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Realmente creo que si los adultos leyéramos ‘entendiendo e interiorizando’ lo que

los artículos de la Convención sobre los Derechos del Niño dicen, nuestra mirada,
nuestra relación y nuestro respeto hacia ellos cambiaría. No gires la cabeza y
continúa leyendo: los niños tienen derechos pero los adultos tenemos deberes!
Disculpa el tono pero es necesario llamarte la atención porque quizás descubras
algunas reflexiones que cambien tu manera de relacionarte con los niños, y eso es
muy importante. Yo, desde que fui madre y comencé a adentrarme en el mundo de la
crianza y el juego infantil, descubrí un montón de cosas respecto a los niños. Muchas
me hicieron cambiar mi manera de entender ese mundo, pero una en especial me
hizo replantearme muchas prioridades y manera de relacionarme con ellos. Fue
leer la Convención sobre los Derechos del Niño y darme cuenta que no tenía ni idea
de muchas cosas. Estoy segura que cada cual lo verá a su manera pero seguro que no
te puede dejar indiferente a pesar de toda la herencia que llevemos a cuestas.

Este 20 de noviembre se cumplen 25 años de su aprobación por la Asamblea General


de las Naciones Unidas, y la mayoría de los adultos seguimos sin conocerla. Puede
parecerte un tostón, pero te dejo estas reflexiones extraídas de la Jornada sobre
los Derechos del Niño impartidas por Francesco Tonucci, para que te pique el
gusanillo, te hagan pensar y te la leas para sacar tus propias conclusiones.

1. Todo adulto debe conocer estos derechos por respeto al niño. Relacionado
mínimamente o no con la infancia debería haber leído, por lo menos una vez en su vida los
textos originales de la Convención sobre los Derechos del Niño. Y digo mínimamente
porque en realidad todo adulto (tenga o no hijos) está, en algún momento, en contacto con
un niño; ya sea en el autobús, el parque, supermercado, casa de amigos con niños… y su
actitud hacia ellos ha de estar en consonancia con lo que los derechos dicen. Para eso los
tienen!
2. Todo niño debe conocer sus derechos por respeto a él mismo y a los otros. ¿Cómo es
posible que a pesar de llevar 25 años aprobada la Convención, sea una gran desconocida
para muchos adultos incluidos maestros, educadores, pediatras, logopedas, etc.?  Y si los
adultos no tienen conocimiento sobre esto, muchísimo menos lo tendrán los niños que son
los sujetos. Sería interesante pararnos a pensar por qué no les llega esta información a los
niños.
3. Los Estados firmantes se comprometieron y están obligados a respetar dichos
derechos y difundirlos y hacer todo lo posible para que los niños y jóvenes los conozcan
y los ejerzan. Pero cada Estado debería de analizar los reglamentos y ordenanzas de todos
los estadios institucionales, porque puede provocar risa pero existen contradicciones con
respecto a lo que dicen  los derechos del niño. ¿Cómo puede existir un cartel en una plaza
pública de prohibido jugar si justamente el Estado ha de favorecer el juego?
4. El niño es reconocido como ciudadano de la sociedad. Es decir que tiene derechos y
necesidades igual que un adulto pero requiere de unas necesidades especiales y de ser
considerado como ciudadano que se vale por sí mismo, por lo que es AHORA y no por lo
que será en su futuro. El niño tiene derecho a su presente!
5. Quedan reconocidas dos necesidades: las elementales y la de participación que
anteriormente no aparecían. Esto quiere decir que se debe garantizar tanto necesidades
básicas detalladas en la convención como su derecho a opinar y a ser escuchado en temas
que le afecten. ¿Lo estamos haciendo?
6. Los intereses del Niño prevalecen al de otra persona. Si un menor necesita de sus
padres, no hay negociación ni laboral, ni hospitalaria, ni educativa, ni legislativa que valga
y los padres no deberíamos de estar justificando nuestra posición ante nadie. ¿No lo crees?
7. Los niños tienen derecho a reclamar el cumplimiento de los mismos. Pero si no
conocen sus derechos, poco podrán reclamar. Es trabajo del Estado e instituciones su
divulgación, pero también de otros actores como educadores, maestros y padres. Cambiar
nuestra mirada hacia ellos y explicarles los derechos y deberes tanto nuestros como de
ellos.
8. Frente a cada derecho de un niño, debería de haber un deber para el adulto. Porque
no son los niños quienes puedan hacer cumplir sus deberes sino el propio adulto que
favorezca y haga todo lo posible para su cumplimiento. Si un niño tiene derecho al juego,
es el adulto quien le ha de facilitar el tiempo necesario para que aplique su derecho, y no
llenarlo de deberes y obligaciones en deterioro de este tiempo, no?
9. Los niños tienen derecho a expresarse y elegir la manera de hacerlo. Pero a veces las
actitudes, acciones y palabras de los adultos cohíben su libertad de expresión simplemente
por nuestra imposición, o por su necesidad de agrado; adquiriendo la actitud de expresar lo
que el adulto quiere escuchar. ¿A esto se llama expresarse en libertad? ¿Qué es lo que
deberíamos cambiar?
10. Los niños tienen derecho a dar su opinión y el adulto tiene el deber de escucharlo.
Pero lo que prevalece es que los adultos son incapaces de entenderles. Así que nuestro
deber como adulto debería ser desarrollar la capacidad de entender a los niños desde al
bebé recién nacido al adolescente, ya sea observando sus movimiento, entendiendo sus
lloros, berrinches, actitudes, comentarios, críticas, soluciones… Pero para ello tenemos que
estar también disponibles para invertir el tiempo en descubrir qué es lo que realmente nos
quiere decir y no quedarnos con lo que ellos quieren que oigamos.
11. Un niño no siempre podrá decidir pero siempre podrá ser escuchado y tenida en
cuenta su decisión en la resolución final del tema a tratar. Es respetarle y mostrarle nuestro
respeto, explicándole el por qué de nuestra decisión.
12. Determinar acciones, adaptar contenidos, etc. teniendo en cuenta al niño y no tanto
las necesidades de los adultos. Aquí me viene a la cabeza las extraescolares que muchas
veces son más para disponer de más tiempo para el trabajo o cualquier necesidad adulta
que por el propio interés del niño.
13. El niño tiene derecho a la educación y recibir una educación que desarrolle sus
capacidades y habilidades. Por lo que debería ser una educación donde cada uno pueda
potenciar su propio talento, ser lo que lleva dentro con sus propias características y ser
respetado por ello, no intentar cambiarlo y adaptarlo a lo que los adultos quieren que sea.
14. El juego libre es un derecho fundamental del niño. Y para ello el niño necesita horas
para desempeñarlo. Como adultos hemos de tener consciencia de esto y entender que para
el niño es su medio de aprendizaje, de conocimiento de sí mismo y de su entorno y que es
la manera que tiene de expresar lo que lleva dentro. El adulto como velador del niño y sus
derechos ha de favorecer esta acción facilitando el acercamiento al entorno adecuado y a su
núcleo de amigos.
15. Los niños tienen derecho a estar y relacionarse con otros niños. La realidad actual lleva
a que los niños pasen más horas en las casas que compartiendo juego con sus amigos en
casa o en la calle. El niño necesita compartir con sus iguales porque de estos encuentros
surgen juegos que no se consiguen de otra manera; inclusive el encuentro con niños de
diferentes edades es importante y enriquecedor para su aprendizaje social.
16. Los estados han de proporcionar espacios de ocio a los niños para ejercer su derecho
al juego en la ciudad, y para ello deberían de cambiar sus prioridades (tráfico, medios de
transporte públicos, bicicletas y peatones) y adaptarlas a las necesidades de los niños. Si
una ciudad es segura para un niño significa que será segura para el resto de ciudadanos.
17. Generar un pacto social para que niño-padres disfruten de sus derechos. La llegada de
un niño crea inevitablemente cambios en la familia y la conciliación familiar es
complicada; debería de generarse un pacto social donde el trabajo de los padres no gane a
los derechos y necesidades de los niños. Deberíamos revisar las prioridades y poderlas
llevar a cabo sin impedimentos ni reproches.
18. Tonucci* y los Derechos del Niño adaptados para los niños. El artículo 42 proclama la
divulgación de estos derechos entre los niños así que desde aquí insto a comentar con los
niños estos temas y hago difusión de la interpretación de estos derechos de manos de
Tonucci* para una mejor compresión de los niños.

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