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Muntzel. M. C. (2010). Lenguas otopames en riesgo.

Indicios de
desplazamiento y mantenimiento. En A. M. Salazar y V. Kugel (eds.),
Homenaje a Yolanda Lastra: X Coloquio Internacional sobre
Otopames (pp. 151-161). México: UNAM.

LENGUAS OTOPAMES EN RIESGO


INDICIOS DE DESPLAZAMIENTO Y MANTENIMIENTO
Martha C. Muntzel
Dirección de Lingüística, Instituto Nacional de Antropología e Historia

En este artículo se presenta una serie de indicios de situaciones de lenguas en riesgo de ser
desplazadas, se hace un diagnóstico de las lenguas otopames y se describen algunas
medidas de revitalización posibles para lenguas en riesgo. Todas las lenguas son
vulnerables, es decir, están en riesgo de ser desplazadas cuando no se transmiten a la
siguiente generación. Aun si tienen miles de hablantes, si los niños no la adquieren o la
aprenden, se deja de hablar y se desplaza a favor de otro idioma de mayor uso. No existe un
“conjunto mágico” de rasgos que prediga qué es lo que pasará en una comunidad dada.
Varía la importancia de diferentes factores en cada caso específico.

LA HISTORIA Y LAS CONDICIONES SOCIOPOLÍTICAS

Para entender el desplazamiento de lenguas es necesario ubicarlo dentro del contexto


histórico y de las relaciones interétnicas de cada caso, ya que obedecen a circunstancias
sociopolíticas y económicas específicas. El proceso de desplazamiento es un proceso
dinámico en donde se entretejen cuestiones de ecología política, de ideología y de
identidad.
México es una nación multilingüe desde mucho antes de la conquista española. Las
relaciones interétnicas, y en consecuencia la relación entre las lenguas, se han visto
afectadas por despoblamientos, migraciones forzadas, la influencia del clero, contacto con
los europeos, entre otros factores. Cada región y grupo vivió su propia historia dentro del
marco de procesos generales mexicanos. Sería importante profundizar en la historia para
enmarcar el desplazamiento de lenguas y grupos de cada región.

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INDICIOS DE DESPLAZAMIENTO O MANTENIMIENTO DE LAS LENGUAS

En el año 2003, un grupo de lingüistas de diferentes partes del mundo se reunió para
elaborar una serie de recomendaciones a la UNESCO que fueron presentadas en el
documento “Language Vitality and Endangerment.”
Identifican nueve factores para determinar el nivel de riesgo de una lengua amenazada.
Los nueve factores pueden dividirse tres subgrupos, 1) los seis primeros factores evalúan la
vitalidad de la lengua, 2) siete y ocho tratan las actitudes hacia la lengua, y 3) el último
factor concierne la documentación disponible acerca de la lengua:

1. Transmisión de la lengua a la siguiente generación


2. Número absoluto de hablantes
3. Proporción-porcentaje de hablantes dentro de la población total
4. Desplazamiento de dominios de uso de la lengua
5. Respuesta a nuevos dominios y medios
6. Materiales curriculares para la educación y para la alfabetización
7. Actitudes gubernamentales e institucionales acerca de la lengua, incluyendo su
estatus y uso oficial
8. Actitudes de los miembros de la comunidad hacia su lengua
9. Cantidad y calidad de la documentación existente acerca de la lengua

Estos factores son únicamente una guía que permite evaluar la situación de una lengua,
determinar si está en riesgo de ser desplazada y si requiere medidas de apoyo.
En lo referente al número 7, los hablantes de lenguas originarias mexicanas cuentan
con una Ley que protege sus derechos lingüísticos. En México, se elaboró la Ley General
de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas, aprobada y publicada en el Diario
Oficial de la Federación el 13 de marzo del 2003. Con esta ley se reformó la fracción cuarta
del artículo séptimo de la Ley General de Educación. Esta Ley reconoce a los grupos
étnicos y les da representación política formal a los derechos indígenas a nivel nacional. En
la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas, en su capítulo IV, “Del
Instituto Nacional de Lenguas Indígenas”, se establece la creación de dicho instituto
(INALI), institución que tiene a su cargo la tarea de promover el cumplimiento de los
artículos estipulados en dicha Ley y la de asesorar a los tres órdenes de gobierno para
articular las políticas públicas necesarias en la materia. En condiciones reales, la aplicación
de esta ley promete influir en el cambio de actitud de toda la sociedad mexicana; en
consecuencia, el cambio ideológico puede ayudar a reducir desigualdades en diferentes
ámbitos nacionales como: la economía, la educación y la salud, para mejorar las
condiciones sociales del país.

DIAGNÓSTICO DE LAS LENGUAS OTOPAMES

OTOMÍ

Sin duda el otomí es la lengua más viable de las lenguas otopames. Tiene el mayor número
de hablantes. También es la lengua que más documentación y estudios tiene sobre sus

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diferentes variantes (9). La incansable investigadora homenajeada, Yolanda Lastra, se ha


dedicado al estudio de la dialectología otomí y ha publicado gramáticas, antologías de
tradición oral e incluso, Los otomíes, su lengua y su historia (2006). También Doris
Bartholomew, Artemisa Echegoyan y Katherine Voigtlander, Ewald Hekking, Enrique
Palancar y otros, tienen numerosos trabajos publicados. Sin embargo, aunque todavía se
transmite la lengua en muchas comunidades, en otras se está perdiendo, lo cual implica que
el número absoluto de hablantes no es ninguna seguridad. Dos ejemplos de ello son:
– El otomí de Ixtenco, Tlaxcala, que en 1990 contaba con 736 hablantes, incluyendo 4
monolingües, de una población de 5,356, y en 2008 cuenta ya tan sólo con 461
hablantes. Yolanda Lastra estudió esta variante.
– El otomí de Tilapa, Estado de México, cerca de la Marquesa, entre México, D.F. y
Toluca, con 400 hablantes mayores de 50 años de edad según el censo de 1990. Es
el único pueblo otomí en esta región cerca de Santiago Tianguistengo. En 2008, el
INALI registra solamente 292 hablantes. Sergio Vivanco estudió esta variante en los
años 1970. Recolectaron una lista de vocabulario Doris Bartholomew y Roberto
Weitlaner en los años 1960. Otto Schumann también estudió el otomí de Tilapa y
Yolanda Lastra la menciona en sus Relatos otomíes (2001).

MAZAHUA

De acuerdo con la percepción del lingüista mazahua Antolín Celote, aproximadamente 10%
de los jóvenes mazahuas del Estado de México adquieren la lengua originaria (1), y parece
que aproximadamente de 40 a 45% de la población todavía habla la lengua (2,3). El registro
oficial del número absoluto de hablantes de mazahua es 100,107. El tipo de uso de la
lengua depende de la comunidad, existen diferencias en la vitalidad y el uso (4). Por lo
general, no hay nuevos espacios de uso con excepción de la Universidad Intercultural del
Estado de México (UIEM) (5). Dentro de la UIEM están creando materiales didácticos para la
enseñanza del mazahua (6).
Aunque ahora existe la Ley de los Derechos Lingüísticos, por lo general no se lleva a
la práctica el uso de las lengua originarias en contextos oficiales (7). Las actitudes acerca
del mazahua por las comunidades hablantes varían entre ambivalentes y negativas (8). No
existen amplios estudios sobre el mazahua. Maricela Amador elaboró una gramática,
Donald Stewart también tiene una gramática y un vocabulario, existe un diccionario de
Muro y otros trabajos lingüísticos de Spotts, Doris Bartholomew, Knapp, Antonio López
Marín y Antolín Celote, entre otros. Algunos trabajos recientes sobre el mazahua son los
elaborados por maestros de la UIEM y Michael Knapp del Instituto Nacional de
Antropología e Historia (INAH) sobre la fonología segmental y léxica del mazahua.

PAME (XI’UI)

El pame del norte o septentrional se ubica en la zona media del estado de San Luis Potosí y
en la parte norte del estado de Querétaro, en la región de Tancoyol, municipio de Jalpan. Se
perdió la variante del pame del sur, que se hablaba en el estado de Hidalgo durante el siglo
pasado. Leonardo Manrique (1967) trabajó con el último hablante de Jiliapan y publicó un
esbozo gramatical de esta variante extinta. Lorna Gibson y Doris Bartholomew han

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estudiado el pame del norte. Heidi Chemin, además de otros estudios, recopiló un
vocabulario de más de 4000 palabras del pame de San Luis Potosí. El lingüista Heriberto
Avelino (1997) estudió la fonología y morfofonología. En su recetario pame, Chemin
(2000) cita la migración de gran porcentaje de la población pame, y la falta de maestros
bilingües hablantes de pame (sólo 20 a 25%) como factores contribuyentes al
desplazamiento de esta lengua. En 1996, se calculaba la población pame en unas 15,000 a
20,000 personas, de las cuales unas 10,000 serían hablantes. En 1994, Heidi Chemin, J.
Jesús Olvera Chávez y otros realizaron el Taller lingüístico pame para impulsar la
lectoescritura en las escuelas bilingües y crear una literatura pame escrita. Los pames son
minoría respecto de nahuas y tenek en la región interétnica potosina.

CHICHIMECO-JONAZ

De las comunidades de habla chichimeca, la más conocida es Misión de Chichimecas en


San Luis Potosí. Yolanda Lastra, estudiosa de esta lengua desde 1958, actualmente la
investiga y está preparando una gramática. Ha presentado muchos productos de esta
investigación en los últimos años. Publicó un trabajo sobre la vitalidad del chichimeco
jonaz en 1999; según el censo de 1990, el chichimeco tenía un total de 1,582 hablantes (de
los cuales 1,042 vivían en San Luis de la Paz y unos trescientos en el estado de San Luis
Potosí); según el censo de 1980 eran 700 hablantes y 495 según el de 1970. Para 1997,
cuando Yolanda (1999:66) visitó la Misión e hizo catorce entrevistas, ya no se transmitía la
lengua en Misión de Abajo (la más cercana a San Luis de la Paz) y sólo 3% de los niños de
la primaria eran hablantes. En cambio, todavía se transmitía en Misión de Arriba, donde el
60% de los niños de la primaria la hablaban. Actualmente, el INALI (véase la tabla 1)
registra 1362 hablantes.
El lingüista Alonso Guerrero Galván apoya a la comunidad chichimeca de la Misión en
actividades de alfabetización, en el consenso de la ortografía para la Revista Chichimeca,
Los Alimentos de las Cuatro Estaciones del Año, por publicarse próximamente; además de
orientar a sus alumnos en la investigación lingüística de la lengua. Me informó que los
maestros utilizan libros en chichimeco del 1er y 2º grados de la Secretaría de Educación
Pública (SEP) para impartir del 1er a 4º grados, han diseñado estrategias de enseñanza para
intentar dar continuidad entre lo visto en el preescolar y la primaria. Ambos (los de
preescolar y los de la primaria) integran el Órgano Colegiado de Maestros de la Lengua
Indígena Chichimeca Jonaz del Estado de Guanajuato (OC), espacio en el que han
desarrollado un juego de lotería para los distintos campos semánticos que se incluyen en las
unidades de los libros de texto, entre otras actividades.

MATLATZINCA

Roberto Escalante hizo numerosos estudios sobre esta lengua. Antes se hablaba en
Mexicalcingo y otros sitios pero actualmente sólo en San Francisco Oxtotilpan. Consulté a
Etna Pascasio, que actualmente realiza investigación lingüística de la lengua matlatzinca. Sí
se habla en algunas casas pero los niños ya no hablan más que algunas palabras (1). A pesar
de haber la oportunidad de transmitir la lengua a la siguiente generación, los jóvenes son
hablantes pasivos porque entienden y contestan en español cuando sus padres hablan con

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ellos en matlatzinca. El censo del INEGI de 2000 identifica alrededor de 645 a 650 hablantes
de una población total de aproximadamente 1000, es decir, el 60% de la población es
hablante (2, 3). Se habla en la casa entre parejas hablantes y con sus hijos, en el trabajo, en
la calle, al saludar, no se sabe si se utiliza en contextos oficiales como en el cambio de los
mayordomos (4). En cuanto a nuevos dominios de uso, la lengua tiene presencia en la clase
de Lengua Originaria en la Universidad Intercultural del Estado de México, en San Felipe
del Progreso. Actualmente el profesor es hablante nativo y además de investigar la
estructura de su lengua, promueve su uso oral. Sin embargo, en la generación actual de la
UIEM son sólo tres los estudiantes que estudian la lengua matlatzinca, además de tres
alumnas estudiantes de tlahuica (5). El Colegio de Lenguas y Literatura Indígena del
Instituto Mexiquense de Cultura organiza eventos y actividades alrededor de las lenguas
indígenas del Estado. Un grupo de maestros y expertos de la lengua se reúnen los sábados
en un taller, entre ellos se encuentra Hermelindo Mendoza, quien publicó el Alfabeto
Sot’una (matlatzinca) en 1998. La lingüista Nancy Koch, como parte de sus estudios,
elaboró Leyendo y escribiendo en matlatzinca… y una gramática práctica de la lengua, pero
todavía no tiene mayor difusión y uso dentro de la comunidad (6). El Estado de México
reconoce la importancia de las lenguas indígenas del estado, ya que apoya la UIEM y los
programas que se realizan en el estado. También cuentan con la Ley de los Derechos
Lingüísticos, aunque todavía falta llevar a la realidad muchos de sus artículos. (7) Existe
una identidad matlatzinca pero parece que ya que sólo se habla en San Francisco
Oxtotilpan, los hablantes no encuentran gran utilidad para su lengua fuera de la comunidad.
Incluso muchos de ellos tienen familiares migrantes y encuentran mayor importancia en el
aprendizaje del inglés que en la transmisión del matlatzinca. Esta actitud también se
encuentra generalizada en otras comunidades indígenas del estado y de la nación (8).
En el año de 1862, la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística afirmaba que el
pirinda (matlatzinca) se hablaba todavía en muchos pueblos cercanos a Toluca y
Cuernavaca, así como en Charo, Santa María, Santiago Undameo, Etúcuaro, Michoacán.
Jacques Soustelle, al llegar a Charo en 1933, constató que el último hablante de pirinda
había muerto a una edad avanzada un año antes. Sin embargo, dos ancianas indígenas
pudieron darle una breve lista de palabras en pirinda. A pesar de todos los factores
mencionados, la lengua matlatzinca permaneció entre la población de Charo y sus antiguos
sujetos hasta el siglo XX, no obstante la presencia de otros grupos étnicos y políticas
expresas de asimilación. Otro elemento importante a favor del mantenimiento de la lengua
matlatzinca, fue la presencia religiosa durante la época colonial, ya que los frailes agustinos
predicaron y prepararon materiales religiosos en matlatzinca, lo que apoyó el uso y
persistencia de esa lengua (Paredes, en prensa).
Actualmente estudian la lengua matlatzinca de San Francisco Oxtotilpan, Etna
Pascacio y Leonardo Carranza Martínez. Carlos Salgado del INAH ha realizado algunos
trabajos con Etna Pascacio. Nancy Koch recientemente presentó la tesis doctoral
Synchronic and Diachronic Matlatzinkan Phonology. Doris Bartholomew realizó trabajo de
campo en los años 1960. Daniel Cazés hizo su tesis sobre el matlatzinca en 1967. Roberto
Escalante realizó diferentes investigaciones sobre el matlatzinca, con el apoyo del hablante
Marciano Hernández; la última fue el Archivo de Lenguas Indígenas de México de El
Colegio de México.

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TLAHUICA (ATZINCA, PJIEKAKJO, OCUILTECO), EL PARIENTE MÁS CERCANO DEL


MATLATZINCA

Los jóvenes de las comunidades tlahuicas adquieren el español como lengua materna. La
mayoría tampoco entiende la lengua, excepto posiblemente por algunas palabras. Así que
no se transmite la lengua dentro de la familia (1). Según el INALI hay alrededor de 405
hablantes. Yo creo que el número es mucho menor y por ser casi todos de mayor edad, cada
año disminuye el número y porcentaje absoluto de hablantes (2, 3). Según una
interpretación cualitativa del censo de 1990 realizada por el Instituto Lingüístico de
Verano1, había unos 75 hablantes fluidos en una población de 642 del grupo étnico, sin
hablantes monolingües.
Tal como el matlatzinca, se habla el tlahuica en la casa entre parejas hablantes de
tlahuica, algunos saludos en la calle y pláticas en el trabajo. Sin embargo, en muchos
hogares sólo queda un abuelito, una abuelita, una madre o el padre hablante y no tienen con
quién hablar en tlahuica de forma cotidiana. Antes era obligatorio que los delegados fueran
hablantes para poder tlatolear y realizar la entrega de las varas de mando, pero se está
perdiendo ese requisito (4) . Actualmente, Rocío Sabino realiza una investigación sobre la
vitalidad del tlahuica y sus contextos de uso. Tal como otras lenguas del estado, existe
presencia en la Universidad Intercultural del Estado de México y en el Colegio de Lenguas
y Literatura Indígenas.
El Colegio de Lenguas y Literatura Indígenas del Instituto Mexiquense de Cultura ha
publicado vocabularios de todas las lenguas originarias del estado, la mayoría de ellos por
hablantes de las lenguas. También organiza un seminario anual para trabajar diferentes
aspectos de las lenguas, como la elaboración de alfabetos y alfabetización, literatura
indígena, y materiales didácticos.
Los profesores y a veces los alumnos de la Universidad Intercultural del Estado de
México elaboran cuadernos en las lenguas originarias, sobre docencia, investigación y
difusión. Muchos de ellos se utilizan de apoyo en el aula. Pero como se mencionó antes, la
generación actual consiste de tres alumnas tlahuicas. Hubo trece alumnos en la generación
anterior. La profesora es una lingüista apoyada por una hablante nativa. Se busca abrir
nuevos espacios de uso como una página en Internet, un calendario, etc. pero urge retomar
los espacios verbales de uso (5). En cuanto a materiales educativos, existe un vocabulario y
una propuesta didáctica de la maestra Elpidia Reynoso, un cuaderno de la UIEM y otro
manual de trabajo en tlahuica en proceso (6). También existe reconocimiento estatal de la
lengua en la UIEM y el apoyo de la Ley de los Derechos Lingüísticos de 2003, pero en reali-
dad no existe una presencia cotidiana (7). Igual que para los hablantes de matlatzinca, exis-
te una identificación como tlahuicas en algunos casos, pero es una lengua cuyo territorio
está circunscrito a unas cuantas comunidades pequeñas cercanas a las lagunas de Zempoala
en el municipio de Ocuilan, en donde existe mayor influencia del español por su presencia
nacional y del inglés por las relaciones familiares y económicas con los migrantes (8).
Existe una lista de vocabulario de Weitlaner, otro trabajo de Otto Schumann, un
vocabulario de Elpidia Reynoso, así como una fonología y un bosquejo gramatical de
Martha Muntzel. Hay varios trabajos de lingüística histórica de Doris Bartholomew, entre
ellos su tesis doctoral sobre la reconstrucción de la familia lingüística otopame, y “The
Proto Otopamean vowel system and the development of Matlatzinca” (1989). El Proyecto

1
<http://www.ethnologue.como/home.asp> consultado el 27 de enero de 2008.

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para la Documentación de las Lenguas de Mesoamérica, de Terence Kaufman ha


recopilado datos sobre esa lengua. Está en proceso el Archivo de Lenguas Indígenas de
México, Colegio de México, Tlahuica (ocuilteco) de San Juan Atzingo. También hay
algunos trabajos importantes de análisis lingüístico de Aileen Martínez quien actualmente
investiga la sintaxis-semántica y pragmática de la lengua para su tesis doctoral. Dos
alumnas de la UIEM trabajan sobre el tlahuica: Rocío Sabino investiga la vitalidad de la
lengua y Caritina Sabino investiga la enseñanza del tlahuica en la educación primaria de la
comunidad de San Juan Atzingo. Se ha formado el Seminario Permanente Tlahuica con las
investigadoras mencionadas; entre los estudios realizados se han clasificado y
contextualizado los hongos comestibles y no comestibles de San Juan Atzingo, y están
recopilando vocabulario y enunciados para elaborar un diccionario tlahuica (9).

Población HLI
Número de
Núm. Variante Agrupación HLI entre 5 a 14
localidades
años
44 Otomí de Tilapa o del Sur Otomí 1 292 4
47 Pame del norte Pame 43 337 56
52 Tlahuica Tlahuica 10 405 10
53 Otomí del oeste Otomí 38 415 17
59 Otomí de Ixtenco Otomí 1 461 9
81 Matlatzinca Matlatzinca 1 645 63
122 Chichimeco jonaz Chichimeco jonaz 39 1362 425
Otomí del oeste del Valle
159 Otomí 92 2140 38
del Mezquital
261 Pame del centro Pame 147 7368 2264
272 Otomí bajo del noroeste Otomí 44 8528 2902
298 Otomí del noroeste Otomí 381 12887 3164
324 Mazahua del occidente Mazahua 81 26592 4423
340 Otomí de la Sierra Otomí 695 43460 12381
346 Mazahua del oriente Mazahua 420 73515 9394
350 Otomí del centro Otomí 886 84652 6705
Otomí del Valle del
351 Otomí 1105 88499 14618
Mezquital
Tabla 1. Distribución del número de localidades, de la población de cinco años y más hablante de
lengua indígena (HLI) y de la población de 5 a 14 años hablante de lengua indígena por variante
lingüística, México 2000.2


2
Cálculo del INALI a partir del XII Censo General de Población y Vivienda, INEGI, 2000, Tabla actualizada al
11 de agosto de 2008.

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Factores/lengua Otomí Mazahua Pame Chichimeco Matlatzinca Tlahuica


1.Transmisión sí / no sí / no sí / no no no
generacional
2. Número 241,334 100,107 7705 1362 645 405
absoluto de
hablantes
3. Porcentaje de 40-45%
hablantes,
población total
4. Contextos de hogar +/- hogar
uso de la lengua saludos saludos
trabajo tlahtol
5. Nuevos UIEM UIEM UIEM UIEM
espacios de uso radiodi-
fusora in-
cipiente
6. Materiales incipiente
didácticos, de
alfabetización
7. Política La Ley de los Derechos Lingüísticos, 2003: todas son lenguas nacionales.
lingüística:
estatus oficial, no repercute en la vida cotidiana
uso institucional
8. Actitudes de la negativa ambivalente ambiva-
comunidad hacia identidad lente
la lengua matlatzinca identidad
tlahuica
9. Cantidad y tipo dicciona- dicciona- vocabu-
de documentación rios, gra- rio lario,
lingüística máticas, fonolo-
antolo- gía, gra-
gías, etc. mática
Tabla 2. Indicios para determinar el nivel de vitalidad o riesgo en las lenguas otopames.

LA REVITALIZACIÓN DE LAS LENGUAS EN VÍAS DE DESAPARICIÓN

Aunque siempre ha existido el desplazamiento de lenguas, en fechas recientes el proceso se


ha acelerado de manera impactante. La revitalización es una tarea que pretende detener el
desplazamiento global de las lenguas. No es posible dar soluciones generales, cada caso
requiere de un diagnóstico de la situación y las condiciones en las que se encuentra la
lengua y sus hablantes; es decir, se necesita evaluar y diagnosticar la situación
sociolingüística además de la vitalidad de la lengua, ¿cuáles son las variables en juego?
(véase por ejemplo, <http://lingsib.unesco.ru/en/articles>; Fishman, 1991:81-121; Kindell y
Lewis, 2000).
La tarea más importante es la transmisión oral del idioma, pero también contribuye la
alfabetización de los hablantes, así como elaborar materiales didácticos o de apoyo como
diccionarios y gramáticas, los cuales requieren de un alfabeto práctico y de entrenar a los

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maestros de las lenguas originarias. Sin embargo, el lenguaje escrito y el desarrollo de una
tradición literaria sólo contribuyen a la revitalización si complementan el uso oral de la
lengua. Las tareas mencionadas las pueden realizar los miembros de la comunidad, los
maestros, los alumnos y otras personas interesadas con el apoyo de especialistas. Los
especialistas, además de investigar acerca de las culturas y las lenguas, deben promover y
apoyar los esfuerzos comunitarios de revitalización de sus lenguas.
Si todavía existe una generación de hablantes, es probable que revitalizar la lengua
requiera de crear conciencia en la población de la importancia de su lengua y promover su
uso. Algunos ejemplos de apoyo podrían ser: si existe una radiodifusora, solicitar tiempos
específicos para el uso de la lengua; implementar programas concretos de enseñanza como
los nichos lingüísticos (language nests) de los maori de Australia y los de Hawaii.
Si queda todavía menos de una generación de hablantes, existen programas como el de
Maestro-Aprendiz del estado de California en los Estados Unidos de Norte América, en
donde el maestro un hablante competente es pareja de un aprendiz que se dedica al
aprendizaje y adquisición de la lengua en contextos culturalmente relevantes.
Si ya no existen hablantes, pero sí hay grabaciones y materiales documentados, existe
la posibilidad de reconstruir y aprender lenguas extintas o casi extintas con base en esos
materiales grabados o transcritos, en archivos personales o institucionales.
La meta principal de la revitalización es la transmisión de la lengua, la formación de
una comunidad de hablantes (a veces empezando con uno o dos hablantes en casos
extremos) para usar y activar la competencia lingüística, y revertir el proceso de abandono.

CONCLUSIONES

El uso de las lenguas se relaciona con el poder social mediado por las ideologías del grupo
y la sociedad en donde se vive. Las actitudes e ideologías de los individuos, de los
diferentes grupos o de la sociedad en general, influyen en la tendencia al bilingüismo o el
monolingüismo, así como en la política lingüística que desarrolla y adopta una nación.
Todas las lenguas otopames requieren más documentación y de diferentes tipos, desde
la elaboración de referencias básicas como gramáticas, vocabularios y diccionarios,
estudios descriptivos y sociolingüísticos, literarios y materiales didácticos. Para revitalizar
las lenguas otopames urge promover la transmisión generacional y uso cotidiano de las
mismas, crear nuevos espacios de uso y retomar las funciones originales de la lengua.

BIBLIOGRAFÍA

Por razones de espacio no es posible incluir todas las referencias bibliográficas sobre las
lenguas otopames.

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