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La ética nos ayudara a resolver el planteo por el fin. Sabiendo cual es la esencia
del hombre, mediante las normas averiguaremos su fin. Para eso están las
nociones/notas de la naturaleza:s
- “todo agente que obra, obra por un fin” no existe movimiento sin finalidad.
- “el fin del hombre es la felicidad” Aristóteles parte de la experiencia para poder
deducirlo. Nadie ha obrado sin un fin, nadie desea ser infeliz.
- “la felicidad consiste en un bien” entonces, ¿Qué es el bien? El bien no es sustancia ni
accidente.
Noción del bien
Siempre hay un ser moral al cual le atribuimos lo ontológico, hay una relación objetiva en cada
ser.
El tratamiento más adecuado desde el punto de vista de la experiencia humana en general sobre
este tema, es el que hace Aristóteles en el primer libro de la Ética a Nicómaco cuando
caracteriza el concepto de bien y precisa qué tipo de bien puede responder al concepto de
felicidad.
Aristóteles caracteriza el bien como aquello hacia lo cual todas las cosas tienden;
es decir (esto ya lo hemos visto al hablar de la voluntad y su objeto propio), el bien es el término
de una tendencia, de una inclinación del ser. El hombre tiende naturalmente, espontáneamente,
hacia ciertas cosas, hacia ciertos bienes. Y uno de estos bienes podrá ser llamado felicidad o fin
último.
El hombre no es un ser simple, hay cierta complejidad en su constitución, por lo tanto, necesita
de la complejidad para ser feliz.
Al hombre no le basta con un solo bien, necesita de BIENES. (y muchas veces deberá elegir entre
Clasificamos los bienes para así encontrar el fin último que nos dé total saciedad y que a su vez
no de miedo perderlo. Dentro de los bienes, podemos encontrar los extrínsecos y los
intrínsecos.
- Los extrínsecos son aquellos que se encuentran en el exterior, la riqueza, la
fama. Sin embargo, jamás podrían constituir al fin último. Esto se debe a que, en el caso
de la riqueza, cuanto más rico soy, con mayor afán se busca mayor riqueza, nunca nos
saciamos. Además, nos da miedo perder toda aquella riqueza. En el caso de la fama es
lo mismo, ser aclamado y admirado tampoco sacia, y además aquella fama se puede
perder fácilmente, ya que la fama depende del que la da, es por eso que no todos la
consiguen.
- Los intrínsecos son aquellos que encontramos en el interior, la salud, la vida
virtuosa. Sim embargo, tampoco estos son considerados el fin último. En el caso de la
salud, en algún momento se pierde por más cuidado se tenga, no seremos siempre bellos
y saludables. En el caso de la vida virtuosa también, como se adquiere se puede perder,
uno no será siempre virtuoso.
Es por ello que se acepta que aquel fin último debe ser un fin espiritual.
Los actos se encuentran divididos en dos: los actos de los humanos, son el conjunto de
todos los actos. Por el otro lado encontramos los actos humanos, estos son aquellos
dotados de inteligencia y voluntad.
Naturaleza y libertad
El libre albedrío capacidad de optar entre distintas alternativas que se nos ofrecen o
crear otras nuevas. Nadie ni ninguna ley de la naturaleza puede torcer en principio nuestra
voluntad. Nos consideramos capacitados para tomar decisiones.
Por supuesto, tenemos aquellos que niegan el libre albedrio, aquellos que no creen que el
hombre sea capaz de tomar sus propias decisiones. Estos son llamados
DETERMINISMOS. Algunos personajes que negaron el libre albedrio fueron:
Lutero: Lutero creía firmemente que el hombre no puede evitar obrar el mal, ya que es pecador
y siempre lo será.
Freud: Freud también rechaza la noción de libre albedrío, es decir, la capacidad de observar
secuencias de causa y efecto y generar un impacto causal que es independiente de las mismas.
El creía que el hombre debe asumir y aceptar la situación.
Lombroso: Lombroso también lo negaba, creía que desde pequeños ya es evidente cuales son
las decisiones que uno va a tomar, y para ello deberíamos aplicar la seguridad antes de que
pasase.
Marx: sostenía que el hombre se encuentra determinado en cuanto a su clase social.
Aquellos que afirman el libre albedrio, creen que el medio social, la clase social, el pecado
original, no llegan a determinar la libertad del hombre por completo.
Algunas concepciones modernas plantean una oposición entre naturaleza y libertad. Lo cual no
podría ser porque hablando del hombre, comportarse naturalmente es sinónimo de comportarse
libremente.
La analogía en el derecho
Términos
Unívocos se refieren a una sola cosa. Una palabra que expresa un solo concepto.
Ello implica que la palabra unívoca es universal propiamente dicha pues es la que se
predica de varias cosas segú n una significació n perfectamente idéntica. Ejemplo: silla,
nada má s es una silla que una silla.
Equívocos se pueden referir a muchas cosas. Una misma palabra que expresa dos
o má s conceptos diversos entre sí. La voz y la grafía de la palabra es una pero las cosas a
las que se refiere son varias, segú n significaciones completamente distintas y sin ninguna
relació n entre unas y otras. Si no tengo un contexto, puedo no saber a qué se está haciendo
referencia. Ejemplo: la palabra banco hace referencia a muchas cosas.
Análogos designa a una cantidad de cosas esencialmente distintas entre si pero con
algo en comú n. Es el intermedio entre el unívoco y el equívoco, ya que la misma palabra
significa cosas diversas segú n una razó n o concepto. Ejemplo: bueno
Buen caballo Sano
Organismo sano
Diferentes significados y porques
Buena clase
Buen partido Comida sana
Relació n sana
ENTONCES…
1. La analogía entrañ a semejanza, pero no igualdad.
2. Es aquel tipo de predicació n en que un mismo nombre comú n significa razones o
conceptos que son simplemente diversos, es decir, una pluralidad de razones,
aunque de alguna manera son iguales y quedan unidos proporcionalmente bajo la
intenció n comú n del nombre.
3. Ocupa un lugar intermedio entre la univocidad y la equivocidad, y por ello
participa de las dos; aunque en rigor de verdad, está má s cerca de la equivocidad
que de la univocidad.
4. Podemos definir la analogía como: aquella predicación en la cual la significación
expresada por el nombre común es absolutamente diversa y en algún aspecto la
misma.
Cada uno de los elementos estructurales designados por la palabra derecho, respecto de
los demá s, es a la vez algo semejante y algo desemejante, pues no son lo mismo el objeto
terminativo de la conducta justa, el poder jurídico sobre la cosa propia (o suya del
titular) y la norma jurídica. Sin embargo, aun cuando estos tres analogados o cosas a las
que hace referencia la palabra derecho son irreductibles entre sí, conceptualmente tienen
algo en comú n. Ese aspecto comú n en los tres es un elemento formal: una medida estricta
y objetiva que es objeto comú n o igual de los tres analogados.
En efecto, veamos:
a) La conducta que realiza la igualdad de la justicia, al decir de Santo Tomá s de
Aquino, tiene un objeto terminativo, pues consiste en dar algo, hacer algo o no hacer algo y
esa cosa que se debe dar al otro o esa cosa que se debe hacer es aquello a lo que Santo
Tomas llamo- la misma cosa justa- y es también lo que Aristó teles denominó to dikaion –lo
justo objetivo–, lo que los juristas romanos llamaban ius, y esa cosa que el obligado debe
dar o hacer es, a su vez:
b) Aquello que el acreedor tiene poder para exigir o reclamar. En efecto, el objeto
del poder jurídico del acreedor recae sobre la misma cosa justa que constituye el objeto
del deber de prestació n del deudor. El derecho, desde la perspectiva del sujeto, consiste en
la facultad moral sobre lo que se le debe y eso que se le debe es lo mismo que el obligado
tiene el deber de darle, o lo que está obligado a hacer o a no hacer. El objeto terminativo
del poder de reclamació n es el mismo objeto terminativo del deber de prestación.
c) Ahora bien, si el derecho en el plano real es lo justo objetivo, que, tal como hemos
visto, es, a la vez y simultá neamente, objeto del deber de prestació n de uno de los sujetos y
objeto del poder de reclamació n del otro, enfrentados en la relació n jurídica bilateral, la
ley o la norma jurídica general no es, en sentido propio y estricto, el derecho. Por eso dice
Santo Tomá s que la ley es una cierta razó n del derecho, a saber: la regla y medida racional
del derecho, el modelo al que deben ajustarse las conductas de los sujetos en el plano de la
vida social concreta para ser derecho; es la regla que establece los títulos o la medida
recíproca de los mismos. Si embargo, la norma jurídica, en cuando medida racional del
derecho, también merece llamarse, ella misma, derecho.
La medida del objeto terminativo de la conducta debida es la misma medida del objeto del
poder de exigir esa conducta (derecho subjetivo) y es, a su vez, la misma medida que ha
sido fijada racionalmente por la norma jurídica.
El deber de prestación, el poder de reclamación y la norma jurídica tienen el mismo
e idéntico objeto, entendiendo aquí que el objeto de los tres consiste en la delimitación
objetiva de la cosa en la que consiste la dación, la acción o la abstención . Y esa
cosa comú n, ese objeto idéntico, se resuelve, en ú ltima instancia, en el valor justicia.
La palabra objeto deriva de objectum, que es el participio pasado del verbo objicio, y
quiere decir “echar hacia delante”, “ofrecerse”. El término objeto, significa algo que está
fuera del sujeto, enfrentado a éste pero, al mismo tiempo, en cierta relació n con el sujeto.
Todo objeto, por ende, presupone un sujeto, es decir, un agente que pone su atenció n
sobre él y lo convierte en término de sus preocupaciones.
Objeto es el término de referencia hacia el cual apunta el acto intencional consciente de un
sujeto. Y, por extensió n, se habla de objeto para designar todo aquello que constituye
término de referencia de una facultad (que es la potencia de realizar actos), de un há bito o
de una virtud (que es la disposició n que inclina a realizar actos) e incluso de una ciencia.
Ahora bien, en todos estos casos el objeto cobra una importancia fundamental porque es
lo que les confiere forma, estructura, contenido y finalidad a esos actos, há bitos, virtudes o
formas de conocimiento. El objeto es el término y el fin del acto humano intencional, y es,
por tanto, lo que específica o determina la acció n haciéndola ser tal acció n o tal otra.
Plató n es el filó sofo má s importante del mundo antiguo, ya que sentó las bases de toda la
filosofía posterior.
El derecho en Aristó teles aparece para tratar la visió n de la justicia. Aristó teles se topa con
objeto, aquel que realiza actos justos. ¿Por qué llamamos justo a aquel que realiza actos de
justicia?
El derecho Lo justo lo legal y lo igual.
Llamamos justo a las conductas o cosas que se ordenan al bien de la comunidad o también
a otro segú n cierta proporció n.
La justicia y su acto tiene dos propiedades.
El acto justo para ser tal siempre aparece en una conducta referida a otro, para la
alteridad (tanto en lo legal como en lo igual).
La alteridad es una construcció n latina hacia otro. Es un bien de otro.
Encontramos el derecho cuando hay un intercambio recíproco (igualdad)
La economía tiene como punto de partida a la justicia.
La conducta
La conducta es un comportamiento referido a otro sujeto.
En el á mbito de la conducta encontramos aquellos primeros principios (advertencias
racionales que conocemos de manera inmediata, verdades irrefutables, puntos de partida
del pensamiento)
El primer principio del orden practico es hacer el bien y evitar el mal, todas nuestras
acciones pretenden hacer el bien, inclusive aquel que no obra bien procura buscar algú n
bien.
Entre los principios y los hechos, no hay precisió n absoluta. El camino entre ellos se
determina segú n las circunstancias, ese camino se
CARDINAL: POSIBILIDAD DE
llama dialéctica.
ORIENTARNOS Y PODER
Dialéctica parte de la ló gica.
CONOCER ALGO. (VIRTUDES
Facultades CARDINALES).
Capacidad o aptitud natural, física o moral que
tienen las personas para realizar una cosa. Son aquellas que me inclinan a las cosas arduas.
Apetito
Apetito de bienes deleitables o concupiscible: deseo de bienes má s
simples de conseguir, el alma desea aquellos bienes que nos producen placer de tipo físico.
Es el apetito sensible.
Apetito irascible: deseo de bienes difíciles de conseguir, el alma busca el bien arduo.
Virtud medida que regula la facultad del apetito irascible (templanza y
fortaleza)
La Suma es, como su nombre lo indica, una obra teoló gica y la intenció n de Santo Tomá s, al
desarrollar este tratado, es examinar una de las virtudes cardinales, a saber: la justicia. No
es su cometido averiguar qué es el derecho sino definir la justicia. Ahora bien, las virtudes
se distinguen unas de otras por su objeto. Es por eso que el Santo se pregunta,
precisamente, cuá l es el objeto de la justicia y contesta que es el derecho. El derecho
aparece en la Suma Teoló gica, por lo tanto, como el objeto de la virtud de la justicia.
La justicia
La justicia es una virtud moral; es una de las cuatro virtudes cardinales y consiste, segú n la
definició n tradicional, en la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno lo suyo o su
derecho. Esto significa que el derecho forma parte integrante de la moral.
En la justicia podemos distinguir la disposició n del sujeto. La intenció n y el acto son
idénticos.
La justicia ordena al hombre en relació n a las cosas de otro, la justicia es algo de
otro. Es decir, nunca podré hacer justicia conmigo mismo.
Lo justo es lo debido o adecuado a otro segú n una medida objetiva, es decir, es el derecho.
Para que haya derecho, ha de haber un vínculo con otro, un ACTO PREVIO. Este acto
se verá regido por la ley. La ley es la pauta o ejemplo al cual se deberá ajustar la
actividad que las partes de la relació n jurídica deben obrar en la realidad. El contenido u
objeto de la norma jurídica es la medida o modelo tanto de la conducta jurídica obligatoria
de uno, como así también del derecho subjetivo del otro; esto es: la norma dice qué es lo
que debe obrar el sujeto obligado y qué es lo que puede reclamar la contraparte –el
acreedor- respecto de aquel.
La norma jurídica crea y distribuye entre los sujetos de la relació n jurídica posiciones
reciprocas de exacta correspondencia : cuando atribuye a alguien un poder de
exigir, impone a otro un deber de conducta opuesto y correlativo, con lo que viene a
establecer, mediante una expresió n racional modélica lo que cada uno debe y/o puede
hacer o exigir como consecuencia del deber o del poder que respectivamente les atribuye.
Por ejemplo:
A decide prestarle dinero a B, por lo tanto, A es el acreedor y B es el deudor, B deberá
devolver el monto prestado en algú n momento. Ese monto de dinero prestado es la cosa.
Ambos dos se encuentran dentro de una relació n, A se encuentra en una posició n positiva
y B en una negativa, pero a pesar de que el cumulo de condiciones es opuesto, ambos está n
dentro de la relació n. Es decir, son lo mismo en la medida de los títulos, la cosa es la
misma, solo que B debe y A acrede (la medida es igual).
A puede reclamar y B deberá pagar.
B debe adecuar su conducta al título de A, al título de acreedor.
Entonces podríamos decir que la expresió n que impone que se debe hacer es la LEY .
La ley es un enunciado imperativo de lo que debe o debería hacerse, es una
advertencia de relación para concretar el fin. Este es el medio má s eficaz y má s acorde
para evaluar los medios hacia el fin.
La ley manda a adecuar la conducta del deudor con el acreedor.
la ley regula los derechos y el modo de usar de ellos: señ ala sus límites, prescribe los
presupuestos de capacidad, establece los sistemas de garantías, etc
Derecho subjetivo
El derecho objetivo hace referencia a las normas jurídicas en general (derecho positivo) y
el derecho subjetivo es el poder que tienen los ciudadanos como titulares de los
derechos concedidos por el derecho objetivo.
Se debe a Francisco Suá rez (1548-1617) la primera definició n rigurosa del derecho
subjetivo como “facultad moral sobre la cosa suya o sobre aquello que se le debe”. Sin
embargo, debe reconocerse que la idea de derecho subjetivo está implícita en la misma
caracterizació n de la justicia y del derecho que hace Santo Tomá s en la Suma Teoló gica.
Francisco Suarez supone al derecho con tres nociones: como la conducta, la ley (no
positiva) y la facultad de reclamación. Dentro de la facultad de reclamació n
encontramos la facultad de reclamació n moral (no física), aquella que reclama cierta
conducta, y la facultad de reclamar lo suyo propio.
El derecho tiene por objeto determinar los derechos de las personas y su extensió n, tiene
por objeto determinar el título y la medida del derecho. El título es aquello en lo que tiene
origen el derecho, es lo que causa la atribució n de la cosa a un sujeto determinado.
Hay muchas clases de títulos, pero pueden resumirse en la naturaleza humana, la ley, la
costumbre y los pactos o contratos. Por ejemplo, el título de los poderes y funciones del
Defensor del Pueblo en Españ a es la Constitució n de 1978. Muchos de nuestros derechos
tienen por título un contrato: compraventa, contrato de transporte, arrendamiento,
préstamo, contrato de uso, etc.
Lo primero que hay que ver para saber si algo es derecho, es el título. Y como el derecho y
lo justo son lo mismo, para saber cuá ndo algo sea lo justo, hay que ir al título. Si no hay
título, por mucho que se diga que «eso es lo justo», no es verdad; se está utilizando el
término «lo justo» en sentido impropio.
El jurista (es el que sabe de lo justo y de lo injusto) separa cuidadosamente lo justo de lo
deseable o cosas similares. Podrá ser deseable que los obreros cobren má s, pero lo justo es
que cobren lo que está indicado en la ley, los convenios colectivos o el contrato de trabajo.
Si el salario es lo que se llama el salario del hambre, ciertamente será injusto, aunque esté
marcado por ley, por contrato o por costumbre, porque, por título natural (por la
naturaleza humana), el salario debe cubrir las necesidades vitales del asalariado y de su
familia. Decir que el salario es injusto, porque tal o cual categoría debería tener una
equiparació n mayor con otra, tiene por causa confundir lo justo con lo deseable o con las
lícitas aspiraciones a una vida mejor.
Ante la invocació n a lo justo, el jurista pide por el título y, si no se prueba el título, se
desentiende del asunto.
Con el título el jurista descubre lo justo, lo que corresponde al titular del derecho, ni má s
ni menos.
1.1.- Humanidad: El derecho es algo humano. Es evidente que el derecho es algo del
hombre. El derecho es una realidad accidental, es conducta humana -libre, exterior, social,
obligatoria-, es decir, es un accidente del hombre en cuanto agente libre y responsable. Por
lo tanto, el Derecho procede del hombre y a él se refiere. El principio del valor del derecho
está dado por la naturaleza humana en cuanto esta es orden a fines.
1.3.- Historicidad: El hombre es un animal histó rico. La historia es el obrar libre de los
hombres que viven en sociedad, a lo largo del tiempo; o bien el resultado de ese obrar que
determina las condiciones y posibilidades de la vida presente. El hombre vive en la
historia y, a su vez, es el protagonista y el creador de la historia. Es evidente que el
derecho es algo histó rico, porque es algo que hace el hombre en su vida a lo largo del
tiempo y se transmite en la sucesió n de generaciones humanas. El Derecho es un
fenó meno no tan só lo histó rico sino tradicional, en la medida en que es, en sí mismo
considerado, un cierto patrimonio intelectual que se transmite de generació n en
generació n.
1.4.- Legalidad: La justicia legal no es só lo la razó n formal del derecho porque la justicia
legal es má s amplia, ya que abarca no tan só lo el derecho sino también la política y la
moralidad, en tanto está en relació n con otro. Por eso incluye dentro de sí a la justicia
particular y a las otras virtudes. Lo justo como lo igual (el derecho) está dentro de lo justo
legal.
2.1.- Sociabilidad y politicidad: Hay una conexió n entre la vida en sociedad y el derecho
porque no es siquiera imaginable una convivencia humana que no esté organizada por
medio de cierto orden jurídico. En efecto, lo social constituye la materia del Derecho y en
esa medida todo los elementos del mundo jurídico son, a la vez, fenó menos sociales. La
politicidad, en cuanto propiedad del Derecho, significa que el Estado o la comunidad
internacional constituyen el á mbito social propio del Derecho “perfecto” y que este está
ordenado al bien comú n político o al bien comú n internacional.
2.2.- Validez. Todo Derecho realiza en alguna medida el valor de la justicia en la sociedad;
todo Derecho constituye la realizació n y la vigencia efectiva de un mínimo de justicia o, al
menos, de un punto de vista factible histó ricamente acerca de la justicia y, en esa medida,
es vá lido. Un “Derecho” invalido sería un Derecho injusto, es decir, una contradicció n en
los términos, o, mejor dicho, no sería Derecho.
2.3.- Vigencia: El derecho tiene vigencia, entendiendo por vigencia la fuerza o el arraigo
del Derecho en la vida social que hace que el derecho exista como conducta social real y
efectiva. “Derecho vigente” equivale a decir “Derecho que existe en la vida social”. La
vigencia jurídica, en cuanto propiedad del Derecho es la existencia social de la validez
jurídica. La vigencia exige y requiere un mínimo de cumplimiento efectivo de las
conductas jurídicas por parte de los miembros de la comunidad.