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La bolsa
o la vida
Este libro no podrá ser reproducido, ni total ni parcialmente, sin el previo permiso escrito del editor.
Todos los derechos reservados
Título original: Your Money or Your Life Traducción de Alejandra Devoto
© Vicki Robin y Joe Domínguez, 1992
Publicado de acuerdo con Viking Penguin, división de Penguin Books USA Inc.
Derechos exclusivos de la traducción para todo el mundo, excepto los EE. UU.: © Editorial
Planeta, S. A., 1997
Córcega, 273-279, 08008 Barcelona (España) Diseño cubierta: Marc
Panero y Mónica Caparros Ilustración cubierta: Franc Aleu Primera
edición: enero de 1997 Segunda edición: abril de 1997 Tercera edición:
mayo de 1997 Depósito Legal: B. 24.815-1997 ISBN 84-08-01945-7
Composición: Víctor Igual, S. L. Impresión: Liberduplex, S. L.
Encuademación: Serveis Gráfics 106, S. L. Printed in Spain - Impreso en
España
ÍNDICE
Agradecimientos 9
Advertencia ai lector 11
Bibliografía 395
Notas 399
Dedicamos este libro a todos aquellos
que contribuyen activamente a dejar nuestro planeta
8 Indice
Actualmente hay muchos libros que tratan el tema del dinero: libros
sobre la filosofía del dinero, la psicología del dinero, la contabilidad y el
presupuesto doméstico, cómo ganarlo, cómo ahorrarlo, cómo invertir lo que
gana y ahorra, cómo afecta al medio ambiente la forma en que lo gasta, cómo
hacerse millonarios, cómo declararse en quiebra, cómo jubilarse...
Estos libros tienen un elemento en común: todos suponen que su vida
financiera es independiente del resto de su vida. En cambio, este libro vuelve
a reunir todos los aspectos, ya que trata de integración, y hace un análisis
holístico de la vida. Le devuelve a los aspectos fundamentales: los
fundamentos de convertir su manera de gastar (y, si es posible, de ahorrar) en
un reflejo de los valores y propósitos que tiene en la vida. Se refiere a la más
fundamental de las libertades: la de pensar por uno mismo.
Este libro tiene por objeto transformar su relación con el dinero, que no
comprende sólo lo que gana, lo que gasta, lo que debe y lo que ahorra, sino
que incluye también el tiempo que ocupan estas funciones en su vida.
Asimismo, su relación con el dinero se refleja en la satisfacción que le
producen sus vínculos familiares, comunitarios y planetarios.
Toda transformación implica un cambio fundamental en la naturaleza o
función de algo. Cuando haya cambiado la naturaleza y la función de su
interacción con el dinero, después de seguir los pasos que se indican en este
libro, se transformará su relación con el dinero y alcanzará nuevos grados de
comodidad, eficacia y conciencia con respecto a la cuestión monetaria. Y
esto no es más que el comienzo de las posibilidades que se le abren si se deja
guiar por el nuevo plano del dinero.
EL VIEJO PLANO
invisibles que limitan nuestra capacidad para pensar de otra manera, como
queda demostrado en la siguiente historia:
Érase una vez una rata. Era una rata común y corriente, con una
inteligencia común y corriente, muy aficionada al queso y dotada de
buen olfato.
Un día inundaba el aire el olor de un buen queso. La rata se sentó sobre
las patas traseras, frunciendo la nariz.
—¿Dónde estará ese queso? —se preguntó.
Frente a ella había cuatro túneles. Se introdujo rápidamente en el más
próximo, pero no dio con el queso. En el segundo tampoco había queso.
Correteó por el tercero, pero allí tampoco encontró el queso. Sólo faltaba
un túnel. Penetró en el cuarto túnel donde halló un trozo de queso enorme
y suculento, cuyo sabor era tan bueno como su olor.
Al día siguiente volvió a percibir el mismo olor. Se metió en el cuarto
túnel y... ¡queso! Y al día siguiente, y al otro, y al siguiente. La rata estaba
muy satisfecha porque sabía dónde encontrar el queso.
Un día notó el olor del queso pero no pudo hallarlo en el túnel de
siempre. Salió corriendo y comprobó que no se había equivocado: sí, era el
cuarto túnel. Volvió a entrar pero el queso no estaba allí. Salió y entró otra
vez para intentarlo de nuevo. ¡Pero allí no había queso!
Un momento. El olor seguía allí. Tal vez el queso estuviera en el tercer
túnel. Lo probó. Nada. ¿Y en el segundo? Tampoco. ¿Y en el primero? ¡El
queso! Y con gran satisfacción, se lo comió.
En cierto sentido, los seres humanos nos parecemos a esta rata. Olemos
el queso, apuntamos nuestra vista y nuestro olfato al objetivo y, al cabo de
algunos intentos, damos con el túnel donde se encuentra el queso. Y, por lo
general, tiene un sabor excelente. Pero, ¿qué sucede el día que ya no está allí?
Volvemos a introducirnos en el mismo túnel, observando y husmeando. Del
queso, ni rastro. Lo intentamos una y otra vez.
Llegado a este punto, la rata empieza a probar en los otros túneles. ¿Qué
hacemos los seres humanos? Seguimos insistiendo con el cuarto túnel, y otra
vez el mismo túnel, y otra vez, y otra más.
¿Cuál es, entonces, la diferencia entre ratas y seres humanos? A ellas
sólo les interesa el queso; en cambio, a los seres humanos nos preocupan
nuestro aspecto, tener razón, mantener las apariencias, estar a la altura de los
demás, la tradición, la autoestima, hacer las cosas como siempre se han
hecho. «Tengo que probarme a mí mismo», «Todo el mundo lo tiene», «Ya
encontrará el Gobierno alguna solución».
18 Prólogo
FIGURA P-l
El enigma de los nueve círculos
La inteligencia financiera
La inteligencia financiera consiste en ser capaz de desprenderse de sus
hipótesis y sus emociones con respecto al dinero para analizarlas
objetivamente. ¿Es cierto que el dinero compra la felicidad? ¿Todos tienen
que ganarse la vida? ¿El dinero es algo que hay que temer o ambicionar, amar
u odiar? Si vendo la mayor parte de mi tiempo por dinero, ¿realmente estaré
seguro?
A fin de lograr la inteligencia financiera, en primer lugar tiene que saber
cuánto dinero ha ganado hasta ahora, qué ha obtenido a cambio, cuánto
dinero entra en su vida y cuánto sale.
Pero esto no basta. También tiene que averiguar qué es realmente el
dinero y lo que entrega a cambio de dinero en su vida.
Una muestra tangible de inteligencia financiera consiste en quedar libre
de deudas y disponer en el banco por lo menos de una cantidad suficiente
para cubrir los gastos básicos durante seis meses. El programa que se
presenta en este libro conduce inexorablemente a la inteligencia financiera.
La integridad financiera
El diccionario define la integridad como la cualidad de íntegro que se
atribuye a una persona recta, proba, intachable y también a lo que no carece
de ninguna de sus partes.
i'rólogo 23
Para lograr la integridad financiera hay que saber cuál es el impacto real
de lo que gana y lo que gasta tanto sobre sus familiares más inmediatos como
sobre el planeta. Es saber cuánto dinero y cuántos bienes materiales son
suficientes para sentirse satisfecho, y qué es lo que sobra y lo que confunde.
Es hacer que todos los aspectos de su vida financiera coincidan con sus
valores. El programa que se presenta en este libro conduce inexorablemente
a la integridad financiera.
La independencia financiera
La independencia financiera se obtiene como consecuencia de seguir
diligentemente todos los pasos del programa que se explica en este libro.
Consiste en disponer de ingresos suficientes para satisfacer sus necesidades y
comodidades básicas, procedentes de una fuente que no sea el empleo
remunerado.
Si bien puede que la independencia financiera no sea uno de los objetivos
que se plantea en este momento, con el tiempo forma parte del futuro de
todos. Piénselo. La independencia financiera es una consecuencia natural e
inevitable de la vida. Llegará un momento a partir del cual ya no tendrá
necesidad de ganarse la vida. La única opción que tiene al respecto es cuándo
y cómo alcanzar ese punto. En algunos casos se logra en vida y entonces re-
cibe el nombre de jubilación. En la actualidad, en numerosos sectores se
tiende a una jubilación anticipada. Esta práctica a menudo evita el despido de
mayor cantidad de trabajadores más jóvenes.
Una de las finalidades de este libro consiste en dar a conocer los medios
para lograr la independencia financiera mucho antes que la jubilación
tradicional, sin depender de las fuentes de ingresos habituales, como son las
pensiones y la Seguridad Social. Al avanzar en la lectura, verá asimismo que
la independencia financiera comprende mucho más que disponer de unos
ingresos seguros. También es desembarazarse del obstáculo que representan
ciertas creencias financieras, de deudas que nos impiden actuar y de nuestra
paralizante incapacidad para enfrentarnos a las comodidades de la vida
moderna, desde reparar el coche hasta arreglar la calefacción central. La
independencia financiera es todo aquello que no le hace depender del dinero
para manejar su vida.
adaptar su estilo de vida a sus nuevos medios, pero los cambios no hicieron
más que aumentar su sensación de libertad y de confianza en sí misma.
En los veinte años siguientes, numerosos amigos y los voluntarios que
trabajaban con Joe y Vicki en diversos proyectos de servicios les pidieron
datos acerca del programa, los aplicaron y descubrieron así que se aclaraban
todos los aspectos de su vida financiera: los ingresos y los gastos, el pago de
deudas, disponer de tiempo para la familia, cumplir con las obligaciones
impositivas tan temidas antes, ahorrar para permitirse una vivienda mejor,
superar la conciencia de pobreza, la inseguridad laboral, el temor a la falta
de... y muchas cosas más, sin plantearse siquiera como meta la cuestión de la
jubilación anticipada.
Durante todos esos años, ni Joe ni Vicki tuvieron la intención de
organizar seminarios sobre temas financieros. Disfrutaban trabajando todo el
día como voluntarios en una amplia variedad de proyectos, desde ayudar a
establecer un centro para jóvenes con problemas de drogadicción hasta
colaborar con otros proyectos para obras de caridad y de servicios para la
comunidad. El seminario apareció de pronto, mientras estaban embarcados
en otras actividades. Al principio, Joe se reunía con sus amigos, individual-
mente, en una charla informal; a medida que ellos fueron aplicando los pasos
y comprobando su eficacia, hicieron correr la voz, entusiasmados. Y así fue
como Joe empezó a dar unos seminarios por las tardes, con el título de
«Transforme su relación con el dinero y logre la independencia financiera».
La demanda fue en aumento y el curso se convirtió en un seminario que
duraba todo el día, con la asistencia de numeroso público. En menos de dos
años se llevaron a cabo seminarios en más de cuarenta ciudades de Estados
Unidos, y la demanda seguía creciendo, siempre andando de boca en boca.
En 1984, Vicki creó la New Road Map Foundation (la Fundación Nuevo
Plano), una organización educativa y de caridad, sin fines de lucro, con el
objetivo primordial de satisfacer esta demanda publicando una compilación
compuesta por un curso en audio- casetes de ocho horas de duración y un
libro de ejercicios que reunían lo mejor de los seminarios de Joe. Siguiendo
su política, se vendieron a un precio económico (60 dólares, unas 7 500
pesetas) y los beneficios netos se han distribuido entre otras organizaciones
sin fines de lucro que trabajan por un mundo mejor.
Durante los últimos años, su entusiasmo por comunicar los principios de
este nuevo plano financiero han llevado a Vicki a dar infinidad de charlas. Al
igual que Joe, jamás ha aceptado dinero a cambio de su trabajo. Además, la
New Road Map Foundation no paga salarios, ni derechos, ni honorarios, ni
gastos personales.
26 Prólogo
Todas las personas que siguen este programa consiguen algo exclusivo
que mejora su vida. ¿En cuánto tiempo? Esto ya depende de cada uno... y de
su propio plano.
PARA PONERSE EN CAMINO
tenga la impresión de que hace falta mucho tiempo para poner en práctica de
forma coherente alguno de los pasos; no obstante, quieipes llevan varios
meses practicando reconocen que realmente pierden menos tiempo en
cuestiones económicas que antes de haceif el curso. El hecho de poder saldar
siempre la cuenta corriente, de no tener que salir corriendo al banco para
cubrir un descubierto, de no perder el tiempo en presupuestos absurdos, de
no discutir más con el cónyuge por cuestiones de dinero, de no pasar horas
tratando de averiguar «adonde ha ido a parar todo lo que tenían», y de llevar
automáticamente un registro contable que les facilita las cosas cuando llega
el momento de hacer la declaración de renta, no son más que algunos ejem-
plos de la forma en que la aplicación habitual de estos pasos le permite
ahorrar uno de sus recursos más preciados: el tiempo.
UN PLANO MÁS GRANDE
No hay que olvidar que nuestro plano económico actual se elaboró para la
comunidad estadounidense durante la revolución industrial. Se han
producido muchos cambios en estos cien años, pero ha habido muy pocos
cartógrafos.
En la actualidad, nuestro plano económico se extiende más allá de nuestra
propia familia, incluso más allá de la comunidad de nuestro propio país, para
incluir a todos los pueblos del mundo. Además, teniendo en cuenta los graves
problemas ecológicos que existen en todo el mundo, debemos abarcar
también la naturaleza. En definitiva, ahora nuestra comunidad es todo el
planeta.
La nueva serie de necesidades de esta comunidad global requiere que los
individuos vuelvan a examinar y a adaptar sus ideas y sus opciones con
respecto a su vida financiera personal.
¡La revolución industrial ha triunfado! ¿Se ha adaptado usted a la
economía de tiempos de paz? Su plano, ¿es el reflejo de una vida que ha
alcanzado la máxima satisfacción?
Si este libro le ayuda a desarrollar con plenitud su vida, hemos cumplido
nuestro objetivo.
Nuestra experiencia a lo largo de tantos años de presentar el programa
nos ha enseñado que se puede llevar a cabo y que usted también puede
hacerlo. Las personas que han alcanzado la independencia financiera han
descubierto la emocionante satisfacción que se desprende del hecho de
aportar tiempo, talento y amor al bienestar de nuestro planeta y sus
habitantes. Los autores desean fervientemente que este libro le haga más
libre para colaborar en nuestro mundo.
v< rt
LA TRAMPA DEL DINERO: EL VIEJO
PLANO DEL DINERO
Chris Northrup era una mujer que intentaba abrirse camino en una
profesión dominada por los hombres: la medicina. Como tantas otras minorías
que pretenden romper con siglos de costumbres y prejuicios, se sentía
obligada a superar a sus pares en todos los niveles: hacía horas extra-
ordinarias, participaba en las juntas, daba conferencias e incluso trataba de
ser una súper-mamá y criar dos hijos sin perder comba. Su trabajo, ■ que en
muchos sentidos le gustaba mucho, le consumía la vida a razón de ochenta
horas a la semana.
El gran amor de Cari Mertier era la música, pero se ganaba la vida como
procesador de datos para el condado de Snohomish, en el estado de Washington,
y había perdido las esperanzas de hacer coincidir su amor y su vida. Sin saber a
ciencia cierta qué quería decir ser un hombre, había asumido todos los atavíos de
la adultez y esperaba que llegara un día en que hicieran de él un hombre. Tenía
un título universitario, esposa, profesión, empleo, coche, casa, hipoteca y hasta
un césped para cortar. Sin embargo, en vez de sentirse un hombre, cada vez se
sentía más atrapado.
¿Somos felices?
Si el esfuerzo cotidiano nos hiciera felices, no nos importarían las molestias ni
La trampa del dinero: ei viejo plano del dittéro 36
los inconvenientes. Si pensáramos que nuestro trabajo contribuye a hacer del
mundo un lugar mejor, gustosamente sacrificaríamos horas de sueño y nuestra
vida social sin sentirnos vacíos. Si las diversiones que adquirimos con nuestros
afanes nos proporcionaran algo más que un mero placer momentáneo y la ocasión
de superar a los demás, estaríamos contentos de pasar más horas trabajando. Pero
cada vez resulta más evidente que, a partir de un mínimo de comodidades, el
dinero no compra la felicidad que pretendemos.
Todas las personas que han participado en nuestros seminarios,
independientemente de sus ingresos, siempre decían que necesitaban más para ser
felices. Hemos incluido en los seminarios el siguiente ejercicio: le pedíamos a
cada una que se situara en una escala de felicidad que iba del 1 (desgraciado) al 5
(dichoso), en la cual el 3 equivalía a «no me puedo quejar», y establecimos una
correlación entre las cifras que nos daban y sus ingresos. En una muestra de más
de mil personas, tanto de Estados Unidos como de Canadá, el grado medio de
felicidad se mantenía siempre entre un 2,6 y un 2,8 (¡ni siquiera llegaba al 3!),
tanto para personas cuyos ingresos no llegaban a los 1000 dólares mensuales
(130000 pesetas), como para las que superaban los 4000 dólares (520000
pesetas). (Véase la figura 1 - i.)
Los resultados nos dejaron atónitos porque no sólo demuestran que la mayoría
de las personas suele ser infeliz, sino también que puede serlo
independientemente de lo que gane. Hasta las personas que se encuentran en
buena posición económica no siempre se sienten satisfechas. En las mismas hojas
preguntamos a los asistentes a los seminarios: «¿Cuánto dinero le haría falta para
ser feliz?» La respuesta fue siempre entre un cincuenta y un cien por cien «más
del que tengo ahora».
Estas conclusiones se confirman con muchas otras investigaciones sobre la
felicidad. En un estudio clásico, Roy Kaplan, del Instituto de Tecnología de
Florida, siguió el rastro de mil personas que habían ganado la lotería durante un
período de diez años. Fueron pocos los que se sintieron más felices o supieron qué
hacer con el dinero. Una cantidad increíble de ganadores se sentía menos feliz al
cabo de seis meses, después de dejar unos puestos de trabajo que constituían para
ellos una fuente de autoestima y de ganar un dinero del que no se sentían
merecedores. Muchos comenzaron a consumir drogas y a sentirse solos.
De modo que así es la situación, la sociedad más opulenta que ha tenido el
privilegio de habitar sobre la faz de la tierra, y no somos capaces de hacer otra
cosa más que trabajar sin parar, de casa al trabajo y del trabajo a casa, mientras
nuestro corazón anhela algo que apenas está un poco más allá del horizonte.
FIGURA 1-1 Escala de valoración de la vida
Elija la lista que describa mejor su vida actual
1 2 3 4 5
LA PROSPERIDAD Y EL PLANETA
Si esto no fuera más que un infierno privado, ya sería suficiente tragedia. Pero
no es así, porque nuestro estilo de vida tiene consecuencias cada vez más
devastadoras para nuestro planeta.
Estamos agotando los recursos de la tierra, obstruimos sus arterias (ríos y
La trampa del dinero: ei viejo plano del dittéro 37
caminos) y contaminamos el aire, el agua y el suelo. Los distinguidos miembros
de la Comisión Mundial de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el
Desarrollo, al cabo de tres años de estudios y conferencias en todo el mundo, han
acordado que una de las principales causas de los problemas ecológicos a escala
mundial son los patrones norteamericanos de consumo excesivo. Si añadimos a
este consumo la comprensible envidia y los deseos de los demás por conseguir los
mismos lujos que nosotros, la situación presagia el desastre. Y el desastre no está
lejos, sino que ya ha comenzado.
Todos conocemos los indicadores trágicos de este desastre que se cierne sobre
nosotros, desde el efecto invernadero hasta el agujero en la capa de ozono.
Aparecen en las primeras páginas de los periódicos y nos convierten a todos en
ecologistas renuentes y asustados. La situación empeora porque la industria
publicitaria propicia la demanda de productos que no necesitamos y que se fa-
brican con materias primas que podrían agotarse en poco tiempo.
En un programa de la Radio Pública Nacional, el comentarista económico
Lester Thurow dijo que era como si nos hubiéramos endeudado hasta el cuello
para celebrar la mayor fiesta de fin de año de la historia, durante la cual todo el
mundo se lo pasa en grande pero, cuando llega el 2 de enero, la alegría ha
desaparecido y sólo quedan las facturas por pagar. En la década de los ochenta la
situación ha estallado y ahora parece que el 2 de enero se hará realidad en la
próxima generación. Esto es particularmente grave porque en la última década
Estados Unidos ha pasado de ser la principal nación acreedora del mundo a
convertirse en la principal deudora del mundo. Cada vez en mayor medida, las
empresas, las viviendas, el suelo y los bonos del Estado del país pertenecen a
inversores extranjeros. Hemos hipotecado la granja y el cobrador del alquiler
puede venir a golpear a nuestra puerta una década de éstas.
Asimismo, en la última década se produjo una mayor separación entre ricos y
pobres, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo. Existen millones de
personas que no tienen hogar, porque no disponen de dinero para pagar una
vivienda mientras que otros, en cambio, gastan millones en hogares de lujo.
Históricamente, tal desigualdad es precursora de cambios importantes, e incluso
violentos.
Desde un punto de vista económico, social, político y espiritual, el afán
desmedido por gastar que se apoderó de nosotros después de la segunda guerra
mundial nos hizo contraer algunas deudas importantes. De un modo u otro, vamos
a pagarlo todo, y con intereses.
¿Más = mejor?
Muchos de nosotros nos matamos trabajando porque nos han vendido la
noción de que cuanto más, mejor. Aunque Buckminster Fuller compare la tierra
con una nave espacial, seguimos aferrados a las imágenes cinematográficas de la
Frontera, donde «siempre queda más en el sitio de donde viene esto».
Construimos nuestra vida laboral sobre este mito, con la expectativa de ganar
más a medida que pasan los años. Tendremos mayor responsabilidad y más
prerrogativas a medida que ascendamos en nuestro campo. Con el tiempo,
tenemos la esperanza de conseguir más bienes, más prestigio y más respeto de la
comunidad. Nos habituamos a esperar cada vez más de nosotros mismos y cada
vez más del mundo pero, en lugar de estar satisfechos, la experiencia demuestra
que, cuanto más tenemos, más queremos... y menos satisfechos estamos con el
statu quo.
Más = mejor; he aquí el lema que nos impulsa. El lema que nos lleva a cambiar
de coche cada tres años, a comprar ropa nueva para cada ocasión y cada estación,
a cambiarnos a una casa más grande y mejor cada vez que podemos y a renovarlo
todo, desde el aparato de música hasta el cortacésped, simplemente porque ha
aparecido otro modelo con algún dispositivo automático nuevo. Paul Wachtel, el
autor de The Poverty ofAffluence (La pobreza de la abundancia), cuestiona nuestra
dependencia del «más = mejor» como la
solución a todos nuestros anhelos. Demuestra que nuestro frenético afán por
conseguir más al final resulta contrario a los mismos objetivos que pretendía
conseguir: seguridad y satisfacción.
La creación de consumidores
Quizá nos aferremos a nuestra opulencia (aunque no nos favorezca ni a
nosotros ni al planeta) por la naturaleza misma de nuestra relación con el dinero.
Veremos que el dinero se ha convertido en la pantalla sobre la cual se desarrolla
nuestra vida. Sobre él proyectamos la capacidad de cumplir nuestras fantasías,
calmar nuestros temores, mitigar nuestro dolor y hacernos subir hasta lo más alto.
De hecho, por medio del dinero satisfacemos la mayoría de nuestras necesidades
y deseos. Todo lo compramos, desde la esperanza hasta la felicidad. Ya no
vivimos la vida sino que la consumimos.
Los estadounidenses solíamos ser ciudadanos; ahora somos consumidores que
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(según la definición de consumir que aparece en el diccionario) son personas que
«destruyen, extinguen; utilizan comestibles perecederos u otros géneros de vida
efímera para satisfacer necesidades o gustos pasajeros». No obstante, el
consumismo es un invento del siglo xx de nuestra sociedad industrial que se es-
tableció en una época en la cual se consideraba necesario estimular a las personas
a adquirir más bienes a fin de lograr un crecimiento económico constante.
A comienzos de la década de los años veinte surgió una curiosa novedad en la
economía estadounidense. La increíble capacidad de las máquinas para satisfacer
las necesidades humanas había resultado tan eficaz que la actividad económica
comenzaba a reducir su velocidad. Sabiendo por instinto que ya tenían suficiente,
los obreros solicitaban una reducción de la jornada laboral y más tiempo libre para
disfrutar del fruto de su trabajo. Esta tendencia alarmó a dos sectores de la
sociedad estadounidense. Por una parte, a los moralistas, que habían asimilado la
ética laboral protestante y opinaban que el ocio era peligroso y degradante y
conducía, como mínimo, a la pereza, y quizá también al resto de los siete pecados
capitales. El otro sector que dio la voz de alarma fue el de los industriales: el
descenso de la demanda de la producción fabril amenazaba con frenar el
crecimiento económico. Los trabajadores no parecían tener tanto interés por
adquirir los nuevos bienes y servicios (coches, productos químicos, aparatos y
entretenimiento) como los viejos (alimentos, ropa y cobijo).
No obstante, la alternativa al crecimiento no se consideraba un signo de
madurez sino precursora del estancamiento de la civilización y la muerte de la
productividad. Hacían falta nuevos mercados para la creciente abundancia de
bienes que las máquinas producían con tal celeridad y precisión... y para que los
fabricantes siguieran percibiendo ganancias. Y entonces surgió una idea genial:
estos nuevos mercados surgirían de las masas populares, pero se educaría al
pueblo para querer no sólo los objetos necesarios de siempre sino artículos nuevos
que no necesitaran. Así nació el concepto de nivel de vida, un arte, una ciencia y
una industria creados para convencer a los estadounidenses de que estaban
trabajando para elevar su nivel de vida en lugar de para satisfacer necesidades
económicas básicas. En 1929, el Comité Herbert Hoover sobre Recientes
Cambios Económicos publicó un informe sobre la marcha de esta estrategia
nueva (y tan ventajosa):
Nuestra economía enormemente productiva (...) nos exige que hagamos del
consumismo nuestra forma de vida, que convirtamos en rituales la adquisición y
el uso de bienes, que busquemos en el consumo nuestra satisfacción espiritual y
la satisfacción de nuestro yo (...) Necesitamos consumir, extinguir, gastar,
La trampa del dinero: ei viejo plano del dittéro 42
sustituir y tirar las cosas a una velocidad cada vez mayor.
El derecho a comprar
Hemos llegado a creer, en nuestro fuero interno, que tenemos derecho a
consumir. Si disponemos de dinero, podemos comprar todo lo que queramos,
tanto si lo necesitamos, lo usamos o al menos nos produce placer, como si no.
Después de todo, estamos en un país libre. Y si no tenemos dinero... ¡no importa!
Para eso están las tarjetas de crédito: para comprar. Gana el que muera con más
juguetes. La vida, la libertad y la búsqueda de bienes materiales.
Después de los derechos constitucionales a la libertad de expresión, de
reunión, de un juicio justo y todos los demás, viene el derecho a tener todo lo que
queramos, en la medida en que estemos dispuestos a pagar por ello (o al menos
que prometamos hacerlo... a su debido tiempo). Se difama a los ecologistas que
cuestionan el derecho a comprar un coche grande que consume mucha gasolina, o
a los activistas sociales que cuestionan el coste social de que una persona posea
una vivienda con cuarenta y cinco habitaciones mientras otros duermen en la
calle, por considerar que interfieren con la libertad individual. Nadie cuestiona el
derecho a la propiedad privada; simplemente destacamos lo a pecho que nos
hemos tomado el derecho a consumir, situándolo quizá por encima de otros
derechos, privilegios y obligaciones de una sociedad libre.
En años venideros, puede que cada vez se cuestione más nuestro derecho a
consumir lo que queremos, cuando queremos, como queremos y donde queremos,
a medida que nos enfrentamos con cuestiones como el mercado global, los
derechos humanos, el comercio libre, el daño ecológico y la merma de los
recursos. ¿No sería más sencillo librar nuestras batallas personales contra nuestro
afán de ostentación antes de comenzar con los enfrentamientos públicos? Éste
sería un buen momento para aprender a tener menos, en vez de esperar a que unas
normas estrictas y el clamor popular nos arranquen nuestros pequeños caprichos.
Es mucho más fácil ser buenos por elección que por obligación.
Comprar es bueno
Tras desafiar y enfrentarnos con esa vaca sagrada que es el derecho a
consumir, vamos a analizar otro tipo de derecho.
Hemos incorporado el concepto de que es bueno comprar, que en el consumo
estriba la fuerza de nuestro país. Hace poco, el titular de un periódico advertía que
«Si los consumidores escatiman gastos, se perjudica la economía». Nos previenen
de que, si no consumimos, habrá despidos en masa, las familias perderán su ho-
gar, aumentará el desempleo, las fábricas cerrarán, poblaciones enteras perderán
la base de su economía. Estamos obligados a comprar para que el país no pierda
su fuerza.
Los consumidores disponen de menos dinero para gastar en parte porque
ahorrar se ha convertido, sin duda, en una cuestión anti-patriótica. El lenguaje
mismo de la economía moderna promueve el consumo. ¿Qué otra cosa podemos
hacer con la renta disponible más que disponer de ella? Es evidente que nadie
quiere guardarla donde se pueda echar a perder.
De modo que, si consumir es la manera de mantener fuerte la economía, y los
ahorristas son personas a las cuales no les importa si sus conciudadanos pierden el
empleo, pasar el día en el centro comercial se puede considerar una actividad
totalmente patriótica. Lo único malo es que nuestras expectativas crecientes han
mermado nuestros ingresos, endeudando cada vez más al patriótico consumidor
medio. Esto nos coloca en un aprieto: la única forma que tenemos de poner en
práctica nuestro patriotismo económico es endeudarnos más. Si alguna vez se ha
sentido confuso frente a su afán de ostentación, puede que esto sea parte del moti-
vo. Usted mismo y cada uno de sus conciudadanos se encuentran en una situación
sin salida: hace mal si compra y también si no compra.
Todo esto lo exacerba la publicidad. Cuando el adolescente medio acaba el
instituto, ya ha presenciado más de 100000 anuncios publicitarios, a razón de
entre tres y cuatro horas a la semana.
Alan Durning indica que «el ciudadano medio oye de cincuenta a cien anuncios
La trampa del dinero: ei viejo plano del dittéro 43
cada mañana» antes de las nueve. La industria publicitaria gasta casi 500 dólares
anuales por cada ciudadano estadounidense (unas 62 500 pesetas).
Según las teorías de marketing, nos dejamos llevar por el temor, la promesa de
la exclusividad, la culpa y la ambición, y la necesidad de aprobación se está
convirtiendo en la nueva motivación de los años noventa. La tecnología
publicitaria, con las armas que le proporcionan las investigaciones de mercado y
una psicología compleja, pretende hacernos perder el equilibrio emocional... y
después nos promete resolver nuestro malestar con un producto. De cincuenta a
cien veces antes de las nueve de la mañana, todos los días.
La curva de la satisfacción
La curva de la satisfacción (véase la figura i-2) muestra la relación entre la
experiencia de satisfacción y la cantidad de dinero que gastamos (por lo general,
para adquirir más bienes). Al comienzo de nuestra vida, seguramente cuanto más
teníamos, más satisfechos estábamos. Había que cubrir unas necesidades básicas:
nos daban de comer, calor y protección. La mayoría de nosotros no recuerda el
miedo al hambre y al frío, que se aliviaban con una simple manta o un pecho, y sin
embargo todos hemos pasado por ello. Cuando estábamos incómodos, cuando
llorábamos, algo venía de fuera para ocuparse de nosotros. Era como magia;
nuestras necesidades quedaban satisfechas y hemos sobrevivido. Nuestras mentes
han registrado cada uno de estos incidentes y recuerdan: busca fuera de ti mismo y
quedarás satisfecho.
Después pasamos de las meras necesidades (alimento, vestido, cobijo) a
ciertas diversiones (juguetes, ropa, una bicicleta), y la relación positiva entre
dinero y satisfacción se fue arraigando cada vez más profundamente.
¿Recordamos todavía la emoción que sentimos cuando recibimos nuestro primer
coche de juguete, el primer balón de fútbol o la primera muñeca? Para algunos de
nosotros, lo que nos compraban para ir a la escuela era una maravilla. Nuestros
padres nos advertían: «Estas cosas cuestan dinero, cariño; dinero que ganamos
trabajando para ti, porque te queremos.» Nos daban una asignación para que
aprendiéramos a conocer el valor del dinero. ¡Fantástico! Así podíamos elegir y
comprarnos la felicidad nosotros mismos. Y así sucesivamente, año tras año. Un
buen traje, el corsage, la raqueta de tenis.
Al final, salimos de las diversiones para llegar al auténtico lujo, y ni siquiera
nos dimos cuenta del cambio. Por ejemplo, un coche es un lujo que el 92 % de la
población mundial no disfruta jamás. En cambio para nosotros el primer coche
marca el comienzo de una relación amorosa con el automóvil que dura toda la
vida. Después llega el lujo que supone el primer viaje lejos de casa que, en
muchos casos, coincide con ir a la universidad. El primer apartamento. Y aunque
La trampa del dinero: ei viejo plano del dittéro 46
cada paso sigue siendo emocionante, cada vez
La trampa del dinero: el viejo plano del dinero 47
El circuito absurdo
¿Cuál es el origen de la confusión? Se infiere de la curva de la satisfacción que
la mayor parte de la confusión penetra en nuestras vidas por la puerta del cuanto
más, mejor; procede del mal-estar que produce el materialismo, de buscar la
satisfacción interna en las posesiones externas. Parte de esa programación
temprana que nos acostumbra a solucionar los inconvenientes por medio de algo
exterior: un biberón, una manta, una bicicleta, un diploma universitario, un BMW
o, en fin, cualquier objeto material.
Procede también de un hábito inconsciente. Pongamos como ejemplo los
La trampa del dinero: ei viejo plano del dittéro 49
caprichos. Un capricho es cualquier cosa que no puede evitar comprar. Todo el
mundo los tiene. Abarcan una amplia variedad de objetos, desde calculadoras de
bolsillo y destornilladores diminutos hasta bolígrafos y bombones de chocolate.
Se encuentra en un gran centro comercial, como una máquina de comprar en su
recorrido semanal por el circuito absurdo. Llega a la sección de cosas inútiles y
asalta a su mente una serie de pensamientos: «Fíjate, de color rosa... No tengo
ninguno de ese color... ¡Oh! Éste funciona con energía solar... ¡Qué práctico!...
¡Vaya! Si es sumergible... Si no lo uso, lo tiro y se acabó... Antes de darse cuenta,
una mano extraña (una prolongación de su cuerpo) se ha extendido para coger el
capricho y ahora se dirige hacia la caja, como uno de esos muñecos de cuerda.
Llega a casa con su nueva adquisición, la introduce en el cajón de los caprichos
(junto con otros cinco o diez más) y se olvida de ellos hasta la siguiente vez que
acude al centro comercial. Entonces llega a la sección de cosas inútiles y...
Actitudes positivas
Sin vergüenza ni culpa. Este paso puede hacer aflorar sentimientos de
autocrítica, incluso de vergüenza. Existe un método para resolverlos poco a poco,
un ejercicio valioso que sirve para hacernos cambiar de punto de vista y aprender
a pensar de otra forma. Algunos lo llaman por su nombre en sánscrito: mantra. En
realidad, se trata de cualquier palabra o frase sencilla que represente la actitud o el
atributo en el cual queremos centrarnos. Contar hasta diez es una especie de
mantra para las personas que enseguida montan en cólera. Los padres y otras
personas que se enfrentan a menudo con conductas irracionales se suelen repetir:
«Paciencia, paciencia, paciencia», antes de reaccionar frente a una crisis. Un
mantra es como un timón que nos permite gobernar la mente, alejándola del
peligro y orientándola hacia un horizonte abierto, despejado. Para seguir este
programa económico, un mantra muy adecuado es: sin vergüenza ni culpa.
Cuando alguien decide cambiar un comportamiento no deseado, tiene que
distinguir entre recriminación y discriminación. La recriminación se refiere a la
vergüenza y la culpa, el bien y el mal; en cambio la discriminación separa lo
verdadero de lo falso. Si nos hundimos en la vergüenza y en la culpa, nuestro
avance hacia la libertad financiera se vuelve más lento. La recriminación nos in-
moviliza, nos desmoraliza y nos distrae. En cambio, la discriminación
simplemente nos ayuda a alumbrar los posibles escollos para poder sortearlos.
Es posible que caiga muchas veces en el error de culparse a sí mismo (o a
otros) en función de lo que vaya aprendiendo con este programa. Entonces ha de
recordar la discriminación y el mantra: sin vergüenza ni culpa. Tenga en cuenta
que las ganancias de toda su vida no son más que una cifra; no son su cifra. Una
cifra que no es ni mucho ni poco, que no demuestra lo que vale, ni tampoco que no
vale nada; que no justifica ni la desesperación porque ya no queda nada de ese
dinero, ni el recochineo porque su amigo ganaba mucho menos.
Impecabilidad. Este paso constituye una de las piezas fundamentales del
programa, y de él depende la eficacia de los ocho restantes. Puesto que cada paso
requiere precisión y hacer cálculos, un comienzo impecable sienta un buen
precedente. Además, la impecabilidad en este paso a lo mejor le ayuda a
conseguir un trabajo mejor, con un sueldo más alto. De modo que compruebe otra
vez si realmente ha dado este paso con integridad; si de verdad ha revisado sus
apuntes y sus recuerdos para registrar absolutamente todos sus ingresos: busque
los motivos que le impulsan a hacer un trabajo no del todo impecable en este paso.
¿Otras veces ha esgrimido los mismos motivos para no enfrentarse a las
dificultades? Las personas que ponen poco entusiasmo en lo que hacen, suelen
encontrar la misma respuesta en la vida.
GUÍA
El activo inmovilizado
En esta lista, comience por lo más evidente: el valor de mercado de sus bienes
principales, como la casa y el o los coches. Para conocer el valor actual de
mercado de la vivienda, consulte con un agente de la propiedad inmobiliaria. Para
averiguar el precio actual del coche, según la marca, el modelo y el año de
fabricación, hay que consultar la guía del motor.
Revise el altillo, el sótano, el garaje y el trastero. Conviene detallarlo todo, sin
hacer evaluaciones subjetivas del tipo: «Eso no vale nada.» Sea firme. Mediante
un proceso tan sencillo como éste, más de un aficionado a guardar de todo o un
coleccionista se ha enconlrado con un garaje lleno de auténticos tesoros.
Recorra cada una de las habitaciones de la vivienda y haga un inventario de
absolutamente todo. Mire hacia arriba para ver esos bonitos apliques decorativos;
mire hacia abajo que hay allí un tapete. ¿Y esos hermosos anaqueles de nogal que
ha colgado hace unos años, y aquellos objetos traídos de la India? Tiene que en-
frentarse a todas estas cosas con equidad. Sea riguroso, pero sin caer en lo
irracional; por ejemplo, no hace falta mencionar uno por uno cada cuchillo, cada
cuchara, cada tenedor, pero sí ese juego de trinchantes caros, con el mango de
palisandro, dentro de su caja de caoba. Y también los dos juegos de platos que
conservan todavía el embalaje original.
Debe dar a cada una de sus pertenencias un valor en efectivo. Nos referimos a
su valor actual, es decir, lo que le darían por cada objeto en cualquier
establecimiento de compra y venta, o en los lugares donde se venden artículos de
segunda mano. Para hacerse una idea de su precio, revise la sección Ventas de los
clasificados del periódico y de cualquier otra hoja informativa de la zona; o
dedique el sábado a recorrer tiendas de segunda mano, apuntando los precios de
La trampa del dinero: ei viejo plano del dittéro 72
los artículos que se parezcan a los suyos; incluso si tiene algunos más valiosos
puede llevarlos a que se los tasen.
No deje nada de lado. Algo que a lo mejor le parece inútil podría ser una
antigüedad preciosa para otros. El hecho de que no valore algo no significa que no
tenga valor.
Tampoco deje de lado lo que le deben, por lo menos si tiene alguna esperanza
de recuperarlo. Se incluyen los depósitos que se pagan por ciertos bienes o
servicios, como el teléfono, la vivienda o el alquiler.
Incluya todo lo que se pueda convertir en dinero.
En este momento está desempeñando el papel de tasador de su propio
patrimonio, pero tómeselo como una tarea agradable. No hace falta que venda
nada si no quiere, de modo que no deje que el sentimentalismo le impida realizar
el inventario. De hecho, no se deje invadir por ningún sentimiento. La tristeza no
debe impedirle asignar un valor en efectivo a las herramientas que le ha dejado su
marido. Aunque se sienta algo avergonzado por su compulsión a comprar, no
puede dejar de asignar un valor a los veinte pares de zapatos que tiene en el
armario y todavía no ha estrenado. Que la culpa no le impida catalogar todos los
aparatos para hacer gimnasia que ha comprado y no ha usado jamás. Es preferible
alegrarse. Por fin descubrirá para qué sirven la bicicleta estática y el aparato de
gimnasia: no para hacerle perder esos kilos de más sino para conseguir algo de
dinero cuando los venda en el establecimiento de artículos de segunda mano.
Algunas personas resuelven esta cuestión en uno o dos días; en cambio hubo
una señora que estuvo tres meses haciendo el inventario. Revisó cada caja, miró
todas las fotos, abrió todos los cajones y los armarios, no sólo para hacer una lista
de los objetos sino para recordar cómo habían llegado a su poder. El proceso le
produjo una profunda sensación de gratitud por lo que tenía. Nos produce tanta
insatisfacción pensar en lo que no tenemos, que el mero hecho de reconocer y
valorar lo que sí tenemos a veces cambia totalmente nuestra perspectiva. Incluso
hay personas que afirman que, una vez superado el nivel de supervivencia, la
diferencia entre prosperidad y pobreza depende simplemente de nuestro grado de
gratitud.
El pasivo
La trampa del dinero: ei viejo plano del dittéro 70
Esta categoría incluye todas sus deudas, ya sea que se paguen con dinero, con
bienes o con servicios; comprende todo lo que debe, desde préstamos hasta
facturas pendientes de pago.
Si en la lista de activos figura el valor de mercado de la vivienda, tiene que
hacer constar como pasivo la parte que todavía debe, y lo mismo ocurre con el
coche.
No olvide los préstamos bancarios, los de los amigos, lo que debe de la tarjeta
de crédito, los préstamos para estudios y las facturas del médico y el dentista que
todavía no haya pagado.
El patrimonio neto
Se suman las cifras correspondientes a los activos líquidos y el activo
inmovilizado y se Ies resta la cifra del pasivo. En el sentido más sencillo, concreto
y material, éste es su patrimonio neto actual. Es lo que ha obtenido a cambio de
los ingresos de toda una vida; el resto son recuerdos e ilusiones frente a la realidad
del balance.
No hemos incluido los activos no materiales, como la educación, las aptitudes
adquiridas, el buen nombre conseguido a fuerza de invitar a los demás a una copa,
los comprobantes desgrava- bles de donativos a obras de caridad, la personalidad
bien adaptada que nos ha costado ocho años de psicoanálisis, los negocios que
conseguimos por pertenecer al club adecuado... Por valiosos que sean, son
intangibles y, por lo tanto, es imposible darles un valor numérico, objetivo, como
los métodos que estamos aprendiendo a aplicar a nuestras finanzas personales.
Al finalizar esta evaluación de su patrimonio neto, algunas personas se dan
cuenta de que en realidad su patrimonio es negativo; algunas se sorprenden de lo
poco que han obtenido a cambio de los ingresos de toda su vida, mientras que
otras se maravillan de la cantidad y el valor de los bienes que han adquirido con
sus ganancias.
Independientemente de los resultados, no olvide que una cosa es su
patrimonio neto y otra muy distinta su valor personal.
¿PARA QUÉ SIRVE HACER UN BALANCE?
2
EL DINERO YA NO ES LO QUE ERA... Y
NUNCA LO HA SIDO
Vamos a ilustrar esta visión más amplia realizando una excursión para
contemplar el paisaje del dinero desde perspectivas cada vez más altas.
Vamos a utilizar la imagen de una ciudad como metáfora porque, aunque la
imagen será sin duda más vivida para los
20mil - 30mil $
urbanitas, casi todos tenemos algún conocimiento de las zonas
metropolitanas. Vamos a comenzar en la calle de una gran metrópolis;
después subiremos en ascensor hasta la plataforma de observación de un
bloque de oficinas céntrico, la Torre Babélica; subiremos a un helicóptero
para conseguir una visión más completa y después iremos en avión para
ampliar todavía más nuestros horizontes.
Lamentablemente, ni Jason ni Nedra (ni casi nadie) han recibido este tipo
de conocimientos. Nedra no comprendía las consecuencias de comprar a
crédito. Pensaba que podía hacer frente a unos «pequeños pagos mensuales»
y nunca calculó el coste a largo plazo de su apartamento lleno de muebles y
sus armarios llenos de ropa. El concepto de invertir sus ahorros quedaba
fuera de su alcance; jamás acumuló ahorros suficientes para invertir. Su
responsabilidad fiscal se reducía a pagar las facturas y a controlar el saldo
79deElsu cuenta
dinero corriente.
ya no Jason
es lo que era... tampoco
y nunca lo ha tenía
sido conocimientos suficientes en la
materia pero su ignorancia se manifestaba de otro modo. Desde que se fue de
casa al acabar el instituto, evitaba el dinero con bastante habilidad. Vivía
con un grupo de personas que se dedicaban al crecimiento personal y la
honradez, y le ofrecían alojamiento y comida a cambio de su trabajo. Para
ganar el mínimo de dinero en efectivo necesario para sobrevivir en este siglo
hacía trabajos temporales, como ayudar a mi- nusválidos o realizar trabajos
de mensajería. En lo que respecta al dinero, tanto Jason como Nedra eran
analfabetos funcionales... al igual que muchos de sus compañeros.
Evidentemente, el dinero debe ser mucho más de lo que hemos dicho hasta
ahora. Incluso entre las personas que no son analfabetas en el tema, algunas
prosperan mientras que otras se hunden. Nuestra investigación sobre el dinero
no puede acabar aquí, de modo que vamos a entrar en ese bloque de oficinas
de acero y cristal de cuarenta pisos de altura, la Torre Babélica, y a subir en
ascensor hasta la plataforma de observación, desde la cual aumenta nuestra
perspectiva, se amplían nuestros horizontes y llegamos a captar otro aspecto
del dinero.
2. El dinero desde la perspectiva del barrio. El aspecto
emocional y psicológico
Desde la plataforma de observación, miramos hacia abajo, a la confusión
de la calle, y la situamos dentro del barrio. Encontramos un patrón ordenado
en el trajín de las personas. Las vemos salir de un edificio y dirigirse a otro,
trescientos metros más allá. Tienen un origen y un destino. Vemos niños que
juegan en una calle menos transitada, mientras sus madres les vigilan desde
los escalones de una casa en construcción. Vemos personas que van a la
compra y se detienen a conversar entre sí. Esa actividad, que parecía no seguir
ningún orden desde la perspectiva de la calle, adquiere cierta coherencia
cuando empezamos a ver cómo se relacionan entre sí las actividades de las
personas y de los vehículos. La perspectiva del barrio podría representar el
primer nivel no material del dinero, la clave emocional y mental que aglutina
nuestras interacciones cotidianas con él. En este nivel colocamos lo que
pensamos y lo que sentimos con respecto al dinero, es decir, nuestro estilo o
personalidad monetaria. ¿Es usted impulsivo, precavido, competitivo,
generoso, ostentoso, mezquino, sexista («De eso se ocupa mi ma-
rido/mujer»)? ¿Se preocupa demasiado, es como el avestruz, o un esnob, o no
tiene remedio? A este nivel nos damos cuenta de que nuestras propias
actitudes con respecto al dinero dependen del ambiente psicológico en que
hayamos crecido.
¿Su familia se consideraba rica, pobre o de clase media? ¿Se hablaba
abiertamente de cuestiones relacionadas con el dinero, o se consideraba de
mala educación tocar este tema? ¿Le daban alguna suma para sus gastos?
¿Tenía que desempeñar alguna tarea para ganar su asignación? ¿Se distinguía
de sus compañeros porque recibía más o menos dinero que ellos? ¿Quién se
encargaba de manejar la economía doméstica? ¿Cómo se sentían al respecto?
¿Ha crecido con la sensación de que su familia disponía de dinero suficiente
para comprarle todo lo que realmente quería o necesitaba? Cuando sus padres
le negaban algo que deseaba, ¿era por una cuestión de dinero? En el seno de la
familia, ¿se asociaba el dinero con las recompensas, con las discusiones, con
el hecho de que el padre no estuviera nunca en casa? ¿Qué mensajes le
enviaban
80 El dinerosus padres
ya no al respecto?
es lo que Lalomayoría
era... y nunca ha sido de los divorcios tiene su origen
en el dinero, como resulta fácil imaginar al ver que cada persona se ha
desarrollado en un ambiente financiero diferente. El mero hecho de responder
a estas preguntas podría cambiarnos la vida. Merece la pena que dedique un
momento a reflexionar sobre esta cuestión, o que se ponga de acuerdo con su
pareja y ambos dediquen la tarde a comparar las respuestas de cada uno. Les
conviene profundizar todo lo que puedan.
Podemos encontrar libros e incluso psicoanalistas que nos ayuden a
comprender nuestra propia personalidad monetaria y a corregir los patrones
disfuncionales de nuestro comportamiento en este tema. Es evidente que el
hecho de comprender el primer aspecto no material del dinero puede
ayudarnos a decidir mejor desde la perspectiva de la calle. El conocimiento de
nuestra psicología financiera constituye otro nivel de complejidad con
respecto al dinero.
Esta segunda perspectiva comprende asimismo lo que significa el dinero
para nosotros, nuestra mitología monetaria. Al explorar estos mitos profundos
debemos ser conscientes de la posibilidad de que nuestra mente racional
niegue lo que nuestro comportamiento manifiesta. A lo mejor decimos que no
somos supersticiosos pero evitamos pasar debajo de una escalera. O decimos
que el dinero no es más que trozos de papel y de metal que manejamos bien o
mal, pero en realidad nuestras acciones contradicen nuestras palabras. Cada
uno de nosotros vive en una red intrincada de creencias con respecto a estos
trozos de papel y de metal.
Ha llegado el momento de que se interrogue con respecto a sus propios
mitos monetarios.
¿Y usted?
Dedique unos cuantos minutos a pensar un poco para descubrir cuál es su
posición con respecto al dinero. ¿Cuál es su personalidad monetaria? ¿Qué
piensa sobre el dinero? ¿Cuál es su código personal? ¿Qué subterfugios y qué
mitos utiliza? ¿De qué modo han afectado su relación con los demás sus
83orgullos
El dineroyyaprejuicios
no es lo queeconómicos? ¿Qué
era... y nunca lo relación existe entre el dinero y su
ha sido
sentido personal del valor? En lo que respecta al dinero, ¿se siente superior o
inferior a las personas que le rodean? ¿Qué significa el dinero para usted?
Analice su comportamiento en relación con el dinero. ¿Alguna vez es
irracional? ¿Qué revela? Ha llegado el momento de examinar con más
profundidad lo que ha aprendido acerca del dinero y su relación con él, de
verdad. ¿Cuál es realmente su personalidad monetaria?
Es muy valioso curar las heridas que nuestra psicología y nuestra
mitología monetarias nos han causado a nosotros mismos y a los demás.
Evidentemente, comprender el dinero desde la perspectiva del barrio nos
aclara y nos revela nuestras interacciones con su aspecto físico. Pero también
es evidente que nuestro plano interno no es el territorio adecuado. Queda
mucho por hacer en este viaje de descubrimiento de la verdad acerca del
dinero. Todavía no hemos encontrado una verdadera definición del dinero que
sea universal y coherente.
Su energía vital
¿Qué significa para usted que dinero = energía vital? Es evidente que el
dinero le parece valioso porque, al fin y al cabo, dedica una cuarta parte del
tiempo de vida que le corresponde a conseguirlo, gastarlo, preocuparse por él,
fantasear al respecto, o reaccionar frente a él de una manera u otra. Es cierto
que hay muchas convenciones sociales en relación con este tema que merece
la pena aprender y respetar, pero en definitiva cada individuo ha de decidir
qué valor le atribuye al dinero ya que se trata de su energía vital, porque paga
con tiempo por ese dinero. Cada uno decide cómo quiere gastarlo.
Una persona de cuarenta años, puede esperar disponer de alrededor de 329
601 horas (treinta y siete años) de energía vital antes de morir. (En la figura
2-1 encontrará la expectativa de vida para distintas edades.) Suponiendo que
dedica la mitad del tiempo a las actividades necesarias para mantener el
cuerpo en buen estado (dormir, comer, evacuar, lavarse y hacer ejercicio), le
quedan 164800 horas de energía vital para usos tan variados como:
Ahora que sabe que el dinero es algo que se obtiene a cambio de energía
vital, tiene ocasión de establecer nuevas prioridades para usar un bien tan
valioso. Después de todo, ¿hay alguna cosa que sea más vital para el
individuo que su energía vital?
UNA PRIMERA APROXIMACIÓN
88 El dinero ya no es lo que era... y nunca lo ha sido
A LA INDEPENDENCIA FINANCIERA
FIGURA 2-1
LA EDAD Y LA EXPECTATIVA MEDIA DE VIDA RESTANTE
20 56,3 493526
25 51,6 452326
30 46,9 411 125
35 42,2 369925
40 37,6 329601
45 33,0 289278
50 28,6 250708
55 24,4 213890
60 20,5 179703
65 16,9 148145
70 13,6 119218
75 10,7 93796
Datos obtenidos del Centro Nacional de Estadísticas Sanitarias de Estados
Unidos, Vital Statistics of the United States, anuario. Impreso por la
Oficina del Censo de Estados Unidos, Statistical Abstract of the United
States: 1991 111.a edición, Washington, D.C., 1991, p. 74.
sos, se encaminará inexorablemente hacia la integridad financiera y la
inteligencia financiera y algún día (esperemos que antes de morir) llegará a la
independencia financiera. No obstante, para demostrarle que es posible
alcanzarla, antes hemos de indicarle en qué no consiste.
Para empezar, vamos a analizar qué impresión le produce la expresión
independencia financiera. ¿Ganar montones de dinero en el mercado de
valores? ¿Heredar una fortuna? ¿Ganar la lotería? ¿Cruceros, islas tropicales,
dar la vuelta al mundo? ¿Joyas, coches de lujo, ropas de diseño? Casi todos
representamos la independencia financiera como una fantasía inalcanzable de
inagotables riquezas.
Esta noción de que la independencia financiera implica riqueza procede de
la primera perspectiva del dinero, la de la calle; se trata de la independencia
financiera en un sentido material. Para lograrla, basta con ser ricos; pero aquí
nos encontramos con otra palabra muy difícil de definir: ¿qué significa rico?
La riqueza sólo existe por contraste con algo o con alguien. Ser ricos es tener
mucho más de lo que tengo; es tener mucho más de lo que tienen casi todos
los demás. Pero ya conocemos la falacia del mito del más, que es como un
espejismo: jamás se alcanza porque no es real. John Stuart Mili dijo en una
ocasión: «El hombre no desea ser rico, sino sólo ser más rico que los demás.»
En otras palabras, en cuanto la riqueza se pone al alcance de las personas
como nosotros, deja de ser riqueza.
Sólo desde la perspectiva aérea, en el ámbito de la responsabilidad
personal, hallaremos nuestra primera definición de la auténtica independencia
financiera.
Nuestra definición de independencia financiera supera el nudo gordiano
de ignorar en qué consiste la riqueza porque no tiene nada que ver con ella. En
realidad, la independencia financiera se refiere a la experiencia de tener lo
suficiente, y un poco más. Como recordará, suficiente se encuentra en el
89punto máximo
El dinero delolaque
ya no es curva
era...de la satisfacción.
y nunca lo ha sido Es algo cuantificable que cada
persona define para sí misma a medida que va trabajando en los distintos pa-
sos de este programa. La vieja noción de independencia financiera, como la
riqueza permanente, es inalcanzable, pero no ocurre lo mismo con suficiente.
Lo que es suficiente para uno puede que no lo sea para su vecino, pero será
una cifra real para cada uno y está a su alcance.
La libertad financiera y psicológica
El primer paso que tiene que dar para experimentar la sensación de tener
lo suficiente, y un poco más consiste en liberarse de la identificación con el
nivel de la calle (la realidad material del dinero), la perspectiva del barrio (la
realidad psicológica del dinero) y la perspectiva de la ciudad (los
convencionalismos culturales acerca del dinero). Cuando lo consiga, habrá
logrado la independencia financiera, sin importar en absoluto la cantidad de
dinero que posea. Mientras no lo consiga, no logrará la independencia fi-
nanciera, por más dinero que tenga.
La independencia financiera es experimentar la libertad en el terreno
psicológico. Uno siente que no está esclavizado por hipótesis acerca del
dinero que asume inconscientemente, y que está libre de las culpas,
resentimientos, envidias, frustraciones y angustias que tal vez haya sentido en
cuestiones monetarias. Aunque experimente estas sensaciones, están allí
como si fueran una camisa, que uno se pone y se quita cuando quiere. Ya no se
siente obligado por los mensajes familiares y sociales que ha recibido durante
la infancia en relación con la forma correcta de relacionarse con el dinero si
uno quiere triunfar, ser respetado, virtuoso, seguro y feliz. Se ha liberado de la
confusión que tenía acerca del dinero. Ya no le intimida mantener el saldo de
la cuenta corriente, ni descifrar el parloteo de su agente cuando le habla de
anualidades o fondos de inversión sin comisiones ni intermediarios. No
compra jamás lo que no quiere ni le hace falta, y es inmune a la seducción de
los centros comerciales, los grandes almacenes y los medios de
comunicación. Su bienestar emocional ya no depende de su bienestar
económico; su ánimo no baila al son de los índices económicos. Ya no le hace
falta calcular mentalmente el tiempo que falta: las horas que faltan para salir
del trabajo, los días que faltan para cobrar, las pagas que faltan para reunir el
dinero de la entrada de una moto, lo que cuesta el proyecto para arreglar la
casa y los años que le faltan para jubilarse. Al principio, el silencio es
atronador. A lo mejor pasan días, incluso semanas, sin que piense en el
dinero, sin que su mente recurra a la cartera para solucionar los problemas y
las oportunidades de la vida.
Cuando se alcanza la independencia financiera, el dinero funciona en su
vida como usted quiera, sin depender de las circunstancias. De forma que el
dinero no es algo que le pase, sino algo que incluye en su vida
deliberadamente. Desde este punto de vista, lo que habitualmente es un drama
como el «de nueve a cinco hasta los sesenta y cinco», matarse trabajando,
salir adelante, ser rico y famoso —todas esas excusas que nos inventamos—
se reduce a una mera serie de opciones entre tantas otras. La independencia
financiera consiste en estar a salvo de la confusión y de los fanatismos que
muchos sentimos con respecto al dinero.
Si esto suena como la paz mental, lo es. Y la felicidad fiscal. Si le parece
tan inalcanzable como la riqueza, no lo es. Así lo han experimentado los miles
de personas que han cambiado su concepto del dinero como se describe en
90este libro,yaque
El dinero no han
es lo seguido
que era... los pasos
y nunca prácticos
lo ha sido y las sencillas observaciones
que se recomiendan.
El segundo paso:
situarse en el presente. El control de la energía vital
A. ¿A QUÉ PRECIO
ESTÁ CANJEANDO SU ENERGÍA VITAL?
Ya hemos dicho que el dinero no es más que algo que se recibe a cambio
de energía vital. Vamos a calcular cuánta energía vital (en horas) está
cambiando por cuánto dinero (en pesetas); es decir, cuánto dinero gana por el
tiempo que trabaja.
Transporte
Ir y volver del trabajo implica un gasto de tiempo o de dinero, o de ambos,
tanto si se traslada en su propio vehículo como si va a pie o utiliza algún
medio de transporte público. En este caso, vamos a suponer que utiliza el
coche. No olvide incluir los gastos de aparcamiento y de peaje, y también el
desgaste del vehículo. Digamos que el transporte le lleva una hora y media al
día, es decir, siete horas y media por semana, a un coste, entre gasolina y
mantenimiento, de 50 dólares (6250 pesetas) por semana. (Si utiliza el
transporte público, seguro que las cifras varían.)
Relajación diaria
Cuando llega a casa después de trabajar, ¿está alegre y lleno de vida,
dispuesto a dedicarse a proyectos personales o universales, o a compartir la
intimidad con su familia u otros seres queridos? ¿O se siente cansado y vacío,
se deja caer, taciturno, en el sillón delante de la televisión, cerveza o aperitivo
en mano, porque ha tenido uno de esos días? Si le lleva un rato desconectar de
las presiones laborales, ese rato constituye un gasto relacionado con el
empleo. Podríamos calcular más o menos unas 5 horas por semana y 20
dólares (2 500 pesetas) en elementos recreativos.
Actitudes positivas
Sin término medio. O es partidario de la integridad financiera al cien por
cien o no lo es. Un telescopio que tiene aunque sea un solo objetivo una pizca
desviado ya no nos permite ver las estrellas. Lo mismo se aplica a la vida
humana. Una pequeña mentira ya no deja pasar la misma cantidad de luz.
Tiene que ser despiadado, riguroso y absoluto.
En realidad, en este punto se pone a prueba su intención de aclarar su
relación con el dinero. La mayoría de nosotros es propensa a perdonarse un
desliz, y es grande la tentación de olvidarnos de controlar hasta la última
peseta. Una de las claves para lograr el éxito en este programa (y en la vida)
reside en un cambio de actitud, pasando de la negligencia a la precisión y la
impecabilidad. (Dicho sea de paso, esta integridad a veces obra milagros en
otros aspectos de la vida. Hay personas que han perdido peso, han mantenido
sus escritorios ordenados y han recuperado una relación que habían
perdido... por el mero hecho de seguir este paso. La integridad es integridad
en todos los sentidos.)
4,5$ x hora
Presupuesto en excel
112 El dinero ya no es lo que era... y nunca lo ha sido
LOS PRESUPUESTOS,
IGUAL QUE LAS DIETAS, NO SIRVEN
hasta una cantidad irracional a fin de sentirnos seguros? Una adicción es una
necesidad que se ha descontrolado, que se ha convertido en un cáncer que se
traslada al tejido sano y al final consume a su anfitrión.
No hace mucho tiempo, una amiga nos hablaba acerca de una amiga suya
que, a pesar de gozar de una buena posición económica, había vivido
atormentada por la inseguridad hasta que al final acabó suicidándose. En honor
a la amistad que había unido a nuestra amiga con la difunta durante tanto
tiempo, la familia la invitó a que eligiera un recuerdo de entre sus posesiones.
Una tarea amarga y dulce al mismo tiempo; pero quizá lo peor de todo fue abrir
un cajón que contenía treinta y ocho jerseys blancos, todos ellos
cuidadosamente doblados. ¿Qué revelaba esta colección de prendas casi
idénticas? A nuestra amiga le hablaban de una mujer triste y desesperada,
adicta a la ropa y en particular a los jerseys blancos. Cada vez que la abrumaba
la sensación de que le faltaba algo, salía de compras para animarse. Puede que
el hecho de comprar cada jersey le proporcionara unos inscantes de placer, pero
esta felicidad se disipaba, probablemente, en cuanto la prenda desaparecía
dentro del cajón. Como decía el sabio, nunca se tiene suficiente de lo que no se
precisa realmente.
La codicia es otro componente de nuestra relación irracional y adictiva con
el dinero. Como decía Gordon Gekko, el maniobrero de la película Wall Street,
«La codicia es buena». No cabe duda de que es una motivación que goza de
aceptación e incluso de estímulo social. Junto con su oscuro pariente, el temor,
dirige el casino llamado Wall Street y aparece en los periódicos y revistas más
respetables del mundo. La codicia, además, es lo que domina a tantos de
nosotros cuando sobrepasamos el punto máximo de la curva de la satisfacción y
acumulamos confusión. Con su tergiversada distribución de la riqueza, nuestra
sociedad sitúa la codicia por encima de la necesidad; tanto es así que hasta
parece un poco antipatriótico sugerir que los pobres merecen por lo menos una
pequeña parte de los beneficios. «Que trabajen, como hago yo», dicen los que
poseen suficientes bienes en lugar seguro. De hecho, la codicia forma parte de
nuestra naturaleza hasta tal punto que ni siquiera la reconocemos como señal de
adicción.
hace falta jurar al comienzo de cada mes que esta vez lo hará mejor. No se trata
de sentirse culpable. Tiene que ver con reconocer, cada uno por sí mismo, lo
que necesita en contraste con lo que quiere, qué adquisiciones o tipos de
adquisiciones le hacen sentirse satisfecho, qué significa suficiente para usted, y
realmente en qué se gasta el dinero. Este programa se basa en su propia
realidad, no en un conjunto de normas externas. En consecuencia, el éxito de
este programa depende de su honestidad e integridad. En el tercer paso
comienzan a ejercitarse estos músculos. Si no está en buena forma puede que se
sienta dolorido, pero de hecho este paso no tiene nada de doloroso. Al
contrario, ¡es muy divertido!
Anita Cleary necesitaba algo parecido a este mantra para ser capaz de
révisar su armario a la luz de una nueva conciencia. No cabía la menor duda
acerca de su adicción: la ropa y la bisutería. Había sido adicta a comprar.
Cada vez que cogía el coche sentía la compulsión de pasar por el centro
comercial sólo por saber lo que tenían de oferta. En cierto modo, este ritual de
ir de compras y gastar le ayudaba a sentirse bien consigo misma. Pero al cabo
de años de adicción el resultado se encontraba allí, en el armario. No estaría
mal si se hubiese convertido en ese momento, pero no fue así sino que siguió
comprando hasta quedar en números rojos, y entonces dejó de sentirse bien
por tener tantas cosas y no usarlas. Como medida provisional, justificó sus
excesos dándolos como regalo. Se entretuvo así en dar a amigos y familiares
cosas que no había usado jamás. Poco a poco se fue debilitando su deseo de
comprar. Hasta que un día, en uno de sus grandes almacenes preferidos,
mientras miraba los colores de los jerseys nuevos, tomó conciencia. «¿Voy a
seguir haciendo lo mismo durante toda la vida? ¿Todo se reduce a esto? ¿Qué
} Adonde va a parar todo eso i 119
estoy haciendo? ¡Ya tengo suficiente!» Y salió de la tienda con las manos
vacías, sorprendida ante esta revelación. Poco después de esta experiencia,
Anita se dio cuenta de que había perdido el deseo de comprar.
Para establecer sus categorías, conviene que sea minucioso y preciso, pero
sin exagerar.
Alimentación
A menos que sea muy diferente del resto de los seres humanos, seguro que
tiene una categoría muy amplia para la alimentación. Sin embargo, si se fija en
los gastos del mes, tal vez note que en realidad aquí se incluyen distintos tipos
de compras de comida. Por ejemplo, lo que se come en casa en familia y lo que
se come en casa cuando hay invitados. Así que ya tenemos dos categorías: en
casa en familia y en casa con invitados. Pero no exagere. No vigile a sus
invitados para apuntar en su libreta lo que comen y en qué cantidad. La
pregunta «¿Quiere algo de segundo, señor Martínez?» podría adquirir un
significado completamente diferente. Basta con hacer un cálculo aproximado,
dentro de los gastos totales de alimentación, de la proporción que ha
correspondido a los invitados. Por ejemplo, si tiene cuatro invitados y
habitualmente sólo compra para dos, aproximadamente se imputan a en casa
con invitados dos tercios del importe. Los totales son exactos al máximo, pero
los desgloses son estimativos.
Tal vez le interese averiguar cuánto gasta en tentempiés. ¿Cuál es el coste
mensual de esos cafés? ¿Y lo que come frente al televisor; las patatas fritas, las
palomitas de maíz, los dulces y los refrescos que a menudo van mano a mano (o
mano a boca) con ver la televisión? ¿Compra más caro por comprar los mejores
productos de cultivo biológico y al final resulta que se salta los escrúpulos co-
miendo chucherías entre las comidas?
Otra subcategoría que puede resultar interesante incluye las comidas en el
trabajo, ya sean los almuerzos de trabajo con los clientes o el habitual filete con
ensalada del restaurante de la esquina. Todos estos patrones de gastos aparecen
si establece categorías que reflejen su comportamiento real en lugar de
limitarse a apuntarlo todo en la columna de alimentación. La finalidad no es
lograr mayor precisión cuando se confiese con su asesor financiero. Esto sirve
para que, cuando alce las manos y exclame, enfadado: «¿Adonde va a parar
todo? Si casi no compro nada» (que, traducido a los regímenes, equivaldría a
«¿Cómo es posible que haya engordado tres kilos? Si no como casi nada...»),
pueda responderse con voz firme y segura: «Va a parar a la máquina de
golosinas del tercer piso del bloque donde trabajo.»
} Adonde va a parar todo eso i 121
Ropa
En lo que respecta a la indumentaria, es posible que no reciba suficiente
información sobre su manera personal de gastar si cuenta con una sola categoría
llamada ropa. Tal vez necesite distinguir entre lo que compra por utilidad y lo
que compra por vanidad (la necesidad de no aparecer jamás por el despacho dos
veces seguidas con el mismo conjunto, por ejemplo, o de asistir a las reuniones
sociales vestido con más elegancia que los demás). En otras palabras, concrete
y realice las distinciones apropiadas. Para obtener un mapa exacto de su patrón
de gastos, es posible que necesite varias subcategorías, como la ropa que se
pone para estar en casa todos los días, la que estima más adecuada para ir a
trabajar, y el atuendo especializado que le parezca necesario para sus activida-
des recreativas. Un médico que siguió este programa con la intención de
averiguar cómo le desaparecía sistemáticamente el veinte por ciento de sus
ingresos, descubrió que en realidad era aficionado a comprar zapatos. Tenía
zapatos de golf, de tenis, para correr, para navegar, para andar, para salir de
excursión y para escalar, aparte de zapatos para hacer esquí de fondo, botas de
esquí y botas para después de esquiar. El mero hecho de incluir una categoría
para los zapatos le ayudó a encontrar parte de esos ingresos que había perdido y
a darse cuenta de que, en realidad, pocas veces usaba algo que no fueran
zapatos cómodos para andar por casa. Pero no estaba solo en su fetichismo. El
varón medio estadounidense posee una media de 2,5 pares de zapatillas
deportivas y las mujeres, 2,6. Reebok calcula que, a mediados de la década de
los noventa, sus clientes contarán con una media de seis o siete pares de
zapatillas. He aquí un dato todavía más increíble: en Estados Unidos, el ochenta
por ciento del calzado deportivo no se usa jamás para la actividad para la cual
ha sido diseñado.
Todo esto no se reduce a una mera contabilidad, sino que forma parte del
proceso de descubrimiento de uno mismo. Puede incluso que sea el único
proceso de este tipo que se compromete a dejarle financieramente en mejor
forma al final que al principio.
¿Qué otras maneras existen de establecer categorías para la ropa? A menudo
se utiliza el vestir como un medio de expresión, como un intento de compensar
la subestimación de uno mismo, o de vender una imagen. Hacer un análisis por
colores es una forma estupenda de dividir en dos los gastos en ropa. Además
están los infinitos consejos (perversamente contradictorios) que aparecen en las
revistas femeninas sobre cómo vestirse para ir a trabajar (un vestuario) o para
conseguir pareja (otro vestuario). La ropa se utiliza también como
tranquilizante o como estimulante: «Estoy tan deprimido que me parece que,
para animarme, voy a salir a comprarme ropa nueva.» Un amigo nuestro lo
} Adonde va a parar todo eso i 122
Se está tratando a nueve mujeres por un problema curioso provocado por los
hábitos sociales modernos. La enfermedad, que los expertos han denominado
el síndrome de la moda, se caracteriza por la adquisición incontrolada de
ropa, joyas y cosméticos en cantidades y a precios desproporcionados con las
necesidades o los medios de las pacientes. El trastorno fue identificado por
primera vez por un psiquiatra estadounidense en 1984. Otros médicos de
distintas partes del mundo se han interesado asimismo por este problema.
Este síndrome suele ir acompañado por otras alteraciones como la depresión
y la bulimia (hartarse y devolver). Las mujeres manifiestan escasa
autoestima, sentimientos de culpabilidad y una imagen distorsionada de su
cuerpo.
Transporte
Él uso de las subcategorías adecuadas dentro del transporte le ayuda a
captar conceptos que pueden llegar a ahorrarle decenas de miles de pesetas al
año. Sacar las cuentas le brinda una magnífica oportunidad para reflexionar
sobre los motivos por los cuales tiene coche en lugar de utilizar el transporte
público. ¿Tal vez por conveniencia, por su posición social, por necesidad, por
no ser distinto, porque le da sensación de libertad...? También es la ocasión de
revisar el seguro del coche: ¿qué parte del seguro es necesaria y cuánto es
hábito, convención y dejarse convencer por las tácticas del vendedor? ¿En qué
categoría pondría el segundo coche: transporte, afición u ostentación?
LA SUMA TOTAL
Ahora llegamos a una de las claves mágicas de este programa. Lo que tiene
delante, por más exacto y compensado que esté, to-
¿Adonde va a parar todo esof 129
Ahora dispone de una cifra real (22 horas irrecuperables de su trayecto por la
vida) con la cual comparar la pila creciente de revistas maravillosas (pero sin leer)
que tiene en el cuarto de baño. Estas revistas le quitan energía tres veces: la
primera, para ganar el dinero que necesita para comprarlas; la segunda, porque
pierde horas de sueño para leerlas, y la tercera, porque se siente culpable por no
haber acabado de leer una cuando ya le ha llegado el número del mes siguiente
(eso sin contar que después hay que guardarlas o deshacerse de ellas). ¿No podría
haber dado un uso mejor a esas 22 horas? ¿Todavía es cierto que no tiene tiempo
para dedicarle a la familia? ¿Qué relación encuentra entre esta cifra y las
postergaciones habituales? Siempre piensa que no duerme lo suficiente; ¿ya lo
tiene resuelto? ¿Acaso valieron esas revistas cada una de las horas dedicadas a su
adquisición? ¿Le han proporcionado 22 horas de placer, y algo más...? Pero no
conteste todavía. Fíjese cómo el hecho de convertir las pesetas en horas le revela
lo que le cuesta realmente mantener su estilo de vida. En el capítulo 4 vamos a
seguir analizando estas cuestiones.
Vamos a analizar otro ejemplo: lo que paga por el alquiler o la hipoteca.
Digamos que paga 1000 dólares (125 000 pesetas) al mes
} Adonde va a parar todo eso i 131
por el privilegio de vivir en su casa o piso. Algunas personas dirán que es una cifra
excesiva, otras que es muy poco. Recuerde que esta cifra no es más que un
ejemplo y no significa que sea el precio adecuado. Si partimos del cálculo de que
realmente gana 4 dólares (500 pesetas) por hora, dividamos esos 1000 dólares
(125000 pesetas) entre 4 para obtener una cifra real. Mantener este techo
determinado sobre su cabeza le está costando 250 horas mensuales. Teniendo en
cuenta la jornada habitual de 40 horas semanales, es fácil darse cuenta de que la
vivienda le cuesta más horas de las que dedica al trabajo. Cada hora de trabajo
sirve para pagar una vivienda de la que quizá no disfrute más de dos o tres horas
por día. ¿Merece la pena? No estamos hablando del mercado de la vivienda en su
lugar de residencia. No nos referimos a lo que todo el mundo sabe que puede o
debe hacer con respecto a la vivienda; simplemente estamos observando que le
cuesta 250 horas mensuales vivir donde vive. Nada más. Sin vergüenza ni culpa...
ni excusas.
Ahora divida el total de la columna de cada subcategoría entre la cantidad de
horas de energía vital que le ha costado (redondee en medias horas). La tabla
mensual tendrá ahora un aspecto similar a la de la figura 3-3.
ALGUNAS IMÁGENES
QUE VALEN MÁS QUE MIL PALABRAS
Vamos a estudiar los casos reales de varios PIF que han obtenido provecho de
este paso.
dólares de energía
} Adonde va a parar todo eso i 134
vital
Alquiler 200,00 30 Sueldo 1345,16
Reparación/mantenimiento
del coche
Seguro/impuestos del coche 160,30 24
Aparcamiento 0,25
Transporte público
Seguro médico 36,06 5
Estética
Regalos/tarjetas 12,00 1,8
Libros/revistas 16,20 2,4
Crecimiento personal
Correo 2,03 0,3
Papelería
Fotocopias
Donativos
Cargo comisión por servicios
bancarios
Varios 0,40
Préstamos 50,32 7
TOTAL 640,88 TOTAL 1 384,03
FIGURA 3-4
Tabla mensual de Rosemary, incluidas las horas de energía vital
¿Adonde va a parar todo eso' 135
Si lo comparamos con la media del año anterior para la misma categoría, las
cifras ¿aumentan o disminuyen?
Vamos a analizar ahora las categorías que ha elaborado una pareja y su tabla
mensual de control.
Lu Bauer y Steve Brandon viven en una zona rural del Estado de Maine, en el
noreste de Estados Unidos. Profesionalmente se encuentran en extremos opuestos:
él es camionero y ella, contable; en cambio, en lo personal se llevan muy bien y
disfrutan de la conciencia y la comunicación que surge de compartir ingresos y
gastos. Para calcular su salario real por horas, sumaron los totales para obtener
una sola cifra para ambos: 6,35 dólares (793 pesetas) por hora. Como se
desprende de la figura 3-5, el total
de horas ajustadas de Lu suma setenta y siete y media, mientras que las de
Steve son sesenta y siete y media, es decir, 145 horas entre los dos. Los in-
gresos totales de Lu fueron de 671 dólares (83 875 pesetas), mientras que los
de Steve fueron de 250 dólares (31250 pesetas); sumando ambos resultan
} Adonde va a parar todo eso i 138
921 dólares (115125 pesetas). Si dividimos los ingresos de ambos por las
horas de ambos se obtiene la cifra de 6,35 dólares (793 pesetas) por hora;
esto significa que cada dólar (unas 125 pesetas) gastado representa casi
nueve minutos y medio de energía vital. Echemos un vistazo a la figura 3-6,
su tabla correspondiente al mes de agosto de 1990. Verá que los ingresos no
concuerdan con sus cómputos anteriores, algo bastante comprensible ya que
ambos tienen un horario variable según la estación y otros factores. No
obstante, como media sigue siendo válida la cifra de 6,35 dólares (793
pesetas) por hora. Miremos ahora las categorías que han incluido. Si nos
fijamos en todas las subcategorías de animales, nos damos cuenta de que les
gustan mucho. ¿Qué querrá decir ese otros? ¿Tal vez gatos callejeros, o
invitados, o la vaca cuando no produce leche? También parecen generosos,
porque los donativos incluyen dos categorías. Los gastos de la casa indican
que pueden estar construyéndola o remodelándola poco a poco y, teniendo
en cuenta el bajo coste de mano de obra del mes, es probable que lo hagan
ellos mismos. Los 818 dólares (102250 pesetas) que han pagado de hipoteca
incluyen otros 200 dólares (25000 pesetas) de amortización de capital.
Ahorran muchos intereses de la hipoteca al amortizarla lo antes posible.
Aparte de que Steve afirma que la propia tabla le ha hecho ahorrar de una
manera insólita. Cierto mes (no este en particular), analizando la categoría
golosinas, descubrió que estaba colgado de las galletas: había gastado el
doble en galletas que en música, una de sus principales aficiones. «De no ser
por la tabla», confiesa, «habría tenido que hacer terapia durante diez meses
para modificar mi comportamiento a fin de aprender a controlar mi peso. En
cambio así, la tabla mensual me sirvió para tomar conciencia de la
situación».
personal. No se trata de aprender cómo hay que hacerlo, sino de que cada uno
lo haga a su manera. No hay una forma que esté bien y otra que esté mal; lo
importante es hacerlo, como nos demuestra la historia siguiente.
GUÍA
1. Alimentación
A. En casa, comidas principales
B. En casa, comida rápida y dulces
C. En casa, con invitados
D. En el trabajo, comidas principales
E. En el trabajo, tentempiés y descansos
F. Fuera, restaurantes, por diversión
G. Fuera, comida rápida, por comodidad mientras vamos de
compras, etc.
H. Comida sana, régimen especial, la última moda, etc.
I. Golosinas, adicciones actuales
J. Caprichos especiales: helados, tapas, etc.
K. Artículos de jardinería: semillas, abono, etc.
2. Vivienda
A. Amortización de la hipoteca (los intereses se incluyen en la
categoría 11) o alquiler
B. Hoteles
C. Alquiler en vacaciones
D. Arreglos en la vivienda
E. Remodelación
F. Impuesto sobre bienes inmuebles
3. Sevicios
A. Electricidad
B. Calefacción
C. Leña
D. Butano o gas natural } Adonde va a parar todo eso i 141
E. Carbón para la barbacoa
F. Agua
G. Teléfono
H. Recogida de residuos
I. Alcantarillado
6. Transporte
A. Traslados de y hacia el trabajo
B. Automóvil: gasolina
C. Automóvil: aceite
D. Automóvil: mantenimiento habitual
E. Automóvil: taller mecánico } Adonde va a parar todo eso i 142
F. Automóvil: seguro, inspección, matriculación, carnet de conducir
G. Transporte público, local
H. Avión, tren, autocar interurbano
I. Alquiler de coches
J. Reparación y mantenimiento de bicicletas
K. Cuotas del coche
L. Peajes y aparcamientos
7. Comunicaciones
A. Teléfono: tarifa básica, llamadas de larga distancia, teléfono celular
(todo repartido entre el uso laboral y el social)
B. Correo, papelería, correo urgente, servicio de mensajería
C. Fotocopias, imprenta
D. Telegramas, cablegramas
E. Fax
F. Módem
G. Servicio de correo electrónico
H. Coste de las líneas 900
8. Salud
A. Médicos
B. Odontólogos
C. Seguro médico
D. Medicinas alternativas: masajes, acupuntura, etc.
E. Medicamentos con receta
F. Vitaminas y suplementos
G. Regímenes por recomendación médica
H. Gimnasio
I. Ortopedia, prótesis, ayudas técnicas: gafas, plantillas,
etc.
9. Ocio
A. Bebidas alcohólicas: en casa, en el bar
B. Tabaco
A. Drogas recreativas, sin receta médica
B. Acontecimientos deportivos
C. Teatro, conciertos, museos
D. Cine
E. Cintas de audio, discos, discos compactos
F. Cintas de vídeo
G. Equipo electrónico: cámara de vídeo, radio, televisión, radiocasetes,
walkman, equipo estéreo, etc.
J. Educación: talleres, clases, conferencias K. Libros, revistas,
periódicos L. Aficiones, manualidades, artes plásticas M. Juguetes
N. Ordenador personal y accesorios
0. Equipo de deportes y de acampada
P. Gastos relacionados con la práctica del deporte: telesillas, entrada a la
pista de patinaje, etc.
13. Caprichos
Encontrará una lista parcial de posibles caprichos en cualquier catálogo
de ventas por correo. Cada artículo de cada página lo es en potencia,
desde los anillos hasta los zapatos.
15. Ingresos
A. Sueldo, salario, propinas: neto
B. Dinero encontrado
C. Devoluciones de préstamos
D. Herencias, regalos
E. Intereses de las cuentas de ahorros
F. Intereses de las inversiones
G. Dividendos
H. Devoluciones del IRPF
I. Bonificaciones
J. Devoluciones fiscales (cuando se reciben)
K. Reintegros
} Adonde va a parar todo eso i 144
L. Ganancias obtenidas por ventas particulares
M. Ganancias obtenidas por la venta de obras de arte, artesanía
N. Premios en efectivo
O. Ganancias del juego
Tenga en cuenta que le ha llevado más tiempo leer esta parte del capítulo
que lo que tardará en rellenar la tabla mensual cuando la haya elaborado.
nos preguntamos qué clase de nicho nos gustaría labrarnos para nosotros mismos.
No importa, dése el gusto. Mire por una ventana o cierre los ojos, y trate de
imaginar lo que sería para usted una vida verdaderamente satisfactoria. Para
ayudarle a iniciar el camino, le planteamos los siguientes interrogantes:
A lo mejor prefiere responder por escrito. Estas preguntas sirven para que se
centre en lo que valora de verdad, en lo que da sentido a su vida. En este paso,
vamos a averiguar hasta qué punto sus gastos coinciden con estos valores.
El sueño de Amy y Jim Dacyczyn, por ejemplo, era bastante simple: querían
tener hijos y vivir en una granja enorme en medio del campo. Cuando se casaron,
entre los dos llevaban más de veinte años en el mundo laboral; él como marino de
carrera y ella como artista gráfica. Y sin embargo, sus ahorros apenas ascendían
a 1500 dólares (187500 pesetas).
Cuenta Amy que tuvieron el primer hijo «nueve meses y quince minutos después
de casarnos». Se dieron cuenta de que para ellos la familia y la comunidad eran
más importantes que el rápido ritmo de vida que llevaban y decidieron educar a
sus hijos y hacer realidad su sueño con un solo ingreso: el sueldo que cobraba
Jim en la Marina.
Para hacer realidad su sueño, recurrieron a toda la experiencia de frugalidad
obtenida de unos padres ahorradores e inventaron montones de estrategias de
ahorro, pero sin tener jamás la sensación de carecer de nada. Disfrutaban de este
desafío a su creatividad y la relación entre ellos prosperaba a partir del objetivo
común. Al cabo de siete años tenían cuatro hijos y 49 000 dólares (6125 000
pesetas) de ahorros (todos procedentes de los ingresos de Jim, que ganaba menos
¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho 'i 147
de 30000 dólares [3 750000 pesetas] anuales; Amy se quedaba en casa con los
niños), suficientes para dar una entrada de una granja en Maine, saldar las
deudas y comprar un coche, muebles y accesorios. Dos años después, Amy
decidió aplicar sus conocimientos como artista gráfica para crear un foro donde
intercambiar ideas sobre la austeridad. En junio de 1990 nació The Tightwad
Gazette (algo así como La gaceta tacaña,), un boletín de ocho páginas lleno de
consejos prácticos para vivir bien con poco dinero, y un año después nacieron los
mellizos. Todavía son capaces de vivir bien. Su historia demuestra que los sueños
sencillos, como vivir en el campo y dedicarse a tener hijos, no son inalcanzables.
Kees (se pronuncia keisj y Helen Kolff son un caso especial. Él es médico y
dirige una clínica que brinda atención sanitaria a minorías y trabajadores
inmigrantes. Helen ha sido maestra y ahora participa en programas de distintas
organizaciones no lucrativas, aparte de ocuparse de la familia. Las vidas de
ambos reflejan lo que ambicionaban cuando se conocieron en la universidad.
Han disfrutado de sus veinticuatro años de matrimonio y de la educación de sus
dos hijos, pero ahora esperan a que el nido quede vacío para volar ellos también.
El programa financiero les ha brindado una forma de renunciar al empleo
remunerado al mismo tiempo que dejan de ser padres a tiempo completo, y ya han
comenzado a averiguar en qué proyectos pueden participar los dos juntos, tal vez
en algún país del Tercer Mundo.
¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho 'i 148
En este paso tiene que evaluar sus gastos formulándose tres preguntas con
respecto al total que ha gastado en cada una de las subcategorías.
Para hacer este paso, vuelva a la hoja de la tabla mensual y fíjese en las tres
filas en blanco en la parte inferior. Apunte en ellas la respuesta a estas tres
preguntas (véase la figura 4-1). Ya ha convertido el dinero en horas de energía
vital; ahora tiene que decidir cómo quiere gastar un bien tan precioso. Estas tres
preguntas, aplicadas a cada una de las subcategorías de la tabla mensual, le darán
una base para evaluar la forma en que se gasta el dinero.
PRIMERA PREGUNTA:
¿HE RECIBIDO SATISFACCIONES, RECOMPENSAS Y VALORES
PROPORCIONALES A LA ENERGÍA VITAL QUE HE GASTADO?
Este sencillo ejercicio le permitirá apreciar cuándo los gastos son automáticos,
tal vez incluso porque hay una adicción. A lo mejor hasta encuentra sus
¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho 'i 149
FIGURA 4-1
Ejemplo de tabla mensual con las tres preguntas
correspondiente a la categoría de los zapatos. Por más que lo racionalizara,
nada me impedía comprobar una verdad tan sencilla: no ganaba nada teniendo
tantos pares de zapatos.»
¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho 'i 154
Ted y Martha Pasternak comprobaron que esta pregunta les permitía acceder
a un método más sereno para evaluar los patrones de gastos de cada uno sin
colocarse a la defensiva ni agredirse. En vez de condenar abiertamente una de
las compras de Ted, Martha le pregunta con mucha calma si realmente ha
recibido satisfacciones, recompensas y valores proporcionales a la energía vital
que ha gastado. De este modo están en condiciones de percibir, e incluso de
hacer comentarios acerca de los caprichos del otro de una forma mucho más
comprensiva. En el caso de Martha, son los libros: en el de Ted, los teléfonos
(tiene un aparato en cada habitación, y no siempre funcionan). El hecho de ser
capaces de conversar sobre opciones financieras sin pelearse ha sido muy
valioso para ellos y de hecho les ha ayudado mucho en su matrimonio.
Recapitulación
Al evaluar cada subcategoría, ponga un 0 en la casilla si le parece bien lo que
ha gastado, un + (o una flecha hacia arriba) si le produce tanta satisfacción que
incluso quisiera gastar más, o un - (o una flecha hacia abajo) si no está satisfecho
con lo que ha gastado. Esta pregunta le brinda la oportunidad de comprobar el
grado de satisfacción en su vida mediante el análisis de algo tan sencillo y
¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho 'i 156
SEGUNDA PREGUNTA:
ESTE GASTO DE ENERGÍA VITAL,
¿CONCUERDA CON MIS VALORES
Y EL PROPÓSITO QUE TENGO EN LA VIDA?
Esta pregunta resulta muy reveladora, porque nos proporciona una forma
concreta de darnos cuenta de si estamos o no aplicando lo que defendemos. Como
ha hecho con la primera pregunta, interrogúese acerca de cada subcategoría:
«Este gasto de energía vital, ¿concuerda con mis valores y el propósito que tengo
en la vida?» Si la respuesta es un sí rotundo, ponga un + (o una flecha hacia
arriba) en la segunda casilla, en la columna correspondiente; si es un no, ponga un
- (o una flecha hacia abajo). Si está bien, ponga un 0. Tómese el tiempo que haga
falta para pensar cada respuesta.
Las personas como Amy y Jim Dacyczyn tenían una escala de valores muy
clara y sabían muy bien lo que querían cuando empezaron a vivir con austeridad.
Lo mismo se puede decir de Wes Lambert y de Kees y Helen Kolff. Contrastar
sus decisiones financieras con estos dos factores les ayudó a hacer coincidir sus
finanzas con sus sueños. En cambio, hay muchas personas que disfrutan de un
mayor bienestar económico y sin embargo sufren de pobreza de ideales. Entre los
confusos encontramos muchos ricos herederos, bien preparados financieramente
pero que no saben adonde van. Y muchas personas normales que han alcanzado el
sueño americano y ahora se preguntan si la vida no tendrá algún otro sentido.
¿Qué le parece? ¿Tiene claros sus valores y el sentido de la vida?, ¿o están
desenfocados, enterrados bajo el peso de un estilo de vida que no termina de
cuadrar?
Los valores
Vamos a hablar primero de los valores. Nuestros valores son aquellos
principios y cualidades que nos interesan, que son realmente importantes para
nuestra sensación de bienestar. En un nivel, los valores son las ideas y las
convicciones que nos sirven de base para tomar decisiones. Son como un ADN
invisible, compuesto por lo que consideramos que está bien y está mal, del cual
dependen nuestras opciones. Cuando elegimos proporcionar a nuestros hijos
comida, casa y abrigo, lo hacemos a partir de unos valores. La decisión de pasar el
¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho 'i 157
En 1985, Tom Clayton disponía de todos los factores para tener una vida
agradable. Todas las piezas encajaban para proporcionarle el éxito: una esposa
estupenda, dos hijos, dos coches, una casa preciosa y numerosas ventajas
tangibles e intangibles que le brindaba su trabajo como administrador de una
escuela. Gozaba de respeto, buenos ingresos y seguridad. Le iba bien pero no era
feliz, sino todo lo contrario: estaba desesperado. Se sentía furioso e impotente
ante un sistema que le había hecho creer que uno quedaba satisfecho cuando
disponía de los medios adecuados (casa, coche, empleo, etcétera). Pero él no
estaba conforme. Buscando una salida, acudió a uno de nuestros seminarios
sobre la IF. Ese día tomó conciencia de algo que ya sabía: que la felicidad no
viene del exterior, sino que deriva de integrar nuestros valores con nuestra
relación con el dinero. Su vida no tenía nada de malo, sólo que al unir las piezas
no obtenía nada de lo que sentirse orgulloso íntimamente. Su vida estaba bien
pero era irreal. Al examinar sus valores se dio cuenta de que lo que más anhelaba
era contribuir a resolver alguno de los problemas del mundo, en vez de ser uno de
esos millones de personas que piensan que lo más importante es ocuparse de sus
propios asuntos. ¿Qué podía hacer para vivir de acuerdo con sus valores? Su
empleo, aunque no estaba mal, no manifestaba en absoluto su preocupación por
los demás. Se arriesgó y, aunque ganando menos, abandonó el sistema educativo
y puso una consulta privada de aseso- ramiento, y empezó a trabajar en una
clínica en colaboración con un médico. Así fue centrando poco a poco su nueva
carrera. Con el tiempo formaron una sociedad y se dedicaron a dar clases de
formación y seminarios con el nombre de Bienestar Ilimitado. Tom y su socio
ayudan a los demás a descubrir sus valores y lo que valen, su responsabilidad
para consigo mismos y para con la sociedad. De este modo, Tom ha conseguido
hacer que encajen las piezas de sus aptitudes, valores y preocupaciones en una
vida de su agrado. Ahora, lo que piensa concuerda con lo que hace y así ha lo-
grado ser feliz.
¿Qué es el propósito?
Para responder a la segunda parte de esta pregunta, tiene que evaluar sus
gastos en función del propósito que tiene en la vida. Seguro que tiene muy claro
lo que significa tener una finalidad en la vida. Para algunos, como Amy y Jim
Dacyczyn, su finalidad es trabajar en algo de su agrado o dedicarse a la familia.
Puede ser que otros no lo tengan tan claro. Algunas personas pasan años buscando
su propósito en la vida mientras que otras, como Wes Lambert, aparentemente lo
¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho 'i 159
conocen desde que nacieron. Pero, ¿qué es exactamente eso que llamamos el
propósito de la vida?
En cierto sentido, se encuentra el propósito en la respuesta que uno da cuando
le preguntan: «¿Para qué hace lo que hace?» Puede que la acción sea evidente,
como cuando uno come, aunque la motivación puede variar, desde el apetito hasta
el deseo de aceptación social o la necesidad de acumular hidratos de carbono con
el fin de aumentar la resistencia física para ir a esquiar.
El propósito es también el significado que cada uno atribuya a sus acciones.
Ésta es la historia de tres picapedreros que están picando un bloque enorme cada
uno. Una persona se acerca al primero de ellos y le pregunta: «Perdóneme pero,
¿qué está haciendo?» El picapedrero le responde con brusquedad: «¿Acaso no lo
ve? Estoy picando este trozo de piedra enorme.» El curioso se acerca al segundo
picapedrero y repite la pregunta. El otro lo mira con una mezcla de orgullo y
resignación y le dice: «Me estoy ganando el sustento para mantener a mi esposa y
a mis hijos.» Entonces, el preguntón se dirige al tercer picapedrero y le pregunta:
«Y usted, ¿qué hace?» El tercer picapedrero lo mira con la cara radiante y le
contesta con reverencia: «¡Estoy construyendo una catedral! »
El significado que atribuimos a una acción procede de nuestro interior. Al
igual que el primer picapedrero, tenemos la opción de negar que nuestras acciones
tengan sentido más allá de la realidad física de lo que estamos haciendo. Como el
segundo, podemos absorber el significado que nuestra cultura atribuye a lo que
hacemos. Mantener una familia es un propósito aceptado culturalmen- te, como
también lo son recibir educación, casarse y tener hijos, fundar una empresa de
éxito, descubrir la manera de curar una enfermedad, ganar premios... y muchas
cosas más. La respuesta del tercer picapedrero apunta a otro nivel de significado:
a vivir de acuerdo con nuestros ideales más altos, a dedicarnos a algo que parece
noble y merecedor de nuestra devoción constante.
Además, hay una acepción genérica del propósito. Más allá de mi propósito
muchos creen que está el propósito. Las religiones nos enseñan que dentro de cada
uno de nosotros hay un núcleo de bondad, la capacidad para distinguir el bien del
mal y el deseo de ohrar adecuadamente. Aunque los conceptos de bondad, verdad
y belleza varíen en las distintas culturas, todas honran a los individuos que
encarnan estos ideales.
Por último, el propósito es también nuestra misión, ese compromiso
apasionado que impulsa nuestras acciones. Cuando exponemos una misión, ya sea
con una finalidad colectiva o individual, en general hablamos de algo tangible
(«Nuestra misión consiste en fabricar artefactos») y de algo intangible («Con la
máxima precisión e integridad»). El hombre a menudo tiene esta sensación de
misión para mejorar su comunidad o el mundo en general, por ejemplo, ayudando
¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho 'i 160
en el profundo trabajo de Frankl, le servirá para medir sus propios avances hacia
el propósito que tiene en la vida.
Para averiguar su puntuación, sume todos los números marcados con un
círculo. Si el total es inferior a 92, es probable que a su vida le falte sentido y
propósito; si suma entre 92 y 112, la sensación de propósito es imprecisa y
confusa; si ha superado los 112 puntos, tiene muy claro su propósito. Veamos qué
puntuación obtiene. Recuerde que si se formula la pregunta: «Este gasto de ener-
gía vital, ¿concuerda con mis valores y el propósito que tengo en la vida?», esto le
ayudará a definir y a reunir todos los elementos que componen la sensación de
propósito.
Dedique algo de tiempo a tomar notas. A lo mejor le interesa leer el libro de
Frankl, muy conmovedor, titulado Man's Search for Meaning (La voluntad de
sentido: conferencias escogidas sobre logoterapia).
Volviendo a la integridad
Volvamos a la segunda pregunta del segundo paso: «Este gasto de energía
vital, ¿concuerda con mis valores y el propósito que tengo en la vida?» Ahora que
ha examinado los valores y propósitos con mayor profundidad, formúlese otra vez
la misma pregun-
164 ¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho?
¿Cuánto es suficiente$ ¿Qué es estar satisfechoi 165
Utilice esta pregunta para evaluar cuánto le cuesta su trabajo y para empezar a
centrarse con mayor claridad en su vida fuera de la actividad laboral. Pregúntese:
¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho 'i 166
Observe ahora la tabla. Busque todos los - (o flechas hacia abajo). Fíjese en
qué categorías no le han resultado satisfactorias en función de la primera pregunta
(porque no ha recibido satisfacciones proporcionales a la energía vital que ha
gastado) o de la segunda (porque este gasto de energía vital no concuerda con sus
valores y el propósito que tiene en la vida), y en cuáles corresponden a gastos que
cambiarían de forma significativa si no tuviera que matarse trabajando. Mire
ahora la lista. ¿Qué se deduce? ¿Ha aprendido algo sobre usted mismo? No se
castigue y no se prometa que va a «mejorar el mes que viene». (Recuerde que esto
no es un presupuesto.) Basta con que utilice esta información y todo lo que haya
aprendido para clarificar mejor sus valores y su propósito. Y recuerde: sin
vergüenza ni culpa.
Volvamos a la tabla mensual del capítulo 3 y veamos cómo han hecho estas
evaluaciones Rosemary y Lu y Steve.
La tabla de Rosemary es bastante directa. Aunque decidió no calcular cuánto
gastaría para cada categoría si dejara de trabajar para vivir, las categorías que cree
que bajarían dan mucho que pensar. La de Lu y Steve resulta sumamente
interesante, porque han surgido unas adaptaciones y unas interpretaciones muy
originales.
Lo primero que notará es que Lu y Steve han añadido otra pregunta más: «Este
nivel de gastos, ¿resulta beneficioso para el pía- neta?» ¿De qué modo cambiarían
sus patrones de gastos si se hiciera la misma pregunta?
La otra peculiaridad que encontrará es que, después de conseguir la IF (es
decir, cuando han alcanzado la autosuficiencia financiera y ya no trabajan por
dinero) su cifra para obras de caridad coincide con sus ingresos. Esto se debe a
que, según Lu y Steve, puesto que se han liberado del empleo remunerado, están
en condiciones de dedicarse como voluntarios a tiempo completo a causas que les
interesan. En lugar de entregar donativos mensuales, se entregan ellos mismos;
sus vidas serán, así, su obra de caridad.
Fíjese ahora cómo han hecho Kees y Helen Kolff para calcular sus gastos para
cuando sus hijos acaben la universidad y ellos queden libres para dedicarse juntos
a proyectos al servicio de la comunidad. En la figura 4-5 comparan la media de
gastos mensuales de cada categoría correspondiente a 1990 con los gastos
previstos para 1994. Llegaron a estas cifras al cabo de varios años de controlar
gastos y de formularse las tres preguntas. Los cálculos correspondientes a 1994
no son un presupuesto sino lo que estiman según su experiencia, tras años de
controlar y evaluar el coste real de una vida satisfactoria.
No hace falta saber con toda precisión lo que haría si no trabajara. Ni siquiera
hace falta que desee dejar de trabajar. Basta con que se formule la pregunta con
¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho 'i 168
Alquiler 200,00 30 0 0 0
Gas natural
Electricidad 14,00 2 0 0 0
Servicios varios
Teléfono 3,72 0,6 0 0 0
Hogar 18,96 2,8 0 0 0
Alimentación 55,00 8 0 0 0
Extras 2,22 0,3 0 0 0
Comer fuera 3,89 0,6 0 0 0
Alcohol 4,24 0,6 0 0 0
Gasolina/aceite 24,44 3,6
_
Reparación/mantenimiento de! coche
Seguro/impuestos del coche 160,30 24 0 —
0
Aparcamiento 0,25 0 0 0
Transporte público
Seguro médico 36,06 5 0 0 0
Diversión
Estética
Regalos/tarjetas 12,00 1,8 0 0 0
—
Libros/revistas 16,20 2,4 — —
Crecimiento personal
Correo 2,03 0,3 0 0 0
Papelería
Fotocopias
Donativos
Cargo comisión por servicios bancarios
Varios 0,40 0 0 0
Préstamos 50,32 7 — — —
TOTAL 640,88
FIGURA 4-3
Tabla mensual de gastos de Rosemary, incluidas las tres preguntas
STEVE BRANDON Y LU BAUER - CUENTA DE ENTRADAS Y SALIDAS 1 990
IF Tercera pregunta
Mes de agosto, 1990
Steve Lu Total Total/IF lor comparable con las unidades de energía
ENTRADAS
Ingresos comerciales de Steve Sueldo vital que cuesta este gasto?
neto de Steve Sueldo de Lu 684,64 684,64 1 505
Subsidio por incapacidad laboral
Segunda pregunta de la IF: este nivel de
Regalos recibidos 2 075,31 2 075,31 gastos, ¿se ajusta a mi propósito en la vida?
Devolución de impuestos pagados
Ingresos por intereses Cuarta pregunta de la IF: este nivel de gas-
150,00 150,00
Dividendos tos, ¿resulta beneficioso para el planeta?
Dinero encontrado
Varios 0,52 0,52
Dólares por hora de Steve y Lu: $ 6.35
Presente Proyección
1990 1994
Alimentación 510 300
Restaurante 32 10
Gato 5 5
Electricidad 33 30
Gas 35 40
Otros servicios
¿Cuánto (alcantarillado,
es suficiente?agua,
¿Quéetc.)
es estar 33
satisfecho 'i 173 30
Cocina/productos de limpieza 32 20
Mantenimiento del hogar 89 100
Jardín/flores 18 10
Ropa 59 50
Coche: gasolina, reparaciones 167(77 + 90) 150
Teléfono 47 50
Despacho/imprenta/correo 42 20
Deportes 51 40
Diversión 33 20
Viajes 51 100
Educación/libros 117 50
Regalos 187 50
Donativos 131 30
Asignación 150 0
Médico/dentista 68 25
Seguro odontológico 50
Varios (fotografía) (10) 100
Hipoteca 349,07 350
Seguro del coche 144,17 150
Seguro de la casa 28,50 40
Seguro de las joyas 6,17 0
Seguro de vida 122,25 0
Seguro médico 110,26 180
Impuesto sobre bienes inmuebles 195,85 300
(x 12 = 34272/año)
FIGURA 4-5
Tabla de la media de gastos mensuales de Kees y Helen
individuos, el programa les ha servido para definir sus valores y su propósito.
El proceso mismo de formularse las tres preguntas y de responderlas, mes tras
mes, le ayudará a conocer mejor lo que significan la satisfacción y el
propósito. Basta con interrogarse y marcar las respuestas en la última línea de
cada columna de gastos, utilizando tanto la intuición como el raciocinio.
Los nueve pasos del programa son sencillos. No hace falta comprenderlos;
basta con seguirlos. De hecho, las personas que encuentran más dificultades en
este proceso son las que piensan que se pueden saltar los pasos que les parece
que no tienen nada que ver con ellas. Si pudiéramos acortar el programa
(reduciendo la cantidad de pasos), lo haríamos. Pero más breve no puede ser.
Somos prácticos y no hemos incluido fiorituras ni nociones misteriosas porque
sí. Cada uno de los pasos es imprescindible, y todos funcionan de forma
sinérgica, porque se apoyan y se refuerzan los unos a los otros, de modo que
relájese y siga adelante.
Con el tiempo, verá cómo se producen cambios increíbles, no sólo en su
relación con el dinero sino con la vida misma. He aquí unos cuantos
recordatorios sobre la forma de trabajar con el cuarto paso para sacarle el
máximo provecho.
Información y conciencia, sin vergüenza ni culpa
Se trata, simplemente, del proceso para obtener información, que
constituye el primer paso para programarse de nuevo. Sirve para poner de
manifiesto e identificar cualquier patrón inconsciente y adictivo de gastos al
proyectar sobre él la luz de la evaluación honesta y la expresión numérica
clara. La cuestión es no provocar el cambio por una cuestión de culpa o
autocrítica, sino ajustar los gastos hasta que todas las columnas pongan 0 o +.
¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho 'i 174
La valoración personal
Se produce un cambio en el campo de los valores a medida que su manejo
del dinero coincide cada vez más con lo que realmente le interesa. En la
década de los ochenta (como en tantas otras épocas) nos convencimos de que
comprarnos cosas a nosotros mismos era una manifestación de autoestima.
Aprendimos a pensar que nos merecíamos lo mejor. «Ya no soy un ciudadano
de segunda categoría. Lo que quiero, lo consigo; y si no tengo dinero, lo pago
con la tarjeta de crédito.» A continuación tiene lugar un proceso de
replanteamiento de su relación con el dinero y con el mundo, y todo se
invierte. Piensa: «Gastar dinero en mí mismo en formas que tal vez me
produzcan una felicidad superficial, pero que no contribuyen a una
satisfacción duradera, en realidad no es una manera de valorarme a mí mismo,
sino de desperdiciar mi preciosa e irrecuperable energía vital. De todos modos,
¿cómo no se me ha ocurrido pensar que nadie me va a pagar la cuenta de la
Visa?» La verdadera inteligencia financiera consiste en comprender que lo que
compro ahora lo pago después... con intereses. La inteligencia financiera
reside en saber que si gasta su energía vital en objetos que sólo le producen una
satisfacción pasajera y no están de acuerdo con sus valores, al final le queda
menos vida.
Este paso no tiene nada que ver con presupuestos, ni con auto- condenas, ni
con pasar privaciones. Se trata de defender y valorar ese recurso limitado
llamado energía vital, de usar la autoestima para obtener mayor satisfacción y
para aumentar la sensación de plenitud, coherencia e integridad. Para ello,
hemos de tomar conciencia, sin dolor, de los patrones de gastos que no hemos
examinado y que no nos satisfacen.
Integridad y sinergia
Este paso le ayuda a hacer coincidir valores y comportamientos, adaptando
los unos a los otros. La independencia financiera se sustenta en la integridad
financiera y ésta, a su vez, se sustenta en la coherencia entre punto de vista y
valores por un lado, y acción por el otro.
Aunque se quede perplejo al ver cómo se reflejan sus patrones
inconscientes de gastos en forma de columnas cuidadosamente contabilizadas,
hasta la última peseta, tan minuciosa honestidad resulta absolutamente
imprescindible. Hay personas que gastan cientos de miles de pesetas en
psicoanálisis, talleres y seminarios para aprender a enfrentarse con sus
patrones autodestructivos de pensamiento y acción. Con este paso se consigue
el mismo objetivo, sin coste alguno y en la intimidad de su propio hogar.
Cuando logre superar todo el proceso de elaboración y evaluación de las tablas
con la mente y el corazón serenos, habrá ganado el cinturón negro de la
integridad financiera.
La integridad es satisfactoria por naturaleza. Hacer coincidir el punto de
vista, los valores y la acción (tanto si hablamos de un individuo como de un
grupo o de toda la sociedad) favorece un proceso conocido como sinergia. La
sinergia es la acción por la cual el todo es mayor que la suma de las partes. De
este modo, de un sistema sale más energía de la que ha entrado. La sinergia es
muy poderosa.
Como a menudo trabajamos en contra de nuestros propósitos, dentro de
nosotros mismos y en nuestras empresas, la sinergia parece obra de la magia, o
de la gracia, o un milagro, pero no lo es. Se produce en el interior del individuo
cuando todos los aspectos de su naturaleza se concentran en la misma
dirección. Alguien que sea una fiera en el trabajo pero un gallina en casa tiene
¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho 'i 175
algo en su interior que no termina de cuadrar. La energía se concentra en un
acto de malabarismo en el cual siempre se le caen las pelotas. Pero si todos los
aspectos de su vida se caracterizan por la felicidad, la claridad y la paz, y lo
que hace está de acuerdo con su propósito, entonces se convierte en una
persona fuerte y satisfecha. Y esto se consigue dedicando unos cuantos
minutos al mes a plantearse las tres preguntas en relación con cada una de las
subcategorías de gastos. Así podrá descubrir lo que es suficiente en el terreno
material y disfrutará de la alegría de vivir la vida que le interesa.
Este control contable beneficia tanto a ricos como a pobres. Hay personas
que tienen suficiente aunque estén incluidas en programas de ayuda del
Estado, por cuestiones familiares o por incapacidad, mientras que otras
personas en la misma situación no lo están. En el Wall Street Journal se
publicó la historia de una madre que sólo recibía 500 dólares (62 500 pesetas)
al mes de ayuda familiar y sin embargo logró ahorrar 3000 dólares (375 000
pesetas) en cuatro años con mucho cuidado, austeridad y prudencia. La ex-
plicación era bien sencilla: esos ahorros servirían para pagar los estudios
universitarios de su hija, de modo que cuidaba hasta el último centavo. En el
extremo opuesto, el abogado de una familia de Los Ángeles que no tenía
vivienda cuenta que, con muchas dificultades, logró conseguirles 800 dólares
(100000 pesetas) para que tanto padres como hijos pudieran comprarse ropa
decente y comer alimentos nutritivos; entonces, el padre fue a comprar un
equipo estéreo que costaba 800 dólares (100000 pesetas) porque, ya que todos
lo habían pasado tan mal, se merecían una compensación. Muchas personas
quiebran y acaban en la calle en parte por no haber aprendido los principios
básicos de la administración del dinero, sobre todo a controlar las cuentas.
2. El criterio interno para medir el grado de satisfacción. Como ya hemos
indicado, jamás tendrá suficiente si se pone a comparar con lo que tienen o lo
que piensan los demás.
3. Un propósito en la vida que sea más importante que satisfacer sus
propios caprichos y deseos, porque no se puede tener lo suficiente si cada
deseo se convierte en una necesidad que hay que satisfacer. Un deseo despierta
otro deseo, como queda implícito en el anuncio publicitario de las patatas
¿Cuánto es suficiente? ¿Qué es estar satisfecho 'i 176
fritas que afirma: «No podrá comer una sola.» Si parte de sus deseos y
caprichos para decidir si tiene lo suficiente, ésta será, en el mejor de los casos,
una experiencia efímera.
¿Qué quiere decir un propósito que sea más importante que obtener lo que
queremos? Lo contrario de obtener es dar y aquí reside el secreto de la
satisfacción. Más allá de la medida de lo suficiente, la felicidad se logra
cuando ponemos en práctica nuestra capacidad de dar. Si tiene un propósito en
la vida más importante que tener más y seguir adelante, entonces todas sus
energías se concentran en conseguirlo, tanto si se trata del amor a su familia, de
colaborar en el consejo escolar o de trabajar en favor de la paz. Cuando uno
deja de definir en dinero su propio valor consigue apearse del fútil e
interminable carrusel monetario en el cual la vida se reduce a tratar de
adelantar a la persona que uno tiene delante.
4. La responsabilidad, esa sensación de que la vida de uno encaja dentro de
la comunidad y de las necesidades del mundo. Si no nos importa nadie más,
salvo nosotros mismos, en realidad nunca podremos estar satisfechos a menos
que lo tengamos todo. Dentro de la misma palabra responsabilidad se
encuentra la clave del motivo por el cual es una parte fundamental de tener lo
suficiente: si la separamos, vemos que contiene dos partes: respon (de
responder) y habilidad. Si uno pasa por la vida como un robot, siguiendo los
patrones establecidos por la genética, los padres o la sociedad, uno reacciona
pero no responde. Para responder hace falta ser conscientes de que existe una
alternativa, de que se puede elegir una respuesta. Si es responsable, usted
decide cuándo quiere detenerse. Si no lo es, se detiene cuando encuentra una
barrera exterior, ya sea del tamaño de su estómago, su tarjeta de crédito o el
límite que impone la legislación. Con respons-(h)abilidad podemos elegir
nuestros límites y mantener la sensación de equilibrio, tanto dentro de nosotros
mismos como con nuestro prójimo. En un principio, la responsabilidad se
refiere a darse cuenta de que uno tiene lo suficiente y detenerse, por su propio
bien. En último término, la responsabilidad consiste en que todos tengamos lo
suficiente y en buscar formas para que así sea, por el bien del planeta. De este
modo, nos hacemos responsables ante la vida misma.
Tener lo suficiente
Los ciudadanos del mundo viviendo de forma sostenible en una
comunidad de comunidades global... ¿qué tipo de mundo sería? Por un
momento, tratemos de imaginar un mundo así, un mundo en el que todos
tuvieran lo suficiente: lo suficiente para sobrevivir, para estar cómodos, e
incluso que les sobrara lo suficiente para esas ocasiones especiales que
representan el verdadero placer.
Hemos comenzado el capítulo hablando de nuestros sueños personales y
de la forma de hacer coincidir nuestros ingresos y gastos con nuestros valores
y nuestro sentido del propósito. La especie humana viene soñando desde hace
miles de años con que todo el mundo tenga lo suficiente, pero este sueño jamás
se ha hecho realidad.
Seguir los pasos del programa, controlar el dinero, realizar la tabla
mensual y formularse las tres preguntas se convertirá en algo tan sencillo y tan
normal que tal vez se pregunte qué pasaría si hicieran lo mismo todos aquellos
que viven con más que suficiente. El sueño de un mundo sostenible podría
empezar a parecer posible si desapareciera de la vida lo que no hace falta: la
confusión. ¿Suena imposible? Tal vez... pero si está de acuerdo con Viktor
Frankl cuando afirma que todos poseemos la voluntad de darle sentido a
nuestra vida, entonces hay muchas posibilidades.
Los japoneses tienen un proverbio maravilloso que dice lo siguiente: «Los
dioses sólo ríen cuando los hombres les piden dinero.»
Y el Tao Te King, el antiguo libro chino de la sabiduría, señala: «Aquel que
sabe que tiene lo suficiente es rico.»
5
COMPROBAR LOS PROGRESOS
LA CONFECCIÓN DE SU GRÁFICA
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"O
Es posible que el primer mes que registre las cifras se enfrente a uno de los
puntos débiles de nuestra cultura: puede que tenga menos ingresos que gastos,
es decir, que haya gastado más de lo que ha ganado. (Después de todo, es lo
que suele ocurrir.) Comprobar esta realidad quizá le resulte extraño y
seguramente querrá cambiar, ahora mismo además. Acostumbrado a los
presupuestos, los regímenes y las promesas que todos nos hacemos el día de
Año Nuevo, jura sobre una pila de extractos de cuentas bancarias y tarjetas de
crédito que el mes siguiente será mejor.
Entonces se suele poner a dieta la cartera, con el celo característico de
aquellos que acaban de comenzar un régimen: escatiman, ahorran, se aprietan
el cinturón a sí mismos y a sus familias; sólo alubias, arroz y pasta. Todos los
días se concentran en esta línea, decididos a reducir los gastos a la mitad en un
solo mes. Muchos de ellos lo consiguen, por increíble que parezca. Al anotar la
cifra del segundo mes, observan con orgullo que se ha producido un descenso
importante.
Lo malo es que resulta imposible mantener semejante austeridad. El tercer
mes las cifras vuelven a subir, como si se vengaran, en compensación por las
privaciones del mes anterior.
Y ahora, ¿qué? Siguiendo la antigua forma de pensar, a lo mejor decide
aceptar la carga de volver a ceñirse a un presupuesto... o se da por vencido. No
se desaliente: existe un método mejor que, además, funciona.
A Diane Grosch, la programadora que conocimos en el capítulo 1 y que
odiaba su trabajo pero no encontraba otra salida, río le costó demasiado
hacerse una gráfica: lo suyo eran los números y los controles. Aunque
disponía de diversos trofeos que demostraban su éxito —desde un costoso
automóvil deportivo hasta recuerdos de viajes a países exóticos— su gráfica
no se diferenciaba demasiado de la de tantos otros que persiguen el sueño
americano: tenía más gastos que ingresos.
«Al verlo realmente quedé muy sorprendida. No tenía idea de que gastaba
más de lo que ganaba. Pero no había la menor duda: ese mes tenía unos
ingresos de 2 280 dólares (285000 pesetas) y unos gastos de 2 4 70 dólares
(308 750 pesetas).»
Lo tomó como un desafío. Si las probabilidades indicaban que no sería
capaz de gastar menos de lo que ganaba, quiso demostrar lo improbable.
Decidió probar distintas formas de reducir los gastos. En vez de salir a comer
con sus compañeros de trabajo, o incluso de encargar comida más barata,
decidió comer en el trabajo. Durante un mes no se compró ropa ni salió a
comer fuera; después de todo, cualquier cosa se puede soportar durante un
mes. Y así fue cómo, al mes siguiente, había conseguido gastar menos de lo
que ganaba, demostrando así que era capaz de hacerlo.
«¡Fantásticol Al mes siguiente presté menos atención,
Comprobar recuperé
los progresos 1 91 mi antiguo
hábito de gastar y perdí gran parte de lo que había conseguido el mes
anterior. Mi gráfica tenía un aspecto horrible.»
Entonces se dio cuenta de que en lugar de cambiar la gráfica tenía que
cambiar ella misma. Sin embargo, a lo largo de los años había gastado
montones de dinero en seminarios para cambiarlo todo, desde su autoestima
hasta su eficacia laboral, mas los cambios nunca habían sido duraderos. Pero
esta vez había algo diferente: la gráfica, que parecía cuestionar toda su forma
de vivir la vida. Al trazarle una imagen de sus hábitos de gastos, le
demostraba fehacientemente por qué no le alcanzaba el dinero hasta final de
mes. Decidió seguir los pasos y averiguar adonde conducían. Había luchado
contra las dificultades y había vencido en otras ocasiones, y estaba decidida a
volver a hacerlo. (Véase la figura 5-2.)
¿Cómo se produjo este cambio en los gastos? Diane explica que a medida
que iba siguiendo los pasos del programa y notando su efectividad, su
autoestima fue en aumento y, al ver que era capaz de lograrlo, su insatisfacción
se convirtió en el deseo de hacerlo lo mejor posible. Este entusiasmo
transformó su experiencia laboral, algo que la sorprendió tanto a ella como a
sus superiores.
190 Comprobar los progresos
«En dos meses ya no tenía deudas y mis gastos se redujeron a 850 dólares
(106250 pesetas). Los gastos de alimentación pasaron de 186 dólares (23250
pesetas) al mes a 105 dólares (13125 pesetas), sin siquiera proponérmelo. Tal
vez se debiera en parte a que estaba más satisfecha con mi traba jo y, por lo
tanto, necesitaba premiarme menos. Las facturas de restaurante se redujeron
a 40 dólares (5000 pesetas) de los 120 dólares (15000 pesetas) anteriores,
por el mero hecho de salir a comer fuera sólo cuando realmente me apetecía.
Me fui a vivir a una casa donde pagaba menos alquiler, situada más cerca del
trabajo, de modo que mis gastos de gasolina se redujeron en un 60 %. Los
gastos médicos se redujeron tam- bién a la mitad, probablemente por el
mismo motivo por el que se redujeron los gastos en alimentación: como me
gustaba más el trabajo, ya no tenía necesidad de ponerme enferma. Nada de
todo esto me hizo sentir que me estaba privando de algo; no me esforzaba por
gastar menos. En realidad, ni siquiera era consciente de estar haciendo nada
en particular. Todo fue ocurriendo poco a poco. Al mismo tiempo, me gustaba
apuntar las cifras en la gráfica mes a mes y comprobar los cambios. ¡Qué
emocionante!»
1. Comenzar.
2. Seguir adelante.
Nos dicen a menudo que un largo camino empieza siempre por un primer
paso. Lo que no nos dicen es que uno llega a su destino después de cientos de
miles de pasos. Hay que seguir avanzando siempre, porque estos pasos son
importantes para que siga desarrollando la conciencia y reforzando su
integridad día a día. Al final, uno empieza a sentir
Comprobar los la magia 1del
progresos 91 proceso. Sin
siquiera intentarlo, verá que la línea de gastos empieza a bajar. ¿Cómo?
Ivy Underwood había tenido una infancia pobre como hija de padres
mexicano-estadounidenses. Nunca tenían suficiente dinero, pero en lugar de
reconocerlo y hablar de lo malo de la situación, le decían trivialidades.
«Somos afortunados», decía su padre, que era católico, «porque sólo los po-
bres entrarán en el Reino de los Cielos». De este modo, se mezclaban la re-
ligión con la pobreza y la frustración de contar hasta la última moneda,
dejando a Ivy confusa y resentida. Decidió que cuando creciera tendría su-
ficiente dinero para no tener que preocuparse jamás del saldo de su cuenta
corriente y para comprarse todo lo que quisiera.
Ivy identificó sin esfuerzo su debilidad: la ropa. Al hacer el inventario, en
el primer paso, recorrió rápidamente toda la casa, satisfecha ante su
sencillez, hasta que llegó a su armario. ¿De dónde había salido tanta ropa?
Evidentemente, procedía de distintas tiendas, y la mayoría de ellas era cara.
Pero, ¿por qué? Su determinación de no volver a ser pobre nunca más se
había convertido en la necesidad de ir siempre vestida a la perfección. Medía
la distancia que la separaba de la pobreza por la cantidad de cumplidos que
recibía cada día por su atuendo.
Por supuesto que para su carrera profesional era importante ir bien
vestida, pero para Ivy esto significaba varios conjuntos nuevos cada mes.
Incluso se sentía poco elegante si se ponía la blusa del mes anterior con el
traje nuevo del mes actual.
Al hacer la tabla mensual en seguida se dio cuenta de que la satisfacción
que sentía no era proporcional a las horas de energía vital dedicadas a ser
clienta de varios grandes almacenes. Sin luchas, negaciones ni privaciones,
dejó de comprar ropa que no necesitaba. Quedó muy sorprendida al observar
que la cantidad de cumplidos diarios no disminuía en absoluto.
Todo fue bien durante muchos meses hasta que un día, deprimida por algo,
se encontró otra vez en la sección de ropa, buscando unos pantalones cortos.
De pronto se dio cuenta. «¿Qué hago yo aquí, si ni siquiera me hacen falta
unos pantalones cortos?» Salió de la tienda con las manos vacías y la
sensación de que su propio poder y su integridad habían salido fortalecidos.
Hay otra manera para hacer que la gráfica funcione bien y es ponerla en
algún lugar donde la vea todos los días. Con el fin de sacarle el máximo
provecho, tiene que ser visible para darle ánimos a menudo, de forma que
quiera seguir adelante. Pero, ¿dónde la ponemos?
Algunas personas la cuelgan en el armario, en la parte interior. De este
modo, sus asuntos financieros siguen siendo privados y, no obstante, los tienen
a la vista todos los días mientras se visten para salir a trabajar, recordándoles
que tienen que ser conscientes de la forma en que manejan el dinero. Para
quienes optan por la independencia financiera, refuerza la conciencia de que
trabajar ya no es pensar sólo en ganar dinero, sino en acercarse cada vez más a
la meta de librarse de los temores financieros y los fracasos fiscales. Es un
estimulante, igual que una taza de café o un abrazo.
LA INDEPENDENCIA FINANCIERA
COMO CONSECUENCIA DE SEGUIR LOS PASOS
Las personas que ponen en práctica los pasos del programa comentan que
el proceso de transformación de su relación con el dinero resulta complejo y a
la vez fascinante. Apuntarlo todo con detalle se convierte en un ritual
agradable cada vez que llegan a la caja y tienen que pagar, aparte de despertar
la curiosidad de los demás, que quieren averiguar lo que está haciendo. El
momento de rellenar la tabla mensual es fantástico. Las tres preguntas que se
formula le brindan la oportunidad de hacer un rápido contraste con sus valores
y su propósito en la vida. El momento de apuntar en la gráfica los ingresos y
los gastos le sirve para reflexionar sobre si realmente es consciente con
respecto al dinero. Al cabo de unos cuantos meses o un año de seguir el
programa, comenzará a notar consecuencias muy satisfactorias: a medida que,
mes tras mes, gana más de lo que gasta, con el tiempo queda libre de deudas y
empieza a ahorrar.
¿Le parece imposible, teniendo en cuenta su situación financiera
particular? Uno no avanza en función de las condiciones de su vida, sino según
lo que haga con ellas. Entre los seguidores del programa, algunos debían
mucho dinero y estaban en el paro, o no tenían estudios superiores, o tenían un
curriculum vitae muy incompleto, o una familia que mantener, o vivían en
zonas deprimidas del país. No marchaban viento en popa, sino que se limitaban
a aprovechar hábilmente las condiciones que encontraban y a dejarse llevar.
En el sentido más estricto, la independencia financiera, tal como la hemos
definido, implica tener unos ingresos suficientes para satisfacer las
necesidades y las comodidades más elementales que no procedan del empleo
remunerado sino de alguna otra fuente. Pero ahora vamos a ver que hay otros
aspectos de la IF, como saldar las deudas y ahorrar.
La independencia financiera es no tener más deudas
Para muchos, quedar libre de deudas constituye un acontecimiento
importante, uno de los principales logros de la independencia financiera. A
menudo no se dan cuenta de la carga que representa una deuda hasta que
desaparece.
Analicemos su caso. ¿Tiene deudas? ¿Sabe cuánto debe y a quién? ¿Sabe
cuánto le cuesta estar endeudado? ¿O se limita a pagar la hipoteca, el/los
coche/s y las tarjetas de crédito hasta que la muerte los separe?
No hace mucho, un defensor de los sin hogar sostenía que la diferencia
entre éstos y la mayoría de los estadounidenses eran dos meses de sueldo. Nos
pareció exagerado, casi increíble; sin Comprobar
embargo, después de hablar
los progresos 1 91 con otros
profesionales que conocen en profundidad el funcionamiento de la deuda del
consumidor, algunos nos han dicho que dos meses de sueldo era un cálculo
bastante conservador. Un solo sueldo o una enfermedad grave bastarían para
que muchos pasaran al otro lado.
Actualmente, los jóvenes estadounidenses gastan una media de 1,20
dólares (150 pesetas) por cada dólar (125 pesetas) que ganan. ¿Es éste su caso,
o lo ha sido?
Una joven que participaba en un grupo de apoyo para deudores
compulsivos comentaba que antes de cumplir los treinta años había acumulado
una deuda de 30000 dólares (3 750000 pesetas). Hizo una carrera rápida y sus
ingresos llamaron la atención de los tiburones de las tarjetas de crédito.
Cuando American Express le envió la Tarjeta Oro, imaginó que había
alcanzado la cima: si ellos pensaban que valía tanto, seguramente lo valía. Con
la cabeza erguida y la espalda recta marchó a la mejor tienda de muebles de la
ciudad y compró todo lo que quiso... sin darse cuenta de que sus compras
generarían intereses.
He aquí algunos datos de la cruda realidad para que los digiera. Por la
deuda de la tarjeta de crédito está pagando entre un 16 % y más del 20 % de
interés, algo así como trabajar cinco días a la semana y que le paguen por
cuatro. Si la empresa anunciara que van a bajar los sueldos en esta proporción,
todos los trabajadores se pondrían en pie de guerra. Las personas que
consideran que las deudas son eternas y se limitan a pagar lo menos posible en
realidad están optando por este sueldo inferior. No se dan cuenta de que
comprando un nuevo aparato estéreo a crédito para festejar una subida de
sueldo, pierden la ganancia... y algo más. Un coche comprado a crédito al final
cuesta dos veces y media más que el precio de venta original. Una vivienda
con una hipoteca a treinta años al 10 % en el momento de saldar la hipoteca
podría llegar a costar tres veces el precio de venta.
Según Deudores Anónimos, nos endeudamos para no hacer frente a
nuestros sentimientos, sobre todo a los de privación. Como cualquier otra
adicción, la deuda nos permite negar el dolor, la pena, la pérdida, la ira, la
soledad y la desesperación. Su tendencia al uso de la tarjeta de crédito, ¿es
simplemente un hábito o es una adicción?
The People's Almanac menciona una encuesta según la cual se gasta el 23
% más al comprar con tarjeta de crédito que al comprar en efectivo. Las
deudas se han convertido en algo tan habitual que apenas nos damos cuenta de
que nos hacen depender de un empleo, que por ellas trabajamos sin parar para
pagar unos placeres que hemos disfrutado hace tiempo y unos lujos que apenas
tenemos tiempo de aprovechar.
Después de admitir su adicción a las tarjetas de crédito, una amiga nuestra
decidió tomar medidas drásticas: como no se veía capaz de limitarse a
guardarlas, se sentó y las cortó por la mitad, una por una; con los trozos llenó
una bolsa de plástico bastante grande. Es posible que no sea la única. Puede
que, en la década de los noventa, seamos testigos de una revolución de las
tarjetas de crédito y veamos a personas de clase media, dóciles hasta ese mo-
mento, levantarse y quemar sus tarjetas de crédito delante de los centros
comerciales, así como en los años sesenta veíamos a los estudiantes
universitarios de pelo largo que quemaban las cartas de convocatoria para
hacer el servicio militar. «Pues no, no vamos», gritarán cuando les ofrezcan
paquetes de vacaciones en Tahití. No se ría. Podría ocurrir... cuando
despertemos y nos demos cuenta del lado oscuro de pagar con plástico.
Sally Morris solía decir que su vida eran «bombas
Comprobar de día
los progresos 1 91y paz por la
noche». Para ganarse la vida, trabajaba como diseñadora gráfica para una
empresa de alta tecnología que tenía importantes contratos con el Ministerio
de Defensa, y porque le gustaba trabajaba en una variedad de proyectos de
voluntariado patrocinados por la iglesia. Como debía 17000 dólares
(2125000 pesetas), aparentemente no tenía alternativa. Y como ya se había
repetido una y otra vez que no le quedaba otra alternativa, su conciencia
había dejado de molestarla.
El programa de IF le proporcionó un espejo implacable... pero la liberó.
Pegó encima de la gráfica una nota que ponía: «Estoy en vías de saldar mis
deudas.» Debajo pegó unos cuantos trozos de velero con cifras y se dedicó a
controlar la cifra que debía exactamente. «Era como fundir una vela o
adelgazar cincuenta kilos», nos dijo. Sin incrementos de sueldo y sin sentirse
desposeída, en dos años quedó libre de deudas.
Cuando se centró en lo que realmente le daba satisfacción en la vida,
descubrió que con lo que más disfrutaba eran unos viajes cortos de trabajo en
los que había participado, colaborando en tareas de construcción en lugares
como Costa Rica y Kenia. Al regresar de su primer viaje a Kenia quedó muy
deprimida: aunque había contribuido a levantar una parte de un hospital
rural en una aldea perdida en las montañas se preguntaba: «Y ahora, ¿qué?»
Ella seguía siendo rica mientras ellos eran pobres. De modo que comenzó a
recoger medicamentos que si no se habrían tirado para enviarlos a Kenia con
los turistas que iban de safari.
Cuando logró saldar su deuda, Sally sabía exactamente cuál sería el paso
siguiente. Había averiguado que en Kenia moría mucha gente por falta de
tratamiento de los abscesos dentarios. Renunció al trabajo, alquiló la casa de
campo y el coche, y se fue a Kenia por un año para ayudar a crear una clínica
dental. Como no tenía deudas, el alquiler de la casa y el coche le proporcionó
el dinero que necesitaba para vivir en Kenia, en el campo. Había alcanzado la
liberación financiera. Al no tener deudas, tenía la posibilidad de elegir... y
eligió hacer lo que le pedía el corazón.
mos años: se llama ahorros (véase la figura 5-3) y constituye otra forma de
independencia financiera.
1. No vaya de compras
Si uno no va de compras, no gasta. Evidentemente, cuando realmente le
hace falta alguna cosa, tiene que ir a comprarla. Pero no vaya de compras sin
más. Según Carolyn Wesson, la autora de Women Who Shop Too Much
(Mujeres que compran demasiado: cómo superar la pasión por el consumo),
«En Estados Unidos, 59 millones de personas son adictas a ir de compras o a
gastar». Alrededor del 53 % de los comestibles y del 47 % de las compras de
ferretería son impulsivas. En una encuesta realizada entre 34300 compradores
en centros comerciales de todo el país a los que se interrogó por el motivo
fundamental de su visita, sólo el 25 % respondió que buscaba un artículo
determinado. Aproximadamente un 70 % de los adultos visita una vez a la
semana algún centro comercial. En 1957, había en Estados Unidos unos 2 000
centros comerciales; en la actualidad, según el Consejo Internacional de
Centros Comerciales son más de 30000. Hace poco, la cantidad de centros
comerciales superó el número de institutos de enseñanza secundaria que hay
en Estados Unidos.
No cabe duda de que ir de compras es uno de nuestros pasatiempos
nacionales favoritos. Más allá del simple hecho de adquirir los bienes y
servicios que necesitamos, ir de compras pretende satisfacer infinidad de
necesidades (y evidentemente no lo consigue, puesto que vamos de compras
con tanta frecuencia): una forma de adaptación al medio social y organización
del tiempo, como compensación por un trabajo bien hecho, como
antidepresivo, paraamericano...
El sueño aumentarcon la pocos
autoestima,
recursoscomo
207 una forma de afianzar la
personalidad, para demostrar una cierta posición social, como símbolo de
afecto. Un antropólogo procedente de Marte podría llegar a la conclusión de
que el centro comercial es un lugar sagrado en nuestra cultura y que comprar
es el ritual fundamental de comunión con la divinidad. Según observa Lewis
Lapham, «Nuestro anhelo de lo inefable se expresa mediante la voracidad de
nuestro apetito. (...) Así, las festividades del consumo se convierten en rituales
de comunión». El consumo parece ser nuestra forma favorita y legal de
drogadicción.
De modo que no vaya de compras y no preste atención a la publicidad que
le despierta la necesidad de tener cosas que realmente no quiere. Y no preste
atención a las ofertas si quiere conservar su salud mental, por no hablar de la
espiritual.
Las empresas que ofrecen tarjetas de crédito cobran entre un 16 y un 20% de interés
El sueño americano... con pocos recursos 214
sobre el saldo aplazado. En 1989, el tipo de interés medio sobre las tarjetas de crédito fue
del 18,66%; esto significa que por cada 100 dólares (12 500 pesetas) de deuda se pagan
18,66 dólares (2 333 pesetas) de intereses al año, lo cual implica que una persona que
paga un 28% de impuestos necesita unos beneficios antes de impuestos de 25,92 dólares
(3 240 pesetas) para pagar por el privilegio de gastar esos 100 dólares (12 500 pesetas).
Es evidente que las tarjetas de crédito son muy cómodas pero no son ninguna ganga.
Cuando empiece a ahorrar, le conviene cancelar en primer término las deudas más
elevadas.
Salvo raras excepciones, cada tarjeta de crédito que tiene le cuesta al año entre 20
dólares (2 500 pesetas) y 300 dólares (37 500 pesetas; un precio exorbitante) por el
privilegio de usarla, aunque cada mes pague la liquidación.
3. Pague todas las compras en efectivo, incluso las más grandes, como el
coche.
Si sigue una regla tan sencilla como ésta, pronto no habrá más deu das en su vida.
Además, para hacer algunas compras tendrá que esperar a ahorrar el dinero suficiente... y
puede ocurrir que entonces ya no le interese lo que antes le parecía imprescindible.
Si prolonga los pagos durante los 30 años de rigor, puede llegar a pagar por su casa
hasta tres veces el precio de adquisición, es decir, que si adquiere una vivienda por
100000 dólares (12 500000 pesetas) con una hipoteca a 30 años al 9,5%, en el momento
de efectuar el último pago habrá desembolsado más de 300000 dólares (37 500000
pesetas). Puede que cancelar la hipoteca antes de tiempo sea más sencillo de lo que
parece. Según un artículo periodístico, un incremento de apenas un 5% en los pagos
podría reducir en casi 7 años la cancelación de una hipoteca a 30 años, y si paga un 10%
más, se reduciría a poco más de 19 años.
Para ello hace falta la disciplina de llevar un registro actualizado de los cheques, pero
resulta muy sencillo evitar estos gastos innecesarios. Y llevar un registro actualizado de
los cheques no es una mala costumbre, de todos modos.
(Véase el número 5.) Además, los cheques devueltos hacen perder energía vital a
muchas otras personas que tienen que dedicar parte de su precioso tiempo de vida
tratando de cobrarle. No hay mejor manera de demostrarle al mundo que uno no es una
persona con integridad que devolviendo un cheque.
Por lo general, resulta muy rentable, sobre todo cuando hay pro-
blemas de aparcamiento. No olvide que el coste de ir en coche al centro
de la ciudad no es sólo lo que le cuesta el aparcamiento, sino que
también tiene que incluir la gasolina y el desgaste del vehículo.
FIGURA 6-1 Ejemplo de registro del automóvil
Fecha Cuentakilómetros Galones (3,8 1) Coste Millas/galón Otros
Las puestas a punto y los cambios de aceite frecuentes alargan la vida del
coche. De este modo, no sólo podrá sustituir los recambios antes de que se
estropeen, sino que tendrá ocasión de observar el estado de todo el motor y del
chasis. Compruebe el estado de las correas de transmisión, si los tubos flexibles
se han debilitado, si se observa alguna fuga, si se está oxidando el silenciador,
si los neumáticos se gastan de forma desigual... Los coches (como cualquier
máquina) responden bien a este tipo de atenciones, igual que las personas.
En algunas ciudades hay programas que facilitan que las personas que van a
trabajar desde la misma zona compartan un vehículo. Ponga un anuncio en el
tablero de anuncios del trabajo o en la tienda de alimentación que queda cerca
de su casa. Pregunte a los vecinos. Un coche con cinco personas se conduce
igual que cuando uno va solo, pero cuesta una quinta parte por persona. En cier-
tas ciudades donde hay mucho tráfico, se reservan algunos carriles para
vehículos con varios pasajeros, que entonces tienen prioridad sobre los que
llevan uno solo. (Además, uno tiene la satisfacción de contaminar menos, al
mismo tiempo que gasta menos.)
17. Elija la vivienda y el trabajo de modo que pueda trasladarse a pie entre
uno y otro.
Todos estos precios varían. A menudo nos dejamos guiar tanto por las
instituciones médicas que hacemos lo que nos dicen sin cuestionar jamás el
precio. Algunas clínicas y laboratorios, como reclamo publicitario, ofrecen
análisis de sangre a precios reducidos para captar nuevos clientes.
Los no fumadores no sólo tienen menos problemas de salud, sino que por este
motivo las compañías de seguros les cobran menos. Además, una persona que
empieza a trabajar a los veinte años fumando una cajetilla diaria podría jubilarse
antes con lo que gasta en tabaco. Aquí tiene un ejemplo tomado de un periódico
canadiense:
¿Ha calculado las horas de sueño perdidas al sumar lo que gana realmente
por hora? Las personas que tienen mucho trabajo podrían estar privándose
diariamente de hasta tres horas del descanso que necesitan. Según un artículo
publicado por el Reader's Di- gest, cuando no había luz eléctrica por la noche se
dormían nueve horas y media; en la actualidad, si uno duerme más de seis horas
y media, los demás piensan que carece de entusiasmo o ambición. La falta de
sueño produce pérdida de memoria a corto plazo y disminuye la capacidad para
tomar decisiones y concentrarse. Uno de cada diez accidentes de tráfico está
relacionado con el sueño, y hasta un 20 % de los conductores se queda dormido
mientras conduce. Dormir menos de lo necesario no es bueno para la salud, y
un buen descanso no se compra con dinero. Cada uno es libre de elegir por sí
mismo.
32. Si pesa más de lo que los médicos consideran adecuado para su tipo
físico, reduzca peso.
En los diez años que llevamos viajando para presentar nuestros seminarios y
trabajar en proyectos de servicio, ha habido numerosas ocasiones en las que
necesitábamos una casa durante varios meses y así nos enteramos de que en
Estados Unidos cada unidad familiar dispone de entre 1,1 y 1,6 (los cálculos
varían) viviendas. Esto incluye la segunda vivienda, las que están abandonadas,
las de verano, las que están en venta pero no se venden, las que están implicadas
en problemas de divorcios y herencias, etcétera. Son casas hermosas que están
vacías. Algunas veces hemos localizado a los propietarios de las viviendas que
nos interesaban a través del asesor fiscal o de los vecinos, y entonces les
preguntábamos si les interesaba alquilárnoslas por unos meses. Ofrecíamos una
fuerte
El suma
sueño como depósito
americano... conde garantía,
pocos aparte
recursos 222de referencias de otros caseros
anteriores. Invariablemente, los propietarios quedaban satisfechos porque
recibían unos ingresos extras, la vivienda estaba protegida de los ladrones, y se
la entregábamos en condiciones inmejorables cuando nos íbamos. Incluso
algunos nos invitaban a volver al año siguiente, y hasta nos reducían el precio
del alquiler.
Esta estrategia sirve también para los alquileres por períodos prolongados.
Recorra la zona donde le apetecería vivir en busca de signos evidentes de que
las casas están deshabitadas, como la hierba sin cortar, las persianas bajadas o la
falta de cortinas, los setos crecidos o el correo todavía en el buzón. Póngase en
contacto con el dueño a través del registro de la propiedad, o haciendo indaga-
ciones. Con bastante frecuencia, detrás de una casa vacía hay una muerte, un
divorcio o dificultades con los anteriores inquilinos. Su disposición a cuidarla
bien (que se manifiesta en un depósito generoso) suele ser un alivio para el
propietario.
Penny Yunuba había conseguido un empleo lucrativo pero que no coincidía con
muchos de sus valores y tenía muchas ideas sobre lo que podría hacer si no tuviera que ir
a trabajar todos los días. Comprobó que siempre estaba buscando alternativas y formas
de huir del trabajo, que le empezaba a pesar como una prisión. El curso de IF le abrió un
túnel, pero fue su propio ingenio el que encontró la salida: se dio cuenta de que si se
trasladaba al sótano de su casa y alquilaba su propia habitación, con el dinero del
alquiler podía pagar la hipoteca. Eso fue lo que hizo y además, implementando otras
estrategias creativas, consiguió dejar el trabajo con dinero suficiente para vivir.
37. Haga la prueba de vivir en una comunidad con otras personas que
compartan sus inquietudes.
Comparta la vida con personas que defienden sus mismos valores,
ya sea bajo el mismo techo o como parte de una cooperativa de
cohabitación, una comunidad
El sueño americano... con pocosde intereses,
recursos 223 un fideicomiso sobre una
finca o una comunidad planificada. Aunque los costes varían, cuando
se habla de varias personas, los gastos individuales
tienden a disminuir. La bibliografía que presentamos a continuación le ayudará a
decidir cuál es la mejor opción en su caso:
Roger Ringer tiene un sueño: quiere que todos volvamos a vivir en zonas rurales.
Cuando él y su esposa decidieron trasladarse al campo, comprobaron que lo mejor era volver
a los propios orígenes, al lugar donde habían nacido. Mil habitantes. Una casa de tres
dormitorios y sótano por 30000 dólares (3 750000 pesetas). Inconvenientes: ninguno.
Ventajas: construir uno mismo una casa capaz de generar la energía necesaria para su
sustento, cultivar el huerto, jugar con los niños, disfrutar de la pareja, escuchar música en el
estéreo, alquilar un vídeo de vez en cuando... esto es justamente lo que hace Roger. Él sueña
con que los jóvenes vayan a vivir a la ciudad durante cinco años, más o menos, hasta lograr
la independencia financiera y después regresen a vivir al campo con suficiente liquidez y un
alto nivel de vida.
¿Ha oído hablar alguna vez de esas parejas de jubilados que viven todo el año en
una caravana? Y se lo pasan de maravilla. Con lo que obtienen de la venta de una
casa modesta, compran una espléndida casa sobre ruedas que les ofrece las mismas
comodidades que un hogar... y algo más. Viajan según el clima, de modo queja-
más tienen problemas de calefacción o aire acondicionado. En las ciudades se
acercan a la casa de algún amigo o familiar, se conectan a la corriente eléctrica y
disfrutan de todas las ventajas de una vivienda urbana. Si son un poco más osados,
pueden acampar en lugares ignotos en terrenos del Estado, por una cantidad ínfima.
Si se instalan paneles fotovoltaicos en el techo, hasta generan su propia
electricidad. Si le interesa explorar este tipo de vida, le recomendamos que lea los
números atrasados de la revista Trailer Life. Si cerca del lugar donde vive hay algún
campamento para caravanas, puede ir a conversar con personas que vivan allí de
forma permanente y seguramente no tendrán ningún inconveniente en mostrarle
cómo viven.
40. Compre un terreno e instale en él una caravana.
Durante una entrevista que nos hicieron para un programa de radio, llamó por
El sueño americano... con pocos recursos 224
teléfono una señora que comentó que ella y su marido habían comprado un terreno
a cuarenta minutos de Seattle y una caravana usada, y que habían pagado por
ambos 10000 dólares {1 250000 pesetas) en efectivo. No podía comprender que las
demás personas que llamaron se quejaran de que pagaban 1000 dólares (125 000
pesetas) o más al mes por una hipoteca cuando había otras formas de vivir más
baratas.
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¿Utiliza todo el tiempo todo lo que tiene? Desde luego que no. De modo
que, ¿qué hay de malo en dejar que otra persona use algo mío cuando no lo
estoy usando, siempre que me lo devuelva en el mismo estado en que estaba?
Una cierta flexibilidad en el concepto de lo que es mío hace que la vida sea más
barata y más divertida. También puede intercambiar bienes y servicios con los
vecinos, en lugar de pagar en efectivo. Presentamos algunos ejemplos que no
son más que una mínima parte de lo que se puede hacer.
Numerosos padres se han unido con otros de la misma zona para formar una
cooperativa para cuidar de sus hijos, con lo cual cada uno dispone de tiempo
libre y flexibilidad, al mismo tiempo que ahorra dinero y las eternas dificultades
de encontrar una canguro de fiar que esté disponible cuando haga falta.
El doble de placer por la mitad del precio. Y la mitad de papel para rédela i.
además.
49. Haga correr la voz. Informe a sus amigos y familiares de lo que
necesita.
Es muy probable que alguien que conozca tenga justo lo que necesita
en algún rincón de su casa y que esté encantado de prestárselo o incluso
de regalárselo, así que no tema preguntar. La frugalidad consiste en
aprovechar los bienes materiales, tanto los suyos como los de los
demás. A lo mejor le hace un favor al donante al quitarle eso de
enmedio, o tal vez se sienta menos culpable por haber comprado otro
capricho.
Por suerte, Marilynn no es una compradora compulsiva; por eso es ella la que se
encarga de las compras en lugar de su compañera de piso, que no sabe lo que quiere
hasta que no lo ve. Marilynn tiene una lista de las cosas que se utilizan en la casa que le
sirve para comprobar lo que hace falta.
Gracias a estos vales, Marilynn ahorra hasta 40 dólares (5000 pesetas) al mes.
53. Es preferible una compra grande cada siete o diez días que varias
compras pequeñas más frecuentes.
54. Prepare los menús con anticipación para los siete o diez días para los
cuales realiza la compra, y aproveche los productos que hay en el mercado.
De este modo gasta menos, no sólo porque compra lo que está mejor
de precio, sino también porque no compra de más (que después le
sobra) ni de menos (y entonces se ve obligado a comprar en cualquier
tienda a mediados de la semana).
57. Entérese de cuáles son los productos de temporada que, por lo tanto,
están mejor de precio.
Si no se empeña en comer pomelos en verano y melocotones en
invierno, la cuenta de la frutería puede bajar considerablemente.
Recuerde
El sueñolaamericano...
ley de la oferta y la
con pocos demanda:
recursos 227 lo que abunda siempre es
barato y lo escaso resulta caro.
A estas alturas, Marilynn ya sabe cuántas latas de atún devoran en su casa en verano,
lo cual le permite aprovechar las rebajas y comprar cajas enteras. No hay ninguna ley
que prohiba vaciar las estanterías de la tienda de comestibles si algún artículo está
especialmente rebajado, y comprar por ejemplo cincuenta kilos de harina o dos cajas de
olivas en lata.
59. Fíjese dónde pone cada tienda los productos que tiene rebajados
porque tiene interés en venderlos rápidamente.
Cada persona puede tener motivos diferentes para ocuparse de su huerto. Por
ejemplo, para Lu Bauery Steve Brandon forma parte de su compromiso de vivir de
acuerdo con la tierra y aprovechar sus recursos con inteligencia. Todo tiene que ser de
cultivo biológico y fresco de modo que, aunque no resulte más barato que comprar en el
supermercado, ellos lo prefieren así. Gracias a un congelador de segunda mano que les
costó 50 dólares (6250 pesetas), disponen de hortalizas de su propia cosecha durante
todo el año.
Ya hemos dicho que solucionar los problemas con dinero suele anular
nuestra creatividad. En lugar de insistir siempre en ciertos productos para cada
día de la semana, procure alimentarse con lo que tenga en ese momento. No
olvide que la masilla fue un error de laboratorio hasta que alguien descubrió su
verdadera utilidad. A lo mejor incluso inventa un nuevo plato...
62. Asocíese con sus amigos y vecinos con el fin de formar una
cooperativa para comprar al por mayor.
63. Coma un plato de carne menos por semana (o dos) y sustituyalo por
uno de legumbres o de pasta.
Las vacaciones
A medida que aprende a manejar mejor el dinero y su vida se vuelve más
satisfactoria, uno tiene menos necesidad de salir de vacaciones. Después de
todo, si está satisfecho con su vida, ¿qué sentido tiene irse a la playa durante
una semana para achicharrarse la piel?
A lo mejor disfruta quedándose en casa. Todo el tiempo que trabaja por el privilegio
de ser su dueño o inquilino le da derecho a relajarse y a disfrutarla durante una semana. Si
necesita irse, la distancia da lo mismo: fuera de casa son tanto cinco kilómetros como
quinientos. Y si no se va muy lejos, no tendrá que pasar por el estrés de meter en una
El sueño, americano... cotí pocos recursos 230
maleta todo lo que necesita para una semana.
Si compra los billetes de avión por lo menos un mes antes de viajar, conseguirá
mejores precios.
70. Aproveche los precios más bajos que le ofrecen por viajar en mitad de
la semana y quedarse a pasar el fin de semana.
Cada compañía aérea tiene una política diferente, pero en general le ofrecen
un descuento por pasar la noche del sábado en el punto de destino.
Puede que el arroz y las lentejas sean viejos conocidos suyos, pero a lo
mejor para sus invitados son una novedad. Tener invitados a comer no tiene por
qué costar más que preparar una o dos raciones más. Algunos de nuestros
amigos incluso han comido lo mismo cada vez que han venido a visitarnos, y
no lo disfrutan menos por este motivo.
76. Invite a los amigos a comer el postre y a ver juntos una cinta de vídeo
o un documental que le parezca interesante y sobre el cual puedan conversar
después.
Ir al cine suele ser una de las primeras actividades que se eliminan cuando
uno se da cuenta de la cantidad de energía vital que gasta en establecimientos
comerciales. Pero esa experiencia cinematográfica de vez en cuando puede ser
maravillosa, de modo que averigüe si hay horarios o días más económicos. Si
no, espere a que la película aparezca en vídeo y entonces alquílela una noche
más barata o, mejor todavía, invite a sus amigos a verla. Si añade unas
palomitas recién hechas, ya tiene una verdadera velada de cine en su propia sala
de estar. Aparte de que así pueden reír a carcajadas, llorar y hacer comentarios
tontos con total libertad.
Mary Yew y su familia (cuatro en total) viven en el campo en las afueras de Paonia,
en Colorado. Tienen su propia casa, comen lo que ellos mismos producen y apenas
gastan unos 300 dólares (37500 pesetas) al mes. Una vez por semana van todos juntos de
compras al pueblo. Comen un trozo de pizza o un plato de sopa de brécol y después se
quedan descansando en el restaurante, esperando a que se les funda la nieve de las botas
y haciendo planes para el resto de la tarde (pasear en trineo, preparar salsa de tomate,
hacer algún trabajo artístico), contando chistes y conversando con las personas que
entran en el establecimiento. Puro lujo y satisfacción total... ¡por 20 dólares (2 500
pesetas) al mes! De ningún modo piensan renunciar a semejante ritual.
Chris Northrup ha llegado a la conclusión de que merece la pena que los cuatro
miembros de su familia salgan a comer fuera, no porque la comida sea nada
extraordinaria, sino porque así disfrutan del tiempo en fa- miña sin interrupciones.
En casa, al menos una persona (que suele ser ella misma) va y viene
constantemente, sirviendo y recogiendo la mesa. Pero no hay motivo
para que estas ocasiones especiales impliquen un coste elevado, sino
que eligen restaurantes económicos para disfrutar del lujo de estar
juntos frente a una comida nutritiva.
83. Y no olvide que lo mejor de salir con una persona es que no cuesta
nada de dinero.
Las aficiones
84. Procure que sus aficiones sean rentables y le ayuden a reducir gastos.
Algo que muchas personas hacen cuando tratan de reducir sus gastos
es buscar cosas que puedan hacer por sí mismas en lugar de comprarlas;
se trata del síndrome del hágalo usted mismo. Por ejemplo, dedicar diez
horas a la fabricación de una lámpara de mesa en un torno de madera
puede ser muy entretenido y seguro que la lámpara queda preciosa y es
muy práctica, pero semejante gasto de energía vital no se puede
justificar como un ahorro. Una lámpara de segunda mano que le puede
costar dos dólares (250 pesetas) resulta mucho más rentable que las diez
horas que ha dedicado a la tarea. Lo cual no significa que esta actividad
no tenga otras compensaciones más importantes que la mera rentabilidad,
como la expresión artística, la satisfacción creativa y otros valores intangibles.
A esa conclusión precisamente llegaron Lu Bauer y Steve Brandon con respecto
a su huerto de cultivo biológico y entonces se limitaron a cambiar el nombre de
la categoría: ahora, en lugar de alimentación, se llama aficiones.
85. Busque aficiones para las cuales no tenga que recorrer grandes
distancias.
86. Elija aficiones que pueda disfrutar sin necesidad de adquirir un equipo
costoso.
Todos conocemos a los fanáticos de los equipos. Son aquellos que, cuando
se deciden a practicar golf, compran los mejores palos del mundo antes de pisar
siquiera el green y, si se dedican a la fotografía, adquieren un montón de
cuerpos de cámaras, objetivos, filtros y trípodes antes de hacer la primera foto.
Hasta una afición sencilla, como salir a correr, les brinda la ocasión para
invertir varias decenas de miles de pesetas en zapatillas deportivas, camisetas
sin mangas, mallas, sudaderas, elásticos para el pelo, relojes de pulsera para
tomarse el pulso y, evidentemente, un walkman. Nosotros utilizamos el
método opuesto para practicar una afición. En primer lugar, si tenemos que
comprar un equipo caro para iniciarnos en un deporte, lo pasamos por alto. Para
los demás, no compramos más de lo que necesitamos para nuestro nivel y,
cuando nuestro grado de capacitación supere al equipo, ya iremos poniéndonos
al día poco a poco y según corresponda.
Los seguros
¿Por qué creemos que tenemos que asegurar cada aspecto de nuestra vida
por millones de pesetas? ¿De qué tenemos tanto miedo? Un PIF llegó a la
conclusión de que muchos hombres temían no dar la talla como proveedores
eficaces y por lo tanto tapaban su inseguridad con pólizas de seguros: si no
puedo proporcionar a mi familia lo que les hace falta, al menos les brindo un
seguro que cubra sus necesidades. La negación es cara en más de un sentido.
Los hijos
En 1986 se calculaba que criar un niño en una gran ciudad hasta los
dieciocho años en Estados Unidos costaba más de 100000 dólares (12 500000
pesetas). Los niños de hoy día, ¿son verdaderos agujeros negros (pozos sin
fondo de necesidades, caprichos y deseos), o se pueden limitar los costes de la
paternidad/maternidad? Si decide que se puede permitir el lujo de tener hijos,
aquí tiene algunos consejos prácticos de otros PIF sobre cómo limitar los
costes:
92. Utilizar la creatividad en lugar del dinero para planificar las fiestas de
cumpleaños y los disfraces de carnaval.
Amy y Jim Dacyczyn, los famosos tacaños de Maine, lograban ahorrar con el
que él recibía de la Marina, incluso con seis hijos. Partiendo de la base de que
sueldo
«la tacañería, sin creatividad, es privación», Amy ha hecho cosas muy imaginativas,
como convertir el interior del cobertizo en un barco pirata para el cumpleaños de su hijo,
usando sábanas blancas viejas, cuerdas, los lados desmontables de una caravana y cajas
viejas de madera, o sea con cosas que tenía por allí. Para carnaval, otro de sus hijos se
disfrazó de astronauta, con un traje de cartón adornado con objetos de metal
encontrados en la basura. (Ganó el primer premio.) En su ensayo sobre la creatividad,
Amy prosigue: «Cuando falta imaginación e inventiva, la frugalidad significa privación;
en cambio, cuando la creatividad se combina Con la frugalidad uno se las arregla sin
dinero, pero no se priva de nada.»
93. Dé a los niños una asignación y deje que ellos decidan la forma de
gastarla.
En cuanto Katey Ned Norris, abogado, dejaron de comprar ropa cara en unos
proveedores de venta por correo, su hija de seis años dejó de pedir pantalones Osh-Kosh.
Cuando Kate empezó a comprar en tiendas de segunda mano, su hija disfrutaba
poniéndose ropa usada (antes se había negado sistemáticamente). Cuando Laura
cumplió los nueve años, empezó a hacer de canguro en el barrio. Aunque se gasta todo el
dinero que le regalan sus abuelos, todo lo que gana va a parar a su hucha de la IF:
95. Si su hijo o hija no recibe una asignación y quiere que le compre algo,
dígale que pueden volver a hablar sobre el tema al cabo de unos días.
Puede que cuando Willie cumpla los dieciocho años sea como el
joven de la historia que le contamos a continuación:
Cuando Tim Moore acabó los estudios secundarios, decidió dedicar más tiempo a
la escuela de la vida porque se dio cuenta de que aprendía más en menos tiempo cuando
trabajaba en sus propios proyectos. De modo que en lugar de estudiar ingeniería
mecánica aprendió el oficio de mecánico y ahorró durante varios años. De día
reconstruía motores, y de noche y los fines de semana se armaba un coche deportivo a la
medida, pieza por pieza. Cuando acabó el coche, lo vendió y consiguió dinero suficiente
para pagar dos años de universidad. Con una eficaz mezcla de pasión y madurez, ahora
está construyendo un prototipo de un coche eléctrico en el laboratorio de la universidad
y quiere llegar a ser un experto en transporte urbano. No cabe duda de que su
experiencia vital refuerza su experiencia educativa para convertirlo en un magnífico
defensor de soluciones inteligentes para plagas urbanas como la contaminación.
Los regalos
Para muchas personas, regalar es una manifestación importante de cariño.
Se puede gastar menos en regalos sin que el cariño se resienta. Un PIF comenta
que, como amo de casa, tiende a hacer regalos de elaboración casera; en
cambio su mujer, que es ejecutiva, expresa su cariño comprando cosas. En este
punto, la pregunta 3 del cuarto paso nos ayuda a descubrir las opciones ocultas.
Si no tuviera que trabajar para vivir, ¿daría regalos diferentes (y más
económicos)?
97. Prometa a sus hijos uno, o como máximo tres, juguetes como regalo de
El sueño, americano... cotí pocos recursos 237
Navidad y deje que ellos elijan lo que quieren. Más que eso sería más que
suficiente.
¿De dónde le parece que sale todo lo que se vende de segunda mano? Son
regalos que le hacen a uno y no utiliza jamás. Es una forma de hacer que el
movimiento continúe.
Para una ávida montañista, su cámara fotográfica forma parte del equipo
imprescindible para escalar. Cuando llega a la cima y se harta de contemplar la
vista, toma fotos sucesivas de los 360 grados de belleza. Después de revelarlas,
las combina hábilmente para conseguir un solo montaje panorámico que
entrega como regalo. Coste total: menos de 10 dólares (1250 pesetas). Valor
total: incalculable.
Ya está: 101 métodos demostrados para ahorrar. Y hay muchos más. De
hecho, falta una categoría en la que se podrían obtener considerables ahorros,
tanto para los individuos como para el planeta: buscar formas de reducir el
consumo de recursos. Como dicen los ecologistas: reciclar, reducir,
recuperar, reutilizar, reparar. (De hecho, cualquier palabra que empiece por
re tiene algo de frugalidad. Úsalo otra vez, Saín. Duplique el placer es un
ejemplo de concepto frugal.)
su ingenio y su creatividad para hallar sus propios métodos de ser frugal. Por
eso la llamamos frugalidad creativa. De modo que aquí tiene un espacio en
blanco para que escriba sus propios mil y un consejos para vivir con menos y
disfrutarlo.
UN MILLÓN Y UNA MANERAS
SEGURAS DE AHORRAR DINERO
1. No vaya de compras.
2. Viva dentro de sus posibilidades.
3. Cuide lo que tiene.
4. Espere hasta que se gaste.
5. Hágalo usted mismo.
6. Prevea sus necesidades.
7. Valor comparativo, calidad, durabilidad y multiplicidad de usos.
El sueño, americano... cotí pocos recursos 242
7
POR AMOR O POR DINERO:
VALORACION DE LA ENERGIA VITAL.
TRABAJO E INGRESOS
En el capítulo 6 hemos hablado de que tiene que valorar su energía vital siendo
más consciente de sus gastos. En este capítulo vamos a hablar de valorar su
energía vital fijándose en cómo utiliza su tiempo. ¿Obtiene el valor total de la
venta de ese bien tan precioso que es su vida? ¿Trabaja el trabajo a su favor?
¿QUÉ ES EL TRABAJO?
Como ocurre con el dinero, nuestro concepto del trabajo está compuesto de
una cantidad de creencias, ideas y sentimientos contradictorios, de nociones que
hemos recibido de nuestros padres, nuestra cultura, los medios de comunicación
y nuestra experiencia de la vida. Las siguientes citas son un ejemplo de la
incongruencia de las distintas definiciones del trabajo que conocemos:
Según E. F. Schumacher, el trabajo humano tiene tres finalidades:
Por su parte, Kahlil Gibran nos dice: «El trabajo es la manifestación visible
del amor.»
Pero entonces, ¿qué es el trabajo? ¿Es una suerte o una maldición, un
esfuerzo o un triunfo, algo bueno para el alma o un infierno, como sugiere el
caricaturista Matt Groening? Nuestra misión consiste en volver a definir el
trabajo, como hemos hecho con el dinero, fijándonos en lo que se puede decir
acerca del trabajo que sea cierto de forma coherente. Esta definición le brindará
una nueva perspectiva de su trabajo, más acorde con su escala de valores y con
su verdadera satisfacción, así como también con su mínimo aceptable.
EL TRABAJO EN LA HISTORIA
Todos, pobres o ricos, tienen que trabajar tres horas diarias para
producir tan sólo las necesidades extremas de la vida... trabajar tres
horas diarias y vivir en medio del lujo de la riqueza literaria y tener
tiempo para [hacer lo que nos parezca importante].
Todas estas citas sugieren que tres horas diarias es todo lo que tenemos
obligación de trabajar para sobrevivir. Es posible imaginar que, en épocas
preindustriales, este patrón tendría sentido. La vida era más coherente entonces y
el trabajo se confundía con la vida familiar, los festejos religiosos y el juego.
Después llegó la revolución industrial para ahorrar trabajo, la vida se subdividió
en trabajo y no trabajo, y aquél ocupaba una porción cada vez mayor de la
jornada de una persona normal.
En el siglo xix, el hombre común, con una aversión justificada a trabajar
tantas horas, comenzó a luchar por reducir la jornada laboral. Los defensores de
los obreros sostenían que si trabajaban menos horas, se cansarían menos y
aumentaría la productividad. En realidad afirmaban que menos horas era la
expresión natural de la maduración de la revolución industrial. Trabajando
menos horas, los trabajadores tendrían libertad para poner en práctica sus
facultades, y la democracia se beneficiaría al contar con ciudadanos cultos y
comprometidos.
Pero todo esto acabó con la depresión. Después de caer en picado, de las
sesenta horas de principios de siglo a las treinta y cinco durante la depresión, la
jornada laboral se estabilizó en cuarenta horas para la mayoría y ha aumentado a
cincuenta o incluso sesenta horas por semana en las dos últimas décadas. ¿Cuál
es el motivo?
♦ ¿Por qué hace lo que hace para ganar dinero? Mi futuro, progreso,ayudar a la familia,cubrir necesidades basicas,etc
♦ ¿Qué le motiva a levantarse de la cama cinco días a la semana para ir a un
sitio a ganar dinero? Familia, la vida y las necesidades basicas, el progreso como persona, aportar valor como individuo
♦ ¿Qué propósito tiene, según su experiencia, su empleo remunerado? (Si le
mantiene su cónyuge o algún familiar, puede reflexionar bien sobre el
trabajo de esta persona o bien sobre alguna experiencia laboral suya
anterior. Si está jubilado o en el paro, piense en algún empleo anterior.) calidad y valor a los clientes
♦ Para que se reconozca su valor como ser humano adulto. Por tradición
♦ Para continuar con la tradición familiar de seguir una profesión
determinada.
♦ Para mantener una sensación de continuidad y conexión con el pasado.
Por placer
♦ Para estar en contacto con personas interesantes.
♦ Para obtener estímulo, diversión y entretenimiento.
Por obligación
♦ Para contribuir en la medida que le corresponde con el fin de que la
sociedad siga funcionando.
Por servicio
♦ Para aportar algo a los demás, a la sociedad y al mundo.
Para aprender
♦ Para adquirir nuevas aptitudes.
Por el poder
♦ Sobre las personas que le rinden cuentas y están a sus órdenes.
♦ Sobre el curso de los acontecimientos, influyendo en las decisiones.
Por las relaciones sociales
♦ Para disfrutar de las oportunidades de relacionarse con sus colegas.
♦ Para entrar en contacto con el público y sentirse parte de la comunidad.
Por triunfar
♦ Por la retroalimentación que brinda el éxito.
♦ Por compararse con otras personas del mismo ámbito.
Porque sí
♦ Porque todo el mundo lo hace.
Desde este punto de vista, resulta evidente el motivo por el cual su empleo
remunerado se puede considerar una forma de matarse trabajando. Aparte de
ganar dinero, es posible que no haga nada más que concuerde con su propósito,
entre ocho y diez horas al día, cinco días a la semana, cincuenta semanas al año,
cuarenta o más años de su vida. Esto abre una infinidad de preguntas: ¿cuánto
dinero precisa para alcanzar la cima de su satisfacción? ¿Se lo proporciona su
empleo? ¿Trabaja por menos de lo que vale y lleva a casa menos dinero del que
necesita? ¿O gana mucho más de lo que necesita para estar satisfecho? ¿Cuál es
el propósito de ese dinero de más? Si no sirve para ningún propósito, ¿preferiría
trabajar menos y disponer de más tiempo para hacer otras cosas que le interesan?
Si cumple algún propósito, ¿está ese propósito tan relacionado con sus valores
que llena de alegría las horas que pasa en el empleo remunerado? De lo
contrario, ¿qué tiene que cambiar?
Vamos a explorar juntos algunas de las consecuencias de desvincular el
trabajo del sueldo, de distinguir entre el empleo remunerado y el trabajo, es
decir, el trabajo en el sentido de cumplir con el o los propósitos que tiene en la
vida.
Todos estos cambios han surgido del proceso de seguir los pasos del
programa. Si los miembros del grupo no hubiesen realizado los controles,
registros y autoexámenes de rigor, es posible que estos cambios les hubiesen
producido temor en lugar de esperanza. Si no hubieran encontrado sus 101
maneras de reducir gastos, muchos de ellos no se habrían arriesgado a cambiar.
En sus reuniones mensuales realizaban los ejercicios del libro que acompaña las
ca- setes del curso para reflexionar todos juntos sobre sus mitos y concepciones
equivocadas acerca del dinero. Algunos descubrieron que, más allá de su
trabajo, no tenían ningún propósito real en la vida y comenzaron a celebrar otra
reunión mensual para hablar de propósitos. Unos cuantos tuvieron que buscar la
manera de cambiar a pesar de sus costosos hijos adolescentes y de la falta de
comprensión de su pareja. Después de realizar todos los pasos, lograban romper
con la fórmula trabajo = sueldo y entonces conseguían encontrar nuevas
maneras de organizar su vida para que coincidiera con sus verdaderos valores y
propósitos.
Trabajo Juego
Competencia sí sí
Cooperación sí sí
Concentración sí sí
Habilidad sí sí
Absorción sí sí
Satisfacción sí sí
Sensación de poder sí sí
Posibilidad de viajar sí sí
Obtención de reconocimiento sí sí
Autoexpresión sí sí
Recibir dinero a cambio sí no
¡Por fin hemos hallado la diferencia! Si hay dinero de por medio, no cabe
duda de que es trabajo. Si no lo hay, puede ser un juego (que equiparamos con
diversión) o un deber (algo necesario, pero no necesariamente divertido). Uno lo
hace porque quiere o porque tiene que hacerlo, pero no para ganar dinero.
¿Acaso no es cierto que toda actividad no remunerada, ya sea juego o deber, a
menudo se considera in-útil, es decir, no tan útil como una actividad
Por amor o por dinero 286
remunerada? ¿Acaso no es una creencia casi generalizada en nuestra cultura que
si uno no trabaja por dinero, no se labra un porvenir o no tiene un empleo, es un
don nadie?
9. Redefinir el trabajo vierte una nueva luz sobre la mejor forma de ganarse el
sustento
La mejor forma de ganarse el sustento consiste en el ideal de hacer coincidir
su auténtico trabajo o vocación con su empleo remunerado. Si bien podría
parecer que eso es lo que defendemos aquí, tan noble esfuerzo presenta unas
cuantas dificultades que el programa de la IF soslaya hábilmente.
La primera dificultad es que no se tiene ninguna seguridad de encontrar a
alguien que nos pague por hacer lo que nos sentimos llamados a hacer. A lo
mejor tarda diez años en desarrollar su arte, o su investigación, o su innovación
social, o su nueva técnica hasta un grado que despierte el interés de los que tienen
dinero. La mayor parte de las veces, esto tiene menos que ver con el valor real del
trabajo y más con la suerte, la casualidad, la perseverancia, las relaciones o una
amplia variedad de factores. Si renuncia a esperar a que le paguen para hacer el
trabajo que le apasiona, puede hacer las dos cosas con mayor integridad: ganar
dinero para cubrir los gastos y seguir los dictados de su corazón sin concesiones.
Michael Phillips, en su libro titulado The Seven Laws ofMoney (Las siete
leyes del dinero), advierte sobre las trampas y falacias que esconde el ideal de la
mejor forma de ganarse el sustento y recomienda separar los proyectos de
servicio de las necesidades de supervivencia:
Otros factores que se han de tener en cuenta con respecto a este tema:
1. ¿Es posible, o incluso adecuado, recibir un salario a cambio del trabajo
que nos sentimos llamados a desempeñar, ya sea nuestra colaboración informal
para resolver conflictos en la comunidad, nuestro trabajo de formación entre los
Por amor o por dinero 287
niños del barrio que no tienen donde ir, las campañas telefónicas en favor de la
paz, la amistad cariñosa hacia un moribundo? En At the Crossroads (En el cruce
de caminos), un documento acerca de nuestra era elaborado por la
Communications Era Task Forcé, llaman actividades comprometidas a estas
actividades desempeñadas «por un sentido de compromiso personal y de
compromiso con la sociedad»:
2. Si a pesar de todo le pagan por hacer el trabajo para el cual piensa que
tiene vocación, fíjese bien en cómo administra el tiempo destinado a ese trabajo
productivo que le proporciona la forma ideal de ganarse la vida. ¿Realmente
hace el trabajo plenamente y bien hecho, o dedica demasiado tiempo a
cuestiones económicas, como reunir dinero para seguir adelante con el trabajo?
Hay personas con vocación de santos que muchas veces acaban recaudando
fondos, y otras que, siendo entusiastas activistas, terminan escribiendo boletines
para los miembros con el fin de que no se interrumpa la afluencia de donaciones.
Cualquier actividad que dependa de fondos, tanto públicos como privados, está
sujeta a caprichos y prioridades ajenos. Cualquier producto o servicio que
dependa de un público consumidor inconstante puede dejar de sobrevivir en un
mercado competitivo. De modo que fíjese en si su trabajo es seguro, o si existen
dificultades futuras con respecto al dinero de las que tal vez le convenga
ocuparse ahora.
3. ¿Seguiría desempeñando el trabajo de la misma forma si pudiera controlar
sus necesidades económicas? De no ser así, ¿qué ajustes introduce porque
necesita esos ingresos? ¿Le permite mantenerse fiel a su propia integridad? En la
medida en que uno recibe dinero por el trabajo que realiza, cabe la posibilidad,
por ínfima y sutil que sea, de que esto condicione su punto de vista, sus valores o
sus convicciones.
En The Biology of Art (La biología del arte), el zoólogo Desmond Morris
menciona un experimento para introducir el motivo de la ganancia entre simios.
El primer paso consistió en enseñarles a ser artistas y a realizar unos dibujos y
pinturas francamente fantásticos. Una vez establecido su arte, comenzó a
pagarles, dándoles cacahuetes a cambio de sus obras. El sistema de recompensas
hizo que su trabajo artístico se deteriorara rápidamente y que comenzaran a
Por amor o por dinero 288
entregar rápidos garabatos a fin de conseguir los cacahuetes. Con el comercio,
los simios dejaron de ser artistas y empezaron a pelearse por unos cacahuetes.
Aquí aparece la necesidad de ser honestos. ¿De qué manera, por insignificante
que parezca, está modificando su arte (ya sea carpintería, arqueología, cuidar
niños o cualquier otra cosa) para seguir recibiendo cacahuetes? ¿Hasta qué punto
está dispuesto a arriesgarse en sus sermones dominicales antes de empezar a
pensar en la posibilidad de perder el empleo, los ingresos y la rectoría, además de
su posición y su poder en la comunidad? ¿Utilizaría los mismos métodos de
enseñanza si no se tratase de un empleo remunerado? ¿Escribe anuncios
publicitarios en vez de esa espléndida novela con la que sueña desde hace
cuarenta años? ¿Ha sacrificado su punto de vista de cómo debería ser la vida por
la realidad de matarse trabajando?
Rick Paul, ex ejecutivo de publicidad con un sueldo de 100000 dólares (12
500000 pesetas) al año, renunció a su trabajo para convertirse en escritor aunque
no esperaba triunfar enseguida. Entonces consiguió un trabajo a tiempo parcial
como guardabosques para que siguieran dándole cacahuetes e intenta dedicarse
a escribir el resto del tiempo. En un artículo titulado «Getting a Life» («Hacerse
un vida»), escrito por Richard Seven y publicado en la revista dominical Pacific,
Rick decía:
El séptimo paso tiene que ver con incrementar sus ingresos, al valorar la
energía vital que invierte en su empleo y cambiarla por el sueldo más elevado
posible que concuer- de con su salud y su integridad.
Diez años antes de dar con el camino de la IF, Marcia Meyer había puesto
fin a su matrimonio y se había ocupado sola de criar a sus cuatro hijos. Había
oído hablar del programa financiero varios años antes de decidirse a hacerlo, y
había comenzado a registrar meticulosamente todo lo que ganaba y lo que
gastaba. No tenía idea de por qué eso era tan importante, pero le daba una
cierta sensación de control en una vida por lo demás caótica. Cuando
finalmente se decidió a escuchar las casetes del seminario, sus hijos ya eran
mayores y Marcia era libre para buscar su propio camino.
Aunque había madurado mucho espiritualmente desde su divorcio, todavía
se sentía impotente e inepta en cuestiones de dinero. Ahora vivía con unos
amigos y trabajaba a cambio de su alojamiento y su sustento. Decidida a lograr
la independencia financiera, recorrió a pie el camino solitario entre el lugar
donde vivía y un pequeño motel de la costa, donde solicitó trabajo como
camarera. La contrataron enseguida y regresó a casa contentísima porque
estaba en vías de conseguir la IF. Cuando sus amigos le preguntaron cuánto
ganaría, se dio cuenta de que se le había olvidado preguntarlo.
Al cabo de varios meses, Marcia se trasladó a Seattle en busca de un empleo
donde le pagaran más que el sueldo mínimo. Lo que le faltaba en formación lo
compensaba con su resolución. Pocas semanas después de llegar, estaba
viviendo con una amiga, se había confeccionado ella misma toda su ropa de
trabajo, y prestaba servicios para una empresa de empleo temporal. Enseguida
colgó la gráfica en un sitio visible y, al cabo de unos cuantos meses, había
Por amor o por dinero 295
borrado unos cuantos cientos de miles de pesetas de deuda. Sus avances la
estimularon a continuar. Para cada empleo temporal, calculaba su sueldo real
por horas. Evaluaba objetivamente cada oportunidad, comparándola con el
coste real del trabajo: tener que aprender a manejar un nuevo procesador de
textos, recorrer grandes distancias y la personalidad de sus compañeros de
trabajo eran factores que contaban en sus decisiones. Ya había duplicado sus
ingresos, de menos de 4 dólares (500 pesetas) la hora a alrededor de 8 dólares
(1000 pesetas), pero no se detuvo allí. En cada empleo temporal seguía
buscando un puesto fijo. Usaba todos los contactos y todas las conversaciones:
cuando un supervisor del hospital donde estaba trabajando le habló de una
salida laboral como auxiliar administrativa a tiempo completo para uno de los
jefes de departa-
Por amor o por dinero 296
ENE JUL ENE JUL ENE JUL ENE JUL ENE JUL De enero de 1986 o agosto de 1990 FIGURA 8-2 Gráfica de
Diane con gastos e ingresos
En estas dos gráficas se aprecia una separación cada vez mayor entre
ingresos y gastos, es decir, un aumento de los ahorros. Antes de adoptar la
forma de pensar con IF, una persona normal consideraría que estos ahorros
están destinados a un gasto importante en el futuro, como la entrada para una
vivienda más grande o unas vacaciones espléndidas en los confines de la
Tierra. En cambio, desde el punto de vista de la IF estos ahorros se consideran
capital.
¿AHORROS O CAPITAL?
Los ahorros son fondos que se reservan de vez en cuando y que no se gastan.
Por lo general, uno ahorra por algún motivo, aunque sólo sea por si las cosas no
van bien. En cambio, el capital es dinero que genera más dinero. El capital es
dinero que sigue trabajando a su favor, produciendo unos ingresos del mismo
modo que los produce su trabajo.
Cuando uno deposita sus ahorros en un banco, éste no es más que un lugar
seguro donde guardar el dinero hasta que lo necesite. El interés que obtiene es un
derivado del hecho de tener una cuenta bancaria, pero no es el propósito de la
cuenta. Sin embargo, cuando deposita un capital en un banco o en cualquier otro
instrumento que produzca intereses, se trata de una inversión. Una inversión es la
conversión de capital en alguna forma de patrimonio que no sea dinero en
efectivo, con la expectativa de obtener unos ingresos. Fundamentalmente hay
dos tipos de inversiones: la especulación y los documentos de reconocimiento de
una deuda (préstamos). Las acciones, los bienes raíces, el capital riesgo y otros
productos similares son inversiones especulativas porque uno espera (especula)
que el valor de lo que uno compra se incremente y produzca ganancias. La
deuda, por su parte, consiste en prestar su capital a un tercero y en cobrarle
intereses por el privilegio de usar su dinero durante un período determinado, al
cabo del cual se le devuelve el capital intacto para que pueda volver a prestarlo.
Los bonos son un ejemplo de este tipo de documentos. En el capítulo 9
analizaremos en detalle un programa de inversión con ÍF, pero por ahora basta
con que se dé cuenta de que sus ahorros de hecho son un capital que genera
dinero a su favor.
Los ingresos que recibe del capital son de un tipo diferente de los que recibe
por su trabajo, porque le llegan tanto si va a trabajar corno si no. En lugar de
limitarse a sumarlos al total de ingresos mensuales, tiene que introducirlos en la
gráfica por separado, según la fórmula que le damos a continuación. Esta tercera
línea recibe el nombre de ingresos mensuales derivados de inversiones.
El octavo paso: el capital y el punto de equilibrio
Su capital total acumulado no es más que el dinero que tiene (por lo general
en una cuenta de ahorro) y que no piensa gastar. Para el tipo de interés actual no
tome el que le dan en la cuenta de ahorro, sino el rendimiento actual de los bonos
del Tesoro a largo plazo. (Esta cifra aparece en la mayoría de los periódicos de
las grandes ciudades, además del Wall Street Journal.) Esta cifra es una de las
que mejor reflejan los tipos de interés vigentes para los instrumentos de la deuda.
Es un cálculo conservador del rendimiento que puede esperar de una inversión a
largo plazo como ésta. En el momento de escribir el libro, esa cifra rondaba el
7,5 %. Para simplificar los cálculos vamos a utilizar un 6%, aunque esto res-
ponde sólo a nuestra comodidad y no constituye ni una predicción ni una
promesa sobre los tipos de interés cuando se decida a invertir. En su ecuación,
tendrá que anotar el tipo de interés en el momento en que empiece a invertir su
El punto de equilibrio: el tesoro al final de la gráfica .301
capital.
Por ejemplo, supongamos que tiene ahorrados 100 dólares (12 500 pesetas).
Si considerara que esos 100 dólares son su capital y los invirtiera en un bono que
paga un interés del 6 %, la ecuación quedaría así (recuerde que estas cifras son
hipotéticas y sirven sólo a modo de ejemplo):
Esto significa que por cada 100 dólares (12 500 pesetas) que invierta, obtendrá
0,50 dólar (62,5 pesetas) cada mes, durante la vigencia del bono. Los 100 dólares
(12 500 pesetas) originales se mantienen intactos y al final le serán devueltos.
De modo que, si el primer mes de su gráfica tiene ahorrados 1000 dólares
(125 000 pesetas) y el tipo de interés actual es del 6 %, la ecuación será la
siguiente:
Esto significa simplemente que los 1 000 dólares (125 000 pesetas) de las que
El punto de equilibrio: el tesoro al final de la gráfica .302
dispone actualmente en forma de ahorros pueden rendirle 5 dólares (625 pesetas)
por mes, si las considera capital y las invierte en bonos. Según este ejemplo,
1000 dólares (125 000 ptas.) X 6%
- 5 dólares (625 ptas.) de ingresos
12
mensuales derivados de inver-
apuntaría 5 dólares (625 pesetas) en la
siones
gráfica, con un rotulador de otro color.
(Enseguida vamos a ver cómo aparece esto en la gráfica de Marcia.)
No cabe duda de que es una cifra insignificante en comparación con los altos
picos que representan sus ingresos laborales, pero de todos modos son 5 dólares
(625 pesetas) al mes (60 dólares, 7 500 pesetas, al año) durante la vigencia del
bono. Sólo por curiosidad, haga la conversión a algo tangible, algún gasto que
considere imprescindible para su supervivencia, como cinco kilos de arroz por
mes, o quinientos kilómetros de gasolina para la moto, o medio kilo de café
recién molido por mes, o una parte de la factura del teléfono.
Siga aplicando la misma ecuación a todos los ahorros que acumule cada mes.
Por ejemplo, si ahorra 500 dólares (62 500 pesetas) el segundo mes, súmelas a
los 1000 dólares (125 000 pesetas) anteriores, de modo que la ecuación para ese
mes será:
FIGURA 8-3
Aplicación de la fórmula al capital para obtener los ingresos mensuales derivados
de inversiones y registrar esta cifra en la gráfica
En su caso esto implica que, aunque la cantidad que se sume cada mes al
capital sea un incremento constante (si todos los meses ahorra, por ejemplo,
500 dólares, 62 500 pesetas), el interés compuesto hace que, en la gráfica, la
línea de ingresos por inversiones forme una curva ascendente, en lugar de
El punto de equilibrio: el tesoro al final de la gráfica .304
mantenerse siempre en el mismo nivel.
Verá que en la gráfica de Marcia se está produciendo una tendencia
interesante: esa línea modesta, pero siempre ascendente, de ingresos por
inversiones se acerca cada vez más a la línea de gastos, que es bastante
estable. Enseguida advertiremos la importancia de este hecho. De momento,
basta con que nos demos cuenta de que, por el mero hecho de seguir estos
pasos, los ingresos de Marcia por inversiones crecen mes a mes. Y lo mismo
ocurrirá en su caso.
EL PUNTO DE EQUILIBRIO
El punto de equilibrio
Como ya ha establecido una tendencia bastante estable en el total de gastos
El punto de equilibrio: el tesoro al final de la gráfica .305
mensuales, también puede hacer una proyección iutura razonable de esta línea
(véase la figura 8-6). Verá que, en algún momento futuro predecible, estas dos
líneas (el total de gastos mensuales y los ingresos mensuales por inversiones)
llegarán a cruzarse; es lo que llamamos el punto de equilibrio (figura 8-7). Más
allá de este punto, los ingresos procedentes de su capital de inversión superan los
gastos mensuales.
Hasta que Steve West (el carpintero del capítulo 6) no se dio cuenta de lo que
implicaba el «período limitado», creyó que el curso de la IF no era más que una
presentación bien articulada de unos principios que ya conocía. Incluso en
algún momento de su vida había controlado todos sus gastos, pero como no supo
qué hacer con las notas, al final dejó de hacerlo. Pero las casetes del curso le
enseñaron a reunir todas las piezas para crear una vida que fuera significativa y
que reflejara su verdadera personalidad. Nos escribió en una carta: «Para mí,
lo más importante fue darme cuenta de que podía desempeñar mi trabajo
durante un tiempo limitado.
Eso me hizo cambiar totalmente de actitud. Mientras escuchaba la cásete, se me
aceleró el pulso, me sudaban las manos, mi nivel de energía se disparó y me
puse a gritar: ¡sí! ¡sí! Además, empecé a reír y a llorar al mismo tiempo. Me di
cuenta de que podía dedicarme a mi trabajo con pasión y con un objetivo claro,
aumentar mi productividad y obtener un resultado tangible, un resultado
magnífico, el resultado tan anhelado, al cabo de entre cinco y siete años. No
puedo describir lo liberadora que fue y sigue siendo esa sensación.»
Dentro de no demasiados años, Steve piensa dedicarse de lleno a escribir.
Espera ganar dinero con la literatura, sin tener que vender para cubrir gastos.
Steve no va a ser un artista muerto de hambre. Va a pasar de ser un artesano de
la madera a ser un artesano de las palabras, sin tener que preocuparse a la hora
de pagar las facturas.
Penny Yunuba tenía una casa en el campo donde se refugiaba los fines de
semana que podía. Una vez iba paseando con unos amigos alrededor de un
estanque que había por allí y todos quedaron cautivados por la serenidad y la
El punto de equilibrio: el tesoro al final de la gráfica .306
belleza del atardecer, y la tranquilidad de la caminata. Entonces Penny se dio
cuenta de que estaba calculando el tiempo que faltaba para tener que regresar a
la ciudad y ponerse a trabajar. En ese momento, se decidió por el período
limitado. Después nos dijo: «La independencia financiera significa que no tengo
que disfrutar este minuto el doble porque al minuto siguiente habrá
desaparecido. A partir de ese momento, mi vida ha adquirido una dimensión
infinita. Ahora para mí el límite es el cielo.»
Tal vez recuerde a Roger Ringer, del capítulo 6, aquel colono que quería que
todos nos fuéramos a vivir al campo. Cuando él y su esposa, Carrie Lynn,
decidieron ajustar su economía personal a la ecología del planeta, regresaron a
su pueblo natal, en Kansas, le compraron a un amigo algunas tierras,
derribaron un antiguo depósito de madera y levantaron una vivienda con
energía solar con ayuda de sesenta amigos y el padre de Roger, que era
carpintero y albañil. Al mismo tiempo, Roger trabajaba para su padre
transportando basura mientras Carrie estudiaba en la escuela de enfermería
para aprender una profesión que siempre resulta rentable. En todo lo que
hacían, procuraban introducir sus valores: autosuficiencia, economía
doméstica, rendimiento energético y la alimentación con los productos que ellos
mismos cultivaban o que se producían en la zona. Lo hacían todo poco a poco,
procuraban pagar sus gastos y no contraer deudas. Tenían la esperanza de
eliminar más de la mitad de sus gastos habituales, como el alquiler y la mayoría
de los comestibles y servicios, y vivir por debajo del nivel imponible. Recoger
basura no le llevaba más de cinco horas por día. Roger no sólo disfrutaba con su
trabajo sino que, además, así obtenía toda la ropa que necesitaba para trabajar:
el máximo rendimiento con el mínimo de medios. Mientras tanto, Carrie Lynn
trabajaba de enfermera dos días por semana.
Llevaban una vida agradable y no se les acababa el dinero antes de final de
mes... casi nunca. Pero sucedieron varias cosas en su viaje hacia el Paraíso: dos
hijos, el seguro médico, comprarle al padre de Roger el negocio de la basura, se
les estropeó el coche y la casa exigía algunas mejoras. Debajo de los atractivos
de una vida sencilla, quedaron atrapados en los síndromes clásicos del todavía
queda mucho mes por delante cuando se acaba el dinero y ¿adonde va a parar
todo? Aparentemente, el Paraíso era una trampa, igual que las zonas
residenciales de las grandes ciudades.
Fue entonces cuando hicieron el programa de la IF. Cuando Roger des-
cubrió lo que implicaba un período limitado, vio las cosas claras. Recoger
basura estaba bien y resultaba rentable, pero no le atraía la perspectiva de
seguir haciéndolo el resto de su vida. Pero lo que realmente hizo volar su
imaginación fue la posibilidad de la autosuficiencia financiera y de dedicarse a
explotar su hectárea y media de campo con un rendimiento sostenible, y también
de ayudar a sus vecinos a encontrar la combinación y la rotación más rentables
y adecuadas para criar ganado y cultivar cereales y otras plantas en las vastas
praderas del oeste de Kansas.
No sólo quiere hacerlo para sí mismo sino también para la comunidad,
porque se da cuenta de que la figura del pequeño agricultor tiende a desa-
parecer. Cada año, en esta parte del país, disminuye la población y aumenta el
promedio de edad. Quiere cambiar esta situación, dando él mismo el ejemplo.
Considera que quizá los jóvenes puedan ir a vivir a la ciudad durante cinco años
a fin de lograr la independencia financiera, regresar al campo sabiendo que
alguien se encarga de satisfacer sus necesidades de liquidez y recuperar la
agricultura de subsistencia y la vida en pequeños núcleos urbanos. Puede que
sus pequeños esfuerzos contribuyan a mejorar la vida no sólo para su propia
familia sino para muchas otras, incluso para toda la población rural del
continente.
El período limitado abrió las posibilidades de Roger de pasar años re-
cogiendo basura hacia un futuro lleno de sueños prácticos. Cuatro años después
de hacer el curso de la IF, Roger llegó a su propio punto de equilibrio, cuando
los ingresos que tenía en inversiones alcanzaron el mismo nivel que lo que
obtenía recogiendo basura. Ya podía dejar de trabajar para ganar dinero y
dedicarse a trabajar en favor de sus sueños.
¿Y usted? ¿Existe otra vida profesional en su interior, aguardando a salir?
El punto de equilibrio: el tesoro al final de la gráfica .307
¿Posee algún talento que no haya desarrollado jamás? ¿Disfruta el doble de esos
momentos de libertad cuando no trabaja porque ya no tiene esperanzas de
jubilarse antes de los sesenta y cinco? ¿Tiene algún sueño, con respecto a sí
mismo o a la comunidad, que le gustaría hacer realidad? ¿Qué significa en su
caso trabajar por un período limitado?
Lo bueno de este programa es que la independencia financiera se logra como
consecuencia de seguir los pasos; para conseguirla, no hace falta proponérsela
como meta, sino que basta con dedicarse a hacer coincidir los ingresos y los
gastos con sus valores y con lo que le produce verdadera satisfacción. El
concepto de período limitado es un motor secundario que le impulsa hacia la IF,
en lugar de ser el empuje inicial. Para aquellas personas que están muy
motivadas para abandonar el empleo remunerado a fin de dedicarse a hacer
realidad sus sueños, el período limitado es como el olor del establo para un
caballo que regresa después de cabalgar mucho tiempo: se apodera de uno el
instinto de regresar a casa y vuela en dirección a la meta. Tanto si logra la
independencia financiera en cinco años como en veinte, a los treinta, como Joe
(uno de los autores del libro), o a los sesenta y cinco, como la mayoría de la
población, saber que uno trabaja sólo durante un período limitado brinda una
motivación permanente para considerar la vida más importante que el empleo.
Esto no significa que esté obligado a dejar de trabajar para ganar dinero, sino
que puede hacerlo. Si ha tenido un trabajo mecánico o agobiante que le ha
robado los mejores años de su vida, ahora puede dejar de trabajar por dinero y
explorar otras vías. Podría comenzar con algunos placeres sencillos, como no
despertarse con el sonido del despertador, no llevar reloj, o quedarse todo el día
en pijama. Disfrute de la deliciosa sensación de hacer novillos todo el tiempo
que desee. No haga nada y siéntase orgulloso de ello en la medida en que
realmente le produzca satisfacción. Ahora puede disfrutar del tipo de actividad o
inactividad que tanto le apetecía cuando estaba sujeto al yugo del trabajo,
durante el tiempo que quiera. La mayoría de las personas descubre que no hacer
nada les resulta mucho menos agradable de lo que pensaban. Al final terminan
desempolvando otros sueños; a lo mejor le ocurre lo mismo. Sea cual fuere el
que elija, siempre le conducirá hacia otro modo de vida. O, si le gusta su trabajo
(lo que hace), pero le disgusta su empleo (para qué o para quién lo hace), a lo
mejor encuentra la manera de seguir haciéndolo, pero de otro modo.
Aunque numerosos PIF, como Diane, han decidido no aceptar dinero por
nada que hagan después de alcanzar la IF, esta decisión no forma parte del
programa sino que es totalmente personal. Sin embargo, cuando uno descubre la
El punto de equilibrio: el tesoro al final de la gráfica .309
satisfacción del trabajo voluntario, cada vez se muestra menos dispuesto a
someterse a un sueldo y a todos los compromisos que suele llevar aparejados.
Uno descubre por sí mismo y a partir de su propia experiencia un principio que
comparten muchas de las religiones del mundo, como el que se expresa en el
Nuevo Testamento con las siguientes palabras:
¿Se ha fijado alguna vez en esas listas que algunos cuelgan sobre la puerta de
la nevera para recordarse a sí mismos todo lo que quieren hacer cuando tengan
tiempo?
¿Cuáles son esas cosas que reserva para algún día? Por ejemplo, algún día
voy a pintar la casa; o algún día voy a leer todas las obras de Shakespeare, o
tendré tiempo para ir a pescar, o para dar la vuelta al mundo, o para pasar el fin
de semana solo con mi mujer, ordenar el trastero, hacer un curso sobre mecánica
del automóvil, trabajar como voluntario en alguna organización, aprender a ma-
nejar todos los programas del ordenador, recorrer a pie el camino de Santiago,
estudiar lo que sea, meterme en política, correr una maratón... Dedique un poco
de tiempo ahora y confeccione una lista de algunas de las cosas que le gustaría
hacer algún día.
Una vez superado el punto de equilibrio, desaparece el principal obstáculo
para realizar todas estas cosas: el trabajo. En el segundo paso ha calculado la
cantidad real de horas que dedica cada semana a su trabajo en total. Pero si deja
de trabajar, todas esas horas quedan libres. En este sentido, la IF es el principal
instrumento para organizar el tiempo. En lugar de ganar un minuto por aquí y
otro por allá, mediante una planificación meticulosa, con un simple punto de
equilibrio gana diez horas al día. Evidentemente, se va a encontrar con un
conjunto de dificultades totalmente nuevas para estructurar el día en función de
la infinidad de cosas que querrá hacer, pero el tipo de autoestima y autodisciplina
que uno ha conseguido a estas alturas le ayudarán a resolver cualquier problema
relacionado con el tiempo que tiene a su disposición.
... Y PARA SUS SERES QUERIDOS
El punto de equilibrio: el tesoro al final de la gráfica .311
El tiempo para estar con los demás (tanto con la familia como con los
amigos) se convierte en una prioridad para muchas personas que logran la
independencia financiera. Cuando la revista Time publicó un artículo sobre «La
vida sencilla», presentó a Peter Lynch que, al renunciar a una vida profesional
magnífica para pasar más tiempo con su familia, hizo de su vida una especie de
cuento de hadas de la década de los noventa.
FIGURA 8-8
La curva de la satisfacción: más allá del
consumo
Voluntariado y libertad
Los voluntarios disponen de una libertad extraordinaria. Piense en todo esto
mientras se plantea las posibilidades para su futuro.
La verdad es que los voluntarios ya hacen gran parte del trabajo mundial; la
diferencia es que no aparecen en los titulares de los periódicos con tanta
frecuencia como las personas que ganan mucho dinero, como los políticos, los
financieros y los famosos. A partir de nuestra propia experiencia y de la
observación de muchas personas que buscan abrirse camino en el mundo del
empleo no remunerado, llegamos a la conclusión de que existen tres grandes
tipos de trabajo voluntario, todos imprescindibles para que el mundo siga
funcionando.
1. Asistencia y atención. Hay muchas formas de ayuda extraoficiales y
espontáneas, incluidos esos pequeños gestos que tantas veces pasan inadvertidos
y no se reconocen, y el apoyo social y psicológico que se brinda de manera
informal a amigos y vecinos. El mero hecho de escuchar, sin emitir juicios,
puede ser una gran ayuda para alguien que está triste o estresado. La cortesía ha
dejado de ser una costumbre, a pesar de que ayuda a levantar la moral. Estar
alegres es un trabajo voluntario contagioso y positivo. Y en cuanto a la parte
oficial, hay miles de formas de prestar ayuda. En muchas ciudades hay oficinas
de información que orientan a los voluntarios hacia proyectos, instituciones u
organismos que necesitan justamente la habilidad y el amor que uno está
dispuesto a brindar.
Un magnífico incentivo para esta actividad está en lo que se ha dado en
llamar lo sano de ayudar. Alian Luks, ex director ejecutivo del Instituto de
Promoción de la Salud, comenta que más del 70 % de las casi dos mil personas
encuestadas (la mayoría de las cuales pertenecía a un grupo de voluntarios)
experimentan una sensación física concreta (calor, tranquilidad, menos
depresiones, disminución del dolor, más energía) en el momento en que están
ayudando. Además, el 80 % de ellas afirmó que volvía a tener la misma
sensación cada vez que recordaba esta experiencia. Estas sensaciones agradables
también son buenas para la salud, según un informe de American Health.
Para los que son independientes financieramente, ayudar no tiene que ser
una ocupación a tiempo parcial. La historia de Penny Yu- nuba es un ejemplo de
asistencia y atención como forma de vida.
3. Innovación y soñar un sueño nuevo. Martin Luther King Jr. tuvo un sueño
y cambió la faz de Estados Unidos. En la actualidad, ¿quién se puede permitir
soñar? La mayoría de los trabajadores se sienten tan prisioneros de unas formas
rígidas de pensamiento como si estuviesen en un atasco en plena autopista. Los
voluntarios tienen libertad para extender los límites de lo conocido y
experimentar con nuevos planos para su vida. Como ya hemos dicho, los
voluntarios se pueden permitir explorar territorios nuevos, fuera de lo habitual
social o intelectualmente. A menudo, la necesidad de fondos y lo que se percibe
El punto de equilibrio: el tesoro al final de la gráfica .317
como una amenaza al statu quo impiden que una empresa, Estado u otra
institución se atrevan con una innovación creativa. Las verdaderas novedades
por lo general no son lucrativas, y las pocas que lo son no suelen ser muy
inspiradas. Las innovaciones sociales (como afirmaba el gobernador Lamm con
respecto a las políticas) a menudo surgen de los voluntarios y posteriormente
reciben el apoyo de las empresas o las instituciones.
Le presentamos a continuación la historia de un proyecto de origen
totalmente voluntario que desafía el statu quo de la investigación médica y
también de la práctica de la medicina.
Voluntariado 202
Si después de alcanzar la IF decide hincar el diente en algo realmente grande,
aquí tiene una sugerencia de Robert Muller, ex secretario general adjunto de
Naciones Unidas, que informa que The Encyclopedia of World Problems and
Human Potential (Enciclopedia de problemas mundiales y potencial humano)
contiene todos los problemas mundiales y todas las soluciones (todavía no
implementadas) del mundo. Lo malo es que los problemas graves son más de
mil. Lo bueno es que hay más soluciones que problemas. Con su estilo irre-
sistible y optimista, Muller sugiere que escojamos uno cualquiera, como para
empezar. Podría ser que unos voluntarios decididos consiguieran lo que no han
logrado las grandes instituciones, con toda su riqueza y su cantidad de
empleados, es decir que el mundo vuelva a ser lo que era. ¡Merece la pena
intentarlo!
Algunas de las cuestiones que se plantean los asesores son las siguientes:
♦ Si los asesores están obligados a anteponer los intereses de sus clientes a
los suyos propios en cualquier circunstancia.
♦ Si los asesores están obligados a resolver los problemas de sus clientes
mediante métodos financieros adecuados, como sugerir la cancelación de
las deudas, antes que recomendarles productos financieros.
♦ Si los asesores están obligados a revelar la compensación que reciben
cuando los clientes compran los productos que ellos recomiendan.
Repita conmigo:
Todos los agentes de Bolsa son vendedores. Todos los agentes de
Bolsa son vendedores. Todos los agentes de Bolsa son vendedores. El
agente de Bolsa no es el oráculo de Delfos. Si quiere que le diga la
verdad, se parece más a un revendedor de alto rango.
LA INFLACIÓN
Herramientas y mantenimiento
Sierra circular, 18 cm 62,49 39,99
Sierra de cadena, 36 cm 139,95 59,99
Automóvil Neumáticos
con 64000 km de garantía 62,33 31,30
Gato, 1,5 toneladas 120,00 43,50
Rampas para el coche, 2,5 toneladas 44,29 33,29
Pasatiempos y aficiones
Máquina de coser 246,00 219,00
Aparato de televisión, de 18-20 pulgadas 349,95 249,96
Tablero de la canasta (para jugar a baloncesto) 69,95 59,00
Varios
Bolígrafos BIC, punta fina, f docena 2,49 0,89
Calculadora con función de multiplicar
[la deAhora
1991que la ha conseguido,
incluye 325
¿qué piensa hacer con ella?177,9529,87
todas las funciones] Llamada
de larga distancia, tarifa diurna,
de Nueva York a Los Ángeles 4,50 2,50
El índice de precios al consumo (IPC) no es un índice del coste de la vida, por
más que muchas veces se diga lo contrario, sino una lista de precios de bienes y
servicios concretos. Supone la compra habitual de los mismos productos, sin
tener en cuenta, por ejemplo, que nadie compra una nevera nueva todos los
meses, ni siquiera todos los años, o que el aparato que compramos en este
momento consume menos energía y tiene muchas más funciones que su
predecesor y, si se elige bien, dura mucho más. Tampoco contempla el hecho de
que el mejor modelo de hace unos años es superado, en todos los sentidos, por el
modelo económico actual.
El IPC no contempla los cambios en los hábitos de compra después del
período básico. Los precios de los productos cotidianos siempre fluctúan.
Cuando se produce una helada en Florida, se dispara el precio del zumo de
naranja; en cambio, una cosecha estupenda de manzanas hace que el precio del
zumo de manzana caiga estrepitosamente. Cualquier comprador un poco sensato
cambia por el zumo de manzana, pero el IPC no obra igual.
Los automóviles actuales son una maravilla en cuanto a avances
tecnológicos: resistentes a la corrosión, mayor durabilidad, menos
mantenimiento, sistema de encendido electrónico, cubiertas radiales con 100000
km de duración, siete años de garantía y un rendimiento de tres a cuatro veces
superior al de los vehículos de hace veinte años. Es imposible compararlos.
Cuando empezaron a subir los precios de los viajes y los hoteles, muchos
descubrieron las ventajas de pasar unas vacaciones tranquilas, en algún
campamento cerca del lugar de residencia, como pueden demostrar los guardias
forestales de cualquier Parque Nacional. ¿Cómo tiene esto en cuenta el IPC?
Para ampliar algunas cifras que se han mencionado en el capítulo 6, en 1989
el precio de una vivienda de 200 metros cuadrados, con 4 dormitorios y dos
cuartos de baño ascendía a 382 000 dólares en el condado de Westchester
(Nueva York); a 418 333 dólares en Wellesley (Massachusetts); 388 500 dólares
en Wilmette (Illinois). La misma casa en Corpus Christi (Texas) costaba 81666
dólares; en Boise (Idaho), 82 667 dólares y en Fort Wayne (Indiana), 97250
dólares. ¿Cómo justifica el IPC a nuestra sociedad tan inquieta? ¿O tantas
poblaciones pequeñas de aire no contaminado, distribuidas por todo el país, que
se están quedando vacías, con viviendas a precio de saldo, simplemente porque
la moda de los yuppies impone que hay que irse a vivir a zonas urbanas donde
todo cuesta el doble? Fíjese, además, en la cantidad de viviendas que quedan
vacías (segundas viviendas, casas de verano o de vacaciones, hogares
abandonados). Se ha dicho en el Nicjhtly Business Report, un programa que se
emite diariamente por la cadena de televisión PBS que, según la Oficina del
Censo, en Estados Unidos, una de cada diez casas está vacía; la proporción más
elevada se encuentra en Vermont, un estado con muchas pistas de esquí, con el
22%.
Los costes de la atención y el seguro sanitarios han crecido muchísimo, como
también han aumentado nuestros conocimientos sobre la prevención de
enfermedades. Disponemos de pruebas convincentes sobre las consecuencias
perjudiciales para la salud que tienen el tabaco, la obesidad, el estrés, el
colesterol, las grasas saturadas y otros factores nutricionales, la contaminación,
el alcohol y el abuso de drogas, los carcinógenos, la falta de ejercicio físico y la
exposición excesiva a la luz solar. Si bien cada visita al médico nos cuesta más,
las necesitamos cada vez menos, en virtud de las decisiones que tomamos con
respecto a nuestro estilo de vida. Pero esto no aparece en el IPC.
En 1970, para estar en buena forma bastaba con trabajar en el jardín: pasar el
cortacésped manual y barrer las hojas secas. En 1990, hacía falta ir al gimnasio y
disponer de una bicicleta estática ergonómica que costaba 300 dólares (37 500
pesetas), y eso para la persona que dispone de un cortacésped eléctrico de 12
caballos y un aspirador de hojas de 140 decibelios.
La inflación, ¿es una creencia o una experiencia?
Así como ha aumentado el nivel de vida, también ha aumentado el nivel para
tener un Ahora quevida
nivel de la hapróspero.
conseguido,En
¿qué piensa
otra hacer
época, una ella? 326
conpersona tenía un buen nivel
de ingresos cuando no tenía que pedir prestado al vecino el cortacésped manual;
ahora cualquiera se siente pobre si no tiene uno eléctrico. (Tal vez recuerde la
frase de John Stuart Mili que decía que nadie quiere ser rico, sino sólo más rico
que los demás.) En otras palabras, nos hemos superado y hemos creado nuestra
propia experiencia de la inflación, al margen de las cifras del IPC.
Supongamos que, en los últimos años, ha ido adquiriendo los bienes básicos
no perecederos, como el coche, la vivienda, los electrodomésticos, los muebles y
un vestuario mínimo. Supongamos también que, como lo ha analizado todo
cuidadosamente (véase el capítulo 6), ha comprado productos duraderos, fáciles
de reparar, prácticos y flexibles. ¿No significa esto que el total de gastos será
significativamente inferior la década siguiente con respecto a la anterior? (A
menos, claro está, que se haya limitado a buscar la última versión del producto o
lo que se llevaba en ese momento.) Varias veces han reñido a Joe por comprar en
las rebajas numerosos pares de pantalones color caqui que llevó durante más de
una década, pero no es el único. Ralph Nader, un defensor del consumidor, tardó
«veinticinco años en gastar la docena de pares de zapatos del Ejército que
compró en la tienda de la base militar, a 6 dólares (750 pesetas) el par, cuando
dejó el servicio en 1959».
Supongamos que de alguna manera dispone de más tiempo durante la semana
y que ha aprovechado ese tiempo para leer un par de manuales sobre
reparaciones domésticas y el programa de mantenimiento del coche (o incluso
que ha hecho un curso de mecánica del automóvil) que además le resultó muy
agradable y le hizo sentirse satisfecho. ¿No es probable que tenga menos gastos
mensuales?
Supongamos también que le ha parecido más conveniente (tanto
personalmente como para el planeta) desplazarse en bicicleta que en automóvil,
o vivir más cerca del lugar donde trabaja, o compartir el coche con otros para ir a
trabajar. ¿No es probable que de este modo se reduzcan sus gastos anuales?
Supongamos que, en lugar de ir a la tienda de bicicletas más próxima a
comprar el último modelo de bicicleta de montaña, que cuesta 600 dólares (75
000 pesetas) —el BMW del yuppie ecológico— con neumáticos bologna,
cuadro de cromo, veintisiete cambios de marcha hacia delante y doce hacia atrás,
y derailleurs hidro- turbo, ha comprado una publicación donde se anuncian
artículos a bajo precio y ha mirado en Venta de bicicletas usadas y allí encontró
listas y más listas de bicicletas con diez marchas, que fueron fabulosas el año
pasado y ahora están pasadas de moda, y que hoy se utilizan tan poco, como
ocurrirá dentro de un año con la que hoy hace furor, a 50 dólares (6250 pesetas).
¿No se ahorraría una suma considerable, incluso comparando con los costes de
hace veinte años?
Supongamos que, en lugar de hacer cola para ver el último estreno
cinematográfico en la pantalla grande desde lejos, la viera unos meses después,
en una pantalla más pequeña pero desde mucho más cerca, en un ambiente
mucho más tranquilo y con gran cantidad de palomitas, a un precio más bajo.
¿No es probable que así disminuya su presupuesto anual de diversiones?
Supongamos que, en lugar de tragar a toda prisa la carne con patatas fritas en
la tienda de comida preparada llena de gente que queda delante del despacho
(como afirma Joe que hizo todos los años que trabajó en Wall Street, y así lo
confirma su cardiólogo), se llevara alguna comida sana para comer
tranquilamente en el parque que tiene delante del despacho... ¿No es probable
que así disminuyan sus gastos anuales de salud, así como también el resto de los
gastos?
¿Podría ser que por lo menos parte de nuestra experiencia inflacionaria se
deba a hábitos inconscientes o automáticos y también al estilo de vida que
hemos elegido? Tener un coche es una elección de estilo de vida; usarlo para
hacer cosas que podríamos hacer a pie puede ser simplemente un hábito.
Comprar el agua mineral en la máquina expendedora del despacho, simplemente
porque está a mano, en lugar de comprarla en el supermercado por mucho
menos, puede ser un hábito.
Con esto no pretendemos afirmar que no haya habido nada de inflación ni
siquiera sin las distorsiones del IPC. Los precios del seguro del automóvil, la
habitaciónAhora
del que la ha conseguido,
hospital, ¿qué piensacon
los medicamentos hacer con ella?
receta, 327
la enseñanza superior y
cientos de otros artículos se han disparado. No obstante, a pesar del aumento de
precio, fíjese en cómo ha aumentado el número de familias con más de un coche,
el abuso comprobado de los medicamentos con receta y la suposición infundada
de que el nivel educativo en general de una universidad privada cara es mejor
que el de una pública. Estos casos representan opciones en lugar de necesidades.
Por otra parte, algunas veces el mayor coste se compensa con una tecnología
avanzada o un mejor servicio, con lo cual los costes globales siguen siendo los
mismos. Tomemos como ejemplo la mejora de las técnicas quirúrgicas y los
tratamientos en los ambulatorios, que reducen la cantidad de días de
hospitalización.
Ahora está empezando a darse cuenta de que dos suposiciones muy comunes
con respecto al manejo del dinero —que le conviene contratar a un experto y que
lo primero que hay que tener en cuenta es la inflación— pueden ser erróneas.
Ahora está a punto para dar el noveno paso: inversiones inteligentes e
independencia financiera.
ser invertido. Compare las ventajas de las cuentas corrientes que ofrecen los
bancos, las cajas de ahorro y las cuentas transitorias de los intermediarios
financieros. Estas últimas sirven para liquidar corretajes, que se van cargando de
forma automática y sin necesidad de enviar factura; al mismo tiempo, se invierte
semanalmente el exceso de efectivo en FIAMM (Fondos de Inversión en Activos
del Mercado Monetario) en espera de la siguiente inversión. El mayor coste de
estas cuentas debería ser compensado por la mayor rentabilidad de los FIAMM
(respecto a cuentas corrientes o de depósito).
Como abogado, Ned Norris está preparado para ver las situaciones desde
todos los ángulos y buscar vías de escape. Tanto los medios de comunicación
como las conversaciones que oía en el despacho le hicieron pensar que tal vez
los supuestos expertos y los profetas tuvieran razón cuando le advertían que en
diez o veinte años tendría que duplicar sus ingresos para
mantener el mismo poder adquisitivo, por más que su experiencia le indicara
que su conciencia crecía más aprisa que la inflación. ¿No le convendría
incorporar a su programa de inversiones una protección contra la inflación?
Ahora que la ha conseguido, ¿qué piensa hacer con ella? 330
«¿Por qué voy a creer lo que dice Joe Domínguez?», pensó. «Tengo que
comprobarlo yo mismo.» Hizo algunas averiguaciones hasta dar con un boletín
de inversión reciente que contenía información privilegiada de todo tipo. Se
pasó horas comprando y vendiendo valores mentalmente... y después siguiendo
el mercado para ver lo que ocurría con sus inversiones imaginarias. Cada
boletín añadía un nuevo giro y otra vez volvía a comenzar, y así durante cinco
meses, absorbiendo la mayor parte de la energía vital que no dedicaba al
trabajo. Hasta que cayó en la cuenta de que, si los que hacían el boletín eran tan
listos, ¿cómo era posible que no fueran millonarios y siguieran publicándolo
para ingenuos como él? «De modo que la finalidad del boletín es que me
aficione a él, no ayudarme a obtener unos ingresos seguros de por vida.» Dejó
de lado su obsesión por la especulación y volvió a confiar en su propia
experiencia y en los criterios que se indican en este capítulo, y así recuperó la
tranquilidad.
Los dos riesgos que comportan los valores del Tesoro y de los organismos del
Estado son el de mercado y el de la reinversión. Afortunadamente, ambos son
bastante insignificantes en términos del plan de inversiones con la IF. El riesgo
de mercado (es decir, la fluctuación del precio del bono entre la fecha de emisión
y la fecha de vencimiento) no le afecta porque piensa seguir siendo titular del
bono hasta su vencimiento y estas fluctuaciones no repercuten en sus ingresos. El
riesgo de la reinversión se refiere a la posibilidad de que los tipos de interés sean
mucho más bajos en el momento de producirse el vencimiento del bono y, por lo
tanto, que no consiga los mismos ingresos al reinvertir los beneficios. Para evitar
este problema, le conviene comprar los bonos al plazo más largo posible (treinta
años y más aún). Además, si sigue durante un tiempo el mercado de valores de
renta fija (de forma inteligente, no compulsiva) encontrará magníficas
oportunidades para prorrogar el vencimiento de su cartera de valores,
manteniendo (o incluso incrementando) su nivel de ingresos. Estas técnicas de
intercambioAhora
deque la ha conseguido,
bonos parten de la¿qué piensa
base de hacer
que, con ella? 332
si bajan los tipos de interés
vigentes, los bonos lejanos al vencimiento con tipos faciales altos aumentan su
precio de mercado en la misma proporción. Un bono de 10000 dólares (1 250000
ptas.) al 8,5 % que ha comprado a la par (es decir, al precio nominal) podría valer
11000 dólares (1 375 000 ptas.) si los tipos de interés bajan al 7,75 %. Este
incremento de capital se puede reinvertir a un tipo de interés anual más bajo, con
lo cual básicamente se mantiene el nivel de ingresos. Sin embargo, no confunda
esta situación con la obsesión transitoria de Ned Norris por invertir y especular;
no es habitual que haya que recurrir a este tipo de intercambio de bonos.
Hablando de la fluctuación de los tipos de interés, hemos de destacar que,
debido a los despiltarros tanto del Gobierno como de los individuos, los tipos de
interés de los bonos del Tesoro y los organismos oficiales a largo plazo han
alcanzado niveles insospechados. Durante la mayor parte del siglo, hasta finales
de los años sesenta, los tipos de interés estuvieron por debajo del 5 %; en 1981,
alcanzaron su punto máximo y desde entonces vienen recuperando la
normalidad. Para lograr la IF, no hacía falta que el mercado de valores de renta
fija alcanzara esas cimas insólitas, ya que el programa funciona incluso al 5 % o
al 6 %.
En 1969, cuando Joe logró la IF, tenía el capital invertido en bonos con un
interés en torno al 6,85 % y con vencimientos hasta la década de los noventa.
Gracias a unos cuantos intercambios inteligentes de bonos, y sin otros ingresos
aparte de los procedentes de los bonos, en la actualidad su cartera de valores pro-
duce un rendimiento medio del 9,85 %, con vencimientos que alcanzan el año
2007 como media. Pero lo principal es que los ingresos que le producen los
bonos resultan más que suficientes para cubrir sus necesidades, a pesar del
aumento de la inflación previsto para este período.
Los bonos del Tesoro y de los organismos públicos: qué son y cómo
funcionan
El Gobierno del Estado dispone básicamente de dos formas de conseguir
dinero: los impuestos y los préstamos, de modo que cuando el gasto público
supera lo que cobra de impuestos sólo tiene dos alternativas: o aumenta los
impuestos o pide más préstamos. (Evidentemente, el Gobierno no se ajusta a los
principios expuestos en el libro con respecto a gastar menos de lo que se gana.)
Los valores del Tesoro son la forma que tiene el Gobierno de pedir un
préstamo. Cada unos cuantos meses emite bonos nuevos que vencen al cabo de
diez, veinte y treinta años. Con cada emisión, lo primero que hace es saldar la
deuda que tiene con los titulares de las emisiones anteriores que van venciendo.
El resto se utiliza para compensar el déficit del presupuesto federal. La deuda
nacional es la principal obligación del Gobierno: el principal y los intereses de
los valores del Tesoro se tienen que pagar en cuanto vencen, antes que todo lo
demás; de lo contrario el Gobierno perdería su índice de solvencia en los
mercados mundiales, colapsando nuestra capacidad comercial y empujándonos a
la condición de país tercermundista.
En los últimos años, los intereses que se adeudan cada año sobre la deuda
pública han superado el déficit, de manera que todo el dinero que el Tesoro
recibe en préstamo sirve o bien para pagar el principal que vence o bien para
pagar los intereses de la deuda que queda.
Los bonos del Tesoro se venden en subasta. El total de bonos que se emiten
está predeterminado por las necesidades financieras del Gobierno, y no por la
demanda de los bonos. Para simplificar, digamos que se sube el tipo de interés de
una emisión hasta que se encuentra un nivel al cual se vende en su totalidad.
Los compradores de la emisión de bonos pueden ser de todo tipo: bancos,
compañías de seguros, agentes de Bolsa, fondos de inversión, cajas de pensiones
o de jubilación, cooperativas de crédito, empresas grandes y pequeñas, y
particulares.
El dinero que se paga por los bonos del Tesoro sólo llega a éste en el
momento de la emisión; a partir de la fecha de emisión y hasta su vencimiento,
los particulares compran y venden bonos en el mercado secundario sin la
intervención del Gobierno, que se limita a pagar los intereses al titular de los
bonos en ese momento. Los bonos que se adquieren a través de bancos y agencias
de valores se compran en el mercado secundario.
Ahorabono
Un típico que ladel
ha Tesoro
conseguido, ¿qué piensa
de Estados hacer con
Unidos al 8ella? 333 se compra por 10
%, que
000 dólares (1250000 ptas.), devuelve 34000 (4250000 ptas.) a lo largo de sus
treinta años de vida: 24000 dólares (3 000000 ptas.) en concepto de pagos de
intereses semestrales y 10000 (1250000 ptas.) a su vencimiento.
Últimamente se ha producido un cambio significativo en el hábito de ahorro
de los ciudadanos estadounidenses que ha afectado al gasto público y los tipos de
interés. Los ahorros han disminuido, pero el Gobierno ha seguido gastando de la
misma forma, aunque la cantidad ha variado porque el Gobierno tiene que gastar
más para subir los tipos de interés si pretende atraer a los inversores extranjeros
para que compren bonos.
Algunos piensan que invertir en bonos del Tesoro implica tolerar el hábito de
gastar del Gobierno, pero los datos económicos lo niegan. Negarse a comprar
bonos del Tesoro simplemente agrava la situación, porque el Gobierno se ve
obligado a mantener altos los tipos de interés para atraer compradores,
produciendo así un aumento del déficit al incrementarse el flujo de salida de los
pagos de interés. Nuestros impuestos financian la mayoría de los gastos
públicos. En realidad, cuanto más dinero ganamos, y cuantos más impuestos
pagamos, más estamos apoyando el gasto de forma directa. En cambio, cuanto
más invertimos en el Tesoro, más nos paga el Gobierno a nosotros; en realidad,
nos está dando un subsidio, lo cual resulta una idea gratificante para algunos PIF
que trabajan al servicio de su comunidad.
Los bonos de los organismos públicos de Estados Unidos son emitidos por
otras instituciones del Estado. Si bien muchos no son obligaciones con la plena
garantía del Gobierno (la mejor garantía posible), se considera que la mayoría
tiene una garantía implícita. Algunos emisores característicos son:
Aunque unos cuantos bonos de algunos de estos organismos reúnen todos los
criterios que hemos establecido, su manejo resulta un poco más dificultoso:
puede que haya que adquirir mayores cantidades, que la disponibilidad y la
liquidez no se aproximen en absoluto a las de los bonos del Tesoro, que algunos
organismos no ofrezcan los vencimientos más largos; en términos generales, son
más complejos para quienes se aventuran con el noveno paso.
Muchos de los depositarios habituales de nuestros ahorros (bancos, ahorros y
préstamos, fondos de pensión, fondos comunes de inversiones, compañías de
seguros) los reinvierten en parte en emisiones del Tesoro u otros organismos
públicos. La diferencia entre que lo hagamos directamente y hacerlo a través de
estas instituciones es que éstas obtienen una buena parte de las ganancias. Por
ejemplo, los bancos adquieren bonos del Gobierno que rinden al 8 % y sólo nos
pagan el 5 % por nuestros depósitos. La supresión del intermediario en la compra
directa de bonos se denomina desintermediación.
En España, es el Tesoro el organismo encargado de emitir la deuda del
Estado. Existen varias modalidades: las Letras del Tesoro, que se emiten al
descuento (con rendimientos implícitos a tres, seis y doce meses); y los Bonos y
Obligaciones del Estado, a tres, cinco, diez y quince años, que tienen intereses
explícitos, ajustándose el tipo facial a los niveles del mercado. El Tesoro pre-
senta al principio de cada año un calendario de subastas, de manera que adjudica
mayor o menor cantidad de deuda en función de sus necesidades de financiación
y de la evolución de los tipos de interés.
Para comprar Deuda del Estado, se puede hacer a través de un banco, una
caja de ahorros o de un intermediario financiero (sociedades o agencias de
valores), o bien de forma directa en el Banco de España, si bien en este último
caso siempre va a necesitarse alguna de las entidades anteriores para depositar la
deuda, cobrar los intereses o venderla de forma anticipada si se estima conve-
niente. Por otra parte, el Banco de España es un organismo no preparado para la
atención al público, sin red de oficinas ni personal destinado a dicha función.
La desintermediación (o compra directa) y cómo se realiza
La desintermediación consiste en adquirir un valor determinado (por
ejemplo, Ahora que del
un bono la haTesoro)
conseguido, ¿qué piensa hacer
directamente, con de
en lugar ella? 334 el dinero en un
invertir
intermediario (como un fondo, un banco o cualquier otra institución), que a su
vez lo coloca en las mismas inversiones, quedándose con una buena parte de las
ganancias. (No son pocos los intermediarios interesados en quedarse con un
trozo del pastel.)
En un buen fondo de inversión, es decir, uno formado por valores de bajo
riesgo y alto rendimiento, el 22 % de los dividendos y las ganancias producidas
por los intereses jamás van a parar al bolsillo del inversor, sino que se destina a
pagar gastos diversos:
Gastos de gestión
Gastos de distribución
Comisión de transferencia
Impresión
Gastos legales
Gastos de registro
Auditoría
Minuta de los directores
Impuestos estatales Gastos de
Depósito Otros
Ya estaba lista para adquirir bonos por primera vez. Provista de los co-
nocimientos recién adquiridos y de su entusiasmo, se presentó en persona en la
agencia de valores con el dinero en la mano y abrió una cuenta. El agente que le
asignaron cuando telefoneó la condujo a su despacho e intentó asesorar a esa
novata inexperta.
—Quisiera informarle sobre un fondo de inversión muy interesante, justo a
su medida —comenzó.
—Le agradezco su consejo —replicó Marilynn— pero yo quiero 5000
dólares (625 000 ptas.) de bonos americanos al 9 7/8 de interés facial y con
vencimiento en noviembre del 2015.
—Los bonos del Estado son una inversión un poco conservadora para
alguien de su edad. ¿Qué le parece...?
Pero Marilynn no se dejó convencer. Sabía lo que quería y recordaba que
Joe decía que había que mantenerse firme.
—Se lo agradezco, pero lo que yo quiero es 5000 dólares (625000 ptas.) de
bonos americanos al 9 7/8 de interés facial y con vencimiento en noviembre del
2015.
Al cabo de unos cuantos intentos, Marilynn logró lo que quería y formuló su
pedido, que le fue con firmado pocas horas después. Al salir se sentía fuerte,
segura de sí misma y bien encaminada. Aprender por sí sola y llegar a comprar
su primer bono representaba todo un triunfo. «Fue maravilloso», comentaba
entusiasmada, «y lo hice yo sola. Aprendí a hacer algo que me parecía
imposible. Si yo puedo hacerlo, cualquiera puede».
Superó este obstáculo en 1985 y varios años después dejó de trabajar en la
cocina y la restauración para dedicarse a superar los nuevos retos que le
planteaba la vida. El poder que consiguió siguiendo los pasos que la condujeron
hasta el sueño imposible de la independencia financiera (antes de cumplir los
cuarenta años) le fue muy útil en su vida de libertad. Cada vez que se le presenta
un nuevo desafío y está a punto de tirar la toalla, se acuerda de la primera vez
que fue a comprar bonos y al final acaba diciendo que sí a cada invitación a
seguir creciendo y superando sus propios límites.
Ahora que ya tiene una idea general sobre los bonos del Tesoro y de los
organismos públicos, ha llegado el momento de analizar los elementos de un
programa de inversiones IF.
Rosemary Irwin se iba poniendo cada vez más nerviosa a medida que se
acercaba el punto de equilibrio previsto. Estaba acostumbrada a su trabajo y le
asustaba la idea de renunciar a unos ingresos seguros y depender sólo de lo que
produjeran los bonos. Si lo analizaba racionalmente, sabía que los bonos le
Ahora
producirían que ingresos
unos la ha conseguido,
más que ¿qué piensa hacerpero
suficientes, con ella? 337 modos sentía un
de todos
temor irracional a no poder volver al mercado laboral en caso de que la IF no
funcionara. «A lo mejor es lo mismo que les ocurre a los trapecistas cuando se
deciden a saltar de un trapecio a otro» pensaba. Tenía la red de seguridad (el
colchón) en el lugar justo, pero le parecía muy lejos. Entonces decidió acercar
el colchón y asegurarse, duplicándolo. Con una cantidad mayor de dinero en el
banco, le costó menos vencer el temor interior que insistía: «¿Y si pierdo el
coche y me enfermo de gravedad y se me quema la casa, todo al mismo tiempo?»
A medida que Cari Merner se iba acercando a la IF, igual que a Rosemary,
cada vez le apetecía menos renunciar a las entradas que le brindaba su empleo
y que llenaba sus arcas desde hacía más de doce años. Riendo, sostiene que el
programa tiene que incluir un décimo paso: no dejar de renunciar al empleo,
porque se dio cuenta de que, después de haber dedicado la mayor parte de su
tiempo y su inteligencia a ser programador, se había acostumbrado a depender
del dinero para solucionar las dificultades de la vida. Sus dudas tenían que ver
con el mantenimiento de la casa y el coche si no tenía dinero suficiente para
pagar un pequeño ejército de mecánicos, fontaneros, techadores y fumigadores.
Para vencer el temor, decidió convertirse en un experto conocedor sobre la
forma de mantener la casa y el coche, colaborando como aprendiz con algunos
expertos y leyendo todo lo que encontró en la biblioteca. Transformar los
temores en desafíos es la síntesis de la forma de pensar con IF.
En los quince años que llevo como asesora financiera, y teniendo en cuenta
que los ingresos mensuales de muchos de mis clientes no superan los 1000
dólares (125 000 pesetas), no me he encontrado jamás con ninguna excepción a
la regla de que si somos conscientes de los gastos, los orientamos deforma que
coincidan con nuestro valores y tenemos un plan de ahorro adecuado, las oportunidades
para que el capital crezca proliferan más allá de las expectativas.
3. A medida que pasa el tiempo, uno se da cuenta de lo sabias que han sido
las decisiones que ha tomado en el sexto paso: los artículos adquiridos después
de cuidadosos análisis no se estropean; su capacidad para mantener sus bienes
materiales ha mejorado enormemente, y no hace falta reemplazarlos con tanta
frecuencia como antes; ya no se deja tentar por las últimas novedades ni las
mejoras más recientes; su universo material ocupa el lugar que le corresponde.
Sin embargo, como el coste original de estas adquisiciones ha inflado sus gastos
mensuales antes de llegar al punto de equilibrio, ahora descubre que gasta
menos de lo que gana cada mes. Más reserva secreta.
4. El total de gastos mensuales incluía impuestos nacionales, autonómicos y
municipales correspondientes a unos ingresos considerables que incluían cifras
bastante elevadas que iban a parar a sus inversiones en IF. Después de la IF, el
total de ingresos mensuales apenas supera el total de gastos y ahora paga mucho
menos de impuestos. Más reserva secreta. Incluso bastantes PIF ya no tienen que
preocuparse por pagar sus impuestos, porque han comprobado que pueden vivir
perfectamente con unos ingresos inferiores al mínimo imponible. Esta situación
resulta muy gratificante, tanto para los que no están de acuerdo con el uso al cual
se destinan sus contribuciones, como para los que disfrutan dando la espalda al
Estado.
5. Otra fuente de reserva secreta son los ingresos incidentales, que podrían
incluir desde una herencia inesperada hasta que Hacienda le notifique que ha
habido un error en una declaración de impuestos de hace dos años y le haga una
devolución.
6. También se puede incrementar la reserva secreta como consecuencia de
un empleo remunerado. Algunos PIF comprueban que, como consecuencia del
nuevo sentido que han dado a su vida, a veces les conviene emplearse durante un
tiempo a fin de aprender algo nuevo. Para otros, unos ingresos extra les brindan
una mayor seguridad, aparte de proporcionarles los fondos necesarios para
financiarAhora que la ha
sus nuevos conseguido, ¿qué piensa hacer con ella? 339
sueños.
Wanda Fullner sabe que sus ingresos IF van a ser más que suficientes
cuando inicie la siguiente fase de su vida, pero de momento los ingresos extra
que recibe prestando servicios financieros en los que sólo cobra honorarios le
permiten pagar los estudios universitarios de su hija.
Marcia Meyer utiliza los ingresos que percibe por los trabajos temporales
que realiza de vez en cuando para aumentar su reserva secreta a fin de viajar
cuando le apetezca, como ha hecho hace poco, cuando enfermó un familiar que
vivía a más 3 000 kilómetros de distancia.
Cómo librarse de la reserva secreta
Su objetivo primordial en el camino hacia la IF es conseguir una reserva en
forma de tiempo y energía... además de utilizar ese tiempo y esa energía de la
forma que le resulte más satisfactoria. Pero es muy posible que esa reserva llegue
a sus manos también en forma de dinero. Para el lector que se encuentra por
primera vez con las ideas que se exponen en el libro, o que hace pocos meses que
aplica los distintos pasos, puede que el concepto de tener dinero extra le resulte
el colmo de lo absurdo.
El dinero que se acumula en su reserva después de la IF y que, por
definición, no le hace falta para cubrir sus gastos cotidianos, tiene una función
importante en el plan general de inversiones de IF. Como al lograr la ÍF uno
rompe el nexo entre ingresos y opciones de estilo de vida (es decir, que el hecho
de tener dinero no significa que tenga que gastarlo), este fondo de reserva no
constituye una tentación.
En primer lugar, esta reserva puede cumplir una función psicológica al
demostrarle que tiene lo suficiente y, con el tiempo, un poco más, con lo cual
desaparecen las dudas que le quedan.
En el caso improbable de que, en alguna de sus categorías de gastos, la
inflación creciese por encima de su creciente capacidad y su conciencia para
utilizar los recursos con inteligencia, el fondo de reserva le permite superar el
inconveniente.
Con este fondo se reemplazan los artículos de mayor envergadura que
necesita para seguir llevando el estilo de vida que ha elegido cuando finalmente
se estropean, como el coche, la bicicleta o las coronas de los molares.
Los proyectos y causas en las que participa a veces precisan una inyección
de capital para cumplir un objetivo específico; en esos casos, usted puede
proporcionar ese capital sin perjudicar su capacidad para brindar su aporte más
valioso: su propia energía vital. Esta reserva le permite también manifestar su
generosidad con sus familiares y amigos. Amy Dacyczyn, la directora de The
Tightwad Gazette, explica la importancia que ha tenido esta generosidad para
ella:
Con frecuencia llegan hasta nosotros este tipo de historias con respecto a
personas que han elegido invertir el cien por cien de su tiempo en proyectos
acordes con el propósito que tienen en la vida.
No hay ningún atajo más directo. Todo este libro, con los nueve pasos, es el
mejor atajo. Resumimos a continuación los pasos para revisarlos y para que
sirvan de referencia y recordatorio. En los capítulos correspondientes encontrará
el contexto y los detalles imprescindibles.
Los pasos son prácticas sencillas y de sentido común.
Es absolutamente necesario seguir diligentemente todos los pasos, porque
cada uno de ellos se levanta sobre el anterior, produciendo la «magia» de la
sinergia: del todo que es más que la suma de las partes. Es posible que no se dé
cuenta hasta que no haya seguido los pasos durante varios meses.
La aplicación consciente de todos los pasos transforma automáticamente sus
finanzas en un todo integrado por ser éste un método global.
PARA QUÉ:
♦ Para tener una idea clara de su capacidad para hacer que el dinero entre en
su vida.
♦ Para eliminar imprecisiones y falsas expectativas en este sentido.
♦ Para inspirarle confianza y ayudarle a establecer sus objetivos.
♦ Porque ésta es una costumbre básica y fundamental para cualquier
empresa... y usted es una empresa.
CÓMO:
♦ Haga una lista de todos sus bienes a su valor actual de mercado.
♦ Haga una lista de todo lo que debe.
♦ Reste su pasivo de su activo para conocer su patrimonio neto.
POR QUÉ:
♦ Porque nunca sabrá cuánto es suficiente para usted si no sabe lo que tiene.
A lo mejor descubre que posee una gran cantidad de bienes materiales
que no le producen satisfacción y puede que quiera convertirlos en
efectivo.
♦ Porque ésta es una costumbre básica y fundamental para cualquier
empresa... y usted es una empresa.
El segundo paso: Situarse en el presente — El control de la energía vital
CÓMO:
♦ Reste de sus ingresos brutos semanales los costes de transporte y ropa para
trabajar; el coste adicional de comer fuera de casa; las cantidades que
gasta en descompresión, recreo, evadirse y alejarse del estrés del trabajo;
las enfermedades relacionadas con el trabajo, y todos los demás gastos
relacionados con el mantenimiento de su puesto de trabajo.
♦ Sume a su semana laboral las horas que tarda en prepararse para ir a
trabajar, en desplazamientos, descompresión, recreo, evasión, alejarse y
hacer compras para sentirse mejor porque odia el trabajo, y todo el resto
del tiempo que dedica al mantenimiento de su puesto de trabajo.
♦ Divida la cifra semanal en pesetas obtenida de la resta por la cantidad de
horas semanales que le ha dado la suma; esto es lo que cobra realmente
por hora.
♦ Los individuos que tienen ingresos irregulares pueden aplicar su
creatividad calculando medias mensuales, una semana media, o lo que les
resulte más efectivo.
POR QUÉ:
♦ Porque ésta es una costumbre básica y fundamental para cualquier
empresa... y usted es una empresa.
♦ Porque se trata del negocio de vender su recurso más precioso: su energía
vital. Le conviene averiguar a qué precio la vende.
♦ Porque la cifra que resulta de este paso —lo que gana realmente por
hora— se convierte en un ingrediente fundamental para transformar su
relación con el dinero.
CÓMO:
♦ Invente un sistema de registro que le resulte práctico (por ejemplo, una
agenda de bolsillo). Apunte meticulosamente todos los gastos diarios.
Apunte también todos sus ingresos.
POR QUÉ:
♦ Porque ésta es una costumbre básica y fundamental para cualquier
empresa... y usted es una empresa.
♦ Porque se trata del negocio de canjear su recurso más precioso: su energía
vital. Gracias a este registro, podrá conocer en detalle lo que recibe a
cambio.
♦ Todos los meses confeccione una tabla con todos sus ingresos y todos sus
gastos, dividida en categorías que respondan a su propio patrón exclusivo de
gastos.
♦ Haga un balance de sus ingresos y sus gastos mensuales.
♦ Convierta las «pesetas» que ha gastado en cada categoría en «horas de
energía vital», partiendo de lo que gana realmente por hora según los cálculos
del segundo paso.
CÓMO:
♦ Mediante sencillas operaciones aritméticas. Sólo precisa una sencilla
calculadora manual si ha olvidado cómo se suma y se resta a mano. Un
programa informático de contabilidad sólo le será de utilidad si ya sabe
utilizarlo.
POR QUÉ:
♦ Porque ésta es una costumbre básica y fundamental para cualquier
empresa... y usted es una empresa.
♦ Porque
344 Epílogo se trata del negocio de canjear su recurso más precioso: su energía
vital. La tabla mensual le ayuda a trazar un retrato exacto de la manera en
que vive realmente.
♦ Porque esta tabla mensual le sirve de base para el resto del programa.
El cuarto paso: Tres preguntas que le van a cambiar la vida
En la tabla mensual, formúlese estas tres preguntas en relación con los totales
de cada una de sus categorías expresados en horas de energía vital y anote sus
respuestas:
1. ¿He recibido satisfacciones, recompensas y valores proporcionales a la
energía vital que he gastado?
2. Este gasto de energía vital, ¿concuerda con mis valores y el propósito que
tengo en la vida?
3. ¿De qué forma cambiarían estos gastos si no tuviera que trabajar para
vivir?
Debajo de cada categoría, ponga alguna de las siguientes marcas:
- Un signo menos (o una flecha hacia abajo) si no ha recibido satisfacciones
proporcionales a la cantidad de horas de energía vital que ha dedicado a la
adquisición de los bienes y servicios de esa categoría, o si ese gasto no concuerda
con sus valores y su propósito, o si le parece que los gastos de esa categoría
disminuirán cuando alcance la independencia financiera.
+ Un signo más (o una flecha hacia arriba) si piensa que al aumentar este
gasto se incrementaría también su satisfacción, habría una mayor coherencia
personal, o que el gasto aumentará cuando logre la independencia financiera.
0 Un cero si considera que la categoría está bien así como está.
CÓMO:
♦ Con total sinceridad.
POR QUÉ:
♦ Porque éste es el núcleo central del programa.
♦ Porque estas preguntas aclaran e integran sus ingresos, sus gastos, sus
valores, su propósito en la vida, su sensación de satisfacción y su
integridad.
♦ Porque le ayudará a descubrir cuánto es suficiente para usted.
El quinto paso: Haga visible la energía vital
CÓMO:
♦ Consiga una hoja grande de papel milimetrado (puede ser una hoja de 45
x 55 cm, o de 60 x 90 cm, aproximadamente, que tenga 10 cuadrados por
centímetro). Elija una escala que le deje espacio suficiente por encima del
máximo de gastos o de ingresos mensuales previstos. Use líneas de dis-
tintos colores para marcar los gastos y los ingresos mensuales.
PARA QUÉ:
♦ Para conocer la tendencia de su situación financiera y darle la sensación
de que avanza con el tiempo, y para hacer evidente la transformación de
su relación con el dinero.
♦ Verá que la línea de los gastos baja a medida que la satisfacción sube,
como consecuencia de la reducción «instintiva», automática, de los
gastos en aquellas categorías que antes tenían un signo menos.
♦ Esta gráfica se convierte en la imagen de su avance hacia la plena
independencia financiera, y le servirá durante el resto del programa. Le
sirve de inspiración, estímulo, apoyo y como suave reprimenda.
POR QUÉ:
♦ Porque está gastando su bien más preciado: su energía vital. Sólo le queda
una cantidad limitada.
♦ Porque está consumiendo los preciosos recursos del planeta. Lo que
queda es una cantidad limitada.
♦ Porque no puede pretender que sus hijos —ni el gobierno— sepan lo que
vale el dinero, si usted no se lo enseña.
♦ Porque la «calidad de vida» suele bajar a medida que sube el «nivel de
vida». La curva de la satisfacción tiene un punto máximo; después de
alcanzarlo, gastar más produce menos satisfacción.
CÓMO:
♦ Pregúntese si se gana la vida o se mata trabajando.
♦ Examine la finalidad que le impulsa a tener un empleo remunerado.
♦ Separe el trabajo del sueldo a fin de abrir opciones nuevas para
incrementar sus ingresos.
POR QUÉ:
♦ Porque sólo le quedan una cantidad X de horas de vida. Decida cómo
quiere utilizarlas.
♦ Romper el vínculo automático entre lo que es y lo que hace para «ganarse
la vida» le dejará en libertad para elegir opciones más satisfactorias.
CÓMO:
♦ Averigüe cuál es el tipo de interés a largo plazo consultando el interés de
los bonos del Tesoro a treinta años en la tabla de bonos del Tesoro que se
publica en The Wall Street Journal o en los periódicos de cualquier
ciudad importante. Cuando lleve unos cuantos meses siguiendo el
programa, la línea del total de gastos mensuales habrá establecido otro
patrón menor en zigzag a un nivel muy inferior al del comienzo. Trace
una línea suave a lápiz para proyectar en el futuro la línea del total de
gastos mensuales de la gráfica.
♦ Cuando lleve unos cuantos meses siguiendo el programa, la línea de sus
ingresos mensuales derivados de inversiones habrá empezado a subir
desde el borde inferior de la gráfica. (Si ha invertido el dinero según se
indica en el noveno paso, la línea formará una curva ascendente, como
consecuencia de la magia del interés compuesto.) Trace una línea suave a
lápiz para proyectar hacia el futuro la curva de sus ingresos mensuales
derivados de inversiones. En algún momento futuro, se cruzará con la
línea del total de gastos mensuales. Esto es lo que llamamos el punto de
equilibrio.
♦ La inspiración y el ímpetu irán en aumento cuando se dé cuenta de que
sólo tiene que trabajar para ganar dinero durante un período limitado.
CÓMO:
♦ Capacítese para decidir por usted mismo acerca de sus propias
inversiones, centrándose en los valores no especulativos más seguros, a
largo plazo, de ingresos fijos, como los bonos del Tesoro y los de otros
organismos públicos de su país. Razonando con claridad y con mayor
conciencia, olvide el temor irracional a la inflación.
♦ Reduzca los elevados gastos, aranceles y comisiones de los intermediarios
y los «productos» de inversión que tanto se comercializan.
♦ Confeccione su plan financiero sobre la base de los tres pilares: El capital:
el núcleo rentable de su independencia financiera.
El colchón: suficiente dinero en efectivo que genere intereses bancarios
para cubrir seis meses de gastos. La reserva secreta: los excedentes de los
fondos derivados de la práctica constante de los nueve pasos. Pueden
servir para financiar su trabajo voluntario, o se pueden reinvertir para
obtener un fondo de reserva que le sirva para reemplazar algún objeto que
sea más caro, o para compensar las consecuencias ocasionales de la
inflación, para regalar, etcétera.
POR QUÉ:
♦ Porque la vida no se reduce a «de nueve a cinco»
h
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16 la competencia profesional: George Leonard, «An Avalanche of the Spirit»,
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CAPÍTULO 1. LA TRAMPA DEL DINERO: EL VIEJO PLANO DEL
DINERO
117 tenga suficiente: Bob Schwartz, Diets Don't Work, Galveston, TX, Breakthru
Publishing, 1982, pág. 173.
122 ha sido diseñado: «You and Your Shoes», revista Parade, 15 de julio de 1990,
pág. 6.
123 de su cuerpo: tomado de una fotocopia sin fecha de un artículo publicado en el
diario El País de Madrid: «Nueve españolas afectadas por el síndrome de la
moda.»
149 con poco dinero: Amy y Jim Dacyczyn publican un boletín mensual, The Tightwad
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161 nuestra propia misión: Joanna Macy, disertación pronunciada durante la
conferencia «Espíritu de Servicio» en la Fundación Seva de Vancouver,
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sentido: un desafío para la psicoterapia»), American Journal of Psy- choanalysis.
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163 en la vida: Test del sentido de la vida; los derechos pertenecen a Psy- chometric
Affiliates, Box 807, Murfreesboro, TN 37133. Hay que obtener su
autorización para utilizar este test.
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Schuster, 1990, pág. 23.
176 cuidaba hasta la última peseta: Robert L. Rose. «For Welfare Parents, Scrimping Is
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180 ambos al mismo tiempo: Buckminster Fuller, «Livingry: Artifacts for Human
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181 aproximadamente 200 esclavos: Jeremy Rifkin, Entropy, Nueva York, Bantam,
Notas 353
1981, pág. 136. (Trad. al cast., Entropía: hacia el mundo invernadero, Urano,
1990.)
182 estaba de moda: Janice Castro, «The Simple Life», Time, 8 de abril de 1991, pág.
58.
182 símbolo principal de una elevada posición social: Ronald Henkoff, «Is Greed
Dead?», Fortune, 14 de agosto de 1989, pág. 41.
183 egoísmo e irresponsabilidad: Lewis Thomas, «The Iks», Island in Space,
Asociación de las Naciones Unidas de Canadá, 1986, págs. 18-19.
200 cada dólar que ganan: Alfred L. Malabre, Jr., Beyond Our Means, Nueva York,
Random House, 1987, pág. 27. El autor sostiene que, después de la Segunda
Guerra Mundial, en Estados Unidos se solicitan cada vez más préstamos;
recientemente, las compra-ventas a plazos ascendían a casi el 20 % de los
ingresos personales.
201 comprar en efectivo: David Wallechinsky y Irving Wallace, The Peo- pie's
Almanac, Nueva York, Doubleday, 1975, pág. 341.
212 inflar su yo: Thorstein Veblen, The Theory of the Leisure Class, Nueva York, Modern
Library, 1934, pág. xiv.
212 o a gastar: Carolyn Wesson, autora de Women Who Shop Too Much, Nueva York, St.
Martin's Press, 1990 (Trad. al cast., Mujeres que compran demasiado: cómo
superar la pasión por el consumo, Paidós Ibérica,
1991.), según se cita en Carole Beers, «Talking Shop to Those Who Can't
Stop», Seattle Times, 6 de marzo de 1990.
212 algún centro comercial: «Big Spenders: As a Favored Pastime, Shop- ping
Ranks High with Most Americans», Wall Street Journal, 30 de julioNotas 354
de 1987.
213 Council of Shoppmg Centers: «The Pleasure Dome: Offering More than
Merchandise, Malls Today Are Centers of Community Life», Wall Street
Journal, 13 de mayo de 1988.
213 Estados Unidos: Durning, op. cit., pág. 163.
213 rituales de comunión: Lewis H. Lapham, «An American Feast: You Are What
You Buy», Wall Street Journal, 13 de mayo de 1988.
214 en la situación difícil en que nos encontramos: Malabre, op. cit., pág. 145.
215 se pudiera seguir usando perfectamente: John E. Young, «Reducing Waste,
Saving Materials», en Brown y otros, op. cit., pág. 44.
222 el precio de venta: Jeffrey A. Trachtenberg, «Let's Make a Deal», Wall Street
Journal, 8 de febrero de 1991.
223 comprar enseguida, sin pensar: Nina Darnton, «I Can Get It for You Resale»,
Newsweek, 3 de junio de 1991.
224 gastar esos 100 dólares: Georgette Jasen, «Paying Ofí Credit Card Debt Spells a
Hefty Return», Wall Street Journal, 27 de noviembre de 1989.
224 el privilegio de usarla: David B. Hilder y Peter Pae, «Rivalry Rages Among Big
Credit Cards», Wall Street Journal, 3 de mayo de 1991.
225 poco más de 19 años: «Paying Off Mortgage Early Doesn't Take Much», Seattle
Times, 19 de marzo de 1991.
227 en invierno: Robert Sikorsky, Drive It Forever, Nueva York, McGraw- Hill, 1989,
pág. 71.
230 mejora notable de la productividad: Maryrose Wood, «Phoning It In», Desktop,
vol. III, n. 2, pág. 46.
231 las enfermedades suponen un límite: Norman Cousins, discurso pronunciado en la
Unity Church de Seattle, en 1989.
233 de la actividad cotidiana: Bryant A. Stamford y Porter Shimer, Fitness Without
Exercise, Nueva York, Warner Books, Inc., 1990.
235 obtendrá 1851313 de dólares canadienses: «Financial Security Going Up in
Smoke», Vancouver Sun, 2 de diciembre de 1985.
236 entre otras cosas: Bob Keith, «Eating on a Pack a Day», Living Well (boletín de la
Northwest Health Foundation), verano de 1988, págs. 3-4.
236 mientras conduce: Natalie Angier, «Surprising Fact about Sleep», Reader's Digest,
junio de 1991 (condensado del New York Times del 15 de mayo de 1991), pág.
33.
239 lugar donde vivir: Home Price Comparison Index, Seattle Times, 27 de mayo de
1991.
239 e incluso Tucson, Arizona: «Rent Variations», Parade, 1 de diciembre de 1991, pág.
16.
247 en otras actividades: Daly y Cobb, op. dt., pág. 361.
248 se hacen más rápido: Tightwad Gazette, op. cit. Véanse los números 7, 2
y 1.
249 para ser exactos: World Almanac and Book of Facts 1991, Nueva York, Pharos
Books, 1991, pág. 550 y pág. 389.
256 más de 100000 dólares: «Updated Estimates on the Cost of Raising a Child»,
Family Economic Review, 1987, pág. 30.
257 no se priva de nada: Tightwad Gazette, op. cit., octubre de 1990.
261 una relación de apoyo mutuo: Ernest Callenbach, «The Green Trian- gle», In Context,
n° 26, verano de 1990, pág. 13.
264 calentamiento global: «Nylon Production Named as a Source of Ni- trous Oxide».
Wall Street Journal, 22 de febrero de 1991.
266 de la responsabilidad universal: My Tibet, texto escrito por Su Santidad el 14° 355
Notas Dalai
Lama del Tibet, fotografías e introducción de Galen Ro- well, Berkeley y Los
Ángeles, University of California Press, 1990, pág. 55.
269 nuestro egocentrismo innato: E. F. Schumacher, Good Work, Nueva York, Harper and
Row, 1979, págs. 3-4.
269 por hacer algo desagradable: Robert Theobald, Rapids of Change, India- nápolis,
Knowledge Systems, 1987, pág. 66.
270 tipo de muerte: Studs Terkel, Working, Nueva York, Ballantine Books, 1985,
pág. xiii.
270 la manifestación visible del amor: Kahlil Gibran, The Prophet, Nueva York, Alfred
A. Knopf, 1969, pág. 28. (Trad. al cast., El profeta: palabras de sabiduría y luz,
Obelisco, 1994.)
271 horarios actuales de los bancos: Marshall Sahlins, Stone Age Economics, Chicago:
Aldine-Atherton, Inc., 1972, pág. 23. (Trad. al cast., Economía de la Edad de
Piedra, Akal, 1993.)
271 la revolución industrial: «From Joblessness to Liberation» (un artículo sobre
Frithjof Bergmann), Green Light News, vol. I, n. 1, 1984, pág. 19.
271 más de tres horas: John Humphrey Noyes. The History of American Socialista,
Filadelfia, Lippincott, 1870.
271 nos parezca importante: Paramahansa Yogananda, textos inéditos, 1934.
272 durante la depresión: Hunnicutt, op. cit., pág. 311.
272 al progreso económico, ibídem, págs. 313-314.
273 sin empleo: Rick Gladstone, op. cit.
277 si no fuera necesario: Michael Argyle, The Psychology of Happiness,
Nueva York, Methuen and Co., 1987, pág. 50.
277 el porcentaje sería del 48 %: Carol Hymowitz, op. cit.
277 volcada al servicio de los demás: Amy Saltzman, Downshifting, Nueva
York, HarperCollins, 1991, pág. 17.
289 reemplazada por máquinas: Willis Harman y John Hormaun, Creative
Work, Indianápolis, Knowledge Systems, Inc., 1990, págs. 23-24.
293 propósito y sentido: Amy Saltzman, op. cit., pág. 16.
293 para nuestro tiempo libre: ibídem, pág. 200.
294 obligación de mantenerlas: Michael Phillips, The Seven Laws of Money,
Menlo Park, Word Wheel, 1974, pág. 8. (Trad. al cast., Las siete leyes del
dinero, Libros del comienzo, 1995.)
295 procedimientos burocráticos: At the Crossroads, Spokane:
Communications Era Task Forcé, 1983, pág. 22.
296 por unos cacahuetes: Desmond Morris, The Biology of Art, Nueva York,
Alfred A. Knopf, 1962, págs. 158-159.
297 lo que pudo haber sido: Richard Seven, «Getting a Life», Pacific, el do-
minical del Seattle Times, 4 de agosto de 1991, pág. 8.
297 distribución de ingresos: Willis Harman, «Work», en Alberto Villoldo y Ken
Dynchtwald, eds., Millennium: Glimpses into the 21st Century, Los
Ángeles, J. P. Tarcher, Inc., 1981.
348 fondos de inversión y las acciones: «51 Million Americans Own Stocks, Poli
Finds», Associated Press, Seattle Post-Intelligencer, 22 de mayo de 1991.
349 productos que ellos recomiendan: Karen Slater y Earl C. Gottschalk, Jr.,
«Financial Planners Squabble over Creating Code of Conduct», Wall Street
Journal, 14 de marzo de 1991.
350 tanto como uno mismo: Andrew Tobías, The Only Investment Guide You'll Ever Need,
Nueva York, Harcourt Brace Jovanovich, 1978, pág. 95.
350 sus propios negocios: Andrew Tobías, The Only Other Investment Guide You'll Ever
Need, Nueva York, Simón and Schuster, 1987, pág. 13.
350 de alto rango: Herbert Ringold, How to Lose Money in the Stock Market, Nueva York,
St. Martin's Press, 1986, pág. 13.
356 el22 %: oído en un programa diario de la cadena de televisión PBS, titulado
Nightly Business Report, el 26 de abril de 1991.
357 servicio en 1959: Patricia McLaughlin, «Nader May Look Like an Air- bag, but
Fashion Doesn't Bankrupt Him», Seattle Times, 24 de julio de 1991.
359 cartilla de ahorros: Ringold, op. cit,, págs. 76-77.
359 estudio realizado por la Universidad de Minnesota: Business Builetin, Wall Street
Journal, 18 de abril de 1991.
371 para la industria: «Brokers Averaged Pay of $79.169 in '90, Survey Says», Wall
Street Journal, 24 de junio de 1991.
381 ni damos lo suficiente: Amy Dacyczyn en «What Is Enough?», producido por David
Notas 357
Freudberg para Marketplace, en la Radio Pública Estadounidense, el 21 de junio
de 1991.