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La pubertad, es el período de transición entre la niñez y la adultez, donde el

individuo adquiere la capacidad para reproducirse.


En esta etapa, se producen varios cambios físicos en forma gradual, ordenada y
progresiva como consecuencia de varios cambios hormonales. Los cambios físicos
más evidentes son el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios y el
crecimiento más rápido del cuerpo (estirón puberal). Estos dos procesos están
estrechamente relacionados.
La edad de inicio de estos cambios está influenciada por factores genéticos,
étnicos, nutricionales y del medio ambiente.

Si analizamos dicha enfermad Impacta sobre el presente de los afectados pero


también sobre su crecimiento. Así lo aseguraron los especialistas en el lanzamiento
de la campaña #HablemosDePubertadPrecoz. Se considera una evolución normal
entre los ocho y los 13 años en las niñas, y entre los nueve y los 14 en los niños.
Pero, ¿qué ocurre si se presenta antes de tiempo?

Si bien puede haber distintas variantes, la campaña está focalizada en la Pubertad


Precoz Central (PPC), que, según explicó Freire, es aquella que se desencadena
cuando las hormonas provenientes de la glándula hipófisis (que se encuentra en el
medio de cerebro) estimula a los ovarios o testículos para fabricar las hormonas
sexuales.

La PPC es un trastorno poco frecuente y, si bien no hay estadísticas locales, se


estima que su incidencia es de 8 casos cada 10.000 niñas y de 2,6 casos cada
10.000 niños.

"Los síntomas más comunes en las niñas es la aparición del botón mamario, lo que
puede ocasionar molestias en la zona; en los varones crece el tamaño testicular y
puede estar acompañado por vello pubiano y olor sudoral"
En el plano psicosocial, la niña o el niño experimentan un llamado biológico que les
hace perder el "caparazón" de la infancia, pero no tienen la estructura aún de la
adolescencia, es decir, no están listos en su madurez emocional para afrontar
estos cambios, lo que produce vergüenza, enojo, culpa, explicó por su parte
Maritchu Seitún, psicóloga especializada en crianza. "Esto tiene un efecto no sólo
en el niño, sino en su familia y sucede cuando aparece cualquier situación
inesperada durante el crecimiento. Los padres se angustian, no pueden contener y
la situación empeora".

Nuestra Constitución Nacional ha reconocido a lo largo de su plexo el derecho a la


vida y a la salud de niños y niñas, tanto en forma implícita (art. 33, CN) como de
manera explícita (art. 75 inc. 22, CN)
la Organización Mundial de la Salud (OMS), organismo que entiende a la salud
como un estado de bienestar físico, mental y social, es decir, una armonía y
equilibrio entre la persona y el medio que lo rodea y en el cual ésta se desenvuelve
y persigue el desarrollo de su plenitud. Así concebida, la salud adquiere el carácter
de derecho humano fundamental, cuyo titular es todo ser humano sin
discriminaciones, pudiendo exigir el resguardo de su protección al Estado,
encargado de tutelar y garantizar los derechos fundamentales que hacen a la
propia dignidad de la persona. El carácter indivisible e interdependiente de
los derechos humanos, hace que el derecho a la salud esté íntimamente vinculado
al derecho a la vida, a la integridad física, al gozar de un ambiente sano, a la
información, a la libertad, etcétera

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