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El Simbolismo de las Cuatro Direcciones Cardinales

Autor: Ángel Manuel Rodríguez

¿Qué simbolismo bíblico está asociado a los cuatro puntos cardinales?

En la Biblia, los puntos cardinales están repletos de significado. El conocer ese simbolismo puede
ayudar a interpretar algunos pasajes bíblicos. A menudo nos orientamos con el norte. En el mundo
antiguo, el punto de orientación era el este. El este se encontraba al frente, el oeste detrás, el sur
hacia la derecha y el norte a la izquierda. El futuro no estaba al frente sino atrás, es decir, era
invisible.

1. El este u oriente: La importancia como punto principal de orientación puede estar relacionada
con la salida del sol y su importancia en las religiones del Cercano Oriente de la antigüedad. En la
Biblia, su simbolismo aparece por primera vez en el Génesis. El Jardín del Edén se encontraba al
oriente (cap. 2:8), y su entrada miraba hacia allí (cap. 3:24). Después de pecar, Adán y Eva dejaron
el huerto y fueron hacia el oriente (cap. 3:24). Caín continuó este traslado hacia el oriente (cap.
4:16), que culminó con el movimiento de la raza humana en esa dirección (cap. 11:2-4).

En ese contexto, el este es simbólicamente ambivalente. La ubicación del Edén allí era un símbolo
de seguridad. Después del pecado, cuando se transformó en la dirección del exilio, representó la
condición de alienación de Dios. Era también el lugar del desierto desde donde provenía el viento
solano que amenazaba la vida (Sal. 48:7; Eze. 27:26). Para los profetas, el oriente era un símbolo
del exilio babilónico y de la presencia salvadora de Dios. El Señor fue hasta Babilonia y finalmente
redimió a su pueblo (Eze. 10:18, 19; 11:22, 23). El oriente llegó a ser el lugar desde donde Dios
intervino a favor de su pueblo y les trajo salvación (cf. Apoc. 16:12).

2. El oeste u occidente: Simboliza elementos negativos y positivos. Al oeste de la tierra se


encontraba el mar, que representa el mal y la muerte (Dan. 7:2, 3). A su vez, el término “mar” a
menudo se refería al occidente (Núm. 3:23). Es también el lugar de las tinieblas porque es allí
donde se pone el sol (Sal. 104:19, 20).

El significado positivo del occidente está asociado con el Tabernáculo y el Templo de Israel.
Aunque su frente daba al oriente, se requería avanzar hacia el oeste para ingresar. En ese sentido,
el occidente señalaba la unidad restaurada con Dios; un regreso al Edén. Cuando los israelitas
viajaban para llegar hasta el Templo y adorar allí, miraban hacia el oeste y tenían el sol saliente a
sus espaladas. Este movimiento había comenzado con Abraham, que dejó el oriente y viajó hacia
Canaán, que estaba al occidente, en obediencia a la voz divina (Gén. 11:31). Esto es un símbolo de
la bendición divina. Una vez que los exiliados fueron liberados de sus enemigos del oriente,
viajaron hacia el occidente, de regreso a la tierra de Israel. En esa travesía, el Señor mismo viajó
con ellos (Eze. 43:2-5).

3. El norte: Los estudiosos de la Biblia han sugerido que el norte simboliza lo permanente o eterno,
acaso porque las estrellas polares podían verse durante todo el año. Es el lugar de la habitación
celestial de Dios (Isa. 14:13) y desde donde desciende su gloria (Job 37:22) para bendecir o juzgar
(Eze. 1:4). Él es el verdadero Rey del Norte.

Pero el norte, representado por la mano izquierda, es también símbolo del desastre. El enemigo
del pueblo de Dios provenía del norte (Jer. 1:14, 15; Eze. 38:6), trayendo la destrucción. En cierto
sentido, el enemigo era el falso rey del norte que trató de usurpar el papel de Dios y que
finalmente es destruido por el Señor (Sof. 2:12; Dan. 11:21-45).

4. El sur: Constituye por lo general un símbolo negativo. Pero el hecho que esté representado por
la mano derecha también lo convierte en positivo. Es negativo porque hacia el sur de Israel está el
desierto, una región donde no prospera la vida (Isa. 30:6). Hacia el sur estaba Egipto, un opositor
del poder divino y opresor de su pueblo. Pero en el sur también estaba el lugar donde el Señor se
le apareció a Moisés, donde fue con él a Egipto, liberó a su pueblo y se le reveló en el Monte Sinaí
(por ejemplo, en Deut. 33:2).

La naturaleza ambivalente de los símbolos de los cuatro puntos cardinales parece estar basada en
el hecho de que se percibía que el mal estaba presente en todos lados y de que la presencia
salvadora de Dios siempre estuvo a disposición de su pueblo desde cualquier término de la tierra
(Sal. 139:7-12). En cierto sentido, los puntos cardinales señalan más allá de los puntos terrestres,
para referirse al conflicto cósmico entre el bien y el mal.

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