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1.1.1 Primer momento: Emociones y pandemia.................................................

10
1.1.2. Segundo momento: Emociones, pandemia y universitarios..................21
1.1.3. Tercer momento: Emociones, pandemia y sociología............................29
1.2 Algunos puntos a tener en cuenta.................................................................34
1.2.1 Recorriendo la sociología de las emociones............................................37
2.1.1. Hacia una definición de emoción...............................................................53
2.1.2. Hochschild y el trabajo emocional............................................................56
2.1.3. La situación y los marcos...........................................................................63
2.1.4. Dimensiones posicionales y narrativas como unidad de análisis.........66
2.2.1. Las narrativas sobre la experiencia emocional.......................................73
2.2.2. Elaboración del instrumento......................................................................77
2.2.3. El tratamiento de los datos.........................................................................85
3.1 Estudiantes en confinamiento, características generales de los
universitarios......................................................................................................93
3.2 ¿Qué se vive en pandemia? Principales temas abordados en las
narraciones.........................................................................................................98
3.2.1. Narraciones Agradables.............................................................................98
3.2.2. Narraciones Desagradables.....................................................................105
3.2.3. Las emociones en confinamiento............................................................115
3.2.3.1 Emociones en narraciones agradables.................................................115
3.2.3.2 Emociones en narraciones desagradables..........................................122
4.1 Expectativas como indicador.......................................................................130
4.2. Las reglas de interacción............................................................................139
5.1. Las reglas de sentimiento...........................................................................163
5.2. La gestión emocional...................................................................................181
BIBLIOGRAFÍA.....................................................................................................193
CAPÍTULO 1. SIGUIENDO LA PISTA DE LAS EMOCIONES Y LA PANDEMIA. .7
CAPÍTULO 2. CONSIDERACIONES TEÓRICO-METODOLÓGICAS PARA EL
ANÁLISIS DE LAS EMOCIONES.......................................................................51
CAPÍTULO 3. QUIÉNES SON Y QUÉ VIVEN LOS UNIVERSITARIOS EN
AISLAMIENTO.....................................................................................................92
CAPÍTULO 4. EXPECTATIVAS Y REGLAS DE INTERACCIÓN, LA
ADAPTACIÓN DURANTE EL ENCIERRO.......................................................130
CAPÍTULO 5. REGLAS DE SENTIMIENTO Y GESTIÓN EMOCIONAL, EL
ESCAPE DEL CONFINAMIENTO.....................................................................163
CONCLUSIONES..................................................................................................191
CONSTRUYENDO UNA METODOLOGÍA DESDE LA SOCIOLOGÍA DE LAS
EMOCIONES.......................................................................................................72
EMOCIONES Y SOCIOLOGÍA...............................................................................53
INTRODUCCIÓN.......................................................................................................3
LAS EMOCIONES BAJO EL LENTE DE LA PANDEMIA.......................................7
LAS EMOCIONES BAJO EL LENTE DE LA SOCIOLOGÍA.................................37
CONCLUSIONES

A lo largo del desarrollo del presente trabajo, ha quedado claro que las emociones
se encuentran ligadas a la cognición, es decir, sirven de señal en el actuar de las
personas en determinadas situaciones, al construir y plasmar toda esta serie de
relatos sobre experiencias emocionales, he intentado señalar la imbricación entre
la conciencia de la emoción, las reglas de los sentimientos, la gestión emocional y
la estructura social. Todo ello mediante mostrar cómo los universitarios
participantes, interiorizan las estructuras para apropiarse de la situación y
modificar el estatus a través de ciertas prácticas que le permiten mantener el
vínculo y así sobrellevar el periodo de confinamiento que impuso la pandemia de
Covid-19 en México.
Así mismo, considero importante rescatar una serie de hallazgos que han
de ser de utilidad al lector para ubicar esta investigación, dentro del gran cumulo
de conocimiento ya generado y como un punto de partida para aquellos que
deseen continuar con la titánica labor del investigador. En primer lugar, he de
señalar algunas enseñanzas desde el estado del arte; donde estos estudios
(Rodríguez et al., 2020a; Estrada y Ramos; 2022; de la Cruz et al., 2021; Visser y
Law-van, 2021) comenzaron a delinear la importancia de la salud mental y una
ruta que tocaba el vínculo familiar, como uno de los elementos principales para
mejorar las condiciones adversas que impone la pandemia. Así mismo, ante estas
nuevas problemáticas, Musolino (2020) concluyó que la emergencia de COVID-19
destaca los problemas sociales, políticos y económicos que ya estaban presentes
antes del brote, como la salud, la desigualdad de ingresos y la carga de atención.
Otro punto que quiero destacar es la estrecha relación que se presenta entre
salud, bienestar y emoción; estas investigaciones reconocen la importancia de
analizar las condiciones que ha impuesto la cuarentena hacia la población en
general y algunos casos específicos: personas con trastornos alimenticios (Vuillier
et al., 2020); diabetes (Cotarelo et al., 2020; Pomares et al., 2020); cáncer (Lena,
& Kirenia, 2020; Toquero et al., 2020); adultos mayores (Martínez-Pérez et al.,
2020; Young et al., 2020); niños (Petrocchi et al., 2020); padres (Prikhidko et al.,
2020) y deportistas (Sánchez, et al., 2020). Este interés que presentan los
investigadores por el papel de la salud emocional y la regulación de emociones en
situación de pandemia, ocupa el 93% de los artículos en idioma inglés y el 74% en
español.
En relación a la estructura metodológica, es notable que dentro del total de
investigaciones que revisé durante el periodo del año 2020 hasta inicios del 2022;
pude observar una fuerte tendencia hacia el uso de metodologías de carácter
cuantitativo tanto en artículos en idioma español (45) e inglés (65). Al igual que yo,
estas investigaciones señalan las complicaciones de recabar información debido a
la situación de confinamiento que se vivió alrededor del mundo, de ello que el uso
de cuestionarios online fuera el método más utilizado por la viabilidad de su
aplicación, sin embargo, este tipo de metodologías deja de lado a gran parte de la
población que no tiene acceso a estos recursos. Bajo esta misma línea, las
investigaciones se enfocaron a la presentación de resultados mediante diferentes
modelos de regresión lineal y análisis estadísticos que, desde las pruebas
psicométricas e instrumentos orientados hacia el bienestar psicológico, surgieron
para dar explicación al fenómeno que se estaba presentando.
Ahora bien, enfocándome en específico a la información generada en mi
investigación, quiero recalcar que el trabajar con narraciones, me permitió entrar al
mundo social de mis participantes, como explorador en un flujo de interacciones
siempre cambiantes, permitiendo a los universitarios crear mundos sociales
mediante el uso de sus recursos disponibles, reflexionando sobre ellos mismos y
los demás. El navegar entre más de 400 voces diferentes me mostró la
complejidad de los procesos emocionales sufridos durante la pandemia; si bien,
las narraciones agradables, utilizan palabras que designan emociones positivas,
hay una gran multiplicidad de emociones no asociadas con lo positivo que también
aparecen dentro de este mar de narraciones, por ejemplo, la aparición de la
incertidumbre y el enojo con 36% y 12% de menciones respectivamente.
La presencia de emociones tanto positivas como negativas corresponde a
narrativas donde al inicio de la cuarentena se presentaron dificultades que con el
tiempo fueron mejorando o situaciones negativas donde las personas rescatan
algún aprendizaje positivo, quedando plasmadas pinceladas del uso de recursos
para mantener el vínculo. Resalta también, el hecho de que durante el periodo
2020, que fue la primera aplicación del cuestionario, hay menor cantidad de
emociones, nombradas de manera explícita o implícita, en comparación a la
aplicación del 2021. Sin embargo, la emoción que nunca dejó de estar presente es
la felicidad, siendo ésta la emoción mayormente reportada.
A diferencia de las narraciones agradables, donde la felicidad arrasa con las
coincidencias, las narraciones desagradables muestran una amplia gama de
emociones negativas: enojo, frustración, estrés, dolor, ansiedad, cansancio y
tristeza, sólo por mencionar a las más recurrentes. Esta diferencia entre
emociones, muestra que, al principio de la pandemia había en mayor medida,
emociones reactivas, es decir, el enojo visto como una emoción instintiva hacia
una situación no prevista; mientras que las emociones en la segunda aplicación, al
pasar el tiempo, tienden a resaltar el encierro como algo prolongado e insostenible
en muchas situaciones, por lo que surgen relatos sobre depresión donde la
tristeza y el dolor ante la muerte son más frecuentes.
Queda claro con este recorrido que la experiencia emocional consistió en
emociones complejas que estaban profundamente entrelazadas entre sí, ya que,
como señalan varios de los participantes en sus narraciones, el confinamiento
forzado implico reconocer o incluso en algunos casos conocer, a los miembros de
la familia; de ello que la convivencia con la familiar fuera mencionada como el
tema más recurrente en las narraciones. En estas narraciones se destaca cómo el
periodo de encierro abrió la oportunidad a espacios donde los integrantes de la
familia tuvieron más tiempo para la convivencia, incluyendo actividades como:
juegos de mesa, ver series y/o películas, incluso celebraciones más entrañables,
platicas familiares, así como compartir la hora de la comida; situación que por la
incompatibilidad o diversidad de actividades entre los miembros de la familia, la
comida en familia no tenía cabida antes de la pandemia. La familia, en algunos
casos, se convirtió en un refugio para mitigar los efectos negativos y de
incertidumbre que la pandemia trajo consigo.
De manera particular, los resultados muestran algunas diferencias de
género, por ejemplo, las mujeres destacan en casi todas las emociones
reportadas, así como son las principales exponentes de la emoción felicidad;
mientras que el género masculino destaca en sentir enojo, situación similar a
algunas investigaciones halladas en el estado del arte donde se señalan
diferencias considerables en relación al género (Rodríguez et al., 2020a; Estrada y
Ramos; 2022; de la Cruz et al., 2021; Visser y Law-van, 2021).
Cabe destacar que, bajo el análisis de los elementos de la gestión
emocional, quienes más suprimen emociones son las mujeres, mientras que los
hombres evocan de manera más frecuente, de igual manera la clase alta aparece
como el grupo que más suprime dentro de la gestión emocional. Asimismo,
destaco la presencia de un aumento lineal en las reglas de interacción; en
específico, en la regla que retoma los ritos como elemento principal para mantener
un vínculo, así como también se presenta un incremento lineal conforme aumenta
el nivel socioeconómico, en las emociones de felicidad, solidaridad, añoranza y
tristeza; así mismo, el estrés va disminuyendo su presencia conforme va
aumentando el nivel socioeconómico. Con aumento lineal me refiero a que,
conforme va aumentando el nivel socioeconómico, también va en aumento la
importancia hacia esta clase de prácticas y/o emociones.
Al realizar un comparativo entre las reglas de interacción y las reglas de
sentimiento obtenidas de las narraciones elaboradas por universitarios durante el
periodo de confinamiento, resulta importante señalar que existe un mayor número
de reglas de interacción en las narraciones desagradables que en las agradables,
así como la reivindicación de la familiar como eje principal para el bienestar o
malestar de los individuos. Estos indicadores, me permiten traer a la mesa mi
hipótesis central, en la que parto de pensar que las narrativas emocionales
agradables y desagradables son categorizadas en relación a la forma en la cual
las personas aprovechan los recursos con los que cada uno cuenta desde sus
dimensiones posicionales particulares (género y nivel socioeconómico), para la
elaboración de una gestión emocional.
En este sentido, podemos decir que se evocan aquellas emociones que en
cada narración fomentan una experiencia positiva a rescatar de la pandemia; al
tiempo que se manejan y limitan las que promueven la incertidumbre de esta
situación extraordinaria. Esta clase de relatos, los cuales parten de una situación
negativa que posteriormente los universitarios van articulando para presentar una
experiencia agradable, cobran más fuerza en el segundo grupo de aplicación a
comparación del primero. De ello se puede inferir que el segundo grupo ha tenido
más tiempo para asimilar las situaciones y realizar una mejor gestión emocional.
También considero que existe una fuerte influencia en las formas en que se
normalizan ciertos estándares en sus relaciones interpersonales, es decir, qué es
lo que se debe esperar que ocurra y la manera en que se debe actuar. En otras
palabras, la repetición de acciones también permite a las personas manejar de
mejor manera las tensiones entre emociones y situaciones, así como normalizar
ciertos estándares de lo que se debe esperar, de ahí la importancia de realizar
dos aplicaciones en tiempos distintos del confinamiento. Ello me llevó a concluir
que, las técnicas de gestión de las emociones que prevalecen son de supresión y
de actuaciones profundas, que pueden emplearse tanto para generar experiencias
agradables como desagradables. En términos generales, puedo decir que se
busca sentir aquellas emociones que en cada narración fomentan una experiencia
positiva a rescatar durante la pandemia; al tiempo que se manejan y limitan las
que promueven la incertidumbre de esta situación extraordinaria. La naturaleza
agencial de las emociones (Lapum et al., 2020) implica una gestión emocional y el
manejo de los propios sentimientos.
Es importante señalar que mi énfasis hacia las narrativas me permitió
ordenar la experiencia humana en diversas modalidades: lenguaje oral o escrito,
es por ello que al considerar las formas en que éstas se producen, se leen, su rol
dentro del orden social, los cambios que sufren y su papel en el proceso de
confinamiento, he podido develar un poco, la manera en que las personas también
interiorizan las estructuras para apropiarse de la situación y modificar su estatus a
través de ciertas prácticas que le permiten sobrellevar situaciones adversas, en
este caso la pandemia; donde la familia, la pareja y los amigos pueden ser de
ayuda para hacer frente a los acontecimientos estresantes y un factor de
protección para momentos de dificultad.
La reflexión con la que inicia Turner (2010) en su artículo “The Stratification
of Emotions: Some Preliminary Generalizations”, ha hecho eco en mi
investigación. Este autor señala que las emociones positivas y negativas se
distribuyen de manera desigual en una sociedad y constituyen una base
importante de estratificación social, esa idea se sostiene en las diferencias
encontradas en la gestión emocional, es decir, aquella distinción entre nivel
socioeconómico de aquellos que suprimen más emociones durante sus
interacciones. En este sentido, las emociones se despiertan bajo dos condiciones
generales: (1) expectativas y (2) sanciones (Turner, 2010), es decir, en todos los
encuentros, los individuos tienen una serie de expectativas que los guían sobre lo
que “debería suceder” y lo que “sucederá”; por ende, también guiará su forma de
actuar. Percibir que la familia, pareja, hermanos y amigos pueden ser de ayuda
para hacer frente a los acontecimientos estresantes es un factor de protección
para momentos de dificultad, sin embargo, así como son elementos
imprescindibles para sentirse protegidos, también pueden ser los detonantes de
las situaciones más desagradables que pueden vivir los universitarios en una
situación de encierro.
En mi investigación, las expectativas en las narraciones desagradables se
vuelcan, de igual manera hacia el COVID y el Yo, lo que significa una serie de
expectativas y sanciones hacia uno mismo y hacia la situación extraordinaria de
pandemia. Sin embargo, para la aplicación 2021, el Yo, los hermanos y los amigos
son quienes destacan significativamente, es decir, yo como infractor a las
expectativas sigue siendo lo más recurrente, pero, el marco de la pandemia pasa
a segundo plano después de un tiempo y ahora, en la segunda aplicación, son el
grupo de pares quienes faltan a las expectativas depositadas en ellos.
Quiero cerrar estas líneas con dos puntos importantes, el primero refiere a
lo enriquecedor que fue el haber realizado dos aplicaciones del mismo
cuestionario en diferentes momentos de la pandemia, ya que al final la repetición
de acciones también permitió a las personas manejar de mejor manera las
tensiones entre emociones y situaciones, así como normalizar ciertos estándares
de lo que se debe esperar. De ahí que se presentarán más relatos sobre gestión
emocional en la segunda aplicación, que en la primera. Y finalmente dejaré
algunas interrogantes que en primera instancia me surgen al ir escribiendo estas
líneas: ¿Se podría hablar de una dimensión cultural en las tramas narrativas?, si
es así, ¿Cómo desarrollar un modelo metodológico que logré condensarla?, ¿Qué
modos de contar son los más habituales / preferidos a nivel cultural y por qué?,
¿Qué hace que ciertas historias tengan más valor, preeminencia, en una cultural y
otras no?, ¿Qué nos deja el confinamiento a nivel de gestión emocional?, ¿Ha
cambiado nuestra manera de relacionarnos en un entorno hibrido?, ¿Qué estamos
dispuestos a suprimir y evocar a fin de mantener el vínculo? Al final, me cuestiono
si estas son preguntas que me faltaron analizar o sólo son el comienzo del futuro
de mi investigación.

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