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El Papa Urbano IV en la bula con la que instituyó la celebración del Corpus Christi en 1264,
expresaba que La Eucaristía “es un alimento que restaura y nutre verdaderamente, sacia en sumo
grado no el cuerpo, sino el corazón; no la carne, sino el espíritu; no las vísceras, sino el alma. El
hombre tenía necesidad de un alimento espiritual, y el Salvador misericordioso proveyó, con
piadosa atención, al alimento del alma con el manjar mejor y más noble”.
Es Alimento espiritual que en cada celebración de la Misa nos permite vivir piadosamente la Nueva
Alianza que Cristo instauró para darnos la salvación. Pues como nos dice en Marcos 14, 22-24.
“Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo: «Tomen, esto es mi
cuerpo». Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos bebieron. Y les dijo:
«Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos».
La Eucaristía que actualiza la Alianza da fuerza en la debilidad: “no es un premio para los buenos,
sino la fuerza para los débiles, para los pecadores, es el perdón, el viático que nos ayuda a andar, a
caminar.
Entonces cuando comemos del pan partido, nos unimos con el amor de Jesús, que entrego por
nosotros su cuerpo en la cruz y cuando bebemos del cáliz nos unimos con aquel que en su entrega
derramo incluso su sangre.
¿CUANDO INSTITUYO JESUS LA EUCARISTIA?
Cuando instituyo Jesús la eucaristía
Jesús instituyo la sagrada eucaristía la vísperas de su muerte, en la noche en que iba a ser
entregado (1 Cor 11, 23), cuando reunió a su alrededor a los apóstoles en el cenáculo de Jerusalén
y celebro con ellos la ultima cena.