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El concepto de plusvalía, tal y como lo conocemos a día de hoy, fue desarrollado por Karl Marx.
Pero, tal y como describe en sus escritos, tomó este concepto del economista clásico David
Ricardo que, a su vez, trató de perfeccionar el término definido por Adam Smith.
Marx trabajó hasta diferenciar entre el trabajo y la fuerza del trabajo, facilitando la explicación
eficaz del término. Esto supuso un pilar fundamental en su teoría del valor-trabajo
.
pero en esta instancia lo que nos preocupa especialmente es indagar respecto de la
concepción de hombre que Marx explicita en su obra “Manuscritos Económico Filosófico de
l844”. El valor de esta obra ha sido reconocido por diversos teóricos marxistas; el propio
Althusser al referirse a ella expresa: “...los Manuscritos son el producto del encuentro de Marx
con la economía política. (Althusser, 1967)
La noción de individuo presente en esta obra se explica en relación al trabajo. El trabajo es la
actividad a través de la cual el individuo se crea a sí mismo; es esta actividad auto creadora la
que le permite al hombre proyectar su esencia. Marx dice que el trabajo es una actividad
específica del individuo donde puede expresar su humanidad. Esta materialización del “ser
humano” mediante el trabajo cobra vida en un producto que es externo al individuo, es creado
por él y al mismo tiempo el propio hombre sufre modificaciones en su constitución. Este
proceso es denominado ‘objetivación’.
Siguiendo a Marx la objetivación, entonces, es un proceso en el cual acontecen dos
modificaciones simultáneas. Una cuando el individuo mediante el trabajo forma objetos
(materiales o espirituales) para satisfacer sus necesidades, luego, cuando le otorga significado
según sus intenciones modifica su ser.
Al tratarse de un trabajo creador accede a un nivel de autorrealización que se entrama con un
concepto muy valioso: libertad. La realización de la libertad del individuo, sólo puede darse en
un contexto social donde impere la justicia, entendida aquí como la reciprocidad en las
relaciones sociales.
Esta última expresión, no es representativa precisamente de la lectura crítica que Marx lleva a
cabo de la sociedad capitalista. Las relaciones de explotación que caracterizan esta sociedad
no permiten que ese proceso de humanización a través del trabajo se realice tal lo presentado.
Por el contrario, en este contexto de relaciones económicas de producción, donde algunos
individuos dominan a otros; los hombres y mujeres sólo exteriorizan su esencia en el trabajo.
En otras palabras, hay un primer momento que es “en sí” y luego por la objetivación de su
producto se convierte en un “fuera de sí”. Es aquí donde este producto externo es apropiado
por un otro que no es él.
Con lo cual el individuo no puede convertirlo en un “para sí”. El hombre es despojado de su
humanidad en el momento mismo en el que no se reencuentra con su propio producto. Hay una
pérdida de objeto, es lo que Marx denomina “extrañamiento”, situación en la que el individuo se
siente ajeno al objeto producido por el mismo.
Esta separación del producto que le otorgaría humanidad al individuo se la conoce como
alienación. Este concepto es nodal en la teoría marxista pues desentraña la relación de
explotación que padece el individuo trabajador por la acción dominadora que el individuo no
trabajador o capitalista establece. Este último no sólo detenta el poder económico, por poseer
lo medios de producción; sino que, al apropiarse injustamente de lo producido por el trabajador,
lo está despojando nada menos que de su humanidad.
En palabras de Dussel “...alienación es el acto por el cual el otro es negado en su alteridad y
subsumido en la identidad del capital...Al no reapropiarse de lo producido por el trabajo; el
trabajo queda homologado a “no-ser” o “ser-para-otro”.
(Dussel 1985)
A continuación, pondré una problemática que ocurrió en la revolución mexicana hace mucho
tiempo en México explicando la teoría de la plusvalía acerca del valor y el trabajo poniendo en
énfasis lo que quiero dar a entender y explicar de manera clara, mi trabajo de investigación.
Planteamiento del problema
Durante el Porfiriato se extendieron las llamadas tiendas de raya, lugares donde los
obreros y campesinos estaban obligados a comprar e incluso se endeudaban para
siempre.
¿Cómo funcionaban?
Las tiendas de raya surgieron durante el siglo XIX y tuvieron su época de plenitud con
el gobierno de Porfirio Díaz, cuando los sectores empresariales fueron favorecidos para
explotar los yacimientos naturales y para tener mano de obra barata.
Entonces, los obreros y campesinos eran pagados a través de fichas y vales, mismos
que intercambiaban en las tiendas de raya por todo tipo de productos como semillas,
ropa, comida, etcétera.
Los vales y fichas eran acuñados por la compañía patronal por lo que un trabajador no
podía comprar en otro lugar, con lo que se limitaba la libertad de consumo del
empleado y se generaba un negocio circular.
Al final, el patrón recuperaba gran parte de los sueldos, pues aseguraba que los
mismos fueran gastados en su propio negocio, donde vendía productos que le
generaban plusvalía. Las tiendas de raya imitaban el sistema implementado en Estados
Unidos, Inglaterra y Francia.
La estrategia de negocio no terminaba ahí, ya que, debido a los sueldos precarios, los
obreros y campesinos no siempre podían comprar los productos de contado, por lo que
adquiría una deuda con intereses que podía ser heredada.
Un trabajador no podía renunciar a una fábrica o hacienda donde tuviera deuda, lo que
en muchos casos ató a los trabajadores y a sus familias de por vida. Si alguien
escapaba era perseguido por las fuerzas del orden, lo que generaba una situación
de semiesclavitud. A lo anterior se sumaban robos y abusos por parte de las tiendas de
raya, pues la mayoría de los trabajadores no sabían leer ni escribir.
El anhelo de justicia contra las tiendas de raya hizo que se volvieran uno de los
primeros objetivos de los revolucionarios, quienes contaron con el apoyo del Partido
Liberal Mexicano. Al coraje contra los usureros, se le sumaba el resentimiento por las
largas jornadas laborales (12 horas como mínimo) a cambio de salarios míseros.
1.- Esta era una tienda ubicada dentro de las grandes haciendas y fábricas donde los
trabajadores podían adquirir los productos necesarios para su supervivencia. Entonces,
los patrones aprovechaban estas tiendas para recuperar todo el dinero gastado en los
sueldos.
2.- Durante la época del porfiriato, cuando estas tiendas obtuvieron su auge, las
monedas eran acuñadas directamente en los centros de trabajo. Por lo tanto, sólo
podían ser gastadas en el establecimiento determinado por el patrón.
3.- Como resultado de la protección que brindaban las leyes de la época a los patrones,
los trabajadores eran obligados a trabajar en la misma fábrica o hacienda hasta haber
saldado su deuda.
4.- En muchos casos, el jefe de familia moría sin haberla liquidado, por lo que la deuda
se pasaba a toda la familia. Entonces, ésta debía presentarse como servidumbre a la
casa principal hasta conseguir el dinero suficiente para completar el pago y conseguir
su libertad.
Metodología