1. Desarrollar un resumen y comentario sobre la abogacía y
defensoría pública
La historia de la relación entre la abogacía y defensoría pública se reduce
a dos modelos de servicios jurídicos: el sistema judicare y los modelos de staff de servicio, ambos con sus ventajas y desventajas, se han constituido como los más conocidos en cuanto a brindar servicios de defensa a las personas que no pueden costearse un abogado.
Sin embargo hay grandes problemas que no se han resuelto aún (que implica una desidia política) entre los cuales se encuentran:
- La falta de ampliación de la defensa pública: Habitualmente se ha
concebido que el derecho a la defensa solo abarca el ámbito del Derecho Penal, lo cual es incorrecto, ya que la variedad de ramas jurídicas implica la existencia de varias personas que no pueden llevar un proceso contratando a un abogado o un estudio jurídico correspondiente, es decir el derecho a la defensa no debe ser interpretado de un modo estricto.
- La falta de continuidad de la defensa en todo el proceso: Aún prolifera
la mala práctica de separar a los abogados de oficio en cuanto a cada etapa del proceso le corresponde, lo cual no permite la confianza del cliente en la defensa pública.
- Inexistencia de autonomía: En varios países (al menos los
latinoamericanos) se encuentra que la defensa de oficio como institución se encuentra subordinada a una institución estatal (normalmente el poder ejecutivo), lo cual vulnera el derecho a la defensa y al debido proceso, ya que no garantiza que el abogado de oficio se enfoque plenamente en la defensa de su cliente sin obviar las posibles consecuencias que le afecten desde el poder al cual está suscrito.
- Deficiencia en regulación: Si la defensa pública (o de oficio), requiere
constituirse como una organización autónoma, debe incluirse una especial regulación, que permita al cliente ejercer los mecanismos necesarios para una mejor defensa posible en el caso de que no pueda costearse un abogado de un prestigioso estudio jurídico o un defensor independiente.