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J.

BENTHAM
TRATADOS DE LEGISLACIÓN CIVIL Y PENAL 1802

Objeto de la ley civil


De los derechos y de las obligaciones

Todos los objetos que debe el legislador distribuir entre los miembros de la
comunidad pueden reducirse a dos clases: los derechos y las obligaciones. Los derechos son
en sí mismos ventajas y beneficios para el que goza de ellos; las obligaciones, al contrario,
son deberes y cargas onerosas para el que debe cumplirlas.
Los derechos y las obligaciones, aunque distintos y opuestos en su naturaleza, son
simultáneos en su origen e inseparables en su existencia. Según la naturaleza de las cosas, la
ley no puede conceder algún beneficio a unos, sin imponer al mismo tiempo alguna carga a
otros. O, en otros términos: no se puede crear un derecho en favor de unos sino creando una
obligación correspondiente impuesta a otros. ¿Cómo se me confiere un derecho de propiedad
sobre una tierra? Imponiendo a todos la obligación de no tocar sus productos. ¿Cómo se me
confiere un derecho de mando? Imponiendo a un distrito a un cierto número de personas la
obligación de obedecerme.
El legislador debe conferir los derechos con gusto, pues que en sí mismos son un bien; pero
debe imponer las obligaciones con repugnancia, pues que son en sí mismas un mal. Según
el principio de la utilidad nunca debe imponer una carga sino para conferir un beneficio de
mayor valor.
Al crear obligaciones la ley acorta la libertad en la misma proporción y convierte en delitos
algunos actos que sin esto serían permitidos e impunes. La ley crea un delito, o por un
mandato positivo o por una prohibición.
Los desfalcos o disminuciones de libertad son inevitables; y es imposible crear algunos
derechos, imponer algunas obligaciones, proteger la persona, la vida, la reputación, la
propiedad, la subsistencia, la libertad misma, sino a costa de la libertad. Pero cada restricción
impuesta a la libertad está sujeta a ser seguida de un sentimiento natural de pena mayor
o menor, prescindiendo de una variedad infinita de inconvenientes y de sufrimientos se sigue,
pues, que ninguna restricción debe imponerse, ningún poder conferirse, ninguna ley
coercitiva sancionarse sin una razón suficiente y específica. Siempre hay una razón contra
toda ley coercitiva, y una razón a falta de otra sería suficiente por si misma, y es que ofende a
la libertad. El que quiera proponer una ley coercitiva debe estar pronto a probar no solamente
que hay una razón específica en favor de esta ley, sino también que esta razón es más fuerte
que la razón general contra toda ley.
Esta proposición (...) no es generalmente reconocida: al contrario, los celadores de la
libertad más ardientes que sabios, se creen obligados a combatirla (... y lo hacen pervirtiendo
el uso de la lengua...). He aquí como definen la libertad: consiste en poder hacer todo lo que
no perjudica a otro; pero ¿es que es ese el significado ordinario de esta palabra? La libertad de
hacer mal ¿no es libertad? Si no es libertad ¿qué es? (...) ¿no se dice que se debe quitar la
libertad a los locos y a los malvados porque abusan de ella? Con arreglo a esta definición
nunca sabría yo si tengo la libertad de hacer o no hacer algo hasta después de haber
examinado todas sus consecuencias. (....)
¿Qué nos dice la simple razón? Procuremos desde el principio sentar algunas proposiciones
verdaderas: El único objeto del gobierno debe ser la mayor felicidad posible de la comunidad.
La felicidad de un individuo es tanto mayor cuanto más ligeros y en más corto número son
sus sufrimientos y cuanto mayores y en mayor número son sus goces. El cuidado de sus goces
debe dejarse casi enteramente al individuo; la principal función del gobierno es proteger al
hombre contra las penas.
Llena este objeto creando algunos derechos que confiere a los individuos: derechos de
seguridad personal; derechos de protección para el honor; derechos de propiedad; derechos de
recibir algunos socorros en caso de necesidad. A estos derechos corresponden los delitos de
todas clases, porque la ley no puede crear derechos sin crear las obligaciones
correspondientes, ni crear derechos y obligaciones sin crear delitos: no puede mandar o
prohibir sin limitar la libertad de los individuos. (...)

Diversos objetos de la ley


Hemos dicho que en esta distribución de derechos y obligaciones tendrá el legislador por
objeto la felicidad de la sociedad política; pero si buscamos más particularmente de qué se
compone esta felicidad, hallamos cuatro objetos subordinados:
- Subsistencia
- Abundancia
- Igualdad
- Seguridad
Cuanto más perfecto sea el goce en todos estos puntos, tanto mayor es la suma de la
felicidad social, de aquella felicidad a lo menos que depende de las leyes. De aquí puede
deducirse que todas las funciones de la ley pueden reducirse a estos cuatro puntos: proveer a
la subsistencia; mantener la abundancia; favorecer la igualdad; mantener la seguridad.
Esta división no tiene toda la pureza y toda la exactitud que podría desearse, porque los
límites que separan estos objetos no son siempre fáciles de determinar pues se acercan y tocan
por diferentes puntos y se confunden los unos con los otros (...)
La subsistencia, por ejemplo, está incluida en la abundancia, y, sin embargo, es muy
conveniente hacer aparte mención de ella; porque muchas veces las leyes deberán hacer
muchas cosas por la subsistencia que no deberían hacer por la abundancia.
La seguridad admite tantas distinciones cuantas acciones hay que pueden ser contrarias a
ella: se refiere a la persona, al honor, a los bienes, a la condición (...)
De estos objetos de la ley, la seguridad es el único que abraza necesariamente lo futuro
porque se puede tener que considerar la subsistencia, la abundancia y la igualdad por un solo
momento, pero la seguridad expresa la extensión dada, en materia de tiempo a todos los
bienes a que se aplica. La seguridad, pues, es el objeto preeminente.
He colocado a la igualdad entre los objetos de la ley porque en un sistema destinado a dar a
todos los hombres la mayor suma posible de felicidad, no hay razón para que la ley trate de
dar a un individuo mas que a otro, hay muchas razones para que no lo haga porque el
beneficio adquirido por una parte no sería equivalente a la pérdida que la otra sentiría; el
placer sería solo para la parte favorecida y la pena sería para todos los que no participasen del
mismo favor. (...)
A alguno tal vez extrañará que no haya puesto la libertad entre los objetos principales de la
ley; pero para formarse ideas claras de ella, se la debe considerar como una rama de la
seguridad: la libertad personal es la seguridad contra una especie de injurias que afectan a la
persona y en cuenta a la que se llama libertad política, también es otra rama de la seguridad: la
seguridad contra las injusticias que pueden venir de los ministros del gobierno. Lo que
concierne a este objeto no pertenece al derecho civil sino al constitucional. (...)
En un cuerpo de leyes no se trata más que de delitos, de derechos, de obligaciones y de
servicios. (...)
Puede imaginarse fácilmente una época en que los hombres hayan existido sin conocer
leyes, obligaciones, delitos ni derechos. ¿Qué habrá habido entonces? Las personas, las cosas
y las acciones. Las personas y las cosas, únicos entes reales; las acciones, que no existen más
que en un instante fugitivo, en un momento dado, y que perecen al nacer, pero dejando una
inmensa posteridad. Entre estas acciones, unas producían grandes males y la experiencia de
esos males dio origen a las primeras ideas morales y legislativas. Los mas fuertes quisieron
detener el curso de esas acciones perniciosas y para eso las transformaron en delitos. Esa
voluntad revestida de un signo exterior recibió el título de ley.
Así pues, declarar por una ley que un acto está prohibido, es erigir ese acto en delito;
asegurar a los individuos la posesión de un bien es conferirles derechos; mandar a los
hombres que se abstengan de todos los actos que podrían haber perjudicado a los goces de
otros hombres, es imponerles una obligación; sujetarlos a contribuir con un cierto acto al goce
de sus semejantes, es someterlos a un servicio. Las ideas de ley, delito, derechos, obligaciones
y servicio, son pues ideas que nacen juntas, que existen juntas y que son y permanecen
inseparables. (....)
Sólo añadiré una palabra para hacer ver cuanto importa formarse ideas claras sobre el
origen de los derechos y las obligaciones. Son hijos de la ley, luego no se les debe poner en
oposición a ella. Son hijos de la ley luego deben estar subordinados a ella como la ley está
subordinada a la utilidad general.

Extracto de El Panóptico
¿Qué debe ser una prisión? Es una mansión en que se priva a ciertos individuos de la
libertad de que han abusado con el fin de prevenir nuevos delitos y contener a otros con el
terror del ejemplo. Es además una casa de corrección en que se debe tratar de reformar las
costumbres de las personas reclusas para que cuando vuelvan a la libertad no sea esto una
desgracia para la sociedad ni para ellas mismas.
(...) las prisiones han sido hasta ahora una morada infecta y horrible escuela de todos los
delitos y hacinamiento de todas las miserias, que no se podían visitar sin temblar porque un
acto de humanidad era a veces castigado con la muerte y cuyas iniquidades se consumarían
todavía en un profundo misterio (...).
¿Cómo se podrá establecer un nuevo orden de cosas? Y establecido ¿cómo se podrá tener
seguridad de que no degenerará? La inspección, este es el principio único para establecer el
orden y para conservarlo; pero una inspección de un nuevo género, que obra más sobre la
imaginación que sobre los sentidos, y que pone a centenares de hombres en la dependencia de
uno solo, dando a este hombre solo una especie de presencia universal en el recinto.
Una casa de penitencia, según el plan que os propongo, debería ser un edificio circular, o
por mejor decir, dos edificios encajados uno en otro. Los cuartos de los presos formarían el
edificio de la circunferencia con seis altos y podemos figurarnos esos cuartos como unas
celdillas abiertas por la parte interior, porque una reja de hierro bastante ancha los expone
enteramente a la vista. Una galería en cada alto sirve para la comunicación y cada celdilla
tiene una puerta que se abre hacia esta galería.
Una torre ocupa el centro, y esta es la habitación de los inspectores, pero la torre no está
dividida mas que en tres altos, porque están dispuestos de tal manera que cada uno domina de
lleno sobre dos líneas de celdillas. La torre de inspección está también rodeada de una galería
cubierta de celosía transparente que permite al inspector registrar todas las celdillas sin que le
vean, de manera que con una mirada ve a una tercera parte de sus presos y moviéndose en un
pequeño espacio puede verlos a todos en un minuto. Pero, aunque esté ausente, la opinión de
su presencia es tan eficaz como su presencia misma.

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