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JURISPRUDENCIA

Roj: SAP CO 1491/2008 - ECLI:ES:APCO:2008:1491


Id Cendoj: 14021370032008100482
Órgano: Audiencia Provincial
Sede: Córdoba
Sección: 3
Fecha: 07/07/2008
Nº de Recurso: 159/2008
Nº de Resolución: 142/2008
Procedimiento: CIVIL
Ponente: PEDRO JOSE VELA TORRES
Tipo de Resolución: Sentencia

AUDIENCIA PROVINCIAL CÓRDOBA


SECCION Nº 3
S E N T E N C I A Nº 142/08
PRESIDENTE ILMO. SR.
D. FRANCISCO DE PAULA SANCHEZ ZAMORANO
MAGISTRADOS, ILTMOS. SRES.
D. FELIPE LUIS MORENO GOMEZ
D. PEDRO JOSE VELA TORRES
REFERENCIA:
JUZGADO DE ORIGEN: JUZGADO DE PRIMERA INSTANCIA Nº9 DE CÓRDOBA (CON COMPETENCIA EN
MATERIA
MERCANTIL)
ROLLO DE APELACIÓN Nº 159/2008 -MERCANTIL -
CONCURSO Nº 81/2007 - PIEZAS SEPARADAS ACUMULADAS Nº 2 Y 5 -
En la Ciudad de CORDOBA a siete de julio de dos mil ocho.
La SECCION Nº 3 DE LA AUDIENCIA PROVINCIAL DE CORDOBA ,ha visto y examinado el recurso de apelación
interpuesto contra autos de Concurso nº 81/2007 -Piezas Separadas Acumuladas nº 2 y nº 5 - seguidos en
el JUZGADO DE PRIMERA INSTANCIA Nº9 DE CÓRDOBA (CON COMPETENCIA EN MATERIA MERCANTIL)
entre el demandante ALCOPALMA S.L. Y RIOCERCADO S.L. representados por la Procuradora Sra MARIA
JOSE CALERO SERRANO y defendidos por el Letrado Sr. ANTONIO M. MORENO MACEDA, y el demandado LA
ADMINISTRACION CONCURSAL -D Sergio , D Daniel Y D Carlos José - , representados por el Procurador Sr.
RAMON ROLDAN DE LA HABA y defendidos por el Letrado Sr. JOSE REBOLLO PUIG y BANCO BILBAO VIZCAYA
ARGENTARIA S.A. representado por el Procurador Sr. PEDRO BERGILLOS MADRID y defendido por el Letrado
Sr. JUAN BAUTISTA GOMEZ ROCA, pendientes en esta Sala a virtud de recurso de apelación interpuesto por
la representación de la parte demandante contra sentencia recaída en autos, siendo Ponente del recurso el
Magistrado Iltmo. Sr. Don PEDRO JOSE VELA TORRES.
Aceptando los antecedentes de hecho de la sentencia recurrida y,

ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO.- Que seguido el juicio por sus trámites se dictó sentencia por el Sr. Juez del JUZGADO DE PRIMERA
INSTANCIA Nº9 DE CÓRDOBA (CON COMPETENCIA EN MATERIA MERCANTIL) cuyo fallo es como sigue:"QUE

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DEBO DESESTIMAR Y DESESTIMO la demanda formulada por la procuradora Dª María José Calero Serrano
en nombre y representación de ALCOPALMA S.L. y la procuradora Dª María José Calero Serrano en nombre
y representación de RIOCERCADO S.L. contra los administradores concursales del presente concurso y DEBO
ABSOLVER Y ABSUELVO a los demandados de los pedimentos de la parte actora. Todo ello con imposición a
los actores ded las costas causadas en el presente procedimiento. ".
SEGUNDO.- Que contra dicha resolución se interpuso en tiempo y forma recurso de apelación por la
representación de ALCOPALMA S.L. Y RIOCERCADO S.L. que fue admitido en ambos efectos, oponiéndose al
mismo la parte contraria, remitiéndose los autos a este Tribunal y dándose traslado de los mismo al Magistrado
Ponente para que dictara la resolución procedente.
TERCERO.- Que en la tramitación de las dos instancias de este juicio se han observado las prescripciones
legales.

FUNDAMENTOS DE DERECHO
Se aceptan los fundamentos jurídicos de la sentencia recurrida,
PRIMERO.- El artículo 36 de la Ley Concursal regula dos tipos diferentes de acciones de exigencia de
responsabilidad a los administradores concursales. Una, a la que se refieren los seis primeros números de
dicho precepto, y que es denominada por la doctrina como responsabilidad "concursal" o "colectiva", que
tiene por objeto reparar el daño sufrido por la masa como consecuencia de actos u omisiones ilícitos de la
administración concursal; se trata de una acción que se relaciona con el interés colectivo de preservación de la
integridad de la masa y puede ser ejercitada indistintamente tanto por el deudor como por cualquier acreedor.
Otra, prevista en el apartado séptimo del indicado artículo, conocida por la doctrina como "individual", que
permite al deudor, a los acreedores o a terceros reclamar por los daños y perjuicios que les hayan causado
los actos u omisiones de los administradores concursales directamente en su patrimonio. Respecto a la
primera modalidad de responsabilidad, la propiamente concursal, se configura en la Ley Concursal como una
responsabilidad subjetiva, por culpa y por daño, derivada del incumplimiento de obligaciones específicas -
las previstas en la Ley- y genéricas -las que surgen del deber de diligencia exigible ("Los administradores
concursales desempeñarán su cargo con la diligencia de un ordenado administrador y de un representante
leal", ex artículo 35.1 de la Ley Concursal )-. Son presupuestos materiales de dicha responsabilidad, según se
desprende inequívocamente del propio artículo 36, la existencia de daños y perjuicios en la masa, la realización
por parte de los administradores concursales de actos contrarios a la ley o negligentes y la relación de
causalidad entre tales actos y el resultado lesivo.
SEGUNDO.- Sobre esta base general, dado que en el recurso se hace mención a la legitimación activa de la
compañía mercantil "Riocercado, S.L.", que ha sido negada por la sentencia recurrida, y que en la demanda de
responsabilidad civil presentada por dicha entidad no se especifica si ejercita la acción concursal o la individual
(aunque parece que es esta última, por la invocación del artículo 69 de la Ley de Sociedades de Responsabilidad
Limitada , si bien en el recurso sólo se hace invocación del artículo 36.1 de la Ley Concursal ), debe aclararse
esta cuestión. Si lo que se ejercita es la que hemos llamado acción concursal de responsabilidad, es palmario
que "Riocercado, S.L." carece de legitimación activa para deducir dicha pretensión, puesto que ni es la deudora
concursada, ni tiene la cualidad legal de acreedora de la misma, al no figurar en el texto definitivo de la lista
de acreedores del concurso de "Alcopalma, S.L." Por el contrario, en el caso de la acción individual del artículo
36.7 de la Ley Concursal , la legitimación es más amplia, porque además del deudor y los acreedores, el
precepto se refiere a terceros, entre los que podría incluirse "Riocercado, S.L.", en su calidad de socio de la
compañía mercantil concursada. Ahora bien, tendría que acreditar que determinadas actuaciones u omisiones
de los administradores concursales han lesionado directamente sus intereses; lo que como presupuesto previo
conllevaría acreditar que también se han perjudicado los intereses de "Alcopalma, S.L.", pues el posible perjuicio
de uno de sus socios derivaría del perjuicio patrimonial de la sociedad de la que es partícipe. Por ello, la
cuestión de la legitimación de "Riocercado, S.L." es inescindible de la pretensión de fondo de "Alcopalma, S.L.",
de modo que ambas cuestiones habrán de ser resueltas conjuntamente.
TERCERO.- En relación con el fondo de la cuestión, la existencia probada de daños y perjuicios es, sin
género de dudas, el presupuesto o requisito esencial para la exigencia de la responsabilidad concursal, pues
precisamente se fundamenta esta responsabilidad en la necesidad de obtener la reparación del perjuicio
patrimonial producido a la masa activa, a través de la correspondiente indemnización. En cuanto al segundo
requisito, para que surja este género de responsabilidad frente al deudor y los acreedores, el daño a la masa ha
de estar causalmente conectado con un comportamiento ilícito (antijurídico y culpable) de los administradores
concursales; lo que hace antijurídicos los actos y omisiones es la contravención de lo dispuesto legalmente o
la inadecuación al estándar de diligencia exigida en el desempeño del cargo. Respecto de los deberes legales,

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se incluyen los establecidos en cualquier norma imperativa, sea o no concursal, aunque en la práctica tengan
mayor significación los deberes impuestos en la propia Ley Concursal; mientras que respecto a los actos
negligentes, el estándar de diligencia ha de ser integrado por el transcrito artículo 35.1 de la propia Ley, que
hace referencia a la conducta del ordenado administrador y representante leal. Se trata, por consiguiente, de
valorar la actuación de la administración concursal bajo el prisma de este doble rasero: qué hubiera hecho un
ordenado administrador y un representante leal en el caso concreto enjuiciado, cómo hubiera debido cumplir la
obligación legalmente impuesta, qué comportamiento hubiera debido observar en ausencia de previsión legal
expresa y qué era lo exigible conforme a dichos parámetros.
CUARTO.- Pues bien, examinando a la luz de estos parámetros la actuación de los administradores concursales
demandados-apelados, ha de anticiparse ya que no se aprecia en modo alguno que los mismos hayan
vulnerado ningún precepto legal ni que el desempeño de su cargo se haya apartado de los deberes
establecidos en el citado artículo 35.1 de la Ley Concursal . Respecto al envío a los acreedores de la
comunicación que previene el artículo 21.4 de la Ley Concursal , es evidente que al establecer el precepto
que la administración concursal remitirá dicha comunicación "sin demora" está permitiendo que se haga en
cuanto los administradores tomen posesión y tengan datos suficientes para ello; debiendo recordarse que
la Ley permite que el cargo lo desempeñen dos de los tres administradores mientras el tercero no haya
sido designado o no haya aceptado todavía ( artículo 35.3) y que es perentorio dirigir la comunicación a
los acreedores a la mayor brevedad posible, a fin de evitar que pueda transcurrir el plazo de comunicación
de créditos ( artículo 85 de la misma Ley ) sin que los mismos hayan tenido conocimiento de la existencia
del concurso. Así mismo, plantean las recurrentes cuestiones que ya han sido resueltas o desestimadas:
la supuesta incompatibilidad de los administradores para el ejercicio del cargo ha sido desestimada por el
Juzgado de lo Mercantil en el incidente promovido al efecto, por lo que es cuestión ya juzgada. La problemática
relativa al arrendamiento de la industria también ha sido objeto de tratamiento en otro incidente, que se
encuentra en trámite de recurso de casación, siendo desfavorables las dos sentencias de instancia (primera
y segunda) a la tesis de "Alcopalma, S.L." y estimatorias de los postulados de la Administración Concursal.
Respecto a la destrucción o deterioro de mercancía, no hay prueba alguna de que dicho daño sea imputable
a culpa o negligencia de los administradores concursales, y antes al contrario, lo que consta es que fueron
producto de un acto vandálico que fue oportunamente denunciado por dichos administradores ante la Guardia
Civil. Del mismo modo, ni se ha probado la preexistencia de dinero en metálico en las oficinas, ni que a la fecha
de la intervención se mantuviera una actividad comercial que justificara los gastos laborales que se dice. En
todo caso, los supuestos daños de imagen ante trabajadores, clientes y proveedores no serían imputables
a los administradores, sino a la propia situación de insolvencia de la sociedad, que no ha sido capaz de dar
cumplimiento a sus obligaciones ( artículo 2 de la Ley Concursal ); y lo que la administración concursal ha
hecho ha sido intentar mantener las instalaciones y tomar las medidas oportunas para evitar su deterioro.
QUINTO.- El recurso contiene una serie de alegaciones, en muchos casos reiterativas, tendentes a imputar a los
administradores concursales una conducta negligente en el desempeño de sus funciones, que supuestamente
habría causado daños patrimoniales a las demandantes, sin aportar prueba alguna, más allá de la propia
argumentación de la parte. El que un escrito sea presentado en un Juzgado en una fecha y sea proveído en
otra posterior no puede ser responsabilidad de quien lo presenta, puesto que el trámite judicial no depende
de él. Y el que la administración conlleve gastos no sólo es una necesidad impuesta por la propia dinámica
de los hechos, sino que está prevista en la Ley, que tiene en cuenta la existencia de gastos posteriores al
concurso, calificándolos como créditos contra la masa ( artículos 84 y 154 de la Ley Concursal ). Del mismo
modo que no puede imputarse a los administradores infracción alguna de lo previsto en los artículos 40 y 42
de la Ley Concursal , por cuanto la prueba practicada no permite afirmar que en el momento de la declaración
de concurso existiera una actividad empresarial que haya sido perjudicada o extinguida por acción u omisión
de los administradores. En resumidas cuentas, pese a las manifestaciones de las demandantes-apelantes,
lo cierto es que no hay prueba alguna ni de que los administradores concursales se hayan separado del
estándar de diligencia a que hemos hecho referencia anteriormente, ni de que su actuación haya causado un
perjuicio patrimonial a las recurrentes. Por lo que debe perecer tanto la pretensión de responsabilidad deducida
conforme al artículo 36.1 de la Ley Concursal , como la que parece que podría tener amparo en el número 7
del mismo precepto. Confirmándose, así, la sentencia de instancia.
SEXTO.- Habida cuenta la desestimación del recurso de apelación, deben imponerse las costas del mismo a las
entidades apelantes, por disposición expresa de los artículos 394.1 y 398.1 de la Ley de Enjuiciamiento Civil .
Vistos los preceptos legales citados y demás de pertinente aplicación.

FALLAMOS

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Que desestimando el recurso de apelación interpuesto por la Procuradora Sra. Calero Serrano, en
representación de las compañías mercantiles "Alcopalma, S.L." y "Riocercado, S.L.", contra la sentencia dictada
por el Juzgado de 1ª Instancia nº 9 y Mercantil de Córdoba, con fecha 16 de abril de 2008 , en las Piezas
Separadas Acumuladas números 2 y 5, sobre responsabilidad civil de los administradores concursales,
del Procedimiento de Concurso Necesario Ordinario nº 81/2007, debemos confirmar y confirmamos dicha
resolución en todos sus pronunciamientos. Condenando a las apelantes al pago de las costas de la apelación.
Notifíquese esta sentencia a las partes, con indicación de que contra ella no cabe recurso ordinario alguno; y
devuélvanse las actuaciones al Juzgado de 1ª Instancia de origen, con testimonio de la presente resolución,
para su conocimiento y cumplimiento.
Así por este nuestra sentencia, definitivamente juzgando en segunda instancia, lo acordamos, mandamos y
firmamos.

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