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Unidad 5:

Seguridad e higiene

Tema 5.2
Seguridad pública, en el hogar y
ocupacional

Mantenimiento y seguridad industrial

Titular de la materia:
Dra. Yadira A. Fuentes Rubio
Unidad 5
Seguridad e Higiene

5.2 Seguridad Pública, en el Hogar y Ocupacional

Seguridad pública

Esta categoría es una especie de miscelánea, porque abarca los accidentes


ocurridos en lugares públicos y en todas las clases de transportes públicos. (Se
exceptúan las lesiones a personas empleadas en esos sitios.) En esta categoría
puede decirse que las diversiones son las fuentes principales de accidentes.

El agua y las caídas son los asesinos número uno. Las muertes por ahogamiento
sumaban anteriormente 4,000 por año; pero en estos últimos años, esa cifra se ha
visto aumentada, tal vez debido a la creciente popularidad de la navegación en
botes, los deportes acuáticos y las diversiones a la orilla del agua. Durante largos
años las caídas marcharon codo con codo con las muertes por ahogamiento en el
agua, pero en estos últimos tiempos se han ido quedando atrás, y su aumento es
correlativo al incremento de población. Las armas de fuego y los explosivos
(privativos de los hogares) matan otros 1,000 individuos al año, aproximadamente.

La falta siquiera de un mínimo espíritu de seguridad resulta notorio en esta


clasificación. El no dedicar ni el más pequeño pensamiento y la falta de aplicación
del sentido común a las situaciones, tiñe todo el cuadro.

Seguridad en el hogar

Tradicionalmente es el hogar el lugar que se considera más seguro. Pero esto no


es cierto, porque es allí donde mueren alrededor de 28,000 personas y son más de
cuatro millones los lesionados, todo a causa de los accidentes sufridos en ese lugar
tenido por tan seguro. Las caídas fueron causa de alrededor de 13,000 muertes, el
fuego de 5,400, las armas de fuego y los envenenamientos, más o menos tuvieron
que ver con alrededor de 1,200 casos fatales cada uno. También aquí cabe señalar
la carencia de espíritu de seguridad como el principal culpable. Los accidentes en
el hogar son evitables casi todos; pero para ello se requiere una atención por parte
de los jefes de las familias, que son a quienes les corresponde la responsabilidad
de ello, Todo hogar debería implantar y mantener vigente un programa continuo de
seguridad, consistente en la eliminación de riesgos, y de manera muy principal, la
creación en los niños de un espíritu de seguridad. Los ancianos pueden constituir
un problema. A los niños se les enseña; pero a los ancianos no. Es por esto que es
indispensable una labor de conjunto por parte de la familia, a efecto de que haya
seguridad en la casa.

Seguridad ocupacional

Este renglón es el que presenta un panorama muchísimo mejor todos y técnicas


para la prevención de accidentes en la industria ha sido bien preparados y su
eficacia comprobada en la práctica. Son tantas las organizaciones industriales
norteamericanas que han llegado a una completa eliminación de los accidentes de
trabajo, que podemos estar seguros sin importar su tamaño, rama de la industria a
que pertenezca, o tipo de operación que realice.

La disminución en las tasas de muerte y lesiones, particularmente en la industria


pesada que presenta grandes riesgos, ha sido espectacular. Pero conviene aclarar
que los resultados no han sido uniformes. Muchas grandes plantas y corporaciones
han reducido sus índices de accidentes en un 90 por ciento o más, y hay quienes
casi han alcanzado la cifra cero. La totalidad de los miembros del Consejo Nacional
de Seguridad en 1960 habían disminuido su tasa de frecuencia de accidentes,
combinada, en más de 80 por ciento.

Los totales de accidentes de trabajo en 1960 fueron como sigue: Muertes: 13,800
Accidentes no mortales: 1,960,000. (De estos, alrededor de 83,000 causaron
invalidez permanente, cuando menos en cierto grado.)

La información relativa a accidentes correspondiente a los primeros años del


movimiento de seguridad es tan superficial que no puede hacerse un cálculo digno
de confianza de los totales en esos tiempos iniciales. Sin embargo, es elocuente la
siguiente exposición recopilada entre un número considerable de datos:

1. El Consejo Nacional de Seguridad dio principio a sus compilaciones


anuales de tasas de accidentes entre todos sus miembros, con el año 1926.
Para 1960 la tasa de frecuencia, considerando a la totalidad de sus afiliados,
había descendido en más de un 80 por ciento
2. Una estimación de las muertes por concepto de accidentes de trabajo en el
año de 1913, efectuada por la Oficina de Estadísticas del Trabajo, del
Departamento del Trabajo de los Estados Unidos, arrojó un total de más o
menos 25,000
3. La industria del acero informó en 1960, que sus departamentos de acero y
altos hornos redujeron su índice de frecuencia de accidentes de trabajo en
más de un 96 por ciento, desde que iniciaron sus programas de seguridad.
La tasa de 1960, tal como fue comunicada por la Oficina de Estadísticas del
Trabajo, fue de 3.3. La tasa combinada debe haber sido, por tanto, cuando
menos de 83, o sea una tasa media. Es evidente que muchos debieron tener
tasas más elevadas, quizá el doble de esa cifra
4. Cálculos de tasas de frecuencia, deducidos de viejas nóminas y registros de
accidentes de varias importantes fábricas de acero y otras ramas pesadas
de la industria, que presentan grandes riesgos, arrojaron cifras cercanas o
mayores de 100; tres sobrepasaron 150. Una acería promedió 128 durante
un lapso de cinco años. El periodo cubierto por dichos cálculos fue 1911-
1918.

Las fórmulas para los índices de accidentes no fueron establecidas sino mucho más
tarde; pero se hizo posible calcular las tasas de frecuencia con razonable exactitud
utilizando los informes de accidentes requeridos por la ley para la compensación a
los trabajadores.

De esta y otra información semejante puede deducirse en forma conservadora,


que, si los índices de frecuencia hubiesen seguido siendo tan altos en 1960 como
en aquellos primeros tiempos, los totales en el año de 1960 habrían sido no
menos de dos y media veces mayores o sea en el orden de las 35,000 muertes y
5.000,000 de lesiones invalidantes. No cabe duda de que el mérito por el ahorro
de tantas vidas y sufrimiento se debe en muchísima parte a la industria
norteamericana; pero hay que decir que el cuadro tiene también su lado sombrío.
A pesar de la gran disminución en el número de accidentes, principalmente
durante las tres primeras décadas del movimiento pro-seguridad, no ha ocurrido
una baja sustancial en los totales anuales desde que finalizó la Segunda Guerra
Mundial. Esto quiere decir que las reducciones en las tasas de daño sólo han
bastado para compensar el continuo crecimiento de los totales de empleo. A
menos que el índice de ganancia pueda ser acelerado, no existen esperanzas de
que mejoren las cosas, salvo que ocurriera una depresión importante en la
industria, precio éste que nadie estaría dispuesto a pagar, para conseguir una
reducción de los totales anuales de muerte y lesiones em forma apreciable.

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