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Apuntes realizados en base al Tomo III del Curso de Derecho Procesal Civil del profesor
Alejandro Romero Seguel, a los Tomos III y IV del Manual de Derecho Procesal del
profesor Mario Casarino Viterbo, a la obra Procedimiento Civil, Juicio Ordinario de
Mayor Cuantía, de Ignacio Rodríguez Papic, a la obra Proceso Civil, el Juicio Ordinario
de Mayor Cuantía, de Gonzalo Cortez, Andrés Bordalí y Diego Palomo, y
complementados con los apuntes de clases de los profesores Maite Aguirrezabal, Orlando
Poblete, Alberto González, Florencio Bernales y Eduardo Godoy.
Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Contenidos
I. Los Presupuestos Procesales Relativos al Procedimiento
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En segundo lugar, debe cumplir con una serie de requisitos conocidos como pre-suma y
suma.
La pre-suma sintetiza una serie de datos que son necesarios para el ingreso de la demanda
al sistema informático del Poder Judicial.
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La suma utiliza formas de estilo antiguas, principiando con una petición principal,
seguida, según el caso, de los denominados otrosí, que entendemos como las peticiones
o pretensiones que se solicitan después de la principal.
En tercer lugar, se deben cumplir los requisitos específicos de la demanda, que están
previstos en una norma de aplicación general: el Art. 254 CPC.
Este precepto dispone que la demanda debe contener:
• La designación del tribunal ante el cual se entabla;
• El nombre, domicilio y profesión u oficio del demandante y de las personas que
lo representen, y la naturaleza de la representación;
• El nombre, domicilio y profesión u oficio del demandado;
• La exposición clara de los hechos y fundamentos de derecho en que se apoya;
• La enunciación precisa y clara, consignada en la conclusión, de las peticiones que
se sometan al fallo del tribunal.
La designación del tribunal ante el cual se entabla se refiere al juez natural que debe
avocarse al conocimiento del tema en primera o en única instancia, y la determinación de
este elemento resulta de aplicar las reglas de competencia absoluta y relativa.
C) Admisibilidad de la Demanda
La demanda es un acto que debe cumplir con una serie de requisitos formales, que
condicionan su admisibilidad, y el juez puede controlar de oficio algunos de estos
requisitos.
Conforme al Art. 256 CPC, el juez puede, de oficio, no dar curso a la demanda que no
contenga las indicaciones ordenadas en los tres primeros números del Art. 254 CPC,
expresando el defecto de que adolece.
No existe en nuestro ordenamiento una norma general que permita al juez rechazar la
demanda al inicio de la relación procesal por manifiesta falta de fundamentos, lo cual
significa que el juez debe admitir una demanda aunque ella sea manifiestamente
infundada.
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En los procesos escritos, el demandado promoverá este control a través de las excepciones
procesales, cuya tramitación dependerá de si se admiten o no las excepciones dilatorias
en el respectivo procedimiento.
En el juicio ordinario de mayor cuantía, cumple esta función la excepción de ineptitud
del libelo por razón de falta de algún requisito legal en el modo de proponer la demanda
(Art. 303 Nº4 CPC).
La excepción del Art. 303 N°6 CPC permite también ampliar el control a otros aspectos
defectuosos de la relación procesal que pueden ser apreciados de la lectura de la demanda.
La inmutabilidad de la demanda busca que el objeto del proceso quede fijado en los
escritos fundamentales presentados por las partes.
Asimismo, la prohibición de modificar la demanda pretende asegurar la igualdad y el
principio de la bilateralidad, puesto que si el demandado contestó, lo hizo sobre la base
fáctica y jurídica contenida en la demanda.
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El sujeto legitimado para solicitar estas medidas es, naturalmente, el futuro demandante,
pero también puede impetrarlas el futuro demandado, conforme a lo dispuesto en el Art.
288 CPC, y su concesión no puede afectar el derecho de terceros.
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Podemos definir las medidas prejudiciales probatorias como actos jurídicos procesales
anteriores al juicio, que tienen por objeto obtener la rendición anticipada de los medios
de prueba establecidos por el legislador, que pudieran ser con posterioridad, durante la
secuela del juicio, de difícil realización, o que recayeren sobre hechos que puedan
fácilmente desaparecer.
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Más que prejudiciales, las medidas precautorias o cautelares pueden ser pedidas en
cualquier estado del juicio.
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Trataremos con más profundidad las medidas cautelares en la última parte de este Tomo.
5) Aspectos Procesales
El legislador no señala expresamente cuál es el tribunal competente para resolver sobre
el otorgamiento de estas medidas, por lo que, en aplicación de las reglas generales, resulta
lógico que deban solicitarse ante el tribunal que conocerá de la demanda.
Ello tiene como base el Art. 178 COT, que dispone que la demanda debe presentarse
ante el juez que conoció de la medida prejudicial.
En la jurisprudencia se ha señalado que no pueden ser dispuestas por los jueces árbitros,
puesto que necesariamente presuponen la falta de constitución del juicio arbitral.
Con relación a los presupuestos generales para la concesión de las medidas prejudiciales,
tienen como exigencias comunes las siguientes:
• Debe indicarse someramente la acción que se va a deducir y sus fundamentos
(Art. 287 CPC);
• Se debe cumplir con los requisitos particulares de la medida que se solicita, los
que deben ser acreditados en la petición para que el juez la conceda.
Para la realización de estas medidas, debe notificarse personalmente a la persona que debe
practicar o cumplir esta medida.
En principio, la gestión preparatoria se agota con la práctica de la medida, pero nada obsta
a que en ella pueda trabarse algún incidente que el juez deba resolver declarando si la
concede o la deniega.
Las medidas prejudiciales que se conceden con conocimiento, como ocurre con algunas
de anticipación de pruebas, se deben ejecutar desde que se conceden, por lo que no es
factible que su cumplimiento se pueda paralizar a través de un incidente.
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Para que dicho acto procesal sea admisible, deben reunirse los siguientes requisitos:
• Pluralidad de Acciones Interpuestas por el Actor
Esta exigencia obliga a que concurran en cada acción los elementos constitutivos
de la misma, es decir, la causa de pedir, la legitimación y la accionabilidad.
Como se explicaba en su momento, un tema complejo de resolver en relación a la
unidad o pluralidad de acciones surge en relación al tema del concurso de normas.
El tema no es puramente académico, ya que en la práctica resulta frecuente que
en una misma demanda se presente un mismo hecho calificado jurídicamente de
distintas maneras, surgiendo la duda acerca de si se ha promovido un objeto del
proceso que es plural o singular.
También existe una unidad de acción que en las hipótesis de legitimación es
conjunta, atendido que en este caso se debe configurar un litisconsorcio necesario,
que se caracteriza por la unidad del objeto a decidir para varios sujetos a la misma
vez en una misma sentencia definitiva.
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• Tramitación Conjunta
Las acciones deben tramitarse en un mismo procedimiento, para que la
tramitación conjunta permita la economía procesal que justifica esta acumulación.
Además, en el caso del litisconsorcio voluntario, debe existir entre las acciones la
conexión causal que exige el Art. 18 CPC.
La acumulación inicial simple coincide con la inicial condicional por el hecho de ser
realizadas en el acto de demanda, pero se diferencian por la forma como se dispone el
petitum de la demanda.
Ahora bien, esta posibilidad de someter en el acto procesal de demanda algunas acciones
a la modalidad jurídica de la condición no se presenta de igual forma, y en efecto, la
acumulación condicional admite varias manifestaciones que se ajustan a la necesidad del
caso concreto que se quiera promover, conforme a ciertas exigencias técnicas.
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Para que proceda la acumulación eventual, deben cumplirse los siguientes requisitos:
• La existencia de una pluralidad de acciones interpuestas por el actor;
• Que las acciones sean contradictorias entre sí;
• Que todas las acciones se tramiten en un mismo proceso;
• Que el tribunal tenga competencia absoluta y relativa para conocer de las acciones
acumuladas.
La acumulación eventual de acciones tiene como efecto que se discutan todas las acciones
en un mismo procedimiento, admitiendo la ejecución de todos los actos procesales que
sea posible realizar respecto de cada una de las acciones.
El pronunciamiento del juez debe realizarse según el orden preferente que le fue asignado
por el actor en el petitorio de la demanda, por lo que, acogida la acción principal, el juez
debe abstenerse de pronunciarse sobre el resto de las acciones, por ser incompatibles con
lo resuelto, en conformidad con el Art. 170 N°6 CPC.
También es factible que se desestimen todas las acciones acumuladas, declaración que
debe hacerse una por una en la sentencia definitiva.
El principio de la congruencia prescribe que una vez que se acoge la acción principal, no
existe obligación del juez de pronunciarse sobre las otras acciones eventualmente
acumuladas.
Lo anterior se explica porque, al haberse dado protección acogiendo una acción principal,
desaparece para el actor el interés procesal para obtener una tutela jurisdiccional respecto
de las otras acciones no resueltas.
Se ha entendido en la jurisprudencia que carece de agravio el demandante que, habiendo
obtenido un fallo favorable respecto de la acción subsidiaria, apela por no haberse acogido
la acción principal.
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C) La Litispendencia
1) Generalidades
Aunque el concepto de litispendencia alude a distintos efectos jurídicos procesales, en su
sentido genérico se refiere al hecho de existir un juicio pendiente entre los mismos sujetos.
Cuando surge este estado, se producen una serie de consecuencias jurídicas en el orden
del derecho material y procesal, que cesan cuando la relación jurídica concluye, sea de
modo normal o anormal, y a dicho estado se le denomina como litispendencia in genere.
Pero existe también la llamada litispendencia in specie, que surge cuando una misma
acción es propuesta en otro proceso distinto, concurriendo la triple identidad entre la
nueva acción deducida y la que está siendo conocida en otro proceso.
En esta hipótesis, para evitar que la misma acción sea conocida nuevamente, se permite
al demandado oponer la excepción de litispendencia, con el fin de evitar sentencias
contradictorias sobre un mismo asunto.
Desde un punto de vista teórico, no existe una respuesta uniforme en la doctrina y en los
sistemas legales acerca de cuándo se produce el estado de litispendencia, coexistiendo
diversas soluciones.
Muchas teorías se han postulado, planteando que se produciría con la contestación de la
demanda, la admisión de la demanda a trámite o la presentación de la demanda, por
ejemplo, pero nuestro sistema sigue la teoría de que la litispendencia surgiría de la
notificación de la demanda, es decir, con el emplazamiento del demandado.
En la práctica, la aceptación de este criterio técnico significa para el demandante el deber
de controlar, con el máximo rigor posible, que el acto de notificación de la demanda se
ejecute válidamente.
Basta un error en la ejecución de este acto de comunicación para que no se produzca
eficazmente este estado procesal, tema que es esencialmente sensible para efectos de la
prescripción de la acción (Art. 2503 CC).
2) Efectos de la Litispendencia
En términos generales, la producción de los efectos materiales y procesales de la
litispendencia tiene como fin lograr que la resolución judicial que resuelva el fondo del
conflicto contenga una declaración del derecho que, en el terreno de los principios,
conceda una protección jurídica como si se hubiese adoptado el mismo día en que el actor
interpuso su acción.
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Dicho de otra forma, la litispendencia pretende que la persona que tenga que usar del
proceso para proteger sus derechos o intereses legítimos no se vea perjudicada, más allá
de lo razonable, por el hecho de haber tenido que instar por la vía jurisdiccional.
Por su parte, los efectos materiales o sustantivos de la litispendencia son aquellos que
conservan, acrecientan o fortalecen los derechos y obligaciones de las partes para evitar
que la duración del proceso redunde en un perjuicio para aquella persona que se ve
obligada a litigar para obtener una tutela judicial.
Concretamente, estos efectos son:
• La interrupción civil de la prescripción;
• La constitución en mora del deudor;
• El crédito se convierte en litigioso.
• Perpetuatio Legitimationis
La perpetuatio legitimationis es un efecto de la litispendencia en virtud del cual la
aptitud de las personas que ostentan la posición de parte en el juicio mantienen
esa condición durante la pendencia, a pesar de los cambios fácticos o jurídicos
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La litispendencia produce también un efecto de vis atractiva entre procesos con objetos
conexos o idénticos.
Para tal efecto, el legislador contempla soluciones técnicas que permitan unificar la
tramitación de los juicios pendientes en uno solo, con el objeto de evitar el
pronunciamiento de decisiones contradictorias respecto de un mismo tema.
Dentro de las instituciones procesales que inequívocamente buscan conseguir el efecto
anterior están:
• El incidente especial de acumulación de autos;
• La acumulación de recursos que inciden en un mismo tema (Art. 66 Inc. 3º COT).
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Ahora bien, un tema distinto es qué consecuencias se atribuyen a esta opción del
demandado, tema en el cual las soluciones planteadas han estado marcadas
fundamentalmente por dos modelos históricos.
Por un lado, tenemos la solución de origen romano-canónica, donde esta inactividad
determina una oposición a todo lo alegado por la contraparte, a través de lo que se conoce
como una contestación ficta de la demanda.
La otra propuesta, de origen germano, le asigna a la inactividad del demandado un efecto
positivo, esto es, una confesión tácita en virtud de la cual se reconocen como verdaderos
los hechos alegados por la contraparte por el solo hecho de haber optado por la rebeldía
el demandado.
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con la demanda, los que se tendrán por reconocidos para todos los efectos legales (Arts.
255, 346, 347 y 348 CPC).
Consumada esta actitud de rebeldía en primera instancia, ella no requiere ser declarada
para todos aquellos términos o actuaciones que producen de pleno derecho su caducidad,
como es el caso de los plazos (Art. 64 y 78 CPC).
Por su lado, para proteger los derechos del litigante rebelde, los Arts. 79-80 CPC
contemplan la regulación de dos incidentes especiales, que permiten proteger la situación
del litigante cuando, por hechos que no le son imputables, ha sido privado de ejercer su
derecho de defensa.
Ahora bien, no toda desviación en la utilización de las formas procesales puede impedir
un pronunciamiento de fondo.
En efecto, si se ha utilizado un procedimiento que conceda mayores garantías procesales,
no existirá un perjuicio reparable con la declaración de inadecuación del procedimiento,
salvo que exista una razón de aplicación perentoria de un determinado procedimiento,
situación que se debe examinar para cada caso en particular.
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Contenidos
I. Aspectos Preliminares
II. Fase de Discusión
III. Fase de Prueba
IV. Trámites Posteriores a la Prueba y Término del Juicio Ordinario
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C) Instrumentos Privados
1) Concepto
2) Reconocimiento de los Instrumentos Privados
3) Forma de Acompañar los Instrumentos Privados en Juicio
4) Valor Probatorio del Instrumento Privado
5) Impugnación de los Instrumentos Privados
11. La Prueba Testimonial
A) Generalidades
1) Concepto
2) Procedencia
3) Iniciativa y Oportunidad para Rendir la Prueba Testimonial
B) Los Testigos
1) Concepto y Clasificación
2) Habilidad para Ser Testigo
3) Inhabilidades Absolutas
4) Inhabilidades Relativas
5) Obligaciones de los Testigos
6) Derechos de los Testigos
C) Forma de Producir la Prueba Testimonial
1) Presentación de la Minuta de Puntos de Prueba y la Nómina de Testigos
2) Tribunal Ante el Cual se Rinde la Prueba Testimonial
3) Fijación de Audiencias de Prueba
4) Citación de los Testigos
5) Examen de los Testigos
6) Acta de la Prueba Testimonial
D) Las Tachas
1) Concepto
2) Oportunidad Para Oponer Tachas y Forma de Hacerlas Valer
3) Efectos de la Oposición de las Tachas
4) Tramitación, Prueba y Fallo de las Tachas
E) Valor Probatorio de la Prueba Testimonial
1) Aspectos Generales
2) Testimonios de Oídas
3) Testimonios Presenciales
4) Testimonios Contradictorios
5) Testimonio de los Menores de Catorce Años
12. La Prueba Confesional
A) Generalidades
1) Concepto y Características
2) Requisitos de Validez de la Confesión
3) Clasificación de la Confesión
B) La Confesión Judicial
1) Concepto y Clases
2) Tribunal y Funcionarios Competentes Para Intervenir en la Absolución de
Posiciones
3) Oportunidad y Veces en que Puede Exigirse la Confesión en Juicio
4) Iniciativa en la Prueba Confesional
5) Personas que Deben Prestar Confesión
6) Procedimiento
7) Sanciones en que Incurre el Confesante Rebelde
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C) Confesión Extrajudicial
D) Valor Probatorio de la Confesión
1) Valor Probatorio de la Confesión Extrajudicial
2) Valor Probatorio de la Confesión Judicial
E) Limitaciones al Efecto Legal de la Confesión en Juicio
1) Divisibilidad e Indivisibilidad de la Confesión
2) Retractación o Revocación de la Confesión
13. La Inspección Personal del Tribunal
A) Generalidades
B) Requisitos de Procedencia
C) Procedimiento
D) Valor Probatorio
14. La Prueba Pericial
A) Generalidades
B) Requisitos para ser Perito
C) Procedimiento
1) Nombramiento de los Peritos
2) Formalidades Posteriores
3) El Reconocimiento
4) Presentación del Informe Pericial
5) Gastos y Honorarios Periciales
D) Valor Probatorio
15. La Prueba por Presunciones
A) Aspectos Generales
B) Las Presunciones Legales
C) Las Presunciones Judiciales
16. Apreciación Comparativa de los Medios de Prueba
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Los procedimientos aceptan diversas clasificaciones, según el criterio que se utilice para
distinguir entre los mismos, y de tal manera, tenemos las siguientes clasificaciones:
• Según la Materia Sobre la Cual Versan
En razón de la materia, los procedimientos pueden ser civiles o penales, siendo
los primeros los que rigen los conflictos civiles entre partes, y los segundos
aquellos que tienen por objeto hacer efectiva la pretensión punitiva del Estado por
la comisión de un delito en contra de sus partícipes, y sancionarlos en la forma
establecida por la ley penal.
• Según su Tramitación
Según su tramitación, los procedimientos pueden ser comunes o especiales,
siendo los primeros aquellos que se someten a la tramitación común ordenada por
la ley, y los segundos aquellos que tienen una tramitación determinada según la
naturaleza del asunto.
Los juicios comunes en la legislación procesal chilena son el juicio ordinario de
mayor cuantía, el juicio ordinario de menor cuantía, el juicio de mínima cuantía,
y el juicio sumario, cuando se le da aplicación en virtud de lo dispuesto en el Art.
680 Inc. 1° CPC.
Todos los demás son procedimientos especiales.
• Según su Forma
Atendiendo la forma de los procedimientos, podemos clasificarlos en orales o
escritos, siendo los primeros aquellos cuyas actuaciones son verbales, y que son
la tendencia en la actualidad, y los segundos aquellos en que las actuaciones,
trámites y gestiones se realizan por escrito.
En realidad, no existen procedimientos únicamente escritos u orales, y la
clasificación se hace atendiendo a la prevalencia del elemento oral o escrito.
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• Según su Extensión
De acuerdo a la extensión del procedimiento, éste puede ser universal o singular,
siendo universales aquellos mediante los cuales se persigue una universalidad
jurídica, como los procedimientos concursales o sucesorios, y singulares o
particulares aquellos en que se persigue una especie o cuerpo cierto.
• Según su Cuantía
Los procedimientos pueden ser de mayor cuantía, cuando sus causas exceden de
500 UTM, de menor cuantía, cuando sus causas exceden de 10 UTM pero no
pasan de 500 UTM, o de mínima cuantía, cuando sus causas no exceden de 10
UTM.
Respecto del juicio ejecutivo, existen procedimientos ejecutivos de mayor
cuantía, si la causa excede de 10 UTM, y procedimientos ejecutivos de mínima
cuantía, cuando la causa no excede de 10 UTM.
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Terminada la fase de discusión, se procede al trámite necesario del llamado a las partes a
conciliación, que se establece como un trámite esencial del procedimiento, y que
estudiaremos con profundidad más adelante.
A esta altura del juicio, el juez debe examinar personalmente el proceso y estudiar si las
partes, en los escritos fundamentales, se han contradicho en hechos substanciales y
pertinentes.
En caso afirmativo, recibirá la causa a prueba por el término legal, y fijará los hechos
controvertidos, a cuyo tenor deberá rendirse la prueba, y esta resolución se notifica por
cédula.
El término probatorio ordinario es de veinte días, dentro del cual deben producirse la
prueba testimonial y las demás pruebas, sin perjuicio de que estas últimas puedan también
rendirse en las otras oportunidades señaladas por la ley.
Vencido el término probatorio, las partes tienen un plazo común de diez días para
formular las observaciones que el examen de las pruebas le sugiera, y vencido también
este último término, de oficio o a petición de parte, el tribunal citará para oír sentencia,
se hayan o no formulado las referidas observaciones.
El esquema esbozado nos permite apreciar que el juicio ordinario de mayor cuantía, en
su tramitación, atraviesa o consta de tres fases o períodos, que son la fase de discusión, la
fase de prueba y la fase de sentencia.
El período de discusión está constituido por la presentación de cuatro escritos
fundamentales, que son la demanda, la contestación, la réplica y la dúplica.
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El período de prueba es aquel que media entre la dictación de la resolución que recibe
la causa a prueba y la notificación de la resolución que cita a las partes para oír sentencia.
El período de sentencia, en fin, es el que transcurre entre esta última actuación y la
dictación y notificación de la sentencia definitiva.
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1. La Demanda
A) Introducción
1) Concepto
Conforme al Art. 253 CPC, todo juicio ordinario comienza por demanda del actor, sin
perjuicio de lo dispuesto en el Título IV del Libro II del Código de Procedimiento Civil.
En consecuencia, el juicio ordinario de mayor cuantía tiene dos formas de ser iniciado,
que son la demanda del actor o las medidas prejudiciales promovidas por el futuro
demandante o el futuro demandado.
Debemos recordar que las medidas prejudiciales son los medios que franquea la ley a los
futuros litigantes para preparar su entrada al juicio, y que pueden ser promovidas tanto
por el futuro demandante como por el futuro demandado.
Además, respecto de su finalidad, estas medidas están destinadas a preparar la demanda,
a procurarse de antemano ciertos medios de prueba que pueden desaparecer, o a asegurar
el resultado de la acción que se va a deducir.
Por último, desde el punto de vista de su tramitación, las medidas prejudiciales
constituyen incidentes especiales dentro del pleito.
La iniciación del juicio mediante una medida prejudicial, por lo tanto, no libera en manera
alguna al actor de la obligación de presentar demanda, y la novedad procesal, en este caso,
radica exclusivamente en que el juicio se ha iniciado mediante medida prejudicial, y que
ésta, cronológicamente, precede a la demanda.
La ley no define la demanda, pero es evidente que este término se reserva para designar
el acto inicial de la relación procesal, o sea, la primera presentación que hace el actor, y
que resume sus pretensiones.
Se la define como aquel acto procesal del actor mediante el cual ejercita una acción
tendiente a la declaración, en sentido amplio, por parte del tribunal, de un derecho que le
ha sido desconocido o menoscabado.
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3) Efectos de la Demanda
Por el sólo hecho de su interposición, la demanda produce los siguientes efectos:
• Queda abierta la instancia, y el juez está obligado a conocer las peticiones del
actor e instruir el proceso, incurriendo, en caso de no hacerlo, en responsabilidad
de carácter disciplinario, civil y penal, y específicamente, incurre en el delito de
denegación de justicia;
• Pone al juez en la necesidad de conocer de la demanda, pudiendo de oficio no dar
curso a ella cuando no contenga las indicaciones ordenadas por la ley (Art. 256
CPC), pronunciarse sobre su competencia (Art. 10° Inc. 2° COT) y a juzgar
oportunamente en la sentencia la acción deducida (Art. 170 N°6 CPC);
• Se entiende que el actor prorroga tácitamente la competencia en los casos en que
esta prórroga proceda (Art. 187 N°1 COT), y queda fijada la competencia del
juez con relación al actor;
• Fija la extensión del juicio, determinando las defensas del demandado, que no
pueden referirse sino a ella, salvo en el caso de reconvención, y limita los poderes
del juez, que en la sentencia podrá sólo referirse a lo expuesto en la demanda;
• El actor no puede interponer nueva demanda en contra del demandado por la que
persiga el mismo objeto pedido con la misma causa de pedir, pues con la
presentación y notificación de la primera demanda nace el estado de
litispendencia, que autoriza la excepción dilatoria de igual nombre respecto de la
demanda posterior;
• Produce efectos respecto al derecho, ya que, por ejemplo, en los juicios sobre
alimentos, se deben éstos desde la presentación de la demanda (Art. 331 CC), y
en el caso de las obligaciones alternativas, la demanda individualiza la cosa debida
cuando la elección es del acreedor (Art. 1502 Inc. 2° CC).
4) Modificación de la Demanda
Antes de notificada la demanda al demandado, el actor puede retirarla sin más trámite,
y se considerará en este caso, como no presentada (Art. 148 CPC), por lo que puede ser
modificada, ampliada o restringida sin inconveniente alguno, mediante un nuevo escrito.
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En primer lugar, la demanda debe estar encabezada con una suma, que indique su
contenido o el trámite de que se trata, en este caso, “demanda” (Art. 30 Inc. 2° CPC).
Luego, y en conformidad al Art. 1° de la Ley N°18.120, si la demanda es la primera
presentación del actor, deberá ser patrocinada por un abogado habilitado para el ejercicio
de la profesión.
Además, en virtud de lo dispuesto en el Art. 2° de la Ley N°18.120, debe también
conferirse poder a persona hábil para comparecer en juicio.
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Tras ello, pasamos a analizar las menciones especiales que, según el Art. 254 CPC, debe
contener toda demanda:
• La Designación del Tribunal Ante Quien se Entabla
Este requisito se cumple a continuación de la suma, expresándose solamente la
jerarquía del tribunal, y mediante abreviaturas.
Así, para referirse al Juez de Letras, se escribe “S.J.L” (Señor Juez de Letras).
Para referirse a la Corte de Apelaciones, se escribe “I.C” (Ilustrísima Corte).
Para referirse a la Corte Suprema, se escribe “Excma. Corte”.
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El legislador, con el fin de superar los inconvenientes que causaba determinar cuáles eran
los instrumentos fundantes, y el plazo que existía para impugnar los documentos que se
acompañaban a la demanda, modificó el Art. 255 CPC, estableciendo que los
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E) El Emplazamiento
1) Aspectos Generales
El emplazamiento es una notificación, a la cual se le agrega la orden de que el demandado
comparezca al tribunal, a causa de que hay una demanda interpuesta en su contra o de que
se ha deducido un recurso legal.
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El emplazamiento consta de dos elementos, que son la notificación hecha en forma legal
y el transcurso del término que la ley señala al demandado para que comparezca al
tribunal.
El emplazamiento no es un hecho, sino un resultado jurídico, producido por la
notificación legal de la demanda y el transcurso del término para contestarla.
2) Notificación de la Demanda
Una vez presentada y proveída la demanda, debe notificarse, y como generalmente será
la primera resolución recaída en el juicio, debe notificarse personalmente, entregándose
al deudor copia íntegra de la presentación y de la resolución recaída en ella (Art. 40 Inc.
1° CPC).
Al actor se le notifica por el estado diario (Art. 40 Inc. 2° CPC).
No basta con que la demanda sea notificada, sino que ella debe notificarse en forma legal,
y si no se notifica en forma legal, no puede producirse la relación procesal, por lo que si
el juicio sigue tramitándose, todo lo obrado será nulo, por faltar un presupuesto en la
relación procesal, que es el emplazamiento.
3) Término de Emplazamiento
Al término de emplazamiento se refieren los Arts. 258-260 CPC, que contemplan
diversas situaciones, que pasamos a analizar.
Estos plazos son legales, al estar señalados por el Código en favor de las partes, y no del
Tribunal (Art. 64 CPC), y por consiguiente, no pueden ser prorrogados.
Son además comunes, ya que corren para todos los demandados a la vez, hasta que expire
el último término parcial que corresponde a los notificados (Art. 260 CPC).
También son discontinuos, dado que son plazos de días establecidos en el Código de
Procedimiento Civil, entendiéndose suspendidos durante los feriados (Art. 66 CPC).
Por último, son plazos fatales, por cuanto el sólo hecho de su vencimiento implica la
extinción del derecho de contestar la demanda (Art. 64 CPC).
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Por otro lado, puede ser que los demandados sean varios, sea que obren separada o
conjuntamente, caso en el cual, en virtud de lo dispuesto en el Art. 260 Inc. 1° CPC, el
término para contestar la demanda corre para todos a la vez, y se cuenta hasta que expire
el último término parcial que corresponda a los notificados.
En los casos en que, conforme al Art. 18 CPC, proceda la pluralidad de demandantes, el
plazo para contestar la demanda, determinado según lo dispuesto en los Arts. 258-259
CPC, se aumenta en un día por cada tres demandantes sobre diez que existan en el
proceso, aunque este plazo adicional no puede exceder de treinta días (Art. 260 Inc. 2°
CPC).
La ampliación es de un día por cada tres demandantes sobre diez que existan en el
proceso, por lo que, si los demandantes fueran entre trece y quince, el aumento será de un
día adicional, si fueren dieciséis o diecisiete, será de dos días adicionales, y así
sucesivamente.
Sin perjuicio de lo anterior, cabe tener presente que este plazo adicional no puede exceder
de treinta días, por lo que el término de emplazamiento no podrá en caso alguno superar
el máximo de los 48 días.
Esta ampliación del plazo rige con un criterio uniforme para cualquier demandado en el
proceso, en caso que exista una pluralidad de demandantes que haga procedente la
ampliación, dándose con ello plena aplicación al principio de igualdad que debe regir para
quienes intervienen como partes en un proceso.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Sin embargo, en ambos casos, sea que estemos en presencia de un allanamiento total de
la demanda, o de la falta de contradicción en materia substancial y pertinente en cuanto a
los hechos, la suerte que sigue la tramitación del juicio es la misma, ya que el tribunal
mandará citar a las partes para oír sentencia definitiva una vez evacuado el traslado de la
réplica.
En otros términos, contestada que sea la demanda, se dará traslado al demandante para
que replique, y evacuada la réplica, o en rebeldía del demandante, se dará, en seguida,
traslado al demandado para que duplique, y una vez evacuada la dúplica, o en rebeldía
del demandado, el tribunal citará a las partes para oír sentencia.
En consecuencia, en estos casos se prescinde totalmente de los trámites de la prueba.
Por último, si el demandado se defiende, será necesario determinar en qué forma lo hace
para saber la tramitación que seguirá el juicio.
La defensa del demandado se manifestará por oponer a la demanda excepciones dilatorias,
como previas a la contestación, o simplemente, contestando la demanda.
En la contestación de la demanda, el demandado opondrá excepciones perentorias,
alegaciones o defensas, e incluso, podrá reconvenir.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Para nuestro derecho positivo, son excepciones dilatorias aquellas que tienen por objeto
corregir vicios de procedimiento sin afectar al fondo de la acción deducida (Art. 303 Nº6
CPC).
Su misión es, por lo tanto, corregir defectos del procedimiento y procurar que la relación
procesal se forme válidamente, es decir, exenta de todo vicio que más tarde pudiera servir
para anularla.
Como se comprende, el demandado, al formular una excepción dilatoria, se abstendrá de
contestar la demanda, por lo que no entrará al fondo de la causa, y en consecuencia, deberá
oponerla en forma previa a la cuestión principal, la que quedará entre tanto suspendida.
En el hecho, las excepciones dilatorias, para que puedan cumplir adecuadamente su
finalidad correctiva del procedimiento, retardan la entrada al juicio, y de ahí que, en la
práctica, a veces son utilizadas como medio de obtener su consecuencia, y no el objetivo
antes señalado.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
dilatoria en la oportunidad legal debida, siempre puede formularse en el curso del juicio
como incidente de nulidad de todo lo obrado (Art. 84 Inc. 4º CPC), y en cambio, en el
segundo caso, la falta de reclamo de la incompetencia relativa del tribunal, en la
oportunidad legal debida, produce la prórroga tácita de la competencia (Art. 187 COT).
Ahora bien, el juicio anterior podrá estar radicado ante el mismo tribunal que está
conociendo del nuevo juicio en que se planteará la correspondiente excepción de
litispendencia, o bien, ante un tribunal distinto, y se entiende que existe tal juicio desde
el momento en que el demandado ha sido notificado de la demanda, pues desde ese
instante ha nacido la relación procesal.
Debe estarse siguiendo el anterior pleito entre las mismas partes, o sea, debe existir
identidad legal entre las partes del primer pleito y del segundo, no importando el papel
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
procesal que ellas desempeñen en uno y otro pleito, por lo que se podrá ser demandante
en el primer juicio y demandado en el segundo, y viceversa.
Por último, ambos juicios deben versar sobre la misma materia, esto es, tanto la cosa
pedida como la causa de pedir, hechas valer en un pleito, deben ser idénticas a las
reclamadas en el otro pleito.
El fundamento de esta excepción dilatoria consiste en evitar que las partes litigantes
pretendan subsanar los posibles errores cometidos en un juicio, renovando este mismo
juicio mediante una nueva demanda.
Por tal razón, acogida la excepción dilatoria de litispendencia, produce el efecto de
paralizar el nuevo pleito mientras no se falle el primero por sentencia ejecutoriada, con el
objeto de que la parte favorecida con la excepción de cosa juzgada, que pueda emanar de
esta sentencia, la oponga como excepción perentoria en el segundo pleito, que estaba
paralizado, y cuya tramitación ha debido reiniciarse en virtud de la terminación del
primero.
Como ya hemos mencionado, si al escrito de demanda le falta alguno de los tres primeros
requisitos señalados en el Art. 254 CPC, el juez puede de oficio no darle curso,
expresando el defecto de que adolece (Art. 256 CPC).
La excepción dilatoria de ineptitud del libelo entrará en juego, por lo tanto, cuando a la
demanda le falte alguno de los requisitos señalados en los numerales 4° y 5° del Art. 254
CPC, o bien, cualquiera de los tres primeros señalados en el mencionado artículo cuando
el juez no haga uso de su facultad de oficio de no admitir a tramitación la demanda,
expresando el defecto de que adolece para que pueda ser subsanado.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Las excepciones dilatorias deben oponerse dentro del término de emplazamiento, fijado
por los Arts. 258-260 CPC (Art. 305 Inc. 1° CPC).
Así, el término es el mismo que para contestar la demanda, siendo también un plazo fatal.
Ahora bien, esta regla general cuenta con dos excepciones:
• Si las excepciones no se han opuesto todas en un mismo escrito y dentro del
término de emplazamiento ya indicado, se podrán oponer en el progreso del juicio
sólo por vía de alegación o defensa, y se estará a lo dispuesto en los Arts. 85-86
CPC (Arts. 305 Inc. 2° CPC).
En otros términos, esta norma dispone que si las excepciones dilatorias no han
sido opuestas como tales en la forma y oportunidad que la ley señala, pueden
formularse con el mismo carácter de dilatorias al contestar la demanda, o en el
curso posterior del juicio, incluso estando las partes citadas para oír sentencia.
Sin embargo, habrá que estarse a lo prevenido en los Arts. 85-86 CPC, por lo
que, en principio, estas dilatorias informales y extemporáneas tendrán que ser
rechazadas, a menos que se funden en un vicio que anule el proceso, o en una
circunstancia esencial para la ritualidad o la marcha del mismo;
• Las excepciones dilatorias de incompetencia del tribunal y de litispendencia
podrán oponerse en segunda instancia en forma incidental (Art. 305 Inc. 2º CPC).
Conforme al Art. 307 Inc. 1° CPC, las excepciones dilatorias se tramitan como
incidentes.
Se trata, por consiguiente, de una cuestión accesoria que requiere especial
pronunciamiento del tribunal, y se promueve y falla la excepción dilatoria dentro de la
misma pieza de autos, porque sin su previa resolución no se puede seguir sustanciando la
causa principal (Art. 87 Inc. 1º CPC).
Es, además, un incidente ordinario, de suerte que, opuesta la excepción dilatoria, se
confiere traslado por tres días al actor, y haya o no respuesta de éste dentro de dicho plazo,
el tribunal resuelve el incidente, a menos que existan puntos sustanciales, pertinentes y
controvertidos, en cuyo caso lo recibirá a prueba por un término de ocho días y, vencido
que sea, dictará el correspondiente fallo sobre el incidente.
No obstante, el tribunal podrá resolver de plano, esto es, sin necesidad de tramitar ni de
recibir a prueba, aquellas excepciones dilatorias cuyo fallo se pueda fundar en hechos que
consten del proceso, o sean de pública notoriedad, lo que el tribunal consignará en su
resolución (Art. 89 CPC).
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Al dictar sentencia, el tribunal deberá tener buen cuidado de fallar a la vez todas las
excepciones que se le hubieren propuesto conjuntamente, pero si entre ellas figura la de
incompetencia, y el tribunal la acepta, se abstendrá naturalmente de pronunciarse sobre
las demás, pues, según su propia opinión, carece de facultad para conocer sobre ellas
(Art. 306 CPC).
Sin embargo, este mismo precepto agrega que ello se entiende sin perjuicio de lo
dispuesto por el Art. 208 CPC.
En otras palabras, si se apela esta resolución, el tribunal de alzada puede revocarla y negar
lugar a la excepción dilatoria de incompetencia, en cuyo caso tiene que pasar a
pronunciarse sobre las demás excepciones dilatorias sin necesidad de nuevo
pronunciamiento de parte del tribunal inferior.
La resolución que falla el incidente de excepción dilatoria será siempre una sentencia
interlocutoria, por lo que es susceptible de apelación, que debe concederse en el solo
efecto devolutivo, ya que si bien el Art. 307 Inc. 2° CPC sólo se refiere a la resolución
que desestima una excepción dilatoria, por aplicación de las reglas generales en materia
del recurso de apelación, se llega a la misma conclusión.
Por otro lado, la resolución que acoge una excepción dilatoria de efecto permanente es
susceptible de ser impugnada mediante casación en la forma, ya que pone término al
juicio o hace imposible su continuación (Art. 766 CPC).
Este nuevo plazo que tiene el demandado para contestar la demanda es siempre fatal, por
lo que si no evacua el trámite en el plazo señalado, sigue el curso progresivo de los autos
con el litigante o parte diligente, y no sufre variación alguna, a diferencia del primitivo,
cualquiera que sea el lugar en que haya sido notificada la demanda.
Si la excepción ha sido rechazada, el plazo se cuenta desde la notificación de la resolución
que así lo ha resuelto, puesto que, en el evento de ser apelada, como lo hemos visto, dicha
apelación se concede en el solo efecto devolutivo.
Por el contrario, si la excepción dilatoria es acogida, el demandante tendrá que subsanar
los defectos en que dicha resolución se funda, y desde que se notifica la resolución que
se pronuncia sobre el acto subsanatorio, comenzará a correr el plazo de diez días que tiene
el demandado para contestar la demanda.
En la práctica, en este último caso, para evitar toda duda al respecto, el demandante pide
al tribunal que se declare que ha subsanado el vicio o defecto de que se trata, y a contar
de la notificación de la resolución que así lo declare, comenzará a correr el ya citado plazo
de diez días.
Con todo, la frase “o subsanados por el demandante los defectos de que adolezca la
demanda”, que se contiene en el precepto legal que comentamos, carece de la claridad
necesaria para su adecuada interpretación.
La interrogante que ella plantea es determinar cuándo o en qué casos los defectos de que
adolezca la demanda podrán ser legalmente subsanados por el actor.
Ello acontecerá siempre y cuando el mencionado defecto no llegue a afectar la validez de
la relación procesal.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Todo esfuerzo del actor tendiente a que la misma demanda se radique o pase ante el
tribunal competente, o que se siga el juicio ahora con su representante legal, en caso que
aquél fuera incapaz, o con su verdadero representante legal o mandatario con poder
suficiente, previa ratificación de lo obrado, no implica, por cierto, subsanar defectos de
forma de la demanda, sino que ello mira más bien a la validez de la relación procesal, y
por ende, escapa a la norma contenida en el Art. 308 CPC.
Sólo una nueva demanda interpuesta ante tribunal competente por el verdadero
representante legal del actor o por su mandatario premunido de poder suficiente puede
rectificar el procedimiento primitivo y viciado.
Ahora bien, una vez opuestas y tramitadas estas excepciones perentorias como si fueran
dilatorias, esto es, en un mismo escrito, dentro del término de emplazamiento, y
confiriendo traslado por tres días al actor, el juez puede adoptar dos actitudes:
• Fallarlas de inmediato, sin perjuicio de haber abierto un término probatorio dentro
del incidente, si cree que es necesario recibirla a prueba;
• Mandar contestar la demanda, reservándolas para ser falladas en la sentencia
definitiva.
El juez adoptará una u otra actitud según si, a su juicio, estas excepciones son o no de lato
conocimiento, y ser de lato conocimiento implica que la cuestión suscitada, por su
complejidad, requiere de las garantías de la controversia y de las pruebas propias del
procedimiento ordinario, y no del breve y sumario, como lo es el procedimiento
incidental.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
3. La Contestación de la Demanda
A) Aspectos Generales
Así como el escrito de demanda resume las pretensiones del actor y es un acto procesal
que inicia el juicio, el escrito de contestación de la demanda resume las pretensiones del
demandado, y es, por regla general, su primer acto procesal dentro del mismo.
Se define la contestación de la demanda como el escrito en que el demandado opone las
excepciones o defensas que hace valer en contra del demandante, destinadas a enervar o
destruir las acciones que éste ha deducido.
El objetivo fundamental, por lo tanto, del escrito de contestación de la demanda, es dar
oportunidad al demandado para que se defienda de la demanda que ha esgrimido en su
contra el actor, oponiendo excepciones perentorias, es decir, aquellas que miran al fondo
de la acción deducida, y sin referencia a la corrección del procedimiento.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
La tramitación que sufran será distinta según cuál sea la oportunidad en que se hagan
valer.
Así, si se formulan en primera instancia, y antes de recibida la causa a prueba, se
tramitarán como incidentes, y la prueba se rendirá juntamente con la de la causa principal.
Si se formulan en primera instancia, pero después de recibida la causa a prueba, también
se tramitarán como incidentes, que pueden recibirse a prueba si el tribunal lo estima
necesario.
En ambos casos, el fallo se reservará para la sentencia definitiva.
Si, en cambio, se deducen en la segunda instancia, también se tramitarán como incidentes,
que pueden recibirse a prueba si el tribunal lo estima necesario, y su fallo también se
dejará para la sentencia definitiva, pero con la particularidad de que es pronunciado en
única instancia por el tribunal de alzada (Art. 310 Inc. 2º-3º CPC).
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
4. La Reconvención
A) Aspectos Generales
La reconvención es una situación que se presenta cuando el demandado tiene, a su vez,
una o más acciones que hacer valer en contra del demandante, de manera que el
demandante primitivo se transforma en el demandado, y el demandado pasa a asumir
también el papel de actor.
Se trata, en consecuencia, de una contrademanda del demandado frente al demandante,
que la deduce utilizando el procedimiento judicial que se había originado por iniciativa
de este último.
Se define la reconvención como la acción deducida por el demandado en contra del actor,
al contestar la demanda, en el juicio que éste ha provocado, y su fundamento no es otro
que la economía procesal, pues así como la ley permite que el demandante deduzca en su
demanda diversas acciones sin conexión entre sí, salvo si fueren incompatibles, para
evitar la multiplicidad de juicios, también permite que el demandado haga valer las
acciones que tenga en contra del actor, a fin de reunir las diversas litis en un solo proceso.
Sin embargo, es necesario dejar en claro que las dos acciones no requieren tener relación
o conexión jurídica alguna.
Para nuestra legislación procesal, a diferencia de algunas extranjeras, la acción principal
y la reconvencional pueden ser perfectamente independientes, y ajena la una de la otra,
emanando cada una de ellas de sus diversos y respectivos títulos.
B) Sujetos de la Reconvención
La reconvención es una facultad que la ley confiere a todo demandado en juicio (Art. 314
CPC), y se trata de una facultad y no de un deber, pues el demandado no está obligado a
reconvenir, y si no lo hace, no perderá su acción en contra del demandante.
El demandado, si es plenamente capaz, deducirá la reconvención personalmente, y si es
incapaz, lo hará en su nombre el correspondiente representante legal.
El mandatario judicial del demandado puede también deducir reconvención en su nombre
sin necesidad de facultad especial, puesto que el poder para litigar autoriza al procurador
para tomar parte en el juicio del mismo modo que podría hacerlo el mandante (Art. 7º
CPC).
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
• Identidad de Procedimiento
Tanto la acción principal como la acción reconvencional, en razón de sus
respectivas naturalezas, deben estar sometidas a un mismo procedimiento, esto es,
al juicio ordinario de mayor cuantía.
La identidad de procedimientos entre la demanda principal y la reconvención es
un requisito lógico, dado que ambas deben tramitarse y fallarse conjuntamente
(Art. 316 Inc. 1° CPC).
La reconvención se notifica por el estado diario, puesto que no hay disposición especial
sobre el particular, y contra ella hay lugar a las excepciones dilatorias enumeradas en el
Art. 303 CPC, las cuales se propondrán dentro del término de seis días, y en la forma
expresada en el Art. 305 CPC (Art. 317 CPC).
Por último, la reconvención se substancia y falla conjuntamente con la demanda principal
(Art. 316 Inc. 1º CPC), con dos excepciones:
• Puede fallarse antes la demanda principal o la reconvención según el caso, si se
presenta el fenómeno procesal de la separación o división del juicio, contemplado
en el Art. 172 CPC (Art. 316 Inc. 1º CPC);
• No se concede en la reconvención aumento extraordinario de término para rendir
prueba fuera del territorio de la República cuando no deba concederse en la
cuestión principal (Art. 316 Inc. 3º CPC).
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
5. Réplica y Dúplica
Conforme al Art. 311 CPC, a la contestación, sea pura o simple o vaya acompañada de
reconvención, se provee traslado, y esta resolución debe notificarse por estado diario.
El actor tiene el plazo fatal de 6 días para replicar y hacer observaciones a la
reconvención, si la ha habido (Art. 311 CC).
Transcurrido este plazo sin que replique, se entenderá precluido por el solo ministerio de
la ley el derecho de replicar, y el tribunal, de oficio o a petición de parte, declarará
extinguido ese derecho y conferirá traslado al demandado para duplicar, sin necesidad de
certificado previo.
En el escrito de réplica, el actor puede ampliar, adicionar o modificar las acciones que
haya formulado en la demanda, pero sin que pueda alterar las que sean objeto principal
del pleito (Art. 312 CPC).
Debemos tener presente que la facultad que tiene el demandante en el escrito de réplica
para ampliar, adicionar o modificar las acciones que haya formulado en la demanda debe
ser entendida restrictivamente.
Al efecto, la Corte Suprema ha señalado que la disposición del Art. 312 CPC es
restrictiva, concede a las partes las facultades que taxativa y limitadamente pueden usar
en la réplica y en la dúplica, y no las autoriza para que formulen en ellas nuevas acciones
o excepciones de las que contienen la demanda y la contestación.
La facultad que posee el demandante en el escrito de réplica para ampliar, adicionar o
modificar las acciones que haya formulado en la demanda reconoce una clara y expresa
limitación, dado que con ello no se pueden alterar las acciones que sean objeto principal
del pleito, es decir, cambiar la esencia o forma de la acción deducida en la demanda.
Por acciones o excepciones que no sean objeto principal del pleito entendemos aquellas
que se han formulado con el carácter de subsidiarias a una principal, por ser incompatibles
o consecuenciales.
Del escrito de réplica se provee traslado al demandado por el término de seis días para
duplicar (Art. 311 CPC), y esta resolución se notifica por el estado diario.
El demandado tiene el plazo fatal de 6 días para duplicar y para hacer valer en el mismo
escrito la réplica de la reconvención, formulando sus observaciones a la contestación de
la reconvención que el demandante haya hecho, si la ha habido.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
En efecto, el Art. 262 CPC establece que en todo juicio civil en que legalmente sea
admisible la transacción, con excepción de los juicios o procedimientos especiales de que
tratan los Títulos I, II, III, V y XVI del Libro III del Código de Procedimiento Civil, una
vez agotados los trámites de discusión, y siempre que no se trate de los casos mencionados
en el Art. 313 CPC, el juez llamará a las partes a conciliación, y les propondrá
personalmente bases de arreglo.
Para tal efecto, las citará a una audiencia para un día no anterior al quinto ni posterior al
decimoquinto, contado desde la fecha de notificación de la resolución.
Con todo, en los procedimientos que contemplan una audiencia para recibir la
contestación de la demanda, se efectuará también en ella la diligencia de conciliación,
evacuado que sea dicho trámite.
El precedente llamado a conciliación no obsta a que el juez pueda, en cualquier estado de
la causa, efectuar la misma convocatoria, una vez evacuado el trámite de la contestación
de la demanda.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Concurriendo los requisitos anteriores, y evacuados los trámites del período de discusión,
el juez debe citar a las partes a una audiencia de conciliación para un día no anterior al
quinto ni posterior al decimoquinto contado desde la fecha de notificación de la
resolución.
Dicha resolución debe ser notificada por cédula, puesto que ordena la comparecencia
personal de las partes (Art. 48 CPC).
Si las partes lo piden, la audiencia se suspenderá hasta por media hora para deliberar, y si
el tribunal lo estima necesario, postergará la audiencia para dentro de tercero día, salvo
que las partes acuerden un plazo mayor, y se dejará de ello constancia.
A la nueva audiencia éstas concurrirán sin nueva notificación (Art. 265 CPC).
El fracaso del llamado del juez a la conciliación necesaria no obsta a que éste pueda, en
cualquier estado de la causa, efectuar la misma convocatoria (Art. 262 Inc. Final CPC).
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
El llamado a conciliación es, en este caso, facultativo para el tribunal, el que puede
efectuarlo en cualquier estado de la causa, luego de evacuado el trámite de contestación
de la demanda.
El llamado a conciliación, en los casos en que sea obligatorio de acuerdo a la ley,
constituye un trámite o diligencia esencial en la primera o en la única instancia de los
juicios de mayor o menor cuantía y en los juicios especiales, cuya omisión genera la
nulidad conforme a lo prescrito en los Art. 768 Nº9 y 795 Nº2 CPC.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
El Código Civil reglamenta la prueba en el Título XXI de su Libro IV, “De la prueba de
las obligaciones” (Arts. 1698 y ss.), aunque estas reglas no se limitan a la prueba de las
obligaciones, extendiéndose su aplicación a todas las pruebas que se rindan en derecho,
incluso a la prueba de los hechos.
El Código de Procedimiento Civil trata especialmente la prueba en los Títulos IX, X y XI
del Libro II, “De la Prueba en General”, “Del Término Probatorio” y “De los Medios
de Prueba en Particular”, respectivamente (Arts. 318 y ss.).
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Ahora bien, para considerar la verdad histórica de los hechos como finalidad de la prueba,
el juez no debería tener límite alguno en la tarea de descubrimiento, pero tales límites
existen en la práctica, como puede verse en los siguientes ejemplos:
• Los hechos afirmados por las partes deben ser tenidos como ciertos por el juez;
• Los hechos no afirmados por las partes no existen para el juez;
• Los medios de prueba a practicar son, por lo general, los propuestos por las partes;
• Existen reglas legales de valoración de prueba;
• La prueba obtenida ilícitamente carece de valor.
En este contexto, con tales limitaciones, se puede decir, en principio, que la prueba está
orientada a la búsqueda de la verdad de los hechos alegados por las partes, pero esa
finalidad se conjuga con otros valores igualmente importantes, como son los derechos y
la libertad de las partes y de terceros.
Una tercera respuesta a la finalidad de la prueba viene marcada por su consideración como
una actividad que, refiriéndose a la realidad de los hechos, está fundamentalmente
dirigida a formar la convicción del juzgador.
La función de la prueba, en este sentido, sería provocar un estado subjetivo de convicción
en el juzgador, de la certeza de un hecho o afirmación fáctica introducida en el proceso.
Esta tercera respuesta ha ido ganando terreno frente a las demás, especialmente en un
contexto de reformas en que el paradigma de las reglas legales de valoración va siendo
sustituido en buena medida por un sistema de libre valoración de acuerdo a la sana crítica.
Con todo, dado que incluso en aquellos ordenamientos jurídicos que han implementado
reformas en el sentido anterior, subsisten reglas legales de valoración de algunos medios
de prueba, o se prohíben actividades probatorias ilícitas, debe imponerse finalmente una
fórmula mixta en la explicación de la finalidad de la prueba.
En este sentido, la prueba puede entenderse como aquella actividad dirigida a la
convicción del juzgador acerca de la certeza de un hecho, o a la fijación formal del hecho
a los efectos del proceso.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Ahora bien, este principio tiene una importante excepción en las Medidas para Mejor
Resolver, institución recogida en el Art. 159 CPC, y contemplada hacia el final del
trayecto procesal, específicamente después de la citación para oír sentencia y antes del
pronunciamiento del fallo, configurando una clara posibilidad de prueba oficiosa por
parte del tribunal.
Así, en la norma citada, se establece que los tribunales, dentro del plazo para dictar
sentencia, pueden dictar de oficio medidas para mejor resolver, señalando las diligencias
probatorias que se autoriza disponer por medio de estas medidas.
Si bien volveremos sobre ellas en otro momento, cabe señalar de inmediato que la
justificación de su existencia se ha hecho recaer, tradicionalmente, en la posibilidad que
otorgan para completar el material fáctico con la finalidad de obtener una mejor
resolución del asunto.
Las medidas para mejor resolver son consideradas como la manifestación más importante
de la iniciativa probatoria judicial de oficio en nuestro sistema procesal civil, al referirse
a prácticamente todos los medios de prueba reconocidos por el legislador, sin perjuicio
de otra norma que confiera al juez una iniciativa oficiosa sobre un particular medio de
prueba, como es la prueba de peritos.
2. El Objeto de la Prueba
A) Aspectos Generales
El objeto de la prueba son los hechos que se alegan como fundamento del derecho que se
pretende, aunque algunos consideran, más bien, que se trata de las afirmaciones que sobre
los hechos realizan las partes.
No hay derecho que no provenga de un hecho, y precisamente de la variedad de hechos
procede la variedad de derechos, pero deben probarse únicamente los hechos
controvertidos, y la prueba de otros hechos que no sean controvertidos es inoficiosa para
el resultado del proceso.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Por regla general, el objeto de la prueba viene siendo la afirmación de un hecho, aunque
en ciertos casos, debe probarse un hecho negativo.
La prueba debe recaer siempre sobre los hechos, y jamás va a referirse directamente al
derecho, ya que el derecho es prescrito por la ley, y de ahí el principio de que el régimen
de la prueba se refiere al hecho, en tanto que el derecho no se prueba, sino que se
interpreta, teniendo en consideración que la ley se presume conocida por todos.
Así, en suma, la prueba recae en los hechos materiales y los actos jurídicos, que se
acreditan en juicio por todos los medios de prueba que la ley contempla, salvo que exija
para determinados actos jurídicos, a la vez, determinadas pruebas, como ocurre con la
limitación a la prueba testimonial en relación a la cuantía del asunto, o la necesidad de la
prueba de la respectiva solemnidad exigida para la prueba de actos solemnes.
En este sentido, no toda controversia fáctica requiere de prueba, ya que podría haber un
hecho controvertido insustancial, como si se demandara una suma de dinero por
indemnización de perjuicios por incumplimiento de un contrato y las partes discutieran
acerca de quién fue el notario que intervino en la autorización de la escritura pública.
A su vez, podría haber un hecho controvertido impertinente, como si se demandara una
determinada suma a título de mutuo y se discutiera, en cambio, si una de las partes viajó
o no a cierto lugar.
La relevancia a que se hace referencia puede ser directa o indirecta, ocurriendo lo primero
cuando estemos en presencia de la afirmación de hechos constitutivos, tratándose del
actor, o impeditivos, extintivos o excluyentes, tratándose del demandado.
La relevancia será indirecta cuando los hechos sirvan de base para una presunción, a
través de la cual se determine la existencia o inexistencia de un hecho constitutivo,
impeditivo, extintivo o excluyente, o cuando los hechos puedan ser útiles para determinar
el valor probatorio de otro medio de prueba.
Nuestra normativa no define lo que debe entenderse por hechos sustanciales, pertinentes
y controvertidos, aunque gracias a la labor de la jurisprudencia, se ha logrado coincidir
en ciertos conceptos fundamentales.
Así, se entiende por hecho sustancial aquel que integra en modo tan esencial la
controversia que sin su prueba no puede adoptarse resolución alguna.
El hecho pertinente es aquel que, no estando en el caso anterior, se vincula al conflicto
y es necesario para la respuesta jurisdiccional.
El hecho controvertido, por último, es aquel respecto del cual existe discrepancia entre
las partes acerca de su existencia o de la forma en que ha acaecido.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
El primer caso está constituido por los denominados hechos admitidos, esto es, aquellos
hechos respecto de los cuales no existe controversia, justamente por haber sido afirmados
por una de las partes y expresamente admitidos por la otra.
El segundo caso está dado por los hechos notorios, que son aquellos que tienen una
existencia pública, general y evidente.
La doctrina ha señalado que la notoriedad es una característica relativa, sin que sea
obligatorio que sea conocido el hecho por todas las personas, y que debe atenderse a las
personas con un grado de cultura medio, entre las cuales se cuenta el juez.
Esta característica hace que lo relevante para la operatividad de la figura sea que los
hechos sean notorios para el tribunal, por lo que si el juez no conoce el hecho, o hay
controversia acerca de la notoriedad, el tribunal no eximirá de prueba al hecho.
El Art. 89 CPC alude a la noción de hecho notorio, al disponer que si se promueve un
incidente, se concederán tres días para responder, y vencido este plazo, haya o no
contestado la parte contraria, resolverá el tribunal la cuestión, si a su juicio, no hay
necesidad de prueba. No obstante, el tribunal podrá resolver de plano aquellas peticiones
cuyo fallo se pueda fundar en hechos que consten del proceso, o sean de pública
notoriedad, lo que el tribunal consignará en su resolución.
Sin perjuicio de que la referencia al hecho notorio se hace por el legislador a propósito de
los incidentes, no existen razones para no considerar la exclusión de prueba de hechos
notorios respecto de la resolución del asunto principal.
Por último, cabe hablar de un cuarto caso, aunque muy discutido, que son los hechos
negativos.
Por regla general, los hechos negativos no son objeto de prueba, aunque debemos
distinguir de inmediato entre la simple negativa o negativa general del demandado
respecto de los hechos que sirven de soporte a la pretensión deducida en su contra, y la
negación de uno o más hechos aislados respecto de la pretensión deducida.
En la primera hipótesis, la carga de la prueba se mantendrá en el actor, dado que es él
quien debe probar los hechos que fundan su pretensión.
Sin embargo, en la segunda hipótesis, la situación es mucho menos categórica, puesto
que, en muchos casos, la negativa de un hecho puede implicar la afirmación contraria del
mismo, y en tal evento, estas negaciones aparentes no se encuentran excluidas de prueba,
dado que pueden ser acreditadas por el hecho positivo contrario.
Por ejemplo, si el demandado sostiene que un metal no es oro, está afirmando que es de
otra especie, lo cual deberá acreditar.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Lo anterior es totalmente aplicable respecto de las normas jurídicas nacionales, por cuanto
se presumen de conocimiento del juez, pero no puede extenderse al Derecho extranjero,
cuyas normas, de ser invocadas por las partes, son objeto de prueba.
En los casos en que la legislación nacional se remite al derecho extranjero para la solución
de conflictos, será necesario acreditar la existencia de tal normativa en el proceso.
En nuestro ordenamiento jurídico se contempla ésta como una hipótesis en la que puede
oírse informe de peritos, tal y como dispone el Art. 411 N°2 CPC, que aludiendo a puntos
de derecho referentes a una legislación extranjera, autoriza solicitar y disponer la prueba
pericial.
Otra excepción a la regla está constituida por la costumbre, que de acuerdo al Art. 2°
CC, no constituye derecho sino en los casos en que la ley se remite a ella.
Por lo tanto, en materia civil, la costumbre constituye derecho cuando la ley se remite a
ella, y en tal caso, debe acreditarse en el proceso el elemento material que la constituye,
que consiste en la repetición constante y uniforme de ciertos actos por un tiempo
prolongado.
Al no existir en materia civil disposición especial alguna sobre la prueba de la costumbre,
cualquiera de los medios de prueba establecidos por la ley idóneo para demostrar su
existencia.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Cuando las máximas de la experiencia integran el acervo cultural común de las personas,
deben ser aplicadas de oficio por el juez, pero cuando no integran este acervo cultural
común, y se trate de reglas o máximas de la experiencia especializadas, deberán ser objeto
de prueba, aun cuando el juez las tenga integradas en su conocimiento.
3. La Carga de la Prueba
Podemos definir la carga de la prueba como la necesidad de las partes de probar los hechos
que fundamentan sus pretensiones, y que corresponderá a una u otra parte según las
normas jurídicas generales y al tipo de hecho de que se trate.
Estando nuestro proceso civil gobernado por los principios dispositivo y de aportación de
parte, corresponde precisamente a las partes, por estar en mejores condiciones, el
protagonismo y responsabilidad principal en la tarea probatoria.
Ahora bien, ello no significa que las partes tengan el deber de probar, dado que, al igual
que acontece con la contestación de la demanda, estamos en presencia de una carga
procesal, y no de una obligación, lo cual descansa en la idea de que la realización de la
tarea probatoria por la parte a la que le correspondía no es obligatoria, sino potestativa,
en el sentido de que a su realización se asocian consecuencias beneficiosas para la parte
que soportó la carga, y a su no realización se vinculan consecuencias perjudiciales.
En tal sentido, entendemos por carga procesal la necesidad en que se encuentra la parte
de realizar un acto para prevenir un perjuicio procesal.
Resulta fundamental, por lo anterior, saber cuál es la carga de la prueba del demandante
y del demandado, para de tal forma determinar a cuál de las partes perjudicará la falta de
prueba respecto de las afirmaciones fácticas que se consideran como no probadas por el
juez.
Nuestro legislador contempla una regla que distribuye la tarea probatoria entre el
demandante y el demandado, que es precisamente la del Art. 1698 CC, conforme a la
cual, incumbe probar las obligaciones o su extinción al que alega éstas o aquéllas.
La doctrina y la jurisprudencia han determinado y complementado esta norma, que
pareciera sólo referirse a los hechos constitutivos y extintivos, sin hacer referencia a los
hechos impeditivos y excluyentes.
Cuando se hace referencia a los diversos hechos jurídicos relevantes para la resolución
del asunto, se distingue entre:
• Hechos Constitutivos
Son aquellos en los cuales el actor sostiene y fundamenta su pretensión, y que
producen el nacimiento de un derecho o una situación jurídica que antes era
inexistente, como sería la celebración de un contrato.
• Hechos Impeditivos
Son aquellos que impiden la generación válida de una relación jurídica, como son
los vicios del consentimiento en un contrato.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
• Hechos Extintivos
Son aquellos hechos posteriores a los constitutivos que hacen desaparecer la
relación jurídica o sus efectos, como son los diversos modos de extinguir las
obligaciones.
• Hechos Excluyentes
Son aquellos que otorgan al demandado una excepción que le permite destruir la
eficacia de los hechos constitutivos, como ocurre, por ejemplo, con la
prescripción.
A partir del Art. 1698 CC, y corrigiendo sus omisiones, la doctrina y la jurisprudencia
han completado la regla, en el sentido de atribuir la carga de la prueba de los hechos
constitutivos al actor, y la de los hechos impeditivos, extintivos y excluyentes al
demandado.
En otras palabras, el actor debe probar lo que sostiene y fundamenta su pretensión,
mientras que el demandado debe probar lo que sostiene y fundamenta su oposición a la
pretensión del actor, y el no respetar esta distribución implica incurrir en una de las
hipótesis de infracción a las reglas reguladoras de la prueba.
Además de la ya señalada norma del Art. 1698 CC, nuestro ordenamiento procesal-civil
no contempla otras referidas a la carga de la prueba, lo cual trae como consecuencia que
algunas situaciones no tengan una adecuada respuesta.
Dada esta insuficiencia, parte de la doctrina procesal ha coincidido en descartar su
carácter de regla absoluta, siendo más adecuado referirse a ella como un mero principio
orientador, que no debería interpretarse de forma absoluta.
En efecto, junto a este principio, que podemos denominar principio de normalidad en
la carga de la prueba, se han ido postulando otros criterios que buscan,
fundamentalmente, hacerse cargo de algunas situaciones que han quedado insatisfechas
bajo el esquema tradicional, que serían criterios complementarios que proponen invertir,
desplazar o aligerar la carga probatoria establecida por la regla inicial.
Por otra parte, sin embargo, hay excepciones al principio de normalidad en la carga de la
prueba que han sido plenamente aceptadas, como son las siguientes:
• Las Presunciones Simplemente Legales
Las presunciones simplemente legales invierten la carga de la prueba, ya que en
su virtud, se libera a una de las partes de la carga de probar un determinado hecho,
que se tiene por cierto cumpliéndose ciertos presupuestos materiales, sin perjuicio
de que es procedente la prueba en contrario para la contraparte.
• El Principio de Normalidad
Actualmente, en la doctrina, se sostiene que el peso de la prueba está más bien
condicionado a la naturaleza de las proposiciones o afirmaciones que hacen las
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Antes de hablar de los medios probatorios propiamente tales, es necesario hacer referencia
al sistema probatorio que rige nuestro proceso civil, que es el sistema de la prueba legal
o tasada, y que se caracteriza por el carácter cerrado del señalamiento que el legislador
ha hecho respecto de los medios de prueba.
El listado está recogido en el Art. 341 CPC, que coincide esencialmente con el
contemplado en el Art. 1698 CC.
Conforme a nuestro Código de Procedimiento Civil, los medios de prueba de que puede
hacerse uso en juicio son los instrumentos, los testigos, la confesión de parte, la
inspección personal del tribunal, el informe de peritos y las presunciones.
En algunos casos, incluso, nuestra legislación ha establecido la concurrencia obligatoria
de algún medio de prueba, y en otros casos, ha excluido algunos medios de prueba para
la comprobación de determinados hechos o actos, como estudiaremos en su momento.
La relación cerrada de medio probatorios, sumada a una regulación estricta de cada medio
de prueba, ha hecho complejo el encaje de algunos medios de prueba más modernos que
no existían cuando el legislador estableció los distintos medios de prueba, como sucede
con elementos modernos de reproducción de imagen o sonido.
La jurisprudencia, frente a situaciones especiales, ha considerado otros medios
probatorios, pero encasillándolos dentro de los contemplados en la ley, por lo que se ha
podido, por ejemplo, incorporar fotografías como prueba instrumental.
Ahora bien, el sistema de prueba legal o tasada es propio del proceso civil, y
paulatinamente se ha empezado a establecer el llamado sistema de la sana crítica en
diversos procesos, como el penal, y en tal sentido, el Art. 295 CPP establece que todos
los hechos y circunstancias pertinentes para la adecuada solución del caso sometido a
enjuiciamiento podrán ser probados por cualquier medio producido e incorporado en
conformidad a la ley.
Volveremos más adelante sobre los sistemas probatorios.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Sin embargo, debemos afirmar al mismo tiempo que este derecho, o la actividad
probatoria que de él se deriva, debe ser ejercido a la luz de los demás derechos esenciales
que la misma Constitución le reconoce a las personas, en un plano de realización
proporcionada y armónica de unos y otros.
Dicho en otros términos, el justiciable no tendrá derecho alguno a la prueba en aquellos
casos en que para obtenerla ha violentado determinados derechos fundamentales, pues
simplemente, en tales casos, ese derecho no ha llegado siquiera a existir.
El Código Procesal Penal dispone expresamente que, en el juicio oral, el juez debe excluir
las pruebas que provinieren de actuaciones o diligencias que hubieren sido declaradas
nulas y aquellas que hubieren sido obtenidas con inobservancia de garantías
fundamentales (Art. 276 CPP).
5. Valoración de la Prueba
Para determinar el valor de la prueba producida, es necesario analizarla mediante tres
operaciones distintas, que son la apreciación, la interpretación y la valoración de la
prueba.
La apreciación de la prueba engloba tanto la interpretación como la valoración de la
misma, a efectos de obtener el convencimiento del juzgador sobre la certeza de un hecho
o para fijarlo formalmente a los efectos del proceso.
La interpretación de la prueba es una labor posterior a la práctica de la prueba, y que
consiste en la determinación que hace el juez acerca del resultado que de ella se
desprende, estableciendo de manera cierta el significado de las pruebas a efectos de
determinar la verdad de los hechos afirmados.
La valoración de la prueba da cuenta de un momento posterior, cuando ya se ha
determinado el resultado de cada prueba, y se refiere a la credibilidad que cabe conceder
al resultado.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
En Chile, como mencionamos anteriormente, el proceso civil está regido por el sistema
de la prueba legal o tasada, sin perjuicio de que en materia penal, así como también en
los procedimientos de familia y laboral, se ha impuesto recientemente el sistema de la
sana crítica.
El sistema de prueba legal o tasada establece un sistema menos arbitrario y subjetivo,
donde el valor que se le da a cada prueba está previamente establecido, de modo que las
partes pueden prever prácticamente el resultado del litigio.
La idea detrás es poder establecer tablas de apreciación comparativa que permitan
comparar las pruebas si éstas son contradictorias, para saber así cuál prevalecerá, pero el
legislador no puede prever cada una de las disconformidades entre medios de prueba, por
lo que van quedando vacíos que se convierten en márgenes de discrecionalidad para los
jueces.
Queda claro que este sistema no logra librarse de la subjetividad, pero ello no significa
que no entregue cierta certeza jurídica, ya que, por ejemplo, si alguien celebra un contrato
debidamente documentado por escrito, se sabe que su valor probatorio es altísimo.
La falta de observancia por parte del juez de una prueba tasada es causal de casación en
el fondo, ya que es un elemento sustantivo del proceso.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
A) El “Auto” de Prueba
Conforme al Art. 318 CPC, concluidos los trámites que deben preceder a la prueba, ya
se proceda con la contestación expresa del demandado o en su rebeldía, el tribunal
examinará por sí mismo los autos, y si estima que hay o puede haber controversia sobre
algún hecho sustancial y pertinente en el juicio, recibirá la causa a prueba y fijará en la
misma resolución los hechos sustanciales controvertidos sobre los cuales deberá recaer.
Sólo podrán fijarse como puntos de pruebas los hechos sustanciales controvertidos en los
escritos anteriores a la resolución que ordena recibirla.
A su vez, el Art. 313 CPC prescribe que si el demandado acepta llanamente las peticiones
del demandante, o si en sus escritos no contradice en materia sustancial y pertinente los
hechos sobre que versa el juicio, el tribunal mandará citar a las partes para oír sentencia
definitiva, una vez evacuado el traslado de la réplica.
Igual citación se dispondrá cuando las partes pidan que se falle el pleito sin más trámite.
En consecuencia, concluidos los trámites que deben preceder a la prueba, esto es, una vez
evacuados los escritos de contestación de la demanda, de réplica y de dúplica y de los
correspondientes a la reconvención, en caso de que ésta se hubiere deducido, sea que
todos estos trámites se hayan evacuado realmente, sea que se hayan evacuado en rebeldía
de la parte respectiva, el tribunal debe abandonar la actitud pasiva que había observado
hasta esos momentos en la tramitación misma del juicio y proceder a hacer un examen
personal, que le permitirá citar a las partes para oír sentencia o recibir la causa a prueba.
El juez simplemente citará a las partes para oír sentencia, sin recibir la causa a prueba, en
los siguientes casos:
• Cuando el demandado acepta llanamente las peticiones del demandante;
• Cuando el demandado, en sus escritos, no contradice en materia sustancial y
pertinente los hechos sobre que versa el juicio;
• Cuando las partes piden que se falle el pleito sin más trámite.
A la inversa, el juez debe recibir la causa a prueba cuando estima que hay o puede haber
controversia sobre algún hecho sustancial y pertinente en el juicio.
Además, la controversia debe haberse suscitado en los escritos anteriores a la dictación
de la resolución que ordena recibir la causa a prueba, ya que, si con posterioridad a ella,
ocurre algún hecho sustancial relacionado con el juicio, y que necesita de prueba, tiene
lugar, en cambio, el fenómeno procesal de la ampliación de la prueba.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Esta resolución debe contener dos requisitos o menciones esenciales, que son la orden de
recibir el juicio a prueba y la fijación o determinación de los hechos sustanciales,
pertinentes y controvertidos sobre los cuales deberá aquélla recaer (Art. 318 CPC).
En la práctica, se acostumbra agregarle dos menciones de carácter accidental, y que son
la expresión de que la causa se recibe a prueba por el término legal, y el señalamiento de
audiencias destinadas a recibir la prueba testimonial que pueden ofrecer las partes.
Estas dos últimas menciones no son exigidas por la ley, y en consecuencia, su omisión
carece de importancia.
Conforme al Art. 48 CPC, la resolución que recibe la causa a prueba debe notificarse a
las partes por cédula.
En efecto, el juez puede errar al ordenar que se reciba la causa a prueba, en razón de que
la resolución que así lo manda no contenga todos los hechos sustanciales y pertinentes
controvertidos, o los contenga mal expresados, o los contenga en exceso, y puede también
errar al negarse a recibir la causa a prueba en circunstancias de que tal trámite era
legalmente necesario, y a la inversa, puede errar al ordenar recibir la causa a prueba en
circunstancias de que ese trámite era legalmente innecesario.
Por consiguiente, los recursos a deducir serán distintos según el caso.
En efecto, esta es una reposición especial, porque procede en contra de una sentencia
interlocutoria, como es la resolución que recibe la causa a prueba, siendo que sólo los
autos y decretos son susceptibles de reposición (Art. 181 CPC).
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Además, el plazo para interponerla es dentro de tercero día, siendo que la reposición sin
nuevos antecedentes tiene un plazo de cinco días para poder ser deducida (Art. 181 CPC).
Por último, el tribunal puede resolverla de plano, o bien, darle tramitación de incidente,
siendo que la reposición debe ser siempre resuelta de plano, por lo menos, cuando no se
invocan nuevos antecedentes (Art. 181 Inc. 2º CPC).
La apelación, a su vez, también tiene reglas especiales, porque sólo puede interponerse
en el carácter de subsidiaria de la reposición y para el caso de que ésta no sea acogida,
por lo que no es necesario fundamentarla ni formular peticiones concretas, siempre que
el recurso de reposición cumpla con ambas exigencias (Art. 189 Inc. 3° CPC).
Además, debe ser interpuesta dentro de tercero día, siendo que el plazo general para apelar
es de cinco días (Art. 189 CPC).
Por último, se concede sólo en el efecto devolutivo (Art. 319 Inc. 3° CPC), lo cual es
una reiteración de las reglas generales (Art. 194 N°2 CPC).
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
C) Ampliación de la Prueba
La ampliación de la prueba es una institución recogida en los Arts. 321-322 CPC, y que
tiene lugar en dos casos:
• Cuando dentro del término probatorio ocurre algún hecho sustancialmente
relacionado con el asunto ventilado;
• Cuando se trata de hechos verificados no alegados antes de recibirse la causa a
prueba, y el que los aduce jura que sólo entonces han llegado a su conocimiento.
En todo caso, este derecho de las partes litigantes para solicitar ampliación de la prueba
se entiende con las limitaciones establecidas en el Art. 86 CPC (Art. 322 Inc. 3º CPC).
En otras palabras, todos los incidentes de ampliación de la prueba cuyas causas existan
simultáneamente deberán promoverse a la vez, ya que en caso contrario, serán rechazados
de oficio por el tribunal, salvo que se trate de hechos esenciales para la ritualidad o marcha
del juicio.
En los tribunales colegiados podrán practicarse las diligencias probatorias ante uno solo
de sus miembros comisionado al efecto (Art. 325 CPC), lo cual se trata de una facultad,
y no de una obligación, que tiende a facilitar el funcionamiento de los tribunales
colegiados.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
8. El Término Probatorio
A) Aspectos Generales
Una vez notificada la resolución que recibe la causa a prueba, el juicio pasa a la segunda
etapa o fase, llamada fase de prueba, y dentro de ella, sobresale el llamado término
probatorio.
Se entiende por término probatorio aquel espacio de tiempo señalado en el juicio ordinario
de mayor cuantía, y que está destinado a que las partes suministren las pruebas al tenor
de los hechos sustanciales y pertinentes controvertidos, y en especial, la prueba
testimonial.
Hay juicios en que el término probatorio es más restringido, como acontece en el juicio
ejecutivo y en el juicio ordinario de menor cuantía.
En otros juicios, como por ejemplo, en la generalidad de los especiales, el término
probatorio se reduce a una audiencia o comparendo, el cual está también destinado a
escuchar la contestación del demandado.
En doctrina, el término probatorio se utiliza para que dentro de él las partes rindan todas
las pruebas que crean necesario allegar para el mejor éxito de sus derechos, pero en
nuestra legislación, el término probatorio es únicamente fatal para la recepción de la
prueba testimonial.
Los demás medios probatorios pueden rendirse en las oportunidades en que para cada uno
de ellos señalaremos.
El Código de Procedimiento Civil establece tres especies de término probatorio, que son
el ordinario, el extraordinario y el especial, y pasamos a analizar cada uno.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Normalmente, está destinado a rendir prueba dentro del territorio jurisdiccional del
tribunal en que se sigue el juicio (Art. 328 Inc. 1º CPC), pero también se puede, durante
el transcurso de este término, rendir prueba en cualquier parte de la República y fuera de
ella (Art. 334 CPC), aunque, lógicamente, este término ordinario es insuficiente para
rendir pruebas en otro territorio jurisdiccional o fuera de la República en que se sigue el
juicio, y de allí la existencia del término probatorio extraordinario.
El aumento extraordinario para rendir prueba debe solicitarse antes de vencido el término
ordinario, determinando el lugar en que dicha prueba debe rendirse (Art. 332 CPC).
Pero no basta pedir el aumento extraordinario de prueba en la oportunidad legal antes
indicada, siendo preciso, además, que concurran ciertos requisitos, que difieren según si
el término extraordinario sea para rendir prueba en otro territorio jurisdiccional o fuera
del territorio de la República.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Todavía más, siempre que se solicite aumento extraordinario para rendir prueba fuera de
la República, exigirá el tribunal, para dar curso a la solicitud, que se deposite en arcas
fiscales una cantidad cuyo monto no podrá fijarse en menos de medio sueldo vital, ni en
más de dos sueldos vitales (Art. 338 Inc. 1º CPC).
Cabe señalar que el sueldo vital es una unidad reajustable que sirve para diversos cálculos
en materia judicial, y a enero de 2021 equivale a 46.881 pesos.
Por último, la parte que haya obtenido aumento extraordinario del término para rendir
prueba en otro territorio jurisdiccional y no la rinda, o sólo rinda una impertinente, será
obligada a pagar a la otra parte los gastos que esta haya hecho para presenciar las
diligencias pedidas, sea personalmente o por medio de mandatario.
Esta condenación se impondrá en la sentencia definitiva, y podrá el tribunal exonerar de
ella a la parte que acredite no haberla rendido por motivos justificados (Art. 337 CPC).
En cambio, la parte que haya obtenido aumento extraordinario del término para rendir
prueba fuera de la República y no la rinda, o sólo rinda una impertinente, fuera de incurrir
en la misma sanción anterior, y en las condiciones ya señaladas, perderá además la
consignación que hizo en arcas fiscales para que pudiere dársele curso a su solicitud, si
resulta establecida en el proceso alguna de las circunstancias siguientes:
• Que no se ha hecho diligencia alguna para rendir la prueba pedida;
• Que los testigos señalados, en el caso del Art. 331 CPC, no tenían conocimiento
de los hechos, ni se han hallado en situación de conocerlos;
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
• Que los testigos o documentos no han existido nunca en el país en que se ha pedido
que se practiquen las diligencias probatorias (Art. 338 Inc. 2º CPC).
Puede ocurrir algún accidente o entorpecimiento que impida rendir la prueba, por razones
ajenas a la parte, y no es justo, por consiguiente, dejarla sin oportunidad legal de rendirla,
y este inconveniente se salva mediante la concesión de un término probatorio especial.
El término especial de prueba, ahora bien, se concede sólo en los siguientes casos:
• Si durante el término probatorio ocurren entorpecimientos que imposibiliten la
recepción de la prueba, sea absolutamente o respecto de algún lugar determinado,
podrá otorgarse por el tribunal un nuevo término especial por el número de días
que haya durado el entorpecimiento, y para rendir prueba sólo en el lugar a que
dicho entorpecimiento se refiera (Art. 339 Inc. 2º CPC).
Un ejemplo de entorpecimiento absoluto sería la recusación del juez, mientras que
un ejemplo de entorpecimiento relativo sería un desastre natural que impida las
comunicaciones con un lugar determinado.
Para poder tener derecho a solicitar este término especial de prueba, es necesario
que la parte reclame del obstáculo que impide la prueba en el momento de
presentarse, o dentro de los tres días siguientes (Art. 339 Inc. 3º CPC);
• Debe concederse un término especial de prueba por el número de días que fije
prudencialmente el tribunal, y que no podrá exceder de ocho, cuando tenga que
rendirse nueva prueba, de acuerdo con la resolución que dicte el tribunal de alzada
acogiendo la apelación subsidiaria a que se refiere el Art. 319 CPC (Art. 339 Inc.
Final CPC).
Sin embargo, a diferencia del caso anterior, para hacer uso de este derecho no se
requiere de reclamación previa, y en todo caso, la prueba ya producida, y que no
esté afectada por la resolución del tribunal de alzada, tendrá pleno valor (Art. 339
Inc. Final CPC);
• Si la prueba testimonial se ha comenzado a rendir en tiempo hábil y no se concluye
en él por impedimento cuya remoción no haya dependido de la parte interesada,
podrá practicarse dentro de un breve término que el tribunal señalará, por una sola
vez, para este objeto (Art. 340 Inc. 2º CPC).
Para poder tener derecho a solicitar este término especial, también es necesario
reclamar previamente el entorpecimiento, dentro del término probatorio o de los
tres días siguientes a su vencimiento (Art. 340 Inc. 2º CPC).
La ley permite al tribunal conceder término especial de prueba, en razón de esta
causal, por una sola vez;
• Si el motivo del entorpecimiento producido para la recepción de la prueba es la
inasistencia del juez de la causa, deberá el secretario, a petición verbal de
cualquiera de las partes, certificar el hecho en el proceso, y con el mérito de este
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
certificado, fijará el tribunal un nuevo día para la recepción de la prueba (Art. 340
Inc. 3º CPC).
En este caso, a diferencia del anterior, no es necesario un reclamo previo, y no
hay limitación en cuanto a las veces que pueda concederse este nuevo término por
la razón ya apuntada, procediendo, incluso, el tribunal de oficio;
• Siempre que el legislador así lo establezca, como sucede, por ejemplo, en el caso
del Art. 159 Inc. 3° CPC, conforme al cual, si en la práctica de alguna de las
medidas para mejor resolver aparece de manifiesto la necesidad de esclarecer
nuevos hechos indispensables para dictar sentencia, podrá el tribunal abrir un
término especial de prueba, no superior a ocho días, que será improrrogable y
limitado a los puntos que el mismo tribunal designe.
Por lo tanto, los medios de prueba que contempla el legislador para nuestro procedimiento
civil son:
• Instrumentos Públicos o Privados;
• Prueba Testimonial;
• Confesión de Parte;
• Inspección Personal del Tribunal;
• Informe de Peritos;
• Presunciones.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Los instrumentos admiten diversas clasificaciones, según cuáles sean los puntos de vista
desde los cuales se las formulen:
• Según la Función que Desempeñan
Según la función que desempeñan, los instrumentos se dividen en instrumentos
por vía de prueba (ad probatinonem) e instrumentos por vía de solemnidad
(ad solemnitatem), sirviendo los primeros para acreditar un hecho, y los segundos
para observar una solemnidad o formalidad legal que proporciona eficacia al acto
o contrato de que dejan constancia, sirviendo también, en consecuencia, para
acreditarlo.
• Según su Autenticidad
En atención a su autenticidad, los instrumentos se dividen en públicos y privados
(Art. 1698 Inc. 2º CC).
El instrumento público o auténtico es el autorizado con las solemnidades legales
por el competente funcionario (Art. 1699 Inc. 1º CC), mientras que el
instrumento privado, en cambio, es aquel que deja constancia de un hecho sin
solemnidad legal alguna.
Esta clasificación de los instrumentos reviste especial importancia en atención al
diverso mérito o valor probatorio que presenta una y otra clase de documentos.
La definición legal del instrumento público o auténtico antes señalada permite apreciar
que son dos los elementos o requisitos que deben concurrir para que un instrumento
revista este carácter:
• Que sea autorizado por el competente funcionario;
• Que sea otorgado con las solemnidades legales.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
El funcionario debe ser competente, entendiéndose por tal aquel que actúa facultado
expresamente por la ley para este efecto, dentro del marco de sus atribuciones o deberes
y en el territorio jurisdiccional asignado.
Los documentos cuya exhibición se solicita pueden existir en poder de la otra parte o de
un tercero (Art. 349 Inc. 1º CPC), y naturalmente que si se niega por la contraparte o por
el tercero la existencia de estos documentos en su poder, se habrá suscitado un incidente
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
previo, que será necesario resolver a la luz de las pruebas que sobre el particular se
suministren.
Los gastos que la exhibición haga necesarios serán de cuenta del que la solicite, sin
perjuicio de lo que se resuelva sobre el pago de las costas (Art. 349 Inc. 2º CPC).
Si se rehúsa la exhibición sin justa causa, las sanciones serán diversas según se trate de la
contraparte o de un tercero.
Si la contraparte es la desobediente, incurre en una doble sanción:
• Podrán imponérsele multas que no excedan de dos sueldos vitales, o arrestos hasta
de dos meses, determinados prudencialmente por el tribunal, sin perjuicio de
repetir la orden y el apercibimiento (Art. 349 Inc. 3º CPC, en relación con el Art.
274 CPC);
• Perderá el derecho de hacer valer los documentos cuya exhibición se le ha
ordenado, sin perjuicio de decretarse allanamiento del local donde se encuentre el
documento cuya exhibición se pida, y si se trata de libros mercantiles, de ser
juzgado por los asientos de los libros de su colitigante que estuvieren arreglados,
sin admitírsele prueba en contrario (Art. 349 Inc. 3º CPC, en relación con los
Arts. 276- 277 CPC y el Art. 33 CdC).
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
• Copias Simples
Según dispone el Art. 342 N°3 CPC, se consideran instrumentos públicos en
juicio las copias que, obtenidas sin estos requisitos, no sean objetadas por la parte
contraria dentro de los tres días siguientes a aquel en que se le dio conocimiento
de ellas.
Se trata aquí del caso de las copias simples, o sea, de aquellas que han sido
otorgadas sin autorización de funcionario competente ni con sujeción a las
formalidades legales de rigor.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
• Documentos Electrónicos
Conforme al Art. 342 N°2 CPC, se consideran instrumentos públicos en juicio
los documentos electrónicos suscritos mediante firma electrónica avanzada.
El Art. 2° d) de la Ley N°19.799 define el documento electrónico como toda
representación de un hecho, imagen o idea que sea creada, enviada, comunicada
o recibida por medios electrónicos y almacenada de un modo idóneo para permitir
su uso posterior.
El mismo Art. 2°, en su letra g), define la firma electrónica avanzada como
aquella certificada por un prestador acreditado, que ha sido creada usando medios
que el titular mantiene bajo su exclusivo control, de manera que se vincule
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
De la disposición transcrita resulta que los requisitos que deben concurrir para que tengan
valor en Chile los documentos otorgados en el extranjero son:
• Que la forma de ellos se ajuste a la ley del país donde se otorgó;
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
La primera etapa escapa, pues, a nuestro legislador, y se rige por las leyes o las prácticas
del país en donde se ha otorgado el documento público que se trata de legalizar, y la
segunda, por el contrario, cae de lleno en el ámbito de nuestra legislación, o sea, del
precepto procesal civil que estamos analizando.
Tampoco puede afirmarse que la primera etapa se desarrolle exclusivamente en el
extranjero y la segunda en Chile, pues si bien esto es efectivo en cuanto a la primera etapa,
la segunda, en cambio, se cumple, por regla general, parte en el extranjero y parte en
nuestro país.
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Además de todo lo anterior, debemos agregar que con la reforma de la Ley N°20.711 se
agregó un mecanismo bastante más sencillo que los anteriores, contemplado en el actual
Art. 345 bis CPC, y que toma el nombre de apostilla.
En virtud del Art. 345 bis CPC, los instrumentos públicos otorgados en un Estado Parte
de la Convención de La Haya que Suprime la Exigencia de Legalización de Documentos
Públicos Extranjeros, no deberán ser sometidos al procedimiento de legalización, si
respecto de éstos se ha otorgado apostillas por la autoridad designada por el Estado de
que dimana dicho instrumento.
Las certificaciones oficiales que hayan sido asentadas sobre documentos privados, tales
como menciones de registro, comprobaciones para la certeza de una fecha y
autenticaciones de firmas, podrán presentarse legalizadas o con apostillas otorgadas, con
arreglo al artículo precedente y a éste, respectivamente.
Pero en estos casos, la legalización o apostilla sólo acreditará la autenticidad de la
certificación, sin otorgar al instrumento el carácter de público.
Respecto de los documentos electrónicos, el Art. 348 bis CPC establece la forma en
que deben ser acompañados, señalando que, presentado un documento electrónico, el
Tribunal citará para el sexto día a todas las partes a una audiencia de percepción
documental, y en caso de no contar con los medios técnicos electrónicos necesarios para
su adecuada percepción, apercibirá a la parte que presentó el documento con tenerlo por
no presentado de no concurrir a la audiencia con dichos medios.
Tratándose de documentos que no puedan ser transportados al tribunal, la audiencia
tendrá lugar donde éstos se encuentren, a costa de la parte que los presente.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
En caso que el documento sea objetado, en conformidad con las reglas generales, el
Tribunal podrá ordenar una prueba complementaria de autenticidad, a costa de la parte
que formula la impugnación, sin perjuicio de lo que se resuelva sobre pago de costas.
El resultado de la prueba complementaria de autenticidad será suficiente para tener por
reconocido o por objetado el instrumento, según corresponda.
En primer lugar, respecto del otorgamiento del instrumento público, el Art. 1700 CC
dispone que el instrumento público hace plena fe en cuanto al hecho de haberse otorgado,
lo cual se entiende tanto respecto de las partes como de terceros, y comprende dos
aspectos:
• El hecho de haber sido realmente otorgado el instrumento público por las personas
que aparecen compareciendo en él;
• El hecho de haber sido realmente autorizado por la persona que actúa de ministro
de fe, y de la manera que se expresa en el instrumento.
En segundo lugar, respecto de la fecha del instrumento público, se desprende del Art.
1700 CC que el instrumento público hace plena fe en cuanto a su fecha.
Luego, respecto de las declaraciones de las partes, debemos distinguir entre el valor que
tienen tales declaraciones entre las partes y respecto de terceros.
Además, debemos distinguir entre los distintos tipos de declaraciones, que pueden ser
dispositivas, enunciativas o enunciativas directamente relacionadas con las dispositivas.
Respecto del valor probatorio entre las partes de las declaraciones efectuadas por
ellas, el instrumento hace plena fe en cuanto al hecho de haberse formulado, así como
también produce plena prueba de la verdad de una declaración, pero sólo en contra de la
parte que efectuó tal declaración.
En cuanto al valor probatorio respecto de terceros de las declaraciones efectuadas
por las partes, las declaraciones hacen plena fe respecto de su otorgamiento y de su
fecha, así como del hecho de haberse efectuado, pero respecto de la veracidad de las
declaraciones, el Art. 1700 CC establece que el instrumento público sólo hace plena fe
contra los declarantes, de lo cual se desprende que no podrían hacer plena fe tales
declaraciones en contra de terceros.
Sin embargo, esto no es así en la práctica, ya que al igual que ocurre entre las partes, las
declaraciones se presumen verdaderas respecto de terceros, dado que de otra forma no
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podría jamás probarse ante aquellos la existencia del acto o contrato que da cuenta de un
instrumento público.
Así, por aplicación del principio de normalidad, las declaraciones también se presumen
verdaderas respecto de terceros, aunque éstos pueden impugnar la verdad de las
declaraciones mediante otra plena prueba, destruyendo la presunción de sinceridad.
Por otra parte, es necesario distinguir según el tipo de declaración de que se trate.
Las declaraciones dispositivas son aquellas que expresan el consentimiento y
especifican el objeto sobre el que éste recae, refiriéndose a los elementos del acto jurídico,
tanto esenciales como de la naturaleza o accidentales.
Las declaraciones enunciativas son aquellas que no constituyen el objeto del acto
jurídico, sino que en ellas las partes relatan de forma enunciativa hechos o actos jurídicos
complementarios.
Todo lo que hemos dicho respecto del valor probatorio de las declaraciones efectuadas
por las partes se refiere a las declaraciones dispositivas, que son las únicas que se
presumen verdaderas y hacen plena fe entre las partes y respecto de terceros.
No se presume la veracidad de las declaraciones enunciativas, sino que sólo hacen plena
fe respecto del hecho de haberse formulado.
Sin embargo, tienen algún mérito probatorio ya que pueden ser tenidas como una
confesión extrajudicial en contra de la parte que las emite, lo cual sirve, a su vez, como
base para una presunción judicial.
En contra de terceros, la declaración enunciativa no constituye sino un testimonio
irregular, prestado fuera de juicio y que carece, por tanto, de mérito probatorio, aunque
podría aceptarse como antecedente de una presunción.
Ahora bien, existen ciertas declaraciones enunciativas que la ley asimila a las dispositivas,
al tener relación directa con éstas.
Conforme al Art. 1706 CC, el instrumento público o privado hace fe entre las partes, aun
en lo meramente enunciativo, con tal que tenga relación directa con lo dispositivo del acto
o contrato.
Hablamos por lo tanto de declaraciones enunciativas directamente relacionadas con
las dispositivas.
Respecto del valor probatorio de los documentos electrónicos, debemos atender los
Arts. 4° y 5° N°1 de la Ley N°19.799, conforme a los cuales, los documentos electrónicos
que tengan la calidad de instrumento público deben suscribirse mediante firma electrónica
avanzada, y en el evento de presentarse en juicio y hacerse valer como medio de prueba,
harán plena prueba de acuerdo con las reglas generales.
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Ahora bien, esta manera de impugnar un instrumento público en juicio puede revestir dos
formas:
• Impugnación por Vía Principal
Se impugna un instrumento público por vía principal cuando el objeto del pleito
versa sobre la validez o nulidad del dicho instrumento, sobre la autenticidad o
falsedad del mismo, o sobre la verdad o inexactitud de las declaraciones que en él
se contienen.
El juicio podrá ser de naturaleza civil o penal, y estas peticiones se formularán
como acción o como excepción, y será la sentencia definitiva la llamada a resolver
tales cuestiones. En caso de falsedad ideológica, se ejercerá esta vía mediante la
acción de simulación.
C) Instrumentos Privados
1) Concepto
Instrumento privado es todo escrito que da constancia de un hecho y que ha sido otorgado
sin formalidad o solemnidad alguna, siendo lo importante en esta clase de instrumentos
que dejen testimonio de un hecho.
La ley no sujeta a los instrumentos privados a formalidad alguna, por lo que pueden o no
estar firmados por las partes, y pueden, incluso, omitir el lugar y la fecha en que han sido
otorgados.
Es también indiferente que emanen de las propias partes litigantes o de terceros, y el
medio que ha servido para su confección, esto es, manuscritos, mecanografiados,
impresos, etc.
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Por el contrario, si el instrumento privado emana de una tercera persona, si bien debe
acompañarse con citación, puesto que este trámite o diligencia es esencial para toda clase
de instrumentos sin distinción alguna, el plazo para impugnarlo es el general de toda
citación, o sea, de tres días fatales.
En este caso, no es posible acompañar el instrumento bajo apercibimiento de tenerlo por
reconocido si no se objeta su falsedad o falta de integridad dentro de sexto día, ya que el
documento no emana de la persona en contra de la cual se hace valer y, por consiguiente,
no está en condiciones de pronunciarse sobre su autenticidad e integridad.
La manera, pues, de obtener este reconocimiento no puede ser otra que presentar a ese
tercero como testigo dentro del juicio, a objeto de que deponga sobre la autenticidad e
integridad del instrumento.
En consecuencia, a la postre, un instrumento privado emanado de tercero que se
acompaña en parte de prueba en juicio es sencillamente una declaración testimonial
anticipada y extrajudicial.
En cuanto a los documentos electrónicos, el Art. 348 bis Inc. 5° CPC establece que, en
el caso de documentos electrónicos privados, para los efectos del Art. 346 N°3 CPC, se
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Por último, el Art. 5° N°2 de la Ley N°19.799 establece ciertas reglas especiales respecto
de los documentos electrónicos, al disponer que los documentos electrónicos pueden
presentarse en juicio, y en el evento de que se hagan valer como medio de prueba, deben
seguirse las siguientes reglas:
• Los que posean la calidad de instrumento privado, en cuanto hayan sido suscritos
con firma electrónica avanzada, tendrán el mismo valor probatorio que los
documentos electrónicos que posean la calidad de instrumento público;
Sin embargo, no harán fe respecto de su fecha, a menos que ésta conste a través
de un fechado electrónico otorgado por un prestador acreditado;
• En el caso de documentos electrónicos que posean la calidad de instrumento
privado y estén suscritos mediante firma electrónica simple, tendrán el valor
probatorio que corresponda, de acuerdo a las reglas generales.
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La operación antes aludida toma el nombre de cotejo de letras, para diferenciarla del
cotejo de instrumentos, al cual nos referimos tratándose de los instrumentos públicos, y
puede definirse como aquella diligencia judicial destinada a comprobar si la letra del
documento privado que se pone en duda es la misma que la estampada en un documento
indubitado, esto es, cuya autenticidad no se discute.
Dado que esta operación es de carácter técnico, ella se lleva a efecto por peritos, que
tendrá que nombrar el tribunal, y quienes procederán con sujeción a lo dispuesto en los
Arts. 417-423 CPC (Art. 350 Inc. 2º CPC).
Sin embargo, el tribunal hará por sí mismo la comprobación o cotejo, después de oír a los
peritos revisores, y no tendrá que sujetarse al dictamen de éstos (Art. 353 CPC).
En cuanto al mérito probatorio del cotejo de letras, no constituye por sí solo prueba
suficiente, pero podrá servir de base para una presunción judicial (Art. 354 CPC).
Es preciso también hacer notar que el cotejo de letras se emplea, además, en el caso de
que se niegue por la parte a quien perjudique o se ponga en duda la autenticidad de
cualquier instrumento público que carezca de matriz (Art. 350 CPC).
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2) Procedencia
La ley sustantiva se encarga de determinar los casos en que es admisible la prueba
testimonial, mientras que la ley procesal es la llamada a determinar la forma o manera en
que debe rendirse esta prueba.
En principio, la prueba testimonial es admisible para probar cualquier hecho, sea de orden
físico o moral, y sea de aquellos que producen o no consecuencias de orden jurídico, pero
hay una limitación fundamental a dicho principio, consagrada en el Art. 1708 CC,
conforme al cual, no se admitirá prueba de testigos respecto de una obligación que haya
debido consignarse por escrito.
Son obligaciones que han debido consignarse por escrito las que emanan de actos o
contratos que contienen la entrega o promesa de una cosa que valga más de dos unidades
tributarias (Art. 1709 Inc. 1° CC).
Tampoco es admisible la prueba de testigos en cuanto adicione o altere de modo alguno
lo que se exprese en el acto o contrato, ni sobre lo que se alegue haberse dicho antes, o al
tiempo o después de su otorgamiento, aun cuando en algunas de estas adiciones o
modificaciones se trate de una cosa cuyo valor no alcance la referida suma de dos
unidades tributarias (Art. 1709 Inc. 2º CC).
Es del caso observar que estas limitaciones a la prueba testimonial sólo dicen relación
con los actos o contratos, pero no con las demás fuentes de las obligaciones, aun cuando
éstas sean superiores a dos unidades tributarias, y que, cualquiera que sea el monto de la
obligación, pueden acreditarse por los demás medios probatorios que la ley consagra.
Se exceptúan de las anteriores reglas sobre admisibilidad de la prueba de testigos los casos
en que haya un principio de prueba por escrito, es decir, un acto escrito del demandado o
de su representante, que haga verosímil el hecho litigioso, y en que haya sido imposible
obtener una prueba escrita, y los demás casos expresamente exceptuados en el Código
Civil y en Códigos especiales (Art. 1711 Inc. 1º y 3º CC).
Algunos ejemplos de estas excepciones son:
• El Art. 2175 CC permite que el contrato de comodato se pruebe por testigos,
cualquiera sea el valor de la cosa prestada;
• Conforme al Art. 128 CdC, la prueba de testigos es admisible en negocios
mercantiles, cualquiera que sea la cantidad que importe la obligación que se trate
de probar, salvo los casos en que la ley exija escritura pública.
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hayan declarado en el juicio, para que aclaren o expliquen sus dichos obscuros o
contradictorios (Art. 159 Nº5 CPC).
Nótese que el tribunal, al decretar esta medida para mejor resolver, no puede ordenar la
comparecencia de nuevos testigos, ni tampoco que los testigos presentados por las partes
depongan sobre hechos nuevo, sino que lo único que puede hacer es ordenar que
concurran los testigos que ya declararon a iniciativa de las partes, para que aclaren o
expliquen sus dichos obscuros o contradictorios.
B) Los Testigos
1) Concepto y Clasificación
Nuestro Código de Procedimiento Civil, a diferencia de algunas legislaciones procesales
extranjeras, no define a los testigos, pero la doctrina, en cambio, ha formulado diversas
definiciones.
Así, según algunos, los testigos son los terceros o extraños llamados a esclarecer por
medio de sus dichos los hechos controvertidos en el juicio, y según otros, testigos son
aquellas personas extrañas al pleito que declaran acerca de los hechos controvertidos.
Para otros, testigos son personas ajenas al juicio que declaran, bajo juramento y demás
formalidades legales, acerca de la verdad o falsedad de los hechos que en él se
controviertan.
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Todas estas definiciones presentan un elemento común, que es que la persona que
desempeña el papel de testigo en juicio es un tercero o extraño al mismo, cuya declaración
está relacionada con los hechos controvertidos por las partes.
Así lo demuestra el Art. 356 CPC, al disponer que es hábil para testificar en juicio toda
persona a quien la ley no declare inhábil, y los Arts. 357 y 358 CPC, que contemplan las
inhabilidades absolutas y relativas para ser testigo.
Estas inhabilidades de los testigos, llamadas también incapacidades, a veces impiden que
una persona que se encuentra en determinadas circunstancias o condiciones pueda
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
declarar en cualquier juicio, y en otras, tal impedimento sólo dice relación con
determinados juicios.
En el primer caso, las inhabilidades reciben el nombre de absolutas y, en el segundo, de
relativas.
La clasificación anterior de las inhabilidades para declarar carece de todo interés práctico,
salvo en cuanto que los tribunales pueden, de oficio, repeler a los testigos que
notoriamente aparezcan comprendidos en alguna causal de inhabilidad absoluta,
impidiéndoles de antemano que declaren, facultad que no pueden ejercitar tratándose de
testigos afectos a causales de inhabilidad relativa (Art. 375 CPC).
Estas inhabilidades para testificar en juicio han sido establecidas por la ley procesal civil
en razón de falta de capacidad del testigo para percibir los hechos sobre los que declara,
en razón de la falta de probidad del testigo, o en razón de la falta de imparcialidad del
testigo, en atención a la existencia de especiales vínculos entre él y la parte cuya
declaración pretende.
El modo de reclamar de las causales de inhabilidad que pueden afectar a los testigos es
mediante la formulación de la tacha respectiva, materia que, por su importancia,
trataremos más adelante, y por separado.
A continuación, en cambio, nos preocuparemos de examinar las causas de inhabilidad de
los testigos, tanto absolutas, como relativas.
3) Inhabilidades Absolutas
Las inhabilidades absolutas son aquellas que impiden que una persona que se encuentra
en determinadas circunstancias o condiciones pueda declarar en cualquier juicio, y se
fundan en la falta de capacidad del testigo para percibir los hechos sobre los que declara,
o en su falta de probidad.
Se encuentran enumeradas taxativamente en el Art. 357 CPC, y son las siguientes:
• Los Menores de 14 Años
Conforme al Art. 357 N°1 CPC, no son hábiles para declarar como testigos los
menores de catorce años, pero se pueden aceptar sus declaraciones sin previo
juramento y estimarse como base para una presunción judicial cuando tengan
discernimiento suficiente.
La habilidad del testigo en razón de su edad, por lo tanto, debe ser juzgada en
relación a la que tenga al momento de declarar, y no a la época en que percibió
los hechos sobre los que declara.
El discernimiento suficiente lo califica el tribunal sin mayores trámites, y en caso
afirmativo, ordenará que se tome declaración al testigo, pero eximiéndolo de la
formalidad previa del juramento.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
• Los que Carezcan del Sentido Necesario para Percibir los Hechos Declarados
al Tiempo de Verificarse Éstos
Esta inhabilidad está contemplada en el Art. 357 N°4 CPC, y sería, por ejemplo,
el caso de un ciego que pretendiera que vio cuando una persona atropelló en su
automóvil a otra, o de un sordo que pretendiera declarar que oyó cuando una
persona manifestó a otra una cosa.
• Los Vagos
Establece el Art. 357 N°7 CPC que no son hábiles para declarar como testigos
los vagos sin ocupación u oficio conocido.
El legislador supone que no se encuentran en condiciones adecuadas de valorizar
la conducta de sus semejantes, y que se hallan expuestos a toda clase de
influencias o presiones destinadas a que tergiversen la verdad de los hechos.
• Los Jureros
Por último, y conforme al Art. 357 N°9 CPC, no son hábiles para declarar como
testigos los que hagan profesión de testificar en juicio.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
4) Inhabilidades Relativas
Las inhabilidades relativas son aquellas en que el impedimento para declarar que afecta
a una persona sólo dice relación con determinados juicios, y se fundan en la falta de
imparcialidad del testigo por las especiales circunstancias o vínculos que lo unen a la
parte que lo presenta como tal.
Están enumeradas taxativamente por el Art. 358 CPC, y son las siguientes:
• El Cónyuge y los Parientes Legítimos
Conforme al Art. 358 N°1 CPC, son también inhábiles para declarar el cónyuge
y los parientes legítimos hasta el cuarto grado de consanguineidad y segundo de
afinidad de la parte que los presenta como testigos.
Se trata de vínculos familiares tan estrechos que, evidentemente, hacen perder al
testigo la imparcialidad necesaria para declarar, y de allí que el legislador presuma
que faltarán a la verdad, con tal de no perjudicar a la parte que los presenta.
• Los Parientes Ilegítimos
En virtud del Art. 358 N°2 CPC, son también inhábiles para declarar los
ascendientes, descendientes y hermanos ilegítimos, cuando haya reconocimiento
del parentesco que produzca efectos civiles respecto de la parte que solicite su
declaración.
Tanto el N°1 como el N°2 del Art. 358 CPC, aun cuando mantienen su texto
original, deben ser interpretados a la luz del régimen de filiación establecido por
la Ley N°19.585 de 1998, que distingue únicamente entre filiación matrimonial y
extramatrimonial, y que no distingue en el tratamiento legal que deben recibir los
parientes.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
• Amigos y Enemigos
En virtud del Art. 358 N°7 CPC, son inhábiles para declarar en juicio los que
tengan íntima amistad con la persona que los presenta, o enemistad respecto de la
persona contra quien declaren.
La amistad o enemistad deberán ser manifestadas por hechos graves, que el
tribunal calificará según las circunstancias.
Esta tacha tendrá, por lo tanto, que fundarse circunstanciadamente, a objeto de
poner al tribunal en las condiciones legales adecuadas para juzgarla.
Conforme al Art. 358 Inc. Final CPC, las inhabilidades relativas antes mencionadas no
podrán hacerse valer cuando la parte a cuyo favor se hallan establecidas presente como
testigos a las mismas personas a quienes podrían aplicarse dichas tachas.
Estamos en presencia de una verdadera compensación de tachas, como si el demandante
presentara como testigo a un íntimo amigo, en circunstancias de que esta persona también
es íntima amiga del demandado, y en tal caso, no podría este último tachar al testigo
presentado por el primero.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Sin embargo, hay personas que no están obligadas a concurrir a la audiencia que el
tribunal señale para que presten declaración, no obstante que sobre ellas siempre pesan
las obligaciones de declarar y de decir la verdad, señaladas en el Art. 361 CPC.
Estas personas son:
• El Presidente de la República, los Ministros de Estado, los Senadores y Diputados,
los Subsecretarios; los Intendentes Regionales, los Gobernadores y los Alcaldes,
dentro del territorio de su jurisdicción; los jefes superiores de Servicios, los
miembros de la Corte Suprema o de alguna Corte de Apelaciones, los Fiscales de
estos Tribunales, los Jueces Letrados, los Oficiales Generales en servicio activo o
en retiro, los Oficiales Superiores y los Oficiales Jefes; el Arzobispo y los
Obispos, los Vicarios Generales, los Provisores, los Vicarios y Provicarios
Capitulares; y los Párrocos, dentro del territorio de la Parroquia a su cargo;
• Los religiosos, incluso los novicios;
• Las mujeres, siempre que por su estado o posición no puedan concurrir sin grave
molestia;
• Los que por enfermedad u otro impedimento, calificado por el tribunal, se hallen
en la imposibilidad de hacerlo.
Ahora bien, aunque estas personas no están obligadas a comparecer a la audiencia, sigue
pesando sobre ellas la obligación de declarar y decir la verdad, y para este efecto, dentro
del tercer día hábil siguiente a su notificación, estas personas propondrán al tribunal el
lugar y la fecha, comprendida dentro del término probatorio, de realización de la
audiencia respectiva.
El juez los fijará sin más trámite si el interesado así no lo hiciere, ni comunicare su
renuncia al derecho que le confiere el Art. 361 CPC.
Con todo, los miembros y fiscales judiciales de las Cortes y los jueces letrados que ejerzan
sus funciones en el asiento de éstas, no declararán sin previo permiso de la Corte Suprema,
tratándose de algún miembro fiscal de este tribunal, o de la respectiva Corte de
Apelaciones en los demás casos.
Este permiso se concederá siempre que no parezca que sólo se trata de establecer, respecto
del juez o fiscal presentado como testigo, una causa de recusación.
En segundo lugar, la obligación de declarar implica el deber que pesa sobre todo testigo
de responder a las preguntas que se le hagan en la audiencia de prueba respectiva, y previa
observancia de las formalidades legales.
Si el testigo ignora el hecho acerca del cual se le interroga, bastará con que exprese esta
circunstancia, y se entenderá que ha cumplido con la obligación antes señalada.
Sin embargo, hay personas que no están obligadas a declarar, no obstante que sobre ellas
pesa la obligación de concurrir a la audiencia de prueba respectiva, y están señaladas en
el Art. 360 CPC.
Estas personas son:
• Los eclesiásticos, abogados, escribanos, procuradores, médicos y matronas, sobre
hechos que se les hayan comunicado confidencialmente con ocasión de su estado,
profesión u oficio (Art. 360 Nº1 CPC).
Este precepto contempla el llamado “secreto profesional”, cuya infracción, fuera
de las sanciones de orden ético o gremial que pueden recaer sobre el infractor,
también lo hace incurrir en responsabilidad penal.
En efecto, los que ejerciendo alguna de las profesiones que requieren título
profesional, revelen los secretos que por razón de ella se les hubieren confiado,
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
incurrirán en las penas de reclusión menor en sus grados mínimo a medio y multa
de seis a diez unidades tributarias mensuales (Art. 247 CP);
• Las personas expresadas en los números 1º, 2º y 3º del Art. 358 CPC, o sea, el
cónyuge y los parientes legítimos hasta el cuarto grado de consanguinidad y
segundo de afinidad con la parte que los presente como testigos, los ascendientes,
descendientes y hermanos ilegítimos, cuando haya reconocimiento del parentesco
que produzca efectos civiles respecto de la parte que solicita su declaración, y los
pupilos por sus guardadores y viceversa (Art. 360 Nº2 CPC).
La razón de ser de este precepto es evitar a dichas personas la incómoda situación
moral en que pueden hallarse al declarar bajo juramento y verse, por tanto, en la
necesidad de decir la verdad, perjudicando así los intereses de sus propios
familiares;
• Los que son interrogados acerca de hechos que afecten al honor del testigo o de
las personas mencionadas en el número anterior, o que importen un delito de que
pueda ser criminalmente responsable el declarante o cualquiera de las personas
referidas (Art. 360 Nº3 CPC).
Cuando una persona comparece a la audiencia, pero se niega a declarar sin justa causa, la
sanción puede ser tanto civil como penal.
La sanción civil consiste en que podrá ser mantenida en arresto hasta que preste su
declaración, y será aplicada por el juez civil que está conociendo del respectivo juicio en
que debió prestarse la declaración.
La sanción penal consiste en multa de una a cuatro unidades tributarias mensuales, esto
es, incurrirá el testigo infractor en una falta, cuya pena le será aplicada por el juez en lo
penal, previa la sustanciación del proceso respectivo (Art. 494 Nº12 CP).
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
La nómina de testigos, en cambio, como su nombre lo indica, es una lista que contiene
el nombre y apellido, el domicilio y la profesión u oficio de las personas cuya declaración
se desea.
En conformidad al Art. 372 Inc. 1° CPC, sólo serán admitidos a declarar hasta seis
testigos, por cada parte, sobre cada uno de los hechos que deban acreditarse.
Si no se presenta la nómina de testigos, la sanción no puede ser otra que la de verse
privada la parte del derecho a rendir prueba testimonial, pues sólo se examinarán los
testigos que figuren en dicha nómina (Art. 372 Inc. 2º CPC).
Podrá, con todo, el tribunal admitir otros testigos en casos muy calificados, y jurando la
parte que no tuvo conocimiento de ellos al tiempo de formar la nómina aludida (Art. 372
Inc. 2º CPC).
Estas dos obligaciones deben cumplirse dentro de un mismo término de cinco días, que
es de carácter fatal por ser un término establecido para las partes en el Código de
Procedimiento Civil.
La manera de computarlo dependerá de la circunstancia de si la resolución que recibe la
causa a prueba es o no objeto de recursos de reposición.
En el primer caso, el plazo se cuenta desde la notificación por el estado de la resolución
que se pronuncie sobre la última solicitud de reposición, y en el segundo, desde la última
notificación por cédula de la resolución que recibió la causa a prueba.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
La comunicación que será necesario enviar al tribunal de la residencia del testigo deberá
contener los puntos de prueba fijados por el tribunal, como igualmente la personería de
los encargados de representar a las partes en esta diligencia de prueba (Art. 371 CPC).
En la práctica, dicha comunicación o exhorto contiene, además, la minuta de puntos de
prueba, la lista de testigos presentada por las partes y las correspondientes notificaciones
de la resolución que recibió la causa a prueba, todo ello para su mejor cumplimiento.
Estas audiencias se señalan fijando el día y la hora correspondiente, y dicha labor la podrá
cumplir el tribunal en la misma resolución que recibe la causa a prueba o en una
resolución posterior, a solicitud de parte interesada.
Cualquiera que sea el tribunal de que se trate, lo cierto es que al señalar las audiencias de
prueba deberá procurar, en cuanto sea posible, que todos los testigos de cada parte sean
examinados en la misma audiencia.
De ahí que, en la práctica, generalmente se fija una o más audiencias para el demandante,
y una o más para el demandado.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Esta citación reviste la forma de una notificación personal o por cédula, por tratarse de
terceros extraños al juicio, y debe contener la indicación del juicio en que debe prestarse
y la declaración y el día y la hora de la comparecencia (Arts. 56 y 380 Inc. 1º CPC).
Ahora bien, el testigo que, legalmente citado, no comparezca, podrá ser compelido por
medio de la fuerza ante el tribunal que haya expedido la citación, a menos que compruebe
que ha estado en imposibilidad de concurrir (Art. 380 Inc. 2º CPC), todo lo cual se
entiende sin perjuicio de la responsabilidad penal que pueda afectar al testigo rebelde
(Art. 380 Inc. 4º CPC).
Se trata de una falta sancionada, al igual que el caso del testigo que se niega a prestar
declaración sin justa causa, en el Art. 494 Nº12 CP.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
• Cada parte tendrá derecho para dirigir, por medio del juez, las interrogaciones que
estime conducentes, con el objeto de establecer las causales de inhabilidad legal
que puedan oponerse a los testigos, y de que éstos rectifiquen, esclarezcan o
precisen los hechos sobre los cuales se invoca su testimonio.
En caso de desacuerdo entre las partes sobre la conducencia de las preguntas,
resolverá el tribunal, y su fallo será apelable en el sólo efecto devolutivo (Art. 366
CPC);
• Los testigos deben responder de una manera clara y precisa a las preguntas que se
les hagan, expresando la causa por qué afirman los hechos aseverados, y no se les
permitirá llevar escrita su declaración (Art. 367 CPC);
• La declaración constituye un solo acto que no puede interrumpirse sino por causas
graves y urgentes, y procurará también el tribunal, en cuanto sea posible, que
todos los testigos de cada parte sean examinados en la misma audiencia (Arts.
368 y 369 Inc. 2º CPC);
• Serán admitidos a declarar solamente hasta seis testigos, por cada parte, sobre
cada uno de los hechos que deban acreditarse (Art. 372 Inc. 1º CPC).
Este precepto ofrece la duda acerca de si se refiere a los hechos señalados por el
tribunal o a los que señalan las partes en sus minutas de puntos de prueba
respectivas.
Según Rodríguez Papic, se refiere a los hechos señalados por el tribunal en la
resolución que recibe la causa a prueba, con lo cual concuerda Casarino;
• Si algún testigo no entiende o no habla castellano, será examinado por medio de
intérprete (Art. 382 CPC).
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
D) Las Tachas
1) Concepto
Las tachas son los medios o la forma de hacer efectivas las inhabilidades establecidas por
la ley procesal, y que conducen, al ser aceptadas, a desestimar las declaraciones de los
testigos en juicio.
Las tachas, como se comprende, se oponen respecto del testigo que se encuentra afecto a
alguna causal de inhabilidad legal para declarar en juicio, y por la parte en contra de la
cual va a prestar declaración.
En cuanto a los segundos, por la premura con que son presentados por la parte respectiva,
se pueden tachar al igual que los anteriores, es decir, antes que presten su declaración,
pero además, la ley señala un plazo de gracia o extraordinario, esto es, dentro de los tres
días subsiguientes al examen de estos testigos.
Ahora bien, si la parte en cuyo favor se han establecido las tachas no las opone en las
oportunidades legales antes señaladas, se entiende que se ha extinguido su derecho, y en
consecuencia, que las declaraciones de los testigos afectos a inhabilidad deben valorizarse
al igual que si se tratare de testigos sin tachas.
Sólo se admitirán las tachas que se funden en alguna de las inhabilidades mencionadas en
los Arts. 357 y 358 CPC, y con tal que se expresen con la claridad y especificación
necesarias para que puedan ser fácilmente comprendidas (Art. 373 Inc. 2º CPC).
Por consiguiente, para que una tacha sea admitida a tramitación, requiere fundarse en
causa legal y ser expresada con la claridad y especificación necesarias para que puedan
fácilmente ser comprendidas.
Lo primero, desde el momento en que la institución de las tachas es de excepción, y sólo
puede existir en los casos en que la ley expresamente la consagra, y lo segundo, a fin de
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
que no exista la menor duda acerca de los fundamentos de hecho en que la tacha se basa,
y poner así también a la contraparte en condiciones adecuadas para rebatirla, y al tribunal
para fallarla.
Si al formularse la tacha el oponente no cumple con los dos requisitos legales señalados,
el tribunal podrá negarse a admitirla a tramitación y desecharla desde luego.
La parte que presenta al testigo que ha sido tachado dejará que siempre preste declaración,
cuando tenga la certeza de que la tacha es imaginaria, o que ella no podrá probarse en la
oportunidad legal debida.
Sin embargo, no hay que olvidar que los tribunales podrán repeler a los testigos que
notoriamente aparezcan comprendidos en alguna causal de inhabilidad absoluta, lo que
deberá hacer el tribunal de oficio (Art. 365 CPC) o a petición de parte (Art. 366 CPC).
Con lo que la parte que lo presentó exponga, o en su rebeldía, el tribunal recibirá la tacha
a prueba cuando lo estime necesario para resolver el juicio (Art. 376 CPC).
Por consiguiente, la recepción de la tacha a prueba, a diferencia de lo que acontece en un
incidente ordinario, es algo que queda entregado por completo a la discreción del tribunal,
y por lo mismo, las resoluciones que ordenan recibir prueba sobre las tachas opuestas son
inapelables (Art. 379 Inc. 1º CPC).
La prueba de tachas se rinde dentro del término concedido para la cuestión principal, pero
si está vencido, o lo que de él reste no sea suficiente, se ampliará para el solo efecto de
rendir la prueba de tachas hasta completar diez días, pudiendo, además, solicitarse el
aumento extraordinario que concede el Art. 329 CPC en los casos a que él se refiere
(Art. 376 CPC).
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Puede acontecer que los testigos presentados para probar la existencia de la tacha sean, a
su vez, inhábiles para declarar, y se formule en contra de ellos la tacha respectiva.
Se trata aquí de un caso de tachas de tachas, y en este evento, no se admitirá prueba de
testigos para inhabilitar a los que hayan declarado sobre las tachas deducidas, lo cual no
obsta para que el tribunal acepte otros medios probatorios, sin abrir término especial, y
tome en cuenta las incapacidades que contra los mismos testigos aparezcan en el proceso
(Art. 378 CPC).
2) Testimonios de Oídas
Los testimonios de oídas emanan de testigos que relatan los hechos que no han percibido
por sus propios sentidos, y que sólo conocen por el dicho de otras personas (Art. 383 Inc.
1º CPC).
El valor probatorio de esta clase de declaraciones consiste en que únicamente pueden
estimarse como base de una presunción judicial (Art. 383 Inc. 1º CPC).
Sin embargo, es válido el testimonio de oídas cuando el testigo se refiere a lo que oyó
decir a alguna de las partes, en cuanto de este modo se explica o esclarece el hecho de
que se trata (Art. 383 Inc. 2º CPC).
En consecuencia, tratándose del testigo de oídas, es necesario que relate haber escuchado
un hecho controvertido en la causa, y que exprese, además, concretamente, cuál es la
persona que le ha servido de fuente de información, a objeto de que el tribunal, a su vez,
quede en condiciones adecuadas de poder valorar su testimonio.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
3) Testimonios Presenciales
A diferencia de los anteriores, los testimonios presenciales emanan de testigos que relatan
los hechos por haberlos percibido por sus propios sentidos, y por tal motivo, es lógico
deducir que su fuerza probatoria ha de ser también mayor que la de aquéllos.
4) Testimonios Contradictorios
Se trata del caso de declaraciones testimoniales de una parte que aparecen contradichas
por las declaraciones testimoniales de la otra parte, situación frente a la cual el legislador
formula diversas reglas:
• Cuando las declaraciones de los testigos de una parte sean contradictorias con las
de los testigos de la otra, tendrán por cierto lo que declaren aquellos que, aun
siendo en menor número, parezca que dicen la verdad por estar mejor instruidos
de los hechos, o por ser de mejor fama, más imparciales y verídicos, o por hallarse
más conformes en sus declaraciones con otras pruebas del proceso (Art. 384 Nº3
CPC);
• Cuando los testigos de una y otra parte reúnan iguales condiciones de ciencia, de
imparcialidad y de veracidad, tendrán por cierto lo que declare el mayor número
(Art. 384 Nº4 CPC);
• Cuando los testigos de una y otra parte sean iguales en circunstancias y en número,
de tal modo que la sana razón no pueda inclinarse a dar más crédito a los unos que
a los otros, tendrán igualmente por no probado el hecho (Art. 384 Nº5 CPC);
• Cuando sean contradictorias las declaraciones de los testigos de una misma parte,
las que favorezcan a la parte contraria se considerarán presentadas por ésta,
apreciándose el mérito probatorio de todas ellas en conformidad a las reglas
precedentes (Art 384, Nº6 CPC).
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
La confesión ocupa entre los medios de prueba un lugar preferente, y ha sido considerada
siempre como la prueba más completa, suficiente por sí sola para dar por acreditados los
hechos confesados por las partes.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
3) Clasificación de la Confesión
La confesión es el medio probatorio que admite mayor número de clasificaciones, pues
son muy variados los puntos de vista desde los cuales pueden éstas efectuarse.
Así, tenemos las siguientes clasificaciones:
• Según el Lugar en que se Presta
Según el lugar en que se presta, la confesión puede ser judicial o extrajudicial,
siendo la primera aquella que se presta dentro del juicio en el cual se invoca, y la
segunda aquella que se presta en un juicio distinto, o bien, fuera de juicio.
• Según su Origen
Según su origen, la confesión se clasifica en espontánea y provocada.
Confesión espontánea o voluntaria es aquella que se presta sin requerimiento de
juez ni de petición contraria.
Confesión provocada, en cambio, es aquella que se presta previo requerimiento
del juez o a petición de la parte interesada, y dentro del mecanismo llamado
absolución de posiciones.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
• Según su Contenido
Según su contenido, la confesión se clasifica en simple, calificada y compleja.
Confesión simple, llamada también pura y simple, es aquella en que se reconoce
el hecho discutido sin agregarle ni modificarle cosa alguna.
Confesión calificada es aquella en que el confesante, fuera de confesar el hecho
discutido, le agrega algo que viene a modificar su naturaleza jurídica.
Confesión compleja es aquella en que el confesante, junto con reconocer el hecho
discutido, le agrega otro u otros hechos distintos del confesado, que vienen a
destruir en todo o en parte los efectos del primero.
Para distinguir entre cada una de estas confesiones, podemos ponernos en el caso
en que el actor sostiene que le prestó $1.000 al demandado y éste no le ha pagado,
para lo cual tenemos las siguientes hipótesis:
o Si el demandado dijera “sí, debo $1.000 al actor”, estaríamos frente a una
confesión simple;
o Si el demandado dijera “recibí $1.000 pesos del actor, pero no a título de
mutuo, sino de donación”, estaríamos frente a una confesión calificada;
o Si el demandado dijera “el demandante me prestó $1.000, pero se los
pagué”, estaríamos frente a una confesión compleja.
• Según su Finalidad
Según su finalidad, por último, la confesión se clasifica en medida prejudicial,
medio probatorio y gestión preparatoria de la vía ejecutiva.
La confesión medida prejudicial es aquella destinada a preparar la entrada al
juicio, y que puede pedir el futuro demandante del futuro demandado en los
términos estudiados anteriormente.
La confesión medio probatorio es aquella que se suministra en juicio para
acreditar algún hecho controvertido perteneciente al mismo.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
B) La Confesión Judicial
1) Concepto y Clases
La confesión judicial, como ya lo expresamos, es aquella que se presta dentro del juicio
en el cual se la invoca.
Puede haberse prestado en el juicio voluntaria o espontáneamente, o bien de manera
provocada.
Se ha prestado voluntariamente por la parte cuando, en cualquiera de sus escritos o
comparecencias verbales, reconoce un hecho de los controvertidos en el juicio que
produce consecuencias jurídicas en su contra.
Esta confesión judicial voluntaria o espontánea no se encuentra regulada especialmente
en la ley, pero su existencia se deduce de lo prescrito en el Art. 313 CPC, y en cuanto a
sus requisitos de validez y efectos, estimamos que se rige por los mismos principios de la
confesión judicial provocada.
De todos estos aspectos que puede presentar la confesión judicial, nos interesa
mayormente la provocada, a petición de parte, como medio probatorio y que se obtiene a
través del procedimiento de absolución de posiciones.
Es la confesión de parte a que se refieren los Arts. 385 y ss. CPC, bajo el Título “De la
confesión en juicio”.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
• Si el Litigante Reside Fuera del Lugar del Juicio, Pero Dentro del País
Si el litigante que debe prestar confesión reside fuera del lugar en que se sigue el
juicio, pero dentro del territorio de la República, será tribunal competente para
intervenir en la diligencia respectiva el del territorio jurisdiccional en que resida
el confesante (Art. 397 CPC).
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Cualquiera de las partes puede solicitar que en la diligencia actúe el tribunal mismo, sin
cometer la diligencia a otro funcionario, cuando ella debe efectuarse mediante
concurrencia del confesante en persona al tribunal.
En cambio, cuando se trata de litigantes que están exentos de la obligación de comparecer,
y en consecuencia, la diligencia deba efectuarse en su casa, solamente puede pedir que
ella no se cometa al secretario la parte que ha solicitado la diligencia.
Ahora bien, las partes sólo pueden exigir la confesión hasta dos veces en primera instancia
y una vez en segunda, pero si se alegan hechos nuevos durante el juicio, podrá exigirse
una vez más (Art. 385 Inc. 2° CPC).
En resumen, puede llegar a exigirse confesión hasta por tres veces en la primera instancia
y hasta por dos veces en la segunda, pero hasta el vencimiento del término probatorio en
primera instancia y hasta antes de la vista de la causa en segunda.
De ahí que se sostenga que el solo hecho de que el tribunal decrete la confesión judicial
como medida para mejor resolver constituye un verdadero prejuzgamiento de su parte en
orden a que determinados hechos no aparecen probados en el proceso, puesto que este
requisito es indispensable para ordenar la práctica de semejante medida.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
• Los representantes legales de las partes cuando éstas no tengan capacidad para
comparecer a nombre propio en juicio;
• El mandatario judicial debidamente autorizado con las facultades del Art. 7° Inc.
2° CPC, y aun cuando no lo esté, puede ser llamado a confesar sobre hechos
personales suyos en el proceso (Art. 396 CPC).
Pero la parte que pone posiciones en juicio tiene el derecho de exigir que éstas
sean absueltas por la parte contraria misma, aunque su apoderado tenga facultades
suficientes para absolverlas y desee hacerlo;
• El procurador de la parte que va a prestar la confesión está obligado a hacer
comparecer a su mandante para absolver posiciones en el término razonable que
el tribunal designe, y bajo el apercibimiento indicado en el Art. 394 CPC, que
consiste en multa y arrestos, y además, en dar por confesados los hechos en el
caso de no comparecencia del mandante (Art. 394 Inc. 1º y 2º CPC).
Por otra parte, hay personas que están exentas de la obligación de comparecer ante el
tribunal a confesar.
En efecto, existe un grupo de personas que, por razones de dignidad del cargo que
desempeñan o de orden físico, el legislador libera de la obligación de comparecer ante el
tribunal a prestar confesión, pero sobre las que siempre pesa la obligación de prestar esta
confesión.
Estas personas prestan confesión, simplemente, trasladándose el juez a casa de ellas, con
el objeto de recibir la declaración, o comisionando para este fin al secretario (Art. 389
Inc. 2º CPC).
Están exentas de comparecer ante el tribunal a prestar confesión judicial las siguientes
personas (Art. 389 CPC):
• El Presidente de la República, los Ministros de Estado, los Senadores y Diputados,
los Intendentes dentro de la región en que ejercen sus funciones; los miembros de
la Corte Suprema o de alguna Corte de Apelaciones, los Fiscales Judiciales de
estos tribunales, el Fiscal Nacional y los fiscales regionales, el Arzobispo, los
Obispos, los Vicarios Generales, los Provisores y los Vicarios y Provicarios
Capitulares;
• Los que por enfermedad o por cualquier otro impedimento calificado por el
tribunal se hallen en imposibilidad de comparecer a la audiencia en que hayan de
prestar declaración;
• Las mujeres, en caso de que el tribunal estime prudente eximirlas de esta
asistencia (Art. 389 Inc. 1º CPC).
6) Procedimiento
El litigante que desea que su contraparte preste confesión judicial presentará solicitud
escrita, pidiendo al tribunal que decrete este medio probatorio.
El tribunal accederá a la práctica de la respectiva diligencia con citación (Arts. 324 y 795
Nº5 CPC), mandando citar para día y hora determinados al litigante que ha de prestar la
declaración, y expresará, además, si comete al secretario o a otro ministro de fe dicha
diligencia (Art. 388 Inc. 1º CPC).
Esta resolución es de aquellas que deben notificarse por cédula, por cuanto ordena la
comparecencia personal de la parte que debe prestar confesión (Art. 48 CPC).
Junto con la solicitud respectiva, la parte que exige la confesión ha debido acompañar una
nómina de los hechos acerca de los cuales pretende que se interrogue al confesante.
119
Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Los hechos acerca de los cuales se exija la confesión podrán expresarse en forma asertiva
o en forma interrogativa, pero siempre en términos claros y precisos, de manera que
puedan ser entendidos sin dificultad (Art. 386 CPC).
Esta diversa forma de expresar los hechos materia de la confesión tiene una importancia
fundamental para el caso de que el confesante no comparezca a declarar o dé respuestas
evasivas, como lo veremos más adelante.
El litigante citado, por su parte, puede adoptar dos actitudes. En primer lugar, comparecer,
en cuyo caso la confesión se presta como vamos a ver a continuación, y en segundo lugar,
no comparecer, en cuyo caso se le volverá a citar, bajo los apercibimientos señalados en
el Art. 394 CPC.
120
Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Por último, lo dicho en el Art. 370 CPC es aplicable a la declaración de los litigantes
(Art. 395 CPC), lo cual significa que ésta se consigna por escrito, conservándose en
cuanto sea posible las expresiones de que se haya valido el confesante, reducidas al menor
número de palabras, y después de leída por el receptor en alta voz y ratificada por el
confesante, será firmada por el juez, el confesante, si sabe, y las partes, si también saben
y se hallan presentes, autorizándola un receptor, que servirá también como actuario en las
incidencias que ocurran en la audiencia respectiva.
Un ejemplo de hechos formulados en forma asertiva sería “para que diga el absolvente
como es cierto y efectivo que celebró un contrato de mutuo con el demandante”, mientras
que un ejemplo de hechos formulados en forma interrogativa sería “para que diga al
absolvente ¿celebró usted un contrato de mutuo con el demandante?”.
121
Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
C) Confesión Extrajudicial
La confesión extrajudicial tiene como fuente legal inmediata y directa, dentro de nuestro
Derecho, el Art. 398 CPC, que regula su mérito probatorio en juicio.
Se define la confesión extrajudicial como aquella que se presta fuera de juicio, o dentro
de juicio, pero ante un tribunal distinto de aquel que conoce del pleito y en el cual se la
invoca como medio probatorio.
Así, la confesión extrajudicial presenta una doble vertiente, y ello explica que algunos la
subclasifiquen en absoluta y relativa.
La confesión extrajudicial absoluta, en consecuencia, será aquella que se presta fuera
de juicio, mientras que la confesión extrajudicial relativa, en cambio, será aquella que
se presta en un juicio, pero diverso de aquel en que se la invoca.
No obstante, esta clasificación carece de interés práctico, ya que, frente a nuestro Derecho
Procesal, ambas confesiones extrajudiciales tienen el mismo mérito probatorio.
Dado que la confesión extrajudicial no se presta dentro del juicio en que se la invoca
como medio probatorio, será necesario acreditarla, y en consecuencia, si ha sido verbal,
será necesario hacer declarar a los testigos ante quienes se prestó, y si es escrita, será
indispensable acompañar el documento público o privado en que ella consta.
Si ha sido prestada dentro de juicio, bastará con solicitar que se tenga a la vista el proceso
en el cual consta, o bien, pedir copia autorizada de lo pertinente y agregarla en parte de
prueba dentro del juicio en el que se la invoca.
122
Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
estimará siempre como presunción grave para acreditar los hechos confesados
(Art. 398 Inc. 2º CPC);
• Si la confesión se ha prestado en juicio diverso, pero seguido entre las mismas
partes que actualmente litigan, podrá dársele el mérito de prueba completa,
habiendo motivos poderosos para estimarlo así (Art. 398 Inc. 2º CPC).
En consecuencia, la confesión puede recaer sobre hechos personales de la parte que presta
confesión, como igualmente sobre hechos no personales de la misma, y puede la
confesión haber sido prestada en juicio por sí o por medio de apoderado especial, o de
representante legal.
La confesión de hechos personales, prestada por sí, o por medio de apoderado especial,
o de representante legal, producirá plena prueba respecto del hecho sobre el cual recae.
Refuerza la conclusión anterior lo preceptuado en el Art. 402 Inc. 1° CPC, conforme al
cual, no se recibirá prueba alguna contra los hechos personales claramente confesados
por los litigantes en el juicio.
También produce plena prueba la confesión de los hechos no personales del confesante
cuando han sido reconocidos en juicio por sí o por medio de apoderado o representante
(Art. 399 Inc. 2° CPC).
Pero, a diferencia de lo que acontece con la confesión que recae sobre hechos personales
del confesante, que no admite prueba alguna tendiente a destruir tales hechos, la confesión
que versa sobre hechos no personales del confesante puede ser destruida por otros medios
probatorios.
Esta conclusión se desprende, a contrario sensu, de lo prescrito en el Art. 402 Inc. 1°
CPC.
No está de más recordar que la confesión prestada por medio de apoderado especial o
de representante legal, sea respecto de hechos personales o no personales de aquél en
cuyo nombre se presta, no producirá efecto respecto de éste si excede de los límites del
mandato o representación legal respectivos, como tampoco será válida, en caso que
mediante ella se pretendiere suplir la falta de instrumento público, cuando la ley lo exige
como solemnidad del acto o contrato que se trata de probar, o en caso de que la ley rechace
expresamente la confesión como medio probatorio o le asigne un efecto diferente (Arts.
1713 Inc. 1º CC y 399 Inc. 1º CPC).
123
Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Por último, la confesión tácita o presunta, establecida en el Art. 394 CPC, produce los
mismos efectos que la confesión expresa (Art. 400 CPC).
De las confesiones así clasificadas, son indivisibles las puras y simples y las calificadas,
así como también las complejas de segunda categoría, caso en el cual puede aún dividirse
el mérito de la confesión, según el Art. 401 Nº2 CPC, si se prueba la falsedad de los
hechos agregados, que según el confesante alteran o modifican el hecho confesado.
La confesión compleja de primera categoría siempre puede dividirse (Art. 401 Nº1 CPC).
124
Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
sin agregarle ni quitarle absolutamente nada, y por referirse ella a un solo hecho que no
puede dividirse ni jurídica ni materialmente, no sucede lo mismo con la segunda, que
requiere algunas explicaciones.
La parte que invoca la confesión calificada no puede aceptarla en lo que le sea favorable
y rechazarla en lo adverso, sino que deberá admitirla tal cual ha sido prestada, porque las
circunstancias agregadas constituyen un solo todo, inseparable con el hecho afirmado.
No se crea un hecho distinto, sino que se explica de qué modo ha sucedido el hecho.
La confesión calificada no admite división, y no queda, por consiguiente, comprendida
en ninguno de los casos contemplados en el Art. 401 CPC.
En cuanto al primer caso de excepción, supone la existencia de dos elementos, que son,
en primer lugar, uno objetivo, que consiste en la no existencia del hecho confesado o de
la calidad que se le atribuye, y en segundo lugar, uno subjetivo, consistente en la falsa
opinión que el confesante tenía respecto del hecho mismo.
De aquí que para obtener la revocación de la confesión no basta con producir prueba sobre
el elemento objetivo, sino que es necesaria la del elemento subjetivo, es decir, que el
confesante tenía algún fundamento para estimar como exacto el hecho confesado.
Para acreditar estas circunstancias, se admite cualquier medio de prueba, e incluso puede
abrirse un término especial de prueba para rendirla, si el tribunal lo estima necesario y ha
expirado el término probatorio de la causa (Art. 402 Inc. 2º CPC).
Con relación al segundo caso de excepción, la confesión se puede dejar sin efecto haya o
no incurrido el confesante en error de hecho.
En este caso, la parte se puede valer de todos los medios probatorios, e incluso, el tribunal,
si lo estima necesario y ha expirado el término probatorio de la causa, puede abrir un
término especial de prueba (Art. 402 Inc. 3º CPC).
125
Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
La inspección personal del tribunal admite diversas clasificaciones, según cuáles sean los
puntos de vista desde los cuales se las considere:
• Según la Manera de Practicarla
En atención a la manera de practicarla, se distingue la inspección personal del
tribunal en judicial y extrajudicial.
Judicial es aquella que se practica previo decreto del juez y con conocimiento de
las partes, mientras que extrajudicial es aquella que el juez ha practicado en
forma privada, de propia iniciativa, o bien, circunstancialmente.
De ambas inspecciones, naturalmente sólo tiene valor legal la primera, de suerte
que, por mucha ilustración que el juez tenga de la cosa litigiosa en razón del
examen privado que de ella haya hecho, no podrá fundar su sentencia en este
conocimiento privado.
• Según su Iniciativa
Según su iniciativa, en cambio, la inspección personal del tribunal se clasifica en
exigida por la ley, decretada de oficio por el tribunal y ordenada a petición de
parte.
Esta última, a su vez, es susceptible de ser subclasificada en medida prejudicial y
en medio probatorio propiamente tal.
La inspección personal del tribunal es exigida expresamente en ciertos casos
por el legislador, como en la denuncia de obra ruinosa (Arts. 571 y ss. CPC) o
en los interdictos especiales (Arts. 577 y ss. CPC)
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
B) Requisitos de Procedencia
La ley señala varios requisitos de procedencia para que este medio de prueba pueda
ordenarse y llevarse a efecto válidamente, que son los siguientes:
• Que se trate por medio de la inspección personal de probar hechos o circunstancias
materiales controvertidos en el pleito (Art. 408 CPC).
Es del caso señalar que no hay limitaciones respecto al objeto de la inspección,
pudiendo tratarse de bienes muebles o inmuebles e incluso de personas, como en
los juicios de interdicción por demencia, en que el tribunal se cerciora de las
condiciones mentales del demandado por su propia y personal observación;
• Que el tribunal estime necesaria la inspección personal solicitada (Art. 403 Inc.
1º CPC);
• Que el tribunal así lo decrete (Art. 403 Inc. 1º CPC).
La petición de parte, en orden a que se decrete la práctica de este medio probatorio,
pasa previamente por el control del juez, quien, si estima necesaria la diligencia,
expresará su voluntad en sentido afirmativo en una resolución judicial, que
concordará con la del solicitante;
• Que la parte que haya solicitado la inspección, antes de procederse a ella, deposite
en manos del secretario del tribunal la suma que éste estime necesaria para costear
los gastos que se causen (Art. 406 CPC).
Esto se refiere a gastos como la movilización y alimentación, y en caso que la
inspección sea decretada de oficio u ordenada por la ley, el depósito se hace por
mitades entre demandante y demandado (Art. 406 CPC).
C) Procedimiento
En principio, la inspección personal del tribunal la ordena el juez que está conociendo en
única o primera instancia del juicio en que se pretende hacer valer.
Sin embargo, no hay inconveniente legal alguno para que este medio probatorio sea
también decretado en segunda instancia.
Así se desprende, por lo demás, de lo preceptuado en los Arts. 207 y 405 Inc. 2° CPC,
aunque para ello es indispensable que la diligencia no se haya practicado en primera
instancia, y en caso de ser decretada en segunda, si el tribunal es colegiado, puede
comisionar a uno o más de sus miembros para que la lleve a cabo.
127
Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Decretada la inspección personal del tribunal, surge la interrogante acerca de qué tribunal
la llevará a efecto.
Para contestar esta pregunta, será necesario determinar previamente el lugar en donde se
encuentra el objeto que va a ser materia de la inspección o reconocimiento.
Si este objeto se encuentra dentro del territorio jurisdiccional del tribunal en que se está
siguiendo el juicio, es evidente que el tribunal que conoce de este último será el llamado
a practicar la diligencia.
A la inversa, si el objeto materia de la inspección se halla fuera del territorio jurisdiccional
del tribunal en que se sigue el juicio, habrá dos caminos a seguir:
• Recurrir a la jurisdicción delegada, enviando un exhorto al tribunal en donde se
encuentre dicho objeto para que practique su inspección o reconocimiento por
encargo del que conoce del juicio;
• Practicar la inspección o reconocimiento el mismo tribunal que está conociendo
del juicio (Art. 403 Inc. 2º CPC).
En este último caso, estamos en presencia de un ejemplo típico de excepción al
principio de la territorialidad, señalada en el Art. 7° Inc. 1° COT.
Llegados el día y hora antes señalados, se lleva a efecto la inspección con la concurrencia
de las partes que asistan, o sólo por el tribunal en ausencia de aquéllas (Art. 405 Inc. 1º
CPC), de manera que incluso la inasistencia de ambas partes litigantes no frustra la
diligencia de inspección, la cual siempre se lleva a efecto.
128
Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
La inspección personal del tribunal, por su propia naturaleza, se presta para ser combinada
con otros medios probatorios, como la prueba testimonial y la prueba pericial.
Nuestra legislación, a diferencia de lo que acontece en algunas legislaciones procesales
extranjeras, sólo permite la concurrencia de la prueba pericial con la inspección o
reconocimiento judicial.
En efecto, pueden las partes pedir que, en el acto del reconocimiento, se oigan informes
de peritos, y lo decretará el tribunal si, a su juicio, esta medida es necesaria para el éxito
de la inspección y ha sido solicitada con la anticipación conveniente (Art. 404 CPC).
La designación de los peritos se hará en conformidad a las reglas del párrafo 6º del Título
XI del Libro II del Código de Procedimiento Civil (Art. 404 CPC).
Es evidente que los peritos designados tienen derecho a asistir a la diligencia de
inspección, pero su inasistencia tampoco impide que ella legalmente se lleve a efecto
(Art. 405 Inc. 1º CPC).
D) Valor Probatorio
La inspección personal constituye prueba plena en cuanto a las circunstancias o hechos
materiales que el tribunal establezca en el acta como resultado de su propia observación
(Art. 408 CPC).
Por consiguiente, para que este medio probatorio produzca plena prueba se requiere la
concurrencia de tres requisitos:
• Que se trate de circunstancias o hechos materiales;
• Que estas circunstancias o hechos materiales hayan sido observados por el propio
tribunal;
• Que estas circunstancias o hechos materiales se establezcan en el acta como
resultado de dicha observación.
Es necesario dejar en claro que la circunstancia o hecho material observado por el tribunal
ha podido serlo por su propia iniciativa o por sugerencia de la parte, en uso del derecho
que le confiere el Art. 407 Inc. 2° CPC, de manera que, consignada en el acta esa
circunstancia o hecho material, en ambos casos produce plena prueba, sin que tenga
importancia la iniciativa en lo que respecta a su constatación.
Si bien el perito es un tercero extraño al juicio, al igual que el testigo, también presenta
notables diferencias con este último.
En efecto, puede ser testigo cualquiera persona, salvo aquellas que la ley declara
inhábiles, mientras que solamente puede ser perito aquella persona que posea especiales
conocimientos o preparación técnica relacionados con el hecho que se debate.
129
Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Además, el testigo toma conocimiento de los hechos con anterioridad a la iniciación del
juicio mismo, mientras que el perito aprecia estos hechos y emite su opinión autorizada o
técnica una vez que el pleito ya se ha iniciado.
El informe pericial, como medio probatorio, se justifica porque el juez no siempre está en
condiciones de apreciar un hecho, por muy vasta que sea su cultura general, para lo cual
se necesitan especiales conocimientos técnicos.
Este conocimiento o apreciación se lo proporciona un tercero, que es el perito, en términos
tales que sean comprensibles y al alcance de cualquier persona.
La importancia del informe de peritos trasciende de los límites propios de los medios
probatorios, pues las reglas procesales que lo regulan también se aplican al nombramiento
de los jueces árbitros, y en particular, a la designación de los partidores de bienes (Arts.
232 COT y 646 CPC).
También hay veces en que la ley ordena que se resuelva un asunto en juicio práctico o
previo informe de peritos, y en estos eventos, se entienden cumplidas las referidas
disposiciones legales agregando el reconocimiento y dictamen pericial, en conformidad a
las reglas de este párrafo, al procedimiento que corresponde usar, según la naturaleza de
la acción deducida (Art. 410 CPC).
En estos dos últimos casos, por consiguiente, queda entregado al criterio del magistrado
decretar o no la práctica de un informe pericial.
Por excepción, vemos que el derecho puede ser objeto de prueba, pero siempre y cuando
se trate de acreditar algún punto de derecho referente a una legislación extranjera.
Si se trata de un punto de derecho que diga relación con la legislación de algún Estado
signatario del Código de Derecho Internacional Privado de Bustamante, la prueba pericial
se rendirá al tenor de los Arts. 408-411 del mencionado Código.
130
Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
• Según su Iniciativa
Según su iniciativa, en cambio, el informe pericial puede ser decretado a petición
de parte y de oficio por el tribunal.
A petición de parte puede revestir dos formas, esto es, la de una medida
prejudicial y la de medio probatorio propiamente tal (Art. 412 CPC).
De oficio por el tribunal, a su vez puede también revestir dos formas, esto es, la
de medio probatorio propiamente tal (Art. 412 CPC) y la de medida para mejor
resolver, una vez puesto el proceso en estado de sentencia, pero dando de ello
conocimiento a las partes (Art. 159 Nº4 CPC).
Si esta medida la decreta un tribunal de primera instancia, será apelable en el solo
efecto devolutivo (Art. 159 Inc. Final CPC).
En cuanto a la oportunidad para decretar este medio de prueba, el Art. 412 CPC dispone
que el reconocimiento de peritos podrá decretarse en cualquier estado del juicio, pero las
partes sólo podrán solicitarlo dentro del término probatorio, y decretado el informe de
peritos, no se suspenderá por ello el procedimiento.
131
Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Sin embargo, sobre todos estos requisitos prima la voluntad soberana de las partes,
quienes pueden convenir en que, para ser perito, no se necesite cumplir con los requisitos
anteriores, o por el contrario, ser aún más exigentes (Art. 413 CPC).
C) Procedimiento
1) Nombramiento de los Peritos
Cualquiera que sea la clase del informe pericial de que se trate, junto con decretarlo el
tribunal, deberá citar a las partes a una audiencia con el objeto de proceder a la
designación de los peritos (Art. 414 CPC).
Esta resolución deberá notificarse personalmente o por cédula, por ser de aquellas que
ordenan la comparecencia personal de las partes (Art. 48 CPC), y contendrá,
naturalmente, el día y la hora en que dicha audiencia ha de llevarse a efecto.
La audiencia se realiza con la parte que asista, y tiene objetivos precisos y determinados,
consistentes en designar a la persona o personas de los peritos, fijar el número de peritos
que deban nombrarse, la calidad, aptitudes o títulos que deban tener, y, en fin, el punto o
puntos materia del informe (Art. 414 CPC).
La primera misión del tribunal es lograr el común acuerdo de las partes frente al objetivo
de la audiencia a que han sido citadas, y si este acuerdo no se produce, o sólo es parcial,
en definitiva resuelve el tribunal.
Será este último, en consecuencia, quien designe al perito, determine su número, señale
las calidades, aptitudes o títulos que deba poseer, y precise el punto o puntos materia del
informe, sobre todo lo cual tendrá amplias atribuciones, pero velando siempre porque la
designación recaiga en persona que reúna los requisitos legales y, además, no sea de las
dos primeras personas que hayan sido propuestas por cada parte (Art. 414 Inc. 2º CPC).
La ley se pone también en el caso de que, no habiendo acuerdo sobre el número de peritos,
las calidades, aptitudes o títulos que deban poseer, el punto o puntos materia del informe,
el tribunal en definitiva resuelva sobre estos particulares, y la resolución respectiva sea
objeto de apelación.
La interposición de este recurso no impedirá que se proceda a la designación del o de los
peritos, sea de común acuerdo o por el tribunal, y sólo después de hecha esta designación
se llevará adelante el recurso (Art. 414 Inc. 3º CPC).
2) Formalidades Posteriores
Luego del nombramiento del perito, y antes de la presentación del correspondiente
informe pericial, deben cumplirse determinadas formalidades legales.
En efecto, si el perito ha sido nombrado por el tribunal, dicho nombramiento se pondrá
en conocimiento de las partes, de acuerdo a las reglas generales (Art. 416 CPC).
Una vez notificadas las partes, pueden adoptar dos actitudes:
• Dentro de tercero día deducir oposición, si tienen alguna incapacidad legal que
reclamar contra el nombrado (Art. 416 CPC);
• No formular oposición, en cuyo caso se entenderá aceptado el nombramiento, sin
más trámite (Art. 416 CPC).
En seguida, cualquiera que sea la fuente u origen de la designación del perito, será
necesario también notificar al perito de la designación de que ha sido objeto.
Éste, a su vez, puede también adoptar dos actitudes:
• Rechazar el cargo, puesto que su desempeño no es obligatorio;
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
• Aceptarlo, en cuyo caso deberá declararlo así, jurando desempeñarlo con fidelidad
(Art. 417 Inc. 1º CPC).
Esta declaración podrá hacerse verbalmente, en el acto de la notificación, o por
escrito dentro de los tres días inmediatos, y se dejará testimonio de ella en los
autos (Art. 417 Inc. 2º CPC).
Una vez que el perito acepta el cargo y presta el juramento de rigor, queda legalmente
investido para desempeñar la misión que se le ha confiado.
3) El Reconocimiento
En la mayoría de los casos, para poder emitir una opinión pericial, se hace necesario
previamente examinar una cosa u objeto, o en otros términos, se hace indispensable
reconocerlo, y este examen previo se llama operación de reconocimiento, o simplemente,
reconocimiento.
Se define el reconocimiento como aquel conjunto de operaciones por medio de las cuales
el perito procede a estudiar el caso sometido a su apreciación, y que le permiten formular
una opinión motivada.
El reconocimiento es una actuación que está sujeta al control de las partes, y por lo tanto,
la ley exige al perito encargado de practicarlo que las cite previamente, para que
concurran si quieren (Art. 417 Inc. 3º CPC).
En la práctica, el perito presenta un escrito, señalando día, hora y lugar en que se efectuará
el reconocimiento, y pide que estos pormenores sean puestos en conocimiento de las
partes.
La resolución que así lo ordena se notifica por el estado diario, por cuanto la
comparecencia de las partes, como se ha visto, es esencialmente facultativa.
Cuando sean varios los peritos, procederán unidos a practicar el reconocimiento, salvo
que el tribunal los autorice para obrar de otra manera (Art. 418 CPC).
De todo lo obrado se levantará acta, en la cual se consignarán los acuerdos celebrados por
los peritos (Art. 419 Inc. 3º CPC).
En principio, los peritos no tienen plazo para presentar sus informes, pero la ley faculta a
los tribunales para señalar, en cada caso, el término dentro del cual deben evacuar su
encargo, e incluso, pueden los tribunales, en caso de desobediencia, apremiar con multas,
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
prescindir del informe, o decretar el nombramiento de nuevos peritos, según el caso (Art.
420 CPC).
Si son varios los peritos, podrán emitir sus informes conjunta o separadamente (Art. 423
CPC).
Materialmente, los informes se presentan por escrito, aun cuando la ley no lo expresa,
dado que la regla general, en negocios civiles, es que sus actuaciones sean escritas.
Se acompañan del acta levantada con ocasión de la operación de reconocimiento, si ésta
ha sido necesaria, y además de otros documentos, si así lo estima conveniente el perito
para una mejor ilustración del tribunal.
Además, se agregan a los autos, sin mayores formalidades ni trámites, puesto que la ley
nada estatuye sobre el particular, sin perjuicio del derecho de las partes para impugnarlos
o formular observaciones sobre su mérito probatorio durante el curso del juicio.
Si los peritos discordaren en sus dictámenes, podrá el tribunal disponer que se nombre un
nuevo perito, si lo estima necesario para la mejor ilustración de las cuestiones que debe
resolver, y el nuevo perito será nombrado y desempeñará su cargo en conformidad a las
reglas precedentes.
Si no resulta acuerdo del nuevo perito con los anteriores, el tribunal apreciará libremente
las opiniones de todos ellos, tomando en cuenta los demás antecedentes del juicio (Arts.
421 y 422 CPC).
Ahora bien, estos gastos y honorarios serán de cargo de la parte que haya solicitado este
medio probatorio, salvo que el tribunal estime necesaria la medida para el esclarecimiento
de la cuestión, en cuyo caso se subentiende que los gastos y honorarios son soportados
por mitades, y todo ello sin perjuicio de lo que en definitiva se resuelva sobre pago de
costas (Art. 411 Inc. 2º CPC).
D) Valor Probatorio
El Art. 425 CPC dispone que los tribunales apreciarán la fuerza probatoria del dictamen
de peritos en conformidad a las reglas de la sana crítica, y por otra parte, el Art. 422 CPC,
refiriéndose al caso que no haya acuerdo entre los informes de los peritos, establece que
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
el tribunal apreciará libremente las opiniones de todos ellos, tomando en cuenta los demás
antecedentes del juicio.
De las disposiciones transcritas resulta que el legislador adoptó el sistema de las reglas
de la sana crítica para la apreciación de la prueba pericial, por lo que el juez, al valorar
esta prueba, debe tener en cuenta las reglas de la lógica y de la experiencia.
Cabe destacar que la jurisprudencia ha declarado que la norma del Art. 425 CPC no es
reguladora de la prueba, sino de simple apreciación por los jueces, por lo que no procede
jamás la casación en el fondo.
Esta actividad lógica, frente a los hechos controvertidos del juicio, es un medio probatorio
que recibe el nombre de prueba por presunciones, o simplemente presunciones.
Se trata de un medio de prueba circunstancial e indirecto, y que produce plena o semiplena
prueba según el caso.
Se define la prueba por presunciones como aquella que emplea ciertos antecedentes o
circunstancias conocidas para inferir de ellas, sea por obra del legislador o del juez, un
hecho desconocido y controvertido en el pleito.
Consta, por consiguiente, de diversos elementos que lo integran:
• Los antecedentes o circunstancias conocidas, que reciben el nombre de indicios o
bases, en atención a que sobre ellos se construye la o las presunciones;
• La operación o raciocinio lógico del legislador o del juez, que partiendo del
indicio o base anterior, llega al establecimiento del hecho desconocido y
controvertido que se trata de probar;
• El hecho desconocido y controvertido mismo, el cual, una vez operada la
presunción, deja de ser tal para convertirse en su objeto.
El Art. 1712 CC dispone que las presunciones son legales o judiciales, rigiéndose las
legales por el Art. 47 CC, mientras que las que deduce el juez deben ser graves, precisas
y concordantes.
El Art. 47 CC, a su vez, establece que se dice presumirse el hecho que se deduce de
ciertos antecedentes o circunstancias conocidas.
Si estos antecedentes o circunstancias que dan motivo a la presunción son determinados
por la ley, la presunción se llama legal.
Se permitirá probar la no existencia del hecho que legalmente se presume, aunque sean
ciertos los antecedentes o circunstancias de que lo infiere la ley, a menos que la ley misma
rechace expresamente esta prueba, supuestos los antecedentes o circunstancias.
135
Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Ahora bien, si el legislador permite que este hecho presumido por él mismo pueda ser
destruido por otros medios probatorios, se dice que la presunción es simplemente legal, y
a la inversa, si este hecho presumido no admite prueba en contrario, estamos en presencia
de una presunción de derecho.
Un ejemplo de una presunción simplemente legal es la contenida en el Art. 700 Inc. 2°
CC, conforme al cual, el poseedor es reputado dueño mientras otra persona no justifique
serlo.
Un ejemplo de una presunción de derecho está en el Art. 76 Inc. 2° CC, en cuya virtud,
se presume de derecho que la concepción ha precedido al nacimiento no menos que ciento
ochenta días cabales, y no más de trescientos, contados hacia atrás, desde la medianoche
en que principie el día del nacimiento (Art. 76 Inc. 2º CC).
Tanto las presunciones simplemente legales como las presunciones de derecho deben su
creación a la ley, pero difieren, fundamentalmente, en que mientras las primeras permiten
ser destruidas mediante prueba en contrario, las segundas no lo admiten.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
libremente por el juzgador, así como también es ejecutada libremente la operación mental
o de raciocinio por el mismo, de acuerdo al método lógico que corresponda, y por último,
el establecimiento o demostración del hecho desconocido y controvertido en el pleito
también será su propia obra, labor que cumplirá en la sentencia misma.
Ahora bien, los antecedentes o circunstancias conocidas deberán ser probados en el juicio
por las partes litigantes, valiéndose de los medios probatorios legalmente conducentes,
salvo tratándose de presunciones, pues es inaceptable la prueba de presunciones por
presunciones, y el método lógico seguido por el juez para inferir los hechos desconocidos
de los antecedentes o circunstancias conocidas podrá ser el deductivo o el inductivo.
La naturaleza sui generis que presentan las presunciones judiciales como medio
probatorio impide que tengan un verdadero procedimiento o serie de trámites destinados
a realizarlas, o una oportunidad legal para producirlas.
La verdad es que la parte litigante interesada en ellas se limita a probar los antecedentes
o circunstancias conocidas que le sirven de base, de acuerdo a las normas legales
generales que informan la prueba, y en seguida, se encarga de hacerlas valer o alegarlas,
siendo el juez, en definitiva, quien en su sentencia las acepta o las rechaza como tales.
En cuanto a la prueba de una obligación que ha debido constar por escrito, o sea, un acto
o contrato que contenga la entrega o promesa de una cosa que valga más de dos unidades
tributarias, la jurisprudencia de nuestros tribunales ha estimado que las presunciones
judiciales son medios de prueba legales y adecuados para acreditar tales actos o contratos,
porque el legislador prohíbe en este caso solamente la prueba testimonial (Arts. 1708 y
1709 CC), la cual no cabe confundir con aquéllas.
Sin embargo, si las presunciones judiciales han sido construidas sobre bases, antecedentes
o circunstancias que aparecen acreditadas, exclusivamente, mediante prueba testimonial,
esta misma jurisprudencia les ha restado mérito probatorio a dichas presunciones cuando
la obligación ha debido constar por escrito, como una manera de evitar la burla del
principio sobre limitación de la prueba testimonial.
En resumen, mientras el Código Civil exige que las presunciones judiciales deban ser
graves, precisas y concordantes, de cuyo último requisito se infiere además que deben ser
varias, para el Código de Procedimiento Civil una sola presunción es suficiente, siempre
que tenga gravedad y precisión suficientes a fin de formar convencimiento en el juez.
137
Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Que sean graves significa que el hecho conocido del cual se infiere el hecho desconocido
haga llegar hasta este último sin esfuerzo, en forma casi obligada.
Que sean precisas significa que las presunciones no sean vagas, difusas o susceptibles de
aplicarse a diversas circunstancias.
Que sean concordantes significa que haya armonía entre ellas, es decir, que no sean
capaces de destruirse unas a otras.
Según dispone el Art. 427 CPC, sin perjuicio de las demás circunstancias que, en
concepto del tribunal o por disposición de la ley, deban estimarse como base de una
presunción, se reputarán verdaderos los hechos certificados en el proceso por un ministro
de fe, a virtud de orden de tribunal competente, salvo prueba en contrario.
Igual presunción existirá a favor de los hechos declarados verdaderos en otro juicio entre
las mismas partes.
La legislación procesal crea, de tal manera, dos nuevas presunciones simplemente legales,
que son los hechos certificados en el proceso por un ministro de fe, en virtud de orden del
tribunal competente, y los hechos declarados verdaderos en otro juicio entre las mismas
partes, pues ambos hechos se reputarán verdaderos, salvo prueba en contrario.
Reconoce, al mismo tiempo, que las circunstancias o antecedentes conocidos que sirven
de base o indicio a la presunción judicial pueden tener su origen en el mismo juez, caso
de ordinaria ocurrencia, o bien, en disposiciones de la misma ley, lo cual ocurre en casos
excepcionales, como podría ser, por ejemplo, el contemplado en el Art. 354 CPC,
conforme al cual, el cotejo de letras no constituye por sí solo prueba suficiente, pero podrá
servir de base para una presunción judicial.
138
Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
• En tercer término, entre dos o más pruebas contradictorias, y a falta de ley que
resuelva el conflicto, los tribunales preferirán la que crean más conforme con la
verdad (Art. 428 CPC).
• Por último, si la contradicción existe entre una escritura pública y la declaración
testimonial en orden a la falta de validez de la primera de las nombradas, entra en
juego el Art. 429 CPC, conforme al cual, para que pueda invalidarse con prueba
testimonial una escritura pública, se requiere la concurrencia de cinco testigos que
reúnan las condiciones expresadas en la regla 2ª del Art. 384 CPC (dos o más
testigos contestes en el hecho y en sus circunstancias esenciales, sin tacha,
legalmente examinados y que den razón de sus dichos, podrá constituir plena
prueba cuando no haya sido desvirtuada por otra prueba en contrario), que
acrediten que la parte que se dice haber asistido personalmente al otorgamiento, o
el escribano, o alguno de los testigos instrumentales, ha fallecido con anterioridad
o ha permanecido fuera del lugar en el día del otorgamiento y en los sesenta días
subsiguientes.
Esta prueba, sin embargo, queda sujeta a la calificación del tribunal, quien la
apreciará según las reglas de la sana crítica.
La disposición de este artículo sólo se aplicará cuando se trate de impugnar la
autenticidad de la escritura misma, pero no las declaraciones consignadas en una
escritura pública auténtica.
139
Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
En tales escritos, el actor sostendrá que mediante las pruebas que ha suministrado al
tribunal ha logrado demostrar los fundamentos de hecho de su demanda, haciendo la
correspondiente ponderación de cada medio probatorio en particular, labor, agregará, que
no ha cumplido el demandado, por cuya razón su demanda debe ser acogida.
El demandado, por su parte, sostendrá y tratará de demostrar que la prueba anterior es
insuficiente, y que, en cambio, la que él ha proporcionado tiene la virtud de acreditar los
fundamentos de hecho de las excepciones, alegaciones o defensas que hubiere formulado
y que, en consecuencia, el tribunal debe, acogiendo éstas, rechazar la demanda interpuesta
en su contra.
La oportunidad que tienen las partes para presentar estos escritos de observaciones a la
prueba es dentro del plazo de diez días siguientes al vencimiento del término probatorio
de la causa.
Se trata, por consiguiente, de un plazo de días, de manera que se computa descontando
los días feriados, fatal, de suerte que su solo vencimiento extingue el derecho a presentar
tales escritos, y común, porque corre al mismo tiempo para ambas partes litigantes.
Se cuenta desde el vencimiento del término de prueba de la causa principal, de manera
que, en atención a que la ley no distingue, será el vencimiento del término probatorio
ordinario, extraordinario o especial, según el caso.
Normalmente, la resolución que cita a las partes para oír sentencia se pronuncia una vez
vencido el término para hacer las observaciones que el examen de la prueba sugiera a las
partes, o sea, el plazo de diez días que corre después del vencimiento del término
probatorio, pero por excepción, se pronuncia en otra oportunidad, que es una vez
evacuado el trámite de dúplica cuando el tribunal no estime del caso recibir la causa a
prueba (Art. 313 CPC).
La citación para oír sentencia se decreta de oficio por el tribunal o a petición verbal o
escrita de cualquiera de las partes.
140
Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Dado que la citación para oír sentencia se contiene en una resolución judicial, para que
produzca efectos debe ser válidamente notificada, y como no hay norma especial al
respecto, se notifica válidamente por el estado diario (Art. 50 CPC).
Por expresa disposición de la ley, a esta resolución sólo podrá interponerse el recurso de
reposición, el que deberá fundarse en error de hecho y deducirse dentro de tercero día, y
la resolución que resuelve la reposición será inapelable (Art. 432 Inc. 2º CPC).
Por último, en cuanto a sus efectos, el Art. 433 CPC dispone que, citadas las partes para
oír sentencia, no se admitirán escritos ni pruebas de ningún género, lo cual se entiende
sin perjuicio de lo dispuesto en los Arts. 83, 84, 159 y 290 CPC, que se refieren a la
nulidad procesal, las medidas para mejor resolver y las medidas cautelares nominadas.
Los plazos establecidos en los Arts. 342 Nº3, 346 Nº3 y 347 CPC que hubieren
comenzado a correr al tiempo de la citación para oír sentencia, continuarán corriendo sin
interrupción, y la parte podrá, dentro de ellos, ejercer su derecho de impugnación de
instrumentos.
De producirse ésta, se tramitará en cuaderno separado, y se tachará en la sentencia
definitiva, sin perjuicio de lo dispuesto en el Art. 431 CPC.
Notificadas las partes de la resolución que cita para oír sentencia, queda enteramente
cerrado el debate judicial, por lo que no pueden presentarse más escritos ni más pruebas
de ningún género.
Sin embargo, el legislador reconoce tres excepciones:
• El incidente de nulidad;
• Las medidas para mejor resolver;
• Las medidas precautorias.
Pero esta enumeración es incompleta, ya que citadas las partes para oír sentencia, pueden
todavía promover legalmente las siguientes cuestiones:
• Incidente de acumulación de autos (Art. 98 CPC);
• Incidente de privilegio de pobreza (Art. 130 CPC);
• Incidente de desistimiento de demanda (Art. 148 CPC);
• Gestiones de conciliación (Art. 262 CPC).
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Las medidas para mejor resolver están comprendidas en el Art. 159 CPC, y son las
siguientes:
• La agregación de cualquier documento que estimen necesario para esclarecer
el derecho de los litigantes (Art. 159 N°1 CPC).
La necesidad del documento para un mejor esclarecimiento del derecho de los
litigantes es un problema que juzga el propio tribunal, y puesto que la ley no
distingue, podrá ser un documento público o privado, y no importa que se
encuentre en manos de las partes o de terceros;
• La confesión judicial de cualquiera de las partes sobre hechos que consideren
de influencia en la cuestión, y que no resulten probados (Art. 159 N°2 CPC).
Se trata de una confesión judicial provocada, de manera que la incomparecencia
de la parte, o su negativa a prestarla, deberá sancionarse en la forma prescrita en
el Art. 394 CPC.
Los hechos se mantendrán en secreto, o se expresarán en la misma resolución que
decreta la medida para mejor resolver, y en la práctica, generalmente se sigue este
último camino;
• La inspección personal del objeto de la cuestión (Art. 159 N°3 CPC);
• El informe de peritos (Art. 159 N°4 CPC);
• La comparecencia de testigos que hayan declarado en juicio, para que
aclaren o expliquen sus dichos oscuros o contradictorios (Art. 159 N°5 CPC).
Cabe hacer notar que el tribunal no puede ordenar la comparecencia de nuevos
testigos, ni hacerlos declarar sobre hechos nuevos;
• La presentación de cualesquiera otros autos que tengan relación con el pleito.
Esta medida se cumplirá de conformidad a lo establecido en el Art. 37 Inc. 3°
CPC (Art. 159 N°6 CPC).
Se trata de una clase especial de prueba instrumental, porque los autos deben ser
encasillados dentro de los instrumentos públicos.
En este último caso, y siempre que se hubiere remitido el expediente original, éste
quedará en poder del tribunal que decrete esta medida sólo por el tiempo
estrictamente necesario para su examen, no pudiendo exceder de ocho días este
término si se trata de autos pendientes (Art. 159 Inc. 2º CPC).
Según dispone el Art. 37 Inc. 3° CPC, en aquellos casos en que otro tribunal
requiera la remisión del expediente original o de algún cuaderno o pieza del
proceso, el trámite se cumplirá enviando la correspondiente comunicación de la
carpeta electrónica a la que deben acceder a través del sistema de tramitación
electrónica del Poder Judicial.
Lo mismo se aplicará cada vez que la ley ordene la remisión, devolución o envío
del proceso o de cualquiera de sus piezas a otro tribunal.
142
Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
La resolución que se dicte deberá ser notificada por el estado diario a las partes, y se
aplicará el Art. 433 CPC, salvo en lo estrictamente relacionado con dichas medidas.
Las medidas decretadas deberán cumplirse dentro del plazo de veinte días, contados desde
la fecha de la notificación de la resolución que las decrete, y vencido este plazo, las
medidas no cumplidas se tendrán por no decretadas, y el tribunal procederá a dictar
sentencia, sin más trámite (Art. 159 Inc. 3° CPC).
Las providencias que se decreten en conformidad al Art. 159 CPC serán inapelables,
salvo las que dicte un tribunal de primera instancia disponiendo informe de peritos, o
abriendo el término especial de prueba que establece el Inc. 4°, ya que en estos casos,
procederá la apelación en el solo efecto devolutivo (Art. 159 Inc. Final CPC).
Pero si tal prueba no hubiere sido devuelta al tribunal de origen, esa circunstancia no será
motivo para suspender el curso del juicio, por lo que vencido el término probatorio,
comenzará a correr el término para formular observaciones a la prueba, y a su vez,
vencido este último, se hayan o no presentado escritos y existan o no diligencias
pendientes, citará para oír sentencia.
Ni siquiera será motivo para suspender el curso del juicio, ni será obstáculo para la
dictación del fallo, el hecho de no haberse devuelto la prueba rendida fuera del tribunal,
o el de no haberse practicado alguna otra diligencia de prueba pendiente, a menos que el
tribunal, por resolución fundada, la estime estrictamente necesaria para la acertada
resolución de la causa.
En este caso, la reiterará como medida para mejor resolver, y se estará a lo establecido en
el Art. 159 CPC.
En todo caso, si dicha prueba se recibiera por el tribunal una vez dictada la sentencia, ella
se agregará al expediente para que sea considerada en segunda instancia, si hubiere lugar
a ésta (Art. 431 CPC).
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
La ley determina las formalidades que debe reunir la sentencia definitiva, y ellas se
refieren tanto a los requisitos generales de toda resolución judicial como a los especiales
de ella, contemplados en el Art. 170 CPC.
En primer lugar, en relación a los requisitos generales de toda resolución judicial, la
sentencia definitiva debe contener:
• La expresión en letras del lugar y fecha en que se expide (Art. 169 CPC);
• Firma del juez o jueces que la dictan o intervienen en el acuerdo (Art. 169 CPC);
• La autorización del secretario (Art. 61 Inc. Final CPC).
• Parte Considerativa
En esta parte de la sentencia, el juez aplica el derecho, operación que comprende
tres fases:
o La reconstrucción de los hechos;
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
De la conciliación total o parcial debe levantarse un acta que consigne las especificaciones
del arreglo, y que deben suscribir el juez, las partes que lo deseen y el secretario, y se
estima como sentencia ejecutoriada para todos los efectos legales.
La conciliación produce el efecto de cosa juzgada una vez que el acuerdo queda ratificado
por las partes en el acta de conciliación, y una vez suscrita, el acta adquiere mérito
ejecutivo.
En cuanto a detalles más profundos, nos remitimos a lo estudiado respecto del llamado
necesario a conciliación en el juicio ordinario, estudiado anteriormente.
2) El Avenimiento
El avenimiento es el acuerdo de las partes para poner término a un juicio pendiente, en el
cual no tiene una intervención activa el tribunal, limitándose éstas a presentarlo para el
conocimiento del órgano jurisdiccional.
El acuerdo con que las partes ponen término a un juicio tiene el doble carácter de contrato
y de actuación judicial.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Como actuación judicial, y una vez aprobado por el tribunal, no puede reclamarse de él,
por haber puesto término a la litis por vía incidental, ya que todo incidente, como cuestión
accesoria al juicio mismo, debe alegarse in limine litis.
Como contrato, los defectos de que puede adolecer deben ser reclamados en juicio de lato
conocimiento.
3) El Desistimiento de la Demanda
El desistimiento de la demanda consiste en el retiro de ésta que hace el actor después de
notificada al demandado, o sea, después de que se ha creado la relación procesal.
Antes de notificarse la demanda, puede ella retirarse, sin que constituya desistimiento,
sino lisa y llanamente retiro de la demanda.
Al efecto, establece el Art. 148 CPC que antes de notificada una demanda al demandado,
podrá el actor retirarla sin trámite alguno, y se considerará como no presentada.
Después de notificada, podrá en cualquier estado del juicio desistirse de ella ante el
tribunal que conozca del asunto, y esta petición se someterá a los trámites establecidos
para los incidentes.
Si se hace oposición al desistimiento o sólo se acepta condicionalmente, resolverá el
tribunal si continúa o no el juicio, o la forma en que debe tenerse por desistido al actor
(Art. 149 CPC).
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Procede, por regla general, en todos los juicios, pero excepcionalmente, no se puede
alegar el abandono del procedimiento en los procedimientos concursales de liquidación y
en los de división o liquidación de herencias, sociedades o comunidades (Art. 157 CPC).
Conforme al Art. 153 CPC, el abandono podrá hacerse valer sólo por el demandado,
durante todo el juicio y hasta que se haya dictado sentencia ejecutoriada en la causa.
Puede hacerse valer por vía de acción o de excepción.
Se hace valer por vía de acción cuando el demandado pide al tribunal que se tenga por
abandonado el procedimiento, en razón de haber transcurrido seis meses sin que las partes
hayan hecho gestión alguna para proseguir su acción.
Se hace valer por vía de excepción cuando, habiendo presentado el actor algún escrito
tendiente a obtener la prosecución del procedimiento luego de transcurrido el plazo de
seis meses contados desde la fecha de la última resolución recaída en gestión útil, el
demandado le opone entonces, como excepción, el abandono del procedimiento, alegando
que proceden todas las condiciones para declararlo.
5) La Transacción
La transacción es un contrato en que las partes terminan extrajudicialmente un litigio
pendiente o precaven un litigio eventual, haciéndose concesiones recíprocas.
Siendo la transacción un contrato, debe reunir todos los requisitos de los contratos, y
además, debe reunir dos elementos que le son propios, y que son la existencia o
perspectiva de un litigio y que las partes se hagan concesiones recíprocas.
De acuerdo con el Art. 2460 CC, la transacción produce los mismos efectos de una
sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada, y no produce efectos sino entre los
contratantes (Art. 2461 CC).
La transacción es un contrato que puede anularse no sólo por las disposiciones contenidas
en el título de la transacción, sino en conformidad a las reglas generales, especialmente
si adolece de objeto ilícito en cuanto al contenido de una de sus cláusulas.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Uno de los efectos que produce el contrato de compromiso es que si el asunto que se
compromete es materia de un pleito ya incoado ante jueces ordinarios, éste debe
paralizarse en el estado en que se halla al tiempo del compromiso.
Todo acto de prosecución del juicio ante el tribunal en que estaba radicado, y la sentencia
definitiva que éste pueda dictar, adolecen de nulidad procesal.
Así, con el contrato de compromiso, termina el juicio.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Contenidos
I. Estudio Particular de las Medidas Cautelares o Precautorias
II. Aspectos Procesales y Tramitación de las Medidas Cautelares
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Con el objeto de evitar estos cambios, y que a la postre el demandante no se vea burlado
en sus derechos que pueden ser reconocidos por la sentencia, el legislador ha puesto a su
disposición una serie de resguardos, los cuales se conocen con el nombre de medidas
precautorias.
El objeto específico, entonces, de las medidas precautorias, es asegurar el resultado de la
acción interpuesta por el demandante.
De ahí que las medidas precautorias se definan como los medios que la ley franquea al
demandante para que asegure el resultado de la acción que ha interpuesto.
El legislador, por su parte, al reglamentar las medidas precautorias, debe buscar una
verdadera ecuación entre los legítimos derechos del demandante y el no menos legítimo
derecho de defensa del demandado.
En doctrina, las medidas precautorias pertenecen al grupo de las acciones cautelares, y su
ejercicio da origen a un proceso, también de naturaleza cautelar, el cual podrá pasar tanto
por la fase de cognición o declarativa como por la de ejecución o cumplimiento.
Las medidas precautorias tienen como fuente legal inmediata y directa en nuestro
Derecho positivo el Título V del libro II del Código de Procedimiento Civil, (Arts. 290-
302), que se encuentran dentro del juicio ordinario.
Esto ha hecho pensar a algunos que las medidas precautorias sólo proceden en esta última
clase de juicios, pero en presencia de lo que dispone el Art. 3° CPC, el procedimiento
ordinario se aplicará en todas las gestiones, trámites o actuaciones que no tengan una
regla especial diversa, cualquiera que sea su naturaleza.
Por lo mismo, las medidas precautorias son también instituciones o disposiciones
comunes aplicables a todo procedimiento, y su ubicación hubiera sido más lógica dentro
del libro I.
Existen tres clases de medidas precautorias, que son las que enumera el Art. 290 CPC,
las demás que autorizan expresamente las leyes y a que se refiere el Art. 300 CPC, y las
que puede solicitar el actor, que no sea de las anteriormente indicadas, y a que se refiere
el Art. 298 CPC en su parte final.
Las medidas precautorias enumeradas en el Art. 290 CPC son:
• El secuestro de la cosa que es objeto de la demanda;
• El nombramiento de uno o más interventores;
• La retención de bienes determinados;
• La prohibición de celebrar actos o contratos sobre bienes determinados.
Las demás medidas precautorias que autorizan expresamente las leyes, y a que se refiere
el Art. 300 CPC, se encuentran contempladas en las normas de fondo y en las procesales,
y a modo de ejemplo, podemos citar la concesión de alimentos provisorios dentro del
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
juicio de alimentos (Art. 327 CC), el derecho legal de retención, que en ciertos casos
conceden las leyes (Arts. 545 y ss. CPC), y el auxilio de la fuerza pública para impedir
que el arrendatario desahuciado burle el derecho de retención que la ley confiere al
arrendador (Art. 598 CPC).
Por último, las medidas precautorias que puede solicitar el actor, y que no sean de las
anteriormente indicadas, son tantas cuantas crea oportuno pedir para asegurar
adecuadamente el resultado de su acción, y se refiere a ellas el Art. 298 CPC en su parte
final.
Ahora bien, la importancia de esta triple clasificación consiste en los diversos requisitos
que deben concurrir para concederlas.
Así, para decretar las precautorias del Art. 290 CPC, será necesario que concurran los
requisitos generales y particulares, que estudiaremos más adelante, mientras que para
decretar aquellas a que alude el Art. 300 CPC, será necesario que concurran los requisitos
específicos de la ley especial que las autoriza, y para decretar las medidas a que se refiere
el Art. 298 CPC, fuera de la concurrencia de los requisitos generales de procedencia de
las medidas precautorias, podrá también el tribunal, cuando lo estime necesario, exigir
caución al actor para responder de los perjuicios que se originen.
Las medidas precautorias contenidas en el Art. 290 CPC toman el nombre de medidas
precautorias o cautelares nominadas, mientras que las contenidas en el Art. 298 CPC se
denominan medidas precautorias o cautelares innominadas, y son estas dos a las cuales
nos referiremos.
Ahora bien, el secuestro como medida precautoria tiene lugar en dos casos:
• En la situación prevista por el Art. 901 CC, esto es, cuando, reivindicándose una
cosa corporal mueble, hubiere motivo de temer que se pierda o deteriore en manos
del poseedor;
• Cuando se entablen otras acciones con relación a cosa mueble determinada, y haya
motivo de temer que se pierda o deteriore en manos de la persona que, sin ser
poseedora de dicha cosa, la tenga en su poder (Art. 291 CPC).
Ambos casos deben tener un elemento común, y es que la acción tenga por objeto una
cosa mueble corporal y determinada, pero mientras el primer caso dice relación con la
acción reivindicatoria exclusivamente, el segundo es de aplicación más general, pues se
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
refiere a otras acciones de cosa mueble determinada, aun cuando sean ejercidas en contra
de una persona que no sea su poseedora.
También, en ambos casos, el fundamento determinante de la medida precautoria de
secuestro es el motivo de temer que se pierda o deteriore la cosa mueble en poder del
demandado mientras penda el juicio.
Las facultades del interventor judicial se limitan a llevar cuenta de las entradas y gastos
de los bienes sujetos a intervención (Art. 294 Inc. 1° CPC).
En consecuencia, la administración de los bienes materia de la intervención siempre corre
a cargo del demandado, y la labor del interventor judicial se limita a controlar esa
administración, llevando una cuenta particular de entradas y gastos.
Habrá veces en que, para llevar esta cuenta, el interventor judicial necesite imponerse de
los libros, papeles y operaciones del demandado, y entonces, la ley lo autoriza
expresamente para imponerse de estos pormenores, sin limitación alguna (Art. 294 Inc.
1° CPC).
Puede también suceder que el interventor judicial, en esta labor de control de la
administración de los bienes objeto del juicio, se imponga de malversaciones o abusos.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Pesa de inmediato sobre él una importante obligación, consistente en que deberá dar aviso
al interesado, o sea, al demandante o al tribunal, de toda malversación o abuso que
advierta (Art. 294 Inc. 2° CPC).
En estos casos, podrán extremarse las medidas de precaución en contra del demandado,
y al efecto, la ley autoriza al tribunal para que decrete el depósito y retención de los
productos líquidos en un establecimiento de crédito o en poder de la persona que el
tribunal designe, sin perjuicio de las otras medidas más rigurosas que el tribunal estime
necesario adoptar (Art. 294 Inc. 2° CPC).
La acción judicial que se pretende asegurar con la retención de dinero o cosas muebles
del demandado, por lo tanto, puede o no decir relación con estos bienes, y mientras en el
primer caso será real, en el segundo será personal.
En consecuencia, si bien la medida precautoria de secuestro y la de retención de dinero o
cosas muebles del demandado recaen sobre cosas muebles, difieren en que, en la primera,
las cosas secuestradas siempre son el objeto mismo de la demanda, y en la segunda, en
cambio, las cosas retenidas a veces sólo aseguran indirectamente el resultado de la acción,
esto es, cuando dichas cosas no constituyen la materia misma del juicio.
Ahora bien, la retención de bienes determinados puede hacerse en manos del mismo
demandante, del demandado o de un tercero (Art. 295 Inc. 1° CPC).
Podrá también el tribunal ordenar que los valores retenidos se trasladen a un
establecimiento de crédito o de la persona que el tribunal designe cuando lo estime
conveniente para la seguridad de dichos valores (Art. 295 Inc. 2° CPC).
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Por otra parte, la retención puede haberse decretado sobre un crédito que haya podido
tener el demandado en contra de un tercero.
Si ese tercero insiste en pagar a su acreedor, esto es, al demandado, en el juicio en que se
decretó la medida precautoria de retención del crédito, el pago es nulo (Art. 1578 N°2
CC).
En efecto, si la prohibición de celebrar actos o contratos se pide sobre bienes materia del
juicio, bastará que el demandante invoque esta circunstancia para que el tribunal pueda
decretarla.
Por el contrario, si la prohibición de celebrar actos o contratos se solicita sobre otros
bienes determinados del demandado, es decir, sobre bienes que nada tienen que ver con
la acción instaurada, será necesario que las facultades del demandado no ofrezcan
suficiente garantía para asegurar el resultado del juicio.
Mientras en el primer caso la solvencia del demandado no entra en juego, pues lo que se
persigue por medio de la medida precautoria de prohibición es sólo impedir que la cosa
materia del juicio salga de su patrimonio o se vea menoscabada en su integridad jurídica,
en el segundo caso la falta de solvencia del demandado para responder a los resultados
del juicio es un elemento o requisito esencial y determinante para la concesión de la
medida precautoria.
Aún más, mientras en el segundo caso, la circunstancia de que las facultades económicas
del demandado sean suficientes para responder a los resultados del juicio impide decretar
la medida precautoria de prohibición, en el primero esta circunstancia no es ningún
obstáculo para ello.
Conforme al Art. 296 Inc. 2° CPC, para que los objetos que son materia del juicio se
consideren comprendidos en el Art. 1464 N°4 CC, será necesario que el tribunal decrete
prohibición respecto de ellos
La medida precautoria de prohibición de celebrar actos o contratos, cuando se decreta
sobre bienes materia del juicio, persigue darle carácter de ilicitud a su enajenación en
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
forma solemne, esto es, mediante una resolución judicial, a fin de que tanto las partes
como los terceros sepan a qué atenerse, sin que tenga que intervenir el factor solvencia
del demandado para concederla.
La potestad cautelar del juez en el proceso civil está reconocida por el Art. 298 CPC, en
cuya virtud, puede también el tribunal, cuando lo estime necesario y no tratándose de
medidas expresamente autorizadas por la ley, exigir caución al actor para responder de
los perjuicios que se originen.
Este tipo de medidas participan de los elementos propios de toda medida cautelar, que
son el periculum in mora y el fumus boni iuris, pero junto a ello, se impone la constitución
de una caución suficiente.
La diferencia con las medidas nominadas proviene del hecho que las innominadas buscan
defender al actor frente a una situación de peligro que no fue prevista por el legislador.
Dentro de los efectos cautelares que se podrían obtener a través de las medidas
innominadas, tenemos los siguientes:
• La cesación de actos que vulneren el derecho del actor y que no se comprendan
dentro de la prohibición de celebrar actos y contratos;
• El aseguramiento de una eventual indemnización de daños y perjuicios a través
de una póliza de seguros;
• La anotación de la existencia de un juicio pendiente.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
4. La Contracautela
La contracautela dice relación con los derechos que se reconocen al sujeto afectado por
la concesión de una medida cautelar.
A través de ella, el legislador intenta equilibrar la posición entre los litigantes, buscando
compensar el gravamen que la concesión de una medida precautoria impone al
demandado o futuro demandado.
Además, a través de la contracautela, se evita que la parte que la obtuvo utilice este medio
como un mecanismo de presión indebida, para obligar a la parte afectada a capitular
tempranamente frente a la pretensión del actor.
La base legal de la contracautela se encuentra en el Art. 301 CPC, cuando dispone que
todas las medidas precautorias son esencialmente provisionales, y por ende, deben
hacerse cesar siempre que desaparezca el peligro que se ha procurado evitar.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
• La Indemnización de Perjuicios
Con posterioridad a la cesación de los efectos de las medidas precautorias, puede
surgir otra manifestación de la contracautela, que es la eventual responsabilidad
civil, que bajo ciertas condiciones, podría derivar de la utilización indebida o
abusiva de medidas cautelares.
El problema no está resuelto de forma general en nuestro sistema, salvo la
hipótesis del Art. 280 CPC, que es aplicable a las medidas prejudiciales
precautorias, donde se presume la mala fe en ciertos casos, y se hace expresamente
responsable al peticionario de los perjuicios causados.
Por aplicación de las reglas generales, hablamos de hipótesis de responsabilidad
civil extracontractual por culpa, al carecer nuestra legislación de una norma sobre
responsabilidad objetiva en este punto.
Lógicamente, el primer legitimado pasivamente será el peticionario que obtuvo la
medida dolosamente, o que configuró en su contra alguna de la situaciones que,
conforme al Art. 280 CPC, dan derecho a indemnización.
Ahora bien, surge un problema interesante de responsabilidad a propósito de si el
Estado debe indemnizar los daños causados por el juez al conceder la medida
precautoria
Conforme al Art. 328 COT, los jueces son personalmente sujetos pasivos de
responsabilidad civil, pero hasta el momento, nada se ha resuelto en nuestro
derecho sobre la responsabilidad judicial del Estado, salvo la hipótesis de error
judicial en materia procesal penal.
Sin embargo, en nuestra opinión, la falta de norma expresa no puede significar en
caso alguno que exista una hipótesis de exención de responsabilidad del Estado
cuando se produce un daño por manifiesta incorrección en la concesión de una
medida precautoria por parte de un juez.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Los requisitos especiales sobre concesión de medidas precautorias son aquellos que
analizamos en detalle al estudiar las medidas precautorias en particular.
Se trata de los diversos casos contemplados en la ley y que autorizan solicitar una
determinada medida precautoria.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
económicas del demandado no son suficientes para asegurar el resultado del juicio, o que
tenga motivo racional para creer que el demandado procurará ocultar sus bienes.
La primera circunstancia se acreditará con el solo mérito de los antecedentes, pues al
tribunal le bastará con examinar la solicitud de medida precautoria a la luz de la
disposición legal que se invoca como precepto que autoriza concederla.
La segunda circunstancia es un elemento esencialmente de hecho, de manera que habrá
que acreditarla en la oportunidad legal debida por los medios probatorios ordinarios.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
A) Primera Situación
1) Regulación Legal
El demandante presenta su solicitud de medida precautoria ante el tribunal que está
conociendo del juicio principal, y en ella pide que, para asegurar el resultado de su acción,
se le concedan una o más de las medidas señaladas en el Art 290 CPC.
Expondrá, además, que esta medida es indispensable para asegurar el resultado de su
acción, y que concurren los requisitos generales y los especiales para decretarla.
En seguida, el tribunal estudiará la solicitud respectiva y tendrá que pronunciarse sobre
ella, sea concediendo la medida precautoria o denegándola, y ordenará, al mismo tiempo,
la formación de cuaderno separado.
La resolución se notificará a las partes, y si es afirmativa, se cumplirá de inmediato,
llevándose a efecto la medida precautoria decretada.
2) Realidad Práctica
Los tribunales se limitan a proveer la correspondiente solicitud de medida precautoria,
confiriendo traslado al demandado por tres días y ordenando, al mismo tiempo, la
formación de cuaderno separado.
Una vez que responde el demandado, resuelven el incidente de medida precautoria de
inmediato, o bien lo reciben a prueba, en conformidad a las reglas generales sobre
tramitación de los incidentes ordinarios.
La resolución respectiva, sea que conceda o deniegue la medida precautoria, es apelable,
y la apelación se concede en el solo efecto devolutivo.
B) Segunda Situación
1) Regulación Legal
Puede presentarse una segunda situación, distinta de la anterior, y es que el demandante
solicite la medida cautelar de la misma manera, pero agregando que aún le faltan los
comprobantes exigidos por la ley para acreditar a lo menos presunción grave del derecho
reclamado.
En estos casos, el tribunal, para conceder tal medida, debe examinar si concurren o no los
requisitos generales, salvo precisamente el relativo a los comprobantes que constituyan a
lo menos presunción grave del derecho reclamado, si concurren o no los requisitos
especiales de la medida precautoria de que se trate, y además, si se está o no en presencia
de un caso grave y urgente (Art. 299 CPC).
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
En caso afirmativo, concederá la medida por un término que no exceda de diez días,
mientras se presentan los comprobantes en referencia, y se exigirá caución para responder
por los perjuicios que resulten (Art. 299 CPC).
Además, ordenará, a la vez, formación de cuaderno separado.
En seguida, esta resolución se notificará a las partes y, rendida que sea la caución, se
llevará a efecto la medida en referencia.
Ahora bien, dentro del término señalado por el tribunal, la parte demandante tendrá que
acompañar los comprobantes que constituyan a lo menos presunción grave del derecho
reclamado, y pedir que se mantenga la medida precautoria que ya se había decretado.
Si el demandante no renueva su solicitud en el término indicado, la medida precautoria
quedará de hecho cancelada.
Puede suceder también que la renueve, pero que el tribunal la rechace, y en ambos casos,
responderá de los perjuicios consiguientes (Arts. 280 y 299 CPC).
2) Realidad Práctica
En esta situación, los tribunales, previo otorgamiento de caución, conceden la medida
precautoria desde luego, y ésta se lleva a efecto.
En seguida, el demandante, en el término legal, debe acompañar tales comprobantes y
pedir que se mantenga la medida precautoria.
De esta solicitud los tribunales confieren de inmediato traslado al demandado, y una vez
tramitado el incidente resuelven si ha lugar o no a la medida precautoria, o sea, si se
mantiene o no la medida que ya habían decretado previa caución.
C) Tercera Situación
1) Regulación Legal
En este tercer caso, el demandante presenta su solicitud de medida precautoria ante el
tribunal que está conociendo del juicio principal, y en ella pide que, para asegurar el
resultado de su acción, necesita que se le concedan una o más de las medidas precautorias
señaladas en el Art. 290 CPC.
Expondrá, además, que concurren todos los requisitos generales y especiales para
decretarla, y acompañará, al efecto, los comprobantes que constituyan a lo menos
presunción grave del derecho que reclama, agregando además que la medida precautoria
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
debe llevarse a efecto antes de notificarse al demandado, por las graves razones que
también hará valer (Art. 302 Inc. 2° CPC).
Luego, pesa sobre el demandante una importante obligación, y es que debe notificar al
demandado la resolución respectiva en el término de cinco días a contar desde la fecha
del pronunciamiento, pudiendo el tribunal ampliar este plazo por motivos fundados (Art.
302 Inc. 2° CPC), y además, ordenar que esta notificación se haga al demandado por
cédula (Art. 302 Inc. 3° CPC).
2) Realidad Práctica
En estos casos, los tribunales conceden la medida desde luego, es decir, sin su previa
notificación, siempre que haya graves razones para ello, y sin perjuicio de conferir al
demandado, en esa misma resolución, el correspondiente traslado por tres días.
Tramitado el incidente de acuerdo con las reglas generales, el tribunal resuelve si ha o no
lugar a la medida precautoria de que se trata, o sea, si se mantiene o no la que había
decretado, desde luego sin previa notificación.
A esta última la llaman provisional, y a la que se decreta en la resolución que falla el
incidente, definitiva, y de ahí que cuando se niega lugar al incidente, se ordena alzar la
medida precautoria provisional, y si apela el demandante, la apelación se le concede en
el solo efecto devolutivo.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
El cese del peligro que se ha procurado evitar será una cuestión de hecho que tendrá que
resolver el tribunal en cada caso en particular.
Por su parte, las cauciones deberán ser otorgadas por el demandado, debiendo el tribunal
determinar, en cada caso en particular, su naturaleza y monto.
La resolución que concede una medida precautoria, una vez ejecutoriada, produce la
acción de cosa juzgada, por cuanto puede pedirse su ejecución o cumplimiento, pero las
resoluciones que conceden o deniegan una medida precautoria, una vez firmes, no pueden
servir de fundamento a la excepción de cosa juzgada, ni siquiera a la excepción de cosa
juzgada formal, pues aun dentro del mismo proceso en que fueron dictadas, pueden
dejarse sin efecto, y su carácter provisional, señalado expresamente por la ley, así lo
demuestra.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
Definiciones
1. Medidas Prejudiciales:
• En General: Conjunto de actuaciones procesales tendientes a preparar la
demanda o adoptar las medidas de anticipación de prueba o de protección cautelar
para que la demanda sea eficaz;
• Medidas Prejudiciales Preparatorias: Actos jurídicos procesales que tienden a
preparar la entrada al juicio, buscando aclarar algún hecho relevante para el
desarrollo eficaz de la relación procesal que se pretende trabar;
• Medidas Prejudiciales Probatorias: Actos jurídicos procesales anteriores al
juicio, que tienen por objeto obtener la rendición de los medios de prueba
establecidos por el legislador, que pudieren ser con posterioridad durante el curso
del juicio de difícil realización o recayeren sobre hechos que puedan fácilmente
desaparecer;
• Medidas Prejudiciales Precautorias: Providencias pronunciadas por el tribunal,
a petición del sujeto activo del proceso, que tienen por finalidad asegurar el
resultado de la pretensión hecha valer, cuando se ha demostrado durante el curso
del procedimiento la apariencia de la existencia de la pretensión cuya satisfacción
se pretende y existe el peligro de que ella puede ser burlada antes de la dictación
de la sentencia definitiva.
2. Acumulación de Acciones:
• En General: Institución procesal en virtud de la cual una relación procesal pasa
a tener un objeto compuesto por dos o más acciones, que se tramitan en un mismo
procedimiento;
• Acumulación Inicial de Acciones: Aquella que se configura cuando en una
misma demanda el actor afirma varias acciones;
• Acumulación Sobrevenida de Acciones: Aquella que surge después de
producida la litispendencia, cuando se agregan al objeto del proceso otras
acciones;
• Acumulación Condicional de Acciones: Aquella en que las acciones deducidas
en la demanda están sometidas entre sí a una condición, ejerciéndose una en
subsidio de la otra;
• Acumulación Simple de Acciones: Aquella en que la solicitud de tutela se
formula pura y simplemente, sin condicionamiento entre las acciones deducidas,
solicitando al órgano jurisdiccional que se acojan todas ellas.
3. Litispendencia:
• Litispendencia In Genere: Hecho de existir un juicio pendiente entre los mismos
sujetos;
• Litispendencia In Specie: Aquella que surge cuando una misma acción es
propuesta en otro proceso distinto, concurriendo la triple identidad entre la nueva
acción deducida y la que está siendo conocida en otro proceso.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
2. Demanda: Acto procesal del actor mediante el cual ejercita una acción tendiente a la
declaración, en sentido amplio, por parte del tribunal, de un derecho que le ha sido
desconocido o menoscabado.
3. Demanda con Reserva: Aquella que solicita que se reserve la determinación líquida
del monto de los perjuicios o de los frutos que han de ser devueltos para la fase de
cumplimiento de la sentencia, o bien, para un juicio posterior.
5. Excepción Dilatoria: Aquellas que tienen por objeto la corrección de vicios del
procedimiento, sin afectar el fondo de la acción deducida.
6. Excepción Perentoria: Aquella que tiene por objeto enervar la acción deducida por el
actor, afectando por tanto el fondo del asunto.
10. Dúplica: Escrito en que el demandado puede ejercer facultades análogas a las que
tiene el actor en la réplica, respecto de las excepciones y defensas que haya formulado en
la contestación.
12. Prueba: Comprobación judicial, por los modos que la ley establece, de la verdad de
un hecho controvertido del cual depende el derecho pretendido.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
15. Fuentes de Prueba: Elementos que existen en la realidad, y que pueden ser aptos de
ser utilizados para los fines de la tarea probatoria de que se nutre la decisión
jurisdiccional.
16. Medios de Prueba: Actividad procesal de las partes y el juez a través de la cual se
incorporan al proceso las fuentes de prueba.
17. Prueba Ilícita: Aquella que se obtiene con inobservancia o vulneración de derechos
fundamentales, y que no puede incorporarse al proceso o ser considerada como elemento
probatorio en caso alguno.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
20. Sistema de la Sana Crítica: Aquel que otorga libertad al juez para apreciar el valor
probatorio de cada medio de prueba de acuerdo a la lógica, al buen sentido y a las
máximas de la experiencia.
21. Reglas Reguladoras de la Prueba: Aquellas que tienen como misión fundamental
enumerar los medios probatorios, determinar su eficacia o mérito probatorio particular,
resolver acerca de cuál de ellos debe primar en caso de ser contradictorios y establecer la
carga de la prueba para las partes.
23. Instrumento:
• En General: Toda representación material idónea para dejar constancia de un
hecho;
• Instrumento Público: Aquel autorizado con las solemnidades legales por el
competente funcionario;
• Escritura Pública: Instrumento público o auténtico otorgado ante notario e
incorporado en un protocolo o registro público;
• Instrumento Privado: Todo escrito que da constancia de un hecho y que ha sido
otorgado sin formalidad o solemnidad alguna, siendo lo importante en esta clase
de instrumentos que dejen testimonio de un hecho.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
25. Copias:
• Copias Autorizadas: Aquellas otorgadas con los requisitos que las leyes
prescriben para que hagan fe;
• Copias Simples: Aquellas que han sido otorgadas sin autorización de funcionario
competente ni con sujeción a las formalidades legales de rigor;
• Documentos Electrónicos: Toda representación de un hecho, imagen o idea que
sea creada, enviada, comunicada o recibida por medios electrónicos y almacenada
de un modo idóneo para permitir su uso posterior.
26. Declaraciones:
• Dispositivas: Aquellas que expresan el consentimiento y especifican el objeto
sobre el que éste recae, refiriéndose a los elementos del acto jurídico, tanto
esenciales como de la naturaleza o accidentales;
• Enunciativas: Aquellas que no constituyen el objeto del acto jurídico, sino que
en ellas las partes relatan de forma enunciativa hechos o actos jurídicos
complementarios.
27. Cotejo de Documentos: Comprobación judicial de una copia simple o autorizada con
su original o con otra copia que haga fe respecto de la parte contraria.
28. Cotejo de Letras: Diligencia judicial destinada a comprobar si la letra del documento
privado que se pone en duda es la misma que la estampada en un documento indubitado.
29. Prueba Testimonial: Declaración que hacen personas extrañas al juicio, las cuales
reúnen las condiciones exigidas por la ley, y que declaran en la forma que ella establece
acerca de los hechos sustanciales y pertinentes controvertidos por las partes.
30. Testigos:
• En General: Personas ajenas al juicio que declaran, bajo juramento y demás
formalidades legales, acerca de los hechos controvertidos en el pleito;
• Testigos Presenciales: Aquellos que han percibido por sus propios sentidos los
hechos acerca de los cuales declaran;
• Testigos de Oídas: Aquellos que relatan los hechos sin haberlos percibido, y sólo
conocen de ellos por el dicho de otras personas;
• Testigos Instrumentales: Aquellos que han concurrido como testigos al
otorgamiento del instrumento que deja constancia del hecho de que se trata;
• Testigos Singulares: Aquellos que, estando de acuerdo en el hecho, difieren en
cuanto a sus circunstancias esenciales;
• Testigos Contestes: Aquellos que están de acuerdo en el hecho y en sus
circunstancias esenciales.
32. Nómina de Testigos: Lista que contiene el nombre, apellido, domicilio y profesión u
oficio de las personas cuya declaración se desea.
33. Tachas: Medio de hacer efectivas las inhabilidades establecidas por el legislador, y
que conducen, al ser aceptadas, a desestimar las declaraciones de los testigos en juicio.
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
35. Inspección Personal del Tribunal: Examen que el juez hace por sí mismo de hechos
o circunstancias materiales controvertidos en el pleito, con el objeto de adquirir la
convicción acerca de su verdad o inexactitud.
37. Perito: Toda persona que tiene conocimientos especiales sobre una materia
determinada, y apta, en consecuencia, para dar su opinión autorizada sobre un hecho o
circunstancia contenido en el dominio de su competencia.
38. Prueba por Presunciones: Aquella que emplea ciertos antecedentes o circunstancias
conocidas para inferir de ellas, sea por obra del legislador o del juez, un hecho
desconocido y controvertido en el pleito.
39. Presunciones:
• Presunción Legal: Aquella en que es el legislador el que, de ciertos antecedentes
o circunstancias conocidas, infiere o deduce un hecho desconocido, pudiendo ser
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Licenciatura Derecho Procesal – Tomo III
40. Medidas Para Mejor Resolver: Diligencias probatorias decretadas de oficio por el
tribunal, una vez puesto el proceso en estado de sentencia, a fin de quedar en condiciones
adecuadas para dictar un mejor fallo.
1. Medidas Cautelares: Medios que la ley franquea al demandante para que asegure el
resultado de la acción interpuesta, concurriendo los requisitos que la misma ley
determina.
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