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r 172 ROBERT K MERTON

Pau! ~- Samuelson, <<Meriin Unclothed a Final W


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' ·
Unive rs11y
.

J. W. _N. Watkins, «Confirmalion, the Paradoxes and Po '( . s. LAS CONSECUENCIAS IMPREVISTAS DE LA ACCIÓN
~~~~';,,:~s~~~ 6~'.ti;:~:p~;~~;; to S"ence ond,Plúlosop~~¡~~::~'a ~~,~~~~; SOCIAL

En alguna de sus numerosas formas, el problema de las imprevistas


consecuencias de las acciones deliberadas ha sido abordado práctica-
mente por todos los que han contribuido de manera significativa a la
larga historia del pensamiento social ( l ). La diversidad de contex-
tos (2) y la variedad de términos (3) con los que se le ha designado, sin
embargo, ha contribuido a hacer difícil cualquier continuidad en su
consideración. De hecho, esta diversidad de contextos -que va de la
teología a la tecnología- ha sido tan acusada que no sólo se ha perdido
de vista la sustancial identidad del problema, sino que tampoco se ha
hecho todavía de él ningún análisis sistemático y científico. El no haber
sometido este problema a una investigación a fondo se ha debido quizá
en parte a hallarse ligado históricamente a consideraciones transcen- 1 :1

dentes y éticas. Evidentemente, la fácil solución que proporciona atri-


buir las consecuencias imprevistas de las acciones a la inescrutable

Reimpreso con el permiso de American Saciofogical Review, 1 (diciembre de 1936),


págs. 894-904.
(1) Algunos de los teóricos, aunque sus contribuciones no sean ni mucho menos de la
misma importancia, son los sigLiientes· Maquiavelo, Vico, Adam Smith (y otros economistas
clásicos posteriores), Marx, Engels, Wundt, Pareto, Max. Weber, Graham Wallas, Cooley,
Sorokin, Gini, Chapin, Von Schelting
(2) Este problema ha sido relac10nado con temas tan heterogéneos como: el problema
del mal (teodicea), responsabilidad moral, libre albedrío, predestinación, deísmo, teleología,
fatalismo, comportamiento lógico, ilógico y no-lógico, predicción social, planificación y
control, ciclos sociales, los principios de placer y de realidad, y Jos «accidentes» históricos.
(3) Algunos de los términos con los que se ha designado todo el proceso o ciertos
aspectos del mismo son los siguientes: Providencia (inmanente o trascendente), Moira, Para-
rloxie der Folgen, Schicksal, fuerzas sociales, h.eterogonia de fines, causalidad inmanente,
movimiento dialéctico, principio de emergencia y síntesis creativa.
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ROBERT K. MERTQA1
LAS CONSff'UENClAS IMPREVISTAS DE LA ACCIÓN SOCIAL 175
voluntad de Dios, de la Providencia o del Destino exclu e
del que cree, toda necesidad de análisis c1'ent'f' S y 'en la Illent primer lugar de un i:nodelo_ de los resultados de la acción bajo. cie~t~s
las l · 1 ico. ean cuale f
razones rea_ es, lo cierto es que si bien el roe . s uere11 diciones. Esto encierra, sin embargo, los problemas de atnbuc1on
m,ente reconocido y su importancia valorada foda~t: e~ª sido amplia. sal (sobre los que volveremos más adelante), aunque en un grado
d e un tratamiento sistemático. ' pera que se le nos apremiante que las consecuencias en sentido riguroso. Estas
nsecuencias relativamente concretas pueden diferenciarse en: a) con--
-,cuencias para el actor(es), b) consecuencias para otras personas por
jntermedio de la estructura social, la cultura y la civilización (5).
FüRMVLACION DEL PROBLEMA
Al considerar la acción deliberada, nos ocupamos de la «conducta»
Aunque la frase «consecuencias im re . . JD cuanto distinta del «comportamiento», es decir, nos ocupamos de
berada», sea hasta cierto punto auto-e~pl~tst:s del la a~c1ó~ ~acial deJj. una acción que implica motivos y consiguientemente una elección entre
blema requiere mayores especificaciones te~ tva,. a ub1cac1on del pro. ~ternativas (6). Por el momento, aceptamos la deliberación como algo
P<i.rte de este trabajo contempla más 1 . t n dp~~mer lugar, la mayor dado, de manera que cualquier teoría que «reduce» la intencionalidad a
su integración en un sistema coherentos dac os .e iberados aislados que reflejos condicionados o tropismos, afirmando que los motivos son sim-
al f . e e acciones (aunque s h , plemente conjuntos de impulsos instintivos, será considerada como
gunas re erenc1as a esto último) E t l" . . , e aran
de conveniencia. un tratam1·ento d. ls a ~m1tac1on se debe a una razón improcedente. Se ignorarán igualmente las consideraciones psicoló-
' e os s1stema d ·' · gicas sobre la fuent(! u origen de los motivos, aunque sean indudable-
nuevas complicaciones imposibles d . s e acc1on Introduciría
· . e manejar Más aún l mente importantes para un más completo entendimiento de los meca-
c1as imprevistas no deben ca f d" · , as consecuen-
. n un irse con las cons ·
necesanamente indeseables (desde el . ecuenc1as que son nismos implicados en el desarrollo de las consecuencias inesperadas de
Porque aunque esos resultados no p~nto de vista del que actúa). Ja conducta.
se qu1eran no siemp · Tampoco se da por sentado que la acción social implique siempre
su ocurrencia como axiológicame t . • re se considera
efectos no deseados no son siem n e negat1_va. En pocas pa1abras: los motivos explícitos, claramente definidos. Tal conciencia de motivación
queridos y anticipados de 1 pre.:fectos_ 1ndeseables. Los resultados puede ser poco frecuente, ya que la meta de la acción es con más fre-
siempre, por Ja misma naturaleªzaacc1on dehber_ada, sin embargo, son cuencia nebulosa y vaga que precisa y concreta. Tal es sin duda el caso
el actor, aunque puedan parecer de_I ~~s?, relativamente deseables para de la acción habitual que, aunque puede originalmente haber sido pro-
vador imparcial. Esto es cierto ¡~:11~ og1camente negativos a un obser- vocada por un motivo consciente, después es llevada a cabo de manera
resuJtado querido es «el mal m so en el caso ex_tr~~o en que el característica sin esa consciencia. La significación de la acción habitual
ción ascética o auto-tortura enor». o en_ casos de su1c1d10, mortifica- se discutirá más adelante.
rarse deseables en relación que, en s1tuac1_ones dadas, pueden conside- Sobre todo, no debe concluirse que acción deliberada implica
Habl d . con otras posibles alternativas «racionalidad» en la acción humana (que la persona siempre usa los
an o ngurosamente las . ·
quedan limitadas a aqueUos' e1eC::nsecuenc1as ~e Ja. ~cción deliberada medios objetivamente más adecuados para la consecución de su
son exclusivamente el producto de ~!os e?, Ja s1tuac1.on resultante que fin) (7). De hecho, parte de mi análisis está dedicado a identificar los
ocurrido de no tener lugar la acción E:cc1on, es d~c1r, que no habrían elementos que explican desviaciones concretas de la racionalidad de la
secuencias son el resultado d l . fl
c?ncre:o, sin embargo, las con- acción. Además, no hay que identificar racionalidad e irracionalidad
la situación objetiva, las cond~ci~~:s ~enc1a re_c~proca entre Ja acción y
e la acc1on (4). Nos ocuparemos
(5) Para la distinción entre sociedad, cultura y civ11ización, véase Alfred Weber, «Prin-
zipielles zur Kultursoziologie: Gesellschaftsprozess, Civilisationsprozess und Kulturbewe-
. (4_) Cf. Frank H. Knight, Risk, Uncertaint d gung>), en Arcri," •far Soúalwissenchafi und Sozialpolitik, 47, 1920, págs. l-49; R. K. Merton,
Mifflm Co., 1921) pág• 201 202 L t . y an Profit (Boslon y Nueva York Houghton «Civilization and Culture)>, en Sociology and Social Reseajch, 2l (1936), pá.gs. 103-113.
· ' - · a es1s docto ¡ d J r · '
renc1a el tratamiento más penetrante ue h ~a e proiesor Kmght representa con dife- (6) Knight, op. cit, pág. 52.
problema. q e podido ver hasta ahora de ciertas fases de este (7) Max Weber, Wirtschaft und Gesellschaft (Tubinga, J. C. B. Mohr, 1925), págs. 3 y
siguientes.
176 ROBERT K. MERTON LAS CONSECUENCIAS IMPREVISTAS DE LA ACCION SOCIAL 177

con el fracaso y el éxito de la acción, respectivamente. Porque en ciales a escala nacional, como en el ejemplo clásico deljinete que, al
situación donde el número de acciones posibles para alcanzar un u arrojado al suelo por su montura, declaró que estaba «simplemente
determinado está severamente limitado, se obra racionalmente sel eándose». Esta dificultad, aunque no completamente obviada, puede
cionando el medio que, en base a la información accesible, tiene~ edar significativamente reducida en casos de acción de un grupo
mayores posibilidades de alcanzar esa meta (8) incluso aunque el fin ganizado, ya que la circunstancia de tratarse de una acción organi-
llegue en realidad a alcanzarse (9). Por el contrario, se puede alcanz a habitualmente exige declaraciones explícitas (aunque no siempre
una meta mediante una acción que, con base a la información accesib~ jertas)>) sobre metas y procedimientos. Más aún, se puede fácilmente
al actor,_ sea irracional (como,suc~d~ en .el caso de las «corazonadas»)~ agerar esta dificultad, ya que en muchos casos, si no en la mayoría de
Volviendo ahora a la accion, d1st1ngu1mos dos clases: desorganizad Jos, la propia experiencia del observador y su conocimiento de la
y formalmente organizada. La primera hace referencia a acciones d: '•tuación le permiten llegar a una solución. En último extremo, la
individuos considerados distributivamente, y de la cual puede resultar la prueba final es ésta: la yuxtaposición de la acción manifiesta, nuestro
segunda cuando individuos del mismo parecer forman una asociación conocimiento del actor( es), la situación específica y el propósito dedu-
para alcanzar un objetivo común. Las consecuencias imprevistas se dan eJdo o confesado, ¿«encajan)), existe entre ellos, como Weber lo
en ambos tipos de acciones, aunque el segundo tipo parece propor. upresa, una «verstiindliche Sinnzusammenhang))? Si ·el analista, de
cionar una mejor oportunidad para el análisis sociológico, ya que ¡08 manera auto-consciente, somete estos elementos a una prueba seme-
procesos de la organización formal contribuyen con más frecuencia a jllllte, las conclusiones sobre motivación pueden tener valor probatorio.
que existan declaraciones explícitas s_obre propósitos y procedimientos. La evidencia que pueda obtenerse variará, y la probabilidad de error en
Antes de pasar al an<l.lisis del problema mismo es aconsejable indicar la atribución de motivaciones variará correlativamente.
dos trampas metodológicas que son, además, comunes a toda investiga- Aunque en este trabajo no se habla más de estas dificultades meto-
ción sociológica sobre acciones deliberadas. La primera se refiere al Co!ógicas, se ha procurado tenerlas en cuenta en el análisis.
problema de la atribución causal, el problema de averiguar hasta que Por último, una fuente frecuente de malentendidos se eliminará
punto qué «consecuencias)> pueden justificadamente atribuirse a ciertas Cesde el principio si se advierte que los factores implica~os en las con-
,1
acciones. Por ejemplo, ¿hasta qué punto el reciente aumento de pro- 1ecuencias imprevistas son -precisamente- factores, y que ninguno de
ducción económica en este país es el resultado de medidas guberna- eUos sirve por sí mismo para explicar ningún caso concreto. 1

mentales? ¿Hasta qué punto puede atribuirse la extensión del crimen


organizado a la Prohibición? Esta dificultad siempre presente de la atri·
bución causal tiene que resolverse para cada caso empírico.
FUENTES DE CONSECUENCIAS IMPREVISTAS
El segundo problema es el de precisar los motivos reales de una
determinadH acción. Existe la dificultad, por ejemplo, de discernir entre
racionalización y verdad en aquellos casos donde consecuencias al La limitación más evidente para una correcta previsión de las conse-
parecer imprevistas se confiesa ex post facto que eran consecuencias cuencias de la acción la proporciona el grado de conocimiento que
buscadas (JO). Puede darse la racionalización en conexión con planes e~ista en ese momento. La amplitud de esta limitación se puede apre-
ciar mejor tomando el caso más simple en el que la ausencia de ade-
(8) Véase J. Bertrand, Ca/cu! des probabi!ités (París, J 889, págs. 90 y sigs.; J. M. Keynes,
A Treatise on Probabi!ity (Londres, The Macmillan Co., 1921), cap. XXVI.
-cuanto más largo sea el intervalo de tiempo entre Ja acción y las circunstancias que se llegan
(9) (Para una aplicación específica de esta observación general, véase el examen de aver, mayor es la probabilidad (mientras no se demuestre lo contrario) de que estas circuns·
«apreciaciones discrepantes sobre Ja ejecución del cometido» en las páginas 44-46 de este 11
ncias hayan sucedido «por casualidad)>. Finalmente, si este intervalo se dilata mucho, Ja•
volumen.) Probabilidad de que las circunstancias deseadas ocurran fortuilamente puede aumentar
(10) Esto introduce el problema de la «casualidad» que se tratará en otro contexto. ha.1ta alcanzar prácticamente el nivel de certeza. Este razonamiento quizá pueda aplicarse al
Habría que tener en cuenta que la meta de una acción y las circunstancias que reaJmente Ja ¡aoo de la acción del Gobierno para «restaurar la prosperidad)). Compárese V. Pareto,
siguen pueden coincidir sin que las Ultimas sean una consecuencia de la acción. Además, rrai1é de socio!ugie géndra!e (París, Payot, 1917), II, par. 1977
AMBJVALl:NCIA SOCIOLÓGICA Y OTROS ENSAYOS.-12
178 ROBERT K. MERTON LAS CONSECUENCIAS IMPREVJSTAS DE LA ACC!ON SOCIAL 179

cuados conocimientos es la única barrera para una correcta Pre, 'neas ni siquiera categorías cuyo grado aproximado de homogeneidad
sión ( 11 ). Evidentemente, se puede encontrar un gran número de r g:a suficiente para la predicción de acontecimientos particulares (13).
nes concretas para el conocimiento inadecuado, pero también es POSibJc ;e da aquí la paradoja de que si bien experiencias pasadas nos sirven de
resumirlas en varias clases de factores que son los más important~ guía en nuestras esperanzas al suponer que ciertos actos pasados, pre-
sentes y futuros son suficientemente parecidos para agruparlos en la
misma categoría, esas experiencias son en realidad diferentes. Hasta el
punto que si esas diferencias son pertinentes para el resultado de la
Ignorancia
acción y no se adoptan las apropiadas correcciones, el resultado real
diferirá del que se esperaba. Como Poincaré lo ha expresado,
. ~a prim~ra clase deriva del tipo de ~on~cimiento -usualmente, «... pequeñas diferencias en las condiciones iniciales producen grandes
qu1za exclusivamente- alcanzado en las c1enc1as del comportamiento diferencias en los fenómenos finales ... La predicción se hace imposible,
humano. El científico social éncuentra habitualmente relaciones for. y tenemos el fenómeno fortuito)) (14).
tui tas, no funcionales (12). Esto quiere decir que, en el estudio del con¡. Sin embargo, las desviaciones de las consecuencias habituales de un
portamiento humano, se descubre un conjunto de valores diferentes de acto pueden preverse por el actor que reconoce en la situación dada
una variable asociados con cada valor de otra variable(s), o en un len. algunas diferencias con las previas situaciones similares. Pero hasta
guaje menos técnico, el conjunto de consecuencias de cualquier acción donde estas diferencias no puedan subsumirse dentro de reglas gene-
repetida no es constante, sino que hay todo un abanico de posibles con. rales, la dirección y extensión de estas desviaciones no podrán prever-
secuencias, y cualquiera de ellas puede seguir al acto en un caso determ¡. se (15). Queda claro, por tanto, que el conocimiento parcial con cuya
nado. En algunas ocasiones, tenemos suficientes conocimientos de Jps ayuda la acción se lleva comúnmente a cabo permite una considerable
límites del espectro de posibles consecuencias, e incluso conocimiento variedad de resultados inesperados de conducta.
adecuado para precisar las probabilidades estadísticas (empíricas) de las
Aunque no sabernos la cantidad de conocimiento necesaria para la
diferentes consecuencias posibles, pero es imposible predecir con cer·
presciencia, puede decirse en general que las consecuencias son for-
teza los resultados de cualquier caso particular. Nuestras clasificaciones
tuitas cuando se necesita un exacto conocimiento de muchos detalles y
de actos y situaciones nunca implican categorías completamente horno·
hechos (en cuanto diferentes de los principios generales) para llegar a
una predicción muy de bulto. En otras palabras, «consecuencias for-
( l 1) La mayor parte de las exposiciones sobre consecuencias imprevistas limitan Ji tuitas)) son aquellas ocasionadas por la interacción de fuerzas y circuns- :1
explicación de las consecuencias imprevistas a este Unico factor de la ignorancia. Semejante tancias que son tan numerosas y complejas que su predicción está ente-
punto de vista o bien queda reducido a una pura tautología o exagera el papel de un solo
factor entre muchos. En el primer caso, el razonamiento progresa de esta manera: <(Si hubil.-
ramente fuera de nuestro alcance. Esta área de consecuencias debiera
quizá distinguirse de la de «ignorancia», ya que no está relacionada con
I'
1,
ramos sabido lo suficiente, habríamos podido lmaglnar las consecuencias que, en cambio, 1.,
han resultado imprevistas » La evidente falacia en este razonamiento post morten descansa
en la palabra «suficiente1) que ~e considera implícitamente como ((~uficiente conocimlenlo
para prever» las consecuencias de nuestra acción. En ese caso no resulta difícil mantener la
afirmación. Esta es la postura básica de varias escuelas de teoría educativa, de la misma (JJ) Una dasificación en categorías completamente homogénea llevaría, por supuesto,
manera que tamblén servía de fundamento al dicho de Comte, savnir pnur prevoir, prevoir a asociaciones funcionales y permitiría predicciones con éxito, pero los aspectos de la
pour pouvoir. Esta postura intelectualista ha conseguido crédito en parte debido a sll opli· acción social que tienen importancia práctica son demasiado variados y numerosos para per-
mismo implícito y por el hecho indudable de que la pura ignorancia explica realmente en miür lales clasificaciones homogéneas.
algunos casos ciertas consecuencias imprevistas. (14) Henri Poincaré, Ca/cu! des probabilités (París, !912), pág 2.
(12) Cf. A. A, Tschuprow, Grundhegriffe und Grundprohfeme der Korrelations-theorit (15) La conciencia del actor de su ignorancia y sus implicaciones es quizá especial-
(Leipz1g, B. G Teubner, 1925), págs. 20 y sigs., donde Tschuprow introduce el término mente aguda en el lipa cle conducta que Thomas y Znaniecki atribuyen al deseo de <muevas
((CStocásticü>). Parece claro que las asociaciones estocásticas se obtienen porque no hemos e~periencias)). f:ste es el caso en el qlle las consecuencias imprevistas constituyen de hecho
descubierto, o habiéndolas descubierto, no hemos controlado, las otras variables en Ja situa· el propósito de la acción, pero existe siempre Ja tácila suposición de que las consecuencias
ción que influyen en el resultado final. serán deseables .
180
ROBERT K. MERTON
LAS CONSECUENCIAS IMPREVISTAS DE LA ACCION SOCIAL 181
el conocimiento realmente asequible sino con conocimientos qu ,
camente podrían llegar a obtenerse (16). e teon.
La importancia de Ja ignorancia como factor se ve realz d Error
hecho de que las exigencias de la vida práctica nos obliga rª a Por eJ
me n t e a, ac t uar con
- cierta
· .
confianza aunque est, ¡ n¡ recuent
, e. Un segundo factor de importancia en las inesperadas consecuencias
·, b • a e aro que a infor
c10~ so. re 1a que basamos nuestra acción no es coinpleta Actuam ma. de la conducta, quizá tan extendido como la ignorancia, es el error. EJ
ordinano, como Knight ha observado acertadament . os, de error se puede introducir, por supuesto, en cualquier fase de la acción
d · · . ,. e, no con una b
~ conoc1rn1e_nto c1ent1fico, sino de opinión y cálculo. Así, las . ase deliberada: podemos equivocarnos al valorar la situación actual,
c1ones que exigen (o lo que para nuestro propósito viene a ser la s~tua. podemos equivocarnos en nuestras conclusiones a partir de ésta para la
cosa, al act?r le parece que exigen) acción inmediata de al una m1s~a objetiva situación futura, a la hora de seleccionar un curso oe acción, o,
11.e,van consigo habitualmente ignorancia de ciertos aspect;s ~:p~tc1e, ª"" finalmente, al ejecutar la acción elegida. Una falacia muy común se
cio7 yl será más fácil que produzcan resulta.dos inesperados."' s1 ua. encierra con frecuencia en la suposición excesivamente simple de que
ne uso cuando no se requiere una acción inmediata . las acciones que han producido en el pasado el efecto deseado seguirán
f.roblema econ~mico .de distribuir nuestros recursos funda~~~sttel e.l haciéndolo en el futuro. Esta suposición se encuentra a menudo esta-
iempo y e?erg1as. Tiempo y energías son medios que escasean a es. blecida en el mecanismo del hábito y allí encuentra.a menudo justifica-
comporta_miento ec~nómico se ocupa de la distribución racio y el ción pragmática. Pero precisamente porque el hábito es un modo de
esos medios entre. diferentes necesidades, entre las cuales la ren~I. ?e actividad que ha llevado previamente a la consecución de ciertos fines,
?e las_ consecuencias de las acciones es sólo una (17) Una ec p v~sr~n tiende a convertirse en automático y a carecer de deliberación a través
ingenieros sociales no es más factible que una econo~ía de 1:vna:~1a e de la repetición continua de manera que el actor no se da cuenta de que
~l ,d~e~to de. ,los radicales activistas antinoéticos que promuevee~ot procedimientos que han tenido éxito en ciertas circunstancias no hay
1
. ea e a acc1on por encima de todo lo demás es ue ª razón para que sigati teniéndolo bajo cualquier condición (18). De la
~:~~~~órn Y llegan t pedir .(~e- ~echo) que no se delqu=~~~~~~;a~~::: misma manera que las rigideces en la organización social a menudo
impiden y bloquean la satisfacción de nuevas necesidades, las rigideces
. ecurso a a adqu1s1cion de conocimientos. Por otra parte la
¡,1z~a de ve~da? en la posición anti-intelectual es que existen cla~os del comportamiento individual bloquean la satisfacción de antiguas
1~1tes e~ono~icos en cuanto a la conveniencia de no actuar hasta eli· necesidades en un entorno social cambiante.
minar lad1ncert1dumbre, y también límites psicológicos por cuanto a la El error puede también estar implicado en casos donde el actor
manera e Hamlet Ja exc · d. . , ' • presta atención sólo a uno o varios de los aspectos pertinentes de la
.
11 egar a rea 1izar • e si va «preme itacion» de este tipo excluye
actos de cualquier clase. situación que influyen en el resultado de la acción. Esto puede variar
desde el caso de la simple negligencia (falta de minuciosidad al exa-
minar la situación) al de la obsesión patológica, donde se da una
(16) Cf. Keynes, op. cÍI., pág. 295, Esla d' · . ,
entre «casualidad subjetiva)) (en sentid !' tst_mc10n c?rresponde a la que hace·Keynes decidida negativa o inhabilidad para considerar ciertos elementos del pro-
ªmd P 10.' ig_n~rancia) Y <¡casualidad objelivai> (donde
0
incluso un amplio conocimiento ;d . blema. Este último tipo ha sido tratado por extenso en la literatura psiquiá-
1
" " 1c10na e pnnc1pios ge ,1 b ,
consecuencias de un acto del""m•· d ) p , , nera es no astana para prever ].as trica. En los casos de satisfacción de deseos, la participación emocional
"' na o ract1camente la · d' · ·,
obras de Poincaré y Venn, entre otros.· misma 1stmc10n aparece en las
lleva a una distorsión de la situación objetiva y del probable curso futuro de
(J 7) Cf. Knighl, op. cit .. pág 348 El razo · ., ,
la ocupación de ciertos individuo~ o.re 'em na:n1ent.o tamb1e_n es aphcable a casos en qu.e
consagrarse únicament" a tal f(p J plo, mgenieros sociales Y científicos) consiste en
· .. es es uerzos ya que t
la distribución de !os recursos de la soci.edad ~n º?ces s~rge el problema correlativo de (18) Falacias similares en el campo del pensamiento han sido diferentemente desig-
comunicabilidad de los conoc,·m,· l , b · ~as aun, existe el problema prácl1co de lb nadas como <da falacia filosófica» (Dewey), el «principio de los límites» (Sorokin, Bridg-
'" en os as1 o tenidos ya d .
esfuerzo para asimilar lales conocimiento 5 ¡¡ d • que P_ue en ser muy compleJOS; el man) y, con énfasis algo diferente, «la falacia de la concreción mal aphcada» (Whilehead).
ción de recursos (y coºto ¿, , . f ., eva e nuevo al mismo problema de Ja distribu- (Para una aplicación de la idea general al caso de las organizacio'les, véanse págs. 96-98
~ .... 1a m ormac10n).
de este volumen y «Bureaucratic Structure and Personalily», en Merton, Social Theory and
Social Structure (Nueva York, The Free Press, 1968, edición ampliada, págs. 249-260.)
182 ROBERT K. Ait:RTON LAS CONSECUENClAS 1MPREVIS1AS OE LA ACCJÓN SOCIAL 183

los acontecim1entos; la acción fundad2. en condiciones imaginarias t' . r influencia sobre tal conducta. Además, la acción en la que inter-
que tener consecuencias inesperadas. lene ~¡ee el elemento de la inmediatez de interés puede ser racional en
~en . . . . 1 1 .
nto a los valores básicos de ese interes, pero Irrac1ona en lo re ativo
c~a organización vital del individuo. Racional, en el sentido de ser una
11
Imperiosa inmediatez de interés ª·ón de Ja que cabe esperar que conduzca a la obtención de una meta
"" Cl'fica · irracional en el sentido
. de que pue de '1mped'lb'IT a usque d a o
~e , ' . .
. u,n tercer tipo gen.eral de factor, la «imperiosa inmediatez de ecución de otros valores que, de momento, no son pnnc1pales pero
1nteres», hace referencia a casos donde la preocupación básica d cons embargo forman parte integral de la escala de va ores de 1 in
1 · d'1-
,que, Sin ' ., .
actor por las consecuencias inmediatamente previstas, excluye la co ~I viduo. Por ello, debido a que una accton detern:r~ad~ no se lleva a ~abo en
deración de las posteriores o de otras consecuencias del mismo
Lo~ elementos más prominentes en esa inmediatez de inter6s abar º·
a;t· · un vacío psicológico o social. sus efectos se ramificaran por otras e~jeras de
valor e interés. Por ejemplo, la práctica d~l control de la natahda~ por
?esd~ ne_cesid_ades psicoló.gicas hasta básicos valores culturales. Así~~~ azones económicas» influye en la media de edad y en el tamano de
1mag1nattvo ejemplo de Vico sobre el «origen de la familia» • que den.· «f grupos familiares con profundas consecuencias de carácter psicoló-
, , lm . d .
vana de la pra~tlca de los hombres que llevaban a sus compañeras a gico y social y, en mayor escala, por supuesto, afecta al índice e creci-
cuev~s par~ satisfac.er sus necesidades sexuales sin ser vistos por Dios, miento de la población. 1

pod~1a servir como ilu~tración algo fantástica de las primeras. Otro tipo
de ejemplo. 1? proporciona aquella doctrina de la economía clásica en la Valores básicos
cual el tnd1v1duo preocupado por emplear su capital donde le fuera de 1

más provecho, tendiendo así a hacer los ingresos anuales de la sociedad Superficialmente parecido al factor de inmediatez de interés.' per_o
lo más ele~ad?~ posible es, en las palabras de Adam Smith, «guiado por difiriendo de él en una importante dimensión teórica, hemos de incluir
aquí el de los valores básicos. Esto hace referencia a ocasiones en las
1

una _mano .1nv1s1ble para favorecer un fin que no es en absoluto parte de


sus 1ntenc1ones». que ulteriores consecuencias de la acción no se tienen en cuenta porque
Sin embargo, a partir del agudo análisis de Max Weber, no hace Ja acción se ve como necesaria al estar exigida por valores fundamen-
falta decir que las acciones motivadas por el interés no son contrarias a tales. El análisis clásico es el estudio de Weber de la Ética protestante y
una investigación intensiva de las condiciones y medios de una acción e! espíritu del capitalismo. Weber ha hecho una adecuada generaliza-
co~ éxito. Por el _contrario, parecería más bien que el interés, si ha de ci6n de este caso, diciendo que el ascetismo activo paradójicamente
satisfacerse, requiere un análisis objetivo de situación e instrumenta- conduce a su propia decadencia a través de la acumulación de riqueza Y
lidad, como se supone que es característico del «hombre económico». de posesiones, ocasionada por la conjunción de una intensa actividad
La ironía es que ese intenso interés tiende a menudo a impedir ese aná- productiva y un consumo reducido.
lisis precisamente porque la gran preocupación en la satisfacción del El proceso contribuye mucho a la dinámica del cambio social y cul-
1 '
interés inmediato es un generador psicológico de prejuicios emocio- tural, como ha sido explicado de manera más o menos eficaz por Hegel,
nales, con el consiguiente desequilibrio o incapacidad para llevar a Marx, Wundt y muchos otros. La observación empírica es incontrove~­
cabo los cálculos necesarios. Es una suposición tan falaz mantener que tible: las actividades orientadas hacia ciertos valores ponen en movi-
la acción interesada lleva consigo necesariamente un cálculo racional miento procesos que cambian la misma escala de valores que las desen-
de los elementos de la situación (19) como negar a la racionalidad cual- cadenó. Este fenómeno puede producirse cuando un sistema de valores
básicos obliga a ciertas acciones específicas. y los adherentes no se preo-
cupan de las consecuencias objetivas de esas acciones sino de la satis-
(19) La suposición sólo puede mantenerse en un sentido normativo. Evidentemente facción subjetiva del deber bien cumplido. O la acción que está de
tales cálculos, dentro de los límites especificados en nuestra discusión previa, debieran acuerdo con un conjunto de valores dominantes tiende a ser enfocada
hacerse si la probabilidad de satisfacer el interés se quiere que sea máxima El esror consiste
en confundir la norma con la realidad. hacia esa particular área de valores. Pero debido a las complejas inte-

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184 ROBERT K_ M/::RTON LAS CONSECUENCIAS IMPREVISTAS DE LA ACCIÓN SOCIAL 185

racciones que constituyen. la_sociedad, la acción se ramifica. S por ello, en la medida en que las predicciones de los científicos
cuenc1as no quedan restnng1das al área específica e l us cons ciales se hacen públicas y que la acción tiene lugar con pleno cono-
~onc:ntrarl~s. Y se extienden por campos relaciona~o~ ~u~ se quic11 ¡miento de esas predicciones, la condición de «manteniéndose
ignora explic1tamente en el momento de la a . , p a os que sa
campos t' d h ccion ero com 0 énticos los demás factores» que se da por supuesta tácitamente
, es an e echo relacionados las ulterior · . esas n todas las predicciones no llega a cumplirse. Los otros factores no
areas ady t . d ' , es consecuencias
acen es tien en a reaccionar sobre el s· t . f en las ;erán idénticos porque el científico ha introducido un nuevo factor: su'
~alares. Esta reacción, usualmente no buscada ~~~:~ undamental de
~rn~ortantís!i:11º en el proceso de secularizaciÓn de t~Je elen:i~nto
es1nt_egrac1on de sistemas de valores básicos A,
n~ ormac1on o
:n 'predic~ión (21). ~sta contingencia puede _expli.car frecuentemen~e que
·movimientos sociales se desarrollen en dtrecc1ones totalmente impre-
vistas, asumiendo, por tanto, considerabl.e importancia para la planifi-
esencial de la acción social: la «realización>> d. ,ju1
esta la paradoja
renunci~r a ellos. Podemos parafrasear a Go:t~: ores puede llevar a cación social.
Kraft, die stets das Gute will und stets d B.. y hablar de ((Die
Las reflexiones precedentes no representan más que una exposición
' as ose schaffb>. muy sucinta de los elementos más importantes implicados en un pro-
ceso social fundamental. Nos llevaría demasiado lejos, y sin duda más
allá del ámbito de este trabajo, examinar de manera exhaustiva las
Predicciones autodestrucüvas implicaciones de este análisis para la predicción, control y planificación
sociales. Podemos mantener, sin embargo, incluso en este estadio preli-
_Existe otra circunstancia, peculiar de la con minar, que no se garantiza ninguna afirmación general afirmando o
se interpone en el camino de d. . ducta humana, que
por el éxilo. Las prediccione~r~ú1~~~::e~: rl~nes s~ciales coronados denegando categóricamente la viabilidad práctica de todas las planifica-
les no llegan frecuentemente a cumpl" u_ uros esarrollos socia. ciones sociales. Antes de que podamos permitirnos tales generaliza-
dicción se ha convertido en 1 trse precisamente porque la pre. ciones, tenernos que examinar y clasificar los tipos de acción y organiza-
creta, tendiendo ,un e e~ento nuev~ ~n esa situación con. ción social en relación con los elementos aquí examinados y después
Esto no se aplic'ap~~:santo,d~ c~mb1ar el curso inicial de la evolución referir nuestras generalizaciones a esos diferentes tipos esenciales. Si el
pre 1cc1ones en campos a· ·
hum~na. Así, la predicción del regreso del cometa Jenos a 1a co?ducta presente análisis ha servido para precisar el problema, aunque sólo sea
de ninguna manera en la órb1't· d ¡ de Halley no influye en sus aspectos básicos, y para atraer la atención hacia. Ja necesidad de
. a e cometa· pero pa. t un estudio sistemático y objetivo de los elementos implicados en la apa-
creta ejemplo social la p d. . , d ' ' ra ornar un con.
., • re 1cc1on e Marx de la pr · rición de consecuencias imprevistas de la acción social deliberada, pro-
c1on de Ja riqueza y de¡ . . . agresiva concentra-
ª creciente m1sena de las m
sobre el mismo proceso ob ·eto de la . .,
t .
asas uvo influencia blema cuyo tratamiento se ha confiado durante demasiado tiempo al
una de las consecuencias dJ pre~1cc1on. Ya que por lo menos campo de la teología y de la filosofía especulativa, habrá logrado su
fue la difusión de 1 . e l~s exhortaciones socialistas del siglo XIX declarado propósito.
as organ1zac1ones laborales
de su desfavorable posici, . •que, a 1 tomar conciencia
d on para negociar en casos de t t · d' ·
ua1, se agruparon para d' f d . con ra o 1n 1v1· (21) (Para el proceso correlativo, véase el trabajo, «The Self-FulfiHing Prophecy»
colectiva, retrasando rs rutar l"e _las venta1as de la negociación publicado por primera vez una docena de años después de éste, y reimpreso en Merton, np.
había previsto (20). , aunque no e 1m1nando, la evolución que Marx cit., !968, págs. 475-490.)

(20) Corrado Gini Prime line d" .


págs. 72-75. John Venn 'usa el pintor:sc~ {-ato'.ogia eco,nomica, (Milán, A. Giuffré, 1935),
a este proceso y observa adecuad ermmo «pro ecías suicidas» para hacer referencia
h 'd amente que representa u ¡ d .
an si o muy descuidadas por las d'f''' t . . na e ase e consideraciones que
C' (
0>f .nance Londres, 1888), págs.
• _ n es
_ ciencias de la cond uc ta h umana. Veasesulogic
.
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