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La calle del autor era un fraccionamiento nuevo con casas idénticas que carecían de individualidad. Solo unas pocas palmeras y la basura que producían rompían la monotonía. Aunque al principio la calle olía a cemento fresco debido a las obras, con el tiempo los vecinos le dieron su propia personalidad a las casas, por ejemplo uno pintó su casa de naranja y otro plantó nopales y cactus.
La calle del autor era un fraccionamiento nuevo con casas idénticas que carecían de individualidad. Solo unas pocas palmeras y la basura que producían rompían la monotonía. Aunque al principio la calle olía a cemento fresco debido a las obras, con el tiempo los vecinos le dieron su propia personalidad a las casas, por ejemplo uno pintó su casa de naranja y otro plantó nopales y cactus.
La calle del autor era un fraccionamiento nuevo con casas idénticas que carecían de individualidad. Solo unas pocas palmeras y la basura que producían rompían la monotonía. Aunque al principio la calle olía a cemento fresco debido a las obras, con el tiempo los vecinos le dieron su propia personalidad a las casas, por ejemplo uno pintó su casa de naranja y otro plantó nopales y cactus.
Mi calle es una típica calle de fraccionamiento donde la repetición está a la hora del día, con casas completamente idénticas que provocarían pesadillas en koolhas. Carecía De individualismo al ser un fraccionamiento relativamente nuevo, cada puerta, portón y timbre perfectamente alineado haciendo que toda la escena pareciera una rara premisa de terror moderna en la que no puedes salir del laberinto lleno de casas completamente iguales. Pocas cosas rompían esa monotonía, por ejemplo las palmeras que se encontraban cada dos casas siendo estás indistinguibles entre si, sería fácil pensar que podrían ser de plástico, si no fuera por la gran cantidad de frutos y hojas secas que se desprendían al día, haciendo necesario tener que limpiar el patio cada momento si no querías que alguien resbalara. Me preguntó cómo es posible que está palmera siendo apenas de la altura de una persona pudiera producir tanta basura, ¿ Acaso no perderá todas las hojas en algún momento?, Mi frustración con esta planta solo aumentaba cuando después de un buen rato de juntar y recoger hojas y frutos dispuesto a recibir un merecido descanso la palmera con la mayor actitud de reto simplemente dejaba caer la hoja más grande. Mi calle era de las más recientes recuerdo las semanas antes de mudarnos como todo el aire estaba lleno de polvo y olía a cemento fresco por todas partes y podías escuchar sonidos de maquinarias y construcción no muy lejos de ahí. La mayoría de las casas no tenían puertas o algún portón que detuviera visitantes no deseados, podías entrar con facilidad a ver el interior de estás carcasas vacías que en un futuro serían casas habitadas por una familia con hijos, talvez alguien viviendo solo e incluso completos desconocidos que por ser vecinos terminarían portándose como toda una familia creando vínculos de por vida. Ahora a 5 años se que la casa la hacen las personas que viven en ella y aunque cada cada sea completamente igual una de otra lo que de verdad le brinda ese toque de individualidad es uno mismo con esos pequeños detalles. Cómo el vecino de enfrente pintando la casa de un naranja chillón adornado por un cartel que dice “ se venden costillitas”, o la señora de alado, harta de barrer gracias a una palmera decidió sembrar nopales, rosas del desierto y un gran cactus que ahora se sostiene por su casa de lo grande que es, haciendo asombroso como tenemos ese toque para hacer de un espacio nuestro hogar.