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Si bien la iglesia en el concilio vaticano II, para aclarar estas diferencias de algunos miembros
bautizados, aquella porción del pueblo de Dios conformada por los diáconos, sacerdotes y
obispos; afirma que todos los cristianos están sujetos al principio de igualdad, entendiendo a
este como el que nos sitúa en el por el bautismo. En algún momento del documento se
referencia este como la personalidad jurídica. No obstante, de la capacidad jurídica que
comprendí como la que genera una diferencia entre el laico y el clero, actuando ambos en
diferentes responsabilidades debidamente. Lo dicho anteriormente, solo intenta hacer una
explicación a modo de la delimitación y distinción de conceptos, los cuales explican la
producción de niveles y responsabilidades produciendo casi de forma natural la jerarquía
eclesial.
En esta misma línea comienza a desembocar el principio de variedad que muestra en esta
línea de la igualdad solo la diferencia que se ramifica en orden de tres categorías: personal
social y jurídico. Puedo comprender que este principio da apertura dentro de la igualdad que
comparten los bautizados para cumplir satisfactoriamente los ideales cristianos ofrecidos por
Cristo a su iglesia en las tres categorías ya mencionadas.