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16. Lo mismo podemos decir del Génesis, el cual contiene grandes verdades morales, mas ocultas tras
figuras materiales, las cuales, tomadas al pie de la letra, resultan tan absurdas como si creyésemos en la
veracidad de las escenas y los diálogos atribuidos a los animales de nuestras fábulas.
Adán personifica a la Humanidad. Su falta simboliza la debilidad del hombre, en el que predominan los
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instintos materiales a los cuales no sabe hacer frente.
El árbol de la vida constituye el emblema de la vida espiritual, así como el árbol de la ciencia simboliza
la conciencia que el hombre adquiere del bien y del mal mediante el desarrollo de su inteligencia y de su
libre arbitrio, en virtud del cual elige entre ambos. Él señala, además, el momento en que el alma del
hombre deja de guiarse exclusivamente por sus instintos, toma posesión de su libertad y aprende a
responsabilizarse por sus actos.
El fruto del árbol representa el objetivo de los deseos materiales del hombre, muestra su envidia y
concupiscencia. Resume, en una misma imagen, las causas que conducen al mal; comer es sucumbir a la
tentación. Este árbol crece en el jardín de las delicias para enseñarnos que la seducción se halla en el
seno mismo de los placeres, y para recordarnos que si el hombre da preponderancia a los goces
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materiales se aferra a la tierra y, por lo tanto, se aleja de su destino espiritual.
Cuando se amenaza al hombre de muerte, si infringe la prohibición que le ha sido hecha, se le está
advirtiendo de las consecuencias físicas y morales que acarrea la violación de las leyes divinas que Dios
ha grabado en su conciencia. Es evidente que no se refiere a la muerte corporal, ya que después de su
falta, Adán vive aún mucho tiempo, sino a la muerte espiritual o a la pérdida de los bienes que resultan
del progreso moral. Su expulsión del jardín de las delicias es la imagen de esa pérdida.
18. El versículo que dice: “Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día”,
nos presenta una imagen inocente y hasta pueril, que la crítica no tardó en juzgar así,
mas en la cual nada hay que deba sorprendernos, si conocemos la idea que los hebreos primitivos tenían
de la Divinidad. Para esas inteligencias poco adelantadas incapaces de concebir abstracciones, Dios
debía revestir una forma concreta, ya que todo lo relacionaban con la Humanidad, único punto
conocido. Moisés les hablaba como a niños, mediante imágenes sensibles. En este caso específico
encontramos al poder soberano personificado, del mismo modo que los paganos lo hacían, con figuras
alegóricas, respecto a las virtudes, los vicios y las ideas abstractas. Más tarde, los hombres despojaron a
la idea de una forma, al igual que el niño, al convertirse en adulto, busca el sentido moral de aquellos
cuentos que acunaron su infancia. Tomemos a este pasaje, entonces, como una alegoría de Dios
protegiendo por sí mismo a los objetos de su creación. El gran rabino Wogue lo traduce así: “Oyeron la
voz del Eterno Dios, que venía de donde nace el día, recorriendo el jardín.”
Item 22-(S.E.B. Y O.F.)
22. —Lo que es una dificultad insuperable para la
teología, el Espiritismo lo esplica sin dificultad alguna,
y de un modo racional por la anterioridad del alma y
la pluralidad de las existencias; ley sin la cual todo es
misterioso y anómalo en la vida del hombre. En efec
to, concedamos que Adam y Eva habiar vivido ante
riormente, y todo quedará justificado. Dios no les ha
bla ya como á niños, sinó como á seres en estado de
comprender, y que le comprenden; lo cual seria una
prueba evidente de que yá sabian de antemano muchas
cosas. Admitamos, además, que hayan vivido en un
mundo más adelantado y ménr.s material que el nues
tro, donde el trabajo del Espíritu suplía al trabajo
corporal; que por su rebelion contra la lev de Dios,
figurada por la desobediencia, hayan sido expulsados
de él y relegados por castigo á la tierra, donde el hom
bre, á .consecuencia de la naturaleza del globo , está
obligado al trabajo corporal; Dios en estas circunstan
cias podría decirles con razon: En el mundo donde
vais á vivir en lo sucesivo, «cultivareis la tierra y sa
careis de ella vuestro alimento con el sudor de vuestra
frente.» Y á la mujer: «parirás con dolores,» porque
tal es la condicion de ese mundo. Capítulo XI, nú
meros 31 y siguientes.
El paraiso terrestre, cuyos rastros se han buscado
inútilmente en la tierra, seria en este caso la figura
del mundo feliz donde había vivido Adam, 6 más bien
la raza de Espíritus en él personificada. La expulsion
del paraiso marca el momento en que estos Espíritus
han venido á encarnarse entre los habitantes de este
mundo, y el cámbio de situacion que ha sido la con
secuencia. El ángel armado con una espada flamígera
que prohibe y defiende la entrada del paraiso, simboli
za la imposibilidad en que están los Espíritus de los
mundos inferiores de penetrar en los superiores antes
de haberlo merecido por su purificacion. (Véanse en
el capítulo subsecuente, los párrafos 9 y siguientes.) Éste aparece como Item 22