Está en la página 1de 4

LOS ÁNGELES

Serafines: Son los "alabadores" de Dios. Serafín significa “amor ardiente”. Los serafines
alaban constantemente al Señor y proclaman su santidad. léase Isaías 6,2.

Querubines: Son los "guardianes" de las cosas de Dios. Aparecen como los encargados de
guardar el arca de la alianza y el camino que lleva al árbol de la vida. Entre dos querubines
comunica Yahvé sus revelaciones. "Se sienta sobre querubines".
Se habla de ellos en el Génesis, en el Éxodo, en la visión de Ezequiel (1,4) y en la carta a
los hebreos (9,5).

Potestades, Virtudes, Tronos, Principados y Dominaciones: En la Biblia encontramos estos


diversos nombres cuando se habla del mundo angélico. San Dionisio interpreta los nombres
de los diferentes grupos de ángeles como correspondientes a su grado de perfección. Para
San Gregorio estos nombres se refieren a su ministerio: los principados son los encargados
de la repartición de los bienes espirituales; las virtudes son los encargados de hacer los
milagros; las potestades son los que luchan contra las fuerzas adversas; las dominaciones
son los que participan en el go-bierno de las sociedades, y los tronos son los que están
atentos a las razones del obrar divino.

Ángeles: Su misión es ayudar a los hombres a llegar a la salvación eterna, guiándolos y


protegiéndolos de los peligros de alma y cuerpo.

Arcángeles: Les podríamos llamar los “asistentes” de Dios. Son ángeles que están al
servicio directo del Señor para cumplir misiones especiales.

Arcángel San Miguel: Es el que arrojó del cielo a Lucifer y a los ángeles que le seguían y
quien mantiene la batalla contra Satanás y demás demonios para destruir su poder y ayudar
a la Iglesia militante a obtener la victoria final. El nombre de Miguel significa "quién como
Dios". Su conducta y su fidelidad nos deben invitar a reconocer siempre el señorío de Jesús
y a buscar en todo momento la gloria de Dios.

Arcángel San Gabriel: En hebreo significa "Dios es fuerte", “fortaleza de Dios”. Aparece
siempre como el mensajero de Yahvé para cumplir misiones especiales y como portador
de noticias felices. Por ejemplo, anunció a Zacarías el nacimiento de Juan el Bautista, y a
la Virgen María la encarnación del Hijo de Dios.

Arcángel San Rafael: Su nombre quiere decir “medicina de Dios”. Tiene un papel muy
importante en la vida de Tobías al mostrarle el camino a seguir y lo que tenía que hacer.
Tobías obedeció en todo al arcángel Rafael sin saber que era un ángel enviado por el Señor.
Él se encargó de presentar sus oraciones y obras buenas a Dios. Y les dejó como mensaje
bendecir y alabar a Dios, hacer siempre el bien y nunca dejar de orar.
Se le considera patrono de los viajeros por haber guiado a Tobías en sus viajes por tierra y
por mar. Es patrono de los médicos (enfermedades de cuerpo y alma) por las curaciones
que realizó en Tobit y Sara, el padre y la esposa de Tobías.

Nota acerca de los demonios o ángeles caídos.


Dios creó a los ángeles como espíritus puros, todos se encontraban en estado de gracia,
pero algunos, encabezados por Luzbel, el más bello de los ángeles, por su malicia y
soberbia, se negaron a adorar a Jesucristo, Dios hecho hombre, por sentirse seres
superiores y así rechazaron eternamente a Dios con un acto inteligente y libre de su parte..
Luzbel, llamado Lucifer, Diablo o Satán y los ángeles rebeldes que le siguieron, convertidos
en demonios, fueron arrojados del Cielo y fueron confinados a un estado eterno de tormento
en donde nunca más podrán ver a Dios. No cambiaron su naturaleza, siguen siendo seres
espirituales y reales.
Lucifer es el enemigo de Dios, a quien Jesús le llama “el engañador”, “el padre de la
mentira”. Su constante actividad en el mundo busca apartar a los hombres de Dios mediante
engaños e invitaciones al mal. Quiere evitar que lo conozcan, que lo amen y que alcancen
la felicidad eterna. Es un enemigo con el que se tiene que luchar para poder llegar al cielo.

Los demonios se encuentran organizados en jerarquías, tal y como fueron creados en un


principio, subordinados los inferiores a los superiores.
Satanás y sus demonios comenzaron sus maléficas acciones con Adán y Eva y no se dan
por vencidos en su labor. Aprovechan la inclinación del hombre hacia el mal por su
naturaleza que quedó dañada después del pecado original. Son muy astutos, disfrazan el
mal de bien.

Antiguo Testamento
En todas sus formas el Antiguo Testamento menciona a los ángeles más de trescientas
veces y son llamados generalmente: Bene Elohim “hijos de Dios”, “ejercito del Señor”,
“estrella de la mañana”, “querubines”, “varones”, “príncipes”, etc. Para el tiempo del Nuevo
Testamento llegaron a ser llamados más como comúnmente como ángeles.

En el Antiguo Testamento la corte celestial de Dios fue entendida semejante a la corte de


un rey en la tierra. Así estos “Concilios Divinos” fueron vistos por los profetas como
Jeremías. También ver 1 Re 22,19-23.

En el A.T. “El Ángel del Señor” (Ángel de Yahvé) actuaba en forma a veces tan poderosa
que se identifica con el mismo Dios. Hablar con el era hablar con Dios mismo, no siempre
se distingue. (Ver Gen 16, 7 y 13; Ex 3,2-6)

La Biblia habla de diferentes tipos de ángeles: los querubines son los que sostienen el trono
de Dios o guardan la entrada del Edén, los serafines, con sus seis alas, cantan la gloria de
Dios (Sal 80,20; Is 6,2; Ez 10,1).

Los ángeles juegan diversos papeles: anuncian la destrucción de los enemigos de Dios,
protegen al pueblo de Dios (Ex 14,19-20), e intervienen para dirigir la vida o las acciones
de una persona (a Abrahám que vuelva a Sara, Gen 16,9). Ellos castigan (Gen 19,11) y
perdonan pecados (Ex 23,21-21).

El Nuevo Testamento
En el N.T. también los ángeles desempeñan varias obras para Dios. Ellos aparecen y llevan
mensajes a Zacarías, a María, a los pastores en Noche Buena y a José en el sueño.
Anuncian la resurrección y explican la Ascensión de Jesús.
El N.T. les muestra alabando al Señor (Lc 2,13-14, Ap 5,8-14), pidiendo a Dios por nosotros
(Ap 5,8; 8,3-4), atendiendo a Jesús y a los cristianos (Heb 1,14, Mt 4,6 y 11) y celebrando
el arrepentimiento de un pecador (Lc 15,10). Los ángeles intervienen para rescatar a los
apóstoles (Hch 5,19-20; 12,6-11), guían a Felipe (Hch 8,26), dice a Cornelio que busque a
Pedro (Hch 10-11), informan a Pablo que llegara ala corte del Cesar (Hch 27,23-24), etc.
Aparentemente no se casan (Lc 20,35-36).

Acompañaran a Cristo en su segunda venida (Mc 8,38; Mt 16,27; 2 Tes 1,7). Participaran
en los acontecimientos apocalípticos del fin del mundo (Mt 13, 41-42) en el juicio final (Mt
24,31; 25,31).

Su adoración es estrictamente prohibida. Los ángeles se hacen visibles para confirmar su


existencia y para demostrar que son servidores de Dios y aliados nuestros cuando hacemos
la voluntad de Dios. Ellos vienen para ayudarnos, y cooperan con Dios en nuestra salvación
están en la presencia de Dios, listos siempre para servirle: “oran, adoran, vigilan, cantan y
alaban a Dios y pregonan sus perfecciones. Son, pues, mediadores, custodios, protectores,
y ministros de la justicia divina”.

Los que llevan nombre

Gabriel, Miguel, Rafael

Gabriel: su nombre quiere decir “Fortaleza de Dios” (Dios es mi guerrero, héroe, Dn 8, 16,
9,21). Gabriel ayuda al profeta Daniel a entender la última revelación dada por Dios a Israel.
Ayuda también a jeremías (25,11-12; 29,10) a entender que la revelación de la “caída” de
babilonia en 70 años trata sobre todo de la venida del reino de Dios después de 70 más 7
años. Es Gabriel que aparece a Zacarías y a María.

Miguel: significa “Quien como Dios” y es mencionado en varios lugares del Antiguo y Nuevo
Testamento: Dn 10,13 y 21; 12, 1; Jud 9; Ap 12,7. El protege y defiende a Israel y Miguel
en luchar contra el dragón (=Satanás) en Ap 12,9 donde defiende al nuevo Israel: “La Iglesia
de Cristo”. En judas 9 es llamado arcángel.

Rafael: quiere decir “Medicina de Dios” (Dios sana), y encontramos a el en el libro de Tobías
(5,4; 5). Como su nombre indica, Rafaela restaura la vista de Tobías, protege a Tobías en
su viaje y le ayuda a encontrar su futura esposa.

La Biblia también habla de los ángeles de la Guarda. Deuteronomio 32, 8 dice que Dios
asigna un ángel para cada país. Ellos guardan a los individuos (Mt 18,10) y a comunidades
enteras (Ap 1-3). (Ver Ex 23,23; Sal 91,11; Tob 5, y 12,12)
Los ángeles de la guarda están constantemente a nuestro lado, no se separan de nosotros
ni un momento, aun cuando estamos durmiendo; y no nos ayuden solo cuando los
necesitamos si no siempre están para protegernos. Para que nuestra relación con nuestro
ángel de la guarda sea más íntima debemos tratarlo, llamarle, hablar con él, y debemos
agradecer a Dios por este compañero y protector que es una manifestación de su divina
providencia. Como aconsejo el Papa Juan XXIII, recordar que tenemos un ángel que nos
quiere y nos protege debe darnos mucha alegría (9 de agosto de 1961).

También podría gustarte