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Durante la década de 1930, la industria argentina creció como un importante factor económico debido a la crisis mundial de 1929 que afectó las exportaciones y la demanda internacional. El gobierno estimuló sectores estratégicos como la industria textil, metalúrgica y química a través de una política de sustitución de importaciones. Esta política reemplazó los productos extranjeros con bienes producidos localmente, lo que impulsó el crecimiento de industrias como la textil, metalúrgica, quím
Durante la década de 1930, la industria argentina creció como un importante factor económico debido a la crisis mundial de 1929 que afectó las exportaciones y la demanda internacional. El gobierno estimuló sectores estratégicos como la industria textil, metalúrgica y química a través de una política de sustitución de importaciones. Esta política reemplazó los productos extranjeros con bienes producidos localmente, lo que impulsó el crecimiento de industrias como la textil, metalúrgica, quím
Durante la década de 1930, la industria argentina creció como un importante factor económico debido a la crisis mundial de 1929 que afectó las exportaciones y la demanda internacional. El gobierno estimuló sectores estratégicos como la industria textil, metalúrgica y química a través de una política de sustitución de importaciones. Esta política reemplazó los productos extranjeros con bienes producidos localmente, lo que impulsó el crecimiento de industrias como la textil, metalúrgica, quím
Durante los años treinta la industria argentina emergió como un importante
factor de poder en el país. La crisis que comenzó a nivel mundial en 1929 afectó a la Argentina de modo inesperado. La baja de precios en exportación y la disminución de la demanda internacional dejaron al país en un momento crítico. Se estimuló un poco la industria argentina sobre sectores estratégicos, como ser la rama textil, metalúrgica y química. A este proceso de activación económica y argentina durante la década de los años ’30 del siglo XX, los historiadores lo denominaron como el proceso de Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI). Básicamente, el ISI fue un modelo económico, adoptado en América Latina y en otros países en desarrollo con posterioridad a la Primera Guerra Mundial y el período de posguerra de la Segunda Guerra Mundial. La falta de productos elaborados provenientes de las naciones europeas industrializadas durante las guerras mundiales, e incluso durante la Gran Depresión, fue un estímulo para esta política, que también se puede definir como el dejar de importar productos extranjeros y comenzar a consumir los producidos en el país de origen, es decir, debía transformar la materia prima en vez de exportarla. A continuación, apuntamos a las siguientes ramas industriales en la Argentina: Textil: en Capital Federal, en 1929, había un total de 100 trabajadores, y para 1943 se encontraban trabajando 298 empleados textiles. En el país, hacia 1929 había un total de 52.576 obreros textiles, y hacia 1943 este número incrementó, registrándose un total de 103.600 trabajadores del sector industrial textil. Metalúrgica/siderúrgica: esta se vio impulsada por Fabricaciones Militares, gracias a la extracción de hierro que se hacía en la Provincia de Jujuy. Químico: el petróleo era producido por el sector estatal, desde YPF, y por empresas privadas dependientes de la Standard Oil de Estados Unidos y la Shell de Gran Bretaña. Eléctrica: la electricidad en Buenos Aires era generada por dos empresas extranjeras: la Compañía Hispano Argentina de Electricidad (CHADE) y la Compañía Ítalo Argentina de Electricidad. Cuando vencieron los contratos de ambas compañías, no sin extraños movimientos políticos que causaron cierto escándalo.