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Código: 2131347
Ahora bien, en relación propiamente con su trabajo es preciso señalar que el cuarto
capítulo, titulado El Transporte aborda en un primer momento el escenario del Magdalena
y se indica que a fines del siglo XIX, se atribuía el atraso económico de la región a sus
deficiencias en relación a la infraestructura en materia de comunicaciones (p.258). No
obstante, desde la segunda mitad de dicho siglo, agentes del gobierno sostenían que gracias
a que la mayor parte de la población habitaba en las zonas del litoral, la comunicación se
facilitaba sin necesidad de recurrir a grandes obras que implicasen grandes esfuerzos.3
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Por su parte, Eduardo Carbó Posada también ha empuñado su pluma para adelantar la redacción de
columnas editadas por el diario El Tiempo. Sobre su formación académica, ver:
http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/eduardo-posada-carbo. Consultado: 11/10/2017.
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Los estudios realizados por el CEER se enfocaron en principio en la región caribe. De igual manera llama la
atención la sentencia que profiere el mismo Cerbó Posada, en una columna consagrada a la conmemoración
de los veinte años de la fundación del CEER (1997-2017). Pues asegura que: la pobreza colombiana tiene
raíces en las desigualdades regionales”. Véase: http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/eduardo-
posada-carbo/colombia-y-sus-regiones-20-anos-del-ceer-133406. Consultado: 11/10/2017.
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La anterior aseveración es atribuida al gobernador del Magdalena en el año 1869.(CARBÓ POSADA,
Eduardo, p.258)
El debate acerca de la necesidad de implementar sistemas de transporte más adecuados para
el desarrollo de esta región, puso de manifiesto el hecho de que la región caribe desde
siempre ha sido poseedora de grandes riquezas naturales, cuya explotación era vista como
un mecanismo para fortalecer la economía regional. En ese sentido, la navegación a vapor
por una arteria fluvial tan importante como el Magdalena y la navegación del Sinú, aunque
expresaban avances aun debían afrontar grandes obstáculos.
Por tanto, se expresa de forma concisa que el objetivo del capítulo cuarto es “analizar los
problemas del transporte en el caribe colombiano” (p.260). Para ello, el autor establece
tres secciones en su trabajo. En primera instancia aborda al auge y el declive de la
navegación en el Magdalena, en el marco de la búsqueda por establecer una mejor
integración de la región caribe con la región andina 5. Posteriormente, se señala la apertura
de la ruta del Pacifico y el desplazamiento del rio Magdalena como pilar en las
comunicaciones y el transporte6, teniendo presente que ello se vio enmarcado en un
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En virtud del debate que se suscitó entre propiciar las rutas y vías de comunicación en el pacifico o en el
caribe, tuvo lugar el cambio que expresó el desarrollo de sistemas de transporte como los ferrocarriles, los
cuales desde fines del siglo XIX se orientaban al Caribe y posteriormente, su construcción se encaminó al
pacifico durante los primeros años del siglo pasado. No obstante, el gran proyecto ferroviario de Colombia se
vio eclipsado durante el transcurso de la década de 1930, cuando los esfuerzos del gobierno central se
orientaron al fortalecimiento de la construcción de carreteras al interior del país (pp.259-260).
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En este segmento, el autor alude a la génesis histórica de la navegación a vapor por el magdalena y señala
por tanto fenómenos como la inversión del capital extranjero y la consolidación de las asociaciones que se
establecieron entre comerciantes nacionales y extranjeros, pues estas dieron origen a la fundación de
compañías de vapores. De modo que en el lapso entre 1870 y 1950, se suscitó la fundación al menos
cincuenta compañías. En ese contexto hubo altibajos que significaron el cambio de propietarios de las
compañías, la liquidación de algunas y la concreción de alianzas. Asimismo, Carbó identifica cinco ciclos en
la historia del transporte a vapor en el Magdalena, a saber: 1870-86; 1886-1902;1902-14;1914-31;1931-1950.
(p.262).
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Los periodos entre 1902 y 1931, son vistos como una fase de desarrollo de la navegación en el Magdalena,
pues se consolidaron nuevas compañías y el transporte de mercancías no expresó declives. Asimismo, Carbó
señala que varias empresas importantes como la L.Giesekel y la Magdalena River Steamboat Company,
atmosfera de rivalidades regionales. En una tercera sección se estudia las problemáticas que
afrontó la empresa ambiciosa de desarrollar el proyecto de Bocas de ceniza para la apertura
de la desembocadura del Magdalena.
unieron fuerzas para concebir compañías poderosas como la Colombian Railway and Navigation Company,
cuyo auge se sostuvo hasta la década de los años 30´s, fecha en que fenómenos de orden global como la caída
de la bolsa de Nueva York y la gran depresión de 1929, repercutieron en los movimientos de las cargas que se
transportaban por el rio Magdalena. Así por ejemplo, para el año 1936, solo quedaban 20 compañías que
navegaban por esta importante arteria fluvial del país y el número de vapores rondaba los 70. Posteriormente,
para el año 1952, por acciones como los esfuerzos por construir carreteras y mejorar la comunicación del
interior de Colombia, la caída de los movimientos de cargas y demás, el número de vapores que circulaban
por el rio ascendían a escasos 20. (pp.262-264).