Está en la página 1de 3

CAPÍTULO 2

El Plan Marshall Actividades


Discurso de George Marshall,
Universidad de Harvard, 6 de junio de 1947 Reflexiona sobre el discur-
[...] las necesidades de Europa para los próximos tres o so de George Marshall, y
cuatro años, en alimentos y otros productos esenciales describe las causas por
procedentes del exterior, principalmente de América, son las cuales Estados Unidos
tan superiores a su presente capacidad de pago, que tienen ofrece el Plan Marshall a
las naciones europeas.
que recibir una ayuda adicional sustancial o enfrentarse con
un deterioro económico, social y político de un carácter muy
grave. El remedio consiste en romper el círculo vicioso y
restaurar la confianza de la gente europea en el futuro eco-
nómico de sus propios países y de Europa como un todo. [...]
Es lógico que los Estados Unidos hagan cuanto esté en su
poder para ayudar a volver a una salud económica normal
en el mundo, sin la cual no cabe estabilidad política ni paz
segura. Nuestra política no va dirigida contra ningún país,
ni ninguna doctrina, sino contra el hambre, la pobreza, la
desesperación y el caos. Su objetivo debe ser la vuelta a la
vida de una economía operante en el mundo, de forma que
permita la aparición de condiciones políticas y sociales en
las que puedan existir instituciones libres.

El nuevo orden económico internacional


Con su nueva situación de líder mundial, Estados Unidos convocó, en 1944, a una
Conferencia en Bretton Woods (EE.UU.), a fin de regular el nuevo orden económico
mundial. En ella se estableció el uso del dólar para el comercio internacional, y se
instituyó un sistema cambiario internacional denominado patrón oro-dólar, basado
en el dólar estadounidense. Hasta ese momento la generalidad de los países usaba el
patrón oro. Lo que se hizo en ese momento fue fijar el valor del dólar con relación al
oro, y se estableció un valor con referencia al dólar, para las restantes monedas, por lo
cual eran convertibles entre sí; esto respondía a la necesidad de organizar los pagos
de diferentes países con diversidad de monedas.
También en ese momento se decidió crear el Banco Mundial –su nombre completo es
Banco Internacional para la Reconstrucción y Desarrollo (BIRD)– y un Fondo Moneta-
rio Internacional (FMI), instituciones que comenzaron a funcionar en 1946; también
se pensó en crear una Organización Internacional de Comercio, que no tuvo tanto
consenso, pero que dio pie a acuerdos para aranceles aduaneros y de comercio (GATT)
en 1947/48.
El FMI es una reserva monetaria común, formada por los aportes de los estados miem-
bros (originalmente por 44 países), que depositan sus cuotas obligatorias en una cuenta
general; los préstamos que el FMI otorga tienen la intencionalidad de cubrir los déficits

41
Dominación de Estados Unidos o revolución
en latinoamérica

temporales de las balanzas de pagos de los países, y se tratan de créditos a corto plazo;
el Banco Mundial se creó para ocuparse de otras situaciones crediticias. Ambos orga-
nismos tienen sede en Washington, Estados Unidos, hecho que no provocó simpatía
en los países europeos. Era evidente que con estos acuerdos se sentaban las bases de
la hegemonía estadounidense en esa etapa histórica del mundo.

Nueva etapa de acumulación capitalista


Durante la Segunda Guerra, el enemigo era el nazismo y la Unión Soviética un aliado.
Terminada la guerra, la desmovilización del aparato militar implicaba frenar ese creci-
miento económico sostenido durante cinco años, y hacía peligrar la tasa de ganancia.
Era muy necesario encontrar un nuevo enemigo. Las características del estalinismo
soviético, con su expansión sobre Europa del Este, brindaban un buen argumento
para la confrontación, tanto en la política exterior, como en la interior, de los Estados
Unidos. Desde entonces, la prosperidad estadounidense dependió cada vez más de su
expansión en el exterior, y el gobierno estadounidense se comprometió a promover un
clima favorable a sus empresas en el mundo entero.
El problema que se le había suscitado al empresariado norteamericano era que los sin-
dicatos estaban en plan de lucha (en 1946 la conflictividad llegó a un record histórico),
ya que los salarios obreros fueron congelados durante la guerra y después aumentó el
desempleo, mientras que los empresarios incrementaron sus ganancias. Muchos de los
gremios estaban bajo la conducción de dirigentes de centro-izquierda y de izquierda
(socialistas, liberales, comunistas). Si las empresas tenían la posibilidad de exportar
en la posguerra, necesitaban que sus obreros no hicieran paro. Con ese fin, el Congreso
votó una ley que derogaba muchos derechos laborales, prohibía las huelgas solidarias y
el boicot, y el gobierno podía vetar medidas de fuerza. Para que los gremios gozasen de
beneficios sindicales, sus dirigentes debían firmar una declaración jurada afirmando
que no pertenecían al Partido Comunista. Al mismo tiempo, se establecieron aumentos
de acuerdo al ritmo de la productividad. Estas medidas llevaron a que se descabezaran
las conducciones comunistas, y que los obreros dejaran de hacer paros.

El macartismo
En ese contexto de forzamiento a la desmovilización obrera y de represión (paralelo a la
reactivación de la maquinaria bélica durante la Guerra Fría), el senador norteamericano
Joseph McCarthy consideró que el enemigo comunista estaba infiltrado dentro del país,
y había que eliminarlo. Estados Unidos revitalizó el Comité de Actividades Antiameri-
canas (creado en 1938) que tuvo total libertad para actuar persiguiendo a opositores en
la década de 1950, en lo que fue una verdadera “caza de brujas” fruto del macartismo.
La política anticomunista produjo el despido de personal de los empleos federales, la
censura de más de 30.000 libros, con su consecuente retiro de las bibliotecas y librerías,
y las listas negras de guionistas o directores de la industria del cine (Hollywood) cuya
importancia era estratégica para la propaganda del sistema estadounidense.

42
CAPÍTULO 2

Los años dorados en Estados Unidos


Para Estados Unidos los años cincuenta fueron “los años dorados”: su economía no
sólo crecía, sino que además se transformaba en un modelo de sociedad industrial y
de consumo masivo. La era del automóvil estaba consolidada, el combustible era bara-
to y la producción de bienes de aparatos electrodomésticos y electrónicos de distinta
complejidad (como radios, lavarropas, planchas, calentadores, televisores, heladeras,
tocadiscos para discos de vinilo, combinados, relojes, etc.), antes limitados a una
minoría, se constituyó en un mercado de masas. Hasta los locales de comida rápida
(McDonald’s) fueron un éxito de posguerra. También en la posguerra comenzó la era
de la televisión, como medio de entretenimiento y publicidad. Europa se recuperó de
la guerra y retornó al pleno empleo. Y se estableció el Estado de Bienestar, modelo de
gestión donde se desarrollaba el rol del estado y su intervención en la economía.
Sin embargo, la prosperidad no era universal y se produjo una nueva ola de concen-
tración económica. Las empresas de gran escala predominaron y adoptaron la nueva
forma de multinacional, que traspasaba las fronteras nacionales con sus inversiones. Un
ejemplo de esto fueron las grandes automotrices estadounidenses: Ford, General Motors
y Chrysler, que, no sólo dominaban el mercado norteamericano, sino que se convirtieron
en multinacionales, al radicar inversiones en otros países, como en Argentina.

Las economías latinoamericanas en la Guerra Fría


El impacto de la Segunda Guerra Mundial en América Latina
Desde el momento en que ingresó Estados Unidos a la Segunda Guerra, presionó a los
restantes gobiernos americanos para que se sumaran a las filas de los aliados, acusán-
dolos –en caso de no hacerlo–, de pro nazis. También, por influencia de Washington, en
ese período muchos países de América Latina nacionalizaron propiedades y empresas
alemanas, que pasaron, de este modo, al sector público: es el caso de importantes ha-
ciendas cafetaleras en Guatemala, y numerosas empresas de ese origen radicadas en
Argentina (en este caso, se decidió expropiar al “capital enemigo”, recién al finalizar
la contienda). El Estado de Perú expropió todos los bienes japoneses.
Por otra parte, la guerra permitió acumular reservas de divisas, además de estimular el
proceso de industrialización, sobre todo en México, Argentina, Brasil y Chile (ya que se
acentuó el proceso de “sustitución de importaciones”, es decir, la industrialización para
producir localmente lo que antes se compraba en el exterior). En el resto de América
Latina el crecimiento industrial fue más débil, prácticamente se mantuvo el modelo
económico agroexportador. Pero se obtuvieron buenos precios para las exportaciones
de alimentos y materias primas, cuya demanda aumentó a un ritmo inédito, durante
los seis años de la guerra. Estados Unidos necesitó la cooperación de las naciones
latinoamericanas, a través de las compras de minerales o insumos que tenían una im-
portancia estratégica para los aliados: el estaño de Bolivia, el cobre chileno, el caucho
de México y el petróleo de Venezuela.

43

También podría gustarte