene». (Recuerde que esto
no es un presupuesto.) Basta con que utilice esta información y todo lo que haya
aprendido para clarificar mejor sus valores y su propósito. Y recuerde: sin
vergüenza ni culpa.

Volvamos a la tabla mensual del capítulo 3 y veamos cómo han hecho estas
evaluaciones Rosemary y Lu y Steve.
La tabla de Rosemary es bastante directa. Aunque decidió no calcular cuánto
gastaría para cada categoría si dejara de trabajar para vivir, las categorías que cree
que bajarían dan mucho que pensar. La de Lu y Steve resulta sumamente
interesante, porque han surgido unas adaptaciones y unas interpretaciones muy
originales.
Lo primero que notará es que Lu y Steve han añadido otra pregunta más: «Este
nivel de gastos, ¿resulta beneficioso para el pía- neta?» ¿De qué modo cambiarían
sus patrones de gastos si se hiciera la misma pregunta?
La otra peculiaridad que encontrará es que, después de conseguir la IF (es
decir, cuando han alcanzado la autosuficiencia financiera y ya no trabajan por
dinero) su cifra para obras de caridad coincide con sus ingresos. Esto se debe a
que, según Lu y Steve, puesto que se han liberado del empleo remunerado, están
en condiciones de dedicarse como voluntarios a tiempo completo a causas que les
interesan. En lugar de entregar donativos mensuales, se entregan ellos mismos;
sus vidas serán, así, su obra de caridad.
Fíjese ahora cómo han hecho Kees y Helen Kolff para calcular sus gastos para
cuando sus hijos acaben la universidad y ellos queden libres para dedicarse juntos
a proyectos al servicio de la comunidad. En la figura 4-5 comparan la media de
gastos mensuales de cada categoría correspondiente a 1990 con los gastos
previstos para 1994. Llegaron a estas cifras al cabo de varios años de controlar
gastos y de formularse las tres preguntas. Los cálculos correspondientes a 1994
no son un presupuesto sino lo que estiman según su experiencia, tras años de
controlar y evaluar el coste real de una vida satisfactoria.
No hace falta saber con toda precisión lo que haría si no trabajara. Ni siquiera
hace falta que desee dejar de trabajar. Basta con que se formule la pregunta con
¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho 'i 168

respecto a cada categoría de gastos: «¿Cómo cambiarían los gastos en esta


categoría si no tuviese que trabajar para ganarme la vida?» Recuerde: sin
vergüenza ni culpa. Por hacerse esta pregunta no está violando su compromiso
con su profesión, ni es tampoco una manifestación de falta de lealtad hacia sus
superiores, ni de insatisfacción laboral el hecho de plantearse cómo gastaría el
dinero si hiciera alguna otra cosa. Si su trabajo le agrada, el sencillo ejercicio
mensual de hacerse esta pregunta no hará más que incrementar su satisfacción
laboral al aumentar su certeza de que trabaja porque le gusta.

LAS IMPLICACIONES DE ESTE PASO

El cuarto paso es el núcleo central del programa. No se preocupe si no tiene


demasiado claro el propósito de su vida ni el patrón interno para medir su grado
de satisfacción. En el caso de algunos
¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho 'i 169

Mes: enero Año: 1991 Sueldo real por horas: $ 6,75


Gastos Total en Horas de Satis- Cohe- Despué
dólares energía vital facción rencia s de la
IF

Alquiler 200,00 30 0 0 0

Gas natural
Electricidad 14,00 2 0 0 0
Servicios varios
Teléfono 3,72 0,6 0 0 0
Hogar 18,96 2,8 0 0 0
Alimentación 55,00 8 0 0 0
Extras 2,22 0,3 0 0 0
Comer fuera 3,89 0,6 0 0 0
Alcohol 4,24 0,6 0 0 0
Gasolina/aceite 24,44 3,6
_
Reparación/mantenimiento de! coche
Seguro/impuestos del coche 160,30 24 0 —
0
Aparcamiento 0,25 0 0 0
Transporte público
Seguro médico 36,06 5 0 0 0

Productos para la salud


Servicios de salud 5,00 0,7 0 0 0
Higiene
Belleza 8,50 1,3 0 0 0

Ropa: necesaria 6,93 1 0 0 0


Ropa: innecesario 16,42 2,4 — — —

Diversión

Estética
Regalos/tarjetas 12,00 1,8 0 0 0

Libros/revistas 16,20 2,4 — —

Crecimiento personal
Correo 2,03 0,3 0 0 0
Papelería
Fotocopias
Donativos
Cargo comisión por servicios bancarios
Varios 0,40 0 0 0
Préstamos 50,32 7 — — —

TOTAL 640,88

FIGURA 4-3
Tabla mensual de gastos de Rosemary, incluidas las tres preguntas
STEVE BRANDON Y LU BAUER - CUENTA DE ENTRADAS Y SALIDAS 1 990

IF Tercera pregunta
Mes de agosto, 1990
Steve Lu Total Total/IF lor comparable con las unidades de energía
ENTRADAS
Ingresos comerciales de Steve Sueldo vital que cuesta este gasto?
neto de Steve Sueldo de Lu 684,64 684,64 1 505
Subsidio por incapacidad laboral
Segunda pregunta de la IF: este nivel de
Regalos recibidos 2 075,31 2 075,31 gastos, ¿se ajusta a mi propósito en la vida?
Devolución de impuestos pagados
Ingresos por intereses Cuarta pregunta de la IF: este nivel de gas-
150,00 150,00
Dividendos tos, ¿resulta beneficioso para el planeta?
Dinero encontrado
Varios 0,52 0,52
Dólares por hora de Steve y Lu: $ 6.35

Preguntas de la ÍF Unidades Steve


Total de entradas del mes
Lu de vida IF 12 4 12 4
SALIDAS
Steve: Gastos de explotación
Tributos y
suscripciones
Lavandería 834,64 2 075,83 2 910,47 1 505
Publicidad y promoción
Formación
Teléfono (horas)
Total de gastos de explotación
Vehículos-Steve impuestos-Steve' 15,60 15,60 - 0 2,5 - 0 - 0 0 0
Cargo comisión por servicios
17,00 17,00 - 0 2,7 - 0 - 0 0 0
bancarios Donativos a obras de
caridad Donativos-no deducibles
Ropa
Médicos/salud/asesoram iento
Cuotas y suscripciones Películas y
C52,Ó35 C32,ófr> c <o CS.T
revelado Jardinería Regalos para dar
Alimentación en casa Hogar-varios
)
Hogar: reparaciones Hogar: material 265,35 265,35 0 265 41,8 0 0 0 0 0 0
de construcción Hogar: mano de
obra Hogar: pago de la hipoteca
2,65 2,65 0 2 0,4 + 0 0 + 0 0
10,00 2,00 12,00 + 1 505 1,9 - 0 + - - +

35,00 35,00 - 0 5,5 - - - - - -

140,00 140,00 130 22,0 - - - - - -

29,97 41,40 71,37 0 71 11,2 0 0 0 - - 0

34,00 170,00 204,00 - 50 32,1 - - - 0 - -

55,96 63,91 1)9,87 0 120 18,9 0 0 0 0 0 0


42,96 79,99 122,95 0 123 19,4 0 0 0 0 0 0
+ 100
264,58 264,58 - 41,7 0 0 - 0 0 0

817,97 817,97 - 0 128,8 0 0 0 0 0 0


Coste medio/mes, presente y proyecciones

Presente Proyección
1990 1994
Alimentación 510 300
Restaurante 32 10
Gato 5 5
Electricidad 33 30
Gas 35 40
Otros servicios
¿Cuánto (alcantarillado,
es suficiente?agua,
¿Quéetc.)
es estar 33
satisfecho 'i 173 30
Cocina/productos de limpieza 32 20
Mantenimiento del hogar 89 100
Jardín/flores 18 10
Ropa 59 50
Coche: gasolina, reparaciones 167(77 + 90) 150
Teléfono 47 50
Despacho/imprenta/correo 42 20
Deportes 51 40
Diversión 33 20
Viajes 51 100
Educación/libros 117 50
Regalos 187 50
Donativos 131 30
Asignación 150 0
Médico/dentista 68 25
Seguro odontológico 50
Varios (fotografía) (10) 100
Hipoteca 349,07 350
Seguro del coche 144,17 150
Seguro de la casa 28,50 40
Seguro de las joyas 6,17 0
Seguro de vida 122,25 0
Seguro médico 110,26 180
Impuesto sobre bienes inmuebles 195,85 300

TOTAL GASTOS 2 856/mes 2 300/mes

(x 12 = 34272/año)

Sin contar el IRPF,

FIGURA 4-5
Tabla de la media de gastos mensuales de Kees y Helen
individuos, el programa les ha servido para definir sus valores y su propósito.
El proceso mismo de formularse las tres preguntas y de responderlas, mes tras
mes, le ayudará a conocer mejor lo que significan la satisfacción y el
propósito. Basta con interrogarse y marcar las respuestas en la última línea de
cada columna de gastos, utilizando tanto la intuición como el raciocinio.
Los nueve pasos del programa son sencillos. No hace falta comprenderlos;
basta con seguirlos. De hecho, las personas que encuentran más dificultades en
este proceso son las que piensan que se pueden saltar los pasos que les parece
que no tienen nada que ver con ellas. Si pudiéramos acortar el programa
(reduciendo la cantidad de pasos), lo haríamos. Pero más breve no puede ser.
Somos prácticos y no hemos incluido fiorituras ni nociones misteriosas porque
sí. Cada uno de los pasos es imprescindible, y todos funcionan de forma
sinérgica, porque se apoyan y se refuerzan los unos a los otros, de modo que
relájese y siga adelante.
Con el tiempo, verá cómo se producen cambios increíbles, no sólo en su
relación con el dinero sino con la vida misma. He aquí unos cuantos
recordatorios sobre la forma de trabajar con el cuarto paso para sacarle el
máximo provecho.
Información y conciencia, sin vergüenza ni culpa
Se trata, simplemente, del proceso para obtener información, que
constituye el primer paso para programarse de nuevo. Sirve para poner de
manifiesto e identificar cualquier patrón inconsciente y adictivo de gastos al
proyectar sobre él la luz de la evaluación honesta y la expresión numérica
clara. La cuestión es no provocar el cambio por una cuestión de culpa o
autocrítica, sino ajustar los gastos hasta que todas las columnas pongan 0 o +.
¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho 'i 174

La valoración personal
Se produce un cambio en el campo de los valores a medida que su manejo
del dinero coincide cada vez más con lo que realmente le interesa. En la
década de los ochenta (como en tantas otras épocas) nos convencimos de que
comprarnos cosas a nosotros mismos era una manifestación de autoestima.
Aprendimos a pensar que nos merecíamos lo mejor. «Ya no soy un ciudadano
de segunda categoría. Lo que quiero, lo consigo; y si no tengo dinero, lo pago
con la tarjeta de crédito.» A continuación tiene lugar un proceso de
replanteamiento de su relación con el dinero y con el mundo, y todo se
invierte. Piensa: «Gastar dinero en mí mismo en formas que tal vez me
produzcan una felicidad superficial, pero que no contribuyen a una
satisfacción duradera, en realidad no es una manera de valorarme a mí mismo,
sino de desperdiciar mi preciosa e irrecuperable energía vital. De todos modos,
¿cómo no se me ha ocurrido pensar que nadie me va a pagar la cuenta de la
Visa?» La verdadera inteligencia financiera consiste en comprender que lo que
compro ahora lo pago después... con intereses. La inteligencia financiera
reside en saber que si gasta su energía vital en objetos que sólo le producen una
satisfacción pasajera y no están de acuerdo con sus valores, al final le queda
menos vida.
Este paso no tiene nada que ver con presupuestos, ni con auto- condenas, ni
con pasar privaciones. Se trata de defender y valorar ese recurso limitado
llamado energía vital, de usar la autoestima para obtener mayor satisfacción y
para aumentar la sensación de plenitud, coherencia e integridad. Para ello,
hemos de tomar conciencia, sin dolor, de los patrones de gastos que no hemos
examinado y que no nos satisfacen.

Integridad y sinergia
Este paso le ayuda a hacer coincidir valores y comportamientos, adaptando
los unos a los otros. La independencia financiera se sustenta en la integridad
financiera y ésta, a su vez, se sustenta en la coherencia entre punto de vista y
valores por un lado, y acción por el otro.
Aunque se quede perplejo al ver cómo se reflejan sus patrones
inconscientes de gastos en forma de columnas cuidadosamente contabilizadas,
hasta la última peseta, tan minuciosa honestidad resulta absolutamente
imprescindible. Hay personas que gastan cientos de miles de pesetas en
psicoanálisis, talleres y seminarios para aprender a enfrentarse con sus
patrones autodestructivos de pensamiento y acción. Con este paso se consigue
el mismo objetivo, sin coste alguno y en la intimidad de su propio hogar.
Cuando logre superar todo el proceso de elaboración y evaluación de las tablas
con la mente y el corazón serenos, habrá ganado el cinturón negro de la
integridad financiera.
La integridad es satisfactoria por naturaleza. Hacer coincidir el punto de
vista, los valores y la acción (tanto si hablamos de un individuo como de un
grupo o de toda la sociedad) favorece un proceso conocido como sinergia. La
sinergia es la acción por la cual el todo es mayor que la suma de las partes. De
este modo, de un sistema sale más energía de la que ha entrado. La sinergia es
muy poderosa.
Como a menudo trabajamos en contra de nuestros propósitos, dentro de
nosotros mismos y en nuestras empresas, la sinergia parece obra de la magia, o
de la gracia, o un milagro, pero no lo es. Se produce en el interior del individuo
cuando todos los aspectos de su naturaleza se concentran en la misma
dirección. Alguien que sea una fiera en el trabajo pero un gallina en casa tiene
¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho 'i 175
algo en su interior que no termina de cuadrar. La energía se concentra en un
acto de malabarismo en el cual siempre se le caen las pelotas. Pero si todos los
aspectos de su vida se caracterizan por la felicidad, la claridad y la paz, y lo
que hace está de acuerdo con su propósito, entonces se convierte en una
persona fuerte y satisfecha. Y esto se consigue dedicando unos cuantos
minutos al mes a plantearse las tres preguntas en relación con cada una de las
subcategorías de gastos. Así podrá descubrir lo que es suficiente en el terreno
material y disfrutará de la alegría de vivir la vida que le interesa.

¿Cómo se llega al nivel de suficiencia?


En el capítulo 1 hemos hablado de la curva de la satisfacción y de ese lugar
tan interesante, en el punto máximo de la curva, llamado suficiente. Hay un
suficiente para su supervivencia, un suficiente para las comodidades e incluso
algunos lujos especiales, sin cargarse en exceso. Suficiente hace que se sienta
en un lugar fuerte y libre, un sitio seguro y flexible, que cada uno define para sí
mismo en cifras a medida que sigue el programa. Plantearse las tres preguntas,
todos los meses, es el medio fundamental para aprender a definir por
experiencia lo que significa suficiente para cada uno.
En nuestra propia experiencia y en la de los participantes en el seminario,
suficiente comprende cuatro elementos o características comunes:
1. El control de las cuentas. Saber cuánto dinero entra y sale de su vida
constituye la inteligencia financiera básica. Evidentemente, si nunca sabe lo
que tiene ni adonde va a parar, jamás podrá tener lo suficiente.
Todos los meses, independientemente de lo que ganara, una cocinera y
restauradora llamada Marilynn Bradley temía quedarse sin dinero antes de
recibir la paga siguiente. Aunque siempre le había bastado, nunca se había
sentido satisfecha porque no conocía su situación exacta. Cuando comenzó a
controlar el dinero meticulosamente, desaparecieron sus temores.

Este control contable beneficia tanto a ricos como a pobres. Hay personas
que tienen suficiente aunque estén incluidas en programas de ayuda del
Estado, por cuestiones familiares o por incapacidad, mientras que otras
personas en la misma situación no lo están. En el Wall Street Journal se
publicó la historia de una madre que sólo recibía 500 dólares (62 500 pesetas)
al mes de ayuda familiar y sin embargo logró ahorrar 3000 dólares (375 000
pesetas) en cuatro años con mucho cuidado, austeridad y prudencia. La ex-
plicación era bien sencilla: esos ahorros servirían para pagar los estudios
universitarios de su hija, de modo que cuidaba hasta el último centavo. En el
extremo opuesto, el abogado de una familia de Los Ángeles que no tenía
vivienda cuenta que, con muchas dificultades, logró conseguirles 800 dólares
(100000 pesetas) para que tanto padres como hijos pudieran comprarse ropa
decente y comer alimentos nutritivos; entonces, el padre fue a comprar un
equipo estéreo que costaba 800 dólares (100000 pesetas) porque, ya que todos
lo habían pasado tan mal, se merecían una compensación. Muchas personas
quiebran y acaban en la calle en parte por no haber aprendido los principios
básicos de la administración del dinero, sobre todo a controlar las cuentas.
2. El criterio interno para medir el grado de satisfacción. Como ya hemos
indicado, jamás tendrá suficiente si se pone a comparar con lo que tienen o lo
que piensan los demás.
3. Un propósito en la vida que sea más importante que satisfacer sus
propios caprichos y deseos, porque no se puede tener lo suficiente si cada
deseo se convierte en una necesidad que hay que satisfacer. Un deseo despierta
otro deseo, como queda implícito en el anuncio publicitario de las patatas
¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho 'i 176
fritas que afirma: «No podrá comer una sola.» Si parte de sus deseos y
caprichos para decidir si tiene lo suficiente, ésta será, en el mejor de los casos,
una experiencia efímera.
¿Qué quiere decir un propósito que sea más importante que obtener lo que
queremos? Lo contrario de obtener es dar y aquí reside el secreto de la
satisfacción. Más allá de la medida de lo suficiente, la felicidad se logra
cuando ponemos en práctica nuestra capacidad de dar. Si tiene un propósito en
la vida más importante que tener más y seguir adelante, entonces todas sus
energías se concentran en conseguirlo, tanto si se trata del amor a su familia, de
colaborar en el consejo escolar o de trabajar en favor de la paz. Cuando uno
deja de definir en dinero su propio valor consigue apearse del fútil e
interminable carrusel monetario en el cual la vida se reduce a tratar de
adelantar a la persona que uno tiene delante.
4. La responsabilidad, esa sensación de que la vida de uno encaja dentro de
la comunidad y de las necesidades del mundo. Si no nos importa nadie más,
salvo nosotros mismos, en realidad nunca podremos estar satisfechos a menos
que lo tengamos todo. Dentro de la misma palabra responsabilidad se
encuentra la clave del motivo por el cual es una parte fundamental de tener lo
suficiente: si la separamos, vemos que contiene dos partes: respon (de
responder) y habilidad. Si uno pasa por la vida como un robot, siguiendo los
patrones establecidos por la genética, los padres o la sociedad, uno reacciona
pero no responde. Para responder hace falta ser conscientes de que existe una
alternativa, de que se puede elegir una respuesta. Si es responsable, usted
decide cuándo quiere detenerse. Si no lo es, se detiene cuando encuentra una
barrera exterior, ya sea del tamaño de su estómago, su tarjeta de crédito o el
límite que impone la legislación. Con respons-(h)abilidad podemos elegir
nuestros límites y mantener la sensación de equilibrio, tanto dentro de nosotros
mismos como con nuestro prójimo. En un principio, la responsabilidad se
refiere a darse cuenta de que uno tiene lo suficiente y detenerse, por su propio
bien. En último término, la responsabilidad consiste en que todos tengamos lo
suficiente y en buscar formas para que así sea, por el bien del planeta. De este
modo, nos hacemos responsables ante la vida misma.

MIENTRAS TANTO, REGRESEMOS AL PLANETA: EL DINERO


DESDE UNA PERSPECTIVA ESPACIAL

Dejemos de lado por un momento nuestra exploración de los valores y el


propósito para emprender un viaje imaginario en una nave espacial desde la
cual se observa todo el planeta. ¿Qué vemos? Un pequeño planeta azul colgado
en una vasta oscuridad. Un mundo sin límites nacionales, un sistema
interconectado donde hay vida.
Desde la nave captamos la visión más amplia posible del dinero y de la
economía, que comprende las otras cuatro perspectivas que hemos comentado
en el capítulo 2. Recordará que el primer nivel nos presenta el dinero desde la
perspectiva de la calle, con los aspectos fundamentales de las transacciones
financieras y la administración monetaria. En el nivel siguiente, desde la
perspectiva del barrio, encontramos lo que pensamos y sentimos con respecto
al dinero. En el tercer nivel, exploramos nuestras convenciones culturales en
relación con este tema y, en último lugar, llegamos a la perspectiva aérea de la
independencia financiera, donde cada cual escoge por sí mismo la función que
tiene el dinero en su vida.
La perspectiva espacial del dinero y la economía nos permite ver cómo
actúa el dinero en el terreno global, pero no desde el punto de vista del PNB
(Producto Nacional Bruto) y la carga de la deuda de cada país. No nos
¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho 'i 177
referimos a la economía global en el sentido de empresas multinacionales ni de
los miles de millones de pesetas que rodean a los traficantes de drogas y armas
y a los terroristas de toda índole, sino en el sentido de saber que todo lo que
comemos, lo que nos ponemos, el lugar donde vivimos y lo que somos deriva
de la Tierra y de los miles de millones de años de relación entre ésta y el Sol.
Desde la nave espacial vemos que toda nuestra actividad económica no es
más que el resultado de sumar nuestra voluntad, nuestro ingenio, nuestra
codicia y nuestra genialidad a lo que nos han dado gratuitamente los eones
emanados de la interacción generativa entre el Sol y los elementos terrestres,
que constituye nuestra cuenta bancaria natural. Todo lo que hemos fabricado
depende de procesos químicos y biológicos que preceden a la inteligencia
humana. La moneda que echamos en la cabina telefónica procede de la tierra.
La indumentaria que llevamos, gastamos y después regalamos a las tiendas
que venden ropa de segunda mano procede de la tierra. La gasolina que hace
funcionar el coche procede de una fuente limitada de luz solar (los
combustibles fósiles) acumulada en la tierra. La tostadora que se estropea (y
teñe- mos que comprar otra para sustituirla porque no sabemos arreglarla)
procede de la tierra. Este libro y los ojos que le sirven para leerlo forman parte
de la tierra. Y no nos engañemos, porque todo esto al final se va a
descomponer en los vertederos para volver a alimentar la vida en alguna otra
época. En el caso de la mayoría de los productos modernos, se trata de un viaje
sin retorno: cuando salen del mundo de los vivos, van a morir en la tumba
cerrada del vertedero.
Tomar conciencia de la fuerza y, al mismo tiempo, de la fragilidad de la
naturaleza resulta impresionante... y también tremendo. Cuando
contemplamos la creación, nos maravillamos de la bondad y la perfección de
la vida. Nuestra existencia es un verdadero milagro. En realidad, esta
perspectiva espacial abarca también esa sensación de maravilla ante la
unicidad de la vida en general. Puesto que estamos hechos, literalmente, del
cuerpo de la Tierra, esto significa que ha habido una sola creación que se fue
desenvolviendo por todas partes al mismo tiempo. Nosotros formamos parte
de ella, todos pertenecemos a la familia humana, a la familia de la vida. Lo que
nos mantiene unidos es más fuerte y más fundamental que lo que nos separa.
De algún modo extraño, la vida nos vive como nosotros la vivimos a ella.
Esta conciencia de la naturaleza a veces nos inspira también una sensación
de espanto por lo descuidados que somos con lo que hemos recibido. Nuestras
vidas dependen de que podamos acceder a un aire no contaminado, a aguas
limpias y a un suelo fértil, pero todo esto se está consumiendo y destruyendo a
una velocidad alarmante. Nuestra verdadera riqueza peligra frente a lo que
damos en llamar actividad económica (la transformación de los recursos
naturales en productos para vender), cuyos efectos secundarios son la
contaminación y la destrucción. ¿Y si se hunde el barco? ¿Y si queda tan lleno
de agua y tan estropeado que las generaciones futuras tuvieran que consumir
toda su energía sólo para sobrevivir?
La sostenibilidad
La búsqueda de un punto de vista que reconozca nuestra dependencia del
mundo natural para todas nuestras actividades, tanto económicas como de
cualquier otra índole, nos conduce al concepto de sostenibilidad. ¿Qué
podemos hacer, tanto nosotros como los demás miembros de nuestra
generación, para satisfacer nuestras necesidades sin poner en peligro la
capacidad de las generaciones futuras para cubrir las suyas? Al hablar de
¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho 'i 178
sostenibilidad reconocemos que economía y ecología comparten la misma
raíz, eco, que significa «casa». Se trata de una verdadera economía doméstica
que nos permite implementar la conciencia de que nuestro hogar es nuestra
fuente de recursos, que sus recursos no son ilimitados y que necesitamos un
planeta limpio y fértil.
Desde los consumidores particulares hasta las grandes empresas, estamos
reevaluando nuestras decisiones financieras en función de los principios de la
sostenibilidad, no sólo por subirnos al carro triunfal de los ecologistas, sino
porque económicamente es lo más lógico. A medida que vaya siguiendo el
programa, comprobará que, naturalmente, cada vez toma decisiones más
sostenibles. Por ejemplo, tal vez observe que comprar un buen abrigo y usarlo
durante diez años resulta más económico que comprar diez abrigos, uno según
la moda de cada año. Puede que note que comprando alimentos frescos, no
envasados, gasta menos en alimentación. Y a lo mejor se despierta un día y
descubre que ya no le interesa poseer un automóvil de lujo.
Buckminster Fuller hizo esta provocativa declaración: «He aprendido muy
pronto y de forma dolorosa que uno tiene que elegir desde el principio si
pretende tener dinero o ser sensato; creo que no se puede hacer ambas cosas al
mismo tiempo.» Todavía queda mucho por descubrir cuando se contempla el
dinero desde una perspectiva planetaria.
Por ejemplo, en la conferencia Global Tomorrow Coalition, celebrada en
Los Ángeles en noviembre de 1989, un joven y vehemente filipino llamado
Máximo Kalaw describió un programa completo de autoayuda (en cuya
elaboración había contribuido) destinado a acabar con la pobreza y la
desesperanza de los pueblos indígenas de su país. Al igual que tantos otros,
mencionó el con- sumismo del mundo occidental como una de las fuerzas más
destructivas del planeta. Le preguntaron qué reformas tendrían que producirse
en América del Norte para que pudiéramos creer que habíamos cambiado y
que nos convertiríamos en socios justos y equitativos en un proceso de
desarrollo razonable y sostenible. No mencionó el uso de transportes públicos,
ni el reciclaje, ni siquiera la reducción del consumo; sólo nombró estas dos
cosas:
1. Volver a trabajar en comunidad para resolver nuestros problemas.
2. Volver a conectarnos con nuestra espiritualidad.

Muchas personas no apreciarían esta observación. En general, nos vemos a


nosotros mismos como seres buenos, religiosos y con conciencia comunitaria.
¿Cómo es posible que alguien procedente del mundo en vías de desarrollo diga
justamente que nos faltan estas características? ¿Será verdad que hemos
es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho 'i 183
ganado ¿Cuánto
el mundo pero hemos perdido nuestra alma?
El sueño americano nos ha hecho creer que podemos disfrutar de un nivel
de vida cada vez más alto sin perder nada de lo que ya teníamos. Nos
encontrábamos en una escalera mecánica que ascendía hacia el gran cuerno de
la abundancia ilimitada. De hecho, nos habían prometido que tendríamos que
trabajar cada vez menos para tener cada vez más. Ya se calcula que, gracias al
consumo de combustibles fósiles, el estadounidense medio lleva un estilo de
vida equivalente al trabajo que producen aproximadamente doscientos
esclavos. Es El Dorado, la fuente de la eterna juventud, los anhelos de toda la
humanidad concretados en nuestra vida. Sin embargo, como cualquiera puede
demostrar, desde académicos como Paul Wachtel hasta encuestadores como
Roper y Harris, no somos más felices. ¿Cómo es posible?

Volver a conectar con la comunidad


Hemos de reconocer que en realidad hemos entregado algo más que tiempo
a cambio del dinero que tenemos. La nota central del 8 de abril de 1991 de la
revista Time trataba del creciente deseo, entre los profesionales de éxito, de
volver a la vida sencilla. Este estudio de quinientos adultos, realizado por
Time conjuntamente con la CNN, indicaba una clara tendencia a regresar a lo
fundamental:

♦ El 69% manifestó que preferiría «llevar una vida más tranquila y


relajada», mientras que apenas el 19% se mostró partidario de «una vida
más emocionante, a un ritmo más rápido».
♦ El 61 % coincidió en que «en la actualidad, ganarse la vida requiere
tanto esfuerzo que cuesta encontrar tiempo para disfrutarla».
♦ Un elevado porcentaje, el 89%, dijo que ahora le parecía más importante
dedicar tiempo a la familia, y el 56 % quería tener tiempo para sus
intereses y aficiones personales.
♦ Apenas un 7 % opinó que merecía la pena dedicar tiempo y dinero a
comprar objetos que simbolizaran una elevada posición social, y sólo el
13 % mostró interés por comprar lo que estaba de moda.

¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho 'i 182


La revista Fortune proclamó este regreso a la frugalidad en un artículo de
Ronald Henkoff publicado el 14 de agosto de 1989 y titulado «¿Ha muerto la
codicia?». Partiendo de una encuesta realizada por Research & Forecasts para
Chivas Regal, el artículo informaba de que al 75% de la población activa de
Estados Unidos comprendida entre los 25 y los 49 años le agradaría «que el
país recuperara un estilo de vida más sencillo y que pusiera menos énfasis en el
éxito material». Tan sólo un 10% de los encuestados opinó que «ganar mucho
dinero» era un indicador de éxito, mientras que el 62 % consideraba que «una
vida familiar feliz» era el símbolo principal de una elevada posición social.
Parece que lo primero que han sacrificado muchas personas en su quimera
del oro es su relación con los demás. Si por esto se entiende un matrimonio
feliz, disfrutar de los hijos, la buena vecindad, un círculo de amigos íntimos,
que los comerciantes le conozcan, la participación cívica, el espíritu
comunitario, o simplemente vivir en un sitio donde puede ir andando a
trabajar, está desapareciendo en todas partes. La red de relaciones humanas,
llena de oportunidades para la sinergia, ha sido sustituida por una opulencia
que mide el éxito por la cantidad de metros construidos, o por la superficie de
terreno que uno puede poner entre uno mismo y los demás.
Lewis Thomas, el autor de The Lives of a Cell (Las vidas de una célula),
nos habla del destino de los iks, una tribu de ex cazadores y cosecheros
ugandeses que, con motivo de la creación de un parque natural, fueron
desplazados del territorio donde vivían y obligados a convertirse en
agricultores en un terreno yermo situado en la falda de una colina. La total
desaparición de su cultura tradicional, junto con la pobreza de su nueva
existencia, les privó de su experiencia como comunidad. Se volvieron avaros y
taciturnos, y lo único que les entusiasmaba era robarse comida los unos a los
otros o defecar en la puerta del vecino, enfrentándose por todos los medios que
tenían a su alcance. Thomas se pregunta si esto es lo que queda del ser humano
cuando pierde su sentido comunitario, cuando deja de reconocer a los demás
como parte de sí mismo. ¿Acaso no se comportan entre sí del mismo modo
tantos grupos, ya sean clubes, ciudades o países, con igual «codicia, rapacidad,
egoísmo e irresponsabilidad»?
Toda comunidad tiene como característica fundamental y como clave una
base de cooperación. De hecho, cada uno de nosotros coopera dentro de
diversas comunidades (en las cuales todos son nosotros) y compite con
muchas otras (en las cuales todos son ellos). Todo depende de donde
pongamos nuestros límites y de lo bien que respetemos los límites de los
demás.
En definitiva, todo el planeta se puede ver como una comunidad de
comunidades, es decir, de círculos cada vez más grandes de nosotros, llenos de
crecientes oportunidades para la co-creación si- nérgica. Roger Ringer, que
vive en una zona rural de Kansas, nos escribió:
Lo que es bueno para una vivienda es bueno también para el planeta, si se hace con
visión y propósito. El interés personal se puede convertir en nuestro aliado para
ayudarnos a salir de la rutina los unos a los otros. Pero la cultura del consumismo se ha
vuelto experta en confundir la diferencia entre el interés personal y el egoísmo, de
modo que a la mayoría de nosotros le resulta fácil caer en deudas, gastos y
consumismo, de los que le cuesta salir cuando en realidad lo único que queremos es un
nivel razonable de comodidad y seguridad.

Volver a conectarnos con nuestra espiritualidad


Como señalaba Máximo Kalaw, el joven filipino, extender nuestra
sensación de identidad para abarcar esta comunidad de comunidades no es
más que la mitad del viaje hacia un futuro sos- tenible. También tenemos que
¿Cuánto
profundizar en esnuestra
suficiente? ¿Qué es estar
identidad, 'i 183 espiritualidad. Si los
satisfecho nuestra
recuperando
problemas en realidad son oportunidades que nos hacen crecer, las dificultades
que encontramos como especie constituyen una llamada a un nuevo concepto
de lo que significa ser humano. Este tipo de concepto no procede de la
tecnología, ni de la ciencia, ni del Estado, sino de lo más profundo de nosotros
mismos. Tanto dentro como fuera de las estructuras de las religiones
tradicionales, el hombre ha luchado por volver a conectarse con este aspecto
más profundo de la vida. ¿Cómo podríamos relacionarnos adecuadamente con
esos miles de millones de seres humanos, con personas que tal vez vivan al
otro lado del planeta y sin embargo entran en nuestros hogares cada noche, a
través del televisor? ¿Cuánto respeto y protección debo a las demás especies?
¿Qué opinan mis valores con respecto a la guerra, a la forma en que mi
consumo afecta a la biosfera, a las personas que no tienen hogar, y al hambre
en medio de tanta abundancia? Tenemos la temible pero atractiva misión de
vivir en esta comunidad de comunidades y de participar como ciudadanos del
mundo. La enormidad de semejante tarea nos hace retroceder hasta nuestras
raíces, tanto dentro de nuestras tradiciones religiosas como dentro de nosotros
mismos. El nuevo plano del dinero forma parte de este nuevo plano de la
familia humana, que convive con todas las formas de vida en este hogar
compartido que es la Tierra.

Tener lo suficiente
Los ciudadanos del mundo viviendo de forma sostenible en una
comunidad de comunidades global... ¿qué tipo de mundo sería? Por un
momento, tratemos de imaginar un mundo así, un mundo en el que todos
tuvieran lo suficiente: lo suficiente para sobrevivir, para estar cómodos, e
incluso que les sobrara lo suficiente para esas ocasiones especiales que
representan el verdadero placer.
Hemos comenzado el capítulo hablando de nuestros sueños personales y
de la forma de hacer coincidir nuestros ingresos y gastos con nuestros valores
y nuestro sentido del propósito. La especie humana viene soñando desde hace
miles de años con que todo el mundo tenga lo suficiente, pero este sueño jamás
se ha hecho realidad.
Seguir los pasos del programa, controlar el dinero, realizar la tabla
mensual y formularse las tres preguntas se convertirá en algo tan sencillo y tan
normal que tal vez se pregunte qué pasaría si hicieran lo mismo todos aquellos
que viven con más que suficiente. El sueño de un mundo sostenible podría
empezar a parecer posible si desapareciera de la vida lo que no hace falta: la
confusión. ¿Suena imposible? Tal vez... pero si está de acuerdo con Viktor
Frankl cuando afirma que todos poseemos la voluntad de darle sentido a
nuestra vida, entonces hay muchas posibilidades.
Los japoneses tienen un proverbio maravilloso que dice lo siguiente: «Los
dioses sólo ríen cuando los hombres les piden dinero.»
Y el Tao Te King, el antiguo libro chino de la sabiduría, señala: «Aquel que
sabe que tiene lo suficiente es rico.»

RESUMEN DEL CUARTO PASO

1. Para cada subcategoría de gastos de la tabla mensual, hágase la primera


pregunta: «¿He recibido satisfacciones, recompensas y valores
proporcionales a la energía vital que he gastado?» Marque la respuesta
con un + (o una flecha hacia arriba), un - (o una flecha hacia abajo), o un
0.
2. Para cada subcategoría de gastos de la tabla mensual, hágase la segunda
pregunta: «Este gasto de energía vital, ¿concuerda con mis valores y el
propósito que tengo en la vida?» Marque la respuesta con un + (o una
flecha hacia arriba), un - (o una flecha hacia abajo), o un 0.
3. Para cada subcategoría de gastos de la tabla mensual, hágase la tercera
pregunta: «¿De qué forma cambiarían estos gastos si no tuviera que
trabajar para vivir?» Marque la respuesta con un + (o una flecha hacia
arriba), un - (o una flecha hacia abajo), o un 0, y apunte la cifra estimada
en la tabla mensual.
4. Revise todas las subcategorías y haga una lista de todas aquellas que
tengan el símbolo - (o la flecha hacia abajo).

5
COMPROBAR LOS PROGRESOS

El quinto paso: hacer visible la energía vital

En el quinto paso se vuelven visibles los resultados de los pasos anteriores,


al volcarlos en un gráfico que le brinda una visión clara y sencilla de su
relación actual con el dinero (la energía vital) así como también la tendencia
de su situación financiera y la transformación de su relación con el dinero.

LA CONFECCIÓN DE SU GRÁFICA

El quinto paso comprende la elaboración de un gráfico de sus ingresos y


sus gastos que tenga un tamaño suficiente para albergar los datos
correspondientes a un período de entre tres y cinco años. Este gráfico es fácil
de diseñar, fácil de mantener y fácil de interpretar. Toda la información
necesaria ya está en la tabla mensual. No hace falta un programa informático
¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho 'i 185
para llevar a cabo el quinto paso; ¡sólo hay que poner manos a la obra!
En una tienda de artículos para oficinas o en una
Comprobar lospapelería
progresos consiga
1 91 una hoja
grande de papel milimetrado (puede ser una hoja de 45 x 55 cm, o de 60 X 90
cm, que tenga 10 cuadrados por centímetro). Pero si no la encuentra, no se
preocupe: se puede hacer con cualquier hoja grande de papel y una regla
(véase la figura 5-1). El eje vertical izquierdo representa el dinero; en él han de
figurar tanto sus ingresos como los gastos. Marque los incrementos de dinero;
comience con 0 en la parte inferior y deje espacio sufi-
Comprobar los progresos 1 91

FIGURA 5-1 Tamaño y diseño sugeridos para la gráfica

o>
"O

ciente en la parte superior. Aunque le parezca extraordinario en estos


momentos, es probable que tenga que reservar suficiente espacio en la parte
superior por si se duplican sus ingresos. Más de un PIF nos ha enseñado
tímidamente una gráfica a la cual ha tenido que añadir otra hoja en la parte
superior para hacer constar un nivel de ingresos que jamás se le había ocurrido
pensar que podría conseguir. Calcule la escala de modo que la cifra más
elevada (ingresos o gastos) de este mes quede más o menos por la mitad. La
escala horizontal representa el incremento del tiempo mes a mes. En este eje le
tienen que caber de cinco a siete años para poder comprobar las tendencias a
largo plazo, y a lo mejor le basta para conseguir la independencia financiera.
Al final de cada mes, marque las cifras correspondientes al total de ingresos
y gastos de ese período. Le conviene usar colores diferentes, uno para los
ingresos y otro para los gastos. Una con una línea cada punto con el del mes
anterior. De este modo, le quedarán dos líneas de colores, una para los ingresos
y otra para los gastos.
Y eso es todo. Al hacer este paso, el primer mes, obtendrá una imagen
inmediata, y muy reveladora, acerca de sus hábitos con respecto al dinero.
Pero lo más interesante y lo más divertido es
marcar las cifras mes a mes, año tras año. La
Comprobar gráfica añade
los progresos 1 91 a las dos
dimensiones de la tabla mensual la dimensión dinámica del tiempo. Es como
transformar un álbum de fotografías en una película en movimiento: las tablas
mensuales son como instantáneas de momentos determinados de su viaje hacia
la independencia financiera; en cambio, la gráfica da vida al movimiento hacia
la meta, al progreso en el tiempo. El diagrama será como una película en mo-
vimiento en más de un sentido, porque le presenta en movimiento y además le
mantiene en movimiento, renovando su compromiso de seguir adelante.

EL CICLO INICIAL DE LA CONTENCIÓN Y EL


DESPILFARRO

Es posible que el primer mes que registre las cifras se enfrente a uno de los
puntos débiles de nuestra cultura: puede que tenga menos ingresos que gastos,
es decir, que haya gastado más de lo que ha ganado. (Después de todo, es lo
que suele ocurrir.) Comprobar esta realidad quizá le resulte extraño y
seguramente querrá cambiar, ahora mismo además. Acostumbrado a los
presupuestos, los regímenes y las promesas que todos nos hacemos el día de
Año Nuevo, jura sobre una pila de extractos de cuentas bancarias y tarjetas de
crédito que el mes siguiente será mejor.
Entonces se suele poner a dieta la cartera, con el celo característico de
aquellos que acaban de comenzar un régimen: escatiman, ahorran, se aprietan
el cinturón a sí mismos y a sus familias; sólo alubias, arroz y pasta. Todos los
días se concentran en esta línea, decididos a reducir los gastos a la mitad en un
solo mes. Muchos de ellos lo consiguen, por increíble que parezca. Al anotar la
cifra del segundo mes, observan con orgullo que se ha producido un descenso
importante.
Lo malo es que resulta imposible mantener semejante austeridad. El tercer
mes las cifras vuelven a subir, como si se vengaran, en compensación por las
privaciones del mes anterior.
Y ahora, ¿qué? Siguiendo la antigua forma de pensar, a lo mejor decide
aceptar la carga de volver a ceñirse a un presupuesto... o se da por vencido. No
se desaliente: existe un método mejor que, además, funciona.
A Diane Grosch, la programadora que conocimos en el capítulo 1 y que
odiaba su trabajo pero no encontraba otra salida, río le costó demasiado
hacerse una gráfica: lo suyo eran los números y los controles. Aunque
disponía de diversos trofeos que demostraban su éxito —desde un costoso
automóvil deportivo hasta recuerdos de viajes a países exóticos— su gráfica
no se diferenciaba demasiado de la de tantos otros que persiguen el sueño
americano: tenía más gastos que ingresos.
«Al verlo realmente quedé muy sorprendida. No tenía idea de que gastaba
más de lo que ganaba. Pero no había la menor duda: ese mes tenía unos
ingresos de 2 280 dólares (285000 pesetas) y unos gastos de 2 4 70 dólares
(308 750 pesetas).»
Lo tomó como un desafío. Si las probabilidades indicaban que no sería
capaz de gastar menos de lo que ganaba, quiso demostrar lo improbable.
Decidió probar distintas formas de reducir los gastos. En vez de salir a comer
con sus compañeros de trabajo, o incluso de encargar comida más barata,
decidió comer en el trabajo. Durante un mes no se compró ropa ni salió a
comer fuera; después de todo, cualquier cosa se puede soportar durante un
mes. Y así fue cómo, al mes siguiente, había conseguido gastar menos de lo
que ganaba, demostrando así que era capaz de hacerlo.
«¡Fantásticol Al mes siguiente presté menos atención,
Comprobar recuperé
los progresos 1 91 mi antiguo
hábito de gastar y perdí gran parte de lo que había conseguido el mes
anterior. Mi gráfica tenía un aspecto horrible.»
Entonces se dio cuenta de que en lugar de cambiar la gráfica tenía que
cambiar ella misma. Sin embargo, a lo largo de los años había gastado
montones de dinero en seminarios para cambiarlo todo, desde su autoestima
hasta su eficacia laboral, mas los cambios nunca habían sido duraderos. Pero
esta vez había algo diferente: la gráfica, que parecía cuestionar toda su forma
de vivir la vida. Al trazarle una imagen de sus hábitos de gastos, le
demostraba fehacientemente por qué no le alcanzaba el dinero hasta final de
mes. Decidió seguir los pasos y averiguar adonde conducían. Había luchado
contra las dificultades y había vencido en otras ocasiones, y estaba decidida a
volver a hacerlo. (Véase la figura 5-2.)

¿Cómo se produjo este cambio en los gastos? Diane explica que a medida
que iba siguiendo los pasos del programa y notando su efectividad, su
autoestima fue en aumento y, al ver que era capaz de lograrlo, su insatisfacción
se convirtió en el deseo de hacerlo lo mejor posible. Este entusiasmo
transformó su experiencia laboral, algo que la sorprendió tanto a ella como a
sus superiores.
190 Comprobar los progresos

de enero de 1986 a agosto de 1990


FIGURA 5-2
Gráfica de Diane con gastos

«En dos meses ya no tenía deudas y mis gastos se redujeron a 850 dólares
(106250 pesetas). Los gastos de alimentación pasaron de 186 dólares (23250
pesetas) al mes a 105 dólares (13125 pesetas), sin siquiera proponérmelo. Tal
vez se debiera en parte a que estaba más satisfecha con mi traba jo y, por lo
tanto, necesitaba premiarme menos. Las facturas de restaurante se redujeron
a 40 dólares (5000 pesetas) de los 120 dólares (15000 pesetas) anteriores,
por el mero hecho de salir a comer fuera sólo cuando realmente me apetecía.
Me fui a vivir a una casa donde pagaba menos alquiler, situada más cerca del
trabajo, de modo que mis gastos de gasolina se redujeron en un 60 %. Los
gastos médicos se redujeron tam- bién a la mitad, probablemente por el
mismo motivo por el que se redujeron los gastos en alimentación: como me
gustaba más el trabajo, ya no tenía necesidad de ponerme enferma. Nada de
todo esto me hizo sentir que me estaba privando de algo; no me esforzaba por
gastar menos. En realidad, ni siquiera era consciente de estar haciendo nada
en particular. Todo fue ocurriendo poco a poco. Al mismo tiempo, me gustaba
apuntar las cifras en la gráfica mes a mes y comprobar los cambios. ¡Qué
emocionante!»

La gráfica nos recuerda que la transformación de nuestra relación con el


dinero requiere tiempo y paciencia. La impaciencia, la negación y la codicia
en realidad forman parte de lo que se está cambiando. Hace falta tiempo para
reflexionar sobre nuestras vidas y ver si todavía queremos ir al sitio al cual
estamos yendo. Una
intuición es instantánea pero cualquier evolución requiere tiempo. A lo mejor
tarda sólo unos cuantos días en leer este libro, pero cambiar su relación con el
dinero le llevará más tiempo. Recuerde los que ganaron la lotería. Por más que
gane la lotería, esto no cambiaría su relación con el dinero y su vida no se
llenaría de pronto de más alegría y tranquilidad. Si presta atención a su reac-
ción frente a la gráfica en lugar de sentirse contrariado, podrá aclarar las
actitudes y las creencias que le han llevado al lugar donde se encuentra
actualmente.
Existen dos claves para que este proceso funcione en su caso:

1. Comenzar.
2. Seguir adelante.

Nos dicen a menudo que un largo camino empieza siempre por un primer
paso. Lo que no nos dicen es que uno llega a su destino después de cientos de
miles de pasos. Hay que seguir avanzando siempre, porque estos pasos son
importantes para que siga desarrollando la conciencia y reforzando su
integridad día a día. Al final, uno empieza a sentir
Comprobar los la magia 1del
progresos 91 proceso. Sin
siquiera intentarlo, verá que la línea de gastos empieza a bajar. ¿Cómo?

¿DE QUÉ MODO


SE AHORRA CON LAS TRES PREGUNTAS?

¿Recuerda las tres preguntas del cuarto paso? Ahora va a comprobar el


profundo efecto que tienen en su conciencia acerca del dinero y, por
consiguiente, en la gráfica.

La disminución automática de los gastos


La primera pregunta era: «¿He recibido satisfacciones,
Comprobar los progresos 1 recompensas
91 y
valores proporcionales a la energía vital que he gastado?» Si se formula esta
pregunta todos los meses con respecto a cada una de las categorías de gastos,
tendrá mayor conciencia de sus elecciones y de este modo conseguirá reducir
automáticamente el total de gastos mensuales, con lo cual sentirá el placer de
ver cómo desciende la línea de gastos de la gráfica. Corno hemos visto en el
capítulo 4, aprender a distinguir los gastos que nos producen satisfacción de
los que no activa nuestro mecanismo de supervivencia. En realidad, se está
reprogramando. Cada uno de sus signos - constituye un ultraje a su instinto de
supervivencia, ese movimiento automático hacia el placer para alejarse del
dolor. Este poderoso mecanismo se convierte en su aliado cuando adquiere
conciencia de que algunos gastos que consideraba una fuente de placer, o que
realizaba por pura costumbre, en realidad no le resultan agradables en
absoluto.
¿Se acuerda de los caprichos? En seguida sabrá cuáles son los suyos. Esos
instantes de cegadora conciencia, cuando de pronto se da cuenta de que está a
punto de gastar su energía vital para comprar otro capricho más, le ayudarán a
reducir gastos. Vamos a ver cómo funciona.
En el pasado, cuando intentaba cambiar de hábitos e incrementar así su
experiencia de la satisfacción, no tenía una imagen global exacta de su patrón
de gastos. En lugar de reconocer que la adquisición de caprichos era una fuente
de insatisfacción, seguía pensando que era algo que tenía que continuar. A
veces, tal vez haya intentado renunciar a alguno como castigo por ser tan dis-
pendioso... para encontrarse otra vez delante de ellos en cualquier tienda
pensando: «Uno más, sólo uno más.» Pero ahora ya lo tiene claro y observa el
laberinto del dinero desde más arriba. Ya ha visto la luz: «En realidad, este
gasto de energía vital no me produce satisfacción.» Se sentirá como cuando
uno despierta de un sueño y se da cuenta, con alivio, de que no era real. De
hecho, esto es justamente lo que ocurre.
Este tipo de reprogramación tiene una fuerza increíble y empezará a actuar
la próxima vez que esté a punto de comprar algo automáticamente. En cuanto
estire la mano para coger otro capricho, se encenderá de pronto una luz roja en
su cerebro: «¡Alto! ¿De verdad necesito otro? ¡No! Irá a parar al cajón junto a
todos los demás. Cada uno de ellos me cuesta cinco horas de energía vital, y ni
siquiera los uso.» Mientras se va alejando de su adicción a los caprichos
exclama: «¡No!» (Al cabo de un tiempo, aprende a no perder la calma.) Toda
la diferencia radica en ese instante de conciencia. Ahora que la relación entre
gastar dinero y obtener satisfacción se coloca en el lugar que le corresponde,
un capricho ya no significa satisfacción automática, sino todo lo contrario.
Ahora puede ser coherente consigo mismo, sin violentarse ni tratar de
comprar felicidad ni satisfacción. Al contrario, ahora obtiene satisfacción
utilizando su energía vital de otra manera; está valorando esa energía vital y,
por consiguiente, se está valorando a sí mismo. Desde esta perspectiva,
cambiar de dirección resulta sencillo. Comprobar los progresos 1 91

Ivy Underwood había tenido una infancia pobre como hija de padres
mexicano-estadounidenses. Nunca tenían suficiente dinero, pero en lugar de
reconocerlo y hablar de lo malo de la situación, le decían trivialidades.
«Somos afortunados», decía su padre, que era católico, «porque sólo los po-
bres entrarán en el Reino de los Cielos». De este modo, se mezclaban la re-
ligión con la pobreza y la frustración de contar hasta la última moneda,
dejando a Ivy confusa y resentida. Decidió que cuando creciera tendría su-
ficiente dinero para no tener que preocuparse jamás del saldo de su cuenta
corriente y para comprarse todo lo que quisiera.
Ivy identificó sin esfuerzo su debilidad: la ropa. Al hacer el inventario, en
el primer paso, recorrió rápidamente toda la casa, satisfecha ante su
sencillez, hasta que llegó a su armario. ¿De dónde había salido tanta ropa?
Evidentemente, procedía de distintas tiendas, y la mayoría de ellas era cara.
Pero, ¿por qué? Su determinación de no volver a ser pobre nunca más se
había convertido en la necesidad de ir siempre vestida a la perfección. Medía
la distancia que la separaba de la pobreza por la cantidad de cumplidos que
recibía cada día por su atuendo.
Por supuesto que para su carrera profesional era importante ir bien
vestida, pero para Ivy esto significaba varios conjuntos nuevos cada mes.
Incluso se sentía poco elegante si se ponía la blusa del mes anterior con el
traje nuevo del mes actual.
Al hacer la tabla mensual en seguida se dio cuenta de que la satisfacción
que sentía no era proporcional a las horas de energía vital dedicadas a ser
clienta de varios grandes almacenes. Sin luchas, negaciones ni privaciones,
dejó de comprar ropa que no necesitaba. Quedó muy sorprendida al observar
que la cantidad de cumplidos diarios no disminuía en absoluto.
Todo fue bien durante muchos meses hasta que un día, deprimida por algo,
se encontró otra vez en la sección de ropa, buscando unos pantalones cortos.
De pronto se dio cuenta. «¿Qué hago yo aquí, si ni siquiera me hacen falta
unos pantalones cortos?» Salió de la tienda con las manos vacías y la
sensación de que su propio poder y su integridad habían salido fortalecidos.

Gordon Mitchell, el activista negro convertido en asesor financiero que


hemos conocido en el capítulo 1, comprobó que sus categorías de gastos
inconscientes eran mucho más devastadoras que los
Comprobar la afición de1Ivy
progresos 91 por la ropa.
Habría que llamarlas mega-caprichos, o sencillamente grandes debilidades.
Para él, el curso de IFfue más parecido a una operación de cataratas que a
conseguir un par de gafas nuevas.
Al interrogarse a sí mismo acerca de la satisfacción y la coherencia, se dio
cuenta de lo aburrido y cansado que estaba desde hacía ocho años. También
vio con toda claridad cómo había llegado a esa situación. En primer lugar,
había supuesto que como asesor financiero necesitaría un despacho caro,
pero cuando comprobó la cantidad de energía vital que le estaba costando
(2600 dólares, 325000 pesetas, al mes), se preguntó si realmente le
compensaba. De hecho, resultó que no, puesto que la mayor parte de las
operaciones se concretaba por teléfono, por correo o en casa del cliente.
Nadie le visitaba nunca en su despacho. De modo que lo trasladó a su casa,
con lo cual el coste mensual se redujo a 500 dólares (62 500 pesetas).
El segundo punto débil para Gordon eran sus hijos, que vivían con su
madre pero de cuyo sustento se ocupaba él, sin ningún problema. Pero el
problema era que les daba más dinero cada vez que se lo pedían, porque se
sentía culpable por no estar con ellos. Tiene nueve hijos, lo cual acrecentaba
el problema. Por más que les diera, siempre querían más. Este proceso de
honesta evaluación le ayudó a darse cuenta de que sus hijos se habían vuelto
adictos y que él era el responsable. Decidió cambiar y, por más que ellos se
hayan distanciado en cierta forma, Gordon está contento de no seguir pa-
gando con dinero la culpa de ser un padre ausente. Incluidos algunos pe-
queños ajustes más, después de formularse las tres preguntas Gordon ha re-
ducido sus gastos en un 50 %, y además se siente mucho más satisfecho.

Si bien no hay muchos casos como el de Gordon, después de ver las


gráficas de centenares de PIF podemos afirmar que aquellos que superan el
período crítico de tres meses reducen sus ingresos un 20 %, aproximadamente,
casi sin darse cuenta: sin sentir que se privan de nada, sin esforzarse por
mantener un presupuesto; simplemente, se trata de un descenso natural.
Cuando uno se da cuenta de que no obtiene una satisfacción proporcional a la
cantidad de energía vital que ha dedicado a una subcategoría de gastos
cualquiera, automáticamente genera un cambio autoprotector en su forma de
gastar. Con el tiempo, acaba sintiéndose mejor cuando no gasta; no comprar
un capricho se convierte en una fuente de satisfacción porque uno ha decidido
que no le satisfacen.
La coherencia y la integración personal
Todavía podemos esperar mejores resultados del trabajo con la gráfica.
Fíjese cómo desciende la línea de gastos a medida que se formula, todos los
meses, la segunda pregunta: «Este gasto de energía vital, ¿concuerda con mis
valores y el propósito que tengo en la vida?»
Esto constituye un sistema de retroalimentación para la integridad. La
manifestación de los valores y el propósito en la vida es un reflejo de su
máxima aspiración, lo que cada uno desea realmente para sí mismo. Uno
quiere actuar en la vida cotidiana de forma coherente con sus valores y su
propósito. Sin embargo, por desgracia a veces no presta atención a lo que está
haciendo y se comporta de una forma que no sólo no coincide con su punto de
vista y sus intenciones, sino que en ocasiones incluso resulta totalmente
contradictoria... y además sin darse cuenta siquiera. Lo peor es que, en
ocasiones, cuando surge un conflicto entre los caprichos y esa máxima
aspiración, se resuelve acallando la voz de la conciencia. La información sobre
la manera en que gasta su energía vital le proporciona una medida tangible y
real de esa integridad, y le brinda un apoyo inmejorable para hacer coincidir su
vida material con sus ideales y sus metas. Cuandolos
Comprobar hay coherencia
progresos 1 91 entre gastos
y objetivos, se experimenta una sensación de plenitud e integridad; uno se
siente bien consigo mismo. Cuando esta coherencia no existe, es decir, cuando
la respuesta a la pregunta «Este gasto, ¿coincide con mis valores y mi
propósito?» es un ¡no! rotundo, es probable que uno se sienta desilusionado o
insatisfecho de sí mismo.
El proceso sutil aunque eficaz del refuerzo (si gasto en x, me siento bien; si
gasto en z, me siento mal) resulta de gran utilidad porque ayuda a romper con
patrones de gastos automáticos. El mero reconocimiento de la falta de
coherencia en una categoría determinada sirve para reorganizar su reacción a
los estímulos correspondientes a esa categoría. Automáticamente uno empieza
a gastar menos en objetos que no concuerdan con sus valores y su propósito en
la vida, y se siente mejor consigo mismo, sabiendo que cada vez más pone el
dinero donde está su propósito, integrando así la vida material con su
conciencia interior. Esta integración es el núcleo de la integridad financiera.
Aparentemente, Diane Grosch no tenía ningún propósito en la vida.
Quería pasarla lo mejor posible, y buscaba el placer y huía del dolor todo lo
que podía. Pensando en su infancia recordaba que, cuando su familia salía de
excursión al campo, lo único que la hacía feliz era pasear por el bosque.
En el momento en que comenzó el programa de IF, era la única de sus
hermanos que había salido adelante. Uno era un recluso que vivía de la ayuda
del Estado, otro se había suicidado y el tercero vivía en la calle. Con un
empleo bien remunerado, un coche deportivo y una casa bonita, ella parecía
una triunfadora... ante sus ojos y los de su familia.
La cuestión de hacer coincidir sus gastos con sus valores hizo temblar su
complacencia. Como siempre se había comparado con los demás, Diane co-
menzó a analizar disimuladamente a sus amigos y compañeros de trabajo
para averiguar si tenían alguna meta superior. Una de sus compañeras de
despacho era una de esas personas que pretendían salvar el mundo. El hecho
de que no estimara su patrimonio neto en función de sus bienes materiales
intrigó a Diane, que empezó a cultivar su amistad. Al poco tiempo, ambas
asistían a las reuniones de un grupo pacifista y todas las personas que Diane
conoció allí estaban buscando una manera de vivir más acorde con sus
valores y de hacer algo por el mundo que expresara su propósito.
Estas reuniones se convirtieron en su principal diversión. En lugar de
asistir a cursos caros y de salir a ver los últimos estrenos cinematográficos,
empezó a asistir a charlas y a participar en maratones telefónicas. Averiguó
que había un parque enorme cerca de su casa y los fines de semana se pasaba
horas paseando entre los árboles. Cuando llegaba el momento de hacer la
gráfica, la línea de gastos seguía bajando cada vez más. De un desembolso
mensual de más de 3000 dólares (375000 pesetas), pasó a gastar entre 600 y
800 dólares (de 75000 a 100000 pesetas). Buscarle una finalidad a su vida
resultó ser un elemento clave en el cambio que estaba experimentando.

¿Y ESOS MESES ESPECIALES?

Es evidente que habrá meses especiales en los cuales la línea de gastos dé


un salto alarmante hacia arriba; por ejemplo, cuando vence el seguro, cuando
hay que hacer un arreglo imprevisto, cuando tiene que hacer la declaración de
la renta. ¿Qué se hace en estos casos?
Por una parte, a lo mejor decide que todos los meses son especiales. Así,
uno aprende a salvar estos obstáculos y a pagarlos en electivo, en vez de
ocultarlos en la tarjeta de crédito. Un mes son los impuestos, otro es el seguro,
otro es el médico. Con el tiempo, estos gastos especiales se equilibran.
Otra estrategia consiste en prorratear los gastos
Comprobar losanuales en1los
progresos 91 doce meses.
Por ejemplo, si el seguro del coche le cuesta 500 dólares (62 500 pesetas) al
año, podría (aparte de cuestionarse si el coche lo vale) dividirlo por doce y
tomarlo como un gasto mensual. Lo mismo se puede hacer con el seguro
médico, el pago de la renta, el impuesto sobre bienes inmuebles y todo lo
demás.
No hay una sola manera de llevar la contabilidad. Cada uno tiene que elegir
el método que le proporcione la información que necesita de modo que,
mirando la gráfica, pueda saber dónde se encuentra y hacia dónde se dirige.

SUS FINANZAS AL DESNUDO

Hay otra manera para hacer que la gráfica funcione bien y es ponerla en
algún lugar donde la vea todos los días. Con el fin de sacarle el máximo
provecho, tiene que ser visible para darle ánimos a menudo, de forma que
quiera seguir adelante. Pero, ¿dónde la ponemos?
Algunas personas la cuelgan en el armario, en la parte interior. De este
modo, sus asuntos financieros siguen siendo privados y, no obstante, los tienen
a la vista todos los días mientras se visten para salir a trabajar, recordándoles
que tienen que ser conscientes de la forma en que manejan el dinero. Para
quienes optan por la independencia financiera, refuerza la conciencia de que
trabajar ya no es pensar sólo en ganar dinero, sino en acercarse cada vez más a
la meta de librarse de los temores financieros y los fracasos fiscales. Es un
estimulante, igual que una taza de café o un abrazo.

Ivy Underwood, que no quería ser pobre nunca, conoció a su Príncipe


Azul. Entonces, igual que en los cuentos de hadas, se casó, tuvo dos hijos, una
casa de ensueño a la medida, con tres plantas, dos patios y amueblada por un
decorador de interiores, y ya no tuvo que volver a preocuparse del saldo de su
cuenta corriente. Pero entonces volvió a la realidad. Las fantasías sobre las
cuales había edificado toda su vida no tenían la fuerza suficiente para
mantener su matrimonio ni su salud mental. En 1983 dijo adiós al marido, la
casa, los muebles y el empleo estresante que tenía, cargó unos cuantos bienes
escogidos en una furgoneta y se dirigió hacia el oeste con sus hijos.
Siete años después, haciendo el curso de IF, encontró el camino hacia una
mayor libertad. Ella y su amiga Margaret Parsons invitaron a un grupo de
veinte amigos a hacer el curso a fin de apoyarse mutuamente para seguir el
programa. Se reunían todos los meses, compartían impresiones, éxitos y
obstáculos... y los detalles íntimos de su vida financiera.
Cuando Ivy elaboró la gráfica, se planteó la cuestión de enseñársela al
grupo y entonces reaparecieron algunos de sus viejos temores. Lo primero
que pensó fue: «Mis padres creerán que me he vuelto loca. ¿Cómo voy a en-
señarles a otros lo que gano y lo que gasto? Es... es... una cuestión de mal
gusto. Es... es...» ¿Por qué le costaba tanto?¿Por qué le daba miedo mostrar
sus finanzas? Entonces se dio cuenta de que el motivo era que los demás
podrían juzgarla y decidir si era una persona que valía la pena. Podrían
resumirla en unas cuantas cifras y dejarla de lado si no daba la talla. Con la
misma decisión que la ayudó a salir de su matrimonio, presentó la gráfica al
grupo: sus temores se esfumaron y experimentó un gran alivio interior con
respecto al dinero. Gastaba sencillamente lo que gastaba y ganaba lo que
ganaba. Ahora podía comentarlo con los demás con la misma facilidad con
que hablaba del color del sillón de la sala. Así de simple.
Con el tiempo puede que varíen susComprobar
sentimientos con respecto
los progresos 1 91 a la gráfica
como consecuencia del cambio producido en su relación con el dinero. La
gráfica representa así si vive de acuerdo con sus valores y refleja la atención
que presta a cada decisión relacionada con su mundo material. Se convierte en
una fuente de orgullo, pero no de arrogancia, sino de esa profunda satisfacción
característica de la integridad. Cuando esto ocurre, muchas personas se sienten
tan contentas de sus progresos que sacan la gráfica del armario y la cuelgan en
la pared.
Éste es el momento de detenerse a reflexionar acerca de sus propios
sentimientos con respecto a su relación actual con el dinero. ¿Se atrevería a
colgar esta representación gráfica de su situación financiera en medio de la
sala, en un sitio donde pudieran verla todas las personas que fueran a su casa?
¿Cómo se sentiría: cómodo o incómodo? El grado de comodidad está
relacionado con el grado de malestar económico. No se preocupe, porque la
desazón desaparece a medida que uno sigue los pasos del programa.

LA INDEPENDENCIA FINANCIERA
COMO CONSECUENCIA DE SEGUIR LOS PASOS

Las personas que ponen en práctica los pasos del programa comentan que
el proceso de transformación de su relación con el dinero resulta complejo y a
la vez fascinante. Apuntarlo todo con detalle se convierte en un ritual
agradable cada vez que llegan a la caja y tienen que pagar, aparte de despertar
la curiosidad de los demás, que quieren averiguar lo que está haciendo. El
momento de rellenar la tabla mensual es fantástico. Las tres preguntas que se
formula le brindan la oportunidad de hacer un rápido contraste con sus valores
y su propósito en la vida. El momento de apuntar en la gráfica los ingresos y
los gastos le sirve para reflexionar sobre si realmente es consciente con
respecto al dinero. Al cabo de unos cuantos meses o un año de seguir el
programa, comenzará a notar consecuencias muy satisfactorias: a medida que,
mes tras mes, gana más de lo que gasta, con el tiempo queda libre de deudas y
empieza a ahorrar.
¿Le parece imposible, teniendo en cuenta su situación financiera
particular? Uno no avanza en función de las condiciones de su vida, sino según
lo que haga con ellas. Entre los seguidores del programa, algunos debían
mucho dinero y estaban en el paro, o no tenían estudios superiores, o tenían un
curriculum vitae muy incompleto, o una familia que mantener, o vivían en
zonas deprimidas del país. No marchaban viento en popa, sino que se limitaban
a aprovechar hábilmente las condiciones que encontraban y a dejarse llevar.
En el sentido más estricto, la independencia financiera, tal como la hemos
definido, implica tener unos ingresos suficientes para satisfacer las
necesidades y las comodidades más elementales que no procedan del empleo
remunerado sino de alguna otra fuente. Pero ahora vamos a ver que hay otros
aspectos de la IF, como saldar las deudas y ahorrar.
La independencia financiera es no tener más deudas
Para muchos, quedar libre de deudas constituye un acontecimiento
importante, uno de los principales logros de la independencia financiera. A
menudo no se dan cuenta de la carga que representa una deuda hasta que
desaparece.
Analicemos su caso. ¿Tiene deudas? ¿Sabe cuánto debe y a quién? ¿Sabe
cuánto le cuesta estar endeudado? ¿O se limita a pagar la hipoteca, el/los
coche/s y las tarjetas de crédito hasta que la muerte los separe?
No hace mucho, un defensor de los sin hogar sostenía que la diferencia
entre éstos y la mayoría de los estadounidenses eran dos meses de sueldo. Nos
pareció exagerado, casi increíble; sin Comprobar
embargo, después de hablar
los progresos 1 91 con otros
profesionales que conocen en profundidad el funcionamiento de la deuda del
consumidor, algunos nos han dicho que dos meses de sueldo era un cálculo
bastante conservador. Un solo sueldo o una enfermedad grave bastarían para
que muchos pasaran al otro lado.
Actualmente, los jóvenes estadounidenses gastan una media de 1,20
dólares (150 pesetas) por cada dólar (125 pesetas) que ganan. ¿Es éste su caso,
o lo ha sido?
Una joven que participaba en un grupo de apoyo para deudores
compulsivos comentaba que antes de cumplir los treinta años había acumulado
una deuda de 30000 dólares (3 750000 pesetas). Hizo una carrera rápida y sus
ingresos llamaron la atención de los tiburones de las tarjetas de crédito.
Cuando American Express le envió la Tarjeta Oro, imaginó que había
alcanzado la cima: si ellos pensaban que valía tanto, seguramente lo valía. Con
la cabeza erguida y la espalda recta marchó a la mejor tienda de muebles de la
ciudad y compró todo lo que quiso... sin darse cuenta de que sus compras
generarían intereses.
He aquí algunos datos de la cruda realidad para que los digiera. Por la
deuda de la tarjeta de crédito está pagando entre un 16 % y más del 20 % de
interés, algo así como trabajar cinco días a la semana y que le paguen por
cuatro. Si la empresa anunciara que van a bajar los sueldos en esta proporción,
todos los trabajadores se pondrían en pie de guerra. Las personas que
consideran que las deudas son eternas y se limitan a pagar lo menos posible en
realidad están optando por este sueldo inferior. No se dan cuenta de que
comprando un nuevo aparato estéreo a crédito para festejar una subida de
sueldo, pierden la ganancia... y algo más. Un coche comprado a crédito al final
cuesta dos veces y media más que el precio de venta original. Una vivienda
con una hipoteca a treinta años al 10 % en el momento de saldar la hipoteca
podría llegar a costar tres veces el precio de venta.
Según Deudores Anónimos, nos endeudamos para no hacer frente a
nuestros sentimientos, sobre todo a los de privación. Como cualquier otra
adicción, la deuda nos permite negar el dolor, la pena, la pérdida, la ira, la
soledad y la desesperación. Su tendencia al uso de la tarjeta de crédito, ¿es
simplemente un hábito o es una adicción?
The People's Almanac menciona una encuesta según la cual se gasta el 23
% más al comprar con tarjeta de crédito que al comprar en efectivo. Las
deudas se han convertido en algo tan habitual que apenas nos damos cuenta de
que nos hacen depender de un empleo, que por ellas trabajamos sin parar para
pagar unos placeres que hemos disfrutado hace tiempo y unos lujos que apenas
tenemos tiempo de aprovechar.
Después de admitir su adicción a las tarjetas de crédito, una amiga nuestra
decidió tomar medidas drásticas: como no se veía capaz de limitarse a
guardarlas, se sentó y las cortó por la mitad, una por una; con los trozos llenó
una bolsa de plástico bastante grande. Es posible que no sea la única. Puede
que, en la década de los noventa, seamos testigos de una revolución de las
tarjetas de crédito y veamos a personas de clase media, dóciles hasta ese mo-
mento, levantarse y quemar sus tarjetas de crédito delante de los centros
comerciales, así como en los años sesenta veíamos a los estudiantes
universitarios de pelo largo que quemaban las cartas de convocatoria para
hacer el servicio militar. «Pues no, no vamos», gritarán cuando les ofrezcan
paquetes de vacaciones en Tahití. No se ría. Podría ocurrir... cuando
despertemos y nos demos cuenta del lado oscuro de pagar con plástico.
Sally Morris solía decir que su vida eran «bombas
Comprobar de día
los progresos 1 91y paz por la
noche». Para ganarse la vida, trabajaba como diseñadora gráfica para una
empresa de alta tecnología que tenía importantes contratos con el Ministerio
de Defensa, y porque le gustaba trabajaba en una variedad de proyectos de
voluntariado patrocinados por la iglesia. Como debía 17000 dólares
(2125000 pesetas), aparentemente no tenía alternativa. Y como ya se había
repetido una y otra vez que no le quedaba otra alternativa, su conciencia
había dejado de molestarla.
El programa de IF le proporcionó un espejo implacable... pero la liberó.
Pegó encima de la gráfica una nota que ponía: «Estoy en vías de saldar mis
deudas.» Debajo pegó unos cuantos trozos de velero con cifras y se dedicó a
controlar la cifra que debía exactamente. «Era como fundir una vela o
adelgazar cincuenta kilos», nos dijo. Sin incrementos de sueldo y sin sentirse
desposeída, en dos años quedó libre de deudas.
Cuando se centró en lo que realmente le daba satisfacción en la vida,
descubrió que con lo que más disfrutaba eran unos viajes cortos de trabajo en
los que había participado, colaborando en tareas de construcción en lugares
como Costa Rica y Kenia. Al regresar de su primer viaje a Kenia quedó muy
deprimida: aunque había contribuido a levantar una parte de un hospital
rural en una aldea perdida en las montañas se preguntaba: «Y ahora, ¿qué?»
Ella seguía siendo rica mientras ellos eran pobres. De modo que comenzó a
recoger medicamentos que si no se habrían tirado para enviarlos a Kenia con
los turistas que iban de safari.
Cuando logró saldar su deuda, Sally sabía exactamente cuál sería el paso
siguiente. Había averiguado que en Kenia moría mucha gente por falta de
tratamiento de los abscesos dentarios. Renunció al trabajo, alquiló la casa de
campo y el coche, y se fue a Kenia por un año para ayudar a crear una clínica
dental. Como no tenía deudas, el alquiler de la casa y el coche le proporcionó
el dinero que necesitaba para vivir en Kenia, en el campo. Había alcanzado la
liberación financiera. Al no tener deudas, tenía la posibilidad de elegir... y
eligió hacer lo que le pedía el corazón.

En consecuencia, saldar las deudas es una forma de independencia


financiera. Al desaparecer la deuda, uno recupera la libertad de elegir. Sea
cual fuere el clima económico, ser capaz de afirmar que uno no le debe nada a
nadie constituye una declaración de salud mental, dignidad y libertad.
Cuando uno no tiene deudas, puede elegir. Puede elegir, como Sally,
seguir los dictados de su corazón hacia tierras lejanas, o cualquier otra cosa. O
a lo mejor prefiere disfrutar del proceso de transformación de su relación con
el dinero desde el mismo lugar donde se encuentra. A medida que sigue
gastando menos de lo que gana (disfrutando de la vida al máximo) en la
gráfica la línea de los ingresos se va distanciando cada vez más de la de los
gastos. Esta diferencia tiene un nombre que es poco habitual en los últi-
Comprobar los progresos 1 91

FIGURA 5-3 Gráfica con gastos, ingresos y ahorros

mos años: se llama ahorros (véase la figura 5-3) y constituye otra forma de
independencia financiera.

La independencia financiera es tener dinero en el banco


¿A cuánto ascienden sus ahorros en este momento? ¿Cómo sería su vida si
dispusiera de dinero para cubrir sus gastos durante un año, en algún tipo de
ahorros de los que pudiera disponer fácilmente?
Ya hemos indicado que las tarjetas de crédito incrementan sus gastos más
de un 20%; por lo tanto, si las eliminamos, los gastos se reducirán en la misma
proporción. Lo más interesante es que las personas que hacen el programa de
apoyo para deudores compulsivos también comprueban que gastan alrededor
de un 20 % menos. No olvide, además, el consejo de la famosa asesora
financiera Jane Bryant Quinn que, partidaria del pagúese a usted primero (es
decir, ahorre antes de pagar las cuentas y llenarse la cartera), observó que
hasta que ella misma no logró ahorrar un 20 % no sintió que estuviera
reduciendo gastos. Casi un 20 % del dinero se le escurría entre los dedos sin
proporcionarle ningún placer apre- ciable.
La capacidad de ahorrar está al alcance de cualquiera. Verá cómo ahorra si
sigue los pasos.
¿Qué significa todo esto en su caso?
Cuando uno dispone de ahorros, el paro deja de ser una tragedia. Si uno
deja de cobrar un sueldo pero cuenta con algunos ahorros, no tiene que
desprenderse de sus bienes. Además, tal vez encuentre la ocasión de analizar
opciones que hasta ese momento no había considerado porque estaba
demasiado ocupado. Por ejemplo, podría meter la familia en una roulotte y
recorrer todo el país. O echarse una mochila a la espalda y dar la vuelta al
mundo. O leer. O realizar en su casa todos los proyectos que tiene planeados.
O aprender un oficio distinto. O explorar su creatividad, pintando cuadros o
componiendo música por puro placer. O dedicar un año entero a buscar un
empleo que le venga como anillo al dedo. O hacer una licenciatura o un
doctorado que le permitan acceder a un nivel superior dentro de su ámbito
laboral. O trabajar como voluntario a tiempo completo por una causa que le
interese, y quizá conseguir un empleo remunerado. O recuperar los lazos
familiares.
Pruebe a hacerse la siguiente pregunta: ¿Qué haría con su tiempo si pudiera
estar un año sin cobrar un sueldo? Si su mente ha quedado en blanco, no se
sorprenda; es posible que la total identificación
Comprobarconlos su trabajo1haya
progresos 91 suprimido
transitoriamente sus sueños y sus deseos. Pero no olvide la pregunta y
descubra las posibilidades de lo que elegiría hacer si tuviera suficientes
ahorros para no necesitar un empleo remunerado durante un año.
¿Qué le parece la idea de contar con ahorros? ¿Está a favor o en contra ?
Tener ahorros, compromete la imagen que tiene de sí mismo ¿Representa el
final de su juventud o una capitulación delante de sus padres? ¿Es usted un
manirroto que opina que la expresión ingresos disponibles significa que tiene
derecho a gastar todo lo que tiene en su bolsillo? Los ahorros, parecen un
sueño imposible, teniendo en cuenta su actual situación financiera? ¿Cuáles
son sus convicciones religiosas o políticas con respecto al ahorro? ¿Debería
entregar todo el dinero que le sobra a la iglesia, a los pobres o hacer donativos
para alguna causa? La cuestión en este caso no reside necesariamente en
cambiar sus hábitos de ahorro, sino en analizar su actitud al respecto a fin de
ser capaz de manejar con facilidad e integridad el incremento de los ahorros
que se produce cuando uno sigue estos pasos.
Los ahorros, por consiguiente, son una forma de independencia financiera
que le proporciona más coraje en su trabajo y una nueva energía para analizar
los aspectos de su vida que tiene descuidados; le permiten sobrevivir durante
las malas épocas cuando trabaja como autónomo o en alguna actividad
estacional; borran el temor inconsciente a quedarse en la calle y evitan las
decisiones precipitadas a causa de la desesperación.
Ahorrar es como construir una represa en un río. El agua contenida posee
cada vez más energía potencial. Si almacena energía vital (dinero) en una
cuenta bancaria, estará en condiciones de impulsar cualquier proyecto, desde
pintar la casa hasta dar una nueva orientación a su vida.

¿Y TODO ESTO SÓLO POR UN GRÁFICO?

La gráfica no tiene nada de mágico. Puede anotar las cifras a principios de


mes y olvidarse de ella el resto del tiempo, y no pasa nada. Pero si la observa,
presta atención a lo que indica y le hace caso, notará cambios con el correr del
tiempo. Forma parte de la inteligencia financiera la permanente conciencia de
sus patrones de ingresos, gastos y ahorros en el tiempo.

♦ Le recuerda constantemente su voluntad de cambiar su relación con el


dinero. Contrarresta el síndrome de ojos que no ven, corazón que no
siente. Le impide perder de vista su intención de cambiar sus hábitos
inconscientes de gastos.
♦ Es una forma de retroalimentación que le presenta, de forma clara y
gráfica, su posición actual y sus avances hacia la meta. Ya no tiene que
destripar la hucha ni consultar la tabla para saber cómo va todo. Las dos
líneas del gráfico o suben o bajan.
♦ Puede servir como inspiración, porque la satisfacción que experimenta
al avanzar le sirve de incentivo para seguir adelante. Si le parece que no
pasa nada, la gráfica le recordará que no es así.
♦ Puede ser una motivación, un estímulo para la constancia cuando cunde
el desaliento y las energías flaquean. Ante la tentación, la idea de
enfrentarse a la gráfica a final de mes tal vez le sirva para tomar una
decisión más sana.
♦ Coloca su integridad en un sitio bien visible. Es difícil (o por lo menos
más difícil) que se mienta a sí mismo con respecto a sus progresos
delante de la gráfica.
♦ Constantemente le sugiere que aproveche
Comprobarsu
losenergía vital.
progresos 1 91 Sus ingresos
representan muchas horas de preciosa vida en esta tierra maravillosa y
sus gastos representan las formas que ha elegido para usar esas horas tan
valiosas. La gráfica le recuerda que tiene que administrar este tiempo lo
mejor posible.
♦ Por último, le ayuda a conseguir un apoyo permanente. Al ponerla en la
pared, al alcance de la vista de los demás, atrae su interés y les hace
partícipes. Sirve de mucho tener amigos y familiares dando ánimos
desde la barrera.

LO QUE HACE FALTA

♦ Papel milimetrado: una hoja de papel milimetrado de 45 X 55 cm o de


60 X 90 cm, aproximadamente, con 10 cuadrados por centímetro.
♦ Bolígrafos, uno negro y otros dos de distintos colores.

RESUMEN DEL QUINTO PASO

Confeccionar y mantener al día una gráfica donde figuren el total de


ingresos mensuales y el total de gastos mensuales.
6
EL SUEÑO AMERICANO...
CON POCOS RECURSOS

Resulta triste y, al mismo tiempo, revelador el hecho de que no haya una


palabra para designar la vida en el punto más alto de la curva de la
satisfacción, teniendo siempre lo suficiente pero sin estar abrumado por el
exceso. Esta palabra tendría que evocar la cuidadosa administración de los
recursos tangibles (tiempo, dinero, bienes materiales) junto con el feliz
desarrollo de los recursos espirituales (creatividad, inteligencia, amor). Por
desgracia, 110 hay palabras para explicar esa mezcla de riqueza y frugalidad
que se produce después de seguir los pasos del programa. Lo malo es que, en la
segunda mitad del siglo veinte, la palabra frugalidad ha adquirido muy mala
fama.
¿Por qué la frugalidad ha dejado de ser bien considerada? Después de todo,
es un ideal permanente y uno de los pilares de la sociedad. Tanto Sócrates
como Platón alababan «el justo término medio». Tanto en el Antiguo
Testamento («No me des ni pobreza ni riqueza, sino sólo lo suficiente») como
en el Nuevo (donde Jesús enseña que «no se puede servir a Dios y al Dinero»),
se ensalza el valor de la sencillez material para enriquecer la vida espiritual. En
la historia de Estados Unidos ha habido numerosos individuos (Benjamín
Franklin, Henry David Thoreau, Ralph Wal- do Emerson, Robert Frost) y
también grupos (amish, cuáqueros, mennonitas) que han impulsado la virtud
de la frugalidad, tanto por respeto a la tierra como por el ansia de ganar el
cielo. Y para construir esta nación ha hecho falta la frugalidad de la mayoría de
los ciudadanos. De hecho, la riqueza que disfrutamos en la actúa- lidad es el
resultado de siglos de frugalidad. Como ya hemos dicho, la cultura del
consumismo, del cuanto más, mejor, se acaba de imponer. Tenemos una base
de frugalidad y ya es hora de que nos acostumbremos a la palabra, y a ponerla
en práctica.
Vamos a explorar esta palabra, frugalidad, para ver si podemos
recuperarla como la clave para la satisfacción en la década de los noventa.

LOS PLACERES DE LA FRUGALIDAD

Según el Diccionario de la Real Academia Española, frugalidad quiere


decir «templanza, parquedad en la comida y la bebida». No está mal; es una
palabra práctica y bastante sosa, sin la elegancia ni la gracia de la suficiencia
que experimentan los PIF. Pero si seguimos indagando, vemos que frugal
tiene la misma raíz latina que frug (que significa «virtud»), frux («fruto» o
«valor») y frui («gozar, disfrutar de lo que uno posee»). Esto ya es otra cosa.
Frugalidad es gozar de la virtud de aprovechar el valor de cada minuto de su
energía vital y de todo lo que uno posee.
Muy interesante. Más que interesante; en realidad, es todo un cambio.
Frugalidad quiere decir disfrutar de lo que uno tiene. Si una mujer tiene diez
vestidos y El
sigue pensando
sueño quecon
americano... nopocos
tienerecursos
nada que204ponerse, es probable que sea
una manirrota. En cambio, si tiene diez vestidos y ha disfrutado poniéndoselos
durante años, es frugal. Lo malo no es la cantidad de objetos que se posean
sino el hecho de no disfrutar de ellos. Una persona no es frugal porque es-
catima el dinero, sino por el grado de satisfacción que obtiene del mundo
material.
¿Obtener placer del mundo material? Pero, ¿eso no es hedonismo? Aunque
ambos se refieren a disfrutar de lo que uno tiene, la frugalidad y el hedonismo
son actitudes opuestas frente a lo material. El hedonismo se manifiesta en el
placer de los sentidos e implica un consumo excesivo y una constante
búsqueda de más. En cambio, a las personas frugales todo les produce placer,
desde un diente de león hasta un ramo de rosas, desde una fresa hasta la co-
mida más exquisita. Un hedonista bebería el zumo de cinco naranjas antes de
un desayuno suculento; en cambio, una persona frugal se relamería comiendo
una sola naranja, disfrutando del color y la textura de la fruta, del olor y la
humedad que se desprenden al empezar a pelarla, de la transparencia de cada
gajo, del sabor que estalla sobre la lengua... y de guardar la piel para cocinar.
Ser frugal significa que la relación entre la felicidad y los objetos
materiales sea intensa; es decir, que una persona frugal obtiene una unidad de
felicidad por cada objeto material. En cambio, si necesita diez objetos para
empezar siquiera a registrar algún cambio en el medidor de felicidad, significa
que no le ha encontrado sentido al hecho de estar vivo.
En castellano hay una palabra que resume todo esto: aprovechar,1 que
significa «emplear útilmente alguna cosa, hacerla provechosa o sacarle el
máximo rendimiento», tanto en lo que se refiere a una cremallera vieja de una
prenda usada como a un día de sol en la playa. Quiere decir sacarle a la vida
todo su valor, disfrutar de todo lo bueno que puede ofrecernos cada momento y
cada cosa. Hemos de saber aprovechar una comida sencilla, un plato de fresas
muy maduras o un crucero. Esta palabra no tiene nada que ver con la miseria,
sino que es suculenta, llena de sol y de sabor, mucho más dulce que la palabra
frugal.
La mentalidad del cuanto más, mejor y nunca es suficiente fracasa en el
test de frugalidad no sólo por el exceso sino también por no saber disfrutar de
lo que se tiene. Aunque se ha calificado a los occidentales de materialistas, en
realidad no es éste el término adecuado. Porque con frecuencia no disfrutamos
tanto de las cosas materiales como de lo que éstas representan: conquista,
posición social, éxito, satisfacción, sensación de valía e incluso el favor a los
ojos del Creador. Después de conseguir la casa de nuestros sueños, un coche
acorde a nuestra posición social y la pareja perfecta, pocas veces nos
detenemos a disfrutarlos plenamente; en general, seguimos corriendo en pos
de lo siguiente que anhelamos adquirir.
Otra lección que se desprende de la definición de frugal que nos da el
diccionario es reconocer que no tenemos que poseer algo para disfrutarlo;
basta con usarlo. Somos frugales cuando disfrutamos de algo, nos pertenezca o
no. Con respecto a muchos de los placeres de la vida, puede ser mucho mejor
usar algo que poseerlo (y gastar tiempo y energía para su mantenimiento). Nos
hemos comportado a menudo como señores feudales, reuniendo en todas
partes la mayor cantidad de posesiones posibles y llevándolas dentro de los
muros de nuestro castillo. Si queremos algo (o lo queríamos en el pasado, o
imaginamos que podemos quererlo en el futuro), nos parece que debemos

1 N. de la t.: en castellano en el original.


introducirlo dentro de los límites del mundo que llamamos mío. Pero no nos
damos cuenta de que lo que se encuentra fuera de estos muros de lo mío no
pertenece El
al sueño
enemigo, sino a con
americano... lospocos
demás. Y si205
recursos consideramos que lo que está
fuera de los muros en lugar de ser ellos es nosotros, nos podemos permitir no
ser tan rigurosos con nuestras posesiones y abrir alegremente las puertas de
nuestra fortaleza para que los bienes (materiales y espirituales) entren y
salgan.
Por lo tanto, frugalidad también es aprender a compartir, a considerar que
el mundo es nuestro, en vez de ser de ellos o mío. Y, aunque no quede explícito
en el término, ser frugal y estar satisfecho con lo suficiente significa que queda
más para los demás. Aprender a compartir equitativamente los recursos de la
Tierra es lo más importante; un poco de frugalidad creativa sería muy útil para
mantener ese equilibrio.
Frugalidad es equilibrio; es el concepto griego del justo término medio. Es
saber cosechar felicidad en el mundo en que vivimos. Es manejar con
sabiduría el dinero, el tiempo, la energía, el espacio y las posesiones. Como
decía Ricitos de Oro al hablar de las sopas: «Ni demasiado calientes ni
demasiado frías, sino justo en el término medio.» La frugalidad es algo
parecido: que ni sobre ni falte; que haya lo justo. No se pierde nada, ni
tampoco queda nada sin usar; como una máquina limpia, eficaz y perfecta;
sencilla pero elegante. La palabra mágica es... suficiente. En lo más alto de la
curva de la satisfacción, es el punto de partida de una vida de satisfacción,
aprendizaje y colaboración con el bienestar del planeta.
No debemos perder esto de vista cuando buscamos formas de ahorrar. No
se trata de conformarse con cualquier cosa ni de caer en la tacañería o la
avaricia. Estamos hablando de frugalidad creativa, una forma de vivir que
proporciona la máxima satisfacción por cada unidad de energía vital que
gastamos.
De hecho, sabiendo que el dinero es su energía vital, sería una tontería
pensar en gastarlo en cosas que no disfrutamos ni usamos. Volviendo a la
aritmética del capítulo 2 recordará que, si tiene cuarenta años, apenas le
quedan 329601 horas de energía vital. Tal
vez ahora le parezcan muchas, pero serán muy preciosas al final de su vida. Si
ahora las gasta bien, más adelante no se arrepentirá.
En definitiva, esta frugalidad creativa es una manifestación de autoestima
al valorar la energía vital que invierte en bienes materiales. Moderar el
consumo para ahorrar esos minutos y esas horas de energía vital es la
expresión máxima de respeto hacia uno mismo.

El sexto paso: valorar la energía vital gastando lo menos posible

Este paso está relacionado con el uso inteligente de su energía vital


(dinero) y con la reducción o eliminación consciente de los gastos. Hemos
dispuesto los siguientes consejos prácticos en varias listas, basadas todas ellas
en décadas de experiencia en vivir con frugalidad. También se incluyen
algunas de las sugerencias que Amy y Jim Dacyczyn comparten con tanta ge-
nerosidad en el boletín que publican, titulado The Tightwad Gazette (y
subtitulado «La promoción de la frugalidad como un estilo de vida alternativo
viable»), que hemos mencionado en el capítulo 4.
Considere las siguientes listas como un menú de opciones. Explore las que
despierten su curiosidad o le interesen y prescinda del resto. Todo el mundo
encontrará algo que le sirva, pero no todo será útil para cada persona, aunque
puede que le resulte instructivo preguntarse por el motivo que le lleva a
desechar algunas ideas y a adoptar otras. Tal vez encuentre condicionamientos
que proceden de su infancia, algunos mitos culturales, e incluso cierta
información reveladora acerca de sus valores. Tenga presente que estas ideas
son oportunidades, no obligaciones.
El sueño americano... con pocos La frugalidad
recursos 206 está relacionada con el
placer, no con escatimar gastos. Le deseamos unos felices ahorros o, mejor
dicho, ¡feliz frugalidad!...

UN MÉTODO SEGURO PARA AHORRAR

No trate de impresionar a los demás


Es probable que los demás estén tan entretenidos tratando de impresionarle
que, en el mejor de los casos, ni siquiera se darán cuenta de sus esfuerzos. Y en
el peor de los casos, les molestará que intente superarles.
bien la publicación en 1899 de The Theory of the Leisure Class (La
teoría de la clase ociosa) de Thorstein Veblen no causó demasiada sensación,
el autor acuñó una expresión, consumo conspicuo, que llegó al corazón de
nuestra cultura. En el prólogo, el comentarista social y escritor Stuart Chase
resume su tesis con las siguientes palabras:

Las personas que viven por encima de la línea de subsistencia


básica, en esta época y en todas las anteriores, no utilizan el
excedente que les brinda la sociedad fundamentalmente con fines
prácticos. En lugar de desarrollar sus vidas, de vivir de una forma
más sabia, inteligente y comprensiva, pretenden impresionar a los
demás con su excedente (...) derrochando inútilmente dinero, tiempo
y esfuerzo en la agradable tarea de inflar su yo.

El hecho de que el consumo conspicuo sea una aberración intercultural e


histórica de la especie humana no significa que todo el mundo tenga que caer
en esta práctica. Si deja de intentar impresionar a los demás, verá cómo ahorra
cientos de miles, tal vez incluso millones de pesetas. (Y piense en lo
impresionados que quedarán los demás con todo lo que ha ahorrado...)

DIEZ MÉTODOS SEGUROS PARA AHORRAR

1. No vaya de compras
Si uno no va de compras, no gasta. Evidentemente, cuando realmente le
hace falta alguna cosa, tiene que ir a comprarla. Pero no vaya de compras sin
más. Según Carolyn Wesson, la autora de Women Who Shop Too Much
(Mujeres que compran demasiado: cómo superar la pasión por el consumo),
«En Estados Unidos, 59 millones de personas son adictas a ir de compras o a
gastar». Alrededor del 53 % de los comestibles y del 47 % de las compras de
ferretería son impulsivas. En una encuesta realizada entre 34300 compradores
en centros comerciales de todo el país a los que se interrogó por el motivo
fundamental de su visita, sólo el 25 % respondió que buscaba un artículo
determinado. Aproximadamente un 70 % de los adultos visita una vez a la
semana algún centro comercial. En 1957, había en Estados Unidos unos 2 000
centros comerciales; en la actualidad, según el Consejo Internacional de
Centros Comerciales son más de 30000. Hace poco, la cantidad de centros
comerciales superó el número de institutos de enseñanza secundaria que hay
en Estados Unidos.
No cabe duda de que ir de compras es uno de nuestros pasatiempos
nacionales favoritos. Más allá del simple hecho de adquirir los bienes y
servicios que necesitamos, ir de compras pretende satisfacer infinidad de
necesidades (y evidentemente no lo consigue, puesto que vamos de compras
con tanta frecuencia): una forma de adaptación al medio social y organización
del tiempo, como compensación por un trabajo bien hecho, como
antidepresivo, paraamericano...
El sueño aumentarcon la pocos
autoestima,
recursoscomo
207 una forma de afianzar la
personalidad, para demostrar una cierta posición social, como símbolo de
afecto. Un antropólogo procedente de Marte podría llegar a la conclusión de
que el centro comercial es un lugar sagrado en nuestra cultura y que comprar
es el ritual fundamental de comunión con la divinidad. Según observa Lewis
Lapham, «Nuestro anhelo de lo inefable se expresa mediante la voracidad de
nuestro apetito. (...) Así, las festividades del consumo se convierten en rituales
de comunión». El consumo parece ser nuestra forma favorita y legal de
drogadicción.
De modo que no vaya de compras y no preste atención a la publicidad que
le despierta la necesidad de tener cosas que realmente no quiere. Y no preste
atención a las ofertas si quiere conservar su salud mental, por no hablar de la
espiritual.

2. Viva dentro de sus posibilidades


Este concepto está tan pasado de moda que es posible que muchos lectores
ni siquiera sepan lo que significa. Vivir dentro de sus posibilidades quiere
decir no comprar más de lo que uno se puede permitir, dentro de los límites de
la prudencia, evitar las deudas a menos que uno esté seguro de que va a tener la
oportunidad de pagarlas enseguida, y tener siempre alguna reserva por si
acaso. Era una forma de vivir bastante corriente apenas una generación atrás,
antes de que empezáramos a vivir por encima de nuestras posibilidades. La
situación actual tiene ventajas e inconvenientes. Lo bueno es que uno puede
tener ahora mismo todo lo que se le antoje. Lo malo es que lo paga con su vida.
Cuando uno compra a crédito, ya se trate de coches, viviendas o vacaciones,
suele pagar tres veces más. ¿Merece la pena pasar dos semanas de vacaciones
en una isla lejana este año si el año que viene a lo mejor tiene que trabajar
cuatro meses más para pagarlas? Esto no significa que tenga que cancelar
todas las tarjetas de crédito; basta con no usarlas.
Vivir dentro de las propias posibilidades implica esperar hasta tener el
dinero antes de comprar algo. Esto le brinda la ventaja de que no tiene que
pagar intereses y, además, así tiene tiempo para reflexionar y a lo mejor
descubre que, después de todo, algunas de esas cosas ya no le interesan. El que
duda ahorra. Lo bueno de vivir dentro de sus posibilidades es que uno usa y
disfruta lo que tiene y cosecha así mucha satisfacción, tanto de su viejo coche,
de un abrigo o de la casa. Implica también que podrá sobrevivir en períodos
económicos malos, que siempre los hay. En 1987 Alfred Malabre, director de
la sección económica de The Wall Street Journal, publicó un libro cuyo título
lo dice todo: Beyond Our Means: How America 's Long Years of Debt, Déficits
and Reckless Borrowing Now Threatens to Overwhelm Us (Más allá de
nuestras posibilidades: cómo los largos años de deuda, déficit y de adquirir
préstamos sin límite en América amenazan ahora con superamos), en el cual
se lee lo siguiente:

Resumiendo, la fiesta está a punto de acabar y, según la sabiduría


que han acumulado todos los eminentes economistas de las distintas
escuelas, no va a ser posible practicar una extirpación indolora en la
situación difícil en que nos encontramos.

Un motivo como cualquier otro para vivir dentro de nuestras


posibilidades.
3. Cuide lo que tiene
Hay algo que todos tenemos y que queremos que nos dure mucho tiempo:
el cuerpo. ElSisueño
prestamos un poco
americano... de atención
con pocos a las medidas preventivas de
recursos 208
eficacia demostrada, podemos ahorrar mucho dinero. Por ejemplo, si nos
lavamos los dientes, no gastamos tanto en el dentista; y si comemos lo que
sabemos que le conviene al cuerpo (en función de la energía que produce, no a
juicio de las papilas gustativas), también podemos ahorrar mucho dinero en
procedimientos costosos e incluso llegar a salvar la vida.
El mismo principio es aplicable a todo lo que poseemos. Está comprobado
que los cambios frecuentes de aceite hacen que el coche dure más; si limpia las
herramientas, duran más. (¿Cuántas veces se le ha estropeado el secador de
pelo o el aspirador por no quitar las bolas de pelo que se quedan atascadas?) Si
quita el polvo de la rejilla de ventilación de la nevera, ahorra energía y el
aparato funciona mejor. Una de las principales diferencias entre los seres vivos
y las máquinas es que éstas no se curan solas. Si le duele la cabeza y no hace
nada, es probable que se le pase. Pero si un motor hace un ruido raro y no toma
ninguna medida, podría desprenderse una pieza, quemarse la bomba de agua, o
producirse algún otro tipo de inconveniente grave... y costoso.
Muchos de nosotros hemos vivido rodeados de excesos durante tantos años
que ya ni se nos ocurre mantener lo que tenemos. «Siempre quedan más en el
sitio del que viene esto», nos decimos. Pero más cuesta dinero, y además es
posible que llegue un momento en que ya no haya más.

4. Espere hasta que se gaste


¿Qué fue lo último que tiró porque estaba gastado? Los estadounidenses
tiran 660 kg de basura al año (otro aspecto en el cual siguen siendo los
primeros del mundo) y es probable que gran parte de lo que se tira se pudiera
seguir usando perfectamente. Las fibras sintéticas son muy duraderas; en la
actualidad, es difícil que la ropa se gaste de verdad. Si no fuera por la industria
de la moda (y por el aburrimiento), podríamos seguir llevando las mismas
prendas básicas durante años. Fíjese en lo que tiene. ¿Se limita a renovar o a
duplicar los aparatos electrónicos, muebles, utensilios de cocina, alfombras y
ropa blanca del año anterior, o realmente los sustituye cuando se estropean?
Piense en lo que ahorraría si decidiera prolongar la vida de estos objetos
aunque sea sólo un 20 % más. Si normalmente renueva las toallas cada dos
años, procure hacerlas durar dos años y medio. Si cambia de coche cada tres
años, espere hasta cuatro. Si cambia de abrigo cada dos inviernos, fíjese si no
le va bien esperar al tercero. Y cada vez que esté a punto de comprar algo,
pregúntese: «¿No tengo ya uno de estos que se puede seguir usando?»
Otra forma de ahorrar consiste en preguntarse, antes de tirar algo a la
basura, si no habrá otra manera de usarlo, en todo o en parte. El papel usado
sirve para tomar notas; una taza desportillada sirve para guardar lápices; del
tostador estropeado se recuperan los tornillos y también el cable eléctrico, la
resistencia, una pequeña bandeja metálica y un asa resistente al calor; de los
muebles viejos se puede aprovechar la madera para el siguiente trabajo de
carpintería. Los expertos en frugalidad de los años treinta (y antes) guardaban
siempre una pila de trozos de madera y cosas viejas, y tenían la habilidad de
aprovechar las piezas para construir lo necesario: basta con reconocer que todo
puede ser útil y tener la creatividad necesaria para descubrir para qué.
Entonces, en vez de comprar algo, uno se pregunta: «¿No lo tendré ya en
alguna otra forma? En tal caso, ¿qué necesito para que funcione como yo
quiero?»
Una advertencia a las personas que ya son frugales: usar algo hasta que se
gaste no significa dejar que nos desgaste. Si tiene que estar luchando
constantemente con una lámpara para que funcione por más que haya tratado
de arreglarla, puede que no valga la energía vital necesaria para hacerla
funcionar otro añoamericano...
El sueño más. Si el coche pasa
con pocos más tiempo
recursos 209 en el taller que fuera, y le
cuesta más horas de mantenimiento (o más dinero en reparaciones) que de ser-
vicio, compre otro. Si le duelen las articulaciones de la rodilla porque las
zapatillas deportivas han perdido elasticidad, le cuesta menos comprar otro par
(en las rebajas) que pasar por el quirófano.

5. Hágalo usted mismo


¿Es capaz de regular el motor del coche? ¿Y hacer que el grifo deje de
gotear? ¿Sabe hacer la declaración de la renta? ¿Y cambiarle la resistencia al
tostador? ¿Sabe cambiar un neumático a la bicicleta? ¿Puede hacer un pastel?
¿Y construir una estantería para los libros? ¿Y arreglar el techo? ¿Y limpiar la
chimenea? ¿Sabe hacerse un vestido? ¿Y cortarle el pelo a la familia? ¿Por qué
no crear su propia asociación sin ánimo de lucro? Antiguamente, todas estas
aptitudes básicas se aprendían con los padres mientras los hijos crecían, pero
la revolución industrial envió a los padres a trabajar a las fábricas y a los hijos,
al prohibirles el trabajo y con la aparición de la enseñanza pública obligatoria,
a la escuela. Después, los abuelos fueron a parar a instituciones geriátricas y
así desaparecieron las personas que tradicionalmente enseñaban a los niños las
cosas de la vida mientras los padres trabajaban. Con el tiempo, hubo que
incorporar a la programación clases de economía doméstica y talleres para
completar la escasa formación que recibían los niños en su casa. En la década
de los setenta, ya no estaba bien visto que las madres se quedaran en casa con
sus hijos. No es de extrañar, entonces, que en la década de los noventa la única
manera que conozcamos de cuidar de nosotros mismos sea como
consumidores de bienes y servicios que nos brindan los demás. Si quiere
invertir la situación, la próxima vez que esté a punto de llamar a un experto
pregúntese: «¿Puedo hacerlo yo mismo? ¿Cuánto me llevaría aprender? ¿Es
algo que me conviene saber hacer?»
Los conocimientos básicos para vivir y sobrevivir se adquieren en escuelas
para adultos, centros de extensión o divulgación, campamentos de verano y, en
último término aunque no el menos importante, en los libros. Cada avería
puede servir como oportunidad para aprender y crecer. Si hay algo que no sabe
hacer, o que prefiere no hacer por sí mismo, siempre puede llamar a otro para
que lo haga y colaborar en la medida de lo posible. Cada porción de energía
que invierta para resolver estas dificultades no sólo le enseña algo que debe
saber para la próxima vez, sino también a evitar errores y a pagar menos. Una
PIF nos ha contado que un invierno se le estropeó la calefacción. Llamó a tres
empresas para que le presentaran un presupuesto y cada una le dijo con toda
certeza en qué consistía el problema. Por desgracia, las tres versiones eran
diferentes. De modo que se puso a descifrar libros, analizó el laberinto de
tuberías, llegó a una conclusión aproximada y eligió la empresa que más se
acercaba a su análisis, con lo cual ahorró decenas de miles de pesetas en obras
innecesarias y posiblemente destructivas. Cuando fue el especialista, se quedó
a su lado viendo cómo trabajaba y así previno unos cuantos errores costosos y
ahorró un tiempo (precioso) realizando algunas de las tareas más sencillas.
Una familia típica en la cual los dos miembros trabajaran habría pagado diez
veces más por el mismo trabajo y además se habría sentido satisfecha de tener
dos sueldos, «porque es tan alto el coste de la vida moderna...»

6. Prevea sus necesidades


Ser previsor a la hora de comprar permite ahorrar mucho dinero. Si prevé
con la suficiente anticipación, seguro que los artículos que necesita estarán de
rebajas en algún momento, lo cual significa pagar de un 20 a un 50 % menos
que el precio normal. Le conviene recibir los catálogos y folletos de rebajas de
los grandesElcomercios locales con
sueño americano... y nacionales; consulte
pocos recursos 210 los anuncios de ofertas en
el periódico de los domingos; busque las rebajas estacionales de invierno y
verano, las de vacaciones y las ventas por liquidación de existencias.
El mero hecho de fijarse en que el neumático izquierdo trasero del coche
está en malas condiciones antes de que haya que tirarlo le permite anticipar
una necesidad. Siendo consciente de ella, seguro que presta atención a la
sensacional venta de neumáticos que se va a publicar en la sección deportiva
del periódico dominical dentro de tres semanas, y sabrá que el precio es
excelente porque ya ha hecho algunas averiguaciones.
A corto plazo, comprar en la tienda más próxima resulta caro. Si prevé sus
necesidades (que necesita algo para cenar, que se quedará sin leche en mitad
de la semana, o que quiere grabar algo y no le quedan cintas vírgenes), no tiene
que salir corriendo a comprar en la primera tienda que encuentre, sino que
puede comprar lo que busca en el supermercado o cuando pase por la tienda
donde estén mejor de precio, con lo cual consigue un ahorro considerable. Si
se fija en el ejemplo del registro diario del segundo paso que aparece en la
página 109, verá la diferencia de precio entre las cintas compradas el viernes
en la tienda más próxima y las compradas el sábado en un supermercado.
Al prever sus necesidades desaparece también uno de los mayores peligros
para la frugalidad: las compras compulsivas. Si no ha previsto que necesita
algo al salir de casa a las tres y cinco, es poco probable que lo necesite a las tres
y diez cuando se encuentra frente al mostrador de los caprichos en la tienda de
la esquina. No queremos decir que no pueda comprar nada que no haya
apuntado antes en la lista de la compra (aunque esto no les vendría mal a los
compradores compulsivos), sino que debe ser escrupulosamente sincero
cuando vaya a comprar. No es lo mismo decir «Me parece que voy a necesitar
uno de éstos», dejándose tentar por un trebejo para zurdos o un jersey de
cachemir, que haber previsto que lo iba a necesitar y reconocer que ése en
concreto está muy bien de precio. Recuerde el corolario de la ley de Parkinson
(«El trabajo se prolonga hasta abarcar el tiempo que nos dan para acabarlo»):
«Las necesidades crecen hasta abarcar todo lo que sienta el impulso de
comprar».

7. Valor comparativo, calidad, durabilidad y multiplicidad


de usos
Compare antes de comprar. Existen muchas publicaciones que brindan
evaluaciones y comparaciones excelentes sobre casi todo lo que se puede
comprar y que, además, son entretenidas de leer. Decida cuáles son las
características que le parecen más importantes. No compre automáticamente
el producto más barato. Puede que la durabilidad sea fundamental en el caso de
algo que piense usar todos los días durante veinte años. Es evidente que ahorra
si gasta menos en cada artículo que compra, pero también es cierto que si paga
40 dólares (5 000 pesetas) por una herramienta que dura diez años, en lugar de
comprar una de 30 dólares (3 750 pesetas) que tendrá que cambiar después de
cinco años, a la larga está ahorrando 20 dólares (2 500 pesetas). Otro de los
factores que conviene tener en cuenta es la multiplicidad de usos. Si compra un
artículo que cuesta 10 dólares (1250 pesetas) que sirve para los mismos usos
que cuatro artículos de 5 dólares (625 pesetas) cada uno, está ahorrando 10
dólares (1250 pesetas). Un buen cazo de cocina puede (y quizá debería)
reemplazar a media docena de utensilios especiales para preparar arroz,
palomitas, paella, frituras y espaguetis. De modo que si realmente espera usar
algo, comprarlo por su durabilidad y porque sirve para muchas cosas es una
buena forma de ahorrar. Pero si sólo piensa usarlo de vez en cuando, tal vez no
le convenga pagar más por un producto de alta calidad. Primero tiene que
saber exactamente qué es locon
El sueño americano... quepocos
necesita y 211
recursos después averiguar la gama de
productos disponibles para poder elegir el más adecuado.
Aparte de consultar las revistas para consumidores, se puede evaluar la
calidad afinando el ojo y examinando cuidadosamente antes de comprar. Si va
a comprar una prenda de vestir, fíjese en si tiene dobladillos anchos, si el
acabado es bueno, si la tela es duradera, si es lavable o si tendrá que hacerla
lavar en seco. Si compra un aparato eléctrico, mire si los tornillos que lo
mantienen unido parecen resistentes y si está hecho de material fuerte o
endeble. Observe si los muebles están clavados, grapados o atornillados. Aquí
es donde hay que ser un materialista experto, porque tiene que conocer muy
bien los materiales para calcular cuánto puede durar algo, del mismo modo
que un silvicultor conoce la antigüedad y la historia de un árbol caído. Esto es
justo lo contrario del materialismo sin más. Es una forma de rendir homenaje a
las maravillas de la creación, como si estuviera en un bosque de sequoias.
Todo, absolutamente todo lo que se compra viene de la tierra. Si sabe cómo se
desgasta el aluminio en comparación con el acero inoxidable está honrando la
tierra igual que si abogase por leyes más rigurosas para la protección del
medio ambiente.

8. Consígalo más barato


Hay muchas formas de buscar el mejor precio. He aquí algunos ejemplos:
1. Empresas de ventas por correo que hacen descuentos: cuando uno sabe
exactamente lo que quiere, incluida la marca y el modelo, se puede obviar el
intermediario y hacer pedidos directamente por correo. Los descuentos en
carretes y equipo fotográfico, en ordenadores y toda la parafernalia
informática, en cintas y en equipos estéreo y de vídeo son impresionantes;
encontrará anuncios en las revistas especializadas. Consiga los catálogos
correspondientes; no sólo los hay para material fotográfico, informático, de
audio y de vídeo, sino también para herramientas, recambios para automóviles,
deportes y muchas cosas más. Aparte de ayudarnos a ahorrar, estos catálogos
son estupendos para darnos una lección sobre el consumo consciente.
Pongamos como ejemplo esos enigmáticos trebejos para zurdos. ¿Para qué
sirven? ¿Por qué aparecen en la sección «varios»? ¿Ya estaban en el catálogo
del año pasado, o constituyen un adelanto tecnológico? Un solo trebejo, ¿me
evitará el dolor de cabeza de tener que cambiar cada año esos @#!$@!!*%$ü!
trastos? Nosotros somos adictos a la lectura de catálogos y hemos de reconocer
que nuestra cultura general se ha enriquecido más con esta actividad que con
nuestros años de universidad.
2. Cadenas de tiendas que venden a precios rebajados: por el mero hecho
de comprar un artículo en la mejor tienda de la ciudad, no será de mejor calidad
que el mismo artículo adquirido en una de esas cadenas de tiendas que venden
a precios rebajados. Las tiendas con descuento y los grandes almacenes venden
muchos productos de marca de gran calidad a precios reducidos, pero uno tiene
que conocer los precios así que, aunque prefiera curiosear en alguna tienda
cara porque sabe que allí sólo encontrará los mejores productos, no dude en
comprar en las tiendas de rebajas. No obstante, tenga siempre presente que, por
más que en la tienda de rebajas de la esquina tengan el estéreo que quiere
comprar, eso no significa que le resulte más barato. Es posible que esta tienda
tenga el precio más económico si el dueño le hace extensivos sus escasos
gastos de fábrica, si tiene un exceso de existencias, si el producto se ha dejado
de fabricar o de importar, o si se vende con pérdida (es decir, cuando se trata de
artículos con un precio inferior a su coste que sirven de cebo para hacerle
entrar y comprar en una tienda). Pero también puede ocurrir lo contrario, por
eso es importante saber los precios. ¿Cómo saber cuándo y dónde comprar?
Para eso tendrá queamericano...
El sueño consultar con
el punto
pocos 3, que viene
recursos 212 a continuación.
3. Compare precios por teléfono: ¿dónde compra y por qué? ¿Porque
compra allí desde siempre, porque es la tienda que le queda más cerca, porque
allí compran sus amistades, porque la publicidad o su posición social
determinan que es el mejor lugar para comprar? Nosotros compramos por
teléfono. Cuando sabemos lo que queremos, empezamos a llamar por teléfono
para averiguar dónde ofrecen el mejor precio. Cuanto más sepa acerca del pro-
ducto y cuanta más información brinde acerca de la marca o modelo que
quiere, mejor le irá en la búsqueda de gangas. Se sorprenderá de la variedad de
precios que le pedirán por el mismo artículo. Si prefiere comprar siempre en la
misma tienda o proveedor, busque el mejor precio por teléfono y después
acuda a su tienda habitual para ver si ellos lo igualan. En 1984, después de
muchas averiguaciones, decidimos que queríamos un Toyota Ter- cel con
tracción en las cuatro ruedas. Entonces nos dedicamos a llamar a todos los
concesionarios en un radio de 160 km y así ahorramos 4000 dólares (500000
pesetas, es decir un 33%) sobre el precio más alto comprando un modelo de
muestra (un modelo de lujo que lo incluía todo menos el aire acondicionado)
que ya había recorrido unos 6000 km. Siete años y 160000 km después, no
hemos tenido ningún problema.
4. Regatear: se puede pedir un descuento por pagar en efectivo, o porque
adquiere un producto que no se encuentra en perfecto estado. Puede solicitar
una rebaja aunque oficialmente empiecen al día siguiente o hayan acabado el
día anterior, o pedir un descuento mayor sobre un precio ya rebajado, o porque
compra varios artículos al mismo tiempo. Se pueden pedir descuentos en
cualquier momento y lugar. El que no arriesga no gana. El regateo es una
tradición muy antigua. En general, el precio de catálogo de cualquier artículo
está bastante inflado. Cuando le digan «Éste es el precio de catálogo...»,
pregunte siempre: «De acuerdo, ¿y cuál es el suyo?» Según Jim Dacyczyn, así
se puede ahorrar hasta un 24 % del precio marcado en el coche, aunque la
misma estrategia no sólo es válida para vehículos, viviendas y otras compras
importantes. No tiene nada que perder por pedir un descuento en cualquier
tienda, desde la ferretería donde compra habitualmente hasta una tienda de
ropa. Hace poco nos ocurrió algo muy interesante cuando salimos a comprar
unas zapatillas deportivas. Había un par que no tenía el precio marcado en un
estante especial que ponía, como precio de catálogo, 60 dólares (7 500
pesetas). Eran de nuestra medida. Le preguntamos el precio a un vendedor y
nos respondió: «24,99 dólares (3125 pesetas)». «¿Aceptaría 19,99 dolares
(2499 pesetas)?», dijimos. Echó una mirada a lo que le quedaba y dijo:
«Dieciocho dólares (2250 pesetas).» Podríamos haberle sugerido que, según
las normas del regateo, su contraoferta debería haber sido más alta que la
nuestra y no más baja, pero tuvimos la astucia de cerrar la boca, abrir la cartera
y aprovechar una auténtica ganga. Un periodista de The Wall Street Journal
que investigaba para un artículo acerca del incremento del regateo debido a la
recesión de los años 1990 y 1991, hizo la prueba de regatear en su barrio, en la
ciudad de Nueva York. Tanto en las ferreterías como en las tiendas de
antigüedades o en los grandes almacenes, la mayoría de los comerciantes se
mostró dispuesta a rebajar cantidades considerables del precio de venta. En
consecuencia, regatee. No tiene nada que perder.

9. Compre productos usados


Reconsidere su actitud con respecto a comprar productos de segunda
mano. Si es adicto a comprar artículos usados, pregúntese si realmente ahorra
o si acaba comprando cosas que no necesita sólo porque «están tan bien de
precio». Pero si ni por asomo se le ocurre echar un vistazo en una tienda de
segunda mano, mire
El sueño un pococon
americano... a su alrededor:
pocos estas tiendas se han puesto de
recursos 213
moda. Así lo afirman hasta en Newsweek donde, en un artículo titulado «I Can
Get It for You Resale» («Se lo puedo conseguir de segunda mano»), se
afirmaba que «Comprar objetos usados es chic, aparte de ser barato... Este
cambio refleja el nuevo espíritu de la época... Se da más importancia a la
calidad y al valor que a comprar enseguida, sin pensar». En las tiendas de
segunda mano se encuentra de todo, desde ropa y utensilios de cocina hasta
muebles y cortinas, y se sorprenderá de la excelente calidad de muchos
artículos. En realidad, muchos adictos a la compra compulsiva justifican sus
excesos regalando cosas nuevas a las tiendas de segunda mano. Si le parece
que no podría comprar en tiendas de segunda mano, piense en las tiendas que
venden mercaderías consignadas, donde los precios son más elevados pero la
calidad también es superior. Según nuestra experiencia, las tiendas de segunda
mano van mejor para comprar ropa; en cambio, las ventas de particulares son
más baratas (y más de fiar) para aparatos, muebles y utensilios de uso
doméstico. Si se llega a primera hora (incluso antes de que los vendedores
hayan tenido tiempo de desayunar) a menudo se encuentran cosas
excepcionales. En cambio, cuanto más tarde vaya, más interés tendrán por
librarse de lo que les queda por poco dinero. Los mercadillos o rastrillos son
mercados callejeros donde todo tipo de vendedores expone todo tipo de
mercancías; allí encontrará desde astutos vendedores ambulantes y
coleccionistas de todo lo que se le ocurra hasta familias que pretenden vender
lo que les sobra antes de trasladarse. Igual que para comprar en las tiendas que
venden con descuento, hay que conocer bien los precios porque siempre habrá
algún listillo en el circuito de los mercadillos que le venda herramientas, ropa
importada, cristales y otros artículos a un precio superior al que pagaría en
cualquier tienda.

10. Siga los nueve pasos del programa


Miles de personas han seguido con éxito los pasos del programa y han
comprobado que de este modo transforman su experiencia del dinero y del
mundo material. Todos los pasos son importantes y se combinan para servirle
de estímulo. Si ve que empieza a fla- quear, fíjese en si se ha saltado algún
paso (pensando, quizá, que no se aplica en su caso) y, si así fuera, vuelva atrás
y hágalo. Le garantizamos que recuperará el ritmo y la claridad. No hace falta
estar convencido de que todos los pasos le van a dar buenos resultados; basta
con aplicarlos de forma mecánica. Lo importante es hacerlos. De este modo,
seguro que ahorra algo más que dinero.
CIENTO UNA MANERAS SEGURAS DE AHORRAR
DINERO

Le presentamos a continuación otras estrategias de ahorro más concretas.


Insistimos en que tal vez no todas vayan bien en su caso, pero le conviene ser
flexible y probar todas las que pueda. No tiene nada que perder, aparte del
saldo mensual de la factura de su tarjeta de crédito.

Los pagos de intereses y las cargas financieras


Una regla fundamental para ahorrar consiste en reducir lo que paga por el
privilegio de usar dinero prestado. Después de todo, ya ha cumplido con su
horario de trabajo para obtener el privilegio de meterse ese dinero en el
bolsillo. ¿Por qué volver a pagar por lo mismo y seguir arrastrando el grillete
de la deuda mientras avanza con dificultades por el camino de la vida?
1. Salde la deuda de sus tarjetas de crédito

Las empresas que ofrecen tarjetas de crédito cobran entre un 16 y un 20% de interés
El sueño americano... con pocos recursos 214
sobre el saldo aplazado. En 1989, el tipo de interés medio sobre las tarjetas de crédito fue
del 18,66%; esto significa que por cada 100 dólares (12 500 pesetas) de deuda se pagan
18,66 dólares (2 333 pesetas) de intereses al año, lo cual implica que una persona que
paga un 28% de impuestos necesita unos beneficios antes de impuestos de 25,92 dólares
(3 240 pesetas) para pagar por el privilegio de gastar esos 100 dólares (12 500 pesetas).
Es evidente que las tarjetas de crédito son muy cómodas pero no son ninguna ganga.
Cuando empiece a ahorrar, le conviene cancelar en primer término las deudas más
elevadas.

2. Cancele todas las tarjetas de crédito menos una, para casos de


emergencia, y no pague más cuotas anuales innecesarias.

Salvo raras excepciones, cada tarjeta de crédito que tiene le cuesta al año entre 20
dólares (2 500 pesetas) y 300 dólares (37 500 pesetas; un precio exorbitante) por el
privilegio de usarla, aunque cada mes pague la liquidación.

3. Pague todas las compras en efectivo, incluso las más grandes, como el
coche.
Si sigue una regla tan sencilla como ésta, pronto no habrá más deu das en su vida.
Además, para hacer algunas compras tendrá que esperar a ahorrar el dinero suficiente... y
puede ocurrir que entonces ya no le interese lo que antes le parecía imprescindible.

4. Cancele la hipoteca lo antes posible.

Si prolonga los pagos durante los 30 años de rigor, puede llegar a pagar por su casa
hasta tres veces el precio de adquisición, es decir, que si adquiere una vivienda por
100000 dólares (12 500000 pesetas) con una hipoteca a 30 años al 9,5%, en el momento
de efectuar el último pago habrá desembolsado más de 300000 dólares (37 500000
pesetas). Puede que cancelar la hipoteca antes de tiempo sea más sencillo de lo que
parece. Según un artículo periodístico, un incremento de apenas un 5% en los pagos
podría reducir en casi 7 años la cancelación de una hipoteca a 30 años, y si paga un 10%
más, se reduciría a poco más de 19 años.

5. Si la cuenta bancaria no le cobra por los cheques o le ofrece el servicio


de forma gratuita a cambio de mantener un saldo mínimo, no baje de ese
mínimo.

Para ello hace falta la disciplina de llevar un registro actualizado de los cheques, pero
resulta muy sencillo evitar estos gastos innecesarios. Y llevar un registro actualizado de
los cheques no es una mala costumbre, de todos modos.

6. No devuelva los cheques.

(Véase el número 5.) Además, los cheques devueltos hacen perder energía vital a
muchas otras personas que tienen que dedicar parte de su precioso tiempo de vida
tratando de cobrarle. No hay mejor manera de demostrarle al mundo que uno no es una
persona con integridad que devolviendo un cheque.

Los gastos de transporte


7. Decida si realmente necesita o no un coche más (o dos). A lo mejor
prefiere eliminarlo y reducir los gastos de gasolina, aceite, mantenimiento,
taller mecánico, aparcamiento, seguro, matrícula y multas.
Lu Bauery Steve Brandan habían heredado un coche de la típica an-
ciana que sólo lo usaba para ir a la iglesia los domingos. Tenía el
chasis en perfectas condiciones (algo increíble en una zona donde las
carreteras se cubren de sal casi la mitad del año) y el motor funcionaba
muy bien. No lo necesitaban, pero ya que lo tenían decidieron
conservarlo por si les hacía falta. Al cabo de un año de controlar los
gastos que les ocasionaba, se dieron cuenta de que tener semejante
maravilla
El sueñoapoyada sobre
americano... unosrecursos
con pocos bloques
215 en el granero les estaba
costando un montón de dinero en permisos y seguros; en cambio, si lo
vendían en ese momento, cuando tuvieran que sustituir el coche que
tenían habrían ahorrado mucho dinero. Además de que otra persona
de su comunidad rural tendría el placer de conducir el excelente coche
de la abuela.
Steve West se encontraba en una posición semejante. Como
decorador de interiores, calculaba que sus dos vehículos extras (un
viejo camión todo terreno y otro coche viejo y destartalado) le
resultaban útiles para transportar herramientas y material para sus
obras. Puesto que no tenían mucho valor en el mercado, supuso que le
convenía conservarlos. Pero se equivocaba. Al hacer la tabla mensual,
se dio cuenta de todo lo que le costaba la comodidad de poseer (y
mantener) estos vehículos adicionales. En vez de pagar por la
transmisión, el seguro, la licencia y los litros de gasolina que
consumían hasta en los viajes más cortos, Steve llegó a la conclusión
de que por menos dinero podría alquilar un camión si llegaba a
necesitarlo. Entonces vendió los dos y todavía no ha tenido que
alquilar otro vehículo.
8. En la medida de lo posible, trasládese a pie para hacer gestiones.
¿Qué distancia es demasiado lejos para recorrerla a pie? Recorrer
pequeñas distancias en coche, cuando el motor está frío, es una de las
principales causas de desgaste y mayor consumo de gasolina. Analice
los motivos que le impulsan a usar el coche para recorrer distancias
inferiores a los 1500 metros. ¿Comodidad, velocidad, seguridad? Fíjese
también en lo que le cuesta en términos de dinero y ejercicio. Pruebe a
andar.
9. Utilice el transporte público.

Por lo general, resulta muy rentable, sobre todo cuando hay pro-
blemas de aparcamiento. No olvide que el coste de ir en coche al centro
de la ciudad no es sólo lo que le cuesta el aparcamiento, sino que
también tiene que incluir la gasolina y el desgaste del vehículo.
FIGURA 6-1 Ejemplo de registro del automóvil
Fecha Cuentakilómetros Galones (3,8 1) Coste Millas/galón Otros

26/7 48317 12,8 $14,00 26,4

4/8 48634 13,2 $14,35 24 aceite a 3/4

6/8 48750 1 1 de aceite Mobil 10/30

6/8 48750 Rotación de neumáticos - el posterior izquierdo


se está quedando liso

10. Lleve un registro del vehículo.

Llevar un registro detallado del automóvil es una costumbre excelente que,


además, le sirve como un valioso instrumento de diagnóstico porque allí se
apunta todo lo que le ha hecho al coche, junto con la fecha y la correspondiente
lectura del cuentakilómetros. No olvide apuntar la cantidad de gasolina que
pone cada vez que llena el depósito, la cantidad de kilómetros recorridos por
cada litro, la cantidad de aceite, la sustitución o rotación de los neumáticos, las
puestas a punto, las reparaciones y los recambios. (Encontrará un ejemplo en la
figura 6-1.) Todas las personas encargadas de un parque de vehículos utilizan
este tipo de registros que les permiten gastar menos en arreglos. No sólo tendrá
contento al mecánico que así sabrá qué le han hecho al coche con anterioridad,
sinoElque
sueñoademás dispondrá
americano... de valiosa
con pocos recursos información
216 sobre el estado del
vehículo. Por ejemplo, si aumenta el consumo de gasolina sabrá que le hace
falta una puesta a punto. Se pueden sustituir algunos recambios a intervalos
regulares, antes de que se estropeen, se rompan o empiecen a funcionar mal; y
lo mismo podemos decir de las bujías, el condensador y los filtros de aire y de
gasolina, las válvulas de PVC, el aceite y el filtro del aceite. Por último, todos
los dueños de coches que tienen más de 160000 kilómetros coinciden en un
sencillo procedimiento de mantenimiento: el cambio frecuente de aceite.
Robert Sikorsky, el autor de Drive It Forever (Condúcelo para siempre),
dice que cambiar el aceite a menudo es lo mejor que se puede hacer para
prolongar la vida de cualquier vehículo; como mínimo, se han de respetar las
recomendaciones del fabricante, aunque Sikorsky incluso aconseja que se
reduzca el plazo en un 10% en verano y en un 20% en invierno.
11. Adquiera algunas nociones básicas de mantenimiento del vehículo.
Seguro que es consciente de las dos hipótesis tácitas acerca del
mantenimiento de los coches. Una sostiene que los hombres saben, natural e
intuitivamente, cómo se arregla un coche-, según la otra, las mujeres no
saben ni pueden arreglar su coche solas. Estas dos hipótesis fomentan la
ignorancia. Si le parece que ya sabe algo, ya no le queda sitio para aprender
más. Muchos hombres se siguen enfrentando a problemas mecánicos
insondables para ellos, a unas herramientas que no saben utilizar (y que
probablemente les han costado una barbaridad) y a una compañera impaciente
ante la cual son incapaces de reconocer su ignorancia. Asimismo, si piensa que
no sabe nada y además no puede aprender, ya no queda espacio para averiguar
la respuesta. Muchas veces, cuando una mujer se encuentra con una rueda
pinchada se queda esperando a que aparezcan la grúa o un buen samaritano,
cuando en realidad todo lo que se necesita para hacer el trabajo se encuentra
dentro del maletero. De modo que lo mejor es buscar a alguien que le enseñe y
aprender. Esta persona puede ser ese cuñado suyo que se encarga del
mantenimiento de su propio coche y puede enseñarle a cambiar el aceite, a
poner a punto el motor y a cambiar un neumático. O a lo mejor prefiere
apuntarse a una clase para adultos sobre el mantenimiento del vehículo para
aprender a desempeñar algunas tareas fáciles y seguras, con la supervisión de
un profesional y en un taller, donde los errores se detectan y se corrigen en-
seguida.
A continuación le presentamos algunos cálculos bastante impresionantes
para que se los plantee como incipiente mecánico de su propio coche: si un
cambio de silenciador le cuesta 65 dólares (8125 pesetas) en el taller mecánico,
puede ganar 32,64 dólares (4080 pesetas) por hora si lo cambia usted mismo.
¿Cómo? Si el silenciador y lo que lo sujeta cuestan 18 dólares (2250 pesetas) en
una tienda barata de recambios para automóviles y hacer el trabajo le lleva dos
horas, sale ganando 47 dólares (5875 pesetas), o los 23,50 dólares (2938
pesetas) por hora que le cobraría el taller por hacer el trabajo. Pero si se
encuentra dentro de la categoría impositiva del 28%, tendría que ganar 65,29
dólares (8161 pesetas) para pagar el 28% del impuesto y que le queden 47
dólares (5 875 pesetas) después de impuestos para pagar la colocación del
silenciador. Con lo cual pierde 18,28 dólares (2285 pesetas) más,
incrementando así lo que gana por hora en 9,14 dólares (1143 pesetas).
Sumándolo todo, ganaría 32,64 dólares (4080 pesetas) por hora si cambiara el
silenciador, lo cual significa una cantidad de dinero considerable por algo que
algunos consideraríamos una experiencia agradable, instructiva y potenciadora.
(Dicho sea de paso, ¡con estos sueldos ganaría 67891 dólares, es decir 8486 365
pesetas, al año!)

12. Busque algún mecánico de confianza, y que cobre precios razonables,


antes de necesitarlo.
En ocasiones son los propios talleres mecánicos los que ofrecen clases sobre
el mantenimiento del automóvil para que los clientes conozcan su propio coche;
de este modoamericano...
El sueño podría llegar
cona pocos
encontrar un mecánico
recursos 217 de confianza. Del mismo
modo que le conviene contar con un buen médico antes de sufrir algún
problema de salud, es importante elegir el mecánico antes de que se produzca
alguna avería. Pregunte a sus amigos quién les arregla el coche. Al evaluar di-
versos candidatos para ocupar el importante puesto de ser su mecánico, he aquí
una serie de preguntas que le conviene plantearse: si el taller está limpio; si le
inspira confianza; cuánto cobra por hora; si está acreditado; si garantiza el
trabajo. Seguramente, la mayoría de los mecánicos son honrados, pero también
hay algunos que recomiendan trabajos caros e innecesarios que no le arreglan ni
le mejoran el coche. Si vence su propia ignorancia, aprende a realizar el
mantenimiento básico y elige un mecánico de confianza, podrá ahorrar un
montón de dinero.

13. Adquiera los recambios para el automóvil después de comparar


precios por teléfono. Si hace falta, haga que el mecánico se los instale.

Los recambios oficiales de fábrica para el automóvil pueden llegar a costar


mucho más que los del mercado secundario, y los dos son igualmente fiables. A
menudo se consiguen recambios reconstruidos en lugar de originales, que se
venden con la garantía de que duran lo mismo que los nuevos. Además, hinchar
el precio de los recambios es uno de los recursos que emplean las estaciones de
servicio para ganar un pequeño extra en cada trabajo. De modo que le conviene
llamar por teléfono a las tiendas que venden recambios para automóviles; para
ello tiene que saber la marca, el modelo y el año de fabricación del coche, el
nombre del recambio y, si es posible, el número de referencia. No olvide
regatear; averigüe si está rebajado o si le ofrecen algún descuento. Si no sabe
instalarlo, pregunte a su mecánico si está dispuesto a instalarlo cobrándole sólo
las horas de trabajo. Algunos le dirán que sí, otros que no.

14. Realice un mantenimiento regular (o lleve el coche al taller) para


reducir la probabilidad de sufrir averías.

Las puestas a punto y los cambios de aceite frecuentes alargan la vida del
coche. De este modo, no sólo podrá sustituir los recambios antes de que se
estropeen, sino que tendrá ocasión de observar el estado de todo el motor y del
chasis. Compruebe el estado de las correas de transmisión, si los tubos flexibles
se han debilitado, si se observa alguna fuga, si se está oxidando el silenciador,
si los neumáticos se gastan de forma desigual... Los coches (como cualquier
máquina) responden bien a este tipo de atenciones, igual que las personas.

15. Comparta el coche con otros para ir a trabajar.

En algunas ciudades hay programas que facilitan que las personas que van a
trabajar desde la misma zona compartan un vehículo. Ponga un anuncio en el
tablero de anuncios del trabajo o en la tienda de alimentación que queda cerca
de su casa. Pregunte a los vecinos. Un coche con cinco personas se conduce
igual que cuando uno va solo, pero cuesta una quinta parte por persona. En cier-
tas ciudades donde hay mucho tráfico, se reservan algunos carriles para
vehículos con varios pasajeros, que entonces tienen prioridad sobre los que
llevan uno solo. (Además, uno tiene la satisfacción de contaminar menos, al
mismo tiempo que gasta menos.)

16. Trabaje en casa, conectándose al despacho a través del ordenador, el


módem, el fax, el teléfono y la nómina.

De una manera formal o informal, muchas empresas están estableciendo


este tipo de trabajo para los padres que prefieren permanecer en casa con sus
hijos, las personas que quieren conservar su empleo aunque su cónyuge haya
sido trasladado a otra ciudad, y las que prefieren organizar el trabajo en función
de su vida y no viceversa. Por ejemplo, en el condado de Los Ángeles hay 700
funcionarios que trabajan
El sueño americano... conen su domicilio,
pocos recursos 218con una mejora notable de la
productividad. De este modo, no sólo ahorra dinero (y tiempo) eri traslados,
tintorería y comer fuera de casa, sino que la empresa adquiere un
margen competitivo con sus empleados conectados con el despacho.
Pregunte en el trabajo. A lo mejor hasta se hacen cargo de comprarle el
equipo necesario.

17. Elija la vivienda y el trabajo de modo que pueda trasladarse a pie entre
uno y otro.

Muchas personas son conscientes de lo nocivo que resulta el au-


tomóvil para el medio ambiente y procuran vivir cerca de su lugar de
trabajo a fin de desplazarse a pie.

18. Trate de trabajar cuatro días a la semana, diez horas al día.

Así no tendrá que desplazarse por lo menos un día por semana.


Además, no tendrá que utilizar el vehículo en horas punta.

19. Utilice la bicicleta cuando y donde pueda.

¿Qué distancia es demasiado lejos para recorrerla en bicicleta?


Nosotros vivimos en Seattle, una ciudad con muchos desniveles y
donde llueve mucho, pero también nacimos con un cuerpo de en-
tusiastas ciclistas en permanente expansión que, con chubasqueros y
diez velocidades, se enfrentan a cualquier tipo de terreno en cualquier
tipo de clima. Hay un movimiento de repercusión nacional que pretende
convertir las antiguas servidumbres de vía en carriles para bicicletas. Si
en el lugar donde vive no hay afición por las bicicletas, tal vez pueda ser
un precursor. Corno combustible basta con un buen desayuno.

20. Si piensa comprar un coche nuevo, averigüe a cuánto asciende el


seguro, ya que algunas marcas y modelos pagan más que otros aunque no
brinden mejor servicio.

Se sorprenderá cuando se entere de lo que las compañías de seguros


consideran un automóvil deportivo, por el cual cobran una prima más
elevada.

21. Haga arreglar y conserve el coche viejo en lugar de comprar uno


nuevo. Así también paga menos de seguro.
En los años cincuenta y sesenta, tal vez tuviera sentido cambiar el coche
cada tres años o cada 80000 kilómetros, pero ahora no ocurre lo mismo. Los
fabricantes se pueden permitir unas garantías de siete años, porque saben que
sus vehículos con encendido electrónico y motores de inyección tendrán un
rendimiento excelente por lo menos durante ese tiempo. Cuanto más antiguo
sea el coche, menos pagará de seguro.

22. Organice lo que tiene que hacer para conducir menos.

Un viaje al centro comercial para comprar diez artículos consume mucha


menos gasolina que diez viajes para un artículo cada uno. La lista de la compra
reduce el coste del transporte. Si elige un solo día para hacer las gestiones, se
podrá organizar y plantear mejor las necesidades de toda la semana. Al
organizarse conserva también otra parte fundamental de su energía vital: su
tiempo.
Los gastos médicos
Los gastos médicos se han disparado de tal modo que mantenerse sano es
tan recomendable para el bolsillo
El sueño americano... comorecursos
con pocos para el219
organismo. Mantenerse bien,
en lugar de esperar a enfermar para aplicar un tratamiento, puede ser un buen
sistema para reducir gastos. El cuidado de la salud comienza en el hogar y hay
muchas cosas que se pueden hacer para no enfermar, en primer término. A
continuación, le damos algunos consejos prácticos.

23. Plantéese la posibilidad de un seguro médico importante, con


deducibles de 1000 dólares (125 000 pesetas) como mínimo.

Norman Cousins afirmaba que el 85% de todas las enfermedades tiende a


resolverse sin intervención. El cuerpo, si le damos descanso y una buena
alimentación, se cura solo de la mayor parte de las enfermedades. La
naturaleza, el tiempo y la paciencia son los tres grandes médicos. Aunque
necesite acudir a un especialista y pagar esos gastos de su bolsillo porque no
superan el deducible, el coste global sigue siendo inferior al que resultaría si
estuviera pagando primas más elevadas por una cobertura contra todo riesgo.
Como los consumidores se resisten a pagar el elevado precio de los seguros
médicos, cada vez más compañías ofrecen este tipo de pólizas. Hay distintos
tipos de compañías aseguradoras; averigüe a cuál pertenece la suya.
24. Compare los precios de los medicamentos, los análisis de sangre, las
radiografías y demás procedimientos.

Todos estos precios varían. A menudo nos dejamos guiar tanto por las
instituciones médicas que hacemos lo que nos dicen sin cuestionar jamás el
precio. Algunas clínicas y laboratorios, como reclamo publicitario, ofrecen
análisis de sangre a precios reducidos para captar nuevos clientes.

25. Muchos médicos visitan a sus pacientes en distintos hospitales.


Averigüe en cuáles visita su médico y cuál es el más barato.

Se sorprenderá cuando sepa cuánto varían de un hospital a otro los gastos de


internación y de uso de la sala de operaciones. Uno de los inconvenientes de
que los pagos los efectúe la compañía de seguros es que los propios
consumidores no pueden exigir de los hospitales unos precios más asequibles.

26. Siga una dieta equilibrada.

El mantenimiento preventivo, en el terreno físico, implica escuchar y cuidar


del propio cuerpo. Preste atención a lo que come y asegúrese de ingerir todos
los nutrientes que necesita. Lo esencial es comprobar qué beneficia a su cuerpo,
en vez de seguir estrictamente las últimas teorías nutricionales.

27. Haga ejercicio.

Necesita tres tipos de ejercicio: aeróbico, de fortalecimiento y de


estiramiento. El yoga, correr, el ciclismo, la natación y andar rápido le
proporcionan uno o más de estos tipos de ejercicios. En el mercado encontrará
numerosos libros que podrán ayudarle, pero antes queremos hacer una
advertencia: para mantenerse sano no hace falta hacerse socio de un gimnasio ni
comprar equipos costosos; a lo mejor acaba con un excelente estado físico y una
pésima situación económica. Además, ¿no es más agradable cortar la propia
leña y hacer la compra andando que pedalear en la bicicleta estática para no
llegar a ningún sitio? Un libro que ha aparecido hace poco titulado Fitness
Without Exercise (Estar en forma sin hacer deporte) da muchos ejemplos
más sobre el valor de la actividad cotidiana como ejercicio. Un PIF nos ha
comentado que ha vendido su antiguo cortacésped automático y ha vuelto al
sistema manual, reduciendo de este modo la cuota elevada que pagaba en el
gimnasio y mejorando su salud al mismo tiempo. Según otro amigo nuestro,
pasar el aspirador es un buen ejercicio aeróbico, si se hace con mucha energía
y trabajando bien con los pies. ¿Quién precisa un equipo de submarinismo
cuando hay que
El sueño sacar la basura,
americano... rastrillar
con pocos recursosla hierba
220 y limpiar las ventanas? Si se
le ha obstruido el lavabo, no lo considere una tragedia sino una oportunidad de
ejercitar los músculos pectorales. Recoger los juguetes de los niños es justo el
tipo de ejercicio de flexión y estiramiento que necesita como precalentamiento
antes de ponerse a correr vigorosamente de una habitación a otra para impedir
que el pequeño haga algún desastre con sus cosas. Si gasta energía vital
(dinero) en el gimnasio, tal vez sea un indicio de que tiene que gastar más
energía vital natura] (tiempo) en sus tareas activas. Limpiar la casa uno mismo,
en lugar de contratar personal de limpieza, quema las grasas y no sólo las de
sus gastos.

28. Mantenga una actitud adecuada.

El aspecto físico no lo es todo; el componente emocional y el psicológico de la


buena salud tienen, como mínimo, la misma importancia, y posiblemente más.
¿Cómo alimenta su mente? Sabemos que las actitudes, las convicciones, los
pensamientos y los sentimientos enfermizos crean tensiones que desempeñan una
función fundamenta] en el origen de las enfermedades. Pregúntese qué gana cuan-
do se pone enfermo. ¿Qué está tratando de decirle el cuerpo cuando enferma? Un
médico amigo nos ha dicho hace poco que el 75% de sus pacientes no quería
sentirse bien, mientras que otro médico afirma que esta cifra es demasiado baja.
¿Está dispuesto a sentirse bien? Estar bien se refiere a la persona en su totalidad y
a ese malestar en su vida que se manifiesta en forma de malestar físico.

29. Reduzca el estrés.

La vida no es demasiado estresante aunque puede que uno se sienta demasiado


estresado por la vida. Tenemos la suerte de vivir en un país donde abundan las
instrucciones sobre la forma de manejar el estrés para no agotarnos físicamente.
La mayoría de las técnicas para reducir el estrés nos enseña a no dar una respuesta
automática a los estímulos y a reinterpretar una situación estresante como «una
oportunidad para crecer», «una aventura interesante», o sencillamente como «un
problema que no me concierne».
Contar hasta diez es otra táctica del mismo tipo que, por lo general, nos permite
superar un ataque de ira sin que nos haga daño. Fíjese en cómo su cuerpo
experimenta el miedo, la angustia, el terror, la aprensión y el nerviosismo, y así
sabrá cómo funciona la relación cuerpo-mente. Por lo tanto, reducir el estrés podría
suponer la habilidad de tomarse las cosas con más calma, o también replantearse las
situaciones de su vida para que no desencadenen semejantes torrentes de
sentimientos.

30. Deje de fumar.

Los no fumadores no sólo tienen menos problemas de salud, sino que por este
motivo las compañías de seguros les cobran menos. Además, una persona que
empieza a trabajar a los veinte años fumando una cajetilla diaria podría jubilarse
antes con lo que gasta en tabaco. Aquí tiene un ejemplo tomado de un periódico
canadiense:

Higgins empezó a fumar a los 15 años y cada paquete le costaba unos 50


centavos (alrededor de 50 pesetas). Ahora tiene 28 años y fuma una cajetilla y
media diaria, a razón de 1,85 dólar canadiense (unas 175 pesetas) cada una. De
momento, lleva gastados unos 6800 dólares canadienses (casi 650000 pesetas)...
[Suponiendo que el precio del tabaco siga subiendo en la misma proporción,
cuando tenga 70 años cada paquete le costaría 75 dólares canadienses (7 125
pesetas).] Si sigue fumando, habrá gastado 186708 dólares (casi 18000000 de
pesetas). Pero si deja de fumar a los 30 años y coloca el dinero en algo que le
brinde exención fiscal, al 9%, obtendrá 1851 313 de dólares canadienses (más de
175 000000 de pesetas).
El sueño americano... con pocos recursos 221
Evidentemente, se pueden hacer cuentas de este tipo en relación con cualquier
hábito innecesario, desde el consumo de alcohol hasta la adicción al chocolate.
Pongamos como ejemplo el caso del tabaco: tras comprobar que, en las colas de
gente que vive de la caridad, el 60% de sus componentes fuma, un hombre se
ufanaba: «Por lo que vale una cajetilla de tabaco al día yo podría comer muy bien, al
menos desde el punto de vista de la nutrición. Todo se reduce a saber elegir bien.»
A lo cual su amigo le desafió a que se lo demostrara. Y así lo hizo: decidió que
durante un mes comería por un presupuesto diario de 1,45 dólar (181 pesetas), lo
que costaba un paquete de tabaco en esa época. Al final del mes se encontraba en
perfecto estado de salud y disponía de 9,73 dólares (1216 pesetas) en efectivo, y
además le habían sobrado patatas, pasta, margarina, huevos y pan, entre otras cosas.

31. Descanse bien.

¿Ha calculado las horas de sueño perdidas al sumar lo que gana realmente
por hora? Las personas que tienen mucho trabajo podrían estar privándose
diariamente de hasta tres horas del descanso que necesitan. Según un artículo
publicado por el Reader's Di- gest, cuando no había luz eléctrica por la noche se
dormían nueve horas y media; en la actualidad, si uno duerme más de seis horas
y media, los demás piensan que carece de entusiasmo o ambición. La falta de
sueño produce pérdida de memoria a corto plazo y disminuye la capacidad para
tomar decisiones y concentrarse. Uno de cada diez accidentes de tráfico está
relacionado con el sueño, y hasta un 20 % de los conductores se queda dormido
mientras conduce. Dormir menos de lo necesario no es bueno para la salud, y
un buen descanso no se compra con dinero. Cada uno es libre de elegir por sí
mismo.

32. Si pesa más de lo que los médicos consideran adecuado para su tipo
físico, reduzca peso.

Esto le permite ahorrar en alimentación, tanto por los productos costosos


que consume como por los tratamientos, también costosos, para reducir peso.
Si bien es posible que no haya ninguna relación directa entre lo que gana y el
tamaño de su cintura, tal vez le convenga introducir una columna en la tabla
mensual que ponga cosas que como que el cuerpo no necesita. En general, los
médicos coinciden en que si uno supera considerablemente su peso ideal, tiene
más probabilidades de caer enfermo.

Las circunstancias de la vida


La vivienda suele ser uno de los elementos más caros de la tabla mensual.
Por regla general, el 25% de lo que uno ganaba servía para pagar el alquiler,
pero ahora la cifra se aproxima más al 33%. Hay muchas quejas acerca de las
obligaciones que implica una hipoteca: estar atado a un trabajo para pagar la
vivienda. La mentalidad del cuanto más, mejor nos tiene esclavizados en lo
que respecta a comprar viviendas cada vez más grandes. He aquí algunas
maneras de replantearse los costes de la vivienda.
33. Si tiene una casa para las vacaciones, alquílela cuando no la utilice.

En los diez años que llevamos viajando para presentar nuestros seminarios y
trabajar en proyectos de servicio, ha habido numerosas ocasiones en las que
necesitábamos una casa durante varios meses y así nos enteramos de que en
Estados Unidos cada unidad familiar dispone de entre 1,1 y 1,6 (los cálculos
varían) viviendas. Esto incluye la segunda vivienda, las que están abandonadas,
las de verano, las que están en venta pero no se venden, las que están implicadas
en problemas de divorcios y herencias, etcétera. Son casas hermosas que están
vacías. Algunas veces hemos localizado a los propietarios de las viviendas que
nos interesaban a través del asesor fiscal o de los vecinos, y entonces les
preguntábamos si les interesaba alquilárnoslas por unos meses. Ofrecíamos una
fuerte
El suma
sueño como depósito
americano... conde garantía,
pocos aparte
recursos 222de referencias de otros caseros
anteriores. Invariablemente, los propietarios quedaban satisfechos porque
recibían unos ingresos extras, la vivienda estaba protegida de los ladrones, y se
la entregábamos en condiciones inmejorables cuando nos íbamos. Incluso
algunos nos invitaban a volver al año siguiente, y hasta nos reducían el precio
del alquiler.

34. Alquile viviendas que no estén en alquiler.

Esta estrategia sirve también para los alquileres por períodos prolongados.
Recorra la zona donde le apetecería vivir en busca de signos evidentes de que
las casas están deshabitadas, como la hierba sin cortar, las persianas bajadas o la
falta de cortinas, los setos crecidos o el correo todavía en el buzón. Póngase en
contacto con el dueño a través del registro de la propiedad, o haciendo indaga-
ciones. Con bastante frecuencia, detrás de una casa vacía hay una muerte, un
divorcio o dificultades con los anteriores inquilinos. Su disposición a cuidarla
bien (que se manifiesta en un depósito generoso) suele ser un alivio para el
propietario.

35. Pruebe a trabajar como cuidador.


Jason y Nedra Weston, a quienes hemos conocido en el capítulo 2, re-
corrieron el camino hacia la IF como unos cuidadores de casas
fabulosos. Para poner una flecha hacia abajo todos los meses en la
categoría correspondiente al alquiler, se pusieron a buscar otra
solución. Al poco tiempo vieron un anuncio en el que se solicitaba una pareja para
hacerse cargo de un enfermo de cáncer a cambio del alojamiento (su propia casa de
campo) y la comida. Sonaba bien pero la realidad fue mucho mejor, porque resultó que el
hombre vivía en una finca preciosa, con piscina, bañera con equipo de hidromasaje y
jardines. Lo único que tenían que hacer era la compra, preparar la cena, hablar de
deportes mientras comían y limpiar. No sólo ganaban un lugar donde vivir y la comida
sino que además él les pagaba 600 dólares (75 000 pesetas) al mes. Quedaron tan
satisfechos con ellos que cuando el señor se curó del cáncer, les invitó a quedarse dos
años más. Desde entonces, han tenido trabajo como cuidadores de casas a través de una
vasta red de personas con suficientes recursos.

Hay agencias especializadas en conseguir trabajo de caseros, pero


también puede buscar oportunidades por su cuenta, a través de
amistades, de los tableros de anuncios y del periódico. Cuando
demuestre lo que vale, no le faltará trabajo.

36. Si le sobra espacio en su casa, alquílelo.

¿Cuántos metros cuadrados tiene su casa? ¿Cuántos utiliza real-


mente? Alguna parte de ese espacio que sobra, ¿podría servir para hacer
vida independiente?

Penny Yunuba había conseguido un empleo lucrativo pero que no coincidía con
muchos de sus valores y tenía muchas ideas sobre lo que podría hacer si no tuviera que ir
a trabajar todos los días. Comprobó que siempre estaba buscando alternativas y formas
de huir del trabajo, que le empezaba a pesar como una prisión. El curso de IF le abrió un
túnel, pero fue su propio ingenio el que encontró la salida: se dio cuenta de que si se
trasladaba al sótano de su casa y alquilaba su propia habitación, con el dinero del
alquiler podía pagar la hipoteca. Eso fue lo que hizo y además, implementando otras
estrategias creativas, consiguió dejar el trabajo con dinero suficiente para vivir.

37. Haga la prueba de vivir en una comunidad con otras personas que
compartan sus inquietudes.
Comparta la vida con personas que defienden sus mismos valores,
ya sea bajo el mismo techo o como parte de una cooperativa de
cohabitación, una comunidad
El sueño americano... con pocosde intereses,
recursos 223 un fideicomiso sobre una
finca o una comunidad planificada. Aunque los costes varían, cuando
se habla de varias personas, los gastos individuales
tienden a disminuir. La bibliografía que presentamos a continuación le ayudará a
decidir cuál es la mejor opción en su caso:

♦ Corinne McLaughlin y Gordon Davidson, Builders of the Dawn.


♦ Intentional Cotmnumties: A Guide to Cooperative Living.
♦ Kathryn McCamant y Charles Durrett, Cohousing: A Contempo- rary Approach to
Housing Ourselves.
♦ «Living Together», número 29 de la publicación In Context, Bainbridge Island,
Washington.

38. Múdese a una zona más barata.

Roger Ringer tiene un sueño: quiere que todos volvamos a vivir en zonas rurales.
Cuando él y su esposa decidieron trasladarse al campo, comprobaron que lo mejor era volver
a los propios orígenes, al lugar donde habían nacido. Mil habitantes. Una casa de tres
dormitorios y sótano por 30000 dólares (3 750000 pesetas). Inconvenientes: ninguno.
Ventajas: construir uno mismo una casa capaz de generar la energía necesaria para su
sustento, cultivar el huerto, jugar con los niños, disfrutar de la pareja, escuchar música en el
estéreo, alquilar un vídeo de vez en cuando... esto es justamente lo que hace Roger. Él sueña
con que los jóvenes vayan a vivir a la ciudad durante cinco años, más o menos, hasta lograr
la independencia financiera y después regresen a vivir al campo con suficiente liquidez y un
alto nivel de vida.

Si el empleo no le obligara a vivir en la ciudad, podría trasladarse a cualquier


otro sitio donde el dinero rindiera mucho más. Tomemos otro ejemplo, esta vez del
índice comparativo del precio de las viviendas publicado en 1990 por The Seattle
Times: una casa de doscientos metros cuadrados, con cuatro dormitorios, dos cuar-
tos de baño y un aseo, cuarto de estar y un garaje para dos coches cuesta 916 666
dólares (más de 114000000 de pesetas) en Beverly Hills, California, pero sólo 81
666 dólares (algo más de diez millones de pesetas) en Corpus Christi, Texas... y si
lo analizamos en su conjunto, sería más agradable vivir en Corpus Christi.
La flexibilidad también ofrece ventajas en cuestión de alquileres. Una casa o
apartamento con un dormitorio y un cuarto de baño podría llegar a costar hasta 980
dólares (122 500 pesetas) por mes en Honolulú, o apenas 305 dólares (unas 38000
pesetas) en Oklahoma City. Otros lugares que conviene evitar son Nueva York;
Boston; San José, California; Washington D.C. y San Francisco. Son preferibles
Colorado Springs, Colorado; Austin o San Antonio, Texas; Wichita, Kansas, e
incluso Tucson, Arizona.
39. Venda la casa y vaya a vivir a una caravana.

¿Ha oído hablar alguna vez de esas parejas de jubilados que viven todo el año en
una caravana? Y se lo pasan de maravilla. Con lo que obtienen de la venta de una
casa modesta, compran una espléndida casa sobre ruedas que les ofrece las mismas
comodidades que un hogar... y algo más. Viajan según el clima, de modo queja-
más tienen problemas de calefacción o aire acondicionado. En las ciudades se
acercan a la casa de algún amigo o familiar, se conectan a la corriente eléctrica y
disfrutan de todas las ventajas de una vivienda urbana. Si son un poco más osados,
pueden acampar en lugares ignotos en terrenos del Estado, por una cantidad ínfima.
Si se instalan paneles fotovoltaicos en el techo, hasta generan su propia
electricidad. Si le interesa explorar este tipo de vida, le recomendamos que lea los
números atrasados de la revista Trailer Life. Si cerca del lugar donde vive hay algún
campamento para caravanas, puede ir a conversar con personas que vivan allí de
forma permanente y seguramente no tendrán ningún inconveniente en mostrarle
cómo viven.
40. Compre un terreno e instale en él una caravana.

Durante una entrevista que nos hicieron para un programa de radio, llamó por
El sueño americano... con pocos recursos 224
teléfono una señora que comentó que ella y su marido habían comprado un terreno
a cuarenta minutos de Seattle y una caravana usada, y que habían pagado por
ambos 10000 dólares {1 250000 pesetas) en efectivo. No podía comprender que las
demás personas que llamaron se quejaran de que pagaban 1000 dólares (125 000
pesetas) o más al mes por una hipoteca cuando había otras formas de vivir más
baratas.

41. Haga usted mismo los arreglos en casa.

Cuando uno es propietario, el mantenimiento de la casa significa un descenso


importante de sus ahorros. Si cualquier obrero especializado cobra más de 50
dólares (6 250 pesetas) por hora, el simple hecho de arreglar una fuga de un grifo
puede damos una sorpresa a la hora de pagar la factura. Aprender a hacerlo uno
mismo no es tan difícil como parece. Existen numerosas guías excelentes que
enseñan a realizar los arreglos domésticos (en la biblioteca, desde luego), pero
además cuenta con otra fuente de información que a menudo pasamos por alto: los
vídeos. De hecho, ver cómo trabaja una persona que sabe nos brinda más
información que el libro mejor escrito o ilustrado.

Compartir
¿Utiliza todo el tiempo todo lo que tiene? Desde luego que no. De modo
que, ¿qué hay de malo en dejar que otra persona use algo mío cuando no lo
estoy usando, siempre que me lo devuelva en el mismo estado en que estaba?
Una cierta flexibilidad en el concepto de lo que es mío hace que la vida sea más
barata y más divertida. También puede intercambiar bienes y servicios con los
vecinos, en lugar de pagar en efectivo. Presentamos algunos ejemplos que no
son más que una mínima parte de lo que se puede hacer.

42. Comience en el barrio un intercambio de herramientas y


conocimientos.

Haga una lista de las herramientas y los conocimientos de que


dispone. Agregue las demás herramientas y conocimientos que supone
que deben tener las demás personas que viven en el mismo edificio o en
la manzana. Haga una fotocopia de la lista para cada vecino y deje un
espacio debajo de cada punto para que cada uno indique si dispone de
algo y qué garantías precisa para estar dispuesto a prestarlo. En una
manzana no hacen falta más que unas cuantas tijeras de podar, una
escalera de corredera, varios corta- céspedes, un par de motosierras
eléctricas, etcétera; sin embargo, por falta de comunicación, en casi
todas las casas hay un artículo de cada clase que no se utiliza el 95 % del
tiempo. Eso sin hablar de lo que cada uno sabe, o del tiempo de que
dispone. A lo mejor la vecina se gasta los últimos ahorros para
conseguir contratar a alguien que cuide de su marido que está en cama,
mientras uno pierde tres horas todas las tardes viendo culebrones por la
tele. Quién sabe si la ayuda que precisa no está en la casa de al lado. Es-
tos intercambios brindan más beneficios que el simple ahorro de dinero.

43. Intercambie la ropa con amigos que usen la misma talla.

Lo que es viejo para uno a lo mejor le brinda a otro toda la novedad


que precisa. A menos que ambos trabajen en el mismo despacho, nadie
tiene por qué conocer el origen de la ropa que lleva.
44. O intercambie la ropa con usted mismo... en el futuro.

En lugar de revisar el armario y regalar la ropa que no le interesa, saque todo


lo que no haya usado el año anterior, métalo en una caja y guárdela. La próxima
vez que tenga muchas ganas de ponerse algo nuevo, abra la caja en lugar de ir a
una tienda. Encontrará allí viejos amigos que le encantarán.
El sueño americano... con pocos recursos 225
45. Intercambie servicios: «un corte de pelo a cambio de cuidar a un
enfermo».

Dentro de los límites familiares, nos intercambiamos servicios de iorma


permanente: cocinar, limpiar, ocuparse del jardín, lavar la ropa, quitar el polvo,
pasar el aspirador y muchos otros. Nadie cobra por hacer lo que tiene que hacer.
Entonces podemos ampliar la definición de familia e intercambiar servicios
con los amigos. En algunos países están apareciendo organizaciones más
formales en un marco nacional. Por ejemplo, un sistema de trueque por orde-
nador llamado LETS (Local Economic Trading System), establecido
originalmente en una comunidad de Canadá, se ha extendido a Estados Unidos.
Al prestar un servicio a algún miembro del LETS, uno gana un crédito que sirve
para pagar después otro servicio.

46. Incorpórese a una cooperativa para cuidar niños.

Numerosos padres se han unido con otros de la misma zona para formar una
cooperativa para cuidar de sus hijos, con lo cual cada uno dispone de tiempo
libre y flexibilidad, al mismo tiempo que ahorra dinero y las eternas dificultades
de encontrar una canguro de fiar que esté disponible cuando haga falta.

47. Lea libros y revistas de la biblioteca, en lugar de comprarlos.

La ventaja es que, con los programas de préstamo entre bibliotecas, la


biblioteca de la ciudad o de la provincia le puede conseguir casi cualquier libro
que se le ocurra, aunque tenga que pedirlo a la otra punta del país.

48. Comparta con un amigo la suscripción a una revista.

El doble de placer por la mitad del precio. Y la mitad de papel para rédela i.
además.
49. Haga correr la voz. Informe a sus amigos y familiares de lo que
necesita.

Es muy probable que alguien que conozca tenga justo lo que necesita
en algún rincón de su casa y que esté encantado de prestárselo o incluso
de regalárselo, así que no tema preguntar. La frugalidad consiste en
aprovechar los bienes materiales, tanto los suyos como los de los
demás. A lo mejor le hace un favor al donante al quitarle eso de
enmedio, o tal vez se sienta menos culpable por haber comprado otro
capricho.

Ivy Underwood comentó en su grupo de apoyo de IF que necesitaba una máquina de


coser normal y corriente. Resultó que Ellen tenía una que no había usado jamás. Ivy le
preguntó a Ellen lo que quería a cambio, y lo que más le apetecía a Ellen era hacerse
amiga de Ivy, porque acababa de renunciar a un trabajo como empleada administrativa
para trabajar como autónoma sobre todo con el fin de tener más tiempo para dedicar a
los amigos. Así que Ellen dijo que quería ir cuatro veces a casa de Ivy a comer comida
casera... y así se han hecho muy amigas. Si hubieran hecho las cosas según el sistema
tradicional, Ivy habría tenido que pagar unos 300 dólares (37500 pesetas) para comprar
una máquina de coser y Ellen se habría perdido una buena amiga. De este modo, salen
ganando las dos

Las compras - Marilynn, la «urbanita tacaña»

Marilynn Bradley, que alcanzó la IF después de trabajar seis años como


cocinera y restauradora, nos ha enseñado las estrategias que utiliza para
aprovechar hasta la última peseta que gasta en alimentación. Hace las com-
pras para una familia compuesta por seis personas y gasta 2 dólares (250
pesetas) por persona
El sueño al día. Si
americano... conusted
pocos sólo compra
recursos 226 para una o dos personas,
tenga en cuenta que muchas de las ideas de Marilynn se pueden adaptar a
familias más reducidas. Ella sostiene que hacer las compras con cuidado le
permite ahorrar no sólo dinero, sino también tiempo ya que, al hacer las com-
pras deforma organizada, no tarda más de cinco minutos al día por persona.

50. Averigüe los precios.

Dedique un día a averiguar los precios de todas las tiendas de la zona


y apunte los precios de los artículos habituales en su lista de la compra.
Si no compara precios, no se dará cuenta cuando algo es una ganga.
51. Confeccione una lista y cíñase a ella.

Por suerte, Marilynn no es una compradora compulsiva; por eso es ella la que se
encarga de las compras en lugar de su compañera de piso, que no sabe lo que quiere
hasta que no lo ve. Marilynn tiene una lista de las cosas que se utilizan en la casa que le
sirve para comprobar lo que hace falta.

52. Guarde los vales de descuento.

Gracias a estos vales, Marilynn ahorra hasta 40 dólares (5000 pesetas) al mes.

53. Es preferible una compra grande cada siete o diez días que varias
compras pequeñas más frecuentes.

Aunque tenga una voluntad de hierro con respecto a las compras


compulsivas, cuanto menos esté expuesto a la tentación, mejor. Esta
estrategia permite ahorrar tiempo, además de dinero.

54. Prepare los menús con anticipación para los siete o diez días para los
cuales realiza la compra, y aproveche los productos que hay en el mercado.

De este modo gasta menos, no sólo porque compra lo que está mejor
de precio, sino también porque no compra de más (que después le
sobra) ni de menos (y entonces se ve obligado a comprar en cualquier
tienda a mediados de la semana).

55. Compare precios, consultando el periódico y las ofertas semanales de


los supermercados.

Marilynn compra en tres o cuatro tiendas de alimentación diferentes para conseguir


el mejor precio para cada artículo. Como todas se encuentran dentro de un radio de unos
3 km de su casa, no tarda mucho más pasando por todas en una sola mañana.

56. Compre en grandes cantidades los productos que utiliza con


frecuencia, como harina, cereales y especias.

En algunas tiendas se suelen vender productos en grandes can-


tidades, aunque no siempre a mejor precio. Una oferta especial
para las bolsas de dos kilos y medio de harina de la marca del esta-
blecimiento podría ser una buena compra.

En algunos artículos, Marilynn compra al por mayor sacos de veinticinco kilos y


guarda h que le sobra en envases herméticos de plástico.

57. Entérese de cuáles son los productos de temporada que, por lo tanto,
están mejor de precio.
Si no se empeña en comer pomelos en verano y melocotones en
invierno, la cuenta de la frutería puede bajar considerablemente.
Recuerde
El sueñolaamericano...
ley de la oferta y la
con pocos demanda:
recursos 227 lo que abunda siempre es
barato y lo escaso resulta caro.

58. Cuando haya alimentos rebajados compre mayores cantidades, sobre


todo si se trata de productos enlatados, aunque puede hacer lo mismo con la
carne si dispone de espacio en el congelador.

A estas alturas, Marilynn ya sabe cuántas latas de atún devoran en su casa en verano,
lo cual le permite aprovechar las rebajas y comprar cajas enteras. No hay ninguna ley
que prohiba vaciar las estanterías de la tienda de comestibles si algún artículo está
especialmente rebajado, y comprar por ejemplo cincuenta kilos de harina o dos cajas de
olivas en lata.

59. Fíjese dónde pone cada tienda los productos que tiene rebajados
porque tiene interés en venderlos rápidamente.

Las tiendas suelen rebajar muchos productos que todavía se en-


cuentran en buen estado porque ya no están en su mejor momento. Si
sabe mirar bien, podrá distinguir los productos que estén frescos y que
le puedan servir.

60. Si dispone de un huerto donde cultivar algunas hortalizas, sea frugal y


cultive aquellas que le permitan ahorrar más por el mínimo espacio y esfuerzo.

Cada persona puede tener motivos diferentes para ocuparse de su huerto. Por
ejemplo, para Lu Bauery Steve Brandon forma parte de su compromiso de vivir de
acuerdo con la tierra y aprovechar sus recursos con inteligencia. Todo tiene que ser de
cultivo biológico y fresco de modo que, aunque no resulte más barato que comprar en el
supermercado, ellos lo prefieren así. Gracias a un congelador de segunda mano que les
costó 50 dólares (6250 pesetas), disponen de hortalizas de su propia cosecha durante
todo el año.

Muchas personas que viven en la ciudad consiguen encontrar un poco de


tierra y de sol para plantar unos cuantos tomates y ahorrar, en vez de
comprarlos en el mercado... aparte de la diferencia de sabor, desde luego.

61. Use la imaginación. Si está a punto de quedarse sin algo antes de la


siguiente compra programada, trate de improvisar con lo que tiene a mano en
lugar de salir corriendo a la tienda más próxima.

Ya hemos dicho que solucionar los problemas con dinero suele anular
nuestra creatividad. En lugar de insistir siempre en ciertos productos para cada
día de la semana, procure alimentarse con lo que tenga en ese momento. No
olvide que la masilla fue un error de laboratorio hasta que alguien descubrió su
verdadera utilidad. A lo mejor incluso inventa un nuevo plato...

62. Asocíese con sus amigos y vecinos con el fin de formar una
cooperativa para comprar al por mayor.

Aunque no viva con otras personas, puede comprar en grandes cantidades


juntando sus pedidos con los de otros. Conocemos un PIF que incluso ahorra un
poco más porque es la persona que se encarga de recoger los pedidos y de
distribuirlos entre el resto del grupo.

63. Coma un plato de carne menos por semana (o dos) y sustituyalo por
uno de legumbres o de pasta.

Busque unas cuantas recetas de su agrado que utilicen ingredientes


económicos y combínelas en el menú semanal con otras más caras, con la doble
ventaja de ahorrar y, al mismo tiempo, introducir cambios saludables en su
alimentación.
El sueño americano... con pocos recursos 228
64. Compre en puestos callejeros y en donde venden los mismos
productores.
En estos sitios se compra más barato porque no hay intermedia rios. ¿Sabía
El sueño, normal
que un producto alimenticio americano... cotíenpocos
recorre recursos
Estados 229más de dos mil
Unidos
kilómetros desde el lugar donde se cultiva hasta el lugar donde se consume?
Enviar un camión cargado de mercancía al otro extremo del país puede costar
hasta 4 500 dólares (562 500 pesetas). Todo esto se ahorra cuando se compran
productos de la propia región. Además, cada dólar que se gasta en comprar
productos regionales circula en la economía local, generando de 1,81 dólar (226
pesetas) a 2,78 dólares (348 pesetas) en otras actividades. Además, en este tipo
de puestos los dependientes suelen estar más dispuestos al regateo que los
cajeros de los supermercados.

65. Conozca las características de los mercados de la zona y los artículos


que se venden a mejor precio en cada uno de ellos.

Algunas tiendas de alimentación se especializan en ciertos productos


agrícolas, otras en carnes o productos lácteos. Otras venden productos
envasados con su propia marca a precios muy económicos. En otras encontrará
un horno de panadería para atraer a los clientes.

66. Lleve sus propias bolsas para hacer la compra.

En muchos supermercados de Estados Unidos cobran cinco pesetas por las


bolsas de plástico. Con una bolsa de lona para la compra, que le puede durar
diez años, podría ahorrar hasta 25 dólares (3 125 pesetas). Si la compra en una
tienda de rebajas a un dólar (125 pesetas), significa un ahorro considerable.

67. No compre comida preparada.

He aquí algunos ejemplos de los campeones de la frugalidad, Amy y Jim


Dacyczyn:

♦ Su chocolate a la taza (VS de taza de leche en polvo, 1 cuchara- dita de cacao


en polvo, 1 cucharadita de azúcar) les cuesta 7 centavos (9 pesetas) por
ración, en comparación con los 25 centavos (31 pesetas) por ración que
cuesta la mezcla que se vende ya preparada en paquetes.
♦ Su té helado casero les cuesta 20 centavos de dólar (25 pesetas) por cada medio litro,
en comparación con el 1,29 dólar (161 pesetas) por cada medio litro que cuesta la
mezcla instantánea. El agua con gas en botellas de dos litros cuesta 2,63 dólares (329
pesetas), las cajas de seis cuestan 4,28 dólares (535 pesetas), una botella de agua con
gas en una cadena de comida rápida cuesta 7,64 dólares (955 pesetas) y 14,98 dólares
(1 873 pesetas) si la compra en el cine. El agua del grifo, añaden, no cuesta nada.
♦ Amy y Jim hicieron un test meticuloso y científico para comparar las palomitas para
microondas con las normales. Aquéllas costaban una media de 0,126 dólares (16
pesetas) por taza, en comparación con 0,01 dólar (1,25 peseta) por taza para las nor-
males. Además, éstas se hacen más rápido.

Las vacaciones
A medida que aprende a manejar mejor el dinero y su vida se vuelve más
satisfactoria, uno tiene menos necesidad de salir de vacaciones. Después de
todo, si está satisfecho con su vida, ¿qué sentido tiene irse a la playa durante
una semana para achicharrarse la piel?

68. Relájese más cerca de casa.

A lo mejor disfruta quedándose en casa. Todo el tiempo que trabaja por el privilegio
de ser su dueño o inquilino le da derecho a relajarse y a disfrutarla durante una semana. Si
necesita irse, la distancia da lo mismo: fuera de casa son tanto cinco kilómetros como
quinientos. Y si no se va muy lejos, no tendrá que pasar por el estrés de meter en una
El sueño, americano... cotí pocos recursos 230
maleta todo lo que necesita para una semana.

Chris Northrup llegó a la misma conclusión y empezó a pasar las vacaciones en


una casa en la playa a una hora de su casa. Su familia está más relajada que antes,
cuando pasaban unas costosas vacaciones para demostrar que disponían de una buena
posición económica.

69. Compre los billetes de avión con bastante anticipación.

Si compra los billetes de avión por lo menos un mes antes de viajar, conseguirá
mejores precios.
70. Aproveche los precios más bajos que le ofrecen por viajar en mitad de
la semana y quedarse a pasar el fin de semana.

Cada compañía aérea tiene una política diferente, pero en general le ofrecen
un descuento por pasar la noche del sábado en el punto de destino.

71. Sea su propio agente de viajes.

No suponga que en una agencia de viajes le van a conseguir el mejor precio


posible. Compare por teléfono los precios de los billetes, como los de
cualquier otro producto, y después adquiéralos a través de su agencia, que a su
vez se gana la comisión y ya le brindará mejores servicios en el futuro.

72. Vaya de acampada.

En lugar de tomarlo como unas vacaciones baratas, plantéeselo como una


excursión por su territorio. A cada ciudadano estadounidense 1 e pertenece 1,21
hectárea de tierra (1/250000 000 parte del total de los terrenos públicos, que
hacen un total de 293 276 790 hectáreas para ser exactos). Le parecerá
increíble lo relajante que es ir de acampada. Tiene todo lo que necesita y ya no
le hace falta ir a comer a un restaurante y dormir en un motel. Está en pleno
campo, así que no se siente obligado a ver paisajes ni a aprovechar el campo de
golf de dieciocho hoyos del club. Nada de piscinas olímpicas, pistas de tenis,
establos, juegos ni bailes de etiqueta. Relájese; aunque le crezca la barba o se le
arrugue la ropa, no se preocupe. ¡Eso sí que son vacaciones!

73. Pase las vacaciones trabajando como voluntario en algún proyecto


que sea compatible con sus valores y su propósito.

A través de la organización Earthwatch (680 Mount Auburn Street,


Watertown, Massachusetts 02272, 617/926-8532) uno se puede ofrecer como
voluntario para trabajar en cualquier parte del mundo en proyectos de
investigación sobre el medio ambiente. Por medio de diversas organizaciones
puede viajar como observador internacional a países que mantienen tensas
relaciones con su país, creando amistades que contribuyan a aliviar en parte las
tensiones. Otra organización americana, Global Exchange (2141 Mission
Street #202, San Francisco [California] 94110, 415/255-7296) organiza
excursiones en grupo a países del Tercer Mundo para conectarse con proyectos
populares de pacificación y desarrollo. En Volunteer Vacations (Vacaciones y
voluntariado) de Bill McMillan (consulte la bibliografía, al final del libro)
encontrará información en abundancia.

Las invitaciones y las salidas


La clave para que las invitaciones y salidas sean frugales consiste en
recordar su finalidad: disfrutar de la compañía de los demás. Cuando uno llega
a la base misma de la cuestión, más allá de un cierto nivel de comodidad, el
dinero no hace que el encuentro resulte ni más ni menos agradable. De hecho,
las relaciones más profundas entre las personas no tienen nada que ver con
cosas que se puedan comprar con dinero.
74. Organice una comida informal en la que cada invitado lleve algo, en
El sueño, americano... cotí pocos recursos 231
lugar de una gran cena.

Las comidas informales suponen el máximo grado de comodidad e igualdad


con respecto a las invitaciones: nadie se siente obligado, no hace falta
impresionar a los demás con platos muy complicados, siempre hay algo para
todos los gustos y regímenes, y al final los invitados se llevan sólo la fuente,
con lo cual al dueño de la casa le quedan las sobras para el día siguiente.
Además, no dejan huellas profundas en su presupuesto.

75. invite amigos a comer, pero no prepare nada fuera de lo normal.

Puede que el arroz y las lentejas sean viejos conocidos suyos, pero a lo
mejor para sus invitados son una novedad. Tener invitados a comer no tiene por
qué costar más que preparar una o dos raciones más. Algunos de nuestros
amigos incluso han comido lo mismo cada vez que han venido a visitarnos, y
no lo disfrutan menos por este motivo.

76. Invite a los amigos a comer el postre y a ver juntos una cinta de vídeo
o un documental que le parezca interesante y sobre el cual puedan conversar
después.

Hemos utilizado a menudo esta estrategia social con excelentes resultados.


Nuestros amigos saben que en estas reuniones conocen a personas interesantes
y amenas, y se suelen quedar hasta tarde conversando. El vídeo constituye el
punto de partida, la media hora de debate suele conducir a alguna perspectiva
nueva, y el café y el pastel nos ayudan a reponer fuerzas para conversar toda la
noche.

77. Organice una cena progresiva.


Es un método que funciona muy bien en un barrio o en una ciudad pequeña,
aunque se puede adaptar a ciudades más grandes y espacios abiertos. Se
empieza en la casa de alguna persona con el aperitivo, se pasa a la casa de la
siguiente a tomar la sopa, después a otra; y se sigue así, de casa en casa, para
cada plato. Se parece a las cenas informales porque todos cocinan algo, pero
ninguna familia tiene que fregarlo todo al final. Tenemos amigos que han
adaptado esta variante en relación con los trabajos de la casa y del jardín. Dos
amigos o más se ponen de acuerdo para ir cada uno a casa del otro para hacer
esas tareas que resultan demasiado difíciles o pesadas para uno solo. Por
ejemplo, en la primera casa todos podan el seto vivo, en la segunda frotan el
suelo y en la tercera retiran las contraventanas. Realizadas en equipo, estas
tareas resultan mucho más entretenidas, y al estar todos juntos el tiempo y las
manos vuelan.

78. Vaya al cine el día del espectador, o a funciones matinales más


económicas, si no puede esperar a ver una película en vídeo.

Ir al cine suele ser una de las primeras actividades que se eliminan cuando
uno se da cuenta de la cantidad de energía vital que gasta en establecimientos
comerciales. Pero esa experiencia cinematográfica de vez en cuando puede ser
maravillosa, de modo que averigüe si hay horarios o días más económicos. Si
no, espere a que la película aparezca en vídeo y entonces alquílela una noche
más barata o, mejor todavía, invite a sus amigos a verla. Si añade unas
palomitas recién hechas, ya tiene una verdadera velada de cine en su propia sala
de estar. Aparte de que así pueden reír a carcajadas, llorar y hacer comentarios
tontos con total libertad.

79. Si es fanático del teatro, trabaje de acomodador en alguna sala.


Comuniqúese con algún teatro cerca de su domicilio y averigüe cuáles son
El sueño,funciona
sus requisitos. Este método americano... cotí con
también pocos recursos
charlas, 232
conferencias, talleres
y ferias. En el caso de casi todos los eventos a los que le interese asistir, es
posible cambiar horas de trabajo como voluntario por entradas o matrículas.
Incluso como voluntario tal vez lo disfrute más que como un espectador común,
porque a lo mejor llega a conocer al elenco o tiene que llevar al aeropuerto al
orador principal y queda atrapado en un atasco durante cuarenta y cinco
minutos con un compañero fascinante.

80. Saque de la biblioteca los discos compactos, casetes de au- dio y


cintas de vídeo.

Quedará sorprendido ante la amplia variedad de títulos fascinantes que tiene


a su disposición. Muchas personas comprueban que les basta con leer (o
escuchar o ver) algo una sola vez para obtener todo lo que desean. Puede
escuchar buena música, aprender un idioma, formarse en una variedad de
cuestiones, disfrutar de una película, y todo sin contribuir a la confusión ni
recurrir a la cartera.

81. No salga más a comer fuera hasta que no vuelva a resultarle un


verdadero placer.

Comer en un restaurante es otra categoría de gastos que cuestionan los PIF


cuando se dan cuenta de la cantidad de energía vital que les consume el hecho
de comer fuera de casa, lo cual no significa, evidentemente, que tengan que
suprimir este lujo de forma automática.

Mary Yew y su familia (cuatro en total) viven en el campo en las afueras de Paonia,
en Colorado. Tienen su propia casa, comen lo que ellos mismos producen y apenas
gastan unos 300 dólares (37500 pesetas) al mes. Una vez por semana van todos juntos de
compras al pueblo. Comen un trozo de pizza o un plato de sopa de brécol y después se
quedan descansando en el restaurante, esperando a que se les funda la nieve de las botas
y haciendo planes para el resto de la tarde (pasear en trineo, preparar salsa de tomate,
hacer algún trabajo artístico), contando chistes y conversando con las personas que
entran en el establecimiento. Puro lujo y satisfacción total... ¡por 20 dólares (2 500
pesetas) al mes! De ningún modo piensan renunciar a semejante ritual.

Chris Northrup ha llegado a la conclusión de que merece la pena que los cuatro
miembros de su familia salgan a comer fuera, no porque la comida sea nada
extraordinaria, sino porque así disfrutan del tiempo en fa- miña sin interrupciones.
En casa, al menos una persona (que suele ser ella misma) va y viene
constantemente, sirviendo y recogiendo la mesa. Pero no hay motivo
para que estas ocasiones especiales impliquen un coste elevado, sino
que eligen restaurantes económicos para disfrutar del lujo de estar
juntos frente a una comida nutritiva.

Diane Grosch, nuestra exyuppy, estuvo un mes sin pisar ningún


restaurante y durante ese tiempo aprendió mucho de cocina. A final de
mes, ella y su compañero cogieron 15 dólares (1875 pesetas) y fueron a
pie hasta el restaurante más próximo. Fue una cena muy especial y sin
embargo Diane ni siquiera volvió a tener ganas de salir a comer hasta
el mes siguiente. Se dio cuenta de que el verdadero valor estaba en lo
que ella aportaba y no en lo que pagaba por la cena ni en la elegancia
del restaurante.

82. Escriba cartas en lugar de hacer llamadas telefónicas a larga distancia.

Si sus seres queridos (novia/o, abuela, ex profesor) viven fuera del


radio de llamadas locales, cualquier conversación que vaya más allá de
un hola y adiós cuesta más que escribir una carta. Además, es posible
que por carta pueda decir cosas que no se atrevería a decir por teléfono
o personalmente. Aparte de que una carta se puede releer y conservar
El sueño, americano... cotí pocos recursos 233
durante muchos años.

83. Y no olvide que lo mejor de salir con una persona es que no cuesta
nada de dinero.

Las aficiones

84. Procure que sus aficiones sean rentables y le ayuden a reducir gastos.

Algo que muchas personas hacen cuando tratan de reducir sus gastos
es buscar cosas que puedan hacer por sí mismas en lugar de comprarlas;
se trata del síndrome del hágalo usted mismo. Por ejemplo, dedicar diez
horas a la fabricación de una lámpara de mesa en un torno de madera
puede ser muy entretenido y seguro que la lámpara queda preciosa y es
muy práctica, pero semejante gasto de energía vital no se puede
justificar como un ahorro. Una lámpara de segunda mano que le puede
costar dos dólares (250 pesetas) resulta mucho más rentable que las diez
horas que ha dedicado a la tarea. Lo cual no significa que esta actividad
no tenga otras compensaciones más importantes que la mera rentabilidad,
como la expresión artística, la satisfacción creativa y otros valores intangibles.
A esa conclusión precisamente llegaron Lu Bauer y Steve Brandon con respecto
a su huerto de cultivo biológico y entonces se limitaron a cambiar el nombre de
la categoría: ahora, en lugar de alimentación, se llama aficiones.

85. Busque aficiones para las cuales no tenga que recorrer grandes
distancias.

Si pretende vencer el miedo, podrá lograrlo igual de bien en cualquier


escuela de artes marciales que practicando rafting en los rápidos de Asia
central. Y si le gusta escalar, antes de ir a Nepal trate de coronar todos los picos
que encuentre a una distancia de un día de coche del lugar donde vive, a menos
que viva en una zona de extensas llanuras, en cuyo caso tendrá que viajar un
poco más. Pregúntese qué puede hacer para vivir una aventura, aprender algo y
poner a prueba su valentía y su ingenio en el lugar donde vive.

86. Elija aficiones que pueda disfrutar sin necesidad de adquirir un equipo
costoso.

Todos conocemos a los fanáticos de los equipos. Son aquellos que, cuando
se deciden a practicar golf, compran los mejores palos del mundo antes de pisar
siquiera el green y, si se dedican a la fotografía, adquieren un montón de
cuerpos de cámaras, objetivos, filtros y trípodes antes de hacer la primera foto.
Hasta una afición sencilla, como salir a correr, les brinda la ocasión para
invertir varias decenas de miles de pesetas en zapatillas deportivas, camisetas
sin mangas, mallas, sudaderas, elásticos para el pelo, relojes de pulsera para
tomarse el pulso y, evidentemente, un walkman. Nosotros utilizamos el
método opuesto para practicar una afición. En primer lugar, si tenemos que
comprar un equipo caro para iniciarnos en un deporte, lo pasamos por alto. Para
los demás, no compramos más de lo que necesitamos para nuestro nivel y,
cuando nuestro grado de capacitación supere al equipo, ya iremos poniéndonos
al día poco a poco y según corresponda.

87. Haga útil su afición o convierta su afición en un servicio.


Reunirse con otras personas que realizan actividades para contribuir al
bienestar de los demás resulta entretenido en sí mismo, tanto si se trata de
reuniones informativas o de planificación, como de preparar
correspondencia, controlar la cooperativa alimenticia o visitar un
orfanato. Algunas personas han encontrado la manera de que su afición
coincida con su escala de valores: hay quienes corren por motivos tan
variados como acabar con el hambre mundial o con el cáncer; en
El sueño,
muchas ciudades se hacen americano... cotí
bailes por la pazpocos recursos
y los 234
participantes recaudan
fondos para colaborar con la paz mundial. Si le gusta cocinar, siempre
se vende comida por causas altruistas. Incluso los aficionados a
comprar utilizan su afición para encontrar gangas en artículos de uso
doméstico que se envían a los refugios para las personas sin hogar. Si le
gusta hacer algo, le gustará más si sabe que al mismo tiempo está
ayudando a los demás.

88. Busque o modifique sus aficiones a fin de evitar pagar cuotas de


asociación a clubes o gimnasios caros.

Ya hemos mencionado que cortar la hierba con un cortacésped


manual, aparcar el coche en el otro extremo del aparcamiento,
desplazarse a pie para hacer las gestiones, ir a trabajar en bicicleta y
subir por las escaleras en lugar de utilizar el ascensor son métodos
excelentes para ahorrarse la cuota del gimnasio. Hasta las tareas
domésticas podrían ser una forma de hacer ejercicio.

Los seguros
¿Por qué creemos que tenemos que asegurar cada aspecto de nuestra vida
por millones de pesetas? ¿De qué tenemos tanto miedo? Un PIF llegó a la
conclusión de que muchos hombres temían no dar la talla como proveedores
eficaces y por lo tanto tapaban su inseguridad con pólizas de seguros: si no
puedo proporcionar a mi familia lo que les hace falta, al menos les brindo un
seguro que cubra sus necesidades. La negación es cara en más de un sentido.

89. El valor o estado actual de su coche, ¿justifica el seguro multirriesgo


que paga por él?

A pesar de los grandes avances de Marilynn Bradley con relación a


las compras, adoptaba un comportamiento automático con respecto al
seguro del coche. Después de dos años de independencia financiera,
otro coche chocó con el suyo de costado. Aparte de la puerta, que
quedó bastante estropeada aunque seguía funcionando, el resto del
coche no sufrió ningún desperfecto. De todos modos, su compañía de
seguros lo declaró siniestro total y le pagó 1000 dólares (125000 pesetas). Todo
muy bien y Marilynn siguió pagando una cuota anual de más de 500 dólares (62500
pesetas) sin captar siquiera la ironía de la situación hasta que hizo las cuentas al final
del año... dos años después. Cuando dejó de pagar un seguro multirriesgo que no
precisaba, la cuota anual quedó por debajo de los 300 dólares (37500 pesetas).

¿No estará actuando como Marilynn?

90. ¿Está asegurando bienes heredados que jamás podría sustituir, ni


siquiera si se los robaran?

Kees y Helen Kolff interrumpieron sus tablas y evaluaciones mensuales al llegar


al seguro de la vivienda: estaban pagando 6 dólares (750 pesetas) cada mes para
asegurar unas joyas que Helen había heredado de su abuela. Aplicando la forma de
pensar con IF se dieron cuenta de que no podrían sustituir esos tesoros y que tampoco lo
harían porque lo que tenían de especial era, precisamente, su relación con el pasado.
Entonces, ¿para qué pagaban esa cuota mensual? ¿Para que les devolvieran un dinero
como consuelo? Aficionado como era a sacar cuentas, Kees calculó cuánto haría falta de
capital para producir unos intereses de 6 dólares (750 pesetas) cada mes en el momento
en que planeaban alcanzar la independencia financiera (mayo de 1993). La cifra (1000
dólares, es decir, unas 125000 pesetas) resultó tan convincente que cancelaron el
seguro.
91. Si su mujer tiene su propia profesión, ¿necesita un seguro tan
El sueño, americano... cotí pocos recursos 235
completo como el que pagaba su padre?

Dedique un poco de tiempo a evaluar su seguro de vida. ¿Hasta qué


punto constituye una protección razonable para que su familia pueda
pagar el entierro, saldar las deudas y subsistir, y hasta qué punto servirá
para aliviar esa incómoda sensación de temor, dolor y descontrol?
¿Acaso no hay mejores formas de manejar este tipo de sentimientos que
pagar una póliza de seguro elevada, otras formas que servirían para
profundizar la relación entre ambos y aumentar al mismo tiempo su
autoestima?

Los hijos
En 1986 se calculaba que criar un niño en una gran ciudad hasta los
dieciocho años en Estados Unidos costaba más de 100000 dólares (12 500000
pesetas). Los niños de hoy día, ¿son verdaderos agujeros negros (pozos sin
fondo de necesidades, caprichos y deseos), o se pueden limitar los costes de la
paternidad/maternidad? Si decide que se puede permitir el lujo de tener hijos,
aquí tiene algunos consejos prácticos de otros PIF sobre cómo limitar los
costes:

92. Utilizar la creatividad en lugar del dinero para planificar las fiestas de
cumpleaños y los disfraces de carnaval.

Amy y Jim Dacyczyn, los famosos tacaños de Maine, lograban ahorrar con el
que él recibía de la Marina, incluso con seis hijos. Partiendo de la base de que
sueldo
«la tacañería, sin creatividad, es privación», Amy ha hecho cosas muy imaginativas,
como convertir el interior del cobertizo en un barco pirata para el cumpleaños de su hijo,
usando sábanas blancas viejas, cuerdas, los lados desmontables de una caravana y cajas
viejas de madera, o sea con cosas que tenía por allí. Para carnaval, otro de sus hijos se
disfrazó de astronauta, con un traje de cartón adornado con objetos de metal
encontrados en la basura. (Ganó el primer premio.) En su ensayo sobre la creatividad,
Amy prosigue: «Cuando falta imaginación e inventiva, la frugalidad significa privación;
en cambio, cuando la creatividad se combina Con la frugalidad uno se las arregla sin
dinero, pero no se priva de nada.»

93. Dé a los niños una asignación y deje que ellos decidan la forma de
gastarla.

Muchos PIF comentan que, en cuanto sus hijos se daban cuenta de


que tenían que gastar su propio dinero para conseguir lo que querían, se
volvían muy frugales... y emprendedores.

94. Limite sus propios gastos y sus hijos le imitarán.

Tal vez requiera un poco de tiempo, pero si cambia su escala de


valores, sus hijos harán lo mismo.

En cuanto Katey Ned Norris, abogado, dejaron de comprar ropa cara en unos
proveedores de venta por correo, su hija de seis años dejó de pedir pantalones Osh-Kosh.
Cuando Kate empezó a comprar en tiendas de segunda mano, su hija disfrutaba
poniéndose ropa usada (antes se había negado sistemáticamente). Cuando Laura
cumplió los nueve años, empezó a hacer de canguro en el barrio. Aunque se gasta todo el
dinero que le regalan sus abuelos, todo lo que gana va a parar a su hucha de la IF:
95. Si su hijo o hija no recibe una asignación y quiere que le compre algo,
dígale que pueden volver a hablar sobre el tema al cabo de unos días.

La mayoría de los caprichos pasajeros acaba desapareciendo. Si


resurge la necesidad de algo, otra estrategia consiste en darle a elegir
entre dos o tres cosas que ha pedido últimamente. En lo que respecta a
gastar, el que dudaElahorra.
sueño, americano... cotí este
(En realidad, pocosmétodo 236
recursosfunciona también
para los padres y demás adultos. Un período de enfriamiento va de
maravilla cuando uno se encapricha en comprar cosas que no necesita.)

96. Vuelva a plantearse la necesidad de unos estudios universitarios.

Éste es un tema muy importante. Nuestro sistema educativo, sobre


todo la Universidad, resulta tan costoso e insostenible como la alta
tecnología médica. Vamos a comentar algunas alternativas a pagar
100000 dólares (12 500000 pesetas) por adolescente para darle una
formación universitaria.

Kees y Helen Kolff no lo tenían claro en la cuestión de la educación de sus dos


hijos universitarios. Los padres de Kees le habían pagado sus estudios de medicina, de
modo que él pensaba que tenía que hacer lo mismo por sus hijos. Entonces invitó a cenar
a unos cuantos amigos y les preguntó si sus padres habían pagado su educación. Más de
la mitad habían trabajado para pagarse los estudios. Después quiso saber quiénes
pensaban que la educación universitaria les había resultado beneficiosa. Resultó que los
que se la habían pagado por sí mismos eran los que la valoraban más. Muy sorprendido,
le preguntó a su mejor amigo de la universidad qué pensaba hacer por sus hijos y éste le
contestó que no pensaba pagarles toda la universidad. Después de analizar todos los
factores, Kees y Helen decidieron ofrecer a cada hijo una cantidad fija por sus estudios
superiores que, si iban a una universidad privada, les duraría dos años y medio, y en
cambio, si iban a una estatal, les duraría seis años. La decisión era suya.

Ted y Martha Pasternak han pensado mucho en el futuro de su hijo. Aunque


Willie sólo tiene tres años, han comprado bonos para proporcionarle de todo, desde los
aparatos de ortodoncia hasta el primer coche. Sin embargo, no ahorran para enviarle a
una universidad privada. Consiguieron su independencia financiera poco antes de su
nacimiento y ocuparse de él es prioritario para ambos. «No vamos a volver a trabajar
para pagar su educación. Nosotros somos su educación. Si estamos obrando bien ahora,
no va a necesitar ir a Harvard para que le vaya bien en ta vida. No queremos que, a los
dieciocho años, Willie nos diga que no quiere ir a la universidad pero que le habría
gustado tener cerca a sus padres mientras crecía.» Ted y Martha son la educación de
Willie, en lugar de comprarla.

Puede que cuando Willie cumpla los dieciocho años sea como el
joven de la historia que le contamos a continuación:

Cuando Tim Moore acabó los estudios secundarios, decidió dedicar más tiempo a
la escuela de la vida porque se dio cuenta de que aprendía más en menos tiempo cuando
trabajaba en sus propios proyectos. De modo que en lugar de estudiar ingeniería
mecánica aprendió el oficio de mecánico y ahorró durante varios años. De día
reconstruía motores, y de noche y los fines de semana se armaba un coche deportivo a la
medida, pieza por pieza. Cuando acabó el coche, lo vendió y consiguió dinero suficiente
para pagar dos años de universidad. Con una eficaz mezcla de pasión y madurez, ahora
está construyendo un prototipo de un coche eléctrico en el laboratorio de la universidad
y quiere llegar a ser un experto en transporte urbano. No cabe duda de que su
experiencia vital refuerza su experiencia educativa para convertirlo en un magnífico
defensor de soluciones inteligentes para plagas urbanas como la contaminación.

Los regalos
Para muchas personas, regalar es una manifestación importante de cariño.
Se puede gastar menos en regalos sin que el cariño se resienta. Un PIF comenta
que, como amo de casa, tiende a hacer regalos de elaboración casera; en
cambio su mujer, que es ejecutiva, expresa su cariño comprando cosas. En este
punto, la pregunta 3 del cuarto paso nos ayuda a descubrir las opciones ocultas.
Si no tuviera que trabajar para vivir, ¿daría regalos diferentes (y más
económicos)?
97. Prometa a sus hijos uno, o como máximo tres, juguetes como regalo de
El sueño, americano... cotí pocos recursos 237
Navidad y deje que ellos elijan lo que quieren. Más que eso sería más que
suficiente.

Ésta ha sido la estrategia de Amy y Jim Dacyczyn desde que observaron el


funcionamiento de la curva de la satisfacción el día de Navidad. El primero o los dos o
tres primeros regalos eran recibidos con gritos de alegría pero, a partir de ese momento
el entusiasmo disminuía. En lugar de ponerse
a jugar con lo que tenían, los
niños se sentían obligados a seguir abriendo regalos. Al final,
quedaban cansados y de mal humor, y nada les venía bien.

98. Compre los regalos en tiendas de segunda mano y espere la ocasión


propicia.

¿De dónde le parece que sale todo lo que se vende de segunda mano? Son
regalos que le hacen a uno y no utiliza jamás. Es una forma de hacer que el
movimiento continúe.

99. Preste un servicio (dé un masaje, ofrézcase como canguro, dé un


concierto personal o pode el seto) en lugar de dar algo.

¿No le apetecería más un masaje en la espalda o en los pies que una


coctelera eléctrica? Y una semana sin fregar la cocina, ¿no le parece un
espléndido comodín para canjear en el momento más oportuno?

100. Póngase de acuerdo con sus amigos y familiares para no


intercambiar regalos en Navidad o en los cumpleaños.

La época de Navidad se ha transformado en la temporada de compras por


antonomasia y los comerciantes obtienen entonces la mayor parte de sus
ingresos anuales. No hay motivo para que la celebración del nacimiento de
Jesús o de una persona querida tenga que darnos ocasión de gastar. Parte del
acto de dar un regalo es expectativa social. Y esto es algo que podemos cambiar
con una conversación franca y sencilla.

101. Si es una persona habilidosa, puede hacer regalos sencillos y únicos.

Para una ávida montañista, su cámara fotográfica forma parte del equipo
imprescindible para escalar. Cuando llega a la cima y se harta de contemplar la
vista, toma fotos sucesivas de los 360 grados de belleza. Después de revelarlas,
las combina hábilmente para conseguir un solo montaje panorámico que
entrega como regalo. Coste total: menos de 10 dólares (1250 pesetas). Valor
total: incalculable.
Ya está: 101 métodos demostrados para ahorrar. Y hay muchos más. De
hecho, falta una categoría en la que se podrían obtener considerables ahorros,
tanto para los individuos como para el planeta: buscar formas de reducir el
consumo de recursos. Como dicen los ecologistas: reciclar, reducir,
recuperar, reutilizar, reparar. (De hecho, cualquier palabra que empiece por
re tiene algo de frugalidad. Úsalo otra vez, Saín. Duplique el placer es un
ejemplo de concepto frugal.)

GUARDAR DINERO ES SALVAGUARDAR EL PLANETA

Estas sugerencias y consejos prácticos le permiten ahorrar energía vital y


tener más dinero en su cuenta bancaria y más años de vida. Con la ventaja,
además, de que el proceso resulta beneficioso para el planeta. Ernest
Callenbach, el autor de Ecotopia (una fantasía futurista en la cual el norte de
California, Oregón y Washington se separan de los demás Estados y fundan
una sociedad ecológica), advierte que entre su salud, su bolsillo y el medio am-
El sueño, americano... cotí pocos recursos 238
biente existe una relación de apoyo mutuo, es decir, que si alguien hace algo
que favorece a uno de ellos, casi siempre favorece también a los otros dos. De
modo que si va a trabajar a pie o en bicicleta para contribuir a reducir el efecto
invernadero, al mismo tiempo ahorra dinero y hace ejercicio. Si aprovecha los
desechos orgánicos de la cocina para abonar el suelo del jardín (el medio
ambiente), mejora también la calidad de sus hortalizas (su salud) y gasta
menos en fertilizantes. Es muy posible que ahorrar le salve la vida y salve la
Tierra al mismo tiempo.
No es por mera coincidencia que existe una relación entre guardar dinero y
salvaguardar el planeta. De hecho, en cierto sentido su dinero es el planeta.
Vamos a ver.
El dinero es un derecho de retención sobre los recursos de la Tierra. Cada
vez que gastamos dinero en algo, estamos consumiendo no sólo el metal, el
plástico, la madera o cualquier otro material que contenga el objeto en
cuestión, sino también todos los recursos que ha costado extraerlos de la tierra,
transportarlos hasta el fabricante, procesarlos, montar el producto, enviarlo al
comerciante minorista y llevarlo de la tienda a su casa. Toda esta actividad y
coste se incluye, en cierto modo, en los 9,99 dólares (1 248 pesetas) que gasta
por el tostador nuevo. Aparte están los costes medioambientales, que no se
incluyen en el precio, lo que los economistas llaman factores externos o
indirectos: la contaminación y los desechos que pagamos de otras maneras,
como enfermedades pulmonares, cáncer, problemas respiratorios, desertiza-
ción, inundaciones, etcétera. De lo que se deduce que cada vez que gastamos
estamos eligiendo el tipo de planeta que queremos dejar a las generaciones
futuras.
El dinero es un derecho de retención sobre la energía vital del planeta. Lo
llamamos el principio de la Pogonomía, es decir, la economía desde el punto
de vista de un personaje de cómic llamado Pogo. Quizá recuerde que la
contribución de Pogo al día de la Tierra del año 1970 fue la siguiente
observación: «Hemos encontrado al enemigo y él es nosotros.» Para nadie es
un misterio que el planeta está contaminado y nosotros somos los
responsables, porque siempre queremos algo más, mejor y diferente.
Pensemos un poco. La prostitución sería la profesión más solitaria del mundo
si no tuviera demanda. El cártel de Medellín sería un club de ayuda social si no
hubiera demanda. En lugar de la OPEP habría un consorcio para la energía
solar y la desalinización, si no hubiera demanda.
Como enfrentarnos a cualquier verdad, aceptar el hecho de que nuestra
demanda es la causa de tantos problemas puede darnos un poder inmenso. Nos
hace sentirnos fuertes saber que el motivo principal de las dificultades del
planeta no es el complejo militar- industrial ni el presupuesto nacional ni los
gastos de defensa (esos asuntos frente a los cuales solemos sentirnos
impotentes), sino nuestros propios patrones de consumo, nuestra demanda,
que es algo que podemos cambiar, y al mismo tiempo nos beneficiamos
nosotros mismos. La frugalidad creativa beneficia no sólo a nuestros bolsillos
sino también al planeta.

Revisemos las tres preguntas


Como ya hemos visto en la curva de la satisfacción, ésta depende, por
definición, de saber cuándo se tiene lo suficiente. Podemos formularnos las
tres preguntas del capítulo 4 de otro modo, si tenemos en cuenta el planeta.
Hemos de preguntarnos:
♦ ¿Es probable que el dinero gastado me brinde una satisfacción
proporcional a los recursos que representa?
♦ Esta compra, ¿concuerda con los valores que todos compartimos: el
El sueño, americano... cotí pocos recursos 239
deseo de sobrevivir y prosperar?
♦ ¿Cómo serían los gastos de esta categoría si yo trabajara por el bienestar
de todo el mundo, en lugar de hacerlo por mi propia supervivencia
personal?

No olvide que plantearse estas preguntas no le privará de lo que realmente


le produce satisfacción sino que, simplemente, le abrirá nuevas oportunidades
de ahorrar y conseguir claridad en su relación con el dinero.

Un ejemplo de forma de pensar pogonómica

Joe Domínguez era el director del Departamento de Informática de un


estudio de investigaciones médicas que buscaba la manera de llevar a cabo
investigaciones de primer orden sin tener que solicitar financiación y con un
mínimo de desembolsos. Al comenzar la fase estadística del estudio, para la
cual había que imprimir cientos de estadísticas y gráficos, fue evidente que las
cintas para la impresora tendrían una función fundamental. En una sola
tirada se gastó una cinta. Joe hizo algunos cálculos y llegó a la conclusión de
que, a 9,25 dólares (1156 pesetas) por cinta, este gasto elevaría
considerablemente los costes del proyecto. Entonces se acordó de un pequeño
anuncio publicitario en una revista de informática que ofrecía algo tan
extraño como una máquina para entintar cintas. La compró por 60 dólares (7
500 pesetas), junto con medio litro de tinta especial por 18 dólares (2250
pesetas), y a un proveedor informático que vendía con descuento le compró 12
cintas a 8 dólares (1000 pesetas) cada una, confiando en que su inversión, a
largo plazo, le produciría un ahorro considerable.

Máquina para entintar $ 60 (7500 ptas.) $


Medio litro de tinta 12 18 (2250 ptas.) $ 96
cintas (12000 ptas.)
TOTAL de la inversión $ 174 (21 750 ptas.)

Un año después de efectuar estas compras, Joe volvió a entintar cada


una de las trece cintas en siete ocasiones.
13 X 7 X $8 = $ 728 (91000 pías.)
Coste por entintar - 174 (21 750 pías.)
TOTAL ahorrado en un año $ 554 (69250 ptas.)
Rentabilidad de la inversión a un año 318%

Este método le permitió ahorrar cientos de dólares... además de tener


consecuencias interesantes para el planeta. Piense en los millones de des-
pachos donde se tiran las cintas de las impresoras usadas. Calcule los ver-
tederos que se han llenado con la demanda de cintas de nailon. Calcule la
cantidad de petróleo destinada a la fabricación del plástico. Y además tome
en cuenta lo siguiente, publicado en The Wall Street Journal:

La producción de nailon, una fuente de óxido nitroso


Según los científicos, las plantas de fabricación de nailon producen
gases que parecen estar implicados en la reducción del ozono de la
atmósfera y en el aumento del calentamiento global.

Ahorrar y salvaguardar el planeta al mismo tiempo


No pretendemos con todo esto que se vaya a vivir al desierto, se alimente
de frutos y se cubra con hojas de higuera. No olvide el mantra: sin vergüenza
El sueño, americano... cotí pocos recursos 240

ni culpa. Todos hemos nacido en un mundo donde parecía normal y


beneficioso llegar a la felicidad a través del consumo. Para que el medio
ambiente siga siendo viable hemos de introducir en nuestros hábitos actuales
unos cambios que requieren una modificación sistemática y valiente por
nuestra parte. ¿Para qué esperar al año 2000? Evitemos la fiebre del milenio
y empecemos ahora a preocuparnos por estas cuestiones. Se pueden elegir
muchos placeres no contaminantes que producen una satisfacción doble:
para uno mismo y para el planeta. En realidad, disfrutar de la naturaleza y
sentir nuestra conexión vital con la tierra, la fuente de toda vida, es uno de los
mayores placeres que existen. En el aspecto celular, no hay demasiada
diferencia entre un ser humano y un árbol. Experimentar esta afinidad sin
consumirla corresponde a un estilo de vida tan ecológico como reciclar los
restos de las hortalizas en forma de abono.
Si quiere saber cómo guardar dinero y salvaguardar la Tierra, tiene a su
disposición varios libros sobre el tema. Uno de los más populares es 50
Simple Things You Can Do to Save the Earth (50 cosas simples que puedes
hacer para salvar la Tierrra), aunque hay muchos más que le pueden servir
para reevaluar sus decisiones personales con respecto a su estilo de vida,
teniendo en cuenta los conocimientos que poseemos actualmente acerca del
impacto humano sobre el ecosistema. Si no hay libros sobre este tema en la
biblioteca de su barrio, pida que compren alguno para que otras personas
también puedan leerlos. Esto ya es bueno para la Tierra.
Lo fundamental es recordar que todo lo que compra y no utiliza, todo lo
que tira, todo lo que consume y no disfruta es un desperdicio de dinero, de
energía vital y de los recursos limitados del planeta. Todo desperdicio de
energía vital son más horas perdidas en competencia inexorable, matándose
trabajando. Si no le alcanza el tiempo para disfrutar de los frutos de su
trabajo, tal vez no necesite otro curso para aprender a administrar el tiempo
sino un repaso a la frugalidad. La frugalidad es un estilo de vida sencillo y
ecológico.
Pero no se detenga aquí en su búsqueda de la frugalidad, el estilo de vida
más avanzado y perfecto del planeta. Siga leyendo.

MIL Y UNA MANERAS SEGURAS DE AHORRAR DINERO

Al cabo de un año de tablas mensuales, seguramente tiene alrededor de


1001 partidas en sus 15 a 30 categorías de gastos. Es muy probable que esté
gastando menos en todas las compras (desde aceite hasta zapatos) sin que
esto haya empeorado la calidad de los productos ni su calidad de vida. La
actitud de respetar su energía vital es la que le señala el camino, en lugar de
seguir la receta de otros para conseguir una vida frugal. Estará tan
entusiasmado al descubrir lo que ha ahorrado como nosotros cuando
entintábamos las cintas de la impresora o amueblábamos la casa con lo que
comprábamos en mercadillos o nos regalaban. Esta potenciación procede de
El sueño, americano... cotí pocos recursos 241

su ingenio y su creatividad para hallar sus propios métodos de ser frugal. Por
eso la llamamos frugalidad creativa. De modo que aquí tiene un espacio en
blanco para que escriba sus propios mil y un consejos para vivir con menos y
disfrutarlo.
UN MILLÓN Y UNA MANERAS
SEGURAS DE AHORRAR DINERO

Preste atención a lo que piensa. Todas las personas que practican la


meditación saben que nuestra materia gris es como un mono frenético que
agita un flujo constante de pensamientos inconexos a una velocidad mínima
de uno por segundo. En apenas 1 f ,6 días habrán pasado por su cabeza un
millón y un pensamientos... y la mayoría de ellos tendrá algo que ver con sus
deseos: quiero esto, aquello no me apetece, me gusta eso, aquello me de-
sagrada. Buda decía que el deseo es el origen de todos los sufrimientos.
También es el origen de todo lo que compramos. Si toma conciencia de los
próximos un millón y un deseos, tendrá un millón y una oportunidades de no
gastar nada en algo que no le va a producir satisfacción. No es la publicidad
lo que hace que uno compre, sino las expectativas de los demás. No es la
televisión lo que hace que uno compre, sino lo que uno piensa. Vigile lo que
piensa porque sus pensamientos son peligrosos para su bolsillo... y para
mucho más.
No olvide que la frugalidad no tiene nada que ver con ser tacaño o
mezquino, sino con respetar y valorar su recurso más precioso: su energía
vital. Comprar con inteligencia, ahorrar, respetar el adagio: Úselo, gástelo,
empléelo o prescinda no significa privarse de nada, sino quererse tanto a uno
mismo y a la propia vida que no se quiera desperdiciar ni un segundo.
Además, como ya hemos visto, también significa que uno ama tanto al
planeta que quiere cuidarlo bien. Y por último, que uno se preocupa tanto por
las generaciones futuras que quiere dejarles la Tierra mejor de como la ha
encontrado.

Cuando hablamos de preservar el medio ambiente, eso está relacio-


nado con muchas otras cosas. Como creo que, en definitiva, la deci-
sión procede del corazón humano me parece que lo fundamental es
poseer un auténtico sentido de la responsabilidad universal.
El Dalai Lama
GUÍA: PIENSE ANTES DE GASTAR

1. No vaya de compras.
2. Viva dentro de sus posibilidades.
3. Cuide lo que tiene.
4. Espere hasta que se gaste.
5. Hágalo usted mismo.
6. Prevea sus necesidades.
7. Valor comparativo, calidad, durabilidad y multiplicidad de usos.
El sueño, americano... cotí pocos recursos 242

8. Consígalo más barato.


9. Compre cosas de segunda mano. 10. Siga los pasos del
programa.

RESUMEN DEL SEXTO PASO

Reduzca el total ele gastos mensuales mediante una valoración de su


energía vital y siendo más consciente de lo que gasta. Aprenda a preferir la
calidad de vida antes que el nivel de vida. Sea frugal; es fantástico.

7
POR AMOR O POR DINERO:
VALORACION DE LA ENERGIA VITAL.
TRABAJO E INGRESOS

En el capítulo 6 hemos hablado de que tiene que valorar su energía vital siendo
más consciente de sus gastos. En este capítulo vamos a hablar de valorar su
energía vital fijándose en cómo utiliza su tiempo. ¿Obtiene el valor total de la
venta de ese bien tan precioso que es su vida? ¿Trabaja el trabajo a su favor?

A veces tenemos que hacernos preguntas obvias para llegar a la verdad. En


este capítulo vamos a analizar la pregunta siguiente: ¿qué es trabajar? La
respuesta evidente es, claro está, que trabajar es lo que hacemos para ganarnos la
vida. Pero esta definición nos deja sin vida. Algunas personas respetan su trabajo
y descuidan el resto de su vida. Otras soportan el trabajo y se recuperan durante
las tardes y los fines de semana. En todo caso, sólo nos queda la mitad de la vida.
En ninguno de los dos casos valoramos nuestra energía vital. En ambos casos, a
menudo nos sentimos incapaces de introducir cambios. Ahora vamos a analizar
si parte del problema no estará en la definición misma del trabajo.
¿Utiliza bien su energía vital tanto cuando trabaja como cuando no lo hace?
Su trabajo, ¿le consume (agota, destruye, desperdicia) la vida? ¿Aprecia su vida
y aprovecha cada hora (tanto en el trabajo como fuera de él) con cuidado? Como
hemos dicho en el capítulo 2, nuestra energía vital es preciosa porque es limitada
e irrecuperable y porque nuestras decisiones acerca del uso que le damos
expresan el significado y el propósito de nuestro tiempo sobre la Tierra. De
momento ha aprendido a valorar su energía vital estableciendo una correlación
entre sus gastos por una parte, y su satisfacción y sus valores, por la otra. Ahora
Por amor o por dinero 243
vamos a enseñarle a valorar su energía vital sacando el máximo provecho de lo
que obtiene (en cariño o en dinero) a cambio de las horas que invierte en su
trabajo.

¿QUÉ ES EL TRABAJO?

Como ocurre con el dinero, nuestro concepto del trabajo está compuesto de
una cantidad de creencias, ideas y sentimientos contradictorios, de nociones que
hemos recibido de nuestros padres, nuestra cultura, los medios de comunicación
y nuestra experiencia de la vida. Las siguientes citas son un ejemplo de la
incongruencia de las distintas definiciones del trabajo que conocemos:
Según E. F. Schumacher, el trabajo humano tiene tres finalidades:

♦ Primera, proporcionar bienes y servicios útiles y necesarios.


♦ Segunda, permitir que cada uno de nosotros use y, por lo tanto,
perfeccione sus dones.
♦ Tercera, hacerlo en forma de servicio a los demás y en colaboración con
ellos a fin de liberarnos a nosotros mismos de nuestro egocentrismo
innato.

Según el economista Robert Theobald el trabajo se define como algo que


nadie quiere hacer, y el dinero, como la compensación que se recibe por hacer
algo desagradable.

Studs Terkel comienza de este modo su libro titulado Working (Trabajar):


Puesto que este libro se refiere al dinero, trata naturalmente de la
violencia, tanto la espiritual como la física. Se refiere a úlceras y
también a accidentes, a griteríos y a puñetazos, a ataques de nervios y
también a malos tratos. Se refiere sobre todo (o por debajo de todo) a
las humillaciones diarias. Sobrevivir día a día es todo un triunfo para la
mayoría de nosotros... También se refiere a la búsqueda diaria de
sentido y no sólo de pan, de reconocimiento y no sólo de dinero, de
sorpresas más que de apatía; resumiendo, de un tipo de vida diferente al
tipo de muerte que encuentra uno de lunes a viernes.

Por su parte, Kahlil Gibran nos dice: «El trabajo es la manifestación visible
del amor.»
Pero entonces, ¿qué es el trabajo? ¿Es una suerte o una maldición, un
esfuerzo o un triunfo, algo bueno para el alma o un infierno, como sugiere el
caricaturista Matt Groening? Nuestra misión consiste en volver a definir el
trabajo, como hemos hecho con el dinero, fijándonos en lo que se puede decir
acerca del trabajo que sea cierto de forma coherente. Esta definición le brindará
una nueva perspectiva de su trabajo, más acorde con su escala de valores y con
su verdadera satisfacción, así como también con su mínimo aceptable.

EL TRABAJO EN LA HISTORIA

Para comenzar, vamos a hacer un breve repaso de la historia del trabajo,


porque así encontraremos nuevas oportunidades de dar forma a nuestra historia
personal. ¿De dónde proceden los conceptos que tenemos del trabajo? ¿Por qué
trabajamos? ¿Qué lugar ocupa el trabajo en nuestra vida?

La obligación laboral mínima diaria


En nuestra condición de seres humanos, todos estamos obligados a trabajar
un poco para nuestra supervivencia mínima, pero la cuestión es ¿cuánto? ¿Existe
una obligación laboral mínima diaria? Diversas fuentes, de origen tan variado
como las culturas primitivas o la historia moderna, calculan una cifra de unas
tres horas diarias durante la vida adulta.
Marshall Sahlins, el autor de Stone Age Economics (Economía de la Edad de
Piedra), descubrió que antes de que la influencia occidental cambiara su vida
cotidiana, los hombres Kung salían de caza entre dos y dos días y medio por
semana, con lo cual trabajaban alrededor de quince horas semanales, mientras
Por amor o por dinero 244
que las mujeres trabajaban en la cosecha durante el mismo período, más o
menos. De hecho, con un día de trabajo, la mujer conseguía suficientes hortalizas
para alimentar a su familia durante los tres días siguientes. Durante todo el año,
hombres y mujeres trabajaban un par de días y utilizaban otros dos para
descansar y entretenerse, cotillear, organizar los rituales y hacer visitas... Parece
que antiguamente la jornada laboral no tenía nada que envidiar a los horarios
actuales de los bancos.
Según el Dr. Frithjof Bergmann:

Durante la mayor parte de la historia de la humanidad, apenas se


trabajaba dos o tres horas por día. A medida que fuimos pasando de la
agricultura a la industrialización, las horas de trabajo fueron en
aumento, dando lugar a unos estándares que determinan que quien no
trabaja cuarenta horas a la semana es un haragán. (...) El concepto de la
conveniencia de que todos tuvieran un empleo no apareció hasta la
revolución industrial.

En su estudio sobre comunidades utópicas del siglo xix, John Humphrey


Noyes, el fundador de la Comunidad Oneida, ha destacado lo siguiente:

Todas estas comunidades han demostrado lo que decía el práctico


Dr. Franklin (del siglo xvni): que si todo el mundo realizara tres horas
diarias de trabajo físico no habría necesidad de que nadie trabajara más
de tres horas.

Pasando al siglo xx, en 1934 un sabio y visionario indio llamado


Paramahansa Yogananda hablaba de comunidades autosufi- cientes en el mundo
entero, con una orientación espiritual, en las cuales:

Todos, pobres o ricos, tienen que trabajar tres horas diarias para
producir tan sólo las necesidades extremas de la vida... trabajar tres
horas diarias y vivir en medio del lujo de la riqueza literaria y tener
tiempo para [hacer lo que nos parezca importante].

Todas estas citas sugieren que tres horas diarias es todo lo que tenemos
obligación de trabajar para sobrevivir. Es posible imaginar que, en épocas
preindustriales, este patrón tendría sentido. La vida era más coherente entonces y
el trabajo se confundía con la vida familiar, los festejos religiosos y el juego.
Después llegó la revolución industrial para ahorrar trabajo, la vida se subdividió
en trabajo y no trabajo, y aquél ocupaba una porción cada vez mayor de la
jornada de una persona normal.
En el siglo xix, el hombre común, con una aversión justificada a trabajar
tantas horas, comenzó a luchar por reducir la jornada laboral. Los defensores de
los obreros sostenían que si trabajaban menos horas, se cansarían menos y
aumentaría la productividad. En realidad afirmaban que menos horas era la
expresión natural de la maduración de la revolución industrial. Trabajando
menos horas, los trabajadores tendrían libertad para poner en práctica sus
facultades, y la democracia se beneficiaría al contar con ciudadanos cultos y
comprometidos.
Pero todo esto acabó con la depresión. Después de caer en picado, de las
sesenta horas de principios de siglo a las treinta y cinco durante la depresión, la
jornada laboral se estabilizó en cuarenta horas para la mayoría y ha aumentado a
cincuenta o incluso sesenta horas por semana en las dos últimas décadas. ¿Cuál
es el motivo?

¿El derecho a la vida, la libertad y a ganar un sueldo?


Durante la depresión, el tiempo libre se convirtió en sinónimo de desempleo.
En su intento por reactivar la economía y reducir el desempleo, el pacto
político-económico del presidente Roosevelt (new deal) impuso la jornada
laboral de cuarenta horas por semana y al Gobierno como garante del empleo en
última instancia. Se educó a los trabajadores para considerar que como
ciudadanos tenían derecho al empleo en vez de a tener tiempo libre (¿a la vida, a
la libertad y a ganar un sueldo?). Benjamín Kline Hunnicutt, en Work Without
Por amor o por dinero 245
End (Trabajo sin fin), nos aclara la doctrina del pleno empleo:

Desde la depresión, pocos ciudadanos estadounidenses han pensado


que trabajar menos fuese el resultado natural, continuo y positivo del
crecimiento económico y de una mayor productividad. Por el contrario,
se ha considerado que el aumento del tiempo libre implicaba una
pérdida para la economía, un descenso de los sueldos y la renuncia al
progreso económico.

Los mitos de que el crecimiento es bueno y del pleno empleo se impusieron


como valores fundamentales, ajustándose perfectamente
a la doctrina del consumismo total, según la cual el ocio es una mercancía que
hay que consumir, en lugar de tiempo libre que hay que disfrutar. Durante el
último medio siglo, el pleno empleo ha implicado más consumidores y una
Por amor o por dinero 246
mayor renta disponible, lo cual quiere decir mayores beneficios, que a su vez
implican la expansión del negocio, que significa más puestos de trabajo, que
suponen más consumidores y mayores rentas disponibles. Como hemos visto en
el capítulo 1, el consumo mantiene en movimiento las ruedas del progreso.
Comprobamos así que nuestro concepto (como sociedad) del ocio ha
cambiado radicalmente. Después de ser considerado un elemento deseable y
civilizador de la vida cotidiana, se ha convertido en algo temible que nos
recuerda al desempleo de los años de la depresión. A medida que el ocio ha ido
perdiendo valor, el valor del trabajo ha ido en aumento. El empuje del pleno
empleo, junto con el desarrollo de la publicidad, ha dado origen a masas
populares cada vez más orientadas al trabajo y a ganar más dinero para consumir
más recursos.

El trabajo adquiere así un nuevo significado


Además, según Hunnicutt, durante el último medio siglo hemos empezado a
perder el entramado de familia, cultura y comunidad que daba sentido a la vida
fuera del lugar de trabajo. Los rituales tradicionales, las relaciones sociales y el
simple placer de la compañía de los demás servían para estructurar el tiempo que
no se dedicaba a trabajar, brindando a las personas una sensación de propósito y
de integración. Sin esta experiencia de pertenecer a un grupo y a un lugar, el ocio
suele conducir a la soledad y al aburrimiento.
Como la vida fuera del ámbito laboral ha perdido vitalidad y sentido, el
trabajo ha dejado de ser un medio para convertirse en una finalidad. Destaca
Hunnicutt:

Ahora se buscaba en el trabajo un sentido, una justificación, un propósito, e


incluso la salvación, sin hacer referencia obligatoriamente a ninguna estructura
tradicional, ni filosófica ni teológica. Los hombres y las mujeres encontraban
nuevas respuestas a las viejas cuestiones religiosas, y estas respuestas estaban
cada vez más relacionadas con el trabajo, el ascenso, la ocupación y la
profesión de cada uno.
La última pieza del rompecabezas encaja en su sitio si nos fijamos en el
cambio en la actitud religiosa hacia el trabajo que se produjo como consecuencia
del auge de la ética protestante. Antes, el trabajo era una cuestión profana y la
religión era lo sagrado. Después, se empezó a tomar el trabajo como el campo
donde uno se esfuerza por conseguir la salvación, y la prueba de una buena vida
religiosa era que a uno le fueran bien los negocios.
Y así llegamos al final del siglo XX, cuando nuestro empleo remunerado ha
asumido una infinidad de funciones y nuestros trabajos cumplen la tarea que
tradicionalmente correspondía a la religión: el lugar donde buscamos respuesta a
las eternas preguntas: ¿quién soy?, ¿por qué estoy aquí? y ¿qué sentido tiene
todo?
También le corresponde al trabajo proporcionarnos la emoción de un
romance y las profundidades del amor. Cualquiera diría que creemos que en
alguna parte nos está esperando un trabajo azul (como el príncipe azul de los
cuentos de hadas) que va a satisfacer todas nuestras necesidades y a elevarnos a
la máxima grandeza. Nos hemos convencido de que por medio de este trabajo lo
conseguiremos todo, en cierta manera: posición social, sentido, aventuras,
viajes, lujos, respeto, poder, difíciles pruebas y fantásticas recompensas. Basta
con encontrar el trabajo adecuado. Tal vez lo que hace que algunas personas se
aferren al circuito de casa al trabajo y del trabajo a casa sea precisamente esta
ilusión del trabajo azul. Somos como la princesa que insiste en besar sapos con
la esperanza de que algún día se encontrará abrazada a un bello príncipe. Nuestro
trabajo viene a ser nuestro sapo.
Por último, pretendemos que el trabajo nos brinde una sensación de dignidad.

Ser o hacer, he aquí el dilema


Todos recordamos esa pregunta que nos formularon invariablemente durante
toda nuestra infancia: ¿y qué quieres ser de mayor? ¿Recuerda la respuesta?
¿Era algo que le salía de dentro o acaso, con intuición infantil, respondía lo que
los adultos esperaban oír? ¿Fue cambiando la respuesta con el tiempo? El
adolescente de dieciocho años, rebosante de hormonas, que eligió su carrera
Por amor o por dinero 247
universitaria, ¿sabía lo que hacía? Los sueños de su adolescencia, ¿están
guardados junto con las fotos de sus compañeros de instituto? Su historia laboral,
¿ha dado un salto y ha tomado un rumbo queja- más habría imaginado cuando
estaba en el instituto? Si ha seguido estudiando hasta llegar a ser lo que quería
ser, ¿ha cumplido sus expectativas?
En realidad, el problema está en la pregunta en sí (¿qué quieres ser de
mayor?). A uno le preguntan lo que quiere ser, cuando de hecho se supone que
contesta lo que piensa hacer. No es de extrañar que haya tantas crisis de los
cuarenta cuando tenemos que enfrentarnos al hecho de que lo que hacemos no
expresa en absoluto lo que somos.
Estamos tan ocupados con la actividad que realizamos para ganarnos la vida
que, sin darnos cuenta, seguimos confundiendo hacer con ser. De hecho, si
hacemos un cálculo por horas, es posible que estemos más unidos a nuestro
trabajo que a nuestra pareja. Las promesas de permanecer juntos para bien o para
mal, en la riqueza o en la pobreza, en la salud o en la enfermedad (y a menudo
hasta que la muerte nos separe) a veces se aplican mejor al empleo que al
cónyuge. ¿Acaso cuando nos presentamos no decimos: «Soy enfermera» o «Soy
contratista», en vez de decir: «Soy padre/madre» o «Soy amigo/a»?
En el capítulo 5 hemos visto que, si uno salda sus deudas y acumula algunos
ahorros, el desempleo podría convertirse en una magnífica oportunidad para
descubrir, aprender y renovarse. Pero, ¿qué ocurriría si uno pensase que lo que es
depende de lo que hace para ganar dinero? Por más ahorros que tuviese, perdería
su sensación de propósito y su autoestima. Vamos a ver que lo que uno es es
mucho más de lo que hace por dinero, y su verdadero trabajo es mucho más que
su empleo remunerado. Es posible que, al centrarnos en el dinero y en el
materialismo, hayamos perdido el orgullo que podemos y debemos sentir por lo
que somos como personas y por todas las maneras en que contribuimos al
bienestar de los demás. Ahora nuestra misión consiste en recuperar el derecho a
reconocernos a nosotros mismos como seres humanos, en lugar de como
personas que actúan y ganan dinero.

¿HEMOS GANADO LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL?

Estamos muy lejos de aquella época en que nuestros antepasados trabajaban


tres horas por día y el resto del tiempo disfrutaban del placer de las relaciones
sociales, los rituales, los festejos y los juegos. ¿Ha merecido la pena?
No cabe duda de que hemos ganado mucho al centrar nuestra creatividad y
nuestro ingenio en el dominio del mundo físico. Tanto la ciencia como la
tecnología, la cultura, el arte, el lenguaje y la música han ido evolucionando y
brindándonos incontables beneficios. Muy pocas personas preferirían volver
atrás por completo y olvidarse de Bach o de la penicilina, o incluso del motor de
combustión interna. Sin embargo, conviene que nos detengamos y evaluemos la
dirección que llevamos. ¿Seguimos yendo en la dirección correcta? Vamos a
hacer un rápido análisis de los modernos puestos de trabajo y los mercados
laborales. ¿En qué lugar nos encontramos? ¿Es allí donde queremos estar?

♦ Algunas personas se sienten subempleadas porque cada día tienen que


repetir las mismas tareas serviles o rutinarias que requieren muy poca
creatividad o inteligencia. Otras, en cambio, sienten que trabajan en
exceso, sobre todo ahora que las empresas tienden a reducir personal y los
pocos afortunados que conservan el empleo ven que sobre sus hombros
recaen cada vez más responsabilidades.
♦ La numerosa generación de los años cincuenta, tan famosa y
documentada, está descubriendo que, al ser tantos, tan sólo un reducido
porcentaje llegará a lo alto de la escala social, y muchos ya no podrán
seguir avanzando en sus vidas profesionales.
♦ Una mayor conciencia de las cuestiones relacionadas con la justicia social
y la ecología producen conflictos en algunos trabajadores: desde un punto
de vista económico, precisan el empleo, pero desde un punto de vista ético
no están de acuerdo con los productos o servicios que brinda la empresa
donde trabajan.
♦ La seguridad en el empleo ya no es lo que era. Durante los últimos seis
Por amor o por dinero 248
meses de 1990, la recesión dejó sin empleo a más de un millón de
personas en Estados Unidos, y muchas más perdieron su puesto de trabajo
en 1991.
♦ La jubilación ha dejado de ser algo seguro. Es posible que ni siquiera los
empleados más leales puedan contar con una
pensión, ya que las malas inversiones de algunas empresas han llevado a la
Por amor o por dinero 279
quiebra a muchos fondos de pensión.
♦ Si bien sólo la mitad de la población activa declara que está satisfecha con
su empleo, apenas una tercera parte lo conservaría si no fuera necesario.
♦ Según una encuesta reciente llevada a cabo por John Robin- son para la
empresa de hoteles Hilton, el 70 % de las personas que gana 30000 dólares
(3750000 pesetas) al año, o más, renunciaría a un día de paga por semana a
cambio de tener otro día libre más. Incluso entre los que ganan 20000
dólares (2 500000 pesetas) por año, el porcentaje sería del 48%.

Parece que ya estamos hartos de matarnos trabajando en un mundo de locos.


Dedicamos al trabajo la mayor parte de las horas que estamos despiertos y
aparentemente no merece la pena. Consideramos el trabajo como la forma de
satisfacer gran parte de nuestras necesidades y al final acabamos insatisfechos.
¿Por qué dedicamos los mejores años de nuestra vida a nuestro empleo?

¿CUÁL ES LA FINALIDAD DEL TRABAJO?

Vamos a seguir explorando el trabajo, esta relación tan personal y tan


profunda, haciendo una reflexión sobre algunas cuestiones:

♦ ¿Por qué hace lo que hace para ganar dinero? Mi futuro, progreso,ayudar a la familia,cubrir necesidades basicas,etc
♦ ¿Qué le motiva a levantarse de la cama cinco días a la semana para ir a un
sitio a ganar dinero? Familia, la vida y las necesidades basicas, el progreso como persona, aportar valor como individuo
♦ ¿Qué propósito tiene, según su experiencia, su empleo remunerado? (Si le
mantiene su cónyuge o algún familiar, puede reflexionar bien sobre el
trabajo de esta persona o bien sobre alguna experiencia laboral suya
anterior. Si está jubilado o en el paro, piense en algún empleo anterior.) calidad y valor a los clientes

Analice ahora la siguiente lista de posibles finalidades del empleo


remunerado y elija la que se aplique en su caso.
Para ganar dinero
Por amor o por dinero 278
♦ Para atender a las necesidades: alimentación, vestido, cobijo
(supervivencia).
♦ Para atender a las comodidades.
♦ Para atender a los lujos.
♦ Para obtener dinero destinado a otros (filantropía).
♦ Para dejar un patrimonio.

Por la sensación de seguridad


♦ Para cubrir sus necesidades.

♦ Para que se reconozca su valor como ser humano adulto. Por tradición
♦ Para continuar con la tradición familiar de seguir una profesión
determinada.
♦ Para mantener una sensación de continuidad y conexión con el pasado.

Por placer
♦ Para estar en contacto con personas interesantes.
♦ Para obtener estímulo, diversión y entretenimiento.

Por obligación
♦ Para contribuir en la medida que le corresponde con el fin de que la
sociedad siga funcionando.

Por servicio
♦ Para aportar algo a los demás, a la sociedad y al mundo.

Para aprender
♦ Para adquirir nuevas aptitudes.

Por el prestigio y la posición social


♦ Para recibir de los demás alabanzas, admiración y respeto.

Por el poder
♦ Sobre las personas que le rinden cuentas y están a sus órdenes.
♦ Sobre el curso de los acontecimientos, influyendo en las decisiones.
Por las relaciones sociales
♦ Para disfrutar de las oportunidades de relacionarse con sus colegas.
♦ Para entrar en contacto con el público y sentirse parte de la comunidad.

Por crecimiento personal


♦ Por el estímulo y el desafío.
♦ Para desarrollar su vida emocional e intelectual.

Por triunfar
♦ Por la retroalimentación que brinda el éxito.
♦ Por compararse con otras personas del mismo ámbito.

Por creatividad y satisfacción


♦ Por lograr la satisfacción, esa sensación de dar todo lo que puede.
♦ Por el desafío, por mantenerse alerta, por crear algo nuevo.

Por organizar el tiempo


♦ Para organizar el tiempo y darle a su vida un ritmo ordenado.

Porque sí
♦ Porque todo el mundo lo hace.

Habrá observado que el trabajo cumple dos funciones diferentes: una


material o económica (es decir, que le paguen) y otra personal (emocional,
intelectual, psicológica, incluso espiritual).
La pregunta original era: ¿cuál es la finalidad del empleo remunerado? De
hecho, el empleo remunerado cumple una sola finalidad que es la de que le
paguen a uno. Ésta es la única conexión real entre el trabajo y el dinero. Las otras
finalidades del empleo remunerado son compensaciones de otros tipos,
deseables sin duda, pero que no están relacionadas directamente con el sueldo y
Por amor o por dinero 279
que también existen en actividades no remuneradas.
Si nuestro empleo remunerado nos produce algún tipo de estrés, confusión o
desilusión, rara vez se debe al propio sueldo. Ya hemos visto que, a partir de un
cierto nivel de bienestar, más diñero no produce mayor satisfacción. A lo mejor
el problema del empleo es que no satisface nuestra necesidad de estímulo,
reconocimiento, desarrollo, contribución, interacción y significación. ¿Qué
sucedería si retirásemos del empleo remunerado la mayoría de estas expectativas
y nos diéramos cuenta de que las actividades no remuneradas cumplen todas las
finalidades del trabajo, salvo ganar dinero?
Esta observación nos conduce a un punto crítico en la revaloración de nuestra
relación con el trabajo. El trabajo tiene dos aspectos. Por una parte, está nuestra
necesidad y deseo de dinero, puesto que trabajamos para que nos paguen. Por la
otra, y con total independencia del sueldo, está el hecho de que trabajamos para
cumplir muchas otras finalidades de nuestra vida.

UNA NUEVA DEFINICIÓN DEL TRABAJO

El verdadero problema con el trabajo, por lo tanto, no es que nuestras


expectativas sean demasiado altas, sino que confundimos trabajo con empleo
remunerado. Si definimos el trabajo sencillamente como cualquier actividad
productiva o intencionada, el empleo remunerado se convierte en una actividad
más, y esto nos libera de las falsas suposiciones de que lo que hacemos para
llevar el pan a la mesa y para tener un techo sobre nuestras cabezas tiene que
darnos, además, una cierta sensación de sentido, propósito y satisfacción. Al
romperse la conexión entre el trabajo y el dinero, estamos en condiciones de
recuperar el equilibrio y la salud mental.
Nuestra satisfacción como seres humanos no reside en nuestro empleo, sino
en el panorama general de nuestra vida: en nuestra sensación personal del
sentido de la vida, nuestra relación con los demás y nuestras ansias de sentido y
propósito. Al separar el trabajo del sueldo, reunimos los distintos aspectos de
nosotros mismos y recordamos que nuestro verdadero trabajo consiste en vivir
de acuerdo con nuestros valores lo mejor que sepamos. De hecho, confundir el
trabajo con el salario significa que la mayoría de nuestros trabajos no ha
obtenido ni la atención ni el crédito que merecen; nos referimos a trabajos como
amar a nuestra pareja, ser buenos vecinos o desarrollar un estilo de vida
satisfactorio. Cuando nos sentimos completos, no necesitamos abrirnos camino
hacia la felicidad a fuerza de consumir. La felicidad es un derecho que se
adquiere al nacer.
Puede que su empleo remunerado le fascine, o puede que lo odie; da igual.
De todos modos tiene que reconocer que tiene por finalidad que le paguen,
mientras que es posible que su auténtico trabajo sea mucho más importante.
Separando el trabajo del sueldo podrá ver con mayor claridad si valora (tanto
cuando trabaja como cuando no lo hace) ese bien precioso que es su energía
vital.
¿Recuerda lo que hemos dicho sobre la energía vital en el capítulo 2? Si tiene
cuarenta años, según las tablas apenas le queda un saldo de 329601 horas de vida
en su cuenta bancaria de energía vital. Eso es todo lo que tiene, porque no hay
nada en la vida que sea más valioso que su tiempo, los momentos que le quedan.
Nunca será demasiado consciente ni intencionado en su forma de invertir esos
momentos.
Si separa el trabajo del sueldo, puede obtener mejores resultados en todos sus
trabajos. En el empleo remunerado, valora su energía vital trabajando con
eficiencia, diligencia, inteligencia y por la remuneración más alta posible. En el
resto de su trabajo, la valora trabajando con eficiencia, diligencia, inteligencia y
con todo el entusiasmo y el cariño de que sea capaz.

Romper el vínculo entre el trabajo y el sueldo tiene tanta influencia en


nuestra vida como el reconocimiento de que el dinero no es más que «algo que
recibimos a cambio de nuestra energía vital». El dinero es nuestra energía vital;
su valor no depende de las definiciones exteriores, sino de lo que invertimos en
él. Asimismo, el empleo remunerado recibe su único valor intrínseco del hecho
de que nos pagan por hacerlo. Todas las demás cosas que hacemos expresan lo
Por amor o por dinero 280
que somos, no lo que debemos hacer por necesidad económica. Al romper este
vínculo, recuperamos la calidad, los valores y nuestra propia estima como
balance final. Al romper este vínculo, podemos dar una nueva definición del
trabajo sencillamente como todo lo que hacemos de conformidad con el
propósito que tenemos en la vida. Al romper este vínculo, recuperamos la vida.
LAS INCREÍBLES CONSECUENCIAS DE UNA NUEVA
DEFINICIÓN DEL TRABAJO

Desde este punto de vista, resulta evidente el motivo por el cual su empleo
remunerado se puede considerar una forma de matarse trabajando. Aparte de
ganar dinero, es posible que no haga nada más que concuerde con su propósito,
entre ocho y diez horas al día, cinco días a la semana, cincuenta semanas al año,
cuarenta o más años de su vida. Esto abre una infinidad de preguntas: ¿cuánto
dinero precisa para alcanzar la cima de su satisfacción? ¿Se lo proporciona su
empleo? ¿Trabaja por menos de lo que vale y lleva a casa menos dinero del que
necesita? ¿O gana mucho más de lo que necesita para estar satisfecho? ¿Cuál es
el propósito de ese dinero de más? Si no sirve para ningún propósito, ¿preferiría
trabajar menos y disponer de más tiempo para hacer otras cosas que le interesan?
Si cumple algún propósito, ¿está ese propósito tan relacionado con sus valores
que llena de alegría las horas que pasa en el empleo remunerado? De lo
contrario, ¿qué tiene que cambiar?
Vamos a explorar juntos algunas de las consecuencias de desvincular el
trabajo del sueldo, de distinguir entre el empleo remunerado y el trabajo, es
decir, el trabajo en el sentido de cumplir con el o los propósitos que tiene en la
vida.

1. Redefinir el trabajo aumenta las posibilidades


Supongamos que lo que más le agrada es enseñar, pero que trabaja como
programador porque así gana más y está convencido de que necesita ese dinero.
Según la vieja manera de pensar, cada vez que alguien le preguntase a qué se
dedica, se vería obligado a afirmar: «Soy programador.» ¿Qué efectos supone
que podría tener en su persona esta permanente incongruencia entre lo que siente
internamente y su presentación exterior? A lo mejor sentiría una leve infelicidad,
sin saber muy bien por qué. O podría enfermar, como le ocurrió a una amiga
nuestra cuando renunció a su sueño de convertirse en concertista de piano para
dedicarse a la programación. Padeció una enfermedad inexplicable y estuvo de
baja durante casi un año. Otras personas recurren a la tarjeta de crédito para
compensarse por hacer algo que realmente no les agrada.
Sin embargo, es posible que uno pase por alto cuestionarse si es o no es
programador por el mero hecho de trabajar como tal para ganarse la vida, Al
romper el vínculo entre el sueldo y el trabajo, surgen otras opciones. Cuando le
preguntan a qué se dedica, puede contestar: «Soy profesor, pero de momento
trabajo como programador para ganar dinero.» Ser capaz de reconocer lo que
uno realmente es le permite revisar la forma en que ha estructurado su vida
profesional. A lo mejor decide ahorrar y volver a dedicarse a la enseñanza; o
trabajar menos horas y dar clases como voluntario; o enseñar programación.
Incluso podría incorporar una tercera afición, como el piragüismo, y enseñar esto
los fines de semana mientras se gana la vida como programador. Al desvincular
el trabajo del salario, los distintos compartimentos de su vida se separan, se
desplazan y se reestructuran para prestarle un mejor servicio.

Chris Northrup se abrió camino en un mundo que se solía considerar


exclusivamente masculino y entonces vio que no cuadraba con su sensibilidad y
su intuición femeninas. Como médico, se encontró tratando de promover la
salud en un sistema insalubre, que exigía una semana laboral de 100 horas, no
le permitía descansar lo suficiente y apenas le dejaba tiempo para ninguna otra
cosa.
Durante la residencia y los primeros años de ejercicio de la profesión,
trabajaba tanto que no le quedaba tiempo para pensar en el dinero ni para
preocuparse de cómo lo gastaba. Se casó con un cirujano ortopedista, con lo
cual se duplicó la inconsciencia. Chris y su marido acumularon viviendas,
coches e inversiones absurdas. Como ambos tenían trabajos muy lucrativos, no
les costaba nada respetar su única norma contable: gastar menos de lo que
Por amor o por dinero 281
ganaban. Pero les resultaba inconcebible la idea de controlar los gastos: ¡no
podían preocuparse de adonde iba a parar lo que gastaban! En realidad,
confundían saber con preocuparse, y ya tenían bastantes preocupaciones con la
práctica de la medicina.
Pero los días de Chris como súper médico estaban contados porque pasó por
esa experiencia íntimamente femenina de tener dos hijos. La maternidad le abrió
el corazón y atemperó su voluntad, de modo que empezó a cuestionar la ética y
la economía de la práctica estándar de la medicina. Quiso salir del negocio de
la medicina y volver a su visión original de la medicina como servicio, donde
tuviera tiempo para escuchar y atender a sus pacientes, aparte de tiempo para
disfrutar de su familia. Con temor y decisión, renunció a un trabajo seguro, con
todos sus beneficios, y abrió una clínica para mujeres, con personal femenino,
que coincidía con sus valores.
Durante este período, Chris comenzó a reconocer (en sí misma y en sus
pacientes) patrones de pasividad y dependencia económicas. Algunas de estas
mujeres habían crecido sin nada, y jamás habían podido satisfacer sus
necesidades; otras habían recibido objetos en vez de cariño; muchas re-
nunciaban a su propio poder y responsabilidad económicos al casarse. Aunque
esta ineptitud parecía natural (o quizá comprensible) en mujeres de más de
cuarenta y cinco años, lo raro era que incluso mujeres más jóvenes y con una
carrera (como la propia Chris) mostraban síntomas de la misma subordinación
económica enfermiza. Chris, honesta y valiente, empezó a indagar en su interior
al mismo tiempo que recomendaba a sus pacientes que hicieran una reflexión
profunda. ¿Cuáles eran sus hipótesis y puntos débiles con respecto al dinero?
Más o menos por esa época escuchó el curso de IF en casetes. Entusiasmada,
le planteó a su marido la pregunta que estaba empezando a formularse a sí
misma: «¿Qué harías si no tuvieras que trabajar para vivir?», a lo que él le
respondió: «¿Qué quieres decir? A mí me gusta mucho mi trabajo.» Pero ella
insistió: «¿Y si jamás tuvieras que cobrar para cubrir tus gastos?» Incapaz de
responder, él se fue a dormir enseguida. Al final, él también escuchó el curso,
aunque no le despertó el mismo entusiasmo que a Chris por practicar la
medicina de otra manera. Ella empezó a seguir los pasos del programa, pero su
marido no la seguía. ¿Cómo hacerlo sin él? Hasta que llegó a la conclusión de
que, incluso en una pareja convencional (o tal vez más en una pareja
convencional), la mujer ha de estar dispuesta a vivir por sí misma. El
matrimonio no acaba con nuestra necesidad espiritual de llegar a ser personas
completas y autónomas. Incluso, para que una pareja funcione, cada una de las
partes tiene que crecer como individuo Al final, realizó todos los pasos ella sola.
A medida que fue creciendo su intuición personal, comenzó a replantearse la
clínica. Evidentemente, era un paso en la dirección correcta, pero sólo le servía
para saber todo lo que le faltaba por andar. Por ejemplo, como los ideales del
personal de la clínica se ajustaban a la realidad financiera, todas, desde la
recepcionista hasta Chris, tenían que hacer un análisis serio de sus
convicciones financieras. Nadie quería trabajar según el horario que mantenía
la mayoría de los profesionales médicos, pero a todas les costaba adaptarse a
reducir sus ingresos. Los números no cuadraban. A medida que Chris empezó a
dedicarse a procedimientos médicos menos radicales, se redujeron sus ingresos
por paciente. Lo que más compensa a la mayoría de los médicos es la cirugía; en
cambio, Chris prefería la prevención: enseñar a las mujeres a ser responsables
de su salud. Veía una forma de practicar la medicina para curar tanto el cuerpo
como el alma, pero los números la seguían llevando al antiguo sistema de
trabajo. «O practico la medicina de otra forma o no la practico de ninguna.»
Para Chris, la IF representa la oportunidad de tomar nuevas decisiones
sobre la práctica de la medicina. Tiene mucho interés en hacer la prueba sin
necesidad de un sueldo, y en escribir sin necesidad de que le paguen. A medida
que avanza en su independencia financiera, tiene previsto dar más charlas y
escribir más, y llevar a cabo cada vez menos prácticas. Todavía no está muy
claro cómo va a salir todo esto, pero para ella la independencia financiera es
todo el proceso de dejar atrás las viejas maneras de pensar con respecto al
dinero, el trabajo, el sentido y el propósito. En realidad, la IF es un proceso de
recuperación, igual que las curas para superar la adicción al alcohol o a las
drogas. Es el proceso de curación de todas las maneras en que hemos entregado
Por amor o por dinero 282
nuestro poder a los demás y a circunstancias ajenas a nosotros, tratando de
obtener la sensación de valor de los símbolos sociales del éxito y negando al
mismo tiempo nuestra realidad interior. En este momento, Chris está tratando
de definir cuánto le resulta suficiente para sentirse satisfecha y buscando formas
que le garanticen esos ingresos mínimos que le permitan realizar el trabajo que
más le agrada y entregar al mundo todos sus dones.

Chris no es la única. Amy Saltzman, la autora de Downshifting: Reinventing


Success on a Slower Track (Vivir con menos: reinventar el éxito a un ritmo más
lento), ha entrevistado a numerosos profesionales muy prósperos y ha
descubierto que muchos están dispuestos a aceptar voluntariamente una
reducción de su sueldo y sus responsabilidades con tal de vivir una vida más
equilibrada y más volcada al servicio de los demás.

2. Redefinir el trabajo le permite trabajar desde el interior


hacia fuera
Muchos de nosotros vivimos gran parte de nuestra vida de fuera hacia dentro,
eligiendo nuestras funciones y personalidades como quien elige el menú en un
restaurante chino. Una persona elige bombero en la columna Empleo, rubia, de
ojos azules en la columna Esposa; dos en la columna Hijos; occidental en la
columna Estilo; Ford, en la de Coches; conservador, en la de Política, y piso en
la de Vivienda, y se figura que ya tiene la vida resuelta. Pero encajar nuestro yo
en ese agujero cuadrado llamado Empleo refuerza la impresión de que la vida
consiste en seleccionar opciones en una lista. A menos que sea artista o
empresario, su trabajo consiste casi siempre en resolver los problemas de otra
persona y, a cambio de sus servicios, recibe un sueldo. En el mundo laboral
existe una especie de irresponsabilidad derivada y sin embargo permanente, esa
sensación de que siempre estamos cumpliendo órdenes, tratando de complacer a
alguien que tiene un poco más de poder que nosotros. En las grandes empresas,
la mayoría de los empleados no tiene ni idea de quién da las órdenes; estas
empresas no sólo compran nuestro trabajo sino también nuestra personalidad,
con normas culturales tácitas acerca de quién habla con quién, cómo hay que
vestirse, dónde comen los empleados según su categoría, cuántas horas
extraordinarias hay que hacer para hacerse notar y cientos de otras opciones
cotidianas. Evidentemente, si pensamos que somos lo que hacemos para
ganarnos la vida, al final vamos a acabar adoptando el patrón que mejor nos
permita sobrevivir en el trabajo. Por ejemplo, es probable que un programador
haya absorbido una gran cantidad de actitudes y creencias con respecto a sí
mismo al mismo tiempo que los conocimientos que le permiten realizar su
trabajo. Pero si para usted no es lo mismo lo que es que lo que hace para ganar
dinero porque ha separado el trabajo del sueldo, está en condiciones de recuperar
su yo perdido. A medida que llegue a conocerse a sí mismo, sus valores, sus con-
vicciones, sus verdaderos talentos y lo que le interesa, será capaz de trabajar de
dentro hacia fuera. Podrá realizar su trabajo sin renunciar a su propio yo. Será
responsable tanto dentro como fuera de su trabajo. Tendrá como prioridad la
posibilidad de vivir consigo mismo y, si el trabajo se lo impide, podrá cambiar de
trabajo.

Margaret Parsons se encuentra en pleno proceso de dejar de vivir de


acuerdo con los valores de los demás (defuera hacia dentro) para descubrir y
vivir de acuerdo con sus valores (de dentro hacia fuera). Estuvo casada, tuvo
dos hijos y se divorció. Su sentido del deber la impulsó a querer ganar lo más
posible para mantener a su familia, de modo que descartó la enseñanza, para la
cual estaba capacitada y, como experimentó este cambio de profesión en la
década de los ochenta, en ese momento el mejor lugar para encontrar buenos
ingresos eran los servicios financieros y la vía más rápida era conseguir el título
de asesora financiera.
De modo que eso fue lo que hizo, pero al cabo de varios años empezó a sentir
las consecuencias del conflicto. Ella y sus clientes pensaban que su función era
asesorarles y protegerles en el confuso mundo de las inversiones, pero en
realidad era una vendedora trabajando a comisión, y algunos productos eran
más lucrativos que otros. Empezó a sentir dolores de estómago y se dio cuenta
de que tenía que dejar de vender productos financieros a toda costa. Dejó de
Por amor o por dinero 283
esforzarse por vender y, aunque su cuerpo mejoró, sus finanzas empeoraron.
Se puso muy contenta al comenzar, junto con Ivy Underwood, el grupo de
apoyo para la independencia financiera constituido por veinte personas que se
habían comprometido a trabajar con el programa de la IF. Sus reuniones
mensuales eran oasis de apoyo y salud mental donde se disolvía la cacofonía de
la cultura del consumo y todos volvían a oírse pensando en voz alta. A medida
que iban siguiendo los pasos del programa, se sentían cada vez más dispuestos
a seguir el dictado de su corazón, que para cada uno de ellos adoptaba una
forma ligeramente diferente. Por ejemplo, una mujer brillante e incisiva se dio
cuenta de que su trabajo como funcionaría tenía un nivel de exigencia muy por
debajo de sus posibilidades. Al respetar su energía vital, vio que estaba
desperdiciando su talento en medio de tanta mediocridad. «No me pagan lo
suficiente para lo que me hacen sufrir.» De modo que renunció y ahora vive de
sus ahorros y está buscando una forma y un lugar para reinsertarse en el
mercado laboral. Otra pareja renunció a la seguridad de un puesto institucional
para abrir su propia consulta privada... sin endeudarse por ello.

Todos estos cambios han surgido del proceso de seguir los pasos del
programa. Si los miembros del grupo no hubiesen realizado los controles,
registros y autoexámenes de rigor, es posible que estos cambios les hubiesen
producido temor en lugar de esperanza. Si no hubieran encontrado sus 101
maneras de reducir gastos, muchos de ellos no se habrían arriesgado a cambiar.
En sus reuniones mensuales realizaban los ejercicios del libro que acompaña las
ca- setes del curso para reflexionar todos juntos sobre sus mitos y concepciones
equivocadas acerca del dinero. Algunos descubrieron que, más allá de su
trabajo, no tenían ningún propósito real en la vida y comenzaron a celebrar otra
reunión mensual para hablar de propósitos. Unos cuantos tuvieron que buscar la
manera de cambiar a pesar de sus costosos hijos adolescentes y de la falta de
comprensión de su pareja. Después de realizar todos los pasos, lograban romper
con la fórmula trabajo = sueldo y entonces conseguían encontrar nuevas
maneras de organizar su vida para que coincidiera con sus verdaderos valores y
propósitos.

3. Redefinir el trabajo vuelve a integrar la vida en un todo


En aras del orden y la conveniencia, hemos dividido nuestra vida en
compartimentos: tenemos la vida laboral, la vida familiar, la vida comunitaria, la
vida interior y nuestra vida secreta. Esta administración de sistemas nos permite
controlar y mantener en equilibrio nuestras numerosas responsabilidades. Pero
no podemos decir que la vida sea una de esas listas de prioridades de cosas que
tenemos que hacer que, en teoría, nos sirven de orientación pero, las más de las
veces, acaban por dirigirnos. En lugar de percibir la vida como un flujo constante
de experiencias en el momento presente, llegamos a la conclusión de que nuestra
vida está atrapada en una carpeta con separadores de colores. Si nos limitamos a
seguir las indicaciones y a conectar los puntos, surgirá ante nuestros ojos la
imagen de la vida perfecta. Y las principales y más exigentes indicaciones que
seguimos corresponden a nuestro empleo remunerado.
En cambio, si desvincula el trabajo del sueldo, tendrá la oportunidad de
descubrir que simplemente está haciendo cosas, de un tipo u otro, de la mañana a
la noche. Haga una prueba durante los tres próximos días: cada vez que se
acuerde, pregúntese «¿Dónde estoy?». La respuesta más evidente será siempre:
«Aquí.» Entonces vuelva a preguntarse: «¿Y qué estoy haciendo realmente?» No
se limite a responder que está trabajando durante esas ocho horas que pasa en el
trabajo. Lo más probable es que esté escribiendo, o pensando, o limpiando, o
hablando, o andando, o de pie, o levantando algo, o sentado, o escuchando, o
tomando una decisión, o buscando algo... el mismo tipo de actividades que
realiza el resto del día. Todo el día, todos los días, se limita a vivir su vida. A lo
mejor esto resta importancia a su trabajo, pero también hará que el resto de su
vida parezca más vivido y coherente... y se sentirá más vivo. Inténtelo.

4. Redefinir el trabajo abre nuevas perspectivas al desempleo


Desde la depresión, el pleno empleo ha sido uno de los objetivos que se ha
planteado el Gobierno. Pero existen varios impedí- mentos importantes para
conseguir este ideal. En primer lugar, evidentemente, debido al crecimiento de la
Por amor o por dinero 284
población, para alcanzar el pleno empleo hay que crear más puestos de trabajo.
Para asegurarnos de que habrá mercados para estos bienes y servicios
adicionales, hemos de incrementar el consumo, no sólo en Estados Unidos sino
en todas partes. Sin embargo, los límites que impone la base de los recursos, el
planeta, lo convierten en un objetivo improbable e incluso absurdo. De modo que
es posible que el crecimiento económico no pueda proporcionar puestos de
trabajo suficientes para esta mano de obra en expansión.
Además, como sugieren Willis Harman y John Hormann en su excelente
libro titulado Creative Work (Trabajo creativo), la permanente eficacia de la
revolución industrial y tecnológica hace que cada vez más mano de obra humana
sea reemplazada por máquinas. Nos encontramos en un callejón sin salida.
Nuestro progreso tecnológico representa cada vez más nuestro fracaso social, a
medida que sigue en aumento el número de desempleados. Empeora esta
situación el hecho de que hayamos considerado la enseñanza superior la
formación para un puesto de trabajo, y sin embargo ahora hay cada vez más
licenciados que se encuentran sin empleo o subempleados. Cada vez resulta más
evidente que cualquiera de nosotros puede perder el empleo, pero si separamos
el trabajo del sueldo estamos en condiciones de comprobar que nunca nadie está
desempleado, por más que no tenga un empleo remunerado. En el peor de los
casos, se encuentra en un período de transición.
Ya hemos visto en el capítulo 5 que siguiendo los pasos se llega al ahorro, y
que éste brinda una especie de protección o garantía en caso de perder el empleo.
Además, al desvincular el trabajo del sueldo, se transforma el desempleo en un
período de aprendizaje y descubrimiento. Una persona que está en el paro no es
un paria ni un inútil. Se puede sentir millonario, aunque no gane una peseta. Su
valor como persona no depende de lo que le paguen, sino de lo que es y de lo que
da. Si consigue cultivar esta verdad en su interior, es posible que surjan
posibilidades y oportunidades de empleo remunerado en los lugares más
inverosímiles.

5. Redefinir el trabajo aporta vida a su jubilación


Todo el mundo se jubila algún día. La única duda es ¿cuándo? Muchas
personas se matan trabajando y mueren antes de tiempo, por lo que no se jubilan
hasta llegar a la tumba. Otras respetan las reglas del juego y se jubilan cuando su
empresa se lo sugiere u ordena. En los últimos años, los ejecutivos de algunas
empresas que están reduciendo personal aprovechan la jubilación anticipada. Y
otras personas han hecho el curso de IF (o han seguido algún plan semejante) y
se han jubilado cuando todavía les quedaba mucha vida por delante.
Independientemente del momento en que se jubile, la calidad de su jubilación
mejora si ha sabido separar el trabajo del sueldo. De este modo, podrá tener la
seguridad de que jubilarse significa abandonar el empleo remunerado, no la vida.
Podrá seguir ampliando su trabajo real después del retiro tanto si renuncia a los
cuarenta, como a los sesenta o a los ochenta. Si participa activamente en una vida
plena de significado, nadie podrá afirmar que ya no sirve para trabajar. Puede
perder el puesto de trabajo remunerado, pero no pierde su capacidad ni su
dignidad. Piense en sus propias asociaciones con la palabra jubilación. Si le
encuentra connotaciones negativas, fíjese en si redefinir la situación como
hemos sugerido no modifica estos sentimientos. La jubilación sólo supone el fin
de la vida si se define a sí mismo en función de su empleo remunerado.

6. Redefinir el trabajo enaltece las


actividades no remuneradas
Si le parece que sólo trabaja cuando gana dinero, hay millones de personas
como usted que están muy ocupadas sin trabajar gran parte del tiempo. Las
actividades cotidianas de cuidar de uno mismo, del hogar y de la familia son
trabajos no remunerados. Es evidente que no pasan inadvertidas, pero no
siempre les damos importancia. En nuestro interior, solemos considerar estas
tareas meros obstáculos en el camino hacia nuestro trabajo de verdad, el que nos
pagan.
¿Y todas las horas que dedicamos a estar con nuestros hijos, a ser buenos
vecinos, a ocuparnos de nuestros amigos, a ser cariñosos con nuestra pareja, a ser
buenos ciudadanos de la ciudad, el país y el planeta? Todas estas actividades, por
sí solas, podrían llenar una vida de sentido, de estímulo, de creatividad y de
Por amor o por dinero 285
propósito. Sin embargo, como estamos ocupados con nuestro empleo re-
munerado, a menudo tratamos de cumplir con nuestro trabajo de relación según
unas normas imaginarias. El padre o la madre ocupados suministran comida,
ropa, casa, cursos, servicio de chófer y, cuando pueden, una velada compartida.
El cónyuge bien intencionado pero ocupado comparte la cama, la casa, las tareas
domésticas, el desayuno, la cena (si no tiene ninguna reunión de trabajo a esas
horas), las finanzas y, en la medida de lo posible, una velada especial de vez en
cuando. Como ciudadano, vota. Como vecino, se ocupa de las plantas del balcón
o del jardín, conversa con los demás vecinos a la entrada o en el ascensor y acude
a las reuniones de la comunidad. Como amigo, prepara una cena o habla por
teléfono. En el fondo de nuestro corazón, sabemos que podríamos hacerlo mejor
pero tenemos tantas cosas que hacer que no nos queda tiempo para simplemente
estar con los demás.
Otra víctima de nuestra confusión entre trabajo y sueldo es nuestro trabajo
interno, el trabajo de autoanálisis, crecimiento personal y maduración afectiva y
espiritual. Conocerse a uno mismo requiere tiempo: tiempo para reflexionar,
para el silencio, para escribir un diario, para oraciones y rituales, para conversar
con un amigo querido que nos ayude a curar las heridas del pasado, para
desarrollar un estilo de vida coherente y un código ético personal, para fijarnos
objetivos individuales y para analizar nuestra evolución. Sin embargo, en lugar
de dar a todo esto la importancia que se merece, reducimos lo que podemos todo
esto a las noches y los fines de semana mientras dedicamos la mayor parte de
nuestro tiempo al trabajo de verdad, que es el empleo remunerado.
Redefinir el trabajo nos devuelve toda la experiencia y la expresión de estas
otras actividades. Así enaltecemos las tareas domésticas, la relación con los
demás y el trabajo interior, y concedemos a ese empleo no remunerado la misma
creatividad, el mismo respeto y la misma atención que al remunerado.

7. Redefinir el trabajo lo vincula con el juego


Puesto que, inconscientemente, hemos equiparado ingresos (que nos paguen)
con trabajo, nos figuramos que si no percibimos ningún ingreso debe de ser
porque no estamos trabajando, sino tan sólo jugando, un pasatiempo frivolo que
no sirve para nada. En ocasiones, un juego parece trabajo, como en los partidos
de ajedrez difíciles. Otras veces, un trabajo parece un juego, e incluso recibe ese
nombre, como en el caso de los deportes profesionales. Incluso a veces hay
trabajos que resultan tan agradables que algunos dicen, sintiéndose un poco
culpables: «Es un trabajo tan divertido que no deberían pagarme por hacerlo.»
Entonces, ¿cuál es la diferencia entre el trabajo y el juego?
Vamos a revisar algunos parámetros comunes para ver si alguno nos
proporciona un método infalible para distinguir el trabajo del juego. Pensemos
en una persona que desempeña muy bien alguna actividad que los demás
consideran valiosa, como por ejemplo el patinaje artístico, o conducir un autocar
por caminos de montaña, o defender un caso muy importante en un tribunal.
¿Cuál es el factor decisivo para determinar si lo que hace es trabajar?

Trabajo Juego
Competencia sí sí
Cooperación sí sí
Concentración sí sí
Habilidad sí sí
Absorción sí sí
Satisfacción sí sí
Sensación de poder sí sí
Posibilidad de viajar sí sí
Obtención de reconocimiento sí sí
Autoexpresión sí sí
Recibir dinero a cambio sí no

¡Por fin hemos hallado la diferencia! Si hay dinero de por medio, no cabe
duda de que es trabajo. Si no lo hay, puede ser un juego (que equiparamos con
diversión) o un deber (algo necesario, pero no necesariamente divertido). Uno lo
hace porque quiere o porque tiene que hacerlo, pero no para ganar dinero.
¿Acaso no es cierto que toda actividad no remunerada, ya sea juego o deber, a
menudo se considera in-útil, es decir, no tan útil como una actividad
Por amor o por dinero 286
remunerada? ¿Acaso no es una creencia casi generalizada en nuestra cultura que
si uno no trabaja por dinero, no se labra un porvenir o no tiene un empleo, es un
don nadie?

8. Redefinir el trabajo le permite disfrutar más del ocio


En Downshifting, Amy Saltzman analiza el tema de reinventar el éxito a un
ritmo más lento. Como profesional, le llamaba la atención el hecho de que su
generación, por más que luchara, no parecia alcanzar la felicidad jamás. El libro
comienza y acaba con una meditación acerca de los porches vacíos de las casas,
esos mismos lugares que en otras épocas rebosaban de actividad y placer. El li-
bro está destinado a «todos aquellos que hemos cumplido adecuadamente
nuestro papel de profesionales dejando de lado, en algunos casos, casi todo lo
demás que proporciona propósito y sentido a nuestra vida». Nos habla de
profesionales que han cambiado de ritmo para disfrutar de una vida más pausada
y más satisfactoria. Todos ellos reclamaban el valor de su tiempo libre, del
disfrute de lo cotidiano. Para los antiguos griegos, el tiempo libre era el bien más
preciado, la esencia de la libertad, un tiempo dedicado al crecimiento personal y
a ocupaciones más importantes. Y sin embargo, henos aquí, a punto de acabar el
segundo milenio sin saber relajarnos y disfrutar de nuestro ocio. Hasta el idioma
mismo nos traiciona, llamándolo tiempo libre, como si se tratara de unos cuantos
minutos para recuperarnos antes de volver al ruedo de la vida, a luchar con todas
nuestras fuerzas. Si no nos identificáramos tanto con lo que hacemos por dinero,
disfrutaríamos mejor del ocio. Vale la pena jugar; vale la pena relajarse en la
penumbra y escuchar el canto de los pájaros; vale la pena pasear sin rumbo fijo.
El ocio no supone una crisis de identidad cuando uno sabe que uno no es lo que
hace. La dificultad reside, evidentemente, en considerar que esa ociosidad
aparente merece la pena. Como destaca Saltzman:

Para muchos de nosotros, el trabajo es una manera sencilla y


aceptable de pasar el tiempo. En nuestra vida profesional, tenemos
normas muy precisas que seguir y objetivos que alcanzar. En cambio,
depende por completo de nosotros la invención de un marco ideal para
nuestro tiempo libre.

9. Redefinir el trabajo vierte una nueva luz sobre la mejor forma de ganarse el
sustento
La mejor forma de ganarse el sustento consiste en el ideal de hacer coincidir
su auténtico trabajo o vocación con su empleo remunerado. Si bien podría
parecer que eso es lo que defendemos aquí, tan noble esfuerzo presenta unas
cuantas dificultades que el programa de la IF soslaya hábilmente.
La primera dificultad es que no se tiene ninguna seguridad de encontrar a
alguien que nos pague por hacer lo que nos sentimos llamados a hacer. A lo
mejor tarda diez años en desarrollar su arte, o su investigación, o su innovación
social, o su nueva técnica hasta un grado que despierte el interés de los que tienen
dinero. La mayor parte de las veces, esto tiene menos que ver con el valor real del
trabajo y más con la suerte, la casualidad, la perseverancia, las relaciones o una
amplia variedad de factores. Si renuncia a esperar a que le paguen para hacer el
trabajo que le apasiona, puede hacer las dos cosas con mayor integridad: ganar
dinero para cubrir los gastos y seguir los dictados de su corazón sin concesiones.
Michael Phillips, en su libro titulado The Seven Laws ofMoney (Las siete
leyes del dinero), advierte sobre las trampas y falacias que esconde el ideal de la
mejor forma de ganarse el sustento y recomienda separar los proyectos de
servicio de las necesidades de supervivencia:

Por desgracia, muchas personas no pueden separarlos con lo cual a


su convicción de que el proyecto en el cual trabajan es lo más
importante que pueden hacer suman su convencimiento de que tienen
que sobrevivir. La combinación de estas dos ideas les hace creer que el
mundo tiene la obligación de mantenerlas.

Otros factores que se han de tener en cuenta con respecto a este tema:
1. ¿Es posible, o incluso adecuado, recibir un salario a cambio del trabajo
que nos sentimos llamados a desempeñar, ya sea nuestra colaboración informal
para resolver conflictos en la comunidad, nuestro trabajo de formación entre los
Por amor o por dinero 287
niños del barrio que no tienen donde ir, las campañas telefónicas en favor de la
paz, la amistad cariñosa hacia un moribundo? En At the Crossroads (En el cruce
de caminos), un documento acerca de nuestra era elaborado por la
Communications Era Task Forcé, llaman actividades comprometidas a estas
actividades desempeñadas «por un sentido de compromiso personal y de
compromiso con la sociedad»:

Las actividades comprometidas son fundamentales para la salud de


una sociedad. Sin embargo, las menospreciamos sistemáticamente y
les negamos nuestro apoyo porque no encajan ni en nuestra economía
de mercado ni en el sector público. El mercado no las apoya porque los
beneficios que producen suelen ser a largo plazo, difusos y difíciles de
definir. Y el Gobierno no las apoya porque no es fácil regularlas
mediante procedimientos burocráticos.

Steve Brandon, nuestro eamionero de Maine, tenía media docena de buenas


formas de ganarse la vida: era enfermero diplomado, paisajista, masajista y
agricultor. Para él, la mejor forma de ganarse el sustento estaba en la
enfermería, en desempeñar un verdadero servicio en favor de los demás sin
dejar por eso de pagar las facturas. Pero ésa no era la solución. Como
enfermero, se veía obligado permanentemente a hacer gráficos y a redactar
informes, y pasaba más tiempo con la pluma que con los pacientes. Y al final del
día ya no le quedaban fuerzas para el trabajo voluntario que tanto le gustaba.
Para trabajar como enfermero, tenía que hacerlo por amor, no por dinero. De
modo que ahora se dedica a conducir el camión que reparte el propano; tiene
mil clientes y una ruta que abarca varios miles de kilómetros de caminos
secundarios que conducen a granjas y casas de campo muy aisladas. En
invierno, a veces es el único ser humano que ven muchas de estas personas en
toda la semana. Algunas son ancianas y están enfermas, de modo que él se
detiene a conversar con ellas y averigua si están bien; a veces escucha sus
quejas y les ayuda a decidir por qué vale la pena preocuparse y qué les conviene
ignorar. Les enseña mucho sobre nutrición, sobre todo para aquellos que no
tienen ni idea de lo que quiere decir el médico cuando les habla de una
alimentación pobre en grasas y rica en fibra. En cierto modo, aunque no les tome
la temperatura ni escriba ningún informe, ellos se sienten mejor después de
hablar con Steve. Es un curador sin sueldo y está muy satisfecho. Se gana la vida
repartiendo propano y entrega su amor a cambio de nada.

2. Si a pesar de todo le pagan por hacer el trabajo para el cual piensa que
tiene vocación, fíjese bien en cómo administra el tiempo destinado a ese trabajo
productivo que le proporciona la forma ideal de ganarse la vida. ¿Realmente
hace el trabajo plenamente y bien hecho, o dedica demasiado tiempo a
cuestiones económicas, como reunir dinero para seguir adelante con el trabajo?
Hay personas con vocación de santos que muchas veces acaban recaudando
fondos, y otras que, siendo entusiastas activistas, terminan escribiendo boletines
para los miembros con el fin de que no se interrumpa la afluencia de donaciones.
Cualquier actividad que dependa de fondos, tanto públicos como privados, está
sujeta a caprichos y prioridades ajenos. Cualquier producto o servicio que
dependa de un público consumidor inconstante puede dejar de sobrevivir en un
mercado competitivo. De modo que fíjese en si su trabajo es seguro, o si existen
dificultades futuras con respecto al dinero de las que tal vez le convenga
ocuparse ahora.
3. ¿Seguiría desempeñando el trabajo de la misma forma si pudiera controlar
sus necesidades económicas? De no ser así, ¿qué ajustes introduce porque
necesita esos ingresos? ¿Le permite mantenerse fiel a su propia integridad? En la
medida en que uno recibe dinero por el trabajo que realiza, cabe la posibilidad,
por ínfima y sutil que sea, de que esto condicione su punto de vista, sus valores o
sus convicciones.
En The Biology of Art (La biología del arte), el zoólogo Desmond Morris
menciona un experimento para introducir el motivo de la ganancia entre simios.
El primer paso consistió en enseñarles a ser artistas y a realizar unos dibujos y
pinturas francamente fantásticos. Una vez establecido su arte, comenzó a
pagarles, dándoles cacahuetes a cambio de sus obras. El sistema de recompensas
hizo que su trabajo artístico se deteriorara rápidamente y que comenzaran a
Por amor o por dinero 288
entregar rápidos garabatos a fin de conseguir los cacahuetes. Con el comercio,
los simios dejaron de ser artistas y empezaron a pelearse por unos cacahuetes.
Aquí aparece la necesidad de ser honestos. ¿De qué manera, por insignificante
que parezca, está modificando su arte (ya sea carpintería, arqueología, cuidar
niños o cualquier otra cosa) para seguir recibiendo cacahuetes? ¿Hasta qué punto
está dispuesto a arriesgarse en sus sermones dominicales antes de empezar a
pensar en la posibilidad de perder el empleo, los ingresos y la rectoría, además de
su posición y su poder en la comunidad? ¿Utilizaría los mismos métodos de
enseñanza si no se tratase de un empleo remunerado? ¿Escribe anuncios
publicitarios en vez de esa espléndida novela con la que sueña desde hace
cuarenta años? ¿Ha sacrificado su punto de vista de cómo debería ser la vida por
la realidad de matarse trabajando?
Rick Paul, ex ejecutivo de publicidad con un sueldo de 100000 dólares (12
500000 pesetas) al año, renunció a su trabajo para convertirse en escritor aunque
no esperaba triunfar enseguida. Entonces consiguió un trabajo a tiempo parcial
como guardabosques para que siguieran dándole cacahuetes e intenta dedicarse
a escribir el resto del tiempo. En un artículo titulado «Getting a Life» («Hacerse
un vida»), escrito por Richard Seven y publicado en la revista dominical Pacific,
Rick decía:

Nuestros amigos nos preguntan cómo es posible que [él y su mujer


Kathleen] renunciáramos a buenos puestos de trabajo en Seattle para
vivir al margen de la vida moderna. Desde que tengo uso de razón he
tenido dos sueños: vivir al margen de la vida moderna y ser escritor. Tal
vez descubra que soy un escritor pésimo, pero es mejor que jubilarse a
los sesenta y cinco, y mirar hacia el pasado con un puñado de
interrogantes por lo que pudo haber sido...

Redefinir el trabajo le permite dar un paso atrás, contemplar sus sueños


como lo que son, dar a su empleo el valor que le corresponde y sacar el máximo
provecho de ambas cosas.

El poder de redefinir el trabajo


Redefinir el trabajo, rompiendo el vínculo entre éste y el sueldo, tiene
consecuencias y ventajas increíbles. Así lo expresa Willis Harman, reconocido
futurista y presidente del Instituto de Ciencias Noéticas:

Aparecen infinitas oportunidades cuando la mente se libera a través


de la separación entre las funciones de la labor creativa y la distribución
de ingresos.

Al romper el vínculo conceptual entre trabajo y dinero, se está brindando la


oportunidad de descubrir en qué consiste realmente su trabajo. A lo mejor resulta
que no guarda ninguna relación con lo que está haciendo en este momento por
dinero.
Tanto si su empleo le agrada y lo conserva como si decide cambiar, romper
el vínculo entre trabajo y dinero deja sitio en su vida para otras partes de su
propia personalidad que estaban demasiado ocupadas con su trabajo. Puede que
por un momento sienta pánico ante el vacío que deja esta suspensión
momentánea de la identificación de uno mismo con su empleo. Pero todos somos
muchas cosas más: padres o madres, aprendices, amigos, aventureros,
organizadores, voluntarios, artistas, soñadores y artífices de nuestra propia vida.
Hace poco, un amigo nuestro le preguntaba a un compañero de trabajo por
qué aparentemente no estaba estresado cuando todos los demás se quejaban de
exceso de trabajo. El colega le respondió: «Es que mi trabajo no es lo más
importante en mi vida.»
Acabar con el vínculo entre trabajo y dinero le permite recuperar su vida,
porque ya no necesita que ese distintivo de aprobación que llamamos empleo le
brinde todos los beneficios afectivos, intelectuales y espirituales de la ocupación.
Puede que descubra que no le hace falta trabajar de nueve a cinco el resto de su
vida para mantenerse.
Ahora que ha establecido que la única finalidad intrínseca del empleo
remunerado es la paga (tanto si adora su trabajo como si lo detesta), conviene
averiguar si recibe lo que se merece a cambio de su preciosa energía vital. Ahora
Por amor o por dinero 289
que sabe que su vida es más que su trabajo, le conviene buscar un empleo que
realmente le compense, es decir, en el que le paguen bien. Ahora que está en
condiciones de ver otras opciones aparte de matarse trabajando de nueve a cinco
hasta los sesenta y cinco, compruebe si su empleo remunerado le compensa por
el tiempo que invierte en él. De este modo llegamos al séptimo paso del
programa de la IF.

El séptimo paso: valorar la energía vital elevando al máximo sus ingresos

El séptimo paso tiene que ver con incrementar sus ingresos, al valorar la
energía vital que invierte en su empleo y cambiarla por el sueldo más elevado
posible que concuer- de con su salud y su integridad.

Cuando cobra el sueldo, ¿realmente es justo lo que obtiene a cambio de la


valiosa energía vital que ha invertido? La clave para liberarse del mundo del
matarse trabajando está en valorar su energía vital. Ya hemos visto que el dinero
no es más que lo que obtiene a cambio de su energía vital y también hemos caído
en la cuenta de que la finalidad del empleo remunerado es la paga. ¿Acaso el
sentido común y el respeto por uno mismo no sugieren que, cuando uno trabaja
para ganar dinero, una opción es ganar el máximo posible por hora, de una forma
coherente con su integridad y su salud? Aunque tal vez esto le suene a pura
codicia, siga adelante y verá que se encamina en una dirección totalmente
distinta.
Siguiendo los pasos del primero al sexto ha definido qué es suficiente para
usted. En lugar de ser más de lo que tengo ahora, con lo cual se condena a una
perpetua pobreza, está descubriendo que es mucho menos de lo que imaginaba y
que se encuentra perfectamente a su alcance. Recuerde que suficiente será un
nivel de gastos que surja de hacer coincidir lo que gasta con la satisfacción que
obtiene, y con el propósito que tiene en la vida y con sus valores. Suficiente no es
el mínimo que necesita para sobrevivir sino la cantidad exacta que le brinda una
satisfacción sin excesos. Como hemos señalado en el capítulo 5, esto suele ser
bastante menos de lo que gana. Si gasta menos de lo que gana, esto significa que
puede trabajar menos horas y seguir teniendo suficiente. Elemental, ¿no? Si le
basta con 1 000 dólares (125 000 pesetas) por mes y gana 10 dólares (1250
pesetas) por hora, tiene que trabajar cien horas para cubrir sus gastos. Pero si le
pagan 20 dólares (2 500 pesetas) por hora, le basta con trabajar apenas cincuenta
horas cada mes en su empleo remunerado.
Ahora empezamos a regresar al estilo de vida que los seres humanos
disfrutaban antes de la revolución industrial. Podría trabajar dos o tres horas al
día por dinero y pasar el resto de la jornada haciendo lo que le apetezca para
relajarse, divertirse, crecer como persona, relacionarse con los demás, o
participar en trabajos comunitarios o de interés mundial. Si decidiese trabajar
más horas en su empleo remunerado, lo haría por una buena razón, puesto que
valora mucho su energía vital. Tal vez lo haga para mantener a alguien o a algo;
o para saldar sus deudas y experimentar ese aspecto particular de la libertad
financiera; o con el fin de reunir algunos ahorros para sentirse seguro, sea cual
fuere el clima económico; o para alcanzar alguna otra de sus metas en la vida,
como seguir estudiando, o dar la vuelta al mundo, o incluso lograr la
independencia financiera. La dimensión y la intensidad de sus metas determinará
el tiempo y el esfuerzo que invierta en su puesto de trabajo. A lo mejor tiene tanta
prisa por lograr su meta financiera que al final acaba buscándose otro empleo, y
tan feliz. Porque, a diferencia del comportamiento de los adictos al trabajo,
trabajar horas extraordinarias ahora está relacionado con su propósito.
Para Rosemary Irwin, desvincular el trabajo del sueldo significó la
posibilidad de buscar otros objetivos aparte del empleo, unos objetivos que
abarcaban desde viajar hasta escribir, pasando por trabajar en proyectos en
beneficio del planeta. Si bien le gustaba trabajar como directora de actividades
en una residencia geriátrica, no tenía previsto dedicar toda su vida a esta tarea.
Tenía muy claro que, cuanto más ganara, antes podría continuar con sus otras
metas. Cuando recibió 10000 dólares (1250000 pesetas) de herencia de su
abuela, enseguida sumó esta cantidad a sus reservas. En lugar de buscar otro
empleo con un sueldo más elevado (con la posibilidad de más estrés), decidió
Por amor o por dinero 290
cambiar de estrategia y consiguió otro trabajo más, como empleada de guardia
para una pequeña empresa de distribución de cintas de audio con la cual
colabora varias horas por las tardes y los fines de semana. El horario es
flexible; los compañeros, agradables; el estrés, mínimo y gana por horas lo
mismo que en su empleo a tiempo completo. Aunque ahora trabaja más de
cuarenta horas a la semana, ni su energía ni su estado de ánimo flaquean
porque tiene muy claro su objetivo.

Valorar su energía vital y pretender ganar lo máximo posible no tiene nada


que ver con la mentalidad del cuanto más, mejor. Usted no quiere más dinero
para tener más bienes materiales, sino para tener los suficientes... y más vida. Si
consideramos que dinero = energía vital, al incrementar sus ingresos, aumenta la
cantidad de vida que tiene a su disposición. Según lo que gane realmente por
hora, un coche nuevo le puede costar un mes, seis meses o un año de trabajo.
Pero no quiere el dinero para aumentar su posición social, ni para tener más
prestigio, poder o seguridad, porque sabe que estas cosas no se compran con
dinero, sino que lo quiere con el fin de tener más libertad para ser usted mismo
sin preocuparse por el dinero. Asimismo, no quiere más dinero para aumentar su
autoestima, sino como una expresión de la misma, de que valora su energía vital.

NUEVAS OPCIONES PARA EL EMPLEO REMUNERADO

En este punto, dispone de varias opciones creativas que puede explorar,


como ganar más con el fin de trabajar menos horas, intensificar su empleo actual
o cambiar de trabajo.
Ganar más: una cuestión de actitud
Son muchas las personas pasivas, incluso fatalistas, con respecto a la cuantía
de sus ingresos, que se comportan con mentalidad de víctimas totalmente
sometidas a fuerzas externas, como el jefe, la escala de salarios, el paro, la
recesión, la pobreza de la zona, la política económica del Gobierno, la
competencia de los japoneses, y muchas cosas más. Tienen la actitud de que:
«No puedo encontrar un buen empleo... y ellos tienen la culpa. Ellos me impiden
librarme de un empleo mal remunerado.»
Aunque la realidad económica en ocasiones pueda ser dura, la mente humana
está capacitada para hacer realidad nuestros pensamientos y convicciones, y por
tal motivo deberíamos poner mucho cuidado en el concepto que tenemos de
nosotros mismos. Cuando uno se considera una víctima, a lo mejor pierde tiempo
en sentir lástima de sí mismo en vez de darse cuenta de todas las oportunidades
que tiene de cambiar su triste destino.
Piense de qué forma valorar su energía vital podría transformar su
experiencia y su rendimiento laboral, así como también su capacidad para
conseguir otro trabajo si se lo propusiera. Con una actitud así, cada momento que
dedique a su empleo remunerado es coherente con sus metas, objetivos, puntos
de vista y valores personales. No importa dónde trabaje porque siempre trabaja
para usted mismo. Se siente valioso, como responsable de su manera de distribuir
su energía vital, como alguien que elige libremente entregar su energía vital a
este trabajo en particular.
Un factor importante que limita las ganancias potenciales es la actitud: la
actitud que cada uno tiene con respecto a sí mismo (por ejemplo: «No soy lo
bastante bueno»), con respecto al trabajo o a la empresa (por ejemplo: «Me
quieren echar») y con respecto a las circunstancias actuales (por ejemplo: «No
hay trabajo»). Estas actitudes que nos rebajan, nos debilitan y nos conforman se
reflejan en la cantidad y la calidad de nuestro trabajo, en nuestra relación con la
empresa y los compañeros de trabajo y en nuestra inseguridad laboral.
Para triunfar, cultive actitudes positivas de respeto a sí mismo, orgullo por su
contribución al trabajo, dedicación, cooperación con la empresa y con los
compañeros, deseo de hacerlo bien, integridad personal, responsabilidad y
control, y hágalo simplemente porque valora su energía vital. Y valora su energía
vital porque valora la vida. Busca la perfección en su trabajo porque pretende una
integridad al cien por cien, independientemente de lo que haga. Le sorprendería
descubrir hasta qué punto la satisfacción laboral depende del trabajador en vez de
depender del trabajo en sí. Y suele ocurrir que esta integridad y la mejor calidad y
Por amor o por dinero 291
productividad de su trabajo le harán acreedor de un aumento de sueldo sin que
tenga que pedirlo.

Steve West, el carpintero que conocimos en el capítulo 6, descubrió que uno


de los regalos que le brindaba el programa de la IF era la ocasión de volver a
conectarse con sus aspiraciones como escritor. Había crecido en una familia
que trabajaba para las Fuerzas Aéreas y de adulto había seguido cambiando de
lugar de residencia. Acabó el instituto en Gulfport, Misisipíy a continuación se
trasladó a Austin (Texas), donde puso una empresa de decoración, con ocho
empleados, hasta que la caída del precio del petróleo lo echó todo por los
suelos. Entre esto y su divorcio, sus pertenencias quedaron reducidas a lo que
cabía en una furgoneta (con lo cual el primer paso le resultó bastante sencillo) y
decidió cambiar de aires. Tras pasar un año en Massachusetts, se fue a Oregón,
donde vive actualmente. Después de poner en práctica durante un año el
programa de la IF, Steve disponía de ahorros suficientes para mantenerse a
salvo de dificultades financieras durante otro año. Entonces decidió tratar de
escribir algunos relatos, que le acompañaban desde hacía años, basados en las
experiencias vividas en Misisipí a comienzos de los años setenta, cuando
construyó una iglesia baptista con unos viejos carpinteros negros. Con el fin de
tener más tiempo para escribir, Steve empezó a pedir mucho más por sus
trabajos de decoración, suponiendo que de este modo tendría menos trabajo. Lo
que ocurrió le dejó muy sorprendido: muchas personas que habían visto su
trabajo anterior estaban dispuestas a pagarle lo que pedía, así que le sobraba
trabajo y ganaba mucho más. Deseoso de ofrecer la calidad que le pagaban,
puso más empeño en sus trabajos de carpintería; de este modo, creció su fama
de artista y le trajo más trabajo. Cada vez trabajaba menos horas en su empleo
remunerado, cobraba más, tenía menos preocupaciones y más tranquilidad, y el
tiempo que dedicaba a escribir le parecía eterno. Quedó muy sorprendido, pero
no iba a cuestionar su buena suerte... ¿O sería tal vez su buena autoestima?
La independencia financiera como reducción de la jornada laboral
Steve West se decidió por algo que solemos llamar trabajo a tiempo parcial o
jornada reducida. Esta nueva concepción del dinero y el trabajo arroja nueva luz
Por amor o pot amero 292
sobre esta expresión. Cuando el trabajo es sinónimo de identidad, un trabajo a
tiempo parcial le convierte en una persona a tiempo parcial, sin valor
permanente. Según esta línea de pensamiento, perdería muchas de las ventajas
del empleo a tiempo completo, como el seguro médico y el plan de pensiones de
la empresa; perdería también oportunidades de progreso y es probable que
perdiese también las mejores posibilidades, teniendo que conformarse con las
sobras que dejan los empleados a tiempo completo después de comerse la mejor
parte del pastel. Sin embargo, según la nueva concepción, uno trabaja a tiempo
parcial por cuenta de otra persona, a cambio de dinero o a fin de dedicar todo el
tiempo posible a -trabajar por cuenta propia. Entrega a la empresa lo que se
merecen a cambio de dinero, pero sin definir su valor personal en función de lo
que hace durante esa pequeña fracción de su tiempo.
El tema del trabajo a tiempo parcial ofrece múltiples variaciones. Hay
personas que trabajan tres días a la semana, y así siempre les quedan fines de
semana largos. Algunas trabajan seis meses al año por dinero y hacen lo que les
place durante los otros seis. (Se sorprendería de la cantidad de artistas, escritores,
activistas y aventureros que se encuentran entre los trabajadores estacionales.)
Otras trabajan cuatro horas al día para estar con sus hijos antes y después de la
escuela.
Piense por un momento en el impacto que tendría el hecho de que cada vez
más personas se decidiesen por un empleo a tiempo parcial. Dos personas
podrían compartir un solo puesto de trabajo, reduciéndose así la competencia por
los escasos puestos disponibles. Ya no se presionaría al Gobierno para que
resolviese el problema del desempleo y la presión resultante del imperativo legal
del pleno empleo no recaería sobre el medio ambiente. De hecho, compartir el
puesto de trabajo se está convirtiendo en una opción respetada y bien vista.
Como la forma de pensar con IF contribuye a reducir gastos, un empleo podría
proporcionar a dos personas un sueldo que les permitiese vivir. Además, todos
trabajarían mejor porque no experimentarían ni el agotamiento ni el
aburrimiento
ni el síndrome del por fin ya es viernes, tan habituales entre los trabajadores a
tiempo completo.

Pero... ¿y si me gusta mi trabajo?


Si su trabajo le gusta, esta nueva perspectiva (valorar su energía vital) no
hace más que incrementar su experiencia... y también sus ingresos.

A Lu Bauer (la esposa de Steve Brandon el repartidor de propano) le


encanta trabajar de contable. Trabaja con un punto de vista y una misión. Se
considera una contable holística y se dedica a capacitar a los demás para que
sean responsables de su dinero. Haciendo el curso de IF, descubrió los puntos
débiles de sus propias finanzas personales. Cuando calculó sus ganancias
reales, comprobó que, de los 60 dólares (7500 pesetas) que supuestamente
cobraba por hora, en realidad le quedaban 5 dólares (625 pesetas) netos.
¿Adonde iba a parar el resto? Lu averiguó que había estado trabajando para
sus clientes y sus empleados. Muy noble de su parte, pero poco rentable.
Como quería brindar un servicio a aquellas personas que no pudiesen
pagarlo, cobraba poco y siempre era ella la que hacía horas extras e iba donde
nadie quería ir. Las tablas mensuales le demostraron que no avanzaba
demasiado desde el punto de vista económico. Había olvidado la simple lección
de valorar su propia energía vital.
Decidió aumentar sus tarifas en un 23 % y limitar el personal a una sola
secretaria. Además, decidió limitar también la cantidad de clientes,
concentrándose sólo en los que tenían interés en aprender a ayudarse a sí
mismos, y la cantidad de horas de trabajo. Después de introducir estos cambios,
resultó que le quedaban exactamente la cantidad y el tipo de clientes que quería,
de modo que ahora trabaja menos horas y gana más. Como Lu se valora a sí
misma y a su energía vital, sus clientes valoran sus consejos y aprenden de ella
a valorarse a sí mismos.
Cómo conseguir un trabajo con un sueldo y una integridad elevados
Por amor o por dinero 293
Lo sentimos, pero este capítulo no es un manual para encontrar empleo. Ya
hemos visto que no existe el trabajo azul. Las personas que presentamos en estas
páginas han tenido que indagar mucho en el fondo de su corazón, correr riesgos,
experimentar y poner a prueba viejas creencias para conseguir un trabajo que les
diese un sueldo más alto y mucha integridad. Han tenido que descubrir que su
vida era más importante que su trabajo, que las partes de sí mismas que habían
quedado sofocadas por su empleo remunerado necesitaban espacio para volver a
respirar. Han tenido que rescatar la imagen de la vida que tenían en la infancia y
que había quedado escondida bajo la posición social, la seriedad y ese aire de
importancia que supuestamente representan la adultez. Han tenido que ser
sinceros con respecto a si su empleo remunerado cumplía realmente su objetivo,
es decir, remunerarles.
Existen en el mercado numerosas guías para buscar empleo, y cada día
aparecen algunas nuevas, ahora que el empleo se ha convertido en un bien cada
vez más escaso. La mejor que hemos encontrado es el clásico What Colour is
Your Parachute? (¿De qué color es su paracaídas?) de Richard Bolles. Pero a
partir de allí, tendrá que aguzar el ingenio. Le hacemos una advertencia. Como
dijo P. T. Barnum en una ocasión: «Cada minuto nace un ingenuo». Hay una
infinidad de talleres, agentes, cazatalentos, asesores, consejeros, e individuos
por el estilo que, por un módico precio, se ofrecen para ayudarle a encontrar el
trabajo ideal. Algunos de estos servicios son útiles, pero guíese por su criterio.
Lea la letra pequeña de los contratos y preste tanta atención como cuando sale a
comprar un coche o una nevera. A continuación, le ofrecemos una guía de
actitudes que podría serle de tanta utilidad como un costoso especialista laboral.

Guía para buscar trabajo


1. La finalidad. A fin de encontrar un empleo de gran integridad, con un
gran sueldo, primero necesita una finalidad clara para tenerlo. Puesto que la
finalidad del empleo remunerado es la remuneración, el gran sueldo será, sin
duda, parte de su finalidad. Otra podría ser, sencillamente, el deseo de dejar un
trabajo que no le agrada. Pero además tiene que clarificar su finalidad más
amplia, ya sea su deseo de crecer como persona, de aprender, de aventuras o de
aportar algo a los demás. Recuerde que, cuanto más le paguen, de más tiempo
dispondrá para sus otros intereses. Lo que está en venta es su energía vital.
Procure venderla al mejor postor, sin perder de vista su integridad, su salud y su
bienestar personal.
2. La intención. La intención es la voluntad de cumplir un objetivo o lograr
una finalidad. La mayoría de nosotros sabe lo que quiere o debe hacer, pero sin la
intención de llevarlo a cabo a veces lo postergamos o nos desviamos de nuestro
camino. El desánimo, la postergación y la falta de concentración suelen ser
síntomas de convicciones paralizantes acerca de uno mismo y de la capacidad
para alcanzar las metas. Mire en su interior y fíjese en si consigue identificar
algún prejuicio que le reste fuerzas; después, abra su conciencia hacia otras
posibilidades más positivas. La segunda causa de desánimo es la falta de claridad
acerca de lo que uno quiere realmente. Es imposible encontrar algo si uno no
sabe lo que busca. Cuanto más clara sea la definición del trabajo que pretende,
más precisa será su búsqueda y mejor podrá discernir entre las ofertas que reciba.
¿Qué es lo más valioso de lo que sabe hacer, es decir, lo que más dinero le
reportaría? ¿Cuánto pretende ganar (por hora)? ¿Cuáles son las condiciones
geográficas? Es decir, si prefiere quedarse en el mismo lugar o, de lo contrario,
¿dónde estaría dispuesto a trabajar? ¿Cuáles son las condiciones éticas? ¿Qué
condiciones laborales considera fundamentales? No olvide incluir lo que ha
aprendido en el segundo paso (al averiguar lo que recibe realmente a cambio de
su energía vital) como parte de su criterio para seleccionar un empleo. Puede que
ya no le convenga un empleo que pague 20 dólares (2 500 pesetas) por hora si
implica muchos gastos y tiene que recorrer grandes distancias todos los días.
3. La disponibilidad. Aparte de tener la intención, tiene que estar dispuesto
a trabajar por lo que quiere. Aunque tenga toda la intención del mundo de beber
un vaso de agua, no lo logrará si no está dispuesto a buscar un vaso y llenarlo de
agua. Para encontrar o crear un empleo que se ajuste a sus intereses, ha de
mostrarse activo; tiene que salir a buscar el empleo. Tiene que familiarizarse con
las reglas de este juego y salir a jugar con confianza y agilidad. Puede que tenga
que ofrecer sus servicios por teléfono a personas desconocidas, asistir a
Por amor o por dinero 294
reuniones para relacionarse con otras personas de la misma profesión, consultar
a sus amigos, familiares y colegas, y hacer averiguaciones en la biblioteca. Ha de
estar dispuesto a actuar con confianza, creatividad, inventiva y persistencia.
4. La conciencia. Durante todo el proceso, tiene que ser consciente. Por más
que tenga toda la finalidad, la intención y la disponibilidad del mundo, a lo mejor
todavía no se da cuenta de las oportunidades y los obstáculos que se le presentan.
Sea consciente de todas las posibilidades laborales que hay a su alrededor. Siga
todas las pistas. Si decide que un camino determinado no conduce a ninguna
parte, olvídelo. Hablar con los demás para que le informen sobre un posible
empleo, aunque ellos no tengan ninguno que ofrecerle, suele ser un método
eficaz para descubrir una posibilidad oculta. Hable siempre con la persona que
podría contratarle. En ocasiones, uno puede crear su propio puesto de trabajo si
es capaz de demostrar al empresario que su empresa tiene necesidad de una
persona con sus condiciones. Plantéese un camino para llegar al empleo ideal y
manténgase abierto a lo inesperado. Encontrar un empleo es un proceso activo e
interactivo. Si no pierde la conciencia, todo irá bien.
Podrá conseguir el empleo que más le convenga si tiene la finalidad, la
intención, la disponibilidad y la conciencia necesarias para encontrarlo. Si el
empleo que tiene no es perfecto, revise la lista para averiguar en qué falla. ¿Tiene
clara su finalidad? ¿Es realmente lo que pretende? ¿Está buscando sin mucho
entusiasmo? ¿Se pierde las mejores oportunidades? Siga buscando.
Tendrá más fuerza si sabe que maneja las riendas de la situación y controla la
cantidad de horas, días, semanas y años que tiene que trabajar para ganar dinero;
si sabe que puede establecer un objetivo exacto con respecto a la cantidad de
dinero que precisa para mantenerse al nivel del estilo de vida que elija; si sabe
que, una vez conseguida esa cifra, ganar dinero no tiene que ser el único criterio
para hacer lo que haga. Puede que saber todas estas cosas le proporcione la
motivación necesaria para elevar sus ingresos hasta alturas insospechadas.
5. El reconocimiento. Por último, tiene que ser capaz de reconocer si ha
logrado alcanzar su meta. Triunfar significa simplemente lograr lo que uno
pretende o intenta. Cada uno determina su propio éxito según lo que elige
conseguir, y lo consigue cuando reconoce que ha llegado. La demostración del
éxito no depende de lo que opinen los demás, sino de que uno haya conseguido o
no lo que pretendía; y la única persona que puede decidirlo es uno mismo. Una
señal externa, como un trofeo o un aumento de sueldo, puede ser un elemento
adicional muy agradable, pero la verdadera señal está en que uno sepa en su
interior que ha logrado lo que se proponía. Sin este conocimiento interior, por
más que reciba recompensas externas, nunca tendrá la sensación de satisfacción
interna, y por más honores que reciba nunca le parecerá suficiente.
Con ese conocimiento interior, puede lograr todo lo que se proponga.

Diez años antes de dar con el camino de la IF, Marcia Meyer había puesto
fin a su matrimonio y se había ocupado sola de criar a sus cuatro hijos. Había
oído hablar del programa financiero varios años antes de decidirse a hacerlo, y
había comenzado a registrar meticulosamente todo lo que ganaba y lo que
gastaba. No tenía idea de por qué eso era tan importante, pero le daba una
cierta sensación de control en una vida por lo demás caótica. Cuando
finalmente se decidió a escuchar las casetes del seminario, sus hijos ya eran
mayores y Marcia era libre para buscar su propio camino.
Aunque había madurado mucho espiritualmente desde su divorcio, todavía
se sentía impotente e inepta en cuestiones de dinero. Ahora vivía con unos
amigos y trabajaba a cambio de su alojamiento y su sustento. Decidida a lograr
la independencia financiera, recorrió a pie el camino solitario entre el lugar
donde vivía y un pequeño motel de la costa, donde solicitó trabajo como
camarera. La contrataron enseguida y regresó a casa contentísima porque
estaba en vías de conseguir la IF. Cuando sus amigos le preguntaron cuánto
ganaría, se dio cuenta de que se le había olvidado preguntarlo.
Al cabo de varios meses, Marcia se trasladó a Seattle en busca de un empleo
donde le pagaran más que el sueldo mínimo. Lo que le faltaba en formación lo
compensaba con su resolución. Pocas semanas después de llegar, estaba
viviendo con una amiga, se había confeccionado ella misma toda su ropa de
trabajo, y prestaba servicios para una empresa de empleo temporal. Enseguida
colgó la gráfica en un sitio visible y, al cabo de unos cuantos meses, había
Por amor o por dinero 295
borrado unos cuantos cientos de miles de pesetas de deuda. Sus avances la
estimularon a continuar. Para cada empleo temporal, calculaba su sueldo real
por horas. Evaluaba objetivamente cada oportunidad, comparándola con el
coste real del trabajo: tener que aprender a manejar un nuevo procesador de
textos, recorrer grandes distancias y la personalidad de sus compañeros de
trabajo eran factores que contaban en sus decisiones. Ya había duplicado sus
ingresos, de menos de 4 dólares (500 pesetas) la hora a alrededor de 8 dólares
(1000 pesetas), pero no se detuvo allí. En cada empleo temporal seguía
buscando un puesto fijo. Usaba todos los contactos y todas las conversaciones:
cuando un supervisor del hospital donde estaba trabajando le habló de una
salida laboral como auxiliar administrativa a tiempo completo para uno de los
jefes de departa-
Por amor o por dinero 296

De diciembre de 1984 a agosto de 1989

FIGURA 7-1 Gráfica de Marcia, con ingresos

mentó, Marcia se presentó y, en la entrevista, convenció al médico de que ella


era justamente la persona que estaba buscando y así consiguió el puesto. Su
paga aumentó rápidamente a más de 10 dólares (1250 pesetas) por hora y
empezó a tener beneficios. A pesar de no haber tenido jamás un empleo
semejante, recurrió a todo lo que había aprendido trabajando en oficinas
durante años, al tipo de experiencia administrativa que hace falta para criar
cuatro hijos y al respeto por uno mismo y a la integridad que derivan de seguir
el programa de la IF, granjeándose así la admiración de todo el personal.
Pero no dejó de buscar. Siguió leyendo los anuncios, entrevistándose con
amigos en distintas profesiones y aguzando el oído. Mirando cada día la
gráfica, siguió siendo consciente de que, cuanto más cara vendiera su energía
vital, antes ahorraría, y antes recuperaría su tiempo. La siguiente oportunidad
se produjo por un hecho inesperado, pero pudo aprovecharla porque estaba a
la espera de oportunidades. Como consecuencia de su interés por temas
relacionados con la salud, Marcia estaba trabajando como voluntaria en una
conferencia médica anual. El primer día formaba parte de la mesa donde se
vendían camisetas, cuando de pronto el director ejecutivo de la organización
que patrocinaba el encuentro abandonó su puesto, dejando que los
participantes se las compusiesen como pudieran. Marcia organizó el equipo de
voluntarios que se presentaron para cubrir el vacío. Su habilidad y sus
servicios no pasaron inadvertidos. Cuando la
junta directiva se puso a buscar un nuevo director ejecutivo, Marcia fue la
opción más evidente. De modo que pasó sus dos últimos años de empleo re-
munerado como directora ejecutiva de la organización. La junta directiva cada
vez admiraba y confiaba más en su integridad y lo expresó aumentando sus
compensaciones. Al final, llegó a ganar más de 14 dólares (1 750 pesetas) por
hora, con un sueldo anual por encima de los 28000 dólares (3 500000 pesetas),
una cifra tan impensable para Marcia cuando empezó como camarera que tuvo
que pegar más papel milimetrado en la parte superior de su gráfica para
apuntar sus ingresos mensuales, porque ya no cabían en la hoja. (Véase la
figura 7-1.)

La claridad en la finalidad, intención, disponibilidad y conciencia de Marcia


le permitieron reconocer cada nueva oportunidad de ganar más, hasta llegar a
cuadruplicar sus ingresos. Su imagen personal pasó de trabajadora que gana el
sueldo mínimo a directora ejecutiva. Convirtió cada experiencia en una nueva
plataforma para seguir avanzando. Sus aptitudes y sus antecedentes, que según
ella le ayudarían a seguir una vida profesional sin demasiadas ambiciones, al
final le permitieron acceder a la categoría ejecutiva. Lo único que tuvo que hacer
fue valorar su energía vital, recordar su finalidad, comprometer su voluntad y
prestar atención a cada oportunidad que se le presentaba.

El séptimo paso consiste, sencillamente, en valorar su energía vital e


incrementar sus ingresos, puesto que la única finalidad del empleo remunerado
es el sueldo. El motivo no es la codicia ni la competencia, sino el respeto por uno
mismo y la apreciación de la vida. Como efectos secundarios, a lo mejor
consigue reducir la deuda y aumentar sus ahorros, su tiempo libre, su energía en
el trabajo, su energía fuera del trabajo, la satisfacción de sus clientes, la
satisfacción de su familia y su tranquilidad de espíritu.
Por amor o por dinero 297

RESUMEN DEL SÉPTIMO PASO

Aumente sus ingresos valorando la energía vital que invierte en el trabajo y


cambiándola por todo lo que pueda ganar sin perjudicar ni su salud ni su
integridad.
8
EL PUNTO DE EQUILIBRIO: EL
TESORO AL FINAL DE LA GRÁFICA

Siguiendo los pasos del primero al séptimo, avanzará inexorablemente hacia


la IF. Con toda naturalidad, alcanzará la inteligencia financiera, la capacidad de
alejarse de sus hipótesis y emociones con respecto al dinero y de observarlas de
forma desapasionada. Sabrá cuánto tiene, cuánto gasta y cuánta energía vita)
invierte en cada aspecto del estilo de vida que ha elegido. Ya no le llamará la
atención la mayoría de sus viejos caprichos, y los pocos que compre le parecerán
una tontería al poco tiempo.
Siguiendo los siete primeros pasos también aumentará su integridad
financiera. Su manejo del dinero estará cada vez más integrado con los demás
aspectos de su vida. Todas las facetas de sus finanzas coincidirán con sus valores.
Por sí solos, estos cambios tal vez produzcan un incremento sustancial de su
independencia financiera. Es posible que sus gastos se reduzcan, que aumenten
sus ingresos, que desaparezcan sus deudas y que crezcan sus ahorros. Puede que
incluso comparta más y se dedique a arreglar las cosas, en lugar de solucionarlo
todo comprando. Estos pequeños cambios le harán sentir una libertad que le
parecerá milagrosa: un verdadero renacimiento financiero. El dinero dejará de
ser un problema en su vida y la creatividad que tenía encerrada en la lucha
permanente con sus finanzas quedará libre para hacer realidad otros sueños más
importantes.
Con el octavo paso, se abre la posibilidad de la total independencia
financiera. Naturalmente, todos alcanzaremos la IF en algún momento
comprendido entre el presente y el día de nuestra muerte. La cuestión es
¿cuándo? El octavo paso le enseña a cola-
borar con este hecho inevitable y, quiza, a dejar el empleo remu -
nerado mucho antes de lo que jamás habría pensado. También co -
noceremos el caso de otras personas que han llegado a esta meta y
veremos en qué han decidido trabajar cuando el dinero ha dejado de
ser un problema.
En el capítulo 7, hemos visto la gráfica de Marcia Meyer, en la
cual ya no cabía la línea de los ingresos. Vamos a volver a mirarla,
añadiendo esta vez la línea de los gastos (véase la figura 8 -1).

Después de vivir tantos años en los límites de la pobreza, Marcia no es-


taba acostumbrada a gastar demasiado, de modo que su línea de gastos se
estabilizó enseguida en torno a los 450-550 dólares (de 55000 a 70000 pe-
setas) cada mes. Lo que no se nota en la gráfica es el cambio en la categoría
de gastos varios, que han dejado de ser diversiones para llenar el vacío
para convertirse en actividades de apoyo a mi propósito, ni tampoco el
aumento constante de su paz interior. Como ya hemos mencionado en el
capítulo 7, su línea de ingresos quedó fuera de la gráfica, no sólo como
consecuencia de su labor profesional sino también por algunos trabajos a
destajo que realizó para una pequeña empresa de la zona. La gráfica de
Marcia es bastante característica de las personas frugales a toda prueba,
cuya capacidad para generar ingresos sobrepasa su propio techo.

ENE JUL ENE JUL ENE JUL ENE JUL ENE JUL De enero de 1986 o agosto de 1990 FIGURA 8-2 Gráfica de
Diane con gastos e ingresos

La gráfica de Diane Grosch (véase la figura 8-2) es típica de una persona


con unos ingresos bastante constantes y que gasta mucho, que ha aplicado
enseguida los principios del programa, logrando de este modo reducir sus
gastos a la mitad. Las primeras cosas que desaparecieron fueron los excesos
que, evidentemente, no le producían ninguna satisfacción, como los viajes y
las diversiones sin sentido. Después, desaparecieron los hábitos de gastos
automáticos que no contribuían a su calidad de vida; por ejemplo, comer en
restaurantes, todos los días y comprarse ropa cuando estaba aburrida.
Finalmente, encontró métodos menos costosos de conseguir lo que quería: se
El punto de equilibrio: el tesoro al final de la gráfica .300
mudó a un apartamento más económico; contrató paquetes de viaje
económicos para ir a esquiar; cambió su enorme coche deportivo por otro
que consumía menos gasolina, y aprendió a ocuparse ella misma de su
mantenimiento. Afirma que todo esto ha mejorado su calidad de vida y su
autoestima.

En estas dos gráficas se aprecia una separación cada vez mayor entre
ingresos y gastos, es decir, un aumento de los ahorros. Antes de adoptar la
forma de pensar con IF, una persona normal consideraría que estos ahorros
están destinados a un gasto importante en el futuro, como la entrada para una
vivienda más grande o unas vacaciones espléndidas en los confines de la
Tierra. En cambio, desde el punto de vista de la IF estos ahorros se consideran
capital.
¿AHORROS O CAPITAL?

Los ahorros son fondos que se reservan de vez en cuando y que no se gastan.
Por lo general, uno ahorra por algún motivo, aunque sólo sea por si las cosas no
van bien. En cambio, el capital es dinero que genera más dinero. El capital es
dinero que sigue trabajando a su favor, produciendo unos ingresos del mismo
modo que los produce su trabajo.
Cuando uno deposita sus ahorros en un banco, éste no es más que un lugar
seguro donde guardar el dinero hasta que lo necesite. El interés que obtiene es un
derivado del hecho de tener una cuenta bancaria, pero no es el propósito de la
cuenta. Sin embargo, cuando deposita un capital en un banco o en cualquier otro
instrumento que produzca intereses, se trata de una inversión. Una inversión es la
conversión de capital en alguna forma de patrimonio que no sea dinero en
efectivo, con la expectativa de obtener unos ingresos. Fundamentalmente hay
dos tipos de inversiones: la especulación y los documentos de reconocimiento de
una deuda (préstamos). Las acciones, los bienes raíces, el capital riesgo y otros
productos similares son inversiones especulativas porque uno espera (especula)
que el valor de lo que uno compra se incremente y produzca ganancias. La
deuda, por su parte, consiste en prestar su capital a un tercero y en cobrarle
intereses por el privilegio de usar su dinero durante un período determinado, al
cabo del cual se le devuelve el capital intacto para que pueda volver a prestarlo.
Los bonos son un ejemplo de este tipo de documentos. En el capítulo 9
analizaremos en detalle un programa de inversión con ÍF, pero por ahora basta
con que se dé cuenta de que sus ahorros de hecho son un capital que genera
dinero a su favor.
Los ingresos que recibe del capital son de un tipo diferente de los que recibe
por su trabajo, porque le llegan tanto si va a trabajar corno si no. En lugar de
limitarse a sumarlos al total de ingresos mensuales, tiene que introducirlos en la
gráfica por separado, según la fórmula que le damos a continuación. Esta tercera
línea recibe el nombre de ingresos mensuales derivados de inversiones.
El octavo paso: el capital y el punto de equilibrio

Cada mes, aplique la fórmula siguiente al capital total acumulado y apunte el


resultado en la gráfica:

capital x tipo de interés actual a largo plazo


------------------------------------------------------------- = ingresos mensuales derivados de inversiones
12 meses

Su capital total acumulado no es más que el dinero que tiene (por lo general
en una cuenta de ahorro) y que no piensa gastar. Para el tipo de interés actual no
tome el que le dan en la cuenta de ahorro, sino el rendimiento actual de los bonos
del Tesoro a largo plazo. (Esta cifra aparece en la mayoría de los periódicos de
las grandes ciudades, además del Wall Street Journal.) Esta cifra es una de las
que mejor reflejan los tipos de interés vigentes para los instrumentos de la deuda.
Es un cálculo conservador del rendimiento que puede esperar de una inversión a
largo plazo como ésta. En el momento de escribir el libro, esa cifra rondaba el
7,5 %. Para simplificar los cálculos vamos a utilizar un 6%, aunque esto res-
ponde sólo a nuestra comodidad y no constituye ni una predicción ni una
promesa sobre los tipos de interés cuando se decida a invertir. En su ecuación,
tendrá que anotar el tipo de interés en el momento en que empiece a invertir su
El punto de equilibrio: el tesoro al final de la gráfica .301
capital.
Por ejemplo, supongamos que tiene ahorrados 100 dólares (12 500 pesetas).
Si considerara que esos 100 dólares son su capital y los invirtiera en un bono que
paga un interés del 6 %, la ecuación quedaría así (recuerde que estas cifras son
hipotéticas y sirven sólo a modo de ejemplo):

100 dólares (12500 ptas.) X 6% „ --———


------------------ = 0,50 dólares (62,5 ptas.) / mes

Esto significa que por cada 100 dólares (12 500 pesetas) que invierta, obtendrá
0,50 dólar (62,5 pesetas) cada mes, durante la vigencia del bono. Los 100 dólares
(12 500 pesetas) originales se mantienen intactos y al final le serán devueltos.
De modo que, si el primer mes de su gráfica tiene ahorrados 1000 dólares
(125 000 pesetas) y el tipo de interés actual es del 6 %, la ecuación será la
siguiente:
Esto significa simplemente que los 1 000 dólares (125 000 pesetas) de las que
El punto de equilibrio: el tesoro al final de la gráfica .302
dispone actualmente en forma de ahorros pueden rendirle 5 dólares (625 pesetas)
por mes, si las considera capital y las invierte en bonos. Según este ejemplo,
1000 dólares (125 000 ptas.) X 6%
- 5 dólares (625 ptas.) de ingresos
12
mensuales derivados de inver-
apuntaría 5 dólares (625 pesetas) en la
siones
gráfica, con un rotulador de otro color.
(Enseguida vamos a ver cómo aparece esto en la gráfica de Marcia.)
No cabe duda de que es una cifra insignificante en comparación con los altos
picos que representan sus ingresos laborales, pero de todos modos son 5 dólares
(625 pesetas) al mes (60 dólares, 7 500 pesetas, al año) durante la vigencia del
bono. Sólo por curiosidad, haga la conversión a algo tangible, algún gasto que
considere imprescindible para su supervivencia, como cinco kilos de arroz por
mes, o quinientos kilómetros de gasolina para la moto, o medio kilo de café
recién molido por mes, o una parte de la factura del teléfono.
Siga aplicando la misma ecuación a todos los ahorros que acumule cada mes.
Por ejemplo, si ahorra 500 dólares (62 500 pesetas) el segundo mes, súmelas a
los 1000 dólares (125 000 pesetas) anteriores, de modo que la ecuación para ese
mes será:

1 500 dólares (187 500 ptas.) X 6%


= 7,5 dólares (937,5 ptas.) de ingresos
12
mensuales derivados de inver-
siones

Apunte esta cifra en la gráfica y únala con la anterior. Al cabo de unos


cuantos meses, en la gráfica comenzará a subir una tercera línea desde la
parte inferior, una línea que representa los ingresos mensuales derivados de
las inversiones (véase la figura 8-3).
Cuando tenga ahorrados 5000 dólares (625 000 pesetas), podrá
invertirlos de acuerdo con los criterios que se definen en el capítulo 9. Los
ingresos procedentes de esa inversión formarán parte de la cifra que
constituye sus ingresos mensuales derivados de inversiones, junto con la
cifra que derive de aplicar la misma fórmula a sus ahorros posteriores. Los
siguientes 5 000 dólares que acumule
El punto de equilibrio: el tesoro al final de la grafica 303

FIGURA 8-3
Aplicación de la fórmula al capital para obtener los ingresos mensuales derivados
de inversiones y registrar esta cifra en la gráfica

se invertirán del mismo modo, y también los siguientes, y así su -


cesivamente.

Regresemos a la gráfica de Marcia para ver qué aspecto tiene (véase


la figura 8-4).

Como al principio Marcia tenía algunas deudas, la línea de los ingresos


mensuales derivados de las inversiones ni siquiera apareció hasta alrededor de
un año después de que empezara a trabajar como camarera. Sin embargo,
cuando comenzó a ahorrar y a convertir sus ahorros en capital, estos ingresos
empezaron a subir y a subir. Fíjese, por ejemplo, en que en enero de 1987,
Marcia gana 125 dólares (15625 pesetas) en concepto de ingresos derivados de
inversiones, mientras que sus gastos ascienden a 490 dólares (61250 pesetas).
En cambio, en enero del año siguiente, sus ingresos por inversiones se han
elevado a 205 dólares (25625 pesetas) mientras que sus gastos se mantienen
entre 450 y 550 dólares (de 55000 a 70000 pesetas). Mire ahora el mes de
febrero de 1989: sus ingresos por inversiones suman 315 dólares (39375
pesetas) y sus gastos se mantienen dentro

De diciembre de 1984 a agosto de 1989 FIGURA 8-4

Gráfica de Marcia con los ingresos mensuales derivados de inversiones

de la misma franja. El factor determinante en este caso no es sólo el aumento


de sueldo de Marcia, sino lo que se conoce como la magia del interés
compuesto: el interés que produce el capital se suma otra vez al capital, ge-
nerando así intereses sobre los intereses, y de este modo el capital se va in-
crementando.

En su caso esto implica que, aunque la cantidad que se sume cada mes al
capital sea un incremento constante (si todos los meses ahorra, por ejemplo,
500 dólares, 62 500 pesetas), el interés compuesto hace que, en la gráfica, la
línea de ingresos por inversiones forme una curva ascendente, en lugar de
El punto de equilibrio: el tesoro al final de la gráfica .304
mantenerse siempre en el mismo nivel.
Verá que en la gráfica de Marcia se está produciendo una tendencia
interesante: esa línea modesta, pero siempre ascendente, de ingresos por
inversiones se acerca cada vez más a la línea de gastos, que es bastante
estable. Enseguida advertiremos la importancia de este hecho. De momento,
basta con que nos demos cuenta de que, por el mero hecho de seguir estos
pasos, los ingresos de Marcia por inversiones crecen mes a mes. Y lo mismo
ocurrirá en su caso.

Proyección de sus ingresos mensuales derivados de inversiones

Proyección de sus gastos mensuales

EL PUNTO DE EQUILIBRIO

Un día, mirando su gráfica, se dará cuenta de que puede proyectar hacia el


futuro la línea de ingresos mensuales por inversiones (véase la figura 8-5).

El punto de equilibrio
Como ya ha establecido una tendencia bastante estable en el total de gastos
El punto de equilibrio: el tesoro al final de la gráfica .305
mensuales, también puede hacer una proyección iutura razonable de esta línea
(véase la figura 8-6). Verá que, en algún momento futuro predecible, estas dos
líneas (el total de gastos mensuales y los ingresos mensuales por inversiones)
llegarán a cruzarse; es lo que llamamos el punto de equilibrio (figura 8-7). Más
allá de este punto, los ingresos procedentes de su capital de inversión superan los
gastos mensuales.

El punto de equilibrio nos proporciona nuestro concepto definitivo de la


independencia financiera. En el punto de equilibrio, en el que los ingresos
mensuales por inversiones se cruzan con los gastos mensuales, uno logra la inde-
pendencia financiera en el sentido tradicional del término: ya dispone de unos
ingresos seguros y constantes de por vida, procedentes de una fuente que no es el
empleo.
LA FACULTAD DE TRABAJAR DURANTE UN
PERÍODO LIMITADO

Este concepto ha tenido un impacto tremendo en muchas personas. Piénselo.


Si su vida le parece más importante que su empleo y puede plantearse la
necesidad de trabajar para ganar dinero sólo durante un período limitado y
predecible, tiene probabilidades de llegar a ser un trabajador mucho más
motivado y más íntegro. La propia seguridad, la mayor motivación, la
dedicación, la integridad, el orgullo satisfecho por el trabajo bien hecho y la
responsabilidad que uno adopta cuando aprende a valorar su energía vital se
multiplican cuando uno se da cuenta de que está en sus manos decidir si quiere
trabajar para ganar dinero sólo durante un período limitado.
Dedique un minuto a plantearse lo que sucedería si supiera que tiene que
trabajar por dinero durante un período limitado y predecible (por ejemplo,
durante cinco años) en lugar de la vaguedad que implica trabajar hasta la
jubilación tradicional. ¿No se esforzaría mucho más si supiera que sólo va a
trabajar un tiempo limitado? ¿No le resultaría más soportable el aburrimiento y
más interesantes las dificultades? Si está próximo a la edad de jubilarse, ¿qué le
parecería restar algunos años de su trabajo y sumarlos a los de su jubilación?
Una de las piedras angulares del programa para aquellos que desean alcanzar
la independencia financiera, consiste en concentrarse ahora en ganar dinero para
no tener que hacerlo más adelante. De este modo, uno se compromete a ganar
dinero de forma intensiva (sin vender su integridad ni poner en peligro su salud)
durante un período limitado.

Hasta que Steve West (el carpintero del capítulo 6) no se dio cuenta de lo que
implicaba el «período limitado», creyó que el curso de la IF no era más que una
presentación bien articulada de unos principios que ya conocía. Incluso en
algún momento de su vida había controlado todos sus gastos, pero como no supo
qué hacer con las notas, al final dejó de hacerlo. Pero las casetes del curso le
enseñaron a reunir todas las piezas para crear una vida que fuera significativa y
que reflejara su verdadera personalidad. Nos escribió en una carta: «Para mí,
lo más importante fue darme cuenta de que podía desempeñar mi trabajo
durante un tiempo limitado.
Eso me hizo cambiar totalmente de actitud. Mientras escuchaba la cásete, se me
aceleró el pulso, me sudaban las manos, mi nivel de energía se disparó y me
puse a gritar: ¡sí! ¡sí! Además, empecé a reír y a llorar al mismo tiempo. Me di
cuenta de que podía dedicarme a mi trabajo con pasión y con un objetivo claro,
aumentar mi productividad y obtener un resultado tangible, un resultado
magnífico, el resultado tan anhelado, al cabo de entre cinco y siete años. No
puedo describir lo liberadora que fue y sigue siendo esa sensación.»
Dentro de no demasiados años, Steve piensa dedicarse de lleno a escribir.
Espera ganar dinero con la literatura, sin tener que vender para cubrir gastos.
Steve no va a ser un artista muerto de hambre. Va a pasar de ser un artesano de
la madera a ser un artesano de las palabras, sin tener que preocuparse a la hora
de pagar las facturas.

Penny Yunuba tenía una casa en el campo donde se refugiaba los fines de
semana que podía. Una vez iba paseando con unos amigos alrededor de un
estanque que había por allí y todos quedaron cautivados por la serenidad y la
El punto de equilibrio: el tesoro al final de la gráfica .306
belleza del atardecer, y la tranquilidad de la caminata. Entonces Penny se dio
cuenta de que estaba calculando el tiempo que faltaba para tener que regresar a
la ciudad y ponerse a trabajar. En ese momento, se decidió por el período
limitado. Después nos dijo: «La independencia financiera significa que no tengo
que disfrutar este minuto el doble porque al minuto siguiente habrá
desaparecido. A partir de ese momento, mi vida ha adquirido una dimensión
infinita. Ahora para mí el límite es el cielo.»

Tal vez recuerde a Roger Ringer, del capítulo 6, aquel colono que quería que
todos nos fuéramos a vivir al campo. Cuando él y su esposa, Carrie Lynn,
decidieron ajustar su economía personal a la ecología del planeta, regresaron a
su pueblo natal, en Kansas, le compraron a un amigo algunas tierras,
derribaron un antiguo depósito de madera y levantaron una vivienda con
energía solar con ayuda de sesenta amigos y el padre de Roger, que era
carpintero y albañil. Al mismo tiempo, Roger trabajaba para su padre
transportando basura mientras Carrie estudiaba en la escuela de enfermería
para aprender una profesión que siempre resulta rentable. En todo lo que
hacían, procuraban introducir sus valores: autosuficiencia, economía
doméstica, rendimiento energético y la alimentación con los productos que ellos
mismos cultivaban o que se producían en la zona. Lo hacían todo poco a poco,
procuraban pagar sus gastos y no contraer deudas. Tenían la esperanza de
eliminar más de la mitad de sus gastos habituales, como el alquiler y la mayoría
de los comestibles y servicios, y vivir por debajo del nivel imponible. Recoger
basura no le llevaba más de cinco horas por día. Roger no sólo disfrutaba con su
trabajo sino que, además, así obtenía toda la ropa que necesitaba para trabajar:
el máximo rendimiento con el mínimo de medios. Mientras tanto, Carrie Lynn
trabajaba de enfermera dos días por semana.
Llevaban una vida agradable y no se les acababa el dinero antes de final de
mes... casi nunca. Pero sucedieron varias cosas en su viaje hacia el Paraíso: dos
hijos, el seguro médico, comprarle al padre de Roger el negocio de la basura, se
les estropeó el coche y la casa exigía algunas mejoras. Debajo de los atractivos
de una vida sencilla, quedaron atrapados en los síndromes clásicos del todavía
queda mucho mes por delante cuando se acaba el dinero y ¿adonde va a parar
todo? Aparentemente, el Paraíso era una trampa, igual que las zonas
residenciales de las grandes ciudades.
Fue entonces cuando hicieron el programa de la IF. Cuando Roger des-
cubrió lo que implicaba un período limitado, vio las cosas claras. Recoger
basura estaba bien y resultaba rentable, pero no le atraía la perspectiva de
seguir haciéndolo el resto de su vida. Pero lo que realmente hizo volar su
imaginación fue la posibilidad de la autosuficiencia financiera y de dedicarse a
explotar su hectárea y media de campo con un rendimiento sostenible, y también
de ayudar a sus vecinos a encontrar la combinación y la rotación más rentables
y adecuadas para criar ganado y cultivar cereales y otras plantas en las vastas
praderas del oeste de Kansas.
No sólo quiere hacerlo para sí mismo sino también para la comunidad,
porque se da cuenta de que la figura del pequeño agricultor tiende a desa-
parecer. Cada año, en esta parte del país, disminuye la población y aumenta el
promedio de edad. Quiere cambiar esta situación, dando él mismo el ejemplo.
Considera que quizá los jóvenes puedan ir a vivir a la ciudad durante cinco años
a fin de lograr la independencia financiera, regresar al campo sabiendo que
alguien se encarga de satisfacer sus necesidades de liquidez y recuperar la
agricultura de subsistencia y la vida en pequeños núcleos urbanos. Puede que
sus pequeños esfuerzos contribuyan a mejorar la vida no sólo para su propia
familia sino para muchas otras, incluso para toda la población rural del
continente.
El período limitado abrió las posibilidades de Roger de pasar años re-
cogiendo basura hacia un futuro lleno de sueños prácticos. Cuatro años después
de hacer el curso de la IF, Roger llegó a su propio punto de equilibrio, cuando
los ingresos que tenía en inversiones alcanzaron el mismo nivel que lo que
obtenía recogiendo basura. Ya podía dejar de trabajar para ganar dinero y
dedicarse a trabajar en favor de sus sueños.
¿Y usted? ¿Existe otra vida profesional en su interior, aguardando a salir?
El punto de equilibrio: el tesoro al final de la gráfica .307
¿Posee algún talento que no haya desarrollado jamás? ¿Disfruta el doble de esos
momentos de libertad cuando no trabaja porque ya no tiene esperanzas de
jubilarse antes de los sesenta y cinco? ¿Tiene algún sueño, con respecto a sí
mismo o a la comunidad, que le gustaría hacer realidad? ¿Qué significa en su
caso trabajar por un período limitado?
Lo bueno de este programa es que la independencia financiera se logra como
consecuencia de seguir los pasos; para conseguirla, no hace falta proponérsela
como meta, sino que basta con dedicarse a hacer coincidir los ingresos y los
gastos con sus valores y con lo que le produce verdadera satisfacción. El
concepto de período limitado es un motor secundario que le impulsa hacia la IF,
en lugar de ser el empuje inicial. Para aquellas personas que están muy
motivadas para abandonar el empleo remunerado a fin de dedicarse a hacer
realidad sus sueños, el período limitado es como el olor del establo para un
caballo que regresa después de cabalgar mucho tiempo: se apodera de uno el
instinto de regresar a casa y vuela en dirección a la meta. Tanto si logra la
independencia financiera en cinco años como en veinte, a los treinta, como Joe
(uno de los autores del libro), o a los sesenta y cinco, como la mayoría de la
población, saber que uno trabaja sólo durante un período limitado brinda una
motivación permanente para considerar la vida más importante que el empleo.

LA INDEPENDENCIA FINANCIERA: TENER LO


SUFICIENTE... Y ALGO MÁS

En el punto de equilibrio, cuando los ingresos que genera el capital invertido


superan los gastos mensuales, sus necesidades vitales fundamentales, es decir,
todos los elementos que componen el estilo de vida que ha elegido, quedan
cubiertas por los ingresos que percibe mensualmente por sus inversiones.
En el punto de equilibrio ya tiene suficiente... y un poco más. La gráfica le
demuestra, sin lugar a dudas, cuánto le cuesta mantener su estilo de vida óptimo.
Cada mes se ha formulado las preguntas con respecto a la satisfacción y los
valores, y su línea de gastos constituye un elegante reflejo de ese proceso de
autoevalua- ción. Ahora tiene la certeza de que no le interesa gastar más. Esto no
significa que haya reducido sus gastos al nivel de mera subsistencia, sino que ha
conseguido vivir con armonía y resulta que ahora tiene una idea exacta, hasta la
última peseta, de lo que le cuesta esa armonía. Está seguro de que sus ingresos
mensuales por inversiones son suficientes, no porque se lo haya propuesto, sino
porque ha quedado demostrado con claridad.
Pero, ¿qué me dice del y un poco más? Para confiar cómodamente en los
ingresos mensuales por inversiones, es importante sentir que uno dispone de
cierto margen de movimiento por si surge algún imprevisto. Esta necesidad de
amplitud forma parte del programa. ¿Recuerda sus proyecciones sobre cómo
quedaría cada categoría de gastos después de la IF? La diferencia entre el coste
de su estilo de vida en función del trabajo y su estilo de vida con IF corresponde
a ese y algo más. Es lo que le permite cierto margen de movimiento para explorar
sus nuevas circunstancias. Incluso algunos PÍF han trazado una cuarta línea en la
gráfica para controlar la cifra de gastos después de la IF, para tener la plena se-
guridad de ese y algo más. Pero no se alcanza el punto de equilibrio hasta que la
línea de ingresos mensuales por inversiones no se cruza efectivamente con la
línea de sus gastos mensuales, por más que uno determine, a través de la
experiencia y de sus meticulosas proyecciones, que los gastos podrían ser más
reducidos. En el capítulo 9 vamos a referirnos a otra parte de ese y algo más. a los
ahorros adicionales que le recomendamos que acumule para cubrir las
fluctuaciones de gastos que se producen de un mes a otro, así como también para
casos de emergencia. También en el próximo capítulo vamos a analizar los
detalles principales para diseñar un buen programa de inversiones con IF que le
garantice de por vida unos ingresos seguros y constantes, incluida la forma de
crear o incrementar su protección. De momento, es importante que simplemente
reconozca que la gráfica es un antídoto poderoso contra la angustia relacionada
con el futuro.
En el punto de equilibrio, uno consigue la independencia financiera. Ha
logrado destruir el vínculo entre trabajo y dinero... en su propia vida.
Festejemos la independencia financiera
El punto de equilibrio: el tesoro al final de la gráfica .308
¡Estamos de fiesta! Ha logrado algo muy difícil. Ha reestructurado su vida en
torno a lo que le resulta más satisfactorio y más valioso. Se ha dedicado a
sustituir ficciones financieras por hechos financieros, desafiando muchas viejas
creencias con respecto a sí mismo, a su dinero y a su vida. Se ha despertado del
sueño de que cuanto más, mejor y ha definido lo que es suficiente en su caso par-
ticular. Ha comenzado a contabilizar su energía vital, controlando y evaluando el
dinero que entra y sale de su vida. Ha establecido un criterio interno para la
satisfacción, liberándose de las oscilaciones de la publicidad y la presión de los
demás. Ha analizado sus valores y su propósito personal, y ha ido orientando su
vida cada vez más hacia lo que realmente le interesa. Ha percibido las
consecuencias progresivas de su relación con el dinero, entre ellas el impacto
que sus hábitos de gasto podrían tener sobre los demás y sobre el planeta. Lo ha
conseguido definiendo su finalidad, con la intención de alcanzarla, con su
disposición a hacer todo lo necesario para lograr su objetivo y con plena
conciencia en cada paso del proceso.
Ha llegado el momento del reconocimiento, de darse cuenta de que ha
llegado a su destino. Organice una fiesta, telefonee a sus amigos, envíe tarjetas a
todas las personas que felicita para Navidad, o limítese a sonreír con satisfacción
delante de una hoguera; en definitiva, haga lo que sea para darse cuenta de que
acaba de atravesar el umbral de la libertad. Romper el vínculo entre trabajo y
dinero en serio supone un incremento exponencial de las posibilidades de
descubrir su verdadero trabajo, de recomponer las piezas dispares de su vida y de
ser realmente una unidad. Tendrá libertad para trabajar en favor de sus valores y
de sus sueños, no sólo para ganar dinero. Verá que esta libertad afecta su vida de
muchas maneras, sobre todo porque ahora tiene más posibilidades para elegir,
después de abrir la puerta a tantas opciones nuevas en su vida.

YA PUEDE DEJAR DE TRABAJAR PARA GANAR


DINERO

Esto no significa que esté obligado a dejar de trabajar para ganar dinero, sino
que puede hacerlo. Si ha tenido un trabajo mecánico o agobiante que le ha
robado los mejores años de su vida, ahora puede dejar de trabajar por dinero y
explorar otras vías. Podría comenzar con algunos placeres sencillos, como no
despertarse con el sonido del despertador, no llevar reloj, o quedarse todo el día
en pijama. Disfrute de la deliciosa sensación de hacer novillos todo el tiempo
que desee. No haga nada y siéntase orgulloso de ello en la medida en que
realmente le produzca satisfacción. Ahora puede disfrutar del tipo de actividad o
inactividad que tanto le apetecía cuando estaba sujeto al yugo del trabajo,
durante el tiempo que quiera. La mayoría de las personas descubre que no hacer
nada les resulta mucho menos agradable de lo que pensaban. Al final terminan
desempolvando otros sueños; a lo mejor le ocurre lo mismo. Sea cual fuere el
que elija, siempre le conducirá hacia otro modo de vida. O, si le gusta su trabajo
(lo que hace), pero le disgusta su empleo (para qué o para quién lo hace), a lo
mejor encuentra la manera de seguir haciéndolo, pero de otro modo.

A Diane Grosch no se le escapa la ironía del trabajo que realiza después de


alcanzar la IF. Después de conseguir la independencia financiera, se ha sentado
muchas veces delante del ordenador para programar. Pero ahora es distinto.
Utilizando unos conocimientos que para ella son tan naturales como hablar, ha
ayudado a diversas organizaciones sinfines de lucro a mejorar su balance final,
mediante la prestación de un servicio. Ha trabajado con un grupo de autoayuda
para personas sin techo, con un instituto que da clases sobre cómo mantenerse y
con un centro de reunión para ecologistas, entre otros. Visto de fuera, uno no
sabría decir si Diane está diseñando un impreso para una compañía de seguros
o ayudando a garantizar un futuro mejor para el mundo, pero ella aprecia la
diferencia. Lo que hace es totalmente voluntario y totalmente gratificante. No
aceptaría dinero a cambio de su trabajo.

Aunque numerosos PIF, como Diane, han decidido no aceptar dinero por
nada que hagan después de alcanzar la IF, esta decisión no forma parte del
programa sino que es totalmente personal. Sin embargo, cuando uno descubre la
El punto de equilibrio: el tesoro al final de la gráfica .309
satisfacción del trabajo voluntario, cada vez se muestra menos dispuesto a
someterse a un sueldo y a todos los compromisos que suele llevar aparejados.
Uno descubre por sí mismo y a partir de su propia experiencia un principio que
comparten muchas de las religiones del mundo, como el que se expresa en el
Nuevo Testamento con las siguientes palabras:

Ningún servidor puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y


amará al otro, o bien se interesará por el primero y menospreciará al segundo.
No se puede servir a Dios y al Dinero.

Cuando llegue al punto de equilibrio, ésta es una de las numerosas


alternativas morales que tendrá el placer y el lujo de resolver: «Trabajar por
dinero o no trabajar por dinero: he aquí el dilema.»
Evidentemente, no hay ningún problema en seguir trabajando por dinero,
pero ahora lo puede hacer con un enfoque diferente. Hace varios años, nos
contaron la historia de Ron Schultz, un próspero fabricante de té que vivía en
Santa Rosa, California. Ya tenía una posición económica estable cuando él y su
mujer fueron al Tercer Mundo para adoptar dos niños. Contemplar directamente
el sufrimiento de estas personas cambió la vida de Ron. Lo que más le conmovió
fue la situación de los niños, de los cuales quince millones morían cada año a
causa de enfermedades y de la deshidratación provocada por diarreas. Quiso
hacer algo pero no sabía qué; él no era médico, ni enfermero, ni siquiera sabía
cómo obtener fondos. Lo único que sabía hacer era fabricar té. Y aquí está la
clave de la historia. Ron volvió a Santa Rosa y comenzó a fabricar té de nuevo...
pero dándole un giro inesperado. Viendo que podía vivir bien con los intereses
derivados de su capital y sus inversiones, pudo donar todas las ganancias de su
empresa a su nueva organización de asistencia: Medicinas para la Infancia.
Durante el primer año de actividad, la empresa recaudó 20 000 dólares (2 500000
pesetas) para los refugiados en el norte de África, con una previsión de 30000
dólares (3 750000 pesetas) de un rendimiento total de 400000 dólares (50000
000 de pesetas). «A diferencia de las obras de caridad, esto no depende de lo que
la gente dé sino de que les guste el té. De tan sencillo, resulta ridículo. La pega es
que no hay ninguna pega.» El propio Ron es un ejemplo magnífico de lo evidente
que resulta la forma de pensar con IF, tanto si sigue este programa en particular
como si no.
Mediante una pequeña reestructuración de sus finanzas, TedyMartha
Pasternak lograron la independencia financiera poco después de hacer el
programa de la IF. Aunque los dos eran conscientes de que pretendían que sus
vidas tuvieran un objetivo superior, ninguno sabía exactamente en qué podría
consistir éste. Como Ted había trabajado en el negocio inmobiliario, se le
ocurrió que podía contribuir a solucionar el problema de las viviendas a precios
accesibles y se hizo colaborador de Habitat para la Humanidad. Con el tiempo
se dio cuenta de que, aunque la misión estaba bien, su forma de participar no
era la más adecuada. Entonces tuvo una idea: lo que mejor se le daba era
vender propiedades. ¿Por qué no hacerlo por amor y donar su comisión a las
causas que él mismo o sus clientes eligieran? Ahora se pone de acuerdo con sus
clientes para decidir a qué organización quisieran apoyar y, cuando se concreta
la transacción, dona el 50 % de su comisión a la organización sinfines de lucro
que hayan elegido. Todos salen ganando, aparte de servir de ejemplo para
otros. En el caso de Martha, lo suyo es la maternidad. Cuando nació su hijo,
ambos decidieron pasar todo el tiempo posible en casa para ocuparse de él.
Tanto Ted como Martha siguen buscando la mejor manera de combinar sus
actividades sin dejarse llevar por necesidades financieras. Según Martha, «la
seguridad no procede de símbolos exteriores. La IF tiene menos de dirección
que de ir haciendo camino, y las ventajas no paran de llegar. Existen tantas
opciones de trabajos significativos... Ahora trabajar se ha convertido en el
proceso de descubrir la manera de expresar lo que es la vida para mí, en lugar
de una forma de ganar más».

No fue la compasión lo que impulsó a Wanda Fnllner a conseguir la


independencia financiera, sino la ira. Su divorcio le enseñó que las mujeres, al
delegar su responsabilidad económica, al final acaban empobrecidas. Llegó a la
conclusión de que «las mujeres no tienen necesidad de vender su alma a cambio
El punto de equilibrio: el tesoro al final de la gráfica .310
de protección económica» y se propuso cambiarlo, empezando por sí misma.
Comenzó enseñando lo que había aprendido con tanto esfuerzo sobre el manejo
de las finanzas personales y al final siguió hasta convertirse en asesora
financiera, con lo cual logró tanto el poder financiero como unos buenos
ingresos. Además, encontró su propia estrategia para la IF: alquilaba
habitaciones de su casa a estudiantes y el dinero que recibía de ellos le servía
para pagar el alquiler, y algo más... En cinco años, acumuló una reserva
suficiente para asegurarse de por vida unos ingresos mínimos pero que le
permitirían subsistir sin necesidad de volver a depender de nadie. A partir de
esta base, ha seguido aceptando que le pagaran por algunos trabajos, aunque
ahora es libre de elegir lo que hace en función de lo que cree que es su misión,
en lugar de hacerlo por una necesidad económica. Esta libertad le brindó el
margen necesario para probar distintas opciones hasta dar con la más
adecuada: en la actualidad trabaja como escritora y educadora para la
Asociación Estadounidense de Jubilados, elaborando material sobre el poder
económico de las mujeres de mediana edad y mayores. Tiene un horario flexible
y trabaja lo justo. Brinda asesoramiento financiero particular a algunos clientes
selectos. Se toma un mes de re-creación cuando quiere y dispone de tiempo
suficiente para dedicarse a otros intereses. Para Wanda, la independencia
financiera ha significado la libertad de hacer coincidir su vida profesional con
su pasión, según sus propias normas. Ya no vende su alma a cambio de
protección económica, ni a su pareja ni al mercado.

¿Qué nuevo giro podría darle a su trabajo o a su profesión si no tuviera que


trabajar por dinero? A lo mejor podría seguir trabajando, pero donando parte o la
totalidad de sus ingresos a las causas que le interesan. O tal vez probar con otra
profesión que le ofrezca mayores satisfacciones, aunque gane menos. Para
muchas personas, ganar dinero es una de las satisfacciones que les brinda el
trabajo, pero esos ingresos adquieren un significado totalmente diferente cuando
no son imprescindibles para pagar las facturas.

LA IF ES TIEMPO PARA USTED MISMO...

¿Se ha fijado alguna vez en esas listas que algunos cuelgan sobre la puerta de
la nevera para recordarse a sí mismos todo lo que quieren hacer cuando tengan
tiempo?
¿Cuáles son esas cosas que reserva para algún día? Por ejemplo, algún día
voy a pintar la casa; o algún día voy a leer todas las obras de Shakespeare, o
tendré tiempo para ir a pescar, o para dar la vuelta al mundo, o para pasar el fin
de semana solo con mi mujer, ordenar el trastero, hacer un curso sobre mecánica
del automóvil, trabajar como voluntario en alguna organización, aprender a ma-
nejar todos los programas del ordenador, recorrer a pie el camino de Santiago,
estudiar lo que sea, meterme en política, correr una maratón... Dedique un poco
de tiempo ahora y confeccione una lista de algunas de las cosas que le gustaría
hacer algún día.
Una vez superado el punto de equilibrio, desaparece el principal obstáculo
para realizar todas estas cosas: el trabajo. En el segundo paso ha calculado la
cantidad real de horas que dedica cada semana a su trabajo en total. Pero si deja
de trabajar, todas esas horas quedan libres. En este sentido, la IF es el principal
instrumento para organizar el tiempo. En lugar de ganar un minuto por aquí y
otro por allá, mediante una planificación meticulosa, con un simple punto de
equilibrio gana diez horas al día. Evidentemente, se va a encontrar con un
conjunto de dificultades totalmente nuevas para estructurar el día en función de
la infinidad de cosas que querrá hacer, pero el tipo de autoestima y autodisciplina
que uno ha conseguido a estas alturas le ayudarán a resolver cualquier problema
relacionado con el tiempo que tiene a su disposición.
... Y PARA SUS SERES QUERIDOS
El punto de equilibrio: el tesoro al final de la gráfica .311

El tiempo para estar con los demás (tanto con la familia como con los
amigos) se convierte en una prioridad para muchas personas que logran la
independencia financiera. Cuando la revista Time publicó un artículo sobre «La
vida sencilla», presentó a Peter Lynch que, al renunciar a una vida profesional
magnífica para pasar más tiempo con su familia, hizo de su vida una especie de
cuento de hadas de la década de los noventa.

Mientras que a sus cuarenta y siete años, la superestrella de las inversiones se


dedicaba a convertir el fondo de inversión colectiva Fidelity Magellan en un coloso de
trece mil millones de dólares (1,625 billones de pesetas), su hija menor cumplió siete
años y él se dio cuenta de que apenas la conocía... Lynch disponía de una reserva
acumulada de 50 millones de dólares (6250 millones de pesetas) de modo que bien podía
permitirse el lujo de renunciar... En la actualidad, cuando otros gestores de carteras
escudriñan la información del mercado a primeras horas de la mañana, Lynch se dedica a
preparar la comida que sus hijos llevan a la escuela. Afirma que «me gustaba mucho lo
que hacía, pero llegué a una conclusión, como muchas otras personas: ¿qué sentido tiene
todo esto? No conozco a nadie que, en su lecho de muerte, se arrepintiera de no haber
pasado más tiempo en su despacho».
Otros PIF están haciendo algo parecido, aunque en general con ingresos muy
inferiores.

Marcia Meyer logró la independencia financiera en mayo de 1990, justo


después de salir airosa de la coordinación de su segunda conferencia médica.
Desde entonces, ha mantenido su nivel de gastos en torno a los 500 dólares
(62500 pesetas) mensuales, sin privarse de nada que verdaderamente quisiera
tener o hacer. Su camino hacia la independencia financiera aclaró muchos
aspectos de su vida y, una vez conseguida ésta, tuvo tiempo para trasladar esa
claridad a sus relaciones con su familia y a cicatrizar las heridas del pasado,
sobre todo lo que tenía pendiente como consecuencia de los problemas
matrimoniales y su posterior divorcio. Recuperó la relación con diversos
miembros de su familia y le dio prioridad. Al dedicarle su atención, salieron a la
superficie muchas cuestiones dolorosas del pasado y fue capaz de enfrentarlas.
Su reconciliación con sus hijos, sus hermanos y su madre requirió mucho
esfuerzo y determinación, pero hubo tantas sorpresas y satisfacciones como
antes había habido resentimientos y lamentos. A cambio del tiempo invertido,
Marcia recuperó la paz, algo que ningún trabajo le habría proporcionado, por
más lucrativo que fuese.

¿Cuántas relaciones han sido postergadas en su vida? En el lugar de la


amistad, ¿ha colocado las relaciones que le convienen para su trabajo? ¿Se ha
tenido que conformar su familia con el poco tiempo que le queda después de un
trabajo que le ocupa casi todo el día? ¿Y qué me dice de su relación consigo
mismo? ¿También ha sido relegada? ¿Y si tuviera el tiempo necesario para escri-
bir en un periódico, o irse de pesca, o simplemente para sentarse en la ladera de
una montaña a contemplar el paisaje exterior y el interior? Ser capaz de
reflexionar sobre su vida mientras la vive (en lugar de esperar al instante de su
muerte) es una de las claves de la satisfacción, sea cual fuere su manera de
resolverlo. Cuando uno trabaja todo el día, sin embargo, un rato de tranquilidad
es una cosa más que hacer en una jornada demasiado intensa.

EL TRABAJO VOLUNTARIO: LA LIBERTAD DE ELEGIR LO QUE


HACE Y DE HACER LO QUE ELIGE

Como ya hemos dicho, aunque no tenga necesidad de trabajar después del


punto de equilibrio, esto no significa que no pueda ni
deba hacerlo. Aunque su máxima aspiración haya sido olvidarse del
despertador, uno siempre acaba por levantarse. Y después de hacer todas
esas cosas que uno pensaba hacer algún día todavía le queda mucha vida
El punto de equilibrio: el tesoro al final de ¡a gráfica 312
por delante.
La mayoría de las personas que consigue la independenc ia financiera
al final vuelven a trabajar, aunque lo hacen porque quie ren, no por
obligación. Realizan un trabajo voluntario y a menu do le dedican más
horas que al trabajo anterior, pero con alegría.
¿Cómo se sentiría con respecto a su trabajo si lo hiciera de for ma
totalmente voluntaria, aunque fuese el mismo que realiza ac tualmente?
¿Qué aspectos se mantendrían inalterables? ¿Qué as pectos eliminaría
por completo? ¿Qué decisiones tomaría que no puede tomar ahora?
Si hace tanto tiempo que trabaja que no puede imaginarse un trabajo
voluntario, piense en las cosas que realiza actualmente por que quiere.
¿Por qué limpia la casa, va a la iglesia, organiza comi tés, pertenece a
asociaciones no lucrativas, juega con sus h ijos, riega el jardín, acude a
las reuniones de la escuela de sus hijos, hace el amor, sale a comer una
pizza con los amigos, y hace todas esas cosas que hace voluntariamente?
Las hace porque quiere hacerlas, porque sabe de antemano que valen la
pena. La actividad voluntaria puede ser útil para sus valores y también
para el propósito que tiene en la vida.

Una nueva definición del voluntariado


En lugar de trabajo voluntario, podemos hablar de voluntaria do. En
una época en la cual todo está profesionalizado, desde cuidar niños y
realizar las tareas domésticas hasta comprar ropa, los voluntarios a veces
se consideran ciudadanos de segunda clase porque están menos
capacitados y son menos productivos que las personas que realizan un
empleo remunerado y, sobre todo, que los profesionales que acompañan
su nombre con tantos títulos. Sin embargo, la palabra voluntario solía
indicar (y puede que vuelva a hacerlo) un tipo de actividad más vigorosa,
más responsable y más expresiva que el concep to de voluntarios como
accesorios del trabajo auténtico.
Robert L. Payton, director del Centro de Filantropía de la Uni -
versidad de Indiana, indica que la palabra filantropía procede del griego
phil, que significa «amor» y de anthropos, que quiere decir
«ser humano». En este sentido, todos los voluntarios son filántropos porque
expresan su amor al género humano. Todos los voluntarios son ricos y poderosos
porque tienen la capacidad de cambiar el mundo por medio del amor. Existen
infinidad de trabajos voluntarios. En un discurso pronunciado en la Universidad
de Hofstra, Payton señaló que más de un millón de asociaciones voluntarias
emplean a 98,4 millones de voluntarios (personas que dedican tres o más horas
por semana) y 7,4 millones de personas en plantilla. Estas organizaciones
administran 122 mil millones de dólares (15,25 billones de pesetas) en donativos
de caridad. Muy alejada de la marginalidad, la población de voluntarios
constituye un sector terciario poderoso. Puede que la filantropía no contribuya
demasiado al Producto Nacional Bruto ya que, como señala Payton, el producto
del voluntariado es el sentido de la vida, pero sí que aporta un saldo final
igualmente esencial: los principios éticos fundamentales que mantienen unida la
sociedad.
Los voluntarios son personas libres para actuar en el momento, el lugar y de
la forma que deseen, en contraste con los empleados, que tienen que cumplir las
obligaciones que otros les imponen. Ellos trabajan en favor de sus valores y sus
convicciones íntimas con respecto a la vida. Puede que esto ocurra también con
los empleados remunerados, si bien en el trabajo que realizan éstos, suele haber
tanto (o más) pragmatismo como principio. Los voluntarios nos recuerdan la
mejor parte de ser humanos, justamente porque trabajan por amor, no por dinero.
El voluntariado es la síntesis de la expresión personal: elegir lo que uno hace
en función de un impulso interno es sumergirse en sus propios recursos (su
compromiso y también sus condiciones, su amor y también sus conocimientos)
para lograr en el mundo algo que considera que merece la pena.
Si bien hay personas que temen que si hubiera demasiados voluntarios,
acabarían compitiendo por el empleo con los trabajadores que necesitan el
sueldo para subsistir, el tipo de voluntarios creativos y motivados a los que nos
El punto de equilibrio: el tesoro al final de la gráfica .313
referimos funcionan más como empresarios que como esquiroles. A veces, los
voluntarios ponen en marcha proyectos y procesos que al final requieren el
concurso de empleados remunerados para llevarse a cabo. Desde siempre, los
voluntarios se han orientado hacia necesidades sociales para las cuales recogen
fondos y que, al final, se convierten en

FIGURA 8-8
La curva de la satisfacción: más allá del
consumo

profesiones. Con el tiempo, los visionarios precisan muchos educadores que


difundan sus ideas. Como voluntario, uno funciona como capital de riesgo
humano, aumentando las oportunidades laborales para otros miembros de la
comunidad.

Cómo conseguir la máxima satisfacción


Volviendo a la curva de la satisfacción, vemos que en el punto más alto uno
encuentra alternativas: puede seguir trabajando para satisfacer sus propias
necesidades y deseos, para adquirir más posesiones o experiencias, o trabajar en
favor de algo más importante que uno mismo, ayudando a los demás y al mundo.
Uno puede consumir o crear. Como ya hemos dicho, cuando uno tiene suficiente,
es el compromiso de dar lo que hace que la línea de la satisfacción suba hasta la
parte más alta de la gráfica. Eso es lo que aporta el voluntariado a su vida. (En la
figura 8-8 encontrará este nuevo paradigma de la curva de la satisfacción.)
Definir a los voluntarios como empresarios sociales y culturales podría
producir tantas transformaciones como la nueva definición del trabajo o del
dinero.

Voluntariado y libertad
Los voluntarios disponen de una libertad extraordinaria. Piense en todo esto
mientras se plantea las posibilidades para su futuro.

♦ Como voluntario, es libre de desempeñar el tipo de trabajo que elija, sin


estar limitado por su experiencia previa, sus conocimientos o la
disponibilidad de empleo. Si uno no está capacitado, aprende. Si no tiene
experiencia, la adquiere. Si no encuentra un hueco en ninguna
organización, puede empezar solo u ofrecerse a crear el puesto que busca.
Jamás es demasiado tarde para un voluntario; siempre puede volver a
empezar, una y otra vez.
♦ Como voluntario, queda al margen de consideraciones económicas. Una
PIF consiguió el puesto de enfermera que deseaba porque estaba dispuesta
a trabajar gratis. Cuando uno trabaja para lograr la independencia
financiera, le conviene invertir el tiempo en algún trabajo que le resitúe
bien; pero cuando uno trabaja exclusivamente en favor de sus sueños y sus
El punto de equilibrio: el tesoro al final de la gráfica .314
valores, tiene la posibilidad de trabajar sin sueldo.
♦ Como voluntario, es libre de pensar lo que le parezca. Cuando uno trabaja
por dinero, le pagan por pensar lo que el jefe o la empresa quieren que
piense y tiene que dedicar su inteligencia y su creatividad a resolver
problemas específicos. Los mandos intermedios del tipo que sean (las
empresas, la Administración pública o las instituciones) resultan
particularmente duros porque tienen que implementar políticas que les
vienen impuestas desde arriba, con un escaso margen para la originalidad.
En cambio, los voluntarios son libres de pensar lo que les parezca.
♦ Como voluntario, tiene libertad para expresar sus opiniones. Como no
tiene que proteger un puesto de trabajo, puede decir lo que piensa y pensar
lo que quiera.
♦ Como voluntario, es libre para vivir de acuerdo con su ética personal, sin
necesidad de adaptar sus principios para sentirse seguro.
♦ Como voluntario, tiene libertad para adaptar su vida al sentido que le da.
Ya no tiene que soportar «bombas de día y paz de noche», como le ocurría
a Sally Morris antes de saldar sus deudas e irse a África.
♦ Como voluntario, puede organizar su tiempo como le plazca, fijar su
propio horario y comenzar y acabar cuando quiera. Si le parece que
empieza a estar agotado, siempre puede frenar y recuperar el equilibrio; en
cambio, un empleado que cobra un sueldo muchas veces no tiene
alternativa cuando le exigen un informe para el día anterior. Los
trasnochadores que pocas veces se despiertan antes de mediodía pueden
empezar a trabajar a esa hora. Como voluntario, a la larga uno rinde más
por hora trabajada porque puede parar cuando disminuye su productividad
y seguir cuando se encuentra en su mejor momento.
♦ Como voluntario, tiene libertad para seguir adelante con su profesión o
para cambiar de campo de acción; para impulsarse a crecer o para dejarse
llevar por la comodidad. Y también tiene libertad para no volver a realizar
trabajos que le resultan insoportables o para acabar con sus prejuicios y
au- tolirnitaciones. En resumen, como voluntario, puede elegir.

Conocimos a Jason y Nedra Weston en el capítulo 2, cuando iniciaban su


viaje hacia la independencia financiera, y hemos vuelto a encontrarlos en el
capítulo 6, cuando supimos que trabajaban como cuidadores a cambio de
alojamiento, comida y un sueldo. Consiguieron la independencia financiera en
el mes de agosto de 1990, después de crear y administrar una próspera empresa
de limpieza de hogares. A partir de ese momento, se han dedicado al trabajo
voluntario. Durante los primeros meses después de superar el punto de
equilibrio, se dedicaron a visitar a familiares y amigos, a leer y a pensar todo lo
que habían postergado durante el torbellino que significó dirigir una empresa
complicada, y a indagar acerca de proyectos que pudieran interesarles. Cuando
visitaron la Fundación Hesperia, fue amor a primera vista. Fundado por David
Werner, escritor y conferenciante sobre la atención sanitaria en el ámbito rural
y en países del Tercer Mundo, el Proyecto Prójimo de la Fundación Hesperia
atiende a niños mexicanos discapacitados y se encarga de proporcionarles la
asistencia quirúrgica que precisan en Estados Unidos y de conseguirles sillas de
ruedas y muletas que se fabrican en México, en un taller que emplea a los
mismos discapacitados. Jason y Nedra han disfrutado al máximo colaborando
con este proyecto. A Nedra le apasiona estar con los niños. Después de muchos
estudios sobre cuestiones de población y de un profundo análisis interior, ha
decidido renunciar a tener hijos propios; después de todo, lo que menos hace
falta en el planeta son niños. De modo que trabajar y jugar con los niños
mexicanos, tanto en la zona de la bahía de San Francisco como en la sede del
proyecto, en México, fue para ella una especie de paraíso. Mientras tanto, Jason
se dedicó a instalar una bomba para mejorar el suministro de agua en la sede;
era la primera vez que lo hacía, pero lo aceptó como un desafío. Además, tanto
él como Nedra han conducido la furgoneta que transporta a los niños hasta San
Francisco cuando tienen que operarles. Jason incluso hizo partícipe a su padre,
y el hecho de colaborar juntos en un mismo proyecto despertó un nuevo respeto
mutuo y una gran camaradería. Aparte del trabajo con Hesperia, Jason y Nedra
han colaborado en un proyecto de reforestación en Oregón y en un proyecto de
conexiones medioambientales en Washington. Entre un proyecto y otro, han ido
El punto de equilibrio: el tesoro al final de la gráfica .315
de acampada con su caravana. Esta mezcla de movilidad, habilidad y
entusiasmo por probar cosas nuevas los convierte en un excelente equipo de
voluntarios.

TRES TIPOS DE TRABAJO VOLUNTARIO

La verdad es que los voluntarios ya hacen gran parte del trabajo mundial; la
diferencia es que no aparecen en los titulares de los periódicos con tanta
frecuencia como las personas que ganan mucho dinero, como los políticos, los
financieros y los famosos. A partir de nuestra propia experiencia y de la
observación de muchas personas que buscan abrirse camino en el mundo del
empleo no remunerado, llegamos a la conclusión de que existen tres grandes
tipos de trabajo voluntario, todos imprescindibles para que el mundo siga
funcionando.
1. Asistencia y atención. Hay muchas formas de ayuda extraoficiales y
espontáneas, incluidos esos pequeños gestos que tantas veces pasan inadvertidos
y no se reconocen, y el apoyo social y psicológico que se brinda de manera
informal a amigos y vecinos. El mero hecho de escuchar, sin emitir juicios,
puede ser una gran ayuda para alguien que está triste o estresado. La cortesía ha
dejado de ser una costumbre, a pesar de que ayuda a levantar la moral. Estar
alegres es un trabajo voluntario contagioso y positivo. Y en cuanto a la parte
oficial, hay miles de formas de prestar ayuda. En muchas ciudades hay oficinas
de información que orientan a los voluntarios hacia proyectos, instituciones u
organismos que necesitan justamente la habilidad y el amor que uno está
dispuesto a brindar.
Un magnífico incentivo para esta actividad está en lo que se ha dado en
llamar lo sano de ayudar. Alian Luks, ex director ejecutivo del Instituto de
Promoción de la Salud, comenta que más del 70 % de las casi dos mil personas
encuestadas (la mayoría de las cuales pertenecía a un grupo de voluntarios)
experimentan una sensación física concreta (calor, tranquilidad, menos
depresiones, disminución del dolor, más energía) en el momento en que están
ayudando. Además, el 80 % de ellas afirmó que volvía a tener la misma
sensación cada vez que recordaba esta experiencia. Estas sensaciones agradables
también son buenas para la salud, según un informe de American Health.

En un estudio sorprendente y controvertido realizado en la Universidad


de Harvard, el psicólogo David McClelland mostró a los alumnos una película
de la madre Teresa, símbolo del altruismo, trabajando entre los pobres y los
enfermos de Calcuta. El análisis de la saliva de los alumnos reveló un aumento
de in- munoglobulina A, un anticuerpo que ayuda a combatir las infecciones
respiratorias.

Para los que son independientes financieramente, ayudar no tiene que ser
una ocupación a tiempo parcial. La historia de Penny Yu- nuba es un ejemplo de
asistencia y atención como forma de vida.

Después del punto de equilibrio, la vida de Penny Yunuba es tan energética


y variada como ella misma. Colabora con un grupo de Boston llamado
Hermanitos de los Ancianos, y lleva flores y comida a una mujer de ochenta y
tres años que ha dejado de ser cliente para convertirse en amiga. La relación ha
enriquecido tanto la vida de Penny que ya no está muy claro quién ayuda a
quién. Además, Penny colabora un día por semana con un colectivo que rédela
papel blanco de oficina. Aparte de que el trabajo le encanta y que cree en lo que
hace, obtiene el beneficio añadido de un seguro de salud para todo el grupo.
También distribuye folletos para la cooperativa de alimentación del distrito; de
este modo, no sólo consigue un 24 % de descuento en sus compras de
alimentación sino que además, a causa de una enfermedad, le va bien andar y
así tiene un buen motivo para hacerlo. «Los demás piensan que soy muy buena»,
confiesa riendo, «pero en realidad son ellos los que tienen que ir a trabajar
todos los días mientras yo estoy al aire libre... ¡y después me dicen que soy yo la
que lleva una vida dura!» Pero esto no es todo lo que hace. Ha puesto en marcha
la sede local de una organización nacional de activistas para personas
ocupadas que se llama Visión 20/20. Ha presentado una solicitud de admisión a
El punto de equilibrio: el tesoro al final de la gráfica .316
la secta de los cuáqueros, un lujo para el cual no tenía tiempo cuando trabajaba
setenta horas por semana. Y además es una verdadera amiga de sus amigos.
«No estoy agotada y puedo escuchar a los demás. Soy una especie de terapia
gratuita porque no tengo que ir a trabajar.» Penny trabaja tanto en grupo como
sola; ahora se entrega a los demás a tiempo completo.

2. Activismo y promoción. Este tipo de voluntariado abarca de todo, desde la


protesta hasta la educación ciudadana, pasando por la política. Decía Margaret
Mead: «No cabe duda de que un grupo reducido de ciudadanos concienciados
podría cambiar el mundo y que, de hecho, es lo único que lo ha conseguido.» La
mayor parte de los cambios sociales y políticos del mundo ha surgido de grupos
de voluntarios comprometidos. Es más, el ex gobernador de Colorado, Richard
Lamm, sostiene que los líderes elegidos no lideran, sino que se limitan a seguir.
La mayoría de los proyectos que aprobó durante su mandato surgieron del sector
de los voluntarios. Esta noción resulta particularmente alentadora para aquellos
PIF que quieren hacer algo con respecto a las múltiples presiones que la
humanidad ejerce sobre el planeta. Como disponen de tanto tiempo, pueden
educarse a sí mismos, educar a otros, escribir manifiestos políticos, ejercer
presión social, proponer programas nuevos, conocer a otros activistas con los
mismos intereses, escribir cartas y realizar cambios. Los estilos son diversos,
desde enfrentamientos duros hasta presiones pacíficas, pero siempre con un
impacto tremendo. Muchas organizaciones con las que se ha puesto en contacto
nuestra New Road Map Foundation para hacer aportaciones preferían antes un
voluntario a tiempo completo, con independencia financiera, que una ayuda
financiera. «Consíganos personas en lugar de dinero», nos decían siempre. Un
voluntario permanente, consciente y autónomo es capaz de dar nuevo impulso a
un grupo moderadamente efectivo.
Dwight Wilson es todo un caso. Perteneciente a una familia con una
situación económica muy buena, se suponía que este joven brillante y decidido
estudiaría en las mejores universidades, llegaría a ser abogado y después se
metería en política. Pero su idealismo echó a perder todos estos planes. Pocos
meses antes de recibir una herencia considerable, hizo el curso de IF y empleó
dos días en vez de uno, como se recomienda, para encajar realmente toda la
información. La herencia se convirtió en su capital de IF. Después de
pensárselo bastante y de muchas dudas, decidió dedicarse al voluntariado a
tiempo completo. La causa que más le atraía era salvar la incomprensión entre
países y culturas que al final acababa en guerras. Trabajó como director
ejecutivo de una organización de voluntarios de las Fuerzas de Paz que habían
regresado y querían recuperar parte del espíritu heroico que habían
experimentado mientras prestaban servicio en el exterior. Se dedicaron a crear
un Parque de la Paz en su ciudad hermana, situada en lo que por entonces era la
Unión Soviética, y tuvieron que superar innumerables dificultades para llevar
adelante un proyecto en el cual participaron centenares de estadounidenses y
soviéticos, en una empresa cooperativa y compleja. No cabe duda de que las
amistades que surgieron del trabajo conjunto y la buena voluntad que nació de
la creación del precioso parque contribuyeron a poner fin a la guerra fría. En la
actualidad, Dwight está trabajando con otro grupo sin ánimo de lucro, orga-
nizando proyectos cooperativos para plantar árboles con jóvenes de todo el
mundo. Es posible que cuando estos jóvenes se conviertan en los líderes del
siglo XXI, el recuerdo de haber trabajado con jóvenes de otros países y culturas
les ayude a crear un mundo más pacífico. Con estos proyectos, Dwight y los
demás miembros de la plantilla han podido dedicarse no tan to a conseguir
fondos sino a concretar proyectos, llenando la oficina cotí su inigualable
combinación de entusiasmo e inteligencia.

3. Innovación y soñar un sueño nuevo. Martin Luther King Jr. tuvo un sueño
y cambió la faz de Estados Unidos. En la actualidad, ¿quién se puede permitir
soñar? La mayoría de los trabajadores se sienten tan prisioneros de unas formas
rígidas de pensamiento como si estuviesen en un atasco en plena autopista. Los
voluntarios tienen libertad para extender los límites de lo conocido y
experimentar con nuevos planos para su vida. Como ya hemos dicho, los
voluntarios se pueden permitir explorar territorios nuevos, fuera de lo habitual
social o intelectualmente. A menudo, la necesidad de fondos y lo que se percibe
El punto de equilibrio: el tesoro al final de la gráfica .317
como una amenaza al statu quo impiden que una empresa, Estado u otra
institución se atrevan con una innovación creativa. Las verdaderas novedades
por lo general no son lucrativas, y las pocas que lo son no suelen ser muy
inspiradas. Las innovaciones sociales (como afirmaba el gobernador Lamm con
respecto a las políticas) a menudo surgen de los voluntarios y posteriormente
reciben el apoyo de las empresas o las instituciones.
Le presentamos a continuación la historia de un proyecto de origen
totalmente voluntario que desafía el statu quo de la investigación médica y
también de la práctica de la medicina.

Evy McDonald, enfermera y administradora sanitaria, liquidó todos sus


bienes en 1981, cuando le diagnosticaron una enfermedad terminal. Consciente
de que se retiraría al cabo de un año, de todos modos, rápidamente aplicó a sus
finanzas el programa de la IF y se entregó de lleno a su trabajo como voluntaria.
Renunció a una carrera estresante y se dedicó a llevar una vida que expresara el
amor y la dedicación al servicio en los que siempre había creído, pero que
nunca había tenido tiempo de practicar. Al mismo tiempo, atravesó un período
de honda reflexión y gran sinceridad, decidida a vivir de verdad antes de morir.
Pocos meses antes de que transcurriese el tiempo que el médico le daba de vida,
los síntomas comenzaron a desaparecer, aparentemente como consecuencia de
su proceso interior. Después de esta experiencia personal tan profunda y de
darse cuenta, desde dentro, de las limitaciones de la medicina a pesar de toda su
tecnifica- ción, decidió volver a introducir en la práctica de la medicina
convencional la mente, el corazón y el espíritu. Dio conferencias y contó su
experiencia personal. La comunidad médica la escuchó amablemente y desechó
su historia por considerarla meramente anecdótica. Como no tenía ninguna vida
profesional que proteger sino que sólo quería dar, Evy colaboró con la New
Road Map Foundation para elaborar una estrategia que hablara al medio
millón de médicos que hay en Estados Unidos en un lenguaje que pudieran
comprender: el científico.
Diseñó un complejo estudio sobre la interacción entre mente, cuerpo y es-
píritu en relación con una enfermedad que tenía perpleja a la comunidad
médica: la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) o enfermedad de Lou Gehrig.
Pero lo más increíble es que decidió no solicitar ninguna ayuda económica y
trabajar exclusivamente con voluntarios. La idea le fue inspirada por el doctor
D. Carleton Gajdusek, premio Nobel de Medicina, que le había dicho a un grupo
de investigadores de primera línea que buscaban fondos para resolver el
problema de la ELA que el dinero jamás había solucionado ningún problema
científico y que eran el amor y la dedicación, y no las ayudas económicas, los
que producen milagros en medicina. De modo que Evy reunió un equipo de más
de cincuenta personas, todas voluntarias, que incluía a un estadístico
profesional, varios catedráticos, un psicólogo conductista y destacados médicos
expertos en ELA, que trabajó en tres centros de investigación y tratamiento en
distintos puntos del país. El equipo de entusiastas investigadores dedicó miles
de horas y recorrió miles de kilómetros para entrevistar cada tres meses,
durante un año y medio, a 144 pacientes que sufrían esta enfermedad,
distribuidos por todo el territorio, mientras que otro equipo de voluntarios
ayudó a cotejar y analizar la información. Algunos de los voluntarios ya habían
logrado la independencia financiera, pero la mayoría aprovechó las horas que
les dejaban libres su trabajo u otros proyectos. Los profesionales que también
trabajaban en otros proyectos de investigación comentaron que en cierto modo
este proyecto les produjo mayor satisfacción que los que contaban con ayuda
económica, y todos los colaboradores afirman que les hizo crecer, mental y
afectivamente.

Los voluntarios pueden estar al tanto de todo y ser persistentes, pueden


prestar atención a los detalles del sufrimiento humano que se filtran a través de
las capas de burocracia y papeleo. ¿Recuerda el caso de Steve Brandon, de
Maine, que prefiere practicar la enfermería mientras conduce el camión que
distribuye el pro- pano para no tener que perder tiempo elaborando informes?
Precisamente porque no son profesionales pagados, los voluntarios pueden hacer
experimentos y guiarse por la intuición. Porque son atentos, porque pueden ser
activistas y promotores, porque tienen valor para soñar, los voluntarios tienen
El punto de equilibrio: el tesoro al final de la gráfica .318
una fuerza que no siempre poseen los empleados remunerados. Son fuertes
porque son libres.

Pero ¿qué puedo hacer yo?


Si este tipo de libertad le resulta demasiado ambiciosa o le da miedo
planteársela en este momento, vuelva al capítulo 4 (página 161), donde hemos
hablado del propósito y los valores. Haga caso de las sugerencias de Joanna
Macy. ¿Qué formas tiene de trabajar con pasión en proyectos y causas que le
conmuevan y le lleguen al corazón? ¿Cómo podría trabajar con el dolor,
ayudando a los demás a cicatrizar heridas que usted ya ha curado? ¿Por qué no
trabajar con lo que tiene al alcance de la mano, con las pocas pero apremiantes
necesidades que encontramos a nuestro alrededor si nos decidimos a verlas? Si
está seguro de querer colaborar con un problema o un grupo concreto pero no
sabe cómo comenzar, es probable que en el Ayuntamiento tengan una base de
datos con los trabajos voluntarios disponibles. Seguramente tendrá muchos para
escoger. Volunteer USA de Andrew Carroll ofrece una amplia variedad de
respuestas a la pregunta «¿Qué puedo hacer yo?». El libro de Marlene Wilson
You Can Make a Difference (Tú puedes aportarla diferencia) también puede ser
útil para posibles voluntarios, al igual que How Can I Help? (¿Cómo puedo
ayudar?) de Ram Dass y Paul Gorman. No importa lo que haga ni por donde
empiece, recuerde que su vida como voluntario se desarrollará inevitablemente.
Dicen que cuando le preguntaban al escritor Edward Ab- bey por su profesión,
respondía: «No tengo una profesión, tengo una vida». En lugar de subir por la
escalera de la vida profesional, seguirá los impulsos del corazón y la mente, y es
posible que encuentre algunos caminos secundarios más interesantes y entrete-
nidos que cualquier empleo que haya imaginado.

Voluntariado 202
Si después de alcanzar la IF decide hincar el diente en algo realmente grande,
aquí tiene una sugerencia de Robert Muller, ex secretario general adjunto de
Naciones Unidas, que informa que The Encyclopedia of World Problems and
Human Potential (Enciclopedia de problemas mundiales y potencial humano)
contiene todos los problemas mundiales y todas las soluciones (todavía no
implementadas) del mundo. Lo malo es que los problemas graves son más de
mil. Lo bueno es que hay más soluciones que problemas. Con su estilo irre-
sistible y optimista, Muller sugiere que escojamos uno cualquiera, como para
empezar. Podría ser que unos voluntarios decididos consiguieran lo que no han
logrado las grandes instituciones, con toda su riqueza y su cantidad de
empleados, es decir que el mundo vuelva a ser lo que era. ¡Merece la pena
intentarlo!

La vida después del punto de equilibrio


La esencia de la IF es tener opciones. Una vez superado el punto de
equilibrio, uno puede elegir cómo va a ocupar las horas del día, y los días de su
vida productiva. Steve West pretende escribir todo el día. La vocación de Roger
y Carrie Lynn Ringer es la agricultura sostenible. Wanda Fullner disfruta de la
libertad de trabajar como autónoma sólo en aquellos proyectos que merecen su
respeto y aprovecha lo que gana para financiar por su cuenta otros proyectos
especiales. Marcia Meyer ha empleado la libertad para estar con su familia,
además de trabajar como voluntaria. Ted y Martha Pasternak se dedican a criar a
sus hijos. Diane Grosch sigue trabajando con su ordenador pero le fascina poner
su experiencia a disposición de las organizaciones que admira. Evy McDonald
dedica hasta la última gota de su energía vital a contribuir al reconocimiento
científico de la relación cuerpo-mente. Asimismo, a través de la New Road Map
Foundation, los autores educamos a las personas para que asuman una
responsabilidad personal con respecto a su dinero y también a su vida, y
donamos todos los beneficios a organizaciones que trabajan a favor de un futuro
sostenible para nuestro planeta.
No hay ninguna fórmula sobre la forma de vivir después del punto de
equilibrio. A partir de allí, cada uno es libre de inventar su propia vida. Es libre
de encontrar un significado a la famosa frase de Buckminster Fuller: «Estamos
llamados a ser los artífices del futuro, no sus víctimas.» La decisión es suya.
RESUMEN DEL OCTAVO PASO
El punto de equilibrio: el tesoro al final de la gráfica .319

Todos los meses, aplique la siguiente ecuación a todo el capital acumulado y


anote los ingresos mensuales derivados de inversiones en una línea diferente de
la gráfica:
capital X tipo de interés actual a largo plazo
------------------ ------------------------------------------------- = ingresos mensuales derivados de
12 meses inversiones

Cuando empiece a invertir el dinero siguiendo las directrices que le ofrecemos en


el próximo capítulo, apunte en la gráfica los ingresos reales por intereses
correspondientes a los ingresos mensuales derivados de inversiones (aunque siga
aplicando la fórmula a sus ahorros posteriores). Cuando las tendencias se
vuelvan evidentes, proyecte esa línea hasta el punto de equilibrio para obtener
así una idea aproximada del tiempo que tiene que trabajar hasta alcanzar la
independencia financiera.
9
AHORA QUE LA HA CONSEGUIDO,
¿QUÉ PIENSA HACER CON ELLA?

El noveno paso: el manejo de las finanzas

Este paso le ayudará a llegar a ser un experto conocedor de las inversiones


rentables a largo plazo y a administrar sus finanzas para obtener ingresos
seguros, constantes y suficientes durante el resto de su vida.

Este capítulo incluye los rudimentos de un programa de inversión para la IF:


integridad financiera, inteligencia financiera e independencia financiera. Este
programa de inversiones le brinda la posibilidad de obtener unos ingresos
seguros y constantes, suficientes para cubrir durante el resto de su vida las
necesidades básicas que tenga según el estilo de vida que haya elegido. La
información se basa en lo que Joe, uno de los autores del libro, ha visto desde
dentro del juego de las inversiones de Wall Street, en su investigación personal
realizada para su propia independencia financiera y en las experiencias de ambos
autores después de la IF. El hecho de que más de veinte años después de
conseguir la IF sigamos teniendo unos ingresos seguros y estables, cada uno
según sus necesidades, demuestra la efectividad del programa de inversiones.
Así también lo demuestra la experiencia de muchas personas más que han
sobrevivido a los excesos de la década de los ochenta con sus ingresos IF intactos
y siempre suficientes.
Este capítulo está dirigido a los novatos, aunque los aficionados, y también
los profesionales, seguramente encontrarán bastante información que merece la
pena considerar.
RECUPERE SU PODER

Una de las misiones fundamentales de este libro consiste en recuperar el


poder que, sin darse cuenta, ha cedido al dinero. Ya veremos más adelante que
esto incluye el poder que ha cedido a distintos expertos en inversiones, a las
circunstancias externas, y a sus creencias y conceptos financieros.
A lo largo de este programa hemos insistido para que se sienta cerca, cómodo
y en paz en su relación con el dinero (su energía vital). Ya está en condiciones de
dar el último paso: aprender un poco sobre el mundo de las inversiones.
No se preocupe; esto no significa volver a adoptar la mentalidad de que
cuanto más, mejor ni aprender a hacer grandes negocios con su capital. Después
de seguir los pasos del programa, ya sabe cuánto es suficiente en su caso, y el
programa de inversiones tiene por objeto asegurarle esa cantidad —y un poco
más— durante el resto de su vida.
Tampoco significa entrar en el campo de la macroeconomía, las grandes
discusiones en las que siempre intervienen (aunque sin llegar jamás a ninguna
conclusión) los pesimistas dedicados a la economía de todo el mundo. No
supone tampoco estar en condiciones de discutir las teorías de los que defienden
la oferta, los mo- netaristas, los fiscalistas, los partidarios de la coyuntura
económica ni ninguna de sus variantes. Según un viejo dicho, si uno reúne a diez
economistas, oirá quince opiniones distintas. Si todos estos señores no se ponen
de acuerdo entre ellos, ¿para qué vamos a confundirnos tratando de comprender
lo que dicen?
Llegar a ser un experto conocedor supone aprender lo suficiente para
liberarse del temor y la confusión (o el orgullo y el prejuicio) que invaden el
mundo de las inversiones personales.
Los principios y las estrategias financieras que se mencionan en este capítulo
son seguros, razonables y sencillos. También resultan bastante económicos a la
hora de ponerlos en práctica y no requieren demasiada gestión financiera ni
experiencia.
La gran mayoría de los ciudadanos no tiene un plan de inversiones coherente.
Todas estas personas que, por temor, prejuicios o una prolongada experiencia
Ahoraconsideran
profesional, que la ha conseguido, ¿qué piensa
Wall Street hacer conde
un suburbio ella? 321Vegas tienen una
Las
necesidad evidente de hacerse fuertes y desarrollar un método seguro para
gestionar su capital reduciendo al mínimo los costes, las dificultades y los ries-
gos.
No hay nada en este apartado que se pueda interpretar como un consejo
concreto de inversión. Toda la información que aparece, tanto aquí como en el
resto del libro, parte de nuestra experiencia personal y se presenta a modo de
directrices, principios y datos instructivos.

No lo deje en manos de expertos


¿Cómo se hace para llegar a ser un experto conocedor de las inversiones
rentables a largo plazo? La mayoría de los recién llegados al mundo de las
inversiones recurre a los expertos. Después de todo, del mismo modo que se
acude al médico cuando se está enfermo, o al mecánico cuando se estropea el
coche, parece razonable que, cuando se tiene dinero para invertir, se consulte a
un experto financiero. ¿O no? Pues no.
El noveno paso se refiere a hacerse uno mismo capaz de tomar decisiones
financieras sensatas, y lo primero que tiene que aprender es a instruirse para no
caer en manos de intermediarios, programadores financieros o vendedores sin
escrúpulos, que pretenden que uno participe en todo tipo de inversiones que para
ellos representan espléndidas comisiones.
Los agentes de Bolsa han recibido distintos nombres a lo largo de los años,
corredores o agentes de cambio y Bolsa, pero básicamente siempre se trata de lo
mismo: de vender. En la mayoría de los casos, sus ganancias proceden de las
comisiones. Para obtener una comisión tienen que venderle un producto, aunque
también obtienen una comisión cuando le convencen para que se deshaga del
producto, haya obtenido o no ganancias. Algunos productos generan comisiones
mucho más elevadas que otros; algunos resultan mucho más rentables para el
jefe del vendedor que otros. Del vendedor se espera que genere un cupo de
comisiones.
Siendo usted una persona inteligente se dará cuenta de que un arreglo de este
tipo no siempre pretende defender sus intereses, de modo que empieza a buscar
un agente independiente hasta que encuentra un artículo como el siguiente en
The Wall Street Journal: «LOS ASESORES DE INVERSIONES DISCUTEN
LA ELABORACIÓN DE UN CÓDIGO DEONTOLÓGICO»

Algunas de las cuestiones que se plantean los asesores son las siguientes:
♦ Si los asesores están obligados a anteponer los intereses de sus clientes a
los suyos propios en cualquier circunstancia.
♦ Si los asesores están obligados a resolver los problemas de sus clientes
mediante métodos financieros adecuados, como sugerir la cancelación de
las deudas, antes que recomendarles productos financieros.
♦ Si los asesores están obligados a revelar la compensación que reciben
cuando los clientes compran los productos que ellos recomiendan.

Si esto no le quita las ganas de depender de los consejos de los asesores de


inversiones, pruebe a comparar este debate con otro que seguramente se produjo
cuando los proveedores de aceite de serpiente evolucionaron hasta convertirse en
los farmacéuticos de hoy día. Cabe imaginar que cuestionarían la corrección de
los usos establecidos de la siguiente manera:

♦ Si los vendedores de aceite de serpiente están obligados a anteponer los


intereses de sus clientes a los suyos propios en cualquier circunstancia.
♦ Si al seleccionar un aceite de serpiente deberían darle al importe de la
ganancia más o menos peso del que resulte beneficioso para el paciente.
♦ En caso de que lo único que haga falta sea quedarse unos días en la cama,
si los vendedores de aceite de serpiente están obligados a recomendarlo
así aunque pierdan la posibilidad de vender varios frascos de un tónico
inútil.
En otras palabras, ¿por qué discuten estas cuestiones los asesores de
inversiones? ¿Acaso estos principios éticos no son evidentes? No queremos
decir conAhora que lalos
esto que haintermediarios
conseguido, ¿quésean
piensa nos322
hacer con ella?
deshonestos; limitamos a señalar
que la única persona que no tiene otros intereses en la operación, más que los
suyos propios, es usted mismo.
En su best setter publicado en 1978, The Only Investment Guide You '11
Ever Need {La única guía de inversiones que necesitará en su vida), Andrew
Tobias lo expresa con las siguientes palabras: «En general, conviene que cada
uno administre su propio dinero. Nadie va a dedicarle tanta atención como uno
mismo.»
Y en el best setter que publicó en 1987, The Only Other Investment Guide
You'll Ever Need (La otra única guía de inversiones que necesitará en su vida),
se muestra más firme todavía: «No confíe en nadie. Cada uno tiene que asumir la
responsabilidad de sus propios negocios.»
Herbert Ringold, el autor de How to Lose Money in the Stock Mar- ket,
manifiesta la misma firmeza:

Repita conmigo:
Todos los agentes de Bolsa son vendedores. Todos los agentes de
Bolsa son vendedores. Todos los agentes de Bolsa son vendedores. El
agente de Bolsa no es el oráculo de Delfos. Si quiere que le diga la
verdad, se parece más a un revendedor de alto rango.

De modo que, si no puede confiar en el consejo de los expertos, ¿significa


esto que puede confiar totalmente en sí mismo? Es probable que no. El mercado
es un juego donde tradicionalmente ganan los que están dentro, los
profesionales, y los niños pierden. A nadie se le ocurriría meterse en el
cuadrilátero si no sabe boxear ni conoce el reglamento, y si no tiene un
representante ni un entrenador. Tampoco participaría en una partida de póquer
en la cual se apuesten fuertes sumas si no dispone de suficiente capital, no tiene
nociones de la teoría de la probabilidad y no sabe jugar bastante bien.
De modo que aquí está la paradoja: lo más lógico sería que gestionara sus
propias inversiones, estuviera capacitado para tomar decisiones y sólo recurriera
al agente de Bolsa para la parte en la cual ellos están más capacitados:
simplemente, concretar las órdenes de compra y venta. Pero realmente es muy
difícil introducirse solo en el complejo mundo de las inversiones, porque existen
innumerables productos, derivados e instrumentos. Los viejos recursos,
acciones y bonos, han evolucionado, se han multiplicado, mutado y
transformado en formas tan variadas y complejas como los juegos infantiles, con
infinidad de nombres, apodos y siglas.
¿Cómo se puede aplicar el noveno paso y llegar a ser un experto conocedor
cuando las condiciones son tan contradictorias? Puesto que invertir el capital que
tanto nos ha costado ganar constituye una parte esencial del programa (los
colchones sólo producen ingresos para una pequeña parte de la población), debe
de haber alguna manera de resolver semejante dilema. La hay, pero no la creerá
hasta que no hayamos analizado ese obstáculo que nos impide completar
efectivamente el noveno paso: sus convicciones con respecto a la inversión.

Hay que perder el miedo


Al igual que las hipótesis relacionadas con el dinero y el trabajo, es probable
que lo que opine con respecto a las inversiones sea una mezcla de lo que dicen
los medios de comunicación, sus compañeros de trabajo, el tío Juan («Compra
barato y vende caro, muchacho») y otras fuentes diversas y poco fiables. Para
abrirse paso entre tanta confusión y prejuicios, le basta con admitir que casi todo
lo que cree sobre la inversión se basa en dos impulsos fundamentales: la codicia
y el miedo.
Esperamos que haya podido dominar su codicia mediante la aplicación de los
ocho primeros pasos del programa. Ya sabe por experiencia que más no es
necesariamente mejor; en cambio, suficiente es muy satisfactorio y fácil de
lograr, al mismo tiempo. De hecho, los mejores profesionales de Wall Street han
llegado a la misma conclusión, sólo que ellos dicen: «Puedes ser un toro o un
zorro, pero un cerdo, ¡jamás!»
El principal temor: ¿tendré suficiente mañana?
El noveno paso trata de los temores que tantas veces encontramos por debajo
Ahora queeconómicas.
de las decisiones la ha conseguido,
Uno¿qué piensa hacer
de nuestros con ella?
mayores 323 es el miedo a lo
temores
desconocido. Lo más desconocido es el futuro. El principal desconocido
financiero del futuro es: «¿Seguiré teniendo suficiente dinero cuando pase el
tiempo?»
¿Cómo se hace para reducir poco a poco este temor hasta convertirlo en una
prudencia razonable?

1. Aplicando los criterios de inversión que vamos a sugerirle.


2. Estableciendo una reserva de acuerdo con las directrices que le vamos a
dar.
3. Poniendo fin al temor irracional a la inflación.
La enfermedad social de los años cincuenta en Estados Unidos fue el miedo a
la depresión. En esa época, todavía nos basábamos en la frugalidad y la
economía, y la educación infantil seguía partiendo de frases como un dólar que
guardas es un dólar que ganas y muchas más por el estilo. Disfrutábamos de
nuestra reciente prosperidad, aunque sentíamos desconfianza. Si retrocedemos
hasta esa época, podemos comprobar que ese miedo irracional a la depresión nos
impidió disfrutar de lo que actualmente consideramos aquella época tan buena.
Asimismo, la enfermedad social de esta generación, el temor enfermizo a la
inflación, nos ha impedido ver algunas verdades fundamentales y ha
distorsionado mucho nuestras impresiones. La industria financiera enseguida ha
aprovechado esta paranoia generalizada, con la consiguiente proliferación de
tantos instrumentos de inversión dudosos que ya hemos mencionado y el rápido
aumento del endeudamiento desenfrenado que ha provocado la caída de nuestras
instituciones y ha producido el mayor índice de quiebras que se haya visto jamás
en Estados Unidos.

LA INFLACIÓN

Para comenzar a encontrar la salida en el laberinto de las inversiones,


primero hemos de aclarar un poco ese mal llamado inflación que sirve de
contexto para gran parte del actual enfoque de la inversión.

¿Están inflados nuestros temores a la inflación?


El organismo que calcula la inflación es el Instituto Nacional de Estadística,
que la presenta como el índice de precios al consumo o IPC. El IPC es el índice
de los cambios de precio de una lista fija de productos y servicios en
comparación con el precio de los mismos artículos durante el año de referencia.
Los precios se ponderan en función de las preferencias de los consumidores,
como se refleja en la encuesta de gastos al consumo del período básico. (Por
ejemplo, si durante el período básico de referencia los consumidores
encuestados han comprado el doble de carne vacuna que de pollo, se le da a
aquélla un valor 2 y al pollo, un valor 1.)
En 1970, el índice de precios al consumo de Estados Unidos fue de 38,8. En
1990, alcanzó el 129,9.
Pero aquí encontramos un dilema. Con estas cifras, ¿cómo es posible lo
siguiente?:
Ahora que la ha conseguido, ¿qué piensa hacer con ella? 324
1. En Í970, una familia de cuatro miembros gastaba entre 15 y 20 dólares en
ir al cine, incluido el viaje en coche, las palomitas y los refrescos. En
1990, el cine y todo lo demás puede costar 4 dólares.
2. En 1970, una máquina de escribir costaba 247,99 dólares. En 1990, un
aparato mucho más complejo cuesta 100 dólares y un procesador de
textos con 16 k de memoria cuesta 239,99 dólares.
3. En 1970, la bicicleta de montaña de Joe, con tres velocidades, costaba 100
dólares. En 1990, una bicicleta magnífica, con diez velocidades, le costó
50 dólares.
4. En 1970, Joe gastaba habitualmente en torno a 2 dólares en comer. En
1990, pagaba 0,60 dólar por una comida mucho más sana.
5. En 1970, Joe gastó en gasolina 299,25 dólares, mientras que en 1990 por
el mismo concepto gastó 177,31 dólares.
6. En 1970, Joe compró un radiocasete por 750 dólares. En 1990, la calidad
del sonido era mucho mejor con un aparato que le costó 90 dólares.

Reflexione un poco. Las cifras son correctas, no hay errores de imprenta.


¿Cómo es posible? ¿Qué más habrá cambiado para compensar el IPC?
Vamos a seguir analizando datos reales. Los precios que se indican a
continuación están tomados del catálogo primavera-ve- rano de 1970 de Sears
Roebuck y de anuncios publicados en el periódico Seattle Times durante el
mismo año. Los de 1991 son precios de venta documentados que se han hallado
mediante las meticulosas técnicas de compra que hemos analizado en el capítulo
6 (del punto 50 al 67). Hemos buscado los productos más comparables que
hemos podido, teniendo en cuenta los numerosos avances tecnológicos que se
han producido a lo largo de estos veinte años.
1970 1991
Alimentación
Pollo, precio/0,5 kg 0,69 0,47
Jamón, precio/0,5 kg 1,49 1,19
Pavo, entero /0,5 kg 0,65 0,47
Huevos, precio x docena 0,59 0,58
Patatas, 10 kg 0,98 0,57
Tomates, 1 kg 0,50 0,39
Harina, 10 kg 1,19 0,98
Pan, barra de 0,5 kg 0,37 0,33
Margarina, 0,5 kg 0,39 0,38

Artículos de uso doméstico


Colchón doble 97,95 79,00
Estufa eléctrica 26,95 15,95
Trituradora de residuos 84,95 59,99
Detector de humos 35,00 6,95
Dispositivo para abrir la puerta del garaje 179,95 169,95

Herramientas y mantenimiento
Sierra circular, 18 cm 62,49 39,99
Sierra de cadena, 36 cm 139,95 59,99

Automóvil Neumáticos
con 64000 km de garantía 62,33 31,30
Gato, 1,5 toneladas 120,00 43,50
Rampas para el coche, 2,5 toneladas 44,29 33,29

Pasatiempos y aficiones
Máquina de coser 246,00 219,00
Aparato de televisión, de 18-20 pulgadas 349,95 249,96
Tablero de la canasta (para jugar a baloncesto) 69,95 59,00

Varios
Bolígrafos BIC, punta fina, f docena 2,49 0,89
Calculadora con función de multiplicar
[la deAhora
1991que la ha conseguido,
incluye 325
¿qué piensa hacer con ella?177,9529,87
todas las funciones] Llamada
de larga distancia, tarifa diurna,
de Nueva York a Los Ángeles 4,50 2,50
El índice de precios al consumo (IPC) no es un índice del coste de la vida, por
más que muchas veces se diga lo contrario, sino una lista de precios de bienes y
servicios concretos. Supone la compra habitual de los mismos productos, sin
tener en cuenta, por ejemplo, que nadie compra una nevera nueva todos los
meses, ni siquiera todos los años, o que el aparato que compramos en este
momento consume menos energía y tiene muchas más funciones que su
predecesor y, si se elige bien, dura mucho más. Tampoco contempla el hecho de
que el mejor modelo de hace unos años es superado, en todos los sentidos, por el
modelo económico actual.
El IPC no contempla los cambios en los hábitos de compra después del
período básico. Los precios de los productos cotidianos siempre fluctúan.
Cuando se produce una helada en Florida, se dispara el precio del zumo de
naranja; en cambio, una cosecha estupenda de manzanas hace que el precio del
zumo de manzana caiga estrepitosamente. Cualquier comprador un poco sensato
cambia por el zumo de manzana, pero el IPC no obra igual.
Los automóviles actuales son una maravilla en cuanto a avances
tecnológicos: resistentes a la corrosión, mayor durabilidad, menos
mantenimiento, sistema de encendido electrónico, cubiertas radiales con 100000
km de duración, siete años de garantía y un rendimiento de tres a cuatro veces
superior al de los vehículos de hace veinte años. Es imposible compararlos.
Cuando empezaron a subir los precios de los viajes y los hoteles, muchos
descubrieron las ventajas de pasar unas vacaciones tranquilas, en algún
campamento cerca del lugar de residencia, como pueden demostrar los guardias
forestales de cualquier Parque Nacional. ¿Cómo tiene esto en cuenta el IPC?
Para ampliar algunas cifras que se han mencionado en el capítulo 6, en 1989
el precio de una vivienda de 200 metros cuadrados, con 4 dormitorios y dos
cuartos de baño ascendía a 382 000 dólares en el condado de Westchester
(Nueva York); a 418 333 dólares en Wellesley (Massachusetts); 388 500 dólares
en Wilmette (Illinois). La misma casa en Corpus Christi (Texas) costaba 81666
dólares; en Boise (Idaho), 82 667 dólares y en Fort Wayne (Indiana), 97250
dólares. ¿Cómo justifica el IPC a nuestra sociedad tan inquieta? ¿O tantas
poblaciones pequeñas de aire no contaminado, distribuidas por todo el país, que
se están quedando vacías, con viviendas a precio de saldo, simplemente porque
la moda de los yuppies impone que hay que irse a vivir a zonas urbanas donde
todo cuesta el doble? Fíjese, además, en la cantidad de viviendas que quedan
vacías (segundas viviendas, casas de verano o de vacaciones, hogares
abandonados). Se ha dicho en el Nicjhtly Business Report, un programa que se
emite diariamente por la cadena de televisión PBS que, según la Oficina del
Censo, en Estados Unidos, una de cada diez casas está vacía; la proporción más
elevada se encuentra en Vermont, un estado con muchas pistas de esquí, con el
22%.
Los costes de la atención y el seguro sanitarios han crecido muchísimo, como
también han aumentado nuestros conocimientos sobre la prevención de
enfermedades. Disponemos de pruebas convincentes sobre las consecuencias
perjudiciales para la salud que tienen el tabaco, la obesidad, el estrés, el
colesterol, las grasas saturadas y otros factores nutricionales, la contaminación,
el alcohol y el abuso de drogas, los carcinógenos, la falta de ejercicio físico y la
exposición excesiva a la luz solar. Si bien cada visita al médico nos cuesta más,
las necesitamos cada vez menos, en virtud de las decisiones que tomamos con
respecto a nuestro estilo de vida. Pero esto no aparece en el IPC.
En 1970, para estar en buena forma bastaba con trabajar en el jardín: pasar el
cortacésped manual y barrer las hojas secas. En 1990, hacía falta ir al gimnasio y
disponer de una bicicleta estática ergonómica que costaba 300 dólares (37 500
pesetas), y eso para la persona que dispone de un cortacésped eléctrico de 12
caballos y un aspirador de hojas de 140 decibelios.
La inflación, ¿es una creencia o una experiencia?
Así como ha aumentado el nivel de vida, también ha aumentado el nivel para
tener un Ahora quevida
nivel de la hapróspero.
conseguido,En
¿qué piensa
otra hacer
época, una ella? 326
conpersona tenía un buen nivel
de ingresos cuando no tenía que pedir prestado al vecino el cortacésped manual;
ahora cualquiera se siente pobre si no tiene uno eléctrico. (Tal vez recuerde la
frase de John Stuart Mili que decía que nadie quiere ser rico, sino sólo más rico
que los demás.) En otras palabras, nos hemos superado y hemos creado nuestra
propia experiencia de la inflación, al margen de las cifras del IPC.
Supongamos que, en los últimos años, ha ido adquiriendo los bienes básicos
no perecederos, como el coche, la vivienda, los electrodomésticos, los muebles y
un vestuario mínimo. Supongamos también que, como lo ha analizado todo
cuidadosamente (véase el capítulo 6), ha comprado productos duraderos, fáciles
de reparar, prácticos y flexibles. ¿No significa esto que el total de gastos será
significativamente inferior la década siguiente con respecto a la anterior? (A
menos, claro está, que se haya limitado a buscar la última versión del producto o
lo que se llevaba en ese momento.) Varias veces han reñido a Joe por comprar en
las rebajas numerosos pares de pantalones color caqui que llevó durante más de
una década, pero no es el único. Ralph Nader, un defensor del consumidor, tardó
«veinticinco años en gastar la docena de pares de zapatos del Ejército que
compró en la tienda de la base militar, a 6 dólares (750 pesetas) el par, cuando
dejó el servicio en 1959».
Supongamos que de alguna manera dispone de más tiempo durante la semana
y que ha aprovechado ese tiempo para leer un par de manuales sobre
reparaciones domésticas y el programa de mantenimiento del coche (o incluso
que ha hecho un curso de mecánica del automóvil) que además le resultó muy
agradable y le hizo sentirse satisfecho. ¿No es probable que tenga menos gastos
mensuales?
Supongamos también que le ha parecido más conveniente (tanto
personalmente como para el planeta) desplazarse en bicicleta que en automóvil,
o vivir más cerca del lugar donde trabaja, o compartir el coche con otros para ir a
trabajar. ¿No es probable que de este modo se reduzcan sus gastos anuales?
Supongamos que, en lugar de ir a la tienda de bicicletas más próxima a
comprar el último modelo de bicicleta de montaña, que cuesta 600 dólares (75
000 pesetas) —el BMW del yuppie ecológico— con neumáticos bologna,
cuadro de cromo, veintisiete cambios de marcha hacia delante y doce hacia atrás,
y derailleurs hidro- turbo, ha comprado una publicación donde se anuncian
artículos a bajo precio y ha mirado en Venta de bicicletas usadas y allí encontró
listas y más listas de bicicletas con diez marchas, que fueron fabulosas el año
pasado y ahora están pasadas de moda, y que hoy se utilizan tan poco, como
ocurrirá dentro de un año con la que hoy hace furor, a 50 dólares (6250 pesetas).
¿No se ahorraría una suma considerable, incluso comparando con los costes de
hace veinte años?
Supongamos que, en lugar de hacer cola para ver el último estreno
cinematográfico en la pantalla grande desde lejos, la viera unos meses después,
en una pantalla más pequeña pero desde mucho más cerca, en un ambiente
mucho más tranquilo y con gran cantidad de palomitas, a un precio más bajo.
¿No es probable que así disminuya su presupuesto anual de diversiones?
Supongamos que, en lugar de tragar a toda prisa la carne con patatas fritas en
la tienda de comida preparada llena de gente que queda delante del despacho
(como afirma Joe que hizo todos los años que trabajó en Wall Street, y así lo
confirma su cardiólogo), se llevara alguna comida sana para comer
tranquilamente en el parque que tiene delante del despacho... ¿No es probable
que así disminuyan sus gastos anuales de salud, así como también el resto de los
gastos?
¿Podría ser que por lo menos parte de nuestra experiencia inflacionaria se
deba a hábitos inconscientes o automáticos y también al estilo de vida que
hemos elegido? Tener un coche es una elección de estilo de vida; usarlo para
hacer cosas que podríamos hacer a pie puede ser simplemente un hábito.
Comprar el agua mineral en la máquina expendedora del despacho, simplemente
porque está a mano, en lugar de comprarla en el supermercado por mucho
menos, puede ser un hábito.
Con esto no pretendemos afirmar que no haya habido nada de inflación ni
siquiera sin las distorsiones del IPC. Los precios del seguro del automóvil, la
habitaciónAhora
del que la ha conseguido,
hospital, ¿qué piensacon
los medicamentos hacer con ella?
receta, 327
la enseñanza superior y
cientos de otros artículos se han disparado. No obstante, a pesar del aumento de
precio, fíjese en cómo ha aumentado el número de familias con más de un coche,
el abuso comprobado de los medicamentos con receta y la suposición infundada
de que el nivel educativo en general de una universidad privada cara es mejor
que el de una pública. Estos casos representan opciones en lugar de necesidades.
Por otra parte, algunas veces el mayor coste se compensa con una tecnología
avanzada o un mejor servicio, con lo cual los costes globales siguen siendo los
mismos. Tomemos como ejemplo la mejora de las técnicas quirúrgicas y los
tratamientos en los ambulatorios, que reducen la cantidad de días de
hospitalización.

¿Una protección contra la inflación?


Muchos analistas financieros sostienen que tradicionalmente este o aquel
producto suponen una buena cobertura contra la in- ilación. Pero unos
observadores más objetivos ponen en duda estas conclusiones. He aquí algunos
datos:
Las acciones con su alto coste, las carteras de renta variable y los fondos de
inversión se ofrecen a menudo como protecciones contra la inflación. En la
década comprendida entre 1964 y 1974, el IPC subió rápidamente y de forma
casi permanente; en cambio, el índice Dow Jones de Valores Industriales, que a
comienzos de 1964 estaba en 766, a finales de 1974 era de 616, lo cual quiere de-
cir que muchas inversiones que dependían de la bolsa, como los fondos de
inversión, en realidad perdieron valor. Asimismo, ha quedado demostrado que si
se convierte el citado índice a dinero real, ajustado a la inflación, a finales de
1990 su valor era inferior al máximo alcanzado en 1929.
En How to Lose Money in the Stock Market (Cómo perder dinero en la
Bolsa), Herbert Ringold destaca lo siguiente:

En el número del 16 de septiembre de 1985 de la revista Portes, apareció una


lista que incluía 329 fondos de inversión, de los cuales había seguido los
valores récord durante los últimos ocho años y medio, desde 1976 hasta el
primer semestre de 1985.
La media de todos los fondos era una ganancia del 14,39% durante el
período indicado, que no representa más del 1,22% anual.
Habría salido ganando si hubiera depositado el dinero en una cartilla de
ahorros.

Hay otras maneras de generar ingresos, como sugiere el siguiente


comentario, publicado en The Wall Street Journal. «De 1960 a 1988, la
rentabilidad anual de los agricultores fue igual a la de Wall Street y los fondos de
inversión, según un estudio realizado por la Universidad de Minnesota.» (Puede
que el uso adecuado de fertilizantes orgánicos sea más efectivo para combatir la
inflación que el que utilizan en Wall Street.)
El negocio inmobiliario ha sido para muchos la principal protección contra
la inflación, y hubo personas que perdieron gran cantidad de dinero en la
depresión que sufrió el mercado inmobiliario en 1991. De Boston a Seattle, están
bajando los precios que la gente pide para desembarazarse de propiedades que
han comprado a precios inflados en la década de los años ochenta, cuando todo el
mundo sabía que el precio de los bienes raíces no baja nunca.
La cuestión es que no existe ningún método garantizado para adelantarse al
índice de precios al consumo. Lo que se pone de moda en el ámbito financiero en
una década se puede desmoronar en la siguiente, a un coste muy elevado para el
capital ganado con tanto esfuerzo.
En resumen:

♦ Aunque puede que la inflación sea un concepto macroeconó- mico válido,


esto no significa que, automáticamente, tenga que dirigir su vida.
♦ Sus decisiones, actitudes, convicciones, hábitos, gustos, temores y deseos
son, en definitiva, los que tienen consecuencias en el resultado final.
♦ La conciencia se define como la facultad de conocer lo que le afecta
mentalmente y lo que le pasa por la mente.
♦ La conciencia puede crecer más aprisa que la inflación.
♦ Ningún producto ni programa de inversión brinda una cobertura
Ahora que lacontra
garantizada ha conseguido, ¿qué La
la inflación. piensa ella? 328
hacer consí.
conciencia

Ahora está empezando a darse cuenta de que dos suposiciones muy comunes
con respecto al manejo del dinero —que le conviene contratar a un experto y que
lo primero que hay que tener en cuenta es la inflación— pueden ser erróneas.
Ahora está a punto para dar el noveno paso: inversiones inteligentes e
independencia financiera.

LOS TRES PILARES


DE LA INDEPENDENCIA FINANCIERA: EL CAPITAL, EL
COLCHÓN Y LA RESERVA SECRETA

El programa básico de inversión de IF consta de tres elementos: El capital: es


la cantidad de dinero que se invierte en activos financieros que generan rentas
periódicas del mayor plazo posible y con la máxima seguridad, y que al final
producen por lo menos los ingresos que se indicaban en el punto de equilibrio del
capítulo 8.
El colchón: una reserva de efectivo en cuentas corrientes o depósitos a corto
plazo que le permite cubrir los gastos ordinarios de seis meses. El objetivo de
este colchón es hacer frente a emergencias, así como cubrir posibles faltas de
liquidez motivadas por el hecho de que los diferentes gastos no se producen de
forma homogénea y continua durante todo el año (por ejemplo, cuando hay que
pagar el seguro médico anual o el seguro del coche) y para cubrir los gastos
deducibles y de coparticipación en relación con los seguros.
La reserva secreta: la manifestación concreta de los ahorros permanentes que,
para muchos PIF, resulta una sorpresa. Aunque no lo crea, uno puede seguir
ahorrando después de conseguir la IF.
Al comienzo del proceso de IF, en cuanto sus ahorros superen la suma que
estima un colchón confortable, puede empezar a transferir dinero a inversiones a
largo plazo como las que se describen en las próximas páginas, creando de este
modo un capital generador de ingresos.
Una buena forma de llegar a ser un experto conocedor consiste en determinar
el tipo de cuenta que más le conviene para depositar el
colchón, además del dinero que se va acumulando y que espera
t

ser invertido. Compare las ventajas de las cuentas corrientes que ofrecen los
bancos, las cajas de ahorro y las cuentas transitorias de los intermediarios
financieros. Estas últimas sirven para liquidar corretajes, que se van cargando de
forma automática y sin necesidad de enviar factura; al mismo tiempo, se invierte
semanalmente el exceso de efectivo en FIAMM (Fondos de Inversión en Activos
del Mercado Monetario) en espera de la siguiente inversión. El mayor coste de
estas cuentas debería ser compensado por la mayor rentabilidad de los FIAMM
(respecto a cuentas corrientes o de depósito).

CRITERIOS BÁSICOS PARA INVERTIR SU CAPITAL

Tanto si definimos la independencia financiera como estar libre de deudas,


con ahorros suficientes para resistir los reveses económicos, o como una
jubilación anticipada que le permita dedicarse de forma permanente a lo que más
le interesa, se aplican los siguientes criterios a lo que haga con su capital:
1. Su capital debe producir ingresos.
2. Su capital debe estar absolutamente seguro.
3. Su capital debe tener una liquidez absoluta, es decir, que tiene que ser
posible convertirlo en efectivo de inmediato, por si surgiera una
emergencia.
4. En el momento de invertir, no debe haber ni comisiones ni gastos de
gestión, rescate, promoción o distribución que mermen su capital.
5. Sus ingresos deben ser totalmente seguros.
6. Sus ingresos no deben fluctuar. Tiene que saber exactamente a cuánto
ascenderán sus ingresos el mes siguiente, el año siguiente y al cabo de
que la ha conseguido, ¿qué piensa hacer con ella? 329
Ahoraaños.
veinte
7. Sus ingresos tienen que ser pagaderos en efectivo, a intervalos regulares;
no se tienen que acumular ni diferir ni rein- vertir automáticamente. Todo
el control debe estar en sus manos.
8. Sus ingresos no deben disminuir por comisiones ni gastos de gestión ni
reembolsos, etc.
9. La inversión debe producir estos ingresos regulares, fijos y conocidos sin
necesidad de más participación rti gastos por su parte. No debe requerir
mantenimiento ni gestión ni presencia geográfica ni atención por causa de
fuerza mayor.

Los fundamentos de esta lista de criterios de inversión ya se han explicado en


los capítulos anteriores, sobre todo en el 8. No está utilizando el capital que tanto
le ha costado ganar para especular, para obtener más ganancias por casualidad, ni
para tratar de hacerse rico rápidamente. Lo único que pretende es disponer de
unos ingresos seguros y regulares con los que contar. No quiere preocuparse (al
menos por su propia seguridad financiera) en caso de que se produzca una
recesión o una depresión, si aumenta el desempleo, o si el Dow salta por encima
de 4000 y cae por debajo de 1000.

Como abogado, Ned Norris está preparado para ver las situaciones desde
todos los ángulos y buscar vías de escape. Tanto los medios de comunicación
como las conversaciones que oía en el despacho le hicieron pensar que tal vez
los supuestos expertos y los profetas tuvieran razón cuando le advertían que en
diez o veinte años tendría que duplicar sus ingresos para
mantener el mismo poder adquisitivo, por más que su experiencia le indicara
que su conciencia crecía más aprisa que la inflación. ¿No le convendría
incorporar a su programa de inversiones una protección contra la inflación?
Ahora que la ha conseguido, ¿qué piensa hacer con ella? 330
«¿Por qué voy a creer lo que dice Joe Domínguez?», pensó. «Tengo que
comprobarlo yo mismo.» Hizo algunas averiguaciones hasta dar con un boletín
de inversión reciente que contenía información privilegiada de todo tipo. Se
pasó horas comprando y vendiendo valores mentalmente... y después siguiendo
el mercado para ver lo que ocurría con sus inversiones imaginarias. Cada
boletín añadía un nuevo giro y otra vez volvía a comenzar, y así durante cinco
meses, absorbiendo la mayor parte de la energía vital que no dedicaba al
trabajo. Hasta que cayó en la cuenta de que, si los que hacían el boletín eran tan
listos, ¿cómo era posible que no fueran millonarios y siguieran publicándolo
para ingenuos como él? «De modo que la finalidad del boletín es que me
aficione a él, no ayudarme a obtener unos ingresos seguros de por vida.» Dejó
de lado su obsesión por la especulación y volvió a confiar en su propia
experiencia y en los criterios que se indican en este capítulo, y así recuperó la
tranquilidad.

La seguridad es el factor decisivo en cualquier programa de inversión


diseñado para llevar un estilo de vida independiente financieramente, No hay
nadie que prefiera renunciar a un empleo para estar preocupado todo el día por lo
que ocurre en el mercado bursátil, o si la empresa X está recortando dividendos,
o si los bonos de Y no se pagan, o si el Movimiento de Ecomiópicos Empe-
dernidos piensa sabotear su sociedad para la producción de energía eólica, o si el
Fondo de Inversión Interespecies para la Unidad Cósmica no encubrirá alguna
secta, o si su capital riesgo no estará arriesgando capital para mantener a algún
cocainómano.
La lista de criterios elimina de forma automática la mayoría de las
especulaciones e inversiones más conocidas en estos momentos. Las acciones y
los fondos de inversión en renta variable no le aseguran el capital ni le brindan la
seguridad absoluta ni los ingresos constantes que pretende. Los ingresos
procedentes de FIAMM experimentan profundas fluctuaciones según varíen los
tipos de interés a corto plazo. Si invertimos en fondos de inversión de renta fija,
estamos expuestos al riesgo de que el gestor del mismo acierte con la devolución
de los tipos de interés. Todos los anteriores disminuyen su capital, e incluso sus
ingresos, con diversas comisiones (con lo cual dejan de cumplir los criterios 4 y
8). Los cer-
tificados de depósito bancario, si bien son seguros cuando los emite un banco
con garantía federal, tienen vencimientos a plazos demasiado cortos, por lo que
tendría que reinvertir el capital con demasiada frecuencia, con lo cual corre el
riesgo de encontrar tipos de interés mucho más bajos al llegar al vencimiento.
Hasta una inversión que se supone más conservadora, como los bienes raíces,
queda excluida, con la excepción posible de la primera vivienda.
Sólo queda un tipo de instrumento de inversiones que se ajusta perfectamente
a estos criterios: los bonos del Tesoro estadounidense y los bonos de organismos
públicos a largo plazo. Una advertencia: las personas que viven fuera de Estados
Unidos deberían informarse con respecto a los bonos de los organismos públicos
de su propio país. Si bien se pueden comprar bonos del Tesoro y del Gobierno de
Estados Unidos en casi todo el mundo, debido a las fluctuaciones en los tipos de
cambio de las divisas, los ingresos por intereses resultarían demasiado inestables
para cumplir las condiciones de un programa de inversiones de ÍF.
Desde un punto de vista español, para un particular, el hecho de que los
intereses de la Deuda Pública sean rendimientos del capital (sin un tratamiento
especial) que tributan de forma menos ventajosa que los incrementos de
patrimonio, puede hacer variar ligeramente este planteamiento.
Aquí tiene la solución a la paradoja que hemos planteado al final del apartado
titulado «Recupere su poder»: No hace falta convertirse en un experto en todo el
terreno de la especulación y la inversión. Basta con centrarse en un pequeño
segmento que se ajuste perfectamente a sus condiciones: los bonos del Tesoro y
de los organismos públicos de Estados Unidos.
Hay muchos libros que tratan de los bonos del Tesoro y los organismos
públicos. Aunque la información que se incluye a continuación es un buen
comienzo, nuestra intención no es proporcionarle el tipo de información global
que le conviene para llegar a convertirse en un experto conocedor de inversiones
a largo plazo que produzcan ingresos.
Ahora que
Un compendio la ha
sobre conseguido,
los bonos del¿qué piensa hacer con ella? 331
Estado
Un bono no es más que un pagaré por el cual el emisor se compromete a
devolver al titular la cantidad que figura en el bono (el valor nominal) en una
fecha determinada (la fecha de vencimiento). Además, la mayoría de los bonos
paga un tipo de interés determinado (el tipo de interés según cupón); esta
cantidad, aunque se suele ofrecer como un tipo de interés anual, por lo general se
paga en dos cuotas semestrales.
La mayoría de los bonos se puede comprar y vender en cualquier momento
(son negociables) a través de bancos o agentes de Bolsa. (El emisor original no
tiene nada que ver con las posteriores compras y ventas del bono, aparte de tener
la obligación de enviarle a quien sea titular en ese momento el cheque semestral
por los intereses.) Los precios de los bonos varían según el tipo de interés vigente
de modo que si vende un bono antes de su vencimiento, puede recibir más o
menos dinero del que le ha costado (el riesgo de mercado); en cambio, si lo
conserva hasta el vencimiento, le darán exactamente su valor nominal, sean
cuales fueren los tipos de interés vigentes en ese momento.
Según los expertos, los bonos del Tesoro de Estados Unidos y los bonos de
organismos públicos son las inversiones que ofrecen una mayor seguridad a la
hora de recuperar el capital y cobrar los intereses. (No se deben confundir con los
conocidos bonos de ahorro estadounidenses, serie E o serie H, que no ofrecen el
alto interés a largo plazo que le conviene para sacar provecho del programa IF.)
Los bonos del Tesoro son ideales para un programa de inversiones que
pretende la independencia financiera. A continuación le presentamos una lista de
sus ventajas:

♦ Máxima seguridad del capital.


♦ Máxima seguridad de los intereses (garantía absoluta con respecto al
principal y los intereses).
♦ Exención del pago de impuestos estatales y municipales, a diferencia de
España, donde sí cotizan.
♦ Sin amortización anticipada (la mayoría no puede ser amortizada antes de
tiempo por el emisor).
♦ Máxima negociabilidad, absoluta liquidez, negociables en todo el mundo.
Se pueden comprar y vender prácticamente
al instante, con unos gastos de gestión mínimos y en valores convenientes,
por ejemplo, 1000 dólares (125000 ptas.), 5000 dólares (625000 ptas.) y
10000 dólares (1250000 ptas.).
♦ Máxima disponibilidad: directamente del Gobierno nacional (Deuda
Pública directa) y a través de casi todos los agentes y numerosos bancos,
en cualquier parte del mundo.
♦ La disponibilidad más económica: sin intermediarios ni comisiones ni
gastos.
♦ Duración: existe una vasta gama de vencimientos disponibles; se pueden
comprar obligaciones o bonos que vencen en pocos meses, u otros que no
vencen hasta pasados treinta años.
♦ Total estabilidad de ingresos a largo plazo: son ideales para la IF. Evitan
las fluctuaciones de ingresos que se producirían con los fondos de
inversión, el arrendamiento de bienes inmuebles, etc.

Los dos riesgos que comportan los valores del Tesoro y de los organismos del
Estado son el de mercado y el de la reinversión. Afortunadamente, ambos son
bastante insignificantes en términos del plan de inversiones con la IF. El riesgo
de mercado (es decir, la fluctuación del precio del bono entre la fecha de emisión
y la fecha de vencimiento) no le afecta porque piensa seguir siendo titular del
bono hasta su vencimiento y estas fluctuaciones no repercuten en sus ingresos. El
riesgo de la reinversión se refiere a la posibilidad de que los tipos de interés sean
mucho más bajos en el momento de producirse el vencimiento del bono y, por lo
tanto, que no consiga los mismos ingresos al reinvertir los beneficios. Para evitar
este problema, le conviene comprar los bonos al plazo más largo posible (treinta
años y más aún). Además, si sigue durante un tiempo el mercado de valores de
renta fija (de forma inteligente, no compulsiva) encontrará magníficas
oportunidades para prorrogar el vencimiento de su cartera de valores,
manteniendo (o incluso incrementando) su nivel de ingresos. Estas técnicas de
intercambioAhora
deque la ha conseguido,
bonos parten de la¿qué piensa
base de hacer
que, con ella? 332
si bajan los tipos de interés
vigentes, los bonos lejanos al vencimiento con tipos faciales altos aumentan su
precio de mercado en la misma proporción. Un bono de 10000 dólares (1 250000
ptas.) al 8,5 % que ha comprado a la par (es decir, al precio nominal) podría valer
11000 dólares (1 375 000 ptas.) si los tipos de interés bajan al 7,75 %. Este
incremento de capital se puede reinvertir a un tipo de interés anual más bajo, con
lo cual básicamente se mantiene el nivel de ingresos. Sin embargo, no confunda
esta situación con la obsesión transitoria de Ned Norris por invertir y especular;
no es habitual que haya que recurrir a este tipo de intercambio de bonos.
Hablando de la fluctuación de los tipos de interés, hemos de destacar que,
debido a los despiltarros tanto del Gobierno como de los individuos, los tipos de
interés de los bonos del Tesoro y los organismos oficiales a largo plazo han
alcanzado niveles insospechados. Durante la mayor parte del siglo, hasta finales
de los años sesenta, los tipos de interés estuvieron por debajo del 5 %; en 1981,
alcanzaron su punto máximo y desde entonces vienen recuperando la
normalidad. Para lograr la IF, no hacía falta que el mercado de valores de renta
fija alcanzara esas cimas insólitas, ya que el programa funciona incluso al 5 % o
al 6 %.
En 1969, cuando Joe logró la IF, tenía el capital invertido en bonos con un
interés en torno al 6,85 % y con vencimientos hasta la década de los noventa.
Gracias a unos cuantos intercambios inteligentes de bonos, y sin otros ingresos
aparte de los procedentes de los bonos, en la actualidad su cartera de valores pro-
duce un rendimiento medio del 9,85 %, con vencimientos que alcanzan el año
2007 como media. Pero lo principal es que los ingresos que le producen los
bonos resultan más que suficientes para cubrir sus necesidades, a pesar del
aumento de la inflación previsto para este período.

Los bonos del Tesoro y de los organismos públicos: qué son y cómo
funcionan
El Gobierno del Estado dispone básicamente de dos formas de conseguir
dinero: los impuestos y los préstamos, de modo que cuando el gasto público
supera lo que cobra de impuestos sólo tiene dos alternativas: o aumenta los
impuestos o pide más préstamos. (Evidentemente, el Gobierno no se ajusta a los
principios expuestos en el libro con respecto a gastar menos de lo que se gana.)
Los valores del Tesoro son la forma que tiene el Gobierno de pedir un
préstamo. Cada unos cuantos meses emite bonos nuevos que vencen al cabo de
diez, veinte y treinta años. Con cada emisión, lo primero que hace es saldar la
deuda que tiene con los titulares de las emisiones anteriores que van venciendo.
El resto se utiliza para compensar el déficit del presupuesto federal. La deuda
nacional es la principal obligación del Gobierno: el principal y los intereses de
los valores del Tesoro se tienen que pagar en cuanto vencen, antes que todo lo
demás; de lo contrario el Gobierno perdería su índice de solvencia en los
mercados mundiales, colapsando nuestra capacidad comercial y empujándonos a
la condición de país tercermundista.
En los últimos años, los intereses que se adeudan cada año sobre la deuda
pública han superado el déficit, de manera que todo el dinero que el Tesoro
recibe en préstamo sirve o bien para pagar el principal que vence o bien para
pagar los intereses de la deuda que queda.
Los bonos del Tesoro se venden en subasta. El total de bonos que se emiten
está predeterminado por las necesidades financieras del Gobierno, y no por la
demanda de los bonos. Para simplificar, digamos que se sube el tipo de interés de
una emisión hasta que se encuentra un nivel al cual se vende en su totalidad.
Los compradores de la emisión de bonos pueden ser de todo tipo: bancos,
compañías de seguros, agentes de Bolsa, fondos de inversión, cajas de pensiones
o de jubilación, cooperativas de crédito, empresas grandes y pequeñas, y
particulares.
El dinero que se paga por los bonos del Tesoro sólo llega a éste en el
momento de la emisión; a partir de la fecha de emisión y hasta su vencimiento,
los particulares compran y venden bonos en el mercado secundario sin la
intervención del Gobierno, que se limita a pagar los intereses al titular de los
bonos en ese momento. Los bonos que se adquieren a través de bancos y agencias
de valores se compran en el mercado secundario.
Ahorabono
Un típico que ladel
ha Tesoro
conseguido, ¿qué piensa
de Estados hacer con
Unidos al 8ella? 333 se compra por 10
%, que
000 dólares (1250000 ptas.), devuelve 34000 (4250000 ptas.) a lo largo de sus
treinta años de vida: 24000 dólares (3 000000 ptas.) en concepto de pagos de
intereses semestrales y 10000 (1250000 ptas.) a su vencimiento.
Últimamente se ha producido un cambio significativo en el hábito de ahorro
de los ciudadanos estadounidenses que ha afectado al gasto público y los tipos de
interés. Los ahorros han disminuido, pero el Gobierno ha seguido gastando de la
misma forma, aunque la cantidad ha variado porque el Gobierno tiene que gastar
más para subir los tipos de interés si pretende atraer a los inversores extranjeros
para que compren bonos.
Algunos piensan que invertir en bonos del Tesoro implica tolerar el hábito de
gastar del Gobierno, pero los datos económicos lo niegan. Negarse a comprar
bonos del Tesoro simplemente agrava la situación, porque el Gobierno se ve
obligado a mantener altos los tipos de interés para atraer compradores,
produciendo así un aumento del déficit al incrementarse el flujo de salida de los
pagos de interés. Nuestros impuestos financian la mayoría de los gastos
públicos. En realidad, cuanto más dinero ganamos, y cuantos más impuestos
pagamos, más estamos apoyando el gasto de forma directa. En cambio, cuanto
más invertimos en el Tesoro, más nos paga el Gobierno a nosotros; en realidad,
nos está dando un subsidio, lo cual resulta una idea gratificante para algunos PIF
que trabajan al servicio de su comunidad.
Los bonos de los organismos públicos de Estados Unidos son emitidos por
otras instituciones del Estado. Si bien muchos no son obligaciones con la plena
garantía del Gobierno (la mejor garantía posible), se considera que la mayoría
tiene una garantía implícita. Algunos emisores característicos son:

The Federal National Mortgage Association («Fannie Mae»)


The Federal Home Loan Bank («Freddie Mac»)
The Federal Farm Credit Bank
The Government National Mortgage Association («Ginnie Mae»)
The Student Loan Marketing Association («Sallie Mae»)

Aunque unos cuantos bonos de algunos de estos organismos reúnen todos los
criterios que hemos establecido, su manejo resulta un poco más dificultoso:
puede que haya que adquirir mayores cantidades, que la disponibilidad y la
liquidez no se aproximen en absoluto a las de los bonos del Tesoro, que algunos
organismos no ofrezcan los vencimientos más largos; en términos generales, son
más complejos para quienes se aventuran con el noveno paso.
Muchos de los depositarios habituales de nuestros ahorros (bancos, ahorros y
préstamos, fondos de pensión, fondos comunes de inversiones, compañías de
seguros) los reinvierten en parte en emisiones del Tesoro u otros organismos
públicos. La diferencia entre que lo hagamos directamente y hacerlo a través de
estas instituciones es que éstas obtienen una buena parte de las ganancias. Por
ejemplo, los bancos adquieren bonos del Gobierno que rinden al 8 % y sólo nos
pagan el 5 % por nuestros depósitos. La supresión del intermediario en la compra
directa de bonos se denomina desintermediación.
En España, es el Tesoro el organismo encargado de emitir la deuda del
Estado. Existen varias modalidades: las Letras del Tesoro, que se emiten al
descuento (con rendimientos implícitos a tres, seis y doce meses); y los Bonos y
Obligaciones del Estado, a tres, cinco, diez y quince años, que tienen intereses
explícitos, ajustándose el tipo facial a los niveles del mercado. El Tesoro pre-
senta al principio de cada año un calendario de subastas, de manera que adjudica
mayor o menor cantidad de deuda en función de sus necesidades de financiación
y de la evolución de los tipos de interés.
Para comprar Deuda del Estado, se puede hacer a través de un banco, una
caja de ahorros o de un intermediario financiero (sociedades o agencias de
valores), o bien de forma directa en el Banco de España, si bien en este último
caso siempre va a necesitarse alguna de las entidades anteriores para depositar la
deuda, cobrar los intereses o venderla de forma anticipada si se estima conve-
niente. Por otra parte, el Banco de España es un organismo no preparado para la
atención al público, sin red de oficinas ni personal destinado a dicha función.
La desintermediación (o compra directa) y cómo se realiza
La desintermediación consiste en adquirir un valor determinado (por
ejemplo, Ahora que del
un bono la haTesoro)
conseguido, ¿qué piensa hacer
directamente, con de
en lugar ella? 334 el dinero en un
invertir
intermediario (como un fondo, un banco o cualquier otra institución), que a su
vez lo coloca en las mismas inversiones, quedándose con una buena parte de las
ganancias. (No son pocos los intermediarios interesados en quedarse con un
trozo del pastel.)
En un buen fondo de inversión, es decir, uno formado por valores de bajo
riesgo y alto rendimiento, el 22 % de los dividendos y las ganancias producidas
por los intereses jamás van a parar al bolsillo del inversor, sino que se destina a
pagar gastos diversos:
Gastos de gestión
Gastos de distribución
Comisión de transferencia
Impresión
Gastos legales
Gastos de registro
Auditoría
Minuta de los directores
Impuestos estatales Gastos de
Depósito Otros

Un conocido fondo común de inversiones producía un beneficio del 7,11 %


en una época en la que los bonos del Tesoro y los organismos públicos de
Estados Unidos producían un beneficio de entre el 8,3 % y el 9 , 3 % . Buena parte
de esta diferencia se debía a que 1 3 centavos de cada dólar de interés ganado
iban a parar a los bolsillos de los administradores del fondo.
Nada de lo antedicho contempla las elevadas comisiones que se pagan a los
agentes y asesores de inversiones por los fondos con comisión de suscripción.
Según The Wall Street Journal, en i 990 cualquier agente ganó más de 79000
dólares (9875000 ptas.)... y se supone que fue un año malo para la industria.
De modo que, ¿qué opciones le quedan? Los bonos del Tesoro se pueden
comprar directamente a la Reserva Federal, sin pagar comisiones, mediante un
programa llamado Deuda Pública directa. Sólo se puede comprar directamente
en las subastas trimestrales que efectúa la Reserva Federal, que se celebra las
primeras semanas de febrero, mayo, agosto y noviembre. La Reserva Federal
abona los intereses semestrales directamente al banco o a la agencia de valores
que se le indique y no le cobra por tener los bonos. Una desventaja de este
programa consiste en que para vender un bono antes del vencimiento hay que
transferirlo a una cuenta, con lo cual se generan gastos y demoras. Para obtener
más información sobre el programa, hay que ponerse en contacto con la Reserva
Federal o con cualquiera de sus sucursales.
La otra manera que tiene un particular de comprar Deuda Pública (cualquier
emisión, no sólo la más reciente) y la más habitual para comprar bonos de
organismos públicos es a través del mercado secundario. Las principales
agencias de valores y los bancos comerciales que ofrecen servicios completos
son entidades delegadas del Tesoro y, por lo tanto, no cobran comisiones. No
obstante, existe una diferencia o margen entre el precio de compra (el precio al
cual la entidad se ofrece a adquirir el bono) y el de venta (el precio al cual se
ofrece a venderlo). Tenga en cuenta que el precio que pague puede ser un poco
más elevado que el que se cotiza en los cuadros de cotizaciones de bonos que
publica The Wall Street Journal o los periódicos de las grandes ciudades, porque
estas cifras corresponden a grandes operaciones (por lo general, de más de
1000000 de dólares, 125000000 de ptas.) y se supone que un particular compra
sumas más pequeñas.
Para interpretar un cuadro de cotización de bonos hace falta comprender los
siguientes términos:
Tipo de interés: es el tipo de interés anual que le paga el bono y se lee como
un porcentaje; por ejemplo 9 1/8 quiere decir que el tipo de interés es el 9 1 /8 por
ciento del valor nominal del bono.
Vencimiento: es la fecha de vencimiento, cuando se le devuelve el préstamo
que el bono representa. También conviene saber que el interés se paga
semestralmente el día y el mes correspondiente a la fecha de vencimiento y seis
meses después; por ejemplo, por un bono que vence en mayo del 2018 le pagarán
intereses todos los meses de mayo y noviembre.
PrecioAhora que la haesconseguido,
de compra: ¿qué
el precio al piensa
cual hacer con
la entidad se ella?
ofrece335
a comprarle el bono
y el de venta es el precio al cual se ofrece a venderlo. Al comprar el bono, paga el
precio de venta, aparte de una prima por comprar picos de menos de 1000000 de
dólares (125000000 ptas.). En estos cuadros, los precios se expresan sobre una
base de 100. Para saber el valor real de un bono de 1000 dólares (125 000 ptas.),
tiene que multiplicar el precio por 10. Además, en los cuadros, los precios de los
bonos se expresan en puntos y 1/32 de punto; por ejemplo, un precio de compra
de 101:21 o 101-21 corresponde en realidad a 101-21/32 o 1 016,56 dólares (127
070 ptas.).
«Chg» es el cambio (aumento o disminución) del precio de compra con
respecto al día anterior, tal como aparece en The Wall Street Journal; «Yld» es el
rendimiento al vencimiento (se expresa en un porcentaje); se adapta el
rendimiento actual para tener en cuenta si lo ha comprado por encima o por
debajo del valor nominal y saber así si tendrá ganancias o pérdidas cuando se
abone el bono.
Cómo se efectúa la compra
Cuando acuda al banco o la agencia de valores para formular un pedido, ha de
identificar el bono que le interesa mediante el tipo de interés y el vencimiento
(por ejemplo, bonos al 9 1/8 de mayo del 2018), Al decidir dónde va a formular
el pedido, tenga en cuenta que, a menos que se dirija a alguno que esté incluido
en el grupo selecto de las entidades delegadas del Tesoro, éste a su vez tendrá
que recurrir a una entidad delegada y le cobrará una comisión por sus servicios,
con lo cual ya tiene un intermediario.
Numerosos inversores prefieren pagar el pequeño coste adicional que
representa adquirir los bonos en el mercado secundario a través de una cuenta en
una de las principales agencias de valores que funcionan como entidades
delegadas del Tesoro porque pueden elegir la emisión, pueden comprar en el
momento en que disponen del dinero (en lugar de tener que esperar al pago
trimestral de la Reserva Federal) y pueden vender antes del vencimiento, sin
previo aviso.
Una de las incomodidades ocasionales de tratar con un agente (según las
numerosas cartas que hemos recibido a lo largo de los veintiún años de
existencia de «Transforme su relación con el dinero y logre la independencia
financiera») consiste en que algunos pretenden convencerle para que no compre
los bonos del Tesoro o de los organismos públicos que ha elegido, lo cual resulta
bastante comprensible ya que la operación prácticamente no representa ningún
beneficio financiero para el agente, en comparación con la cantidad de dinero de
comisión que ganaría si invirtiera la misma suma en acciones de X, en el fondo Y
o incluso en bonos Z; aunque también es imperdonable, puesto que la función
del agente es prestarle un servicio. Si le ocurre algo así, pida que le transfieran a
otro representante. (Los bonos del Tesoro y de los organismos oficiales son las
inversiones más seguras y conservadoras del mundo. No pueden tener ninguna
objeción legítima.)

Marilynn Bradley, que llegó a la IF a través de la cocina y la restauración,


creció al igual que muchos de nosotros con la profunda convicción de que las
matemáticas y el dinero eran dos campos en los que no entendía nada. Los pasos
del programa para la IF la ayudaron a perder en parte el temor y la ignorancia,
pero cuando vio que disponía de suficiente dinero para comprar bonos por
primera vez, volvió a sentirse abrumada. «Simplemente, no sabía cómo manejar
la situación», confiesa. «Evidentemente había tanto que aprender que no sabía
por dónde comenzar.»
En el mercado de valores de renta fija se sentía como si estuviera en otro
planeta. Deseó tener a alguien que le dijera lo que tenía que hacer y entonces se
dio cuenta de lo que significaba el noveno paso: llegar a ser una experta
conocedora formaba parte del programa. Con la determinación que la había
conducido hasta ese punto, decidió aceptar el desafío y comenzar a aprender.
Sacó de la biblioteca un libro sobre bonos bien sencillo y lo leyó... por lo menos
diez veces. La primera vez fue como leer en griego; la segunda, como si fuera
alemán, porque al menos conocía el alfabeto aunque no entendiera las
palabras. Con cada lectura entendía un poco más. El paso siguiente consistió en
leer The Wall Street Journal, concretamente los cuadros de cotizaciones de
bonos del Estado y la sección sobre mercados de créditos, donde explicaban lo
Ahora
que ocurría enque la ha conseguido,
el mercado ¿qué piensa
de valores hacer
de renta fijacon
y aella? 336 sedesarrollaban
menudo
los términos utilizados. A continuación, comenzó a hacer una tabla con los
precios de los bonos del Tesoro a largo plazo que le permitió apreciar las
fluctuaciones de precios, observar las subidas y bajadas y, con el tiempo,
comprender la relación entre el precio y el rendimiento. Aprendió a calcular el
rendimiento corriente:

. . . . tipo de interés anual según cupón


rendimiento corriente = ---------------------- : -------- --------------
precio actual

Ya estaba lista para adquirir bonos por primera vez. Provista de los co-
nocimientos recién adquiridos y de su entusiasmo, se presentó en persona en la
agencia de valores con el dinero en la mano y abrió una cuenta. El agente que le
asignaron cuando telefoneó la condujo a su despacho e intentó asesorar a esa
novata inexperta.
—Quisiera informarle sobre un fondo de inversión muy interesante, justo a
su medida —comenzó.
—Le agradezco su consejo —replicó Marilynn— pero yo quiero 5000
dólares (625 000 ptas.) de bonos americanos al 9 7/8 de interés facial y con
vencimiento en noviembre del 2015.
—Los bonos del Estado son una inversión un poco conservadora para
alguien de su edad. ¿Qué le parece...?
Pero Marilynn no se dejó convencer. Sabía lo que quería y recordaba que
Joe decía que había que mantenerse firme.
—Se lo agradezco, pero lo que yo quiero es 5000 dólares (625000 ptas.) de
bonos americanos al 9 7/8 de interés facial y con vencimiento en noviembre del
2015.
Al cabo de unos cuantos intentos, Marilynn logró lo que quería y formuló su
pedido, que le fue con firmado pocas horas después. Al salir se sentía fuerte,
segura de sí misma y bien encaminada. Aprender por sí sola y llegar a comprar
su primer bono representaba todo un triunfo. «Fue maravilloso», comentaba
entusiasmada, «y lo hice yo sola. Aprendí a hacer algo que me parecía
imposible. Si yo puedo hacerlo, cualquiera puede».
Superó este obstáculo en 1985 y varios años después dejó de trabajar en la
cocina y la restauración para dedicarse a superar los nuevos retos que le
planteaba la vida. El poder que consiguió siguiendo los pasos que la condujeron
hasta el sueño imposible de la independencia financiera (antes de cumplir los
cuarenta años) le fue muy útil en su vida de libertad. Cada vez que se le presenta
un nuevo desafío y está a punto de tirar la toalla, se acuerda de la primera vez
que fue a comprar bonos y al final acaba diciendo que sí a cada invitación a
seguir creciendo y superando sus propios límites.

Ahora que ya tiene una idea general sobre los bonos del Tesoro y de los
organismos públicos, ha llegado el momento de analizar los elementos de un
programa de inversiones IF.

LOS COLCHONES FACILITAN EL ATERRIZAJE

Sea cual fuere su nivel de gastos mensuales, ha de tener a su disposición seis


veces esa cantidad en una cuenta bancaria o en un fondo común de inversiones.
Uno no consigue la independencia financiera hasta que no dispone de un colchón
para casos de emergencia y para sobrevivir durante los meses que transcurren
entre un pago de intereses y el siguiente. Sin embargo, aparte de agilizar el flujo
de dinero que entra y sale de su vida, el colchón tiene otra función primordial.
Así como las dudas de Ned Norris acerca de su propia conciencia crecían más
aprisa que la inflación, es posible que dude si lo que hoy le resulta suficiente
seguirá siendo suficiente mañana. Un colchón hace desaparecer estas dudas.

Rosemary Irwin se iba poniendo cada vez más nerviosa a medida que se
acercaba el punto de equilibrio previsto. Estaba acostumbrada a su trabajo y le
asustaba la idea de renunciar a unos ingresos seguros y depender sólo de lo que
produjeran los bonos. Si lo analizaba racionalmente, sabía que los bonos le
Ahora
producirían que ingresos
unos la ha conseguido,
más que ¿qué piensa hacerpero
suficientes, con ella? 337 modos sentía un
de todos
temor irracional a no poder volver al mercado laboral en caso de que la IF no
funcionara. «A lo mejor es lo mismo que les ocurre a los trapecistas cuando se
deciden a saltar de un trapecio a otro» pensaba. Tenía la red de seguridad (el
colchón) en el lugar justo, pero le parecía muy lejos. Entonces decidió acercar
el colchón y asegurarse, duplicándolo. Con una cantidad mayor de dinero en el
banco, le costó menos vencer el temor interior que insistía: «¿Y si pierdo el
coche y me enfermo de gravedad y se me quema la casa, todo al mismo tiempo?»

A medida que Cari Merner se iba acercando a la IF, igual que a Rosemary,
cada vez le apetecía menos renunciar a las entradas que le brindaba su empleo
y que llenaba sus arcas desde hacía más de doce años. Riendo, sostiene que el
programa tiene que incluir un décimo paso: no dejar de renunciar al empleo,
porque se dio cuenta de que, después de haber dedicado la mayor parte de su
tiempo y su inteligencia a ser programador, se había acostumbrado a depender
del dinero para solucionar las dificultades de la vida. Sus dudas tenían que ver
con el mantenimiento de la casa y el coche si no tenía dinero suficiente para
pagar un pequeño ejército de mecánicos, fontaneros, techadores y fumigadores.
Para vencer el temor, decidió convertirse en un experto conocedor sobre la
forma de mantener la casa y el coche, colaborando como aprendiz con algunos
expertos y leyendo todo lo que encontró en la biblioteca. Transformar los
temores en desafíos es la síntesis de la forma de pensar con IF.

Ted y Martha Pasternak desarrollaron una estrategia distinta para sus


temores, que tuvo especial importancia para ellos porque su hijo Willie y su IF
llegaron casi al mismo tiempo. Aunque no tenían intención de que Willie se
convirtiera en un niño estadounidense medio de 100 000 dólares (12500000
pesetas), sabían que sus dieciocho años de trabajar como padres a tiempo
completo les depararían muchas sorpresas financieras, de modo que
elaboraron lo que ellos llamaron un gráfico vital para los tres. Para cada año
desde ese momento hasta que cumplieran los ochenta y cinco años se
preguntaron qué necesidades o deseos podrían aparecer. Incluyeron todos los
gastos normales para educar a un niño sano, sin mimarle en exceso, como
aparatos de ortodoncia, profesores particulares, campamentos de verano y el
primer coche, y calcularon lo que podría costar cada cosa. A continuación
compraron un instrumento de inversión llamado certificado de depósito de
cupón cero (es decir, bonos del Tesoro sin intereses, que se compran con
grandes descuentos pero que se devuelven al valor nominal, muy adecuados
sobre todo para cubrir necesidades futuras de efectivo) con distintos bonos que
vencían en cada uno de los años en los cuales Willie necesitaría algo más caro.
Y si Willie no precisaba ortodoncia o decidía no ir al campamento de verano,
podían reinvertir ese dinero en bonos del Tesoro. También previeron sus
propias necesidades razonables, como vivienda, atención sanitaria, educación y
viajes, y calcularon cómo podrían moverse con tranquilidad con una
combinación de colchón y reserva secreta. Incluso se plantearon el temor de
que esto no funcionara, teniendo en cuenta que siempre podrían volver al
empleo remunerado durante algún tiempo si tuvieran que solucionar cualquier
cambio imprevisto en su estilo de vida. Después de analizar todos sus temores y
de prever los fondos necesarios para resolverlos, en la actualidad están muy
tranquilos y además tienen proyectada una vida feliz y satisfactoria para los
tres, donde hasta los habituales reveses de la fortuna forman parte de la
aventura de vivir. Ya se han embarcado en el futuro y han abandonado los
temores y misterios que con tanta frecuencia mantienen a los demás aferrados a
su trabajo.

Su colchón les ayudará a manejar sus preocupaciones, tanto porque les


demuestra que carecen de fundamento como porque les brinda el efectivo
necesario para resolverlas. Y además está la reserva secreta, que sigue
ampliando el colchón e incluso incrementa el capital que tiene para invertir en
bonos.
¿QUÉ ES LA RESERVA SECRETA? Y ¿DE
DÓNDE PROCEDE?
Ahora que la ha conseguido, ¿qué piensa hacer con ella? 338
En tiempos de los pioneros, una reserva secreta era un hoyo en la tierra
donde los viajeros enterraban las provisiones que resultaban demasiado pesadas
para transportarlas, de forma que podían recuperarlas más tarde. En su programa
IF, la reserva secreta es una reserva de dinero extra (aparte del capital y del
colchón) que se acumula para usar más adelante. Los fondos que pasan a en-
grosar la reserva secreta proceden de diversas fuentes:
f. En el cuarto paso uno se pregunta: «¿De qué forma cambiarían estos gastos
si no tuviera que trabajar para vivir?»
La mayoría de las personas que elige la plena independencia financiera
(jubilación anticipada) a fin de trabajar para hacer realidad sus sueños ve que sus
gastos se reducen de modo significativo cuando abandonan el empleo
remunerado: ya no se desplazan cada día para ir a trabajar, no gastan tanto en
vestirse ni comen en restaurantes... De modo que como el punto de equilibrio
depende del total de gastos mientras tienen un empleo remunerado, cuando
alcanzan la independencia financiera, empiezan a acumular un ingreso extra. En
esto consiste el y un poco más al que nos hemos referido en la definición de IF
cuando hablábamos de tener lo suficiente y un poco más.
2. Continuar con los pasos después de la IF es algo natural; su experiencia
de la integridad financiera y la inteligencia financiera está tan arraigada y resulta
tan satisfactoria que no quiere detenerse. En realidad, incluso puede que aumente
su entusiasmo porque, una vez alcanzada la IF, ya sabe que los principios funcio-
nan. De modo que, entre los patrones de conciencia que ya están arraigados, la
apreciación intelectual de la lógica evidente de los pasos y la experiencia de ver
lo satisfactoria que resulta la vida cuando se tiene suficiente, puede que descubra
que incluso gasta menos, aunque los ingresos se mantengan al mismo nivel, con
lo cual aumenta su reserva secreta. He aquí lo que opina al respecto Wanda
Fullner, una PIF que también es asesora financiera:

En los quince años que llevo como asesora financiera, y teniendo en cuenta
que los ingresos mensuales de muchos de mis clientes no superan los 1000
dólares (125 000 pesetas), no me he encontrado jamás con ninguna excepción a
la regla de que si somos conscientes de los gastos, los orientamos deforma que
coincidan con nuestro valores y tenemos un plan de ahorro adecuado, las oportunidades
para que el capital crezca proliferan más allá de las expectativas.

3. A medida que pasa el tiempo, uno se da cuenta de lo sabias que han sido
las decisiones que ha tomado en el sexto paso: los artículos adquiridos después
de cuidadosos análisis no se estropean; su capacidad para mantener sus bienes
materiales ha mejorado enormemente, y no hace falta reemplazarlos con tanta
frecuencia como antes; ya no se deja tentar por las últimas novedades ni las
mejoras más recientes; su universo material ocupa el lugar que le corresponde.
Sin embargo, como el coste original de estas adquisiciones ha inflado sus gastos
mensuales antes de llegar al punto de equilibrio, ahora descubre que gasta
menos de lo que gana cada mes. Más reserva secreta.
4. El total de gastos mensuales incluía impuestos nacionales, autonómicos y
municipales correspondientes a unos ingresos considerables que incluían cifras
bastante elevadas que iban a parar a sus inversiones en IF. Después de la IF, el
total de ingresos mensuales apenas supera el total de gastos y ahora paga mucho
menos de impuestos. Más reserva secreta. Incluso bastantes PIF ya no tienen que
preocuparse por pagar sus impuestos, porque han comprobado que pueden vivir
perfectamente con unos ingresos inferiores al mínimo imponible. Esta situación
resulta muy gratificante, tanto para los que no están de acuerdo con el uso al cual
se destinan sus contribuciones, como para los que disfrutan dando la espalda al
Estado.
5. Otra fuente de reserva secreta son los ingresos incidentales, que podrían
incluir desde una herencia inesperada hasta que Hacienda le notifique que ha
habido un error en una declaración de impuestos de hace dos años y le haga una
devolución.
6. También se puede incrementar la reserva secreta como consecuencia de
un empleo remunerado. Algunos PIF comprueban que, como consecuencia del
nuevo sentido que han dado a su vida, a veces les conviene emplearse durante un
tiempo a fin de aprender algo nuevo. Para otros, unos ingresos extra les brindan
una mayor seguridad, aparte de proporcionarles los fondos necesarios para
financiarAhora que la ha
sus nuevos conseguido, ¿qué piensa hacer con ella? 339
sueños.

Wanda Fullner sabe que sus ingresos IF van a ser más que suficientes
cuando inicie la siguiente fase de su vida, pero de momento los ingresos extra
que recibe prestando servicios financieros en los que sólo cobra honorarios le
permiten pagar los estudios universitarios de su hija.

Marcia Meyer utiliza los ingresos que percibe por los trabajos temporales
que realiza de vez en cuando para aumentar su reserva secreta a fin de viajar
cuando le apetezca, como ha hecho hace poco, cuando enfermó un familiar que
vivía a más 3 000 kilómetros de distancia.
Cómo librarse de la reserva secreta
Su objetivo primordial en el camino hacia la IF es conseguir una reserva en
forma de tiempo y energía... además de utilizar ese tiempo y esa energía de la
forma que le resulte más satisfactoria. Pero es muy posible que esa reserva llegue
a sus manos también en forma de dinero. Para el lector que se encuentra por
primera vez con las ideas que se exponen en el libro, o que hace pocos meses que
aplica los distintos pasos, puede que el concepto de tener dinero extra le resulte
el colmo de lo absurdo.
El dinero que se acumula en su reserva después de la IF y que, por
definición, no le hace falta para cubrir sus gastos cotidianos, tiene una función
importante en el plan general de inversiones de IF. Como al lograr la ÍF uno
rompe el nexo entre ingresos y opciones de estilo de vida (es decir, que el hecho
de tener dinero no significa que tenga que gastarlo), este fondo de reserva no
constituye una tentación.
En primer lugar, esta reserva puede cumplir una función psicológica al
demostrarle que tiene lo suficiente y, con el tiempo, un poco más, con lo cual
desaparecen las dudas que le quedan.
En el caso improbable de que, en alguna de sus categorías de gastos, la
inflación creciese por encima de su creciente capacidad y su conciencia para
utilizar los recursos con inteligencia, el fondo de reserva le permite superar el
inconveniente.
Con este fondo se reemplazan los artículos de mayor envergadura que
necesita para seguir llevando el estilo de vida que ha elegido cuando finalmente
se estropean, como el coche, la bicicleta o las coronas de los molares.
Los proyectos y causas en las que participa a veces precisan una inyección
de capital para cumplir un objetivo específico; en esos casos, usted puede
proporcionar ese capital sin perjudicar su capacidad para brindar su aporte más
valioso: su propia energía vital. Esta reserva le permite también manifestar su
generosidad con sus familiares y amigos. Amy Dacyczyn, la directora de The
Tightwad Gazette, explica la importancia que ha tenido esta generosidad para
ella:

Sin embargo, no gasto poco. Llamo a mi abuela a larga distancia y


le dejo hablar todo lo que quiera, sin preocuparme por la factura del
teléfono, porque sé que sólo la tendré durante un tiempo limitado.
También hacemos donativos a la iglesia y a otras causas que se lo
merecen. Si uno administra sus recursos para disponer de un excedente,
se puede permitir ser generoso. Y esto forma parte de lo que le falta a
nuestra cultura últimamente: estamos tan ocupados con el trabajo (para
que al final nada nos alcance, ni el tiempo ni el dinero) que no
trabajamos como voluntarios ni damos lo suficiente.

Si reinvierte estos fondos en los mismos instrumentos donde ha puesto el


capital de la IF, podrá obtener un fondo de ayuda informal. Puede entregar los
ingresos que obtiene de esas inversiones a las causas y proyectos que despierten
su interés.
(A propósito, los fondos de reserva de los autores han servido para crear y
mantener la New Road Map Foundation durante los primeros años. Aunque
disponíamos y todavía disponemos de más que suficiente para nosotros mismos,
este servicio daba origen a gastos de impresión, franqueo y transporte que, en un
principio, se cubrían con nuestras reservas.)
Ahora queque
Es posible la ha el
conseguido,
trabajo ¿qué
quepiensa
hagahacer de340la IF le presente
con ella?
después
oportunidades interesantes en otras partes del mundo (como en el caso de Sally
Morris, que deseaba establecer una clínica en África) y tendrá que pagarse el
billete hasta allí. Sin embargo, fíjese en que no hemos mencionado ningún gasto
absurdo como podrían ser dos semanas de vacaciones en el Caribe. No hay nada
que lo prohiba en el programa IF, pero la mayoría de los PIF que conocemos
encuentra su vida tan satisfactoria que irse de vacaciones les parece una tontería,
a menos que tenga alguna relación con el servicio que prestan. De esta manera,
Evy McDonald realizó el viaje a Europa que siempre había soñado, con todos los
gastos pagados.

Los planes de Evy McDonald dieron un giro radical cuando su enfermedad


terminal remitió. Como le quedaba mucha vida por delante, se dedicó a diversos
proyectos, uno de los cuales era buscar la manera de compartir con la
comunidad médica todo lo que había descubierto en relación con la salud. Por
lo único que sentía un poco de nostalgia de su vida anterior era por los viajes.
Como profesional de éxito le encantaba subirse a un avión para ir a pasar un fin
de semana con amigos o para cambiar de clima. No obstante, lo que nunca
había hecho era viajar a Europa y ya había perdido las esperanzas, pensando
que jamás podría reunir la reserva suficiente para darse semejante lujo, Pero
además, sus valores cambiaron de tal manera que ni siquiera justificarían el
tipo de viaje apresurado por todo el continente con el que siempre había soñado,
de modo que renunció a su fantasía y siguió viviendo su realidad. Varios años
después, recibió una carta de los organizadores de una conferencia médica
internacional que estaban tratando de darle un talante valiente e innovador, y
pensaban que su historia crearía el impacto adecuado. La invitaban a ir a Italia
para hablar en el banquete de clausura, con todos los gastos pagados, desde
luego.
Por medio de los contactos que estableció en esta conferencia, Evy creó
relaciones laborales que al final no sólo la condujeron hacia su proyecto de
investigación sobre la esclerosis lateral amiotrófica sino que siguió recibiendo
invitaciones para dar charlas en el extranjero. Evy dice que su servicio consiste
en trabajar para Dios y comenta con ironía: «No son los sueldos que establece el
sindicato, pero los incentivos son espléndidos.»

Con frecuencia llegan hasta nosotros este tipo de historias con respecto a
personas que han elegido invertir el cien por cien de su tiempo en proyectos
acordes con el propósito que tienen en la vida.

SÍ, PERO ¿Y SI TODOS HICIERAN LO MISMO?

El primero que pronunció esta frase fue un cavernícola de nombre Og cuando


otro cavernícola descubrió el fuego.
También se la dijeron a un agricultor de Mesopotamia cuando le comunicó a
su esposa que quería irse a algo que llamaban la ciudad.
Parece una reacción natural del animal humano que, cuando se le propone un
cambio, lo primero que se le ocurre es pensar en inconvenientes, aspectos
negativos, «sí, pero...», «y si...».
La cultura y la economía estadounidenses han pasado por muchos cambios a
lo largo de sus quinientos años de historia, cambios en aspectos fundamentales,
modas y caprichos pasajeros. Hemos pasado por la agricultura, el mercantilismo,
la industrialización, la tecnología, la información y los servicios. Ha habido una
expansión hacia el Oeste, los años veinte y la gran depresión, el Ford T, la moda
de los coches antiguos, la furgoneta Volskwagen, el Honda Civic. Las faldas
cortas, las largas, las minifaldas, las faldas se- milargas y las faldas hasta el
suelo. La generación del amor, la dei yo, la del nosotros...
Si los cambios económicos responden a los ciclos del capitalismo, o si no son
más que fruto del azar, no tiene mayor importancia en este libro. Lo importante
es recordar que habrá cambios. Y si bien es cierto que ninguna tendencia aparece
en un instante, no cabe duda de que vamos a ver cambios de sentido. A
continuación mencionamos algunos de los cambios posibles.
Ahora que la ha conseguido, ¿qué piensa hacer con ella? 341
♦ A medida que aumente el número de personas que opten por un estilo de
vida más frugal, se irán retirando antes del mercado laboral y dejarán
vacantes más puestos de trabajo. (Ya hay muchas empresas que favorecen
la jubilación anticipada con incentivos interesantes.) Se podría evitar el
problema del creciente desempleo si tuviéramos empleo en serie, es decir,
si constantemente se crearan nuevos puestos de conductores de autobuses,
recolectores de residuos, maestros, vendedores e ingenieros a medida que
más personas logran la independencia financiera. Y no sólo eso, sino que
disminuiría la presión sobre el planeta al serenarse la demanda de pleno
empleo y el consumo incesante.
♦ A medida que los individuos desarrollen un mayor sentido de propósito
con respecto a sus empleos (según lo indicado en el capítulo 7), aumentará
la productividad, se recuperará la integridad en el lugar de trabajo y
disminuirán las pérdidas producidas por el absentismo, la corrupción y la
indiferencia de los trabajadores. El resultado serán productos mejores y
más baratos.
♦ Con la desaparición del mito del desarrollo, las ciudades serán más
habitables y habrá cuantiosos ahorros al no hacer ya falta un gobierno de
crisis para todo, desde la recolección de residuos hasta los atascos en las
autopistas, y desde la contaminación ambiental hasta la falta de agua.
♦ Seguirá en aumento el número de voluntarios: personas que trabajan en lo
que creen, lo cual les brinda un profundo sentido de la colaboración, sin
connotaciones económicas. Es muy posible que sean los voluntarios, en
lugar de los expertos, quienes nos ayuden a superar las dificultades que
estamos encontrando como especie, los desafíos sociales, políti- eos y
medioambientales de las últimas décadas del segundo milenio. Harán falta
grandes cantidades de energía y creatividad humanas para dar el siguiente
paso en nuestra evolución sin caer en el estancamiento ni explotar a causa
de las enormes tensiones no resueltas. Los genios creativos que hacen falta
para esta transformación se pueden liberar de matarse trabajando, ya sea
trabajando por períodos limitados hasta lograr la independencia
financiera, o poniendo en práctica otras opciones prudentes para entrar en
terrenos financieros más sólidos.
♦ Perderá impulso el frenesí consumista alimentado por la publicidad y el
crédito fácil durante un cuarto de siglo. Como hemos señalado varias
veces a lo largo del libro, nuestro consumo está íntimamente relacionado
con los problemas medioambientales, ecológicos, sanitarios, sociales y
políticos que afectan a nuestro planeta. A medida que aumente el número
de personas que avanzan hacia un estilo de vida más sostenible y hacia un
uso más consciente y satisfactorio de su energía vital, la reducción del
impacto sobre el planeta producirá dividendos incalculables.

Conclusión: está en vías de recuperar el poder que ha entregado al dinero y a


los expertos en dinero. Está en condiciones de convertirse en un administrador de
su energía vital consciente, amable y experto conocedor. Esperamos que aplique
estos pasos a sus propias finanzas y que aplique su energía vital a los desafíos que
afectan a nuestra especie y a nuestro planeta. Le deseamos mucho éxito.

RESUMEN DEL NOVENO PASO

Llegar a ser un experto conocedor de las inversiones rentables a largo plazo y


administrar sus finanzas a fin de obtener ingresos seguros, constantes y
suficientes durante el resto de su vida.
EPILOGO

NUEVE PASOS MÁGICOS PARA


CREAR UN NUEVO PLANO

No hay ningún atajo más directo. Todo este libro, con los nueve pasos, es el
mejor atajo. Resumimos a continuación los pasos para revisarlos y para que
sirvan de referencia y recordatorio. En los capítulos correspondientes encontrará
el contexto y los detalles imprescindibles.
Los pasos son prácticas sencillas y de sentido común.
Es absolutamente necesario seguir diligentemente todos los pasos, porque
cada uno de ellos se levanta sobre el anterior, produciendo la «magia» de la
sinergia: del todo que es más que la suma de las partes. Es posible que no se dé
cuenta hasta que no haya seguido los pasos durante varios meses.
La aplicación consciente de todos los pasos transforma automáticamente sus
finanzas en un todo integrado por ser éste un método global.

El primer paso: Haga las paces con el pasado

A: Cuánto dinero ha ganado en su vida. Averigüe a cuánto ascienden sus


ingresos, sumando el total de sus ingresos íntegros, desde la primera peseta
que ganó en su vida hasta el último sueldo que ha cobrado.
CÓMO:
♦ Seguridad Social: solicitar un «certificado de ingresos».
♦ Copias de las declaraciones de renta.
♦ Talonarios de cheques; certificados de las empresas.

PARA QUÉ:
♦ Para tener una idea clara de su capacidad para hacer que el dinero entre en
su vida.
♦ Para eliminar imprecisiones y falsas expectativas en este sentido.
♦ Para inspirarle confianza y ayudarle a establecer sus objetivos.
♦ Porque ésta es una costumbre básica y fundamental para cualquier
empresa... y usted es una empresa.

B: Qué ha obtenido a cambio. Para averiguar cuál es su patrimonio neto, elabore


un balance personal de su activo
y su pasivo: todo lo que posee más todo lo que debe.

CÓMO:
♦ Haga una lista de todos sus bienes a su valor actual de mercado.
♦ Haga una lista de todo lo que debe.
♦ Reste su pasivo de su activo para conocer su patrimonio neto.

POR QUÉ:
♦ Porque nunca sabrá cuánto es suficiente para usted si no sabe lo que tiene.
A lo mejor descubre que posee una gran cantidad de bienes materiales
que no le producen satisfacción y puede que quiera convertirlos en
efectivo.
♦ Porque ésta es una costumbre básica y fundamental para cualquier
empresa... y usted es una empresa.
El segundo paso: Situarse en el presente — El control de la energía vital

A: ¿A qué precio está canjeando su energía vital? Averigüe


los costes reales, en tiempo y en dinero, necesarios paraEpílogo 343
mantener su trabajo y calcule lo que gana realmente por
hora.

CÓMO:
♦ Reste de sus ingresos brutos semanales los costes de transporte y ropa para
trabajar; el coste adicional de comer fuera de casa; las cantidades que
gasta en descompresión, recreo, evadirse y alejarse del estrés del trabajo;
las enfermedades relacionadas con el trabajo, y todos los demás gastos
relacionados con el mantenimiento de su puesto de trabajo.
♦ Sume a su semana laboral las horas que tarda en prepararse para ir a
trabajar, en desplazamientos, descompresión, recreo, evasión, alejarse y
hacer compras para sentirse mejor porque odia el trabajo, y todo el resto
del tiempo que dedica al mantenimiento de su puesto de trabajo.
♦ Divida la cifra semanal en pesetas obtenida de la resta por la cantidad de
horas semanales que le ha dado la suma; esto es lo que cobra realmente
por hora.
♦ Los individuos que tienen ingresos irregulares pueden aplicar su
creatividad calculando medias mensuales, una semana media, o lo que les
resulte más efectivo.

POR QUÉ:
♦ Porque ésta es una costumbre básica y fundamental para cualquier
empresa... y usted es una empresa.
♦ Porque se trata del negocio de vender su recurso más precioso: su energía
vital. Le conviene averiguar a qué precio la vende.
♦ Porque la cifra que resulta de este paso —lo que gana realmente por
hora— se convierte en un ingrediente fundamental para transformar su
relación con el dinero.

B: Controle cada peseta que entra o sale de su vida

CÓMO:
♦ Invente un sistema de registro que le resulte práctico (por ejemplo, una
agenda de bolsillo). Apunte meticulosamente todos los gastos diarios.
Apunte también todos sus ingresos.
POR QUÉ:
♦ Porque ésta es una costumbre básica y fundamental para cualquier
empresa... y usted es una empresa.
♦ Porque se trata del negocio de canjear su recurso más precioso: su energía
vital. Gracias a este registro, podrá conocer en detalle lo que recibe a
cambio.

El tercer paso: ¿Adonde va a parar todo eso? (La tabla mensual)

♦ Todos los meses confeccione una tabla con todos sus ingresos y todos sus
gastos, dividida en categorías que respondan a su propio patrón exclusivo de
gastos.
♦ Haga un balance de sus ingresos y sus gastos mensuales.
♦ Convierta las «pesetas» que ha gastado en cada categoría en «horas de
energía vital», partiendo de lo que gana realmente por hora según los cálculos
del segundo paso.

CÓMO:
♦ Mediante sencillas operaciones aritméticas. Sólo precisa una sencilla
calculadora manual si ha olvidado cómo se suma y se resta a mano. Un
programa informático de contabilidad sólo le será de utilidad si ya sabe
utilizarlo.

POR QUÉ:
♦ Porque ésta es una costumbre básica y fundamental para cualquier
empresa... y usted es una empresa.
♦ Porque
344 Epílogo se trata del negocio de canjear su recurso más precioso: su energía
vital. La tabla mensual le ayuda a trazar un retrato exacto de la manera en
que vive realmente.
♦ Porque esta tabla mensual le sirve de base para el resto del programa.
El cuarto paso: Tres preguntas que le van a cambiar la vida

En la tabla mensual, formúlese estas tres preguntas en relación con los totales
de cada una de sus categorías expresados en horas de energía vital y anote sus
respuestas:
1. ¿He recibido satisfacciones, recompensas y valores proporcionales a la
energía vital que he gastado?
2. Este gasto de energía vital, ¿concuerda con mis valores y el propósito que
tengo en la vida?
3. ¿De qué forma cambiarían estos gastos si no tuviera que trabajar para
vivir?
Debajo de cada categoría, ponga alguna de las siguientes marcas:
- Un signo menos (o una flecha hacia abajo) si no ha recibido satisfacciones
proporcionales a la cantidad de horas de energía vital que ha dedicado a la
adquisición de los bienes y servicios de esa categoría, o si ese gasto no concuerda
con sus valores y su propósito, o si le parece que los gastos de esa categoría
disminuirán cuando alcance la independencia financiera.
+ Un signo más (o una flecha hacia arriba) si piensa que al aumentar este
gasto se incrementaría también su satisfacción, habría una mayor coherencia
personal, o que el gasto aumentará cuando logre la independencia financiera.
0 Un cero si considera que la categoría está bien así como está.

CÓMO:
♦ Con total sinceridad.

POR QUÉ:
♦ Porque éste es el núcleo central del programa.
♦ Porque estas preguntas aclaran e integran sus ingresos, sus gastos, sus
valores, su propósito en la vida, su sensación de satisfacción y su
integridad.
♦ Porque le ayudará a descubrir cuánto es suficiente para usted.
El quinto paso: Haga visible la energía vital

Confeccione una gráfica grande donde figuren el total de ingresos mensuales


y el total de gastos mensuales que aparecen en la tabla mensual. Colóquela en
algún sitio donde la vea todos los días.

CÓMO:
♦ Consiga una hoja grande de papel milimetrado (puede ser una hoja de 45
x 55 cm, o de 60 x 90 cm, aproximadamente, que tenga 10 cuadrados por
centímetro). Elija una escala que le deje espacio suficiente por encima del
máximo de gastos o de ingresos mensuales previstos. Use líneas de dis-
tintos colores para marcar los gastos y los ingresos mensuales.

PARA QUÉ:
♦ Para conocer la tendencia de su situación financiera y darle la sensación
de que avanza con el tiempo, y para hacer evidente la transformación de
su relación con el dinero.
♦ Verá que la línea de los gastos baja a medida que la satisfacción sube,
como consecuencia de la reducción «instintiva», automática, de los
gastos en aquellas categorías que antes tenían un signo menos.
♦ Esta gráfica se convierte en la imagen de su avance hacia la plena
independencia financiera, y le servirá durante el resto del programa. Le
sirve de inspiración, estímulo, apoyo y como suave reprimenda.

El sexto paso: Valore su energía vital


gastando lo menos posible
Si aprende a usar su energía vital (dinero) con inteligencia, tendrá menos
gastos y más ahorros. De este modo obtendrá mayor satisfacción, integridad y
coherencia en la vida. Epílogo 345
CÓMO:
♦ Todos los meses, formúlese las tres preguntas del cuarto paso.
♦ Aprenda a definir sus verdaderas necesidades. Epílogo 346
♦ Tome conciencia de sus gastos.
♦ Domine las técnicas de gastar con sabiduría. Valor comparativo, calidad y
durabilidad.

POR QUÉ:
♦ Porque está gastando su bien más preciado: su energía vital. Sólo le queda
una cantidad limitada.
♦ Porque está consumiendo los preciosos recursos del planeta. Lo que
queda es una cantidad limitada.
♦ Porque no puede pretender que sus hijos —ni el gobierno— sepan lo que
vale el dinero, si usted no se lo enseña.
♦ Porque la «calidad de vida» suele bajar a medida que sube el «nivel de
vida». La curva de la satisfacción tiene un punto máximo; después de
alcanzarlo, gastar más produce menos satisfacción.

El séptimo paso: Valore su energía vital elevando


al máximo sus ingresos

Respete la energía vital que invierte en el empleo. El dinero no es más que lo


que recibe a cambio de su energía vital. Canjéelo teniendo en cuenta su propósito
y su integridad por los ingresos más elevados que pueda.

CÓMO:
♦ Pregúntese si se gana la vida o se mata trabajando.
♦ Examine la finalidad que le impulsa a tener un empleo remunerado.
♦ Separe el trabajo del sueldo a fin de abrir opciones nuevas para
incrementar sus ingresos.

POR QUÉ:
♦ Porque sólo le quedan una cantidad X de horas de vida. Decida cómo
quiere utilizarlas.
♦ Romper el vínculo automático entre lo que es y lo que hace para «ganarse
la vida» le dejará en libertad para elegir opciones más satisfactorias.

El octavo paso: El capital y el punto de equilibrio


Todos los meses aplique la siguiente ecuación al capital total acumulado y
anote los ingresos mensuales de su independencia como una línea aparte en la
gráf ica:
capital Xlipo de interés actual a largoj>lazo = ¡ngresos mensuales derivados 12 meses de
inversiones

CÓMO:
♦ Averigüe cuál es el tipo de interés a largo plazo consultando el interés de
los bonos del Tesoro a treinta años en la tabla de bonos del Tesoro que se
publica en The Wall Street Journal o en los periódicos de cualquier
ciudad importante. Cuando lleve unos cuantos meses siguiendo el
programa, la línea del total de gastos mensuales habrá establecido otro
patrón menor en zigzag a un nivel muy inferior al del comienzo. Trace
una línea suave a lápiz para proyectar en el futuro la línea del total de
gastos mensuales de la gráfica.
♦ Cuando lleve unos cuantos meses siguiendo el programa, la línea de sus
ingresos mensuales derivados de inversiones habrá empezado a subir
desde el borde inferior de la gráfica. (Si ha invertido el dinero según se
indica en el noveno paso, la línea formará una curva ascendente, como
consecuencia de la magia del interés compuesto.) Trace una línea suave a
lápiz para proyectar hacia el futuro la curva de sus ingresos mensuales
derivados de inversiones. En algún momento futuro, se cruzará con la
línea del total de gastos mensuales. Esto es lo que llamamos el punto de
equilibrio.
♦ La inspiración y el ímpetu irán en aumento cuando se dé cuenta de que
sólo tiene que trabajar para ganar dinero durante un período limitado.

POR QUÉ: Epílogo 347


♦ Porque al llegar al punto de equilibrio habrá conseguido la independencia
financiera. Los ingresos mensuales proce-
dentes del capital invertido se habrán equiparado con los gastos reales por
mes.
♦ Porque tendrá lo suficiente.
♦ Porque ahora tiene muchas oportunidades.
♦ ¡Celébrelo!

El noveno paso; El manejo de sus finanzas

El último paso hacia la independencia financiera: llegue a ser un experto


conocedor de las inversiones rentables a largo plazo. Invierta su capital de una
manera que le proporcione unos ingresos seguros y suficientes para satisfacer sus
necesidades básicas durante el resto de su vida.

CÓMO:
♦ Capacítese para decidir por usted mismo acerca de sus propias
inversiones, centrándose en los valores no especulativos más seguros, a
largo plazo, de ingresos fijos, como los bonos del Tesoro y los de otros
organismos públicos de su país. Razonando con claridad y con mayor
conciencia, olvide el temor irracional a la inflación.
♦ Reduzca los elevados gastos, aranceles y comisiones de los intermediarios
y los «productos» de inversión que tanto se comercializan.
♦ Confeccione su plan financiero sobre la base de los tres pilares: El capital:
el núcleo rentable de su independencia financiera.
El colchón: suficiente dinero en efectivo que genere intereses bancarios
para cubrir seis meses de gastos. La reserva secreta: los excedentes de los
fondos derivados de la práctica constante de los nueve pasos. Pueden
servir para financiar su trabajo voluntario, o se pueden reinvertir para
obtener un fondo de reserva que le sirva para reemplazar algún objeto que
sea más caro, o para compensar las consecuencias ocasionales de la
inflación, para regalar, etcétera.

POR QUÉ:
♦ Porque la vida no se reduce a «de nueve a cinco»
h
BIBLIOGRAFÍA

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Wilson, Marlene: You Can Make a Difference, Boulder, CO, Volunteer Management
Associates, 1990.
hfci

NOTAS

PRÓLOGO. ¿Para qué sirve leer este libro?

16 desde la década del cincuenta: «Personal Bankruptcies — the Big Leap» (gráfico),
Wall Street Journal, 18 de junio de 1991.
16 por debajo del percentil 40: Kelley Holland, «Two Studies See Consu- mer Savings
Rate Staying Slim», Seattle Post-lntelligencer, 13 de agosto de 1991.
16 el 19% en 1990: Oficina del Censo de Estados Unidos, Statistical Abstract Notas
of the United
351
States: 1991 ( I I I a edición), Washington D.C., 1991, pág. 462.
16 ganar más dinero: Carol Hymowitz, «Trading Fat Paychecks for Free Time», Wall
Street Journal, 5 de agosto de 1991.
16 Victoria Felton-Collins: Rebecca Teagarden: «The Last Taboo: Couples Must Learn
to Talk about Money», Seattle Post-lntelligencer, 17 de febrero de 1990.
16 con respecto a 1970: The World Almanac and Book of Facts 1991 (Nueva York, Pharos
Books, 1991), pág. 839.
16 individuo medio de cincuenta años ascienden a 2300 dólares: anuncio de Merrill Lynch,
Wall Street Journal, 18 de septiembre de 1990.
16 tiempo libre por semana: «Are We All Working Too Hard?», Wall Street Journal, 4 de
enero de 1990.
16 la competencia profesional: George Leonard, «An Avalanche of the Spirit»,
conferencia pronunciada en la asamblea anual de la Asociación de Psicología
Humanística, el 17 de agosto de 1989.
CAPÍTULO 1. LA TRAMPA DEL DINERO: EL VIEJO PLANO DEL
DINERO

36 el ubicuo «estrés»: Douglas LaBier, Modern Madness (Reading, MA, Ad-


dison-Wesley Publishing Co„ 1986), según se publica en Cindy Skrzycki: «Is
There Life After Success?», Washington Post Weekly, 31 de julio - 6 de agosto de
t989.
36 hace cinco años: «Shoppers Are a Dwindling Species», Business Week, 26 de
noviembre de 1990.
36 entre los 25 y los 45 años: Opinión Research Corporation. 1984; citado en La Bier,
op. cit., pág. 13.
37 4,5% en 1990: «Incomes Jump in U.S., But Not Enough», Seattle Post- Intelligencer,
30 de enero de 1991.
37 en 1988 incluso llegó al 4,1 %: Mary Ganz y Cari Irving, «Americans Bo- rrow to
Consume, Japanese Pay Cash and Save», Seattle Post-lntelli- gencer, 19 de junio de
1989.
37 8, 6 % : Charles Wolf, Jr., «Our Problem Isn't So Much Borrowing», Wall Street
Journal, 28 de setiembre de 1984.
37 su renta disponible: Marcus W. Brauchli, «U.S. Tells Japanese Thrift Isn't a Virtue If
Imports Are Low», Wall Street Journal, 6 de setiembre de 1989.
37 más que en 1980: Rick Gladstone, «Frugality Is a Key Word for 1991», Seattle
Post-Intelligencer, 24 de diciembre de 1990.
37 desempleados: «Young, Gifted and Jobless», Newsweek, 5 de noviembre de 1990,
pág. 48.
39 sentirse solos: investigación de Roy Kaplan, según se cita en Kathleen Brooks,
«Will a Million Let You Feel Like a Million?», Seattle Times, 9 de octubre de
1985.
43 las fauces del tigre: Robert Ornstein y Paul Ehrlich, New World, New Mind, Nueva
York, Doubleday, 1989.
44 según las encuestas: Paul Wachtel, «The Case Against Growth», New Age Journal,
noviembre-diciembre de 1988, pág. 23.
45 millones de especies: Hermán E. Daly y John B. Cobb, Jr., For the Com- mon Good,
Boston, Beacon Press, 1989, págs. 143-144.
48 impulso, notable: Benjamín Kline Hunnicutt, Work Without End, Fila- delfia, Temple
University Press, 1988, pág. 44.
48 horas de ocio: ibídem, págs. 45-46.
49 una velocidad cada vez mayor: Víctor Lebow en Journal of Retailing, según se cita en
Vanee Packard, The Waste Makers, Nueva York, David McKay, 1960, según el
extracto publicado en Alan Durning, «Asking How Much Is Enough», en Lester
Brown
352 Notas
y otros, State of the World 1991, Nueva York, W.W. Norton & Company,
1991, pág. 153.
50 el titular de un periódico advertía: «Penny Pinching by Consumers May Tarnish
Economy», Seattle Post-lntelligencer, 15 de marzo de 1991.
51 antes de las nueve de la mañana: Durning, op. cit., págs. 162-163.
52 países menos desarrollados: Paul Ehrlich, según se cita en Dianne Du- manoski,
«The People Problem», Boston Globe, 5 de febrero de 1990.
53 una nueva realidad: de Joñas y Jonathan Salk, World Population and Human Valúes: A
New Reality, Nueva York, Harper and Row, 1981, según el extracto publicado en
el folleto The S-Shaped Curve: Emerging Valúes in a New Reality (Beyond War, 222
High Street, Palo Alto, CA 94301, págs. 38-39).

CAPÍTULO 2. EL DINERO YA NO ES LO QUE ERA... Y NUNCA LO HA


SIDO

91 antes de morir: Datos obtenidos del Centro Nacional de Estadísticas Sanitarias de


Estados Unidos, Vital Statistics of the United States, anuario. Impreso por la Oficina
del Censo de Estados Unidos. Statistical Abstract of the United States: 1991 ( I I I a
edición), Washington, D.C., 1991, pág. 74.

CAPÍTULO 3. ¿ADONDE VA A PARAR TODO ESO?

117 tenga suficiente: Bob Schwartz, Diets Don't Work, Galveston, TX, Breakthru
Publishing, 1982, pág. 173.
122 ha sido diseñado: «You and Your Shoes», revista Parade, 15 de julio de 1990,
pág. 6.
123 de su cuerpo: tomado de una fotocopia sin fecha de un artículo publicado en el
diario El País de Madrid: «Nueve españolas afectadas por el síndrome de la
moda.»

CAPÍTULO 4. ¿CUÁNTO ES SUFICIENTE?


¿QUÉ ES ESTAR SATISFECHO?

149 con poco dinero: Amy y Jim Dacyczyn publican un boletín mensual, The Tightwad
Gazette, RR 1, Box 3570, Leeds, ME 04263-9710.
161 nuestra propia misión: Joanna Macy, disertación pronunciada durante la
conferencia «Espíritu de Servicio» en la Fundación Seva de Vancouver,
Columbia Británica, en mayo de 1985.
163 fuera de uno mismo: Viktor E. Frankl, «The Feeling of Meaningless- ness: A
Challenge to Psychotherapy» («La sensación de falta de
sentido: un desafío para la psicoterapia»), American Journal of Psy- choanalysis.
vol. 32, n. 1, 1972, pág. 86.
163 en la vida: Test del sentido de la vida; los derechos pertenecen a Psy- chometric
Affiliates, Box 807, Murfreesboro, TN 37133. Hay que obtener su
autorización para utilizar este test.
165 con sus acciones: Charles Givens, Financial Self Defense, Nueva York, Simón and
Schuster, 1990, pág. 23.
176 cuidaba hasta la última peseta: Robert L. Rose. «For Welfare Parents, Scrimping Is
Legal, but Saving Is Out», Wall Street Journal, 6 de febrero de 1990.
180 ambos al mismo tiempo: Buckminster Fuller, «Livingry: Artifacts for Human
Success», Forum, J. C. Penney Co., Inc., noviembre de 1983, pág. 7.
181 aproximadamente 200 esclavos: Jeremy Rifkin, Entropy, Nueva York, Bantam,
Notas 353
1981, pág. 136. (Trad. al cast., Entropía: hacia el mundo invernadero, Urano,
1990.)
182 estaba de moda: Janice Castro, «The Simple Life», Time, 8 de abril de 1991, pág.
58.
182 símbolo principal de una elevada posición social: Ronald Henkoff, «Is Greed
Dead?», Fortune, 14 de agosto de 1989, pág. 41.
183 egoísmo e irresponsabilidad: Lewis Thomas, «The Iks», Island in Space,
Asociación de las Naciones Unidas de Canadá, 1986, págs. 18-19.

CAPÍTULO 5. COMPRUEBE SUS PROGRESOS

200 cada dólar que ganan: Alfred L. Malabre, Jr., Beyond Our Means, Nueva York,
Random House, 1987, pág. 27. El autor sostiene que, después de la Segunda
Guerra Mundial, en Estados Unidos se solicitan cada vez más préstamos;
recientemente, las compra-ventas a plazos ascendían a casi el 20 % de los
ingresos personales.
201 comprar en efectivo: David Wallechinsky y Irving Wallace, The Peo- pie's
Almanac, Nueva York, Doubleday, 1975, pág. 341.

CAPÍTULO 6. EL SUEÑO AMERICANO...


PERO CON POCOS RECURSOS

212 inflar su yo: Thorstein Veblen, The Theory of the Leisure Class, Nueva York, Modern
Library, 1934, pág. xiv.
212 o a gastar: Carolyn Wesson, autora de Women Who Shop Too Much, Nueva York, St.
Martin's Press, 1990 (Trad. al cast., Mujeres que compran demasiado: cómo
superar la pasión por el consumo, Paidós Ibérica,
1991.), según se cita en Carole Beers, «Talking Shop to Those Who Can't
Stop», Seattle Times, 6 de marzo de 1990.
212 algún centro comercial: «Big Spenders: As a Favored Pastime, Shop- ping
Ranks High with Most Americans», Wall Street Journal, 30 de julioNotas 354
de 1987.
213 Council of Shoppmg Centers: «The Pleasure Dome: Offering More than
Merchandise, Malls Today Are Centers of Community Life», Wall Street
Journal, 13 de mayo de 1988.
213 Estados Unidos: Durning, op. cit., pág. 163.
213 rituales de comunión: Lewis H. Lapham, «An American Feast: You Are What
You Buy», Wall Street Journal, 13 de mayo de 1988.
214 en la situación difícil en que nos encontramos: Malabre, op. cit., pág. 145.
215 se pudiera seguir usando perfectamente: John E. Young, «Reducing Waste,
Saving Materials», en Brown y otros, op. cit., pág. 44.
222 el precio de venta: Jeffrey A. Trachtenberg, «Let's Make a Deal», Wall Street
Journal, 8 de febrero de 1991.
223 comprar enseguida, sin pensar: Nina Darnton, «I Can Get It for You Resale»,
Newsweek, 3 de junio de 1991.
224 gastar esos 100 dólares: Georgette Jasen, «Paying Ofí Credit Card Debt Spells a
Hefty Return», Wall Street Journal, 27 de noviembre de 1989.
224 el privilegio de usarla: David B. Hilder y Peter Pae, «Rivalry Rages Among Big
Credit Cards», Wall Street Journal, 3 de mayo de 1991.
225 poco más de 19 años: «Paying Off Mortgage Early Doesn't Take Much», Seattle
Times, 19 de marzo de 1991.
227 en invierno: Robert Sikorsky, Drive It Forever, Nueva York, McGraw- Hill, 1989,
pág. 71.
230 mejora notable de la productividad: Maryrose Wood, «Phoning It In», Desktop,
vol. III, n. 2, pág. 46.
231 las enfermedades suponen un límite: Norman Cousins, discurso pronunciado en la
Unity Church de Seattle, en 1989.
233 de la actividad cotidiana: Bryant A. Stamford y Porter Shimer, Fitness Without
Exercise, Nueva York, Warner Books, Inc., 1990.
235 obtendrá 1851313 de dólares canadienses: «Financial Security Going Up in
Smoke», Vancouver Sun, 2 de diciembre de 1985.
236 entre otras cosas: Bob Keith, «Eating on a Pack a Day», Living Well (boletín de la
Northwest Health Foundation), verano de 1988, págs. 3-4.
236 mientras conduce: Natalie Angier, «Surprising Fact about Sleep», Reader's Digest,
junio de 1991 (condensado del New York Times del 15 de mayo de 1991), pág.
33.
239 lugar donde vivir: Home Price Comparison Index, Seattle Times, 27 de mayo de
1991.
239 e incluso Tucson, Arizona: «Rent Variations», Parade, 1 de diciembre de 1991, pág.
16.
247 en otras actividades: Daly y Cobb, op. dt., pág. 361.
248 se hacen más rápido: Tightwad Gazette, op. cit. Véanse los números 7, 2
y 1.
249 para ser exactos: World Almanac and Book of Facts 1991, Nueva York, Pharos
Books, 1991, pág. 550 y pág. 389.
256 más de 100000 dólares: «Updated Estimates on the Cost of Raising a Child»,
Family Economic Review, 1987, pág. 30.
257 no se priva de nada: Tightwad Gazette, op. cit., octubre de 1990.
261 una relación de apoyo mutuo: Ernest Callenbach, «The Green Trian- gle», In Context,
n° 26, verano de 1990, pág. 13.
264 calentamiento global: «Nylon Production Named as a Source of Ni- trous Oxide».
Wall Street Journal, 22 de febrero de 1991.
266 de la responsabilidad universal: My Tibet, texto escrito por Su Santidad el 14° 355
Notas Dalai
Lama del Tibet, fotografías e introducción de Galen Ro- well, Berkeley y Los
Ángeles, University of California Press, 1990, pág. 55.

CAPÍTULO 7. POR AMOR O POR DINERO:


VALORACIÓN DE LA ENERGÍA VITAL.
TRABAJO E INGRESOS

269 nuestro egocentrismo innato: E. F. Schumacher, Good Work, Nueva York, Harper and
Row, 1979, págs. 3-4.
269 por hacer algo desagradable: Robert Theobald, Rapids of Change, India- nápolis,
Knowledge Systems, 1987, pág. 66.
270 tipo de muerte: Studs Terkel, Working, Nueva York, Ballantine Books, 1985,
pág. xiii.
270 la manifestación visible del amor: Kahlil Gibran, The Prophet, Nueva York, Alfred
A. Knopf, 1969, pág. 28. (Trad. al cast., El profeta: palabras de sabiduría y luz,
Obelisco, 1994.)
271 horarios actuales de los bancos: Marshall Sahlins, Stone Age Economics, Chicago:
Aldine-Atherton, Inc., 1972, pág. 23. (Trad. al cast., Economía de la Edad de
Piedra, Akal, 1993.)
271 la revolución industrial: «From Joblessness to Liberation» (un artículo sobre
Frithjof Bergmann), Green Light News, vol. I, n. 1, 1984, pág. 19.
271 más de tres horas: John Humphrey Noyes. The History of American Socialista,
Filadelfia, Lippincott, 1870.
271 nos parezca importante: Paramahansa Yogananda, textos inéditos, 1934.
272 durante la depresión: Hunnicutt, op. cit., pág. 311.
272 al progreso económico, ibídem, págs. 313-314.
273 sin empleo: Rick Gladstone, op. cit.
277 si no fuera necesario: Michael Argyle, The Psychology of Happiness,
Nueva York, Methuen and Co., 1987, pág. 50.
277 el porcentaje sería del 48 %: Carol Hymowitz, op. cit.
277 volcada al servicio de los demás: Amy Saltzman, Downshifting, Nueva
York, HarperCollins, 1991, pág. 17.
289 reemplazada por máquinas: Willis Harman y John Hormaun, Creative
Work, Indianápolis, Knowledge Systems, Inc., 1990, págs. 23-24.
293 propósito y sentido: Amy Saltzman, op. cit., pág. 16.
293 para nuestro tiempo libre: ibídem, pág. 200.
294 obligación de mantenerlas: Michael Phillips, The Seven Laws of Money,
Menlo Park, Word Wheel, 1974, pág. 8. (Trad. al cast., Las siete leyes del
dinero, Libros del comienzo, 1995.)
295 procedimientos burocráticos: At the Crossroads, Spokane:
Communications Era Task Forcé, 1983, pág. 22.
296 por unos cacahuetes: Desmond Morris, The Biology of Art, Nueva York,
Alfred A. Knopf, 1962, págs. 158-159.
297 lo que pudo haber sido: Richard Seven, «Getting a Life», Pacific, el do-
minical del Seattle Times, 4 de agosto de 1991, pág. 8.
297 distribución de ingresos: Willis Harman, «Work», en Alberto Villoldo y Ken
Dynchtwald, eds., Millennium: Glimpses into the 21st Century, Los
Ángeles, J. P. Tarcher, Inc., 1981.

CAPÍTULO 8. EL PUNTO DE EQUILIBRIO: EL


TESORO AL FINAL DE LA GRÁFICA
a Dios
328356 Notas
y al Dinero: Mateo 6:24, El Nuevo Testamento, Nueva versión
internacional, Grand Rapids, MI, Zondervan Bible Publishers, 1973.
328 no hay ninguna pega: Randi Rossman, «His Charity Is in the Bag», Santa
Rosa Press Democrat, 9 de setiembre de 1984.
331 en su despacho: Janice Castro, op. cit.
334 mantienen unida la sociedad: Robert L. Payton, Centro de Filantropía,
Universidad de Indiana-Universidad Purdue en Indianápolis, 550 West North
Street, Suite 301, Indianápolis, IN 46202-3162. También discurso
pronunciado en la conferencia de la Universidad Hofstra «Money - Lure, Lore
and Liquidity», del 21 al 23 de noviembre de 1991.
339 recordaba esta experiencia: Alian Luks, «Helper's High», Psychology
Today, octubre de 1988, pág. 42.
339 combatir las infecciones respiratorias: Eileen Rockefeller Growald y Alian Luks,
«The Healing Power of ... Doing Good», American Health, marzo de 1988.
340 que lo ha conseguido: Margaret Mead, citada por Ivan Scheier en su monografía
«Rules from Dreamers». Centre for Creative Community, P. O. Box 2427,
Santa Fe, NM 87504.
340 del sector de los voluntarios: de un discurso pronunciado durante la conferencia
«Choices for the Future» en Windstar, Snowmans, Colorado, en junio de
1986.
producen milagros en medicina: de un discurso pronunciado en un intercambio
informal de opiniones sobre el tema «Hacia dónde se encamina la
investigación sobre la esclerosis lateral amiotrófica», celebrado en San
Francisco del 12 al 13 de julio de 1986.
soluciones (todavía no implementadas): Encyclopedia of World Problems and Human
Potential, 2.a edición, Nueva York, K. G. Saur, 1986.
no sus víctimas: citado en un discurso pronunciado por el Reverendo Alfred F.
Swearingen en una ceremonia para dedicar uno de los sueños de Ivan Scheier:
una Cápsula del tiempo sobre el voluntariado, que se abrirá en el año 2050.

CAPÍTULO 9. AHORA QUE LA HA CONSEGUIDO, ¿QUÉ PIENSA HACER


CON ELLA?

348 fondos de inversión y las acciones: «51 Million Americans Own Stocks, Poli
Finds», Associated Press, Seattle Post-Intelligencer, 22 de mayo de 1991.
349 productos que ellos recomiendan: Karen Slater y Earl C. Gottschalk, Jr.,
«Financial Planners Squabble over Creating Code of Conduct», Wall Street
Journal, 14 de marzo de 1991.
350 tanto como uno mismo: Andrew Tobías, The Only Investment Guide You'll Ever Need,
Nueva York, Harcourt Brace Jovanovich, 1978, pág. 95.
350 sus propios negocios: Andrew Tobías, The Only Other Investment Guide You'll Ever
Need, Nueva York, Simón and Schuster, 1987, pág. 13.
350 de alto rango: Herbert Ringold, How to Lose Money in the Stock Market, Nueva York,
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356 el22 %: oído en un programa diario de la cadena de televisión PBS, titulado
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357 servicio en 1959: Patricia McLaughlin, «Nader May Look Like an Air- bag, but
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359 cartilla de ahorros: Ringold, op. cit,, págs. 76-77.
359 estudio realizado por la Universidad de Minnesota: Business Builetin, Wall Street
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381 ni damos lo suficiente: Amy Dacyczyn en «What Is Enough?», producido por David
Notas 357
Freudberg para Marketplace, en la Radio Pública Estadounidense, el 21 de junio
de 1991.

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