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10. ACCIÓN ECONÓMICA y ESTRUCTURA SOCIAL: EL
PROBLEMA DE LA INCRUSTACIÓN ,~I
Milgram, S. (1967), "The small world problern", Psychology Today 22
61-67. ' ,
Murray~ S.; Rankin,J., y Magill, D. (1981), "Strong ties and job i .MAru< S. GRANOVE1TER H
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searcb, Nueva York, Academic Press, pp. 137-164.
Y Kincaid, D. L. (1981), Communiction Networks: Toioard a New Una de las cuestiones clásicas de la teoría social es la forma en la que las rela-
digm for Researcb, Nueva York, Free Press. . . ciones sociales influyen en la conducta y en las instituciones. El objetivo de
Simmel, G. (1950), Tbe Sociology 01 Georg Simmel, Nueva York, Free Pr~ss. este artículo es analizar cómo la acción económica está incrustada en las es-
Sta~k, C. (1974), All our Km, Nueva. York, Harper y Raw. •.: tructuras de las relaciones sociales en la moderna sociedad industrial. Aun-
Steínberg, L. (1980) "Preexisting social ties and conflict group formarian . que las aproximaciones neoclásicas proporcionan una explicación de esa ac-
Annual Meetmgs 01 tbe American Sociological Association, Nueva York' ción "infrasocializada" o centrada en el actor atomizado, los economistas
Agosto. .' . reformistas que intentan devolver la estructura social a un primer plano, 10
Weima~, G. (1980), "Conversation networks as communication networks';" hacen de la manera "sobresocializada" criticada por Dermis Wrong. Las ex-
Tesis Doctoral, University of Haifa, Israel. . ' plicaciones infra y sobresocializadas son, paradójicamente, similares en el
Wellman, B. (1979), "The community question: The intirnate netwarks sentido de que ambas menosprecian las estructuras existentes de las relacio-
~ast Yorkers", American Journal 01Sociology, 84, pp. 1201-1231. nes sociales; sin embargo, una explicación sofisticada de la acción económica
WhIte, H. e, Boorman, S. A., y Breiger, R. L. (1976), "Social structure debe considerar su incrustación en esas estructuras. El argumento está ilus-
multiple nerworks: I.Blockmedels of roles and positíons", American [our- erado con una crítica al programa de investigación de Oliver Williamson rela-
na! of Sociology, 81, pp. 730-780. .. tivo a "los mercados y las jerarquías" .

INTRODUCCIÓN: EL PROBLEMA DE LA INCRUSTACIÓN

La forma en la que las relaciones sociales influyen en la conducta y las


instituciones es una de las cuestiones clásicas de la teoría social. Dado

* "Economic Action and Social Structure: TheProblem ofEmbeddedness",Ame-


rican[ournal ofSocio!ogy, 1985, vol. 91-3, pp. 481-510.
1 Los borradores anteriores a este artículo los escribí en periodos sabáticos que me
facilitaron amablemente el Instituto de Estudios Avanzados y la Universidad de Har-
vard. La financiación procedió en parte del Instituto, de una beca otorgada por laJohn
Simón Guggenheim Memorial Foundation, y de una ayuda de la NSF Science Faculty
Profesional Development, SPI 81-65055. Entre aquellos que han contribuido a clarifi-
car los argumentos figuran Wayne Baker, Michael Bernstein, Albert Hirschman, Ron
jcpperson, Eric Leifer, Don McCloskey, Charles Perrow, James' Rule, Michael Sch-
wartz, Theda Skocpol y Harrison White. Las solicitudes de reimpresión [sólo del ori-
ginal en inglés] se deben enviar a Mark Granovetter, Departamento de Sociología, Srate
University of New York en Stony Brook, Stony Brook, N ueva York 11794-4.357.
** State University of New York en Stony Brook.
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económica y estructura social: l·t problema de la incrustacián

que esas rela~ior:es están sie~pre ¡;>resenres,la situación que en proporción a SUScostes labora!es, C01?0 en la teoría clásica
en su ausencia solo se puede imaginar en los experimentos . del intercambio ([1776] 1979, libro primero, cap. 6). Desde
del,:'estado de naturaleza" de Thomas Hobbes o de la "posición . años veinte, ciertos antropólogos adoptaron una.posición similar a
nal de! oh1; ~aw1s. Gran ?~rte de la tradición utilitaria, incluida ;<laque calificaron de "fonml~i~ta": incluso. en las sO~iedades tnbales,.la
;=conomIadas~ca Y_1a neoclásica, supone una conducta racional . económica era suficientemente independiente de las relacio-
~staque se ve influida en un grado mínimo por las relaciones y sociales como para que fuese útil estudiarla mediante el análisis
Invocando así un estado idealizado que no se aleja de esos ~~·"a.«::"
nt:IJI..la,,..,-V normal (Schneider, 1974). Esta posición ha recibido re-
~,?smental~:. ~n el ot1:oextremo, está 10 que llamo el argumento de -. • . ientemente un renovado apoyo, ya que los economistas y sus compa-
incrustacron ; es decir, el argumento en el que la conducta y las l' .' .... ~eros de viaje en la Historia y la Ciencia Polític~ es~án I?ostrand? un
. al" nstI- .
t~lclOnes.que se an Izan ~stan tan constreñidas por las relaciones so~':' . ......
'. hueva interés por el análisis económico de las mst!tuclO~es SOCiales
ciales existentes que considerarlas como independientes es un graví < ::" ......•..._gran parte del cual se incluye en lo qu~ se denomina la nueva eco-
~~m u . .. omía institucional"- de modo que afirman que la conducta y las
Este artículo trata de la incrustación de la conducta económi : -: . ~nstituciones previamente interpretadas como incrustadas en las ~o-
DU~'ant,emucho tiem~o: la idea pred~min.ante entre los sociólogos, ~~: : ciedades anteriores, y en la nuestra, se pueden comprender ~eJ~r
antlOpologos, ~o~pohto10~os y los historiadores ha sido que esa con.' . como resultado de la persecución del propio interés por parte de indi-
du~ta estaba sohdame.l~te Incrustada en las relaciones sociales de las > viduos racionales más o menos atomizados (v.g., North y Thomas,
sociedades pr~me~~antdes, pero que ha pasado a ser más autónoma '..' 1973);Williamson, 1975; Popkin, 1979). .
con l~ modernización ',Esta idea ve a la economía como una esfera d~ .: ' . Mi perspectiva difiere de ambas escuelas de pensaml~nt? Yo
la sociedad moderna cada vez más separada y diferenciada en la q ' mantengo que el nivel de incrustación de la conducta econorruca es
la t . , . , ue
'.s ransaCClones economicas ya no se definen por las obligaciones so- . más bajo en las sociedades que no son de mercado de lo que pr~cla-
cla~es o de p~rentesco de los que intercambian, sino por los cálculos ....: man los sustantivistas y los teóricos del desarrollo, y que ha cambiado
racionales orientados a la ganancia individual. En algunas ocasiones se menos con la "modernización" de 10 que ellos creen; sin embargo,
ha ~rgumen:ad~), además, que la situación tradicional se ha invertido: ....:: afirmo también que ese nivel ha sido siempre, y seguirá siendo, más
la VIdaeconorruca, .en lugar de estar sumergida en las relaciones soda- ":..•.. importante de lo que proclaman los formalistas y los economistas. No
les, son estas relacIor:e~,sociales .las que pasan a ser un epifenómeno ....•... voy a tratar aquí la cuestión de las sociedades que no son de mercado.
~el merc.a~o. ~a posicion de la mcrustación se asocia con la escuela Procederé, sin embargo, con una elaboración teórica del concepto de
sustantIV1s~a de la Antropología, identificada especialmente con incrustación cuyo valor ilustraré con un problema de la sociedad mo-
Karl ~olanYl (~944; P~~anyi, Ar.ens~erg y Pearson, 1957) y con la idea derna, importante hoy para la nueva economía instit.ucional: ¿qué
de la economia moral en ~aH1stona y en la Ciencia Política (Thomp- transacciones de la sociedad capitalista moderna se realizan en el mer-
S011, 19?1; Scott, 1976). Tiene también cierta relación obvia con el cado y cuáles se insertan en empresas organizadas íerárqui~ame~te?
pensarmento marxista. Esta pregunta ha ganado relevancia debido al progr~~a de investiga-
No ob.stante, P?70S economistas han aceptado esta idea de la rup- ción "mercados y jerarquías" iniciado por Oliver Williamson (1975).
t~ra de la mc:ustacIon que ~eproduce con la modernización; la mayo-
na de ellos ~lrma, en cambio, que el nivel de incrustación en las socie-
dades antenores no era sustancialmente mayor que el bajo nivel que se
da ~n los .mercados, mod?,rr:os. El tono general lo estableció Adam CONCEPCIONES lNFRA Y SOBRESOCIALIZADADE LA ACCIÓN
Smirh, quien postulo una CIertapropensión de la naturaleza humana HUMANA EN LA SOCIOLOGÍA Y LA ECONOMíA
[:"J a n~gociar, trocar e intercambiar una cosa por otra" ([1776J 1979,
libro pnme~~, cap. 2) y s~puso que como el trabajo era el único factor Comenzaré por recordar la queja de Dennis Wrong en 1961 respecto a
de producción de la SOCIedadprimitiva, los bienes debían intercam- la "concepción sobresociahzada del hombre en la sociedad moderna";
económica y estructura social: el problema de la incrustacián 235
una concepción de las p 1
sibles a las opiniones de t::~~~á~~e p~rl~l~:~~era~~nsamente .. o humano prolongado entre las partes. Bajo la competencia
rados ?e los si~temasconsensualme~tedesarroll~~o; d;~tes a los no hay lugar para los tratos, la negociación,la protesta o el
°breds~
lnt~rnahzados por medio de la socialización de fo~mrmas mutuo, y los diversos operadores que hacen contratos entre sí
o e tencia no se percibe . E a necesitanestablecer relacionesrecurrentes o continuas para llegar
m' como una carga. sta concepción era . r{)n:oc(~rse
bien entre ellos" (1982: 1473).
tna~te en 1961 y, en su mayorparte, fue resultado del
~tbob partcide Talcot~Parsons del problema del orden .
esX e su ~roplO intento por resolverlo endo '
.
, ..' .'
'Hace tiempo que se sabe que los mercados idealizadosde la com-
perfecta han sobrevividoal ataque intelectual, en parte, debi-
~on~epclOnatomIzada infrasocializada del homb y .1 mas ~lla . .' a que las estructuras económicas autorreguladoras son política-
Íitariade la q H bb e b re en a . atractivas para muchos. Otra razón que explica esta
. ue o es rorrna aparte (Parsons, 1937' 89-94)
aceptaba la ruptura con el utilitarismo atorniz d . , '. aunque se haya comprendido con menor claridad, es
lncrustación ~e1 actor en el contexto social--el f
o y el en.faslSen •..',-:t-;.: ,,·u<.~laeliminaciónde las relacionessocialesdel análisiseconómico eli-
el problema del orden de la agendaintelectual, almenos en la es-
en el pensamrenn, de Hobbes-' sin ernbar actor cru,clal-~"'~IIl"'.
geraf1i~o
Con ero:
de esta incrustación y del grado en ~Oq' ops ::e dl.e1.0
oalde~to
na e lmInar
económica.De acuerdo con Hobbes, el desorden surge debido a
'.,quelas transacciones económicas y socialeslibres de conflicto depen-
den de la confianza y la ausencia de maldad. Pero son improbables
:r=logo es ui' lo atención sobre Ía int~i-<
J:d' !~k'~~i:.~
h~:b~~ LU"UU'~ suponemos que los individuosno tienen relacionessocialesni
seinsertan en un contexto institucional,como en el "estado de natura-
opinión de sus relacionados más ~::r~~::s uelrza~por conseguir una buena:' ··leza".Hobbes afronta la dificultad proponiendo una estructura supe-
sobre todo en ell d ,en as situacronesmas '.'
ind bid aqu as o?de las teorías o ideologíasrecibidas han rior de autoridad autocrática. La solución del liberalismo clásico y,
e 1 amente otros rnonvos [ ] De este mod . comoconsecuencia,de la economía clásica,es antitética: las estructu-
han demostrado que los trabaj;do'resf b il o, P?c eJe~plo, los sociólogos .
de sus compañeros que a los incentivo: ru::~on mas ser:sl~lesa las actitud~s raspolíticas represivas se tornan innecesariassi se cuenta con merca-
no es mi intención criticar los des bri p. ednteeconoml~osL..]. Aunque dos competitivosque eludan la fuerza o el fraude. La competencia de-
e [] . cu rirnrentos e esos estudios Mi b' . , .... termina los términos del comercio de tal forma que los comerciantes
s que ... ,aunque los sociólogoshayan critic d 1 fu '. o Jecrón
na, el deseo de lograr una imagenfa
í
el pasado, por identificar un único motivofund o os dS 7zos, ~alizados en.,
bl d amen~a e a con ucta huma' .:
individualesno pueden manipular. Si los comerciantes se topan con
relacionesdifícileso complejas,las cuales están caracterizadas por la
bación de los demás Ocupacon fre~~~~c.e e uno ~~mo ganándose la apr62' . . desconfianzao la falta de honestidad, sencillamentepueden irse a ne-
. miento [1961: 188-189]. la esa posición en su propio pensa- ". gociarcon la otra gran cantidad de comerciantesque están dispuestos
.,
a hacer negocios siguiendo las normas del mercado; las relacionesso-
En cambio, la economía clásica l' . .. . . ciales y sus detalles pasan a ser, pues, cuestiones que provocan fric-

v~de la tradición utilitaria.Los ar


6
cepción atomizada e infrasodalizad:d:el~c aSI.c,a eran con una con-
aCCI~~umana que se d~ri~
ción.
Por lo tanto, en la economía clásica y neoclásica,el hecho de que
cipio cualquier influencia de 1 ~mentos teor.lCtsrechazan en pnn- los actores puedan tener relaciones sociales entre sí se ha tratado, si
socialesen la producción la dis~~br~~tura ;oc1a y de las relaciones acaso, como un lastre que provoca fricción y dificulta los mercados
dos com eti . " ' 1 ucron o e consumo. En los merca- . competitivos.En una linea muy citada, Adaro Smith se lamentaba de
cia palp!ble ~~ol~~k;t~:IJ:o~~~t:d~ consumido~ejerce una influen- . que" rara vez se reúnen las personas que ejercen el mismo negocio,
pero cuando lo hacen, aunque sea para su esparcimiento y diversión,
~~;s~~~os );ecio_s u otros términos d=r~~~:~caa:b~~~~o:~s~lb:~~
la conversacióntermina en una conspiracióncontra el público o en al-
que impli~n ~';;~~:~~a~~~~:rer~ados idealizados, en la medida en guna confabulación para elevar los precios". Su política de laissez-fai-
nimos provistos de informaciónpe:rf~~t~m[pr]afdor~s
y ven?edores anó- re permitía pocas soluciones a este problema, aunque Smith sugirió
. ... unClonanSlnun contac- revocar las regulaciones que exigían a todos los que pertenecían al
<'.1 U AcciólI económica y estructura social: el problema de la incrustación 237

mismo negocio firmar un registro público; la existencia pública de ble: mediante el artificio del contrato social pasan directamente de
información" conecta a los individuos que de otro modo nunca se . un estado infrasocializado a uno sobresocializado. .
bieran conocido y da a cada comerciante una dirección donde hallar, . f." Cuando los economistas modernos intentan tener en cuenta las 111-
otro". No es necesario mencionar aquí que esta propuesta política . fluendas sociales, normalmente las representan de la manera sobreso-
tiene ninguna utilidad, aunque sí tenga el reconocimiento de que la. '.ializada que se ha expuesto en las citas anteriores. Al hacerlo así, le
atomizacion social es un prerrequisito de fa competencia perfecta (Smith.·. dan la vuelta a la idea de que las influencias sociales provocan frjcc~o-
[1776] 1979: 232-233). .....• aunque mantienen la concepción relativa a cómo operan esas 111-
Los comentarios más actuales de los economistas relativos a « . fluencias. Por ejemplo, en la teoría de la segmentaci~n de los merca-
influencias sociales", las consideran como procesos en los que los ac,: :'dos de trabajo, Michael Piare ha afirmado q.ue los ml~mbros de c~da
tares adquieren costumbres, hábitos o normas que se siguen de forma" '.'.•....
segmento del mercado de trabajo se caracten~~n por dife~entes estilos
mecánica y automática, al margen de su relación con la elección racio, .'. de toma de decisiones, y que la toma de decisiones mediante l~ ele~-
nal. Esta idea, cercana a la concepción "sobresocializada" de Wrong; .... ción racional, la costumbre o el mando en el mercado de trabajo pn-
se refleja en el argumento de James Duenseberry de que "la Econo; •. mario alto, en el primario bajo y en el secundario se corresponden,
mía se ocupa de cómo las personas hacen sus elecciones; mientras que . respectivamente, con los orígenes de los trabajadores en l~s subcultu-
la Sociología se encarga de cómo las personas no tienen ninguna •.' ras de la clase media, obrera y baja (Piore, 1975). Del mismo modo,
que hacer" (1960: 233). Por su parte, E. H. Phelps Brown expone que •..• Samuel Bowles y Herbert Gintis, en su análisis de las consecuencias
el "enfoque de los sociólogos y de su reconocimiento a la determina' de la educación estadounidense, afirman que las distintas clases socia-
ción" está derivado del supuesto de que las personas actúan "en cierta les muestran diferentes procesos cognitivos debido a las diferencias
forma por costumbre, obligación, porque 'es natural hacerlo', o por- educativas de cada una. Los destinados a ejercer trabajos de bajo nivel
que es lo correcto y apropiado, o es lo justo y cabal" (1977: 17). son formados para seguir formalmente las reglas, mientras los que son
Sin embargo, a pesar del aparente contraste entre las concepcio. canalizados hacia posiciones de élite asisten a "universidades de élite
nes infra y sobresocializada, debemos resaltar una ironía de gran im- '.'. de cuatro años" donde "acentúan las relaciones sociales correspon-
portancia teórica: las dos tienen en común una concepción de la ac- dientes a los niveles altos de la jerarquía de la producción [...]. Como
ción y la decisión realizadas por actores atomizados. En la concepción 'llegan a dominar' un cierto tipo de regulación de la ~onducta s~ les
infrasocializada, la atomización es resultado de la estricta UCJL"OLU'. Il permite alcanzar el siguiente nivel o bien son canalizados hacia el
utilitaria del interés propio; sin embargo, en la es re, correspondiente nivel de la jerarquía de la producción" (Bowles y
sultado del hecho de que las pautas de conducta han sido internaliza- Gintis, 1975: 132).
das de modo que las relaciones sociales existentes sólo tienen efecto~ •. . Estas concepciones sobresocializadas respecto a cómo influye la
periféricos en la conducta. Que las normas internalizadas de conducta sociedad en la conducta individual son bastante mecánicas: una vez
sean sociales en origen no diferencia de modo decisivo este argumen- que sabemos la clase social o el sector del mercado de trabajo al que
to del utilitario, en el que queda abierta la fuente de las funciones de . pertenece el individuo, todo lo demás en la conducta es automático,
utilidad, lo que deja espacio a la conducta que se guía totalmente por .: puesto que están muy bien socializados. AqUÍ, la influencia social es
normas y valores consensualmente determinados, como en la concep- ': una fuerza externa que, al igual que el Dios de los creyentes, pone
ción sobresocializada. Las soluciones infra y sobresocializada al pro- '. las cosas en movimiento sin tener efectos adicionales, -una fuerza
blema del orden confluyen así en la atomización de los actores respec- .... que se insinúa en las mentes y en los cuerpos de las personas-
to a su contexto social inmediato. Esta irónica confluencia ya era (como en la película Inuasion 01 the Body Snatchersi y que altera su
visible en el Leviatán de Hobbes, donde los desafortunados habitan- modo de tomar las decisiones. Una vez que sabemos, exactamente,
tes del estado de naturaleza, agobiados por el desorden derivado de su cómo esto afecta a los individuos, entonces las relaciones y las es-
atomización, entregan alegremente todos sus derechos a un poder au- tructuras sociales existentes son irrelevantes. Las influencias sociales
toritario y, por consiguiente, se conducen de una manera dócil y hono- están todas dentro de la mente del sujeto; por 10 tanto, en las situa-
238 Acción economica y estructura social: el problema de la incrustación 239

cienes reales de decisión, puede estar atomizado como te de acuerdo con sus roles prescritos- para desarrollar una perspec-
Homo economicus, aunque tal vez con diferentes reglas para atomizada e infrasocialízada.
las decisiones. Otros análisis más sofisticados (y, por lo tanto, Un análisis correcto de la acción humana requiere que evitemos la
sobresocializados) de las influencias culturales (por' .. a~l.11UIL"'~~.~'" implícita en los extremos teóricos de las concepciones in-
Kleinman, 1979; Cale, 1979: cap. 1) dejan claro que la y sobresocializada. Los actores no se conducen ni deciden como
una influencia que actúe de una vez por todas, sino que se ':...."'.~... fuera del contexto social, tampoco se adhieren como esclavos
un proceso constante que se construye y reconstruye ~~."L'·UUI<UJJt . un guión escrito para ellos por la intersección concreta de las catego-
durante la interacción. No sólo moldea a sus miembros, . sociales que ocupan. Sus esfuerzos por conseguir una acción in-
también es moldeada por ellos, en parte de acuerdo con sus C"'A.'~.'~--'--están, no obstante, incrustados en los sistemas concretos de
razones estratégicas. relaciones sociales existentes. En el resto de este artículo dernostra-
Incluso cuando los economistas se toman en serio las cómo esta idea de la incrustación altera nuestro enfoque empírico y
sociales, como ocurre con algunos autores tan diferentes corno . respecto al estudio de la conducta económica. En primer lu-
vey Leibenstein (1976) y Gary Becker (1976), invariablemente' me ceñiré a la cuestión de la confianza y la falta de honestidad en
traen de la historia de las relaciones y de su posición con vida económica, y después recurriré al problema de "los mercados y
otras relaciones, algo que podríamos denominar la jerarquías" para demostrar cómo se deben usar las ideas de la in-
rica y estructural de las relaciones. Los lazos interpersonales U"L.a~'·'~u en el análisis de esta cuestión 2,
criben en sus argumentos son extremadamente estilizados,
"típicos", con lo que están desprovistos de contenido, historia
lización estructural concretos. La conducta de los actores es
tado de sus posiciones y conjuntos de roles tal y como han , CONFIANZA y LA FALTA DE HONESTIDAD EN LA
minados; de este modo, tenemos argumentos
interactuarán mutuamente trabajadores y supervisores, H"tU"Ui),.y
posas, criminales y agentes de la ley, aunque se supone que . desde 1970, se ha percibido un gran interés entre
dones no tienen un contenido individualizado más allá del' economistas por las cuestiones, antes menospreciadas, de la con-
proporciona el definido por los roles. Este procedimiento" '. y la falta de honestidad. Oliver Williamson, por su parte, ha se-
mente lo que los sociólogos estructurales han criticado de la. que los actores económicos reales se esfuerzan no sólo en per-
gía parsoniana: que relegaba lo específico de las relaciones' '. . su propio interés, sino también en el "oportunismo"; es decir,
les a un papel secundario en el esquema conceptual general, / . el interés propio perseguido con astucia, donde los agentes capaces
epifenómeno en comparación con las estructuras duraderas
prescripciones de rol normativas derivadas de las ..
2 Hay muchos paralelismos entre lo que aquí llamamos visiones "infrasocializada"
mas de valor. En los modelos económicos, este tratamiento de "sobresoci:ilízada" de la acción y lo que Burt (1982: cap. 9) llama enfoque "atomista"
ciones sociales tiene el efecto paradójico de preservar la toma y.".norrnatii /0". De modo similar, el enfoque de la incrustación propuesto aquí como
siones atomizada incluso cuando las decisiones implican a intermedio entre las visiones infra y sobresocializada, tieneun obvio aire de
individuo. Como el conjunto analizado de individuos -normam con el enfoque "estructural" de Burt sobre la acción. Mis especificaciones y en-
difieren del de Burt en muchos aspectos que no se pueden resumir aquí de for-
diadas y, ocasionalmente, grupos mayores- se abstrae del aunque se pueden apreciar comparando este artículo con su útil resumen
social, es atomizado en su conducta y separado de otros "r'I""'", : cap. 9) y con los modelos formales que desarrollan su concepción (1982, 1983).
historia de sus propias relaciones. De este modo, la aU)mIZfl,ClCJIlI enfoque parecido al mío, por su énfasis en cómo afectan las conexiones sociales a
sido eliminada, sino que simplemente ha sido transferida intencional, es la extensión de Marsden de las teorías deJames Colernan de la
colectiva y la decisión en situaciones en las que esas conexiones modifican re-
diádico, o mayor, de análisis. Asimismo, hay que advertir el
que se derivarían de una situación puramente atomista (Marsden, 1981,
concepción sobresocialízada -los actores se conducen P~,...h·'C"T"
240 Mark S. GrallOvetter .' Acción económica )' estructura soaal: el problema de la mcrustacián 241

de ocultar sus motivos consiguen ventajas transaccionales 3. El hom- En la bibliografía económica he encontrado dos respuestas funda-
bre económico L..] es, pues, una criatura más ingeniosa y enrevesada mentales a este problema: una está vinculada a una concepción de la
de lo que revela el supuesto de la búsqueda del propio interés" (1975: vida humana infrasocializada y, la otra, a una sobresocializada. La
255). concepción infrasocializada se encuentra principalmente en la nueva
Esto apunta al supuesto concreto de la teoría económica moder- • economía institucional, un grupo vagamente definido de economistas
na, d.e que el interés económico propio sólo se persigue por medios' '. cuyo interés es explicar las instituciones sociales desde un punto de
re1atI.~amente c~balleros,os. Esta concepción elude, sutilmente, la . vista neoclásico. (Véase, por ejemplo, Furubotn y Pejovich, 1972; Al-
c~e~t1on?obbeslana de como puede ser que los que persiguen su pro-. chian y Demsetz, 197.3;Lazear, 1979; Rosen, 1982; Williamson, 1975,
pro interes no lo hagan principalmente mediante la fuerza y el fraude. 1979, 1981; Williamson y Ouchi, 1981). La explicación general de los
Pero, como Hobbes comprendió de forma tan clara, no hay nada en autores de esta escuela es que las instituciones y los dispositivos socia-
el significado intrínseco del "interés personal" que excluya la fuerza les antes concebidos como un resultado accidental de fuerzas políti-
o el fraude. cas, sociales, históricas o legales, se entienden mejor como soluciones
_Estesupuesto ha persistido debido, en parte, a que se podía con- correctas a ciertos problemas económicos. El tono es similar al de la
cebir que las fuerzas competitivas en un mercado autorregulado elimi- Sociología estructural-funcional de las décadas de 1940, 1950 Y 1960,
naran la fuerza y el fraude. Pero la idea está también en la raíz de la Y buena parte de esta argumentación no pasa las pruebas elementales
historia ir:telectual de la disciplina. En The Passions and the Interests, de una explicación funcional sólida como las concebidas por Robert
A!ber~ ~lfschman (1977) muestra que una corriente importante de la Merton en 1947. Consideremos, por ejemplo, la idea de Schotter de
historia intelectual entre los tiempos del Leviatán y los de La riqueza que para comprender cualquier institución económica observada es
de las n~~zonessuavizó el problema del orden en Hobbes, poniendo necesario sólo "inferir el problema evolutivo que debió haber existido
de manifiesto que ciertas motivaciones humanas mantenían a los de- para identificar la institución tal y como vemos que se ha desarrollado.
más bajo control, y que, en concreto, la persecución del interés perso- Cada problema económico evolutivo requiere una institución social
nal no era normalmente una "pasión" incontrolable, sino una activi- que lo resuelva" (1981: 2).
?ad civiliz~da y gentil. Aunque implícita, la amplia aceptación de esta Aquí se evita la falta de honestidad debido a que los mecanismos
Idea con~~lt~ye un poderoso ejemplo de cómo se complementan la institucionales inteligentes hacen muy costoso practicarla, asimismo
concepcion infra y sobresocialízada: los actores atomizados de los estos mecanismos -muchos de los cuales antes se interpretaba que no
mercados competitivos ínternalizan de una forma muy profunda estos cumplían ninguna función económica- ahora se considera que han
patrones de conducta normativos que garantizan el orden en las tran- evolucionado para disuadir la falta de honestidad. Sin embargo, hay
sacciones 4. que advertir que no producen confianza: más bien son un sustituto
Lo que ha erosionado esta confianza en los últimos años ha sido la funcional de ella. De entre esos dispositivos, los principales son los
creciente atención prestada a los detalles de nivel micro de los merca- complejos contratos, explícitos e implícitos (Okun, 1981), que inclu-
d~s imperfecta~~nte competitivos, que se caracterizan por un escaso yen los planes de compensación diferidos y la jubilación forzosa ---que
numero de partrcipantes con costes bajos e inversiones en "capital hu- se considera que reducen los incentivos para "holgazanear" en el tra-
mano específico". En tales situaciones no se puede recurrir a la su- bajo o fugarse con secretos de la empresa (Lazear, 1979; Pakes y
~uesta disciplina de los. mercados competitivos para mitigar el enga- Nitzan, 1982)- y las estructuras de autoridad que desvían el oportu-
no, P?r ~oqu~ b.a resurgl_?o el problema cl~sico de cómo es que la vida nismo por medio de la toma de decisiones potencialmente divisivas
economica diaria no esta llena de desconfianza y falta de honestidad. por decreto (Williamson, 1975). Estas concepciones son infrasociali-
zadas en el sentido de que no aceptan el grado en el que las relaciones
personales concretas y las obligaciones que le son inherentes evitan la
J Los estudiosos de la Sociología del deporte advertirán que Leo Durocher ha de-
sarrollado ya esta proposición, aunque de una forma ligeramente diferente.
deshonestidad, al margen de los dispositivos institucionales. Sustituir
4 Estoy en deuda con un comentarista anónimo que expresó esta idea. la confianza por esos dispositivos genera, verdaderamente, una situa-
242 Mark S. Granouetter Acción cconómica)' estructura social: el problema de la incrustación 243

ción hobbesiana en la que cualquier individuo racional tendría moti- preferencia extendida de hacer transacciones con in.dividuos de con~-
vos para desarrollar formas más inteligentes de evadirlos; es, pues, di- cida reputación implica que a pocos les guste confiar en una ~orali-
fícil imaginar que la vida económica cotidiana no esté envenenada por dad generalizada o en dispositivos institucionales que l.espro.teJan de
intentos incluso más ingeniosos para engañar al otro. los problemas. Los economistas han señalado que un incentivo para
Otros economistas reconocen que se 'debe presuponer que existe' 'no engañar es el coste de dañar la reputación de uno mismo; pero esta
cierto grado de confianza ya que los dispositivos institucionales por sí es una concepción infrasocialízada de la reputación como una mer-
solos no pueden frenar la fuerza y el fraude. Sin embargo, queda por .. cancía generalizada, es como la proporción entre eng.añar y la~_opor-
explicar la fuente de esta confianza; asimismo, en ocasiones, se ha re- tunidades de hacerlo. En la práctica aceptamos esta información ge-
currido a la existen cía de una "moralidad generalizada". Kenneth neralizada cuando no hay disponible nada mejor, pero normalmente
Arrow, por ejemplo, ha sugerido que las sociedades "han desarrollado buscamos una información mejor. Mejor que la declaración de que al-
en su evolución acuerdos implícitos sobre cierto tipo de respeto a los zuien es de confianza, es la información procedente de un informante
demás, acuerdos que son esenciales para la supervivencia de la socie- ~n quien se confía, y que ha tratado con el individuo en cuestión y lo
dad o que al menos contribuyen mucho a la eficacia de su funciona- encuentra de confianza. Esta es una información mejor por cuatro ra-
miento" (1974: 26; véase también Akerlof [1983] sobre los orígenes zones: 1) es barata; 2) uno confía más en la propia información porque
de la "honestidad"). es más rica, detallada y precisa; 3) los individuos con los que tenemos
Hoy día, apenas dudamos de la existencia de cierta moralidad ge- una relación continua tienen una motivación económica para merecer
neralizada; sin ella temeríamos darle al trabajador que nos sirve la ga- nuestra confianza y no desanima transacciones futuras; y 4) aparte de
solina un billete de 20 dólares para pagar los cinco dólares que hemos los motivos puramente económicos, las relaciones económicas conti-
puesto de gasolina. Sin embargo, esta concepción tiene la característi- nuas suelen llegar a cargarse de un contenido social que entraña gran-
ca de la concepción sobre socializada de recurrir a una respuesta auto- des expectativas de confianza y ausencia de oportunismo. .
: I
mática y generalizada, si bien la acción moral en la vida económica es Nunca se nos ocurriría dudar de este último punto en las relacio-
difícilmente automática o universal (como bien saben en las gasoline- nes más íntimas, donde la conducta es más predecible y se cierra la
ras que piden el importe exacto después del anochecer). puerta a los temores que generan dificultades entre los extraños. Con-
Ahora consideraremos un caso en el que la moralidad generaliza- sideremos, por ejemplo, por qué los individuos de un teatro en llamas
da parece funcionar: el legendario (dudo si decir apócrifo) economista son presas del pánico y se dirigen hacía la salida en desbandada, alg?
que, contra toda racionalidad económica, deja una propina en un res- que acarrea graves consecuencias. Los análisis de la conducta colecti-
taurante de la carretera que está lejos de su hogar. Nótese que esta va consideraron durante mucho tiempo esta respuesta como una con-
transacción tiene tres características que la hacen un tanto inusual: 1) ducta típicamente irracional, pero Roger Brown (~965: cap. 1~) .ha de-
,,'.:,l
los participantes en la transacción no se conocían previamente, 2) es mostrado que la situación es esencialmente un dilema del pnston~ro
poco probable que vuelvan a realizar otra transacción, y 3) es poco de n personas: cada persona que se dirige atropelladamente a la salida
probable que la información sobre las actividades de cualquiera de los está siendo muy racional dada la ausencia de garantía de que los de-
dos llegue a otros con los que realizarán transacciones futuras. Creo ..;: ! más se dirigirán hacia la salida con calma, aunque la situa~ión m~jora-
que sólo en este tipo de situaciones se puede explicar la ausencia de ...... ;
ría si todos lo hicieran así. Sin embargo, en los casos de incendios de
fuerza y fraude principalmente por la existencia de una moralidad ge- .: : ¡ hogares que aparecen en el telediario de la noche nunca oi~emos que
neralizada. Incluso en este caso podríamos preguntarnos cómo sería los miembros de una familia se atropellan en la puerta de salida, En las
de eficaz esa moralidad si la transacción hubiera implicado costes ele- familias no se da el dilema del prisionero, porque cada miembro con-
vados. fía en que puede contar con los demás. . "
El argumento de la incrustación acentúa, en cambio, el papel de En las relaciones de negocios el grado de confianza es mas vana-
las relaciones personales concretas y las estructuras (o "redes") de ble, pero los dilemas del prisionero quedan, no obstante, anulados
esas relaciones para generar confianza y evitar la deshonestidad. La por la fuerza de las relaciones personales, y esta fuerza no es una ca-
244 A,-ció" cconámica y estructura social: el problema de la incrustacián 245
Mark S. Granooener

ractcrística de los participantes de la transacción, sino de sus relacio- de lo que cree la parte que puede ser engañada). Este hecho elemental
ne~ concretas. El análisis económico menosprecia la identidad y las re- de la vida social es el pan nuestro de cada día en las tramas de "con-
laciones ~asadas de los participantes en la transacción, pero los indivi- fianza" que simulan ciertas relaciones, a veces durante largos perio-
duos. raclOnal~s saben más, ya que confían en que conocen esas dos, para lograr propósitos ocultos. En el mundo de los negocios,
relaciones. ?stan menos interesados en la reputación general que en el ciertos delitos, como la malversación, son simplemente imposibles
hecho de SI pueden esperar que un individuo determinado negocie para aquellos que no han establecido relaciones de confianza que les den
honestamente con ellos, lo que depende principalmente de sí ellos o la oportunidad de manipular las cuentas. Cuanto más completa es la
sus propios contactos han tenido en el pasado tratos satisfactorios con confianza, mayor es la ganancia potencial de la deshonestidad. El he-
ese individuo. Esta pauta se puede incluso identificar en situaciones cho de que estos casos sean estadísticamente infrecuentes es un tribu-
que se parecen, a primera vista, al regateo clásico en un mercado com- to a la fuerza de las relaciones personales y a la reputación; el hecho de
petitivo, como en el bazar marroquí analizado por Geertz (1977). que ocurran con cierta regularidad, aunque no de forma muy frecuen-
. H~s~a aquí ?e a[irmado que las relaciones sociales, más que los te, muestra los límites de esta fuerza.
dISpOSit1VOS institucionales o la moralidad generalizada, son las princi- 2. La fuerza y el fraude los cometen mejor los equipos; asimismo,
pales responsables de la producción de la confianza en la vida econó- la estructura de esos equipos requiere un nivel de confianza interna
mic.a. ~ero entonces me arriesgo a rechazar un tipo de funcíonalismo -"el honor entre ladrones"- que normalmente sigue las líneas pree-
~ptlmJsta por otro, en el que las redes de relaciones, más que la mora- xistentes de las relaciones. Los individuos que trabajan solos difícil-
hda~? los dispositivos ~nstitucionales, son la estructura que cumple hi mente pueden ejecutar planes complicados como es el caso de los so-
función del manterunuento del orden. Hay dos maneras de reducir bornos y los chanchullos bursátiles, y cuando este tipo de actividad
este riesgo. Una es reconocer que, como solución al problema del or- sale a la luz se suele subrayar que se pudo mantener en secreto a pesar
den, la posición de la incrustación es de menor generalidad que cual- de la cantidad de personas implicadas. Los esfuerzos de los agentes de
quier otro argumento alternativo, ya que las redes de relaciones socia- la ley consisten en encontrar un punto de entrada a la red de la desho-
les penetran de forma irregular y en grados diferentes en los distintos nestidad, un individuo cuya confesión implique a otros que, como una
sectores de la vida económica, permitiendo así la ocurrencia de lo que bola de nieve, a su vez, "pringarán" a otros, hasta que todas las piezas
ya conocemos; la desconfianza, el oportunismo y el desorden no están encajen.
de ningún modo, ausentes. ' Por 10 tanto, las relaciones personales pueden generar mucha con-
La segunda es insistir en que aunque las relaciones sociales pue- fianza y mucha deshonestidad. Yoram Ben-Porath, en la línea funcio-
dan ser, en efecto, una condición necesaria para la confianza y la con- nalista de los nuevos economistas institucionales, acentúa el lado posi-
?ucta merecedora de confianza, no son suficientes para garantizarla e, tivo, señalando que "entre individuos astutos, interesados o incluso
111cl~so)pueden proporcionar la ocasión y los medios para la desho- sin escrúpulos la continuidad de las relaciones puede generar una
nestidad y el conflicto a un nivel más alto que si no existieran. Este conducta que de otro modo podría ser calificada de estupidez o puro
caso se explica por tres razones: . altruismo. Diamantes valiosos cambian de mano en el intercambio de
diamantes, y los tratos se sellan con "un apretón de manos" (1980: 6).
l. La co.nfianza que engendran las relaciones personales ofrece, Podría añadir, en esta línea positiva, que esta transacción es en parte
~or su pro~la existencia, más oportunidades para la deshonestidad. posible debido a que no está separada de otras transacciones, está in-
En las,relaC1~~espersonales es bien sabido que" quien bien te quiere crustada en una comunidad densamente tejida de marchantes de dia-
te hara llorar : que la confianza de una persona en nosotros nos sitúa mantes que, mutuamente, controlan minuciosamente sus conductas.
e~ una posición mucho más vulnerable que la de un extraño. (En el Al igual que otras redes densamente tejidas de actores, éstos generan
dilema del prisionero, saber con seguridad que nuestro cómplice ne- modelos de conducta claramente definidos que se controlan fácilmen-
g~rá el crimen es un motivo más que racional para confesar, y las rela- te mediante la rápida difusión de la información sobre casos de desho-
Clones personales que anulan este dilema pueden ser menos simétricas nestidad. Sin embargo, las tentaciones en este nivel de confianza son
246 Mark S. Granooetter Acción económicay estructurasocial:el problema de la incrustación 247

considerables, y el mercado de diamantes ha sido el escenario de nu- analizar, pautas concretas de relaciones sociales. A diferen~ia .de cual-
merosos y divulgados robos "por parte de los que trabajan dentro" y quier alternativa o de la posición hobbesiana, no hace predicciones de
de los famosos "asesinatos de la CBS" de abril de 1982. En este caso, gran alcance (y, por tanto, poco probables) sobre el orden o el desor-
el propietario de una empresa de diamantes defraudaba a un taller den universal y, en cambio, supone que los detalles de la estructura so-
emitiendo facturas de ventas ficticias. El plan requería la cooperación cial determinarán lo que nos encontremos.
de sus contables, a uno de los cuales se acercaron los investigadores y
consiguieron que testificara en contra. El propietario entonces contra-
tó el asesinato del empleado desleal y de su ayudante; tres técnicos de
la CBS que acudieron a ayudarles fueron abatidos a balazos (Shenon, EL PROBLEMA DE LOS MERCADOS y LASJERARQUÍAS
1984).
3. El grado de desorden que provoca la fuerza y el fraude depen- Como una aplicación concreta del enfoque de la incrustación a la vida
de mucho del modo en que se estructura la red de relaciones sociales. económica, a continuación realizaré una crítica al argumento que Oli-
Hobbes exageró el grado de desorden probable en su atomizado esta- ver Williamson expone en Markets and Hierarchies (1965) así como en
do de naturaleza donde, debido a la ausencia de relaciones sociales otros artículos posteriores (1979; 1981; Williamson y Ouchi, 1981)
sostenidas, sólo cabe esperar conflictos diádicos inconexos. A partir que tuvieron mucha influencia. Williamson se preguntó en qué cir-
de las coaliciones de combatientes se genera un desorden más general cunstancias se realizan las funciones económicas dentro de las fronte-
y de mayor grado, que sería imposible sin relaciones previas. En gene- ras de las empresas jerárquicas en lugar de por medio de los procesos
ral, no hablamos de "guerra" a menos que los actores se dividan en de mercado que atraviesan esas fronteras. Su respuesta. e~ con~onan- .
dos frentes, como resultado final de varias coaliciones. Esto ocurre cía con el énfasis zeneral de la nueva economía insritucionalista, es
sólo si hay insuficientes lazos cruzados entre los actores con suficien- que la forma orga:;,izativa que se observa en cualquier. situación ~s l.a
tes vínculos con los dos potenciales combatientes principales como que afronta de forma más eficaz el coste de las transacciones econ.oml-
para tener un enorme interés en prevenir el conflicto. Lo mismo ocu- casoLas que tienen un resultado incierto, son recurre?tes y req~leren
rre en el mundo de los negocios, donde los conflictos son relativamen- "inversiones específicas en la transacción" -por ejemplo, dinero,
te poco intensos a menos que cada parte pueda escalar recurriendo tiempo o energía que no pueden transferirse con facilidad a la interac-
a cantidades considerables de aliados en otras empresas, como ocurre, a ción con otros relativas a cuestiones diferentes- suelen darse con
veces, en los intentos de realizar o prever absorciones. más frecuencia dentro de empresas organizadas jerárquicamente. Las
Sin duda, el desorden y la deshonestidad se dan también cuando que son directas, únicas y no requieren una inve~sión .específica en la
no existen relaciones sociales. Esta posibilidad está implícita en mi re- transacción -como la compra única de un equrparmento normal-
flexión anterior en la que la presencia de esas relaciones inhibe la des- suelen ocurrir más entre empresas, es decir, a través de las relaciones
honestidad. Sin embargo, el nivel de deshonestidad disponible en una de mercado.
situación social verdaderamente atomizada es bastante bajo; estos ca- En esta explicación, el primer conjunto de transaccio~es se inter-
sos sólo pueden ser episódicos, desconectados y de menor cuantía. El naliza dentro de las jerarquías debido a dos razones. La pnmera, es la
problema hobbesiano es, en verdad, un problema, pero al superarlo "racionalidad limitada"; es decir, la incapacidad de los actores econó-
mediante el efecto mitigador de la estructura social, estamos también micos para anticipar de forma adecuada la compleja cadena de con-
introduciendo la posibilidad de problemas de mayor escala que los tingencias que podría ser relevante para los contratos. a lar~~ plazo.
que plantea el "estado de naturaleza". Cuando las transacciones se internalizan no es necesario anticipar to-
Así, el enfoque de la incrustación sobre el problema de la confian- das estas contingencias, sino que se pueden manejar dentro de la "es-
za y el orden en la vida económica encuentra su camino entre el enfo- tructura de gobierno" de la empresa en lugar de dejarlas en manos de
que sobresocializado de la moralidad generalizada, y el infrasocializa- negociaciones complejas. La segunda razón es el "op<?rtt.mis~o"; los
do de los dispositivos institucionales e impersonales para seguir, y actores económicos persiguen racionalmente su propia ventaja recu-

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248 Acción económica y estructura social: el problema de la incrustacton 249
Mark S. Granoueue-

rriendo a todos los medios a su disposición, incluida la astucia y el en- Este análisis implica la misma mezcla de supuestos infra y sobreso-
gaño. El oportunismo está mitigado y limitado por las relaciones d~ cializados que encontramos en el Leviatán. La eficacia del poder jerár-
autoridad y por la mayor identificación con los sodas de la transac- quico dentro de una empresa se valora en exceso, como ocurre con el
ción que uno supuestamente tiene cuando éstos están dentro de una ., estado soberano sobresocializado de Hobbes '. El "mercado" se pare-
misma entidad corporativa, que cuando se enfrentan en el abismo d~ . ce al estado de naturaleza de Hobbes. Se trata del mercado atomizado
los límites del mercado, y anónimo de la economía política clásica, u.na concepción infrasoc~a-
El recurso a las relaciones de autoridad para controlar el oportu- ..' [izada que menosprecia el papel de las relaciones .soclales entre los :n-
nismo constituye un redescubrimiento del análisis hobbesiano, aun- . dividuos en las diferentes empresas para proporCIOnar orden a la VIda
que aquí esté limitado a la esfera económica, El tono hobbesiano def económica. Williamson reconoce que esta imagen del mercado no es
argumento de Wílliamson se puede percibir en expresiones tales siempre la más apropiada: "Las normas de la conduct~ merecedora de
como la siguiente: "La organización interna no está plagada del mis- confianza a veces se extienden a los mercados y, en cierto grado, son
mo tipo de dificultades que las experiencias contractuales autónomas las presiones del grupo las que hacen que se cumplan [:..]. .Los repeti-
[entre empresas independientes] cuando surgen disputas entre las dos contactos personales a través de las fronteras organizanvas apoyan
partes. Aunque las disputas entre empresas se suelen resolver fuera de cierto nivel mínimo de cortesía y consideración entre las partes L..].
los tribunales [".] esta solución, a veces, es difícil, por lo que las rela- Además, las expectativas de repetir el negocio desalientan los esfuer-
ciones entre empresas suelen ser tensas. En ocasiones, los litigios cos- zos por buscar una estrecha ventaja en cualquier transacción p~r:icu-
tosos son inevitables, La organización interna, en cambio L,,], es ca- lar [...]. La posibilidad del ostracismo entre pares frena la agreslvld~d
paz de resolver muchas de estas disputas recurriendo a un mandato, individual tanto en el ámbito del mercado como en el de las relacio-
una manera muy eficiente de resolver diferencias instrumentales" nes sociales. La reputación de honestidad de una empresa es también
(1975: 30). Williamson señala que las transacciones complejas y recu- un activo que no se debe desperdiciar" (1975: 106-108).
rrentes requieren relaciones prolongadas entre los individuos implica- Estamos ante una brecha que permite entrar en el análisis de la in-
dos, pero también que el oportunismo pone en peligro esas relacio- fluencia de la estructura social en la conducta frente al mercado. Aun-
nes. Las adaptaciones a las circunstancias cambiantes del mercado que Wílliamson trata estos ejemplos como excepciones sin apreciar el
que se requieren en el transcurso de una relación son demasiado com- grado en el que las relaciones diádicas que ~escribe están incru.stadas
plejas, e impredecibles, como para ser abarcadas en un contacto ini- en sistemas de relaciones sociales más amplios. Yo sostengo, S111 em-
cial, y las promesas de buena fe no se pueden hacer cumplir ante la au- bargo, que el mercado anónimo de los modelos neoclásicos virtual-
sencia de una autoridad superior: mente no existe en la vida económica y que las transacciones sean del
tipo que sean están insertas en las conexiones sociales descritas. Esto
~n ausencia de oportunismo bastará la cláusula general [oO.] de "vaya condu- no tiene por qué suceder, necesariamente, más en el caso de las tran-
cirme de manera responsable en lugar de buscar la ventaja individual cuando sacciones entre empresas que dentro de ellas -al contrario, parece
surja la ocasión de hacerlo". Sin embargo, dada la imposibilidad de hacer factible que la red de relaciones sociales en el interior de la empresa sea
cumplir las cláusulas generales y la proclividad de los agentes humanos a ha- más densa y duradera, en promedio, que la que exista entre las ~~pre-
cer declaraciones falsas y erróneas (increíbles para uno mismo) [.oO] tanto el sas-, pero lo único que necesito demostrar aquí es que hay suficiente
comprador como el vendedor están estratégicamente situados paca negociar
sobre la disposición de cualquier ganancia adicional cuando la otra parte 5 La confianza de Williamson en la eficacia de la jerarquía le lleva a hablar, en su
hace una propuesta de adaptación [...]. Así, las adaptaciones eficientes que se análisis de la "zona de indiferencia" de Chesrer Barnard =-ese ámbito en el que los em-
hagan de otro modo resultarán de un costoso regateo o incluso quedarán sin pleados obedecen órdenes simplemente porque les resulta indiferente ha~er o no ?a-
mencionar, para que las ganancias no se disipen debido a la costosa persecu- cer lo que se les ordena- a una "zona de aceptación (1975: 77), despreciando así el
ción de algo que está por debajo del objetivo. Es evidente que se necesitan es- énfasis de Barnard sobre la naturaleza problemática de la obediencia. Esta transforma-
tructuras de gobierno que atenúen el oportunismo y, no obstante, infunden ción del uso de Barnard parece haberse originado con Herbert Simón, que no lo justi-
confianza [1979: 241-242, cursivas añadidas]' fica, señalando sólo que él prefiere el término 'aceptación' » (Simon, 1957: 12).
250 Mark S. Granouetter Acción económica y estructura social: el problema de la incrustación 251

superposición social en las transacciones entre empresas (en el "mer- Las empresas están conectadas por redes personales no sólo en sus
cado", por usar el término de la dicotomía de Williamson) como para niveles altos, también lo están en todos Jos niveles donde se pueden
convertir en dudosa la afirmación de que las transacciones de merca" producir transacciones. Por ejemplo, en la bibliografía relativa a la
do complejas se aproximen a un estado hobbesiano de naturaleza que compra industrial es frecuente encontrar la idea de que las relaciones
sólo puede resolverse mediante la intemalización en una estructura je- de compraventa rara vez se parecen al modelo de mercado de la teoría
rárquica. clásica. Una referencia indica que la "evidencia sugiere sólidamente
En general, a nuestro alrededor, hay muchas evidencias del grado que representa una cierta" conmoción" alterar la pauta organizada de
en el que las relaciones de negocios se mezclan con las sociales. Las compra por la que se hacen pedidos repetidos a un proveedor favore-
asociaciones comerciales que deploraba Adam Smith siguen siendo cido, o aumentar el limitado conjunto de posibles proveedores. Un
importantes. Es bien sabido que muchas empresas, grandes y peque- momento de reflexión sugerirá varias razones para esta conducta: los
ñas, están vinculadas por consejos de dirección que las entrelazan, de costes asociados a la búsqueda de nuevos proveedores y el estableci-
modo que las relaciones entre los directivos de empresas son muchas y miento de nuevas relaciones; el hecho de que los consumidores tien-
están densamente tejidas. El hecho de que las relaciones empresariales dan a preferir fuentes fiables; el grado relativamente bajo de riesgo
estén llenas de sociabilidad y viceversa, especialmente entre las élites que tiene tratar con vendedores conocidos; y la probabilidad de que el
de negocios, es uno de los hechos mejor documentados en los análisis comprador haya establecido relaciones personales valiosas con repre-
sociológicos de los negocios (véanse, por ejemplo, Domhoff, 1971; y sentantes de la empresa proveedora" (Wesbster y Wind, 1972: 15).
Unseem, 1979). En su estudio del grado en que se litiga para resolver En la misma línea, Macaulay señala que el vendedor "suele cono-
disputas entre empresas, Macaulay señala que las disputas se "resuel- cer bien al comprador. Los dos individuos pueden llevar negociando
ven frecuentemente sin recurrir al contrato o a sanciones legales reales de 5 a 25 años. Cada uno tiene algo que dar al otro. El vendedor tiene
o potenciales. Hay indecisión entre hablar de derechos legales o ame- cotilleos sobre sus rivales; también le contará, a los compradores que le
nazar con ir a los tribunales en esas negociaciones [...] o como dijo un tratan bien, datos relativos a la escasez de existencias o las subidas de
hombre de negocios: 'Puedes resolver cualquier disputa si mantienes precios" (1963: 63). El vendedor que no satisface a sus consumidores
a los abogados y contables fuera de ellas. Sencillamente no entienden "pasa a ser tema de conversación del cotilleo entre compradores y
el toma y daca necesario en los negocios' L..], Los pleitos por incum- vendedores en las reuniones de las asociaciones de compradores, las
plimiento de contrato suelen ser infrecuentes" (1963: 61). Asimismo, asociaciones comerciales o incluso en los clubes de campo o reuniones
procede a explicar que los sociales L.,]" (p. 64). La resolución de las disputas se facilita debido a
esta incrustación de los negocios en las relaciones sociales: "incluso
altos directivos de las dos empresas se pueden conocer. Puede que se sienten cuando las partes tienen un acuerdo detallado y cuidadosamente pla-
juntos en consejos empresariales o administrativos; y que mantengan relacio- neado que indica qué es lo que pasa si, digamos, el vendedor no distri-
nes sociales e incluso que pertenezcan al mismo club de campo L..], Incluso en buye su mercancía a tiempo, a menudo no recurrirán al acuerdo y ne-
el caso de que se alcance un acuerdo en la fase de la negociación, éstos, aún gociarán una solución como si nunca hubieran pactado un contrato
cuando hayan sido planificados con mucho cuidado, pueden crear relaciones original. Un comprador expresaba así una actitud comercial frecuen-
de intercambio indeseables entre unidades empresariales. Algunos hombres de te: 'Si pasa algo, llamas al otro por teléfono y se trata el problema. No
negocios objetan que en esas relaciones tan cuidadosamente planificadas uno se leen las cláusulas legales del contrato si se quiere volver a negociar
sólo obtiene rendimiento si se ajusta a la letra del contrato. Esta planificación
indica cierta falta de confianza, lo que mella las demandas de amistad, convir-
con él. No se suele acudir a los abogados si lo que se desea es mante-
tiendo una aventura cooperativa en un mercadeo de chalanes enfrentados [...]. nerse en los negocios ya que las partes deben comportarse decente-
La amenaza de dar el asunto a un abogado puede no COStarmucho más dinero mente'" (Macaulay, 1963: 61).
que una llamada de teléfono o una comunicación por correo; peto pocos están Puede que estas conductas se aprecien mejor en otros paises don-
tan capacitados como para proferir este tipo de amenazas sin el coste del dete- de, supuestamente, las peculiaridades "culturales" las explican. De
rioro que puede conllevar en la relación entre las empresas [pp. 63-64J. este modo, hace poco, un periodista afirmaba:
Acción económica y estructura social: el problema de la incrustación 25.3
2.52 Mark S. Granouetter

En toda~ partes, la amistad y las conexiones personales duraderas influyen en tas y subcontratistas, así como la incrustación de esas relaciones en la
las relaclOn~s de negocios. Pero en Japón se percibe de un modo especial [...1 comunidad formada por el personal de la construcción, generan pa-
En las reuniones de madrugada en los bares y los clubes nocturnos es cuando trones de conducta esperada que no sólo obvian su necesidad, sino
se establecen y nutren poco a poco los contactos personales más vitales. Una que son superiores a las puras relaciones de autoridad que se estable-
vez establecidos estos lazos, no se deshacen con facilidad [...]. La densidad de cen para desalentar la deshonestidad. El propio estudio empírico de
los lazos de la sociedad de los negocios japonesa ha sido durante mucho tiern- Eccles sobre la construcción de casas en Massachussets muestra no
po una fuente de frustración para las compañías extranjeras que intentan ven: ... sólo que las relaciones entre los subcontratistas son duraderas por na-
der productos en Japón [...]. Chalmers Jonson, un profesor de [...] Berkeley, turaleza, sino también que es muy infrecuente que un contratista ge-
cree que [...] la negociación exclusiva en el seno de los grupos industriales ja-"
neral emplee a más de dos o tres subcontratistas para un negocio
poneses, cuyas compras y ventas entre ellos se basan en viejas relaciones de
décadas más que en la competencia económica L..] constituye [...] una barre- dado, cualquiera que sea la cantidad de proyectos que tenga en el
ra real, aunque no sea arancelaria [al comercio entre los Estados Unidos y el transcurso de un año (1981: 349-351). Esto es así a pesar de la dispo-
Japón] [Lohr, 1982]. nibilidad de la gran cantidad de subcontratistas alternativos. Este fe-
nómeno se puede explicar, en parte, en términos de inversión -por
El uso extensivo del sub contrato en muchas industrias también medio de una "asociación continua, ambas partes pueden beneficiarse
proporciona oportunidades para mantener relaciones sostenidas en- de la inversión un tanto idiosincrásica de aprender a trabajar juntos"
tre las empresas no organizadas jerárquicamente en una unidad cor- (Eccles, 1981: 340)- pero también se puede relacionar con el deseo
porativa. Por ejemplo, Eccles cita la evidencia de muchos países en los de los individuos a la satisfacción que se deriva de la interacción social
que en el sector de la construcción, cuando los proyectos "no están so- que acompaña a su trabajo diario, una satisfacción que quedaría dis-
metidos a regulaciones institucionales que requieran una oferta en minuida considerablemente con procedimientos puramente comer-
forma de concurso [...] las relaciones entre el contratista general y sus ciales que requieran tener cada día compañeros de trabajo nuevos y
sub contratistas son estables y continuas durante períodos bastante desconocídos. Como en otras partes de la vida económica, la superpo-
largos, y sólo raras veces se establecen a través de la oferta en forma de sición de las relaciones sociales, sobre las que empiezan siendo puras
concurso. Este tipo de 'cuasi integración' produce lo que yo llamo una transacciones económicas, representa un papel crucial.
'cuasi empresa'. Es un modo que se prefiere a las puras transacciones Aquí, también son relevantes algunos comentarías sobre los mer-
de mercado o a la integración verticaIformal" (1981: 339-340). Eccles cados laborales. Una ventaja que Williamson percibe en las empresas
describe este establecimiento de relaciones de larga duración de la jerárquicamente estructuradas sobre las transacciones comerciales es
"cuasi empresa" entre contratistas y subcontratistas como una forma la capacidad de transmitir información precisa sobre los empleados.
organizativa lógicamente intermedia entre el mercado puro y la em- "El impedimento principal de una valoración eficiente de la experien-
presa integrada verticalmente. Sin embargo, yo diría que no es empíri- cia entre empresas", afirma, "guarda relación con la comunicación.
camente intermedia, porque la primera situación es infrecuente. El En comparación con la empresa, los mercados carecen de un lenguaje
caso de la construcción se aproxima más a la integración vertical que común respecto a la valoración. El problema del lenguaje es especial-
otras situaciones donde las empresas interactúan, como las relaciones mente grave cuando los juicios que se emiten son muy subjetivos. Las
de compraventa, dado que los subcontratistas están físicamente situa- ventajas de la jerarquía en esas circunstancias son especialmente gran-
dos en el mismo lugar que el contratista al mismo tiempo que están des si las personas que están más familiarizadas con las características
bajo su supervisión general. Además, en los contratos normales a pre- del trabajador, normalmente su supervisor inmediato, son también los
cío fijo, hay "incentivos obvios para eludir las condiciones de ejecu- que hacen la valoración de la experiencia" (1975: 78). Pero la noción
ción" (Eccles, 1981: 340). de que la información correcta sobre las características de un emplea-
Ahora bien, una estructura jerárquica asociada a la empresa verti- do se puede transmitir sólo dentro de la empresa y no entre ellas, sólo
calmente integrada no surge con el fin de solucionar ese "problema". se puede sostener sí se desprecia la amplía y variada red social de inte-
Defiendo esto porque las relaciones de larga duración entre contratis- racción que atraviesa a las empresas. La información sobre los emplea-
254 Mark s. Granouetter Acción económica. y estructura social: el problema de la incrusta ció" 255

dos viaja entre las empresas no sólo porque existen relaciones perso- debían contabilizar se trasladaban a 1) lugares poco conocidos e inac-
nales entre los que están en una empresa y hacen negocios con los que cesibles, 2) sótanos y fosos sucios que probablemente no iban a ser
están en otra, sino también, como he demostrado de forma detallada: inspeccionados, 3) departamentos que ya habían sido inspeccionados
(Granovetter, 1974), porque los niveles relativamente altos. de movili- donde se podía ir dando un rodeo mientras los contables estaban ha-
dad entre las empresas en los Estados Unidos garantizan que muchos ciendo su circuito por las áreas de almacenaje oficiales, y 4) lugares
trabajadores lleguen a ser buenos conocidos de los empleados dé· donde los materiales y las existencias se podían utilizar para camuflar
otras muchas empresas que podrían requerir y solicitar sus servicios, las partidas [...]. El desarrollo de esta práctica suavizó y organizó me-
Además, parece ingenua la idea de que la información interna sea ne- jor la cooperación entre los jefes [del departamento] para usar las
cesariamente más precisa y se maneje de forma más desapasionada áreas de almacenamiento y los fosos disponibles en cada uno" (Dalton,
por los procedimientos de promoción que se aplican en el interior de las 1959: 48-49).
empresas. Decir, como hace Williamson, que la confianza "en la pro- La obra de Dalton muestra con lucidez que la contabilidad de cos-
moción interna tenga propiedades como incentivos afirmativos por~ tes de todo tipo es mi proceso muy arbitrario y, por lo tanto, fácil de
que los trabajadores puedan anticipar que el talento y el grado de coo- politizar antes que un procedimiento decidido por razones de eficien-
peración será recompensado" (1975: 78) invoca un tipo ideal de cia. Esto lo detalla especialmente en el caso de la relación entre el de-
promoción de "recompensa por el logro" que fácilmente se puede partamento de mantenimiento y varios departamentos de producción
mostrar que sólo se corresponde de forma limitada con los existentes de la planta química; el departamento encargado del trabajo de man-
mercados laborales internos (véase Granovetter, 1983: 40-51, para un tenimiento dependía menos de una estricta contabilidad temporal que
análisis más completo). de la posición social y política relativa de los directivos del departa-
El otro lado de mi crítica es que creo que Williamson sobreestima mento en su relación con el personal de mantenimiento. Además, los
en demasía la eficacia del poder jerárquico (" el mandato", en su ter- jefes de departamento más agresivos realizaban su trabajo de manteni-
minología) en el seno de las organizaciones. Afirma, por ejemplo, que miento "mediante el uso de la amistad y profiriendo amenazas implí-
las organizaciones internas tienen una gran ventaja en términos de au- citas y amedrentadoras. Como todos los jefes tenían el mismo rango
ditoría: "Un auditor externo se limita, normalmente, a revisar los re- formal, se podía decir que existía una relación inversa entre la influen-
gistros escritos [...]. En cambio, un auditor interno tiene más libertad cia personal de un responsable determinado y su volumen de repara-
de acción [...]. Mientras el auditor interno no es parcial y, por lo tanto, ciones incompletas" (1959: 34). Preguntado por el modo en el que
se considera y es considerado porlos demás en términos principal- esas prácticas escapaban de la atención de los auditores, un informan-
mente instrumentales, al auditor externo se le asocia con el 'otro lado' te dijo a Dalton: "Si los auditores vienen y husmean por todas partes,
y sus motivos son vistos con suspicacia. De este modo, el grado de co- ¿qué demonios podrían encontrar? Y si encuentran algo, mejor hacer
operación que recibe el auditor desde la parte auditada varía en fun- la vista gorda que decir algo sobre ello [...]. Todos esos tipos [los jefes
ción de que sea interno o externo. El auditor externo puede esperar del departamento] han envejecido con la Contabilidad de Costes. Hay
recibir únicamente una cooperación superficial" (1975: 29-30). La bi- mucho engaño en eso de la independencia de las auditorías" (p. 32).
bliografía sobre las auditorías entre empresas es escasa; sin embargo, Lamentablemente, no hay análisis tan detallados y perspicaces
Dalton ha realizado un profundo análisis en Men Who Manage relati- como el de Dalton para tener una muestra representativa de empre-
vo a una gran planta química. Las auditorías de las divisiones de la sas, por lo que se podría argumentar que son excepcionales. Pero se
planta por parte de la oficina central se llevaban a cabo, supuestamen- pueden hacer comentarios similares para el problema de los precios
te, por sorpresa, pero normalmente se advertían de un modo subrepti- de transferencia -la determinación de los precios para los productos
cio. El alto nivel de cooperación en estas auditorías internas lo descri- intercambiados entre las divisiones de una sola empresa-. A este res-
be el siguiente informe: "Es perceptible que las cuentas de las pecto, Williamson afirma que aunque las divisiones comerciales "pue-
divisiones empiecen por provocar agitación entre los ejecutivos para dan tener una posición de búsqueda de ganancia, hay una propensión
esconder ciertas partidas y equipamiento [...] los materiales que no se a que ésta se ejerza de una manera restringida [...]. Las normas de re-
256 Mark S. Granouetter
Acczón económica y estructura social: el problema de la incrustación 257
corte de precios y las variantes evitan que las divisiones suministrado-
ras persigan precios monopolistas [que) en otro caso se podría permi- auditorías centrales implica una acción conjunta "de un tipo que, de
tir dada su posición exclusiva como fuente de oferta. Además, los ge- darse, raramente se presenta en la realización de actividades oficia-
rentes de las divisiones comerciales son más proclives ajas llamadas. a r
les [... (1959: 49).
la cooperación" (1975: 29). Sin embargo, en un intensivo estudio empí- Además, la baja renovación de personal característica de las oran-
rico de las prácticas de precios de transferencia, Eccles, tras haber.en- des empresas jerárquicas, con sus bien definidos mercados laborales
trevistado a casi 150 ejecutivos de 13 empresas, concluyó que no se internos y sus. ~omplicados escalafones de promoción, puede aumen-
podía aplicar ningún método basado en los costes de una manera téc- tar la probabilidad de esa cooperación evasiva. Cuando numerosos
nicamente neutral, ya que" no hay ningún criterio universal sobre qué empleados llevan mucho tiempo en la empresa se cumplen las condi-
es un coste L..[. Suelen existir problemas con los métodos basados en cioncs para que exista ~na red estable y densa de relaciones; que ten-
los costes cuando la división compradora no tiene acceso a la informa- gan co~~~ptos comparrídos: y que se construyan coaliciones políticas.
ción a partir de la cual se generan esos costes [...]. Los precios de mer- (un análisis sociopsicológico muy interesante puede verse en Homans,
cado son especialmente difíciles de determinar cuando la compra in- 1950, 19~4; ~ Pfef;,er, 1983, p~;a un estudio sobre ':la demografía de
terna obedece a una orden y no se hace ninguna compra externa de las or~anl~aclOnes ). En relación con esto, James Lincoln señala que
bienes intermedios L.,]. No hay una respuesta obvia sobre lo que es el en el tipo Ideal de burocracia weberianalas organizaciones están "ide-
margen de beneficios [. ..]» (1982: 21). El elemento político en los con- adas para funcionar independientemente de las acciones colectivas
flictos por los precios de transferencia influye intensamente en qué que puedan movilizarse a través de las redes interpersonales [ínter ..
definición de "coste" 'se acepta: "en general, cuando se considera.que nas]. La burocracia prescribe relaciones fijas entre posiciones a través
las prácticas de los precios de transferencia aumentan el poder y el es- ~e ~ascuales fl~ye~ los"que las ocupan .si~ afectar, en teoría, a las ope-
tatus de uno serán consideradas favorablemente. Cuando no es así, se Iaclo~es orgaruzativas (1982: 26). Asimismo, procede a resumir los
encontrará una infinita cantidad de buenas razones estratégicas y co- estudios que muestran, sin embargo, que "cuando la renovación es
merciales para defender su inconveniencia" (1982: 21; véase también baja, las ~elaciones adquieren un contenido adicional de tipo personal
Eccles, 1983, especialmente las pp. 26-32). Eccles señala el "hecho, en y .expresIv.oque puede, en última instancia, transformar la red y cam-
cierto modo irónico, de que muchos ejecutivos consideren que las biar las onentaciones de la organización" (p. 26).
transacciones internas son más difíciles que las externas, aunque se Hasta este momento he señalado que las relaciones sociales entre
persiga la integración vertical para lograr supuestas ventajas" (1983: las empresas son más importantes -y la autoridad dentro de las em-
28). presas lo es menos- para dotar de orden a la vida económica de lo
ASÍ,la idea sobresocializada de que las órdenes en el seno de una que supone la línea. ~e pensamiento de los mercados y las jerarquías.
jerarquía generan una obediencia fácil y que los empleados internali- l!1; argumento equilibrado y simétrico requiere que se preste aten-
zan los intereses de la empresa eliminándose cualquier conflicto con cion al poder en las relaciones de "mercado" ya las conexiones socia.
los suyos propios, no pasa el examen de estos estudios empíricos (o, les dent~o de las empresas. Asimismo, es necesario prestar atención a
para el caso, el de la experiencia de muchos de nosotros en organiza- las r~lacIones de pode~ ya que, de otro modo, mi énfasis en el papel
ciones reales). Hay que advertir además que, como muestra con espe- suavizador de las relaciones sociales en el mercado me llevaría a des-
cial claridad el detallado estudio etnográfico de Dalton, la resistencia preciar el papel de esas relaciones en la conducta del conflicto. El con-
a que los intereses de la organización invadan los personales o depar- fl~cto es una realidad obvia, que incluye desde los muy divulgados Iiti-
tamentales requiere un red extensa de coaliciones. Desde el punto de gIOS e~tre ~~presas hasta los casos ocasionales de "competencia
vista de la dirección, esas coaliciones representan la deshonestidad ge- encarnizada de los que habla alegremente la prensa económica. Así
nerada por los equipos; de ninguna manera podrían generarla indivi- da.do que el ejercicio efectivo del poder entre las empresas evita san-
duos atomizados. En efecto, Dalton afirma que el nivel de coopera- gnentas batallas públicas, entonces podemos suponer que esas bata-
ción alcanzado por los jefes de departamento para eludir las llas representan sólo una pequeña proporción de los conflictos reales
de interés. Los conflictos, probablemente, se hacen públicos sólo
Acció" económica y estructura social: el problema de [a incrustación 259
258 Mark S. Granooetter
idea de la incrustación que he ofrecido aquí. Williamson, por su parte,
cuando las partes están muy igualadas; recuérdese que esta burda explica la inhibición del "oportunismo" o la ~~shonestidad en l~ vida
igualdad fue precisamente uno de los argumentos de Hobbes sobre la económica y la existencia general de cooperacion, y orden, en la inclu-
probable "guerra de todos contra todos" en el "estado de naturaleza". sión de la compleja actividad económica en empresas jerárquicamente
Pero cuando la posición de poder de una empresa es obviamente do- estructuradas. Pero la evidencia empírica que he citado muestra que,
minante, la otra tenderá a capitular lo más pronto posible para reducir incluso, en el caso de las transacciones complejas nos encontramos
pérdidas. Esta capitulación puede no requerir una confrontación ex- . con un alto nivel de orden en el "mercado", es decir, a través de las
plícita, sino sólo una comprensión clara de lo que quiere la otra parte fronteras de las empresas, y de un correspondiente alto nivel de desor-
(corno en la bibliografía marxista reciente sobre la "hegemonía" en la den dentro de las empresas. El que esto ocurra o no, a diferencia de
vida económica; véase, por ejemplo, Mintz y Schwartz, 1985). las expectativas de Williamson, depende de la naturaleza de las rela-
Si bien se puede debatir sobre el grado exacto en el que las empre- ciones personales y de las redes de relaciones entre empresas y dentro
sas dominan a otras empresas, la voluminosa bibliografía sobre los de las empresas. De este modo, puedo afirmar que tanto el orden
consejos de dirección entrelazados, sobre el papel de las instituciones como el desorden, la honestidad y la deshonestidad, guardan más rela-
financieras frente a las corporaciones industriales, y sobre la economía ción con las estructuras de esas relaciones que con la forma de la orga-
dual, proporciona con seguridad la evidencia suficiente como para nización.
concluir que las relaciones de poder no se pueden menospreciar. Esto De aquí se derivan ciertas consecuencias respecto a las condicio-
nos ofrece otra razón más para dudar de que las complicaciones, que nes bajo las que se puede encontrar una integración vertical en lugar
surgen cuando agentes formalmente iguales negocian entre sí, se pue- de transacciones entre empresas en un mercado. Por ejemplo, rnante-
dan resolver incluyendo a todas las partes bajo una única jerarquía; de niéndose igual el resto de los factores, se pueden encontrar presiones
hecho, muchas de estas complicaciones se resuelven mediante las rela- a favor de la integración vertical en un mercado donde las emp.resas
ciones implícitas o explícitas de poder entre las empresas. participantes en una transacción carezcan de una red de relaciones
Por último, creo oportuno hacer un breve comentario sobre las re- personales que las conecten, o donde esa red desemboce en conflicto,
des de relaciones sociales tan bien conocidas por la Sociología indus- desorden, oportunismo o deshonestidad. Por otra parte, no ca~e es-
trial y de las organizaciones, ya las que se consideran muy importantes perar este tipo de presiones allí donde una red estable de relaciones
dentro de las empresas. La distinción entre la organización "formal" y medie entre las transacciones complejas y las normas generales. de
la "informal" de la empresa es una de las más antiguas de la bibliogra- conducta entre las empresas.
fía especializada y apenas resulta necesario repetir que los observado- Utilizo la palabra "presiones" en lugar de predecir que la integra-
res que suponen que las empresas se estructuran, de hecho, mediante ción vertical seguirá, invariablemente, la pauta descrita para evitar el
el cuadro oficial de la organización, son de una gran ingenuidad socio- funcionalismo implícito en el supuesto de Williamson de que la forma
lógica. La relación de esto con el presente análisis es que, mientras es organizativa más eficiente, sea cual fuere, s~rá la obsen:a~a. Ant~s ~e
verdad que la internalización dentro de las empresas produce un me- poder hacer este supuesto se deben cumplir dos condiciones mas; 9
jor manejo de las transacciones complejas e idiosincrásicas, no es, en deben operar presiones selectivas daras y poderosas a favor de la efi-
absoluto, evidente que la organización jerárquica sea la mejor explica- ciencia, y ii) algunos actores deben tener la capacidad y los recursos
ción. Sin embargo, sí puede ser que el efecto de la internalización sea para" resolver" el problema de la eficiencia construyendo una empre-
proporcionar un foco (véase Feld, 1981) para una red incluso más sa verticalmente integrada. .
densa de relaciones sociales de la que ha existido entre entidades de Williamson no describe, en ninguna parte, las presiones selectivas
mercado previamente independientes. Quizás, esa red de interaccio- que garanticen la organización eficiente de las transaccio?es. Como en
nes sea, principalmente, lo que explica el nivel de eficiencia, alto o buena parte de la nueva economía institucional, la necesidad de hacer
bajo, de la nueva forma de organización. explícitas estas cuestiones es obviada recurriendo al argumento dar-
Ahora seria útil resumir las diferencias de explicación y predicción winiano implícito de que las soluciones eficientes, al margen del modo
entre el enfoque de los mercados y las jerarquías de Williamson y la
260
Mark S. Cranovettér
Acción económica y estructura social: el problema de la incrustación 261
en que se o:~ginan, tienen un poder de resistencia parecido al que ejer-
ce la selección natura! en ~l mundo biológico. De este modo, se supo-. formas intermedias complejas entre los mercados atomizados idealiza-
ne que no t~dos los ejecutivos de los negocios "perciben exactamente dos y las empresas completamente integradas, como la cuasi empresa
sus oporrunidades económicas y responden a ellas de modo intacha- que analizamos antes en la industria de la construcción. Las formas in-
ble.?1l1 emba~go, con ~l tiempo! esos movimientos de integración termedias de este tipo están tan estrechamente ligadas a las redes de
[vertical] que tienen mejores cualidades de racionalidad (en términos relaciones personales que cualquier perspectiva que califique de peri-
?e costes ?e transacción y de economías de escala) tienden a tener me- féricas estas relaciones no podrá ver claramente qué "forma organíza-
Jo_rescuab~~des ~~ supervivencia" (Williamson y Ouchi, 1981: 389; tíva" se ha llevado a efecto. Los estudios empíricos sobre la organiza-
v~a~etam~len Wilhamson, 1981: 573-574). Pero los argumentos dar- ción industrial que existen prestan poca atención a las pautas de las
~l~~anos, m:rocados de esta manera displicente, nos llevan hacia una relaciones, en parte, debido a que los datos importantes son más difí-
vIsIO~nexce.slvam~nte optimista de cualquier institución que se anali- ciles de encontrar que los datos referidos a la tecnología y a la estruc-
ce. EIfuncIOl1<:um~nto.desupuestas presiones selectivas no es aquí ni tura de mercado, pero también porque el marco económico dominan-
un objeto de estudio 111, en absoluto, una proposición falsable es más te sigue siendo un marco de actores atomizados, por lo que las
bien, una cuestión de fe. ' , relaciones personales se perciben de hecho como friccionadas.
. Aun en el caso,de que se pudieran documentar las presiones selec-
tI~as .que hacen mas probable la supervivencia de ciertas formas orga-
ruzativas, queda por ~o.strar cómo podrían llevarse a la práctica esas
formas. ~~atal:las,l~phc~tamente como mutaciones, por analogía Can DISCUSIÓN
la evolucl~n biológica, Sl~11plementeelude la cuestión. Al igual que en
otras explicaciones Iuncionalistas, no se puede suponer automática- En este artículo he argumentado que la mayor parte de la conducta
mente SIuela solución a un problema es factible. Entre los recursos está fuertemente incrustada en el interior de redes de relaciones ínter-
necesarios para llevar a la práctica la integración vertical deberíamos personales, asimismo este argumento evita los extremos de las con-
enco_ntrar cierta me~ición d~l poder de mercado, el acceso al capital a cepciones infra y sobresocializadas de la acción humana. Aunque creo
t~aves de las ?ananClas retenidas o los mercados de capital y las cone- que esto es así en todas las conductas, aquí me he centrado en la con-
xiones apropiadas con las autoridades legales o rezuladoras, ducta económica por dos razones: i) es el "caso típico" de conducta
Allí donde las presiones selectivas son débiles (especialmente pro- que ha sido interpretada inadecuadamente, ya que los que la estudian
!=>ablese~ los m~rcados imperfectos que según Williamson producen' profesionalmente están muy comprometidos con las teorías atomiza-
mtegración vertical) y los recursos problemáticos, las configuraciones das de la acción; y ii) con pocas excepciones, los sociólogos han evita-
SO.Cl,o-es:ructuralesque he esbozado están también relacionadas con la do realizar un estudio serio de cualquier cuestión de la que se haya
eficiencia de los costes de tr~~sacc.i~n, pero no hay garantía alguna de ocupado la economía neoclásica. Han aceptado implícitamente el su-
que se vaya.a dar una solución eficiente. En esos contextos, pueden puesto de los economistas de que los "procesos de mercado" no son
llegar a ser l~1?ort~ntes los motivos para la integración no relaciona- objetos adecuados de estudio sociológico puesto que las relaciones so-
dos con la ef~clen.Cla,com? es el caso del engrandecimiento personal ciales representan únicamente un papel generador de fricción y desor-
de los altos dIrec.uvos mediante la adquisición de empresas. den sin ser de importancia central para las sociedades modernas. (Al-
. Lo ,que r~qUI.e,reel punto de vista que estoy proponiendo aquí, es gunas excepciones recientes son Baker, 1983; Burt, 1983; y White,
que l~ tnvesngacron futu~a sobre la cuestión de los mercados y las je- 1981). Normalmente, los sociólogos procuran evitar un análisis minu-
rarquias pr~ste una atención detallada y sistemática a las pautas reales cioso cuando tienen que estudiar los procesos en los que los mercados
de las rela~lones personales por las que se realizan las transacciones. tienen una importancia central. Hasta hace poco tiempo, por ejemplo,
Esta. ~tencló.n no ~ólo logrará identificar mejor los motivos de la inte- la extensa bibliografía sobre los salarios se formulaba en términos de
gracion vertical, SIllOque también facilitará la comprensión de varias "logro de renta", obscureciendo el contexto del mercado de trabajo
en el que se fijan los salarios y centrándose, en cambio, en la forma-
262 Acción econámico y estructura social: el problema de la incrustación 263
M,/rk S. Granouetter

ción y ell~~ro de los individuos (véase Granovetter, 1981, para una del trabajo revisionista de los economista~ que he criticado.~n mi aná-
ext~nsa crítica). 0, como ha señalado Stearns, la bibliografía sobre lisis de las concepciones sobre e ínfrasocíalízadas de la accion se bas.a
qu~e.n.controla la~ corporaciones ha supuesto implícitamente que el en una estrategia que podríamos denominar "revisionismo psicológi-
análisis debe realizarse en el nivel de las relaciones políticas y de los co"; es decir, un intento de reformar la teoría económica abandonan-
supuestos ge?erales sobre la naturaleza del capitalismo. Aunque se re- do el supuesto absoluto de la tOQ1.aracional de decisiones. Esta estra-
con?ce ampliamente que el modo en que las corporaciones adquieren tegia ha inspirado la "racionalidad selectiva" de L~ibenstein en s~s
capital constituye un determinante principal del control, la investiga- argumentos sobre la "X-ineficiencia" (1976), por ejemplo, y las afI~-
ción más relevante "desde principios de siglo ha eliminado ese merca- maciones de los.teóricos de la segmentación del mercado de trab~Jo
do [de capital] como objeto de investigación" (1982: 5-6). Incluso en de que los trabajadores de los diferentes segmento~ ~el merc~do tie-
~ateoría deJa~ organizaciones, donde la mayor parte de la bibliografía nen diferentes tipos de normas para la toma de decisiones, atribuyen-
ilustra los límites que Impone la complejidad de la estructura social a do la elección racional exclusivamente a los trabajadores del segmento
las decisiones económicas, apenas se han realizado intentos para de- primario-superior (es decir, trabajadores profesionales y directivos)
mostrar las repercusiones de estos límites respecto a la teoría neoclási- (Piore,1979). ., .
ca de la ~:npresa así como respecto a la comprensión general de la Yo sugiero, en cambio, que aunque el supuesto d.e 1~a~clOnraCIO-
producción o de resultados macrceconómicos tales como el creci- nal es siempre problemático, constituye una buena hipótesis de traba-
miento, la inflación yel desempleo. jo que no se debe abandonar. Lo que al analista le p~rece una co~duc-
En mi e~fuerzo por demostrar que todos los procesos de mercado ta no racional, puede serlo, y mucho, si uno se detiene .a estudia~ !as
son susceptibles ?~ a.nálisissociológico, y que ese análisis revela rasgos constricciones situacionales, especialmente las de la mcrustacion.
centrales, no periféricos, de esos procesos, me he limitado a los pro- Cuando se analiza en profundidad la situación social de los que están
blemas de la confianza y la deshonestidad. Asimismo, he usado el ar- en los mercados de trabajo no profesionales, su conducta parece me-
gumento de "los mercados y las jerarquías" de Oliver Williamson para nos la aplicación automática de normas "culturales" y más ,:~a. res-
ilustra: c<?mola perspectiva de la incrustación genera comprensiones puesta racional a su situación presente (como es el. cas,odel análisis de
y ~r~dlcclOnes ,?lfe~~nt~s d?, las de los economistas. La perspectiva de Liebow, 1966). Los directivos que eluden las auditonas y luchan por
Wrlhamso~ es reVISI?111sta.en el contexto de la economía porque no la determinación de precios dentro de la empresa no .están actuand?
menosprecia ~asconsl~~raclOnes transaccionales e institucionales típi- racionalmente en un sentido económico puro, en términos de la maxi-
ca~ del trabajo neoclásico. En este sentido, puede parecer que está mización de beneficios de su empresa; pero cuando se analizan su po-
.mas emparentada con una perspectiva sociológica que con los argu- ~ición y ambiciones en las redes entre emp~esas y las co~~ciones políti-
mentos economicos al uso. Pero la fuerza principal de los "nuevos cas entonces su conducta sí que se puede mterpretar facilmente.
economistas institucionales" es desviar el análisis de las instituciones 'Además, el hecho de que esa conducta sea racional o inst~ument~
d~ la argumentación sociológica, histórica y legal y mostrar, en cam- se puede percibir enseguida si no~,damo~ c,:~nta de que no. ~olo persi-
bi?, que surge~.como una solución eficiente de los problemas econó- gue metas económicas, sino también sociabilidad, aprobación, es_t:atus
micos. Esta ~l~lón y el fuerte funcíonalismo que implica, desanima a y poder. Los economistas rara vez perciben estas metas C,?ffiOraclon~-
hacer un análisis detallado de la estructura social que, de acuerdo con les, en parte como señala Albert Hirsc~man (1977), debido a la ~;bl-
lo que he argumentado aquí, es la clave para comprender cómo han traria separación histórica durante los siglos XVII y XVIII entr~ las pa-
llegado a su estado actual las instituciones existentes. siones" y los "intereses", estos últimos connotando :~clusIvamente
Como los argumentos de la elección racional están construidos ex- motivos económicos. Esta manera de entender la cuestión ha llevado a
clusivamente en referencia a individuos y a metas económicas no es- los economistas a especializarse en el análisis de la conducta motivada
tán e~ consonancia con la posición de la incrustación que aquí expon- sólo por el "interés" ya suponer que los otros ~otivos se en_marcan en
go '. SlO embargo, en una formulación más general de la elección esferas diferentes organizadas de forma no racional; de aquí el comen-
racional, las dos perspectivas tienen mucho en común. La mayor parte tario tan citado de Samuelson de que "muchos economistas separan la
Acáón econámica y estructura social: el problema de la incrustacián 265
264 Mark S. Granovetter

corporaciones de desplazar el riesgo de las fluctuaciones cíclicas de la


economía de la sociología sobre la base de la conducta racional e irra- demanda o de las actividades inciertas de 1+D; de este modo, los fraca-
cional" (1947: 90). La noción de que las influencias sociales hagan sos de estas pequeñas unidades no afectarían de forma adversa a las ga-
desc~r:i~ar la ~le~ci.ónracion~, ha desalentado durante mucho tiempo nancias de las grandes empresas. Sugiero que las pequeñas empresas de
al análisis sociológico de la vida económica y ha llevado a los econo- un mercado deben, no obstante, persistir, ya que una densa red de rela-
mistas revisionistas a reformar la·teoría económica centrándose en ciones sociales se superpone a las relaciones de negocios que conectan
una psicología ingen~a. Mi argumento aquí, es que por muy ingenua esas empresas de forma que reducen las presiones para la integración.
que pueda ser esa psicología, no es ahí donde reside el problema fun- Esto no excluye el desplazamiento del riesgo como explicación con
damental, sino más bien en el menosprecio de la estructura social. cierta validez aparente. Sin embargo, la explicación de la incrustación
Por último, debo añadir que el nivel de análisis causal adoptado puede ser más útil para explicar el elevado número de pequeñas empre-
en el ar~umento de la incrustación es bastante inmediato. Tengo poco sas que no se caracterizan por tener un esta tus periférico u orbital.
que decir sobre cuáles fueron las circunstancias generales, ya sean ma- (Para un análisis del sorprendente nivel de empleo en las pequeñas em-
croestructurales o históricas, que han llevado a los sistemas a desarro- presas, véase Granovetter, 1984). Esta explicación se limita a las causas
llar ~as caracterís;i~~s socioestructurales que tienen, por lo que no he próximas; y lógicamente conduce, aunque no proporciona la respuesta
realizado este análisis para responder a las grandes cuestiones sobre la
a las preguntas: por qué, cuándo y en qué sectores el mercado muestra
natur~le~a de la so~iedad moderna o las fuentes del cambio político y diversos tipos de estructura social. Pero estas preguntas, que enlazan
econorruco. Pero SI me he centrado, deliberadamente en las causas con un nivel más macro de análisis, no surgirán si antes no tenemos en
próximas, ya que estas grandes cuestiones no se pueden abordar de
cuenta la importancia de la estructura social en el mercado.
una forma satisfactoria sin una comprensión más detallada de los me- El análisis de los mercados y las jerarquías, por importante que pue-
canismos por los 9u.e se produce el cambio en general. Mi objetivo es da ser, lo presento aquí fundamentalmente como ejemplo ilustrativo.
que uno de los mas Importantes y menos analizados de estos mecanis- Creo que el argumento de la incrustación tiene una aplicabilidad muy
mo;, :s el impacto de esos cambios en las relaciones sociales en las que general. Demuestra no sólo que existe un espacio para los sociólogos en
esta incrustada la vida económica. Si esto es así, sin una correcta com- el estudio de la vida económica, sino también que se requiere imperio-
prensión de estas relaciones no se puede establecer ningún vínculo samente su perspectiva en este ámbito. Al evitar analizar los fenómenos
adecuado entre las teorías de nivel micro y las de nivel macro. del centro de la teoría económica normal, los sociólogos se han aparta-
La cuestión de los mercados y las jerarquías ilustra correctamente do innecesariamente de un aspecto muy importante de la vida social y
el uso del análisis de la incrustación en la explicación de las causas de la tradición europea -derivada especialmente de Max Weber-,
pró~i~as d~ las pautas relevantes en el nivel macro. El grado de inte- que percibe la acción económica como una categoría especial, aunque
graC10nvertical y las razones de la persistencia de las pequeñas empre- importante, de la acción social. Espero haber demostrado aquí cómo
sas que operan en el mercado no son sólo preocupaciones exclusivas este programa weberiano es consistente con algunas ideas de la sociolo-
de la organización industrial, sino que interesa a todos los estudiosos gía estructural moderna, al mismo tiempo que las desarrolla.
de las instituciones del capitalismo avanzado. Otras cuestiones simila-
r~s surgen en el análisis de la "economía dual"; del desarrollo depen-
dle?te; y de la naturaleza de las élites de las empresas modernas. El
eclipse de las pequeñas empresas por parte de las corporaciones gi-
gantes, se analiza normalmente en términos generales macroeconómi- BIBLIOGRAFÍA
cos o macropolíticos y apenas se le presta atención a las causas socio-
Akerlof, George (1983), "Loyalty Filters", American Economic Reoieio, 73 (1),
estructurales más próximas.
L?s analistas de la ec:onomía dual han sugerido, con frecuencia, pp. 54-63.
Alchian, Armen y Harold Demsetz (1973), "The Property Rights Paradigm" ,
por ejemplo, q~; la 'per.sl~tencia d~ elevadas cantidades de pequeñas [ournal of Economic History, 33 (marzo), pp. 16-27.
empresas en la periferia se explica por la necesidad de las grandes
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