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Jan Roubal1
Trad. Belinda Cornejo
Resumen
En la terapia Gestalt el experimento es una intervención terapéutica en la cual el terapeuta
transforma la situación terapéutica activamente. Permite al cliente obtener de una manera
holística un nuevo awareness que incluye no sólo sus pensamientos, sino también sus
sentimientos y experiencias corporeizadas. A través del experimento, el cliente se encuentra
con la oportunidad de comenzar a aprender cómo usar su potencial no reconocido, así como
con la experiencia directa de ser capaz de realizar el cambio por sí mismo, a partir de sus
propios recursos. El experimento se integra al todo del proceso psicoterapéutico y su uso sólo
es efectivo sobre la base de una relación terapéutica segura, apoyadora y plena de confianza.
También se presenta un estudio de caso para plantear al experimento como un viaje conjunto
pleno de aventura tanto para el cliente como para el terapeuta, que comienza en la situación
aquí y ahora, continúa a través de la indiferencia creativa y se dirige hacia un descubrimiento
no planeado.
Introducción
Una y otra vez las personas se encuentran cotidianamente con situaciones que los invitan e
incluso empujan a probar algo nuevo y no explorado y así tratar de entrar en un proceso que
es impredecible, y que no puede planearse con anticipación. Ese paso arriesgado que se debe
dar en dichas situaciones parece ser necesario para su crecimiento, a veces incluso para su
supervivencia. Necesitan “dar un paso fuera del propio self” para descubrir una perspectiva
clara y fresca. (Yontef, 1993)
1
Jan Roubal, MD, PhD. Es Profesor Asistente de Psicoterapia en la Universidad Masaryk en Brno, República
Checa, donde también participa en el trabajo dentro del Centro para la Investigación en Psicoterapia. Trabaja
como psicoterapeuta y psiquiatra. Fundó y dirige actualmente el Entrenamiento en Psicoterapia Integral y el
Entrenamiento en Estudios Gestálticos en República Checa. Así también labora como formador en psicoterapia y
supervisor a nivel internacional. Preside el Comité de Investigación de la Asociación Europea de Terapia Gestalt.
Ha coeditado los libros Terapia Gestalt en la práctica clínica. De la psicopatología a la estética del contacto y
Hacia una Tradición Investigativa en Terapia Gestalt.
La terapia Gestalt ofrece un apoyo en este proceso natural de crecimiento que es necesario
para el contacto con el medio ambiente, que evoluciona instantáneamente y se ajusta
creativamente. Lo que es más, sobre la necesidad humana natural de actualización, la terapia
Gestalt ha construido uno de sus principios básicos. Invita activamente a los clientes a adoptar
una actitud experimental hacia la vida, a probar nuevas conductas y aprender de lo que
sucede. (Perls, Hefferline & Goodman, 1951) Con ese fin, en la terapia Gestalt se usa la
intervención específica del experimento como un desafío planteado activamente por el
terapeuta, y es parte integral de una relación terapéutica segura y apoyadora.
Por otra parte, en el desarrollo de la Gestalt también hubo un importante alejamiento del uso
de los experimentos. Burley, Resnick & Resnick (2005) no consideran al experimento como
parte de las bases filosóficas de la terapia Gestalt, sino simplemente como una de muchas
intervenciones posibles que se usan al servicio de la creación de awareness que, como tal,
puede ser desechable y reemplazable. Resnick2 establece una distinción entre la “estrategia”
general de la terapia Gestalt, que es la restauración de la autorregulación dentro del campo
organismo/medio ambiente, y las “tácticas”, que son las tecnologías que generan la diferencia.
La diferencia permite awareness, que plantea para la terapia Gestalt la metodología principal
usada al servicio de la estrategia general. Además del experimento, hay muchas “tácticas”,
como son las técnicas de la relación dialógica, las polaridades, la respiración, la voz, los
2
Comunicación personal, septiembre de 2017.
sueños, las fantasías, las imágenes, etc. Los experimentos pueden ser congruentes con -y dar
apoyo a- la terapia Gestalt, pero no se les considera como uno de los principios básicos de
este enfoque.
Durante los años sesenta y setenta del siglo pasado, cuando se estaba popularizando y
codificando la terapia Gestalt, las originales expresiones creativas de la percepción
momentánea de Fritz Perls (p. Ej. silla vacía, dos sillas, perro de arriba/perro de abajo)
comenzaron a aplicarse como técnicas rígidas. Posteriormente hubo críticas a Fritz Perls por
contribuir a esta distorsión del enfoque Gestalt (p. Ej., Melnick, 1980; Yontef, 1993;
Greenberg, 1997; Spagnuolo Lobb, Amendt-Lyon, 2003; Bowman, Nevis, 2005; y otros). En
las últimas décadas el enfoque ha enfatizado el acercamiento dialógico en la terapia Gestalt, lo
que puede considerarse como una reacción de péndulo necesaria ante el riesgo del uso
excesivo de las técnicas. Sin embargo, es posible que el péndulo haya ido demasiado lejos. El
acercamiento dialógico atrajo honores, y a veces el acercamiento experimental es descartado
comentándose que todo es un experimento. Dicho acercamiento inhabilitaría la oportunidad
de explorar y desarrollar al experimento de manera sistemática como una intervención
específica dentro del enfoque Gestalt. Este artículo está basado en una amplia base de
bibliografía sobre los aspectos creativos de la terapia Gestalt en general, y sobre el potencial,
límites y reglas generales para el uso del experimento en particular (p. Ej. Zinker, 1977;
Melnick, 1980; Mackewn 1999; Philippson, 2001; Amendt-Lyon, 2001a, 2003a, 2003b;
Melnick, Nevis, Shub, 2005; Joyce, Sills, 2006; Frank, 2003; Roubal, 2009; Yontef, Schulz,
2016; y muchos otros). Se propone a su vez, complementar a la bibliografía con un intento
pragmático y práctico de explorar y cultivar al experimento como una forma específica de
intervención que puede integrarse a la totalidad del proceso de terapia de una manera
significativa.
En la terapia Gestalt un experimento es una intervención activa que lleva más allá la
exploración colaborativa de la experiencia del cliente. (Yontef, Schulz, 2015) Es una
intervención utilizada sistemática y apropiadamente, que puede ofrecer la oportunidad de
desbloquear procesos rígidos y fortalecer la sensación de elección del cliente. (Joyce, Sills,
2006) El experimento se integra a la totalidad del proceso psicoterapéutico y sólo puede
usarse de una manera efectiva cuando está basado en una relación terapéutica segura,
apoyadora y plena de confianza. El procedimiento básico para utilizar el experimento consiste
en explorar y aprender haciendo; el punto de partida básico cuando se está creando un
experimento es que esté dirigido al proceso. Metafóricamente, puede considerarse al
experimento como un viaje, una aventura conjunta tanto para el cliente como para el
terapeuta, comenzando en la situación del aquí y el ahora, que continúa a través de una
indiferencia creativa y que está orientado hacia un descubrimiento no planeado.
Vista desde otros enfoques terapéuticos, la terapia Gestalt aún tiene la reputación de ser un
enfoque terapéutico que está basado, en gran medida, en el uso de técnicas. Esto se trata de un
malentendido, ya que se confunde a los experimentos descubiertos creativamente con una
especie de procedimiento para la modificación de la conducta. Para los terapeutas de otros
enfoques psicoterapéuticos puede ser difícil entender el proceso para la creación de los
experimentos dentro del campo de una relación terapéutica. Ellos quizás vean el trabajo del
terapeuta Gestalt desde la lente del modelo médico, donde se prescribe una técnica para curar
un síntoma. Sin embargo, también señalan un punto que es importante para nosotros, los
terapeutas Gestalt, ya que si vemos al experimento mismo como una cura (Stevens, 2004),
siempre tenemos presente el peligro de que un experimento se “congele a modo de técnica”
(Melnick, 1980). Para nuestro enfoque es esencial distinguir entre la rutina y el estilo creativo,
entre la técnica y el experimento. (Amendt-Lyon, 2001b)
Aquí aparece otro rasgo sustancial que distingue al experimento de la técnica. La técnica suele
prepararla el terapeuta por adelantado, mientras que el experimento es una creación conjunta
del terapeuta y el cliente en la situación aquí y ahora. Aunque el terapeuta estructura el
proceso de terapia activamente y le ofrece al cliente una tarea en particular, el desarrollo
gradual del experimento es flexible y no lo controla ni el cliente, ni el terapeuta. El
experimento nace del proceso de la relación terapéutica (Amendt-Lyon, 2003a), la relación
mutua se vuelve un laboratorio donde el experimento se forma orgánicamente.
El experimento creativo emerge del contacto del terapeuta con el cliente y no se elige a partir
de una serie de intervenciones estandarizadas que se sepa producen una reacción estándar
(Philippson, 2001), sin embargo pueden usarse las técnicas como inspiración para un
experimento. Un terapeuta puede tener almacenada una serie de técnicas útiles, como
exteriorizar el diálogo interno mediante el uso de dos sillas, repetir una oración deflectiva
comenzándola con un “yo”, o muchas otras. Cuando el terapeuta no está aplicando una
técnica preparada de antemano para resolver un problema, sino que se queda abierto en la
situación terapéutica aquí y ahora con el cliente, y surge la idea de una técnica a modo de
inspiración, una técnica “congelada” puede “descongelarse” nuevamente y volverse un
experimento creativo.
Gracias al experimento, el cliente puede tener una experiencia de su self que es nueva,
emocionante, pero que a menudo también causa temor y vergüenza. Esta clase de experiencia
evoluciona ante la presencia aceptante y apoyadora del otro, abriéndose así a una nueva
manera de ser en el mundo para el cliente. Los experimentos abren nuevas posibilidades y la
relación segura permite al cliente ponerlas a prueba. Ante la presencia del terapeuta puede
nacer por vez primera una manera muy nueva de existir. Conjuntamente crean y son testigos
de cómo esta nueva manera comienza a florecer, lo que genera una cercanía humana
conmovedora. Así, el uso de experimentos contribuye a crear el fondo para un encuentro
existencial “Yo-Tú” entre el cliente y el terapeuta.
El terapeuta acepta la unicidad del ajuste creativo del cliente en el contexto de su historia de
vida. El ajuste creativo plantea un punto de partida para desarrollar un experimento.
Simultáneamente, el terapeuta invita el potencial no utilizado del cliente, y lo desafía. En el
cliente hay una tensión existencial entre la polaridad de “quiero transformarme, porque no
estoy satisfecho con la manera en que vivo” y la otra polaridad de “no quiero transformarme,
porque la manera en que vivo es la única que conozco”. El terapeuta logra sostener esta
tensión sin identificarse con ninguna de las dos polaridades. Simplemente permanece
disponible y, al proponer el experimento, expresa a la vez su respeto por la experiencia de
vida única del cliente y su confianza en la capacidad del cliente para encontrar maneras de
vivir nuevas y más satisfactorias. El experimento fortalece la oportunidad de desarrollar el
“awareness no dual” existencial. (Williams, 2006)
Experimento y diálogo
Joseph Zinker (1977) habla de estirar el concepto del self durante el desarrollo individual.
Cuando se acepta y honra a una de las polaridades, eso también permite la exploración y el
desarrollo completo de la otra polaridad. Podemos ampliar este concepto al desarrollo de la
terapia Gestalt en su conjunto. Los enfoques dialógico y experimental no se cancelan el uno al
otro; al contrario, se fortalecen mutuamente. El uso de experimentos puede verse incluso
como una habilidad específica de la terapia Gestalt para trabajar con la relación
psicoterapéutica, donde el terapeuta puede apoyar la intencionalidad del contacto mediante
experimentos hechos a medida y creativos. (Vidakovic, Zeleskov-Djoric, Roubal, Baalen,
Francesetti, Wimmer, 2015)
El interés sincero en el cliente como ser humano único, combinado con la construcción de un
contacto auténtico con él, crea la base necesaria para el uso de experimentos que orienta al
proceso terapéutico hacia la experiencia nueva y fresca del cliente. Dicha experiencia ofrece
aún otra oportunidad para un encuentro personal genuino dentro de la relación terapéutica,
porque aparece en la presencia del terapeuta y es creada conjuntamente por el cliente y el
terapeuta. Con la experiencia nueva, y a menudo sorprendente, que se descubrió a través del
experimento, el cliente puede sentirse aceptado y aprender a aceptarse.
Este artículo está dedicado al experimento y se enfoca intencionalmente en una polaridad. Sin
embargo, debe leerse con awareness de que la dimensión dialógica también es un componente
siempre presente del enfoque terapéutico Gestalt, aunque a la hora de usar un experimento, se
retira al fondo.
¿Cómo puede ser útil un experimento para el cliente? ¿Cuándo es útil y cuándo no? Como
terapeutas, estamos en una situación paradójica. Por una parte, no empujamos el experimento
hacia un resultado preconcebido, por otra parte, no usamos el experimento de una manera
incidental, sino con nuestra intención consciente. No dirigimos el experimento hacia un
contenido en particular (que el cliente debe descubrir), pero sí dirigimos el experimento hacia
metas del proceso, descubriendo nuevas maneras en que puedan abrirse a través del
experimento.
Una investigación sobre el enfoque de factores comunes a la psicoterapia (Rosenzweig,
1936/2002; Frank & Frank, 1993; Garfield, 1995; Goldfried, 1980; Grawe, 2004;
Lampropoulos, 2001a; Prochaska & Norcross, 1999; Wampold, 2012) ayudaron a identificar
factores que pueden utilizar intencionalmente los terapeutas a modo de estrategias clínicas
generales. (Goldfried, 1980) Lampropoulos (2001b) resumió las estrategias en ocho
categorías: (1) la relación terapéutica, (2) la catarsis y el alivio del estrés, (3) infundir
esperanza, (4) la autoexploración, el awareness y el insight respecto a los problemas, (5)
ofrecer una explicación teórica, (6) enfrentar los problemas, (7) adquirir y poner a prueba
nuevos aprendizajes, y (8) el logro del control y el dominio. Con la excepción de los puntos 1
y 5, para todas estas estrategias generales pueden usarse experimentos directamente.
La manera única de contactar de cada persona está regulada por una combinación de
awareness habitual/implícito y un awareness focal. (Yontef, 1993) Los modos habituales se
actualizan en la situación de terapia presente. Se vuelven más claros mediante el uso de
experimentos, y tanto sus valores como sus limitaciones resaltan para el cliente de una manera
más clara. La terapia Gestalt se enfoca en la inmediatez de la experiencia, que es traída al
awareness para desafiar los patrones preexistentes (Yontef, 1993) y utiliza experimentos para
apoyar este proceso. Por sí misma, la creación de awareness respecto a las maneras en que los
hábitos del cliente lo aprisionen, aunada al apoyo y la seguridad de la relación terapéutica, ya
crea una situación desafiante para el descubrimiento de nuevas maneras [de actuar]. Se abre
para el cliente la opción de salir de los patrones fijos a través de los cuales percibe y se
relaciona consigo mismo y lo que le rodea. Al crear awareness a través de una experiencia
percibida holísticamente, el experimento crea la oportunidad de salir de estos patrones fijos y
fortalecer las opciones percibidas por el cliente.
Actuar distinto. Crear awareness no es la única intención al usar experimentos. A través de
un experimento el cliente también se encuentra con la oportunidad de entrar en contacto con
su potencial denegado y comenzar a aprender a utilizarlo. Esta segunda intención del
experimento es para crear un lugar seguro donde el cliente pueda aceptar su ansiedad respecto
a salir de lo familiar y arriesgarse a actuar de una manera diferente. (Philippson, 2001) Al usar
el experimento, el mensaje implícito del terapeuta al cliente es: “Intenta algo nuevo cuando
tengas el apoyo para ello”. (Greenberg, 1997).
En la terapia Gestalt el experimento puede verse como una integración de la fenomenología y
el conductismo (Zinker, 1977) que utiliza el aprendizaje experiencial en la situación aquí-y-
ahora de la terapia para un cambio de comportamiento. El cambio no sucederá al nivel de un
recuerdo explícito cuando en la terapia sólo se habla sobre contenido. (Staemmler, 2002) El
terapeuta se enfoca en la experiencia realmente presente, ya que sólo es posible cambiar el
patrón repetido cuando se activa en la memoria implícita procesal. Gracias al apoyo del
terapeuta, el cliente puede atreverse a salir de su comportamiento fijo. A través del
experimento, su propia creatividad se vitaliza y se convierte en un recurso para poner a prueba
nuevas maneras [de actuar].
Fortalecer la agencia
Además de crear awareness y actuar de una manera distinta a lo acostumbrado, el
experimento también le ofrece al cliente una experiencia directa con la capacidad de cambiar
por sí misma, a partir de sus propios recursos. Los clientes no son sujetos de cambio, son
“agentes activos” (Bohart, 2000) quienes, gracias a la terapia, movilizan su agencia, su propia
capacidad de actuar de una manera distinta a lo acostumbrado, su capacidad de encontrar su
propio camino. En su investigación acerca de la manera en que terapeutas conceptualizan a la
agencia dentro del proceso de cambio, Williams y Levitt (2007) describieron ciertos
principios en los distintos enfoques, diseñados como pautas para el proceso de toma de
decisiones del terapeuta de momento a momento para fortalecer la agencia del cliente. Uno de
ellos, el de “desafiar y confrontar para fortalecer el awareness, la reflexión y la agencia”, al
aplicarse a la terapia Gestalt identifica la manera en que el experimento contribuye al proceso
de cambio. A través de la experiencia de que “yo puedo hacer el cambio”, el cliente siente
más motivación y autoapoyo. Aumenta su sensación de que “mi vida está en mis manos”; con
el experimento su agencia se ve fortalecida a través del trabajo desafiante.
Por la parte del terapeuta, el riesgo principal es cuando el terapeuta sugiere el experimento
como una manera de escapar de su propia ansiedad, impotencia o sensación de urgencia. “¡No
sé qué hacer con el cliente! Quizás un buen experimento sería de ayuda…” El uso seguro y
efectivo del experimento depende de dónde se origine el impulso en el terapeuta. El terapeuta
primero necesita arraigarse bien a través de su postura corporal, su respiración y/o un
entendimiento conceptual de la situación. También deberá establecer un buen contacto con el
cliente a través del diálogo sobre los detalles de la situación o historia del cliente. Sólo
entonces podrá emerger el experimento creativa y libremente como un modo de exploración y
no como una solución. Hay una regla general que es útil: Cuando no tengas nada que decir, no
digas nada. Eso es muy válido también para el uso de los experimentos. Cuando al terapeuta
no se le presenta la idea de un posible tipo de experimento por sí misma, por el momento no
debe plantear ningún experimento.
Durante las distintas fases del proceso del experimento, el terapeuta explora su propio
awareness respecto a las dinámicas del campo relacional. Aquí resulta útil una supervisión
3
También conocida como la ley de la pregnancia o ley de la buena forma que consiste en la tendencia a
encontrar la forma más simple o consistente de unidades de significado. N.del E.
enfocada específicamente en el uso del experimento. El terapeuta puede explorar cómo inició
el experimento, cómo el experimento surgió gradualmente de la situación terapéutica y cuáles
fenómenos relacionales estaban presentes: ¿Cuál era el awareness que tenía el terapeuta de la
situación cuando sugirió el experimento? El terapeuta reflexiona acerca de cuándo y para qué
sugirió el experimento, así como del rol que puede jugar el experimento en la dinámica de la
relación terapéutica. Puede suceder que al sugerir un experimento el terapeuta esté atendiendo
sus propias necesidades.
Sin embargo, el terapeuta no está interesado en la manera en que el experimento surgió del
campo relacional de la situación terapéutica. También exploran cuál era su propio awareness
durante el proceso del experimento. Por ejemplo, el terapeuta puede experimentarse a sí
mismo como demasiado directivo y controlador durante el experimento o, al contrario, como
demasiado indeciso y cauteloso. Al cobrar awareness sobre esto, el terapeuta lo explora como
un fenómeno del campo, como información acerca de un patrón de este estilo, ya que su
experiencia, los impulsos y las necesidades son una función del campo relacional durante todo
el proceso de la terapia, así como en el experimento.
Y, finalmente, ¿cuál fue el awareness del terapeuta al final del experimento? ¿Qué
experiencia tuvo en ese momento con el cliente? Por ejemplo, ¿hubo un momento de alivio y
proximidad compartidos? A través de un diálogo con el cliente, el terapeuta presta atención a
la manera en que dicha experiencia, generada por el experimento, ha influido en la relación
terapéutica y cómo puede integrarse a la totalidad del proceso psicoterapéutico de una manera
significativa. O bien, por ejemplo, ¿tuvo el terapeuta awareness de su frustración a raíz de que
podría haberse logrado más a través del experimento? De nuevo, este awareness es
información valiosa (quizás sobre sus expectativas elevadas y un patrón orientado a las
metas), y el terapeuta puede explorar cómo puede integrarse de nuevo en la dinámica
relacional entre el cliente y el terapeuta. El siguiente ejemplo ilustra la integración de la
experiencia relacional de un experimento a la totalidad del proceso terapéutico.4
Hana, una clienta de 50 años de edad, entró a terapia por la muerte repentina e inesperada de
su marido dos años antes. Seis meses de terapia le dieron a Hana un espacio para el duelo y
para compartir su dolor y tristeza. El aspecto dialógico de la terapia Gestalt había estado en el
primer plano en nuestro trabajo, y naturalmente el plano experimental estaba en segundo
plano. La sesión real aquí descrita sucedió al regresar Hana de un descanso de un mes de
duración durante las vacaciones de verano.
En ese momento, mi percepción estética de la situación fue que era un buen momento para
explorar. Se basó en la impresión percibida holísticamente de varios comentarios pequeños de
Hana y también de mi propio awareness. Noté un leve cambio en la postura corporal de Hana:
estaba sentada más derecha y al mismo tiempo de una manera más relajada. Lo entendí como
un autoapoyo corporeizado. También noté en su manera de hablarme y mirarme, un cambio
4
Esta es una versión corregida de una descripción de caso que ya he usado en mis otros textos . (Roubal, 2009,
en imprenta)
pequeño pero importante en contraste con el “¡Ayúdame por favor!” que había percibido
durante nuestro trabajo anterior, que se convertía en un “quiero compartir algo contigo”. Mi
experiencia fue que el contacto con Hana era menos exigente y urgente, más energizante y
despertando curiosidad.
Con base en este “diagnóstico intrínseco” (Roubal, Gecele, Francesetti, 2014), valoré que su
autoapoyo ya desarrollado, así como nuestra relación ya bien establecida, podrían soportar
una intervención más desafiante. Percibí la situación como un tanto distinta de nuestras
sesiones anteriores, donde hacían falta seguridad, apoyo y contención de modo que el aspecto
dialógico del enfoque Gestalt naturalmente era el que hacía figura. Ahora sentía que podía ser
un buen momento para que cobrara relevancia el aspecto experimental.
Decidí ofrecerle a Hana un experimento que nos ayudara a cobrar más conciencia del proceso
que se estaba dando en nuestra relación aquí y ahora. Al tomar esta decisión, activamente y
con awareness cambié mi rol hacia Hana de compañero a guía. Para eso establecí una nueva
mentalidad, distinta a la dialógica anterior. Me volví enfocado y sensible a los aspectos de la
situación aquí y ahora que me invitaban a una mayor exploración y descubrimientos. Me
preparé conscientemente para dirigir y sugerir activamente un experimento. Me permití sentir
fascinación del proceso creativo y permití a mi intuición seguir la inspiración para un
experimento. Al mismo tiempo, me preparé para sostener muy suavemente mi intención en
cuanto al experimento y estar preparado para ajustar o hacer de lado el experimento, si a Hana
no le parecía.
Mi intención era hacer notar la silueta de la figura que estaba emergiendo del contacto entre el
cliente y el terapeuta. La figura aún no estaba clara pero su característica parecía ser la de
avanzar hacia una relación más igualitaria y de menos dependencia del cliente con el
terapeuta.
Creé el experimento a partir de los fenómenos que estaban apareciendo de manera natural en
la situación aquí y ahora, usando la misma frase de Hana, notando y describiendo su
expresión corporal y explorando su experiencia. Al hablar con ella de su experiencia, se hizo
más figura el aspecto dialógico de la terapia, y el experimento pudo terminarse ahí. Sin
embargo, al usar el criterio estético para una imagen diagnóstica momentánea, me pareció que
la intensidad de su experiencia superaba por mucho lo que se aplicaba a la situación aquí y
ahora. Esta discrepancia me dio curiosidad y me dejé guiar por mi curiosidad. Al mismo
tiempo, me tomé un rato más para darle forma a un entendimiento de la situación. Me basé en
la hipótesis de que no todos los sentimientos fuertes de Hana tenían que ver únicamente con la
relación entre nosotros dos, sino que también me sugerían algunos asuntos inconclusos
respecto a las otras relaciones de Hana. Con base tanto en mi intuición impulsada por la
curiosidad como en mi conceptualización cognitiva, decidí sugerir otro paso del experimento.
Hana parecía cautivada por este descubrimiento pero, por otra parte, no expresó ninguna
emoción fuerte. Me pareció que su nuevo awareness era a un nivel más cognitivo. Entendí
que Hana se estaba acercando a un nuevo awareness, pero se quedó en una postura más
segura al repetir el tema de su relación con su madre, que ya habíamos discutido. Por mi
parte, yo estaba consciente de que la excitación de nuestra experiencia compartida estaba
disminuyendo, lo que para mí era señal de estar “trabajando en territorio seguro”.
Entonces, Hana agregó: “Y, de hecho, [me gustaría decírselo] también a mi esposo”.
La excitación aumentó de inmediato. Para mí fue señal de que estábamos tocando una nueva
experiencia. Hana presentó la oración por impulso propio, lo que para mí era señal de su
necesidad natural de ampliar su conciencia sobre el tema. Ahora, para mí el desafío era apoyar
este impulso aparentemente natural de Hana y al mismo tiempo no llevarla demasiado lejos
hacia el territorio desconocido, donde la excitación podría congelarse en ansiedad.
Le pregunté a Hana si quería explorar más este tema con su esposo. Ella accedió.
Le sugerí que se imaginara a su esposo sentado en la silla vacía frente a ella. Hana
pareció sorprendida, y asintió. Coloqué una silla frente a ella.
Ese fue el momento en que el experimento adoptó una dinámica propia. Estaba consciente de
que ahora podía simplemente guiar a Hana hacia un nuevo descubrimiento. Permití que mis
intervenciones fueran impulsadas por la dinámica del experimento en sí mismo, sin controlar
ni el proceso ni los resultados. Para eso tuve que depender de mi creatividad y confiar en mis
experiencias previas con los experimentos.
Consideré varias posibles maneras de armonizar la intensidad del experimento. Podía dejar el
experimento más abierto y sugerirle a Hana que visualizara a su esposo en la silla vacía y me
lo describiera. Podíamos entonces explorar cómo sería para mí conocer a su esposo,
desarrollándose el diálogo de la silla vacía a partir de ahí. O podía conservar el vínculo más
enfocado que se había desarrollado con el experimento, puesto que todo comenzó con la frase
“Puedo arreglármelas sin esto”. Incluso entonces podía yo decidir disminuir el nivel del
experimento: “¿Te imaginas diciéndole una frase así a tu esposo?”, o elevarlo, que fue lo que
finalmente hice:
Me surgió una imagen: Vi a Hana como si se estuviera preparando para saltar. Me concentré
en respirar libremente y mantener una postura corporal de autoapoyo en mi silla. Murmuré
algo así como: “Vas muy bien”, pero las palabras no eran importantes. Con mi postura
corporal y mi tono de voz le di a Hana apoyo para superar el impasse.
“Puedo arreglármelas sin ti…”, le dijo Hana a su esposo en la silla vacía. “Sí, es
verdad. ¡Puedo arreglármelas sin ti!”, repitió. Hana sonrió a través de sus lágrimas.
Hubo un largo momento de silencio.
En ese punto podría haber aumentado un poco la intensidad del experimento. Podría haberle
preguntado lo que le hubiera respondido su esposo. A partir de ahí, hubiera podido apoyar el
desarrollo de un diálogo entre ellos. Sin embargo, mi sensación estética de la situación me dio
claramente la información de que eso sería demasiado, hubiera sobrecargado la situación.
Pude percibir claramente que ese era el momento de cerrar el experimento. La emoción había
sido reemplazada por alivio y cansancio, que podía sentir en mí y también observar en Hana.
El aspecto experimental del enfoque Gestalt se retiraba al fondo y el aspecto dialógico volvía
a ser figura. Mi postura cambio de ser guía a ser acompañante y mi tarea era ayudar a Hana a
asimilar el experimento.
Al reflexionar sobre el experimento, Hana descubrió que a través del diálogo con su esposo
había logrado un nuevo awareness de su propia capacidad. Conocer su capacidad
cognitivamente le generó una sensación emocional y corporal de ser capaz de vivir su vida a
solas.
Al hablar de su experiencia del experimento, Hana dijo que ella de hecho sabía que se
las estaba arreglando sin él, pero decírselo directamente a la imagen de su marido fue
una nueva experiencia para ella. “De hecho lo sabía, pero ahora pude sentirlo”.
Sin embargo, ésta es solo una parte de la historia. La terapia Gestalt presenta la combinación
única de un acercamiento experimental enfocado en las tareas con el acercamiento dialógico,
enfocado en la relación terapéutica. Los beneficios de dicha combinación están en la
posibilidad de procesar la experiencia relacional a partir de un experimento como información
de los patrones relacionales fijos y también como la oportunidad para una experiencia
relacional nueva y correctiva.
Sin embargo, me quedé con una sensación de insatisfacción, de algo incompleto después de la
sesión. Quedaban en mi mente muchas dudas y preguntas. ¿Qué sucedió? ¿Por qué el
experimento, que había emergido tan fluidamente desde una situación en el aquí y el ahora, no
había formado una Gestalt completa? O, al menos, yo no lo había percibido así.
Aún queda un aspecto más del proceso en el que quiero enfocarme con más cuidado. Para este
segundo nivel de evaluación del proceso terapéutico se debe considerar al experimento como
un fenómeno del campo. Cada resultado de un experimento, incluyendo los “errores” del
terapeuta, es una función del campo compartido entre el cliente y el terapeuta. Los “errores”
son fenómenos del campo y ofrecen información valiosa sobre los patrones relacionales fijos.
Para poder examinar de cerca el proceso de mi relación con Hana durante el experimento
desde esta perspectiva, necesito explorar mi propio awareness y también mis contribuciones
activas a la organización del campo.
Me doy cuenta de que al final de la sesión me sentí enojado y menospreciado. Fue desafiante
no seguir el impulso inmediato de criticarme. En lugar de ello, puedo tratar de observar mi
propio awareness con curiosidad como un fenómeno del campo. Debo recordarme a mí
mismo que dentro de la terapia el terapeuta es una función del campo, y las palabras e
intervenciones que usa también son funciones del campo. El modo de intervención del
terapeuta representa una fuente valiosa de información sobre los patrones que organizan al
campo, así como de la manera en que contribuyen a él tanto el cliente como el terapeuta.
Lo que es más, aparentemente estas situaciones en que la terapia de algún modo no procede
como el terapeuta espera y prefiere, ofrecen información especialmente valiosa. En estos
momentos, las gestalts fijas dominan la organización del campo. El terapeuta puede usarse a
sí mismo en este sentido, ya que todo lo que experiencia y hace es una función del campo y
puede usarse como información diagnóstica.
Por ejemplo, al calificar el experimento le pregunté a Hana, bastante directamente: “¿A quién
más te gustaría decirle esto?” ¿Por qué no hacer una pregunta más abierta como, “quizás hay
alguien más a quien te gustaría decírselo”? Creo que pensé que sabía qué era lo mejor para
ella y trabajé en lugar de ella. Cuando examino mi awareness como fenómeno del campo, esa
fue mi contribución a la Gestalt fija. Estaba imponiendo una agenda oculta y supuse que sabía
cómo completaría Hana su asunto inconcluso con su esposo. De nuevo, intento no criticarme
por ello, sino observar mi awareness con curiosidad. En mi opinión, ¿cuál fue la Gestalt
completa? Yo deseaba que ella se despidiera de su esposo y que comenzara a vivir una vida
independiente, quizás incluso lista para conocer a alguien más. Pero ella no cubrió mis
expectativas, logró terminar la sesión a su manera y a su ritmo.
Volví a la experiencia de la sesión anterior para reflexionar acerca de cómo había influido el
uso del experimento en nuestra relación y lo que podíamos aprender de ello. Pasé del enfoque
unipersonal (¿Qué descubriste acerca de ti?) al enfoque dual (¿Qué descubriste de nuestra
relación?)
“Bueno…” dijo Hana, “en la última sesión me sentí contigo… no realmente como
una adulta… como si fuera incapaz de ser totalmente responsable de mi vida…”
Al escuchar esto, compartí con ella mi awareness antes descrito. Le dije que en
realidad había estado tratando de ayudarla y que fue sólo después de la sesión que me
di cuenta de que tenía una agenda oculta, el deseo de que ella terminara su duelo y
pudiera seguir adelante. Le dije que lo lamentaba al darme cuenta de que la estaba
empujando hacia mi propia intención.
Hana se conmovió. Se dio cuenta de que lo que describí era muy similar a la manera
en que la trata su madre ahora después de la muerte del marido de Hana. Su madre la
trata como a una niña, la empuja implícitamente hacia otra unión, es demasiado
demandante…
Hana siguió culpando a su madre por un rato. Dijo que se sentía impotente, atrapada
en un patrón fijo con su madre.
Al tener awareness de que los dos campos, el de su relación con su madre y el de la relación
terapéutica, podían estar organizados por un patrón fijo similar, le ofrecí a Hana la posibilidad
de explorar más el aspecto relacional de la última sesión.
¿Cómo se sentía ella conmigo? ¿Pudo ser parte de la co-creación del patrón
relacional fijo? En primer lugar fue difícil para Hana volver a reflexionar sobre los
detalles del proceso, así que comencé con mi parte. Le compartí que al inicio había
sentido mucho entusiasmo por ayudarle, y que después me sentí confundido y al final
decepcionado porque ella no usó totalmente la oportunidad que le ofrecí. Entonces me
di cuenta de que la había estado empujando hacia mis buenas intenciones y me sentí
apenado y avergonzado.
Ella explicó cómo, en consecuencia, ella no se siente como adulta, sino que se siente
incompetente e impotente. Hana dijo que este patrón describe bien lo que suele
suceder entre ella y su madre y le ayuda a entender por qué su madre se siente
menospreciada, y a veces se irrita, reprochándole, ya que ella quiere lo mejor para
Hana, lo ha intentado mucho y se ha esforzado mucho por ella.
Sugerí nuevamente que Hana regresara a la última sesión y que explorara cuáles
habían sido sus necesidades en esa situación. ¿Qué habría necesitado de mí para
sentirse más adulta, más competente?
Hana dijo que a ella le había parecido bien que sugiriera el experimento. Le resultó
de ayuda y útil de varias maneras. También necesitaba que le hablara más
abiertamente acerca de mis intenciones en el proceso de evolución del experimento y
que consultara más con ella la intensidad del experimento. Al decir esto, se dio cuenta
de que, de hecho, necesita que su madre haga exactamente lo mismo.
Al aprender de este caso, pude ver al experimento como una flor que crece a partir del fondo
de la relación terapéutica. El terapeuta siembra la semilla, y después el cliente y el terapeuta
crían juntos a la flor a través del proceso de colaboración creativa. Posteriormente, la flor del
experimento vuelve a dejar caer semillas en el fondo de la relación terapéutica.
Conclusión
Hace poco vi en la calle a una madre con su hijo de cinco años. Iban tomados de la mano, de
regreso a casa. Pude oír al pequeño hablar de lo mucho que ama el kínder. Estaba explicando
algo con gran pasión y la madre lo escuchaba atentamente. Me sentí conmovido, y con interés
profesional también pude observar lo que hacía la madre. Estaba escuchando a su hijo con
todo su cuerpo, inclinada hacia él, totalmente en sintonía y presente. Le respondía, lo animaba
con preguntas, reflejaba su emoción de manera no verbal. Sin embargo, también me di cuenta
de que al mismo tiempo estaba haciendo otra cosa, cumpliendo otra tarea en paralelo. Estaba
monitoreando los autos en la calle y, cuando resultó seguro hacerlo, instó a su hijo a que
cruzara la calle. Ella saludó brevemente a alguien distante. Estaba observando los letreros de
los camiones que pasaban, esperando el correcto.
Esta imagen ofrece una metáfora (con todos los límites que tiene el uso de una metáfora) que
ilustra el trabajo del terapeuta durante el experimento. Su mente está cumpliendo con dos
tipos de tareas distintos a la vez; está disponible para el cliente de dos maneras paralelas.
Mediante la inclusión corporeizada, está experienciando cómo es vivir la vida como lo hace el
cliente. Al mismo tiempo, el terapeuta está arraigado en sí mismo y en el contexto más amplio
de la situación terapéutica. Esto le permite explorar la intención que puede tener el
experimento en el momento, cómo acomodar los tiempos adecuadamente y graduar la
intensidad del experimento, o bien saber cuándo es el momento correcto para cerrar el
experimento.
Es probable que esta doble disponibilidad siempre esté presente en el trabajo del
psicoterapeuta. Sin embargo, es útil que el terapeuta le preste una especial atención al uso del
experimento para evitar el riesgo de caer en la mera aplicación de una técnica con el propósito
de cambiar al cliente. Guiar siguiendo, el principio Tao de un liderazgo al servicio [del otro],
que puede aplicarse al trabajo dialógico de un psicoterapeuta, que va siguiendo los temas que
plantea el cliente y entra en sintonía con el cliente en un diálogo genuino y único de tal modo
que el cliente es llevado a nuevas experiencias relacionales.
Al usar el experimento, el terapeuta decide cambiar temporalmente este acercamiento y toma
el mando de una manera explícita. Sin embargo, al mismo tiempo, para crear la tarea sigue la
intencionalidad de la situación presente. Le sugiere al cliente la tarea y sigue el proceso
ajustando el nivel de desafío a las capacidades del cliente y equilibrándolas con el apoyo.
Permiten que su sugerencia inicial sea guiada por la situación aquí y ahora con el cliente. El
terapeuta guía siguiendo.
Nota: Se usaron y alteraron para este artículo algunas partes del texto original en Inglés
titulado An Experimental Approach: Follow by leading (Roubal, en imprenta) .