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7.
LA LEY ETERNA
Ley eterna:
Segú n santo tomas "Ley eterna es la razó n de la divina sabiduría en cuanto dirige toda
acció n y todo movimiento"
La ley eterna es la razó n de la divina sabiduría en cuanto dirige todos los actos y
movimientos de cada una de las criaturas hacia su fin. Todo lo que existe cae dentro de la
orbita de esta ley, pues el universo esta gobernado por dios y todo lo que está sometido al
gobierno divino lo está también a la ley eterna.
Segú n San Agustín “Ley eterna es la razó n y la voluntad divina que rige todo lo creado”
esta ley ordena las cosas, ordena conservar el orden natural y prohíbe alterarlo.
Dios es creador de todas las cosas por su sabiduría. É l es ademá s quien gobierna todos los
actos de cada una de las criaturas. Por medio de ella son creadas todas las cosas, y tiene
naturaleza de ley en cuanto mueve todas estas cosas a sus propios fines. Segú n esto la ley
eterna no es otra cosa que la razó n de la sabiduría divina.
La ley divina prevé de un modo general y de un modo particular.
El fin de la ley eterna es entonces regular a los seres creados y conducirlos a su fin por el
movimiento impreso en las entrañ as de su ser, por su naturaleza.
La ley eterna es el fundamento objetivo y ú ltimo del orden moral. La norma constitutiva
objetiva del orden moral es la ordenació n final de las cosas a su fin. Este orden final se nos
presenta como conduciéndonos a nuestro ú ltimo fin (a la perfecció n ontoló gica y felicidad
del hombre) y a la vez como necesariamente imperado por su divino Autor, ya que Dios es
libre para crear, pero una vez creados los seres necesariamente ha de ordenarlos hacia Sí,
como a ú ltimo fin, y ha de querer que se cumpla esa ordenació n.
La ley eterna es inmutable, solo es conocida por Dios mismo y por los bienaventurados.
Las criaturas racionales (hombre y á ngeles), la conocen má s o menos, en cuanto todo
conocimiento de lo verdadero es participació n de la verdad divina. Dios hace partícipe al
hombre de esta ley suya, de modo que el hombre, puede siempre y cada vez má s, conocer
la inmutable verdad.
Esta participació n se ha realizado por dos vías diversas: una natural, a través de la misma
Creació n, otra sobrenatural, cuando Dios se reveló progresivamente a los hombres, y a
través de su Hijo Jesucristo.
La ley eterna ejerce su eficacia de la manera má s absoluta y universal, aun en la actuació n
libre del hombre, pues, aunque al obrar culpablemente el mal puede sustraerse a la fuerza
directiva de la ley eterna, sin embargo, entonces cae de lleno en su fuerza coactiva,
teniendo que sufrir pasivamente el influjo divino.
• la alteridad: la justicia siempre supone una referencia al otro. Encontramos las relaciones de:
integración, subordinación y coordinación
No hay vida social sin intercambios de perfecciones. Hay una reciprocidad de bienes. Enseñar o
aprender es un bien. La justicia como medida de ese intercambio es la virtud que sostiene la
vida social. Si el intercambio no tiene cierta justa medida no hay intercambio. Si venimos a
clase, nosotros ponemos atención, pero si el profesor no habla del tema no hay proporción, el
intercambio no sirve. Si el intercambio no es adecuado, no sirve. Por eso entra en juego la
justicia, como la medida de contención en el intercambio.
El intercambio debe tener una medida, las cosas deben ser proporcionales. La justicia es una
medida en relación al otro, es lo igual.
Bajo el nombre de justo se pueden encerrar dos tipos de actos u objetos distintos: los actos
referidos a las acciones, por ejemplo: el acto externo de pagar una deuda es un acto de
justicia; y los actos referidos a las pasiones, aquellos que se encargan de regular y medir por
medio de las virtudes (templanza, fortaleza):
• La generalidad/virtud total:
Para ser justo hay que manejar las demás virtudes, para que no haya injusticias. Exige la
realización de otras virtudes. Se da la posibilidad de realizar actos injustos sin ser injustos.
(ejemplo del niño, el adicto que roba para drogarse, no busca quitarle algo al otro, sino que
tiene un problema de templanza)
El bien común puede exigir tanto actos referidos a acciones como a pasiones (regular el miedo
mediante la fortaleza). Es por eso que se le llama generalidad, porque la justicia impera amos
actos.
La justicia posee una generalidad de causalidad, mueve a producir actos de otras virtudes.
¿Por qué legal? La ley ordena las cosas al bien de la comunidad, la ley dispone las cosas al bien
del todo. La justicia
establece que es lo debido al todo. La ley le exige a la comunidad actos de todas las virtudes.
(no beba alcohol y maneje). De no pedirle algo a la comunidad no hay bien común, por lo
tanto, se perjudica la parte, ya que su primer bien debe ser el bien común. El bien común es
aquel en el que es necesaria la participación de todos para generarlo. La comunidad puede
perdirle a las partes todo. Bajo la razón de justicia debe pedirlo bajo una medida de igualdad.
todo acto tendiente a la felicidad de la comunidad política es justo. en esta encontramos las
relaciones de integración. Estas rigen la integración de las partes con el todo. (la más
importante). La parte busca una finalidad, por lo tanto, se integra en un grupo con el que
coincida su interés, para así facilitar su alcance. Se incorpora, colabora y recibe la colaboración
de otros para alcanzar su fin, que ahora es un fin común.
- justicia particular: esta puede ser distributiva, es decir, igualdad de cosa a cosa,
proporcional. Es la comunidad quien está encargada de distribuir bienes o males (honores y
riquezas) según el aporte de las partes. La justicia distributiva se refiere a la distribución de los
bienes comunes entre los miembros de la asociación política. Lo justo en distribuciones según
cierto mérito. Esta justicia distributiva es la función del derecho público (estado, pagamos
impuestos en una medida).
Aristóteles le llama correctiva porque dice que antes de intercambiar las cosas hay que hacer
una rectificación.
¿Cuál es esta corrección? Un arquitecto hace casas, esta entrega como bien el fruto de su
trabajo, una casa. El arquitecto necesita comida, ropa, zapatos. El valor de la casa es mayor. el
intercambio es disparejo, hay que corregirlo. ¿Cómo medimos el valor de las cosas? Según
cuanta actividad exige.
La generalidad de lo justo no solo se da en “lo justo general o legal”, sino también en “lo justo
particular”. Por ejemplo: cuando se contrata a un deportista, no solo se exigen los actos
externos de justicia, sino también actos de las virtudes, la templanza, por ejemplo. O en el caso
de un médico, hay situaciones que exigen coraje.
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El gobernado le debe obediencia, para que así lo conduzca al bien común. Si el gobernante se
equivoca no debe ser obedecido.
• Piedad: relación entre partes, entre dos. La diferencia con la justicia, es que en esta las partes
no son iguales. Tanto que es imposible que una le devuelva a la otra lo que le debe, es una
deuda imposible. Rige la relación entre el hombre y sus padres, la patria y dios. A ningún
podemos devolverle lo que nos han dado. A los padres, la vida, el paso de la nada al ser; todo
lo que tenemos lo tenemos en esta vida social, en esta tierra/idiosincrasia; jamás podremos
devolverle a dios aquella participación que nos dio en la ley eterna, en la vida divina, la
inmortalidad. La piedad es lo debido a otro.