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FEMINISMO

A lo largo de los últimos años, la palabra feminismo ha ido tomando

relevancia en muchos contextos, en algunos de ellos rodeada de una connotación

negativa, hasta hacerse un hueco en cualquier debate político o de bar. El

feminismo no es odiar a los hombres, ni querer la supremacía de las mujeres. No es

una moda, aunque efectivamente, está de moda, es mucho más que eso. La Real

Academia Española (RAE) define el feminismo como “el

principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre así como el movimiento

que lucha por la realización efectiva en todos los órdenes del feminismo”. Aún así,

todavía hay cierta reticencia a declararse abiertamente feminista o a apoyar esta

ideología por parte de algunos grupos a causa del desconocimiento de su significado.

No es un antónimo de 'machismo'

El feminismo no busca la superioridad de la mujer respecto al hombre, sino que es la

ideología que defiende la igualdad en aspectos sociales, culturales y económicos entre

ambos sexos. A pesar de ello, la similaridad semántica de la palabra con el concepto

de machismo hace que en muchas ocasiones adquiera un significado incorrecto en el

que se la considera una especie de ‘antónimo’ de esta. En ese sentido, el error de

interpretación más habitual del concepto ‘feminismo’ lo hace adoptar el significado

que actualmente ostenta la palabra ‘hembrismo’.

El ‘hembrismo’, que no es un concepto recogido todavía por la RAE, es popularmente

conocido como la palabra equivalente al machismo aunque en sentido contrario. Así,

el ‘hembrismo’ impulsa la preponderancia de la mujer, mientras que el machismo

privilegia al hombre y ninguno de los dos apuesta por la igualdad de género. Esta idea
también suele vincularse al concepto de la misandria, que es el desprecio a los

varones. 

El feminismo en la historia

El concepto engloba una serie de movimientos, cuyo origen es “tan lejano como

podamos encontrar luchas de mujeres primero individuales en el seno de las

ilustradas tertulias sobre la razón en el siglo XVIII, más tarde de grupo como el

sufragismo”, asegura Mariela Fargas Peñarrocha, Profesora Titular de Historia

Moderna de la Universidad de Barcelona.

Así, es fácil adivinar que el feminismo no es un concepto unitario sino que engloba

diferentes modalidades de una lucha que comparte un mismo fin. “Los feminismos

procuran la visibilización y la transformación de las formas de opresión,

dominación, segregación y otras violencias específicas que sufren todos los sujetos

otros del hombre. La fuerza de transformación de los feminismos pone en cuestión

toda fuerza de conservación de dichas formas de violencia. En ese sentido, toda

propuesta que, en nombre del feminismo, subscriba formas sociales, económicas y

políticas afines a la conservación y, por tanto, subscriba formas de opresión,

dominación y segregación, debe ser cuestionada como feminista”, asegura Begonya

Saez Tajafuerce, Coordinadora del Mínor de Gènere y del Master Mundus Phiafec de

la Universitat Autònoma de Barcelona.

Muchos consideran que el feminismo está viviendo actualmente su ‘época de oro’ por

la notoriedad que ha adquirido en la vida cotidiana, pero también existe mucha

discrepancia al respecto. “Lo que existe es un potente activismo feminista en la

red gracias a las nuevas tecnologías de la comunicación, que desvelan con enorme

rapidez y difusión historias concretas de luchas o de sufrimientos.


El hashtag visibiliza experiencias cotidianas, por ejemplo las relativas a la agresión

sexual, la gente las explica, es una permanente denuncia pública”, asegura la

profesora Fargas Peñarrocha.

El patriarcado, el enemigo del feminismo

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lavadora"

“Lo que estamos viviendo es una época en que el sufrimiento que el sistema

heteropatriarcal, específicamente en su declinación social, económica y política, es

decir en el seno del capitalismo tardío, como sistema que sostiene y es corroborado a

la vez por el sistema neoliberal, y todas las formas de violencia que comporta no se

soportan más”, asegura la profesora Saez Tajafuerce. Y zanja: “El feminismo viene a

poner en evidencia esa violencia estructural, no sólo contra las mujeres sino también

contra lxs migrantes, los animales, la tierra, etc. y a combatirla.”

Por ello, antes de hablar de feminismo hay que hablar de patriarcado, asegura Nerea

Pérez en su libro ‘Feminismo para torpes’ (ed. Planeta). Según la historiadora  Gerda

Lener, que se ha ocupado de estudiar las relaciones entre hombres y mujeres desde el

año 6.000 antes de Cristo hasta el #MeToo. “El patriarcado es la manifestación e

institucionalización del dominio masculino sobre las mujeres y niños de la familia,

y la ampliación de ese dominio sobre las mujeres de la sociedad en general”, asegura

Lener. Así, el patriarcado es “todo un sistema históricamente construido que se basa

en la supremacía del varón que ejerce un liderazgo indiscutible sobre el poder o la

propiedad, perpetuando el control de sus recursos mediante prácticas de violencia. Ya


en los años setenta del siglo XX el feminismo radical colocó al patriarcado en el

centro de la opresión de las mujeres”, asegura la profesora Fargas Peñarrocha.

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