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Informe N°3: La dialéctica del Iluminismo

De Max Horkheimer & Theodor Adorno

Los autores Max Horkheimer & Theodor Adorno (1944) en la Dialéctica del
Iluminismo, exponen una crítica a las maneras en que las sociedades regidas por el
capitalismo adquieren la cultura. Aluden a un sistema donde la dinámica humana que
prevalece es la de gastar tiempo disfrutando de la cultura, entendiendo que es un tipo de
consumo. Los productos culturales, son formas culturales que se han convertido en
mercancía, cuya esencia o naturaleza refleja la lógica económica de producción y
ganancia, por ende, se habla de productos estandarizados, es decir que siguen una
norma. Los autores plantean un problema moral, en cuanto a la libertad e independencia
de las personas, puesto que la industria de la cultura se nutre del consumo colectivo de
productos estandarizados socialmente. No se requiere de la libertad individual, ni la
capacidad para discernir, debido a que existe una homogenización de la cultura y las
personas se constituyen como masas. Por otra parte, la industria posee un alcance
oceánico, donde lo nuevo y diferente es absorbido y neutralizado al perder su profundidad
teórica, por lo que se transforma en un producto de consumo. Asimismo, este sistema
genera una relación de dominación y control sistemática de los poderosos empresarios y
productores (la élite) hacia la población común (los obreros, comerciantes, empleados,
etc.), quienes son el principal consumidor de productos que son fruto de la industria. Es
por esto, por lo que la emancipación del individuo del ciclo de producción se vuelve cada
vez más difícil, dado que son fundamentales por el rol que cumplen en los medios.

Hay diferentes aspectos que son engranajes de la industria de la cultura, los


cuales actúan como sustentadores del modelo económico. De acuerdo con los autores,
una forma de ver esto es que las personas actúan como agentes de adormecimiento de la
clase, que no permiten que se generen las condiciones para un proceso liberador. Para
profundizar esta idea hay que trazar un hilo argumentativo conductor para comprender
tanto la razón del adormecimiento como la de la incapacidad para emanciparse.

La ilustración prometía la libertad, a través de abandonar el mito y la superstición,


es decir el desencantamiento del mundo. No obstante, lo que Horkheimer llama por la
enfermedad de la razón, es lo que ilustra de tal época como la paradoja de la búsqueda
del hombre por dominar la naturaleza a través de la razón instrumental (racionalidad que
calcula los medios más eficientes para un fin determinado), pero el hombre al ser parte de
la naturaleza termina siendo un control del hombre por el hombre, donde se instaura una
fuerza y autoridad que escapa de las manos del individuo.

En un panorama, donde el programa es desencantar el mundo para dominarlo,


surgen dos clases: los empresarios (ej., financieros y productores) y trabajadores (ej.,
comerciantes y obreros), donde la primera actúa en conjunto con otros de su tipo, en una
producción en cadena de la cultura, para así, dar sostén a la dinámica de dominación del
otro y homogeneización de la cultura, a través de la transformación de elementos en
productos de consumo de distribución masiva. Además, la industria de la cultura cumple
el rol de filtrar y clasificar productos en categorías preestablecidas por los productores de
la industria.

En respuesta a la insatisfacción y malestar de la gente, la industria de la cultura


brinda realidades ficticias a consumir, que tratan de acercar una imagen sobre lo qué es la
realidad. Así, el producto adapta a los individuos a un orden establecido y regido por una
ideología, junto con eso la industria genera deseos en las personas, mediante la creación
de un modelo de cómo es el buen vivir y del consumo, que es recibido como la única
información válida y legítima.

De esta manera, se ejerce influencia en la valoración de las personas en torno a


áreas como la política, educación, material y simbólica, anulando diferencias y creando
una ilusión de libertad. Ahora bien, siempre se puede elegir entre los objetos a consumir y
por consiguiente validar, pero no se puede elegir no consumir, por lo que se sigue
estando dominado por la industria.

Por otra parte, satisfacer los deseos de los dominados, requiere de la producción y
comercialización de bienes y servicios, por ende, la mano de obra es un pilar para su
cumplimiento. Se genera un círculo del que no se puede emancipar la humanidad, ya que,
los obreros no tienen la capacidad de presentar un discurso crítico, ni la capacidad de
emancipación, y requieren del dinero de la producción para consumir bienes y servicios.

Para terminar, se puede decir que, en la búsqueda del porqué del adormecimiento
de una clase y su incapacidad de emancipación, Max Horkheimer & Theodor Adorno
(1944 y 1988), a través de su crítica a la industria de la cultura, fueron claves en exponer
lineamientos centrales para comprenderlo. Aun así, carecen de una vista contemporánea,
que aborde dinámicas alternativas entre poder y sujeto, donde este último es protagonista
en la construcción de un discurso y de la realidad. De esta manera, se puede entender
que es un tema amplio, el cual requiere de más tiempo, información y extensión para
desarrollarlo.

Referencias

Adorno, T. & Horkheimer, M. (1944). Prólogo a la primera edición alemana. Dialéctica del

iluminismo. Editorial Sudamericana.

Adorno, T. & Horkheimer, M. (1988). La industria cultural. Iluminismo como mistificación

de masas. Dialéctica del iluminismo. Editorial Sudamericana.

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