Está en la página 1de 19

PRIMER CONJUNTO. CLASE 1 SEMINARIO.

“SIMBÓLICO, IMAGINARIO Y REAL” Florencia Surmani

https://open.spotify.com/episode/1avZPDNNoGpXOFr9xYiWLm?si=d4d52748415d4498

Textos: Lacan, J., Seminario 3: capítulo IV: parágrafo 3; cap. V: par. 2. Introducción a los tres

registros de Fabián Schejtman “Clínica psicoanalítica y ética”

Hola a todos, todas, todes. No digo buenos días, buenas tardes, buenas noches, porque no

sé cuándo ustedes van a estar escuchando este audio. Mi nombre es Florencia Surmani, soy

JTP de la cátedra y hoy tengo el gusto de darles la bienvenida a este ciclo de clases virtuales,

de seminarios, en este momento tan singular por el que estamos pasando.

En este primer conjunto temático, los seminarios estarán dedicados a desarrollar nociones

introductorias psicoanalíticas. Verán en el cronograma que en cada clase se trabajarán

distintos temas que van a servir de base y apoyo a lo que luego iremos trabajando a lo largo

del año. Dado que es una clase oral, obviamente no tengo un pizarrón para mostrarles, es

una clase oral para hacer oída y no puedo contar con el pizarrón, iré señalando algunos

gráficos que luego ustedes tendrán a disposición en un archivo que les mandaremos.

[Archivo]

Para la clase de hoy, tenemos como tema lo simbólico, lo imaginario y lo real, lo que se

conoce como los tres registros en la obra de Lacan.

Ustedes tienen como bibliografía obligatoria dos capítulos del Seminario 3 : el cap. 4

parágrafo o punto 3 y del capítulo 5 parágrafo o punto 2; yo agregare algunos textos que me

servirán de apoyo para la clase: uno es “Una introducción a los tres registros” que es de

Fabián Schejtman que lo encuentran en el libro de la cátedra “Psicopatología clínica y ética” y

también me voy a servir de algunos seminarios o conferencias de Lacan que no se las voy a

nombrar ahora, se la iré nombrando a medida que las vaya mencionando, que las vaya

citando para no abrumarlos con tanta información ahora.

Pasemos entonces a los tres registros. Podemos decir que los tres registros recorren toda

la enseñanza de Lacan. Es un trípode, así lo llama Schejtman en el texto que les mencioné, es

1
un trípode que sirve de apoyo a sus elaboraciones teóricas. Verán que nos servirán tanto para

abordar los conceptos introductorios psicoanalíticos como las elaboraciones respecto al

diagnóstico que iremos trabajando a lo largo del año.

En una conferencia titulada “Lo simbólico, lo imaginario y lo real”, una conferencia que da

Lacan que coincide prácticamente con lo que Lacan sitúa como el comienzo de su enseñanza,

que es llamado “Discurso de Roma”, en esa conferencia “Lo simbólico, lo imaginario y lo real”,

Lacan plantea que los tres registros son, o que estas tres dimensiones no sólo atañen a la

experiencia analítica, sino que son los registros esenciales de la realidad humana, así lo

dice:” registros esenciales de la realidad humana”.

Entonces, tanto la experiencia analítica como la realidad humana pueden recortarse con

estos tres registros o con estas tres dimensiones. Vale aclarar que estos tres registros, que

Lacan elabora y plantea a lo largo de su enseñanza, no es lo que suele llamarse “ los tres de

Freud”. No coinciden uno a uno con lo que suele llamarse inconsciente, preconsciente y

consciente, ni tampoco con la segunda tópica en su tripartición de yo, superyó, ello.

Empecemos por lo imaginario. Primero porque por algún punto hay que empezar y

además porque quizás lo imaginario a simple vista pareciera lo más cercano a nuestra

experiencia.

¿Con qué contamos para abordar el registro de lo imaginario?, ¿qué elementos nos

permiten abordarlo? Rápidamente, podemos decir que podría ser el campo de las imágenes,

que no estaría mal pero ahí tendríamos que poder definir a qué llamamos “imágenes”.

Entonces podemos usar, o servirnos para abordar lo imaginario el campo de la etología, a la

que Lacan recurre. El campo de la etología que es la rama de la biología que estudia el

comportamiento de la conducta de los animales; estudia la conducta, la adaptación al medio

que en los animales se da por la vía del instinto. En la mayoría de los animales, excepto quizás

en los animales domésticos, el instinto está íntimamente ligado a la imagen. Es lo que se

llama la impronta, pattern. O sea, la imagen, el pattern, el patrón desencadena el instinto.

Tomemos por ejemplo lo que sucede en el comportamiento innato, ese que está

genéticamente preparado y que se desencadena ante una señal, por ejemplo una imagen o

un movimiento sin experiencia previa. Entonces esa imagen que está ligada, que

desencadena el instinto, sobre todo lo hace a todo aquello que supone la supervivencia de la
2
especie que se da fundamentalmente en dos campos: en el campo de la alimentación y en el

campo de la reproducción.

¿Cómo sería este instinto que se desencadena mediante una señal sin experiencia previa

por ejemplo en el campo de la alimentación? Hay un pájaro que tiene por ejemplo en su pico

un punto rojo, y en el momento en que los pichones ven ese punto rojo se ponen a picar en

ese punto rojo y ahí es el padre, el pájaro padre lleva a su comida en el buche, en el pico y

una vez que los pichones picotean en ese punto rojo el padre regurgita, saca la comida y ahí

pueden alimentarse.

Entonces ahí nadie les enseña a esos pichones que tienen que picar en ese punto rojo, eso

está preparado por el instinto.

Pensemos en el campo de la reproducción; por ejemplo, el pavo real macho, que despliega

sus plumas en el cortejo para desencadenar la conducta sexual en la hembra. Bien, por un

lado podemos decir que estos ejemplos muestran la eficacia de lo imaginario en los animales;

podemos ver también o podemos saber digamos, que en ese terreno puede darse la

dimensión del engaño. Por ejemplo, el camuflaje: en la vía de la imagen se puede engañar, o

incluso en una conducta. Parece que los pájaros ponen los huevos y gritan en un lugar; el tero

pone los huevos en un agujero y grita en otro lugar, pero puede engañar poniendo los huevos

en un agujero y gritando en el mismo lugar. Puede haber un engaño al otro, pero el otro

cómo está preparado con un sólo código puede ser engañado.

[07:28] Dijimos que estos ejemplos muestran la eficacia que tiene la imagen en los

animales y además muestran que en el animal, los registros de lo real y de lo imaginario se

encuentran anudados. Se encuentran anudados sin mediación simbólica, exceptuando a los

animales domésticos que ya están atravesados y trastocados por el lenguaje. Vale destacar

que este real animal no es igual al real humano. Pero si volvemos al ejemplo del pavo real, o a

esta idea de que el instinto funciona para la supervivencia de la especie, sobre todo en la

alimentación y en la reproducción, podemos preguntarnos si funciona así en el ser humano.

¿Hay en el ser humano patterns, improntas que desencadenen, por ejemplo, la conducta

sexual? Basta la experiencia propia para darse cuenta de que no.

Pero si queremos ser un poco más prolijos y tomamos la obra de Freud, sobre todo “Tres

3
Ensayos” veremos que no hay nada natural en la sexualidad humana, sobre todo porque no

hay un objeto natural en el campo de la sexualidad. Esto es fundamental, es lo que Lacan va a

llamar más adelante no hay relación sexual, que quiere decir que no hay proporción sexual,

por ejemplo en este punto donde no hay un objeto determinado innatamente para la

sexualidad, para el ser humano. Esta cuestión que les decía es fundamental, esto de que “no

hay relación sexual” que la vamos a trabajar durante todo el año y sobre todo cuando

lleguemos al cuarto conjunto temático.

Entonces, retomando, en el ser humano la relación entre real e imaginario está

atravesada, mediada y trastocada por lo simbólico, así lo vamos a trabajar. Y es más,

sobre todo en esta primera época de la enseñanza de Lacan, no mencioné pero, me voy a

situar sobre todo en lo que se llama la primera enseñanza de Lacan, que es en los años 50, en

sus primeros diez seminarios, más o menos hasta el seminario 10, no solo la relación entre

real e imaginario está atravesada, mediada y trastocada por lo simbólico, sino que lo

simbólico va a ser fundamental, va a ser lo primordial, va a tener primacía sobre los otros dos

registros, sobre lo real y lo imaginario. Pero ahora voy a llegar a eso.

Entonces dijimos que un modo de abordar lo imaginario era el campo de las imágenes.

También dijimos que el campo de la etología nos servía, y otro modo de abordar lo imaginario

es en relación con el semejante, en la relación con el otro, con el par. Ahí podemos ubicar la

relación entre el yo y el otro (a-a’); lo que Lacan llama la relación con el otro con

minúsculas o la relación con el otro especular.

El otro con minúsculas va a ser ese otro semejante y el otro especular que son sinónimos,

se llama especular porque va a estar en juego en esta relación la dimensión del espejo que

ustedes van a trabajar en las siguientes clases, sobre todo en la lógica de la constitución del

yo y en el estadio del espejo.

Si toman el gráfico 1 que yo les voy a pasar, van a ver ahí esa relación entre el yo y el otro

minúsculas, entre el yo y el semejante, y van a ver que ahí vamos a ubicar una relación

imaginaria, una relación a la imagen del otro. Y esa relación va a ser fundamental porque

el yo se va a definir, se va a constituir en relación a esa imagen, a esa imagen que le devuelve

su semejante, o que el niño o la niña puedan ver frente al espejo, y esa relación, esa imagen

que se le devuelve va a constituir su Yo.


4
Pero vamos a ver en un rato, y ustedes lo van a trabajar en las próximas clases, esa

dimensión, esa relación imaginaria, si bien es fundamental, esa imagen que me devuelve mi

semejante es fundamental, no va a alcanzar, va a ser necesario que esa relación con el

semejante este mediada, sostenida y determinada por otro, un Otro que lo sostenga

desde lo simbólico. En un rato me voy a meter con eso.

Entonces esa imagen que el otro devuelve va a ser fundamental, esa relación imaginaria

entre el yo y el semejante. En esa relación pueden pasar varias cosas: podemos poner ahí

ciertos sentimientos, el amor, el odio, la agresividad, la competencia. No digo que el amor y el

odio, sobre todo, sean imaginarios, tienen una dimensión imaginaria, van a tener una

dimensión simbólica y otra real, pero uno podría decir en esa relación con el semejante

pueden suceder esas cosas.

¿Con qué nos encontramos en esa relación imaginaria que es muy importante para la

constitución de la imagen del cuerpo, del yo? Pero que, también encontramos que en esa

relación imaginaria o que toda relación de dos lleva, tarde o temprano, al conflicto.

Entonces, si esa relación tarde o temprano lleva al conflicto, va a ser necesario la

dimensión del pacto, de la ley. La ley vamos a decir ahora en tanto texto escrito. Entonces,

esa dimensión del pacto y de la ley va a funcionar como una dimensión tercera. Esa posición

tercera va a ser fundamental para mediar esa relación de dos, pero no solo es una relación

de mediación sino que también es fundante. Es fundante y además es primera, primera

lógicamente, lógicamente primera.

Entonces, en ese lugar tercero, en ese lugar del pacto, de la Ley, vamos a ubicar ahí a lo

simbólico. Y si toman el Gráfico 2 que les envío vamos a dar un paso más: No solo vamos a

ubicar lo simbólico en ese lugar tercero, sino que vamos a animarnos a escribir ahí al Otro

5
con mayúscula. Tenemos al otro semejante de la relación imaginaria, a mi par, que ahí lo

vamos a escribir con minúscula, y a este Otro simbólico, este Otro que ahora vamos a ver de

qué está hecho, este Otro de ese lugar tercero del pacto de la ley, lo vamos a escribir con

mayúscula.

Lo van a ver anotado con la A mayúscula, porque en francés otro se escribe con a (autre). Y

ese va a hacer ese lugar tercero de pacto, de ley.

[14:32] Llegados a este punto, vamos a adentrarnos entonces, ahora sí, en lo simbólico. En

ese lugar tercero, que dijimos que es fundante, podemos ubicar como el hombre, la mujer, el

ser humano nace en un medio de lenguaje. Así lo va a plantear Lacan.

Antes del nacimiento biológico del sujeto, y aún más diríamos, antes de la concepción del

sujeto, ya hay un discurso, un nombre, palabras que esperan al sujeto. Voy a aclarar ahora

que estoy usando el término sujeto más que nada en el sentido común, en el sentido usual

del término castellano. Después quizás señale cuando lo diga en términos psicoanalíticos.

Conocerán ustedes el estado de inermidad, de invalidez en el que nace el ser humano por

su prematuración biológica. La prematuración del nacimiento hace que, por el hecho de

tener que salir por el canal de parto antes de que muchas de las funciones fundamentales

para la supervivencia, de las funciones neurológicas estén maduras. Esa prematuración hace

que el otro de los primeros cuidados, así lo llama Freud en “Interpretación de los sueños”,

auxilia al recién nacido no sólo con los alimentos sino con palabras. O sea que el otro

6
auxilia al niño, a la niña allí donde el instinto no alcanza para la supervivencia. Para la

supervivencia, el ser humano necesita de ese otro de los primeros cuidados. Habrán

escuchado del hospitalismo y el marasmo, de esos niños o niñas que son alimentados en los

primeros días, las primeras horas de vida sin que nadie les hable o sin que nadie los aloje

amorosamente, subjetivamente. Vamos a ver como lo plantea Lacan en un Seminario, yo les

dije que iba a tomar algunas otras referencias aparte la bibliografía obligatoria que ustedes

tenían. Esta es una referencia del Seminario 1, del capítulo 12, la página 237 (no hace falta

que lo tengan, sólo quería mencionarlo porque me parece ahí que Lacan lo ubica bien). Lacan

dice ahí: “Por una necesidad vital el medio del hombre es un medio simbólico”, o sea, por esa

necesidad vital qué es la prematuración, el medio ambiente del hombre, a de la mujer

obviamente, es un medio simbólico. Así dice Lacan “ el lenguaje se encuentra adherido a las

primeras experiencias”. O sea que ya en las primeras experiencias el lenguaje está adherido

y es fundamental. Pero como dijimos, no solo en esas primeras experiencias del momento

del nacimiento sino lo simbólico está antes. Antes y en esas primeras experiencias el ser

humano se encuentra bañado del lenguaje, en esas primeras marcas que van a ser

otorgadas por ese Otro con mayúscula, esas primeras marcas que serán fundantes en la

constitución subjetiva.

Podemos pensar esas primeras marcas y podemos tomar como algo paradigmático de

esas primeras marcas, el nombre. En ese mismo capítulo del Seminario 1 que les decía,

Lacan sostiene, en la página 235 que: “un nombre por confuso que sea designa una

determinada persona y en esto consiste estrictamente el paso al estado humano. Deviene

humano cuando entra en la relación simbólica”. Entonces, ese nombre designa a una

persona, lo define y lo hace entrar al estado humano.

Entonces, no sólo tenemos la relación imaginaria, sino que también tenemos una

relación simbólica. Esta relación simbólica para Lacan es eterna. Primero, porque está antes

y después de la existencia biológica del ser humano; en el mejor de los casos antes de nacer

hay un nombre esperándolo, y uno podría decir el nombre también puede estar después de

la muerte biológica, por ejemplo en una lápida, en un registro civil. Y esta relación simbólica,

además de ser eterna, como dijimos, introduce un elemento tercero. Lacan va a decir que es

un elemento que sitúa a las dos personas presentes de otro modo, las hace pasar a otro

plano, los modifica.


7
Voy a leer algo que me parece que ahí lo muestra bien esto, cómo es la relación entre dos

seres humanos, que podríamos pensar que sería una relación de a dos como dijimos con un

semejante, con otro ser humano digamos, se modifica en el punto donde se introduce este

elemento tercero que es lo simbólico. En la página 236 del Seminario 1, Lacan dice “el solo

hecho de definirme en relación a un señor como su hijo y definirlo a él como mi padre, hay

algo que, por inmaterial que parezca, tiene tanto peso como la generación carnal que nos

une”.

[20:11] Entonces tenemos un generación carnal, biológica si ustedes quieren, genética, de

que un ser salga de otro ser, o que un hijo sea un hijo biológico de un padre o de una madre

pero dice “en el punto en que yo me defino como su hijo y él (o hija) y él se define como mi

padre” ahí se produce hay una relación que, aunque sea inmaterial, pesa más que la

generación carnal biológica. Lacan sigue la cita y dice “pesa incluso prácticamente más en el

orden humano pues, incluso antes de hallarme en condiciones de pronunciar las palabras

padre e hijo (o sea cuando soy tan chiquita que ni siquiera puedo decir padre o papá), incluso

antes de hallarme en condiciones de pronunciar las palabras padre e hijo, y aun cuando él

esté tan viejo y ya no pueda pronunciar esas palabras (por ejemplo porque tiene una

demencia y ya no puede hablar tiene alguna afasia y ya no puede hablar o incluso que no

reconoce a sus hijos), todo el sistema humano en torno nuestro nos define ya con todas las

consecuencias que ello implica como padre e hijo”.

O sea, aún antes de que yo pueda usar la palabra y hablar y decir “padre” y reconocerlo

como padre, y aún después que él ya no pueda hacerlo porque este tan viejo, todo el orden

humano, todo el sistema humano nos define. Nos define como padre e hijo, con todas las

consecuencias que eso tiene en el campo de lo simbólico, con todas sus legalidades, por

ejemplo las herencias, etcétera.

Por lo tanto, dicen Lacan, “la dialéctica del yo y el otro semejante es trascendida,

situada en un plano superior por la relación con el Otro (vamos a poner el otro con

mayúscula), por la sola función del lenguaje”. O sea, el hecho de usar el lenguaje de lo

simbólico, trasciende, modifica, trastorna y organiza en un campo de la legalidades esa

relación con el semejante.

Bien. Entonces voy a destacar esto: lo simbólico es inmaterial, pero aun siendo
8
inmaterial es lo que nos funda como sujetos, y aquí voy a usar el sujeto en términos más

acordes al psicoanálisis. Un sujeto que está constituido por esas marcas que vienen

(vamos a llamarlo ahora así), de ese Otro con mayúsculas, ese Otro de lo simbólico, que

produce esas primeras marcas. Ahora bien, ese Otro que dijimos que es simbólico, ese Otro

con mayúscula va a ser necesario que esté encarnado. Y no solo encarnado en el sentido de

que tenga, sea o tenga un cuerpo de carne y hueso, sino además porque esa encarnadura se

vehiculizan deseos, goces, que van a ser parte de esas marcas.

Entonces continuó un poquito más. Lacan dice en la página 238, sigo con el mismo capítulo

del Seminario 1: “Todos los seres humanos participan en el universo de los símbolos, están

incluidos en él y lo sufren mucho más de lo que lo constituyen, son mucho más sus soportes

que sus agentes”. De esta cita quisiera destacar dos puntos: Por un lado, que es fundamental,

que Lacan ahí señala que “sufrimos y padecemos lo simbólico”. Como señala más adelante,

y lo van a trabajar en el Seminario 23, Lacan va a decir que “el lenguaje es un cáncer que nos

parasita”. Sabemos lo que es tener ahora un parásito en esta época de pandemia, lo que

implica tener un parásito en el cuerpo, el virus que se mete y parásita nuestro cuerpo.

Pero entonces, sufrimos y padecemos lo simbólico, y eso lleva a otro punto que me

interesa destacar, y que Lacan señala en esa cita que leí que “no somos agentes del

lenguaje”. No somos agentes de lo simbólico, lo simbólico nos determina. No usamos el

lenguaje a nuestra voluntad, lo sufrimos, no lo constituimos sino que lo padecemos.

Entonces, no usamos el lenguaje nuestra voluntad, tal como nos enseña un lapsus, un acto

fallido, que es precisamente el descubrimiento freudiano: Un acto fallido, un lapsus, un

síntoma, un sueño es un mensaje cifrado y da cuenta que uno no es agente de lo

simbólico, sino que lo simbólico habla en nosotros, y que ese mensaje está

estructurado como lenguaje. Ya lo van a ir trabajando así. Actúa como lenguaje, según las

leyes que Jakobson1 aisló, como metonimia y metáfora, no me quiero detener en eso, pero

ahí ubicamos como en el lapsus uno cree que va a decir algo y dice quizás lo opuesto.

Entonces, no somos agentes del lenguaje, no lo constituimos, sino que somos llevados,

determinados por ese lenguaje, por lo simbólico.

En este punto, podemos ubicar en esta cuestión del descubrimiento freudiano, lo que

1 Jakobson, Roman - Dos aspectos del lenguaje y dos tipos de trastornos afásicos (1956)
9
Lacan consideró su retorno a Freud, que no voy a tener mucho tiempo de desarrollarlo, pero

que supone recuperar el valor de lo simbólico en la experiencia analítica, en el

fenómeno clínico. Cuestión (el valor de lo simbólico) que según Lacan había sido dejado de

lado por los autores que siguieron a Freud, a quienes llama los post freudianos.

Continuamos con lo simbólico, nos podemos preguntar ¿de qué está hecho lo simbólico?

Podemos decir, por lo menos que en la primera época de la enseñanza de Lacan, lo

simbólico está hecho de palabra y de lenguaje. Si bien el lenguaje va a ser lo paradigmático

de lo simbólico, no quiero dejar de destacar algunas cuestiones fundamentales del campo de

la palabra para poder también abordar algo de lo simbólico.

Cuando digo palabra, no me refiero a las palabras de la lengua en el sentido de los

vocablos, sino a lo que Lacan va a llamar el acto de la palabra, y lo que va a llamar también

la palabra plena. Me interesa destacar del campo la palabra un punto que es fundamental

para la relación simbólica que venimos planteando, por ejemplo, el acto de nombrar, no sólo

con un nombre de pila sino con lo que Lacan llama el tú eres. En esa relación simbólica, en

esa marca que viene del Otro, no sólo se va a poner un nombre de pila sino lo que Lacan

llama “tú eres”: Tú eres María, tú eres Juan, tú eres la luz de mis ojos, tú eres lo peor que me pasó.

Cada uno portara esas marcas, ese tú eres va a fundar al sujeto del inconsciente, el sujeto

del inconsciente que no es simbólico, sino más bien es un efecto de lo simbólico. Un sujeto

que Lacan va a decir en algún lado, que no sabe ni lo que es ni lo que dice. No hay un ser, no

hay un significante que nombre puramente al sujeto, que lo signifique en su completud. Pero

además no sabe lo que dice porque dice según esas marcas, y el fenómeno inconsciente da

cuenta de eso. Y además podemos decir que ese sujeto del inconsciente no es igual al Yo. Eso

lo irán trabajando en la clase siguientes.

[28:01] Ese tú eres supone también la dimensión del reconocimiento, que Lacan luego va

a criticar bastante a lo largo de su enseñanza, pero vale la pena ubicarlo, porque cuando

trabajamos el segundo conjunto de Psicosis va a tener su lugar ahí.

Como les dije, no sabemos nada de ese tú eres, salvo por los síntomas: los sueños, los actos

fallidos en la neurosis. En la psicosis nos anoticiamos de otra manera de ese tú eres. En el

campo de la palabra, también quiero destacar lo que Lacan llama la palabra plena: es la

palabra que hace acto, dice Lacan, una vez dicha no es igual los dos participantes que están
10
en juego. Por ejemplo, el acto performativo de jurar: uno se recibe y dice sí juro pasa de ser

estudiante a, por ejemplo, Licenciada en Psicología. Pero no siempre es en los actos

performativos del habla, sino que hay palabras que tienen ese peso, que dan cuenta de esas

marcas del sujeto, que vienen del Otro. Pero como les decía, si bien es cierto que lo que va a

terminar consolidándose como lo esencial de lo simbólico va a ser el campo del lenguaje,

pero no quería dejar de mencionar esto que les decía.

Pasemos entonces ahora al lenguaje. Entendemos por lenguaje lo que Saussure formalizó

como el sistema de la lengua, que está compuesto por el signo, que a su vez se conforma por

el significante y el significado. Es cierto que Lacan va a tomar el signo de Saussure 2 para

subvertirlo, va a hacer algunas modificaciones, no voy a tener tiempo de desarrollarlo ahora,

pero lo principal es que le da la primacía al significante y desanuda una relación biunívoca

entre el significante y el significado.

Repasemos mínimamente las nociones de significante para tener en cuenta lo que vamos a

trabajar. Por un lado el significante se define por oposición y diferencia, un significante es

lo que los demás no son: día se opone a noche, pero se opone a mesa, a buenos días, se

opone a mi mamá me mima, no se trata de antónimos esa oposición. Si el significante se

define por oposición y diferencia, además eso quiere decir que por sí solo no significa nada.

Necesitamos otro significante, necesitamos su oposición para poder aproximarnos a qué

significa. Entonces ahí veremos cómo por sí solo no significa nada, siempre se necesitan dos

significantes.

Entonces, eso nos lleva a una dimensión fundamental del significante, tal como lo plantea

Lacan, es que el significante se encuentra articulado a otro significante en una cadena. La

cadena significante supone la articulación de los significantes; eso van a escuchar o van a

leer que el significante es al menos dos, el S1 y el S2. Y así en esa articulación significante,

se crea el campo del significado. No es que un significante viene enlazado a un significado

sino que recién en la articulación de, al menos dos significantes, cada vez que se enlaza un

significante con otro se produce el campo del significado, y ahí ubicamos que el significante

tiene una dimensión diacrónica, articulado, y vamos a hablar también de una dimensión

sincrónica.

2 ver Schejtman, Fabián - Una introducción a los tres registros.


11
En la dimensión sincrónica, el significante se agrupa en lo que Lacan va a llamar el

conjunto del Otro con mayúscula. Ahí tenemos otra definición de ese Otro con mayúscula, no

solo ese lugar tercero, de las marcas, que funda el sujeto del inconsciente, sino también al

Otro con mayúsculas como el lugar del código, el del tesoro de los significantes donde los

significantes están sincrónicamente y, dice Lacan, lo llama así, es un conjunto sincrónico y

numerado, porque no están todos los significantes, es un grupo de significantes. Veremos la

importancia de que tenga la inscripción o no de ciertos significantes en ese conjunto del Otro

con mayúscula o el tesoro de los significantes, que coincide un poco con la idea de la lengua

que Saussure tiene tal vez, que habla de un tesoro que no le pertenece a nadie y sin embargo

comparte la comunidad lingüística.

Con esta definición de significante, podemos encontrar también otra definición de sujeto,

que es que un sujeto es lo que representa un significante para otro significante;

entonces otra vez, ahí ningún significante coincide con el sujeto del inconsciente, sino más

bien que el sujeto es lo que va a estar siempre entre dos significantes. No va a haber nunca

un significante que lo nombre, que lo designe. No tengo tiempo de desarrollarlo acá pero

quería señalarlo.

[32:13] En relación con lo que venía diciendo, agrego algo más, también en la misma línea:

El significante se distingue y se independiza del significado. En esa conferencia que les

mencione al principio, de 1953 que se llama “Lo simbólico, lo imaginario y lo real”, que les

mencioné que coincide con lo que Lacan sitúa como el comienzo de su enseñanza que es El

discurso de Roma, en esa conferencia, Lacan señala que esa independencia entre el

significante y el significado se puede verificar en dos fenómenos: uno sería la contraseña y

otro sería lo que él llama el lenguaje estúpido del amor.

La contraseña, claro está, es un puro significante, es un password, una clave que no

importa el significado, vale sólo como significante. Y es una clave que permite pasar o entrar a

algún lado, por ejemplo, por ser vieja tengo el ejemplo de Maxwell Smart, que para entrar a

Kaos [...] o Control, había que decir la clave y se entraba o no se entraba. Tendrán una

experiencia más moderna, más actual que es lo importante de recibir la clave del campus

para poder entrar o no. Todo en estos días depende de tener la clave para entrar. Esa clave

no tiene, no vale como significado, sino como puro significante, y que además permite

12
hacerse reconocer en el Otro.

El otro ejemplo que Lacan da es lo que él llama “el lenguaje estúpido del amor”: esos

nombres amorosos que se le dan al partenaire, que pueden tener un significado muy alejado

de lo amoroso y sin embargo funcionar. Él dice algo así como un nombre de legumbre, o de

un animal repugnante, decirle bichita o bichito al ser que se ama, salvo que uno tenga cierta

cuestión de despreciar al otro, en una relación amorosa pueden existir esos nombres, donde

se verifica que el significado no es lo que importa y cómo se puede independizar el significado

del significante.

Bien, cuando nos ocupamos de lo imaginario, ubicamos que la imagen podía engañar.

No solo en los animales, tenemos las ilusiones ópticas en el campo de lo humano, ya lo van a

trabajar en las clases siguientes; pero también podemos decir la experiencia de Facebook, de

Instagram, de las publicidades, ahí podemos encontrar cómo podemos creer algo que no es.

Una imagen puede armar todo un campo de sentido que no es.

En el campo de lo simbólico está la posibilidad de la mentira. Así como en el orden de lo

imaginario está la posibilidad del engaño, en lo simbólico está la posibilidad de la mentira.

Sólo se puede mentir cuando hay simbólico, cuando hay significante. Un animal puede

engañar pero no puede mentir. Para mentir, hay que además tener, sobre todo, algo tiene

que afirmarse como verdad. Y para que algo se afirme como verdad, ahí también sólo

estamos en el campo de la verdad cuando estamos en el campo de los significantes, porque

la verdad no se equipara a los hechos, no es igual a los hechos. La verdad es como eso se

inscribe mediante lo simbólico. Por ejemplo, si queremos pensar algún ejemplo de esto,

tenemos el truco: uno puede cantar envido (tomo el ejemplo del envido pero puede ser del

truco), uno puede cantar envido teniendo un montón de envido o no teniendo nada; uno

puede mentir diciendo la verdad o puede decir la verdad mintiendo. Pensemos en ese

ejemplo del tero que dijimos. El tero puede poner los huevos en un agujero y gritar en otro,

pero no puede poner los huevos en un agujero y gritar en ese para que el otro piense que ése

no es y es otro. Es como el chiste que Freud hace de “por qué me dices que vas a Cracovia,

para que yo crea… (no me voy a poner a explicar el chiste), pero es esto que les decía: Uno

puede decir la verdad mintiendo, o puede mentir aun diciendo la verdad.

Entonces quisiera aclarar dos cosas, ya las mencioné pero quisiera resaltarlas: para poder
13
mentir, no solo hay que contar con los significantes y lo simbólico, para poder mentir algo se

tiene que afirmar como verdad. En la verdad está en juego lo simbólico, como dijimos no

se trata de los hechos. Es lo que van a trabajar cuando trabajemos neurosis, en el caso del

Hombre de las ratas, Freud le hace una interpretación al hombre de las ratas, diciendo que el

plan matrimonial de casarse con la rica en el lugar de con la pobre, eso, es un mandato que

viene del padre.

Lacan dice, esa interpretación es inexacta pero verdadera: inexacta porque en los hechos

no es así, primero porque fue la madre, y además, cuando eso se pronunció el padre ya

estaba muerto. Pero es verdadero porque toca las marcas, la historia de ese sujeto, la

historia que no es el pasado, sino las marcas simbólicas que vienen de ese Otro, porque fue el

mismo padre también quien estuvo en el lugar de tener que elegir entre la rica y la pobre.

Entonces, para mentir algo se tiene que afirmar como verdad y algo tiene que

funcionar como garantía, “Dios no puede jugar a los dados”. Cuando lleguemos al caso

Schreber vamos a ver la diferencia en esta cuestión de si Dios engaña o no engaña.

También en esta posibilidad de mentir, por ejemplo en el truco, otra cuestión que quiero

señalar y que está en juego lo simbólico, es que ahí suponemos un otro del cálculo. Y

además hay un interlocutor. Cuando el otro me canta envido, cuando alguien me canta

envido, yo tengo que ponerme a pensar si me lo dijo para que yo piense que es envido, o para

que yo piense que no, y ahí podemos dudar. Y una vez que entramos en esa lógica, estamos

fritos, porque no hay salida.

Entonces, hasta acá podemos decir que tanto en lo imaginario como en lo simbólico hay

alteridad, hay un otro. En el otro semejante, tenemos ese otro especular que dijimos, ese

otro imaginario, y en lo simbólico tenemos a ese Otro de las marcas, a ese Otro de la

verdad.

Esta alteridad no es indiferente en el campo de lo humano, va a ser fundante y a la vez

todo lo que viene de ese otro va a modificar al ser.

[40:11] Una vez planteado lo imaginario de lo simbólico, ¿qué podemos decir de lo real?

No por nada lo dejé para el final, porque es la parte más compleja de abordar, y también

durante el año vamos a ir recortando este registro, a intentar acceder.

14
Quiero aclarar algo: Si bien es cierto que suele decirse que en la primera enseñanza de

Lacan, el registro de lo real muchas veces no se distingue de la realidad y así salimos del paso,

yo quiero aclarar que en la primera época de su enseñanza, en los primeros seminarios ya

encontramos definiciones de lo real que no se confunden con la realidad. Primero, porque

dijimos que en esa conferencia de 1953, esa conferencia tan temprana sobre “Lo simbólico, lo

imaginario y lo real”, Lacan ahí señala que esos tres registros son dimensiones esenciales de

la realidad humana. O sea que ahí real y realidad no se confunden. Pero además si tomamos

la idea de realidad psíquica en Freud, ahí podemos ubicar como la realidad psíquica es un

constructo, una ficción que supone lo simbólico y lo imaginario y también lo real. Entonces no

necesariamente la realidad se confunde con lo real.

Tomemos algunas definiciones que encontramos en los primeros seminarios: una es “lo

real son las cosas tal cual son”, y esa definición viene generalmente ligada a otra que es “lo

que vuelve siempre al mismo lugar”. Para eso a mí me gusta una cita del seminario 2, que

ustedes tampoco tienen en la bibliografía, que no hace falta que la busquen, yo se las leo, [...].

Lacan se ocupa de este punto, de las cosas tal cual son, o lo que vuelve al mismo lugar. Lo

hace cuando se ocupa de los planetas, de las estrellas, que podrían ser algo que nos permita

dar una idea de lo real. Entonces dice, “Las estrellas son reales, íntegramente reales, en

principio en ellas no hay absolutamente nada del orden de una alteridad a ellas mismas, son

pura y simplemente lo que son”. Eso está en la página 357 del Seminario 2.

En este ejemplo de los planetas, de las esferas celestes, de las estrellas, me interesa ubicar

ese punto. Lacan dice están ahí, tienen su existencia, son puramente lo que son, uno podría

decir, tienen su existencia por fuera de lo simbólico, por más que lo simbólico (la Astronomía,

la Física), haya matematizado su funcionamiento, haya podido describir su funcionamiento.

Por ejemplo, en el campo de los planetas, todavía no lo ha modificado, aunque es cierto que

la ciencia cada vez más avanza sobre lo real y puede modificar lo real.

El otro punto que me interesa destacar de esta cita es eso que Lacan llama “[...] ahí no hay

alteridad [..]”. No hay nada del orden de una alteridad a ellas mismas. Son pura y

simplemente lo que son. Acabamos de definir que en el campo de lo humano hay alteridad:

hay alteridad imaginaria y hay alteridad simbólica. Y esa alteridad es fundamental para la

existencia. En el campo de lo imaginario uno podría decir, no sólo porque constituye su yo y

15
su imagen corporal, como lo van a ver en el estadio del espejo, sino que, Lacan ahí da un

ejemplo y dice “terminé de dar una clase y me pareció que había sido malísima (lo que me

pasa a mí en este momento). Le pareció que había sido malísima y no estaba contento.

Cuando se me acercan los estudiantes, me dicen que había sido una clase muy buena, que

había sido genial, yo me pongo contento, dice Lacan. ¿Cuando soy yo?, ¿cuando estaba no

contento o cuando estaba contento? Uno podría decir que es, los dos, pero que

efectivamente la imagen que me devuelve el otro modifica la imagen que yo tengo de mí en

ese momento. Pero además dijimos que esa imagen no es solamente lo que devuelve el otro

de la imagen, sino que además está sostenido, determinado por esas marcas que son

simbólicas. Entonces, la alteridad imaginaria y la alteridad simbólica modifican la existencia,

son fundamentales en el campo de la existencia.

En el campo de lo real, no hay nada del orden de la alteridad, dice Lacan ahí. Voy a tomar

un ejemplo estúpido pero quizás sirva: en el momento que sacaron a Plutón del sistema

solar, que lo hayan primero considerado un planeta y después lo hayan sacado del sistema

solar no cambió en nada el funcionamiento de Plutón. Plutón no se puso a pensar por qué lo

cambiaron, por qué no está ahí, qué hizo mal para hacerlo. Efectivamente, su funcionamiento

sigue ahí. Vuelve siempre al mismo lugar.

[45:22] Otra definición de lo real que van a encontrar en el Seminario 3 y que van a trabajar

para el segundo conjunto es “lo que escapa a la simbolización, lo no simbolizable, por

fuera de la cadena significante”. Algo que aparece como innombrable, si quieren, que va a

tener su importancia, lo no simbolizable, para abordar el campo de fenómenos psicóticos. Ahí

van a encontrar como Lacan dice “lo no simbolizable o lo forcluido en lo simbólico retorna en

lo real”.

Podríamos ubicar, si ustedes quieren, en este campo a la angustia como un fenómeno

clínico que da cuenta de esta dimensión. La angustia la podemos tomar como esa revelación

de lo real y sobre todo como lo que no engaña. Habíamos tenido el engaño para el

imaginario, la mentira de la mano de la verdad en lo simbólico y lo real como lo que no

engaña. Por ejemplo, uno puede dudar de muchas cosas, pero no puede dudar de que están

angustiados. Ahí funciona cierta certeza. La presencia de lo real no engaña.

La angustia se trata de una irrupción de lo real por fuera de toda mediación, de todo velo
16
simbólico-imaginario, que anticipa las elaboraciones del objeto a en tanto presencia, donde

se quiebra ese velo imaginario-simbólico, por ejemplo presente en los sueños de angustia

que Lacan elabora en el Seminario 10, aunque hay unos antecedentes de ese objeto a, (pero

no va a haber obviamente tiempo de desarrollarlos). Si ustedes quieren, ahí en el texto de

Fabián Schejtman que les mencioné, “Una introducción a los tres registros”, ahí él trabaja el

sueño de la inyección de Irma, tal como Lacan lo trabaja en el Seminario 2, y puedan abordar

y apreciar algo de la presencia de lo real sin mediación simbólica en ese sueño.

Otra definición, que aparece un poco más adelante en la obra de Lacan, pero que ustedes

también lo van a trabajar es “lo real como imposible”. Tanto imposible como lo que no

cesa de no inscribirse, que podemos relacionar algo con esto no simbolizable que mencioné.

Como último punto (que no sé si en realidad va a ser el último), si ustedes toman la

bibliografía que sí tienen como obligatoria, ese capítulo 4 sobre todo, del Seminario 3, Lacan

señala allí, que al lenguaje también se le puede aplicar la repartición triple de lo simbólico, lo

imaginario y lo real.

Les dije que en lo simbólico uno puede ubicar al lenguaje, pero como les dije, todos los

elementos de las nociones psicoanalíticas pueden ser recortadas por estos tres registros, y

Lacan dice, “si tomamos el lenguaje también tenemos ahí la dimensión, en el lenguaje mismo,

de lo simbólico, lo imaginario y lo real”.

En lo simbólico van a encontrar el significante; Lacan dice que “los lleva a ustedes”, es lo

que mencionamos antes de “no ser agente” de lo simbólico; estamos parasitados por ese

simbólico; también podemos poner ahí la palabra plena.

En lo imaginario, Lacan en ese capítulo del seminario 3 ubica al significado, la

significación, que es producto del significante. Ahí también va a señalar algo que no dije,

respecto a la significación o el significado, que ahora lo podemos usar como sinónimos, que la

significación siempre remite a otra significación. La significación o el significado se deslizan.

Verán como en la psicosis eso puede detenerse, en el fenómeno psicótico, que es el

neologismo, prototípico del hablar delirante. Van a ver el valor que tiene cuando la

significación se detiene. Pero cuando la significación remite a otra significación va a ser

siempre evanescente. Y, por otro lado, acá podríamos ubicar -no está dicho así pero

17
podríamos ubicar eso- que en lo imaginario también está el campo de la comprensión, que

es lo que Lacan señala que es justamente lo que no hay que hacer. En la experiencia analítica,

uno puede decir siempre, pero sobre todo en la experiencia analítica, en la escucha analítica,

nunca hay que comprender. Porque cuando uno comprende, eso quiere decir que está en el

campo de las significaciones compartidas, del sentido común.

Ahí puedo poner, lo que se llama, no la palabra plena sino la palabra vacía. Donde todos

nos manejamos en un sentido común, en unas significaciones compartidas, y no se escucha el

significante. Y eso, tanto para el fenómeno en la experiencia analítica, en la escucha, tanto de

la neurosis como de la psicosis, Lacan ubica ahí: “es esencial no comprender”.

Por ejemplo, cuando uno dice “nos vemos” no estamos pensando en que necesitamos el

órgano de la visión, pero si uno le dice “nos vemos” a alguien no vidente, se escucha ahí la

ruptura, el significante, y nos damos cuenta que el significado lo estábamos usando de una

manera común.

Todo esto lo pueden ubicar en el gráfico 3.

Y del lado de lo real Lacan ubica el discurso concreto; en lo simbólico el significante en lo

imaginario el significado o la significación, y dice lo real en el discurso concreto.

Quizá no sea la definición más lograda para hablar de lo real del lenguaje. Quizá podemos

poner acá “algo de lo que escapa al significante en el decir”. Hay algo en el decir que

18
escapa al significante. Que basta con hablar para darse cuenta de eso, pero en la experiencia

del análisis esto se hace más patente, se revela más claramente: que en el acto de decir algo

excede a lo dicho. Si ustedes quieren podemos poner lo dicho en lo simbólico.

Por último, ahora sí, quiero señalar que las conceptualizaciones sobre los tres registros se

van modificando a lo largo de la enseñanza de Lacan.

Como les dije, yo me centré más que nada en los primeros 10 años, en lo que se llama la

primera enseñanza. Así como en lo que se llama su primera enseñanza, en los años 50, lo

simbólico va a tener una prevalencia sobre los otros dos registros, lo imaginario y lo real,

luego no va a ser así. Entonces, en la primera enseñanza Lacan, lo simbólico tiene prevalencia

sobre lo imaginario y lo real. Uno podría decir, Lacan hace pasar toda la obra de Freud por el

tamiz de lo simbólico en esa primera época de la enseñanza, lo que mencioné como su

retorno a Freud.

Ahora, en su última enseñanza, en los años 70, no hay prevalencia de un registro sobre

otro. Lacan usa el nudo borromeo, o mejor dicho la cadena borromea, donde los tres

registros están encadenados de tal modo que si se suelta uno se sueltan los tres. Esta lógica

del anudamiento borromeo nos va a permitir abordar una lógica de encadenamientos y

desencadenamientos de los cuadros clínicos muy fecunda, que lo trabajaremos luego. En la

clase que tuvimos hoy hicimos un recorrido de los tres registros; irán viendo, verán entonces

a medida que se vayan sucediendo las clases y los temas, que podrán ir aplicando estos tres

registros a los distintos temas: narcisismo con el estadio del espejo, el Edipo. Verán también

que cada cuestión clínica que trabajemos, cada elaboración diagnóstica, usaremos estas tres

dimensiones, estos tres registros y sus interrelaciones. Poder distinguir estas dimensiones,

estos tres registros, y poder ubicar cómo se interrelacionan entre sí en los fenómenos clínicos

va a ser de gran utilidad.

Ahora sí. Quiero agradecerles haber llegado hasta acá, eso espero, quizás hace rato

apagaron y se fueron. Pero bueno, para los que llegaron a este momento, quisiera

agradecerles. Les deseo una buena cursada, por ahora en esta modalidad virtual, y que

pronto podamos encontrarnos en cuerpo presente, conmigo o con sus respectivos docentes.

La próxima clase tendrán a Adriana Bugaccof que trabajará el narcisismo. Ahora sí, muchas

gracias. Hasta pronto.


19

También podría gustarte