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INTEGRANTES
Diego zamora
Rosa Canales
Alvaro Elias
Obed Abad
Martin Clendenes
¿Realmente los niños son sujetos de derecho ante la visión de la sociedad occidental?
¿Realmente los hacemos partícipes de la interacción social como miembros de esta? ¿Se
cumple verdaderamente que los niños son titulares de derecho hoy en día?
El enfoque principal que tuvo la Convención de los Derechos del Niño era que haya esa
transición de ser considerados como objetos de derecho a sujetos de derecho. A partir de ahí
surge el interés superior del niño, adoptado como un principio, que a pesar de buscar el
bienestar de los infantes tiene un lado no muy favorecedor.
La ley 30466 “regula el interés superior del niño y lo define como un derecho, un principio y
una norma de procedimiento que otorga al niño el derecho a que se considere de manera
primordial su interés superior en todas las medidas que afecten directa o indirectamente a los
niños y adolescentes, garantizando sus derechos humanos” (Congreso de la Republica, 2016,
Articulo 2).
Por un lado, el hecho de que este principio tenga una gran amplitud nos permite que pueda
ser aplicado en numerosas situaciones. La flexibilidad que tiene es ventajosa también porque
no se encapsula a determinado territorio, sino que nos brindará distintas soluciones según lo
necesite el caso. Por otro lado, la parte negativa de tal principio es la incertidumbre que puede
llegar a tener y esto provocará también que surja una arbitrariedad al momento de afrontar
determinadas realidades, sin olvidar que es el juez el que al final tendrá un rol fundamental
para llevar el caso.
Dicho esto, surge otro principio, que es el de la autonomía progresiva, el cual hace referencia
a las capacidades y decisiones que todo niño, niña y adolescente pueda ir realizando
conforme vayan madurando y se desarrollen de tal manera que sean capaces de adquirir
responsabilidades por sí mismos. Tampoco se puede caer en el error de señalar una edad
determinada y pretender que ya está capacitado totalmente para tomar decisiones, como se
mencionó anteriormente, es un proceso paulatino de madurez. Otro punto importante, es el
derecho del niño o niña a ser oído y en el cual podemos darnos cuenta que es un aspecto que
se ve muy vulnerado a día de hoy en nuestra sociedad. Se ha visto que existen muchos casos
procesales donde de alguna u otra manera hay niños, niñas o adolescentes involucrados y
surge la pregunta si se les da la debida atención a ser tomados en cuenta dentro de dicho
proceso.
Cabe resaltar el que el artículo 9 del Código de los Niños y Adolescentes hace mención a que
en condiciones de formarse sus propios juicios tienen derecho a manifestar libremente su
opinión en todos los asuntos que les afectan y a que se consideren sus opiniones en función
de su edad y madurez. Además, según el artículo 85 del mismo código, nos indica que es un
rol y deber del juez el de escuchar la opinión del niño y que sea tomada en cuenta la del
adolescente. Asimismo, estas normas van de la mano y en concordancia con lo expresado por
parte del Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas, quien es el máximo
órgano de interpretación de la Convención sobre los Derechos del Niño. Este Comité hace
alusión a que los Estados Partes deben garantizar el derecho a ser escuchado a todo niño que
esté en condiciones de formarse un juicio propio.
Por lo tanto, podemos llegar a una primera conclusión y es que sería incorrecto adoptar una
postura que suponga que un niño es incapaz de poder manifestar sus propias opiniones.
Debería ser todo lo opuesto, sostener que el niño tiene la capacidad de formar sus propias
opiniones y reconocer el derecho que tiene para expresarlas.
Las sentencias- tribunales de los especializados en familia mencionan que hay sentencias que
se contradicen porque se basan en los mismos principios donde prima más el interés superior
del niño, al ser este un principio amplio tiene una ventaja y desventaja. Al ser amplio nos
ayuda a que se pueda aplicar a un sinfín numero de situaciones. Por lo tanto, no se puede
precisar con el interés superior porque varía de acuerdo con el caso o situación.
Existe el derecho del niño o niña sin ser odio, este pilar pega con la sociedad ya que no se
toma en cuenta la opinión de los menores a pesar de ser sujetos de derechos, no cuenta su
participación. Existe un típico conflicto en la sociedad, ocurre por ejemplo que por
condiciones de la vida, una madre con la patria potestad de sus niños, encuentra un trabajo
con un mejor sueldo en otra provincia de Lima, a raíz de esta propuesta sucede un conflicto
por parte del padre ya que en la mayoría de casos estos no están de acuerdo con separarse de
sus menores hijos.
Existe por otro lado , una doctrina donde menciona que la custodia de la madre pase a
pertenecer a la del padre cuando ella decida salir fuera del país ya sea los motivos que tenga ,
pero se sabe y no está permitido que ella se lleve consigo a sus menores hijos.
Al hablar de la autonomía progresiva tenemos el caso, por ejemplo, de unos padres que tenían
inclinación comunista, ellos obligaron a su mejor hija a seguir su religión , en este caso ser
atea, pero no se logró ya que la niña no compartía la misma religión con sus padres y optó por
ser católica. En este caso, la autonomía progresiva juega por ejemplo en que el niño a raíz de
los principios tendría que tener el derecho de elegir de manera libre a que religión desea
integrar.