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Acantilado
Precedente de los Essais de Montaigne, autor del que se habla tanto en este libro,
algunos autores españoles crearon un nuevo tipo de texto que, a medio camino entre el
compendio y la miscelánea, compusieron a partir de una simple regla: discurrir a lo
libre. Es decir, una escritura de ideas, detalles, anécdotas y erudición. Lo mismo puede
decirse de Panfleto de Kronborg. Su autor, Jesús del Campo, escribe sobre un gran
número de temas, discurre a lo libre y con ello consigue, más que un ensayo, un libro de
historia, literatura, música… Un libro de cultura, en definitiva.
La voz de Jesús del Campo, si bien por ideas quiere alejarse de lo barroco, acaba siendo
un ejemplo de postura barroca: entre el humor, la coincidencia, los paralelismos y la
crítica, el texto toma una postura irónica frente a la realidad, en el sentido de toma de
distancia, que termina por componer una descripción singular sobre diversos temas. Bob
Dylan, Cervantes, Montaigne y Hamlet son algunos de ellos. En las páginas de este
libro es posible recorrer, de manera indirecta, lo que debe haber sido la formación de
Jesús del Campo. Resulta sumamente interesante e inteligente comprobar cómo la
mezcla de referentes y las propias experiencias (viajes, conciertos, la televisión) crean
nuestra postura ante el mundo. Es así como ocurre siempre: todos somos resultados de
una mezcla que no respeta categorías ni periodos históricos. En nuestra cabeza se juntan
los Rolling Stones con el Quijote. Estas referencias nos dicen algo. Los auténtico y
singular de cada individuo se revela por medio de los libros y las canciones que han
escrito y compuesto los demás. Lo propio nace a partir de lo ajeno, parece decir Jesús
del Campo. Hay que interpretarse a uno mismo, preguntarse por qué nos interesa este
libro, este músico, y es a través de esta interrogación silenciosa como logramos elaborar
nuestro discurso.