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REPARTIDO 2: ESTRUCTURA DEL ACTO MORAL

Notas / Preguntas La moral es un sistema de normas, principios y valores, de acuerdo con el cual se regulan las relaciones Definición de
mutuas entre los individuos, o entre ellos y la comunidad, de tal manera que dichas normas, que tienen un moral
carácter histórico y social, se acaten libre y conscientemente, por una convicción intima, y no de un modo
mecánico, exterior e impersonal.
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Veamos en qué consiste el acto moral:
Ejemplos de
Un acto moral -como, por ejemplo: acudir en ayuda de alguien que sin poder defenderse es atacado actos morales
impunemente en la calle; cumplir la promesa de devolver algo prestado; denunciar la injustica cometida con un
10 compañero o amigo, etc.- es siempre un acto sujeto a la sanción de los demás; es decir, susceptible de Condiciones
aprobación o condena, de acuerdo con normas comúnmente aceptadas. No todos los actos humanos pueden básicas para
recibir semejante calificación. Si se trata de un acto cuya realización no pudo ser evitada, o cuyas consecuencias que el acto sea
no podían ser previstas, no puede ser calificado -en un sentido u otro- desde el punto de vista moral, y, por tanto, moral: libertad
no es propiamente moral. de elección y
15 Veamos ahora la estructura del acto moral: consciencia.

Tenemos que destacar, en primer lugar, el motivo del acto moral. Por motivo puede entenderse aquello Motivo
que impulsa a actuar o a perseguir determinado fin. El motivo que puede impulsar, por ejemplo, a denunciar la /definición
injusticia cometida con un compañero puede ser una pasión sincera por la justicia, o bien algo muy distinto: el
deseo de notoriedad. Un mismo acto -como vemos- puede realizarse por diferentes motivos, y, a su vez, el Si el motivo es
20 mismo motivo puede impulsar a realizar actos distintos con diferentes fines. El sujeto puede reconocer el motivo inconsciente,
de su acción, y, en este sentido, tiene un carácter consciente. Pero no siempre muestra ese carácter. La persona el acto no es
moral
que es impulsada a actuar por fuertes pasiones (celos, ira, eta.), por impulsos incontenibles o por rasgos
negativos de su carácter (crueldad, avaricia, egoísmo, etc.) no es consciente de los motivos de su conducta. Esta Sigmund Freud
motivación inconsciente no permite calificar al acto estimulado por ella como propiamente moral. Los motivos fue un médico
25 inconscientes de la conducta humana -a los que tanta importancia da el psicoanálisis de Freud al reducir el fondo neurólogo
de la personalidad a un conjunto de fuerzas inconscientes que él llama «instintos»- deben ser tenidos en cuenta, austríaco,
pero no para determinar el carácter moral de un acto, sino para comprender que- justamente porque dicho acto padre del
psicoanálisis y
obedece a motivos inconscientes, irracionales, escapa de la esfera moral y no puede ser objeto, por tanto, de
una de las
aprobación o desaprobación. El motivo - como aquello que induce al sujeto a realizar un acto - no basta para mayores
30 atribuir a este último un significado moral, ya que no siempre el agente puede reconocerlo claramente. Ahora figuras
intelectuales
del siglo XX.
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bien, el motivo del que es consciente el sujeto forma parte del contenido del acto moral, y ha de ser tenido
presente al calificar moralmente este acto en un sentido u otro. Y ello se hace necesario puesto que, como hemos
visto en el ejemplo antes citado, dos motivos distintos -sincera pasión por la justicia o afán egoísta de
notoriedad- pueden impulsar a una misma acción. Los motivos constituyen, por consiguiente, un aspecto
35 importante del acto moral.
Otro aspecto fundamental del acto moral es la conciencia del fin que se persigue. Toda acción Trazarse un fin
específicamente humana exige cierta conciencia de un fin, o anticipación ideal del resultado que se pretende implica la decisión
alcanzar. El acto moral entraña también la producción de un fin, o anticipación ideal de un resultado. Pero el fin de alcanzarlo
trazado por la conciencia implica asimismo la decisión de alcanzarlo. Es decir, en el acto moral no sólo se anticipa
40 idealmente, como fin, un resultado, sino qué además hay la decisión de alcanzar efectivamente el resultado que
dicho fin prefigura o anticipa. La conciencia del fin, y la decisión de alcanzarlo, dan al acto moral el carácter de un Los actos
acto voluntario. Y, por esta voluntariedad, el acto moral -en el que el sujeto, consciente del fin, decide la instintivos o por
realización- se distingue radicalmente de otros que se dan al margen de la conciencia, como son los actos fisio- hábito no son
lógicos o los actos psíquicos automáticos -instintivos o habituales- que se producen en el individuo sin su actos morales por
su
45 intervención ni control. Dichos actos no responden a un fin trazado por la conciencia ni a una decisión de
involuntariedad
realizarlos; son, por ello, inconscientes e involuntarios y, consecuentemente, no son morales.
El acto moral implica, pues, la conciencia de un fin, así como la decisión de realizarlo. Pero esta decisión
presupone, a su vez, en muchos casos, la elección entre varios fines posibles que, en ocasiones, se excluyen
mutuamente. La decisión de realizar un fin presupone su elección entre otros. La pluralidad de fines exige, por un
50 lado, la conciencia de la naturaleza de cada uno de ellos y, asimismo, la conciencia de que, en una situación
concreta dada, una es preferible a los demás, lo cual significa también que en un resultado ideal, no efectivo aún,
es preferible a otros posibles. La pluralidad de fines en el acto moral exige, pues: a) elección de un fin entre otros,
b) decisión de realizar el fin escogido.
El acto moral no se cumple con la decisión tomada; es preciso llegar al resultado efectivo. Si decido
55 plasmar cierto fin y no doy los pasos necesarios para ello, el fin no se cumple y, por tanto, el acto moral no se
produce. El paso siguiente, aspecto también fundamental del acto moral, es la conciencia de los medios para
realizar el fin escogido y el empleo de ellos para alcanzar así, finalmente, el resultado querido.
No todos los
El empleo de los medios adecuados no puede entenderse – cuando se trata de un acto moral – en el
medios son
sentido de que todos los medios sean buenos para alcanzar un fin o que el fin justifique los medios. Un fin
válidos
60 elevado no justifica el uso de los medios más bajos, como los que entrañan tratar a los hombres como cosas

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o meros instrumentos, o lo humillan como ser humano. Por ello, no se justifica el empleo de medios como la
calumnia, la tortura, el soborno, etc.. Pero, por otro lado, la relación entre fines y medios -relación de
adecuación del medio a la naturaleza moral del fin- no puede ser considerada abstractamente, al margen
de la situación concreta en que se da, pues de otro modo se caería en un moralismo abstracto, a espaldas
65 de la vida real.
El acto moral, por lo que toca al agente, se consuma en el resultado, o sea, en la realización o Resultado /
plasmación del fin perseguido. Pero, como hecho real, tiene que ser puesto en relación con la norma que definición
aplica y que forma parte del «código moral» de la comunidad correspondiente. Es decir, el acto moral
responde de un modo efectivo a la necesidad social de regular en cierta forma las relaciones entre los
70 miembros de una comunidad, lo cual quiere decir que hay que tener en cuenta las consecuencias Consecuencias /
definición
objetivas del resultado obtenido, o sea, el modo como este resultado afecta a los demás.
El acto moral supone un sujeto real dotado de conciencia moral, es decir, de la capacidad de
Conciencia moral
interiorizar las normas o reglas de acción establecidas por la comunidad, y de actuar conforme a ellas. La
conciencia moral es, por un lado, conciencia del fin que se persigue, de los medios adecuados para realizarlo y
75 del resultado posible, pero es, a la vez, decisión de cumplir el fin escogido, ya que su cumplimiento se presenta
como una exigencia o un deber.
El acto moral se presenta, asimismo, con un aspecto subjetivo (motivos, conciencia del fin, conciencia de los
medios y decisión personal), pero, a la vez, muestra un lado objetivo que trasciende a la conciencia (empleo
de determinados medios, resultados objetivos, consecuencias). Por ello, la naturaleza moral del acto no puede
80 reducirse exclusivamente a su lado subjetivo. Tampoco puede verse el centro de gravedad del acto en un solo
elemento de él con exclusión de los demás. Por esta razón, su significado moral no puede encontrarse sólo en
los motivos que impulsan a actuar. Ya hemos señalado anteriormente que el motivo no basta para caracterizar el
acto moral, ya que el sujeto puede no reconocerlo claramente, e incluso ser inconsciente. Sin embargo, en muchas
ocasiones, ha de ser tenido en cuenta, ya que dos motivos opuestos pueden conducir a un mismo acto moral. En
85 ese caso, no es indiferente, al calificar el acto moral, que el motivo sea la generosidad, la envidia o el egoísmo.
A veces, el centro de gravedad del acto moral se desplaza, sobre todo, a la intención con que se
realiza o al fin que se persigue, con independencia de los resultados obtenidos y de las consecuencias que
nuestro acto tenga para los demás. Esta concepción subjetivista o intencionalista del acto moral se desentiende de
sus resultados y consecuencias. Pero ya hemos subrayado que la intención o el fin entraña una exigencia de
90 realización; por tanto, no cabe hablar de intenciones o fines que sean buenos por sí mismos, al margen de

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su realización, pues en cuanto que son la anticipación ideal de un resultado, o guía de una accíón, la prueba
o validez de las «buenas intenciones» tiene que buscarse en sus resultados. La experiencia histórica y la vida
cotidiana están llenas de resultados -moralmente reprobables- que fueron alcanzados con las mejores
intenciones, y con los medios más objetables. Las intenciones no pueden salvarse moralmente, en esos casos, ya
95 que no podemos aislarlas de los medios y resultados. El agente moral ha de responder no sólo de lo que pro-
yecta, o se propone realizar, sino también de los medios empleados v de los resultados obtenidos. No todos los
medios son buenos moralmente para alcanzar un resultado. Se justifica moralmente, como medio, la violencia que
ejerce el cirujano sobre un cuerpo, y el consiguiente dolor que produce; no se justifica, en cambio, la violencia
física ejercida sobre un hombre para arrancarle una verdad. El resultado obtenido, en un caso y otro, no
100 puede ser separado del acto moral en su conjunto, haciendo exclusión de otros aspectos fundamentales. Por
otro lado, el acto moral tiene un carácter social; es decir, no es algo que competa exclusivamente al agente,
sino que afecta o tiene consecuencias para otro, razón por la cual éstas tienen que ser tenidas muy presentes al
calificar el acto moral.
En suma: el acto moral es una totalidad o unidad indisoluble de diversos aspectos o elementos: motivo,
105 fin, medios, resultados y consecuencias objetivas. Lo subjetivo y lo objetivo son aquí como dos caras de una misma
medalla. El acto moral no puede ser reducido a uno de sus elementos, sino que está en todos ellos, en su unidad
y relaciones mutuas. Así, pues, aunque la intención se encuentre antes que el resultado, es decir, antes que su
plasmación objetiva, la calificación moral de la intención no puede dejar de tomar en cuenta el resultado. A su
vez, los medios no pueden ser considerados al margen de los fines, ni los resultados y las consecuencias objetivas
110 del acto moral tampoco pueden ser aislados de la intención, ya que circunstancias externas imprevistas o casuales
pueden dar lugar a resultados que el agente no puede reconocer como suyos.
Finalmente, el acto moral, como acto de un sujeto real que pertenece a una comunidad humana,
históricamente determinada, no puede ser calificado sino en relación con el código moral que rige en ella. Pero,
cualquiera que sea el contexto normativo e histórico-social en que lo situemos, el acto moral se presenta como
115 una totalidad de elementos --motivo, intención o fin, decisión personal, empleo de medios adecuados,
resultados y consecuencias- en unidad indisoluble.

Fuente: Sanchez Vazquez, Adolfo. Ética. Editorial Crítica, S.A. Barcelona, España. 1978.

120 EJERCICIO: Describe una o varias situaciones en las cuales el acto imaginado no es moral. Explica porqué no lo es.

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