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Patricia Lorena Lujan

Facultad de Humanidades y Artes, UNR. Auxiliar de 1º/Cátedra Historia de América I.


San Lorenzo 2109. P.B. Rosario. patoluj@hotmail.com

“Lo que se dice y se cuenta de la antigua forma de vida…”: los usos de la Memoria
Mexica en la crónica de Hernando Alvarado Tezozómoc.
Introducción:
El presente trabajo es una primera aproximación a los usos de la ‘memoria
indígena’ en tiempos coloniales. Se estudia el análisis de la apropiación / re-interpretación
que efectúa, Alvarado Tezozómoc, en su obra titulada ‘Crónica Mexicana’- que escribe
durante el siglo XVI- a fin de justificar su pertenencia al linaje pilli o ‘noble’. Así, se
indagará el modo en que piensan su pasado o lo que sobre él se dice considerando quien, en
qué contexto, para quienes y para que se escribe. Bajo esta perspectiva se considera que la
construcción de la memoria:
“…implica la existencia de una percepción selectiva, una aprehensión de la
realidad condicionada por un orden social que valora, clasifica, relaciona, invierte y en
una palabra capta el mundo en forma específica”1.
El acercamiento a la importancia de preservar el recuerdo sobre los sucesos más
importantes de cada grupo así como a la revisión del mismo bajo el dominio mexica, actúa
como antesala del análisis posterior. Este aborda el estudio de la ‘Crónica Mexicana’, que
se enmarca en un nuevo contexto; el de la Conquista y la Colonización, enfatizándose como
incide el nuevo espacio de enunciación. Los orígenes del autor determinan su interacción
con el mundo indígena y español; hecho que se evidencia en el discurso transcultural que se
emplea. A su vez, puede adelantarse que la re-significación del pasado tiene por objeto
reivindicar la posición del grupo al que pertenece. Ello se efectúa en el marco de los
nuevos códigos culturales que imponen los europeos.
La importancia de las Tlatóllotl en tiempos de la hegemonía Mexica:
El interés por preservar el recuerdo de los sucesos que acontecen en el pasado es
una constante que se reitera en todas las sociedades mesoamericanas desde el período
Olmeca- en el preclásico- hasta la Conquista Española. El hombre prehispánico posee una

1
López Austin, Alfredo: “La construcción de la memoria” en, La Memoria y el Olvido, México, INAH,
1985. p. 76.

1
forma de registrar el paso del tiempo diferente a la de Occidente, en tanto, desconocen el
alfabeto latino. No obstante, ello no constituye un obstáculo para la construcción de la
memoria colectiva ni anula la posibilidad de realizar actividades asociadas con el hecho de
historiar. Sus vivencias se rescatan del olvido a través de las tradiciones orales, de las
inscripciones en piedra, la pintura de códices o amoxtli 2, en pieles de ciervo o papel amate.
Durante el pos-clásico tardío, en el marco de la hegemonía tenochca, se observa la
existencia de vocablos nahuas, especialistas e instituciones que develan el interés por
construir y difundir las narraciones sobre el devenir social. En este sentido términos tales
como tlatóllotl, es decir, ‘palabras-recuerdos’3, huehuetlahtolli, ‘palabra antigua’4,
huehuenemiliztlahtolli, ‘palabra o discurso de la antigua forma de vida’5,
altepehuehuehatolli, ‘la antigua palabra de la ciudad’6, revelan el valor que en tiempos
precolombinos posee la tradición oral, es decir, la Itoloca, ‘lo que se dice de alguien o
algo’7. Esta se complementa con la pintura de códices que evocan los orígenes, la
ascendencia del linaje gobernante, las victorias militares, las migraciones, la fundación de
ciudades, etc. A su vez, se vislumbra la presencia de un grupo de especialistas tal como el
llamado ‘tlacuilo’ o ‘sacerdote- pintor’8quien se dedica al arte de la escritura con la ‘tinta
negra y roja’. Por su parte, los ‘tlamatinime’ han sido instruidos para descifrar, enseñar y
comunicar el contenido de los mismos. De esta forma, según Portilla 9, tales sabios serán
quienes implanten un sistema para que los estudiantes que acudan al calmécac o al
telpochcalli, aprendan aquello que permanece escrito en los códices. Entre las instituciones
a nivel estatal se destacan el ‘calmécac’ en el cuál se enseña a los jóvenes integrantes del
estamento pipiltin todo lo referente a la lectura e interpretación de códices, cantares,
calendarios, oratoria, etc. También se encuentra el ‘telpochcalli’, ‘la casa de los ‘jóvenes’,
2
Libros indígenas empleados para llevar el registro histórico cuyo soporte material era el papel amate, la piel
de venado o algodón. El mismo consiste en una larga tira que se plegaba a modo de biombo. Los códices, a
través de sus pinturas, rememoran hechos tales como la fundación de ciudades, la sucesión de gobernantes, las
guerras, etc.
3
Portilla León, M.: “La historia y los historiadores en el México Antiguo”, El Colegio Nacional, México,
1071.
4
García Quintana, J.: “El huehuetlatolli- antigua palabra- como fuente para la historia sociocultural de los
nahuas,” en Estudios de Cultura Náhuatl, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Históricas, 1976, N°
12.
5
Romero Galván, R.: “Memoria, Oralidad e Historia en dos Cronistas nahuas”, en Estudios de Cultura
Náhuatl, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Históricas, 2007, Vol. 38, p. 165.
6
Ibídem, p. 170.
7
Portilla León, M.: Los Antiguos Mexicanos a través de sus crónicas y cantares, México, F.C.E., 1976, p. 52.
8
Ibídem, p. 5
9
Ibídem, p. 64.

2
a la que asisten los macehualtin recibiendo además del entrenamiento militar, algún tipo de
saber relacionado con el recuerdo de los hechos más célebres de su pasado; ello permite
transmitir dichos conocimientos entre los miembros de la comunidad.
A este nivel de análisis conviene indicar que recuperar del olvido los sucesos del
pasado se relaciona con el contexto histórico en el que el grupo se sitúa. Ello determina que
exista una selección de ‘palabras-recuerdos’, en tanto, definen la memoria y el ser
colectivo. En este punto podemos señalar que:
“…el recuerdo no es estático, ni inmutable, como no lo es el hombre que lo
recuerda; es un proceso a través del cual aquello que se recuerda es transformado,
cambiado, puesto que en el recuerdo cobran dimensiones y tonos distintos los elementos
que la componen. (…). De aquí que la manera como se recuerda esté incuestionablemente
vinculada con el momento y el espacio en el cual se realiza el acto de recordar”10
Por otra parte, retomando los planteos de López Austin, vale destacar que al
interpelar el modo en que se constituye la memoria es importante:
“…el análisis del proceso de asimilación de una realidad histórica a través del
filtro y de la normatividad de los sistemas ideológicos, de la forma en que los diversos
grupos sociales captan y ordenan los acontecimientos de acuerdo con muy particulares
cánones. Pero, como complemento de lo anterior es necesario también comprender la vida
social, el decurso histórico, va modificando aquellos sistemas…”11
Bajo esta mirada conviene indicar que la construcción histórica tampoco debe
pensarse como cerrada e inexorable. Los Mexicas de Tenochtitlan realizan una re
interpretación de su pasado, que tiene como punto de partida la transformación de la
realidad en que se ubican, es decir, su presente. La concepción cíclica del tiempo así como
la integración y complementariedad entre mito e historia permiten reciclar los sentidos de
lo pretérito. Por consiguiente, tras la victoria frente a los Tepanecas de Azcapotzalco, hecho
que marca el ascenso político del grupo en cuestión, se procede a la quema de los amoxtli
anteriores. Sobre el tema Miguel León Portilla expresa:
“Cuando, hacia 1428, se consumó la victoria de los Mexicas y sus aliados sobre los
antiguos dominadores de Azcapotzalco, se tomaron medidas para transformar la fisonomía
10
Romero Galván (Coord.): Historiografía Novohispana de tradición Indígena, México, Universidad
Nacional Autónoma de México, 2003, pp. 10-11.
11
López Austin, A.: “La Construcción de la Memoria”, en La Memoria y el Olvido, México, INAH, 1985, p.
76.

3
del pueblo que hasta entonces había sido tributario. Itzcóatl (…) hizo nueva distribución de
tierras, concedió títulos a quienes se habían distinguido en la lucha, (…). Pero a la vez se
atendió de modo explícito a la significación de lo pretérito. En los viejos códices, en los
propios y los de Azcapotzalco, la imagen del pueblo mexica distaba mucho de aparecer con
rasgos de grandeza. Era pues necesario (…) establecer otras palabras recuerdo y cambiar
el contenido de los códices…”12
Ahora bien, la construcción de una historia ejemplar en la que ha de nutrirse la
memoria colectiva fundamenta el poder político, el auge, la expansión, las relaciones
sociales, la identidad interna y externa del grupo dominante. Bajo la ideología místico
guerrera, que supone la reformulación de la ‘leyenda de los cinco soles’, se proyectan como
‘el pueblo elegido’ que tiene como fin evitar la destrucción del quinto sol en movimiento, a
través del hecho sacrificial. Acto sagrado que permite continuar la vida de dioses y de los
hombres. Ahora bien, la reescritura de la historia y la re-significación de la memoria se
efectúan en el marco de la propia cosmovisión mesoamericana, bajo el predominio de su
lengua, sus formas de registrar el transcurrir del tiempo y la hegemonía política de México
Tenochtitlan. A su vez, se destina especialmente al mundo indígena, sean grupos aliados,
conquistados, por someter o pertenecientes al grupo mexica. Inmersos en este plano se
presenta como interrogante a dilucidar cuáles han de ser los nuevos sentidos que adquieren
las tlatóllotl mexica, al ser apropiadas y re-interpretadas por el cronista de tradición
indígena, Hernando Alvarado Tezozómoc, en función de la nueva reescritura de la historia.
Allí el uso de los recuerdos del pasado de sus antepasados será fundamental.
Alvarado Tezozómoc y su ‘Crónica Mexicana’: escribir las tlatóllotl en el contexto de la
Nueva España.
Hernando Alvarado Tezozómoc es un cronista de tradición novohispana que
desciende del estamento pipiltin. A los fines de la ponencia resulta importante señalar los
rasgos más sobresalientes de la vida de dicho autor, en tanto, se concibe como el punto de
partida para desentrañar los sentidos de la Crónica Mexicana. Sus orígenes lo relacionan
con el linaje gobernante de México-Tenochtitlan puesto que su madre, Francisca de
Moctezuma, es hija del tlatoani Moctezuma Xocoyotzin13 y su padre, Diego Huanitzin, es

12
León Portilla, M.: Toltecáyotl. Aspectos de la Cultura náhuatl….., pp. 65-66.
13
Moctezuma Xocoyotzin, es el noveno tlatoani de Tenochtitlan y quien se encuentra en el poder cuando los
conquistadores españoles invaden.

4
nieto de otro tlatoani tenochca, Axayácatl. Además, el padre del autor en cuestión recibe de
Moctezuma II, el cargo de gobernante de Ecatepec, hacia 1520. Se deduce que su
nacimiento se produce en la Ciudad de México, a pocos años de la Conquista, entre 1537 y
1538. Fecha que coincide con el momento de la designación de su padre como gobernador
de la parcialidad indígena de dicho territorio, por parte de las autoridades coloniales de la
Nueva España. Su interacción con la cultura indígena e hispana puede estudiarse en función
de su formación educativa. En este sentido, se sospecha que en su hogar recibe:
“…una educación rígida, como aquella que sus padres habían recibido en el
Calmécac, (…) una educación rica en elementos culturales entre los que podríamos contar,
sin temor a equivocarnos, el aprendizaje de la lengua náhuatl en la modalidad propia de
los nobles, el manejo de los códices, además de la historia de sus ancestros (…). Esta
formación que recibió en su casa le permitió identificarse de manera profunda con sus
ancestros…”14
Por otra parte, en función de la fecha de nacimiento y su ascendencia noble es
plausible que haya asistido al Colegio Santa Cruz de Tlatelolco, en tanto, su edad escolar
coincide con la época de esplendor de dicha institución. 15 Allí, los frailes franciscanos han
de enseñarle la nueva lengua del poder, la religión cristiana, la idea de historia en clave
occidental, en otras palabras, allí accede a lo que entonces se presenta como ‘cultura
superior’16. En este sentido, se infiere que la impronta de esa formación mixta se evidencia
en sus obras; la ‘Crónica Mexicana’, escrita en español hacia 1598 17 y la ‘Crónica
Mexicáyotll’, elaborada en náhuatl, que data del año 1609. Las mismas pertenecen a la
llamada historiografía novohispana de tradición indígena, que se refiere a la producción
histórica que estos desarrollan en los dos siglos posteriores a la Conquista Española. Dichas
narraciones se clasifican como de síntesis, en tanto, recrean el pasado prehispánico, la

14
Ibídem, p. 315.
15
Según los postulados de Romero Galván, en Ibídem, p. 315
16
Aquí vale destacar que en la medida que avanza el proceso de aculturación y los nobles indígenas aprenden
la escritura latina se producen transformaciones respecto de las formas de narración histórica a través de los
libros de pinturas. Surgen los códices transcriptos a los caracteres latinos, los denominados códices anotados
en los que se combina el texto pictográfico con algunas anotaciones en español.
17
El historiador Romero Galván indica que los escasos datos que se encuentran sobre la existencia de
Tezozómoc, corresponden a un hombre en edad mayor. Durante el año 1598, se encuentra escribiendo su
primera obra, ‘Crónica Mexicana’ y se desempeña como intérprete en la Real Audiencia de México. Por otra
parte, su segunda producción, ‘Crónica Mexicayótll’, data del año 1609.

5
conquista y los primeros tiempos de la colonia. Emplean los lineamientos europeos a la
hora de estructurarlas y ordenarlas. Al respecto, Romero Galván, indica:
“Dicho proceso ofrece, en primer lugar, la posibilidad de entrar en contacto con
diferentes formas de registro y transmisión de la historia (…). Permite observar, en
segundo lugar, cómo formas de registro, de transmisión e incluso una concepción de la
historia y del quehacer vinculado con ella, provenientes de Europa, formadas en una
cultura tan lejana de la indígena prehispánica, entraron en contacto con aquellas que eran
las propias de estos pueblos conquistados y produjeron nuevas formas historiográficas que
conservaron, al lado de rasgos europeos que conforme pasaba el tiempo se volvían más
evidentes, elementos de clara tradición indígena”18
Ello determina la importancia de adentrarnos con mayor profundidad en la
investigación de las circunstancias históricas y culturales en las que se escribe. Los espacios
de enunciación permiten comprender los sentidos del relato en cuestión. La Conquista de
México-Tenochtitlan inaugura múltiples cambios tras el proceso de colonización que se
impone en el marco del Virreinato de la Nueva España. La hegemonía Mexica se derrumba
puesto que el dominio político, económico, social y cultural ha de permanecer en manos de
la Corona Española, de la cual los pipiltin 19 igual que los macehualtin serán súbditos. Al
respecto, puede afirmarse que:
“Durante el siglo XVI, la Nueva España fue el escenario de procesos muy
complejos correspondientes a órdenes distintos, todos ellos nacidos de la presencia de los
europeos, quienes no solo se habían conformado con ganar tierras para Dios y para el rey,
sino, (…) se habían impuesto la tarea de cambiar la vida de los hombres que en ellas
habitaban (…). Así, la cultura que hasta entonces había sido propia de los hombres de
estas regiones, desde la manera de nombrar los días y los meses hasta la religión misma,
debía ser transformada. Se trataba (…) de un proceso de occidentalización, como nunca
antes se había visto en el mundo, que implicaba no solo a la Nueva España, sino a la
mayor parte del nuevo continente”20
La nueva realidad se caracteriza, entre otras cosas, como anteriormente se ha
planteado por:

18
Romero Galván, R.: “Introducción”, en Historiografía Novohispana….., p. 12.
19
Aunque estos en un principio mantendrán parte de sus privilegios.
20
Romero Galván, R.: “Memoria, Oralidad e Historia en dos Cronistas nahuas”, en…. p. 165.

6
“…la presencia evidente de lo español -hombres, instituciones, rasgos culturales,
etc.- después, la supervivencia de los indígenas, que significó forzosamente la permanencia
de elementos culturales e instituciones que resistieron al cambio que les imponía la
presencia de una nueva cultura dominante, y finalmente otro gran número de elementos
que surgieron de la interacción cultural…”21
Bajo esta perspectiva puede indicarse que la obra del cronista aludido se construye
en el marco de un discurso transcultural, que:
“…remite a un proceso dinámico, según el cual el sujeto se encuentra justo a la
mitad de las dos culturas, oscilando entre una y otra. Por lo tanto, dentro del discurso
transcultural de los cronistas, su postura no es de disidencia.”22
Ello se percibe al observar que mediante la escritura intenta reacomodarse a esa
sociedad en transición que le toca vivir. El interés de Tezozómoc, consiste en elaborar una
obra historiográfica que permita legitimar la posición del grupo al que pertenece, puesto
que la ‘nobleza indígena’ está siendo desplazada tras la consolidación del nuevo orden de
dominación. Aquí, debe aclararse que la sociedad colonial queda dividida en dos grupos los
indígenas y los españoles. La diferenciación entre ambos sectores se plasma en la
constitución de la república de indios y la república de españoles; cada una sujeta a un
gobierno particular. No obstante, las autoridades coloniales reconocen a los descendientes
del estamento pipiltin como cabeza de la república de indios 23. Ello obedece a que dicho
grupo resulta fundamental al tiempo de instaurar las nuevas instituciones, puesto que era:
“…una nobleza habituada desde mucho tiempo atrás a gobernar, que seguía
constituyendo una autoridad sobre los naturales, además del conocimiento tan profundo
que tenía de la realidad indígena, pesó de manera determinante para que la corona
decidiera reconocer a este grupo. (…). Se dotó así a la nobleza de un sitio en la política
novohispana que le significó la conservación de una serie de funciones y privilegios que
durante un cierto tiempo continuaron diferenciándolos de los macehualtin”.24
21
Ibídem, p. 165.
22
Velazco, S.: “Visiones de Anáhuac. Reconstrucciones historiográficas y etnicidades emergentes en el
México Colonial: Fernando de Alva Ixtlixóchitl, Diego Muñoz de Camargo y Hernando Alvarado
Tezozómoc”, en, Preciado Zamora, J., Desacatos, Reseñas, N° 17, 2005, p. 188.
23
El reconocimiento formal del status político de los pipiltin en tiempos coloniales se reconoce en la real
cedula de 1538, que establece que la república de indios ha de continuar bajo el gobierno de sus autoridades.
Estos eran ayudados en su gobierno por otros funcionarios tales como alcaldes, regidores, alguaciles, etc.
24
Romero Galván, R.: Los Privilegios Perdidos. Hernando Alvarado Tezozómoc. Su tiempo, Su nobleza y su
Crónica Mexicana, en…..p. 55.

7
De este modo la distancia entre pillis y macehuales -en un principio- se mantiene ya
que los primeros han de encargarse del gobierno de indios en carácter de gobernadores 25,
caciques o principales. Esto les permite continuar gozando de ciertos privilegios
económicos tal como la posesión de la tierra, recibir tributo, etc. A su vez, poseen otros
reconocimientos que tiene que ver con lo social, con poder diferenciarse de los macehualtin
a partir del uso de ciertas vestimentas españolas, portar armas y andar a caballo. Sus hijos
pueden asistir a los colegios administrados por las órdenes religiosas que imparten la
enseñanza de la cultura occidental. Sin embargo, dichos privilegios se irán perdiendo con
el transcurso de los años26y el avance del proceso de hispanización de las instituciones.
Por consiguiente, el contexto de enunciación de la obra de Tezozómoc coincide con
un proceso de degradación de la nobleza indígena. De eta forma busca reivindicar dichos
‘privilegios perdidos’27 a través del relato sobre su pasado. Para ello toma los recaudos
necesarios en cuanto al uso de la memoria, es decir, ha de seleccionar qué y cómo recordar
el tiempo pretérito del grupo al que pertenece, puesto que el ser novohispano supone
articular las tradiciones indígenas con las españolas. De este modo, como sugieren algunos
investigadores la escritura deviene en un mecanismo mediante el cual se trata de adecuar a
las nuevas relaciones de poder político, económico y social imperantes en los tiempos de la
colonización. Por ende a partir de la re significación de las ‘palabras recuerdos’ se busca
también justificar su identidad, entendiendo por ella:
“…un andamiaje construido de elementos culturales que el grupo poseedor no solo
considera como propios, sino que tienen el carácter de distintivos, esto es, que sin ellos no
podría diferenciarse de las comunidades que los rodean (…). Entre dichos elementos o
rasgos culturales se cuenta señaladamente la idea que se tiene del pasado propio, de aquel
devenir que solo concierne a los individuos que conforman el grupo. En esa medida, el
pasado o lo que de él se dice, viene a constituir uno de los rasgos de diferenciación…”28

25
Según Romero Galván, es probable que los mismos antes de la Conquista hayan sido tetecuhtin o tlatohque,
o bien descendían de los mismos.
26
A mediados del siglo XVI, los macehualtin también accederán a los cargos políticos; ya en el siglo XVII /
XVIII estarán en manos de mestizos, mulatos y españoles. A su vez, perderán sus posesiones, el permiso de
llevar armas y andar a caballo será limitado a los gobernantes y cacique hacia 1597. Por último, se manifiesta
la presencia de estudiantes de origen macehualtin en el Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco.
27
Ibídem, p. 55
28
Romero Galván, R.: “Memoria, Oralidad e Historia en dos Cronistas nahuas”, en…. p. 166.

8
Al respecto, resulta oportuno señalar considerando la idea de la existencia de
múltiples memorias e identidades; que en la construcción de la ‘Crónica Mexicana’
Tezozómoc busca identificarse tanto con su pasado indígena como con el presente hispano,
en el que quienes ejercen la hegemonía forman parte de la cultura occidental, que se
propone homogeneizar la diversidad cultural de la época.
El uso de la memoria en la crónica mexicana: un discurso transcultural.
La estructura de la crónica se distingue por estar organizada siguiendo los
lineamientos europeos. Específicamente se divide en 110 capítulos, los cuáles prosiguen un
orden cronológico. Asimismo es pertinente, como sugiere Romero Galván, diferenciar tres
partes en función de sus núcleos temáticos. Así, en una primera parte se delinea el relato
sobre los principales sucesos que hacen a los orígenes y migración mexica hasta la
fundación de México Tenochtitlan. La segunda parte recrea los primeros años de su vida en
la ciudad. Mientras que la tercera sección, que es la más extensa, ilustra las principales
guerras y conquistas que efectúan los tlatoani Mexica. Más allá de estas cuestiones
formales me interesa inmiscuirme en el análisis de la construcción histórica, en tanto, delata
los usos de la memoria prehispánica
Un primer eje de indagación consiste en ahondar justamente en aquellos elementos
que permiten pensar en el uso de la memoria tenochca, por parte de Tezozómoc a fin de
elaborar su crónica. Al respecto se incorpora un pasaje en el que se reproduce un recurso
frecuentemente empleado por el autor en su obra, este es, la recreación del diálogo entre
sus antepasados. En este caso se cita aquel que mantienen Moctezuma I y los principales
guerreros con motivo de librar batalla contra los Chalcas, a saber:
“Replicó Moctezuma: ¿pues donde está el esfuerzo y la valentía grande que era
menester para los chalcas? Respondió Tlacueleltzin, Tlacateocatl y Tlixcoatl: señor cosas
como esas, no nos espantan, ni pueden espantar, acuérdese vuestra real memoria, que
fuimos, y lo fueron nuestros antepasados y abuelos combatidos de muchos géneros, cuando
nos rodearon en Chapultepec: pues nuestros abuelos entonces eran muy pocos (…) pues a
todos los vencieron y desbarataron (…). No os atemorize cosa alguna pues somos hijos de
los chichimecas pasados mexicanos…”29

29
Tezozómoc, A: Crónica Mexicana, México, Edit. Leyenda, 1944, p. 85.

9
El texto devela la importancia de la memoria no solo en los tiempos coloniales sino
también en los prehispánicos. La recuperación de ese pasado chichimeca, que se re-
significa, durante la Confederación, se recrea a fin de realzar la fuerza y el poder de sus
ancestros. A su vez, en la crónica se vislumbra el soporte oral de la misma cuando el
discurso expresa formas que remiten al sistema mnemotécnico e incluso cuando se
formulan frases tales como “según dicen”, “otros dicen”, etc.
La manipulación de la memoria se manifiesta cuando se narran las costumbres de la
‘antigua religión’. El relato sobre los dioses prehispánicos, el interés por plasmar la
relevancia de sus acciones y su palabra en la vida de los hombres prehispánicos se realiza
sin identificarse con la misma; pues se encarga de autodefinirse como cristian. Ello se
evidencia en algunos de los pasajes que describen la historia de la migración siguiendo los
designios del dios tutelar de los mexicas tras su partida de Aztlan. Al referirse a su
residencia en Coatepéc, se argumenta:
“Los Mexicanos después de haber hecho asiento, casas, (…), comenzaron a hacer
casa y adoración de Huitzilopchtli y hecho el templo, pusieron luego al pie de
Huitzilopchtli una gran jícara, como batea grande, a manera de una fuente de plata
grande, con que se demanda limosna ahora en nuestra religión cristiana: habiendo hecho
a los lados del gran diablo Huitzilopchtli, le pusieron otros demonios a manera de santos
que fueron estos: Yopico, (…), Huitznahuac,..”30
La cita aludida es sumamente rica en tanto demuestra la incorporación de nuevos
elementos culturales que cobran sentido en el marco del proceso de evangelización
cristiana; uno de los mecanismos para reubicarse en las circunstancias que vive ha de ser la
comparación entre las prácticas de antaño y las de su presente. Su postura no es
contradictoria pues su objetivo consiste en marcar distancia con aquellas concepciones que
sabe han de ser repudiadas por los sacerdotes españoles; sin que ello signifique una ruptura
total con la tradición indígena. Además, en el marco de la cosmovisión indígena tras una
guerra se imponen la deidad del grupo vencedor. Por consiguiente, Huitzilopochtli, quien
asume la característica de una deidad diabólica es reemplazado por el dios católico, en
tanto, los mexicas han sido derrotados por los españoles.

30
Ibídem, pp. 11-12

10
Bajo esta perspectiva conviene analizar qué y cómo se recuerda la práctica
sacrificial mexica. Al referirse a la fiesta organizada en tiempos de Moctezuma I, tras la
guerra contra las provincias de Cuextlan y Tuxtlan, con motivo de la inauguración de la
piedra destinada al sacrificio gladiatorio realizada en honor a Huitzilopchtli, relata que a al
cautivo:
“…lo arrebatan cuatro, y le tienden encima de la piedra boca arriba, viene luego el
yuhualtlahuan (…) trae en las manos un navajón ancho y le abre por el pecho sacándole el
corazón caliente, se lo dan y presentan al ídolo, y con la sangre caliente del muerto rocían
al sol, y con la demás sangre rocían al cuerpo del ídolo Huitzilopchtli. (…), este sacrificio
infernal duraba tres o cuatro días ordenado esto por el demonio. (…) era cosa de ver la
crueldad con el que el demonio les avisaba que esto debía hacerse cada cuatro o dos años.
Acabada esta fiesta endiablada, queriéndose despedir los vasallos les daban y hacían
nuevas mercedes de ropa, armas, (…). A los sacrificadores que peleaban primero con los
muertos, también les hacía mercedes Moctezuma (…) Cuando los españoles vinieron a esta
Nueva España (…) subieron a lo alto del cú ocho soldados españoles, y contaron haber en
las paredes sesenta y dos mil calaveras de los sacrificados y vencidos en guerra. Cosa
espantosa ver tanta crueldad en su prójimo….”31
Esta apreciación permite pensar que al menos discursivamente el autor enuncia la
práctica sacrificial desde la lógica de occidente, es decir, como parte de una religión
inferior, obra de las acciones del demonio. Sus consideraciones personales remiten a tales
eventos desde lógica del grupo dominante al que destina su discurso, en tanto, requiere que
sea reconocido por el mismo.
Las conquistas de sus antepasados, que se conciben en tiempos prehispánicos
como portadores de ‘honra y fama’32 se realzan en la obra. Justamente, la guerra es uno de
los signos que utiliza el autor para esclarecer el poder que sus antepasados poseen antes de
la llegada de los Españoles. Así se narra como Itzcóatl tras vencer a los tepanecas, afirma:
“…descansad del gran trabajo que habeís llevado, y hecho en la guerra, para la
quietud de vuestro pueblo mexicano y su grandeza, y su señorío que habeís de tener de hoy

Ibídem, pp. 118-119.


31

Thouvenoth, M. y Romero Galván, R.: “Fama, honra y renombre entre los nahuas”, en Estudios de Cultura
32

Náhuatl, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Históricas, 2008, N° 39.

11
en adelante en Tenochtitlan, por mandato de nuestro dios Huitzilopchtli hemos de
aguardar, y esperar a todas las naciones de este mundo, para su honra y fama…”33
Finalmente se encuentran las referencias, en la época del predominio Mexica, a
instituciones que son propias de la Nueva España tal como el cabildo y la república. Al
respecto, en el Cáp. IV, de la crónica se precisa:
“En este comedio de tiempo falleció el rey de los Mexicanos Acamapichtli, y, fue en
este el comienzo de sujetarse a tributos de extraños, y así luego todos los mexicanos
hicieron junta y cabildo entre ellos, diciendo: mexicanos antiguos, valerosos chichimecas
(…); ¿A quién pondremos en su lugar (…)…?”34
La memoria mexica es reciclada aunque como prueba el análisis de la crónica, la
misma incluye nuevas palabras que son el resultado del diálogo, forzado o no, de los dos
mundos en el que se inscribe el autor. Así, una vez más, las tlatóllotl, como soportes del
pasado mexica, son reinterpretadas en función de una nueva realidad: la de la Conquista y
Colonización.
Consideraciones Finales:
A partir de la Crónica Mexicana Tezozómoc intenta justificar los privilegios que en
un comienzo otorga la Corona Española. Por consiguiente, en el marco de un discurso
transcultural busca atribuir nuevos significados a las antiguas tlatóllotl. Lo mismo hicieron
los mexicas en tiempos de su hegemonía quienes tienen por objeto justificar las relaciones
de dominación frente al mundo indígena. No obstante, el autor al escribir se encuentra en
otra situación, pues: su grupo ya no es el hegemónico, su cultura intenta ser destruida y sus
privilegios están siendo socavados. Trata de superar el problema que supone articular la
memoria indígena sobre la que legítima ascendencia noble con los preceptos de la cultura
occidental. Su formación educativa le permite conocer ambos universos, los cuales trata de
encauzar, en tanto, a mi entender la obra se destina fundamentalmente a los españoles.
A su vez, en este contexto tanto los españoles como los indígenas deben repensar su
pasado, pues como bien indica Susan Gillespie:
“Los textos históricos que sobreviven representan fragmentos de ese diálogo
azteca-hispano (…). Contienen intentos de los dos grupos de conciliar los hechos de la
conquista con sus diferentes visiones del mundo, y ninguno de los dos puede ni rechazar
33
Tezozómoc, A: Crónica Mexicana,…..p, 57.
34
Ibidem, p. 19.

12
completamente sus propias categorías y principios, ni incorporar plenamente lo otro. (…),
el diálogo tomó la forma de una dialéctica, dando como resultado nuevas síntesis que a su
vez eran modificadas ulteriormente a medida que avanzaba el período colonial y seguían
produciéndose cambios.”35
Así, Tezozómoc, busca “...en el pasado los elementos necesarios para construir
con (…), ‘lo que se dice y cuenta de la antigua forma de vida’, una ‘relación con arte (…)
de los sucesos más memorables y las acciones más célebres de los ocurrido en el pasado’,
para tenerlos ‘presente y que no se olviden: como para escribir una Historia’, en la que su
propio grupo pudiera verse reflejado.”36Quien escribe se halla en la Nueva España, pues la
‘Excan Tlatoloyan37’, ha sido invadida/colonizada por los peninsulares. La memoria de sus
antepasados, se recupera en el marco de una nueva realidad, en la que quienes ejercen el
poder político, económico, social y cultural han de ser los españoles.
Bibliografía:
 García Quintana, J.: “El huehuetlatolli- antigua palabra- como fuente para la historia
sociocultural de los nahuas,” en
 Gillespie, S: Los Reyes Aztecas. La construcción Estudios de Cultura Náhuatl, México,
UNAM, Instituto de Investigaciones Históricas, 1976, N° 12.de un Gobierno en la
Historia Mexica, México, S. XXI, 2005.
 Inoue Okubo, Y.: “Crónicas indígenas: una reconsideración sobre historiografía
novohispana temprana”, en Indios, mestizos y españoles. Interculturalidad e
Historiografía en la Nueva España. México, UAM: Azcapotzalco, 2007.
 López Austin, A.: “La Construcción de la Memoria”, en La Memoria y el Olvido,
México, INAH, 1985.
 Portilla León, M.: Los Antiguos Mexicanos a través de sus crónicas y cantares, México,
F.C.E., 1976.
 Portilla León, M.: “La historia y los historiadores en el México Antiguo”, El Colegio
Nacional, México, 1971
 León Portilla, M.: Toltecáyotl. Aspectos de la Cultura náhuatl, México, F.C.E., 1987.

35
Gillespie, S: Los Reyes Aztecas. La construcción de un Gobierno en la Historia Mexica, México, S. XXI,
2005. p. 29.
36
Romero Galván, R.: “Memoria, Oralidad e Historia en dos Cronistas nahuas”, en…. p. 175.
37
Generalmente denominada ‘Triple Alianza’, integrada por Tenochtitlan, Texcoco y Tacuba.

13
 Romero Galván (Coord.): Historiografía Novohispana de tradición Indígena, México,
Universidad Nacional Autónoma de México, 2003.
 Romero Galván, R.: Los Privilegios Perdidos. Hernando Alvarado Tezozómoc. Su
tiempo, Su nobleza y su Crónica Mexicana, México, Universidad Autónoma de
México, Instituto de Investigaciones Históricas, 2003.
 Romero Galván, R.: “Memoria, Oralidad e Historia en dos Cronistas nahuas”, en
Estudios de Cultura Náhuatl, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Históricas,
2007, Vol. 38.
 Tezozómoc, A: Crónica Mexicana, México, Edit. Leyenda, 1944.

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